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Del Cristianismo coptado al Evangelio de Jesucristo

Enviado por depuragracia


Partes: 1, 2

    Indice1. Introducción 2. La coptación. 3. La pre-monarquía 4. El Reino de Dios: Utopía de Jesús 5. Cristianismo y secularización 6. El reino de los cielos 7. Santidad 8. El día de reposo

    1. Introducción

    Cuenta la historia que un loro enjaulado entristecía a un monje que al pasar todos los días por aquel lugar lo escuchaba cantar las celebres frases del Himno Nacional Argentino: Libertad, Libertad, Libertad. Hasta que un día no aguantó más y al pasar por el lugar donde el loro gritaba su solicitud de libertad, se acercó y le abrió la jaula. ¡Ahora sos libre! -dijo-. Pero el loro asustado de aquel extraño se fue hasta el fondo y aferrándose de los barrotes gritaba: Libertad, Libertad, Libertad. Permítaseme la crudeza: muchos cristianos hoy, como el loro, predican la libertad en Cristo desde sus jaulas y aferrados a los barrotes. La pregunta es inevitable, ¿Qué es ser cristiano?, ¿Es aceptar un conjunto de dogmas denominacionales? ; ¿es hacerse miembros de una estructura? ; ¿es aferrarse a un puñado de leyes religiosas, de costumbres y formas que nos diferencian y alejan de un mundo que sufre, proponiéndole como única solución hacerse parecidos a nosotros?. Todo movimiento verdadero tuvo que enfrentarse a dos desafíos que podían vaciarlo de contenido: 1.- la falsificación

    2. La coptación.

    1. Falsificación: Sin duda que Dios fundó el cristianismo con un propósito, y es lógico pensar que su enemigo, trataría de falsificar la verdad con el fin de neutralizar sus principios y practicas. A lo largo de este estudio trataremos algunas de las falsificaciones que el diablo ha logrado hacer de "el Reino de Dios".
    2. Coptación: la definición práctica de coptación la vemos en la historia del cristianismo con Constantino. El imperio romano se preocupó sistemáticamente de perseguir al cristianismo por su actitud antiimperialista. No pudiendo lograr destruirlo por la fuerza, Constantino los asimiló como parte del imperio; los hizo religión oficial, les construyó templos estatales, y así quitó del cristianismo el sentido profético que tenía, lo hizo parte del enemigo y se acabó el peligro: ahora el cristianismo era una religión que predicaba las normas culturales y éticas del imperio, las mismas que hasta ayer criticaba.

    Si hasta ayer los cristianos peligraban por rehusarse a decirlo "Señor" al emperador, ahora lo declaraban "sumo pontífice". La pregunta del millón es si hoy el cristianismo está pasando por alguna de estas etapas: si en el siglo 21 estamos siendo falsificados o incorporados en las filas del enemigo. De eso trataremos en este trabajo. Analizaremos los sentidos y objetivos del verdadero cristianismo y los movimientos que lo han tratado de falsificar en los últimos tiempos.

    De la confederación a la monarquía El proyecto más extraño de la historia: Cuando Jehová se le presenta al pueblo esclavo, éste aún no era una nación; simplemente, era un pueblo esclavo cuyo únicos lazos eran la tradición, la historia de pactos, el idioma, y la esclavitud que los oprimía. Doce tribus unidas en torno a pactos en los que Jehová siempre está presente, no sólo involucrado sino como el hacedor del pacto, como aquel que "cumple sus promesas". Después del éxodo, estos pueblos se fueron estructurando, debido a su objetivo común, como una liga de doce tribus. J. Bright la denomina "liga anfictiónica", Rubén Dri: "confederación" . De esta forma, doce tribus liberadas de la esclavitud por un Dios totalmente diferente que los dioses de la época, pasan a ser "el reino de Jehová". Extraño reino este que no admite dominación. Extraño Dios que no admite imágenes, que no admite que se lo adore en estatuas y templos (Ex. 20:4; Deut. 5:8). Extraño Dios que no pertenece a un pueblo o raza determinada, que no está con los dominadores de turno, sino con los oprimidos: "el pueblo de Israel sufría bajo la esclavitud. Gritaban y su clamor subió hasta Dios". (Ex. 2:24) Así se forma el proyecto más extraño de la historia: una confederación de doce tribus llega a Canaán con un proyecto diferente a todos los pueblos que lo rodeaban; un pueblo teocrático rodeado de monarquías absolutistas.

    La caída de la teocracia. El período teocrático de las doce tribus duró aproximadamente 200 años, según el autor citado, el colapso de la confederación teocrática se debió a tres causas principales:

    1. La amenaza filistea: los filisteos, quienes para el siglo Xl monopolizaban el acero, eran un peligro militar para la confederación que no tenía un ejército profesional. (1Samuel 13:19-22).
    2. Desigualdad social: En aquella época, las doce tribus cultivaban en terrazas; el descubrimiento de la cal, impermeable para el agua, los ayudó a construir cisternas que ayudaron a algunas tribus a producir con más intensidad ocasionando un proceso de acumulación que llevó a una profunda desigualdad social.
    3. Corrupción: Sólo vasta leer 1 Sam. 8:3 para comprender la corrupción que envolvía a los jueces de aquellos días.

