No obstante, la petición de Sorkin choca frontalmente con las demandas por parte de las víctimas del fraude piramidal dirigido por Madoff, ya que las cartas enviadas por éstos al juez piden el encarcelamiento de por vida del ex presidente de Nasdaq, a quien se tacha en las misivas de "diablo", "malvado", "asesino" e incluso "violador".
Un total de 113 víctimas remitieron cartas y correos electrónicos al juez encargado del caso para reclamar la máxima pena posible para el acusado e incluso en algunos casos algún castigo no contemplado en las leyes de EEUU.
– Hasta 150 años de cárcel por el mayor fraude de la historia (Cinco Días – 26/6/09)
El juicio contra Bernard Madoff, visto para sentencia.
(Por Ana B. Nieto / Nueva York)
"Querido Juez Chin, le escribo en nombre de mis ancianos padres, mi mujer y mis hijos, y de yo mismo. Mamá y papá van a cumplir 80 años, trabajaron toda su vida en el comercio y ahorraron para mandarme a la Universidad y para tener una vida tranquila en su jubilación en Nuevo México". Así comienza un hombre de Nueva Jersey una de los cientos de cartas que han llegado al juez Danny Chin contando la historia de grandes inversores y pequeños ahorradores que hicieron una apuesta, que pensaron que era de confianza.
Pero no era así. Bernard Madoff, el gestor de las inversiones de esos ahorradores, ha resultado ser el mayor estafador de la historia y, de hecho, el lunes está previsto que Chin dicte una sentencia de condena que mande a la cárcel casi de por vida a este hombre de 71 años. El delito, un fraude piramidal -en el que el dinero de los nuevos inversores paga los intereses prometidos a los anteriores, y así sucesivamente- que, cuando Madoff se entregó, se calculó entre 50.000 y 65.000 millones de dólares, entre 35.000 y 46.000 millones de euros. Esta cantidad responde a la suma invertida más los rendimientos de unas operaciones que resultaron ficticias. El fideicomisario, Irving Picard, ha calculado las pérdidas de los inversores como la diferencia entre lo que el cliente dio a Madoff y lo que retiró antes de que el fraude se revelase. Con esas cuentas, a Picard, el fraude asciende a 13.000 millones, aún el mayor de la historia.
Madoff ha pedido al juez vestir sus ropas para esta importante cita en el tribunal, en lugar no la vestimenta azul del centro de detención en el que pena desde que en marzo se declarara culpable. A lo largo del juicio se ha descubierto que apenas invirtió dinero de sus clientes, pero no se clarificó un aspecto crucial: ¿obró solo Madoff?
Miles de víctimas enviaron cartas al juez Chin contando el impacto del fraude en sus vidas, con peticiones para que no se permitiese que "esa comadreja negocie un acuerdo extrajudicial que le permita escapar de su responsabilidades. Su mujer y sus hijos, su familia inmediata deben ser investigados para determinar si han sido cómplices".
Madoff, por su parte, ha pedido clemencia. Su abogado quiere que esté en la cárcel 12 años aunque el septuagenario inversor se enfrenta a una petición máxima de 150 años de cárcel. Pase lo que pase, eso no cierra ni mucho menos uno de los capítulos más oscuros de la historia de la inversión americana. Y no sólo por la semilla de desconfianza que se ha plantado entre los ahorradores -respecto a Madoff y respecto a los gestores de fondos que confiaron ciegamente en él-, sino también por la fuerte controversia entre las víctimas y el fideicomisario. Éste tiene que decidir cómo y con qué dinero se retribuye a los afectados. Y en el centro de la discusión está la cuestión de la cuantía del crimen.
El asunto se va a dirimir ante un juez porque algunas víctimas han denunciado a Picard, aduciendo que no ha calculado bien el dinero que se ha abonado a otras víctimas y no quieren sentar precedentes con esas cuentas. El caso Madoff resonará en los tribunales años después de que el delincuente oiga su condena.
– Madoff pierde el derecho sobre sus bienes (BBCMundo – 27/6/09)
Se estima que Madoff pase el resto de su vida en prisión.
Un juez federal de Estados Unidos ordenó al financista Bernard Madoff ceder todos los derechos que tenía sobre sus bienes que ascienden a US$ 170.000 millones.
Madoff se encuentra en estos momentos en prisión tras declararse culpable de uno de los mayores casos de fraude en la historia del país.
La orden judicial lo obliga a entregar sus propiedades en los estados de Nueva York y Florida, así como inversiones, autos y yates.
Su esposa Ruth, que asegura no estuvo involucrada en el fraude, perderá US$ 80 millones que ella dice le pertenecían.
El financista recibirá sentencia este lunes en una corte federal de Manhattan y se cree que pasará el resto de sus días tras las rejas.
Entre las propiedades que serán vendidas están el apartamento de la pareja en la ciudad de Nueva York cuyo valor asciende a US$ 7 millones, una casa en Palm Beach, Florida, que según el periodista de la BBC en Miami, Emilio San Pedro, podría tener un valor de unos US$ 9 millones.
También hay una vivienda en Long Island, Nueva York, de US$ 3 millones.
Las propiedades en Florida, así como las embarcaciones que poseía, ya habían sido confiscadas por la policía federal.
Se estima que de la venta de estos bienes se pueda devolver a los inversores defraudados el dinero que perdieron.
– La Fiscalía de Estados Unidos pide cadena perpetua para el inversor Bernard Madoff (El Economista – 27/6/09)
La Fiscalía estadounidense pidió ayer cadena perpetua para el inversor Bernard Madoff, alegando el "alcance y la duración" de los supuestos delitos del magnate, que se declaró el pasado marzo culpable de once cargos, entre ellos los de fraude, blanqueo de capitales o perjurio.
"Los delitos de Madoff fueron de extraordinarias dimensiones", afirmó la Fiscalía en su petición, depositada ante un tribunal federal de Manhattan. "Por ejemplo, las pérdidas por el fraude conocido hasta la fecha, superiores a los 13.000 millones de dólares (unos 9.250 millones de euros), multiplican en más de 32 veces el listón marcado para una cadena perpetua en la normativa estadounidense", agrega el texto.
Además, según la Fiscalía, alrededor de 170.000 millones de dólares, fueron a parar a la principal cuenta usada por Madoff durante las últimas décadas. Su esquema ficticio de beneficios exagerados mediante un sistema piramidal habría timado a miles de personas y provocado daños económicos a individuos y entidades, entre ellas algunas sin ánimo de lucro.
La sentencia para Madoff, detenido en diciembre del año pasado, se conocerá el próximo lunes y debería contemplar 150 años de cárcel para ser "razonable", apuntó la Fiscalía. "O, como alternativa, una equivalencia de años que asegure que Madoff permanecerá en la cárcel de por vida".
El abogado del financiero, Ira Lee Sorkin, rehusó comentar inmediatamente el informe del fiscal alegando que no lo había leído. Sin embargo, en una carta remitida al juez esta semana, el letrado indicó que una condena de 12 años de prisión sería suficiente. En su misiva, Sorkin solicitó al juez que la sentencia no se vea condicionada por el ánimo vengativo que se desprende de las cartas enviadas al juzgado por las víctimas del financiero.
– La ardua batalla de los inversionistas de Madoff para recuperar parte de su dinero (The Wall Street Journal – 29/6/09)
(Por Jane J. Kim)
Bernard Madoff dirigió su pirámide financiera de miles de millones de dólares durante por lo menos 15 años. Algunas de sus víctimas podrían librar una batalla casi igual de larga para recuperar su dinero.
El apoderado nombrado por la corte para la difunta firma de Madoff, el abogado Irving Picard, ha recuperado US$ 1.200 millones de los US$ 13.200 millones en pérdidas netas estimadas que sufrieron los inversionistas desde diciembre de 1995.
Mientras las víctimas que cumplan con ciertos criterios podrían recibir pagos de hasta US$ 500.000 de Securities Investor Protection Corp. (SIPC), un grupo establecido para compensar a los inversionistas que perdieron sus fondos a causa de robo o el uso no autorizado de sus cuentas de corretaje, el resto de sus pérdidas será parcialmente recuperado de los activos que Picard logre reunir en el proceso de liquidación.
El viernes, la esposa de Madoff, Ruth, llegó a un acuerdo con los fiscales en el que renunció a todos los activos que compartía con su esposo. La esposa de Madoff conservará US$ 2,5 millones.
Ruth Madoff renunció a decenas de millones en efectivo y valores además de sus intereses de US$ 7,5 millones en un departamento de la ciudad de Nueva York y una propiedad de US$ 7 millones en Montauk, en el estado de Nueva York, y joyas aseguradas por más de US$ 2.600 millones. El acuerdo cubre gran cantidad de artículos, incluyendo dos abrigos de piel valorados en US$ 48.500, sábanas y ropa de cama por US$ 18.000, y cubiertos por US$ 8.500.
Fiscales, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) y la oficina de Picard coordinan cómo recuperar activos que ahora se consideran contaminados y que fueron recibidos por otros miembros de la familia de Madoff y colaboradores cercanos, según fuentes al tanto.
Gran parte de lo recaudado por Picard hasta ahora ha provenido de la liquidación de la firma de Madoff. Recientemente vendió la operación de intermediación de mercado de Madoff por US$ 25,5 millones.
