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Análisis del libro Marcada (La casa de la noche) de P.C. Y Kristin Cast (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Dije hola y me senté al lado de la chica llamaba Elizabeth que reconocí de la clase de Soc. Vamp. Parecía bastante amigable y ya sabía que era inteligente. (Nunca hace daño sentarse al lado de alguien inteligente.)

"Estamos a punto de comenzar la elección de los monólogos que cada uno de ustedes se presente a la clase en algún momento la semana próxima. Pero antes, pensé que te gustaría tener una demostración de cómo un monólogo que cada uno de vosotros debe realizar en algún momento de la próxima semana, pero primero he pensado que os gustaría ver una demostración de cómo debe representarse un monólogo, así que he pedido a uno de nuestros talentosos alumnos de último año que se pase y recite el famoso monólogo de Otelo, escrito por un antiguo dramaturgo vampiro, Shakespeare." La Profesor Nolan hizo una pausa y miró por la ventana de la puerta."Ah, ya está aquí. "

Se abrió la puerta y oh dios mío de mi vida creo que mi corazón dejó de latir por completo. Estoy segura de que se me quedo la boca abierta como una idiota. Era el tío más guapo que había visto nunca. Era alto y tenía el cabello oscuro que hacía ese adorable rizo perfecto a lo Superman. Sus ojos eran de un azul zafiro sorprendente y…

Oh. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Era el tío del pasillo.

"Vamos, entra, Erik. Como de costumbre, entras en el momento perfecto. Estamos listos para tu monólogo." Se volvió de nuevo a la clase. "La mayoría de vosotros ya conocéis al alumno de quinto, Erik Night, y sabéis que ganó el certamen internacional de monólogos de La Casa de la Noche del año pasado, cuya final se celebró en Londres. También está creando ya expectación en Hollywood, así como en Broadway por su actuación como Tony en nuestra producción de West Side Story, del semestre pasado. La clase es todo tuya, Erik." La Profesora Nolan sonrió encantada.

Como si mi cuerpo estuviese en modo automático, aplaudí con el resto de la clase. Sonriente y confiado, Erik subió al pequeño escenario que estaba situado en la parte delantera de la gran y espaciosa clase.

"Hola. ¿Qué tal estáis, chicos?"

Habló directamente hacia mí. Y quiero decir directamente. Noté cómo me ponía muy colorada.

"Los monólogos pueden asustar un poco, pero la clave está en plantarte ante tus versos y entonces imaginar que estás en realidad actuando con un reparto completo de actores. Engáñate pensando que no estás aquí arriba solo, así…"

Y comenzó el monólogo de Otelo. No sé mucho acerca de la obra, excepto que es una de las tragedias de Shakespeare, pero la actuación de Erik fue increíble. Era un tío alto, probablemente de un metro ochenta por lo menos, pero cuando él empezó a hablar pareció hacerse más alto, de más edad y más poderoso. Su voz se volvió profunda y asumió un acento que no pude ubicar. Sus increíbles ojos se oscurecieron y se estrecharon hasta reducirse a unas rendijas, y cuando dijo el nombre de Desdémona fue como si estuviese rezando. Es evidente que la amaba, incluso antes de decir los versos finales:

Ella me amó por los peligros que había pasado,

y yo la amé por la piedad que mostró por ellos.

Mientras decía los dos últimos versos, sus ojos quedaron fijos en los míos y, al igual que en el pasillo el día anterior, pareció como si no hubiese nadie más en la sala, -nadie más en el mundo. Sentí un escalofrío en mi interior muy parecido a lo que me sentí las dos veces que había olido la sangre desde que había sido Marcada, sólo que no se había derramado sangre en la habitación. Tan solo estaba Erik. Entonces él sonrió, acercó los dedos a los labios como si estuviese enviándome un beso, y se inclinó. Toda la clase aplaudió como loca, yo también. No pude evitarlo.

"Bueno, así es cómo se hace", dijo la profesora Nolan. "Por lo tanto, hay copias de libros de monólogos en las estanterías de color rojo en la parte de atrás de la clase. Cada uno coged varios libros y empezad a echarles un vistazo. Tenéis que tratar de encontrar es una escena que significa algo para vosotros-que llegue a alguna parte de vuestra alma. Estaré dando vueltas y responderé a cualquier pregunta que tengáis acerca de los monólogos. Una vez que hayas elegido vuestros fragmentos, repasaré los pasos que necesitáis seguir mientras preparáis vuestra presentación." Con una sonrisa y un guiño energético, vino hacia nosotros para empezar a buscar a través de los tropecientos libros de monólogos.

Todavía me sentía un poco acalorada y sin aliento, pero me levanté con el resto de la clase, aunque no podía evitar mirar a Erik por encima del hombro. Él (por desgracia) se marchaba de clase, pero no sin antes darse la vuelta y pillarme observándole. Me sonrojé (de nuevo). Me miró a los ojos y me sonrió directamente (otra vez). Y luego se marchó.

"Está que te cagas de bueno", alguien me susurró al oído. Me volví y, sorprendentemente, la Sra. Elizabeth Estudiante Perfecta se había quedado mirando a Erik, abanicándose.

"¿No tiene novia?" solté como un idiota.

"Sólo en mis sueños", dijo Elizabeth. "En realidad, se dice que él y Aphrodite solían estar enrollados, pero llevo aquí varios meses y hace por lo menos ese tiempo que la relación entre ellos acabó. Aquí tienes", medió un par de libros de monólogos. "Soy Elizabeth, sin apellido."

Mi cara era un signo de interrogación.

Suspiró. "Mi apellido era Titsworth. ¿Te imaginas? Cuando llegué aquí hace unas semanas y mi tutora me explicó que podría cambiarme el nombre por el que yo quisiera, supe que iba a poder librarme de la parte Titsworth, pero luego todo el tema de elegir un nuevo apellido me agobió demasiado. Así que me decidí mantener mi nombre y no andar molestándome con un apellido". Elizabeth sin Apellido se encogió de hombros.

"Bueno, pues hola", le dije. Había gente realmente extraña aquí.

"Oye", dijo cuando volvimos a nuestras mesas. "Erik te estaba mirando."

"Miraba todo el mundo", le dije, aunque noté cómo mi estúpida cara ardía y se ponía roja de nuevo.

"Sí, pero de verdad que te estaba mirando." Sonrió y agregó, "Oh, creo que tu Marca coloreada es genial."

"Gracias". Probablemente tendría un aspecto raro, como de leche sobre mi cara roja como un tomate.

"¿Alguna pregunta sobre la elección del monólogo, Zoey?" Me preguntó la Profesora Nolan, haciéndome saltar.

"No, profesora Nolan. Lo he hecho ya antes en la clase de teatro del instituto".

"Muy bien. Dime si necesitas ayuda con alguna aclaración sobre el escenario o los personajes." Me dio una palmadita en el brazo y continuó dando vueltas por la clase. Abrí el primero de los libros y empezó a hojear las páginas, intentando (sin éxito) a olvidar a Erik y concentrarme en los monólogos.

Había estado mirándome. Pero, ¿por qué? Debía de saber que era yo la que estaba en el pasillo. Entonces, ¿qué tipo de interés mostraba por mí? Y ¿Quería gustarle a un tío que había estado recibiendo una mamada de la odiosa Aphrodite? Probablemente no. Quiero decir, desde luego no iba a retomarlo donde ella lo había dejado. O tal vez sólo sentía curiosidad por el extraño color de mi Marca, como casi todos los demás.

Pero no me lo había parecido… me pareció que me miraba a . Y me había gustado.

Bajé la mirada al libro que había estado ignorando. La página está abierta por el subcapítulo: Monólogos Dramáticos para Mujeres. El primer monólogo en la página era de Siempre en ridículo de José Echegaray.

Bueno, diablos. Probablemente era una señal.

Capítulo 13

Pude encontrar la clase de literatura yo sola. Vale, estaba justo al otro lado del despacho de Neferet, pero de todas formas me sentía con un poco más de confianza cuando no tenía que pedir que me guiaran a todas partes como si fuese una novata tonta y desvalida.

"Zoey! ¡Te hemos guardado un pupitre!" gritó Stevie Rae en el mismo instante en que entre en la clase. Estaba sentada al lado de Damien, y prácticamente saltando arriba y abajo con la emoción. Parecía un cachorro feliz de nuevo, lo que me hizo sonreír. Estaba muy contenta de verla. "¡Bueno, bueno, bueno! ¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo ha ido la clase de teatro? ¿Te gustó? ¿Te gusta la profesora Nolan? ¿A que su tatuaje es una pasada? Me recuerda a una máscara-un poco".

Damien agarró del brazo a Stevie Rae. "Respira y dejar a la chica contestar".

"Lo siento", dijo avergonzada.

"Supongo que los tatuajes de Nolan están chulos", le dije.

"¿Supones?"

"Bueno, estaba distraída."

"¿Qué?", dijo. Entonces frunció el ceño. "¿Alguien te ha avergonzado por la Marca? Es increíble lo maleducada que es la gente."

"No, no ha sido eso. De hecho esa Isabel sin Apellido dijo que pensaba que era genial. Estaba distraída porque, bueno…" noté como me volvía a sonrojar. Había decidido preguntarles acerca de Erik, pero ahora que había empezado a hablar me preguntaba si debería decir algo. ¿Debería contarles sobre lo del pasillo?

Damien se animó. "Siento que se trata de un cotilleo jugoso. Vamos, Zoey. ¿Estabas distraída pooooor…?" Dijo convirtiendo la palabra en una pregunta.

"Está bien, está bien. Lo resumiré en dos palabras: Erik Night".

Stevie Rae se quedó con la boca abierta y Damien fingió desmayarse, de lo cuál tuvo que recuperarse enseguida, porque en ese momento la campana sonó y la profesora Penthesilea entro en la clase.

