Análisis del libro Marcada (La casa de la noche) de P.C. Y Kristin Cast (página 5)
Enviado por Yunior Andrés Castillo S.
Pero me di cuenta de que Aphrodite no miraba el vestido. Ella estaba mirando mi marca, lo cual me tocó mucho las narices. De acuerdo, mi marca estaba coloreada- ¡supéralo ya! Sin embargo no dije nada. Quiero decir, esta era su "fiesta" y yo era una invitada. Traducción: Me superaban en número, así que más me valía portarme bien.
"Yo dirigiré el ritual, por supuesto, así que voy a estar demasiado ocupada para llevarte de la mano."
Vale, tenía que haber mantenido la boca cerrada, pero estaba agotando la poca paciencia que me quedaba. "Mira, Aphrodite, no necesito que me lleves de la mano".
Sus ojos se entrecerraron y me preparé para otra escena de chica psicótica. Pero en vez de eso sonrió con una sonrisa para nada agradable que hizo que pareciera un perro gruñendo. No es que la estuviera llamando perra, pero la analogía me pareció de una precisión aterradora.
"Por supuesto que no necesitas que te lleven de la mano. Pasarás sin problemas por este ritual igual que has pasado por todo lo demás aquí. Quiero decir que, después de todo, eres la nueva favorita de Neferet."
Maravilloso. Encima del susto de Erik y del asunto de lo raro de mi marca, Aphrodite estaba celosa de que Neferet fuese mi mentora.
"Aphrodite, no creo que sea la nueva favorita de Neferet. Sólo soy nueva". Traté de que sonase razonable, e incluso sonreí.
"Lo que sea. Entonces, ¿estás preparada?"
Dejé de intentar razonar con ella y asentí, deseando que todo esto del ritual acabase deprisa.
"Bien. Vamos." Me llevó fuera de los baños Reconocía a las dos chicas hacia las que os dirigíamos como las "Brujas del infierno" las que la habían seguido en la cafetería. Sólo que en lugar de tener el gesto fruncido de acabarse de comer un limón, me sonreían de forma afectuosa.
No. No me engañaban. Pero me obligué a sonreír, también. Cuando te encuentras en territorio enemigo, lo mejor es mezclarse y pasar desapercibida y / parecer estúpida.
"Hola soy Enyo", dijo la mas alta de las dos. Era, por supuesto, rubia, pero sus rizos largos y sueltos eran más de un color trigo ondulado que dorado. A pesar de que a la luz de las velas es difícil estar segura de que cliché era más apropiado para su descripción. Y todavía no creía que fuese rubia natural.
"Hola", le dije.
"Soy Deino", dijo la otra chica. Su mestizaje era obvio y tenía una preciosa combinación de piel color café con mucha leche que era realmente bonita y un excelente pelo espeso y rizado que probablemente no había caído jamás sobre su cara, ni siquiera estando húmedo.
Las dos eran increíblemente perfectas.
"Hola", dije de nuevo. Me trasladé al espacio que habían dejado entre ellas, sintiéndome más que un poco claustrofóbica.
"¡Que las tres disfruten del ritual", dijo Aphrodite.
"Oh, lo haremos!" dijeron al unísono Enyo y Deino. Las tres cruzaron una mirada que me puso la piel de gallina. Desvié la mirada de ellas antes de que mi buen juicio venciera a mi orgullo y saliese escopeteada de la habitación.
Ahora tenía una buena perspectiva del área interior del círculo, y de nuevo era similar al del Templo de Nyx, salvo por que este tenía una silla sobre la mesa y había alguien sentado en ella. Bueno, medio sentado. En realidad, quien quiera que fuese estaba hundido en la silla con la capucha de una capa cubriéndole la cabeza.
Bueno… hmm…
En fin, la mesa la mesa estaba cubierta por el mismo terciopelo que las paredes y encima había una estatua de la diosa, un bol con fruta y pan, algunos cálices y una jarra. Y un cuchillo. Entrecerré los ojos para asegurarme de que lo veía bien. Sí. Era un cuchillo-tenía un mango de hueso y una hoja curvada y siniestra que parecía demasiado afilada para ir a usarse para cortar fruta o pan sin peligro. Una chica que creía reconocer de los dormitorios encendía unos cuantos palos gruesos de incienso que reposaban sobre la mesa en soportes con tallados decorativos, e ignoraba por completo a quien quiera que estaba en la silla. Joder, ¿estaría dormido?
Inmediatamente el aire comenzó a llenar la habitación de un humo fantasmal que juro que era de tono verdoso y formaba espirales. Esperaba que oliera dulce, como el incienso del Templo de Nyx, pero cuando una ligera espiral de humo llegó hasta mí y la inspiré, me sorprendió su amargor. Me resultaba algo familiar y fruncí el ceño, intentado averiguar a que me recordaba…mierda ¿Qué era? Era casi como una hoja de laurel, con un centro de clavo. (Tenía que acordarme de agradecerle después a la abuela Redbird que me enseñara acerca de las especias y sus olores.) Inhalé de nuevo, intrigada, y noté la cabeza algo atontada. Extraño. Vale, el incienso era extraño. Parecía cambiar, a medida que llenaba la habitación, como el perfume caro que cambia con cada persona que lo lleva. Respiré de nuevo. Sí. Clavo y laurel, pero había algo al final, algo que hacía que la esencia tuviera un final penetrante y amargo… oscuro, místico y seductor dentro de su atrevimiento….
¿Atrevimiento? Entonces lo supe.
¡Vaya mierda! Estaban llenado la habitación con humo de hierba mezclada con especias. Increíble. Durante años había resistido la presión y rechazado hasta la oferta más educada para probar uno de esos porros caseros de aspecto asqueroso que van pasando en las fiestas y qué sé yo qué más. (Es decir, por favor. ¿Es eso siquiera higiénico? Y ¿por qué iba yo a querer una que me hiciese querer comer de forma obsesiva comida rápida que engorda?) Y ahora aquí estaba, inmersa en humo de hierba. Suspiré. Kayla nunca lo creería.
Después con sensación de paranoia (probablemente otro efecto secundario de la hierba) miré alrededor del círculo, segura de que vería a un profesor que estaba listo para saltar de pronto y arrastrarnos hacia… hacia… No sé, algo indescriptiblemente horroroso, igual que el campamento al que se envía a todos los invitados adolescentes problemáticos en El show de Maury.
Pero, por fortuna, al contrario que en el círculo del Templo de Nyx, aquí no había vampiros adulto, tan sólo una veintena de chicos. Estaban hablando tranquilamente y actuaban como si aquel incienso de marihuana del todo ilegal no tuviera importancia. (Pandilla de fumados.) Intentando respirar superficialmente, me giré hacia la chica de mi derecha. En caso de duda (o pánico), entabla una conversación.
"Vaya…Deino es un nombre, bueno, diferente. ¿Significa algo en especial?"
"Deino quiere decir terrible," dijo, sonriendo dulcemente.
Desde mi otro lado, la rubia alta metió baza con desparpajo, "Y Enyo significa belicosa".
"Ah", dije, intentando ser educada.
"Sí, Pemphredo, que significa avispa, es la que enciende el incienso", explicó Enyo. "Sacamos los nombres de la mitología griega. Eran las tres hermanas de Gorgonas y Escila. El mito dice que nacieron como brujas que compartían un ojo, pero decidimos que probablemente aquello no eran mas que chorradas de propaganda masculina escritas por hombres humanos que querían debilitar a las mujeres fuertes".
"¿En serio?" realmente no sabía qué más decir.
"Sí," dijo Deino. "Los hombres humanos dan asco."
"Deberían morir todos", dijo Enyo.
Con ese hermoso pensamiento la música comenzó de repente, lo que hacia imposible (afortunadamente) hablar.
Bueno, la música era molesta. Tenía un ritmo profundo y palpitante, que al mismo tiempo era antiguo y moderno. Como si alguien hubiese mezclado una de esas canciones de menear el trasero con una danza tribal d apareamiento. Y entonces, para mi gran sorpresa mía, Aphrodite comenzó a recorrer el círculo bailando. Sí, supongo que puede decirse que estaba buena. Quiero decir, tenía un buen cuerpo y se movía como Catherine Zeta-Jones en Chicago. Pero de algún modo a mi no me impresionaba. Y no lo digo porque yo no sea gay (aunque yo no lo soy). No me impresionaba porque parecía una burda imitación del baile de Neferet con el "Camina Bella" Si esta música fuese n poema, sería más bien algo así como "La putita menea el trasero".
Durante la demostración de balanceo de pelvis de Aphrodite todo el mundo, como es natural, estaba mirándola, así que eché un vistazo al circulo, fingiendo que en realidad no buscaba a Erik, hasta que… oh, mierda… me lo encontré casi justo enfrente de mí. Y era el único chico que no estaba mirando a Aphrodite. Me miraba a mí. Antes de que pudiera decidir si debía apartar la mirada, sonreírle o saludar o lo que fuese (Damien había dicho que le sonriera, y él era un autoproclamado experto en chicos), la música se detuvo y desplacé la mirada de Erik a Aphrodite. Se encontraba en medio del círculo, frente a la mesa. Con determinación, cogió un enorme cirio morado con Unamuno y el cuchillo con la otra. La vela estaba encendida, y la llevó, sosteniéndola delante de ella como un faro, a un lado del círculo en el que reparé en una vela amarilla rodeada por las rojas. No necesitaba las indicaciones de Belicosa y Terrible (agh) para saber que tenía que girarme hacia el este. Mientras el viento me revolvía el pelo, por el rabillo del ojo pude ver que había encendido la vela amarilla, y ahora levantaba el cuchillo, dibujando un pentagrama en el aire al tiempo que hablaba:
¡Oh vientos de tormenta,
en nombre de Nyx yo os reclamo!