El fondo común de los inversionistas también incluye US$ 235 millones de Banco Santander SA. El banco español, uno de los mayores conductos de dinero de inversionistas hacia la firma de Madoff, Bernard L. Madoff Investment Securities LLC, pagó para llegar a un acuerdo que evitara potenciales reclamos legales por parte de Picard.
La mayor parte de lo que se prevé que recupere el apoderado a partir de ahora provendrá de potenciales demandas de "recuperación" contra inversionistas que retiraron dinero de la firma de Madoff en los últimos años. Las demandas de recuperación en pirámides financieras sostienen que los retornos recientes fueron obtenidos de forma fraudulenta a expensas de otros inversionistas.
La ley de bancarrota de Estados Unidos le permite a Picard ir detrás de entidades que recibieron pagos de la firma de Madoff a partir del 12 de septiembre de 2008, dentro de los 90 días de la declaración de bancarrota. Pero, los estatutos federales y estatales son más amplios cuando se trata de recuperar dinero que los tribunales consideran que han sido presentados fraudulentamente como parte de una pirámide financiera. Bajo la ley del estado de Nueva York, Picard podría intentar recuperar ganancias ficticias pagadas durante los últimos seis años.
Picard ya inició una demanda para recuperar más de US$ 10.000 millones de inversionistas que retiraron sumas de sus cuentas de Madoff en años recientes. Los mayores objetivos incluyen varios fondos de inversión y sociedades dirigidas por inversionistas como Jeffrey Picower y Stanley Chais, quienes retiraron conjuntamente US$ 6.100 millones además de su principal inversión con la firma de Madoff, alegó Picard. Los inversionistas no han respondido a las demandas formalmente. Sus abogados han indicado que también fueron víctimas del fraude.
La semana pasada, Picard presentó una demanda contra Cohmad Securities Corp., una de las firmas que ayudaron a canalizar inversionistas hacia Madoff. La demanda busca obtener más de US$ 100 millones en comisiones ganadas por los directores de Cohmad, que además fueron demandados por fraude civil por la SEC. Picard también intenta conseguir más de US$ 105 millones en ganancias que los empleados de Cohmad y sus familias retiraron de sus cuentas de inversión con Madoff. Los abogados de los directores de Cohmad niegan cualquier conexión con el fraude.
Incluso mientras Picard reúne activos, crecen las disputas sobre cuánto será pagado. Picard ha afirmado que pretender pagar los reclamos en base al "capital neto", o la diferencia entre lo que los clientes pusieron y lo que se llevaron.
SIPC ya ha enviado alrededor de US$ 142 millones en cheques a demandantes, sobre un total de US$ 188,4 millones que ya se han aprobado.
A medida que se aproxima el plazo del 2 de julio para presentar demandas ante la SIPC, ya se han registrado más de 10.000 reclamos. Muchos de esos reclamos probablemente serán denegados. Algunas personas, como aquellas que invirtieron con Madoff indirectamente a través de fondos alimentadores, probablemente no serán elegibles para recibir los pagos de la SIPC.
(Amir Efrati contribuyó a este artículo)
– Las lecciones derivadas del escándalo Madoff (Expansión – 28/6/09)
(Por Brooke Masters y Joanna Chung)
Madoff, que afronta una condena por el que tal vez sea el mayor fraude de la historia, deja tras de sí una industria acuciada por la desconfianza mutua y una regulación más severa.
Dicen los cínicos que los escándalos financieros van y vienen y nunca cambia nada. De vez en cuando esa regla se rompe. Si nos remontamos a los años 30, los chanchullos desvelados por la Gran Depresión nos dejaron como legado la Comisión del Mercado de Valores y las leyes sobre valores que en su mayoría aún rigen gran parte del mercado.
El esquema Ponzi de Bernard Madoff, por valor de 65.000 millones de dólares (46.800 millones de euros) -tal vez el mayor de la historia-, podría tener un impacto igual de duradero. Madoff, ex presidente del Nasdaq, será condenado esta semana, por defraudar sistemáticamente a los inversores durante décadas.
Adoptando un aire de exclusividad, atrajo y robó a todo el mundo, desde sus compañeros del club de campo a miembros de los consejos de organizaciones benéficas y decenas de fondos de hedge fund supuestamente sofisticados. Su confesión el pasado diciembre sacudió al sector de servicios financieros a nivel mundial -debilitando la confianza de los inversores en los mercados y en los reguladores por igual, y provocando demandas generalizadas de reformas-.
Los reguladores efectúan análisis de todas las empresas para encontrar a otros estafadores
La cuestión de la confianza
Un mundo en el que los acuerdos verbales, los apretones de manos y las estrategias secretas de comercio eran lo normal, tendrá que aprender ahora a tachar casillas y a ponerlo todo por escrito.
"La actitud de los inversores ha cambiado", comenta Cedric Meeschaert, presidente de Meeschaert Gestión Privée, una gestora francesa de activos que es de los pocos que han devuelto su inversión a los clientes que perdieron su dinero con Madoff. "Después de todo, la industria financiera se basa en la confianza. Pero la imagen que han dado los grandes participantes internacionales ha sido, por desgracia, de gran arrogancia y desdén".
Igual que ha provocado un cambio global en la forma de los inversores de interactuar con las personas que gestionan su dinero, el escándalo Madoff ha ayudado a alejar a muchos particulares adinerados, especialmente en Europa, de hedge fund y otras inversiones alternativas, lo que supone otro nuevo golpe para un sector ya debilitado.
El escándalo ha hecho que se sometan a examen las leyes que rigen a brókeres y asesores
La presión sobre los hedge fund proviene también de otros frentes. El escándalo ha proporcionado munición a aquellos políticos de ambas orillas del Atlántico interesados en restringir los hedge fund. Pese a que Madoff no dirigía un hedge fund, muchas de las operaciones que canalizaban el dinero hacia él se comercializaban como fondos de fondos.
El fraude también ha alcanzado a los reguladores que, avergonzados por no haber detectado la estafa en EEUU y Europa, se han vuelto más agresivos. Se están redactando nuevas reglas, aumentando las inspecciones y eliminando las lagunas explotadas por Madoff.
Mary Schapiro, la nueva presidenta de la SEC que accedió al cargo poco después del arresto de Madoff, se apresuró a eliminar los obstáculos que suponían algunos procedimientos culpados de dificultar y disuadir la labor de los investigadores.
Los reguladores efectúan en la actualidad un análisis de todas las empresas con la esperanza de encontrar a otros estafadores que, como Madoff, paguen a los primeros inversores con el dinero de los nuevos.
La agencia también ha propuesto reglas que obligarían a los asesores de inversiones a contratar a un contable público independiente para que efectúe un análisis anual por sorpresa con el objetivo de verificar los activos de los clientes.
El escándalo ha hecho que se sometan a examen las distintas leyes que rigen las actividades de brókeres y asesores de inversiones. Los defensores de los consumidores llevan mucho tiempo reclamando un único conjunto de reglas para estos colectivos. El plan de reforma del sistema regulador, propuesto hace unos días por la administración Obama, da pasos en esa dirección, haciendo que la SEC someta a ambos grupos a los mismos criterios en relación con el cuidado de los clientes.
Tanto la SEC como Finra, el organismo regulador de la industria financiera, están creando oficinas especializadas en prácticas ilegales y empleando a personas con la suficiente experiencia para identificar los casos de mayor prioridad entre las miles de denuncias de inversores descontentos. La SEC ha iniciado una campaña de contrataciones de profesionales versados en el comercio de valores, valoraciones, pruebas periciales y productos derivados.
Reacción en Europa
En Europa, los principales objetivos de los cambios en la regulación motivados por el caso Madoff han sido los hedge fund y los "depositarios" –bancos y otras entidades que supuestamente protegían los activos de los fondos relacionados con Madoff, pero que en realidad habían delegado su responsabilidad sobre ellos en el propio Madoff-.
Muchos políticos europeos llevan tiempo deseando regular la industria de los hedge fund; el escándalo Madoff les ha dado más ímpetu. En Bruselas, la Comisión Europea propuso recientemente una directiva sobre los gestores de inversiones alternativas que les obligaría a obtener la autorización de los reguladores y que podría limitar su capacidad de solicitud de préstamos para aumentar el tamaño de sus apuestas.
El problema de los depositarios era más imprevisto -sirvió para abrir los ojos de aquellas autoridades que no se habían dado cuenta de hasta qué punto difería la interpretación de algunos de los 27 países miembros de la UE de la directiva común de fondos minoristas-.
"Este caso reveló un grave fallo en el sistema actual. Las reglas son las mismas en los 27 estados miembros pero su forma de aplicarlas es muy distinta. Esto lleva a una protección desigual para los inversores y a un grado de responsabilidad para las entidades financieras que varía dependiendo de donde tengan su sede", explica Jean-Pierre Jouyet, presidente de la Autorité des Marchés Financiers, el regulador francés.
Los inversores estadounidenses sufrieron la peor parte del escándalo Madoff, que algunos abogados atribuyen a los severos criterios de auditoría y custodia. Pero el caso empujó a la Oficina de Fraudes Graves a adoptar un papel más activo que en casos internacionales anteriores.
