Seis tesis sobre fracturas sociales y su relación con los espacios urbanos: el caso uruguayo (página 2)
Enviado por Douglas Ifrán
En el marco de ese cambio se produce la desaparición de una serie de anclajes de primera línea que mantenía una parte importante del entramado social. La política aperturista impuesta determinó que la industria orientada al mercado interno,-que ocupaba un número considerable de personas., falta de las barreras protectoras, sucumbe ante las importaciones masivas de productos. La que se mantiene lo hace de cara a la exportación e incorpora una tecnología que a su vez elimina puestos de trabajo. Simultáneamente crece el sector terciario. En el mismo se hacen evidentes dos grandes ejes: por un lado los mejor remunerados plantean una exigencia de preparación que dejan fuera a la inmensa mayoría de los nuevos desocupados. Por otra parte, se ofrecen una serie de puestos de trabajo sin exigencias de calificación pero que ofrecen remuneraciones bajas. De cualquier manera la oferta generada es cada vez más escasa dado el costo creciente de la creación de un puesto de trabajo, medido esto en montos a invertir. La inestabilidad laboral pasa a ser un elemento natural de la escena y ello repercute sobre la cotidianidad y vacía las formas de instrucción tradicionales al tornarlas obsoletas en un lapso de tiempo escaso.
De modo general observamos que el Estado se retrae en muchas de sus áreas, si bien se observa una mayor política de control en los últimos años. Si bien continúa el crecimiento de los funcionarios públicos, estos no están en áreas productivas ni en enclaves estratégicos de los servicios.
Este conjunto de elementos, sumado a las circunstancias políticas vividas durante la dictadura, alimentaron un proceso emigratorio hacia el exterior. El mismo debilitó aún más los sectores medios, de allí proviene la mayoría de emigrantes, con lo que la diferenciación social se acentúa y favorece el quiebre del entramado social. De esta rápida consideración no podemos dejar fuera la "ley de alquileres" – una de las primeras aprobadas por la dictadura – que significó en los hechos una reingeniería social de las poblaciones sobre el terreno urbano. Los enclaves de pobreza que se mantenían en zonas provistas de los servicios básicos, son vaciados por el mercado o por la fuerza como en el caso sucedido en los barrios Sur y Palermo. Esa migración interior al especio urbano rompe con la identidad barrial que constituía un elemento clave en la construcción de identidad y de contención.
Se acentúa la presencia de los asentamientos irregulares y se observa un fenómeno de tugurización de en determinadas zonas. El impacto de esto no ha sido evaluado adecuadamente tanto desde el punto de vista sociológico como desde el ángulo de la cultura.
Un giro sustancial se produce a partir de la década de los 90 en que el modelo de explotación agrícola comienza a modificarse, adquiriendo particular dinámica en el presente siglo. Las transformaciones del mercado mundial de alimentos y el avance de las grandes transnacionales, lleva a que la agricultura gane espacio en detrimento de la ganadería tradicional. La producción ovina pierde un espacio y volumen muy considerable, en su lugar aparece una forma mixta de ganadería que se sitúa entre la cría intensiva y la forma extensivo – natural. El ciclo ha sido acortado a casi la mitad a la vez que se ha mejorado la calidad de las carnes producidas.
La agricultura ahora se lleva adelante con cultivos que implican una alta tecnología, el empleo de semillas surgidas de la biotecnología, y sobre todo con una relativa baja demanda de manos de obra. Por tanto los mecanismos de expulsión han continuado actuando y la disminución de la población rural continúa descendiendo.
El nuevo modelo se aplica sobre grandes superficies lo que ha determinado una sobredemanda de tierras la que ha llevado a una elevación del precio de la misma. Este hecho conjuntamente con las demandas de determinados rendimientos acordes a las ecuaciones de costos internacionales, lleva a que los pequeños e incluso medianos propietarios se vean afectados. De manera sistemática desaparecen unidades productivas familiares lo que implica el desplazamiento de esta población.
Si miramos la proyección en el tiempo de la población rural podemos observar una sistemática disminución tanto en volumen como en lo referente a su peso dentro del conjunto.
Si comparamos los extremos de la serie que señaláramos anteriormente en 1963 la población rural representaba el 19.2 % mientras que en el 2011, era apenas de algo más del 5%.
La combinación de ambos elementos nos permite confirmar nuestra hipótesis respecto a que la expulsión de población rural responde a factores estructurales relacionados con el funcionamiento capitalista de la producción.
La acumulación de tierras se ha incrementado y la población se ha visto incrementada desencadenando procesos de crecimiento que no han permitido ser acompañadas de planificación tanto referente a la infraestructura de servicios imprescindibles, como a lo que se refiere a la generación de empleos y formas de integrar esa masa de gente.
El modelo general de explotación de la tierra ha determinado que las zonas agroeconómicas tradicionales se modifiquen y se produzca una suerte de sumatoria de islas que llevan a que se practiquen cultivos como el arroz en suelos totalmente inadecuados lo que sólo es posible a costa de una masificación en el uso de agroquímicos con su consecuente efecto contaminante. Paralelamente es posible apreciar un deterioro acentuado de determinadas zonas que tradicionalmente se han destinado a las tareas agrícolas.
El aparente desarrollo del sector está implicando un costo encubierto muy importante en términos sociales y medio ambientales. Ello no siempre es evaluado en los balances optimistas que se presentan a la consideración pública. ¿En qué medida no estamos sembrado problemas e hipotecando el futuro de nuestro suelo?
Este modelo agroexportador que se estimula tiene la particularidad de acentuar la vulnerabilidad general de nuestra economía.
Se hace más dependiente de las decisiones que se toman por parte de las transnacionales.
A la dependencia tradicional de equipos, energía e insumos se suma ahora el tema de las semillas transgénicas.
Está basado en inversiones de corto plazo que responden a una determinada situación de los mercados internacionales. No implican niveles de inversión permanente que los transformen en sustentables a largo plazo.
Introducen un deterioro muy agudo del suelo y las aguas comprometiendo el valor de estos recursos en el futuro inmediato.
Son demandante de servicios complementarios y como contrapartida su aporte a las finanzas generales son muy bajos. Por otra parte buena parte de la renta se deriva hacia el exterior no dejando prácticamente beneficios al país.
En este contexto es por demás evidente que la expansión del PBI es engañosa medida en términos de desarrollo sustentable y bienestar social. Los viejos elementos estructurales que han actuado tradicionalmente siguen su acción y el medio rural continúa expulsando poblaciones hacia los cinturones urbanos. Al igual que lo que ha sucedido en todo el continente encontramos que se da un claro predominio de la población urbana dentro de los totales como podemos apreciar en el mapa respectivo, sin que ello vaya acompañado de un desarrollo del los demás sectores tradicionales de modo de crear puestos de trabajo suficientes. Ello produce además como ya fuera señalado una sobredemanda de servicios que no son rentables como para ser atendidos por la actividad privada e implican un elevado costo para las arcas del estado. Por otra parte la no atención durante largos períodos de estos problemas ha generado un déficit acumulado de consideración que desata la existencia de zonas de tensión importantes que abarcan todos los planos de la cotidianidad.
Hay un punto que ha sido planteado recientemente y que aparentemente entraría en contradicción con lo que hemos afirmado hasta acá. En la prensa de comienzos del año 2013 se ha difundido que la pobreza y la indigencia han disminuido radicalmente en los últimos años.
