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El espejismo de la religión (página 2)

Enviado por Reflexion 21


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Como puedes ver, se trata de un verdadero "autogol", un "tiro que le salió por la culata" al cristianismo, pues, en efecto, la Santísima Trinidad no es más que un mamarracho decretado por oficio por los primeros padres de la iglesia, un total y completo disparate.

Ilustración 9. La Santísima Trinidad es un autogol del cristianismo: un completo disparate.

Jesús no sabía lo que hablaba.

¿Cómo podemos saber que Jesús no sabía lo que hablaba? Echemos un vistazo a algunos pasajes. En Marcos 11:24 Jesús nos asegura:

  • "Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá." Marcos 11:24.

Cuando una persona dice, "si algo pedís en mi nombre, yo lo haré", ¿qué quiere decir? Se entiende que Jesús quiere decir que, si le pides cualquier cosa, él lo hará. ¿Qué otra cosa podría querer decir? Jesús lo repite una y otra vez. (Véase Juan 14, 12 y Mateo 7,7). Sin embargo, ya hemos visto que no es más que un engaño. Puedes rezar por todo tipo de cosas y nada va a suceder. Toda oración contestada es, en realidad, una coincidencia. Toda la evidencia apoya esta afirmación. El diccionario define a un embustero como una persona que promete cosas que no puede cumplir.

Veamos ahora Mateo 15:22-26. Se puede leer lo siguiente:

  • "Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron a Jesús diciendo: Despídela, pues viene gritando detrás. Él, respondió: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces, ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Jesús dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros". Mateo 15:22-26

Jesús llamó a esta mujer "perro" simplemente porque era extranjera. El diccionario define a un racista como una persona que da un trato de inferioridad a otras sólo por motivos raciales o de nacionalidad.

Luego, en Marcos 11:1-3, Jesús les pide a sus discípulos lo siguiente:

  • "Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y al entrar en ella hallaréis un burro atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué hacéis eso?", decid que el Señor lo necesita y que luego lo devolverá." Marcos 11:1-3

¿Cuántas veces has escuchado decir: "te lo devuelvo en seguida" pero nunca más lo vuelves a ver? Es un fraude común. Los discípulos toman al burro y, si buscas, te darás cuenta que jamás lo devolvieron. El diccionario define a un sinvergüenza como una persona que abusa de la buena voluntad de otros en provecho propio.

En Marcos 11:12-14 encontramos esta otra curiosa reacción de Jesús:

  • "Cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: ¡Nunca jamás coma nadie fruto de ti!" Marcos 11:12-14

Más adelante, se revela que el árbol ha muerto. Analicemos lo sucedido: El hijo de Dios tenía hambre. Se acercó a la higuera. Como no era época de higos, el árbol, obviamente, no tenía frutas. Jesús se enfurece y mata al árbol. ¿Es esto algo inteligente? ¿Es este el tipo de comportamiento que se esperaría de una persona adulta e inteligente? ¿Del hijo de Dios? Claro que no, ¿verdad? Este es más bien el comportamiento de un infantil. El diccionario define a un infantil como una persona adulta que hace berrinches por trivialidades tal como hacen los niños.

Por último, en Lucas 14:26 Jesús dice lo siguiente:

  • "Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo." Lucas 14:26

Este es un requisito contradictorio para alguien que en otra parte dijo: "Honra a tu padre y a tu madre". El diccionario define a un incongruente como una persona que no es lógica ni consecuente con una postura anterior.

Ahora que has leído todo esto, una cosa debería estar pareciéndote bastante clara:

Jesús no sabía lo que hablaba.

Jesús, de haber existido, fue una persona común y corriente que simplemente salía al paso, inventando e improvisando lo mejor que pudo sus respuestas a medida que se sucedían los hechos a los que se vio enfrentado, tal y cual lo haríamos tú y yo si tuviéramos que representar a un personaje en una comedia histriónica.

Comprueba que Jesús es imaginario en sólo tres pasos simples

Paso 1: Abre tu biblia en Corintios 15:3-6

Pablo dice: "Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día y se apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto."

Tres cosas importantes se desprenden de este pasaje: primero, Jesús probó su resurrección apareciéndosele a la gente; segundo, Jesús no tiene ningún problema en aparecer, de hecho, según la biblia, se le apareció a cientos de personas; tercero: las apariciones de Jesús no perjudican a las personas ni su fe.

Paso 2: Lee Mateo 18:19-20

Jesús dice: "Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Dos cosas importantes se desprenden: primero, Jesús está entre nosotros, de hecho, según la biblia, podría estar sentado a tu lado en este preciso instante; segundo, Dios hará todo lo que los creyentes le pidan. De este modo, el paso tres es simple.

Paso 3: Pide a Jesús que aparezca

Junto a un amigo recen la siguiente oración: "Querido Jesús, sabemos que estás entre nosotros. Te pedimos humildemente que por favor aparezcas físicamente para que podamos comprobar que has resucitado. Tenemos fe sincera en ti y confiamos en que responderás a nuestra plegaria tal como prometiste en la Biblia. Escúchanos señor te rogamos, amén".

¿Qué debiera ocurrir? Sabemos que no ocurre absolutamente nada. ¿Por qué Jesús no cumplió su promesa? Una persona que no cumple sus promesas es un desleal. Los creyentes argumentarán excusas tales como que "Jesús ya no desea revelarse" o "así son los misterios del señor", pero son sólo eso; excusas para salir al paso. En realidad, la razón por la que Jesús no aparece es mucho más simple:

Jesús es total y completamente imaginario.

Si fuera real, se nos aparecería y nos mostraría que ha resucitado del mismo modo en que supuestamente lo hizo ante cientos de personas en la biblia. Si incluso los apóstoles y Pablo de Tarso necesitaron que Jesús se les apareciera, para ahí recién comenzar a creer, entonces, ¿por qué tú no?

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Ilustración 10. Te pedimos humildemente que por favor aparezcas…

Preguntas frecuentes

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Ilustración 11. Un cuarto lleno de dragones.

¿Se puede vivir una vida plena sin Dios?

El mundo es un lugar fascinante, maravilloso, interesante. Ahora, tú podrías pensar que es imposible realmente disfrutar de este mundo sin creer en Dios como su diseñador. Supongamos que estás caminando con un amigo por un hermoso jardín. Tu amigo te dice: "Sé que hay hadas que viven en este jardín" tú respondes: "yo no veo ningún hada y no veo razón para creer que puedan estar aquí". Estás disfrutando el jardín, pero tu amigo insiste: "¿Cómo puedes disfrutar de este lugar si no crees en las hadas?" Es un día hermoso, en un magnífico jardín, pero tu amigo está tratando de convencerte para que dejes de disfrutar. Tu amigo te está diciendo que es necesario creer en hadas para ahí recién comenzar a disfrutar.

Está muy bien tener imaginación, pero ésta no debería impedirnos disfrutar de algo bello en sí mismo. El mundo tiene un montón de cosas para disfrutar; comida, música, romance, sexo, actividad física, paisajes, desafíos… sólo por nombrar unos pocos. Estas son cosas que la mayoría de la gente disfruta día a día y no se disfruta menos del mundo que nos rodea por el sólo hecho de no creer que sean obra de un supuesto "creador".

Quienes no creen en Dios no lo pueden probar y requieren tanta fe como un creyente.

Esta suposición se basa en la falacia lógica elemental de que dos cosas opuestas son, en realidad, equivalentes (en este caso la fe y el escepticismo). Un principio básico de la lógica es que cualquier persona que presente una aseveración debe cargar con el peso de la prueba. Por ejemplo, en un tribunal de justicia, son los abogados de la parte querellante quienes deben proveer la evidencia científica incriminatoria, pues son ellos quienes están haciendo la afirmación de que el acusado ha cometido un delito. Tomar una posición escéptica respecto de una afirmación para la cual no se ha proporcionado ninguna prueba científica irrefutable no es un acto de fe, sino lisa y llanamente sentido común.

Una situación similar se da cuando no crees en los dioses romanos o aztecas. ¿Es acaso un "acto de fe" de tu parte no creer en esos otros dioses? Si un hombre te dice que tiene un duende invisible sentado en su hombro, ¿le creerías de forma automática? En caso de que decidieras no hacerlo, ¿sería esto un "acto de fe" de tu parte? ¿Lo sería el sólo hecho de responder con sentido común y escepticismo, dado que el hombre no ha podido ofrecerte ninguna evidencia adecuada para demostrar la existencia del supuesto duende?

La elección de no creer en algo cuando no se tiene evidencia científica no es un acto de fe, sino sólo una forma cortés y sensata de responder con sentido común.

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Ilustración 12. Lógica convencional versus lógica religiosa.

¿Cómo puede alguien ser bueno sin Dios?