"¡Más tarde!" susurró Stevie Rae.

"¡Sin falta!" gesticuló con la boca Damien.

Sonreí inocentemente. Aunque solo fuera porque la simple mención de Erik iba a tenerlos locos toda la hora, estaba encantada de haberlo dicho.

La clase de literatura fue toda una experiencia. En primer lugar, el aula en sí era totalmente diferente de cualquiera que hubiese visto. Había pósteres y cuadros raros e interesantes, y lo que parecían obras de arte originales llenando cada centímetro de la pared. Y del techo colgaban carillones y cristales-muchos. La profesora Penthesilea (cuyo nombre ahora reconocía de la clase de Soc. Vamp. como perteneciente a la más reverenciadas de todas las amazonas, y a la que todo el mundo llama Profesora P) era como sacada de las películas (bueno, de las echan en el canal Sci-Fi). Tenía un pelo rubio-rojizo muy largo, grandes ojos color avellana, y un cuerpo lleno de curvas que probablemente hacía babear a todos los chicos (que no es muy difícil hacer babear a los adolescentes). Sus tatuajes eran finos, con nudos deltas que bajaban por su cara y hasta rodear sus pómulos, haciéndolos parecer altos y espectaculares. Llevaba unos pantalones negros cómodos de aspecto caro y un cárdigan de color musgo de seda que tenía bordado sobre el pecho la misma figura de la diosa que Neferet llevaba. Y, ahora que pensaba en ello (y no en Erik), me di cuenta de que la blusa de la Profesora Nolan también llevaba bordada en su bolsillo la misma diosa. Hmmm…

"Nací en abril del año 1902," dijo la profesora Penthesilea, captando nuestra atención al instante. Quiero decir, por favor, apenas aparentaba treinta. "Así que yo tenía diez años, en abril de 1912, y recuerdo muy bien la tragedia. ¿Acerca de qué estoy hablando? ¿Alguno tiene alguna idea?"

Vale, sabía perfectamente de qué estaba hablando, pero no era porque fuera una empollona desesperada por la historia. Era porque cuando era más pequeña estaba enamorada de Leonardo DiCaprio, y mi madre me había comprado la colección completa en DVD de sus películas para mi duodécimo cumpleaños. Esta película, en particular, la he visto tantas veces que todavía tengo la mayor parte de ella memorizada (y no puedo decirte cuántas veces he moqueado cuando se escurre de esa tabla y se aleja flotando como un adorable pirulí).

Miré alrededor. Nadie más parecía tener idea, así que suspiré y levanté la mano.

La Profa. P sonrió y dijo, "¿Sí, señorita Redbird?".

"El Titanic se hundió en abril de 1912. Fue golpeado por un iceberg a última hora de la noche del domingo, y se hundió a unas pocas horas más tarde, el día quince".

Oí a Damien aspirar aire a mi lado, y el pequeño huh de Stevie Rae. Diablos, ¿de verdad había estado actuando de forma tan estúpida para que se asombraran de oírme contestar a una pregunta de forma correcta?

"Me encanta cuando un nuevo iniciado sabe alfo" dijo la profesora Penthesilea. "Absolutamente correcto, señorita Redbird. Yo vivía en Chicago, en el momento de la tragedia, y nunca olvidaré los gritos y los chismorreos por los trágicos titulares en las esquinas de las calles. Fue un acontecimiento horrible, especialmente porque la pérdida de vidas pudo haberse evitado. Asimismo, señaló el final de una época y el comienzo de otra, así como el logro de muchos cambios muy necesarios en las leyes de transporte marítimo. Vamos a estudiar todo esto, además de los deliciosos y melodramáticos acontecimientos de aquella noche, en nuestra próxima obra literaria, el libro meticulosamente documentado del Señor Walter Lord, Una noche para recordar. Aunque Lord no era un vampiro-y es realmente una lástima que él no lo fuera", añadió entre dientes,"sigo encontrando convincente su visión de aquella noche y su estilo de escritura es muy interesante y muy legible. Bueno, ¡vamos a empezar! La última persona de cada fila, que coja los libros para la gente de vuestra fila del armario grande. "

¡Vale, genial! Esto era desde luego más interesante que leer Grandes Esperanzas (Pip, Estella, ¡¿a quién le importa?!). Me situé con Una noche para recordar y mi cuaderno abierto para tomar, bueno, apuntes. La Profa. P comenzó a leernos en voz alta el capítulo uno, y la verdad es que leía muy bien. Ya casi había pasado tres horas de clase y me habían gustado todas ellas. ¿Es posible que esta escuela de vampiros fuese algo más que un lugar aburrido al que tenía que ir obligada todos los días y en el que, además estuviesen todos mis amigos? No es que todas las clases en SIHS fuesen aburridas, pero no estudiábamos a las amazonas ni el Titanic (¡con una profesora que estaba viva cuando se hundió!).

Miré alrededor a los otros chicos mientras la profesora P leía. Éramos unos quince, lo cuál parecía también la media en mis otras clases. Todos ellos tenían los libros abiertos y prestaban atención.

Entonces algo rojo y tupido atrajo mi mirada desde el otro lado de la habitación cerca de la parte trasera de la clase. Había hablado demasiado pronto, -no todos los chicos estaban prestando atención. Este tenía su cabeza sobre los brazos y estaba profundamente dormido, lo sabía, porque su cara mofletuda, pecosa y demasiado blanca estaba girada en mi dirección. Su boca estaba abierta, y creo que se había babeado un poco. Me preguntaba qué haría la Profa. P con el chico. No parecía el tipo de profesora que aguantase a una babosa que dormía al fondo del aula, pero siguió con su lectura, intercalando interesantes datos de primera mano sobre el comienzo del siglo XX, lo cuál me gustó mucho (Me encanta escuchar hablar sobre las chicas d moda de la época-seguro que yo hubiera sido una si hubiera vivido en los años veinte). No fue hasta que la campana estuvo a punto de sonar y la Profa. P nos hubiera asignado el siguiente capítulo como tarea y, después, de decirnos que podíamos hablar entre nosotros en silencio, que ella actuó como si se diera cuenta del chico dormido. Él se había empezado a despertar, levantando la cabeza para mostrar el círculo enrojecido del lado en que su frente había estado apoyada y parecía extrañamente fuera de lugar junto a su marca.

"Elliott, tengo que hablar contigo", dijo la Profa. P desde detrás de su escritorio. El chico se tomó su tiempo para levantarse y luego arrastró los pies, con sus zapatos desatados, hasta la mesa de la profesora.

"¿Si?"

"Elliott, estás, por supuesto, suspendiendo literatura. Pero lo que es más importante, estás suspendiendo en la vida. Los hombres vampiro son fuertes, honorables y excepcionales. Ellos han sido nuestros guerreros y protectores por incontables generaciones. ¿Cómo esperas completar el cambio hacia un ser que es más guerrero que hombre si no prácticas la disciplina que se necesita incluso para mantenerte despierto en clase? "

Encogió sus hombros de aspecto blando.

La expresión de ella se endureció. "Te daré una oportunidad de maquillar el cero en participación en clase que has recibido hoy. Vas a escribir por escrito un breve ensayo sobre cualquier tema que fue importante en América a principios del siglo XX. La fecha de entrega del ensayo es mañana."

Sin decir nada, el chico empezó a darse la vuelta.

"Elliott", La Profa. P había bajado la voz y, tomada por la irritación, hizo que sonase mucho más aterradora de lo que había parecido mientras leía y daba la clase. Podía sentir como el poder irradia de ella, y me pregunté por qué iba a necesitar ella ningún hombre que la protegiera. El chico se detuvo y volvió a girarse.

"No te he dado permiso para irte. ¿Qué decides sobre el trabajo para compensar el cero de hoy?"

El chico se limitó a quedarse ahí plantado sin decir nada.

"Esta pregunta requiere una respuesta, Elliott. ¡Ahora!" El aire a su alrededor chisporroteó con la orden, haciéndome sentir un cosquilleo en mis brazos.

Sin parecer afectado, se encogió los hombros de nuevo. "Probablemente no voy a hacerlo".

"Eso dice algo sobre tu carácter, Elliott, y no es algo bueno. No sólo te estás fallando a ti mismo, sino también a tu mentor".

Encogió los hombros de nuevo y se hurgó la nariz con gesto distraído. "El Dragón ya sabe cómo soy."

La campana sonó y la profesora P, con un gesto disgusto en la cara, le hizo un gesto a Elliott para que abandonase la clase. Damien, Stevie Rae, y yo acababa os de ponernos de pie y a comenzar a salir por la puerta cuando Elliott pasó a nuestro lado, moviéndose más rápido de lo que creía posible que alguien tan perezoso como el. Chocó con Damien, que iba por delante de nosotras. Damien soltó un oops y tropezó un poco.

"Maldito maricón, sal de mi camino," gruñó el perdedor, empujando a Damien con el hombro para pasar antes que él.

"¡Debería darle una paliza a ese gilipollas!" dijo Stevie Rae, corriendo hacia Damien, que nos esperaba.

Negó con la cabeza. "No te preocupes. Elliott tiene grandes problemas."

"Sí, como tener caca en lugar de cerebro", dije, mirando al fondo del pasillo a la espalda de la babosa. Su pelo no era desde luego nada atractivo.

"¿Caca en lugar de cerebro?" Damien se rió y pasó un brazo a través del mío y el otro a través del de Stevie Rae, llevándonos por el pasillo a lo Mago de Oz. "Eso es lo que me gusta de nuestra Zoey", dijo. "Que tiene un gran dominio del lenguaje vulgar".

"Caca no es vulgar", le dije a la defensiva.

