Nuevo orden mundial, globalización, hegemonía gringa y los efectos perversos de todo esto
Enviado por Julie Gutierrez
Siempre se han buscado expresiones diferentes para nombrar el comportamiento cíclico de un sistema con vocación de expansión mundial del capital. La globalización puede ser entendida como la etapa contemporánea de desarrollo del capitalismo y del proceso de establecimiento del modo de producción específicamente capitalista a lo largo y ancho del globo, y el desplazamiento y subordinación de otras formas de producción.
Así, el Nuevo Orden Mundial es tan viejo como el capitalismo y la globalización no deja de ser otra palabra para explicar lo mismo y los mismos efectos perversos que produce este sistema que demuestra a diario su incapacidad para resolver los problemas derivados de la convivencia y el bienestar de la humanidad.
El siglo XX ha sido un espacio histórico de sucesión de crisis y de recomposiciones o reestructuraciones del capitalismo. En nada se justifica una modificación estructural del capitalismo, algo así como una nueva etapa. El capitalismo es global (mundial) desde su origen y desde sus inicios estuvo asociado al colonialismo y al saqueo de las colonias. Desde el siglo XIX, el imperialismo y el intercambio desigual son características básicas del capitalismo mundial. El estado actual del capitalismo se ubica en un largo trayecto de dominación, acumulación, explotación y apropiación del mundo.
Globalización es el nuevo nombre del imperialismo. Es uno de los disfraces de la tentativa del imperio norteamericano y sus competidores de dominar al conjunto del mundo para poder explotar desenfrenadamente sus riquezas naturales, su fuerza de trabajo y sus mercados y encontrar un campo rentable y seguro para sus capitales especulativos.
Estas fueron las palabras del economista norteamericano John K. Galbraith, ex asesor de los presidentes Roosevelt y Kennedy: "Globalización es un término que nosotros, los americanos, inventamos para disimular nuestra política de avance económico en otros países y para tornar respetables los movimientos especulativos del capital". En esa concepción fue secundado por el ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger: "lo que se llama globalización es en verdad otro nombre de la posición dominante de los Estados Unidos":
La globalización es la estrategia del imperialismo en su fase de decadencia. La paralización de la economía norteamericana y del conjunto de las economías atadas a la dinámica imperialista, revela que no resolvió nada la explotación salvaje que sus transnacionales vienen realizando sobre el conjunto del mundo. En la tentativa de imponer su dominio mundial, el imperio norteamericano usa su fuerza política, económica y militar, no sólo con sus propios instrumentos de poder como el Tesoro, el Pentágono y sus bancos y empresas nacionales, también a través de instrumentos internacionales que controla como el FMI, el BM o la OMC. Esas organizaciones internacionales en verdad sólo funcionan en la medida en que sirven a la estrategia del imperio.
Las principales características de la actual etapa del capitalismo que Marcos Kaplan resume de esta manera:
"Un orden internacional de alta concentración de poder a escala mundial: la tercera revolución industrial y científico tecnológica, la trasnacionalización, una nueva división mundial del trabajo y un proyecto político de globalización que se corresponde en lo interno con un nuevo modelo de crecimiento neocapitalista. Fuerzas y procesos abarcan la mayor parte del planeta u operan mundialmente. Se multiplican los nexos e interacciones entre Estados y sociedades, y de acontecimientos, decisiones y actividades en una parte del mundo con consecuencias muy significativas para individuos y comunidades en distantes espacios del planeta. Se avanza hacia la unificación de la población mundial.
Corporaciones trasnacionales adquieren primacía mundial planetaria y mundializan sus estrategias y políticas. La economía de mercado se extiende hacia un solo sistema económico mundial. Se liberan los flujos financieros y movimientos de capital. Surgen y avanzan un capitalismo financiero internacional y especulativo, y un mercado financiero mundial tecnológicamente integrado. Una división mundial del trabajo científico acentúa la desigualdad en el intercambio y la brecha diferencial entre potencias, países desarrollados y en desarrollo. No se liberan los movimientos internacionales de mano de obra y de migrantes. Un sistema mundial de información y comunicaciones (telemática) se vuelve factor fundamental de transformación y supervivencia; el mundo se cubre de redes que tratan en tiempo real las transacciones comerciales y financieras entre diferentes puntos del planeta.
Por otra parte, se multiplican las organizaciones e instituciones mundiales: económico financieras, políticas, estratégico militares. La cultura tiende a globalizarse. Avanza una conciencia universalizante, vehiculada por organizaciones e instituciones trasnacionales en ideología y práctica. Se extiende el concepto de derechos humanos, los movimientos de ciudadanos planetarios, las demandas de justicia penal internacional para delitos contra la humanidad. Apunta la necesidad de regulación y gobernabilidad globales. Una conjunción de factores y procesos restrictivos comienza a poner en tela de juicio la existencia y soberanía del Estado nacional.