De la misma manera que cualquier persona puede ser buena: al ser consciente de sus actos y decidiendo si estos están haciendo más daño que bien, a sí mismos y a los demás. Muchos creyentes piensan que la religión es lo que les motiva a ser buenos, especialmente si pertenecen al cristianismo, que explota sistemáticamente la culpa personal.

Con raras excepciones como los psicópatas, las personas, crean o no en Dios, no tienen la necesidad innata de salir corriendo a dañar a otros. Actualmente, vivimos en un mundo dominado por la escasez, donde debemos competir por dinero para sobrevivir. Las personas no cuentan con los medios necesarios para cubrir sus necesidades y se ven obligadas a conseguir dinero, como sea, para satisfacerlas, ya sea esclavizándose en empleos, prostituyéndose, robando, asesinando, vendiendo drogas, endeudándose, etc. Conociendo esto, se identifica claramente el verdadero responsable de los comportamientos aberrantes que vemos hoy, quedando en evidencia el hecho de que la religión es completamente irrelevante para lograr un cambio social significativo. Si se pudiera trascender el dinero y se contara con todo lo necesario para la vida, esto, por sí sólo, generaría un cambio dramático en las personas hacia comportamientos socialmente aceptables.

Con o sin religión, a las personas no les gusta resultar dañadas y, por lo general, reconocen que lastimar a otros miembros de su comunidad es una cosa similarmente indeseable[1]No fue Jesús quien inventó el principio obvio de tratar a los demás de la forma en que te gustaría ser tratado. Desde los albores de la humanidad, cuando las personas están en peligro, buscan protección a través de la cooperación y las relaciones con los demás. La sociedad es sólo una extensión mayor de esas relaciones.

Como dijo Albert Einstein: "Si la gente es buena sólo porque teme un castigo y espera una recompensa, entonces, efectivamente, somos un grupo lamentable". La religión es irrelevante para lograr una sociedad mejor. Tú puedes ser bueno por la sencilla razón de que los comportamientos socialmente beneficiosos a los que llamamos "bondadosos" han permitido a nuestra especie sobrevivir a lo largo de la historia y siguen presentes en la actualidad. De lo contrario, nos habríamos extinguido como especie hace mucho. Es decir, somos buenos(as) porque es parte de nuestro patrimonio como especie y no porque haya un Dios insuflándolo.

No necesitamos la amenaza de un castigo eterno para ser buenos.

Pero, entre creer o no creer, conviene creer (por si acaso)

Blaise Pascal, filósofo y matemático en el siglo XVII, formuló por primera vez el argumento conocido como "la apuesta de Pascal". A Pascal se le considera el fundador de la probabilidad e hizo otros importantes aportes. La apuesta de Pascal, en términos sencillos, es la siguiente: nadie sabe a ciencia cierta si Dios existe. Tal vez exista, tal vez no. Decidir si creer o no en él, es como hacer una apuesta. Pascal calculó el "valor esperado" de esta apuesta como sigue:

Si optas por creer en Dios, y sucede que estás en lo cierto, entonces, tu recompensa será infinita: la eterna bienaventuranza en el cielo. Sin embargo, si estás equivocado(a), entonces, no habrás perdido nada. Por otro lado, si decides no creer en Dios y resultase finalmente cierto, entonces, no recibirás ninguna recompensa, pero, si resulta que estuviste equivocado(a), entonces, recibirás un castigo enorme: el sufrimiento eterno en el infierno.

Este es el principal argumento de la apuesta. Dado que la probabilidad de que Dios exista es desconocida, pero el resultado de la apuesta es infinitamente mejor en el caso de que se opte por creer (aun cuando exista una pequeña probabilidad), resultará, según Pascal, mucho más conveniente creer. De hecho, es la única opción de la apuesta que tiene verdadero sentido.

Bueno, eso es la apuesta de Pascal, ahora aquí mis razones para no estar de acuerdo con ella:

Razón n°1: Incluso si aceptas la apuesta de Pascal y decides que deberías creer, esto no te daría ninguna base segura para escoger la religión correcta. Pascal era católico y, obviamente, la usó para probar que tú deberías ser católico. Esto sólo pone de relieve el problema de diferenciar cuál es la religión correcta. No sabemos si son los judíos, los budistas o los hindúes quienes están en lo correcto. Todas claman tener el único camino a la salvación. Entonces, ¿cómo apostar a la religión correcta para así no caer en los infiernos de las otras?

Razón n°2: Si aceptaras la apuesta de Pascal como un mecanismo válido y un argumento real para creer o no en las cosas, entonces, no te queda más remedio que creer en todo. Pero, tú no creerías en duendes mágicos sólo porque alguien te dice que son reales y porque hay una mínima probabilidad de que puedas ir a un supuesto infierno si no crees en ellos. Ambos sabemos que sólo se debe creer en cosas que tengan un mínimo de pruebas científicas claras a favor y, sin embargo, la religión no puede proveer ninguna. Desde un punto de vista estrictamente probabilístico, apostar a creer en Dios equivale a apostar a creer en duendes, hadas, marcianos, unicornios y todo tipo de mitos igual de irrelevantes.

La ocurrencia de milagros es la mejor prueba de la existencia de Dios

Cuando una persona muy enferma o desahuciada logra recuperarse, las personas tienden a reconocer esto como "intervención divina", pero cuando una persona perfectamente sana muere súbita e inexplicablemente, nadie diría lo mismo. Los supuestos "milagros" no son otra cosa que el sesgo con que las personas catalogan hechos inusuales. Aun cuando acontecimientos tanto felices como trágicos ocurren por igual, las personas atribuyen a Dios sólo los primeros. Esto equivaldría a tirar una moneda y que los milagros fuesen sólo las caras. Si bien caras y sellos ocurren por igual, sólo las caras son atribuidas a "la intervención de Dios". Así, cada vez que en iglesias y grutas vemos placas conmemorativas con la consigna "gracias por favor concedido", hay otro tanto, igual de numeroso, de favores que no fueron concedidos para los cuales no hay placa.

Con las supuestas intervenciones divinas o "milagros" estamos ante una causa no física (fuera del ámbito de la ciencia) que produce un efecto físico (dentro del ámbito de la ciencia), lo cual es un contrasentido, una completa incoherencia; o bien ese mundo trascendente no puede conectar con nuestro mundo físico ?con lo cual las intervenciones divinas son imposibles? o bien sí hay conexión entre los dos y entonces ese mundo trascendente sí sería objeto de indagación científica.

En otras palabras: Dios no es objeto de la ciencia mientras no se diga que Dios interviene sobre la realidad física material. Como se dice que Dios sí actúa sobre la realidad física mediante "milagros", la ciencia debiera poder estudiarlo y confirmar su existencia. Los investigadores, sin embargo, han concluido que no existe evidencia alguna que respalde la intervención o existencia de ese supuesto mundo inmaterial, invisible e indetectable. Un ejemplo es el estudio publicado por la America Heart Journal y que fuera financiado por una fundación estadounidense dedicada al estudio de la espiritualidad, en el que se ha invertido nada menos que 2,5 millones de dólares para estudiar el poder curativo de la oración. Sus conclusiones no dejan lugar a dudas: rezar por pacientes que están recuperándose de una operación no acelera ni favorece su recuperación. Rezar es completamente inútil[2]

Veamos un ejemplo sencillo que muestra cómo funciona la superstición de la oración: supón que la probabilidad de curarse naturalmente de un tipo de cáncer sea del 10%. Esto quiere decir que de 10 personas que tienen este tipo de cáncer, sólo una de ellas sobrevivirá. Sabiendo esto, puedes ver lo que sucede si analizas el supuesto "milagro" de la oración:

  • 10 personas contraen la enfermedad.

  • Todas ellas leyeron Santiago 5:15, así que todos ellos rezan.

  • 9 de ellos mueren.

  • El que vive, proclama "¡Le recé al Señor y respondió a mis oraciones! ¡Mi enfermedad ha sido curada! ¡Milagro!

Nunca escuchas sobre los otros 9 que murieron. Nadie escribe sobre ellos en revistas o periódicos: "Persona reza y luego muere" no es un gran titular para un artículo de prensa, ¿verdad? Por lo tanto, si sólo escuchas sobre un caso entre diez en que sí funcionó, entonces te parecerá que la oración es efectiva. La realidad es que los que rezan mueren de esta enfermedad en la exacta misma proporción que aquellos que no.

Al igual que hicieron nuestros antepasados con los relámpagos, terremotos y plagas, Dios es sólo la hipótesis mística más básica y simplista para explicar sucesos o fenómenos inusuales que van más allá de la comprensión que tiene una persona en ese momento.

Rezar es completamente inútil. No sirve de nada. La razón por la cual Dios no responde a las oraciones es porque es totalmente imaginario.