Los abogados y autoridades de la industria aseguran que el nuevo enfoque regulador está teniendo un efecto escalofriante sobre sus esfuerzos por trabajar juntos. "Otra de las secuelas del caso Madoff es la ruptura de la relación con los reguladores" comenta Elizabeth Knoblock, socia del bufete Mayer Brown en Washington. "La industria vuelve a tener la sensación de que el regulador está allí sólo para decir 'te cacé'".
El otro cambio fundamental afecta a la forma de muchos gestores de inversiones alternativas de tratar con los clientes y sus bancos. Los inversores que en un tiempo creyeron ser inteligentes por respaldar a gurús financieros con misteriosas estrategias y lujosos yates optan en la actualidad por opciones de gestión del dinero más transparentes y realistas.
Grupos de la industria de hedge fund de ambos lados del Atlántico han estado ocupados redactando listados de las mejores prácticas -con la esperanza en parte de evitar una regulación intrusiva pero también de intentar recuperar a los asustados inversores-.
Terreno prohibido
Las estrategias secretas de comercio -antes comunes entre los hedge fund- también se han convertido en terreno prohibido. "Los inversores más sofisticados quieren sentarse, hablar sobre tu estrategia y comprender cómo funciona", comenta un directivo de un fondo de inversión alternativa estadounidense.
El legado más importante de Madoff puede acabar siendo la sospecha. Un hombre considerado tan digno de confianza que sus clientes le pedían que aceptase a sus amigos y familia ha ayudado a destruir la atmósfera elitista en Wall Street y el resto del mundo, llevando a la ruina a familias enteras y fundaciones benéficas en el proceso.
Reguladores, inversores y gestores de fondos tendrán que vivir con las consecuencias: más inspecciones, honorarios legales más altos y nuevas regulaciones más severas.
Se venden pases de temporada
Irving Picard, el fideicomisario escogido por los tribunales para intentar devolver el dinero a las víctimas de Bernard Madoff, ha estado luchando durante los últimos siete meses para conseguir liquidez. Lo ha vendido todo, desde la división de valores de Madoff a sus pases de temporada para los partidos de los New York Mets. En un esfuerzo por recuperar los ficticios beneficios y redistribuirlos entre los inversores, Picard ha demandado a media docena de fondos subordinados que canalizaron grandes sumas de dinero hacia Madoff.
Pero tendrán que pasar muchos años hasta que las víctimas del fraude vean su dinero. Stephen Harbeck, presidente de la Corporación para la Protección de Inversores en Valores, una agencia que ayuda a liquidar las firmas de corretaje en quiebra, calcula que podría tardarse más de una década en localizar y liquidar los activos, y en distribuir lo recaudado entre las víctimas.
Picard, que ha recuperado cerca de 1.200 millones de dólares, según los últimos cálculos, ha aprobado pagos por valor de algo más de 1.000 millones de dólares para cubrir 371 reclamaciones de un total de 8.800. Sin embargo, el fideicomisario ha identificado a más de 1.341 propietarios de cuentas que perdieron en conjunto cerca de 13.000 millones de dólares el pasado 11 de diciembre con el arresto de Madoff.
– Bernard Madoff, el final del mayor fraude de la historia (El Economista – 29/6/09)
(Por José Luis de Haro / Nueva York)
En unas horas, Bernard Madoff, el mayor sátiro que jamás rondó por Wall Street, abandonará su celda para conocer el veredicto final sobre sus díscolas estafas. Sin embargo, todavía muchos se preguntan cómo podrá pagar por sus crímenes. ¿Toda la vida en la cárcel? Sus víctimas creen que el castigo no será suficiente.
Sus clientes, quienes en su día se consideraron parte un club elitista de inversores, llevan más de seis meses lidiando con las miserias provocadas por el mayor fraude financiero de la historia: planes de jubilación al traste, facturas sin pagar, ansiedad, depresión y, en algunos casos, suicidio. "Sólo queremos nuestro dinero de vuelta, no nos importa lo que le ocurra a Madoff", reconoce Laurance Cohen, una de las personas entrampadas en el esquema de Ponzi orquestado por el que fuera presidente del Nasdaq. Él y su esposa estarán hoy presentes hoy en el tribunal donde Madoff será sentenciado.
Aquel 10 de diciembre de 2008 quedará marcado en la mente de muchos. Durante aquella gélida noche del invierno neoyorquino, Madoff informó a sus hijos sobre su intención de adelantar el pago de varios millones de dólares en bonus meses antes de lo previsto. Fue la mecha que puso en evidencia sus malas prácticas. Mark y Andrew pidieron explicaciones claras a su padre sobre cómo era posible pagar esos premios si no había dinero suficiente para devolver a los inversores del fondo. La respuesta fue clara: la unidad de gestión de fondos de su compañía era un mero castillo de naipes, una ilusión, un fraude.
Cascada imparable
A partir de entonces, todo se precipitó. Los hijos delataron a su padre inmediatamente ante las autoridades y un día después fue arrestado y acusado de fraude. Madoff consiguió evitar ir a prisión inmediatamente tras pagar una fianza y permanecer bajo arresto domiciliario. Mientras tanto, el escándalo salpicaba a medio mundo, entre los afectados figuraban prestigiosas entidades bancarias, como Banco Santander, actores, directores y filántropos, entre otros.
El 12 de marzo de 2009, Madoff se declaró culpable de un total de once crímenes federales, entre los que se contemplan cargos de fraude, lavado de dinero y perjurio. La demanda criminal presentada dos días antes afirmaba que el gestor había defraudado a sus clientes casi 65.000 millones de dólares. Pese a la repercusión de sus actos, Madoff insistió en todo momento que fue el único cerebro detrás de la trama, evitando colaborar con las autoridades y desvelar posibles socios.
Durante su comparecencia ante las autoridades, reconoció que su esquema de Ponzi comenzó a cocerse en 1991. Pese a comprometer a altos niveles de beneficios con sus clientes, Madoff indicó que nunca realizó inversión alguna y que simplemente guardaba los fondos de sus clientes en una cuenta del Chase Bank. De allí sacaba los intereses para pagar a otros clientes y los enmascaraba con documentos falsos que presentaba ante la Comisión de Mercados e Inversores (SEC), agencia de la que está vetado de por vida.
Tras declararse culpable, el juez Denny Chin, quien supervisa el proceso judicial, retiró la fianza de 10 millones de dólares y envió a Madoff al Centro Correccional Metropolitano ante el peligro de que huyese. Madoff se enfrenta a un máximo de 150 años de cárcel y una multa que supondría el doble del dinero estafado, es decir, unos 171.000 millones de dólares.
El 22 de junio, el abogado de Madoff, Ira Sorkin, presentó una carta ante el magistrado recomendando una sentencia de 12 años para su cliente, ya que según los datos de la Administración, la media de vida de un hombre de 71 años, la edad de Madoff, es de 13 años. Al mismo tiempo, el abogado de la familia calificó que la multa de más de 170.000 millones de dólares sobre su cliente es "desconsiderada" pese a la magnitud del fraude.
Para muchas víctimas no habrá justicia hasta que más personas presuntamente implicadas en la trama den la cara. Las dudas recaen sobre el hermano de Madoff, sus hijos y su esposa Ruth. Ésta, de hecho, ha vivido en el apartamento del matrimonio hasta el último momento y ha intentado proteger los 80 millones de dólares en activos bajo su nombre. Sin embargo, el pasado viernes alcanzó un acuerdo judicial a través del cual entregaría sus posesiones, entre las que se incluyen el apartamento de Manhattan y otras residencias en Palm Beach y Montauk, dejando sólo 2,5 millones de dólares en efectivo disponibles para ella.
Jen Meerow, una víctima de Madoff residente en Nueva York, reconoció a la prensa norteamericana que su principal preocupación es que "todo ha ido según lo acordado". "Sabía que este día llegaría y consiguió enviar el dinero a cuentas ocultas, lo más decepcionante es que hay mucha gente implicada que no será juzgada", añadió. Al fin y al cabo, sólo Madoff y un auditor externo de la compañía han sido acusados criminalmente. La SEC ha presentado cargos civiles contra algunos fondos e inversores. Aun así, Madoff sigue siendo el único cabeza de turco.
Frustración
Muchas víctimas afirman que están frustradas con el proceso con el que un grupo de protección de inversores está compensando a los afectados con sumas que ascienden a un máximo de 500.000 dólares por cabeza. Según su opinión, el sistema de cálculo de compensaciones es bastante arbitrario. Otros creen que es injusto que se les haya cerrado la puerta a indemnizaciones por haber invertido en Madoff a través de terceras personas. Por su parte, Irving H. Picard, el tesorero encargado de recuperar parte del dinero, ha asegurado que está siendo muy complicado reconstruir las conexiones internacionales del fraude.
Picard ha denunciado a varios hedge funds liderados por Fairfield Greenwich Group, gestionado por Walter M. Noel Jr., Jeffrey H. Tucker y Andrés Piedrahita. Según el tesorero se retiraron cerca de 3.200 millones de dólares de las cuentas relacionadas con Madoff desde 2002 hasta que el escándalo afloró. En el caso de Santander, el banco español se cubrió las espaldas y pagó 235 millones de dólares a Picard para resolver posibles demandas sobre el dinero retirado por un subsidiario, 90 días antes de que el fraude colapsara.