Mercados y corporaciones, organismos internacionales y Estados de potencias y países desarrollados serían las principales agencias condicionantes o determinantes de la organización y el funcionamiento de la economía, de la sociedad y del sistema político de las naciones. Desde ya se afirma la necesidad y conveniencia, la fatalidad e irreversibilidad del eclipse, el debilitamiento o la extinción de todo lo que es nacional.
La libre movilidad del comercio y los capitales aumentaría los flujos de recursos a los países del Tercer Mundo. Se requeriría de ellos el cumplimiento de requisitos para su plena integración en la globalización y para el logro de un tipo dado de un crecimiento neocapitalista periférico, insuficiente y desigual, centrado en la prioridad a las exportaciones y al financiamiento externo, con ignorancia y desdén de las necesidades humanas y sociales de las mayorías.
El propio avance de las fuerzas y procesos de trasnacionalización y mundialización desgasta o destruye actores y tejidos sociales, bases socioculturales y políticas, que son necesarias para la misma existencia de la eventual globalización y para su reproducción ampliada y su triunfo definitivo. Ello converge en la crisis del sistema económico financiero mundial, del sistema político interestatal y del modelo de crecimiento neocapitalista tardío o periférico que se ha intentado e intenta aplicar en las últimas décadas. La globalización en sentido estricto es un escenario posible, pero no probable."
¿Y cuáles son los efectos perversos de todo ello? Noam Chomsky avisa que el actual proceso de globalización profundiza la diferencia entre una minoría muy rica y una inmensa mayoría de desposeídos. También advierte que será necesario usar la violencia para controlar las masas excluidas y así como en el pasado fueron creadas las fuerzas armadas para defender los intereses económicos la militarización llegará a la última frontera, o sea, al espacio sideral. "O tenemos un mundo sin guerras o no habrá más mundo". Los seres humanos poseen medios de destruirse y las grandes potencias llegaron muy cerca de ello en los últimos 50 años. Según el lingüista, los seres humanos constituyen una especie en peligro y, considerando la naturaleza de sus instituciones, probablemente se destruirán a sí mismos dentro de un plazo relativamente corto.
El capitalismo y sus derivados fomentan pues un desarrollo insostenible del planeta que lleva progresivamente a la destrucción medioambiental y a la aniquilación de gran parte de la humanidad por enfermedades, hambre y guerras. La globalización neoliberal ha provocado dos grandes fracturas. Una que afecta al planeta, que está rompiendo el equilibrio de nuestra relación con el medio ambiente. Otra que afecta a la humanidad, que divide a las personas por su lugar de nacimiento, su origen, su condición económica o sus ideas.
El Informe sobre el Desarrollo Humano de 1996 del Programa de la ONU para el Desarrollo reconoce que más de cien países no se benefician del sistema económico mundial, que los auténticos beneficiarios son sólo diez países. El informe define cinco modelos negativos de crecimiento económico: sin empleo, despiadado (que genera exclusión social), sin voz (sin democracia política), sin raíces (que arrasa las estructuras autóctonas) y sin futuro (depredador de los recursos naturales). La FAO cifra en 800 millones el número de personas que pasan hambre, la cuarta parte son niños menores de cinco años.
Los problemas socioeconómicos colombianos son una copia "colombiana" de los problemas a nivel mundial. Si bien cada lugar tiene sus características diferenciadas, los efectos perversos del capitalismo se repiten en gran parte del planeta en casi todos los ámbitos de la vida humana. Si hay zonas en las que no se ha implantado el sistema capitalista es por la heroica resistencia de determinadas comunidades o porque hasta allá todavía no ha llegado nadie. Así, en todos los estados del mundo se sufren los efectos del capitalismo (directa o indirectamente) aunque expresados de formas diversas pero siempre siguiendo una misma tendencia.