    3. La pre-monarquía

    De esta forma, es explicable porqué el pueblo clama a gritos por un rey. Es interesante ver como Dios "contra su voluntad" se lo concede. No obstante, el primer rey de Israel, no fue rey en el sentido de las monarquías autoritarias que lo rodeaban. Muy por el contrario, Saúl estuvo más cerca de ser un "juez" que un "rey" en el sentido estricto de la palabra. La única diferencia notable entre la época de los jueces y el reinado de Saúl, tal vez haya sido el ejército profesional que éste armó.

    La monarquía propiamente dicha Fue después de la muerte de Saúl que la monarquía se empieza a inclinar hacia el autoritarismo despótico. Deja de existir de esta manera la organización horizontal para comenzar a ser una monarquía vertical, donde ni siquiera con Dios, el pueblo podía tratar en forma directa como lo hacía antes. Ahora a Dios se lo comienza a ver como un rey, y un rey visto con los ojos de aquellos tiempos, desvirtuaba mucho la imagen que el pueblo había tenido. Jehová, fue el que más resistió la monarquía porque sabía que llevaba al despotismo y porque sabía que su imagen iba a ser dañada profundamente ante el pueblo. Habiendo monarquía, ya Dios no pactaba directamente con su pueblo como hasta ahora lo había hecho. Los pactos de Dios son ahora con el rey de Israel. Los sacerdotes que ofrecían sacrificios de mediación por el pueblo, ahora pasaban a ser los legitimadores de la monarquía. El templo de Salomón, es construido "en terrenos de su propiedad". La relación del pueblo con su Dios se ve "privatizada" y supeditada a los deseos del monarca. La teología cambia de signo. De ser una teología de liberación que daba sentido y legitimación a las luchas de liberación y a la sociedad igualitaria y liberada, pasa a ser una teología de dominación que legitima el poder real. Asume las características de la teología egipcia sobre la filiación divina del rey.

    La importancia del templo Recién aquí podríamos decir que el templo comienza a tomar preponderancia. El padre se le presenta a Ezequiel y le dice que allí, en el templo, es donde Él tiene "su trono" (43.7). El sistema monárquico había logrado sacar la morada de Yavé del seno del pueblo, pero Dios no iba a ceder su autoridad al rey y estableció "su trono" en el templo; lejos, fuera del palacio. Dios nunca es el Dios de la monarquía, no es el rey en el sentido de monarquías absolutistas, es un "rey" que se autoproclama "rey" precisamente en oposición al sistema monárquico.

    En cuanto a qué significa ser profeta Según definiciones populares, podríamos suponer que un profeta es una persona que "adivina el futuro". Lejos está este concepto de la verdad. El término profeta viene del griego prophetes que básicamente puede traducirse "alguien que anuncia la voluntad de Dios". El término hebreo nàbî tiene la raíz nb´ que significa "llamar". De esta manera podríamos traducir la palabra profeta como: "uno que es llamado", o bien "uno que llama". Por supuesto, iglesias coptadas hacen de los profetas hombres que revelan cuestiones espirituales individuales y da mensajes para el futuro de la iglesia. Pero según la etimología, profeta es mucho más que alguien que ve el futuro. Es alguien llamado por Dios para dar un mensaje al pueblo; es un anunciador de Dios.

    Tres funciones básicas cumple el profeta:

    1. Le muestra al hombre una nueva meta espiritual; 2) le muestra al hombre las alternativas entre las que debe elegir, y 3) protesta contra todos los actos y actitudes que hacen que el hombre se pierda a sí mismo y pierda también el camino de la salvación.

    El profeta, primordialmente tiene la misión de mostrar al pueblo dos caminos a seguir. El hombre tiene la libertad de elegir cual de los dos caminos tomar. Hay un claro ejemplo de lo que venimos diciendo: cuando los hebreos pidieron un rey, Samuel tenía como objetivo mostrarle las dos alternativas; la opresión que significaba una monarquía y la libertad de la confederación. El pueblo tuvo la oportunidad de elegir entre las dos opciones y ni aún Dios se opuso a su opción equivocada. No existe pues un determinismo en la vida de los hombres, lo determinado no era la conducta humana, sino las alternativas que estos plantean. Sabemos que sin un poder espiritual, cualquier época revolucionaria produce una catástrofe; de ahí la necesidad profética de una "nueva meta espiritual". Todo cambió político, social o de cualquier índole en el pueblo de Dios, debía estar sustentado en un gran poder espiritual para no fracasar. Pero no era lo único que los profetas anunciaban. Los profetas se oponían abiertamente al fetichismo: Los profetas saben que la adoración de los ídolos significa la esclavización del hombre La idolatría no es mala porque "Dios es celoso"; Dios la prohibe porque sabe que produce esclavitud en el hombre, lo aliena, lo lleva a la torpeza de poner sus fuerzas y esperanzas en un trozo de madera. Pero los profetas no sólo anunciaban y prevenían, también denunciaban el falso camino. Esto quiere decir que los profetas tenían un proyecto, un proyecto que guarda relación directa con el propósito de la confederación. De hecho, el mensaje profético es fundamentalmente antimonárquico. El plan profético tiene que ver con la propuesta confederada. Los profetas ven con desagrado que Dios deje de ser soberano para ser reemplazado por un rey igual en todo a los reyes de las monarquías vecinas. Por eso, el ámbito profético no es el palacio real, tampoco es el templo, sino que el ámbito profético es "el más estricto ámbito político", en otras palabras, los profetas no tienen en cuenta al rey como "representante de Dios", sino que mantienen la firme convicción de que Dios se revela en el pueblo. Es así como, cuando se oponen a los reyes, en realidad están enfrentando dos proyectos virtualmente opuestos: las monarquías autoritarias versus la confederación teocrática. Es por eso que en el pensamiento mesiánico, el Señor no viene como un monarca sino como un "Siervo sufriente".

