- La Entrevista
- Clasificación con arreglo al nivel de estructuración
- Técnicas propias de la entrevista directiva
- La entrevista como herramienta
- La personalidad y su diagnóstico como facilitador u obstaculizador durante la entrevista
- La "ecuación comportamental" en la entrevista sociopraxiológica
- Persona: el ser y la necesidad
- Relación hombre-trabajo
- La Personalidad
- Las diferencias individuales y la dinámica intrapersonal
- Personalidad, rasgo, comportamiento y situación
- La Situación
- La Ecuación Comportamental en la entrevista
- Referencias
La Entrevista
Toda entrevista se inicia con una interacción entre el agente profesional (entrevistador) y el sujeto destinatario, objeto de la entrevista (entrevistado). En el campo de la salud y la enfermedad, esta primera interacción entre unos y otros conforma la entrevista sociopraxiológica, tal como por ejemplo, la entrevista en trabajo social. (Poch & Talarn, 1992)
Por ello esta se configura como un instrumento de trabajo sociopraxiológico fundamental
Podemos comenzar definiendo a la "entrevista" en general como una conversación asimétrica con un propósito deliberado, mutuamente aceptado por los participantes (Kadushin, 1990) En muchos aspectos una entrevista se asemeja a una conversación informal y en otros a una plática formalizada. Ambas comprenden comunicación verbal y no verbal entre personas. Durante la misma se intercambian ideas, actitudes y sentimientos; son -por lo general- interacciones cara a cara y los participantes son influidos recíprocamente, reforzando el campo transactivo comunicacional. La entrevista, en sentido estricto, se desarrolla en el aquí y ahora y en un espacio presencial común. Un reportaje telefónico, por ejemplo, no es estrictamente una entrevista.
Esta "vista-entre-dos" (entrevistados) personas que encarnan sendos personajes de rol (entrevistador y entrevistado) configura un campo productivo cuya constante es el proceso de autoreforzamiento (feed back). (Cáceres; 2004)
La característica fundamental que distingue a una entrevista de una conversación estriba en que en aquella la interacción se proyecta para alcanzar un propósito final seleccionado de manera consciente.
La entrevista tiene lugar y es concertada deliberadamente de acuerdo a uno/s objetivo/s predeterminados. Varios autores consideran el estudio de la dinámica de la entrevista en general y de la entrevista en trabajo social en particular, desde distintas perspectivas: tipo de comunicación, objetivos, roles, estructuración del encuentro, tipo de estudio requerido, etc. (Vallejo, 1992; Cáceres, 2004; Avila Espada, 1987; Rodríguez Sutil, 1999; Poch & Talarn ,1992).
Según Vallejo Ruiloba una entrevista se requiere a) una relación entre dos o más personas que se comunican a nivel oral con preferencia b) objetivos prefijados y c) asignación de roles (que permiten al entrevistador atender el objetivo de obtener de y brindar información al entrevistado) (Vallejo,1992 comp)
Con arreglo al nivel de estructuración podemos encontrar entrevistas: a) estructurada, b) semi-estructurada c) abierta En relación a los objetivos-fines buscados: (Avila Espada; Rodríguez Sutil; 1987; Cátedra, 2006)
a) de investigación
b) descriptivo-clínicos
c) de selección de personal
d) de evaluación de competencias, salud mental, destrezas, etc.
e) de orientación técnica, psicológica, etc.
f) específicamente terapéuticos
c) otros objetivos de diferentes disciplinas
También es importante tener en cuenta el momento o fase de un proceso (dimensión temporal o diacrónica) en que se realiza una entrevista. Así, por ejemplo, en una relación asistencial médico-psicológica podríamos diferenciar una entrevista diagnóstica (antes), terapéutica (durante las intervenciones), de cierre, (al finalizar el proceso), etc.
La entrevista es uno de los procedimientos más usados en Trabajo Social. (Cáceres, 2004) Aunque como técnica profesional es usada por otras disciplinas como la psiquiatría, la psicología, la medicina, el periodismo, los recursos humanos, etc. Estas se sirven de ella para diversos fines, los que trascienden ampliamente la simple recopilación de datos, como informar, educar, orientar, motivar, etc.
Según el propósito profesional la entrevista puede cumplir diferentes funciones:
a) obtener información de individuos y/o grupos
b) facilitar información
c) influir sobre ciertos aspectos de la conducta (opiniones, sentimientos, comportamientos)
d) ejercer un efecto terapéutico
Las diversas modalidades de la entrevista tienen en común el hecho de que una persona solicita información a otra (informante o sujeto investigado) para obtener datos sobre un problema o cuestión determinado. Presupone la existencia de por lo menos dos personas y la posibilidad de interacción verbal durante sucesivos tramos del encuentro. Como técnica de recopilación de datos o información, va desde la interrogación estandarizada (utilizando protocolos preelaborados, por ejemplo) hasta la conversación libre. En todos los casos, se recurre a una "guía" o bosquejo de cuestiones básicas para orientar o acotar las múltiples alternativas de la conversación. Las ciencias y tecnologías sociales usan diferentes formas de entrevista.