El problema de la falta de trabajo es un asunto no resuelto por el capitalismo porque ya le va bien así. En un mundo donde los recursos naturales y la tecnología solucionarían las necesidades básicas de toda la población: el trabajo asalariado y la educación son formas de control social y el paro lo es de represión laboral; el hambre, la guerra y las enfermedades son formas de control demográfico. Todos los resortes del sistema son instrumentos coercitivos e ideológicos para asegurar la dominación de una mayoría por una minoría y legitimar la subordinación del primer grupo a unas dinámicas económicas que favorecen al segundo. Así, las carencias y dificultades de cada subsistema (conocimiento, natural, económico, social y político) son espejos macabros que en cada lugar deforman la realidad y nos explican unos problemas que el sistema capitalista no va a solucionar. Y si no lo va a solucionar no es por su incapacidad sino porque le interesa y le favorece. Es entonces que se plantea la disyuntiva de reformar el sistema desde dentro y humanizar el capitalismo reduciendo sus efectos perversos o se le da la vuelta al sistema desde fuera para organizar nuestras vidas atendiendo a otros intereses y expectativas.
Las instituciones económicas del imperio y sus tratados (OMC, BM, FMI, NAFTA, ALCA, … y las que vengan) son usadas para imponer a los países de la periferia los programas llamados "neoliberales", que procuran someter sus economías a la política "globalizadora", esto es, expoliadora del imperio. Fue así que derrumbaron la protección de sus economías a fin de permitir la invasión de la producción extranjera, forzaron la entrega de sus empresas estratégicas (principalmente las de minería, petróleo, energía y telecomunicaciones) para grupos extranjeros, quebraron sus derechos laborales con vistas a abaratar el costo de la fuerza de trabajo y así aumentar los lucros y la "competitividad" de las transnacionales, promovieron la desregulación financiera a fin de favorecer la libre circulación de los capitales especulativos.
Y lo peor es que la irracionalidad sigue hoy en día con tentativas como el ALCA o el Plan Puebla Panamá. Para James Petras, "el ALCA es el engendro lógico del progreso de la doctrina neoliberal impuesta por los factores de política de EE.UU. y sus clientes latinoamericanos desde mediados de los años 70. Mientras pretende hablar de libre comercio, se parece al sistema mercantilista del antiguo sistema imperial". El ALCA expande un desastre comprobado por la pesadilla que es el NAFTA. Ese tratado que pretende entrar en vigor en el 2005 para toda América menos para Cuba disminuirá los derechos de los trabajadores, agravará la destrucción medioambiental, pondrá vidas en riesgo al no dejar producir medicamentos genéricos por la regulación de patentes, llevará a la privatización de servicios esenciales, será el caballo de troya del Tratado Multilateral de Inversiones. El ALCA es eso y más por lo que la pobreza y la desigualdad aumentarán mucho más de lo que lo hacen ahora.
Pero no hemos de entender que los países expoliadores son malos y los expoliados buenos. Hay que analizar el tema desde el punto de vista de que los diferentes gobiernos del mundo están dominados por la misma gente, las elites de todos los pelajes que manejan países y personas como si fueran propiedad privada. Estos personajes organizan la economía del mundo y compran y venden personas en función de unos intereses que aseguren el bienestar y beneficio de sus iguales, una suerte de solidaridad corporativa que otra gente estamos perdiendo y así nos va.
Está claro que la mayoría de la población del llamado mundo occidental tiene unas necesidades básicas cubiertas que no se corresponden en absoluto con el resto del planeta. Creo que es cuestión de tiempo que las cosas tiendan a igualarse. Los estados dependientes del imperio se caracterizan por la enorme vulnerabilidad externa, deuda externa explosiva, desnacionalización de la economía, desindustrialización, desempleo en masa, finanzas públicas en harapos, hambre, miseria. Los estados imperialistas desprotegen cada vez a más sectores de la población, vuelcan cada día a la subsistencia a miles y miles de personas, desregulan el empleo y la seguridad social, privatizan servicios básicos, reprimen los procesos de cambio social. Ambas esferas se vuelven una espiral conjunta que llevará a una situación impredecible, pero de momento, nada halagüeña.
Los economistas del orden imperial pregonan que hay globalización de la economía porque hay un libre movimiento internacional de capitales, tecnología, fuerza de trabajo y mercaderías. Este mito de la libertad es eso, un mito. Las tecnologías avanzadas son monopolizadas por los países centrales; las mercaderías de los países centrales invaden las economías dependientes, y las de estos enfrentan mil obstáculos para acceder a los mercados de aquellos; los trabajadores que pierden el empleo en la periferia no consiguen perforar el bloqueo para llegar a los "países-paraíso", fortaleza racista y excluyente del planeta.
El movimiento ANTIGLOBALIZACIÓN
Esto que llaman globalización no puede basarse en la dependencia de unos países sobre otros. El secretario general del Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR8), de Brasil, dijo en un artículo titulado "Sin soberanía nacional no hay globalización, hay imperialismo": "El sofocamiento, aplastamiento y sumisión de algunas naciones por otras no puede conducir a 'globalización', integración alguna, sólo a la desintegración, a la esclavización de la gran mayoría". Y concluyó: "El imperialismo, la sujeción política y económica de algunas naciones a otras, es hoy exactamente el principal obstáculo de esa integración.