Lanzad vuestra bendición, os lo pido,
sobre la magia que se llevará a cabo aquí.
Debo admitir que era buena. Aunque no tan poderosa como Neferet, era evidente que había practicado el control de voz y el fluido discurrir del sedoso sonido de sus palabras. Nos volvimos hacia el sur y mientras se acercaba al largo cirio roja que había entre los otros rojos, y sentí lo que ya reconocía como el poder del fuego y del círculo mágico recubriendo mi piel.
¡Oh fuego de los rayos,
en el nombre de Nyx yo te reclamo!
Causante de las tormentas y del poder de la magia,
Solicito tu ayuda en el encantamiento que aquí llevo a cabo.
Nos giramos de nuevo y, junto con Aphrodite, sentí rubor y una inesperada atracción hacia la vela azul oleada por las otras rojas. A pesar de que estaba verdaderamente aterrada, tuve que obligarme a no salir del círculo y unirme a ella en la invocación del agua.
¡Oh torrentes de lluvia,
En el nombre de Nyx yo os reclamo!
Uníos a mí con vuestra fuerza asfixiante,
En el discurrir de este poderoso ritual.
¿Qué diablos me ocurría? Estaba sudando y en lugar de sentir un poco de calor, al igual que durante el ritual anterior, la marca en mi frente estaba caliente-ardiendo-y juro que podía oír el rugido del mar en mis oídos. Atontada, volví a girarme a la derecha.
¡Oh tierra, profunda y húmeda,
En nombre de Nyx yo te reclamo!
Para que pueda sentir el movimiento de la tierra
Con el rugido de la tormenta de poder
Que llegará cuando me auxilies en este rito.
Aphrodite cortó el aire otra vez, y sentí un cosquilleo en la palma de la mano derecha, como si esta deseara empuñar el cuchillo y hacer lo mismo.
Olía hierba recién cortada y escuché el sonido de un chotacabras, como si estuviese en forma invisible a mi lado. Aphrodite retrocedió hasta el centro del círculo. Colocó la todavía ardiente vela morada de nueva en su lugar en el centro de la mesa y completó la invocación.
¡Oh espíritu, salvaje y libre,
En nombre de Nyx te llamó ante mí!
¡Contéstame! ¡Quédate conmigo durante este poderoso ritual
Y concédeme el poder de la Diosa!
Y de alguna manera supe lo que iba a hacer a continuación. Podía oír las palabras dentro de mí mente-dentro de mi propio espíritu. Cuando elevó el cáliz y comenzó a andar alrededor del círculo sentí sus palabras y, aunque ella no poseía la desenvoltura y el pode de Neferet, lo que dijo encendió mi interior, como si ardiera por dentro.
"Esta es la hora d la plenitud de la luna de nuestra diosa. Hay esplendor esta noche. Los antiguos conocían los misterios de la noche, y los usaban para fortalecerse… y para dividir el velo entre mundos y correr aventuras con las que solo podemos soñar hoy. Secretos… misterios… magia…autentica belleza y poder en forma de vampiro-sin mancillar por las reglas o leyes humanas. ¡No somos seres humanos!" Con esto, su voz resonó contra las paredes, muy parecido a como lo había hecho antes la de Neferet. "Y todos los que tus Hijas e Hijos Oscuros te pedimos esta noche es este ritual es lo que hemos solicitados en cada luna llena durante el pasado año. Libera el poder que hay en nuestro interior para que, como los poderosos felinos de lo salvaje, conozcamos la agilidad de nuestros hermanos animales y no estemos atados por las cadenas humanas o enjaulados por sus ignorantes debilidades".
Aphrodite se detuvo justo delante de mí. Sabía que estaba sofocada y que respiraba de forma pesada, igual que ella. Levantó el cáliz y me lo ofreció.
"Bebe, Zoey Redbird, y únete a nosotros en nuestra petición a Nyx de lo que nos corresponde por derecho de sangre y cuerpo y la marca del Gran Cambio-la marca con la que ya te ha tocado."
Sí, lo sé. Probablemente debería haber dicho que no. Pero, ¿cómo? Y además, de pronto no quería. Desde luego no me gustaba o no me fiaba de Aphrodite, pero ¿era lo que estaba diciendo, básicamente, verdad? La reacción de mi madre y de mi padrastro ante mi marca volvió con fuerza y claridad a mi memoria, junto con la mirada de Kayla y la repugnancia de Drew y Dustin. Y además nadie me había llamado o escrito un mensaje desde que me había marchado. Se habían limitado a dejarme tirada aquí para que me enfrentase a esta nueva vida por mi cuenta.
Me entristeció, pero también me enojó.
Tomé el cáliz de Aphrodite y di un gran trago. Era vino, pero no sabia como el vino del otro ritual de la luna. También era dulce, pero había un toque especiado en él que no sabía a nada que hubiera probado antes. Provocó una explosión de sensaciones en mi boca que viajaron, calidas y agridulces, por mi garganta y me llenaron de un vertiginoso deseo de beber más y más y más.
"¡Bendita seas!" me siseó Aphrodite mientras me arrebataba el cáliz, derramando parte del liquido rojo sobre mis dedos. Entonces me dio una sonrisa apretada y triunfal.
"Bendita seas", le respondí automáticamente, con la cabeza totalmente mareada por el sabor del vino. Se acercó a Enyo, ofreciéndole el cáliz, y no pude evitar lamerme los dedos para poder saborear una vez más el vino que se había derramado sobre ellos. Era mucho más que delicioso. Y olía… olía de una forma familiar… pero, debido a la sensación de mareo que tenía e la cabeza, no me pude concentrar lo suficiente para recordar dónde había olido algo tan increíble con anterioridad.
Aphrodite apenas tardó en recorrer el círculo, dando a pobrar del cáliz a cada uno de los presentes. La observé detenidamente, deseando poder tomar más mientras ella regresaba a la mesa. Levantó el cáliz de nuevo.
"Grande y Mágica Diosa de la Noche y de la Luna Llena, la que cabalga sobre el trueno y la tempestad, dirigiendo a los espíritus y a los ancianos, bella e impresionante, aquella a quien incluso los más antiguos deben obedecer, ayúdanos en lo que te pedimos. ¡Llénanos de tu poder, tu magia y tu fuerza! "
Después, inclinó el cáliz y observé, con celos, cómo se bebía hasta que acabó las últimas gotas. Cuando terminó de beber, la música comenzó de nuevo. Siguiéndola, Aphrodite volvió a recorrer el círculo, bailando y riendo mientras apagaba las velas y despedía a cada uno de los elementos. De alguna manera, a medida que se movía alrededor del círculo, se me jodió la visión porque su cuerpo se tensó y cambió y de repente me pareció como si estuviera viendo a Neferet de nuevo-Salvo que ahora era una versión más joven e inexperta de la alta sacerdotisa
""¡Bienvenidos, partid con bien y sed de nuevo bienvenidos!" concluyó. Todos respondimos mientras yo parpadeaba para despejar mi vista y la extraña imagen de Aphrodite transformándose en Neferet se desvanecía, al igual que e calor de mi marca. Pero aún podía saborear el vino en la lengua. Era muy raro. No me gustaba el alcohol. En serio. Es que no me gusta cómo sabe. Pero había algo en aquel vino que era aun mas delicioso… bueno, más allá incluso que las trufas de chocolate negro Godiva (lo sé, es difícil de creer). Y todavía no conseguía descubrir por qué, de alguna manera, me resultaba familiar.
Entonces, todos empezaron a hablar y a reírse mientras el círculo se rompía. Las lámparas brillaron sobre el círculo y tuvimos que entrecerrar los ojos debido a su resplandor. Miré al otro lado del círculo, intentando ver si Erik aún estaría mirándome, y un movimiento en la mesa captó mi atención. La persona que había estado inmóvil en la silla durante todo el ritual por fin se movía. Se tambaleó de forma extraña y se quedó en una posición sentada. La capucha de la capa oscura cayó hacia atrás y me quedé muda al ver el pelo rojo anaranjado, espeso y desarreglado y la cara pecosa, rechoncha y demasiado blanca.
¡Era ese pesado de Elliott! Muy, muy extraño que él estuviese aquí. ¿Qué querrían tener que ver con él las Hijas e Hijos Oscuros? Miré alrededor de la habitación. En efecto, como sospechaba, no había ni un solo chico feo o con aspecto de empollón allí. Todos, y quiero decir todos, excepto Elliott eran atractivos. Estaba claro que no era uno de ellos.
El parpadeaba y bostezaba y parecía como si hubiera respirado demasiado incienso. Levantó la mano para limpiarse algo de la nariz (probablemente uno de los mocos a los que le gustaba ir haciéndoles después la espeleología) y vi el blanco de unos gruesos vendajes que se enrollaban alrededor de sus muñecas. ¿Pero qué…?
Un terrible presentimiento me recorrió la espalda. Enyo y Deino estaban no muy lejos de mí, hablando animadamente con la chica que habían llamado Pemphredo. Me acerqué a ellas y esperé hasta que hubo una pausa en la conversación. Fingiendo que el estomago me rugía de forma insoportable, sonreí y asentí en dirección a Elliott.
"¿Qué hace ese chico aquí?"
Enyo miró a Elliott y puso sus ojos en blanco. "Él no es nada. Tan solo la nevera que hemos usado esta noche."
"Vaya perdedor", dijo Deino, con un gesto de desprecio hacia Elliott. "Es casi humano", dijo Pemphredo con asco. "No es de extrañar que para lo único que sirva sea para hacer de surtidor."
Noté como si se me revolviera el estomago.
"Espera, no lo pillo. ¿Nevera? ¿Surtidor?"
Deino la Terrible volvió sus altivos ojos color chocolate hacia mí. "Así es como llamamos a los humanos-neveras y surtidores. Ya sabes-desayuno, comida y cena."