Clasificación con arreglo al nivel de estructuración
La ENTREVISTA ESTRUCTURADA (o directiva) toma la forma de un interrogatorio en el cual las preguntas se plantean siempre en el mismo orden y se formulan con los mismos términos. Este tipo de entrevista se realiza sobre la base de un formulario previamente preparado y estrictamente normalizado.
La ENTREVISTA NO ESTRUCTURADA (abierta) deja una mayor libertad a la iniciativa de la persona interrogada y al encuestador. Se trata, en general, de preguntas abiertas que son respondidas dentro de una conversación y tienen como característica principal la ausencia de una estandarización formal de las preguntas.
La ENTREVISTA SEMI ESTRUCTURADA (o semi-directiva) Como modelo mixto de los dos anteriores presenta una alternancia de fases directivas (estructuradas) y no directivas (nada o poco estructuradas) Intenta recabar la información suficiente, tanto de la anamnesis (historia vital de crisis y procesos accidentales y evolutivos del sujeto) como del estilo comunicativo del entrevistado o entrevistados, para luego tomar decisiones de cara a la intervención o la investigación.
Dentro de esta misma categoría y rozando la categoría no estructurada, podríamos incluir un tipo de técnica singular popularizada por el psicólogo estadounidense Carl Rogers: la entrevista con la técnica NO DIRECTIVA: El "informante" tiene completa libertad para expresar sus sentimientos y opiniones, pero el entrevistador tiene que animarlo a hablar de un determinado tema y orientarlo. Su función es la de servir de catalizador para que el entrevistado se manifieste libremente dentro de una atmósfera cordial y no valorativa que facilite la expresión.
Técnicas propias de la entrevista directiva
Este tipo de entrevista puede adoptar tres formas:
Focalizada: El entrevistador tiene una lista de cuestiones para investigar derivadas del problema general que quiere estudiar. En torno a ese problema se establece una lista de temas en los que se focaliza la entrevista, que es llevada según el criterio del entrevistador, quien podrá sondear motivos, razones, ayudar a esclarecer determinado factor, etc. pero sin sujetarse necesariamente a una estructura formalizada. Se necesitan agudeza y habilidad para saber buscar algo desconocido, focalizar la entrevista en cuestiones precisas, saber escuchar y ayudar a expresarse y esclarecer, pero sin sugerir.
Clínica: (en sentido estricto) Este tipo de táctica es semejante a la focalizada, pero difiere de ésta en el enfoque básico. No se trata de analizar la experiencia que han tenido varias personas, sino de obtener por parte del entrevistado información sobre su estilo y estructura de personalidad, su historia vital y su estilo y modo de vida. Casi siempre se trata de entrevistas realizadas por un médico, un psiquiatra , un psicólogo, un fonoaudiólogo, un kinesiólogo, etc., a una persona que se ubica en el lugar de paciente
Por su parte Rodríguez Sutil (1999) prefiere hablar de "tácticas" para diferenciar lo que a nuestro juicio son técnicas de configuración del campo interactivo.
1. Entrevista con tácticas directivas: La táctica directiva parte del supuesto implícito de que hay una realidad externa a la entrevista que es preciso modificar.
2. Entrevista con tácticas no directivas: En principio el entrevistador no dota de ninguna estructura al proceso, sino que el entrevistado es quien produce la información de manera semiespontánea. La entrevista carece de estructura, salvo la que el sujeto le dé, aunque es innegable que el entrevistador, con sus señalamientos e interpretaciones -sin contar la comunicación no verbal– dirige sutilmente el proceso. La técnica no directiva parte del supuesto de que lo que hay que modificar no es algo externo a la entrevista sino la relación que se produce en ese mismo momento entre terapeuta y paciente, a través de los fenómenos de transferencia y contratransferencia (conceptos provenientes del psicoanálisis, que refieren al análisis del comportamiento de los actores implicados en el aquí y ahora de la entrevista sobre la que desplazan y proyectan sentimientos y comportamientos aprendidos en el afuera del allá y en un tiempo pretérito)
3. Entrevista con tácticas semi-directivas: Es característica de las entrevistas de evaluación, dentro de los esquemas tradicionales del psicodiagnóstico. En la anamnesis, por ejemplo, el paciente queda reducido a un mediador entre esos datos y el entrevistador.