Quien quiera de hecho alcanzarla precisa luchar enérgicamente por la independencia y la soberanía de los pueblos, porque es la única cosa que puede servir de base a una integración verdadera." Al movimiento anticapitalista mundial se le define como "antiglobalización", una manera de desvirtuar al movimiento y de quitarle las connotaciones radicales que siempre ha tenido la resistencia anticapitalista. Es una arma propagandística del poder para decir que las alternativas al capitalismo se oponen a la integración universal de los pueblos, idea totalmente falsa.
En una charla en el Foro Social Mundial de febrero de 2002, Noam Chomsky decía que "ninguna persona cuerda se opone a la globalización". También explicaba que la integración económica internacional (una de las facetas de la globalización en su sentido neutro) aumentó con rapidez antes de la Primera Guerra Mundial, se detuvo o disminuyó durante el período de entreguerras y continuó después de la Segunda Guerra Mundial, alcanzando ahora los niveles de hace un siglo debido a medidas negligentes.
En detalle, y según Chomsky, la estructura es más compleja. Desde cierto punto de vista, la globalización era mayor antes de la Primera Guerra Mundial.
Un ejemplo es la "libre circulación de trabajadores", la base del libre mercado según Adam Smith, aunque no de sus admiradores contemporáneos. Desde otro punto de vista, la globalización es mucho mayor actualmente: un ejemplo terrible (y no es el único) es el flujo de capitales especulativos de corto plazo, muy superior a cualquier valor precedente. La distinción refleja algunas de las características centrales de la versión de la globalización preferida por los amos del universo: en una medida que excede toda norma, el capital es prioritario y las personas son incidentales.
Las multitudinarias manifestaciones públicas de protesta en Quebec de abril del año pasado en la Cumbre de las Américas estuvieron dirigidas en parte en contra del ALCA. Dos estudios estuvieron encima de las redacciones de los diarios de Nueva York esos días, a ninguno de ellos se le hizo caso. Uno era de Human Rights Watch, el otro del Instituto de Política Económica de Washington. Ambos estudios investigaban en profundidad los efectos del NAFTA, que fue aclamado en la cumbre como un gran triunfo y un modelo para el ALCA, HRW analizó los efectos del NAFTA sobre los derechos de los trabajadores, los que, descubrió, se vieron perjudicados en los tres países participantes. El informe de IPE era más exhaustivo: consiste en el análisis detallado de los efectos del NAFTA en los trabajadores, escrito por especialistas de los tres países. La conclusión a la que llegaban es que es uno de los pocos acuerdos que perjudicó a la mayoría de la población en todos los países participantes:
"Los efectos sobre México fueron especialmente graves, en particular en el sur. Los salarios disminuyeron bruscamente con la imposición de los programas neoliberales en la década de 1980. Esto continuó después del NAFTA, con una disminución del 24% en los ingresos de los trabajadores asalariados, y del 40% entre los autónomos, un efecto amplificado por el rápido incremento de trabajadores no remunerados. Aunque la inversión extranjera aumentó, el total de inversiones disminuyó y se transfirió la economía a las manos de multinacionales extranjeras. El salario mínimo perdió el 50% de su poder adquisitivo. La actividad industrial disminuyó y el desarrollo se estancó o pudo haber retrocedido. Un pequeño sector se hizo extremadamente rico y los inversores extranjeros prosperaron.
Chomsky seguía con su charla en Porto Alegre:
El Banco Mundial está de acuerdo. Reconoce que "la flexibilización del mercado laboral" ha adquirido "un mal renombre… como si se tratara de un eufemismo para la poda de salarios y empleados" pero, sin embargo, "es esencial en todas las regiones del mundo… Las reformas más importantes suponen promover la movilidad laboral y la flexibilidad salarial, así como la ruptura del vínculo entre servicio social y contratos de trabajo". En pocas palabras, para la ideología dominante, echar trabajadores, reducir salarios y disminuir los beneficios son contribuciones cruciales para la salud económica."
Como explica Marcos Arruda, "el contexto internacional no es de liberalización, pero sí de creciente proteccionismo comercial". Al inicio de mayo Estados Unidos decidió aumentar los subsidios a los agricultores, reduciendo así la competitividad de productos agrícolas importados. Esto afecta a algunos sectores exportadores de los países en desarrollo, en particular a Brasil.
