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Arqueología e Historia en Azcapotzalco (página 2)


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Así, en la Gaceta Parlamentaria de la H. Cámara de Diputados, fechada a martes 9 de diciembre de 2003, año VI, número 1390, aparece la proposición con punto de acuerdo, presentada por el Sr. Diputado Francisco Javier Carrillo Soberon en la que se "exhorta al resguardo y declaratoria de Zona Arqueológica del predio denominado "Las Trancas", en la Delegación Azcapotzalco".

Los puntos de acuerdo logrados son:

Primero: Se exhorta al INAH a que con base en la Ley Federal de Monumentos y Zonas arqueológicos, Artísticos e Históricos, realice las acciones necesarias para la protección y resguardo del predio "Rancho Las trancas", a fin de garantizar su preservación.

Segundo: Con fundamento en los artículos 5°, 21 y 23 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, se exhorta al Presidente de la República o en su caso, al Secretario de Educación Pública, para que expidan la declaratoria e inscriban la zona referida en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos.

Tercero: Se solicita a las Comisiones de Cultura y de Presupuesto y Cuenta Pública de la Honorable Cámara de Diputados, otorgar dentro del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2004, destinar los recursos necesarios para que el INAH realice las acciones necesarias para el pleno estudio y rescate de la zona.

Esta Proposición con Punto de Acuerdo, fue turnada a la Comisión de Cultura de la H. Cámara de Diputados, la que preparó un dictamen, tomando en consideración las aportaciones de los señores diputados y concluye que:

  • El predio denominado "Rancho Las Trancas" o "Van Beuren", se encuentra ya registrado con la clave E14 A39-09-129, en el año 1988.

  • Se dictamina eliminar el numeral tercero, en el cual se solicita otorgar dentro del PEF para el ejercicio 2004, recursos para que el INAH realice las acciones necesarias para el estudio y rescate de la zona.

  • Se exhorta al Presidente de la República y en su caso, al Secretario de Educación Pública, para que expidan la declaratoria para que el predio denominado "Rancho Las trancas" cuente con la protección legal que le corresponde, de conformidad con los Artículos 5°, 21 y 23 de la Ley Federal de Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

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Figura 1. Cédula de Registro del sitio arqueológico Van Beuren

Así pues, el caso del predio "Ranchos Las Trancas", en San Miguel Amantla, Delegación Azcapotzalco, nos ofrece un buen ejemplo en el cual se logra salvar de la destrucción inminente, un sitio que posee una extensa riqueza tanto arqueológica como histórica. Es uno de los pocos casos en los que la población se une para exigir a sus dirigentes, la salvaguarda de su patrimonio en riesgo de desaparecer, el cual es irrecuperable.

La declaratoria del predio como Zona Federal de Monumentos Arqueológicos, le otorga protección legal necesaria para evitar que en un futuro, sea destruido o alterado tan importante sitio, lo que ocasionaría la respectiva pérdida irreparable de nuestro patrimonio cultural; pérdida que resultaría lamentable e imperdonable para Azcapotzalco y para México.

La protección e investigación de esta zona, permitirá a los futuros investigadores rescatar de la penumbra del olvido, la historia y la cultura de nuestros antepasados, y permitirá a nuestra comunidad admirarse y sentirse orgullosa de la rica herencia que los antiguos habitantes de Azcapotzalco nos han legado.

El área que ocupa en la actualidad la Delegación Azcapotzalco, ofrece evidencias claras de un extenso desarrollo cultural, que se remonta hasta 3,000 años atrás, al periodo conocido como Preclásico, para las fases Zacatenco ( 800 – 400 a. C.) y Ticoman (400- 200 a.C.), que continuó durante todo el periodo conocido como Clásico (150 a 750 d.C.) caracterizado por el surgimiento de uno de los más importantes asentamientos teotihuacanos en toda la cuenca del Valle de México, que ocupa una extensión de varias hectáreas, ocupando como área nuclear la mayor parte de los actuales pueblos de San Miguel Amantla, Santiago Ahuizotla y Santa Lucía.

Esta ocupación continua durante los siguientes periodos conocidos como Epiclásico y Posclásico, con la llegada de un nuevo grupo a la zona, denominado Coyotlatelco, que dará origen a la cultura Tolteca (800 – 1150 d. C.); siguen en la línea los otros grupos que se establecen en la cuenca a partir del siglo XII, conocidos como Chichimecas de Xolotl, que establecerán su gran capital en Tenayuca; entre ellos se encuentran los tepanecas, quienes dirigidos por su caudillo y protector, Aculhuacatzin, ocupan toda la parte noroeste de la cuenca, asentándose y uniéndose a otros grupos de filiación matlatzinca-otomi, llegados a la región guiados por el gran fundador de la dinastía tepaneca, Matlaccohuatl.

Los tepanecas erigirán a la ciudad de Azcapotzalco, como la cabecera de su señorío y construirán un Imperio que someterá a todo el Altiplano Central. Otras cabeceras menores sujetas a Azcapotzalco serán las ciudades de Tacuba, Chapultepec, Tacubaya, y Coyoacán. Tras la caída del señorío, entre 1428-1430 d. C. el Imperio Tepaneca es repartido y sometido por los nuevos regidores, los mexicas de Tlatelolco y los acolhuas de Tezcoco, quedando ahora Tacuba, como parte de la Triple Alianza.

Tras la conquista en el siglo XVI por los españoles y durante los siguientes siglos XVII XVIII y XIX, Azcapotzalco es evangelizado por los frailes dominicos, que se encargan durante los siguientes siglos, de erigir capillas y parroquias que se conservan hasta la actualidad. También los nuevos amos españoles levantarán grandes haciendas y ranchos que se repartirán las tierras y la producción del suelo tepaneca.

Para 1821, en el atrio de la parroquia se desarrolla un importante evento, la memorable Batalla de Azcapotzalco, el día 19 de agosto, siendo recordada como la última antes de la Independencia. Es en este lugar donde son sepultados los restos de los insurgentes caídos durante la contienda, destacando entre ellos, Encarnación "el Pachón" Ortiz.

A partir de entonces, el crecimiento urbano de Azcapotzalco, iniciado desde el Porfiriato, se verá al transformarse los antiguos barrios, las zonas de cultivo y de crianza de ganado, en nuevas colonias y fraccionamientos; la introducción del ferrocarril y del tranvía, y la construcción de nuevas casas, calles, zonas industriales, lugares de recreo y de reunión cultural incrementarán notablemente la urbanización de Azcapotzalco durante todo el siglo XX pasado.

Antecedentes Geográficos de Azcapotzalco

La Delegación Política de Azcapotzalco esta situada al noroeste del Distrito Federal y sus coordenadas geográficas son:

Al norte 19º 31´ latitud norte

Al sur 19º 27´ latitud norte

Al este 99º 09´ longitud oeste

Al oeste 99º 13´ longitud oeste.

Su altitud media es de 2,240 mts/snm su superficie es casi plana con una pendiente media menor al cinco por ciento.

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Figura 2. Ubicación del Distrito Federal dentro de la República Mexicana.

Clima

El clima es templado subhúmedo con lluvias en verano, de humedad media C (w1) en el 12% de la superficie delegacional y es templado subhúmedo con lluvias en verano pero de menor humedad C (w0) en 88 % de la delegación.

Territorio

La delegación abarca una superficie de 33.86 kilómetros que representan apenas el 2.23 % del área total de Distrito Federal. En esta extensión territorial se encuentran 34 barrios de origen prehispánico de los cuales 25 de 27 son los originales que aún se conservan y dos se encuentran ya en el Estado de México; los demás, se ubican al oeste de la demarcación. Cuenta también con unas 80 colonias; 90 unidades habitacionales y una zona centro.

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Figura 3. División Política del Distrito Federal.

Límites y colindancias

Azcapotzalco colinda al norte con los municipios de Tlalnepantla y Naucalpan en el Estado de México, al sur con las delegaciones Cuauhtemoc y Miguel Hidalgo, y al oriente con la Delegación Gustavo A. Madero.

