Sexualidad en adolescentes del municipio San Casimiro (página 2)
Enviado por Mileidy Qu�ntana Mart�nez
Cada año, en los EE.UU, de 1 millón de embarazos en adolescentes, aproximadamente medio millón resultan en nacimientos vivos, y estos embarazos están expuestos a riesgos médicos, sociales y económicos, tanto para la madre, como para su hijo. (8)
La tasa de maternidad entre las mujeres de menos de 18 años varía de 1 % en Japón a 53 en Nigeria. Entre el 25 y el 50 % de los embarazos de las madres adolescentes corresponden a América Latina, del 10 al 30 % a África del Norte y a Medio Oriente, y del 40 al 60 % a los países de África Subsahariana o Asia, así como Ghana, Kenia, Zimbabwe o las Filipinas. (9)
En Cuba los demógrafos han identificado un proceso de rejuvenecimiento de la fecundidad, y señalan que las mujeres están pariendo en edades cada vez más tempranas, el 50 % de los adolescentes de entre 15 y 19 años tienen vida sexual activa. (9)
Algunos autores plantean que hay un incremento del 10 % anual de mujeres con relaciones sexuales a partir de los 12 años hasta los 19 años, el 25 % de los adolescentes con experiencia se embarazan, y el 60 % de los embarazos ocurren dentro de los 6 meses iniciales de las primeras relaciones sexuales. (10)
Venezuela sigue siendo uno de los países de la región andina con más alto índice de embarazo en adolescentes. Para el 2002, presentaba un 21,35% de nacimientos registrados en menores de 20 años y en el 2007; el 32,05% con una mortalidad infantil de 33% mayor en hijos de madres adolescentes siendo actualmente la morbimortalidad por causas obstétricas la séptima causa de muerte en las adolescentes. (11)
Según datos de la OMS el 50.0 % de los adolescentes contraen una infección de transmisión sexual (ITS) al año. Las últimas encuestas subrayan el impacto desproporcionado de la epidemia de SIDA entre los jóvenes (15-24años); donde, en promedio, hay tres mujeres jóvenes VIH-positivas por cada varón del mismo grupo de edad. Otras ITS que tienen también una gran prevalencia entre los adolescentes son: la blenorragia (agente causal Neisseria gonorrhoeae), condiloma acuminado (agente causal Virus del Papiloma Humano: VPH) y sífilis (agente causal Treponema pallidum). (12)
En Venezuela se estima que a finales del 2006 habían 110 mil (47 000 -170 000) personas viviendo con ITS/VIH/SIDA y se está propagando principalmente a través de las prácticas sexuales peligrosas, muchas de ellas entre varones, de los cuales una proporción significativa también tienen relaciones sexuales con mujeres (8). El Estado Venezolano provee las medicinas para el tratamiento a través del Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS) y del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), pero la ausencia de estudios de vigilancia epidemiológica impiden conocer la dimensión exacta de la epidemia en el país, y por ende, priorizar las áreas de atención y se podría ir duplicando cada dos o tres años los nuevos casos, hasta llegar, al cabo de 5 a 8 años, a situaciones tan alarmantes como las que se viven hoy en el África. (13)
En esta etapa de la vida se hace más difícil tanto la reflexión como la toma de decisiones y en su efecto los adolescentes son muy susceptibles a las opiniones de sus iguales, influyendo decididamente en su comportamiento lo que finalmente puede afectar su capacidad de negociación de alternativas de prevención, dígase sexo seguro, sexo protegido, etc. (7)
Los adolescentes reciben conocimientos sobre educación sexual por diferentes vías, pero desafortunadamente hasta el momento ninguna ha logrado el ansiado objetivo de que los jóvenes tengan una conducta sexual responsable, no se les da una adecuada utilización a los métodos anticonceptivos observándose con más frecuencia las ITS y los embarazos en la adolescencia. Todo lo anterior indica que se debe incrementar el conocimiento de los adolescentes con respecto a la sexualidad y las ITS para que tengan prácticas sexuales protegidas con el uso correcto del condón y logren la estabilidad de las parejas una vez iniciadas las relaciones sexuales; además contribuir a desarrollar estrategias y políticas intervencionistas por parte de los profesionales de la salud. Dicha situación me motivó a investigar sobre esta temática en un grupo de adolescentes para conocer que piensan, como actúan al respecto y dar evidencias de la situación que presenta el Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC) San Casimiro en cuanto a este importante problema de salud a pesar que los registros estadísticos del municipio San Casimiro muestran una baja incidencia de casos de adolescentes afectados por ITS y embarazo en la adolescencia durante el período comprendido entre el 2004-2007. (14,15)
¿Cuál será el comportamiento de la sexualidad en las adolescentes?
Marco teórico
La adolescencia fue considerada por largo tiempo como una etapa de tránsito entre la niñez y la adultez, y por lo tanto, se le dedicaba escasa atención. Se contemplaba ya en los tratados antiguos y se consideraba una época de los individuos a medio camino entre la infancia y la edad adulta, por ello muchas tribus y pueblos establecieron claramente una serie de ritos de iniciación para marcar y favorecer el paso entre una y otra etapa. (14)
En la medida que las sociedades se han desarrollado, la adolescencia ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia. Esto está dado, entre otras cosas, por el incremento de los años de vida que los individuos deberán dedicar a la instrucción y al estudio, lo que prolonga su independencia económica y social, por lo que el porcentaje de población en estos grupos de edades aumenta y se convierte en una cifra importante. (15)
Además, en los tiempos actuales asistimos a cambios acelerados de muchas de las tradiciones, cambios que en el mundo occidental han ayudado a esta transición. El progreso tecnológico, las comunicaciones, las multinacionales de la moda, la música, los cambios de valores provocados por el contacto con otras culturas debido a la migración, el turismo y los medios de comunicación, son algunos de los factores que influyen en los hábitos, costumbres y formas de vida de los adolescentes.(3)
La adolescencia se considera como una etapa dentro del proceso de desarrollo humano, al igual que la niñez, la adultez o la ancianidad, muy bien definida en la vida en la que se producen cambios notables en el desarrollo físico, mental, emocional y social del individuo. (5)
Se concibe como la segunda crisis del desarrollo psíquico caracterizada por las contradicciones que surgen en el individuo que se encuentra en pleno tránsito hacia la madurez biológica y social y las posibilidades de satisfacción que le brinda el medio interno. (3,4)
Se considera que en lo biológico el individuo progresa desde la aparición inicial de los caracteres sexuales secundarios hasta la madurez sexual, en lo fisiológico, sus procesos y puntos de identificación se desarrollan desde los del niño hasta los del adulto y en lo social, se realiza una transición del estado de dependencia socioeconómica total a una relativa independencia. (16)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que adolescencia es la etapa de la vida que transcurre entre los 10 y 19 años. Suele dividirse en adolescencia temprana, media y tardía. (3, 17)
En la adolescencia temprana o precoz (10 a 13 años), biológicamente llamada peripuberal, ocurren grandes cambios corporales y funcionales como la menarquia, psicológicamente en esta etapa el adolescente comienza a perder interés por los padres e inicia amistades básicamente con individuos del mismo sexo, intelectualmente aumenta sus habilidades cognitivas y sus fantasías. No controla sus impulsos y se plantea metas vocacionales irreales, personalmente se preocupa mucho por sus cambios corporales y tienen incertidumbres por su apariencia física. (3, 18)
La adolescencia media (14 a 16 años) es la llamada adolescencia propiamente dicha y es cuando se ha completado prácticamente el crecimiento y desarrollo somático, psicológicamente es el período de máxima relación con sus padres, compartiendo con ellos valores propios y conflictos. Para muchos es la edad promedio de inicio de las experiencias y actividades sexuales, se sienten invulnerables y asumen conductas omnipotentes, casi siempre generadoras de riesgo. Muy preocupados por su apariencia física, pretenden poseer un cuerpo más atractivo y se manifiestan fascinados por la moda. (3, 18)
En la adolescencia tardía (17 a 19 años) casi no se presentan cambios físicos y los adolescentes aceptan su imagen corporal. Se acercan nuevamente a sus padres y sus valores presentan una perspectiva más adulta, adquiere mayor importancia las relaciones íntimas y el grupo de pares va perdiendo jerarquía, y desarrollan su propio sistema de valores con metas vocacionales reales. (16, 19)