"Creo que se refiere a eso, cariño," Se rió Stevie Rae.

"Oh". Y me reí también, y realmente me gustó mucho cómo había sonado cuando el había dicho ""nuestra" Zoey" como si perteneciera… como si estuviese en casa.

Capítulo 14

La esgrima era una pasada, lo cual fue una sorpresa. La clase tenía lugar en una enorme sala junto al gimnasio en lo que parecía un estudio de baile, con unas paredes de espejos que iban del suelo al techo. Colgando de este último colgaban a lo largo de un lado unos extraños maniquíes a tamaño natural que me recordaban a esos blancos de tiro en tres dimensiones. Todo el mundo llamaba al Profesor Lankford, Dragón, o simplemente Dragón. No me llevó mucho tiempo para averiguar por qué. Su tatuaje representaba dos dragones cuyos cuerpos, recorrían como serpientes la línea de su mandíbula. Sus cabezas estaban sobre sus cejas y abrían la boca, escupiendo fuego sobre la luna creciente. Era algo increíble y muy difícil no mirarlo. Además, Dragón era el primer vampiro masculino adulto que había visto de cerca. Al principio me sentía confundida. Supongo que si me hubieran preguntado lo que esperaba de un vampiro masculino hubiese dicho lo opuesto a él. Honestamente, tenía el estereotipo del vampiro estrella de cine en mente, -alto, peligroso, guapo. Ya sabes, como Vin Diesel. De todos modos, Dragón era bajito, tiene el pelo largo rubio recogido en una trenza corta, y (a excepción del dragón de aspecto feroz que tenía tatuado) tenía una cara agradable con una calida sonrisa. Sólo cuando comenzó a dirigir la clase a través de los ejercicios de calentamiento empecé a darme cuenta de su poder. Desde el instante que sostuvo la espada (que más tarde descubrí que se llamaba épée) para el tradicional saludo que parecía haberse convertido en alguien distinto, -alguien que se movía con increíble rapidez y gracia. Fintaba y atacaba y sin ningún esfuerzo hacía parecer al resto de la clase, -incluso a los chicos que eran muy buenos, como Damien-marionetas torpes. Cuando terminó de dirigir los calentamientos, Dragón emparejó a todos e hizo que trabajaran en lo que él denomina "los principios". Me sentí aliviada cuando le indicó a Damien que fuera mi compañero.

"Zoey, me alegro de que te hayas unido a La Casa de la Noche," Dijo Dragón, dándome la mano según el tradicional saludo de vampiro amazónico. "Damien puede explicarte las diferentes partes del traje de esgrima, y yo te daré unos apuntes para que te estudies en los próximos días. Supongo que no habrás tenido clases de este deporte con anterioridad, ¿no?"

"No, no las he tenido", y luego añadí algo nerviosa, "pero me gustaría aprender. Es decir, la idea de usar una espada es una auténtica pasada."

Dragón sonrió. "Florete", me corrigió, "aprenderás como usar un florete. Es el peso más ligero de los tres tipos de arma que tenemos aquí, y una excelente opción para las mujeres. ¿Sabías que la esgrima es uno de los muy pocos deportes en que los hombres y las mujeres pueden competir en total igualdad de condiciones? "

"No", dije, al instante intriga. ¡Qué pasada sería darle una paliza a un tío en un deporte!

"Eso se debe a que el esgrimista inteligente y concentrado puede compensar con éxito cualquier carencia perceptible que él o ella pueda tener, e incluso pueden ser capaces de convertir esas carencias, -como la fuerza o el alcance-en bazas a su favor. En otras palabras, puede que no seas tan fuerte o más rápida que tu oponente, pero podrías ser más lista o capaz de permanecer mejor centrada, lo que inclinará la balanza a tu favor. ¿No es así, Damien? "

Damien sonrió. "Así es".

"Damien es uno de los esgrimistas con mayor capacidad de concentración que he tenido el privilegio de entrenar en varias décadas, lo que hace de él un peligroso adversario."

Lancé una furtiva mirada de reojo a Damien, que se puso colorado de orgullo y satisfacción.

"Durante la próxima semana o así, voy a tener a Damien haciéndote machacar maniobras las maniobras de apertura. Recuerda siempre que la esgrima requiere un dominio de las habilidades que son secuenciales y jerárquicas en la naturaleza. Si una de las competencias no es adquirida, las habilidades posteriores serán muy difíciles de dominar y el esgrimista estará en una permanente y seria desventaja".

"Vale, lo recordaré", le dije. Dragón sonrió afectuosamente una vez más antes de volver al trabajo con cada una de las parejas que practicaban.

"Lo que significa que no te desanimes o te aburras si te hago hacer el mismo ejercicio una y otra vez."

"¿Así que lo que realmente estás diciendo es que vas a ser insoportable, pero hay un propósito detrás de esto?"

"Sí. Y parte de ese propósito será ayudar a elevar tu adorable culito", dijo con descaro, dándome unos golpecitos con el lateral del florete.

Le di una torta y puse los ojos en blanco, pero después de veinte minutos de atacar de volver a la postura de inicio y atacar de la postura de principio y cuerda-una y otra vez-sabía que él tenía razón. El dolor de mi culo me iba a matar al día siguiente.

Nos dimos una ducha rápida después de clase (por suerte, había duchas separadas cubiertas con cortinas para cada una en el vestuario de las chicas y no teníamos que ducharnos de forma bárbara y trágica en un área abierta como si fuéramos presidiarias o algo así) y después fui corriendo con el resto de la gente al comedor-más conocido como el salón comedor. Y quiero decir corriendo. Estaba muerta de hambre.

La comida consistía en un bufé de prepara tu propia ensalada, que incluía de todo, desde atún (eesh) hasta ese extraño minimaiz tan raro, y que ni siquiera sabe a maíz. (¿Qué es? ¿Maíz tierno? ¿Maíz enano? ¿Maíz mutante?) Me llené el plato hasta arriba, cogí un gran trozo de lo que parecía y olía a pan recién horneado, y me senté junto a Stevie Rae, con Damien siguiéndome de cerca. Erin y Shaunee ya estaban discutiendo sobre algo que tenía que ver sobre cual de sus ensayos para la clase de literatura era el mejor, a pesar de que ambas habían sacado un 9,6.

"Así que, Zoey, cuenta. ¿Qué pasa con Erik Night?" preguntó Stevie Rae en el mismo momento en que me metía un buen bocado de ensalada. Las palabras de Stevie Rae callaron inmediatamente a las gemelas y concentraron toda la atención en mí.

Había pensado lo que iba decir sobre Erik, y decidí que no estaba preparada para contarle a nadie lo de la desafortunada escena de la mamada. Así que me limite a decir, "Me miraba todo el rato." Pero como tenía la boca llena de ensalada solo pude decir "Fe firaba fodo el frato". Tragué y lo intenté de nuevo. "Me miraba todo el rato. En clase de teatro. Fue un poco, no sé, extraño."

"Define "me miraba", dijo Damien.

"Bueno, sucedió en el momento en el que entró a la clase, pero se notó especialmente cuando se nos estaba ofreciendo un ejemplo de un monólogo. Hizo una cosa de Otelo, y cuando dijo que el verso sobre el amor y tal, me miró directamente. Hubiera pensado que era sólo un accidente o algo, pero él me miró antes de comenzar el monólogo y, luego otra vez, cuando salía de la clase." Suspiré y me dio un poco de vergüenza, incomoda con sus miradas demasiado penetrantes. "No importa. Es probable que sólo fuese parte de su actuación."

"Erik Night es el tío más bueno de toda la escuela", dijo Shaunee.

"Olvídate de eso-es el tío más bueno de todo el planeta," dijo Erin.

"No está más bueno que Kenny Chesney," dijo Stevie Rae rápidamente.

"Bueno, ¡ya esta bien con tu obsesión por el country!" dijo Shaunee a Stevie Rae antes volver su atención de nuevo hacia mi. "No dejes pasar esta oportunidad."

"Sí," repitió Erin. "Ni se te ocurra".

"¿Escapárseme? ¿Qué se supone que voy a hacer? Ni siquiera habló conmigo."

"Uh, Zoey cariño, ¿Le devolviste la sonrisa al chico?" preguntó Damien.

Parpadeé. ¿Le había sonreído? ¡Ah, mierda! Apuesto a que no. Apuesto a que me limité a quedarme ahí sentada y le miré como una idiota y, quizás, incluso babeé. Vale, bueno, puede que no babeara. "No sé", le dije en lugar de la triste verdad, lo que no engañó a Damien.

Se rió. "La próxima vez sonríele".

"Y quizá dile hola", dijo Stevie Rae.

"Pensé que Erik solo era una cara bonita", dijo Shaunee. "Y un bonito cuerpo," añadió Erin.

"Hasta que lo dejó con Aphrodite", continuó Shaunee. "Cuando hizo eso, me di cuenta de que ese chico podría tener algo en el piso de arriba."

"Ya podemos decir que tiene algo en el piso de abajo!" dijo Erin levantando las cejas.

"Ajá!" dijo Shaunee, lamiendo sus labios como si estuviese pensando en comerse un gran trozo de chocolate.

"Sois unas ordinarias", dijo Damien.

"Sólo nos referíamos a que tiene el culo más bonito del lugar, Señorita Repipi," dijo Shaunee.

"Como si no te hubieras fijado", dijo Erin.

"Si empezases a hablar con Erik, eso realmente cabrearía a Aphrodite". Dijo Stevie Rae.

Todos se giraron y miraron a Stevie Rae como si acabará de abrir las aguas del Mar Rojo o algo así.

"Es cierto", dijo Damien.

"Muy cierto," dijo también Shaunee mientras Erin asentía.

"Así que hay el rumor de que solía salir con Aphrodite", les dije.