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Figura 4. Límites y colindancias de la Delegación Azcapotzalco.

Suelos y subsuelos

Son de dos tipos: al oriente prevalecen los suelos de fondo de lago y al occidente los suelos de transición. A La base lacustre pertenecen los suelos urbanos ubicados al oriente y sureste de la delegación y al occidente corresponde la zona con suelos de transición, formando la porción especialmente mayoritaria. Estos se ubican geográficamente entre la Sierra de las Cruces y la Sierra de Guadalupe, abarcando oeste y norte. Estos suelos tuvieron las cualidades suficientes para albergar a la civilización tepaneca. Se formaron sobre estratos sedimentarios con estructura arcillosa y limos de aluvión, en la medida que entraban en contacto con el antiguo espejo del lago de Texcoco.

Geológicamente, los suelos sedimentarios fueron modelados por erosión pluvial y debido a su exposición a la intemperie intensamente favorecida, por un clima templado, se formaron suelos con propiedades suficientes para el surgimiento de culturas agrícolas estables.

Hidrografía

Al noroeste de Azcapotzalco se encuentran las subcuencas del río Hondo y el río Chico de Los Remedios, y en las cercanías en progresiva latitud norte, están los ríos San Javier y Tlalnepantla.

Los caudales del río de Los Remedios y el Hondo descienden desde las lomas de la Sierra de Guadalupe al norte y las sierras de Los Remedios y Las Cruces al occidente. La mayoría de estos causes desaguaban en tiempos remotos, de forma natural en el lago de México.

Hoy esas vertientes están controladas a través de un ingenioso sistema de vasos reguladores que embalsan las aguas pluviales. Este sistema forma parte de la sección norte del sistema hidráulico o hidrológico del Distrito Federal. Por orden de importancia son: el Vaso Regulador de El Cristo (ubicado al occidente de la Unidad Habitacional El Rosario), le sigue el Vaso Regulador El Fresno, en Tlalnepantla, y el de Las Carretas donde hay una planta de tratamiento de aguas.

Los declives del sureste vierten aguas pluviales y servidas por medio de un sistema de bombeo, al cause del entubado río Consulado, que sirve de lindero con la delegación Cuauhtemoc. Azcapotzalco pertenece a la Subcuenca del Lago de Tezcoco-Zumpango.[1]

Datos geográficos del predio "Rancho Las Trancas"

El predio objeto de este estudio, se localiza en la parte suroeste de la Delegación Azcapotzalco, dentro del territorio del actual pueblo de San Miguel Amantla. Está señalado con el No. 30 de la calle Santa Lucía, esquina con Calzada de la Naranja. También se le conoce como Predio Van Beuren, o Expoferia, ya que en el se construyó en tiempos pasados, el Centro de Ferias y Convenciones de la Capital Mexicana.

Las coordenadas geográficas UTM del predio, son:

E: 478, 430.

N: 2152, 960.

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Figura 5. Ubicación del Pueblo de san Miguel Amantla. En verde, el predio Rancho Las Trancas.

Y se ubican sobre la carta topográfica del INEGI No. E14 A39, escala 1: 50,000. La fotografía aérea de la zona se puede encontrar en la CETENAL a una escala de 1:50,000, con una fecha de vuelo de 15-02-71, en el rollo R-3, Línea 19ª, fotos 5, 6-11.

El predio ocupa un área de 4.8 hectáreas, lo que equivale a unos 48,000 m2.

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Figura 6. Localización del predio Van Beuren o Rancho Las Trancas. Trabajos arqueológicos en la zona realizadas por el INAH.

El pueblo de San Miguel Amantla colinda con el Camino a Nextengo, al norte; la Av. Tezozómoc, al este; la Av. Santa lucía y Calzada de la Naranja, al sur, y la calle Quezada, al oeste. Las colonias importantes cercanas a San Miguel, son Santiago Ahuizotla y Santa Lucía. [2]

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Figura 7. Unidad habitacional teotihuacana localizada en 1991, en el predio Van Beuren o Rancho Las Trancas.

El pueblo de San Miguel Amantla esta urbanizado en su totalidad, aunque aún conserva algunos rasgos que le dan un aire de provincial, como sus callejones, sus casas antiguas y la antigua parroquia dedicada a san Miguel arcángel, edificada en el siglo XVII, hacia 1637.

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Figura 8. Parroquia de San Miguel Arcángel

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Figura 9. Excavación del sitio Loma Coyotlatelco. Restos de un palacio teotihuacano.

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Figura 10. Restos de la unidad habitacional teotihuacana excavada en el predio Van Beuren o Rancho Las Trancas.

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Figura 11. Proceso de excavación del predio Van Beuren.

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Figura 12. Ofrenda teotihuacana depositada en una esquina de uno de los cuartos de la unidad habitacional teotihuacana.

Antecedentes paleontológicos, arqueológicos e históricos de Azcapotzalco

El territorio que ocupa la Delegación Política de Azcapotzalco, fue desde épocas muy remotas, testigo de grandes periodos de nuestra historia. El área formaba hace milenios, parte de la cuenca lacustre del lago de Tezcoco y del valle de México, y su historia se remonta hacia épocas tan tempranas como el Periodo Pleistocénico final.

Hace ya unos 35,000 años antes del presente, en la región habitaban enormes animales prehistóricos, como los mamuts, bisontes, caballos, camellos, etc., que sobrevivían a las orillas de los antiguos lagos y en los bosques del valle. Este periodo se encuentra representado en Azcapotzalco, principalmente en la antigua zona lacustre, donde las excavaciones arqueológicas con motivo de las obras de construcción del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano, en la Línea 6,[3] han arrojado los restos de fauna mayor, como Mamut Emperador y antiguos caballos.

Aunque no se han localizado evidencias claras en el área, es probable que durante el Paleoindio (10,000 a. p.), algunos grupos de cazadores y recolectores recorrieran la región, aprovechando los recursos naturales que ofrecían los lagos y los bosques del valle; estos pequeños grupos de nómadas fabricaban ya herramientas de piedra para el corte y el raspado así como puntas para la caza de animales.

ARCAICO

Hacia 7,000 y 5,000 años a. p., en el Periodo Arcaico, con los drásticos cambios climáticos, desaparece la fauna pleistocénica; los grupos de cazadores-recolectores entran en un periodo de sedentarización y comienza una agricultura incipiente; se aprovechan más aun los recursos de la región y aparecen instrumentos de molienda de semillas; se almacenan alimentos y se explotan los recursos de las riveras de los lagos.

De 5000 a 2000 años antes de nuestra era, los grupos se vuelven más sedentarios y la agricultura alcanza un alto grado de desarrollo en la región; se domestican diversas plantas y se obtienen mediante la selección nuevas especies, como la calabaza, el chile, el aguacate, el maíz y el frijol. Hacia el 3000 antes de nuestra era, surgen las primeras aldeas y hacia el 2200 a. C., aparecen las primeras formas de alfarería.[4]. Los datos más antiguos de ocupación de la cuenca para este periodo, se ubican en la zona sur, a las orillas del antiguo lago de Chalco, en Tlapacoya, donde la evidencia muestra una ocupación fechada para las fases Playa I (5,500 – 4,500 a.C.); Playa II, (4,500 – 3,500 a. C.) y Zohapilco (2,500 – 2000 a. C.).[5]

FORMATIVO.

Entre el 1500 y 1200 a. C., el periodo Formativo Temprano, se caracteriza en la región por el desarrollo de aldeas homogénea y algunas villas importantes, en las que existe una agricultura incipiente y se practica la caza y la pesca. Entre las aldeas y villas sedentarias destacan Coapexco, Tlapacoya y Tlatilco, representadas por la presencia de figurillas femeninas para el culto a la fertilidad y algunas cerámicas con elementos olmecas, que dan evidencia de intercambios con la región del Golfo.