Poch & Talarn (1992) consideran que, al igual que ocurre entre las diferentes psicoterapias, no existe un tipo de entrevista superior al otro. Desde esta perspectiva, presentan los principales tipos de entrevista "según el modelo teórico de partida", considerando la mayor o menor estructuración como una variable más que tener en cuenta:
a) La entrevista desde la perspectiva psicodinámica:
Se caracteriza por su flexibilidad para que sea el paciente el que la configure con arreglo a su individualidad conductual. Así el entrevistador controla algunas variables del proceso, (el encuadre) y el entrevistado es el que las dirige, en otras palabras, suele decirse que el entrevistado, paciente, etc. "configura el campo" (Bleger, 1971).
La entrevista en este modelo funciona como una "muestra" que permite observar (e inferir) el transcurso de una parte de la vida del entrevistado (paciente, por ejemplo) siempre en-situación con el interlocutor y en entorno. El análisis de la "transferencia" en el marco del psicoanálisis, es un ejemplo de este tipo de entrevista. En este tipo de psicoterapia se analiza a través de esta técnica la forma de relacionarse del paciente con las imágenes representativas de las personas y situaciones importantes de su pasado y presente, así como "de sus relaciones objetales inconscientes, ansiedades, defensas" Esta técnica de observación participante, le permite al entrevistador-terapeuta arribar a un "diagnóstico psicodinámico".
El concepto de "transferencia"
El concepto de "transferencia" (transferir como proceso psicológico no conciente enmarcado en los parámetros de corrimiento de espacio-tiempo: del allá y antes al aquí y ahora), nace dentro del paradigma psicoanalítico y más precisamente como explicación (construcción del analista) del comportamiento "inadecuado" de un sujeto sometido al tratamiento. A tal punto que el análisis de las neurosis en estas condiciones "experimentales" y por ende artificiales condicionadas por el encuadre del "set" psicoanalítico se lo denomina "neurosis de transferencia". La transferencia es en este marco teórico, sustancialmente un proceso de "proyección" por parte del sujeto entrevistado hacia la figura y el entorno del entrevistador.
La transferencia "designa el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica" (Laplanche y Pontalis, 1974). Estos autores, en su conocido Diccionario de Psicoanálisis, agrega que se trata de la repetición de modelos o prototipos "infantiles" que aparecen durante la entrevista terapéutica con un marcado sentimiento de actualidad. Se repite en el aquí y ahora lo que se vivió en el allá lejos y hace tiempo.
Este concepto, admite -aunque no todos los autores están de acuerdo- un concepto complementario que denota un proceso similar, desde el entrevistador: el de "contra transferencia" Durante la entrevista emergen en el entrevistador una serie de fenómenos que representan el efecto que lo referido por el paciente tienen sobre él. (Poch y Talarn, op.cit)
La Cátedra coincide con la apreciación de algunos autores, en que si bien el fenómeno contratransferencial es en sentido "lato", universal, en relación a las reacciones emocionales que el estilo del otro desencadena normalmente (ver la clasificación de Lía Ricón de los estilos de personalidades y las reacciones que provocan en el entrevistador), en "sentido estricto", sin embargo, la "transferencia del entrevistador", tanto si es "contra-transferencial"(secundaria o reactiva a la del entrevistado) o "transferencial espontánea" (primaria ante el entrevistado), dependerá obviamente de la biografía personal del entrevistador, así como de la estructura y el estilo de personalidad de cada entrevistador, neurosis incluida, si la hubiera.
El entrevistador se presenta desde su personaje de rol como una "persona neutra", pero -va de suyo- posee una biografía personal, experiencias. ideología, conocimientos técnicos, etc. La neutralidad técnica, derivada de técnicas como la disociación instrumental y la atención flotante, etc. permite que el entrevistador pueda auto observarse y auto indicarse comportamientos adecuados a sus objetivos profesionales. Puede además percibir lo que el entrevistado provocó en él y (si no está alienado en prejuicios o neuroticismos) será capaz de realizar lo que los psicoanalistas llaman "juicio de condenación" de sus impulsos. Es decir los reconoce, los analiza, los acepta como existentes, pero los condena a la inacción y al ocultamiento. En otras variantes teóricas de psicoterapias esto no ocurre así, y por ejemplo, hay casos en que el terapeuta utiliza la explicitación de sus sentimientos como herramienta de concientización de las interacciones que genera el paciente. Es decir la incorpora como parte de la terapia.
Ansiedad durante la entrevista
A lo largo de una entrevista surge otro fenómeno psicológico de importancia: la ansiedad.
Esta puede mudar en un factor de desorganización de la expresión comunicativa de la personalidad y generar tensión alta durante el proceso.
La ansiedad frente a lo desconocido, al examen de aspectos temidos de la propia personalidad, el entrevistado generará mecanismos adaptativos de índole defensivo, para controlar el desarrollo de la ansiedad y evitar así que se transforme en franca angustia. Esto da al terapeuta una posibilidad de analizar los tipos de defensas y relacionarlos con la estructura del yo y la estrategia general de la personalidad del entrevistado, y así luego poder realizar un diagnóstico estructural y descriptivo clínico.