"Sí," dijo Erin.

"El rumor es grotesco, pero cierto", dijo Shaunee. "¡Lo cual hace que sea aún mejor que ahora le gustes tu!"

"Chicos, es probable que no hiciera más que mirar mi extraña Marca," solté.

"Tal vez no. Eres muy guapa, Zoey," dijo Stevie Rae con una dulce sonrisa.

"O tal vez su marca le hizo mirar, y entonces pensó que eras guapa y te siguió mirando", dijo Damien.

"De cualquier manera, el caso es que te ha mirado y eso desde luego va a cabrear a Aphrodite", dijo Shaunee.

"Lo cuál está bien", dijo Erin.

Stevie Rae hizo un gesto con las manos contra sus comentarios. "Olvídate de Aphrodite y de tu marca y de todo lo demás. La próxima vez que te sonría, dile hola. Eso es todo."

"Fácil", dijo Shaunee.

"Chupado", añadió Erin.

"De acuerdo", murmuré y regresé a mi ensalada, deseando desesperadamente que el tema de Erik Night fuese tan pan comido como ellos pensaban que era.

Había una cosa de la hora de la comida en La Casa de la Noche que era igual que la comida en mi antiguo colegio o en cualquier otra escuela en la que alguna vez hubiera comido-se acababa demasiado pronto. Y después la clase de español fue un poco difusa. La profesora Garmy era como un pequeño torbellino hispano. Me gustó de inmediato (su tatuajes tenían una forma extraña de plumas, por lo que me recordaba a un pajarillo), pero daba la clase hablando completamente en español. Todo el tiempo. Debo mencionar aquí que probablemente no he tenido español desde el colegio, y digo abiertamente que no es que le prestase mucha atención entonces. Así que estaba bastante perdida, pero anoté los deberes y me prometí que estudiaría el vocabulario. Odio estar perdida.

Introducción a los estudios ecuestres se daba en la Casa de Campo. Se trataba de un edificio de ladrillo alargado y de poca altura junto al muro sur, y unido a un enorme ruedo cubierto para montar. Todo el lugar tenía ese olor a serrín y a caballos que se mezclaba con el cuero para formar algo que resultaba agradable, aunque sabía que parte de ese "agradable" aroma era caca-caca de caballo.

Algo nerviosa, me encontraba con un pequeño grupo de chicos dentro del corral, donde un estudiante de último curso alto y de gesto serio nos había indicado que esperásemos. No éramos más de diez y todos de tercero. ¡Oh, (genial) ese irritante pelirrojo Elliott, estaba apoyado en la pared dando patadas al serrín del suelo. Planteó suficiente polvo como para que la chica que estaba de pie cerca de él estornudase. Ella le lanzó una mirada asesina y se alejó unos cuantos pasos. Dios, ¿es que era capaz de irritar a todo el mundo? ¿Y por qué no podía usar algún producto (o tal vez un peine) en ese pelo encrespado?

El sonido de cascos desvío mi atención de Elliott y levanté la mirada a tiempo de ver una magnifica yegua negra entrar a todo galope en el corral. Derrapó hasta detenerse a menos de un metro de nosotros. Mientras todos al mirábamos boquiabiertos, el jinete de la yegua desmontó con gracilidad. Tenía el pelo espeso uy abundante que le llegaba hasta su cintura y era tan rubio que casi parecía blanco, y los ojos eran de un raro tono gris pizarra. Su cuerpo era pequeño, y la postura que tenía me recordaba a esas chicas que obsesivamente toman clases de baile de manera que incluso cuando no estaban en ballet, permanecían rectas como si tuvieran algo metido por culo. Su tatuaje consistía una intrincada serie de nudos entrelazados alrededor de su cara-casi estaba segura que dentro del diseño azul zafiro se veían caballos.

"Buenas noches. Soy Lenobia, y esto," señaló a la yegua y miró a nuestro grupo de forma despectiva antes de terminar la frase, "es un caballo". Su voz retumbó en las paredes. La yegua negra resopló por la nariz como reafirmase sus palabras. "Y vosotros sois mi nuevo grupo de tercero. Cada uno de vosotros ha sido elegido para mi clase porque nosotros creemos que podríais tener aptitudes para montar. La verdad es que menos de la mitad de vosotros durará este semestre, y menos de la mitad de aquellos que permanezcan terminarán siendo jinetes decentes ¿Hay alguna pregunta?" No hizo una pausa lo suficientemente grande como para que alguien preguntase. "Bien. Entonces seguidme y podréis comenzar". Se dio la vuelta y caminó de vuelta al establo. La seguimos.

Quería preguntar quiénes eran esos "nosotros" que pensaban que podría tener aptitudes para la equitación, pero tenía miedo de decir algo y simplemente fui detrás de ella como todos los demás. Se detuvo delante de una fila de cubículos vacíos Fuera de ellas había horcas y carretillas. Lenobia se volvió para mirarnos.

"Los caballos no son perros grandes. Ni tampoco son esa imagen romántica de un sueño de las niñas del perfecto mejor amigo que siempre te comprenderá."

Dos chicas que estaban a mi lado se movían nerviosas con aire de culpa y Lenobia las atravesó con sus ojos grises.

"Los caballos son trabajo. Los caballos requieren dedicación, inteligencia, y tiempo. Vamos a comenzar con la parte del trabajo. En el cobertizo del fondo encontraréis botas para estiércol. Elegid un par rápidamente, mientras que traemos guantes para todos los guantes. Después que cada uno coja su propio cubículo y se ponga a ello. "

"¿Profesora Lenobia?" dijo una chica rechoncha de cara bonita, levantó su mano nerviosamente.

"Vale con Lenobia. El nombre que escogí en honor de la antigua reina vampira no necesita otro título."

No tenía ni idea de quién era Lenobia, e hice una nota mental para mirarlo.

"Adelante. ¿Cuál es tu pregunta, Amanda?"

"Claro, eh, sí."

Lenobia miró a la chica y levantó una ceja.

Amanda tragó saliva de forma audible. "¿Ponernos a qué, profe… es decir, Lenobia?"

"Limpiar los cubículos, por supuesto. El estiércol se echa en las carretillas. Cuando vuestra carretilla esté llena podéis volcarla en la zona del abono orgánico junto a la pared de los establos. Hay serrín fresco en el trastero junto al cobertizo. Tenéis cincuenta minutos. ¡Volveré en cuarenta y cinco para inspeccionar vuestros cubículos!

Todos la miramos estupefactos.

"Podéis comenzar. Ya".

Y comenzamos.

Vale. En serio. Sé que va a sonar extraño, pero no me importó limpiar mi cubículo. Quiero decir, que la caca de caballo no tan asquerosa. Sobre todo porque era evidente que estos cubículos fueron limpiados como cualquier otro instante del día. Cogí las botas (que eran grandes chanclos de goma-superfeas pero me cubrían los vaqueros hasta la rodilla) y un par de guantes y me puse a trabajar. Sonaba música a través de los altavoces, -estaba bastante segura de que reconocer el último CD de Enya (mi madre solía escuchar a Enya antes de casarse con John, pero luego el decidió que podría ser de brujería, así que dejó de escucharla, que es por lo que siempre me gustará Enya). Así pues, escuché la letra evocadora e inquietante en gaélico mientras clavaba la horca en la caca. No parece que hubiera pasado apenas tiempo mientras volcaba la carretilla y la rellenaba de serrín limpio. Estaba alisándolo alrededor del cubículo cuando tuve el presentimiento de que alguien me observaba.

"Buen trabajo, Zoey".

Me sobresalté y me di la vuelta para ver que se trataba de Lenobia que estaba justo en la entrada de mi cubículo. En una mano sostenía una enorme y suave, almohaza para cepillar. En la otra sujetaba la cuerda de una yegua ruana de mirada inocente.

"Ya has hecho esto antes", dijo Lenobia.

"Mi abuela solía tener un encantador caballo castrado al que llamé Conejito", dije, antes de darme cuenta de lo estúpido que sonó aquello. Con las mejillas coloradas, seguí deprisa: "Bueno, yo tenía diez años, y su color me recordaba a Bugs Bunny, así que empecé a llamarle de eso modo y se quedó con el."

El labio de Lenobia se levantó en un ligero amago de sonrisa. "¿Y era el cubículo de Conejito el que limpiabas?"

"Si. Me gustaba montarle, y la abuela decía que nadie debería montar un caballo a menos que limpiase para él". Me encogí de hombros. "Así que limpié para él."

"Tu abuela es una mujer sabia."

Asentí.

"¿Y te importaba limpiar para Conejito?"

"No, no realmente."

"Bien. Te presento a Persephone," Lenobia hizo un gesto con la cabeza hacia la yegua que había a su lado. "Acabas de limpiar su cubículo".

La yegua entró en el y avanzó directamente hacía mí, pegando su hocico en mi cara y resoplando con suavidad, lo cual me hizo cosquillas y provocó que me riera. Froté su nariz y a continuación besé el suave terciopelo de su hocico.

"Hola, Persephone, chica guapa."

Lenobia asintió en señal de aprobación cuando vio que la yegua y yo nos presentábamos mutuamente.

"Quedan sólo unos cinco minutos antes de que suene la campana de la escuela para señalizar el final de las clases, así que no es necesario que te quedes como parte de la clase de hoy, pero si lo deseas, creo que te has ganado el privilegio de cepillar a Persephone".

Sorprendida, levanté la mirada del cuello de la yegua, en el que daba palmaditas. "No hay problema, me quedaré", me oí decir.

"Excelente. Puedes volver a llevar el cepillo cuando hayas terminado. Hasta mañana, Zoey". Lenobia me tendió el cepillo, acarició a la yegua, y nos a solas en el cubículo.