La adolescencia es una etapa de la vida, donde hay un crecimiento del individuo en aspectos sociales, biológicos y psicológicos, que además se caracteriza por el florecer del amor y hace sentir a los jóvenes optimistas, creativos, pero a la vez es necesario sustentarlo con la responsabilidad, la esperanza y una nueva ética donde impere el concepto de la salud reproductiva, como el derecho de todos a una sexualidad responsable y equitativa, exenta de riesgos para la salud y que permita hacer del nacimiento un acto deseado y protegido. La consolidación de una identidad positiva, firme, resulta muy importante en la formación del adolescente, el cual debe tener un sentido coherente de quién soy, cuál es mi sistema de valores y qué metas tengo en la vida. (3, 19)
En la adolescencia se desarrollan emociones concomitantes con la maduración sexual genital, por lo que el interés en el sexo opuesto, o en su mismo sexo, propicia una motivación poderosa a la iniciación de las relaciones sexuales de tipo coital. (20) Esta es la edad en la cual hay que tratar los problemas sociales del sexo con enfoque más detallado, e introducirlos en la educación de los adolescentes con la importancia que estos requieren. (21)
El afán de ser adultos y el deseo de comprobar la capacidad reproductiva, interpretada como virtud indispensable para demostrar la nueva condición de mujer o de hombre, conduce al adolescente a incursionar con descuidos en el fascinante mundo de la nueva sexualidad iniciando una actividad sexual precoz basada fundamentalmente en relaciones pasajeras carentes de amor, donde el continuo cambio de pareja es habitual convirtiéndose en riesgosas sus conductas sexuales y trayendo consecuencias como: embarazos no deseados, maternidad temprana, padecimiento de ITS, entre otras. (21)
En este período de la vida la sexualidad es de las mayores preocupaciones, tanto para ellos como para su familia y la sociedad de la cual forman parte, ya que el inicio de la actividad sexual, sin la debida orientación y sin conocimientos de sus implicaciones, puede exponerlos a una serie de riesgos para su salud y su futuro.(9)
Los objetivos de los programas y servicios de anticoncepción y sexualidad dirigidos a adolescentes, se basan no sólo en la prevención de embarazos no deseados o ITS, sino también en la prevención de riesgos de trastornos emocionales, originados por la dificultad de adaptación a los cambios físicos y psicosexuales de la adolescencia y por la sobrecarga emocional derivada de sus relaciones familiares, afectivas y sexuales. Se trata de ofrecer un modelo de atención biopsicosocial de lo preventivo, basado en la información y el asesoramiento, capaz de proporcionar alternativas a sus necesidades sexuales y afectivas, que facilite la percepción del riesgo y fomente actitudes positivas que potencien hábitos y vivencias afectivas y sexuales responsables, saludables y no sexistas.(10)
Nos encontramos por tanto, ante el período en el que los jóvenes de ambos sexos están iniciando su vida sexual y en el que por características propias de esta etapa existe un riesgo demostrado de consecuencias no deseadas, entre las que tienen gran importancia y son motivos de preocupación las ITS. (22)
Las ITS son aquellas enfermedades producidas por agentes infecciosos específicos para los que el mecanismo de transmisión sexual tiene relevancia epidemiológica, aunque en algunos de ellos dicho mecanismo no es lo más importante. (6, 24)
Esta denominación sustituyó en la década de los 70 a la clásica denominación de "enfermedades venéreas" (relacionadas con Venus la diosa romana del amor), que durante varios siglos pretendía expresar de forma disimulada el riesgo de adquirirlas mediante las relaciones sexuales. En esta denominación clásica se incluyeron la sífilis, la gonorrea, el chancro blando, el linfogranuloma venéreo y el granuloma inguinal; la nueva definición permite englobar además aquellas enfermedades identificadas recientemente causadas por microorganismos, en las que la transmisión sexual es relevante: hepatitis B, clamidiasis, vaginosis bacteriana, trichomoniasis, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y otras. (25)
El nuevo enfoque de la salud sexual y reproductiva permite considerar las ITS como situaciones asociadas a los procesos de sexualidad y reproducción, y no de manera aislada, como si se tratara de patologías independientes. (24, 25)
La actual epidemia de las ITS, y en especial el SIDA, constituye la mayor amenaza para la salud de los adolescentes, esto incluye el riesgo de infertilidad, cáncer y muerte representando mundialmente un serio problema, tanto en términos de salud como económicos y sociales.(24, 26) La diseminación de las ITS depende del comportamiento y actitudes sexuales, de la disponibilidad de servicios para el diagnóstico e identificación de los contactos, así como también de los cambios en la virulencia y sensibilidad de los organismos causantes.(26)
Según datos de la OMS los adolescentes representan alrededor del 20.0 % de la población mundial y el 50.0 % de ellos contraen una ITS al año. Además, se estima que el 80.0 % de las personas con SIDA tienen entre 20 y 30 años, lo que significa que contrajeron el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) cuando eran adolescentes. (8) El futuro de la epidemia de SIDA depende de la conducta de los jóvenes y la conducta de los jóvenes dependerá fuertemente de la información, las habilidades y los servicios con los cuales la actual generación de adultos decida equiparlos. Debido a que las ITS/VIH/SIDA afectan fundamentalmente a la población joven, la cual es la peor informada, debemos dirigir los esfuerzos hacia ellos, de manera que modifiquen los hábitos y conductas sexuales para evitar la transmisión de estas enfermedades. (27)
Entre los factores que influyen en la propagación de las ITS/VIH/SIDA entre los adolescentes figuran: resistencia al uso del condón, iniciación sexual de los hombres con prostitutas, y múltiples parejas sexuales como modo de afirmar su virilidad, unión de mujeres jóvenes con hombres adultos, falta de prevención, ignorancia de las características de las enfermedades, violencia sexual y violaciones que aumentan el riesgo de contagio. (28)
Considero que los adolescentes constituyen un grupo de alto riesgo, su adelantada maduración sexual los lleva en la actualidad a la búsqueda de relaciones sexuales tempranas como inicio de su vida sexual activa demostrándose que son más vulnerables a las infecciones porque se exponen con más frecuencia a los factores o conductas de riesgo. A esto hay que añadir la falta de percepción de riesgo, la idea de sentirse invulnerables ante cualquier tipo de vivencia peligrosa, los lleva a mantener relaciones sexuales sin protección.
Los adolescentes poseen características peculiares debido a la etapa evolutiva en que se encuentran, estas hacen que su conducta no sea racional y asuman riesgos, exponiéndose a las ITS y al embarazo precoz. Algunas de estas peculiaridades son: profunda necesidad de exploración, gusto por el riesgo y la aventura, creencia de invulnerabilidad que les hace pensar que a ellos no les va a pasar nada y que los problemas se van a resolver fácilmente; inexperiencia, desacreditación sistemática de los consejos de los adultos y gran deseo de asimilación al grupo de iguales. (29)
La adolescencia abre a los jóvenes un ancho campo de descubrimientos y a la vez de confusión, aparecen intereses y sentimientos nunca antes experimentados que llevan al adolescente a enfrentar conflictos para los cuales no está preparado. Uno de estos conflictos está en la esfera sexual, con el riesgo para las muchachas, tanto por la inmadurez desde el punto de vista psicológico, social y emocional como por la poca información recibida, de la aparición de un embarazo. (30)
El embarazo a cualquier edad constituye un hecho biopsicosocial muy importante pero en la adolescencia lleva a una serie de situaciones que pueden atentar contra la salud tanto de la madre como del hijo, entre otras. Así encontramos que en América Latina y el Caribe las complicaciones relacionadas con el embarazo se encuentran entre las primeras causas de muerte entre las mujeres de 15 a 19 años de edad. (30)
Por eso pienso que la ocurrencia se deba a la ignorancia en cuanto al tema por parte de los adolescentes y además a la poca información por parte de padres, otros familiares, profesores y demás personas encargadas de la educación en general.
En este caso podemos observar que hay desconocimiento en gran por ciento de lo riesgoso que es el embarazo en la adolescencia pues en un pequeño porcentaje refieren los daños para la madre y el feto y además al compararse con otros estudios se encontraron similares resultados pues sus adolescentes mencionan los riesgos en un pequeño por ciento. (31).