Una cosa está clara. El tribunal se convertirá hoy en un paño de lágrimas, tanto para las víctimas como para la familia Madoff. Se espera un escarmiento. La justicia es el hábito de dar a cada cual lo que se merece. Y Madoff no tiene escapatoria alguna.
– Madoff es condenado a 150 años de cárcel (The Wall Street Journal – 28/6/09 – 12:27 PM)
(Por Chad Bray)
Nueva York (Dow Jones).- Bernard Madoff recibió el lunes una sentencia de 150 años de cárcel, lo que significa que probablemente permanezca el resto de su vida tras las rejas luego de admitir en marzo haber orquestado uno de los mayores y más prolongados fraudes financieros de los que se tenga memoria.
En una audiencia a la que asistió mucha gente, el juez Denny Chin, de la corte federal en Manhattan, ordenó a Madoff, de 71 años, cumplir la sentencia máxima de cárcel establecida en la ley. Un aplauso surgió tras el anuncio de la sentencia.
El viernes por la tarde, Chin firmó una orden preliminar de confiscación contra Madoff por más de US$ 170.000 millones, lo que dejó sin un centavo al alguna vez titular del directorio del mercado electrónico Nasdaq.
"Aquí debe enviarse el mensaje de que los crímenes de Madoff fueron extraordinariamente malos", dijo Chin.
El 12 de marzo se ordenó a Madoff ir directamente a la cárcel tras haberse declarado culpable de 11 cargos criminales, incluyendo los de fraude de valores, fraude postal y lavado de dinero, mediante un ardid Ponzi que duró varias décadas y que estafó a miles de inversionistas de miles de millones de dólares.
"Lo siento; sé que eso no los ayuda", dijo Madoff, tras voltearse brevemente para encarar a sus víctimas durante la audiencia antes de que el juez emitiera la sentencia.
Madoff manejó el ardid durante años a través de la división de asesoría de inversiones de su empresa, Bernard L. Madoff Investment Securities LLC, con la promesa de retornos estables y la presentación de un aire de exclusividad al no aceptar a todos los inversionistas interesados y reclutar inversionistas a través de amigos y asociados.
Diversos tipos de clientes fueron víctimas de la estafa, incluyendo individuos, fondos de cobertura, instituciones de caridad y fondos fiduciarios, como el fondo fiduciario de caridad establecido por el titular del directorio de Boston Properties Inc. y propietario del diario New York Daily News, Mortimer Zuckerman.
Cuando se reveló el fraude en diciembre, algunos individuos pasaron de la noche a la mañana de ser multimillonarios a casi indigentes.
Madoff había afirmado al final de noviembre tener hasta US$ 65.000 millones en las cuentas de su firma, pero los fiscales indicaron que las cuentas sólo contenían una pequeña fracción de esa suma.
Hasta ahora, el agente fiduciario nombrado por la corte para la firma de Madoff ha identificado cerca de 1.341 tenedores de cuentas, que han sufrido pérdidas por un total de US$ 13.200 millones. El agente fiduciario ha recuperado más de US$ 1.200 millones para los inversionistas.
La semana pasada, los abogados de Madoff solicitaron una sentencia de sólo 12 años, citando su expectativa de vida de alrededor de 13 años. En lugar de ello, Madoff recibió una de las sentencias más severas aplicadas en años recientes a un acusado de crímenes administrativos en una corte federal en Nueva York.
– 150 años de cárcel por el crimen del siglo (The Wall Street Journal – 30/6/09)
Bernard Madoff, autor del mayor fraude financiero de la historia, reiteró que es el único responsable
(Por Robert Frank y Amir Efrati)
Un juez federal sentenció al estafador Bernard Madoff a 150 años tras las rejas, al afirmar que el fraude "extraordinariamente malvado" había sacudido la fe de Estados Unidos en su sistema financiero y legal y destruido a ricos y pobres por igual.
La sentencia, que figura entre las mayores en un caso de fraude, le dio voz no sólo a la ira de las víctimas de Madoff, sino al enojo de un país que después de un colapso financiero perdió jubilaciones, los ahorros de toda una vida, el valor de sus viviendas y empleos. Las prolongadas y emotivas palabras del juez Denny Chin parecían destinadas a enviar el mensaje de que, por lo menos, la Justicia responderá con vigor para enmendar las irregularidades financieras.
"Las víctimas depositaron su confianza en Madoff y esto ha dejado a muchos con dudas sobre nuestro sistema financiero y reguladores financieros" afirmó Chin.
La sentencia también marca un abrupto fin a los intentos de Madoff de redimir sus actos en la corte el lunes y lo sindicó como una de las figuras más despreciadas de la historia financiera sin nadie más que sus abogados para expresar su apoyo en su momento de rendición de cuentas. "Viviré con este dolor, con este tormento, por el resto de mi vida", afirmó Madoff, de 71 años.
Aunque la dramática sentencia esencialmente pone punto final a la batalla legal de Madoff, también resalta lo poco que el público sabe sobre su fraude, incluyendo la dimensión exacta de las pérdidas y si hubo co-conspiradores. El caso también ha dejado al descubierto las limitaciones de los supervisores financieros, particularmente la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), que no logró detectar el delito a pesar de repetidas advertencias.
El juez le echó en cara a Madoff que no fuera más franco con las autoridades desde su arresto, el 11 de diciembre. "No me da la sensación de que Madoff hizo todo lo que podía, o que dijo todo lo que sabe", afirmó Chin.
El juez se vio claramente afectado por las múltiples cartas y declaraciones de las víctimas -muchas de ellas entidades benéficas y trabajadores de clase media- que afirmaron que sus vidas habían sido arruinadas por la pirámide financiera de miles de millones de dólares de Madoff.
Chin aludió a una carta de una viuda que fue a ver a Madoff dos semanas después de la muerte de su esposo, quien había invertido los ahorros de su vida con él. Madoff puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y le dijo: "Su dinero está a salvo conmigo", según la carta mencionada por el juez.
Nueve víctimas hablaron en la corte, incluyendo a Michael Schwartz, de 33 años, quien dijo que los fondos que su familia le había confiado a Madoff eran para el cuidado de su hermano, que tiene una incapacidad mental. "Espero que su sentencia sea lo suficientemente larga como para que su celda se convierta en su ataúd", le dijo al juez Chin.
Ninguno de los miembros de la familia cercana de Madoff -su esposa, hijos o hermano- estuvieron presentes en la lectura de la sentencia. El juez señaló que Madoff no recibió ni una sola carta ni declaración de apoyo antes del fallo.
Tras la sentencia, la esposa de Madoff, Ruth, hizo su primera declaración pública y afirmó que "como todo el mundo, me siento traicionada y confundida. El hombre que cometió este horrible fraude no es el hombre que he conocido durante todos estos años".
Madoff se paró de forma estoica el lunes por la mañana con su traje gris y sus anteojos sin armazón, mientras el juez leía la sentencia, que desató un estallido de aplausos en el recinto judicial. Madoff dejó entrever poca emoción durante su disculpa ante las víctimas, cuando dijo que nunca quiso hacerle daño a nadie.
A pesar de haber pasado tres meses en la cárcel, Madoff lucía bien cuidado, con su traje a medida.
Durante una breve declaración, habló con voz suave y apoyó sus manos sobre la mesa de la defensa. Madoff se mantuvo de espaldas a las víctimas mientras hablaba. Pero por un breve momento durante sus declaraciones, se dio vuelta para verlos: "Lo lamento", afirmó. "Sé que eso no los ayuda". Madoff continuó aislando a su familia y compañeros de trabajo, al insistir que les mintió. Periódicamente tomó agua de un vaso de papel.
"No puedo ofrecer una excusa por mi comportamiento", afirmó. "¿Cómo se excusa la traición de miles de inversionistas que me confiaron los ahorros de toda su vida? ¿Cómo se excusa el engaño de 200 empleados que pasaron la mayor parte de su vida laboral conmigo? ¿Cómo se excusa mentirle a un hermano y dos hijos que pasaron todas sus vidas ayudando a construir un negocio exitoso? ¿Cómo se excusa mentirle a una esposa que se mantuvo a tu lado durante 50 años?"…
– La sentencia de Madoff es necesaria e inusual (Expansión – 2/7/09)
(Por John Gapper / FT)
Hubo un momento durante la vista de la sentencia de Bernard Madoff en Manhattan el lunes en el que se hizo obvio que el estafador de 71 años iba a ser condenado a una pena realmente larga.
Fue cuando el juez Denny Chin mencionó el caso de una mujer que fue a ver a Madoff tras la muerte de su marido para asegurarse de que su legado estaba seguro. El paternal y amistoso titán puso su mano sobre el hombro de la mujer y le garantizó que todo saldría bien; ella confió en él.
El enjuiciamiento y la obtención de sentencias ejemplares en los delitos por fraude es, con frecuencia, difícil. Es un crimen que a los jurados les resulta complejo de entender, y los daños que causa -las pérdidas para los inversores de las empresas implicadas- son intangibles si se los compara con los delitos con violencia física.
Si alguien es agredido y atracado en plena calle, tanto el daño como el modo en que se causa son obvios para todos. En los casos en los que un consejero delegado retoca las cuentas para cubrir pérdidas, resulta más difícil entender cómo se hizo y de qué forma perjudica a los inversores.