Toda la evidencia apoya esta afirmación.

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Ilustración 13. Cuestión de perspectiva.

Dios es amor

Las personas que, como el papa, afirman que Dios es amor, lo dicen porque nunca han leído la Biblia. ¿Cómo sabemos que el papa nunca ha leído la Biblia? Porque el Dios de la biblia es el personaje más sangriento, repulsivo y violento jamás inventado por la humanidad. Algunos ejemplos:

  • "Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá." Deuteronomio 21:18

  • "Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá." Deuteronomio 22:13-20

  • "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos." Levítico 20:10

  • "Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego." Levítico 21:9. "A la hechicera no dejarás que viva". Éxodo 22:18

  • "Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel." Números 25:4

  • "Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo: pasad y volved de puerta á puerta por el campo, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés: y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres." Éxodo 32: 27-30

Dios hace que Hitler parezca un niño de pecho toda vez que Hitler exterminó a 10 millones de personas durante el holocausto, mientras que Dios exterminó a toda la humanidad y a todo ser viviente de la faz de la tierra.

  • "Voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra perecerá." Génesis, 6:17

Nada ni nadie puede ser más violento que esto.

Pocas personas saben que, antes de que llegaran los judíos, la Tierra Prometida era un lugar habitado por otros pueblos. ¿Cómo resolvió Dios este problema? Ordenó invadir y masacrarlos a todos de la misma forma en que Hitler ordenó invadir Polonia o que Saddam Hussein ordenó la limpieza étnica contra los kurdos:

  • "Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado". Deuteronomio 20:16

Acá hay otro pasaje de la biblia que evidencia la brutalidad y crueldad extrema de Jehová, asesino de niños inocentes:

  • "Jehová hirió a todo primogénito en Egipto, desde el primogénito de Faraón hasta el primogénito del cautivo, y todo primogénito de los animales. Y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto." Exódo 12:29-30

El autor de estos macabros hechos de sangre no puede ser sino un sádico psicópata y un perturbado, pues en Éxodo 20:13 ordenaba "no matarás". Jesús tampoco lo hace nada de mal amedrentando. En los evangelios, Jesús advirtió:

  • "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." Marcos 16:15-16

Actualmente, hay cerca de 4 mil millones de personas que no creen en Jesús. Creen en Allah, Thor, Krishna o en cualquier otro dios, o bien, no creen en ninguno, pero todas estas personas son condenadas por Jesús a un tormento eterno en un lago de fuego. Sólo una persona en extremo violenta podría condenar a alguien a un sufrimiento eterno simplemente porque está en desacuerdo.

Estos pasajes no encajan con la visión de un Dios cariñoso. Los creyentes recurren a frases de resignación como "así son los misterios de Dios" y otras carentes de toda lógica que desafían la inteligencia. Lo cierto es que el Dios de la Biblia es el genocida más violento y repulsivo de todos los tiempos. La Biblia está llena de cosas horrendas y crueles como éstas. Este libro de atrocidades se vende como guía para indicar a las personas cómo vivir sus vidas. La mayoría de los creyentes nunca lo ha leído, por eso no tienen idea de lo repugnante que es.

¿Por qué el Dios de la Biblia es tan cruel y violento? Porque el pillaje y vandalismo era habitual para los judíos que la escribieron. Declaraban que Dios les había dictado estas leyes y, de esta manera, podían imponerlas con base en el terror.

¿Por qué el Jesús de la biblia aparece indolente y amenazador con quienes no creen en él? Porque cuando alguien desea que otras personas adopten su culto, o al menos no lo desacrediten, la mejor forma es mediante la amenaza. Los escritores de los evangelios sabían de esto, y es la razón por la cual incluyeron éstas y otras sutiles intimidaciones para que las personas que no creyeran en Jesús por falta de evidencia, sí lo hicieran, al menos, por temor a las terribles represalias.

¿Por qué contiene la Biblia tanta tontería pseudocientífica?

Tú sabes de lo que estoy hablando. Todos estamos conscientes de lo importante que es la ciencia para nuestras vidas. Tu vehículo, teléfono, microondas o computador son todos productos del estudio científico y del ingenio creativo del hombre. Por otro lado, la Biblia ofrece disparates pseudocientíficos como estos:

  • La tierra tiene sólo 6.000 años (Génesis 5): la evidencia fósil demuestra que la Tierra tiene, al menos, 4.500 millones de años, no 6.000 como dice la Biblia. Tampoco pudo haber un diluvio universal que cubrió el monte Everest ya que nunca ha existido tal cantidad de agua en la Tierra.

  • Rociar con sangre de pájaro es bueno para esterilizar (Levítico 14,33-55): Contrario a lo que dice la Biblia, es totalmente ridículo pensar que se logrará esterilizar una casa rociándola con sangre de pájaro.

  • La parálisis, la epilepsia y el mutismo son causadas por demonios: Así lo afirman los evangelios en Mateo 9:2-6; Mateo 17:15-18 y Lucas 11:14 respectivamente. Todos sabemos que esto es completamente absurdo.

  • Las plantas crecen en ausencia de luz solar: Dada la necesaria fotosíntesis, los árboles y plantas no pudieron haber surgido antes que el sol, como lo asegura la Biblia en Génesis 1, 11 -19.

  • La tierra es plana, inmóvil y tiene pilares: La Biblia lo afirma en Samuel 2,8; Job 9,6 y Salmos 75,3 respectivamente. Cualquier persona sabe que esto es incorrecto.

  • Cantando y gritando se puede producir un sismo: Por mucho que las personas canten o griten, es imposible que causen con ello un movimiento telúrico, como sí lo asegura la Biblia en 1 Reyes 1:39-40.

De igual forma, Dios no creó a Adán a partir del barro ni a Eva a partir de una costilla de éste (Génesis 2,7-23) ni tampoco Jonás vivió tres días en el estómago de un gran pez (Jonás 2,1). ¿Por qué un Dios que lo sabe todo escribiría semejantes tonterías? No tiene sentido. Necesitas elaborar una extraña excusa para explicarlo, algo así como "esos pasajes son metafóricos". Lo curioso es que no existe ningún criterio para decidir cuáles pasajes son metafóricos y cuáles literales. Los creyentes suelen decidirlo según su propia conveniencia: por ejemplo, cuando un pasaje es incómodo o contradictorio, como los de más arriba, dirán que es metafórico, pero cuando Jesús resucita, por ejemplo, ahí sí dirán que es literal.

Lo cierto es que las tonterías pseudocientíficas de la Biblia no son más que el reflejo del paupérrimo conocimiento que poseían los ignorantes judíos que la escribieron.

Dios es bueno y todopoderoso

Los creyentes suelen a adjudicar "lo bueno" a Dios y "lo malo" a un antagonista. Aunque ambos conceptos son subjetivos, cabría preguntarse ¿por qué existe el mal en la naturaleza si ésta fue creada por Dios?

Opción 1) Dios quiso eliminar el mal y no pudo.

Opción 2) Dios pudo eliminar el mal y no quiso.

Opción 3) Dios ni quiso ni pudo.

Opción 4) Dios quiso y pudo.

En el caso 1, Dios es impotente lo que contradice su omnipotencia, ergo dios no existe. En el caso 2, Dios es malvado, lo que contradice su bondad, ergo dios no existe. En el caso 3, Dios es impotente y malvado a la vez, lo que contradice su omnipotencia y bondad, ergo dios no existe. En el caso 4, si Dios quiso y pudo acabar con el mal, entonces ¿por qué no elimina al mal? En este caso dios es incoherente lo que contradice su perfección. Ergo, dios es imaginario[3]

¿Existe el alma?

Los seres humanos compartimos la misma subestructura atómica que otras formas de vida. A pesar de la abrumadora evidencia empírica en favor de la evolución, hay personas que prefieren rechazarla y seguir con sus supersticiones como la religión. Es decir, anteponen la fe a la razón. Las religiones usualmente colocan al ser humano en un nivel diferente a otras especies, agravando el mito falso de que los seres humanos hemos sido deliberadamente "creados". Ejemplo de esto es la creencia en un alma inmortal, atributo exclusivo de los seres humanos.

En 1906 Duncan MacDougall realizó experimentos para probar que cuando el alma abandona el cuerpo, éste pierde peso. Pesó moribundos en un intento por probar su tesis. Estos experimentos difícilmente pueden ser considerados científicos y, a pesar de que los resultados variaron considerablemente de los 21 gramos, aún hoy es creencia popular que ésta sería la masa del alma. Posteriores experimentos con precisión moderna demostraron que MacDougall no estaba en lo cierto.