Las adolescentes llegan a ser fértiles aproximadamente 6 ó 7 años antes de ser maduras emocionalmente, y crecen en una cultura donde los compañeros, la televisión, el cine y la música transmiten mensajes manifiestos a propósito de las relaciones sexuales que son muy comunes y aceptados. (29)
Normalmente no se ofrece educación sobre el comportamiento sexual responsable e información clara en el hogar, la escuela y la comunidad; por lo tanto, la educación sexual que reciben viene a través de personas muchas veces desinformadas. (29, 32)
La OMS y la ONU informan que hay más de 1 000 millones de adolescentes en todo el mundo, y de estos, aproximadamente el 83 % corresponde a países subdesarrollados. No obstante, el fenómeno no excluye a los países industrializados, como por ejemplo Estados Unidos, donde el 70 % de los adolescentes que tienen un hijo afirman no haberlo deseado. (12)
En los Estados Unidos, las mujeres adolescentes han tenido relaciones sexuales en el 56 % de esta población, mientras en los varones la cifra corresponde a un 73 %, ocupando el primer lugar en embarazos en la adolescencia, dentro de los países desarrollados, a pesar que en los países europeos la actividad sexual comienza en edades más tempranas. (33)
De los países europeos, por ejemplo, Inglaterra tiene la más alta incidencia de embarazo en la adolescencia. En 1997 más de 9 000 se embarazaron, de las cuales 8 000 eran menores de 16 años, y 2 200 menores de 14. (34)
A pesar de los progresos, las tasas de utilización de métodos anticonceptivos permanecen bajas en África Subsahariana, África del Norte y Medio Oriente; incluso en países como Kenia o Ghana se multiplicaron por 5 en el curso de los últimos 20 años. Mundialmente hay un incremento poblacional desmesurado, particularmente en Latinoamérica, donde la reproducción se ve más frecuente en mujeres jóvenes económicamente comprometidas y dependientes. (35)
Con respecto a las enfermedades relacionadas con el embarazo, las adolescentes sufren más complicaciones que la mujer adulta, entre las que podemos citar la toxemia, la eclampsia y las anemias. Son más proclives también a los partos pretérminos, que pueden llevar incluso a la muerte, o a recién nacidos de bajo peso, prematuridad, traumas obstétricos y un riesgo elevado de muerte prenatal en el transcurso del primer año de vida. Además, en la embarazada adolescente se suma el riesgo nutricional, pues se añaden a las necesidades normales de su crecimiento, las del feto que engendra. (36)
El embarazo irrumpe en la vida de las adolescentes en momentos en que todavía no alcanzan la madurez física y mental, a veces en circunstancias adversas como son las carencias nutricionales u otras enfermedades, y en un medio familiar generalmente poco receptivo para aceptarlo y protegerlo. (37)
El embarazo en la adolescencia se ha considerado como un problema de salud en todo el mundo. Desde el punto de vista médico el embarazo en la adolescencia se comporta con mayores riesgos de complicaciones para la salud materna y de su producto y son canteras de las complicaciones de la clínica obstétrica tales como: anemia, gestosis, incompetencia cervical y predisposición al parto distócico, factores estos que contribuyen a aumentar la mortalidad materno-infantil, o a dejar secuelas en la salud del niño para toda la vida como son el retraso mental y el desarrollo deficiente, secuelas de la prematuridad. (36, 38)
Desde el punto de vista social, esta situación conlleva a problemas familiares que pueden ser tan dañinos como las mismas complicaciones médicas, algunas de las salidas que la joven puede tomar y que de por sí repercuten en la sociedad son: la deserción escolar, el verse como madres solteras que tienen que responder solas ante la nueva problemática, recurrir al matrimonio con el fin de reparar un bien, que luego traerá irreparablemente un divorcio; o interrumpir el embarazo sin conocer sus riesgos clínicos. (39)
La respuesta de las sociedades a las crecientes necesidades de salud reproductiva de los adolescentes debería basarse en información que ayude a alcanzar el grado de madurez necesario para adoptar decisiones en forma responsable.
En particular, debería facilitarse a las adolescentes informaciones y servicios que les ayuden a comprender su sexualidad y a protegerse contra los embarazos no deseados, las ITS y el riesgo subsiguiente de infecundidad. (40)
Las escasas oportunidades educacionales y económicas y la explotación sexual son factores importantes en los elevados niveles de embarazos entre las adolescentes, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, las adolescentes de bajos ingresos a las que aparentemente se ofrecen pocas oportunidades en la vida, tienen escasos alicientes para evitar el embarazo y la maternidad. (39, 41)
En muchas sociedades, los adolescentes se ven sometidos a presiones para tener relaciones sexuales. Las jóvenes, en particular las adolescentes de familias de bajos ingresos, son especialmente vulnerables y se exponen a un riesgo cada vez mayor de contraer y propagar ITS y suelen estar mal informados sobre la forma de protegerse. (42)
Por definición Educación sexual es preparar a las jóvenes generaciones para el amor, el matrimonio, la familia y la vida en pareja, en el principio de la igualdad de derechos y deberes del hombre y la mujer. (43)
Según Guerrero, "Sexualidad es el conjunto de condiciones estructurales (anatómicas), fisiológicas, comporta mentales y socioculturales que permiten el ejercicio de la función sexual humana. Abarca nuestros sentimientos, nuestra conducta en general y sexual en particular, la manera de expresarnos y relacionarnos con los demás. En definitiva la forma de vivir como hombres y mujeres". (21, 43)
Crecer es aprender, y aprender es cambiar. Cambia el individuo y sus relaciones con los demás; es un proceso para toda la vida, se inicia en los brazos protectores de la madre y continúa con la adquisición de matices diversos de autonomía.
Crecer en la adolescencia es un tránsito difícil, no solo para los adolescentes, sino también para los adultos. No saben identificar aquellas cosas de la infancia que les dificultan el crecer ni tampoco lo saben distinguir por si solos estas dificultades en los mismos espacios que exploran en su afán de ser grandes. Este proceso hace que los que antes eran tranquilos y obedientes, se transformen en rebeldes, desafiantes y agresivos; demuestran diferentes estados de ánimo, sentimientos, emociones, y nuevas maneras de ver el mundo que les rodea. (30, 44)
Así mismo, es un momento de la vida en el que se empieza a comprender el mundo futuro que les ha tocado vivir y, al mismo tiempo, se adquieren nuevos conocimientos y técnicas que le sirven de modo diferente, ya no aceptan como única verdad la que le dicen sus padres sobre lo que se debe y no se debe hacer, lo que es bueno y lo que es malo, cuáles son las personas que valen y cuáles no. Se adaptan cada vez más a su medio y logran conformar su propio criterio. Etapa de la vida rica en transformaciones biopsicosociales en contradicciones así como ávida en invertir sus energías en actividades, en conocer el mundo que los rodea y los peligros que le depara, dispuestos a recibir el consejo de su mejor amigo y a la vez deseosos de trazar el bienestar físico y mental muy difícil de obtener. (29, 45)
En investigaciones realizadas en otros países se ha constatado la alta demanda de información para la población joven sobre sexualidad. En este país la tercera parte de la población es joven por lo que debe ser fuente de preocupación, pues el desconocimiento trae consigo prácticas sexuales desordenadas e irresponsables así como malas actitudes que alteran el adecuado desarrollo de la personalidad y calidad de vida. (46, 47)
En la actualidad se han producido cambios importantes en torno a la concepción de la sexualidad y sobre todo, respecto a las formas de expresarlas y vivirlas. Vivimos en un mundo eminentemente erótico y erotizante, de manera especial las nuevas generaciones viven una nueva cultura de sexualidad, que les induce a expresarla de forma mucho más libre y espontánea que antes.
Fue a partir del siglo XIX a pesar de que los adolescentes no constituyen grupos homogéneos ni uniformes, su comportamiento sexual y reproductivo está influido, en mayor o menor medida, por una serie de factores entre los que debemos mencionar:
1. Disminución de la edad de la menarquia.
2. Inicio temprano de la actividad sexual coital.
3. Cambios frecuentes de pareja (monogamia sucesiva).
4. Sentimiento de invulnerabilidad por no tener integrada la noción de riesgo.
5. Miedo a delatarse como sexualmente activos.
6. Deficiente educación sexual que conlleva a una escasa, deformada o idealizada información sobre anticoncepción, maternidad/paternidad y sexualidad.