"O cualquiera de las comidas entre medias," ronroneó la belicosa Enyo.
"Sigo sin-" empecé, pero Deino me interrumpió.
"¡Oh, vamos! No finjas que no reconociste lo que llevaba el vino y que note encantó su sabor."
"Sí, lo admito, Zoey. Era algo obvio. Te lo hubieras tomado todo-incluso lo deseabas más aún que nosotros. Vimos como te lo lamías de los dedos," dijo Enyo, inclinándose totalmente en mi espacio vital mientras miraba mi marca. "Eso te hace una especie de monstruo, ¿no? De alguna manera eres una iniciada y una vampiresa, todo en uno, y que querías algo más que un mero sorbo de la sangre de ese chico."
"¿Sangre?" No reconocí mi propia voz. La palabra "monstruo" seguía dando vueltas y vueltas en mi cabeza.
"Sí, sangre", dijo Terrible.
Sentí calor y frío al mismo tiempo y aparté la mirada de sus gestos de complicidad para encontrarme frente a los ojos de Aphrodite. Se encontraba en el lado opuesto de la habitación hablando con Erik. Nuestras miradas se encontraron y de forma lenta y resuelta, sonrió. Sostenía el cáliz de nuevo y lo alzó en un casi imperceptible saludo hacia mí antes de beber de él y darse la vuelta para reír por algo que Erik acababa de decir.
Intenté mantenerme serena y puse una mala excusa a Belicosa, Terrible y Avispa y me marché con calma de la estancia. En cuanto cerré la gruesa puerta de madera del salón de entretenimiento tras de mí, eché a correr como una loca cegada. No sabía a donde iba. Tan solo quería estar lejos de allí.
¡He bebido sangre-la sangre de ese horrible chico, Elliot-y me ha gustado! Y lo que es peor, el delicioso olor me había resultado familiar por que lo había olido antes cuando las manos de Heath sangraban. No era una nueva colonia lo que me había atraído, había sido su sangre. Y la había olido de nuevo en el pasillo el día anterior cuando Aphrodite había hecho un corte en el muslo de Erik y yo había deseado lamer su sangre también.
Era un monstruo.
Finalmente, ya no pude respirar y me desplomé contra el frió muro protector de la escuela, jadeando sin aire y echando la pota.
Capítulo 17
Temblorosa, me limpié la boca con el dorso de la mano y luego me alejé a trompicones de donde estaba la pota (me negué a pensar en lo que habría vomitado y el aspecto que tendría) hasta que llegué a un gran roble que había crecido tan cerca del muro que la mitad de sus ramas colgaban hacia el otro lado. Me apoyé contra él, concentrándome en no ponerme mala de nuevo de nuevo.
¿Qué había hecho? ¿Qué es lo que me ocurriría?
Entonces, de algún lugar entre las ramas del roble, oí un maullido. Bueno, en realidad no era el típico maullido de un gato normal. Era más como un malhumorado "mi-a-uf-mi-a-uf bufido".
Levanté la mirada. Encaramado sobre una rama que descansaba sobre el muro había una pequeña gata anaranjada. Me miraba con sus ojos enormes y desde luego parecía disgustada.
"¿Cómo llegaste hasta ahí?"
"Mi-auf", dijo, estornudó y avanzó con lentitud, tratando claramente de acercarse a mí.
"Bien, vamos gatito-gatito-gatito," La animé.
"Mi-a-uf-au ", dijo, arrastrándose hacia adelante cerca de la mitad de lo largo de su pata.
"Eso es, vamos, pequeña. Mueve tus pequeñas patitas por aquí." Sí, estaba apartando mi enloquecimiento y focalizándolo en salvar a la gata, pero lo cierto es que no podía pensar en lo que acababa de suceder. No ahora. Era demasiado pronto. Demasiado reciente. Así que la gata era una excelente distracción. Además, me resultaba familiar. "Vamos pequeña, vamos…" Seguí hablándole mientras encajaba la punta de mis zapatos en el duro ladrillo de muro y conseguí alzarme lo suficiente como para agarrarme a la parte más baja sobre la que estaba la gata. Entonces pude usar la rama como si fuera una especie de cuerda para poder subir más alto por el muro, hablándole a la gata todo el tiempo mientras seguía quejándose.
Finalmente llegué hasta ella. Nos estuvimos mirando la una a la otra durante un largo rato y comencé a preguntarme si me conocería. ¿Podía adivinar que acababa de probar (y disfrutar) la sangre? ¿Me olía el aliento a vómito de sangre? ¿Me veía diferente? ¿Me habían crecido colmillos? (Vale, la última pregunta era ridícula. Los vampiros adultos no tienen colmillos, pero aún así.)
Maulló de nuevo, y se acercó un poco más. Estiré la mano y le rasqué la cabeza de forma que sus orejas apuntaron hacia abajo y cerró los ojos, ronroneando.
"Pareces una pequeña leona", le dije. "¿Ves lo maja que eres cuando no te estás quejando?" Me sorprendí, al darme cuenta de por qué me resultaba tan familiar. "Estabas en mi sueño." Una ligera felicidad atravesó el muro del malestar y el miedo de mi interior. "¡Eres mi gato!"
La gata abrió los ojos, bostezó, y estornudó de nuevo, como si hiciese un comentario sobre la razón de por que me llevado tomado tanto tiempo darme cuenta de ello. Con un gruñido de esfuerzo, me aupé para sentarme sobre la parte ancha del muro junto a la rama en la que la gata estaba encaramada. Con un suspiro, saltó con delicadeza de la rama, hacia la parte superior del muro y caminó con sus pequeñas patas blancas hacia mí para acurrucarse en mi regazo. No parecía que quisiese otra cosa de mí, salvo rascarle la cabeza un poco más. Cerró los ojos y ronroneó con fuerza. Acaricié a la gata e intenté calmar el barullo que había en mi mente. El aire olía como si fuese a llover, pero la noche era inusualmente cálida para estar a fines de octubre, y eché la cabeza hacia atrás, respirando profundamente y dejando que la plateada luz de la luna que asomaba entre las nubes me calmase.
Miré a la gata. "Bueno, Neferet dijo que debíamos sentarnos bajo la luz de la luna. Miré de nuevo hacia el cielo nocturno." Sería mejor si esas estúpidas nubes se alejaran, pero aún así… "
Acababa de decirlo cuando una ráfaga de viento sopló a mí alrededor, alejando de repente las tenues nubes.
"Vaya, gracias." Dije en alto a nada en particular. "Ha sido un viento muy oportuno". La gata rezongó recordándome que había tenido el descaro de dejar de rascarle las orejas. "Creo que te llamaré Nala, por que eres una pequeña leona." Le dije, reanudando mi rascado. "Sabes pequeña, estoy muy contenta de haberte encontrado hoy, necesitaba que ocurriera algo bueno después de la noche que he tenido hoy. No te lo creerás-"
Un extraño olor subió hasta mí. Era tan extraño que paré de hablar ¿Qué era aquello? Respiré y arrugué la nariz. Es un lugar viejo y seco. Como una casa que ha estado cerrada durante demasiado tiempo, o el viejo y aterrador sótano de alguien. No era un buen olor, pero tampoco era tan asqueroso como para hacerme sentir náuseas. Tan solo era malo. Como si no perteneciera a esta noche.
Entonces capté algo por el rabillo del ojo. Miré a lo largo del curvado muro. Allí de pie, medio girada en dirección opuesta a mí como si no supiera a dónde quería ir, había una chica. La luz de la luna, y mi nueva y mejorada capacidad de iniciada para ver bien de noche, me permitían verla a pesar de que no había luces exteriores junto a esa parte del muro. Me noté tensa. ¿Me había seguido una de esas odiosas Hijas Oscuras? De ninguna manera me sienta capaz de hacer frente a más de su mierda esta noche.
Debo de hacer un gesto de frustración que pensaba que solo había oído en mi cabeza, porque la muchacha miró hacia donde yo estaba sentada en la parte superior del muro.
Dí un grito ahogado de asombro y sentí como me atravesaba el miedo.
¡Era Elizabeth! La misma Elizabeth Sin Apellido que se suponía que estaba muerta. Cuando me vio sus ojos, que eran de un raro color rojo brillante, se agrandaron y emitió un extraño chillido antes de ponerse a dar vueltas y desaparecer a una velocidad inhumana en la noche.
En ese mismo instante, Nala arqueó la espalda y bufó con tal ferocidad que sacudió su pequeño cuerpo.
"¡Está bien! ¡Está bien!" Dije una y otra vez, intentando tranquilizar a la gata y a mi misma. Ambas estábamos temblando y a Nala aún se le escuchaba un gruñido en la garganta. "No puede haber sido un fantasma. No puede haber sido. Solo era… sólo era… una extraña chica. Es probable que la haya asustado y que ella-"
"¡Zoey!¡ Zoey! ¿Eres tú?"
Di un brinco y casi me caí del muro. Fue demasiado para Nala. Dio otro gran bufido y se dejó caer desde mi regazo hasta el suelo. Completa y totalmente histérica, agarré la rama para mantener el equilibrio y miré hacia la oscuridad con los ojos entrecerrados.
"¿Qui-quién es?" Llamé por encima de los fuertes latidos de mi corazón. Entonces me cegó la luz de dos linternas que me apuntaban directamente a mí.
"Por supuesto que es ella! ¿Como no iba a reconocer la voz de mi mejor amiga? Joder, no ha pasado tanto tiempo!"
"¿Kayla?" Dije, tratando de proteger los ojos de los focos de las linternas con la mano, la cual temblaba como una loca.
"Bueno, te dije que la encontraríamos", dijo una voz de chico. "Siempre te quieres rendir demasiado pronto".
"¿Heath?" Tal vez estaba soñando.