Algunos afirman que el alma sería "energía" que mueve a las personas, pero la ciencia es capaz de explicar los aspectos biológicos mediante la bioquímica y la biofísica, sin necesidad de recurrir a aspectos místicos. Masa y energía son equivalentes (E=mc2). Es decir, si algo no tiene masa, tampoco tendrá energía. Otros, confunden "alma" con "conciencia", pero la conciencia no es otra cosa que el producto de la actividad cerebral y no requiere de ningún aspecto mitológico.

En la actualidad, no existe ninguna evidencia empírica que avale el mito falso de que las personas posean un alma, con las supuestas propiedades que la creencia popular le atribuye. Evidentemente, la idea de un alma que trasciende la muerte resulta, por cierto, muy atractiva… ¿quién no podría desear algo así? Esto explica porqué nos hemos aferrado a ella con tanta obstinación, a pesar de la lapidaria evidencia científica que la echa por tierra.

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Ilustración 14. Evidencia: para las personas que piensan que la realidad es más interesante.

¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Existe el más allá?

Las personas son organismos vivos cuyas células procesan aire, agua y alimentos transformándolos en actividad física, pensamientos o grasas acumuladas. La existencia depende de la capacidad de sus células para procesar esos elementos. Somos, por así decirlo, parásitos del medioambiente. Al igual que una ampolleta, que necesita un flujo permanente de corriente eléctrica, las personas necesitan de un suministro permanente de oxígeno, agua y alimentos. Si estos elementos dejaran de ser suministrados ?superando el umbral de tolerancia? las células agotan sus reservas y simplemente dejan de funcionar. Esto equivale a cortar el suministro eléctrico o bien quebrar la bombilla haciendo que pierda el vació interno que le permite operar. Lo mismo ocurre si el filamento de la bombilla se corta producto del desgaste, algo que en los organismos equivale al deterioro del envejecimiento. Al igual que la luz de una ampolleta, toda nuestra actividad física, pensamientos y actividades humanas simplemente se apagan.

Científicamente, sabemos que, al morir, no ocurre absolutamente nada. No existe evidencia seria e irrefutable que respalde la existencia de transmigraciones místicas, vida después de la muerte o paraísos. No hay razón para creer que pueda existir un lugar al que los seres vivos puedan "trascender" ( Pretender, además, que esta supuesta transmigración sea resorte exclusivo de la raza humana no resiste mayor análisis. Sin fundamento biológico alguno, las religiones colocan al ser humano en un nivel diferente a los otros seres vivos con quienes compartimos la misma subestructura atómica.

Todas las historias sobre rencarnaciones o supuestos canales con el más allá no pasan la prueba científica, pues sólo ofrecen información circunstancial, pero ningún detalle verificable; bajo hipnosis, algunas personas suelen informar sobre lugares, episodios y nombres que, en efecto, pueden corresponder a personas del pasado, pero no pueden ofrecer detalles íntimos como tatuajes, trasplantes, cuentas bancarias ú otra información personal intransferible o secreta que permita demostrar que se trate realmente del difunto.

Famoso es el caso de Houdini quien, obsesionado con demostrar la existencia de la vida después de la muerte, ofreció un millonario premio a quién pudiera contactarlo en el más allá y obtener de él una serie de contraseñas. En vida, Houdini instruyó a un ministro de fe para la entrega del premio. A pesar de que muchos pretendieron haber contactado al difunto Houdini, nadie pudo jamás dar con las contraseñas correctas. De hecho, si contactar a los muertos fuese posible ¿no habría acaso un negocio millonario en la venta de información privilegiada producto del contacto con el más allá? (claves bancarias, herencias o mapas de tesoros) ¿no debieran las médium poseer lujosas mansiones? ¿No debieran los tarotistas conducir lujosos BMW último modelo?

Desde una perspectiva científica, las esperanzas depositadas en la vida después de la muerte, paraísos, rencarnaciones o trasmigraciones de una supuesta alma inmortal no son más que ilusiones autoservidas que ofrecen un consuelo emocional aceptable para enfrentar de mejor manera la muerte de nuestros seres queridos ?y la nuestra propia. La promesa de un rencuentro con ellos en una vida eterna y feliz es un anhelo tan maravilloso, que sólo muy pocos tienen realmente el coraje de enfrentar este tema con escepticismo y libre de ideas preconcebidas producto de la tradición, la intuición o la propia conveniencia.

Sé que la conclusión de que no hay nada después de la muerte puede resultar inaceptable, desconcertante e incluso infundir temor en la mayoría de las personas. Pocos se detienen a pensar qué ocurriría si el día que mueran todo se acaba, pues supone un golpe bajo a nuestra condición humana saturada de mitos convenientes e ilusiones que las religiones han pregonado como verdades durante siglos.

Todo indica que la única vida que tenemos es ésta, así es que mejor disfrútala. Vive cada día como si fuera el último; ama a tus seres queridos aquí y ahora.

No habrá un después…

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Ilustración 15. Verdades incómodas versus mentiras reconfortantes.

Las experiencias cercanas a la muerte prueban la existencia de Dios.

Muchas personas religiosas consideran que las experiencias cercanas a la muerte son la prueba de que "Dios" y la "vida después de la muerte" existen. Una experiencia cercana a la muerte tiene las siguientes características:

  • Sentir que se sale del cuerpo. La sensación de flotar y ver el área alrededor.

  • Sentimientos placenteros, de tranquilidad.

  • Una sensación de subir a través de un túnel o un pasillo.

  • Ver parientes fallecidos o figuras espirituales.

  • Ver una ráfaga de imágenes de la vida de uno.

  • Sentir que se es regresado al cuerpo.

Cosas como los infartos, los casi ahogos y la pérdida en grandes cantidades de sangre es lo que provoca estas experiencias cercanas a la muerte que han sido experimentadas por miles de personas y se les ha catalogado ampliamente en la literatura. Lo que no se menciona es que hay una droga llamada Ketamina que produce todos los elementos de una experiencia cercana a la muerte cuando se le inyecta a una persona absolutamente normal y que no se está muriendo. En otras palabras, una experiencia cercana a la muerte es un estado natural el cual puede ser químicamente inducido en el cerebro humano de una persona sana. Lo que desata una de estas experiencias es una falta de oxígeno en el cerebro.

Es decir, existe una razón completamente química. No tienen un significado sobrenatural, no se trata de un supuesto "camino al más allá" como muchos proclaman, sino que no son otra cosa que efectos secundarios científicamente comprobables de la falta de oxígeno en el cerebro.

¿Estamos predestinados?

El automóvil falla y tienes que tomar el autobús, a su vez, el autobús pierde los frenos, se estrella y como consecuencia mueres… ¿obra el destino? Muchos creen que sí, que existe un destino inexorable esperando a cada uno de nosotros; no importa lo que hagas, no puedes escapar de él. Creer en la predestinación resulta cómodo; permite rehuir responsabilidad, permite culpar "al destino" por el desenlace de los eventos. Sin embargo, cuando ocurre un accidente ¿deberíamos culpar realmente al "destino" o, en primera instancia, a medios de transporte primitivos y mal diseñados? ¿Es realmente el destino el responsable o, tal vez, sea sólo la consecuencia lógica de los malos diseños, tanto viales como automotrices, que permiten la posibilidad de que ocurran accidentes?

En el pasado, cuando un rayo fulminaba a una persona, nadie dudaba que fuera obra del destino. La superstición hace que la gente se resigne y acepte la fatalidad de los sucesos con frases simplistas y nada científicas como "era la voluntad de Dios". Esta superstición impide que nos preguntemos ¿cómo diseñamos pararrayos que eviten nos alcance un relámpago?¿cómo diseñamos medios de transporte que reduzcan o eliminen la posibilidad de accidentes? Culpar a un supuesto destino es más fácil.

Actualmente, persisten primitivas supersticiones teístas de nuestros antepasados que promueven la conveniente idea de que hay "algo" o "alguien" rigiendo el devenir de los acontecimientos. Una especie de plan maestro al que virus, insectos, animales y seres humanos siguen cual títeres de una función. Nada sería casualidad, sino que producto de una premeditada y fantástica trama universal. Esa hormiga que pisaste esta mañana estaba "predestinada" a sucumbir ante las suelas de tu zapato, es decir, alguien, o algo, trazó ese evento, destino fatal del insecto. Lo mismo para perros, gatos y ciempiés. Asimismo, los horóscopos aseguran que la posición de los cuerpos celestes influye de alguna forma el comportamiento humano. Estas suposiciones han sido refutadas y demostradas como absurdas y falsas en innumerables publicaciones científicas.

¿Qué me dices de la profecía del Apocalipsis?