7. Cambios en la escala de valores y mayor permisividad sexual, presión de los medios de comunicación y dobles mensajes sociales: invitación/prohibición. (7,49)
Ello deriva en patrones de conducta que contribuyen a aumentar los riesgos a que se hallan expuestos en relación a la salud sexual y reproductiva, riesgos que determinan consecuencias adversas de tipo médico, psicológico, educativo y socioeconómico. (48, 49)
Tratar sobre la prevención de los comportamientos de riesgo, en general, supone asumir dos dificultades: la complejidad del comportamiento humano y la imposibilidad de eliminar totalmente los riesgos inherentes al hecho de vivir. El estudio de los comportamientos sexuales de riesgo para la salud, presenta además la característica añadida de que pertenecen al ámbito más íntimo de la privacidad del individuo, lo que dificulta acceder a su conocimiento y propiciar su modificación. Aunque las dificultades señaladas existen, la intervención preventiva es posible y, los comportamientos de riesgo frente a las infecciones de transmisión sexual. (50)
En muchos países a los adolescentes se les niega el acceso a la educación sobre ITS/VIH/SIDA; incluidas habilidades para conductas seguras, uso de condones o tratamiento y diagnóstico de ITS, a menudo porque los adultos creen que la educación y los servicios promueven la actividad sexual entre los adolescentes. (4, 51)
Carece de fundamento la acusación de que la educación sobre salud sexual insita a la actividad sexual, pero en contraste, se peca de optimismo y de falta de realismo al presentarla como la panacea frente a las tasas inaceptablemente alta de ITS y embarazos no deseados entre los adolescentes. La educación sobre salud sexual puede lograr que las prácticas sexuales de los adolescentes sean más seguras, pero no es con frecuencia el elemento más influyente. (52)
La educación sexual en si misma no es nada nuevo. Los libros sobre el arte de amar o el arte del amor, así como los consejos e ideas preconcebidas sobre los problemas sexuales se remontan a la Grecia clásica. Desde comienzos del siglo XVIII, sin embargo, cierta demanda de información sexual vino de la mano cuando la sexualidad se convirtió en un problema y en motivo de atención para los legisladores, médicos, policías y curas, aunque lo único que consiguieron con sus debates y consejos fue el crear un nuevo problema clínico y un lenguaje conflictivo en el terreno de la sexualidad. (32)
Los primeros defensores de la educación sexual presumieron que si se proporcionaban conocimientos, las personas jóvenes se autoprotegerían del embarazo y otras consecuencias derivadas de sus actos sexuales, pero ahora sabemos que la información puntual aporta una base necesaria pero no suficiente y que muchas personas jóvenes teniendo la información necesaria mantienen infinidad de prácticas sexuales sin protección. (53,54) En la educación sexual deben estar presentes dos aspectos básicos: la formación que corresponde al hogar e incluye las actitudes, normas y valores acerca del sexo que contribuyan al propio bienestar y al de la sociedad; y la información sobre todo lo referido a la sexualidad, propiciada tanto formal como informalmente y que puede proceder de amigos, padres, maestros, personal de la salud, medios de comunicación, etc. (2, 55)
Aumentar el rol de los padres como educadores principales de la sexualidad de los adolescentes es prioritario. Aunque los adolescentes desean vivir experiencias adultas, se enfrentan a dos opciones polémicas y contrarias: el uso de condones o la abstinencia, quedándoles pocos recursos para explorar la sexualidad a su propio paso y aprender a tomar decisiones apropiadas para proteger su capacidad de disfrutar y también sentir placer. (55)
Generalmente los adolescentes tienen relaciones esporádicas y no planificadas, y aún en los casos que posean conocimientos correctos sobre anticoncepción, no recurren de manera sistemática al uso de estos métodos. Ello da lugar a embarazos no deseados, abortos e ITS. (46, 47)
La historia de la atención en anticoncepción y sexualidad de los jóvenes tiene ya varios años, desde la mitad de la década de los 80. Entre las medidas que se proponen a los adolescentes para prevenir las ITS resalta el uso del preservativo o condón, diversas investigaciones han mostrado los grados de protección que otorga el condón para cada una de las ITS. (47, 48)
Es crucial alentar a los jóvenes a usar los condones y a desarrollar la capacidad de rechazar las relaciones sexuales no deseadas. Con frecuencia los varones no tienen experiencias con los condones, se sienten invulnerables ante el riesgo, tienen relaciones sexuales espontáneas y les da vergüenza interrumpir el coito para ponerse el condón. Algunas adolescentes necesitan desarrollar aptitudes para negarse a tener relaciones sexuales arriesgadas, que pueden llevar a un embarazo no deseado o a la adquisición de una ITS. (46, 49-51)
La Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña, celebrada en 1990, reconoció por primera vez a nivel internacional el derecho a la salud de los adolescentes, incluyendo su salud reproductiva. Al reconocer explícitamente el derecho que tienen los adolescentes al disfrute del más alto nivel posible de salud y al servicio para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud, la convención obliga a los gobiernos a que le aseguren a los adolescentes los servicios de salud reproductiva. (56)
Uno de los aspectos para abordar la problemática de la salud reproductiva en el adolescente es la conceptualización de género. Entendemos el género como conjunto de ideas sobre la diferencia sexual que atribuye características femeninas y masculinas a cada sexo, a sus actividades y conductas y a las esferas de la vida. Esta simbolización cultural de la diferencia anatómica torna en un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que dan atribuciones a la conducta objetiva y subjetiva de las personas en función de su sexo. Así, mediante el proceso de constitución del género la sociedad fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, de lo que es propio de cada género. (32, 43)
En la etapa de la vida adolescente la definición sexual y la ubicación de género son claves en el desarrollo psicosocial, y se expresa en las representaciones sociales acerca de los roles estereotipados, asignados a los distintos géneros: en el varón valorando el inicio de las relaciones sexuales, el ejercicio del sexo como una especie de suerte de rito de pasaje a la adultez, enfrentando presiones de la familia, la comunidad y grupos de pares para ajustarse a los requerimientos de su sexo biológico. Para este esteriotipo lo deseable para los varones es que sean sexualmente activos, heterosexuales y que reúnan todos aquellos atributos que se encierran en el término de "macho". De las mujeres se espera por el contrario la pasividad, la preservación de la virginidad y la disponibilidad para otorgar placer a la pareja masculina. Estas expectativas acorde al género operan decisivamente para el inicio sexual de los adolescentes. (29, 32,50)
Los factores psicológicos, culturales y sociales; la familia, la escuela y los medios de comunicación social contribuyen a formar normas, valores y modelos de conducta, que pueden facilitar o entorpecer un comportamiento sexual más saludable con vista a evitar estas infecciones. Es por ello que la promoción de conductas sexuales saludables y de prevención de las ITS/VIH/SIDA rebasan los marcos de la salud para ser un problema y una responsabilidad de todos los sectores de la sociedad. (46 ,55)
Objetivos
General
Caracterizar el comportamiento de algunos de los aspectos de la sexualidad en las adolescentes del sector Dos Quebradas pertenecientes al consultorio Curucutí. Municipio San Casimiro. Estado Aragua. Venezuela; en el período de septiembre 2007 a junio del 2008.
Específicos:
1. Describir la muestra de estudio según grupos de edades, opinión sobre la información recibida sobre educación sexual y fuentes de información.
2. Caracterizar las adolescentes según preparación para la realización de las relaciones sexuales, número de compañeros sexuales, utilización del condón en sus relaciones sexuales, causas por las que no utilizan el condón.
3. Evaluar el conocimiento sobre las ITS de las adolescentes en estudio.
Diseño metodológico
Se realizó un estudio epidemiológico, observacional, descriptivo, transversal con la finalidad de caracterizar comportamiento de algunos de los aspectos de la sexualidad en las adolescentes del sector Dos Quebradas pertenecientes al consultorio Curucutí. Municipio San Casimiro. Estado Aragua. Venezuela; en el período de junio 2007 a junio del 2008.
Se emplearon métodos empíricos (cuestionario); teórico (el análisis documental, el histórico lógico, el análisis y la síntesis) y el estadístico que recogió, analizó, organizó, resumió y presentó toda la información a través de medidas de frecuencias.
Universo y Muestra.
El universo estuvo constituido por las 217 adolescentes del sector Dos Quebradas pertenecientes al consultorio antes mencionado.
La muestra quedó conformada por las 120 adolescentes escogidas de forma aleatoria simple que dieron su consentimiento informado.
Ética.
Se contó con el consentimiento oral y escrito de las adolescentes y de sus representantes cumpliendo con el código de bioética establecido en Helsinki. (Anexo 1)
Operacionalización de las variables.
Grupos de edad: Cantidad de años desde el nacimiento hasta la fecha del estudio.
10-13 años.
14-16 años.
17-19 años.
Opinión sobre la información recibida sobre educación sexual: Según criterio personal referido en el cuestionario.
Insuficiente.
Suficiente.
Vías por las que adquirieron los conocimientos sobre educación sexual: Según las fuentes referidas.
Padres.
Radio y TV.
Profesores.
Libros y revistas.
Grupos de prevención social.
Amigos.
Médicos, enfermeras u otro personal de salud.