"¡Sí! ¡Yuu-juuuuu! ¡Te encontramos, nena!" gritó Heath, e incluso a través de la deslumbrante luz de las linternas pude verle lanzarse al muro y, a continuación, empezar a subir por él como un mono-futbolista, alto y rubio.
Enormemente aliviada de que fuera él y no un hombre del saco, le grité, "¡Heath! Ten cuidado. Si te caes vas a romperte algo." Bueno, a menos que aterrice sobre la cabeza-entonces probablemente estaría bien.
"¡Qué va!" dijo, aupándose hacia la parte de arriba y sentándose a mi lado, a horcajadas sobre el muro. "Oye, Zoey, mira esto-mírame, ¡soy el rey del mundo!", Gritó, extendiendo los brazos, sonriendo como un auténtico idiota, y echándome encima un aliento con esencia de alcohol.
No es de extrañar que me hubiese negado a salir con él.
"Vale, no es necesario burlarse siempre de mi desafortunado encaprichamiento con Leonardo! Lo miré sintiéndome más yo misma de lo que me había sentido en horas. "En realidad, es algo parecido a mi antiguo encaprichamiento contigo. Salvo por que no duró tanto y tú no hiciste un puñado de pelis malas pero entretenidas."
"Oye, no estarás todavía cabreada por lo de Dustin y Drew, ¿verdad? ¡Olvídate de ellos! Son unos retrasados." Dijo Heath, dirigiéndome una mirada de perrito abandonado, la cual solía ser bastante mona cuando él estaba en octavo. Lástima que la monería hubiera dejado de funcionarle hace unos años. "Y, de todos modos, hemos recorrido todo este camino para sacarte de aquí."
"¿Qué?" Negué con la cabeza y lo miré con los ojos entrecerrados. "Espera. Apagad esas linternas. Me están destrozando los ojos."
"Si las apagamos no veremos nada", dijo Heath.
"Bien. Entonces apartadlas. Uh, apuntad hacia otro lado o algo," hice un gesto lejos de la escuela (y de mi). Heath retiró el rayo de luz que había llevado para guiarle a través de la noche y Kayla también hizo lo mismo. Pude bajar la mano, me complacía ver que ya había dejado de temblar, y dejé de entrecerrar los ojos. Los de Heath se agrandaron al ver mi marca.
"¡Mira eso! Ahora está coloreada. ¡Wow! Es como… como… en la televisión o algo así."
Bueno, era agradable ver que algunas cosas nunca cambian. Heath era todavía Heath-guapo, pero no el más brillante del grupo.
"¡Hey! ¿Y yo qué? Estoy aquí, sabes!" llamó Kayla. "Qué alguien me ayude a subir ahí arriba, pero con cuidado. Esperad que deje mi bolso. ¡Oh, y será mejor que me quite los zapatos. Zoey, no te creerías las rebajas que te perdiste ayer en Bakers. Todos los zapatos de verano en liquidación total. Y me refiero a liquidación de verdad. Setenta por ciento de descuento. Tengo cinco pares de…. "
"Ayúdala a subir", le dije a Heath. "Ahora. Es la única forma de que deje de hablar".
Sí. Algunas cosas simplemente no habían cambiado.
Heath se tumbó sobre el estomago y luego estiró os brazos para ofrecerle las manos a Kayla. Con una risilla tonta, las agarró y la aupó hasta lo alto del muro junto a nosotros. Y fue mientras ella reía y él la subía cuando lo vi: la inconfundible forma en que Kayla sonreía y soltaba una risilla y se ponía colorada delante de Heath. Lo supe de forma tan clara como sabía que nunca sería una matemática. A Kayla le gustaba Heath. Vale, no solo le gustaba. Le gustaba mucho.
De repente el comentario de culpabilidad de Heath sobre engañarme en la fiesta que me había perdido tuvo un sentido claro.
"Entonces, ¿cómo está Jared?" Le pregunté bruscamente, parando bruscamente el balbuceo de Kayla.
"Bien, supongo", dijo sin mirarme a los ojos.
"¿Supones?"
Se encogió de hombros y vi que bajo su preciosa chaqueta de cuero llevaba la minúscula camiseta color crema que solíamos llamar Camiseta Con Tetas, por que no solo mostraba mucho escote, sino que además era del color de la piel y por tanto parecía que enseñaba mas de lo que en realidad mostraba.
"No sé. Realmente no hemos hablado mucho los últimos dos días más o menos".
Seguía sin mirarme, pero sí miró a Heath, que parecía desconcertado, -pero en realidad solo lo parecía. Así que mi mejor amiga iba detrás de mi novio. Eso sí que me cabreó, y por unos segundos deseé que no fuera una noche tan agradable y cálida. Deseé que fuera fría y que a Kayla se le congelaran sus sobredesarrolladas tetas.
Desde el norte, el viento azotó a nuestro alrededor de repente, brutalmente, trayendo un frío espantoso.
Intentando ser discreta, Kayla se cerró la chaqueta y rió de nuevo, esta vez más nerviosa que insinuante, al tiempo que me llegaba un tufillo de cerveza, y algo más. Algo que había quedado marcado mis sentidos tan recientemente que me sorprendió no haberlo olido antes.
"Kayla ¿has estado bebiendo y fumando?"
Se estremeció y me giró guiñando los ojos como un conejo lento. "Sólo un par. Cervezas, quiero decir. Y, bueno, eh, Heath tenía un porro pequeño medio desecho y a mí me daba mucho miedo venir aquí, así que sólo le di un par de pequeñas caladas".
"Necesitaba algo para fortificarla", dijo Heath, pero él nunca ha sido bueno con palabras de más de dos sílabas, por lo que sonaba como a for-ni-car-la.
"¿Desde cuándo fumas marihuana?" Le pregunté a Heath.
Sonrió. "No pasa nada, Zo. Solo fumo uno de vez en cuando. Son más seguros que los cigarrillos".
Odiaba que me llamase Zo.
"Heath," Intenté sonar paciente. "No son más seguros que los cigarrillos, y aunque lo sena no quiere decir gran cosa. Los cigarrillos son repugnantes y te matan. Y, en serio, los mayores perdedores de la escuela fuman hierba. Además del hecho de que realmente no puedes permitirte el lujo de matar tus neuronas." Estuve a punte de añadir "o espermatozoides," pero no quería ir tan lejos. Heath seguro que entendería de forma equivocada que hiciera referencia a sus partes masculinas.
"Qué va", dijo Kayla.
"¿Cómo dices, Kayla?"
Todavía se abrazaba a la chaqueta por el frío. Sus ojos habían cambiado de los de un conejo lastimero a los de un gato astuto que agita la cola. Percibí el cambio. Lo hacia con frecuencia con la gente que no consideraba parte de su grupo de amigas. Solía ponerme histérica y le gritaba y le decía que no debería ser tan mala. ¿Y ahora estaba usando esa mierda conmigo?
"Digo que va por que no solo los perdedores fuman-, al menos, no sólo de vez en cuando. ¿Conoces eso dos jugadores macizos de Unión, Chris Ford y Brad Higeons? Estaban en la fiesta de Katie la otra noche. Fumaban".
"Oye, no están tan buenos", dijo Heath.
Kayla no ignoró y siguió hablando. "Y a veces Morgan también fuma."
"Morgan, la Morgie "quién tiene una tirita"" -Sí, estaba cabrada con K, pero un buen cotilleo es un buen cotilleo.
"Si. Además acaba de hacerse un piercing en la lengua y en el-" K hizo una pausa y formó la palabra "clítoris" con la boca. ¿Te imaginas lo que tiene que doler eso?"
"¿Qué? ¿Qué se ha perforado?" Dijo Heath.
"Nada", dijimos a la vez K y yo, sonando por un momento como las mejores amigas que solíamos ser.
"Kayla, te está desviando del tema. Insisto. Los jugadores de la Unión siempre le han dado a las drogas. ¡Hola! Por favor, recuerda su uso de esteroides, que es la razón por la que nos ha costado dieciséis años ganarles".
"¡Aupa, Tigres! Sí, les pateamos el culo a los de la Unión!" Dijo Heath. Le miré y puse los ojos en blanco.
"Y está claro que Morgan ha comenzado a perder la cabeza, razón por la cual se ha hecho el piercing en el…" Miré a Heath y lo reconsideré. "Su cuerpo y fuma. Dime alguien normal que fume." K pensó durante un instante. "¡Yo!"
Suspiré. "Mira, simplemente no creo que eso sea de listos".
"Bueno, tu no siempre lo sabes todo." El odioso brillo volvió a sus ojos.
La miré a ella y después a Heath, y luego otra vez a ella. "Evidentemente, tienes razón. No lo sé todo".
Su mirada malévola se torno en sorpresa y luego volvió a adquirir el gesto de maldad, y de repente no pude evitar compararla con Stevie Rae, que, a pesar de que sólo hacía un par de días que la había conocido, estaba absoluta y totalmente segura de que no iría nunca detrás de mi novio, fuera un casi-ex o no. Tampoco creía que huyera de mí y me tratase como sí fuera un monstruo cuando mas la necesitaba.
"Creo que deberías irte", le dije a Kayla.
"De acuerdo", dijo.
"Y tampoco creo que sea buena idea que vuelvas".
Encogió un hombro de forma que la chaqueta se le abrió y vi cómo la fina tira de la camiseta se deslizaba por su hombro, haciendo evidente que no llevaba sujetador.
"Como quieras", dijo.
"Ayúdela a bajar, Heath."
Heath, por regla general, era bastante bueno siguiendo instrucciones sencillas, así que bajó a Kayla. Agarró la linterna y levantó la vista hacia nosotros.
"Apúrate, Heath. Tengo mucho frío". Entonces se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la carretera.
"Bueno…", dijo Heath, algo incómodo. "Parece que ha empezado a hacer frío de repente."