Las reglas que son buenas para los protagonistas de la globalización del capital serán impuestas hasta el nivel más local de gobierno, robando una vez más la soberanía a la población de definir sus propios caminos de desarrollo. A quién comprar, estimulando puestos de trabajo para quién, valorizando los productos de quién, adoptando qué políticas de precios será totalmente impuesto con este acuerdo de "libre comercio" que se supone que es el ALCA. Todo eso son decisiones que deberían competir a la población de cada municipio en función de sus intereses y modos de vida en un marco de desarrollo sostenible humano y ambiental.
El Plan Puebla Panamá (PPP) es otra parte de la estrategia política-económica del imperio yankee para el control de los gobiernos y recursos económicos que se dan en cada zona de Puebla (México) a Panamá, particularmente del petróleo. Pero, como afirma Pedro Echeverría, también contempla limpiar la región de grupos guerrilleros y rebeldías de oposición, sobretodo en México donde actúan por lo menos cuatro grupos armados: EZLN, EPR, ERPI y FRAP.
Por otro lado, igual que el Plan Colombia, el propósito de los EE.UU. con el PPP es intervenir en el conflicto político y social mexicano para imponer y favorecer a las transnacionales del petróleo; facilitar la privatización de las terminales aéreas y portuarias, la energía eléctrica, el agua y el gas; proteger a los terratenientes en el desarrollo agroindustrial y ganadero extensivo y, principalmente, apoderarse sin restricciones de las enormes riquezas en biodiversidad de la selva Lacandona, los Chimalapas en Oaxaca, y el Corredor Biológico Mesoamericano, que llega hasta Panamá.
La instalación del PPP habrá de favorecer sólo a los capitales estadounidenses, habrá de propiciar un saqueo todavía mayor de los recursos estratégicos, que podría perjudicar todavía más a la población campesina del sureste mexicano, mientras el desarrollo industrial que habría de llegar a la región sería sólo el de la maquila.
Es a Estados Unidos a quien conviene la conversión de toda Centroamérica en un inmenso istmo atravesado por numerosos corredores de ciudades y vías de transporte, llenas de locales maquiladores que aprovechan la mano de obra barata. Los bajísimos salarios que se pagan en el norte de México (1.20 dólar por hora de trabajo industrial) se convierten en salarios del miedo en regiones como Honduras, Guatemala o El Salvador donde el salario apenas alcanza los 25 centavos de dólar la hora.
Según el presidente mexicano Vicente Fox, las metas básicas del PPP son elevar el nivel de desarrollo humano y social de la población; mayor participación de la sociedad civil en el desarrollo; cambio estructural en la dinámica económica; aprovechar cabalmente las vocaciones; inversiones productivas y empleos bien remunerados. Nunca está de más escuchar las justificaciones que este tipo de gente da a planes, tratados, políticas, ajustes, etc. para entender lo que son y lo que no son.
Así, cuando el FMI elogia la política macroeconómica de Colombia o de cualquier lugar significa que hay que ponerse en guardia porque las cosas van a peor.
Más ejemplos: la democracia y un poco sobre la hegemonía gringa. ¿Quién nos USA?
Estos son sólo algunos ejemplos de los efectos perversos del capitalismo. En cada país afecta de forma diferente. En el terreno político, encontramos una concentración del poder brutal que se traduce en una falta de democracia igualmente brutal. La falta de transparencia y la corrupción generan un descrédito del sistema que habría de poner en peligro su continuidad pero a la vez lo favorece porque aleja a la población de la toma de decisiones por pasividad e indiferencia. Si la pasividad y la indiferencia no desaparecen entonces aparece la represión. Sigue la charla de Chomsky en Porto Alegre:
"Los especialistas y las instituciones que realizan encuestas de opinión han observado desde hace algunos años que la extensión de la democracia formal en Latinoamérica ha estado acompañada por una creciente desilusión acerca del sistema democrático. Esta "tendencia alarmante" persiste, señalan los analistas, y hacen hincapié en el vínculo existente entre "problemas económicos" y "falta de confianza" en las instituciones democráticas (Financial Times). Como señaló Atilio Borón hace algunos años, la nueva ola de democratización en Latinoamérica coincidió con las "reformas" económicas neoliberales que debilitan a la democracia real, un fenómeno que se extiende en todo el mundo, a través de distintas formas. Lo que queda de la democracia tiene que interpretarse como el derecho a elegir entre productos." La democracia es un concepto que expresa unas ideas muy concretas. Pero, como muchos conceptos relacionados con el poder, necesita de unos atributos que lo definan.