Entre 1200-700 a. C. en el Formativo Medio, continua la recolección, la caza y la pesca y se refuerza el complejo agrícola; aumenta el numero y el tamaño de las villas y aldeas; la población se distribuye al sur de la cuenca, (Chalco- Xochimilco). Coapexco es abandonado; Tlapacoya continua siendo una villa pequeña y Tlatilco se convierte en una gran villa, igual que Temamatla, al sur; aparecen algunas técnicas sencillas de irrigación y prolifera la elaboración de artefactos utilitarios y artesanales de concha, hueso, piedra, cerámica y tejidos; existe intercambio interregional con otras áreas; aparecen jerarquías en el tamaño de los asentamientos y aparece la arquitecturavico ceremonial modesta y un culto a la lluvia y a animales totémicos; continúan los rasgos estilísticos olmecas y las figurillas representan a magos y a hechiceros.

Durante el Formativo Tardío (700-300 a. C.) el cultivo del maíz ocupa un lugar predominante y disminuyen actividades como la caza y la recolección; las villas crecen en tamaño y en numero y aparecen centros regionales a la cabeza de otros sitios más pequeños, como es el caso de Cuicuilco; se acentúa la producción artesanal y la tecnología agrícola; se intensifica la especialización y el intercambio entre comunidades de bienes agrícolas y lacustres por bienes de las zonas altas y existen redes de intercambios con otras áreas de Mesoamérica; en los asentamientos se observan jerarquías con diferencias en edificios públicos y ceremoniales, y diferencias en la colocación de los entierros que se depositan unos en las estructuras ceremoniales y otros en las unidades domésticas; en los sitios más importantes, destaca la arquitectura religiosa a gran escala y los brujos y los hechiceros se convierten en jefes y sacerdotes; en sitios como Cuicuilco, se observa el culto a Huehueteotl, Dios del Fuego.

En el Formativo Terminal, de 200 a. C. a 200 d. C. continua el cultivo del maíz como la actividad más importante, complementada en menor escala por la caza y la pesca; continua la proliferación del tamaño de los sitios y empiezan a proliferar aldeas y villas al norte del valle, en Teotihuacan, Texcoco, y al sur, la población se dispersa y disminuye; continua el control de recursos como la obsidiana. Hacia el 300 a. C. Cuicuilco predominaba como pequeña ciudad de la cuenca, y abarcaba unos cuatro o cinco km2, y se encontraba poblada por varios miles de habitantes. Esta ciudad al sur del valle, fue totalmente destruida entre los años 100 y 200 a. C. por la erupción del volcán Xitle, y con ello, el valle de Teotihuacan ostenta el predominio sobre la cuenca. De Teotihuacan, salen productos locales rumbo a otros centros importantes y comenzará la construcción de grandes edificios ceremoniales, que señalan una casta sacerdotal establecida; aparecen centros regionales más grandes que las antiguas villas y aldeas con una organización jerárquica y diferencias en los entierros.[6]

En Azcapotzalco, este periodo se encuentra ampliamente representado por cerámica y otros objetos líticos y óseos localizados a lo largo de toda el área que ocupa la Demarcación, en diversos sitios con evidencia de ocupación humana de esta época; en la parte suroeste de la demarcación, las excavaciones en San Miguel Amantla han evidenciado la existencia de una aldea cuyos habitantes se mantenían de la siembra se diversos productos principalmente maíz, frijol, y calabaza, así como de la caza y la pesca de los recursos que ofrecía la región de los lagos y el valle, como venados, patos, aves diversas, ajolotes, acociles, etc. Además de la cría de diversos animales domésticos, como perros y guajolotes.

Esta aldea se ubicaba cronológicamente en el Horizonte Preclásico Medio y Tardío en las fases Zacatenco (800- 400 a.C), Ticomán (400- 0 a.C.), y Teotihuacan I, Tzacualli, (1-150 d.C.), En el área, se localizaron diversos restos de cerámicas decoradas pertenecientes a estas fases, como escudillas de silueta compuesta, arriñonadas, acanaladas, semiesféricas, botellones, cajetes, copas, ollas; tecomates y platones, figurillas antropomorfas de arcilla elaboradas al pastillaje; cazuelas, comales pulidos, ollas, así como navajas, puntas de obsidiana y restos de huesos trabajados.[7]

CLASICO

Con el surgimiento de Teotihuacan, en Azcapotzalco aparecen algunos asentamientos importantes, localizados en el área que ocuparon los antiguos asentamientos preclásicos, en lugares como San Miguel Amantla, Santiago Ahuizotla, Santa Lucia, Santa Cruz, y sus alrededores, al sur de la Delegación. Durante todo el periodo Clásico (150-750 d.C.), se desarrollará un extenso sitio contemporáneo durante todas sus fases, con la gran metrópoli de Teotihuacan, de una extensión de varios cientos de hectáreas, convirtiéndose en un importante centro provincial bajo la esfera de influencia de la Ciudad de los dioses.

Los habitantes teotihuacanos de Azcapotzalco, se organizaban en grupos de unidades habitacionales bien definidas formadas por cuartos ubicados alrededor de patios centrales y pequeños templos dedicados a las deidades de la lluvia, el agua, la primavera, la muerte, el fuego, etc., como se puede observar en las figurillas de arcilla localizadas en el área. En estas unidades habitacionales, residían grupos de familias de agricultores y artesanos, así como de comerciantes y nobles, dedicados a la religión, al comercio, a la producción de alimentos, a la elaboración de enseres domésticos y de lujo, como petates, navajas, artículos de piel, tela, adornos, etc.

Las excavaciones y estudios realizados por los arqueólogos de la Subdirección de Salvamento Arqueológico del INAH en el área han permitido definir para este periodo de ocupación humana en Azcapotzalco, algunos materiales que se reconoce pertenecen a las siguientes fases:

Teotihuacan II: Miccaotli -Tlamimilolpa (150-450 d. C.). Representado por vasos, cajetes soporte de botón, y de fondo plano, escudillas, comales, vasos trípodes rojos, cajetes decorados al contraste, incisos, semiesféricos, vasijas Cráter, ollas, braseros alisados, y diversas figurillas modeladas y al pastillaje, con exuberantes tocados y atavíos; policromadas en colores rojo, blanco y amarillos.

Teotihuacan III: Xolalpan (450-650 d. C.) representada por hermosos braseros decorados con impresiones moldeadas, mascaras, vasos trípodes, tazones de soporte anular, vasos con impresiones y rebordes, vasos con engobe pulido rojo, vasijas Cráter incisos; vasos cilíndricos trípodes con plano relieve, ollas, cazuelas, cajetes, escudillas y figurillas tipo retrato.

Teotihuacan IV Metepec (650-750 d. C.) representado por figurillas con altos tocados de plumas y quetzales, sentadas en tronos con soportes, muy ataviados con ropajes y collares, elaboradas en moldes; que representan sacerdotes, dioses y guerreros; así como tazas de soporte anular, cajetes de fondo plano y hemiesféricos, escudillas, vasos trípodes, incisos, sellados, Cráter Rojo, ollas, braseros, comales, tapas, entre otros.

Es a finales del periodo Metepec, cuando por diversas causas aun no esclarecidas totalmente, cae Teotihuacan y junto con ella, las demás ciudades importantes de la Mesoamérica del Clásico. Igual suerte corre el Azcapotzalco teotihuacano, que comienza a ser abandonado, y sobre sus ruinas y los restos de su cultura, nuevos grupos humanos erigirán sus vidas.[8]

POSTCLÁSICO

Durante el periodo Epiclásico, Azcapotzalco continuará siendo un centro de ocupación humana y en el área aparecerá una tradición cerámica conocida como Coyotlatelco, la cual llegará y se desarrollará en la meseta central traída por grupos procedentes del norte de Mesoamérica, y que se ubica entre los años 750 al 950 d. C. Esta cerámica representa el surgimiento de la cultura Tolteca.