Preparación para la realización de las relaciones sexuales: Según criterio personal.
Sí.
No.
Número de compañeros sexuales: Cantidad de personas con las cuales se ha mantenido relaciones sexuales en el último mes.
Ninguno.
1 – 3
4 – 6
6 ó más.
Utilización del condón en sus relaciones sexuales: Según refiera en el cuestionario.
Sí.
No.
Causas por las que no utilizan el condón: Según refiera en el cuestionario.
– Le resulta incómodo.
A la pareja no le gusta.
Le hace daño.
Disminuye el placer sexual.
Se rompe con facilidad.
Conocimiento sobre las ITS: Según puntuación obtenida en las preguntas evaluadas en el cuestionario aplicado (Anexo 3).
Conocimiento adecuado sobre las ITS las que respondieron adecuado 3 ó más preguntas.
Conocimiento inadecuado sobre las ITS las que respondieron adecuado 2 ó menos preguntas.
Técnicas y procedimientos de recolección.
La información se obtuvo a través de la aplicación de un cuestionario conformado por 12 preguntas por parte del maestrante en el consultorio médico en el periodo de agosto a diciembre. (Anexo 2)
Se tomó como referencia el cuestionario aplicado por Dr. Hernández Pujols publicado en la Revista Obstétrica-Ginecológica Chilena adaptada al contexto venezolano. (57)
Técnica y procedimiento de análisis estadísticos.
Los datos fueron procesados en una computadora Pentium IV con ambiente Windows XP. Se emplearon procesadores de textos y cuadros Microsoft Word y Excel 2007. Como medida de resumen se emplearon las frecuencias absolutas y relativas, la información se representó en cuadros estadísticos para una mejor comprensión.
Análisis y discusión de los resultados
Todos los cuestionarios entregados fueron respondidos satisfactoriamente, por lo que la generalidad de sus resultados fueron incluidos en los análisis.
Fuente: Cuestionario.
La distribución de las adolescentes según su edad está recogida en el cuadro 1. Las edades de las adolescentes oscilaron entre los 10 y 19 años; el 37.50 % pertenece al grupo definido por la Organización Mundial de la Salud como "adolescencia temprana" con 45 adolescentes, el 27.50 % a la "adolescencia media" y el 35.00 % a la "adolescencia tardía". Hubo una representación bastante homogénea en los años de vida del grupo de estudio. Los resultados coinciden con lo reportado por Forteza Cordero, Judith en estudio realizado con un universo superior al nuestro donde se reporta también un predominio de la edad entre 10 y 13 años, seguido de los de 18 años de edad con 19 jóvenes (15,83 %). (58)
Gráfico 1. Distribución de las adolescentes según opinión sobre la información recibida de educación sexual.
Fuente: Cuestionario.
En cuanto a la información recibida sobre educación sexual (Gráfico 1) 68 adolescentes para un 57.00 % refirieron que era insuficiente la información recibida mientras que 52(43.00 %) la consideraron suficiente.
Nuestros resultados coinciden con lo reportado por Rodríguez A, y Álvarez L en el estudio realizado con 250 adolescentes donde el 60 % consideró insuficiente la información recibida. (54)
Sin embargo en el estudio realizado por Laffita Batista A, Manuel Ariosa J, Cutie Sánchez J R. "Adolescencia e interrupciones de embarazo" se reportó que el 62 % de las adolescentes refirieron estar suficientemente informadas en cuanto al tema de la sexualidad. (59)
El autor considera que la mayoría de las adolescentes refieren información insuficiente sobre educación sexual ya que se interesan más por el embarazo y no por las ITS por lo que no están preparadas para reflexionar sobre el tema y enfrentar los resultados de un mal manejo tanto desde el punto de vista biológico como psicosocial y además tampoco se han adquirido conocimientos elementales como para sostener estos encuentros con autonomía y responsabilidad.
El conocimiento previo sobre educación sexual según algunos autores, es un elemento relevante, como núcleo importante para prevenir el embarazo y las ITS en las adolescentes (33,34). Se requiere por tanto una apertura de los conocimientos de la educación sexual, en la cual debe participar con gran influencia la familia, la escuela y los amigos; así como establecer estrategias para lograr dichos conocimientos.
Es necesario, por tanto, ubicar la educación sexual a la altura que exigen los cambios sociales en nuestros tiempos, como primer paso en el desarrollo de una conducta sexual saludable. Evitando que se enfermen un número mayor de adolescentes contribuimos a disminuir la morbilidad y mortalidad por infecciones de transmisión sexual, obteniendo con menos gastos más salud (43,46).
Cuadro 2. Distribución de las adolescentes según vías por las que adquirieron los conocimientos.
Fuente: Cuestionario.
Las principales vías de información por las que adquirieron los conocimientos sobre educación sexual las adolescentes fueron: los medios de difusión masiva 95.00 %, los amigos con el 76.66 %, los padres 69.16 %, los profesores 54.16 %; en menor medida el médico, enfermeras u otro personal de salud con el 47.50 % y grupos de prevención social con 22.50 % (Cuadro 2)
El médico, enfermeras u otro personal de salud fue mencionado solamente en el 47.50 % de las respuestas, por lo que es necesario fortalecer el trabajo de la Atención Comunitaria de Salud en cuanto a educación sexual estimulando el acercamiento del adolescente al personal de salud de su comunidad a través de los " Círculos de adolescentes y festivales por la salud". Resultados similares han sido reportados anteriormente, (6, 60) aunque otros autores reportan un mayor aporte de información del personal de la salud. (21, 38,55)
En estudio realizado por Álvarez demostró que las vías por las cuales los adolescentes habían adquirido sus conocimientos de educación sexual eran los padres y la televisión. Peláez, en estudio realizado encontró que las principales fuentes en los adolescentes fueron los medios de difusión masiva y el Médico de familia, citando a la familia y la escuela en un bajo por ciento (21). Molina considera que la escuela es la vía por la cual los adolescentes deben adquirir la mayor parte de conocimientos sobre educación sexual, por lo que propone en su estudio impartir programas educativos que permitan lograrlo utilizando a los propios adolescentes como multiplicadores (40).
Resulta favorable que los padres, profesores y medios de difusión estén entre las fuentes de información más frecuentes señaladas por las adolescentes. Al ir desapareciendo los tabúes acerca de la sexualidad se ha facilitado la comunicación entre padres e hijos. También, ha posibilitado que este tema pueda ser tratado en las escuelas y que se hagan campañas en los medios de difusión abogando por una sexualidad responsable y el uso de medios de protección contra las infecciones de transmisión sexual. No obstante, investigaciones realizadas por autores cubanos expresan que la comunicación de las adolescentes con sus padres sobre sexualidad existe, sin embargo no profundizan y no consultan con ellos aspectos como: edad de las primeras relaciones sexuales, uso de anticonceptivos y modo de emplearlos, lo que demuestra que aún hay deficiente comunicación entre ellos. (21, 41)
Llama la atención que el 76.66 % de las adolescentes refiere a los amigos como una de las principales fuentes de información. Este estudio coincide con otros realizados anteriormente, señalando que las adolescentes reciben la información previa sobre sexualidad fundamentalmente por compañeros y amigos. (24) Esto es entendible ya que la comunicación entre los grupos de pares es más fluida por compartir los mismos intereses y pasar muchas horas de los días juntos, pero debido a su escasa experiencia no siempre son los más indicados para instruir; la actividad sexual entre ellos se convierte en una norma y así tratan de buscar aceptación del grupo. (61)
Cuadro 3. Distribución de las adolescentes según sus criterios de estar o no preparadas para tener relaciones sexuales y grupos de edades.
Fuente: Cuestionario.
Al sondear si estaban preparadas o no para iniciar las relaciones sexuales (Cuadro 3) 74 adolescentes para un 61.66 % se consideraron preparadas para iniciar las relaciones sexuales, mientras que 46 (38.33 %) no se consideraron preparadas.