Así que Bernard Madoff era el sueño de todo fiscal -la encarnación hollywoodiense de un criminal de guante blanco-. Trató cara a cara con muchas de sus víctimas y las miró a los ojos; no sólo desdeñó el valor de las inversiones sino que despilfarró el dinero que le confiaron.
En la vista, me senté con las víctimas de Madoff (no mostré mis credenciales de prensa y los guardas de seguridad me colocaron con el resto de la gente). Esto aumentó el impacto emotivo de las estremecedoras historias de personas que lo habían perdido todo.
Ira Sorkin, el abogado de Madoff, no está satisfecho con la sentencia de 150 años y cree que el juez se excedió en la aplicación de las pautas federales para las condenas. Considera "absurdo" enviar a un anciano a la cárcel durante un espacio de tiempo que supera en mucho su esperanza de vida sólo para satisfacer las reclamaciones de "venganza".
Por si sirve de algo, creo que Sorkin no se esforzó mucho por defender a Madoff en su alegato final. Sin embargo, eso no tuvo nada que ver: la conducta de Madoff era indefendible y merecía la sentencia.
La pregunta es si la espectacular condena de Madoff debería convertirse en el referente para futuros casos de fraude empresarial, tal y como Douglas Berman, un profesor de derecho del estado de Ohio y comentarista de la sentencia en un blog, sugiere que sucederá.
No comparto su opinión. El caso Madoff fue algo excepcional y atípico. Ni la disuasión de futuros crímenes ni los castigos exigen que todos los estafadores de guante blanco con yate y avión privado reciban castigos espectaculares -basta con uno severo-.
Las sentencias relacionadas con el fraude han experimentado un brusco aumento desde los años 80, cuando los implicados en los escándalos de Wall Street escaparon con condenas relativamente benévolas. Ivan Boesky, el arbitrajista de Wall Street, fue condenado a sólo tres años y medio en 1987, después de cooperar con reguladores y fiscales.
Los referentes actuales los fijaron Enron y WorldCom. Jeff Skilling, el ex consejero delegado de Enron, fue condenado a 24 años de cárcel, mientras que la pena de Bernie Ebbers, de WorldCom, ascendió a 25 años.
El grado de las sentencias está justificado en base a la igualdad social y como elemento disuasorio para el exceso de creatividad con las cuentas. El fraude siempre será difícil de descubrir y las condenas severas son necesarias para evitar que a los estafadores se les trate de forma distinta a otros criminales.
Las estadísticas apoyan la verdad intuitiva sobre el fraude y los delitos de guante blanco: que las personas con estudios son más proclives a incurrir en ellos que a cometer crímenes violentos. Sólo el 3% de los asesinos el año pasado en EEUU eran licenciados universitarios, frente al 18% de los estafadores.
Este tipo de sentencias son disuasorias ya que las leyes federales obligan a los condenados por delitos graves a cumplir la mayor parte de la condena, y las penas de entre 20 y 30 años se cumplen por lo general en cárceles federales de máxima seguridad –unos lugares muy desagradables.
En la mayoría de los casos, eso basta: las condenas de cárcel no necesitan seguir aumentando su duración de forma exponencial para mantener a raya a los potenciales granujas. De hecho, hay algunos indicios de excesos en casos importantes (no en el de Madoff).
Henry Blodget, un ex analista de Wall Street al que se acusó de haber ocultado riesgos en muchos valores en 2003, y que en la actualidad posee un blog financiero, fue una de las personas que criticó la sentencia de James Olis, un ex empleado de Dynegy condenado a 24 años en 2004 acusado de cometer fraude contable.
Olis formaba parte de un grupo de empleados de Dynegy que usaron una artimaña contable para maquillar sus resultados. Cuando las cifras se replantearon posteriormente, las acciones sufrieron una fuerte caída, lo que a su vez provocó pérdidas estimadas en 100 millones de dólares (71 millones de euros) a los inversores de la empresa. Esto llevó a que se dictara una sentencia extremadamente severa.
La condena no era razonable, ya que Olis no era un villano del estilo de Madoff, que se benefició personalmente de su actuación; y engañar a los inversores sobre el valor de las acciones, si bien es algo grave, no es lo mismo que robar dinero. La pena se redujo a seis años tras la apelación.
El caso Madoff fue inusual en muchos sentidos, siendo uno de ellos que la condena a 150 años de cárcel estaba justificada. La pena de entre 12 y 20 años propuesta por Sorkin al tribunal no habría sido suficiente respuesta a un engaño tan descomunal y cruel.
Fue, sin embargo, una excepción. Las condenas de hasta 30 años para los casos graves de fraude que provocan severas pérdidas financieras a otros son, en casi todos los casos, no sólo necesarias sino también suficientes.
– Madoff cumplirá su condena en una de las mejores cárceles de EEUU (El Economista – 14/7/09)
Bernard Madoff, condenado en junio a 150 años de prisión por el fraude más grande de la historia de Wall Street, purgará su condena en Carolina del Norte (este), en una de las mejores cárceles de Estados Unidos, informó el lunes la cadena de televisión ABC news.
Madoff, de 71 años, será transferido a una prisión "de primera clase", célebre por su personal e instalaciones médicas, ubicada en la localidad de Butner, a unos 650 km al sur de Nueva York.
Madoff y su esposa, Ruth, de 68 años, temían que fuera encerrado en una cárcel de máxima seguridad alejada, según fuentes cercanas a la familia. "Para ella será un gran alivio", afirmó un allegado citado por ABC.
La sentencia a 150 años de cárcel fue el epílogo del escándalo que comenzó el 11 de diciembre cuando la estrella de Wall Street y ex presidente del consejo del Nasdaq fue desenmascarado como un estafador.
La estafa de Madoff consistió en montar un "esquema Ponzi" por 65.000 millones de dólares, ofreciendo inversiones con rentabilidad inusualmente alta y financiada con los fondos de los nuevos inversores.
La Oficina Federal de Prisiones ordenó el traslado del condenado al centro correccional de Butner, aunque previamente pasó unas horas en una cárcel de Atlanta, la misma en la que muchos años antes cumplió condena Carlo Ponzi, el inmigrante italiano que pasó a la historia por dar nombre a las estafas conocidas como esquema Ponzi.
A su llegada la prisión federal de Butner, localizada a unos 45 minutos de Durham, el otrora respetado inversor ha pasado a convertirse en el preso número '61727-054', y a partir de ahora compartirá patio y baños con otros presos de renombre como el terrorista Omar Abdel Rahman, sentenciado por el atentado contra las Torres Gemelas de 1993.
– "El problema no va a ser Bernie Madoff" (El País – 15/7/09)
El gestor de Wall Street condenado a 150 años de cárcel por una estafa de 46 millones de euros ingresa en prisión
De los lujosos campos de golf de Palm Beach a los paseos por los jardines de la prisión de media seguridad de Butner, en Carolina del Norte. Bernard Madoff se ha convertido en el convicto número 61727-054 del penal, una identidad que mantendrá hasta el 14 de noviembre de 2139, descontada la posible reducción por buen comportamiento de una condena de 150 años por una de las mayores estafas de la historia, según publica hoy The New York Times (NYT). Tendría 201 años para entonces.
Ayer, martes, llegó a la prisión, esposado de pies y manos y vestido con un mono azul. Ahora, el gurú de Wall Street que supo mantener su timo de 50.000 millones de dólares (unos 34.000 millones de euros) durante 30 años podría estar recluido en una celda de aislamiento hasta que concluya la evaluación psicológica que debe determinar si Madoff corre riesgo de suicidarse o no.
Sólo podrá abandonar el cuarto una hora al día, al menos hasta que se confirme que la salud mental de Madoff, de 71 años, es estable. Entonces será trasladado a una habitación que compartirá con otros internos y que podrá abandonar para recibir sus visitas semanales, ver la televisión o ir al gimnasio.
Un tesoro de miles de millones
"Habrá gente que perdió su trabajo o su hogar y le culparán por la economía, también pueden estar celosos y creer que tiene miles de millones de dólares escondidos en alguna parte", ha comentado a NYT Edward Bales, director de Federal Prison Consultant, una entidad que ofrece cobertura legal a los internos.
"El problema no va a ser realmente Bernie Madoff, él va a ser un preso modélico", opina Bales, "va a ser la reacción que tengan los otros presos". Madoff compartirá el penal con criminales violentos, traficantes de drogas y mafiosos. La mayoría de estos internos, condenados a cadena perpetua.
Butner acoge también a otros reos célebres. John Rigas, fundador de Adelphia Communications, y su hijo, Timothy, comparten delito por fraude con Madoff, pero están recluidos en el edificio de baja seguridad. Es el caso, también, del ex congresista Randy Cunningham, condenado a ocho años por fraude y evasión de impuestos, y del predicador Jim Bakker, que llegó a tener su propia televisión.
Dos magnicidas frustrados también pasan sus días en el penal. Omar Abdel-Rahman, condenado a cadena perpetua, participó en un plan para asesinar al presidente Hosni Mubarak, y John Hinckley Jr., que intentó matar a Ronald Reagan.
– "Saldrá en una caja o en una bolsa" – ¿Cómo matarán a Bernie Madoff en la cárcel? (Libertad Digital – 15/7/09)
Larry Levine es un ex convicto que ha fundado una consultoría para reducción de condenas en Wall Street. Experto en el sistema penitenciario norteamericano cree que Madoff (prisionero 61727-054 de la cárcel de Butner) será asesinado antes de que le cambien de presidio.