En Azcapotzalco, la evidencia de ocupación humana durante esta fase, se localiza principalmente, en Santiago Ahuizotla, donde Alfred Tozzer en 1919, excava un montículo que se conocía localmente como "Loma Coyotlatelco", del cual tomó su nombre el complejo cerámico definido para esta cultura que dará origen a los toltecas, y que se caracteriza por sus cerámicas pulidas con motivos de bandas y elementos pintados en rojo sobre bayo, y rojo sobre crema, como cajetes trípodes y de base anular, cucharones, sahumadores, ánforas, comales. Los nuevos habitantes del Azcapotzalco Coyotlatelco, se asentaron sobre las ruinas abandonadas del anterior asentamiento teotihuacano; las investigaciones señalan que vivían en un asentamiento rural y disperso.[9]

Para el periodo Posclásico Temprano, hacia el 1000 – 1100, el Estado Tolteca alcanzará su máximo apogeo, y su influencia se extenderá a gran parte de Mesoamérica. En la Cuenca de México, durante la fase Mazapa, aparecerán cerámicas características de Tula, de la cual se distinguen vasijas color Naranja al Brochazo; cerámicas Rojo sobre Café; Naranja Pulido; platos y cajetes decorados con líneas rojas ondulantes; ollas Blanco Levantado y cerámicas foráneas, como las vasijas Plumbate; cerámicas domésticas monocromas cafés pulidas, naranjas y cerámicas burdas tipo Café Grueso; cerámicas suntuarias como incensarios, pipas, ollas y braseros Tláloc.[10]

En la cuenca de México, esta tradición cerámica se verá reflejada en varios sitios localizados principalmente en la parte norte del valle, entre estos, se cuentan Zumpango, importante sitio tolteca, así como diversos asentamientos rurales, como Azcapotzalco.

Hacia fines del siglo XII, Tula, capital tolteca, sucumbirá como centro rector, debido a una serie de problemas internos; debido a esto, la capital tolteca se trasladara a Culhuacán, y la población de desplazará a la parte sur, hacia Tláhuac, Mixquic, Xico y Chalco, donde se localizarán los centros con cerámica Azteca I contemporánea a la tradición Mazapa.[11]

Es durante el siglo XII que llegan a la cuenca varios grupos chichimecas procedentes del mítico lugar de las siete cuevas, Teoculhuacan Chicomostoc, y surgirá un nuevo centro político rector, el estado chichimeca de Tenayuca, instalado por Xólotl.

En Azcapotzalco, los Annales de Tlatelolco nos hablan de la llegada a la región de uno de estos grupos, quienes guiados por su caudillo, Matlacóatl, se establecen en un poblado llamado Azcapotzaltonco (actualmente Villa Nicolás Romero). Matlacóatl, realiza una alianza matrimonial con el señor local, al contraer nupcias con una de sus hijas, la princesa Azcueitl, hacia 1152 – 1222 e inicia la dinastía de señores sucesores, como Chiconcuauhtzin (1222-1248) y Texcapoctzin (1248-1282), que llevarán hasta Acolhuacatzin, caudillo tepaneca, quien ascenderá al trono de 1283 a 1343.

Este señor, nos dice Alva Ixtlilxóchitl, se une en matrimonio con una hija del gran chichimeca de Tenayuca, Xólotl, la princesa Cuetlaxochitzin, y recibe como dote de ella, a la ciudad de Azcapotzalco, en la que sentarán su corte; a partir de entonces pasará a ser la cabecera del Señorío Tepaneca. De esta unión, nacerá el príncipe heredero, Tezozomoctzin Yacateteltetl Nipeuhqui, quien se unirá a Chalchiuhcozcatzin y ambos gobernarán Azcapotzalco de 1343 a 1427. Es durante el reinado de Tezozomoctzin que llegan y se asientan los mexicas en un islote del lago, perteneciente a Azcapotzalco, donde fundarán la que después sería la gran ciudad de México- Tenochtitlan, hacia 1325. Los recién llegados, sujetos a Azcapotzalco, servirán al señor tepaneca y le ayudarán a conquistar otros poblados y a ampliar su señorío, dominando casi todo el valle de México y más allá, hasta llegar a Atotonilco.

Estos sucesos ocurrirán durante la fase conocida como Azteca II, que va de 1300 a 1430 d. C. representada arqueológicamente por cerámicas domésticas de estilo local de Tenayuca, del tipo Negro sobre Naranja, de las que se distinguen cajetes trípodes, semiesféricos, cazuelas y platos decorados con motivos de líneas negras y diseños geométricos, sobre una base pulida color naranja; así como cazuelas, ollas, comales y jarras color naranja y café.[12]

Al morir el gran Tepaneca Tecutli de Azcapotzalco Tezozomoctzin, a una edad muy avanzada, hacia 1427 aproximadamente, ocurrirá una crisis dinástica que llevara a una lucha entre los hijos del señor: Quetzal Tlayauhtzin, heredero al trono Tepaneca, y Maxtla, señor de Coyoacan; este último usurpará el poder de manos de su hermano, lo asesinará y cometerá diversas tiranías contra los señoríos sujetos de Texcoco y Tenochtítlan. Como consecuencia, Netzahualcoyotl, heredero al trono Acolhua e Itzcoatl, señor mexica, apoyados por Totoquihuatzin I, señor de Tlacopan, se unirán en guerra contra el nuevo señor tepaneca, hasta vencerlo y con ello, caerán derrotadas la cabecera principal, Azcapotzalco, junto con otras ciudades del Señorío Tepaneca, que será repartido entre los vencedores entre 1428-30.

A partir de entonces, la ciudad de Azcapotzalco pasará a ser un poblado tributario sujeto a la nueva cabecera tepaneca: Tlacopan; en ella se instaurará un mercado para la venta de esclavos y quedara subdividida en dos parcialidades: Azcapotzalco Tepanecapan y Azcapotzalco Mexicapan (Ixtlilxóchitl, ídem), manteniendo un principio dual, en el cual, se introduce un nuevo linaje dinástico mexica, pero sin desconocer el linaje tepaneca.

Durante este tiempo se desarrollará la tradición cerámica Azteca III, (1400-1500 d. c.) consistente en cerámicas ceremoniales y domésticas de gran calidad, típicas de Tenochtitlan., entre las cuales se reconocen los cajetes, cuencos, cazuelas, jarras y platos decorados con líneas, puntos y motivos geométricos finos del tipo Negro sobre Naranja; así como ollas, cajetes y comales monocromos; cajetes y copas tipo Rojo Tezcoco; copas Naranja Laca; braseros Rojo Pulido, braseros trípodes estucados y sahumadores. [13]

Muchos años pasarán hasta 1521 fecha en la cual, caerá la cabecera del Imperio Mexica, la ciudad de México-Tenochtitlan a manos de Hernán Cortes, y con ella, los demás señoríos indígenas del Altiplano.

CONQUISTA Y COLONIA

La época de la Conquista ocurrirá durante la fase Azteca IV, representado por la tradición cerámica típica de Tlatelolco, representada por cerámicas domésticas y rituales similares a las de la fase anterior del tipo Negro sobre Naranja, pero con motivos de líneas más gruesas con diseños zoomorfos y fitomorfos[14]

Tras la conquista militar, seguirá la conquista espiritual de todos los habitantes del nuevo mundo, con la llegada a México de varias misiones de frailes que se encargarán de la conversión de la población. En Azcapotzalco, hacia 1528-1529 se establecerán los frailes dominicos, que bajo la guía de fray Lorenzo de la Asunción erigirán sobre los templos del centro ceremonial tepaneca, una primera parroquia y convento dedicados a los Santos Apóstoles Felipe y Santiago el Menor, que serán remodelados y reedificados en los siguientes siglos XVII y XVIII, siguiendo los lineamientos estilísticos de estas épocas, alcanzando su máximo esplendor con el estilo Barroco.