    La profecía apocalíptica Los escritos apocalípticos, que encuentran su máxima expresión veterotestamentaria en el libro de Daniel, fueron escritos en circunstancias graves, momentos de opresión tal que se le hace necesario al profeta usar un lenguaje en clave. Estos escritos, acentúan aún más su énfasis antimonárquico. En el llamado Apocalipsis de Isaías leemos cómo los reyes serán encerrados en un calabozo. (Is. 34: 12-15). Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor como un sueño "antiimperialista", donde el proyecto del Reino de Dios, finalmente vencerá y será restaurado destruyendo a todos los reinos de este mundo (Dan. Cap. 2) En última instancia, el mensaje de los profetas apocalípticos es el mismo pero con un lenguaje diferente, en una clave que es preciso descifrar con la precaución de no caer en un falso espiritualismo alegórico. La iglesia, entonces, como cuerpo de Cristo, tiene en estos días que valorar sus votos proféticos y llevar un mensaje comprometido con el hombre integral en radical oposición con el contenido pietista, que apunta al corazón individual olvidándose que el hombre es una integridad infraccionable hecho por Dios a su imagen y semejanza.

    La sumisión al poder En la era de la modernidad se construyó una religión de la razón. Sólo era válido lo que era racionalmente comprobable, lo demás era absurdo. Así lentamente, a cada rama de la ciencia se le otorgó el estudio de algo: El médico se dedicó a la salud del cuerpo, el psicólogo a enfermedades mentales, el sociólogo, el químico, el matemático, cada científico era sacerdote de esa nueva religión; y de esa forma se empujó al cristianismo a ocuparse de la "sin razón". El cristianismo quedó relegado pues a ocuparse de cosas metafísicas y de a poco se sintió contento con su nuevo rol. De esa forma el protestantismo que había tenido una participación activa en la constitución de una sociedad moderna, pronto se vio reducido a comentarios sobre lo que se denominó "cosas espirituales". Es interesante ver como el racionalismo, que en última instancia fue una búsqueda del hombre por vivir mejor, se transformó en un dios pagano que subordinó al hombre a su propia razón.

    La idolatría contemporánea Una constante en todo el profetismo veterotestamentario es la lucha contra la idolatría. Isaías relata el porqué de la oposición a la idolatría. La segunda mitad del libro (el llamado Deuteroisaías) es un canto a la esperanza. Hasta ahora el profeta había sido duro con la amonestación del pueblo de Dios y en el capítulo 40 comienza una etapa de esperanza y consuelo: Habla al corazón de Jerusalén, dile a gritos que el tiempo de su milicia ha terminado, que su pecado está perdonado… 840.1,2) En este contexto de reconciliación Isaías introduce una profecía espléndida: nos habla de la venida de Juan el Bautista y de nuestro Señor Jesucristo (3 al 10). Y recién después de hablar del amor de Dios y su grandeza (10 – 18) en un contexto profético, el mensajero de Dios se dispone a hablar contra la idolatría. ¿A qué se debe que Isaías hable contra la idolatría en un contexto profético?. Sin duda que el mensaje contra la idolatría que tiene la iglesia de los últimos tiempos, forma parte de su misión profética. El mensaje contra la idolatría, es un mensaje específico de Dios para nuestros días. Pero es notable ver con la ironía que Isaías trata el tema de la idolatría El carpintero… corta cedros de él se sirve después para quemar, calentarse, y cocer el pan. También hace de él un dios y lo adora… Este pasaje nos muestra el principio de la idolatría: el hombre es idólatra cuando se somete a su propia creación. De todo lo dicho se desprende que la idolatría no es algo del ámbito religioso. No podemos decir que hoy la idolatría está desapareciendo porque no hay tantos altares familiares con estatuillas de ídolos como en el pasado. Nuestra sociedad es altamente idólatra. El hombre crea estructuras para conservar la verdad; después hace más importante dicha estructuras y encarcela la verdad en ellas. Esto es un ejemplo de idolatría. De allí la importancia de predicar contra este pecado: no sólo son idólatras los que adoran a Gilda o a Rodrigo. Muchos cristianos hoy se encuentran bendiciendo a un sistema político, económico y cultural que forma las bases de la idolatría contemporánea. Es el deber profético de cada hijo de Dios amonestar contra las nuevas formas de idolatría, advertir del pecado de la deshumanización, que ha hecho de los sistemas algo más importante que los hombres.

    ¿Qué tienen que ver estas cosas políticas con el Reino de Dios?. Ya hemos visto como la iglesia fue siendo relegada a un plano netamente místico. Pongamos un ejemplo: Hace un tiempo atrás, dos jóvenes mataron a su padre a puñaladas en una extraña actitud que al parecer incluía cultos paganos e incesto. Desde todos los púlpitos se escuchó hablar de cómo actúa el demonio. No caben dudas de que allí actuó el demonio, sin embargo, no es la única forma en la que actúa Satanás: en nuestro país, un país amasado con harina y leche, 55 chicos mueren de hambre a diario; ¿No es esto acaso obra del demonio?. ¿No es diabólico que 40 personas hayan muerto de frío en el invierno del 2000?. ¿A quién le atribuimos la desocupación, el hambre, la miseria? ¿No son también cosas de los "dominadores de este mundo"?. ¿Tenemos que luchar los cristianos contra estas potestades, o sólo debemos preocuparnos cuando estos "espíritus de los aires hacen cosas paranormales?.