La democracia es burguesa, directa, proletaria, representativa, formal, real, etc. pero hoy en día democracia tiene unas connotaciones bien claras relacionadas con el capitalismo y una extraña y difusa representación de los intereses de la población. Esta imagen convencional de democracia fue formulada con claridad por el asesor de Seguridad Nacional norteamericano, Anthony Lake, cuando presentó la Doctrina Clinton en septiembre de 1993: "Durante la Guerra Fría, contuvimos la amenaza global hacia las democracias de mercado: ahora deberíamos tratar de ampliar su alcance". El "nuevo mundo" que se abre ante nosotros "presenta inmensas oportunidades" para adelantarse a fin de "consolidar la victoria de la democracia y de los mercados abiertos", agregó un año después.
En el texto "Democracia y Mercados en el Nuevo Orden Mundial", Noam Chomsky cita a personajes del poder norteamericano para ilustrar las políticas de Estados Unidos en el exterior.
Explicaba el insigne ideólogo Samuel Huntington, que "la identidad nacional está definida por una serie de valores políticos y económicos universales", particularmente "libertad, democracia, igualdad, propiedad privada, y mercados"; "la promoción de la democracia, los derechos humanos y mercados son mucho más importantes para la política norteamericana que para la política de cualquier otro país".
Fíjese si son importantes estos valores y su "promoción en el mundo" para los EE.UU. que llegan a librar batallas heroicas y desgarradoras en cualquier parte del planeta invirtiendo muerte y destrucción aunque sea enfrentándose a solas contra el monstruo que sea, llámese comunismo, marxismo, terrorismo, talibán, narcotráfico o lo que se les cruce. Madeleine Albright informó al Consejo de Seguridad de la ONU, que estaba dudando de una resolución dictada por EE.UU. acerca de Irak, que su gobierno seguirá actuando de manera "multilateral, cuando podamos, y unilateral, cuando tengamos que hacerlo". Haga su juego como quiera, pero en el mundo real "se hace lo que nosotros decimos", como decía Bush mientras que bombas y misiles llovían sobre lrak. EE.UU. tiene derecho a actuar unilateralmente, la embajadora Albright instruía al errado Consejo, porque "nosotros reconocemos al Medio Oriente como vital para nuestros intereses nacionales".
El idealismo norteamericano se ha impuesto por todo el planeta. Un ejemplo de imposición a sangre de la democracia lo sufren y han sufrido lo que el secretario de Guerra Henry Stimson llamó "nuestra pequeña cercana región que nunca ha preocupado a nadie". Así describió el resto del continente americano a final de la Segunda Guerra Mundial, mientras explicaba que "todos los sistemas regionales tienen que ser desmantelados excepto el nuestro, que tiene que ser extendido". Una posición perfectamente razonable ya que "lo que era bueno para nosotros era bueno para el mundo"..
El historiador y asesor del presidente Carter para América Latina, Robert Pastor, escribe que Estados Unidos quiere que las otras naciones "actúen de manera independiente, excepto cuando esto afectaría los intereses estadounidenses adversamente". Estados Unidos nunca ha querido "controlarlas", mientras que no "salgan del control". Nadie, pues, puede acusar al liderazgo de Estados Unidos de no estar preocupado salvo con "el bien del mundo", incluyendo la plena libertad para actuar a su dictado. Si los latinoamericanos usan la libertad que los EE.UU. conceden para sus propios intereses entonces el gobierno yankee tendrá todo el derecho de responder unilateralmente en legítima autodefensa con cualquier tipo de estrategia más o menos sanguinaria.
Otra lección equivocada, según Chomsky, es que la Guerra Fría ha tenido poco que ver con todo esto, aparte de proveer pretextos ya que las políticas fueron las mismas antes de 1917 y después de 1989. De esta forma, Woodrow Wilson invadió Haití y desmanteló el sistema parlamentario porque se negó a adoptar una constitución "progresista" que permitiera a los norteamericanos apropiarse de las tierras de Haití, matando a miles de campesinos, restaurando virtualmente la esclavitud y dejando al país en manos de un ejército terrorista como plantación estadounidense y posteriormente como una plataforma de exportación para empresas de ensamblaje bajo condiciones miserables. Pocas semanas después de la caída del muro de Berlín, Bush invade Panamá para restaurar en el poder a una camarilla de banqueros europeos y narcotraficantes en un país que quedó bajo ocupación militar, tal como lo aceptó el mismo gobierno títere puesto en el poder por la fuerza estadounidense.