Persephone metió la cabeza en la rejilla de metal que contenía heno fresco, y se puso a masticar, al mismo tiempo que yo me ponía a cepillar. Había olvidado lo relajante que era cepillar a un caballo. Conejito había muerto de un repentino y terrible ataque al corazón hace dos años, y la abuela había estado demasiado triste para comprar otro caballo. Había dicho que "el conejo" (que es como ella solía llamarlo) no podía ser reemplazado. Por lo tanto, habían pasado dos años desde que me había acercado a un caballo, pero todo me volvió de repente-todo ello. Los olores, el cálido y relajante sonido del caballo comiendo, y el agradable shoosh que hacía la almohaza cuando se deslizaba sobre el brillante pelaje de la yegua.

Estaba tan concentrada que apenas escuché la voz severa y enojada de Lenobia mientras echaba una tremenda bronca a un alumno que supuse que era el irritante chico pelirrojo. Miré por encima de los omóplatos de Persephone y eché un vistazo rápido al fondo de la hilera de cubículos. Por supuesto, el pelirrojo estaba repantigado frente a su cubículo. Lenobia estaba a su lado, con las manos sobre las caderas. Incluso desde mi perspectiva lateral pude ver que tenía un cabreo de la leche. ¿Es que la misión de aquel chico era fastidiar a todos los profesores del lugar? ¿Y su mentor era Dragón? Vale, el tipo parecía agradable, hasta que cogió una espada-uh, quiero decir florete-y cambió de tío majo a guerrero-vampiro-mortalmente peligroso.

"Esa babosa pelirroja debe de tener ganas de morir", le dije a Persephone cuando continué con el cepillado. La yegua torció una oreja hacia mí y resopló por la nariz. "Sí, sabía que estarías de acuerdo. ¿Quieres oí mi teoría sobre cómo mi generación podría desaparecer con una sola mano de babosas y los perdedores de país?" Parecía receptiva, por lo que puse en marcha en mi discurso de "no procrees con perdedores"…

"¡Zoey! ¡Estás aquí!"

"¡Oh dios mío! ¡Stevie Rae! ¡Casi haces que me cague de miedo!" Di unas palmadas y tranquilicé a Persephone, que había dado un respingo cuando chillé.

"¿Qué demonios estás haciendo?"

Moví el cepillo en su dirección en su dirección. "¿Qué te parece que estoy haciendo, Stevie Rae, la pedicura?"

"Deja de hacer el tonto. El Ritual de Luna Llena va a empezar en ¿dos minutos?"

"¡Ah, mierda!" Di a Persephone una última palmadita y salí corriendo del cubículo hacia el cobertizo.

"Se te había olvidado por completo, ¿no?" dijo Stevie Rae, sosteniendo mi mano para que no perdiese el equilibrio mientras sacaba mis pies de las botas de goma y me ponía mis preciosas bailarinas de nuevo.

"No", mentí.

Entonces me di cuenta de que también había olvidado el posterior ritual de las hijas oscuras.

"¡Ah, mierda!"

Capítulo 15

A medio camino del Templo de Nyx me di cuenta de que Stevie Rae estaba inusualmente callada. Miré hacia ella de reojo. ¿También parecía pálida? Tuve una escalofriante sensación que me puso la carne de gallina.

"Stevie Rae, ¿algo va mal?"

"Sí, bueno, es triste y da un poco de miedo."

"¿El qué? ¿El Ritual de Luna Llena?" Mi estómago comenzó a dolerme.

"No, eso te gustará-o al menos te gustará este." Sabía que se refería a en comparación con el ritual de la Hijas Oscuras al que tenía que ir después, pero no quería hablar de eso. Las siguientes palabras de Stevie Rae hicieron que el asunto de las Hijas Oscuras pareciese un problemilla secundario. "Una chica ha muerto hace una hora."

"¿Qué? ¿Cómo?"

"Cómo mueren todos. No completó el cambio y su cuerpo simplemente…" Stevie Rae hizo una pasusa, estremeciéndose. "Sucedió cerca del final de la clase de Tae Kwan Do. Había estado tosiendo, como si le faltase el aliento al comienzo de nuestros ejercicios de calentamiento. No le di importancia. O tal vez lo hice, pero no le presté atención. "

Stevie Rae me miró con una liviana y triste sonrisa y pareció avergonzada de sí misma.

"¿Hay alguna forma de salvar a un chico? Después, de que ya sabes, empiecen a-" Me callé e hice un leve gesto de incomodidad.

"No. No hay forma de que puedan salvarte si tu cuerpo comienza a rechazar el cambio".

"Entonces no te sientas mal por no haber querido pensar en la chica que estaba tosiendo. No hay nada que pudieras haber hecho de todos modos."

"Lo sé. Es sólo que… fue horrible. Y Elizabeth era tan agradable."

Sentí una aguada punzada en algún lugar del centro de mi cuerpo. "¿Isabel Sin Apellido? ¿Ella es la chica que murió?"

Stevie Rae asintió, parpadeando fuertemente, obviamente, tratando de no llorar.

"Es horrible", le dije, con la voz tan débil que era casi un susurro. Recordé lo considerada que había sido con mi marca, y la forma en que había notado Erik me estaba mirando. "Pero si la acababa de ver en la clase de teatro. Estaba bien."

"Así es como sucede. Por un segundo parece que el chico que se sienta a tu lado aparenta estar perfectamente bien. Y al siguiente…" Stevie Rae se estremeció de nuevo.

"¿Y todo va a seguir como normal, como si nada? ¿Aun cuando alguien en la escuela acaba de morir?" Me acordé que el año pasado, cuando un grupo de segundo año había tenido un accidente de coche el fin de semana y dos de ellos habían muerto, habían traído orientadores e la escuela e lunes y todos los eventos deportivos habían sido suspendidos durante esa semana .

"Todo prosigue con normalidad. Se supone que tenemos que acostumbrarnos a la idea de que podría pasarle a cualquiera. Ya lo verás. Todo el mundo actuará como no hubiera pasado nada, especialmente los de último curso. Sólo los de tercero y buenos amigos de Elizabeth, como su compañera de habitación, mostrarán alguna reacción. Se supone que los de tercero-que somos nosotros-debemos actuar de forma correcta y olvidarlo. La compañera de habitación de Elizabeth y sus mejores amigos probablemente estarán afectados un par de días, pero luego se supone que volverán a la normalidad." Bajó la voz," A decir verdad, no creo que los vampis piensen que ninguno de nosotros es real hasta que pasemos el cambio. "

Pensé en ello. Neferet no parecía tratarme como si fuese algo temporal-incluso había dicho que era una excelente señal que era mi marca ya estuviese coloreada, y no es que yo tuviese tanta confianza en mi futuro como parecía tener ella. Pero desde luego no iba a decir nada que sonase como si Neferet me estuviera dando un trato especial. No quería ser "la rara". Sólo quería ser la amiga de Stevie Rae y encajar en mi nuevo grupo.

"Eso es terrible", fue todo lo que dije.

"Sí, pero al menos si sucede, sucede rápido."

Parte de mí quería saber los detalles, y la otra estaba demasiado asustada incluso para preguntar.

Afortunadamente, Shaunee interrumpió antes de que pudiese obligarme a mi misma a preguntar lo que en realidad me asustaba demasiado saber.

"Sólo por favor, dejad de retrasaros tanto," llamó Shaunee desde los escalones delanteros del templo. "Erin y Damien ya están dentro guardándonos un lugar en el círculo para nosotras, pero ya sabéis que una vez que empieza el ritual no dejan que nadie más entre ¡Daos prisa!"

Subimos corriendo los escalones, y con Shaunee guiándonos, nos apresuramos dentro del templo. El humo del dulce incienso me rodeó cuando entré en el oscuro vestíbulo en forma de arco del Templo de Nyx. En ese instante, dudé. Stevie Rae y Shaunee se dieron la vuelta hacia mí.

"No te preocupes. No hay nada por lo que debas estar nerviosa o asustada." Stevie Rae me miró a los ojos y añadió: "Al menos nada aquí dentro."

"El Ritual de Luna Llena es genial. Te gustará. Ay, cuando la vampiresa dibuje el pentagrama en tu frente y te diga: " Bendita seas" todo lo que tienes que hacer es decirle " benditas seas"" explicó Shaunee. "A continuación, nos sigues a nuestro lugar en el círculo." Me sonrió de modo tranquilizador y corrió hacia la estancia interior, iluminada por una luz tenue.

"Espere". Agarré la manga de Stevie Rae. "No quiero sonar estúpida, pero no el pentagrama un signo del mal o algo así?"

"Eso es también lo que yo pensaba, hasta que llegué aquí. Pero todo ese royo del mal son chorradas que las Gentes de Fe quieren que creas para que… Joder", dijo encogiéndose los hombros, "Ni siquiera estoy segura de por qué está tan arraigada entre la gente-bueno, los seres humanos-la creencia de que es un símbolo del mal. La verdad es que desde hace tropecientos años, el pentagrama ha significado sabiduría, protección, perfección. Cosas buenas de ese estilo. No es más que una estrella de cinco puntas. Cuatro de las puntas representan los cuatro elementos. La quinta, la que señala hacia arriba, representa el espíritu. Eso es todo. No hay hombre del saco en ello ".

"Control". Susurré, contenta de que tuviésemos una razón para dejar de hablar de Elizabeth y de la muerte.

"¿Huh?"