    4. El Reino de Dios: Utopía de Jesús

    Hasta aquí alguno dirá: bueno, entonces cambiemos de gobernantes; pongamos a nuestros pastores a dirigir el mundo y se solucionó el problema… Como chiste es divertido. Tampoco se trata de "capitalistas versus socialistas", sino de algo más profundo. ¿Nos olvidamos acaso que somos embajadores de un reino muy superior a cualquier sistema político imperante? De hecho, la proclamación del evangelio es ruptura con las ideas de la sociedad contemporánea, mientras las estructuras de este mundo son verticalistas, "Jesús reveló que la autoridad de su reino estaba basada en la solidaridad y el servicio desinteresado. Su poder era ajeno a todo espíritu de dominación". Suponer que ser cristiano es hablar de cosas sobrenaturales nos hizo olvidar que el Reino de los Cielos es paradigma de una sociedad que los cristianos debemos predicar. Una sociedad que no está estructurada de acuerdo a jerarquías humanas, una sociedad que no es piramidal ni autoritaria sino que el que quiera ser el primero, deberá servir a los demás; porque allí está la clave del "poder" del Reino: el servicio amoroso y desinteresado. Jesús no vino a este mundo a salvar almas sino a rescatar hombres. No un fragmento del ser humano; muy por el contrario, vino a que podamos ser "hombres nuevos": física, mental, espiritual, cultural y socialmente nuevos. De esta forma el Reino de los Cielos no es algo solamente metafísico, sino muy por el contrario es algo de aquí y ahora; es la construcción de una nueva sociedad que no se basa en la sumisión a ningún poder, ni en la idolatría al dios de mercado ni al dios Estado, sino en el amor de Dios que es en Cristo Jesús.cerca de qué es "ser cristiano"

    Tener una opinión es una cosa, y otra es tener una convicción Tal es la diferencia entre un cristiano "convertido" y uno "convencido". Cualquiera puede adquirir una opinión que lo acerca más a su círculo de pertenencia o tener una convicción que emane de la cultura o la tradición, pero esa convicción sirve sólo cuando esta enraizada en la energía más profunda de su carácter. En otras palabras: un hombre convertido, no es simplemente un hombre con ideales, sino un hombre comprometido con todas sus fuerzas con el Reino de Dios y su justicia . Para hacer referencia a continuación al concepto de carácter cristiano nos es menester comenzar enumerando qué cosa no es ser – cristiano para luego sí, enunciar lo que verdaderamente es el ser – cristiano. En primer lugar podríamos decir que un cristiano No es una persona que participa en el culto. Ya lo dijo Cristo: "el trigo y la cizaña crecen juntos", por eso es lógico deducir que mucha gente que se congrega y participa de los cultos de sus congregaciones van a pasar un rato agradable mirando el espectáculo cúltico dominical. En segundo lugar podríamos decir que un cristiano no es un fanático. El fanático es alguien que a simple vista nos puede parecer un hombre muy comprometido con su denominación: No se pierde un culto, es el primero en llegar y el último en irse, participa en todas las actividades que su congregación propone, etc. Pero a su vez es un hombre que le cuesta aceptar una postura diferente, que se irrita cuando alguien piensa distinto, que está decidido a creer que todo aquel que no entra en su molde, que no comparte algún aspecto de su doctrina, es un pobre hombre que necesita tener un encuentro con el Señor. (Encuentro que seguramente lo haría más parecido a él). Creo que es posible definir clínicamente al fanático como una persona excesivamente narcisista, en realidad, alguien muy próximo a la psicosis. Si cambiamos los términos psicológicos de la cita de Fromm para definirlo más teológicamente podríamos decir sin lugar a dudas que un fanático es un idólatra, alguien que está propenso a tener dioses ajenos. Pero definamos ahora qué cosa es ser un cristiano: 1. En primer lugar un cristiano es un hombre libre: Donde está el espíritu de Dios hay libertad. Ser libres es romper todo lazo de dependencia; es decir no a los vínculos autoritarios que nos generan dependencia. Es tener una relación con Dios pensada y decidida por uno mismo. Cuando otro hombre guía nuestra vida sin permitirnos ser nosotros mismos; cuando las instituciones o las personas le dicen al hombre hasta cómo se tiene que vestir; estamos, sin duda, frente a un vínculo insano. Cristo nos hizo libres del pecado y de la muerte y ahora nos pide NO que busquemos cambiar una dependencia por otra ni que busquemos otros vínculos de dependencia dogmática o institucional. Nos pide que sigamos libres en la libertad. El ser cristiano no está atado a ningún tipo de autoridad ajena a Su Señor. Durante un largo período de tiempo, la humanidad estuvo sujeta a una autoridad que le decía lo que debía hacer. El rey o el Papa, eran los que definían la moral del pueblo; gracias a Dios que mandó a un Martín Lutero y tantos hombres más que nos hicieron comprender que el cristianismo no es verticalista. Ningún cristiano está obligado por el Señor a doblegarse al pensamiento de otro hombre, sino que por el contrario, está obligado a escudriñar por el mismo sin la intervención de ningún "hombre superior" o "representante de Dios en la tierra" que quite su libertad de decidir, pensar y actuar desde su libertad en Cristo.