En una investigación efectuada con adolescentes habaneros se obtuvo que la edad media de inicio de las relaciones sexuales fuera de 15 años (46) y en un estudio realizado en Caracas fuera a los 14 años. (47) Pamphile señala que más del 60.0 % de las adolescentes inician las relaciones sexuales entre los 15 y 16 años siendo nuestros resultados relativamente similares. (62)
Los resultados de esta investigación coinciden con estudios internacionales; Hernández Pujols encontró que la edad promedio de inicio de las relaciones sexuales entre los adolescentes fue de 14 años, (63) y encuestas demográficas en Centro y Sudamérica, señalan que altos porcentajes de adolescentes en Guatemala, Ecuador, El Salvador y Brasil iniciaron sus relaciones sexuales antes de los 15 años. (56)
En la etapa de la adolescencia temprana 23 adolescentes para un 19.16 % se consideraron preparadas y en la adolescencia media 24 (20.00 %) lo cual se corresponde con lo planteado en la literatura mundial donde se expresa que los patrones sexistas, frecuentes aún en nuestra sociedad, estimulan la iniciación temprana de las relaciones sexuales. (50,51). También el Dr. Peláez en un estudio en adolescentes en un policlínico de nuestro país obtuvo resultados similares. (64).
Como se puede apreciar, la adolescencia suele ser la edad de las contradicciones e incomprensiones, donde se hace posible el descubrimiento de uno mismo, de los demás y de la ampliación del horizonte individual. El perfeccionamiento y madurez de estas características psicosociales se desplazan, en la adolescente, a edades más avanzadas de la vida, a diferencia de la precoz madurez biológica imperante en esta etapa pues se ha completado prácticamente el crecimiento y desarrollo somático y aún no se ha alcanzado madurez psicológica, y aunque es la edad donde el promedio de las adolescentes inician la actividad sexual, no están preparadas para reflexionar sobre el tema, siendo influenciadas por sus grupos de pares a tomar conductas de riesgo. Ejemplo de las conductas de riesgo que practican los adolescentes es el cambio frecuente de pareja. En múltiples investigaciones se reporta que mientras más precoz ocurre el primer coito mayor es el número de parejas sexuales que tienen estas personas y por tanto los riesgos se multiplican de forma alarmante. (63, 64) Todo esto unido a la desinformación y la falta de educación en el orden sexual, posibilita que las adolescentes se crean aptas para tener relaciones sexuales considerándose este período como importante grupo de riesgo en la salud reproductiva.
Cuadro 4. Distribución de las adolescentes según números de compañeros sexuales y grupos de edades.
Fuente: Cuestionario.
En cuanto al número de compañeros sexuales (Cuadro 4) se encontró que 57 adolescentes para un 47.50 % tuvieron de 1 a 3 compañeros sexuales y 10 (8.33 %) habían tenido más de 6 compañeros en el último mes predominando el grupo de 17 a 19 años con 21(17.50 %) y 7(5.83 %) respectivamente. Nuestro estudio coincide con investigación realizada por Choing que reporta que el 41.0 % de las adolescentes mayores de17 años de edad mantuvieron relaciones con dos o tres parejas sexuales (65); mientras Pérez y autores reportan en Chile que el 61.6 % de las adolescentes sólo ha tenido una pareja sexual y el 11.6 % cuatro o más parejas sexuales. (6)
Pienso que esto se deba a la poca información sobre educación sexual con que cuentan estas adolescentes pues los jóvenes deben conocer que el sexo tiene aspectos negativos y esto se identifica como el sexo desmedido con formas promiscuas y sin protección que da lugar a enfermedades las cuales pueden traer graves consecuencias llegando a la infertilidad y la muerte teniendo como ejemplo el SIDA enfermedad conocida como la plaga del siglo. Además la tenencia de más de un compañero sexual en los jóvenes puede deberse entre otros factores a una pobre comprensión sobre la sexualidad y las ITS que los conducen a una falsa percepción de riesgo a contagiarse (65) lo cual demuestra lo necesario de intervenir para modificar el conocimiento ofertando información que permita a cada individuo desarrollar una conducta sexual sana por lo que debemos dirigir nuestros esfuerzos hacia allá, de manera que la puesta en práctica de una adecuada educación sexual integral posibilite el acceso a información con base científica y ética que permite prevenir la adquisición de ITS/VIH/SIDA, medida eficaz de prevención, que implica la decisión tanto de varones como mujeres de no tener relaciones sexuales hasta el momento que se sientan preparados para ello. Es importante que las y los adolescentes decidan postergar el inicio de su actividad sexual, que conozcan algunas estrategias que les permitan evitar las situaciones de presión y enfrentarlas adecuadamente, de tal manera que prevalezcan sus convicciones y autonomías. (28, 30)
Cuadro 5. Distribución de las adolescentes según utilización del condón durante las relaciones sexuales y grupos de edades.
Fuente: Cuestionario.
Relacionado con el uso o no del condón en las relaciones sexuales (Cuadro 5) 88 adolescentes para un 73.33 % han mantenido conductas de riesgo al no utilizarlo siendo el grupo de 11 a 13 años de edad el más representativo con 39 (32 %); mientras que 32 (26.66 %) respondió usar el condón. Silver TJ refiriere en estudio realizado que la utilización de anticonceptivos en los adolescentes es muy baja y que solo una pareja de cada cinco utilizó el condón en sus relaciones. (66)
Los resultados de esta investigación coinciden con similares realizadas en España, la mayoría de las adolescentes no usan o usan eventualmente el condón, y en México solo el 34.0 % de las adolescentes lo utilizan sistemáticamente. (48, 67) En Argentina y Chile también se descuida el uso del preservativo como medio para evitar el contagio de las ITS. (57)
Un estudio reciente en los Estados Unidos indica que la mitad de los adolescentes sexualmente experimentados, no usó condón la última vez que tuvieron un coito. El uso del condón no elimina completamente el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual, pero las previene en un porcentaje elevado. (33)
Considero que si es preocupante el número elevado de adolescentes que respondieron haber tenido más de 3 compañeros sexuales al mismo tiempo es más preocupante el no uso de métodos anticonceptivos específicamente el condón, que es una de las medidas más importantes para evitar una infección de transmisión sexual; poniéndose en evidencia el desconocimiento sobre el mismo, lo que demuestra que los padres y en general los adultos se oponen a que se le informe a los adolescentes sobre el uso de anticonceptivos y es necesario adoptar la premisa que: "en materia de anticoncepción, es mejor llegar un año antes que un día tarde".
El hecho de comenzar las relaciones sexuales a tan corta edad tiene una importancia vital en las adolescentes, pero no tendría realmente tal implicación si asistieran a estas experiencias protegidas. La repercusión que este hecho acarrea es debido a las complicaciones que conlleva el no uso del condón (embarazo no deseado y mucho menos planificado, ITS invalidantes por la enfermedad o por sus complicaciones). Esto es analizando el aspecto meramente biológico; ahora bien, si vemos las implicaciones sociales, nos enfrentamos a serios problemas con los padres y demás familiares, en la escuela, la ruptura de sueños y planes futuros, que en no pocos casos pueden acabar en resultados nefastos como son el suicidio, la drogadicción o el alcoholismo. (58)
Esto nos orienta a realizar trabajos con labores educativas en el campo de la sexualidad, para instruir a esta población en los problemas relacionados con la salud sexual, planificación familiar y un conocimiento adecuado de los métodos anticonceptivos que les sean más factibles para su protección. (38,39)
Cuadro 6. Distribución de las adolescentes según razones para la no utilización del condón y grupos de edades.
Fuente: Cuestionario.
En cuanto a las razones por las que las adolescentes no usaban el condón (Cuadro 6) las respuestas fueron: "disminuye el placer sexual" 20 (16.66 %), "a la pareja no le gusta" 22 (18.33 %), "resulta incomodo" 17 (14.66 %), "le hace daño" 16 (13.33 %) y "se rompe con facilidad" 13 (10.83 %). Los trabajos realizados por los doctores Adelkis y Ochoa señalan igual respuesta en cuanto al placer con preservativo.(68, 69) Las adolescentes están iniciando su vida sexual activa por lo que deben aprender a "sentir" con el condón para evitar la idea de que con su uso se interfieren y enfrían las relaciones sexuales; también, deben ampliar el repertorio de sentidos para gozar igual o más con el preservativo.(4,46) El personal de la salud por su parte tiene que estimular entre los jóvenes, mediante acciones efectivas, el uso del condón como el método más seguro para prevenir las ITS y a su vez evitar embarazos no deseados.