"Las Gentes de Fe quieren controlarlo todo, y parte de ese control consiste en que todo el mundo tiene que creer exactamente lo mismo. Es por eso que quieren que la gente piense que el pentagrama es malo." Negué con la cabeza con desagrado. "No importa. Vamos. Estoy más preparada de lo que pensaba. Entremos"

Nos adentramos más en el vestíbulo y oímos un rumor de agua. Pasamos frente a una preciosa fuente y, a continuación, la entrada se curvaba hacia la izquierda. En la entrada de gruesa piedra en forma de arco se encontraba una vampira a la que no reconocí. Iba vestida por completo de negro, -una falda larga y una blusa de seda con mangas acampanadas. El único elemento decorativo que llevaba puesto era la figura de la diosa bordada en plata sobre l pecho. Su pelo era largo y del color del trigo. Espirales de color zafiro brotaban del tatuaje de la luna creciente hacia abajo, recorriendo su rostro sin defectos.

"Esa es Anastasia. Da la clase de hechizos y rituales. Y es también la esposa de Dragón", susurró Stevie Rae rápidamente antes de acercarse a la vampira y llevarse el puño de forma respetuosa al corazón.

Anastasia sonrió y sumergió un dedo en un cuenco que tenía en sus manos. Luego, dibujó una estrella de cinco puntas en la frente de Stevie Rae.

"¡Benditas sea, Stevie Rae," dijo.

"Bendita seas", respondió Stevie Rae. Me dio una mirada de ánimo antes de que desapareciera en la estancia llena de humo que habíamos adelante.

Respiré hondo y tomé la firme decisión de aparta todos los pensamientos sobre Elizabeth, la muerte y las dudas de mi cabeza-al menos durante este ritual. Me coloqué con determinación en el espacio que había delante de Anastasia. Imitando a Stevie Rae, me lleve el puño al corazón.

La vampira hundió su dedo en lo que ahora podía ver que era aceite. "Encantada de conocerte, Zoey Redbird, bienvenida a La Casa de la Noche y a tu nueva vida", dijo, mientras dibujaba el pentagrama sobre mi marca. "Y bendita seas".

"Bendita seas", murmuré, sorprendida por el estremecimiento eléctrico que pasaba por mi cuerpo cuando la húmeda estrella tomó forma en mi frente.

"Entra y únete a tu amigos", dijo amablemente. "No hay necesidad de estar nerviosa, creo que la diosa ya te protege".

"G-gracias," dije, y corrí al interior de la estancia. Había velas por todas partes. Enormes velas blancas suspendidas del techo en candelabros d hierro. Grandes árboles de velas estaban alineados a lo largo de las paredes. En el templo, los apliques no quemaban aceite de forma insulsa en faroles, como en el resto de la escuela. Aquí los apliques eran de verdad. Sabía que este lugar había sido una iglesia de las Gentes de Fe dedicada a San Agustín, pero no se parecía a ninguna que yo hubiera visto con anterioridad. Además de estar solo iluminada por la luz de las velas, no había bancos. (Y, por cierto, no me gustaban par nada los bancos- ¿Podían ser más incómodos?) En realidad, el único mobiliario en la gran sala era una antigua mesa de madera situado en el centro que era muy parecida a la que había en el comedor-sólo que esta no estaba llena de comida, vino y demás. Esta también tenía una estatua de mármol de la diosa, con los brazos en alto, y muy parecido al diseño que llevaban bordado las vampiresas. Había un enorme candelabro sobre la mesa, en el que ardían brillantes gruesas velas blancas, así como algunas varitas de humeante incienso.

En ese momento, mis ojos captaron el resplandor de las llamar que surgían de un hueco en el suelo de piedra. Las llamas bailaban con violencia y su fuego amarillo me llegaba casi a la cintura. De alguna manera, tenía esa especia de belleza de un peligro controlado y parecía atraerme hacia adelante. Afortunadamente, Stevie Rae movió las manos atrayendo mi atención, antes de que pudiera seguir mi impulso de acercarse a las llamas, y entonces me di cuenta, me pregunté cómo no me había fijado en ello desde el principio, de que había un gran círculo de personas-tanto estudiantes como vampiros adultos-que se extendía alrededor de los extremos de la sala. Sintiéndome nerviosa y atemorizada al mismo tiempo, obligué a mis pies a moverse, de forma que pudiera ocupar mi lugar en el círculo junto a Stevie Rae.

"Al fin", dijo Damien en un susurró.

"Siento el retraso." Dije.

"Déjala en paz. Ya está lo suficientemente nerviosa sin tu ayuda", le dijo Stevie Rae.

Ssshh! Está empezando", siseó Shaunee.

Cuatro formas parecieron materializarse de entre las oscuras esquinas de la estancia hasta en convertirse en mujeres que se dirigieron a los cuatro puntos que había dentro del círculo viviente, como si fueran las direcciones de una brújula. Dos más entraron por el sitio por donde habíamos llegado nosotras. Uno era un hombre alto-bueno, borra eso-un vampiro alto (todos los adultos eran vampiros), y, oh dios mío, que bueno estaba. Así que, ahí tenía un excelente ejemplo del estereotipo del chico vampiro macizo, en persona y bien cerca. Medía algo más de metro ochenta y parecía estar sacado de la gran pantalla.

"Y ahí está la única razón por la que he cogido esa maldita clase optativa de poesía", susurró Shaunee.

"Ahí estoy de acuerdo contigo, Gemela," Erin suspiró en tono soñador.

"¿Quién es?" Le pregunté a Stevie Rae.

"Loren Blake, el laureado vampiro poeta. Él es el primer poeta laureado de sexo masculino en doscientos años. Literalmente," susurró ella. "Y sólo tiene veintitantos, en años reales, no solo en apariencia."

Antes de que yo pudiese decir nada más, empezó a hablar y mi boca estaba demasiado ocupada quedándose abierta al escuchar el sonido de su voz como para que hiciese otra cosa que no fura escuchar.

Camina bella, como la noche

De cielos despejados y estrellados…

Mientras hablaba se trasladó lentamente hacia el círculo. Como si su voz fuera música, la mujer que entró con el en la sala comenzó a mover las caderas y, a continuación, a bailar con gran gracilidad alrededor del exterior del círculo viviente.

Y todo lo mejor de la oscuridad y la luz

Resplandece en su aspecto y en sus ojos…

La bailarina tenía toda la atención de la gente. Con un sobresalto me di cuenta de que se trataba de Neferet. Llevaba un largo vestido de seda que tenía diminutas cuentas de cristal cosidas por todas partes, de modo que la luz de las velas capturaba casa uno de sus movimientos y hacía que brillara como un cielo nocturno de estrellas. Sus movimientos parecían traer a la vida las palabras del antiguo poema (al menos mi mente aún funcionaba lo suficiente como para reconocer que era el Camina Bella de Lord Byron). Enriquecida así por esa tierna luz

Que el cielo niega al vulgar día.

De alguna manera, tanto Neferet como Loren consiguieron acabar en el centro del círculo en el momento en que él terminaba la estrofa. Después, Neferet cogió un cáliz de la mesa y lo levantó, como si ofreciera de beber al círculo.

"Bienvenidos hijos de Nyx a la celebración de la Luna Llena de la diosa!"

Los vampiros adultos dijeron a coro, "Bienvenidos".

Neferet sonrió y volvió a depositar el cáliz sobre la mesa y cogió una larga vela blanca que ya estaba encendida y puesta sobre un candelero. Luego, cruzó el círculo hasta detenerse frente a una vampiresa a la que no conocía, que estaba situada en lo que debía ser la cabecera del círculo. La vampiresa hizo el saludo con la mano sobre el pecho antes de darse la vuelta de forma que le diera la espalda a Neferet.

Chisst!" susurró Stevie Rae. "Todos nos ponemos de cara a las cuatro direcciones mientras Neferet evoca los elementos y conjura el círculo de Nyx. El este y el aire van primero."

Entonces, todos, incluyéndome a mí, aunque estaba un poco lenta, nos giramos de cara al este. Por el rabillo del ojo pude ver como Neferet elevaba los brazos sobre la cabeza mientras que su voz sonaba contra las paredes de piedra del templo.

"Desde el este invoco al aire y te pido que lleves a este círculo el don del conocimiento para que nuestro ritual esté colmado de aprendizaje."

En el mismo instante en que Neferet comenzó a hacer la invocación sentí cómo el aire cambiaba. Se movía mí alrededor, revolviendo mi pelo y llenando mis oídos con el sonido del viento suspirando a través de las hojas. Miré a mí alrededor, esperando ver que todos los demás estaban siendo capturados en un mini-torbellino, pero no note que a nadie más se le revolviera el pelo. Qué extraño.

La vampiresa que estaba situada al este sacó una gruesa vela amarilla de entre los pliegues de su vestido, y Neferet la encendió. La levantó en el aire y, a continuación, la colocó, parpadeante, a sus pies.

"Gira a la derecha, para el fuego," susurró de nuevo Stevie Rae.

Nos giramos y Neferet continuó. "Desde el sur invoco al fuego y te pido que ilumines este círculo con el don de la fuerza de voluntad, para que nuestro ritual sea vinculante y poderoso."

El viento que había soplado suavemente contra mí fue sustituido por una sensación de calor. No era excesivamente incómodo, sino que era más como ese sofoco que se siente cuando entras en una ducha caliente, aunque era lo suficientemente cálido para hacer que un ligero sudor cubriera mi cuerpo. Miré a Stevie Rae. Tenía la cabeza ligeramente levantada y los ojos cerrados. No había señales de sudor en su cara. La intensidad del calor subió de repente y giré la vista hacia Neferet. Había encendido una vela roja grande que Penthesilea tenía en su poder. Entonces, como había hecho la vampiresa que miraba al este, Penthesilea la levantó en ofrenda antes de ponerla a sus pies.

Esta vez no necesite que Stevie Rae me diera de nuevo con el codo para que me girase de nuevo a la derecha, de cara al oeste. De alguna manera supe, no solo que teníamos que girarnos, sino que también que el siguiente elemento que sería convocado iba a ser el agua.