El primer reparo a una afirmación tan optimista tomando en consideración todo el escenario nacional es el criterio que se emplea para determinar la condición de pobreza o indigencia. Como ya lo señaláramos es una clara mirada reduccionista que tiene en cuenta exclusivamente el ingreso contrastado en una canasta de alimentos y servicios elementales.
El segundo de los reparos hace referencia a otra arista. Es evidente que la expansión de la agricultura ha generado una demanda de mano de obra adicional que se proyecta sobre una población en disminución. Así como lo demuestra el más elemental análisis económico, cuando la demanda no es contemplada por la oferta es evidente que el valor del producto (en este caso la mano de obra) aumenta. Por otra parte el reconocimiento de una serie de derechos, como las 8 hs en el trabajo rural, favorece que se registre un hecho puntual de aumento de ingresos. Pero esa población ¿ha salido efectiva y definitivamente de la pobreza? No lo creo. La clave está en que las razones estructurales continúan funcionando a pleno. Lo que encontramos es una circunstancia coyuntural como condiciones extraordinarias de los mercados internacionales y las inversiones. ¿Cuánto demorarán parte de esas poblaciones en engrosar los cinturones urbanos a poco que se modifiquen las condiciones externas o las políticas transnacionales
Tesis 5.
La pobreza y elementos asociados, impactan de modo diferente en distintas zonas del país
Escolio 1. para entender el grado de impacto de la pobreza sobre la sociedad en su conjunto es necesario penetrar en las particularidades que tienen las diferentes regiones del país.
Hay diferencias sustanciales entre diferentes áreas de nuestro territorio y por ende un mismo fenómeno como el que estudiamos no va a impactar de igual manera. Lamentablemente en Uruguay no encontramos una tradición académica de contemplar los problemas sociales a partir de la regionalidad. Ello nos crea una serie de dificultades no menores a la hora de intentar reflejar las peculiaridades con que nos encontramos a lo largo y ancho del territorio nacional. También en este punto es posible encontrar una explicación de muchos fracasos de proyectos elaborados desde otra lógica, muchas veces montevideana, y a partir de un universo sígnico muy diferente.
Es resaltable el esfuerzo que realizara la Universidad de la República en un reciente trabajo coordinado por el Dr Felipe Arocena y que refleja un trabajo de investigación llevada adelante a pedido del MEC. El mismo se construye una mirada nacional a partir de la definición de siete regiones. Básicamente las mismas se conforman no a partir de elementos "naturales" sino por compartir determinadas características socio – culturales pero priorizando la estructura administrativo política vigente. Si bien allí se hace mención a los departamentos que integran a cada una de estas regiones consideradas, las fronteras entre las mismas no son absolutas.
Como elementos estructurantes se han tomado en cuenta los siguientes: estructura y características de los hogares, migraciones, crecimiento demográfico y tasas de fecundidad, niveles educativos, inserción en el mercado laboral, características de su consumo cultural y empleo del tiempo libre, percepción y niveles de seguridad. A todo ello se sumarán los elementos socio – económicos tradicionales dentro de la información estadísticas disponible. Aclaramos que en la enumeración precedente no hemos impuesto un orden de importancia simplemente hemos intentado una enumeración de los elementos que intentaremos analizar.
Siempre de acuerdo al trabajo a que nos estamos refiriendo en el país sería posible identificar las siguientes regiones:
1.Montevideo. 2. Canelones. 3. Región centro (Durazno, Flores, Florida). 4. Región suroeste (Colonia, San José, Soriano). 5. Región litoral (Paysandú, Salto, Río Negro). 6. Región norte (Cerro Largo, Rivera, Tacuarembó, Artigas). 7. Región este. (Lavalleja. Maldonado. Treinta y Tres. Rocha).
Cabe señalar que la construcciones de las regiones llevadas adelante prioriza las unidades administrativas pero no toma en cuenta otro tipo de factores de mayor incidencia. Por ejemplo al asociar el departamento de Treinta y Tres con Rocha , Lavalleja y Maldonado, zona de la que tenemos un conocimiento directo, no es exacto. Treinta y Tres se asocia con Cebollatí y Lascano (Rocha), con Cerro Largo(en espacial Melo y Río Branco), con Florida y Durazno en Cerro Chato, con José Pedro Varela en Lavalleja. Como puede verse hay más lazos con otros departamentos que con los estrictamente señalados.
De modo llamativo tampoco se consideran en el trabajo aludido aspectos derivados de lo geográfico. (Mucho me temo por ignorancia) No se atienden a las características de nuestro suelo y su capacidad de influir sobre los procesos económicos. En este terreno se sigue pagando tributo al pensamiento representado por la modernidad para la cual aquel es simplemente la base física, un elemento inerte con el hombre llamado a dominarlo. Era simplemente una fuente de recurso.
Desde el punto de vista socio-económico-cultural resulta mucho más válido considerar regiones sobre la base de las redes productivas hegemónicas en el área. En este sentido la soja, la forestación y las explotaciones mineras han creado estructuras complejas que han terminado por dotar de rasgos propios determinados espacios territoriales. Han repercutido sobre el medio y sobre las estructuras sociales de modo importante y ello no es tomado en cuenta. También podríamos señalar como ejemplo el caso de la explotación del arroz o las nuevas técnicas ganaderas.
Si tomáramos en cuenta lo que hemos señalado como carencias de la construcción teórica elaborada se facilitaría el estudio de las dinámicas particulares y estaríamos en mejores condiciones de incidir sobre las mismas. Las actuales fronteras administrativo formales está demostrado que no responden a la realidad sino que en los hechos repiten el esquema unitario y centralista dominante a escala nacional. Llevar adelante un trabajo con este norte es algo que excede en mucho las posibilidades de este trabajo en particular y los medios de que disponemos. Sin embargo ese es un camino que necesariamente se ha de recorrer y que sólo puede terminar con la reorganización profunda de la propia estructura político-administrativa del territorio. Lo que funcionara en el siglo XIX hoy ya no es funcional en las nuevas coordenadas en que se desenvuelve la realidad.
Dejando de lado ese tipo de consideraciones aceptemos por el momento el esquema regional propuesto y comencemos a avanzar en la definición de sus características. Sobre la base de la información consolidada hemos seleccionado un conjunto de indicadores que individualmente resultan insuficientes para explicar el problema que nos ocupa, pero en su conjunto nos dan pistas importantes a seguir. Un indicador es un dato aislado, muchas veces un porcentaje o un promedio, por lo que no refleja sino tendencias vigentes en un universo determinado. A esa masa de información hemos añadido elementos provenientes fundamentalmente del INE y otros informes.
Lo que nos señalan un conjunto de indicadores socio – económicos seleccionados.
Los indicadores los hemos agrupado en un cuadro único dentro de la cual hemos seleccionado determinados puntos, prioritarios desde nuestro particular ángulo. Sobre esta base hemos intentado construir una matriz capaz de reflejar el posicionamiento de cada región con respecto a las demás. Para ello hemos recurrido al procedimiento de adjudicar un puntaje de 1 a 7, de mejor a peor, en cada uno de los ítems priorizados. En definitiva quedarán evidenciadas las grietas existentes en nuestra estructura socio-económica y la "distancia" que impera entre un área y otra.