"Sí, puede que pare ahora", dije de forma distraída, y no presté mucha atención cuando el viento de repente paró.
"Oye, eh, Zo. En realidad vine aquí para sacarte."
"No."
"¿Huh?" Dijo Heath.
"Heath, mira mi frente."
"Ya, tienes una especia de media luna. Y está coloreada, lo cual es extraño porque no lo estaba antes".
"Bueno, pues ahora lo está. Bien, Heath, concéntrate. He sido Marcada. Esto significa que mi cuerpo está pasando por el cambio para convertirme en un vampiro".
Los ojos de Heath se posaron en la marca y después recorrieron mi cuerpo hacia abajo. Vi cómo dudaban al llegar a mis tetas y luego a mis piernas, lo cual hizo que me diera cuenta de que estaban desnudas casi hasta la entre pierna por que el vestido se me había subido al trepar a lo alto del muro.
"Zo, independientemente de lo que le está sucediendo a tu cuerpo, a mi me gusta. Te ves realmente cañón. Siempre has sido hermosa, pero ahora te ves como una verdadera diosa." Me sonrió y me tocó suavemente la mejilla, recordándome por que me había gustado mucho durante tanto tiempo. A pesar de sus defectos, Heath podía ser muy dulce, y siempre me hacía sentir absolutamente guapa.
"Heath", le dije suavemente. "Lo siento, pero las cosas han cambiado."
"No, conmigo que no lo han hecho." Tomándome totalmente por sorpresa, se inclinó hacia adelante, deslizó una mano sobre mi rodilla y me besó.
Me aparté y le agarré la muñeca. "¡Basta Heath! Estoy intentando hablarte".
"¿Y qué tal si tu hablas, y yo beso?" susurró.
Empecé a decirle que no de nuevo.
Entonces lo sentí.
Su pulso bajo mis dedos.
Latía rápido y con fuerza. Juro que podía oírlo, también. Y cuando se inclinó sobre mí para besarme de nuevo pude ver la vena que corría a lo largo de su cuello. Se movía, latiendo con fuerza a medida que la sangre era bombeada a través de su cuerpo. Sangre… sus labios tocaron los míos y recordé el sabor de la sangre del cáliz. Aquella sangre estaba fría y había sido mezclada con vino y era de un perdedor débil que no era nadie. La sangre de Heath sería caliente y rica… dulce… más dulce que la de la nevera Elliott…
"Ay! ¡Joder, Zoey. ¡Me has arañado!" Retiró la muñeca de mi mano. "Mierda, Zo, me has hecho sangrar. Si no querías que te besara, no tenías mas que decirlo."
Se llevó la muñeca sangrante a la boca y chupó la gota de sangre que brillaba en ella. Después levantó la mirada hasta encontrarse con la mía y se quedó helado. Tenía sangre en los labios. Podía olerla- era como el vino, sólo que mejor, infinitamente mejor. El aroma me envolvió e hizo que se me erizara el vello de los brazos.
Quería probarla. Quería probarla más que cualquier otra cosa que hubiera querido en toda mi vida.
"Quiero…" me escuché hablar en una voz que no reconocí.
"Sí…" respondió Heath como si estuviera en trance. "Sí… lo que quieras. Haré lo que quieras".
Esta vez me acerqué a él y toqué su labio con la lengua, llevándome la gota de sangre a boca, donde una explosión de calor, sensaciones, y una avalancha de placer que nunca había conocido me recorrieron.
"Más," Dije con aspereza.
Como si hubiera perdido la capacidad de hablar y tan solo pudiera asentir, Heath me tendió la muñeca. Apenas sangraba, y cuando lamí la diminuta línea escarlata Heath gimió. El toque de mi lengua parecía haberle hecho algo al arañazo, porque inmediatamente comenzó a gotear sangre, más rápido… y más rápido… Mis manos estaban temblando cuando me acerqué su muñeca a la boca y presioné los labios contra su cálida piel. Me estremecí y gemí de placer y –
"¡Oh, Dios mío! ¡Qué le estas haciendo!" La voz de Kayla fue un grito que atravesó la niebla escarlata de mi cerebro. Solté la muñeca de Heath como si me hubiese quemado.
"¡Aléjate de él!" Chillaba Kayla. "Déjale en paz!" Heath no se movió.
"Vete", le dije. "Vete y no vuelvas nunca".
"No", dijo, pareciendo y sonando extrañamente sobrio.
"Sí". ¡Lárgate de aquí ".
"¡Déjale ir!" Gritó Kayla.
"¡Kayla, si no te callas voy a volar hasta ahí y te chuparé hasta la última gota de sangre de tu cuerpo de estúpida vaca mentirosa!" grité, escupiéndole las últimas palabras.
Soltó un chillido y se largó. Me volví de nuevo hacia Heath, que todavía me miraba.
"Ahora tienes que irte también."
"No tengo miedo de ti, Zo".
"Heath, ya estoy lo suficientemente asustada por los dos."
"Pero no me importa lo que has hecho. Te quiero, Zoey. Ahora mas que nunca".
"¡Basta!" No quería gritar, pero hice que se estremeciera con el poder de que se habían llenado mis palabras. Tragué con fuerza y calmé la voz. "Tan sólo vete. Por favor." Entonces, buscando alguna forma de hacerle marchar, añadí, "Kayla probablemente está yendo a buscar a la poli en estos momentos. Ninguno de los dos queremos eso".
"Vale me iré. Pero no me quedaré al margen." Me beso rápido y con fuerza. Sentí una ardiente punzada de placer cuando saboreé la sangre que aún había en nuestros labios. Luego se dejó caer del muro y desapareció en la oscuridad hasta que todo lo que pude ver de él era el pequeño punto de luz de su linterna, y luego, finalmente, ni siquiera eso.
No quería pensar en ello. Aún no. Con movimientos metódicos, como un robot, usé la rama para mantener la estabilidad mientras descendía. Mis rodillas estaban temblando tanto que solo fui capaz de recorrer el medio metro que había hasta el árbol, donde me dejé caer en el suelo, pegando la espalda contra la seguridad de su vieja corteza. Nala apareció y saltó sobre mi regazo como si fuera mi gata desde hacía años en vez de minutos y, comenzaron mis sollozos, se subió del regazo a mi pecho para presionar su cara cálida contra mi húmeda mejilla.
Tras lo que pareció un largo tiempo, mis sollozos se convirtieron en hipos y desee no haber salido corriendo del salón de entretenimiento sin mi bolso. Realmente necesitaba un kleenex.
"Toma. Parece que necesitas esto".
Nala protestó cuando, sorprendida por la voz, di un respingo y levanté la vista entre lágrimas para ver a alguien que me ofrecía un pañuelo de papel. "G-gracias", dije, acogiéndolo y sonándome la nariz.
"No hay de qué", dijo Erik Night.
Capítulo 18
"¿Estás bien?"
"Sí, estoy bien. Totalmente. Bien". Mentí.
"No lo pareces," dijo Erik. "¿Te importa si me siento?"
"No, adelante", le dije con apatía. Sabía que mi nariz estaba roja. Me había estado moqueando cuando él apareció y tenía la leve sospecha de que él había sido testigo de al menos una parte de la pesadilla entre Heath y yo. La noche iba de mal en peor. Le miré y me dije: Qué demonios, ya puestos dejemos que continúe la racha. "Por si no te has dado cuenta, era yo la que vio aquella escenita de ayer en el pasillo entre Aphrodite y tú."
Ni siquiera dudó. "Lo sé, y desearía que no la hubieras visto. No quiero que tengas una idea equivocada sobre mí sobre mí."
"¿Y qué idea sería?"
"Que hay más entre Aphrodite y yo de lo que en realidad hay."
"Eso no es asunto mío", dije.
Se encogió de hombros. "Sólo quiero que sepas que ella y yo no salimos".
Estuve a punto de decir que desde luego parecía que Aphrodite no era consciente de eso, pero luego pensé en lo que acababa de ocurrir entre Heath y yo, y con una sensación de sorpresa me di cuenta de que tal vez no debería juzgar a Erik con demasiada severidad.
"Muy bien. Ya no estáis saliendo", le dije.
Se sentó a mi lado en silencio por un rato, y cuando habló de nuevo me pareció que hablaba casi con enfado. "Aphrodite no te dijo lo de la sangre en el vino".
No lo había dicho como una pregunta, pero contesté de todas formas. "No".
Negó con la cabeza y vi cómo su mandíbula se tensaba. "Me dijo que iba a hacerlo. Dijo que te lo contaría mientras te cambiabas de ropa para que, si no estabas de acuerdo, pudieras saltarte lo de beber del cáliz."
"Mintió".
"No estoy muy sorprendido", dijo.
"¿Ah, no?" Sentí cómo se acumulaba la furia en mi interior. "Todo esto ha sido un error. Me presionan para que vaya al ritual de las Hijas Oscuras, en el cual me engañan para que beba sangre. Luego, me encuentro con mi casi-ex-novio, que resulta que es cien por cien humano, y ni una puta persona se molestó en explicarme que la más mínima gota de sangre me convertiría en… en… un monstruo." Me mordí el labio y contuve mi rabia para o empezar a llorar de nuevo. También decidí no decir nada sobre que me había parecido ver el fantasma de Elizabeth-eran ya demasiadas cosas raras en una misma noche.
"Nadie te lo explicó porque es algo que no debería haber empezado a afectarte hasta que fueras de sexto", dijo tranquilamente.
"¿Huh?" Volvía a expresarme de forma brillante.
"La sed de sangre no suele comenzar hasta que eres de sexto y ya casi has completado el cambio. De vez en cuando oirás hablar de alguno de quinto que tiene que enfrentarse a ello antes, pero no es algo que ocurra a menudo".
"Espera, – ¿qué estás diciendo?" Me sentía como si hubiera abejas zumbando alrededor de mi cabeza.