(Por Luis F. Quintero)
El verdadero problema de Bernie no es que le trasladen de prisión durante su condena, sino que "tendrá que vigilar su espalda 24 horas al día 7 días a la semana". Así de contundente se ha mostrado Larry Levine, consultor de prisiones de Wall Street (Wall Street Prisons Consultant), un servicio de consultoría que ayuda a los ejecutivos acusados de fraude a rebajar sus condenas.
Esta semana Larry Levine concedió una entrevista a la cadena de televisión norteamericana Fox News, recogida por la web Business Insider, en la que el presentador quería conocer los verdaderos retos a los que se enfrenta Bernie Madoff en prisión. Todo comenzó cuando le preguntó si durante su condena es posible que le trasladen de centro penitenciario.
Larry se mostraba convencido de que ese no era el mayor de los problemas del ex presidente del Nasdaq. Su vida es lo que corre peligro. Según explicó el señor Levine, Madoff ha estafado a banqueros de todo el mundo e importantes instituciones a quienes ha hecho perder mucho dinero. Así, teme que, en represalia, alguno de ellos termine contratando los servicios de algún reo de la cárcel donde se encuentra Madoff y acabe matándole.
Larry, ex convicto, explica que a él le cambiaron once veces de instituciones penitenciarias durante sus primeros diez años de condena ""porque me peleaba con otros presos", aunque lo habitual es que no te cambien de institución hasta pasados 20 años.
En cualquier caso, la pregunta que se hace Larry no es si a Bernie Madoff le cambiarán o no de centro penitenciario, sino si saldrá de éste en "una bolsa o en una caja". Está convencido de que alguien intentará matar a Bernie Madoff. "Tengo razones para creer que será así", sentencia Larry.
Sobre cómo podría suceder, este consultor ex convicto explica que en cualquier momento alguien puede "montar jaleo" en un lado del comedor, mientras "en el otro alguien apuñala a Bernie por la espalda".
Prisionero 61727-054
Bernard Madoff, condenado por la mayor estafa de la historia a 150 años de cárcel, ya se encuentra recluido en una celda de la prisión federal de Butner, en Carolina del Norte, donde previsiblemente pasará el resto de sus días. El centro penitenciario de Butner se encuentra a unos 45 minutos de Durham.
Ahora, Madoff se ha convertido en el preso número 61727-054, según informa Europa Press. Además, estas mismas fuentes señalan que el ex presidente del Nasdaq compartirá baños y patio con otros presos como el terrorista Omar Abdel Rahman, sentenciado por el atentado contra las torres gemelas de 1993.
Su abogado, Ira Lee Sorkin, había solicitado que su cliente cumplir la condena en el correccional de Otisville, en el estado de Nueva York. El financiero ha sido despojado de toda su fortuna y propiedades de lujo mientras su mujer, Ruth Madoff, ha conseguido mantener bajo su poder 2,5 millones de dólares en virtud de un acuerdo con los fiscales, aunque el ático de la pareja también ha sido embargado.
Los Ponzi-adictos – ¿Avaricia, ignorancia o estupidez? (Anatomía de la credulidad)
– Una casucha, una enorme hipoteca y un final muy infeliz (The Wall Street Journal –8/1/09)
La historia de una mujer en Arizona y su préstamo de US$ 103.000 ayudan a explicar la burbuja inmobiliaria de EEUU.
(Por Michael M. Phillips – Avondale, Arizona)
La pequeña casa azul se sostiene sobre un bloque de concreto y unas tablas de madera. Las paredes externas están frágiles y carcomidas. En la puerta, una notificación de la municipalidad advierte: "No apto para ocupación humana".
La historia de esta casucha de dos habitaciones y un baño en la pequeña Avondale, en Arizona, es la historia del pánico financiero que invadió el mercado en 2008, contada en 53 metros cuadrados. Ayuda a explicar cómo una serie de malas decisiones se ha sumado hasta convertirse en la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Hace menos de dos años, Integrity Funding LLC, un prestamista local, otorgó una hipoteca de US$ 103.000 a la propietaria del inmueble, Marvene Halterman, una desempleada con una vasta lista de acreedores y, según ella misma, un largo historial de alcoholismo y drogas. Para agosto, cuando la casa fue embargada, Integrity había vendido la hipoteca al Banco Wells Fargo & Co., que a su vez la vendió a una filial estadounidense de HSBC Holdings PLC, que la agregó a un paquete con miles de otras hipotecas de alto riesgo el cual vendió en varias partes a una serie de inversionistas.
Actualmente, estos inversionistas tendrán suerte si logran recuperar unos US$ 15.000. Y eso sólo porque algunos vecinos compraron el inmueble para demolerlo.
Al centro de la saga está Halterman, una señora de 61 años con pelo rubio canoso, una voz ronca y gestos a la vez dulces y ásperos. Ella creció en Avondale, haciendo todo tipo de trabajos, de ayudante de granjas a secretaria, auxiliar de enfermería y chofer de camión. Pero su gusto por los licores fuertes se llevó lo mejor de ella. "El alcohol fue mi ruina", dice.
Halterman asegura que tomó su último trago en enero de 1996. Hoy, su bebida preferida es Pepsi. Ella colecciona basura. El patio de su casa estaba cubierto de ropa, neumáticos, canastos y muebles rotos. En junio, la municipalidad la multó por tener en su propiedad "una cantidad exorbitante de basura y desechos".
Halterman también llegó a coleccionar gente. En una época, dice, 23 personas vivían en la pequeña casa o en varios cobertizos. Su círculo de allegados incluye nietos, una vieja amiga que perdió su casa, un chihuahua y un niño de 1 año de una mujer que la hija adoptiva de Halterman conoció en la cárcel.
Halterman lleva 13 años sin empleo, dice. Recibe unos US$ 3.000 al mes de programas de asistencia pública, cupones de alimentos y pagos por discapacidad relacionados con un problema de la espalda. "Puede que no tenga todo lo que quiero, pero tengo todo lo que necesito".
Hace cuatro décadas, cuando compró la casa por US$ 3.500, Avondale era un pequeño pueblo rodeado de campos de algodón. Entre 2000 y 2005, durante el auge inmobiliario, el pueblo duplicó su tamaño a 70.000 residentes.
Hoy, una de cada nueve casas en Avondale está en ejecución hipotecaria o a punto de ser embargada.
El acreedor de Halterman, Integrity, era una de las pequeñas firma s hipotecarias que surgieron en todo el país durante el boom, usando préstamos de grandes bancos para generar hipotecas y luego revenderlas a grandes instituciones financieras. Mientras los prestamistas hipotecarios tradicionales generan sus ganancias a través de los pagos mensuales de los prestatarios, Integrity hacía su dinero en tarifas y comisiones.
La empresa era propiedad de Barry Rybicki, de 37 años, que la abrió en 2003. "Si te latía el corazón, entones podías obtener un préstamo", dice el empresario sobre los años del auge.
Cuando un representante de Integrity llamó a Halterman en 2006, esta necesitaba dinero para pagar un préstamo de US$ 36.605 que había tomado usando el valor de la casa como garantía. La firma la ayudó a obtener una línea de crédito de US$ 75.500 de otro prestamista.
Halterman usó los fondos para pagar su todoterreno, entre otras cosas. Pero pronto se vio en dificultades de nuevo.
A principios de 2007, volvió a pedir ayuda a Integrity, según los archivos de Rybicki. Esta vez, Integrity le otorgó una hipoteca de US$ 103.000 a 30 años. Tenía una tasa variable que iba de 9,25% a 15,25%, según documentos del préstamo. Era uno de 197 préstamos extendidos por Integrity el año pasado, por un valor total de US$ 47 millones.
Por una tarifa de US$ 350, un perito contratado por Integrity, Michael T. Asher, valoró la casa en US$ 132.000. Ahser dice que aunque no creía que la casa valía tanto, siguió el método usual y encontró casas del mismo tamaño en los alrededores que se habían vendido por ese precio en 2006. T.J. Heagy, un agente inmobiliario contratado más tarde para vender la propiedad, dice que sólo encontró una casa parecida cercana que se vendió en 2007 por US$ 63.000
El día del cierre, el 26 de febrero de 2007, Integrity recolectó US$ 6.153 en tarifas, según los documentos de la hipoteca. Días después, Integrity transfirió la hipoteca a Wells Fargo, lo que le rindió US$ 3.090 más, dice Rybicki.
Ni Rybicki ni su encargado de hipotecas llegó a ver la casa azul. Cuando le mostraron una foto el mes pasado dijo: "¡Caramba!".
"Cuando tienes 50 empleados, aunque eres responsable de ellos, no puedes andar agarrado de su mano", señala Rybicki.
Una vez pagadas las tarifas y su deuda restante, a Halterman le quedó al cierre del acuerdo US$ 11.090,33 que, según dice, gastó con un piso nuevo, una cerca, reparaciones pequeñas y comida.
Pronto el dinero se había desvanecido.
En unos meses, empezó a preocuparse de que la envejecida casa no era segura para los niños y se mudó a una casa de alquiler cercana. Su hijo, Leslie Merritt, se mudó a la casucha y se hizo cargo de los pagos mensuales de US$ 881.