Durante el Siglo XVI, destacarán personajes importantes como Don Antonio Valeriano, indio nativo de Azcapotzalco, conocido por su sabiduría, quien fue alumno y después maestro en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco y a quien se debe mucha de la información recopilada por fray Bernardino de Sahagún para elaborar su máxima obra, la Historia General de las Cosas de la Nueva España. También se le reconoce a Valeriano por su trabajo en la recopilación de la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac en diciembre de 1531, conocida con el nombre de Nican Mopohua, y que forma la base de la tradición y culto guadalupanos tan arraigados en el pueblo mexicano.[15]

Otro personaje importante para Azcapotzalco, y para México, es el beato Fray Sebastián de Aparicio, natural del pueblo de Gudiña, en Orense, de la provincia de Galicia, España, nacido el 20 de enero de 1502. Hacia 1533 llega a la Nueva España, donde al ver las cargas que los indígenas tenían que soportar sobre sus hombros, transforma los antiguos carros e inventa las carretas atadas a bueyes, con las que abrió los caminos y brechas para recorrer largas distancias de Veracruz a México y a Zacatecas, desde donde se transportaba la plata.

Además de las carretas, Aparicio es el primer impulsor de la charrería, ya que era diestro en el manejo de la reata y la doma de animales, así como el tejido de reatas y la talabartería, artes que enseñó también a los rancheros; posteriormente, Aparicio adquirió las tierras ubicadas al norte de Azcapotzalco y al rededor del Camino de Tlalnepantla, donde fundó la Hacienda de San Nicolás, después conocida como Careaga, y del Rosario, donde se dedicó al cultivo y la crianza de ganado. Aparicio también es el creador de la tradicional conmemoración de Días de Muertos, ya que es en su hacienda de Azcapotzalco donde las antiguas tradiciones prehispánicas del culto a los muertos se funden a la conmemoración de la fiesta de Todos los Santos y de los Muertos en los días 1 y 2 de noviembre, donde sus peones indígenas realizaban las ofrendas de comida, bebida, flores y dulces a sus parientes difuntos, y realizaban procesiones nocturnas y elevaban oraciones.[16]

Durante la época Colonial, en el Siglo XVI, Azcapotzalco pertenecía a la provincia de Santiago de México, y hacia 1550, paso como encomienda a las manos de Catalina Montejo y de su esposo Alonso Maldonado. La población indígena, que ascendía a unos 17,000 habitantes, se redujo a tan solo 3,000, debido a los maltratos y los altos tributos del encomendero, y al azote de las pestes.[17] Al morir Maldonado, la encomienda queda en manos de Catalina hasta 1582. Hacia 1600, la encomienda de Azcapotzalco pasa a manos de Luis de Velasco II, Marqués de Salinas hasta su muerte en 1617, conservándola su hijo.[18]

Durante el siglo XVIII, Azcapotzalco funcionaba como cabecera con curato, y seguía siendo República de Indios, con su propio gobernador, de los cuales destaca Don José del Carmen Rocha. En este siglo, en Azcapotzalco habían prosperado unas seis haciendas y nueve ranchos, en los cuales se cultivaba y cosechaba maíz, cebada, trigo y diversas hortalizas; también se dedicaban a la crianza de ganado[19]además, según la Composición de Tierras del Pueblo de Azcapotzalco, fechada hacia 1795, existían unos 27 barrios de origen indígena, cada uno de los cuales, contaba con su propia iglesia, traza, santo patrono, fiesta principal y nombre indígena.

Ya a finales del Siglo XVIII, destacará en el lugar la hacienda de San Antonio Clavería, propiedad de un español procedente de San Lúcar de Barrameda, llamado Don Juan Domingo de Bustamante; desde entonces, a la Hacienda de Clavería se le conocería como "El Palacio de los Bustamante". Don Juan Domingo fallecerá en la Ciudad de México el día 23 de diciembre de 1783, heredando todos sus bienes a su hijo, Juan Felipe Bustamante.[20]

Durante este periodo, la evidencia material se ve reflejada en los restos arqueológicos del área; desde el Siglo XVI, el Valle de México pasará por una etapa de transición entre las tradiciones cerámicas azteca y europea, también conocida como Azteca V o Epigonal, seguida por una nueva tradición novohispana que abarcará desde finales del siglo XVI hasta el XVIII. Este periodo está representado por cerámicas alisadas en café y naranja, como lebrillos, ollas, jarras, cajetes y comales: cerámicas vidriadas en verde y café, como ollas, cazuelas, jarras, platos, molcajetes y candeleros; mayólicas blancas y cremas con motivos en verde, azul, café y naranja; porcelanas Asiáticas y lozas inglesas y españolas. Esta fase abarcará los tres siglos de dominación colonial hispana en México.

Siglo XIX

Ya en el siglo XIX, destaca Azcapotzalco durante su participación en el último enfrentamiento entre el Ejército Realista y el Ejército Trigarante, antes de consumarse la independencia. El 19 de agosto de 1821, se enfrentará un grupo de insurgentes al mando de Anastasio Bustamante, contra un grupo de realistas acuartelados en Tacuba, bajo las órdenes de don Manuel de la Concha, destacando en este enfrentamiento los capitanes insurgentes Encarnación "el Pachón" Ortiz quien murió al tratar de recuperar un cañón, don Manuel Arana y don Vicente Endérica, que resultaron gravemente heridos, así como los tenientes Manuel Arroyo y Valentín Canalizo. En el atrio de la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, se libraría la célebre Batalla de Azcapotzalco, hecho por el cual, poco tiempo después se le denomina al lugar como "La Villa de Azcapotzalco de Bustamante y Quintanar", en honor de los insurgentes Anastasio Bustamante y Luis Quintanar.[21]

Al hacerse la primera delimitación del Distrito Federal, en 1824 por el gobierno independiente de presidente Guadalupe Victoria, Azcapotzalco no fue incluido, siendo renovado el Ayuntamiento en 1825, quedando de acuerdo los gobernadores del Distrito y del Estado de México, en definir los pueblos que pertenecían al primero.[22]

El 1° de septiembre de 1854, Azcapotzalco recibe el título de villa en honor al hecho de armas llevado en el lugar durante la guerra de Independencia.[23]

Destacará nuevamente el nombre de Azcapotzalco, gracias a uno de sus hijos, el Cadete Fernando Montes de Oca y Rodríguez, quien ofrendó su vida a los 18 años, junto con la de sus compañeros, los Niños Héroes, por defender la Patria de la invasión norteamericana a México, durante la batalla del Castillo de Chapultepec, entonces Colegio Militar el día 13 de septiembre de 1847. Nacido el día 29 de mayo de 1829, hijo del Capitán José María Montes de Oca y de Doña María Josefa Rodríguez y Rodríguez. Según cuenta la tradición, Montes de Oca tomó la bandera nacional del asta, se envolvió en ella y se arrojó hacia el precipicio, evitando así que el símbolo patrio cayera en manos de los invasores[24]

La vida continuó transcurriendo tranquila en la Municipalidad de Azcapotzalco durante el resto del siglo XIX, donde sus habitantes distribuidos en sus antiguos barrios, se dedicaban al cultivo de sus tierras y a la cosecha de maíz, frutas, legumbres, magueyes, alfalfa y a la cría de animales. [25]

En 1882, se inauguró una línea de tranvías jalados por mulitas, que comunicaba a la ciudad de México con Tacuba, Azcapotzalco y Tlalnepantla, que sería sustituido por el sistema de tranvías eléctricos en 1900.