Rolla (1981), por su parte, desde un marco psicoanalítico con rasgos de aportes de la escuela Kleiniana (1) aporta una detallada descripción de las fases interactivas en la entrevista y en especial su estudio de los momento y las ansiedades que se desarrollan.
Un primer momento se pone enmarca con la solicitud de una consulta o de la realización de la entrevista (Rolla se refiere a la consulta psicológica). Este momento corresponde al de la pre-entrevista. Una vez que el potencial entrevistado llega al lugar de la consulta comienza un segundo momento que es denominado "período de instrucciones", en donde el entrevistador instruye y plantea las consignas e indicaciones delimitando el encuadre. Un segundo momento denominado "período del proceso", aquí el experto -como denomina Rolla al entrevistador- se involucra como un observador participante influyendo en la dinámica de la entrevista y la interpretación posible de los "momentos transferenciales".
Durante el desarrollo de la entrevista este autor encuentra posible identificar varios "tipos de ansiedades", tres de las cuales constituyen las categorías más importantes: a) ansiedad de "abordaje o descubrimiento". Es la que se desencadena en los primeros momentos del encuentro y aquí predomina lo que se conoce clínicamente como "ansiedad persecutoria o paranoide". b) durante el desarrollo de la entrevista, encontramos una "meseta" emocional que se invoca como "ansiedad de mantenimiento", donde aparecen emergentes de ansiedades con predominio depresivo. Finalmente, en los últimos momentos del encuentro, vuelve a predominar la ansiedad persecutoria, en la forma de una resistencia a separarse o de una necesidad de cortar pronto la relación para no sufrir lo que el autor citado propone denominar "ansiedad de separación".
b) La entrevista en el modelo "conductual" (orientada a lograr un cambio observable y tangible de la conducta): Existen diferentes esquemas de exploración o modelos de entrevista conductual, según el problema a evaluar. (Poch & Talarn; 1992). La actitud y el desempeño técnico del entrevistador debe ser unívoco y directivo desde el comienzo mismo de la entrevista. En caso que la entrevista fuese inaugural de un proceso psicoterapéutico, esta actitud ya delimitará un camino firme para desandarlo luego con el paciente. El diagnóstico psicodinámico o psiquiátrico habitual es reemplazado por la identificación y selección de comportamientos acotados a modificar.
Desde esta modalidad de entrevista y terapéutica no interesa operativamente con fines de intervención, identificar , explorar, reconstruir o especular sobre las causas o determinantes pasados de una conducta actual, aunque no se desconoce la importancia de conocerlos para reconstruir la génesis del condicionamiento.
c) La entrevista "psiquiátrica" en sentido estricto:
Se apoya operativamente en elementos esenciales que aportaron históricamente los modelos psicodinámicos y/o conductuales. (Seva, 1985). La mayor diferencia con respecto a los anteriores enfoques es que la entrevista psiquiátrica se orienta específicamente a detectar comportamientos mórbidos explorando los perfiles psicopatológicos del entrevistado. Avanza explorando áreas del comportamiento (atención, memoria, percepción, motricidad, juicio, inteligencia, control de impulsos, etc.) y a partir de los signos y síntomas que forman síndromes estandarizados. Por ejemplo en las nomenclaciones internacionales del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM IV, y otras versiones (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, de la American Psychiatric Association, APA)
La entrevista como herramienta
Entrevista y método clínico:
La entrevista se lleva a cabo en "tiempo real", con un espacio-tiempo común y a la vista del interlocutor. El "aquí y ahora" de la entrevista socio-praxiológica (ESP) es determinante para la aplicación del método clínico.