Con cada paso de cometa o cambio de siglo, charlatanes buscan convencer a los incautos del inminente desastre, con la secreta esperanza de acertar y luego decir, "¿ven?, ¡se los dije!". Aprovechando las enormes ambigüedades con que fueron escritas, todos los años surgen nuevas y cada vez más descabelladas interpretaciones de las supuestas profecías (bíblicas, mayas, de Nostradamus, etc.) de modo tal de mantenerlas eterna e insidiosamente vigentes. Los medios de comunicación, que sólo pueden lucrar si las predicciones son alarmantes, les dan amplia cobertura. Nada parece mermar el temple de estos "sabios" quienes, a pesar de sus sistemáticos fracasos, continúan asegurándonos que la fatalidad está siempre a la vuelta de la esquina. Tal vez, algún día, puede que alguno acierte; pero se deberá más a la suerte que a sus supuestos dones.

En nuestro mundo moderno ya no existe base para que las personas vivan atemorizadas por libros, mitos, profecías y creencias arcaicas heredadas de nuestros antepasados quienes poseían un paupérrimo entendimiento. Las profecías, mitos y apocalipsis sólo pueden prevalecer allí donde prevalezca la falta de información científica y en los incautos que abrazan la superstición de manera ciega e irracional.

La belleza de la naturaleza sólo puede ser obra de un creador

Uno de los argumentos más esgrimidos para la existencia de Dios, es el supuesto diseño inteligente de la naturaleza. El más popular es el argumento del relojero, expuesto por el teólogo William Paley en 1802. Básicamente es así: Si estás caminando por una playa y de pronto ves un reloj, claramente éste no se ha materializado sin razón alguna. Es evidente que se trata de un mecanismo complejo deliberadamente creado y fabricado con un propósito. Ya que la naturaleza posee, de igual modo, mucha complejidad y belleza en su estructura, es razonable suponer, dice Paley, que la naturaleza es obra de un diseño deliberado. De ahí en más, mucha gente simplemente no puede entender cómo es posible que existan personas que no estén absolutamente convencidas de la existencia de Dios, dada toda "la belleza" que hay en la naturaleza.

Si bien las mariposas, cascadas y puestas de sol son ciertamente cosas muy hermosas, hay otras como los terremotos, el cáncer y el virus ébola que no lo son tanto. La "belleza" es un concepto que las personas aplican subjetivamente a las cosas. Cabría preguntarse entonces por qué Dios considera "bello" diseñar y crear una naturaleza dónde los animales no tienen más remedio que asesinarse unos a otros para sobrevivir.

Se esperaría que a un Dios benévolo no le complaciera la terrible agonía de la gacela mientras es salvajemente estrangulada por un guepardo hambriento. Si Dios es un diseñador inteligente, ¿por qué entonces no ha creado "árboles de carne" para que los carnívoros puedan arrancar desde allí sus comidas sin tener que asesinar herbívoros? Otro ejemplo: Dios dice en la Biblia que la homosexualidad es una abominación (Levítico 18,22-23). Por otro lado, la naturaleza fue supuestamente diseñada por Dios ¿cómo se explica entonces que esté presente en todo el reino animal incluso si ésta no contribuye a la conservación de las especies? Toda la evidencia empírica demuestra, en forma inequívoca, que la homosexualidad es un comportamiento perfectamente natural. Actualmente, está bien documentada en más de 1.500 especies, desde primates hasta parásitos[4]

Cualquier tipo de visión objetiva de la naturaleza debe llevar necesariamente a la conclusión de que los argumentos del "diseño deliberado" que sostiene el cristianismo no pueden ser válidos, pues resulta absurdo que un supuesto Dios benevolente y competente diseñara una naturaleza tan poco inteligente, sanguinaria, dura y cruel. La evidencia astronómica, fósil y pruebas de ADN demuestran que un creador personificado no puede existir en ninguna manera científica, sino que sencillamente es derivado de la especulación y tradición literaria histórica.

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Ilustración 16. El método científico versus el método creacionista.

No se puede crear algo de la nada. Esa primera fuerza creadora es Dios.

Las personas suelen tapar con Dios las grietas en sus entendimientos como si se tratase de un parche. Por ejemplo, antiguamente, cuando no se sabía lo que era un relámpago, las personas decían: "es obra de Dios". Luego, cuando se logró explicar, ya no fue necesaria esta explicación y las personas trasladaron a Dios como explicación para los terremotos, y así sucesivamente. De este modo, la explicación teológica de la naturaleza va replegándose de manera inversamente proporcional al avance científico. Todo aquello que es explicado por la ciencia queda automáticamente fuera de la supuesta "acción divina". Con un avance científico exponencial, dicho confinamiento se vuelve cada vez más estrecho.

En la actualidad, el único reducto que está quedando para esconder a Dios es el origen del universo. Tanto la formación de galaxias, el funcionamiento del sol, el surgimiento y evolución de la vida en la tierra pueden ser explicados científicamente, sin necesidad de recurrir a ningún aspecto místico o divino. Al igual que nuestros antepasados hicieron con los relámpagos, las personas creyentes parchan el misterio del origen del universo argumentando despreocupadamente del siguiente modo:

  • "Dado que no se puede crear algo a partir de la nada, debe de existir necesariamente una primera fuerza creadora de todo el universo que vemos y, esa fuerza, tiene que ser Dios". Un creyente[5]

Pues bien, lo cierto es que esta afirmación no es correcta. Sí, porque el vacío, como tal, y debido al principio de indeterminación, en realidad, no existe. De esta forma, no podemos asegurar que en un punto cualquiera no haya siempre una energía mínima distinta de cero. El vacío, en realidad, está repleto de partículas "virtuales". En física cuántica, no podemos tener un sistema con energía fija porque eso violaría el principio de indeterminación. En consecuencia, el mismo vacío, entendido como ausencia de partículas, no puede permanecer con una energía constante (sea ésta nula o no) en todo instante. En consecuencia, las fluctuaciones del vacío son apariciones de la nada de pares partícula-antipartícula.

¿Es una fluctuación de éstas algo que se pueda comprobar? Por supuesto, en la vida diaria afecta al funcionamiento de nuestros aparatos electrónicos (busca "efecto túnel", por ejemplo), y se ha comprobado en multitud de experimentos científicos (por ejemplo, busca información sobre el denominado efecto Casimir).

Con todo, existen cosas que aún la ciencia no ha podido explicar. Sin embargo, esto es completamente normal. Todo en la ciencia es descubrimiento y, naturalmente, aún no se ha descubierto todo, pero la ciencia tiene un impresionante historial de descubrimientos asombrosos y ha logrado explicar racionalmente muchas cosas que antes era misterios. Piensa en la formación de las galaxias, la evolución de la vida o la decodificación del ADN, cosas que eran misterios inexplicables hasta hace sólo cien años y que hoy ya no lo son. Siguiendo este patrón, claramente podemos ver que la ciencia logrará explicar científicamente el origen del universo en detrimento de las explicaciones teístas.

Si alguien acredita algo a Dios, normalmente significa que no sabe algo; por lo que se lo atribuye a un ser celestial inalcanzable e indetectable. Si la historia de la ciencia nos demuestra algo, es que no vamos a ninguna parte etiquetando nuestra ignorancia con la palabra "Dios". No existe ecuación alguna, en ningún área del conocimiento, que incluya a Dios como factor o que necesite recurrir a algún aspecto místico. No existe ningún estudio o ejemplo científico que demuestre que Dios tiene algún efecto en las cosas. La idea de que de pronto comenzaremos a escribir artículos científicos que incluyan a Dios es completamente ridícula.

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Todos sabemos que las arcaicas explicaciones teológicas no sirven para explicar cómo funcionan las cosas. La naturaleza simplemente no se comporta de manera mágica y es la razón por la cual la religión ha fracasado tan estrepitosamente en explicarla. La ciencia estudia cosas empíricas en lugar de imaginarias y no se refugia aceptando explicaciones de resignación que coartan el avance del conocimiento humano. Muchas personas se regocijan en el misterio y quieren que éste exista por siempre, rechazando la evidencia y anteponiendo la fe a la razón, tal como hacían nuestros ignorantes antepasados.

Tabla 1. Cuadro comparativo entre ciencia, pseudociencia y religión.

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¿No es mucha casualidad que estemos aquí?

Muchos creyentes sugieren que vivimos en un universo que parece haber sido meticulosamente adaptado para permitir nuestra existencia; que un "diseñador" ha elegido los valores de las constantes físicas fundamentales del universo para producir vida. En efecto, si se cambia ligeramente cualquiera de las constantes, el resultado es un universo estéril. De todos los valores que éstas pudieron adoptar, ¿por qué razón observamos precisamente aquéllas que permiten la vida? ¿No es lógico pensar entonces que "alguien" debió haber diseñado nuestro universo? Este argumento, que por supuesto parece plausible, pasa por alto un hecho importante: y es que no somos observadores externos (imparciales).