En el siguiente, desde el comienzo mismo, queda marcada una diferencia sustancial para definir nuestra realidad. la población se encuentra distribuida de modo muy desigual en el territorio. El 56 % de los habitantes están radicados en Montevideo y Canelones, mientras que el centro apenas reúne el 5 %. Esto implica una deformación grave de nuestra estructura y añade dificultades adicionales al establecer el costo diferenciado como los de determinados servicios. Servicios como la energía eléctrica, el agua potable, la salud, la enseñanza, etc son particularmente sensibles al universo demográfico sobe el que se proyecta y por tanto ven incrementados sus costos cuando aquel es pequeño y además disperso. A otra escala esto también se manifiesta en espacios urbanos como Montevideo. Allí donde hay una infraestructura de servicios instalada y funcionando, se registra una emigración de los estratos más bajos y el crecimiento vegetativo es más bajo. En cambio, en las nuevas áreas donde proliferan los denominados asentamientos, son receptoras de población migrante y tienen índices de fecundidad y crecimiento vegetativo. El extender las redes ya existentes de servicios hacia las nuevas áreas, significa un costo muy alto que con la lógica dominante debe ser subsidiado por los actuales consumidores lo que añade elementos de bloqueos a la capacidad de gobernabilidad.
Indicadores socio – económicos, desagregados por región
El hogar es un elemento fundamental por significar el agrupamiento social básico en donde se materializa la reproducción biológica y cultural básica de la población. Por ende merece que atendamos a sus rasgos salientes en las diferentes zonas.
Los hogares con jefatura femenina, en el que se acumulan elementos de vulnerabilidad tantos derivados de cuestiones de género como de su ubicación prioritaria en los estratos bajos, tienen en general una presencia significativa. En este punto se marca un amplio predominio de Montevideo. Eso nos da pie para suponer que los elementos del orden tradicional tienen mayor peso en el interior en su conjunto.
Los llamados hogares extendidos donde en un mismo espacio se integran otros adultos, en general familiares, también marcan una presencia de importancia dentro del conjunto. Los mismos al igual que en el caso anterior registran alteraciones dentro de la dinámica interna, reflejan las nuevas condiciones de vida de una masa importante de personas. Los hogares extendidos en particular señalan una estrategia de supervivencia que permite minimizar aspectos tales como la vivienda, los servicios conexos e incluso los ingresos. Los "abuelos" a través de la jubilación son aportantes significativos a la economía doméstica contribuyendo con partidas fijas a las finanzas hogareñas.
En general la presencia significativa de esas nuevas formas de organización familiar ha llevado a modificar la red de roles interna y la generación de conflictos entre el rol esperado y el efectivamente desempeñado. Ello sumado a la inestabilidad que deriva de todo lo anterior.
En las regiones norte, litoral y este, hay una fuerte presencia de jóvenes "ni" como se los llama en la actualidad que está mostrando la incapacidad de las estructuras actuales para integrar a esa masa de jóvenes dentro de los circuitos sociales básicos: el estudio y el trabajo. En la zona norte para tener una idea casi uno de cada nueve jóvenes está en esas condiciones. Si combinamos esto con el debilitamiento de la estructura familiar tradicional, observamos que se está profundizando una fractura más que significativa en el país. No podemos extrañarnos entonces que en general se verifique la existencia de un problema de seguridad dado el impulso que cobran los componentes de la economía oculta como parte del esquema estratégico de supervivencia ensayados por estas personas. De cualquier manera tomando en cuenta que sólo tenemos la información sobre los hechos que se denuncian, pero de cualquier manera no tiene la dimensión que se le atribuye. Si importa señalar la presencia de la violencia doméstica la que se acentúa precisamente en la región centro y litor
La presencia de jóvenes menores de 20 años está liderada por Montevideo. Lo que nos debe llamar la atención es que de acuerdo a los porcentajes de personas situadas en los estratos bajos de la población y al hecho reconocido que la reproducción biológica de la población se está llevando adelante en ellos, esos jóvenes forman parte de los sectores más vulnerables de la población con particular afectación por parte del desempleo, uno de los anclajes fundamentales desde el punto de vista social.
A continuación efectuaremos una construcción a partir de los datos anteriores de modo de obtener una mejor visión de las cercanías o no existentes entre las regiones. Para ello hemos asignado un número entre 1 y 7 con el criterio de mejor a peor situación y hemos seleccionado un conjunto de variables significativas. De acuerdo con ello resulta el siguiente panorama.
Posicionamiento de las diferentes regiones desde el ángulo de factores socio económicos
De lo anterior es evidente la proximidad entre Montevideo y Canelones, así como la existente entre el litoral y la zona norte. El suroeste ocupa una posición en solitario que lo hace muy particular mientras el este queda en una posición intermedia junto con el centro.
Los elementos culturales seleccionados
Sobre la estructura precedentemente descripta debemos proyectar lo correspondiente a las características del consumo cultural que nos dará una idea aproximada sobre las formas que adopta la forma de ser y comprender el mundo por parte de los diferentes individuos. A su vez nos permitirá ver que las vías de "llegada" de mensajes y de generar a su vez voces, difieren sustancialmente de unos a otros. Contribuye también a mostrar lo falso de algunos mitos con que se ha regordeado tradicionalmente el pensamiento uruguayo.
Lo primero que nos llama la atención es que en actividades masivas como los recitales de todo tipo y el carnaval, no participan todos y que por el contrario hay lugares como el litoral donde 3 de cada 4 habitantes nunca lo hace. Esto además de lo significa en sí nos está mostrando un bajo nivel de interacción social, aun repito en esas instancias masivas. En cambio el consumo de 3 o más horas de televisión está promedialmente por encima del 50 %.
Mirado en su conjunto lo anterior nos permitiría construir la hipótesis de que hay un retraimiento de la población hacia sus espacios inmediatos y sus lazos primarios. Ella se ve reforzada por otros elementos como la participación en actividades artísticas de algún tipo. Por otra parte la comunicación se ha debilitado en el "cara a cara" y ha ganado espacio en el terreno de los celulares (en especial los mensajes de texto) y las redes sociales. Ello repercute directamente a que se difunda una nueva gramática, se incorporen signos gráficos, pero por sobre todo se debilite el contenido de los mensajes. Construir el "nosotros" en este escenario, entendido como identidad general que nos identifique a todos con un determinado proyecto de país, que defina una búsqueda y construcción de futuro, es algo muy difícil. De cualquier manera, como lo hemos estado viendo ello solo es posible a partir de reconocer que las fracturas de nuestra sociedad son múltiples y están agravadas por la presencia de la pobreza.
Consumo cultural de acuerdo a variables seleccionadas
Dentro de la información que hemos recogido en el cuadro correspondiente a los factores culturales hay un hecho que merece que nos detengamos un momento. Desde el punto de vista cultural, el país ha ingresado dentro de un cultura definida por la neo-oralidad. La letra escrita, no llega ya con carácter masivo a todos. Alrededor de 6 de cada 10 uruguayos no lee regularmente periódicos. Esto se repite en la lectura de libros (más allá del criterio flexible de la encuesta). Salvo en Montevideo y Canelones en el resto del territorio un porcentaje similar al registrado por la lectura de periódicos se repite en este terreno. En los asentamientos los estudios sobre consumo cultura marcan un panorama mucho más agudo. Es evidente que la "cultura escrita" se encuentra en retroceso aferrándose a ella sólo determinados sectores.
Algunas de las razones de que Montevideo en especial y Canelones se ubiquen alejadas del promedio de las otras regiones se debe al hecho histórico de que han concentrado siempre buena parte de las capas medias ilustradas de raíz urbana. Canelones se ha visto beneficiada por el éxodo de población media que ha dado lugar al crecimiento explosivo de la "ciudad de la costa" y de la "costa de oro".