RELACION INFO-DATA (RELACION CONTENIDO-SIGNIFICADO)
Entendemos la relación entre información (INFO) y dato (DATA) de una manera diferente a lo convencional. Nuestra propuesta es como sigue:
INFO: SON LOS NUEVOS CONTENIDOS INCORPORADOS
DATO: ES LA DECODIFICACION Y RESIGNIFICACION DE LOS CONTENIDOS EN BASE A UN CORPUS DE SIGNIFICACION ANTERIOR
INSTRUMENTOS: ENTREVISTAS – TALLERES DE DIAGNOSTICO – ANAMNESIS – ENCUESTAS –INVENTARIOS – ESCALAS – PROTOCOLOS DE ELECCION MULTIPLE – OBSERVACION DIRECTA – REGISTROS INDIRECTOS – TESTIMONIOS – TESTS (PSICOMETRICOS Y PROYECTIVOS) – SOCIOGRAMA
Conceptos de "rol" y "contra rol"
El rol puede definirse como la posición, la forma y el estilo de desplegar un papel interactivo conforme a un guión o perfil preestablecido y consensuado. El origen del término se vincula con un parlamento referido a la escritura de una "parte" que debe decir o proclamar el personaje. Pero el desempeño de un rol, no se limita a lo verbal, sino que implica comportamiento globales que generan expectativas para con el personaje que lo desarrolla. Desarrollar un rol es poner en escena el parlamento y las formas que están previstas que lleve adelante el personaje que cumpla con el perfil esperado. Este perfil implica deberes y derechos y un marco de poder adjudicado y aceptado. En los roles socio culturales informales o vinculados con el parentesco (amigo, padre, vecino) los limites y alcances del comportamiento se dan más por defecto y acción "de facto" que por normativas consensuadas. Como todo rol está dirigido a metas e implica un destinatario. Supone entonces un contra-rol, alguien que complemente desde otro personaje. Como en un rompecabezas una pieza encastra con la contrafigura de la otra. El rol del docente implica un contra rol de alumno, el de padre uno de hijo y el de entrevistador uno de entrevistado…
Por otro lado, cuando utilizados el término "rol" en referencia a un aspecto dinámico de comportamiento en un grupo: por ejemplo el "rol de líder" el de moderador, debemos pensar el concepto de contra rol como dinámico y no estable necesariamente en un sujeto, esto quiere decir que alguien puede sostener el rol de cuestionador en un momento y al rato pasar a un contra rol de defensor. Aquí utilizaremos el concepto de rol y contra rol a partir de quien inicia la acción direccionada (rol) y de quien responde complementando (contra rol)
Atención flotante y disociación instrumental
Las entrevistas socio y psicopraxiologicas son situaciones profesionales complejas que requieren del manejo de técnicas específicas para evitar que la dinámica comunicacional en el encuentro de dos o más personas se desvíe de forma improcedente o disfuncional no logrando la meta que se busca, sea esta recabar información específica de tipo personal, familiar, socioambiental, realizar un diagnostico, orientar o asesorar, etc. Como venimos diciendo en esta obra, la personalidad del entrevistador es una herramienta muy importante para lograr ajustar la relación persona-personaje a la dinámica necesaria. Una de las técnicas que se debe aprender y controlar es la "atención flotante". Esta técnica se aprende -hay personalidades que son facilitadoras de este aprendizaje– consiste en que el entrevistador no debe focalizar la atención en una sola cosa, tema o nivel conductual. Su atención debe "flotar" libremente abarcando una u otra cosa en un ir y venir perceptual, sin perder el eje de la entrevista y las metas que intenta alcanzar. Por ejemplo, mientras escucha el discurso verbalizado del entrevistado, percibe el movimiento de sus manos, los gestos de su rostro, la actitud de los familiares, el entorno, etc.
La atención flotante se puede ver perturbada cuando el entrevistador, afectado por una labilidad afectiva, por ejemplo, pierde la capacidad de disociar afecto y cognición "instrumentalmente". Este mecanismo técnico conciente es fundamental para poder abordar temas impactantes sin perturbar la capacidad racional del entrevistador y mostrar una actitud no prejuiciosa y firme, sin desmadres emocionales, ni actitudes moralistas, que transmita estabilidad y contención al entrevistado. Si el entrevistador resulta abrumado emocionalmente, no podrá mantener una actitud profesional que entre otras cosas sostenga la ya comentada atención flotante. Finalmente diremos que si bien es el entrevistado a quien se le debe permitir configurar el campo de la entrevista en sus aspectos temáticos espontáneos y expresivos emocionales, es el entrevistador quien lo controla y dirige la secuencia dinámica de tiempos y objetivos.
La personalidad y su diagnóstico como facilitador u obstaculizador durante la entrevista
La estructura, el perfil y el estilo relacional de cada personalidad del entrevistado durante la entrevista, tiende a articularse complementaria o suplementariamente con la personalidad espontánea de la persona del entrevistador. Esta combinatoria podría resultar positiva para los fines de la entrevista, como por el contrario resultar un obstáculo conflictivo. Por eso la persona del entrevistador, en función profesional sosteniendo el personaje de rol, debe conocer su estilo de personalidad y adecuarlo técnicamente a la entrevista. Conocer sus tendencias, debilidades y fortalezas y entrenarse para compensar formas de expresión que resultando naturales y simpáticas en el ámbito privado y social, pueden sin embargo devenir imprudentes y poco profesionales en el momento de la entrevista. Un comentario ingenuo o chistoso, un gesto de condena o rubor, etc. que en una charla de amigos es propio de la persona espontánea y legitima la relación, podría condicionar u ofender al entrevistado o crear una situación perturbadora de las metas buscadas. No debemos olvidar que existe una distribución formal inequilibrada de poder en la entrevista, dado que es el profesional quien maneja el instrumento y es él quien está en función de trabajo profesional, mientras que el entrevistado es el sujeto-objeto de investigación y es la persona de este ultima la que resulta comprometida con los resultados de la entrevista sociopraxiólógica.