"Desde el oeste invoco al agua y te pido que bañes este círculo de compasión, para que la luz de la luna llena pueda ser usada para otorgar curación a nuestro grupo, así como comprensión."

Neferet encendió la vela azul de la vampiresa que miraba al oeste. La vampiresa la levantó, y lo puso a sus pies mientras el sonido de olas llenaba mis oídos y el olor salado del mar inundaba mi nariz. Con entusiasmo, completé el mirando al norte y supe que iba a abrazar la tierra.

"Desde el norte invoco a la tierra, y te pido que hagas crecer en este círculo el don de la manifestación, para que los deseos y oraciones de esta noche tengan su fruto."

De repente pude sentir la suavidad de una pradera cubierta de hierba bajo mis pies, y olí el heno y escuché el canto de las aves. Una vela verde fue encendida y colocada a los pies de la representante de la tierra.

Supongo que debería estar asustada de las raras sensaciones que me recorrían, pero me llenaron de una ligereza casi insoportable- ¡me sentía bien! Tan bien que cuando Neferet se puso frente a la llama que ardía en medio de la estancia y el resto nos volvíamos hacia el interior del círculo, tuve que apretar los labios con fuerza para no reír en alto. El poeta guapo de morirse se encontraba enfrente de Neferet, al otro lado del fuego, y pude ver que sostenía una enorme vela morada en sus manos.

"Y por último, invoco al espíritu para que complete nuestro círculo y te pido que os unas con lazos para que nosotros tus hijos podamos prosperar juntos".

Aunque parezca increíble, sentí que mi propio espíritu se elevaba, como si tuviera alas de pájaro aleteando por todas partes dentro de mi pecho, cuando el poeta encendió la vela con la enorme llama y luego la situó sobre la mesa. Después Neferet comenzó a recorrer el círculo por dentro, hablándonos, mirando a nuestros ojos, incluyéndonos en sus palabras.

"Esta es la hora de plenitud de la luna. Todas las cosas crecen y menguan, incluso los hijos de Nyx, sus vampiros. Pero en esta noche, los poderes de la vida, de la magia, y de la creación se encuentran en su punto culminante-al igual que la luna de nuestra diosa. Este es el momento de construir… de hacer".

El corazón me latía con fuerza mientras veía a Neferet hablar, y me di cuenta con un pequeño respingo de que ella en realidad estaba dando un sermón. Este era un oficio de culto, pero el despliegue del círculo y las palabras de Neferet se unieron para emocionarme como ningún otro sermón incluso se había acercado siquiera a hacerlo. Miré alrededor. Quizá era la ambientación. La sala estaba neblinosa por el incienso y había un ambiente mágico con el parpadeo de la luz de las velas. Neferet era todo lo que una alta sacerdotisa debía ser. Su belleza era una llama por sí sola, y su voz tenía una magia que captaba la atención de todos. No te encontraba a nadie durmiendo en un banco o haciendo un sudoku a escondidas.

"Esta es la hora en la que el velo entre el mundo cotidiano y los reinos extraños y hermosos de la diosa se vuelve más delgado. En esta noche uno puede trascender los límites de los mundos con facilidad y conocer la belleza y el encanto de Nyx".

Pude sentir como sus palabras bañaban mi piel y cerraban mi garganta. Temblé y de repente tuve una sensación cálida y de cosquilleo en la marca de mi frente. A continuación, el poeta comenzó a hablar con su voz profunda y poderosa.

"Esta es una hora para tejer lo etéreo hasta hacerlo real, de hilar las hebras del espacio y el tiempo, para traer la Creación. La vida es un círculo, así como un misterio. Nuestra Diosa sabe esto, al igual que su consorte, Erebus".

Mientras le escuchaba, resentí mejor con respecto a la muerte de Elizabeth. De repente no parecía dar tanto miedo, ser tan horrible. Parecía más como una parte del mundo natural, un mundo en el que todos teníamos un lugar.

"Luz… oscuridad… día… noche… muerte… vida… todo está atado por el espíritu y el toque de la diosa. Si podemos mantener el equilibrio y buscamos a la Diosa, podemos aprender a tejer un hechizo de luz de la luna y a crear con el un tejido de pura esencia mágica para que permanezca con nosotros todos los días de nuestras vidas. "

"Cerrad los ojos, hijos de Nyx", dijo Neferet "y enviad un deseo secreto a vuestra Diosa. Esta noche, cuando el velo entre los mundos es delgado-cuando la magia está al pie de lo mundano-quizá Nyx a vuestras peticiones y os rocíe con una vaporosa neblina de deseos cumplidos. "

¡Magia! ¡Lo que hacían era orar pidiendo magia! ¿Funcionaría-podría funcionar? ¿Existe realmente la magia en este mundo? Me acordé de la forma en que mi espíritu había podido ver palabras y como la diosa me había llamado con su voz visible desde allá abajo en la grieta y luego besó mi frente y cambió mi vida para siempre. Y cómo, apenas hace unos momentos, sentí el poder de la llamada de Neferet por los elementos. No lo había imaginado-no podía haberlo imaginado.

Cerré los ojos y pensé en la magia que parecía rodearme y, a continuación, lancé mi deseo a la noche. Mi deseo secreto es esto… haber encontrado por fin un lugar que nadie pueda arrebatarme.

A pesar de la inusual calidez de mi marca, notaba la cabeza ligera y más feliz de lo imaginable cuando Neferet nos dijo que abriéramos los ojos y, en una voz que era al mismo tiempo suave y poderosa-mujer y guerrera combinados-, continuó con el ritual.

"Esta es una hora para viajar sin ser visto a la luz de la luna. Una hora para escuchar una música no creada por manos humanas o vampiras. Es hora de sentirse uno con los vientos que nos acarician"-Neferet inclinó la cabeza ligeramente hacia el este-"y el rayo que imita la chispa del origen de la vida." Ladeó la cabeza hacia el sur. "Es hora de deleitarse con el mar eterno y las cálidas lluvias que nos alivian, así como la verde tierra que nos rodea y nos mantiene". Saludó al oeste y al norte, respectivamente.

Y cada vez que Neferet nombraba un elemento sentía como si una sacudida de la electricidad recorriese todo mi cuerpo.

Después, las cuatro mujeres que personifican los elementos se movieron a la de una hacia la mesa. Con Neferet y Loren, cada uno de ellos levantó un cáliz.

"Todos te saludamos, Oh Diosa de la Noche y de la Luna Llena!" dijo Neferet. "Todos te saludamos Noche, de la cual provienen nuestras bendiciones. ¡En esta noche te damos las gracias!"

Todavía sosteniendo los cálices, las cuatro mujeres se dispersaron de regreso a sus lugares en el círculo.

"En el poderoso nombre de Nyx", dijo Neferet.

"Y en el de Erebus," añadió el poeta.

"Te pedimos desde el interior de tu círculo sagrado que nos des la sabiduría para hablar la legua de lo salvaje, volar con la libertad de las aves, a vivir el poder y la gracia del felino, y encontrar una alegría y éxtasis en la vida que agite lo más profundo de nuestro ser. ¡Bendita seas!"

No podía dejar de sonreír. Nunca había oído cosas como esta en la iglesia ante, y ¡estaba condenadamente segura que tampoco me había sentido con tanta energía!

Neferet bebió del cáliz que sostenía y, a continuación, se lo ofreció a Loren, que bebió de él y dijo: "bendita seas". Imitando sus actos, las cuatro mujeres se movieron rápidamente alrededor del círculo, permitiendo a cada persona, iniciado o adulto, beber del cáliz. Cuando llegó mi turno, estaba feliz de ver el rostro familiar de Penthesilea ofrecerme la bebida y una bendición. El vino era rojo y esperaba que fuese amargo, como el sorbo del Cabernet que escondía mi madre qué probé en una ocasión (y que desde luego no me gustó), pero no fue así. Es dulce y especiado e hizo que sintiera la cabeza aún más ligera.

Cuando a todo el mundo se le hubo ofrecido la bebida, los cálices se devolvieron a la mesa.

"Esta noche quiero que cada uno de nosotros para pasar al menos un momento a solas a la luz de la luna llena. Dejad que su luz os refresque y os ayude a recordar lo extraordinarios que sois… o que os estáis volviendo". Sonrió a algunos iniciados, incluida yo. "regodeaos de vuestra singularidad. Deleitaos con vuestra fuerza. Estamos separados del mundo a causa de nuestros dones. Nunca olvidéis eso, porque estad seguros de que el mundo nunca lo hará. Y ahora cerremos el círculo y abracemos la noche."

En orden inverso, Neferet dio las gracias a cada elemento y los despidió a medida que cada vela era apagada y, mientras lo hacía, sentí una pequeña punzada de tristeza, como si me estuviera despidiendo de amigos. Luego completó el ritual diciendo, "Este rito ha terminado. ¡Bienvenidos, partid con bien y sed de nuevo bienvenidos!"

La multitud repitió: "¡Bienvenidos, partid con bien y sed de nuevo bienvenidos!"

Y eso fue todo. Mi primer ritual de la diosa había terminado.

El círculo se rompió rápidamente-más rápido de lo que me hubiera gustado. Quería permanecer allí y pensar en las increíbles cosas que había sentido, sobre todo durante la invocación de los elementos, pero aquello era imposible. Fui llevaba fuera del templo por una marea de parloteo. Me alegré de que todo el mundo estuviera tan ocupado hablando que nadie se percató de lo callada que estaba; no creía que pudiera explicarles lo que acababa de sucederme. ¡Demonios! No podía explicármelo a mi misma.

"Oye, ¿crees que habrá comida china de nuevo esta noche? Me encantó en la última luna llena, cuando pusieron esa rica cosa gelatinosa después", dijo Shaunee. "Por no hablar, de mi galleta de la fortuna que dijo "te harás un nombre por tus propios méritos", lo cual es genial".