Esa suerte de neo-oralidad que comprende el consumo de imágenes, de ahí su distinción de la forma tradicional, reduce las posibilidades de desarrollo lingüístico de los individuos y por ende las construcciones más abstractas del pensamiento. Sin darnos cuenta estamos asistiendo a un cambio en las estrategias de pensamiento de los jóvenes que torna para ellos incomprensible la realidad, la cual la construyen exclusivamente de retazos e imágenes aisladas. Sus dificultades para alcanzar un pleno desarrollo del pensamiento abstracto lo vemos en el fracaso en algunas áreas del conocimiento donde el mismo alcanza carácter masivo.
Tenemos pues sobre la mesa un nuevo desanclaje que va a quebrar nuestra unidad como sociedad. A los efectos de la economía global que determina procesos de pertenencia o exclusión, según se esté en el interior de las redes o no, ahora tenemos un proceso complementario de aquel en donde los individuos desarrollarán su capacidad reflexiva o no de acuerdo a las condiciones y las posiciones que ocupen en el entramado social.
Escolio 2. Las fragmentaciones culturales sustentadas en estructuras socio económicas, dan cuenta de modos diferentes de relacionarse con el medio.
Todo grupo humano interactúa con el medio a través de la cultura que desarrolla, basados en ellos tiene sustento suponer que el relacionamiento con el habitar inmediato será diferente. Un entorno donde se carece de los servicios esenciales para la vida moderna, más allá de la presencia de electrodomésticos y tantos productos como se quiera considerar, determinará que el impacto sobre el suelo sea mayúsculo. Ese deterioro no se limita a las fronteras de donde se origina sino que se proyecta sobre otras áreas de la ciudad. Si hiciera falta un ejemplo de lo que acabamos de afirmar ahí tenemos lo que sucede con el arroyo Miguelete, el cual a pesar de las intervenciones efectuadas, aún no se ha conseguido devolverle su vida. La corriente de agua sigue contaminada más allá de las obras que se efectuaran en las áreas de mayor cotización de las tierras. Es justicia afirmar que no en pocas ocasiones el proceso de deterioro fue iniciado por el aparato productivo, tal el caso del arroyo Pantanoso y determinadas áreas de La Teja contaminadas con plomo o la presencia de cromo en el barrio de Nuevo París como consecuencia de la presencia de curtiembres. Pero sobre esto se suma todo lo otro que ya hemos señalado
Tesis 6.
Sobre los asentamientos confluyen formas económicas alternas, así como interacciones sociales peculiares acompañadas de formas culturales diferenciadas
Este es un punto que merece ser tomado muy en cuenta porque nadie puede desconocer que la economía de un territorio constituye una de las claves para su funcionamiento. En los espacios donde se agrupan los pobres, cantegriles, villa miserias, favelas o asentamientos, hay redes económicas sobre las que se tejen una parte importante de las redes sociales. Cada una de ellas determina una mirada y un relacionamiento con el resto de la ciudad. De modo básico las formas económicas las podemos agrupar en tres grandes categorías: la formal, la no – formal y la subterránea.
La primera hace referencia a aquellos que de alguna manera están integrados dentro de las redes aceptadas de la producción de bienes y servicios. Su tarea está enmarcada dentro de las normas legales establecidas lo que implica el respeto a determinados derechos y protecciones. De alguna manera aceptan las normas disciplinadoras que se proyectan sobre ellos, todavía sus planes y proyectos se enmarcan dentro de elementos proporcionados por la cultura hegemónica. Son los auténticos sectores populares tradicionales. Su cultura como ya lo señalara Antonio Gramsci (1891 – 1937) es un fruto caótico en el que se entremezclan elementos provenientes de las formas hegemónicas, la memoria grupal, sus experiencias de vida y su capacidad de interacción con los demás. No resulta consciente de las contradicciones de su pensamiento. Este está dominado en buena medida por la necesidad de encontrar respuestas inmediatas y relativamente simples a las cuestiones que le afligen. Son notorias sus dificultades para hacer proyecciones en el tiempo de sus propios actos y su máximo deseo es mantener las condiciones del presente donde han encontrado un esquema de respuestas que le permiten sobrevivir.
Sin embargo, a pesar de estar integrados son sumamente vulnerables por no estar capacitados para defender con éxito sus posiciones adquiridas. Z. Bauman en sus trabajo utiliza dos metáforas muy ilustrativas de cuáles son las condiciones en que deben desenvolverse todos los individuos de esta sociedad. La primera de ellas se basa en que todos estamos condenados a correr al borde de nuestras fuerzas para permanecer en el mismo lugar. De lo contrario seremos arrastrados por la corriente, La otra metáfora es más cruel pero no menos ilustrativa.
"La vida en la vida moderna líquida es una versión siniestra de un juego de las sillas que se juega en serio. El premio real que hay en juego en esta carrera es el de ser rescatado (temporalmente) de la exclusión que nos replegaría a las filas de los destruidos y el eludir de que nos cataloguen como deshechos. Ahora que, además, la competición se vuelve global, esta carrera tiene que celebrarse e una pista de dimensiones planetarias."[14]
Esa precariedad de los esquemas de supervivencia puestos en juego, se trasladan hacia las interacciones humanas y hacia su relacionamiento con el medio, con lo que todo se vuelve precario. Sus anclajes no son lo suficientemente fuertes para darles una mínima garantía de permanencia.
En estas condiciones no puede pretenderse que se geste y desarrolle una consciencia sobre la necesidad de desarrollar prácticas de relacionamiento racional con el medio. Se podrá hablar hasta el cansancio del problema en las aulas, pero si no se introducen cambios, todo ello no pasará de una mera reproducción mecánica de un discurso bajo el peso de un determinado poder, que pronto será olvidado o dejado de lado. No estamos ante un problema de enseñanza sino educativo y social al mismo tiempo.
La economía informal abarca aquellos casos en que se desempeña una tarea dentro del esquema económico por fuera de las normas establecidas. La gama de casos es muy amplia. Tenemos aquel que trabaja dentro de las estructuras reconocidas pero lo hace en "negro" sin ser registrado y protegidos por las normas. También todos aquellos que desarrollan las más variadas actividades de compra venta moviéndose en una zona gris de legalidad. No podemos dejar de mencionar a quienes viven de la recolección y comercialización de deshechos. Respecto a estos últimos el mismo Z. Bauman sostiene:
"Los basureros son los héroes olvidados de la modernidad. Un día sí y otro también, vuelven a refrescar y a recalcar la frontera entre normalidad y patología, salud y enfermedad, lo deseable y lo repulsivo, lo aceptado y lo rechazado, lo comme il faut y lo comme ne faut pas, el adentro y el afuera el universo humano."[15]
Al igual que en el caso anterior también están afectados por la precariedad y la misma produce efectos más graves dado que carecen siquiera en muchos casos de anclajes mínimos dentro de la estructura que los condena. En este caso, nuevamente nos encontramos frente a individuos dominados por el presente pero donde las carencias señaladas se han acentuado. Su pensamiento encuentra serias dificultades para moverse en un plano abstracto y su dominio son el campo de las operaciones concretas de que hablara J. Piaget. Su desarrollo lingüístico es escaso lo que dificulta la construcción y dominio sobre la realidad. de ahí que el hábitat no sea sino algo que le sirve de apoyo y que no le proporciona casi elemento alguno para su esquema de supervivencia, todo lo cual lo conduce a un manejo indiferente del mismo.