Cuando Wells Fargo vendió la hipoteca de Halterman al británico HSBC, ésta se sumó a una pila de 4.050 hipotecas y fue usada como colateral para valores emitidos en julio de 2007. Más de 85% de las hipotecas era "de alto riesgo", como la de Halterman, de prestatarios sin historial de crédito, según Tom Atteberry, de First Pacific Advisors LLC, una firma de gestión de fondos de Los Ángeles.
Las firmas calificadoras de crédito Standard & Poor's y Moody's Investors Service dieron a los activos su nota máxima, sugiriendo que los inversionistas recuperarían con certeza sus inversiones, más el interés. Ninguna de las firmas quiso explicar su decisión.
Así fue cómo la minúscula casa azul de Halterman fue lanzada al centro del océano de valores respaldados por hipotecas que pusieron en peligro al sistema financiero estadounidense. Unos US$ 4,1 billones (millones de millón) en hipotecas estadounidenses fueron asociados a valores como estos entre 2005 y 2006, incluyendo US$ 1,6 billones en hipotecas de alto riesgo, según Inside Mortgage Finances, una publicación del sector.
En poco tiempo, el hijo de Halterman, Merritt, dice que dejó de pagar la hipoteca, sucumbiendo a su adicción a las metanfetaminas. Merritt está actualmente en la cárcel por traficar tuberías de cobre robadas.
En enero de 2008, Halterman hizo el último pago de la hipoteca. La ejecución empezó en mayo. El desalojo fue en septiembre. Halterman dice que desearía nunca haber pedido el primer préstamo contra el valor de la casa. "Creía que lo necesitaba", dice. "Pero bien pensado, lo que necesitaba era una buena patada en el trasero".
Otras hipotecas utilizadas como colateral en los valores de HSBC también se estropearon. En noviembre, un 25% estaba en ejecución hipotecaria, dice Atteberry.
HSBC rechazó los pedidos para comentarios.
Rybicki abandonó su licencia de banquero hipotecario en septiembre y ahora trabaja para una firma de capital de riesgo.
"Los bancos tienen parte de la culpa", dice de la burbuja inmobiliaria. "Creo que nosotros tenemos parte de la culpa. Fuimos parte del sistema. Y el consumidor también la tiene".
Wells Fargo, encargada de cobrar la hipoteca, cerró la casa y se llevó la basura que había en el jardín. En diciembre, los vecinos Daniel y Delia Arc la compraron por US$ 18.000 para demolerla. Tras los gastos, los inversionistas en los valores ligados a la hipoteca probablemente compartirán un máximo de US$ 15.000 en ganancias.
Anatomía de la credulidad (The Wall Street Journal – 9/1/09)
¿Por qué seguimos cayendo víctimas de los fraudes financieros?
(Por Stephen Greenspan)
Hay pocas áreas en las que el escepticismo es más importante que en la decisión de cómo invertir los ahorros de toda la vida. Sin embargo, personas inteligentes y educadas, algunas ingenuas en el campo de las finanzas y otras bastante entendidas, se han arruinado por culpa de confabulaciones que resultaron ser muy sospechosas y a menudo fraudulentas. El ejemplo más dramático en la historia estadounidense es el reciente anuncio de que Bernard Madoff, un gestor de dinero muy bien considerado y ex presidente de la junta directiva de Nasdaq, estuvo durante años al frente de una pirámide financiera muy sofisticada, también conocida como esquema Ponzi, que -según él mismo admitió- ha estafado a inversionistas acaudalados, entidades de caridad y otros fondos por al menos US$ 50.000 millones.
Las estafas financieras son sólo una de las muchas formas de ingenuidad humana, junto con la guerra (el Caballo de Troya), la política (las armas de destrucción masiva en Irak), las relaciones sentimentales (seducción sexual), la ciencia patológica (fusión fría) y las modas médicas pasajeras. Aunque desde hace mucho tiempo, la credulidad ha despertado interés en las obras de ficción (Otelo, Pinocho), los documentos religiosos (Adán y Eva, Sansón) y en los relatos populares (El traje nuevo del emperador, Caperucita Roja), ha sido prácticamente ignorada por los científicos sociales. Un puñado de libros se ha concentrado en ciertos aspectos de la credulidad, incluido el clásico de Charles Mackay del siglo XIX Espejismos populares extraordinarios y la locura de las multitudes, y de forma más notable en disparates de inversión como la Tulipomanía, en el cual holandeses ricos intercambiaban sus casas por uno o dos bulbos de tulipán.
En mi nuevo libro Annals of Gullibility (Anales de la credulidad), basado en mi trabajo académico en el campo de la psicología, propongo una teoría multidimensional que explicaría por qué tanta gente se comporta de forma tal que los expone a riesgos graves y predecibles. Esto me incluye a mí mismo: tras escribir mi libro, perdí una buena parte de mis ahorros de jubilación a manos de Madoff, así que sé de lo que escribo a un nivel bien personal.
Un esquema Ponzi es un fraude en el que el dinero invertido queda en poder del estafador y los inversionistas que quieren recuperar su dinero reciben su pago de lo recaudado entre los nuevos inversionistas. Mientras las inversiones se expanden a un ritmo saludable, el estafador logra proseguir con el fraude. Pero una vez que las inversiones comienzan a mermar, como por ejemplo por una corrida en la empresa, la casa de naipes colapsa rápidamente. Eso es lo que aparentemente ocurrió con la estafa de Madoff, en la cual demasiados inversionistas (que necesitaban efectivo debido a la crisis financiera general que se desató en EEUU a fines de 2008) intentaron recuperar sus fondos. Parece que Madoff no pudo hacer frente a estos retiros y la estafa quedó al descubierto.
El esquema o pirámide financiera obtuvo su nombre de Charles Ponzi, un inmigrante italiano de Boston, que alrededor de 1920 tuvo la idea de prometer grandes rendimientos (50% en 45 días) supuestamente basándose en un plan de arbitraje (comprar en un mercado y vender en otro) y utilizando cupones de respuesta postal internacionales. Las ganancias supuestamente se obtenían a través de las diferencias en las tasas de cambio entre el país que vendía y el que recibía, donde podían ser convertidas en efectivo. A continuación se desató un frenesí, y Ponzi se embolsó millones de dólares, principalmente de inmigrantes italianos pobres y poco sofisticados en Nueva Inglaterra y Nueva Jersey. El esquema se vino abajo cuando los periódicos comenzaron a hacer preguntas sobre su funcionamiento (señalando, por ejemplo, que no había suficiente cantidad de esos cupones en circulación) y se produjo una corrida.
Otro escándalo de gran escala que algunos llegaron a calificar como un esquema Ponzi involucró al prestigioso mercado asegurador Lloyd's de Londres. En los años 80, la compañía atrajo con rapidez a nuevos inversionistas, muchos de EEUU, a su otrora exclusivo mercado. Además del aliciente de obtener buenos rendimientos, para estos nuevos inversionistas la atracción pasaba por la posibilidad de convertirse en un "nombre": un estatus prestigioso que había estado reservado principalmente a los aristócratas británicos. A menudo, estos inversionistas eran atraídos a las agrupaciones más riesgosas y menos productivas, lo que los exponía a enormes pérdidas y, en muchos casos, a la ruina.
El mecanismo básico que explica el éxito de los esquemas Ponzi es la tendencia de los humanos es modelar sus acciones (especialmente cuando involucran temas que no comprenden por completo) siguiendo el comportamiento de otros humanos. Este mecanismo ha sido llamado "exuberancia irracional", una frase a menudo atribuida al ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan (no tiene parentesco con el autor), pero que de hecho fue acuñada por otro economista, Robert J. Shiller, quien más adelante escribió un libro con ese título. Shiller emplea una explicación psicológica social que denomina la "teoría del ciclo de retroalimentación de las burbujas de inversión". Dicho de forma simple, el hecho de que parezca que tanta gente está obteniendo grandes ganancias sobre la inversión, y compartiendo con otros relatos sobre su fortuna, hace que la inversión parezca segura y demasiado buena para dejarla pasar.
En la opinión de Shiller, todas las modas de inversión, incluso aquellas que no son fraudulentas, pueden explicarse por esta teoría. Dos ejemplos modernos de este fenómeno son la burbuja inmobiliaria japonesa de los años 80 y la burbuja estadounidense de las empresas de Internet de los años 90. Dos precedentes del siglo XVIII fueron la Manía Mississippi en Francia y la Burbuja del Mar del Sur en Inglaterra.
Una forma de fraude de inversión que tiene similitudes estructurales a un esquema Ponzi es una estafa de herencia, en la cual un supuesto heredero de una enorme fortuna pide una inversión a corto plazo para solucionar algunas dificultades relacionadas con la herencia. A cambio de esta inversión a corto plazo, al inversionista se le prometen enormes rendimientos. La versión actual más conocida de este fraude implica el uso de la Internet, y se conoce como la "estafa 419", llamada así porque ese es el número del código penal que cubre esa estafa en Nigeria, el país en el cual se originan muchos de estos mensajes de Internet. La estafa 419 difiere del esquema Ponzi en que carece de la presión proveniente de amigos que se están haciendo ricos. En cambio, la única presión social es creada por un corresponsal desconocido, quien sin dudas usa un nombre falso. De esta forma, en una estafa 419, otros factores, como la psicopatología o la ingenuidad extrema, pueden explicar el comportamiento crédulo.