    2. El hombre cristiano está plenamente identificado con la humanidad. No es un religioso, no es un místico, es un hombre que comprendió que Dios amó tanto la vida que dio a su hijo unigénito. Todo hijo de Dios está comprometido con el hombre: con su dolor, su sufrimiento, sus angustias, pesares y alegrías. Vemos en Génesis 4:9 a Caín haciendo la pregunta básica del pecado: "¿Soy yo guardián de mi hermano?". Durante más de un siglo se estuvo predicando el individualismo como un beneficio de la humanidad: "es mi vida", "es mi problema", "es mi salvador personal". Sin embargo, ser cristiano es algo superador del "Yoismo". Es estar comprometidos con la humanidad, es honrar la vida, es comprender en toda su dimensión que significa ser cuerpo.

    3. El cristiano tiene reverencia por la vida. La tuya, la mía, de un perro de un gato De un árbol, de toda la gente Honrar la vida, como dice el poema, y en todas sus dimensiones. No se trata de honrar una "vida espiritual" en desmérito de una vida social, material o política. Todo el hombre está integrado en el plan de salvación, todas las dimensiones de la vida están contempladas por Cristo y, en su plan de establecer un Reino, no pensó sólo en un reino espiritual sino en el hombre integral: espíritu – Alma – Cuerpo y ser social.

    4. El verdadero cristiano está dotado con un espíritu crítico. No hay cristiano si no hay espíritu crítico. Eso es lo que dice Hechos 17:10,11; Los bereanos eran más nobles que los de Tesalónica porque no se quedaron con lo que Pablo les decía, sino que iban a la Biblia a comprobarlo. El hombre religioso tiende a creer lo que dice la autoridad: "Lo dijo el pastor… Palabra de Dios". Pero recordemos a los de Berea, ellos en ningún momento dijeron: "Lo dijo Pablo"; sino que buscaban e investigaban a ver si coincidía con las escrituras.

    5. El ser cristiano, es capaz de "ser desobediente". El autoritario es verticalista y supone que la obediencia es santidad y la desobediencia es pecado. Claro, esto es cierto cuando hablamos de obedecer o desobedecer a Dios. Pero: ¿Se acuerda de la "obediencia debida"?. Hay en este mundo más cosas para desobedecer que para ser obedientes. Hay más dioses falsos que el único y verdadero Dios. ¿Recuerdan a ese botón rojo que nos tuvo pendientes de una bomba nuclear durante décadas?. Si Ud. siendo cristiano el presidente le decía "apriete el botón"; ¿Qué hubiese hecho?. Hay desobediencias que preservan la humanidad. Recordemos siempre que nuestra vida es una elección. Para creer en Dios, tenemos que saber ser ateos a los dioses paganos que el mercado nos ofrece a diario. Para ser obedientes a los principios de vida, debemos saber ser desobedientes a los principios que los dioses paganos de este mundo nos quieren imponer.

    5. Cristianismo y secularización

    Cuentan que los fundadores del socialismo religioso europeo sostenían que Dios en un momento podía hablar con mas fuerza a través de un movimiento no religioso e incluso anticristiano, que a través de su iglesia. El teólogo Bonhoffer admitía en sus cartas enviadas desde la prisión nazi que a veces veía como El Señor se manifestaba con más facilidad fuera que dentro de la iglesia. "a veces -decía- me siento mas cómodo en la prisión que en el templo". Podemos estar o no de acuerdo, pero es nuestro deber analizar el porqué de esta afirmación. En primer lugar, es necesario recordar qué es ser protestantes. La iglesia protestante se considera la portadora de la Gracia de Dios. Pero no solamente protesta contra el catolicismo por haber dogmatizado esa gracia, sino que es, como portadora de la gracia, una iglesia que vive en una autocrítica constante debido a que ninguna forma puede contener dicha Gracia. El principio protestante admite que Dios se manifiesta en el mundo secular. Esto es lo que afirma Pablo en Romanos capítulo uno cuando dice que "los gentiles conocen a Dios porque El mismo se lo ha manifestado" (Romanos 1:19,20,21). Lo que nos lleva a pensar que la Gracia es independiente de formas humanas e incluso no se subordina a dogmas ni formas religiosas ni aún a la iglesia. La Gracia "sopla como y donde quiere". Lo expuesto hasta aquí nos hace pensar que el protestantismo, entra en diálogo con la realidad secular como parte de su protesta a las formas sacralizadas: "El protestantismo niega la seguridad de los sistemas sacramentales que ofrecen formas inviolables, leyes sagradas, estructuras eternas" En resumen: El protestantismo niega la soberbia religiosa que dice que sólo en el marco eclesiológico Dios puede manifestarse. El señor se hace presente en la historia como y donde mejor le place. Y precisamente éste es el mensaje del apóstol Pablo en los primeros cuatro capítulos de Romanos: Dios se ha manifestado fuera de la soberbia institucional. Ni los judíos, ni los gentiles, ni nadie puede atribuirse para sí la exclusividad de la revelación divina. Dios se ha manifestado a los gentiles de modo que no tienen excusa. (ro. 1:20). Y también a los judíos por medio de una ley que han desobedecido. (cap. 2). Dios se le ha manifestado a Abraham antes de ser circuncidado. (4:10). Existe, es necesario expresarlo, una diferenciación entre lo que se ha dado a llamar "secularismo" y lo que es la "secularización". Lo primero, como la palabra lo indica, es un "ismo" de lo secular; lo segundo un proceso histórico que involucra también la iglesia en su dialéctica protestante. "Nos ayuda hacer una diferenciación clara entre secularización y secularismo. La primera es un proceso histórico continuo, y el segundo una ideología fija y absoluta que tiene una tendencia al totalitarismo pagano o nihilista". No debe temer pues la iglesia a la secularización porque también ejerce una protesta contra las formas seculares. La iglesia, como ya dijimos, se pronuncia constantemente contra la sacralización de las formas; sean estas seculares o cristianas. La secularización forma parte de la autocrítica del protestantismo. Es aquello que constantemente la aleja de la tentación de erigirse como aquel fetiche que ella misma ha derribado en las religiones paganas. La iglesia debe ser un instrumento de Dios en la historia y no un elemento de poder institucional.