Impedidos de afianzarse dentro de la economía formal, sin posibilidades de ingresar a empleos de calidad, pero urgidos por una presión que los obliga a consumir no sólo lo necesario, los sectores pobres de la sociedad se ven obligados a buscar soluciones dentro de ese campo no – formal. La pauta central de estas actividades es la inseguridad que conllevan o que provocan, con el consecuente costo social que ello ocasiona. Muchas de las acciones que se cumplen dentro de estas actividades rompen el entramado social, favoreciendo fracturas que tienden a agudizarse con las consecuentes consecuencias.
El grado de pertenencia a esos circuitos de economía no formal puede medirse de modo indirecto tomando en cuenta datos de diversos indicadores. En primer lugar, por el grado de sindicalización. Casi el 80 % de los trabajadores ocupados, mayores de 14 años que viven en asentamientos montevideanos, no tienen organización sindical alguna, lo que evidentemente los coloca en desventaja a la hora de defender derechos y condiciones laborales. Otro indicador de la fuerte presencia de la informalidad es el derecho a aguinaldo, el 23 % de la masa trabajadora de los asentamientos no tiene derecho a aguinaldo. Combinando ambos datos y comparando con lo que sucede dentro del entramado formal urbano, las diferencias son más que significativas. En sí constituyen pistas firmes de que estamos ante un grado de vulnerabilidad mayor y una desprotección casi total.
Esta forma de trabajo informal en muchos casos lleva consigo la necesidad de desplazamientos desde sus hogares a determinadas áreas específicas de la ciudad. No se trata del desplazamiento normal que se hace dentro del entramado formal para lo cual se trazan las vías. En este caso estamos ante de expediciones de recolección. Al igual que lo que sucedía en las aldeas de la antigüedad, o incluso en la edad media, con los bosques, pastos y fuentes de agua comunitarias que aseguraban recursos fundamentales, estos nuevos núcleos también definen espacios en donde hacen su tarea de recolección. Esta tiene diferentes manifestaciones. Esta el bolsero, aquel que sale generalmente a pié en procura de encontrar alimento y que se orienta hacia aquellos lugares donde se genera un volumen importante de basura. La finalización de las ferias vecinales, también son oportunidades de cosecha. Otros son aquellos que recogen elementos específicos como plástico y papel, Estos pueden caminar, emplear caballos o e mucho menor medida vehículos, bicicletas y alguna motocicleta. Pueden hacer la labor solos o acompañados de algún "socio" o de la familia completa. En muchos casos tanto los anteriores como estos combinan la labor con la mendicidad. Otra categoría son aquellos que practican el robo u otros delitos similares. En estos casos también tienen como referencia zonas objeto, aún cuando estas pueden no ser tan marcadas como las anteriores, estando más ligadas a la oportunidad.
Es evidente que esto incide en la cotidianidad de la ciudad. Arterias de tránsito que a determinadas horas se tornan difíciles de circular por ellas debido a la presencia de los hurgadores con sus vehículos, peligrosidad para comerciantes y viviendas, adopción de medidas de vigilancia que afectan a todos, etc. De cualquier manera. Sea que miremos desde un ángulo o del otro del esquema, hay una clara diferenciación a escala urbana que conduce a una fragmentación desde el punto de vista económico y social. La segunda zona es vista como una fuente de recursos para la primera. En ella se manifiestan una serie de actos de violencia a muy diversa escala. Así asistimos a la simbólica, otras manifiestas que van desde el bocinazo, el insulto, a la agresión directa. Claro que ello determina la existencia de respuestas que terminan por trazar una línea de separación al estilo de nosotros y ellos, donde los otros son antagónicos a nuestros deseos y por tanto puede ser blanco de la ira.
Por último tenemos la economía subterránea emparentada con las formas menos sofisticadas del delito. Su estrategia consiste en atacar directamente la propiedad de otros siendo portadores de las claves de la cultura carcelaria la que les sirve de marco a su pensamiento. Comparten todos los déficits anteriores a los que se agregan caudales significativos de frustraciones y un apartarse totalmente de los valores comunitarios. Hace relativamente poco tiempo la murga Agarrate Catalina presentó un cuplé que despertó una buena polémica por ser encarado precisamente desde el ángulo de estos individuos. Es evidente que hiere la sensibilidad. Pero esta no debe estar por que se dice sino por lo que está en las calles. En un pasaje dice:
Yo soy el error de la sociedad,
soy el plan perfecto, que ha salido mal.
Vengo del basurero que este sistema dejó al costado,
las leyes del mercado me convirtieron en funcional……
Cargo con un linaje acumulativo de misia-dura,
y un alma que supura veneno de otra generación.
Esas formas de economía han determinado el predominio de determinadas características en diferentes zonas de Montevideo sustentando un acceso diferencial a los recursos. Si observamos la distribución de los asentamientos y su capacidad de captar ingresos por parte de sus habitantes, resulta evidente que la capital grosso modo se encuentra divida en tres grandes áreas. Una primera, apoyada en la costa sur, donde se ubican las personas con mayores ingresos. Inmediatamente se encuentra una zona de transición ocupada por las personas con ingresos medios, por último un cinturón donde se establecen los asentamientos.
Las distancias medidas en ingresos y posibilidades de acceso a ingresos son por demás evidente y tengamos en cuenta que el tercer anillo, donde predominan los asentamientos irregulares presionan la tradicional área agrícola -granjera montevideana y ya se extiende por zonas de Canelones y San José.
Este cuadro no es definitivo ya que no hay registros de las "islas" estas por lo general están constituidas por grupos de personas que ocupan ilegalmente un edificio abandonado. En Cordón Norte, la Ciudad Vieja y otros barrios es posible encontrar ejemplos.
De más está decir que cada una de las tres áreas básicas no son homogéneas en su interior. Nadie podría sostener la igualdad de Palermo y Pocitos e incluso de este último con Carrasco
Cuando miramos el perfil de distribución del ingreso tomando como referencia los diferentes exCCZ de la capital, nos encontrábamos con lo siguiente:
La imagen exime de mayores comentarios. La distancia entre el exCCZ 10 y el 5 es de 1 a 3,5. En este punto recuerdo la expresión de un viejo profesor que siempre repetía, cuando hablen de promedios no olviden que ahí se ahogan los enanos. Si comparamos los más pobres del exCCZ 10 con los más ricos del 5, las distancias serán mucho más grandes.
Si consideramos el porcentaje de hogares situados por debajo de la línea de pobreza nos encontramos que aquellos los exCCZ que concentraban la mayoría de la población pobre eran los siguientes:
CCZ | 17 | 18 | 11 | 10 | 12 | 14 |
Porcentaje | 30.2 | 23.2 | 18.2 | 17.4 | 12.1 | 6.8 |
Aclaramos que cada uno de los porcentajes se refiere a la totalidad de hogares de cada uno de los exCCZ. Esto equivale a comprobar que prácticamente 1 de cada 3 hogares del Nº 17 está por debajo de la línea de pobreza.
Las diferentes zonas en que está fracturada social y culturalmente la capital no hay que mirarlas con criterio mecánico. Cada uno de estos espacios administrativos, tiene en su seno diferencias marcadas. Muchas veces una calle o un zanjón marca la "frontera" entre una zona y otra.