El 13.33 % del total de las adolescentes fundamentalmente entre 17-19 años de edad mencionaron que el preservativo le "hace daño" al usarlo, sin embargo, el látex del que se hacen los condones puede provocar picazón o irritación por alergias en los genitales en muy raras ocasiones, por lo demás no entrañan ningún riesgo para la salud.(43) Aunque existen algunos detractores del preservativo como medio eficaz de protección, fundamentalmente ligados a concepciones religiosas, está demostrado que es el mejor anticonceptivo para adolescentes y jóvenes por su inocuidad y ausencia de efectos colaterales y además es la forma más eficaz de protección contra las ITS.(47) Los resultados de este trabajo concuerdan con otras investigaciones nacionales y bibliografías internacionales, lo cual denota las deficiencias en el modo de actuar de muchos adolescentes.(40,41,47)
En esta etapa de la vida es común considerar que padecer una ITS es cosa de personas promiscuas, homosexuales o bisexuales, o que consumen drogas, por lo que los individuos que no tienen estas características se sienten libres de riesgo. (40)
El autor considera que la baja percepción de riesgo de las adolescentes, por creer que son invulnerables, asociada a la falta de control de sus impulsos, a la necesidad de exploración y a su madurez sexual cada vez más temprana, las lleva a la búsqueda de las relaciones sexuales como inicio de su vida sexual activa sin autorregulación de su conducta ya que nuestras jóvenes a pesar de conocer el condón como método anticonceptivo la mayoría no lo utiliza.
Esto llevo a Fonseca a la siguiente conclusión: El uso del condón es un método de prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados y no un método para aumentar la sensibilidad sexual. Por lo que la sensación nunca sería la misma siendo necesario aprender a sentir el condón para evitar la idea de que con su uso se interfiera y enfríe la relación sexual. (39)
Gráfico 2. Distribución de las adolescentes según conocimiento sobre las Infecciones de Transmisión Sexual.
Fuente: Cuestionario
En la actualidad, a pesar de los adelantos en los conocimientos médicos y el desarrollo de la Atención Primaria en Salud, ha habido un incremento de las ITS, principalmente en los jóvenes, y dentro de ellos, son los adolescentes el grupo etáreo más severamente afectado, no sólo biológicamente, sino también psíquica y socialmente. (24, 30)
Si analizamos los conocimientos de las adolescentes sobre las ITS (Gráfico 2) encontramos que 74 para un 62 % respondieron que era inadecuado, mientras que 46 (38 %) lo realizó de forma adecuada según los parámetros establecidos coincidiendo con estudio realizado por Solano donde el 52 % de las mujeres respondieron inadecuado (70); sin embargo en investigación realizada por Bernal y colaboradores en una población estudiantil de una institución de Educación Media Diversificada de la Ciudad de Londres el 48.7 % respondieron adecuadamente. (71)
Llama la atención que muchas adolescentes iniciadas en una vida sexual activa, desconocen el riesgo de contraer ITS y no consideran necesario utilizar el condón como medio de protección, lo cual demuestra que la educación sexual recibida es insuficiente, por tanto considero que el conocimiento previo sobre las infecciones de transmisión sexual, es un elemento relevante, como núcleo importante para prevenir dichas infecciones y se requiere una apertura de los conocimientos de las infecciones sexuales, en la cual debe participar con gran influencia la familia, la escuela y los amigos; así como establecer programas de información, asesoramiento y comunicación para lograr modificación del comportamiento sexual, uno de los aspectos más significativos en la prevención de las infecciones de transmisión sexual.
Varios autores consideran que el binomio salud/educación debe trabajar en conjunto para el redimensionamiento de los aspectos inherentes a los problemas en esa área, para la correcta comprensión de la salud del adolescente, por tanto los programas de educación en salud, deben ir dirigidos a los adolescentes; los cuales deben de hablar fundamentalmente de las infecciones de transmisión sexual. (51,53)
Desde la más remota antigüedad han existido enfermedades relacionadas con la sexualidad, sin embargo nos ha tocado en nuestros días vivenciar las causas del incremento y de esta forma se ha concluido que el decrecer de la edad de la madurez sexual con la entrada más activa, la libertad sexual cada vez mayor, la existencia de tratamiento eficaz para algunas infecciones de transmisión sexual; ha dado una falsa seguridad en los adolescentes quienes desconocen la farmacorresistencia, u olvidan la posibilidad de adquirir una ITS, la comercialización del sexo, la industria del sexo y el turismo sexual con su exponente máximo el trabajador sexual, entre otros han favorecido que aumenten las cifras a nivel internacional. (54,55)
En un estudio de intervención realizado por Kumaranayake 56 se plantea que los costos de las ITS no son tan elevados, teniendo en cuenta la efectividad alcanzada al modificar conocimientos, que conllevan a cambios de conductas y de la incidencia de infecciones de transmisión sexual, si añadimos que las técnicas de diagnóstico y tratamiento tienen un alto costo, se impone el arte de prevenir o sea evitar antes de tener que diagnosticar. (74)
Cuadro 7. Distribución de las adolescentes según aspectos explorados y conocimiento sobre Infecciones de Transmisión Sexual.
Fuente: Cuestionario.
Al explorar el conocimiento sobre ITS según aspectos explorados (Cuadro 7) se encontraron dificultades con respecto a tienen cura en 57 adolescentes para un 47.50 %; mientras que la respuesta a ITS conocidas fue inadecuada en 35 para un 29.16 % y así mismo Alfonso en investigación realizada demuestra que la mayoría de los adolescentes conocían las infecciones de transmisión sexual. (62) Sin embargo corresponde a cómo se transmiten con 76 adolescentes para un 63.33 %, cómo prevenirlas con 68 (56.66 %) y riesgo de adquirirlas con 67 (55.83 %) los mayores porcentajes de respuestas inadecuadas. Díaz Gallego, en un estudio similar plantea que existe conocimiento de lo que son las ITS en un 86.6 %, al igual que la forma de contagio en un 83.3 % y se desconoce en un 48 % la medidas preventivas; mientras que en investigación realizada por Lozano en San Juan de los Morros. Estado Guárico el 86 % manifestó desconocer las medidas preventivas; mientras que Bernal comprobó que aunque aparentemente el grado de conocimiento general es bueno, no poseen el conocimiento adecuado sobre los mecanismos de transmisión de las ITS (64.6 %), ni saben sobre las medidas de prevención (74.8 %) (71-73)
Teniendo en cuenta la cultura general de nuestra población, que se ha venido favoreciendo en los últimos años a través de los diferentes proyectos sociales a los que ha tenido acceso, considero que el desconocimiento existente es un factor de la aparición y propagación de las ITS.
Los adolescentes necesitan información correcta para que puedan protegerse contra el contagio, pues las ITS/VIH/SIDA se están incrementando rápidamente entre los menos conocedores del grave problema, quienes presentan además las más altas tasas de infecciones de transmisión sexual, capaces de afectar tanto la salud como la habilidad reproductiva de la persona.
En la actualidad las infecciones de transmisión sexual constituyen el grupo más frecuente de enfermedades de declaración obligatoria, siendo esta alternativa el único modo de contener y controlar la expansión de las infecciones de transmisión sexual en el futuro inmediato. (75)
Es a través de la promoción de conductas por la educación sanitaria y la intervención sobre la esfera cognitiva que se puede modificar la conducta, además de lograr cambios importantes en estilos de vida planteándose así actualmente incluso para la prevención de otras entidades (hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, etc.) donde el médico de asistencia debe brindar información al paciente acerca de su enfermedad para convencerlo de realizar determinados cambios en su estilo de vida. (21, 75,76)
Cuadro 8. Distribución de las adolescentes según conocimiento sobre Infecciones de Transmisión Sexual.
Fuente: Cuestionario.
Al indagar el conocimiento de las adolescentes sobre las Infecciones de Transmisión Sexual (Cuadro 8), el VIH/SIDA con 113 adolescentes para un 94.16 %, la blenorragia y la sífilis con 96 (80.00 %) y 84 (70.00%) fueron las más conocidas respectivamente.
La actual epidemia del SIDA que estimó 100,000 nuevas infecciones por el VIH en América Latina en 2007 elevando a 1,6 millones el número de total de personas que viven con el VIH en esta región ha movilizado a los trabajadores de la salud y a los gobiernos a desarrollar acciones de promoción y educación para controlar su diseminación, lo cual ha influido en que los adolescentes tengan mayor conocimiento sobre esta enfermedad; sin embargo como se puede apreciar existe relativa información acerca de otras ITS de alta incidencia en la población, algunas, incluso, incurables. (70)
Según investigaciones nacionales el grupo de 15 a 24 años exhibe las tasas más elevadas de sífilis y blenorragia del país. En los adolescentes de 10 a 14 años estas cifras, aunque muy bajas, evidencian que al menos una parte de estos han iniciado las relaciones sexuales y lo hacen sin la protección y conocimientos adecuados. (71) En el municipio, según los reportes estadísticos, las cifras de blenorragia, sífilis, condiloma y SIDA en los adolescentes son muy bajas, observándose una disminución de las tasas en el último quinquenio. (13,14) Como se pudo apreciar el conocimiento de las adolescentes con respecto a las ITS fue adecuado, pero desconocen aun enfermedades como el condiloma (68, 56.66 %) y la hepatitis B (91, 75.83 %) que son consideradas ITS.