    Hombre nuevo – Mundo nuevo No hace mucho fui invitado a una reunión de jóvenes en la cual se preguntaba qué tengo que hacer para ser un cristiano más consagrado. Las respuestas no se dejaron esperar: "orar más", dijo uno; "leer más la Biblia", replicó otro. Y un sinnúmero de respuestas más que, si bien eran todas válidas, me llamó la atención que todas apuntaban a lo individual. Nadie dijo nada del prójimo, ni de la sociedad en la que vive, como si la santidad fuera algo exclusivamente "hombre adentro". De hecho, en la actualidad, hay una fuerte tendencia a subjetivizar el Evangelio al punto que lo único que importa en algunos núcleos evangélicos es lo que Cristo hace en el interior del individuo. La conversión llega de esta forma a ser una cuestión individual sin influencia en la sociedad. La única injerencia que el cristiano fundamentalista tiene en la sociedad es haciendo a otros que se conviertan a su subjetividad. Pero si bien es cierto que la conversión produce un cambio interior, no menos cierto es que el evangelio transforma también las objetividades. En otras palabras, el evangelio no sólo me transforma "a mí", cambia todo lo que toca: al cristiano, a la iglesia, pero también al mundo entero. La conversión no representa sólo "un mero cambio interior, la aceptación de una nueva religión, sino una re – orientación total, el Nuevo Testamento se refiere a ella como una transformación del entendimiento, es decir, de la comprensión, de los criterios de juicio, de la razón por la cual nos ubicamos con respecto a nosotros mismos y al mundo. Ser cristiano es pues, superador de un simple cambio interior. Un cristiano no puede ser ignorante de las cosas que pasan en este mundo porque todo le ocupa a Su Señor. La Biblia habla claramente de un hombre nuevo, pero también dice que ese hombre se construye con cada uno de nosotros. Todos estamos interrelacionados, todos nos necesitamos y somos miembros unos de otros. La predicación de Cristo del Reino de los Cielos nos demuestra como el Maestro buscaba, no sólo un nuevo hombre sino también una nueva sociedad. El Evangelio no trata de producir individuos buenos que persigan su propia perfección moral, perturbándose unos a otros lo menos posible, sino una totalidad, un modo de vivir y ser de toda la humanidad. Cuando decimos que el cristianismo no es una religión ¿sabemos bien las consecuencias de lo que decimos?. Pues bien, sólo las religiones dividen al mundo en "sacro y profano" (nosotros y ellos). Pero nosotros hacemos esta brecha con mucha frecuencia. Dividimos entre "corporal" y "espiritual", entendiendo lo primero como la materia, el cuerpo, etc. Y lo espiritual como una realidad mística. De esta forma llegamos a la conclusión de que el cristiano interioriza su ética en lo "espiritual" y se desentiende de todo lo que sucede en "este mundo" porque no le corresponde, no es espiritual y por ende es anticristiano. Así a los cristianos que alguna vez se preocupan por algo más de lo que pasa los domingos de 10 a 12 los llamamos con frecuencia "carnales". Esto lleva a encoger el evangelio hasta hacerlo entrar en un ropaje individualista: Evangelio es lo que me pasa a mí, dentro de mí. La ética cristiana ha sido llevada con frecuencia al ámbito de lo privado, quitándole importancia a todo lo que sucede alrededor. Así por ejemplo, múltiples usurpadores del poder político han hecho estragos en el mundo entero y en particular en nuestra América. Han matado, torturado, violado mientras muchos cristianos miraban para otro lado, no tuvieron compromiso alguno con la realidad imperante, y fueron vistos como hombres de Dios con una "moral cristiana intachable" (entendiendo moral cristiana como conducta individual). Este es el tema que tenemos que releer en las escrituras para comprobar que no hay cristiano sin un compromiso con el mundo; que la vida cristiana abarca todos y cada uno de los aspectos de la vida.