Fronteras que como tales son disputadas por los vecinos. Para ejemplo basta citar lo que acontece con el límite sur del complejo de viviendas Euskal Erría 70. Esas disputas se centran fundamentalmente en torno a los espacios abiertos disponibles y el uso que se hace de ellos.
Un hecho significativo es que los espacios públicos se encuentran en retroceso. Los mismos son abandonados y en muchos casos apropiados por esos que se mueven en la economía subterránea. De modo general los espacios públicos se tornan conflictivos. Hay un hecho que no se ha tomado debidamente en cuenta y que refleja como ninguno la segregación espacial y se produce en un fenómeno de masas: el fútbol. Tanto el estadio de Nacional como el proyectado de Peñarol, marcan con la presencia de palcos, una distancia del aficionado común, es un área reservada protegida por las normas de la propiedad privada. Ello se extiende a la compra de butacas. Ahí, por el costo que ello implica, es posible estar rodeado de pares, por lo menos en lo referente a los ingresos. ¿No es acaso esto un embrión de barrios y espacios privados?
Otro de los puntos importantes de esta situación es el modo como ello afecta el acceso a los circuitos que hacen posible la existencia de las estructuras urbanas. Toda ciudad en su funcionamiento desarrolla dos grandes redes complementarias que buscan compensar su incapacidad de generar los elementos imprescindibles para la supervivencia de sus habitantes. La primera, está orientada básicamente al espacio exterior y determina que su condición de mercado consumidor termine orientando la producción y circulación de bienes y servicios. A media que las formas productivas ganaron en complejidad y se desarrollaron las formas de transporte, esta red se ha tornado a la vez más extensa y sensible, abarca un mayor espacio pero muestra cómo puede repercutir un hecho natural o fortuito en su destino. Desde el momento en que la ciudad como tal no es capaz de producir lo que consume se torna dependiente de cada uno de los nodos que constituyen su red. Un problema en cualquiera de ellos repercute de inmediato sobre lo urbano.
Pero también esta trama de generación de bienes y servicios implica un conjunto de oportunidades de acumulación de riqueza. Los grupos empresariales que se encargan de la energía, de la llegada y venta de alimentos, de la salud, de la infraestructura, de las empresas fabriles, etc, proceden a un proceso de acumulación que en muchos casos tiene carácter predador sobre la masa.
La otra red a que hacíamos referencia está representada por los relacionamientos al interior del universo urbano. Allí los individuos intercambian entre sí diferentes recursos a los efectos de cada uno asegurar – por lo menos – un mínimo de ingresos que le permita sobrevivir. En el pasado encontrábamos que este relacionamiento tenía una demarcación clara dentro de los centros urbanos. Las ciudades medievales agrupaban a los artesanos de determinada rama en un mismo espacio generando así un espacio especializado. El caso extremo de diferenciación espacial lo marcaba la presencia de la "judería". En caso como el de la Venecia renacentista, este espacio estaba amurallado y sus puertas se cerraban con centinelas a la noche impidiéndose la circulación e sus habitantes fuera de los límites. Curiosamente durante el día al abandonar "su" espacio eran obligados a llevar un bonete rojo. Posteriormente el régimen nazi hizo lo mismo con una estrella amarilla.
En Inglaterra, durante la primera etapa de la Revolución Industrial veremos surgir los llamados barrios obreros. En sí eran espacios articulados en derredor de una fábrica o empresa que necesitaba tener sus "recursos humanos" al alcance de la mano dado la extensión de las jornadas laborales. En el Londres de la misma época nos encontramos con áreas como la célebre White Chapel, donde se concentraba buena parte de la economía subterránea de la ciudad. Charles Dickens en sus novelas da cuenta de los "asentamientos" que existían dentro del espacio londinense. Por tanto no estamos ante un problema nuevo ni mucho menos exclusivo de nuestro país.
En otras ciudades se han gestado áreas específicas a partir de fenómenos de segregación racial como Harlem y Chinatown. Lo curioso es que al igual que sucediera en otras urbes, luego de un ciclo de exclusión estos espacios han pasado a ser integrados a los circuitos turísticos y de ocio volviéndose funcionales. A mucho menor escala esto lo podemos apreciar en la Ciudad Vieja de Montevideo en donde tras una tugurización acelerada y una expulsión de población se ha pasado a transformarla en un área de diversión, comercios gastronómicos y reciclaje.
En la actualidad estamos en presencia de una segmentación espacial de orden social. En todas las ciudades han surgido barrios donde se congregan las personas de menores recursos y mayor vulnerabilidad. Aquellas con los indicadores críticos de calidad de vida. Paulatinamente en algunos lugares han ido adquiriendo tal grado de estructuración interna que constituyen prácticamente áreas independientes dentro del territorio nacional. Quienes habitan estos espacios sólo acceden a este último circuito y de modo restringido. Ello determina que su esquema de oportunidades sea igualmente acotado y se hagan evidentes los efectos de la segregación que señala R. Katzman (2001)
POSIBLE INCIDENCIA DE SEGMENTACIONES EN ÁREAS DE LA ESTRUCTURA SOCIAL SOBRE LA FORMACIÓN DE ACTIVOS QUE PODRÍAN AMORTIGUAR LAS TENDENCIAS AL AISLAMIENTO DE LOS POBRES URBANOS.
Segmentaciones | Capital social individual | Capital social colectivo | Capital ciudadano |
En el área laboral. | Reduce la probabilidad de contar con redes de información y contactos que facilitan la búsqueda de empleo. | La separación de los lugares de trabajo que reclutan a los que tienen "voz" reduce la fortaleza de las instituciones laborales y de las reivindicaciones que pueden articular los pobres urbanos. | El trabajo deja de operar como el vínculo central de pertenencia a la sociedad. Se afecta la adquisición de derecho ciudadano. Se debilitan los sentimientos de ciudadanía al no compartir problemas y destinos con las corrientes predominantes de trabajadores. |
En el área educativa | Se debilitan i) la formación de reciprocidad y solidaridad; ii) la posibilidad de que los que tienen más conozcan los méritos de los que tienen menos y construyan lealtades con ellos; iii) la posibilidad de incorporar hábitos y actitudes de clase media con respecto a la movilidad, por medio de la educación. | Se reduce la participación de los padres de estudiantes de clase media en la educación pública y se atenúa su influjo sobre el mantenimiento de la calidad de estos servicios. | Los estudiantes pobres ven reducidas sus oportunidades de experimentar la pertenencia a una comunidad con iguales derechos y obligaciones, problemas similares y recompensas por méritos con sus pares de otras clases. |
En las áreas residenciales. | Menor información y contactos. Menor eficiencia normativa. Menor exposición a modelos de rol. | Riesgo de declinación de las instituciones vecinales por déficit de liderazgos | Debilitamiento de los sentimiento de ciudadanía al no compartir problemas vecinales con otras clases, y riesgo de formación de subculturas marginales |
Sin pretender ni mucho menos hacer una lista y mencionando sólo dos ciudades de la región nos encontramos con fenómenos como los descriptos. En Río de Janeiro tenemos favelas de renombre como Rocinha, Cidade de Deus, Facenda Coqueira; en el gran Buenos Aires con villas tales como La casa, La Rana, Villa Pulmón.
También lo encontramos en Uruguay con enclaves como Cerro Norte, en Montevideo o Las Láminas, Los Olivos, La Cañada, Barrio Nuevo en Bella Unión, o Dos Marías El Espejo o La Chapita en Paysandú y la lista podría seguir.