Así mismo García y autores en estudio realizado en España demostró que la mayoría de los adolescentes conocían las infecciones de transmisión sexual, fundamentalmente SIDA y sífilis; pero no conocían otras variedades (Hepatitis B y C o pediculosis pubis). (25) Sin embargo las adolescentes conocieron que la amebiasis y la escabiosis no son ITS.
Cándido y colaboradores plantean que el desconocimiento que presentan los adolescentes acerca de los síntomas y signos de las infecciones de transmisión sexual pone en evidencia la importancia de incrementar los programas de comunicación apropiados para el contexto local por lo que reviste vital importancia la información que se brinde a los mismos acerca de la variedad de las manifestaciones clínicas que se pueden presentar en el curso de estas infecciones, para que con ello puedan identificarlas y acudir inmediatamente a su médico de asistencia. (26)
Cuadro 9. Distribución de las adolescentes según conocimiento sobre transmisión de las ITS.
Fuente: Cuestionario.
Al analizar el conocimiento de las adolescentes sobre las vías de transmisión las ITS se observó que reconocieron adecuadamente la vía sexual a través del semen 75 (62.50 %) y de los fluidos vaginales 78 (65.00 %), mientras que el resto de las vías fueron desconocidas, coincidiendo con estudio realizado por Bernal en Guárico donde desconocieron el uso de las jeringas compartidas, las transfusiones sanguíneas como vías de transmisión en un 86.8 %. (71)
Considero que los resultados de la investigación corresponden a que la mayor parte de las infecciones de transmisión sexual se adquieren como su nombre lo indica mediante el contacto sexual, a expensas del placer más difundido en la humanidad haciéndose necesario, por tanto, ubicar la educación sexual a la altura que exigen los cambios sociales, como primer paso en el desarrollo de una conducta sexual saludable.
En el marco de la educación para la prevención es importante el conocimiento de otras vías de adquirir las ITS como los tatuajes y las perforaciones (piercing), porque estas actividades suponen el pinchado con agujas y otros instrumentos punzantes que pueden contener rastros de sangre infectada; además que se considere el tema de la transmisión vertical, puesto que la importancia de esta vía se ha incrementado conforme ha progresado el nivel de infección en la población femenina, que actualmente se acerca a la paridad con los varones.
Cabe señalar que los indicadores de embarazo en la adolescencia en el país son significativos, lo que indica un mayor riesgo que algunos recién nacidos sean infectados durante la gestación, el momento del parto o durante la lactancia, ya que muchas gestantes desconocen su real situación de infección por ITS/VIH/SIDA, debido a la falta de un diagnóstico oportuno y control médico durante la etapa del embarazo. Por esta razón las instituciones educativas y el personal de salud cumplen un rol fundamental en el acceso a la información de las y los adolescentes sobre este tipo de transmisión. (70, 76)
Cuadro 10. Distribución de las adolescentes según conocimiento sobre riesgos de adquirir las ITS.
Fuente: Cuestionario.
El conocimiento de las adolescentes sobre los riesgos de adquirir las ITS (Cuadro 10) fue inadecuado siendo más representativa la relación íntima con personas del mismo sexo sin protección con 79 para un 65.83 %.
Nuestro resultado no coincide con estudios realizados en el país pues es más baja la presencia de estas orientaciones sexuales en las adolescentes, así como los tabúes existentes en concordancia con sus patrones culturales y religiosos. Por otra parte a las adolescentes les da miedo ser rechazadas o estigmatizadas si aceptan que son o sienten deseos homosexuales o bisexuales. (47,62, 70)
Álvarez y Gil lograron resultados similares al nuestro con un 88,7 y 89% de respuestas inadecuadas respectivamente, pienso que esto se deba a que los adolescentes por estar en etapa de formación son menos receptivos a la información brindada.
Actualmente se han roto tabúes y prohibiciones y se ha hecho inevitable el crecimiento conjunto de jóvenes de ambos sexos. Esto propicia que durante la adolescencia, cuando los impulsos eróticos se intensifiquen, existan una serie de posibilidades de satisfacerlos sin haber alcanzado aún la madurez emocional ni la educación necesaria para enfrentar con responsabilidad las demandas de esta etapa de la vida. (43,44)
Cuadro 11. Distribución de las adolescentes según conocimiento para prevenir las ITS.
Fuente: Cuestionario.
Al indagar sobre los criterios de las adolescentes para prevenir las Infecciones de Transmisión Sexual (Cuadro 11) a pesar de tener un conocimiento adecuado aprecian 35 para un 29.16 % la estabililidad de la pareja como una vía para evitar el contagio, lo cual no es cierto ya que depende de la fidelidad de la pareja (40). El 44.16 % de las adolescentes mencionó los juegos sexuales sin penetración; otro método, aunque menos aceptable pero efectivo, mencionado en 77 (64.16 %) de las adolescentes fue la abstinencia sexual. Mientras que el uso de tabletas anticonceptivas y el no usar baños públicos 53 y 57 adolescentes para un 44.16 y 47.50 % respectivamente respondieron adecuadamente.
Otras prácticas de sexo seguro que previenen la adquisición de ITS o embarazos no deseados no fueron mencionadas, entre ellas: fidelidad mutua, la masturbación, frotarse el cuerpo, los genitales y los de su pareja; besarse con besos secos, utilizar juguetes sexuales, observar situaciones excitantes, sexo telefónico, cibersexo y compartir fantasías sexuales. (72)
Nuestro resultado coinciden con estudio realizado en México donde obtuvieron valores inferiores a estos, solo el 8.34 % los adolescentes reconoce el uso del preservativo como método que evita el contagio de una ITS (18), pero difiere de investigaciones realizadas en nuestro país donde más de la mitad de los jóvenes respondió que la abstinencia sexual es la mejor forma de evitar las Infecciones de Transmisión Sexual. (31, 36)
Cuadro 12. Distribución de las adolescentes según conocimiento sobre cura de las ITS.
Fuente: Cuestionario.
Al indagar el conocimiento de las adolescentes sobre la cura de las ITS (Cuadro 12) se aprecia que 76 para un 63.33 % respondieron adecuadamente. Llopi encontró cifras superiores, el 73.0 % en estudio realizado en España.(48) Estos resultados coinciden con investigaciones realizadas en Argentina y Chile con un predominio del 78 %. (74)
El autor considera que en dependencia como la adolescente sea capaz de responderse a sí misma las diferentes interrogantes de la vida, estará definiendo entonces su sexualidad y asumiendo de manera objetiva o no, el rol de adulto que se avecina, demostrándose que los mayores niveles de instrucción y educación, la existencia de programas de educación sexual, la mayor autoestima del adolescente, la existencia de proyectos de vida, la mayor instrucción de los padres, la mejor comunicación de la familia, la mejor percepción de la relación de pareja que tiene el adolescente de sus padres y la mejor ocupación del tiempo libre se asocia al retraso en el inicio de la vida sexual de los adolescentes y al mejor conocimiento de las ITS, dando como lugar una menor incidencia de las mismas.
Muchos autores señalan la labor preventiva social con las adolescentes logrando la integración social efectiva de las mismas, asociando al grupo de adolescentes sin ocupación y vínculo estudiantil como una fuente constante de factores de riesgo que determinan una mayor tendencia de estas pacientes a la ingestión de bebidas alcohólicas, consumo de cigarrillos, actividades delictivas, promiscuidad, abortos provocados e infecciones de transmisión sexual, casi siempre sobre una deficitaria orientación y nivel de información. en familias con modelos de conducta inadecuados. (21, 26)
Conclusiones
El grupo de edad que predominó fue el de 10- 13 años y la mayoría de las adolescentes refirieron no tener suficiente información sobre educación sexual, las vías de información más frecuentes fueron los medios de difusión masiva.
La mayoría de las adolescentes refirieron estar preparadas para la realización de las relaciones sexuales y predominó la tenencia de 1 a 3 compañeros sexuales sin utilizar el condón en sus relaciones siendo la principal causa la disminución del placer sexual.
El conocimiento sobre las ITS fue inadecuado.
Recomendaciones
Desarrollar programas de prevención e intervención capaces de transformar actitudes y conocimientos de las adolescentes con relación a la sexualidad, con apoyo de las organizaciones políticas y sociales de la comunidad.
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