    6. El reino de los cielos

    ¿Realidad actual o escatológica? El judaísmo tardío, ya había desarrollado una teología del reino de Dios a la cual, sin dudas, Jesús hizo mención como vértice de su predicación del Reino. El evangelista Mateo, utiliza la frase "Reino de los cielos" en alusión al Reino de Dios. Esta sustitución de la palabra Dios por "cielos", se debe, como es sabido, al rechazo de los judíos de su época a evocar a Jehová por temor a hacerlo en vano. Es necesario comprender pues, que al decir "Reino de los Cielos" estamos refiriéndonos literalmente al Reino de Dios. Es de vital importancia tener en claro esto, ya que en nuestra cultura la palabra cielo, nos remite a un concepto místico del que debemos desempolvar a las Escrituras. En otras palabras: La frase reino de los cielos debe ser sustituida por la de "reino de Dios", ya que en el uso lingüístico actual el reino de los cielos designa únicamente el dominio trascendente de Dios y no también, como en el hebreo, el dominio terrestre" También sería interesante, pero no es nuestro tema, que algún día buscáramos un sustituto de la palabra reino ya que en la actualidad y en nuestras tradiciones democráticas, nos es muy difícil imaginarnos a un rey sin confundir su carácter con un déspota, autoritario y absolutista distorsionando así, el verdadero carácter divino. De hecho, en el Antiguo Testamento, no se lo conoce a Dios como rey sino hasta momentos bastante tardíos. No podía el pueblo del Antiguo Pacto, considerar a Dios un rey sabiendo lo que eran los reyes de su época. Muy por el contrario, lo vemos a Dios presentando un proyecto totalmente diferenciado al de las monarquías vecinas. No podía entonces, aplicársele a Jehová el título de Rey sin que se distorsionara en el concepto de su carácter. Los profetas, sobre todo los del octavo siglo, muestran más que precaución al hablar de Jehová como rey debido a que ellos se oponían a la realeza humana presentando una vuelta al sistema comunitario del Israel pre – monárquico: De este modo quería darse a entender que la soberanía absoluta de Dios es algo muy diferente del capricho despótico de un tirano No es el reino de los cielos el lugar donde van los muertos, tampoco un lugar geográfico que se implantará en el futuro con los redimidos. Jesús dijo: "el reino de los cielos está entre ustedes". Así que, si bien el reino de los cielos tiene una realidad escatológica, también tiene una en nuestro presente: el Reino de Dios, del cual somos ciudadanos, se encuentra aquí y ahora.

    Apártate de mi Satanás Dijimos que corría el peligro de interpretar la palabra reino con el contenido ideológico de los reinos de este mundo: los reinados humanos son déspotas, autoritarios, absolutistas. El Reino de Dios es virtualmente opuesto. De hecho, cuando Jesús comienza su ministerio, y es tentado en el desierto, estas tentaciones tienen que ver con el modelo de reino. El demonio representa el poder verticalista y autoritario donde se ve al ser humano como un simple instrumento. Jesús encarna el poder como servicio desinteresado: el Reino de los cielos no es vertical sino horizontal, democrático. Jesús es tentado tres veces a utilizar el poder como demostración de que él era el rey. Las tres veces el Maestro se negó porque "está escrito" que no es el poder que domina y subyuga la constitución del reino.

    La Constitución del Reino Jesús, en el sermón del monte, siembra las bases del Reino de los cielos. No es un reino que domine, no es un imperio que subyugue, no se basa en el poder como los imperios de este mundo entienden. Muy por el contrario; el Reino de los cielos, es el reino de los desposeídos: Los pobres, los que no tienen justicia, los perseguidos. Extraño reino que no se basa en el poder de dominación sino que elige a los desahuciados de los demás reinos como sus más preciados súbditos. Revolucionario es el concepto de Jesús de la Constitución de su Reino; en Mateo 20: 20 – 28 el Maestro plantea una nueva forma de poder. Santiago y Juan, suponiendo que en la brevedad se daría un golpe de Estado en el que Jesús reinaría le piden un puesto de relevancia en el nuevo imperio. Jesús simplemente responde: "no sabes lo que pedís". E inmediatamente: "Los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ella potestad. Más entre ustedes no será así". No será mi reino, dice Jesús, como las naciones de este mundo. No será mi gobierno una pirámide donde los de arriba se aprovechen de los de abajo, el Reino que vengo a implantar, es totalmente opuesto a este concepto. El poder del reino está en la horizontalidad del servicio, es un poder de base, lo otorgan los bienaventurados del reino: el pobre, el oprimido, el desposeído, el que tiene hambre y sed de justicia.

    Del reino como abstracción a la realidad del reino Ya desde Aristóteles y Platón se plantea la contradicción entre la experiencia como base del conocimiento o la meditación abstracta y metafísica. El debate se siguió planteando hasta nuestros días: ¿los conceptos fundamentales del pensamiento tienen su origen independientes de la experiencia como una realidad a priori?. Marx, se burlaba de los místicos diciendo que "los metafísicos cuanto más se alejan de los objetos, tanto más los perciben. De hecho sabemos que los escritores bíblicos, principalmente los del Antiguo Testamento, pero también (tal vez en menor grado) los del Nuevo, tienen una estructura del pensamiento totalmente ajena a una conceptualización netamente teórica y abstracta. En la Biblia, todo conocimiento surge de la experiencia, y no hay conocimiento sin experiencia. Corremos el riesgo hoy en día, de espiritualizar tanto el Reino de Dios, al punto de abstraerlo de toda practicidad. "El reino de los cielos es algo escatológico (algo del futuro)"; "es un lugar donde para llegar primero hay que morirse", "es parte de la geografía celeste, donde van las almas descarnadas". Estos y otros falsos conceptos hacen del reino de los cielos una fábula más que una realidad en la que debe insertarse YA cada hijo de Dios. El Reino de Dios y su justicia, es el lugar de donde somos embajadores. Es un sistema político social que se opone constantemente a los reinos de este mundo. Un sistema divino que devuelve la dignidad al marginado de los otros sistemas; un reino que promueve la justicia, la igualdad y la equidad aquí y ahora para todos los hombres del mundo que quieran habitarlo.