A lo largo del trabajo hemos sostenido que la pobreza es una consecuencia del desenvolvimiento de una determinada estructura generadora de acciones, pensamiento, saberes y poder. A fin de reforzar nuestro razonamiento miremos algunos indicadores finales que señalan la desigualdad estructural instalada que evidentemente repercute en lo espacial, mucho más allá de lo inmediato.
Conscientes de que la pobreza constituye un fenómeno complejo y sin pretender todas las variables que intervienen hemos seleccionado las siguientes para que sirvan de muestra de lo que afirmamos: distribución del ingreso, perfiles alimentarios y perfiles educativo-formales.
a. distribución del ingreso. En el primero basta tomar en consideración lo que sucede con la distribución del ingreso a escala global para encontrarnos con la enorme distancia que separa al 10 % más pobre del 10 % más rico. A partir del decil 8vo se aprecia una sobre apropiación que se hace evidentemente a costo de los restantes. Este escalón y el siguiente pueden ser definidos como medio y medio superior, pero ambos sumados no alcanzan al más rico. Prácticamente este acapara ingresos equivalentes al 60 % de la población sumando los deciles del 1 al 6to.
Esta situación si bien se ha mejorado en los últimos años tal como lo demuestra el Índice de Gini, aún está muy distante de una situación medianamente igualitaria y donde efectivamente funcione la equidad. Los economistas Jorge Álvarez y Luís Bértola (2010)[16] han hecho un estudio sobre la evolución del índice aludido desde 1870 a la fecha. Ello nos permite identificar tres grandes tramos. Uno primero que llega a la primera década del siglo XX, en donde la desigualdad crece sistemáticamente y a un ritmo creciente. A aquel sigue un segundo período dominado por el modelo batllista y neobatllista, en que pese a las oscilaciones producidas en la economía mundial, con el gran impacto positivo de los dos conflictos mundiales, se registra una clara tendencia hacia la equidad. La crisis del modelo fruto e su agotamiento y cambios en la economía mundial, dan inicio a un tercer período que comienza hacia mediados de la década de los "50" y se extiende hasta el final del siglo XX. Esa tendencia se mantiene esa tendencia a la concentración. Será recién a partir del 2005 que comenzará a consolidarse un retroceso de la inequidad.
Merece ser remarcado que a lo largo del prolongado período de estancamiento que pauta nuestra crisis la inequidad continuó avanzando con lo que se comprueba que fueron los sectores populares los que pagaron, como siempre, el costo de la crisis.
El comportamiento seguido por el índice de Gini, marca que resulta falso considerar la relación mecánica entre crecimiento económico y acortamiento de la brecha de desigualdad. Afirmaciones como que hay que hacer crecer la torta para luego distribuir, para que sea posible repartir. Estamos ante un problema político y por ende de ejercicio del poder.
En otras palabras el desarrollo en sí mismo no es productor de equidad. Los ciclos que se registran en nuestro desarrollo demuestran que no siempre el crecimiento ha derivado en un acortamiento de la brecha que separa a los pobres de los no pobres. Un segundo elemento es la comprobación es que la equidad depende de decisiones políticas que modifiquen los mecanismos de reparto de la riqueza.
El comportamiento del Índice de Gini en la serie considerada, nos muestra un movimiento dentro de una determinada banda de "normalidad" que no hace sino señalar una situación estructural que resulta imposible de romper.
Los datos anteriores demuestran algunas cosas:
a. Hay una "inercia" que proyecta la crisis del 2002 en los años inmediatos.
b. El quiebre de la tendencia se comienza a verificar a partir del 2007, sin alcanzar a modificar sensiblemente el cuadro estructural.
c. Montevideo se encuentra pegado a la tendencia general del país
d. Hay una clara diferencia entre Montevideo y el interior urbano. de modo general podemos decir que la brecha Montevideo – Interior no se reduce significativamente.
Lo manejado hasta el momento demuestra que la desigualdad es un elemento constante en nuestra sociedad, aunque su intensidad ha variado a lo largo de la historia. Ello ha determinado que la pobreza, el conjunto de individuos más alejados negativamente de la media nacional han consolidado un espacio social.
El perfil alimentario.
Cuando abordamos el consumo alimentario surge claramente como un satisfactor de calidad inferior determina por una parte vulnerabilidades en aspectos sanitarios y por otro engendra la necesidad de obtener otros satisfactores que complementen o compensen el déficit del utilizado en primer término. Muchas veces la compensación se produce en el terreno simbólico.
Gasto en alimentos promedial por rubros en los deciles 1 y 2
Año 2008.
Fuente. Cálculo propio sobre datos de INE
Rubro | Decil 1 | Decil 2 | Rubro | Decil 1 | Decil 2 | ||||
Panes, galletas, alfajores y similares | 13.1 | 11.1 | Lentejas, porotos, garbanzos, arvejas | 0.5 | 0.4 | ||||
Arroz, fideos, harinas | 9.3 | 8.1 | Azúcar y dulces | 3.9 | 3.2 | ||||
Todo tipo de carnes | 7.3 | 8.5 | Aceites y grasas | 2.4 | 2.3 | ||||
Fiambres y embutidos | 1.2 | 1.4 | Yerba, café, te | 1.6 | 1.7 | ||||
Pescado, fresco, congelado o enlatado | 0.2 | 0.4 | Otros alimentos | 0.2 | 0.4 | ||||
Lácteos en todas sus formas | 21.2 | 19.3 | Agua, refrescos, jugos | 7.2 | 12.5 | ||||
Huevos | 1.5 | 1.2 | Bebidas alcohólicas | 1.0 | 1.8 | ||||
Frutas | 6.0 | 7.0 | Comidas fuera del hogar | 1.3 | 1.0 | ||||
Verduras | 7.2 | 7.8 | Programas sociales | 5.5 | 4.1 | ||||
Papas y boniatos | 9.0 | 8.9 | Sal, caldos y sopas concentradas | 0.3 | 0.4 |
En este terreno se produce una combinación entre elementos culturales y disponibilidad de recursos por lo que los datos no deben ser tomados por absolutos sino como tendencias generales de un consumo que se deriva en determinada calidad de la dieta promedio. Siguiendo los criterios elaborados por INE adoptamos como población de referencia a los dos primeros deciles. En cada uno de los casos hemos calculado, sobre la base de información disponible, el porcentaje que cada uno de los rubros consignados tiene dentro del consumo total.
El interior urbano, en general, se ubica bastante por debajo de las cifras correspondientes a Montevideo en los deciles iniciales. Ello nos permite ubicarlo en un segundo escalón deficitario.
Con respecto al consumo de proteínas y de calcio podemos apreciar también la doble diferenciación: a escala de los diferentes deciles y en la relación Montevideo -Interior. Si como veremos la población uruguaya se está reproduciendo biológicamente en los primeros deciles de ingresos, preferentemente, estamos enfrentados a un auténtico problema. Las futuras generaciones tendrán carencias marcadas en su desarrollo y ello ya puede ser apreciado en nuestros días en donde algunos estudios realizados se aprecia una disminución de la talla promedio de los jóvenes.
La fuente consultada da cuenta que el consumo de calorías asociado a los escalones de ingresos considerados.