Para graficarlo, supón que un millón de paracaidistas son lanzados al azar, con los ojos vendados y en la oscuridad, sobre un planeta completamente cubierto de agua, a excepción de una minúscula isla. Y supón, querido lector, que tú eres ese afortunado único paracaidista que cayó justo allí. Todos los demás paracaidistas cayeron al mar y murieron ahogados. Al amanecer, estarás sorprendidísimo: ¡estás vivo! la probabilidad era de uno entre un millón, ¡y has sido tú! ¿Por qué? ¿Qué te hace tan especial? ¿Por qué tú y no otro? ¿No es lógico pensar que alguien te ha escogido para que seas tú quien se salve? El hecho es que eres especial, pero no porque exista un designio deliberado para salvarte, sino simplemente porque los demás paracaidistas no sobrevivieron y tú eres el único que puede estar haciendo conjeturas sobre si ha sido o no demasiada casualidad. Cualquiera hubiera sido el paracaidista que hubiera tenido la fortuna de caer justo sobre la isla, pensará que ha sido demasiada casualidad y que ha sido deliberadamente escogido.

Puede haber muchísimos universos en los que no exista vida, pero sólo en los que sí puede surgir, podrá haber alguien que se sorprenda de lo excepcional que es el suyo. Puede que no haya nada "especial" en nuestro universo; los valores de sus constantes pueden ser totalmente aleatorios, al igual que los del otro millón, o billón, o trillón de posibles universos, pero dado que sus constantes fueron tales que posibilitaron el surgimiento de la vida, hay seres maravillándose de él y haciendo conjeturas sobre si es producto o no de la casualidad.

De forma análoga, este mismo principio, conocido como principio antrópico y formulado por primera vez en 1973 por el físico teórico Brandon Carter, puede aplicarse a todos los argumentos del diseño inteligente. ¿Qué cómo es posible que, por azar, surja, de entre cientos de miles de planetas, uno con las condiciones para la vida? La respuesta es siempre la misma: Simplemente porque vivimos en uno. No somos observadores externos. Somos parte de la observación misma y esto afecta necesariamente la perspectiva desde la cual reflexionamos sobre el asunto y condiciona las conclusiones que al respecto obtenemos.

Jesús fue un personaje histórico, lo cual confirma la existencia de Dios

Los evangelios fueron escritos por gente que creía en Jesús, movidos por intereses religiosos, por lo que no sirven como prueba objetiva de su existencia ni carácter divino. Se esperaría que el impacto de una persona capaz de resucitar muertos, caminar sobre las aguas, multiplicar panes y vencer a la muerte fuera masivo y de connotación mundial. Jesús, sin embargo, pasó completamente desapercibido por sus contemporáneos. Su supuesta vida fue un acontecimiento irrelevante para la historia romana y judía de esa época y sus compatriotas ni siquiera le prestaron atención. Aunque existían muchos, ningún escritor ni historiador contemporáneo de Jesús habló de él. Nadie parece haber reparado en su persona. Ni siquiera en las décadas siguientes se encuentra mención alguna. Todo lo que se conoce, depende absolutamente de los evangelios, redactados unos 30 ó 40 años como mínimo, después de su muerte.

Si bien los hallazgos de la arqueología confirman la historicidad de gran número de personajes, lugares y acontecimientos descritos en los evangelios, este hecho no puede ser aducido como prueba directa de la existencia de Jesús. Esto equivaldría a pensar que el descubrimiento de las ruinas de Stonehenge o la existencia histórica de algunos caudillos anglosajones citados en sus aventuras, confirman la existencia histórica del Rey Arturo o el Mago Merlín. Muchas fantasías épicas como El Quijote de la Mancha, El Cid campeador, la Batalla de Troya y tantas otras se valen de lugares, personajes y circunstancias contemporáneas reales para dar contexto a sus relatos.

El descubrimiento de la supuesta tumba de Jesús ofrecería pistas sobre su eventual autenticidad histórica. Sin embargo, lejos de confirmar su divinidad, pruebas de ADN en los restos demostrarían que se trató de un judío de carne y hueso, quien, en compañía de su esposa y hermanos, habría fundado un movimiento filosófico sectario. Por otra parte, existen estudiosos que, desde una crítica más radical, van más allá y consideran incluso probable que Jesús no fuese un personaje histórico real en lo absoluto, sino simplemente una entidad mítica, similar a muchas otras figuras objeto de culto de la Antigüedad con las cuales comparte cientos de sospechosas coincidencias. Una posibilidad plausible es, tal vez, una mezcla de ambos, es decir, un predicador judío luego mitificado y divinizado.

En síntesis, no existe evidencia irrefutable alguna que demuestre el carácter divino de Jesús. La poca evidencia empírica apuntaría, cuando mucho, que, de haber existido, Jesús fue un predicador judío itinerante cuya biografía y mensaje fueron significativamente alterados por los bienintencionados redactores de los evangelios, que actuaron movidos por interés y fervor religioso con el fin de presentarlo como un personaje divino mítico que inspirara a las personas hacia comportamientos altruistas.

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Ilustración 17. Prueba de que el hombre araña existe.

Cristo es el salvador de la humanidad

Para muchos, Jesús salvó a la humanidad, pero ¿por qué no usó Jesús su enorme poder para evitar, de verdad, el sufrimiento real de la raza humana aquí en la Tierra? Por ejemplo, si Jesús hubiera declarado que la esclavitud debía ser abolida, esto habría evitado todo ese cruel sufrimiento. Del mismo modo, si Jesús hubiera escogido a seis mujeres para ser sus discípulas, esto habría erradicado la discriminación de género que aún afecta nuestras sociedades.

También, Jesús pudo haber entregado conocimientos relevantes sobre agricultura, química, biología o medicina y sobre cómo usarlos en forma socialmente responsable, eliminando así la enorme desigualdad, el hambre y la pobreza que vemos hoy. De igual forma, pudo haber erradicado por completo enfermedades incurables tales como la leucemia, el cáncer o la muerte súbita que causan innumerables pérdidas de vidas humanas y grandes sufrimientos a las familias.

Por otra parte, Jesús pudo haber dejado su mensaje tan claro, y las pruebas de su divinidad tan científicamente irrefutables, que todas las personas del mundo nos hubiéramos alineado con él, en lugar de estar subdivididos en cientos de miles de extrañas, disparatadas y contradictorias religiones. Esto habría evitado innecesarios derramamientos de sangre como las cruzadas, el terrorismo religioso, entre tantas otras odiosidades causadas por las diferencias religiosas.

En suma, Jesús pudo haber evitado masivas cantidades de sufrimiento si tan sólo se hubiera desenvuelto con eficiencia y claridad. En lugar de ello, desperdició su poder realizando milagros totalmente inservibles, efímeros o frívolos como secar una higuera, convertir agua en vino o caminar sobre un lago. Su mensaje se restringió a una serie de parábolas bienintencionadas, pero irrelevantes, en términos prácticos, para mejorar en forma concreta las condiciones de vida de las personas.

Las predicas de Jesús son tan enrevesadas y ambiguas que pueden ser interpretadas de una y mil formas, según los caprichos de cada quién. Cuando las lees, tú dices: "con esta frase, yo creo que Jesús quiso decir esto". Entonces, alguien te dice "claro que no, estás muy equivocado(a), con esa frase, quiso decir esto otro". Luego, tú dices: "este pasaje debe interpretarse literalmente". El otro te responde: "Por supuesto que no, ese pasaje es en realidad metafórico". Y así es como nacen los adventistas, los evangélicos, los testigos de Jehová, los luteranos, los presbiterianos, los anglicanos, los ortodoxos, los pentecostales, los puritanos, los metodistas, los mormones, etc. Como resultado de esta sorprendente ineptitud de Jesús para comunicar en forma clara sus ideas, el cristianismo tiene hoy más de 34.000 subdivisiones, cada una de ellas interpretándolo de forma distinta y asegurando que son las demás subdivisiones las que se equivocan.

La sorprendente miopía y negligencia de Jesús no viene sino a confirmar que, de haber existido, fue un ser humano común y corriente. Las esperanzas depositadas en las intervenciones de personajes míticos como él, no son más que ilusiones que simplemente no pueden resolver los problemas de las personas.

Cristo dio la vida por ti

Muchos cristianos enrostran a los no creyentes el supuesto sacrificio que habría hecho Jesús con frases como: "Dios te ama y sacrificó a su único hijo por tus pecados". Si Dios es todopoderoso y quería perdonar pecados, entonces, ¿por qué no simplemente perdonarlos, así sin más? ¿Por qué enviar un hijo a sufrir? Eso no es lo que se esperaría de un padre considerado.