"Se empieza a tener clases sobre la sed de sangre, y otras cosas a las que los vampiros adultos tiene que enfrentarse, durante quinto curso, y luego, en el último año, la escuela está centrada sobre todo eso-eso y lo que sea en lo que decidas especializarte"
"Pero soy de tercero-es decir, apenas lo soy, solo llevo marcada unos pocos días."
"Tu marca es diferente, tú eres diferente", dijo.
"¡No quiero ser diferente!" Me di cuenta de que estaba gritando y baje la voz. "Sólo quiero saber cómo superar esto como todos los demás."
"Demasiado tarde, Z," dijo.
"¿Y ahora qué?"
"Creo que es mejor que hables con tu mentora. Es Neferet, ¿no?"
"Sí", dije abatida.
"Oye, anímate. Neferet es genial. Casi nunca toma iniciados, por lo que debe de creer en ti."
"Lo sé, lo sé. Es que esto me hace sentir…" ¿Cómo me sentía sobre tener que hablar con Neferet de lo que había pasado esta noche? Avergonzada. Como si tuviese doce años otra vez y tuviese que decirle a nuestro profesor de gimnasia que me había venido el periodo y que tenía que ir a los vestuarios a cambiarme de pantalón. Miré de reojo a Erik. Estaba ahí sentado, guapísimo, perfecto y atento. Mierda. No podía decirle eso. Así que en su lugar solté: "Estúpida. Me hace sentir estúpida." Que en realidad no era una mentira, aunque lo que más me sentía además de avergonzada y estúpida, era asustada. No quería que esto hiciese imposible el encajar aquí.
"No te sientas estúpida. De hecho estás mucho mas adelantada que el resto de nosotros".
"Así que…", vacilé, luego respiré hondo y solté "¿Te ha gustado el sabor de la sangre del cáliz esta noche?"
"Bueno, así es la cosa con eso: mi primer Ritual de Luna Llena con las Hijas Oscuras fue al final de mi curso de tercero. A excepción de la 'nevera' esa noche, yo era el único de tercero allí-igual que tú." Soltó una pequeña risita forzada." Sólo me invitaron porque había llegado a la final del concurso de soliloquios de Shakespeare y me iban a llevar a Londres a competir al día siguiente." Me miró y pareció algo avergonzado. "Nadie de esta Casa de la Noche había llegado antes a Londres. Era algo importante." Negó la cabeza burlándose de si mismo. "En realidad, pensé que yo era importante. Por lo tanto, las Hijas Oscuras me invitaron a unirme a ellas, y así lo hice. Sabía lo de la sangre. Se me dio la oportunidad de rechazarla. No lo hice."
"Pero, ¿te gustó?"
Esta vez su risa fue real. "Me atraganté y eché la pota. Fue la cosa más repugnante que había probado jamás."
Gruñí. Mi cabeza cayó hacia adelante y hundí la cara en mis manos. "No es que me estés ayudando".
"¿Porque pensaste que estaba buena?"
"Mejor que buena", le dije, con la cara todavía entre las manos. "¿Dices que era lo mas asqueroso que había probado en tu vida? Yo pensé que era lo más delicioso. Bueno, lo mas delicioso hasta que-" me detuve, consciente de lo que había estado a punto de decir.
"¿Hasta que probaste sangre fresca?" preguntó suavemente.
Asentí, por miedo a hablar.
Tiró de mis manos, haciéndome descubrir la cara. Después puso un dedo en mi barbilla y me obligó a mirarle a los ojos. "No te sientas avergonzada. Es normal."
"Adorar el sabor de la sangre no es normal. No para mí."
"Sí, lo es. Todos los vampiros tienen que enfrentarse a su sed de sangre", dijo.
"No soy un vampiro!"
"Puede que no-todavía. Pero definitivamente tampoco eres un iniciado medio, y no hay nada de malo en ello. Eres especial, Zoey, y ser especial puede ser increíble."
Lentamente, retiró el dedo de mi barbilla y, como había hecho con anterioridad aquella misma noche, trazó la forma de un pentagrama con suavidad sobre mi marca oscurecida. Me gustaba la sensación de su dedo sobre mi piel-cálida y algo áspera. También me gustaba que estar cerca de él no activara todas aquellas extrañas sensaciones que había tenido estando cerca de Heath. Me refiero a que no podía oír la sangre de Erik siendo bombeada, ni ver el pulso latir en su cuello. No es que me importase que me besara…
¡Mierda! ¿Me estaba convirtiendo en una fulana vampira? ¿Qué sería lo próximo? ¿Es que ningún macho de cualquier especie (que también podía incluir a Damien) estaría a salvo cerca de mí? Tal vez debería evitar a los tíos hasta que averiguase lo que sucedía conmigo y supiera que podía controlarme.
Entonces recordé que había estado tratando de evitar a todo el mundo, que era la razón por la cual estaba allí fuera para empezar.
"¿Qué haces aquí, Erik?"
"Te he seguido", se limitó a decir.
"¿Por qué?"
"Supongo que sabía lo que Aphrodite había hecho y pensé que necesitarías un amigo. Compartes habitación con Stevie Rae, ¿no?"
Asentí.
"Sí, pensé en buscarla y enviarla aquí fuera contigo, pero no sabía si querías que supiera lo de…" Se detuvo e hizo un vago gesto en dirección a la sala de entretenimiento.
"No. Yo-Yo no quiero que lo sepa." Tropecé con las palabras de lo rápido que las dije.
"Eso es lo que pensaba. Entonces, es por eso que estoy yo contigo". Sonrió y luego pareció un poco incómodo. "Realmente no quería escuchar tu conversación con Heath. Lo siento."
Me concentré en acariciar a Nala. Así que había visto a Heath besarme, y después todo el asunto de la sangre. Dios, qué vergüenza… Entonces un pensamiento me golpeó y lo miré sonriendo con ironía. "Supongo que nos deja en empate. Yo tampoco pretendía escucharos a Aphrodite y a ti".
Me devolvió la sonrisa. "Estamos empatados. Eso me gusta."
Su sonrisa hizo que sintiera mariposas en el estómago. "En realidad no hubiera bajado volando para chuparle la sangre a Kayla", conseguí decir.
Se rió. (Tenía una sonrisa realmente bonita.) "Lo sé. Los vampiros no pueden volar".
"Sin embargo se puso histérica," dije.
"Por lo que vi se lo merecía." Esperó un instante y luego dijo: "¿Te puedo preguntar algo? Es algo personal."
"Oye, me has visto beber sangre de una copa y disfrutarla, vomitar, besar a un tío, lamer su sangre como un perrito, y luego vociferar como una loca. Y yo te he visto rechazar una mamada. Creo que puedo apañármelas para responder a una pregunta personal. "
"¿Estaba realmente en un trance? Eso parecía y hablaba como si lo estuviera."
Me revolví incómoda y Nala protestó hasta que la tranquilicé acariciándola.
"Parecía estarlo", conseguí decir. "No sé si era un trance o no-y desde luego no pretendía tenerle bajo mi control ni nada de eso, pero sí que cambio. No sé. Había estado fumando y bebiendo. Puede que simplemente estuviera colocado". Oí de nuevo la voz de Heath, surgiendo de mi memoria como una niebla empalagosa: Sí… lo que quieras… haré lo que quieras. Y vi aquella mirada intensa con la que me había mirado. Diablos, ni siquiera sabía que Heath el Deportista fuera capaz de esa clase de intensidad (por lo menos fuera del campo de fútbol). Sabía con certeza que ni podía deletrear la palabra (intensidad, no fútbol).
"Había estado así todo el tiempo, o sólo después de que tú… eh…empezaras a-"
"Todo el tiempo no. ¿Por qué?"
"Bueno, eso descarta dos cosas que podrían haberle hecho actuar de forma extraña. Una-si estuviera simplemente colocado, hubiese estado así todo el tiempo. Dos-podía haber estado actuando así por que eres realmente preciosa, y eso solo puede hacer que un tío se sienta como en trance cerca de ti. "
Sus palabras hicieron que notara un revoloteo en l estomago de nuevo, algo que ningún chico conseguido hacerme sentir antes. Ni Heath el Deportista, ni Jordon el Vago, ni el Estúpido de la Banda (mi historial de citas no es muy largo, pero es colorido).
"¿En serio?" Dije como una idiota.
"En serio". Sonrió.
¿Cómo podía gustarle a este tío? Soy una cretina bebedora de sangre.
"Pero no era por eso tampoco, porque debería darse cuanta de lo buena que estás incluso antes de que le besaras, y lo que dices es que no parecía en estado hipnótico hasta después de que apareciese la sangre en escena.
(Estado hipnótico-hee-hee-había dicho estado hipnótico.) Estaba demasiado ocupada sonriendo estúpidamente por su uso de vocabulario complejo como para pensar antes de responderle. "En realidad, ocurrió cuando empecé a escuchar su sangre".
"¿Repite?"
¡Ah, mierda!. No quería decir eso. Aclaré mi garganta. "Heath empezó a cambiar cuando oí la sangre recorriendo sus venas".
"Sólo los vampiros adultos pueden oír eso." Hizo una pausa y luego, con una rápida sonrisa añadió: "Y Heath suena a nombre de una estrella gay de telenovela."
"Casi. Es el quarterback estrella del equipo".
Asintió y pareció divertido.
"Ah, por cierto, me gusta como te cambiaste el nombre. Night es un apellido guay", le dije, tratando mantener mi lado de la conversación y decir algo con un mínimo de perspicacia.
Su sonrisa se amplió. "No lo cambié. Erik Night es el nombre con el que nací."
"Oh, bueno. Pues me gusta." ¿Por qué nadie me pegaba un tiro?
"Gracias".
Miró su reloj y pude ver que eran casi las seis y media- lo que todavía me parecía raro.
"Habrá luz muy pronto", dijo.