Como puede apreciarse hay un claro predominio de los lácteos. Estos está restringidos casi en su totalidad a la leche fresca, seguida por panes y similares y papas y boniatos en tercer lugar. En el consumo de leche inside sin dudas aspectos culturales pero también el hecho de que es uno de los pocos precios manejados administrativamente por el estado lo que de hecho significa una facilitación
Consumo de alimentos en ítems seleccionados de acuerdo a deciles de ingresos
Elaborado en base a información de INE (2010)
Si asociamos el primero de los ítems referenciado con el segundo, entre ambos concentran 22,4 % y 19,2 % respectivamente lo que es un claro indicador de la calidad de la dieta seguida. El cuadro se agranda si agregamos papas y boniatos. Curiosamente el consumo de agua embotellada, refrescos y jugos se ubica en un lugar destacado por encima del gasto en carne. De modo gráfico podemos concluir que se prefiere una Coca Cola a un trozo de carne, ello pese a la tradición cultural de nuestro país.
En lo referente a la cantidad y refiriéndonos a Montevideo si comparando el consumo del 2do decil con respecto al 8vo y el 9no el primero alcanza el 56,4 %. Trasladado este relacionamiento a los demás ítems consignados en el cuadro encontramos los siguientes valores: calorías 69 %; proteínas 66 % y calcio 54 %.
Del conjunto de la información que hemos procesado surge con claridad que hay una diferenciación cuantitativa y cualitativa en cuanto al consumo de alimentos de acuerdo a la posición que se ocupa en la distribución de la riqueza. Hay un verdadero abismo entre los consumos de proteínas y calcio por ejemplo que dan cuenta que lo que comienza como una diferenciación social se va traduciendo generación tras generación en una diferenciación corporal e intelectual. Las oportunidades de desarrollar plenamente su cuerpo y mente están acotadas desde el nacimiento mismo. la pobreza tiende, con el paso de las generaciones a crear un fenotipo determinado que lo diferencia del resto y que limita sus oportunidades de desarrollo pleno. Nuevamente debemos volver a la frase que colocáramos en el acápite de este trabajo. Gente é pra brilhar, não pra morrer de fome". En este punto incide de modo muy fuerte una pauta cultural que juega un rol de primer orden a la hora de establecer prioridades.
b. Perfiles educativo-formales. En este punto se cruzan diferentes líneas de reflexión que señalan acentos distintos que surgen de la lectura de la realidad. Por una parte, tenemos planteado el problema no ya de la accesibilidad al sistema educativo, mayoritariamente público, sino de la permanencia en él. Por otro lado, tenemos los niveles deficitarios en cuanto a logros que alcanzan los pobres en su tránsito por las aulas. Por último tenemos planteado un problema muy profundo que se vincula al desfasaje que se produce en el terreno de la significatividad en el sentido en que manejara la expresión Ausubel. Todo ello nos obliga a diferenciar distintos pliegues del problema.
Uruguay ocupa los primeros lugares en cuanto a la penetración de su sistema de enseñanza primaria. Prácticamente el 100 % de los uruguayos ingresó a la escuela y terminó el ciclo. Hay una larga tradición que ha llevado a instalar de modo muy fuerte lo escolar dentro del imaginario colectivo nacional. Apenas terminado el ciclo escolar asoma la enorme diferencia que se amplía sin cesar a medida que pasan los años. El siguiente gráfico es por demás elocuente.
Asistencia al sistema de enseñanza según edad y pertenencia a los sectores de ingresos señalados.
Fuente: Ministerio de Educación y Cultura[17]
A los 22 años mientras el 20 % más rico permanece en el sistema educativo casi en un 70 %, los más pobres, se ubican por debajo del 10 %. Ambos grupos son casi imágenes invertidas que beneficia a quienes ocupan los deciles más ricos en detrimento de quienes están en los dos primeros. Si bien en estos últimos años algo ha variado en los porcentajes, la estructura descripta se mantiene. Los sectores más pobres no alcanzan a obtener todos los beneficios que proporciona el sistema público por lo que hay instalada un mecanismo diferenciador es este terreno. A los 13 años los más pobres comienzan a desertar del sistema formal de enseñanza. Esa masa de jóvenes que abandona el aula, no se encamina hacia el mundo laboral formal. Esto es claramente demostrable a partir de los porcentajes de desocupación que afecta a la población joven. Veamos las cifras las que más que la exactitud con el presente nos interesa marcar la tendencia general que se observa.
Porcentajes de desocupación de jóvenes de 14 a 19 años.
(Por departamento)
Fuente INE. 2006
Mientras desde todas las tribunas se reconoce la necesidad de una mejor preparación a los efectos de integrarse al nuevo sistema productivo. Mientras la teoría del capital humano insiste en que es necesario elevar los niveles educativos de la población trabajadora de modo de que puedan incrementar su productividad y sean capaces de adaptarse a los incesantes cambios.
Sin pretender sino el haber efectuado un muy ligero esbozo del problema que enfrentamos, es evidente que el mismo reviste tal gravedad que pone en riesgo la integrabilidad, la convivencia y la gobernabilidad de nuestro país en el futuro. Si no se procede a un cambio radical de las estructuras, la pobreza terminará hipotecando el futuro nacional así como los espacios urbanos los que se terminaran atomizando en barrios privados y guetos. El problema será sobrevivir en medio del "natural" enfrentamiento.
febrero de 2013.
Autor:
Profesora Stella Cóppola
Magister Douglas Ifrán
[1] Daniel V. Loustaunau. El Uruguay feliz: imagen y memoria 1918 – 1933. Ediciones Cruz del Sur. Montevideo 2012.
[2] Jorge Bralich. Los textos escolares como instrumento ideológico. Universidad de la República. 1990
[3] Oscar Lewis. la cultura de la pobreza. Pensamiento Crítico, Habana, nº 7, agosto de 1967 Página 54.
[4] Oscar Lewis. Obra citada página 54. (subrayado propio)
[5] P. Townsend. . Citado por Julio Boltvinik 7 P. Townsend. “The meaning of poverty”, (British Journal of Sociology, N° 8,pag 225. Citado por Julio Boltvinik
[6]
[7] Armyte Sen. Sobre Conceptos y medidas de Pobreza
[8] Armyte Sen. Obra citada.
[9] Citado por Ralpf L. Beals y Harry Hoijer. Introducción a la antropología. Aguilar1977. Madrid. España. Pág. 262
[10] Paul Spicker obra citada página 299
[11] Joan Mac Donald. Pobreza y precariedad del hábitat en ciudades de América Latina y el Caribe. Cepal. Santiago de Chile. Serie Manuales. Nº 38. 2004
[12] Néstor Campiglia. Migración interna en el Uruguay. Universidad de la República. Depto de Publicaciones. Página 49. No tiene año de edición.
[13] Luís Faropa. Políticas para una economía desequilibrada: Uruguay 1958 – 1971. Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo. 1982. Página 13
[14] Zygmunt Bauman. Vida líquida. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2007. Página 12.
[15] Z. Bauman. Vidas desperdiciadas. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2006. Página 43
[16] Luis Bértola, Jorge Álvarez (Unidad Multidisciplinaria, Facultad de Ciencias Sociales,UdelaR)Desarrollo y desigualdad: miradas desde la historia económica. Incluído en Pobreza y (des)igualdad en Uruguay: una relación en debate Miguel Serna (Coord.) Universidad de la República.
[17] Vale la pena consignar que en sus rasgos generales no se aprecia un cambio significativo desde aquella fecha a la actualidad.
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