La entrevista en el marco del diagnóstico clínico-socio-psicológico
Es auspiciosa la voluntad en coincidir de diferentes escuelas y enfoques psicológicos, en la revalorización y perfeccionamiento de ese conjunto de conocimientos y técnicas que conocemos como diagnóstico psicológico o con frecuencia inadecuadamente llamado psicodiagnóstico, punto de inicio de un accionar terapéutico, descriptivo o preventivo, cualquiera sea la orientación del mismo.
Refiriéndose al vocablo griego "diagnostikós" (diagnòsis: conocimiento) dice el diccionario (Lexis 22; 1984) que es la "(…) determinación de una enfermedad por los signos propios" y luego "que sirve para reconocer". Proponemos en el contexto del Trabajo Social, aplicar el concepto de "diagnóstico sociopraxiopsicologico" para aludir al proceso de diagnosticar la presunta estructura, el estilo de personalidad y los comportamientos contingentes durante la entrevista social.
Esta definición de infrecuente uso cotidiano interesa particularmente, ya que remite más directamente a la etimología: conocer a través, volver a conocer, re-conocer, y no necesariamente patología, sino una configuración producto de un conjunto semiótico que se transforma en dato a la mirada del experto. Además conecta la actividad profesional del TS con la dimensión psicológica inherente al vínculo emergente entrevistado-entrevistador durante todo el contacto dialéctico de la entrevista.
Pero esta mirada y estos datos, no son una obra acabada que cierre, sino solo un borrador, un bosquejo operativo que abre un proceso de acciones técnicas asentadas en una necesaria pertinencia que garantice rigor de método y discurso. Así visto, más allá de una pretensión científica y de una necesidad praxiológica, el diagnostico en psicología se muestra como un imperativo ético, toda vez que debemos tener claro el problema que requiere nuestra atención profesional, para saber qué y cómo intervenir ante el consultante, diseñar un plan de trabajo coherente y razonable (no siempre esto implica iniciar una terapia) y anticipar algunos límites posibles en el camino que habrá de transitarse.
Esto equivale a un doble despliegue en el tiempo: el del diagnóstico de inicio mismo y el que se habrá de desarrollar después que implicará nuevas redefiniciones diagnósticas que hemos de llamar diagnósticos procesuales.
Un proceso de diagnóstico psicológico no es una mera recolección de datos anamnésicos, ni la suma de guarismos obtenidos con técnicas psicométricas o proyectivas, ni una intuición clínica, puede ser todo esto según los casos y las necesidades, pero es aún más: un plus que nos dice algo acerca de la posición y las múltiples determinaciones de un cuerpo, una fantasía, un deseo, una dolencia, un conflicto, una situación social.
Lo sintetiza un breve párrafo tomado de las conclusiones de un lejano congreso sobre esta temática al referirse a la importancia en psicología y en particular en psicología clínica de pensar una tarea a partir de un "(…) diagnostico del sujeto, sus vínculos, y sus instituciones". (2)
Sin un diagnostico adecuado la meta se pierde y se dilapidan esfuerzos. Pero no abrigo esperanza alguna de originalidad sobre esta afirmación:
(…) Ulteriormente he tomado la costumbre de advertir a aquellos enfermos sobre los cuales poseo pocos datos, que en principio, solo provisionalmente, por una o dos emanas, puedo ocuparme de ellos, y de este modo, cuando me veo obligado a interrumpir el análisis, por estar contraindicado, ahorro al enfermo la penosa impresión de una tentativa de curación fracasada, pues considera el hecho como un mero sondeo realizado para llegar a conocer el caso y decidir si le es o no aplicable el psicoanálisis (Freud; 1926)
El hombre que fundó la corriente de pensamiento más innovadora y revulsiva de la psicología moderna, psicodiagnosticaba para establecer la pertinencia de un tratamiento. No olvidaba que el objetivo era la cura y que curar es curar a tiempo. Con todas las letras:
(…) esta iniciación del tratamiento con un periodo de prueba de algunas semanas, tiene, además, una motivación diagnostica (…) Si el psicoanalítico yerra en su diagnostico incurrirá en una falla de carácter práctico, impondrá al enfermo un esfuerzo inútil y desacreditara su terapia (Freud, 1926) OC, pp.1661-62
Independientemente de si se está trabajando con objetivos psicoterapéuticos de cualquier enfoque metodológico o en pos de un proceso sociopraxiológico, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento (o praxia que se derive en caso del trabajo social) constituyen la triada articulada por la teoría, la ideología asistencial, y el campo institucional.