En 1898, el Congreso aprobó y estableció la Municipalidad de México y las prefecturas políticas, y fue establecida la Prefectura de Azcapotzalco como tercera.[26]

Siglo XX

En 1903, la Ley de Organización Política y Municipal, divide al Distrito Federal en 13 municipalidades, una de las cuales es Azcapotzalco.[27]

Durante el Porfiriato, a principios del siglo XX, destacaron en la región las haciendas de Careaga, Acalotenco y Clavería, y en la Avenida Azcapotzalco, las familias de alta posición económica, comienzan a construir hermosas casas afrancesadas; durante este periodo, existía gran actividad en el lugar; diversos productos del mercado eran transportados a la capital, sobre mulas y carretas, elegantes carruajes y tranvías, recorrían las calles empedradas, y el ferrocarril atravesaba la Municipalidad desde la Ciudad de México hasta Toluca; en 1905, se le dio el nombre de "Azcapotzalco de Porfirio Díaz". También comienza el proceso de urbanización de Azcapotzalco, ya que durante la primera década del siglo, se establecen importantes colonias: San Álvaro, El Imparcial, la Angel Zimbrón y la Aldana; también se construye el sistema de drenaje y se surte de agua potable a la Villa, en 1904. [28]

En la Antigua Avenida Azcapotzalco, se erigieron hermosos palacetes de estilo francés, donde las clases adineradas y pudientes se refugiaban mientras las clases trabajadoras de Azcapotzalco, se esforzaban en obtener lo necesario para subsistir en sus parcelas, y mediante el comercio de sus productos; así, por las calles pasaban landóes y carretelas jalados por caballos y mulas, así como burros cargados con alfalfa, leña, guacales con verduras, etc.

En 1910, durante la Revolución, el Convento de Azcapotzalco, sirvió de cuartel a un grupo de villistas, y en la Guerra de los Cristeros, el edificio fue cerrado y murieron varios sacerdotes. Para 1914, la Ley Orgánica del Distrito Federal en su artículo No. 8º establece doce delegaciones, entre ellas Azcapotzalco.

Hacia 1925, en el periodo Post Revolucionario José Vasconcelos funda en Azcapotzalco, una de las trescientas bibliotecas que formaban parte de la cruzada nacional para la educación, la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, en donde, en 1926, el muralista Juan O´Gorman, plasma su obra en la cual se observa al Azcapotzalco de los años veintes, y su transformación de zona rural a urbana. [29]

En 1929, se conformó a la antigua Municipalidad de Azcapotzalco, como una de las delegaciones del Departamento del Distrito Federal, según decreto de la Ley Orgánica del Distrito Federal, que crea 13 delegaciones dependientes de un Departamento Central.

Durante el Siglo XX, se incrementa el crecimiento urbano, industrial y social de Azcapotzalco; en los años veintes y treintas, se crea la colonia Clavería, y en 1929, se destinan 50 hectáreas para la creación de la Zona Industrial Vallejo, donde se construyeron diversas fábricas, talleres, almacenes, bodegas y oficinas, quedando definitivamente conformada como tal en 1944 y decretado por el presidente Manuel Avila Camacho. En 1930, surgen también los grandes complejos habitacionales. En 1944 se construye al sur de la Delegación, la Refinería 18 de Marzo. En los años cincuentas, se crea una red ferroviaria que complementa la ya existente, y se rediseña la estación de mercancías Pantaco. En 1954 se crea el Rastro de Ferrería, el más importante de la ciudad; también se crean nuevas zonas industriales como El Gas, San Antonio y San Salvador Xochimanca y la Nueva Santa María. A fines de los sesenta, se forma la Nueva Industrial Vallejo[30]y para 1973, el INFONAVIT comienza la construcción de la Unidad Habitacional El Rosario.

Es durante los años cincuentas que el Instituto Mexicano del Seguro Social funda la más importante unidad hospitalaria, ubicada al norte de la ciudad; esta unidad o policlínica, concentra todas las especialidades médicas, respondiendo a la necesidad de brindar atención médica principalmente a los trabajadores mexicanos. Como una forma de expresión sobre esta atención médica, en el lugar, importantes personalidades de la pintura, como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, plasman en el vestíbulo y en el auditorio, majestuosos murales que expresan que la medicina debe estar al alcance de todos los mexicanos.

Rivera, en 1951, en el vestíbulo, plasma su obra titulada: "El pueblo en Demanda de Salud", en el cual se hace una visión de los logros en la medicina indígena desde la época prehispánica, y los avances de la ciencia médica de este siglo; y el mural de David Alfaro Siqueiros, "Por una seguridad completa y al servicio de todos los mexicanos", en el que se muestran diversos efectos visuales al admirar la obra, en la cual, se busca un diálogo con el espectador por medio del movimiento de las imágenes, y donde se aprecia a los trabajadores, obreros y gente del pueblo, en sus luchas sociales.

Ya bien entrado el siglo, en 1978, se diseña el Parque Tezozómoc por el arquitecto Mario Schjetman de Garduño, el cual se inaugura el 21 de marzo de 1982, con un hermoso lago rodeado de montes que reproduce la topografía de la cuenca del Valle de México en el siglo XVI en una superficie de 17,000 m2.[31]

En 1991, se inaugura en el centro de la Delegación, la Casa de la Cultura de Azcapotzalco, la cual, anteriormente, funcionó como Palacio Municipal, donde se encontraban las oficinas y dependencias de la Delegación Azcapotzalco. La construcción data de 1891, y fue remodelada de 1990 a 1991 con motivo de su centenario. El edificio, ha tenido diversas funciones a lo largo de sus 108 años de existencia; en el se albergaron las oficinas de las autoridades de la Villa de Guadalupe; en el Porfiriato, funcionó como Prefectura Política del gobierno del General Díaz; en 1930, durante el mando del General Alvaro Obregón, se utilizó como sede de la Delegación Política de Azcapotzalco; durante los años cincuentas, albergó las oficinas de la Delegación, la policía, la tesorería, el servicio médico, un anfiteatro y la cárcel; también funcionó como sede del Registro Civil y alojó las oficinas de Tránsito y Vialidad, hasta 1990, fecha en que se remodeló y en 1991, comenzó a funcionar como la actual Casa de la Cultura.[32]

También de la segunda mitad del siglo XX; datan la UAM Azcapotzalco, de 1974, y el CCH # 1, de la UNAM; la ESIME del IPN; en 1967, se funda el IPADE en el casco de la antigua hacienda de Clavería.

Sobre el nombre de Azcapotzalco

Desde hace cientos de años, la tierra que actualmente ocupa nuestra Delegación ha sido conocida con el nombre indígena náhuatl de AZCAPOTZALCO. Son varias las versiones que a lo largo del tiempo y hasta la actualidad, vamos a encontrar en diferentes documentos sobre la representación del topónimo y la pronunciación de la palabra, algunas de ellas corrupciones del nombre original Izputzalco (lugar de Izputzal, fundador de Azcapotzalco), que como veremos más adelante, se transformó en Azcaputzalco, Escapozalco, Atzcapotzalco y por último, Azcapotzalco, que usamos en el presente.

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Figura 13. Representación de la hormiga de Azcapotzalco, según el Códice Mendocino.

El nombre de esta antigua ciudad ha hecho siempre referencia a la hormiga roja y al hormiguero, como lo indican los diferentes documentos antiguos donde ha sido representado su glifo, el cual se forma con la imagen de este pequeño insecto, asociada a otros elementos, como arena, piedrecillas y granos de maíz. Azcapotzalco o Azcaputzalco, que según la versión más acertada quiere decir: "En el hormiguero".

Así encontramos la siguiente definición sobre el nombre de Azcapotzalco y la lectura de su topónimo:

"AZCAPOTZALCO: pueblo del Distrito Federal, al norte de la Ciudad de México, en un tiempo cabecera del reino Tepaneca. Etimología: Azcaputzalco, "En los hormigueros"; de ázcatl, "hormiga", putzalli, "terrero" y co, "en". [33]

La antigua ciudad prehispánica de Azcapotzalco, fue por mucho tiempo la cabecera principal del Imperio Tepaneca, esto es, desde fines del siglo XII hasta 1428 d. C, fecha de su destrucción durante el gobierno de Maxtla, por la alianza entre los acolhuas de Tezcoco y los mexicas de Tenochtitlan; tras su caída, la cabecera se traslada a la corte de Tlacopan, hoy Tacuba, quedando Azcapotzalco, como pueblo sujeto y tributario, como sede de un mercado de esclavos y dividido en dos parcialidades: Tepanecapan, donde habitaban los antiguos residentes tepanecas, y Mexicapan, donde se asentaron los nuevos conquistadores mexicas.