En el mundo real, democracia, mercados y derechos humanos están bajo un serio ataque en muchas partes del mundo. En la década de los 80, los Estados Unidos se dedicaron a una "cruzada por la democracia", particularmente en América Latina. Allá donde la influencia estadounidense era menor, el progreso fue mayor, y viceversa. Lo mismo ocurre para, según Chomsky, el mayor violador de los derechos humanos del resto del continente, el estado colombiano, que ahora recibe la mitad de toda la ayuda militar estadounidense en el hemisferio.
Nicaragua es ahora el segundo país más pobre del hemisferio. El más pobre es Haití, también la víctima de la mayor cantidad de intervenciones estadounidenses en el siglo XX. Nicaragua está en segundo lugar en el grado de intervención estadounidense en el siglo XX. Y es el segundo más pobre. En realidad está compitiendo con Guatemala. Se alternan cada uno o dos años como el segundo país en el nivel de pobreza. Y también compiten en quién es el objetivo principal de las intervenciones militares de EE.UU. "Se supone que debemos creer que todo esto es una especie de accidente", dice Noam Chomsky.
11 millones de niñas y niños mueren cada año, según la OMS, porque los "países ricos" les niegan centavos de ayuda, siendo Estados Unidos el más miserable de todos, aún si incluimos el componente más grande de "ayuda", que va hacia el cliente Israel.
La democracia capitalista parece que funciona en el llamado tercer mundo. Pero para que funcione la mayoría de la población tiene que ser controlada: terror a gran escala, escuadrones de la muerte, la "limpieza social" y otros métodos de probada eficiencia. El método favorito en Estados Unidos es el de ir creando guetos urbanos y, si esto falla, están las cárceles, que son la contraparte a los escuadrones de la muerte que el imperio mismo entrena y apoya.
Mucha gente escuchó las palabras de Bush después del derrumbe de las torres: "¿Por qué nos odian?" La pregunta no es nueva. Hace 45 años el presidente Eisenhower y su equipo discutían lo que él llamaba "la campaña de odio contra nosotros" en el mundo árabe, "no de los gobiernos sino de la gente". El motivo principal, advertía el Consejo de Seguridad Nacional, proviene de haberse dado cuenta que Estados Unidos respalda a gobiernos corruptos y brutales que bloquean la democracia y el desarrollo, en aras de la preocupación por "proteger sus intereses petroleros en el Medio Oriente".
Más efectos perversos del capitalismo
Nunca hubo tanto capitalismo en el mundo. Nunca tantas cosas y personas fueron transformadas en mercancías, tuvieron un precio, fueron compradas y vendidas, ni nunca hubo una presencia imperial tan fuerte en el mundo.
Los programas incluidos en la política de los EE.UU., como las reglas de la OMC, están diseñadas para impedir el desarrollo e impedir el crecimiento. Así, los derechos de propiedad intelectual, que se discuten en una organización como la OMC, son tratados como mercaderías y no son más que una protección del control y los precios monopólicos afectando por ejemplo a los fármacos cuyos precios son inalcanzables para la mayor parte del mundo.
La visión estrictamente comercial la vemos en los alimentos modificados genéticamente. Cuatro cultivos (soya, maíz, canola y algodón) constituyen prácticamente la totalidad de los transgénicos sembrados comercialmente hasta diciembre de 2000. El objetivo de las modificaciones genéticas es hacerlos resistentes al herbicida de la propia empresa que vende la semilla.
Una sola empresa, Monsanto, vendió el 94% de las semillas del área sembrada a escala mundial. Las semillas transgénicas son significativamente más caras para los agricultores que las convencionales. Un extenso estudio de Benbrook en Estados Unidos del año anterior mostró que la soya transgénica produce entre un 5 y 10% menos y requiere un promedio de 11% más químicos.
La mundialización de los mercados financieros lleva a las empresas, como explicaba Pierre Bordieu, a ajustarse rápidamente a las exigencias de los mercados, con el riesgo de perder "la confianza de los mercados" y el respaldo de los accionistas que, preocupados por obtener una rentabilidad a corto plazo, cada vez son más capaces de imponer su voluntad a los gerentes, de exigirles normas y de orientar sus políticas en materia de contratación, empleo y salario. "Así se instaura el reinado absoluto de la flexibilidad, con los contratos temporarios o las pasantías y la instauración, en el seno de la empresa, de la competencia entre filiales autónomas, entre equipos y entre individuos a través de la individualización de la relación salarial".
El fundamento de todo este orden económico es la violencia estructural del desempleo, de la precariedad y de la amenaza de la suspensión: la armonía del sistema se mantiene por la existencia del ejército de reserva de los desempleados.