La teoría refiere al marco teórico-técnico con el que trabaja el terapeuta, la ideología asistencial alude al tipo de relación prestacional establecida: (particular, publica, directamente, por derivación, bajo control de otra instancia técnicas, tipo de contrato prestacional, criterio de selección de pacientes, etc.)
Finalmente por "campo institucional" entendemos las sobredeterminaciones que el poder, los roles, el discurso dominante, los mitos, los marcos físico, etc., ejercen sobre las prácticas, los intercambios y los discursos manifiestos.
Dos Aspectos del diagnóstico psico-socio-praxiológico (DPSP)
Puntualicemos dos aspectos que deben diferenciarse:
a) el DPSP entendido como un estudio técnico, acotado a una serie de entrevistas con un conjunto de instrumentos adaptados al tipo de estudio (entrevista de TS, entrevista clínica, cuestionario anamnésico, pruebas psicométricas y proyectivas, recopilación de datos, pedido de informe escolar o laboral, entrevistas con familiares, etc.) y el informe socio-diagnóstico a quien lo haya solicitado.
b) el DPSP como parte de un proceso (asistencia, orientación, capacitación, educación para la salud, prevención, terapia, etc. punto de partida necesario para seleccionar el tipo de intervención adecuada, mi idoneidad técnica para abordar un tipo especifica de cuadro, mi entrenamiento en las técnicas y el enfoque elegido, mis recursos generales, las posibles interconsultas, la necesidad o no de incluir a la familia por el grado de mutua dependencia, evaluación de la situación familiar y socio-laboral del entrevistado y su futura posible incidencia del tipo de técnica elegida.
En este caso el psicodiagnóstico puede incluir o no pruebas especiales y habrá que determinar si las realiza el mismo profesional que conducirá luego el tratamiento.
En nuestra experiencia de trabajo institucional, hemos sumado distintos aspectos de lo que hemos llamado diagnostico integrador: el estructural que subyace al cuadro clínico, el situacional que tiene en cuenta lo socio-vincular y el de la demanda, que evalúa el tipo de solicitud implicada en la consulta (que me pide el consultante, y para que)
Diagnóstico, obstáculo y prevención
No hay acción preventiva eficaz sin diagnóstico que la sustente. Por eso pensamos que una acción preventiva será eficaz solo si es capaz de producir un cambio conciente y estable de una conducta considerada riesgosa
Diagnosticar es explicar y comprender los mecanismos de un obstáculo y enmarcar sus relaciones en un contexto.
Así, prevenir es diagnosticar los efectos negativos y pronosticar los positivos a partir de efectuar acciones específicas previamente probadas en sus consecuencias.
Diagnosticar es un proceso de interpretación sincrónica de datos diacrónicos, una mirada siempre abierta a modificaciones y agregados aunque no incierta ni ambigua.
Esta mirada y estos datos, no son una obra acabada que cierre, sino solo un borrador, un bosquejo operativo (porque permiten operar inmediatamente después) que abre un proceso de acciones técnicas asentadas en una necesaria pertinencia que garantice rigor de método y discurso.
Diagnosticar una situación organizacional o el contexto de una demanda de trabajo preventivo implica conocer una cantidad limitada de factores (que operan sobre el existente como constantes o variables) para programar un plan de trabajo que garantice al coordinador el control de al menos un factor interviniente que deberá permanecer constante: el encuadre técnico, que incluye dos premisas operativas (la pertinencia de la tarea y la explicitación previa de los objetivos)
Realizar un diagnóstico ambiental identificando factores de riesgo es también avanzar en la determinación de grupos en riesgo bajo los efectos de aquellos factores que enmarcan la vida cotidiana de los sujetos.
Los contextos discapacitantes
Hemos podido observar la enorme incidencia que tiene el factor grupal que al actuar como "contexto discapacitante" (Farías, 1992) potencia la expresión de cualquier síntoma socio-psico-comportamental.
Contexto discapacitante es aquel que por su estructura material o influencia psicológica es capaz de detener, inhibir, mermar o trastornar una potencia capaz actual o incipiente.
Veamos dos ejemplos paradigmaticos: 1) un medio socio familiar carenciado no garantiza a un niño pequeño la dosis necesaria de proteínas, calcio, hierro, vitaminas, etc. Este hecho simple pero crucial, impide la formación de una estructura neuronal capaz de pleno desarrollo cognitivo, es decir el contexto material, aquí, es discapacitante.
Si este mismo niño al ingresar en su segunda infancia, sufre una fractura ósea y no es adecuadamente asistido, probablemente quede con un estigma óseo-muscular de resultante motriz que lo discapacitara en su expresión corporal con las consecuentes dificultades prácticas, estéticas, sociales, laborales, psicológicas, etc.
Los contextos discapacitantes tienen un efecto potenciador y acumulativo.