A pesar de todo esto, la ciudad continuó conservando su antiguo nombre, el cual se puede observar en diversos documentos y escritos antiguos del siglo XVI y XVII, en los que se encuentra el topónimo indígena de Azcapotzalco, el cual se representa con el dibujo de una pequeña hormiga roja en un hormiguero, representado con pequeños puntos oscuros que simbolizan arenas y piedrecillas, así como círculos claros que podrían representan granos de maíz.

Existe una versión que asocia el simbolismo de este glifo con una vieja leyenda prehispánica, recopilada en un documento conocido como El Manuscrito de 1558, que nos habla sobre la creación de la humanidad y el descubrimiento de los alimentos en el Tonacatépetl o "Cerro de nuestro sustento" por el dios Quetzalcóatl ayudado por una hormiga roja, con los cuales dará que comer a los nuevos hombres. Conocida como "La leyenda de los Soles", en una de sus partes nos dice:

Quetzalcoatl se encuentra a la hormiga, le dice: -¿Dónde fuiste a tomar el maíz?, dímelo.

Mas la hormiga no quiere decírselo. Quetzalcoatl con insistencia le hace preguntas. Al cabo dice la hormiga: -En verdad allí.-

Entonces guía a Quetzalcoatl, este se transforma enseguida en hormiga negra. La hormiga roja lo guía, lo introduce al monte de nuestro sustento. Entonces ambos sacan y sacan maíz.

Dizque la hormiga roja guió a Quetzalcoatl hasta la orilla del monte, donde estuvieron colocando el maíz desgranado[34]

Aunque el origen del nombre de Azcapotzalco no está muy claro, existe una historia mencionada por don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, en la cual explica que éste comenzó durante las reparticiones de tierras hechas por el gran chichimeca de Tenayuca, Xólotl, en el siglo XII d. C., después de la caída de la capital tolteca, Tula. Según esta versión, la palabra Azcapotzalco, es una corrupción del nombre de un personaje llamado Izputzal, del cual se originó el nombre del lugar poblado y dice así:

"…. la ciudad de Azcaputzalco, le cupo a un caballero llamado Izputzal, y así se llamó este lugar (Izputzalco), primero, aunque después se corrompió el vocablo, poniéndole Azcaputzalco, que quiere decir hormiguero, por haber sido una de las mayores ciudades que ha tenido esta tierra…" [35]

Ya conocido el lugar con el nombre Izputzalco y luego de Azcaputzalco, llegan y se establecen en el poco tiempo después, un grupo de chichimecas guiado por Matlacohuatl y Azcueitl, seguido tiempo después por otro grupo, guiados el caudillo Acolnahuacatzin, quien se une a la princesa Cuetlaxochitzin, hija del gran chichimeca Xólotl Tecuanitzin, señor de Tenayuca y recibe como dote de ella, la ciudad en la que establecen la capital de su señorío[36]

En el llamado Códice Ramírez encontramos otra mención sobre Azcapotzalco y el significado de su nombre:

"Después de éstos llegaron los tepanecas, los cuales asimismo poblaron quieta y pacíficamente a la orilla de la laguna. Éstos tomaron el sitio que cae a la parte del occidente, extendiéndose tanto por aquella parte, y crecieron en tanto número, que a la cabecera de su provincia llamaron Azcaputzalco, que quiere decir hormiguero, por la mucha gente que tenía. Y así vino a ser este el mayor y más principal reino, de todas seis naciones."[37]

Esta versión hace referencia a que se trataba de una de las ciudades más grandes e importantes que existían en la cuenca de México en el periodo Posclásico Tardío y la población que en ella habitaba era tanta que originaba a que se le designara con este nombre, ya que parecía un verdadero hormiguero.

Los tepanecas de Azcapotzalco.

Uno de los principales grupos indígenas que ocuparon la Cuenca de México durante el Posclásico y que lograrían dominar la región, fue el de los tepanecas, quienes habitaron toda la parte occidental del Valle de México, teniendo como cabecera principal del señorío a la ciudad de Azcapotzalco. Este grupo estaba formado por la fusión de varias etnias de origen chichimeca, como los matlatzincas y los otomí-mazahuas.

Existen varias versiones sobre el significado de la voz indígena que da nombre a este grupo: Tepanecatl.

En los anales de México- Azcapotzalco, encontramos que tecpanecatl se traduce como:

Gentes de los palacios, cortesanos, y se deriva de:

tecpan ——- palacio

necatl ——– gente[38]

Otra versión es la del Códice Ramírez que señala que tepanecatl significa: "La gente del puente o pasadizo de piedra":

"Derívase su nombre de tepanohuayan, que quiere decir "puente de piedra", el cual compuesto de tetl que es piedra y panohua, que es vadear el agua " y así dicen de esta partícula yan que denota lugar: de estas tres cosas Tepanohuayan. Y de este nombre toman tepano convirtiendo la o en e y añaden ca y dicen tepaneca".[39]

Otra versión más señala que el nombre tepanecatl significa: "los que están sobre las piedras" ya que este grupo ocupó gran parte del occidente de la cuenca de México, localizándose sus centros más importantes en Azcapotzalco, Huitzilopochco y Coyoacán.

" Se desborda la población a terrenos pedregosos, y la circunstancia de encontrarse sobre piedras hizo que se les llamara tepanecas, o sea, "Los sobre piedras". La modificación en tecpanecas: "hombres del palacio" fue tomada por la población misma para hacer valer su primacía".[40]

La palabra tepanecatl puede tener sus raíces en las voces nahuas:

tetl —– piedra

pan —- en, sobre

que nos da:

tepantli —– pared, muro,

unido a

necatl —— gentes, personas.

Y obtenemos

Tepanecatl —– gentes que están sobre las piedras o las gentes de los muros.

La otra versión puede ser:

tecpan —— palacio o casa de gobierno

necatl —- gente

que nos da tecpanecatl —— las gentes de los palacios.

El nombre Tepanecatl se puede leer como tal en los glifos que aparecen en el Códice Xolotl, en el cual, la palabra aparece representada con el glifo de una piedra (tetl) sobre la cual se localiza una bandera (pantli) asociado a diversas representaciones de personas (necatl).

Esto nos da la lectura Te (tl) -pan (tli)- necatl.

Sobre su lugar de procedencia, según algunas fuentes históricas, el grupo de los tepanecas pertenecía a una de las siete tribus que salieron del mítico lugar de las siete cuevas Chicomostoc Teoculhuacan.[41]

Ixtlilxóchitl menciona que los tepanecas pertenecían a la nación acolhua:

"Los cuales salieron de las últimas tierras de la provincia de Michuacan, que era la misma nación de los chichimecas michuaques, aunque venían divididos en tres parcialidades, que cada una de ellas tenían diferentes lenguaje, trayendo cada una de ellas su caudillo y señor. Los que se llamaban tepanecas traían por caudillo y señor a acolhua, que era el más principal de los tres …" [42]

Anterior a Acolhuacatzin (1283-1343), según los Anales de Tlatelolco, existió una dinastía tepaneca fundada por otro caudillo de nombre Matlaccoatl, quien realizó una alianza matrimonial al unirse a la princesa Azcueitl, hija del señor de Azcapotzaltonco, con quien inició el señorío hacia 1152.

Al llegar al trono Acolhuacatzin, recibe de manos del chichimeca de Tenayocan, Xolotl, a la ciudad de Azcapotzalco como dote de la princesa Cuetlaxochitzin, la ciudad se convertirá desde entonces en la cabecera principal del señorío, que sujetará y dominará a toda la cuenca, durante el reinado de Tezozomoc, hasta su caída a manos de los mexicas y acolhuas, durante el mandato de Maxtlaton, en 1428.