Dos versiones históricas del fraude de la herencia que equivalen al escándalo de Madoff en su extendido éxito público, y que también dependían de procesos de feedback social, ocurrieron en Francia, en las décadas de 1880 y 1890, y en el norte-centro de Estados Unidos en las décadas de 1920 y 1930. La estafa francesa fue perpetrada por una talentosa estafadora francesa llamada Thérèse Humbert, que aseguraba ser la heredera de la fortuna de un acaudalado estadounidense, Robert Henry Crawford, cuyo legado reflejaba su gratitud hacia la mujer por haberlo atendido hasta recuperarse tras sufrir un ataque cardíaco en un tren. El testamento debía quedar bajo llave en una caja fuerte por unos años hasta que la hermana más joven de Humbert tuviera la edad suficiente para poder casarse con uno de los sobrinos de Crawford. En tanto, líderes de la sociedad francesa estaban ansiosos por participar en este negocio, y sus inversiones (incluyendo la de una condesa, que donó su castillo) hicieron posible que Humbert (quien le sacó provecho al cuento durante 20 años) viviera una vida lujosa. El éxito de este fraude, que en Francia se describió como "el mayor escándalo del siglo", se mantuvo debido a que el padrastro de Humbert, un respetado jurista y político de la Tercera República de Francia, hizo varias apariciones públicas para tranquilizar a los inversionistas.
La versión estadounidense de este fraude fue perpetrado por un ex agricultor del estado Illinois llamado Oscar Hartzell. Mientras que las víctimas de Thérèse Humbert fueron unas cuantas decenas de aristócratas franceses extremadamente ricos y cosmopolitas, Hartzell engañó a más de 100.000 agricultores y dueños de tiendas con poca formación a lo largo y ancho del centro del país. La premisa básica era que el explorador inglés Sir Francis Drake había muerto sin tener hijos, pero que recientemente se había localizado un testamento. El heredero, del que se decía que su fortuna ahora ascendía a los miles de millones de dólares, era un tal Coronel Drexel Drake, en Londres. Ya que el coronel estaba a punto de casarse con su sobrina sobradamente rica, no estaba especialmente interesado en la herencia, la cual necesitaba cierta adjudicación. Por eso, entregó su poder a Hartzell, quien ahora se refería a sí mismo como "El Barón Buckland".
La estafa Drake se convirtió en un movimiento social, conocido como "los Drakers" (que luego fue cambiado a "Los Donantes"). Iglesias enteras y grupos de amigos, algunos de los cuales planeaban fundar una comuna utópica con las esperadas ganancias, se reunían para leer las cartas más recientes de Hartzell desde Londres. Finalmente, Hartzell fue acusado de fraude y llevado a juicio en el estado de Iowa, bajo grandes protestas de miles de leales inversionistas. En un artículo sobre Hartzell en la revista New Yorker en 2002, Richard Rayner señalaba que "lo que comenzó como especulación se había convertido en una causa santa".
Aunque las redes de retroalimentación social son un contribuyente obvio al entendimiento del éxito de fraudes como el esquema Ponzi, también hay que fijarse en los factores localizados en los propios engañados. En mi modelo hay cuatro factores, que pueden utilizarse para entender los actos de credulidad y también otras formas de lo que llamo "acciones tontas". Un acto tonto (o estúpido) es uno en el que alguien continúa con un comportamiento social o físico que presenta riesgo, pese a las señales de peligro o las preguntas sin resolver. La credulidad es una subcategoría de la acción tonta, que podría considerarse "inducida socialmente". Es inducida debido a que siempre ocurre en presencia de presión o decepción por parte de otras personas.
Los cuatro factores son: situación, cognición, personalidad y emoción. Obviamente, los individuos difieren en el peso de los factores que afectan a cualquier acto crédulo. Aunque creo que los cuatro factores contribuyeron a la mayor parte de las decisiones para invertir en la pirámide de Madoff, en algunos casos se le debería otorgar más peso a la personalidad, mientras que en otros, la emoción debería prevalecer, y así sucesivamente. Como mencioné, yo fui un participante, y víctima, de la estafa de Madoff y tengo un buen entendimiento de los factores que hicieron que me comportara tontamente. Por eso, me usaré a mí mismo como ejemplo para ilustrar cómo incluso una persona bien educada (soy un profesor universitario) y relativamente inteligente, además de experto en credulidad y fraudes financieros, puede caer presa de un estafador como Madoff.
Situaciones. Todo acto de credulidad ocurre cuando a un individuo se le presenta un reto social que debe resolver. En el caso de una decisión financiera, el reto típicamente es determinar si conviene tomar una decisión de inversión que se le presenta a uno como benigna pero con riesgos severos o que podría no corresponder a sus expectativas. Asumiendo (como en el caso de la estafa de Madoff) que la decisión de proceder sería un acto muy riesgoso y por lo tanto tonto, es más posible que se dé un comportamiento crédulo si las presiones sociales y situacionales son fuertes.
La estafa de Madoff tenía presiones sociales retroalimentarias que eran muy fuertes, casi alcanzando el nivel del culto de "Donadores" en torno al fraude de herencia de Drake. Los diarios describían cómo jubilados ricos en Florida se unían al club campestre de Madoff con el único objetivo de tener la oportunidad de conocerlo en una situación social y ser invitados a invertir directamente con él. Muchos de estos inversionistas, así como los representantes de ventas de Madoff, eran judíos. El hecho de que Madoff fuera un prominente filántropo judío era sin duda otro factor situacional.
Un factor no social que contribuyó a una decisión de inversión crédula fue, paradójicamente, que Madoff prometiera ganancias modestas en vez de espectaculares. Los inversionistas sofisticados habrían sospechado de una promesa de ganancias tan espectacular como la que prometió, décadas atrás, Charles Ponzi. Una gran parte del éxito de Madoff provino de su aparente reconocimiento de que los inversionistas acaudalados estaban en busca de retornos pequeños pero constantes, suficientemente altos como para ser atractivos, pero no tan altos como para causar sospechas. Esto fue ciertamente una de las cosas que me atrajo a la pirámide de Madoff, ya que estaba buscando una inversión que no fuera volátil, que me permitiera preservar y gradualmente forjar unos ahorros en los mercados tanto al alza como a la baja.
Otro factor situacional que me atrapó fue el hecho de que yo, al igual que la mayoría de los inversionistas de Madoff (exceptuando los más ricos), no invertimos directamente con Madoff, sino que lo hicimos a través de uno de los 15 fondos de cobertura "alimentadores" que a su vez entregaron todos sus activos para ser manejados por Madoff. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que el nombre de Madoff fuera mencionado (y con certeza, no lo habría reconocido) cuando estaba considerando invertir en el fondo "Rye Prime Bond" de US$ 3.000 millones. Éste era parte de la respetada familia de fondos Tremont, la cual a su vez es una subsidiaria del gigante de los seguros Mass Mutual Life. Yo estaba lidiando con algunas firmas financieras de gran reputación, un hecho que creó la fuerte impresión de que esta inversión había sido bien investigada y presentaba riesgos manejables.
Tomé la decisión de invertir en el fondo Rye cuando visité a mi hermana y mi cuñado en Boca Raton, Florida, y conocí a uno de sus amigos cercanos que se desempeña como asesor financiero y estaba autorizado a inscribir a gente para participar en el fondo Rye (gestionado por Madoff). Este hombre me cayó bien y confié genuinamente en él. Fui persuadido por el hecho de que había puesto sus propios (muy sustanciales) activos en el fondo e incluso había refinanciado su casa, colocando todo lo recaudado en el fondo. Después conocí a varios amigos de mi hermana que también estaban participando en el fondo. La experiencia altamente exitosa que tuvieron a lo largo de varios años me convenció de que sería tonto no aprovechar esta oportunidad. Mi creencia en la sabiduría de este curso de acción era tan fuerte que cuando un amigo escéptico (y que también sabe de finanzas) me advirtió sobre esta inversión, la desestimé debido a su ocasional tendencia hacia el cinismo.
Cognición. La credulidad puede ser considerada una forma de estupidez, así que se puede asumir que las deficiencias en el conocimiento y/o en el pensar claro a menudo están implicadas en un acto crédulo. Al denominar este factor como "cognición", en vez de "inteligencia", pretendo indicar que cualquiera puede tener un alto coeficiente intelectual y todavía ser crédulo, en cualquier situación. Hay mucha literatura de académicos como Michael Shermer y Massimo Piattelli-Palmarini, que muestran cuán frecuentemente gente con inteligencia promedio o por encima del promedio no usan su inteligencia a pleno o eficientemente cuando toman decisiones diarias. En su libro, ¿Quién es racional? Estudios de diferencias individuales en el razonamiento, Keith Stanovich hace una distinción entre la inteligencia (la posesión de esquemas cognitivos) y la racionalidad (la aplicación de esos esquemas). El "motor" que impulsa las decisiones irracionales (muchas de ellas crédulas), según Stanovich, es el uso de estilos cognitivos intuitivos, impulsivos y no reflexivos, que a menudo son impulsados por las emociones.
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