Adivinando que aquel momento era el momento apropiado para que partiésemos en direcciones opuestas, empecé a colocar los pies debajo de mi cuerpo y sujeté bien a Nala para poderme poner en pie. Entonces noté la mano de Erik bajo mi codo, ayudándome a mantener el equilibrio. Me echó una mano para levantarme y se quedó allí quieto, tan cerca que la cola de Nala se frotaba contra su jersey negro.
"Te preguntaría si quieres comer algo, pero el único lugar en el que sirven comida ahora mismo es el salón de entretenimiento, y no creo que quieras volver allí".
"No, la verdad es que no. Pero de todas formas no tengo hambre." Lo cual, me di cuenta en cuanto lo dije, era una gran mentira. Ante la mención de la comida de repente me sentí hambrienta.
"Bueno, ¿te importa si te acompaño de vuelta a tu habitación?", preguntó.
"No", dije, intentando sonar despreocupada.
Stevie Rae, Damien, y las gemelas se morirían si me veían con Erik.
No dijimos nada cuando comenzamos a caminar, pero no era un silencio extraño incomodo. En realidad, era agradable. De vez en cuando nuestros brazos se rozaban y yo pensaba en lo alto y guapo que era y lo mucho que me gustaría que me cogiera la mano.
"Oh", dijo después de un tiempo, "no terminé de responder a tu pregunta antes. La primera vez que probé la sangre en uno de los rituales de las Hijas Oscuras la odié, pero se volvió mejor y mejor cada vez. No puedo decir que crea que es deliciosa, pero me he acostumbrado a ella. Y desde luego me gusta como me hace sentir. "
Lo miré bruscamente. "¿Mareado y con las rodillas débiles? Como si estuvieras borracho pero sin estarlo".
"Sí. Oye, ¿sabías que es imposible que un vampiro se emborrache?" Negué con la cabeza. "Tiene algo que ver con lo que el cambio provoca en nuestro metabolismo. Es difícil estar colocado incluso para los iniciados."
"¿Así que beber sangre es la forma con la que los vampiros se ponen pedo?"
Se encogió de hombros. "Supongo. De todos modos, los iniciados tienen prohibido beber sangre humana".
"Entonces ¿por qué nadie ha dicho nada a los profesores de lo que hace Aphrodite?"
"Ella no bebe sangre humana."
"Uh, Erik, yo estaba allí. Desde luego había sangre en el vino y procedía de ese chico, Elliott." Me estremecí. "Y vaya elección más asquerosa."
"Pero él no es humano", dijo Erik.
"Espera-está prohibido beber sangre humana", le dije lentamente. (¡Oh, mierda! Eso es lo que acababa de hacer.) "Pero ¿está bien para beber la sangre de otro iniciado?"
"Sólo si es de mutuo acuerdo".
"Eso no tiene sentido".
"Claro que sí. Es normal que la sed de sangre se desarrolle mientras nuestros cuerpos cambian, así que necesitamos desahogarnos. Los iniciados se curan con rapidez, así que no hay posibilidades reales de que alguien salga herido. Y no hay secuelas, como cuando un vampiro se alimenta de un humano vivo".
Lo que decía golpeaba mi cabeza como la música irritante y demasiado alta de Wet Seal y me agarré a lo primero en lo que podía pensar con claridad. "¿Humano vivo?" Dije con un chillido. "Dime que no lo estas comparando con alimentarse de un cadáver". Sentí náuseas de nuevo.
Se rió. "No, me refiero a beber la sangre recogida de los donantes de sangre de los vampiros."
"Nunca he oído de tal cosa."
"La mayoría de los seres humanos no lo han hecho. No aprenderás sobre eso hasta que llegues a quinto".
Entonces, algo más de lo que había dicho atravesó la confusión de mi mente. "¿Qué quieres decir con secuelas?"
"Acabamos de empezar a estudiarlo en Sociología Vampírica 312. Parece que cuando un vampiro adulto se alimenta de un humano vivo, puede formarse un fuerte vínculo. No siempre por parte del vampiro, pero los seres humanos se encaprichan con mucha facilidad. Es peligroso para los humanos. Es decir, pensar en ello. La pérdida de sangre por sí sola no es algo bueno. Luego, añádele el hecho de que vivimos más décadas que los seres humanos, a veces incluso siglos. Míralo desde el punto de vista humano, sería realmente un asco estar totalmente enamorado de alguien que parece no envejecer nunca mientras tú te vuelves vejo y arrugado y al final mueres. "
Una vez más pensé en la intensa y aturdida mirada con la que Heath me había mirado, y supe que, por muy duro que pudiera ser tendría que contárselo todo a Neferet.
"Sí, eso sería lo peor", le dije débilmente.
"Ya hemos llegado".
Me sorprendí al ver que nos habíamos parado en frente de los dormitorios de las chicas. Lo miré.
"Bueno, gracias por seguirme-creo", le dije, con una sonrisa irónica.
"Oye, cuando quieras que alguien meta las narices sin ser invitado, yo soy tu hombre."
"Lo recordaré," le dije. "Gracias". Me subí a Nala a la cadera y comencé a abrir la puerta.
"Oye, Z", me llamó.
Me di la vuelta.
"No le devuelvas el vestido a Aphrodite. Al incluirte en el círculo esta noche, te ha ofrecido formalmente un puesto en las Hijas oscuras y es tradición que la alta sacerdotisa en practicas haga un regalo al nuevo miembro en su primera noche. Me imagino que no quieres unirte a ellas, pero aún así sigues teniendo derecho a quedarte el vestido. Especialmente porque te queda mucho mejor de lo que le haya quedado a ella nunca." Estiró el brazo y me tocó la mano (la que no sujetaba a la gata), y le dio la vuelta de forma que mi muñeca estuviera hacia arriba. Después recorrió con el dedo la vena cercana a la superficie, haciendo que mi pulso saltara enloquecido.
"Y también deberías saber que soy tu hombre si en algún momento decides que te gustaría probar otro sorbo de sangre. Recuerda eso también".
Erik se inclinó y, todavía mirándome a los ojos, mordió ligeramente la zona donde latía la muñeca antes de besar el punto con suavidad. Esta vez, la sensación de mariposas en el estómago fue más intensa. Provocó un hormigueo en el interior de mis muslos e hizo que mi respiración fuera mas profunda. Con los labios aún en mi muñeca me miró a los ojos y sentí una sacudida de deseo recorrer mi cuerpo. Sabía que él podía sentir como temblaba. Pasó la lengua por mi muñeca, lo que me hizo estremecer de nuevo. Luego me sonrió y se alejó hacia la luz previa al amanecer.
Capítulo 19
Aún sentía un cosquilleo en la muñeca por el inesperado beso (y mordico y lengua) de Erik, y no estaba segura de poder hablar todavía, así que me sentí aliviada al ver que solo había unas cuantas chicas en el gran vestíbulo y que apenas me miraron antes de volver a lo que parecía la America's Next Top Model. Entré deprisa en la cocina y dejé caer a Nala en el suelo, esperando que no saliera corriendo mientras me hacía un sándwich. De hecho me siguió por toda la habitación como un perrito anaranjado, protestando con su extraño no-miau. Seguí diciéndole "lo sé" y "lo comprendo" por que supuse que me chillaba por lo estúpida que había sido esta noche, y bueno, tenía razón.
Con el Sándwich hecho, cogí una bolsa de galletitas saladas (Stevie Rae tenía razón, no encontré comida basura decente por ninguno de los armarios), alguna bebida de cola (no me importa de qué tipo, mientras sea de cola y no light-aj), y a mi gata, y me deslicé escaleras arriba.
"¡Zoey! ¡Estaba tan preocupada por ti! Cuéntamelo todo." Acurrucada en la cama con un libro, Stevie Rae, obviamente había estado esperando por mí. Llevaba puesto el pijama que tenía sombreros de cowboy a lo largo del lateral de los pantalones de algodón y su pelo corto estaba de punta de un lado como si se hubiera quedado dormida sobre él. Juro que aparentaba unos doce años.
"Bueno", dije alegremente. "Parece que tenemos mascota." Me giré para que Stevie Rae pudiera ver a Nala aplastada contra mi cadera. "Ven, ayúdame antes de que se me caiga algo. Si es la gata es probable que nunca deje de quejarse."
"¡Es adorable!" Stevie Rae se levantó de un salto y se acercó a toda prisa para intentar coger a Nala, pelo la gata se aferró a mí como si alguien fuera a matarla si me dejaba, así que Stevie Rae me cogió la comida en su lugar y la puso en mi mesilla.
"Oye, ese vestido es increíble".
"Sí, me cambié del ritual". Lo que me recordó que iba a tener que devolvérselo a Aphrodite. Vale. No iba a quedarme con el "regalo", aunque Erik había dicho que debería. De todos modos, devolviéndoselo parecía una buena manera de "agradecerle" que "olvidara" avisarme de lo de la sangre. Maldita bruja.
"Así que… ¿cómo fue?"
Me senté en la cama y le di a Nala una galletita que rápidamente comenzó a mordisquear (por lo menos había dejado de quejarse), luego le di un gran bocado al sándwich. Sí, tenía hambre, pero también estaba ganando tiempo. No sabía que debía contarle a Stevie Rae, y que no. Lo de la sangre era tan confuso-y tan asqueroso. ¿Pensaría que yo era horrible? ¿Se asustaría de mí?
Tragué y decidí dirigir la conversación a un tema más seguro. "Erik Night me ha acompañado hasta aquí."
"¡Venga ya!" Dio brincos arriba y abajo sobre la cama como el muñeco de una caja de sorpresas. "Cuéntamelo todo."
"Me ha besado", le dije, arrugando las cejas.
"Tienes que estar bromeando! ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Ha estado bien?"