Sacrificar significa renunciar a una cosa para conseguir otra. ¿Qué fue lo que Jesús sacrificó? Él sabía que resucitaría al tercer día. En consecuencia, no sacrificó nada, puesto que volvió al cielo e, incluso, puede volver las veces que quiera. Además, si murió en la cruz, entonces, Jesús no puede ser Dios, porque Dios es todopoderoso y, por ende, no puede estar muerto, ni siquiera temporalmente. ¿Significa entonces que sólo pretendió estarlo? Cualquiera sea el caso, Dios no sacrificó a su hijo, pues, como se dijo, sacrificio implica perder, y Dios es omnipotente y, por tanto, incapaz de perder algo. Según los creyentes, Jesús está hoy sentado a la derecha de Dios, viviendo con él la eternidad ¿Dónde está el sacrificio?

Incluso, en el caso de que Jesús hubiera efectivamente sacrificado algo, esto fue totalmente innecesario, toda vez que, según la Biblia, Dios perdona de todas maneras cualquier pecado cometido, con la sola condición de que la persona arrepentida confiese y crea en él:

  • "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9).

Este verso nos asegura que Dios está dispuesto a perdonar cualquier pecado, sin importar qué tan atroz sea, si es que creemos en Él y venimos arrepentidos. Hitler, que creía en Dios, pudo perfectamente arrepentirse de sus crímenes justo antes de morir y eso habría sido más que suficiente para ser salvado y perdonado. Según los evangelios, Hitler podría estar ahora mismo disfrutando del cielo junto a Jesús.

Si Cristo expió nuestros pecados, ¿cómo es entonces que una persona puede ir de todos modos al infierno?¿y por qué Dios decidió perdonar nuestros pecados, pero castigar los de los habitantes de Sodoma y Gomorra a quienes aniquiló mediante una macabra lluvia de fuego?¿Por qué no tuvo la misma misericordia con ellos?¿Por qué no les envió también un Cristo para que los expiara y evitar así tantas muertes horrendas? Mismo caso para los inocentes hijos primigenios de los egipcios o la totalidad de la humanidad antediluviana. ¿Por qué un Dios misericordioso acabaría con la vida de tantos millones en lugar de simplemente perdonarles sus pecados o, por lo menos, enviarles un Cristo a expiarlos?

Considera lo siguiente: si a una persona común y corriente, pero piadosa, le dijeras que no habrá maldad en el mundo, si a cambio se deja torturar y asesinar; esa persona, motiva por fines altruistas y pensando en sus seres queridos, muy posiblemente aceptaría. Este sí que sería un sacrificio de verdad, pues esta persona no recibirá nada y perderá su vida. Por el contrario, Jesús tenía la certeza absoluta de que resucitaría, volvería al cielo y estaría con su padre por toda la eternidad. Eso no es un sacrificio en lo absoluto, sino más bien una tomada de pelo.

Cristo murió por nuestros pecados

La idea central del cristianismo es que todas las personas nacen y viven en el pecado y que deben creer en Jesús para que se las libere. El cristianismo te hace sentir culpable por inclinaciones tan naturales como la atracción por el sexo opuesto, argumentando que la maldad y el pecado son parte inherente de nuestra supuesta "naturaleza humana". Estos conceptos, basados en el miedo, son completamente falsos y revelan un paupérrimo entendimiento del comportamiento humano.

Cuando se sabía poco sobre antropología, sociología y psicología, parecía válido sostener afirmaciones tales como "las personas nacen en el pecado" o "el pecado es parte de la naturaleza humana". Es difícil para muchos creyentes aceptar el hecho de que lo que ellos llaman "naturaleza humana" o "pecado" simplemente no existe. No existe una naturaleza humana fija, innata y predeterminada. No nacemos con prejuicios, intolerancia o avaricia. Estas conductas, que los cristianos llaman pecado, son, en realidad, patrones de conducta desarrollados por nuestras experiencias de vida.

Las personas son como espejos que reflejan sus respectivos entornos. Las diferencias entre un indígena, un ladrón y un banquero se encuentran en como reflejan los respectivos entornos en los cuales fueron criados. En otras palabras, si crecieras en una cultura Nazi, la bandera y la esvástica serían la clase de cosas que te estimularían. Si creces en una tribu indígena, el uso de la jabalina, el arco y la flecha serán el tipo de cosas a las que estarás expuesto. Si creces en una cultura tibetana, la paz y la reflexión serán tus más arraigadas convicciones.

Nuestros valores o conceptos de lo que es o no socialmente correcto, son también parte de nuestra herencia cultural y nuestras experiencias de vida. Por ejemplo, en algunas islas del pacífico es mal visto que una jovencita llegue virgen al matrimonio. Sus padres pagan a hombres para que les hagan el favor. De igual modo, es costumbre que un marido ofrezca a su esposa para que pase la noche con un visitante como presente de bienvenida. En Indonesia, la masturbación es fuertemente penalizada. En el Líbano, es legítimo tener sexo con animales hembras. Tú podrías sentirte incómodo u horrorizado ante estas prácticas, pero lo más probable es que para esas gentes sean de lo más normal. Las familias polinésicas, indonesias o libanesas son un fiel reflejo de sus respectivas culturas, al igual que tú lo eres de la tuya. La creencia absurda y falsa de que las personas nacen y viven en el pecado es adquirida y reforzada por la educación cristiana. No es parte de una supuesta "naturaleza humana", como quieren hacernos creer. Si el entorno social cambia, también lo hará nuestro comportamiento. No hay ninguna diferencia entre un bebé polinésico y un bebé de tu país. Es el ambiente el que modela a las personas y viceversa.

Un cambio social verdadero ocurrirá al estudiar científicamente y remover las condiciones que causan los patrones de comportamiento aberrante que contaminan nuestras sociedades; en ningún caso mediante el sometimiento a través del engaño, la superstición y el miedo como pretenden el cristianismo y las demás religiones.

El futuro del mundo es nuestra responsabilidad y depende de las decisiones que tomemos hoy. Podemos seguir viviendo en el miedo y la represión de la religión o liberarnos de esta farsa irrelevante en favor del estudio científico del comportamiento humano.

¿Qué tipo de experiencia traumática hizo que dejaras de creer en Dios?

Este es un error común entre los creyentes; dan por sentado que todo el mundo cree en Dios, y que quienes no lo hacen, se debe, necesariamente, a que han tenido una experiencia traumática que les hizo odiarlo. Comúnmente suponen que se rezó a Dios y, como sus súplicas no fueron contestadas (un ser querido falleció, por ejemplo), entonces renunció a Dios por la ira que le provocó este hecho.

En realidad, pocas personas dejan de creer en Dios por estas causas y, por lo general, dejan de creer sólo por un corto tiempo. En la mayoría de los casos, encontrarás que, quienes no creen en Dios, han pensado mucho sobre sus creencias y encontraron que no tenían sustento lógico. Un gran número de personas que no creen en Dios se criaron en hogares religiosos y decidieron, después de una ardua lucha interna, que no podían seguir tomando en serio su fe. Otros, fueron criados en hogares donde se les enseñó a pensar por sí mismos sobre el mundo, a buscar sus propias respuestas y a cuestionar la "sabiduría" ancestral.

Irónicamente, muchos predicadores utilizan sus propias historias de vida y eventos traumáticos como una manera de convencer a la gente común a encontrar la religión. A menudo, en iglesias y templos, se escuchan decenas de testimonios sobre cómo personas sumidas en el vicio, desempleadas y sin esperanza para el futuro "tocaron fondo" y fue entonces cuando "encontraron al Señor". Mientras muchos creyentes desacreditan a quienes no creen en Dios reprochándoles que la razón para ello se encontraría en supuestos acontecimientos emocionales traumáticos; son estos mismos creyentes quienes, curiosa y contradictoriamente, utilizan esa misma técnica para reclutar nuevos feligreses.

Yo prefiero seguir confiando en Dios, sólo él es nuestra salvación

En la era moderna, tenemos la habilidad de mirar lejos en nuestro pasado y comparar esas ideas con lo que entendemos hoy. Muchas prácticas que existieron en el pasado ya no existen debido a los entendimientos que han surgido producto del sólido avance de la ciencia. Por ejemplo, las primeras religiones generalmente sacrificaban animales con ciertos propósitos. Esto raramente sucede hoy, dado que la relevancia de tal acto ha sido probada inútil en su efecto deseado. Del mismo modo, la gente raramente realiza danzas de la lluvia para influenciar el clima. Hoy entendemos como son creados los patrones del clima, y que las prácticas rituales no tienen efectos comprobables. Similarmente, la idea de rezarle a un dios por un requerimiento en particular, también ha sido estadísticamente probado tiene cero efecto en un resultado, sin mencionar que la evidencia que podría respaldar a un creador personificado no existe en ninguna manera científica, sino que es derivado de la especulación y tradición literaria histórica antigua.