Antecedentes de Investigación Arqueológica en Azcapotzalco

Las primeras investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en Azcapotzalco, D. F. comenzaron a principios del siglo en 1909 por Don Manuel Gamio, quien excava un montículo localizado en las actuales calles de Santa Lucía y Nextengo, en el barrio de Santa Lucía Tomatla. En este lugar localiza restos de una estructura habitacional, braceros teotihuacanos y cerámica azteca. (1909). En 1911, Gamio excava en San Miguel Amantla, donde lleva a cabo las primeras excavaciones estratigráficas en México. Aquí, localiza en los estratos más antiguos, cerámica preclásica; en los medios, cerámica teotihuacana, y en los estratos superiores, cerámica azteca.

Otra excavación de Gamio, es en 1918, llevada a cabo en el atrio de la parroquia de Azcapotzalco, donde localiza un piso de estuco a 2. 25 m y de 2. 50 a 3. 75 m el nivel freático; identifica cerámica azteca y tolteca del tipo "Mazapa".

En 1919, Alfred Tozzer excava un montículo llamado "Loma Coyotlatelco", que pertenece al periodo entre la caída de Teotihuacan y el surgimiento de Tula. También encuentra gran cantidad de cerámica y restos de una unidad habitacional teotihuacana.

Para 1934, George Vaillan excava en los predios de "El Corral I", donde encuentra cerámica tipo Teotihuacan III, y " El Corral II", donde encuentra cerámica Teotihuacan IV. El Corral I se localizaba al SE de la capilla de Santiago Ahuizotla, y el Corral II al este, entre las calles de Morelos, Providencia y Nextengo. Él supone que el sitio Amantla-Ahuizotla alcanzó su máximo esplendor tras la caída de Teotihuacan.

Sejournné 1956-1957, explora en Ahuizotla y encuentra cerámica teotihuacana, coyotlatelca, azteca y dos tepalcates Mazapa. Ella concluye que el sitio fue contemporáneo a Teotihuacan en todas sus fases.

Florencia Muller, 1956-57, recolecta cerámica en Santa Lucía y Ahuizotla y la identifica como azteca, coyotlatelco y teotihuacana.

En 1976, Gerardo Cepeda excava en San Miguel Amantla, entre las calles de Morelos y el Fresno, en un predio llamado Teopanixpa, donde localiza un conjunto habitacional teotihuacano con un patio y varios cuartos.

Arqueólogos como William T. Sanders, Jeffrey Parsons y Robert Santley realizan en 1979 la ubicación y análisis de sitios mediante el recorrido de superficie, para definir el patrón de asentamiento de la cuenca de México; en sus investigaciones de la región, plantean que el sitio del Clásico de Azcapotzalco, pudo ocupar una extensión de 200 hectáreas y sería un centro provincial bajo la influencia de Teotihuacán.

Otras investigaciones fueron realizadas por la Subdirección de Salvamento Arqueológico del INAH, en 1981 durante la construcción de la Línea 6 del Metro, donde se localizaron en San Marcos y Coachilco, evidencia de fauna plehistocénica como restos de Mamuthus imperator, así como un gran cementerio prehispánico.

En 1986~88, la Subdirección de Salvamento Arqueológico del INAH realiza otros trabajos motivados por la construcción de la línea 7 del Metro. También se realizaron pozos estratigráficos en el atrio de la parroquia de Azcapotzalco, donde se identificó cerámica tipo azteca y "Mazapan Rojo sobre Café", y otros en San Miguel Amantla, con lo cual, se concluye que Amantla-Ahuizotla-Santa Lucía, conformaban un solo y extenso sitio de más de un kilómetro de largo, que fue contemporáneo con Teotihuacan en todas sus fases.

Finalmente, Raúl García en 1991, lleva a cabo el análisis de materiales procedentes de estas excavaciones, y menciona el desarrollo de Azcapotzalco y del Área Suroccidental de la Cuenca de México, desde el Preclásico Medio hasta el Epiclásico; esta información sirve para elaborar su tesis; en 1996 realiza pozos estratigráficos en los jardines centrales de la delegación.

La Dirección de Salvamento Arqueológico ha realizado también muchas otras investigaciones mediante el rescate de la evidencia arqueológica en diversos lotes que han sido destinados a la construcción de áreas habitacionales, negocios, fábricas, etc.

Las últimas investigaciones en el área por parte de la Dirección de Salvamento Arqueológico, fueron las realizadas a finales del año 2003, en el denominado predio Van Beuren o Expoferia Azcapotzalco, que había sido destinado por el gobierno del D.F. a la construcción de viviendas. La exploración de este predio concluyó con un dictamen negativo para la construcción.

Como vimos, Azcapotzalco nos proporciona un gigantesco campo factible para la investigación, por su gran riqueza en evidencia arqueológica e histórica; sin embargo, es necesario dar seguimiento a los anteriores trabajos de investigación realizados por el INAH, para arrojar nueva luz sobre el pasado de Azcapotzalco, ya que solamente se conoce una pequeña parte de su historia prehispánica.

Las anteriores investigaciones se han limitado a excavaciones y trabajos de salvamento y rescates cuyos resultados se han limitado a informes y algunas cuantas publicaciones, poco accesibles a la población en general, interesada en conocer los orígenes y la cultura de su pueblo; más aún, no existe en Azcapotzalco un sitio objetivo y digno donde puedan admirarse los logros y la cultura de nuestros antepasados indígenas, a pesar de que su subsuelo se encuentra totalmente repleto de evidencias arqueológicas como ruinas, entierros, ofrendas, objetos ceremoniales y domésticos, esculturas, etc. etc. productos de las civilizaciones que ocuparon estas tierras desde hace milenios. Por el contrario, estos son cada vez más frecuentemente víctimas de la alteración, la destrucción y el saqueo, o quedan sepultados bajo toneladas de concreto y piedra de las nuevas construcciones modernas, lo que nos priva del conocimiento de nuestro pasado y de nuestra herencia cultural.

El día de hoy, el predio Van Beuren o Rancho las Trancas, de San Miguel Amantla, nos ofrece la oportunidad única de rescatar para el futuro parte de nuestra herencia indígena, aún no del todo perdida, ya que nos ofrece todo tipo de aspectos que nos permiten asomarnos al pasado de nuestra Delegación. El rescate de este espacio y los conocimientos surgidos de la investigación de la evidencia arqueológica que este resguarda, enriquecerá aún más el legado histórico y cultural de Azcapotzalco.

Rescatar, acondicionar y proteger este sitio, es motivo de orgullo para todos los habitantes de Azcapotzalco, ya que ahora podrán contar con lugar donde mostrar a sus hijos y nietos, el esplendor y la gloria que alcanzó en el pasado el hormiguero.

La Delegación Azcapotzalco nos ofrece un muy extenso campo de investigación tanto histórica como arqueológica, que nos permitiría ampliar los conocimientos sobre este antiguo asentamiento y la importancia que este tuvo en relación con las demás unidades sociopolíticas de la cuenca y valle de México. Su estudio directo nos permitirá conocer importantes aspectos sobre el desarrollo económico, político, social, religioso y cultural de la cabecera del Imperio Tepaneca, desde sus orígenes más antiguos, hasta su caída, y el desarrollo y la importancia del lugar durante el Virreinato y el siglo XIX.

Bibliografía complementaria

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1795 " Testimonio de la Composición de tierras que posee el pueblo de Azcapotzalco y

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1972 "Secuencias arqueológicas en Guanajuato y la cuenca de México: intento de correlación. Sociedad Mexicana de Antropología, 1972; Mesa Redonda, Teotihuacan.

CONVENTO PARROQUIAL DE AZCAPOTZALCO.

  • 1836  " Nombres antiguos y nuevos de los pueblos de que se compone la Feligresía

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Autor:

Arqlgo. Gilberto Pérez Rico

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[40] Barberena Blázquez, 1982: 35.

[41] Códice Ramírez, op. cit: p. 7-12.

[42] Ixtlilxóchitl; 1985: T. II; 17.

Partes: 1, 2
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