    Ecología integral La naturaleza es una imagen de la Gracia Porque el anhelo de la creación es aguardar la manifestación de los hijos de Dios… Porque también la creación misma será liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios, (Romanos 8:19.21) Contra el Docetismo que divide entre cuerpo y espíritu enfatizando este último en desmedro de lo material, la Biblia tiene un énfasis ecológico muy marcado. La Palabra de Dios nos habla de una naturaleza que gime esperando ser redimida y libertada para bendición de los hijos de Dios. Espiritualidad es aquella actitud que coloca la vida en el centro, que defiende y promueve la vida contra los mecanismos de muerte, disminución o estancamiento. Lo opuesto al espíritu en este sentido, no es el cuerpo, sino la muerte y todo lo que estuviera ligado al sistema de muerte biológica, social y existencial. Esto pone al cristiano en un serio compromiso ecológico. Claro que cuando hablamos de ecología no estamos preocupados solamente por las ballenas del sur, estamos enfatizando algo mucho más profundo; porque hablar de ecología es hablar de una profunda relación del todo y entre todos. Ya hemos comprendido por la experiencia del error que todo está relacionado entre sí como el eslabón de una cadena. Dañar al ser más "insignificante" (de acuerdo a nuestra jerarquización, porque el reino natural niega jerarquías) es dañar a toda la creación.

    Ecología y capitalismo El ser humano coexistió bastante equilibradamente con la naturaleza hasta la explosión de la sociedad industrial, donde, se la empezó a explotar indebidamente en busca de mayores ganancias. Por eso, la explotación indebida de la naturaleza, no es otra cosa que la explotación del hombre por el hombre, siendo la naturaleza su medio. El Inglés Adam Smith, uno de los pilares fundamentales de la filosofía capitalista, consideraba a la naturaleza como un material sometible a la razón humana. Justifica pues, el sometimiento económico del medio ambiente; un sometimiento que "el hombre ejercería en nombre de la evidencia y al servicio de un plan de desarrollo progresivo de la sociedad humana". La explotación desmedida de la naturaleza con fines económicos, es pues una realidad reciente en la historia de la humanidad. Podemos decir que surge con la revolución industrial apoyadas en la filosofía iluminista del siglo XVlll de la mano de filósofos como Smith y el francés Quesnay Ser ecologista, entonces, es ser profundamente humanista. Y ser cristiano, es buscar la humanización del ser humano. Es hacer del hombre algo más que un engranaje del sistema de producción y consumo ilimitado. En un círculo religioso donde se acostumbre a hablar de temas espirituales y metafísicos, seguramente podrían preguntar: ¿Qué tiene que ver esto con el Señor?. Es que en realidad, como comenta Boff, Los desafíos ecológicos provocan a la teología. Hacer teología es preguntar siempre: ¿Cómo se relaciona todo esto con Dios?. Y el mismo se responde: Si el alma pudiese conocer a Dios sin el mundo, el mundo jamás habría sido creado. Es necesario que el pueblo de Dios adopte su compromiso con una ecología integral, que mira al hombre como imagen y semejanza de su creador, pero que dicha imagen se da siempre en el contexto de la naturaleza en la que se desarrolla.

    Breve Aproximación hermenéutica Imago Dei El libro de Génesis tiene dos relatos de la creación. En el capítulo 1, Dios prepara todo el escenario en seis días, y terminando la sexta jornada exclama: "Hagamos al hombre a nuestra imagen". Si hacemos caso a la pluralidad del verbo hacer (hagamos), podemos arribar a la conclusión que tenemos aquí a un ser humano hecho a la imagen y semejanza de la "pluralidad" divina. Un Dios trino, un Dios que interactúa consigo mismo, crea a un hombre a la imagen de ese modelo. En el segundo relato de la creación, no se nos habla del hombre como imagen de Dios, sino que se utiliza un lenguaje mas personalizado y poético. Pero en el capítulo 5 de Génesis versículo 1 se nos vuelve a decir que Dios creó al hombre "a su semejanza", y luego agrega: "Varón y hembra los creó" (vs.2). Es interesante notar que Dios creó a su imagen y semejanza al ser humano entero: Al hombre y la mujer; no a uno de ellos sino a los dos. El hecho de haber creado al hombre y la mujer, en conjunto como su imagen, nos lleva a la conclusión que dicha imagen se genera en la relación de los dispares. Sólo el otro me complementa, pero el otro que me complementa desde sus diferencias. Busca a tu complementario Que marcha siempre contigo Y suele ser tu contrario. Esto nos deja una enorme enseñanza, el hombre es imagen y semejanza de Dios cuando se relaciona con Dios, con su par y consigo mismo. No hay imagen de Dios en soledad, sólo somos semejanza de nuestro creador en sociedad. El hombre a llegado a ser un elemento alienado de su hogar, su cultura, su niñez.

    Pero: El hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si vive como autómata será aniquilado… Ya nada anda a paso de hombre… Pero el vértigo no sólo está afuera, lo hemos asimilado a la mente que no para de emitir imágenes, como si ella también hiciera zapping; y, quizás, la aceleración haya llegado al corazón que ya late en clave de urgencia para que todo pase rápido y no permanezca. El hombre no es hombre fuera de un contexto social sano y equilibrado. Entonces no estaría mal decir que el hombre es un ser físico – mental – espiritual y social. Y que cada uno de estos factores forman parte de lo que llamamos Imagen de Dios. En otras palabras, el hombre, no es un ser metafísico sino complejo. Los humanos somos seres espirituales, sociales, políticos, culturales, etc. Y todo ello sin excepción es lo que nos asemeja a nuestro Dios. Es pues, parte del ser cristiano, el deseo de compartir y de crear una sociedad justa y equitativa, con una sana y ecuánime distribución de sus riquezas, una sociedad donde nadie sea superior ni inferior sino complemento de su prójimo.

     

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