Este es el resumen que Bordieu hace del estado del mundo en "Neoliberalismo: la lucha de todos contra todos":
"Y, sin embargo, el mundo es así, con los efectos inmediatamente visibles de la implementación de la gran utopía neoliberal. No sólo la miseria de una fracción cada vez mayor de las sociedades más avanzadas económicamente, el crecimiento extraordinario de las diferencias entre los ingresos, la desaparición progresiva de los universos autónomos de producción cultural mediante la imposición de los valores comerciales, sino también -y sobre todo- la destrucción de todas las instancias colectivas capaces de contrarrestar los efectos de la máquina infernal. Y también la imposición de esta suerte de darwinismo moral que, con el culto del ganador, instaura la lucha de todos contra todos y el cinismo como normas de todas las prácticas sociales".
En otro terreno donde el capitalismo deja caer sus efectos perversos es en las relaciones de género. Capitalismo y patriarcado son las dos caras de la misma moneda que explican el actual sistema de dominación y desigualdad. Así explica Gema Jiménez la relación entre globalización neoliberal y género, diciendo que pobreza, trabajo precario e informal, son sólo algunas de las consecuencias que de norte a sur y de este a oeste tiene el actual modelo de globalización.
Los efectos del capitalismo se hacen notar de forma tan global como se articulan las propias políticas macroeconómicas y de ajuste estructural. Un ejemplo de ello son las dinámicas socioeconómicas que se desarrollan en el seno de todas las sociedades en lo relativo a los trabajos de reproducción (tareas dentro de la familia, servicio doméstico y cuidado de personas dependientes).
Las mujeres inmigrantes y autóctonas de bajos recursos trabajan mayoritariamente en el servicio doméstico y tareas de cuidados para familias demandantes de una serie de servicios vitales. En este contexto, la solidaridad de género desaparece, reafirmándose las desigualdades de clase existentes en el colectivo de mujeres y en la sociedad. Esta división de tareas entre mujeres establece entre ellas una relación jerárquica, respecto a la que el hombre se sitúa por encima en tanto no se considera responsable de lo doméstico. Las contradicciones que el sistema de género impone a los miembros del hogar son trasladadas hacia la figura de la trabajadora doméstica. Es una división transnacional del trabajo de reproducción.
El escaso valor de mercado de la labor asistencial hace que las mujeres que la realizan sigan teniendo una categoría inferior, con bajos salarios, escasa o nula protección social y condiciones laborales, en general, precarias. Cuando la consigna feminista reclama que lo personal es político no es al azar. El sistema de dominación patriarcal impone unas estructuras y luego decide que son privadas. En el momento en que algunos poderes públicos asumen su responsabilidad en determinados ámbitos de lo privado, esto tendrá unas justificaciones u otras y unas formas de proceder que puede que nunca lleguen a resolver los problemas de raíz pero da cuenta de que lo personal es político.
Como hemos ido viendo (y no del todo) esta globalización afecta de manera total a la gente, a los pueblos y al planeta de múltiples formas.
Otro de los terrenos afectados es de los idearios individuales y colectivos. La formación de una mentalidad sumisa, el miedo a salir del sistema, la falta de confianza en el cambio, las justificaciones del orden actual y sus perversidades, la pasividad y la indiferencia respecto a los problemas propios y ajenos, la falta de sensibilidad ante las injusticias y desigualdades son algunos de los efectos que produce este sistema en la mayoría de la población. La famosa frasecita de Margaret Tatcher de "No hay alternativa", el substrato psicológico que dejan expresiones como "El fin de las ideologías" de Fukuyama, "El choque de civilizaciones" de Huntington o los continuos discursos en los medios de comunicación de cualquier otro demente refuerzan esa sensación de que no se puede hacer nada contra el sistema porque éste ya está definido en unos ejes muy concretos: la ideología del mercado, las políticas neoliberales, las relaciones basadas en el dinero, la democracia formal representativa.
Por eso nos dicen que la globalización es incontrolable. Pero lo que es cierto es que el capitalismo no nos ha llovido imprevistamente del cielo por obra del destino, ha sido impuesto y dirigido por la clase dominante del mundo. Las organizaciones nacionales (estados, bancos, ejércitos,…) e internacionales (OMC, BM, FMI, OTAN, NAFTA,…) han sido creadas por personas y por personas serán desmanteladas. El orden capitalista y sus efectos perversos son enfrentados a lo largo y ancho del planeta, sólo es cuestión de tiempo, esfuerzo, organización y decisión que caiga toda esta estructura asesina que oprime a las gentes del planeta.
"El futuro es nuestro y lo hacen los pueblos". Salvador Allende, un 11 de septiembre marcado por el terror del año 1973.
Julie Gutierrez