Este niño ira quedando relegado paulatinamente de los circuitos de socialización, presentara problemas escolares, su personalidad no ganara en autoconfianza, sus fracasos se irán acumulando y nuevos contextos institucionales de características custodiales sumaran nuevas discapacidades funcionales a las estructuras existentes. La segregación original produce nuevas exclusiones.
2) Un segundo ejemplo nos muestra a un niño físicamente sano y pleno en sus condiciones materiales de existencia, pero presionado psicológicamente por una familia que lo niega en su identidad y lo fuerza a trastocar su rol filial, para asumir responsabilidades que dañan su seguridad y autoestima
Este niño padecerá una discapacidad afectivo-volitiva con expresión de bajo perfil en su performance intelectivo comprensivo escolar, en su autonomía, confianza y estima.
Se avecina seguramente una discapacidad funcional de importantes consecuencias en su futura identidad adulta.
Hay que hacer notar a partir de estos dos ejemplos, que las actuales condiciones de interacción social son predominantemente discapacitantes en la promoción de protagonismo, compromiso y sensibilidad comunitaria.
Esto es así, sobre todo en la sistemática reducción del nivel de percepción de lo desagradable. Se tiende a incentivar la negación social del sufrimiento por efecto de una alta intolerancia a la frustración
La resultante discapacitante del mensaje de manipulación social parte de negar el nexo pasado-presente y desconfirmar la percepción y se caracteriza básicamente por la sensación de impotencia y esterilidad de todo esfuerzo tendiente al protagonismo en el cambio de la realidad, es decir, una suerte de nihilismo social de la potencia capaz.
El tratamiento seguido en muchos casos incluyó la interconsulta con pediatría, neurología, la derivación a estimulación adecuada y terapia psicomotriz, el apoyo fonoaudiológico, etc.
La orientación y el apoyo al grupo familiar, y a los docentes del niño, fueron frecuentes. Es en estos casos donde se observa la importancia del proceso de psicodiagnóstico, la interconsulta durante el mismo, una evaluación pronostica y una prescripción de tratamiento adecuado que en muchos casos no implica necesariamente que se centre en el niño. (4)
Finalmente no huelga decir que solo una evaluación interdisciplinaria, en un equipo con distintos saberes, pero con un mismo idioma, puede hacer más transparente y más profunda la comprensión de un caso en toda su compleja presentación y ayudarnos a entender de una vez por todas que, como se ha dicho, el fenómeno humano es demasiado complejo como para ser explicado por una sola disciplina.
El diagnóstico psicológico forma parte, pues, de una totalidad epistémica no siempre de claros limites y nunca accesible por completo, en donde sé interpenetran signos, síntomas y situación, generando una problemática que enseguida intentaremos analizar.
Diagnostico: tiempo y contexto.
Diagnosticar, dijimos, es "conocer a través" (espacio-temporalidad). ¿Pero, a través de qué? : de signos, síntomas y situaciones. Y estas últimas implican contexto y tiempo y ya se sabe que ambos se implican (diacronía y espacialidad). Un síntoma no es cualquier emergente de una configuración causal. Antes bien puede ser considerado síntoma un comportamiento (en el plano del sentir, el pensar o el actuar) que aluda y/o encubra un proceso causal oculto en primera instancia, y a la vez persiga un objetivo defensivo adaptándose al entorno de crisis del que deriva. Es decir que en esta concepción de "síntoma", este es a la vez causado y motivado, al tiempo que causante y motivante. Por eso se ha dicho que un síntoma "alude y elude".
El contexto de un "síntoma" (cualquiera sea este, desde un "tic" hasta una manera de abordar un problema) lo significa especialmente, el paso del tiempo (su cronificación) lo re-significa particularmente.
Tiempo y contexto son situación; signos y síntomas están siempre en situación. El asunto es que signos y síntomas (tal como se los entienden en la clínica psicológica y médica) parecieran ser relativamente -y no tanto- objetivables, pero la lectura de la situación dispara los esquemas conceptuales y referenciales socioperceptivos, es decir ideológicos.
En general, el sexo, la clase social, los roles desempeñados, el lugar ocupado en la estructura institucional de poder, las creencias político-religiosas, etc., tienden "prima facie" a condicionar (léase sobredeterminar) la interpretación de la situación.
Así como dijimos que signos y síntomas siempre están en situación, decimos ahora que
creemos que siempre hay por parte del experto consultado, una lectura, -explícita o no, concierte o no- de la situación, o mejor del sentido atribuido a esa situación.
Así, por ejemplo, el clínico (psicólogo, medico, etc.) es ante todo un hermeneuta que trabaja con una estructura de objetos reales e imaginarios que se presentan en clave.
Descodificar esas claves implica una tarea compleja, ya que primero hay que conocer el código que construyo otro u otros, y después hay que descubrir su dinámica de funcionamiento, esa dinámica -inevitablemente influida por lo social- que subyace y produce la expresión sintomática.
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