"Tengo tanta hambre que no me importa lo que nos den de comer mientras lo hagan", dijo Erin.

"Lo mismo digo", añadió Stevie Rae.

"Por una vez estamos en perfecto acuerdo", dijo Damien, juntando los brazos con los de Stevie Rae y los míos. "Vamos a comer".

Y de repente, recordé. "Eh, chicos." Esa agradable sensación de cosquilleo que el ritual me había provocado desapareció. "No puedo ir. Tengo que-"

"Somos idiotas". Stevie Rae se golpeó la frente con la suficiente fuerza para hacer ruido con la palma. "Lo habíamos olvidado por completo".

"¡Ah, mierda!" Dijo Shaunee.

"Las brujas del infierno", dijo Erin.

"¿Quieres que te guarde un plato de algo?" preguntó Damien dulcemente.

"No. Aphrodite dijo que me darían de comer".

"Probablemente carne cruda", dijo Shaunee.

"Sí, de algún pobre chico que atrapó en su asquerosa telaraña", dijo Erin.

"Con eso se refiere a la que hay entre sus piernas", explicó Shaunee.

"parad, estáis asustando a Zoey," dijo Stevie Rae mientras empezaba a empujarme hacia la puerta. "Le enseñaré donde está la sala de entrenamiento y os veré luego en nuestra mesa, chicos".

Ya fuera, le dije, "Vale, dime que están bromeando con lo de la carne cruda".

"¿Están bromeando?" dijo Stevie Rae de modo poco convincente.

"Genial. Ni siquiera me gusta el bistec poco hecho. ¿Qué voy a hacer si realmente tratan de darme carne cruda para que me la coma?" Me negué a pensar en qué tipo de carne cruda que podría ser.

"Creo que tengo un antiácido en algún lugar de mi bolso. ¿Lo quieres?" preguntó.

"Sí", le dije, ya sintiendo náuseas.

Capítulo 16

"Eso aquí." Stevie Rae se detuvo con gesto incómodo y de disculpa, frente a los escalones que llevaban a un edificio redondo de ladrillo situado en una pequeña colina desde la que se veía la parte del muro que rodeaba la escuela. Enormes robles lo envolvían en una oscuridad, así que apenas podía distinguir el parpadeo de velas ni de gas iluminando la entrada. Ni un punto de luz salía de las oscuras ventanas, que eran alargadas y con forma de arco y que parecían estar hechas de vidriera de colores.

"Vale, bueno, gracias por el antiácido". Traté de sonar valiente. "Y guárdame un sitio. No creo que esto dure tanto. Debería darme tiempo a terminar aquí y unirme a vosotros para la cena."

"No te apresures. En serio. Puede que conozcas a alguien que te guste y con quieras pasar el rato. No te preocupes si es así. No me volveré loca, y le diré a Damien y alas gemelas que estás reconociendo el terreno".

"No me voy a convertir en una de ellas, Stevie Rae."

"Te creo", dijo, pero sus ojos me parecieron sospechosamente grandes y redondos.

"Así que te veré pronto".

"Vale. Nos vemos pronto", dijo, y comenzó a recorrer la acera de vuelta al edificio principal.

No quería verla alejarse- parecía un cachorrillo triste y apaleado. En lugar de eso, subí los escalones y me dije a mí misma que no iba a ser para tanto-no podía ser peor que aquella vez en la mi hermana la Barbie me convenció para que fuera al campamento de animadoras con ella(no sé en qué demonios estaba pensando). Al menos este fiasco no duraría una semana. Probablemente formaran otro círculo, lo cual en realidad era guay, realizarían unas peculiares oraciones como hizo Neferet y después pararían para cenar. Eso sería el momento en que sonreiría de forma encantadora y me escabulliría. Pan comido.

Las antorchas a ambos lados de la gruesa puerta de madera estaban alimentadas con gas y por los apliques de pura llama usados en el Templo de Nyx. Estiré la mano hasta la pesada aldaba de hierro, pero con un sonido que tenía un inquietante parecido a un suspiro se abrió lejos de mi alcance.

"Bienvenida, Zoey".

Oh. Dios. Mío. Era Erik. Vestía todo negro, y su pelo oscuro y rizado y sus ojos increíblemente azules me recordaban a Clark Kent-bueno, vale, sin las gafas de empollón y el pelo idiota engominado hacia atrás… así que … supongo que en realidad me recordaba (de nuevo) a Superman-bueno, sin la capa ni las mayas ni la "S" en grande…

Entonces el murmullo en mi cabeza se silenció del todo cundo su dedo mojado en aceite se deslizó por mi frente, trazando los cinco puntos del pentagrama.

"Bendita seas", dijo.

"Bendito seas", respondí, y estuve eternamente agradecida de que al hablar mi voz no graznara ni se quebrara ni chillara. ¡Ah!, tío, que bien olía, aunque no podía identificar a que. No era una de esas típicas colonias de uso extendido que los tíos se echan a litros. Olía como… olía como… el bosque por la noche justo después de que haya llovido… algo primario y puro…

"Puedes entrar", estaba diciendo Erick.

"¡Oh, uh, gracias", dije con brillantez. Pase dentro. Y entonces, me detuve. El interior era una enorme sala. Las paredes de forma circular estaban cubiertas por terciopelo negro, tapando por completo las ventanas y la luz plateada de la luna. Pude ver que bajo las pesadas cortinas había formas extrañas, que comenzaron a asustarme hasta que me di cuenta de que-hola-era una sala de entretenimiento. Debían de haber puesto la TV y las cosas de jugar en los laterales de la sala y haberlas cubierto para que todo pareciera, bueno, más espeluznante. Después, el círculo se sí fue lo que captó toda mi atención. Estaba situado en mitad de la sala y había sido hecho por completo con velas albergadas en recipientes altos de cristal rojo, como las velas para oraciones que puedes comprar en la sección de comida mejicana de las tiendas de ultramarinos, que huelen a rosas y a mujeres mayores. Debía de haber más de un centenar de velas que iluminaban a los chicos que estaban formando un círculo detrás de ellas charlando y riendo bajo una luz fantasmal teñida de rojo. Todos vestían de negro y me percaté enseguida de que ninguno de ellos llevaba bordada insignia de rango alguna, aunque cada uno llevaba una gruesa cadena de plata que brillaba alrededor de su cuello de la que pendía un raro símbolo. Se veía como dos lunas crecientes colocadas espalda contra espalda contra una luna llena.

"¡Ahí estas, Zoey!"

La voz de Aphrodite recorrió la habitación precediendo a su cuerpo. Llevaba un vestido negro largo con destellos de cuentas de ónices, recordándome al precioso vestido de Neferet. Tenía puesto el mismo collar que los otros, pero el suyo era más grande con un contorno de joyas rojas que podían haber sido granates. Llevaba el pelo rubio suelto, que le cubría como un velo dorado. Toda ella era demasiado bonita.

"Erik, gracias por dar la bienvenida a Zoey. A partir de aquí puedo seguir yo." Sonó normal, y que incluso, e incluso posó las yemas de sus dedos con manicura sobre el hombro de Erik durante un segundo en lo que alguien desinformado interpretaría como tan solo un gesto amistoso, pero su cara contaba una historia diferente. Su gesto era forzado y frío, y sus ojos parecían centellear en los de él. Erik apenas le dio un vistazo, y pareció claro que apartaba el brazo de su tacto. Entonces él me dio una rápida sonrisa, y sin mirar de nuevo a Aphrodite, se alejó.

Genial. Justo lo que no necesitaba era verme en medio de una desagradable ruptura. Pero parecía no poder evitar el hecho de que mis ojos le siguieran a través de la sala.

Tonta de mí. Otra vez. Suspiré.

Aphrodite aclaró su garganta, e intentó (sin éxito) que no pareciera como si me hubiese pillado haciendo algo que no debería estar haciendo. Su estirada y malvada sonrisa decía que no había ninguna duda de que se había percatado de mi interés por Erik (y el de él por mí). Y, de nuevo, me pregunté si sabría que era yo la que estaba en el pasillo el día anterior.

Bueno, no era omento de preguntárselo.

"He traído algo para que te cambies, pero tienes que darte prisa". Aphrodite hablaba con rapidez mientras me indicaba que la siguiera al baño de las chicas. Me miró una mirada de desagrado por encima del hombro. "No puedes asistir al ritual de las Hijas Oscuras vestida así." Cuando entramos en los baños, me tendió de manera brusca un vestido que estaba colgado de una de las mamparas y casi me empujó dentro del cubículo. "Puedes dejar tu ropa en la percha y llevarla de vuelta a los dormitorios así".

No parecía haber discusión posible con ella y, de todos modos, ya me sentía lo suficientemente ajena. Vestirme diferente me hacía sentir como si apareciese en una fiesta vestida como un pato, pero nadie me había dicho que no fuese a una fiesta de disfraces y que todos los demás llevaran vaqueros.

Me quité la ropa con rapidez y me deslicé el vestido negro por la cabeza, suspirando con alivio cuando noté que me valía. Era sencillo pero favorecedor. El material era el típico que es suave y se pega al cuerpo y que nunca se arruga. Tenía mangas largas y un escote redondo que enseñaba la mayor parte de mis hombros (menos mal que llevaba mi sujetador negro). Alrededor de todo el escote, del borde de las mangas, y del dobladillo, que llegaba justo por encima de mi rodilla, había cosidas pequeñas cuentas rojas brillantes. Realmente era muy bonito. Me volví a poner los zapatos pensando, que afortunadamente, un par de zapatos bajos monos pueden ir con casi cualquier conjunto y salí del cubículo.

"Bueno, al menos, me vale". Dije.

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