Previas generaciones nos dejaron este legado de supersticiones religiosas irrelevantes que simplemente no sirven para enfrentar los desafíos del futuro. La observancia de textos arcaicos como la biblia tiene escasas posibilidades de resolver los problemas del mundo moderno dominado por la escasez, donde debemos competir por dinero para sobrevivir. Como se dijo anteriormente, si se contara con todo lo necesario, sería muy fácil seguir las enseñanzas obvias de Jesús; sin embargo, hasta ahora, no han sido más que predicas huecas impracticables, toda vez que las personas no cuentan con los medios necesarios para cubrir sus necesidades. Las personas se ven obligadas a conseguir dinero como sea para satisfacerlas, ya sea esclavizándose en empleos, prostituyéndose, robando, vendiendo drogas, etc. Conociendo esto, se identifica claramente el verdadero responsable de los comportamientos aberrantes que vemos hoy, quedando así en completa evidencia que la religión es absolutamente irrelevante.

Las esperanzas depositadas en supersticiones irrelevantes, dudosas profecías e intervenciones divinas de personajes míticos como Jesús no son más que ilusiones autoservidas que simplemente no pueden resolver los problemas del mundo actual. Al contrario de lo que quieren hacernos creer las religiones, sí podemos, nosotros mismos, enfrentar nuestros problemas, sin esperar que venga un Mesías con una túnica blanca para cambiar las cosas.

Somos nosotros mismos nuestra propia salvación o condenación.

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Ilustración 18. Rezar a diario. Se ha hecho por siglos sin ningún resultado.

¿En algo hay que creer, no?

La mayoría de la gente siente que necesita forzosamente creer en algo; que tener fe o creer sin evidencias es una virtud. La Biblia te dice que cuanto más desafíen tus creencias a las evidencias, más virtuoso serás. En el pasado, sin embargo, una mujer podía ser acusada de brujería y era quemada en la hoguera pues todos "creían" que efectivamente tenía poderes ocultos. El mundo entero "creía" que los cielos eran inmutables, que la esclavitud era algo natural o que la tierra era plana. Nadie ponía en duda estas afirmaciones ni sometía a prueba sus ideas. Creer es más fácil que pensar y esta es la razón por la que hay más creyentes[6]

La aceptación de las ideas en el siglo veintiuno requiere más que la simple intuición; requiere un proceso de verificación de evidencia empírica que es la base del mundo moderno y nos diferencia del oscurantismo medieval en el que vivieron nuestros antepasados; toda religión es, en realidad, una superstición, basada en el mito. Todas las concepciones teístas del mundo; Islam, Cristianismo, Judaísmo, Hinduismo, etc. reclaman que sus propias y cerradas nociones estáticas del mundo son las definitivas e intentan perpetuarlas, cuando en realidad no son más que expresiones alegóricas derivadas de la tradición, la mayoría de las cuales son simplemente absurdas en nuestro universo de permanentes cambios. Así, el esoterismo, el mito y la superstición de la fe prevalecen allí donde la ignorancia prevalece. La religión es una forma de control social. Cuando las personas reclaman: "¡con este salario no llegaré a ninguna parte!" la religión ofrece consuelo emocional a personas con perspectivas poco halagüeñas para su futuro.

Mientras la física científica y la tecnología silenciosamente dirigen la mayor parte de la acción, la mayoría de personas prefiere continuar apelando a la superstición; ya sea leyendo horóscopos, consultando tarotistas, clérigos, profetas, videntes o filósofos para dirigir sus vidas. Incluso, muchos líderes mundiales consultan regularmente psíquicos, médiums, astrólogos y toda clase de charlatanes para guiarlos en decisiones que podrían causar enormes sufrimientos.

La cantidad de superstición que una cultura puede absorber es inversamente proporcional a la cantidad de información científica que posea su gente. En el futuro, con un suministro adecuado de información basada en el método científico, no existirán frases tales como: "Encomiéndate a Dios", "toca madera", "es la voluntad de Dios", "usa una pata de conejo, trae buena suerte", si realmente la trajera, ¿cómo se explica que el conejo tuviera cuatro de esas patas pero igual lo atraparon y se las quitaron? Las personas se persignan con agua bendita por Dios. Si es bendita ¿cómo se explica entonces que ésta se llene de bacterias al cabo de unos días? Toda esta superstición contraproducente desaparecerá.

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Ilustración 19. Pensar por uno mismo es muy difícil.

Ensayo: ¿Existe realmente Dios?

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"[Los Impíos] dicen discurriendo: "Corta es y triste nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de nadie que haya vuelto del Hades. Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos sido… al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espíritu se desvanecerá como aire inconsistente… Paso de una sombra es el tiempo que vivimos, no hay retorno en nuestra muerte; porque se ha puesto el sello y nadie regresa". Los impíos tendrán la pena que sus pensamientos merecen, por desdeñar al justo y separarse del Señor."

La Biblia, Sabiduría Capítulo 1, versículos 1-10.

El avance actual de la ciencia ha logrado mostrar, en forma consistente con las observaciones, el proceso mediante el cual se forman las galaxias y los mundos en el Universo. Del mismo modo, la evolución y selección natural de las especies, permite comprender de forma racional como se desarrollan seres inteligentes como nosotros. Este progreso ha ido en detrimento de las explicaciones teológicas históricas, las que paulatinamente se han visto forzadas a atrincherarse en los umbrales del conocimiento actual.

Nuestra comprensión actual del universo y de las leyes que lo gobiernan no pudo lograrse de la noche a la mañana; se consiguió con el lento avance en la comprensión de nuestro entorno. De forma análoga, la idea de un Dios o divinidad difícilmente podría ser abandonada de golpe, más aún, si consideramos que sólo una fracción muy pequeña de la población mundial posee conocimientos científicos acabados. Incluso el mismo Albert Einstein nunca abandonó la idea de un Dios, la que plasmó en su célebre frase «Dios no juega a los dados con la naturaleza», a propósito del desarrollo de las leyes de la mecánica cuántica que explican con éxito el mundo de las partículas, y donde el azar y la incertidumbre juegan un papel preponderante.

Desde los albores de la humanidad, el hombre ha intentado explicar su propia existencia y la del mundo que lo rodea. Para nuestros antepasados primitivos la respuesta lógica era que un Dios todopoderoso lo había creado todo, de modo tal, de satisfacer a cabalidad los requisitos para la subsistencia de nuestra supuestamente privilegiada humanidad. De este modo, nuestro planeta ocuparía un sitial primordial en el Universo, y tanto el aire que respiramos como los animales que nos dan el sustento, así como las estaciones del año, habrían sido creados «a la carte» (a la medida) por dicha divinidad. Para nuestros antepasados temer, alabar y mantener contenta a la(s) Divinidad(es) con toda clase de sacrificios y ofrendas resultaba absolutamente fundamental para garantizar la armonía e inmutabilidad del mundo y los cielos. Lo contrario suponía desatar su cólera manifestada en catástrofes y calamidades de toda especie.

Un claro ejemplo de esta relación de «obediencia por temor» se encuentra en la Biblia judía o antiguo testamento, donde se aprecian numerosos pasajes alusivos a normas del tipo «premio-castigo» entre el pueblo judío y Yahvé: "Si despreciáis mis normas y rechazáis mis leyes…mandaré sobre vosotros el terror, la peste y la fiebre…soltaré contra vosotros la fiera salvaje que les devorará sus hijos… ¡llegaréis a comer la carne de vuestros propios hijos e hijas! Porque yo soy Yahvé!" Levítico 26,14-45.

Hoy sabemos que los desastres naturales corresponden a ciclos naturales según las condiciones geográficas de un sector, y que una tormenta eléctrica no responde a la ira desatada de ningún Dios a quién se ha olvidado rendir sacrificio; Hemos comprobado que nuestro lugar en el Universo dista mucho del lugar privilegiado que supondría ser la creación predilecta de un todopoderoso, y que muy por el contrario, nos encontramos en la periferia de una de miles de galaxias, con un sol corriente como cientos de otros miles. No obstante, la idea de un Dios creador, cuyos misteriosos designios crean y rigen los destinos de cada uno de los elementos y seres que componen el universo, sigue siendo la creencia más aceptada en la actualidad.

Hoy sabemos que los elementos que formaron la tierra y la vida que ella sustenta fueron sintetizados en sucesivos ciclos de vida de estrellas primigenias. Con el paso de millones de años, la vida ha logrado abrirse paso, evolucionar y adaptarse a los cambios climáticos de la tierra, hasta dar como resultado seres inteligentes como los seres humanos (o los delfines). ¡El calcio de nuestros huesos fue formado hace millones de años al interior de una estrella!

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