"Me besó en la mano". Decidí no decir la verdad. No quería explicar todo el tema muñeca/pulso/sangre/mordisco. "Y ha sido entonces cuando me ha dado las buenas noches. Estábamos justo frente a los dormitorios. Y sí, ha estado bien." Sonreí mientras daba otro bocado al sándwich.
"Apuesto a que Aphrodite se cagó en todo cuando te fuiste con el."
"Bueno, en realidad, me fui antes que él y luego me alcanzó. Yo, uh, salí a dar un paseo a lo largo del muro, que es donde encontré a Nala," Rasqué la cabeza de la gata. Se acurrucó a mi lado, cerró los ojos y empezó a ronronear. "En realidad, creo que ella me encontró a mí. De todas formas, yo había subido al muro, porque pensaba que necesitaba que la rescatase y, a continuación, -y no te lo vas a creer-vi lo que parecía el fantasma de Elizabeth y, además aparecieron mi casi ex novio del instituto, Heath, y mi ex mejor amiga. "
"¿Qué? ¿Quién? Más despacio. Empieza por el fantasma de Elizabeth".
Negué con la cabeza y mastiqué Entre trozos de sándwich le expliqué. "Fue bastante escalofriante y muy extraño. Yo estaba sentada arriba en el muro acariciando a Nala y algo captó mi atención. Miré hacia abajo y allí estaba esa chica de pie no muy lejos de donde yo me encontraba. Me miró, con unos ojos rojo brillante, y te juro que era Elizabeth. "
"¡No puede ser! ¿Te asustaste mucho?"
"Muchísimo. En cuanto me vio, soltó aquel horrible chillido y después salió corriendo".
"Yo me hubiera cagado de miedo".
"Y yo, sólo que apenas tuve tiempo de pensar el ello cuando aparecieron Heath y Kayla."
"¿Qué quieres decir? ¿Cómo podían estar aquí?"
"No, aquí no, estaban por fuera del muro. Debieron escucharme intentando tranquilizar a Nala después de que se volviera loca al ver el fantasma de Elizabeth, porque vinieron corriendo."
"¿Nala también lo vio?"
Asentí.
Stevie Rae se estremeció. "Entonces debe de haber estado allí realmente."
"¿Estás segura de que está muerta?" Mi voz fue apenas un susurro. "¿No podría haber sido un error que se ha cometido y que esté todavía viva, pero vagando por la escuela?" Sonaba ridículo, pero no mucho más ridículo que yo viendo un autentico fantasma.
Stevie Rae tragó con fuerza. "Ella está muerta. La vi morir. Todos los de la clase lo vieron".
Parecía que iba a llorar y todo aquel tema me estaba asustando, así que cambié a otra cosa que diera menos miedo. "Bueno, podría estar equivocada. Tal vez no era más que una chica de ojos extraños que se parecía a ella. Estaba oscuro y, de repente, Heath y Kayla aparecieron allí."
"¿Y de qué iba todo eso?"
"Heath dijo que venían a "sacarme de aquí"" Puse los ojos en blanco. "¿Te imaginas?"
"¿Son estúpidos?"
"Aparentemente. Ah, y, entonces, Kayla, mi ex-mejor amiga, ¡dio señales inequívocas de que iba detrás de Heath!"
Stevie Rae dio un grito ahogado. "¡Puta!"
"No bromeo. De todos modos, les dije que se marcharan y no volvieran jamás, y entonces me disgusté, que es cuando Erik me encontró".
"Aww! ¿Fue dulce y romántico?"
"Sí, bueno, algo así. Me llamó Z."
"Oooh, un apodo es una muy buena señal."
"Eso es lo que pensé."
"¿Así que después te acompañó a las habitaciones?"
"Sí, me dijo que me llevaría a comer algo, pero lo único que estaba abierto era el salón de entretenimiento y yo no quería volver allí". ¡Ah, mierda!. Supe de inmediato que no debería haber dicho eso.
"¿Se portaron mal las Hijas Oscuras?"
Miré Stevie Rae con sus enormes ojos de cervatillo, y supe que no podía decirle lo de que había bebido sangre. Aún no. "Bueno, ¿te acuerdas de lo sexy, guapa y con estilo que parecía Neferet?"
Stevie Rae asintió.
"Aphrodite hizo básicamente lo que había hecho Neferet, pero parecía una fulana".
"Siempre he pensado que era repugnante", dijo Stevie Rae, meneando la cabeza en disgusto.
"Dímelo a mí". Miré a Stevie Rae y solté, "Ayer, justo antes de que Neferet me trajera aquí a la habitación, vi a Aphrodite intentando hacerle una mamada a Erik".
"¡Qué dice! Agh, es repugnante. Espera, has dicho que intentaba hacerlo. ¿Qué quieres decir?"
"Él decía que no y la apartaba. Dijo que ya no la quería."
Stevie Rae soltó una risita. "Apuesto a que eso hizo que perdiera la poca cabeza que le queda."
Me acordé de cómo se había echado sobre el, incluso cuando le decía con toda claridad que no. "En realidad, me hubiera dado pena si no fuera tan… tan…" me esforcé por encontrar las palabras.
"¿Bruja del Infierno?" Sugirió Stevie Rae.
"Sí, supongo que es eso. Tiene esa actitud, como si tuviera derecho a ser tan mala y desagradable como quiera y todos debamos limitarnos a inclinarnos ante ella y aceptarla".
Stevie Rae asintió. "Así es como son sus amigos, también."
"Sí, ya he conocido al horrible triplete".
"¿Te refieres a Belicosa, Terrible y Avispa?"
"Exactamente. ¿En que estaban pensando cuando escogieron esos nombres tan horribles?" Dije echándome galletitas en la boca.
"Pensaban exactamente en lo que todas en ese grupo piensan-que son mejores que los demás e intocables por que la asquerosa de Aphrodite va a ser la próxima Alta Sacerdotisa".
Pronuncié las siguientes palabras a medida que las oía susurrar en mi mente. "No creo que Nyx permita eso".
"¿Qué quieres decir? Ya son "el" grupo y Aphrodite ha sido la líder de las Hijas Oscuras desde que su afinidad se hizo evidente durante su quinto año."
"¿Cuál es su afinidad?"
"Ella tiene visiones, como de futuras tragedias," dijo Stevie Rae poniendo mala cara.
"¿Tu crees que las finge?"
"¡Oh, joder, no! Es increíblemente precisa. Lo que creo, y las gemelas y Damien están de acuerdo conmigo, es que sólo habla de las visiones cuando a su alrededor hay gente que no son de su grupito."
"Espera, ¿estás insinuando que sabe que van a pasar cosas malas con tiempo para evitarlas, pero que no hace nada al respecto?"
"Si. La semana pasada tuvo una visión durante el almuerzo, pero las brujas cerraron filas a su alrededor y la condujeron fuera del comedor. Si Damien no hubiera chocado con ellas porque llegaba tarde y entraba a toda prisa para comer, haciéndolas dispersarse de forma que vio que Aphrodite estaba en mitad de una visión, nadie lo hubiera sabido jamás. Y todo un avión lleno de gente, probablemente habría muerto".
Me atraganté con la galletita. Entre toses farfullé, "Un avión lleno de gente! ¿Qué diablos?"
"Sí, Damien estaba seguro de que Aphrodite tenía una visión, así que fue a ver a Neferet. Aphrodite tuvo que contarle la visión, la cual consistía en un avión que s estrellaba después de despegar. Sus visiones son tan claras que podía describir el aeropuerto y leer los números de la cola de la nave. Neferet anotó esa información y contactó con el aeropuerto de Denver. Revisaron el avión y encontraron algún problema del que no se habían percatado antes, y dijeron que si no lo hubiera arreglado este se hubiese estrellado de inmediato después de despegar. Pero estoy más que segura de que Aphrodite no hubiese dicho una sola palabra si no la hubieran pillado, a pesar de que se inventó la gran mentira de que sus amigas la estaban sacando del comedor porque sabían que ella quería ser llevada enseguida ante Neferet. Una pura patraña"
Empecé a decir que no podía creer que incluso Aphrodite y sus brujas permitieran a propósito la muerte de cientos de personas, pero entonces recordé todas las cosas odiosas que habían dicho aquella noche-los humanos dan asco… deben morir todos…-y me di cuenta de que no hablaban por hablar. Lo decían en serio.
"Entonces, ¿Entonces por qué Aphrodite no mintió a Neferet? Ya sabes, ¿Por qué no le dijo un aeropuerto diferente o cambió los números del vuelo o algo?"
"Es casi imposible mentir a los vampiros, en especial cuando te hacen una pregunta directa. Y, recuerda, Aphrodite quiere ser una Alta Sacerdotisa más que nada. Si Neferet creyera que es tan retorcida como en realidad es, dañaría seriamente sus planes de futuro. "
"Aphrodite no debería llegar a ser una alta sacerdotisa. Es egoísta y odiosa, y también lo son sus amigos."
"Sí, bueno, Neferet no lo cree así, y además fue su mentora."
Parpadeé con gesto de sorpresa. "¡Tienes que estar bromeando! ¿Y no es capaza de ver toda la bazofia de Aphrodite?" Aquello no podía ser cierto; Neferet es mucho más lista que eso.
Stevie Rae se encogió de hombros. "De comporta de forma diferente cuando esta cerca Neferet."
"Pero aún así…"
"Y tiene una poderosa afinidad, lo cual tiene que significar que Nyx tiene planeado algo especial para ella."
"O puede que sea un demonio del infierno, y que reciba su poder del lado oscuro. ¡Hola! ¿Es que nadie ha visto Star Wars? Era difícil de creer que Anakin Skywalker se pasara al otro lado, y mira lo que pasó allí."
"Uh, Zoey. Eso es pura ficción".
"Sin embargo, creo que es un buen ejemplo".
"Bueno, intenta contarle eso a Neferet."
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