Pichón sintetiza este proceso con la afirmación que es base de su teoría: "El ser humano es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan. El sujeto no solo es un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis. No hay nada en él que no sea resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases." Actualmente esta relación es cada vez más difícil y en algunos casos imposible, muchas veces debido al sentido de continuidad histórica (vivir el hoy, el ahora, el mañana no importa, los amigos son pasajeros), a un mundo cada vez más materialista y al narcisismo constante (imagen estereotipada).
De este proceso, en relación al individualismo se puede determinar como actúa en el psiquismo de cada persona. El cual esta determinado por las relaciones sociales, que establecen una ruptura con los estándares que la sociedad denomina como relación o interacción (vínculo)
Todas estas situaciones son generadas por la falta de un interés por todo, por un desprecio de la esencia del ser humano y por el crecimiento desmedido de violencia simbólica en los medios de comunicación en sus diversas manifestaciones, convirtiéndolas en hechos tan naturales como degradantes (Rojas).
Así de este modo, el hombre es un ser desmantelado de cultura, que se mueve por la baliza de indiferencia saturada de antagonismos. El hombre, entonces se torna frágil y cada vez más violento. Este tipo de violencia, según Bourdieu, aparece en la crisis de la cotidianeidad, la cual no es perceptible en hechos reales ya que posee efectos en la psiquis del individuo siempre aplicados en una relación de dominación que se instituye a través de la adhesión que el dominado siente hacia el dominador (forma de poder que se ejerce sobre los cuerpos) adoptando formas de emociones corporales, como la vergüenza, la timidez, la culpabilidad, o sentimientos visibles muchas veces dolorosos, como la ira, la rabia, la bronca, el desprecio, etc. duramente inscriptos en el interior de cada persona, haciendo una especie de masoquismo constitutivo de su naturaleza en su identidad.
Identidad, Crisis de la Transformación Adolescente
La identidad, según Galli, es un aspecto del mundo interno que muestra el resultado de la determinación concreta de existencia, en donde se puede explicar como la raíz de la violencia tiene un carácter político, económico y social fundado por la estructura de la sociedad y una crisis en la identidad. En la cual al concebir la subjetividad como emergente de las condiciones naturales y sociales, los procesos identitarios pasan a tener jerarquía sobre la base de modelos preestablecidos. Todos estos procesos de identificación muestran eficiencia en la aceptación o no de determinadas acciones plasmadas en sentimientos inherentes al sujeto, como la vergüenza o el orgullo, en el cual el "todo" se concibe como una resultante relativamente estable con elementos contradictorios y cambiantes. Tales rupturas y discontinuidades que nuestra sociedad promueve exaltada a través de la competencia, la supervivencia del más fuerte y la rivalidad es lo que actualmente en los modelos identitarios derivan en contradicciones fieles al reflejo ideológico de la situación que cada sector social posee.
Para Racedo estos conflictos constituyen la dependencia de la identidad por parte de los países dominadores que genera la auto-descalificación de lo propio, el aislamiento individual y el olvido de lo que es nuestro. Si bien todos los problemas son pluricausales, es de visualizar como las propias internalizaciones de cada sujeto (matriz de aprendizaje y habitus) también juegan un papel decisivo.
Desde la sociedad hasta la escuela la violencia se ha instalado de manera alarmante, casi imposible de erradicar, ya que es un dispositivo de "imposición arbitraria cultural" determinada por las clases dominantes que se reproduce en desigualdades cada vez más reconocidas y perpetuadas por las instituciones escolares. Según Bourdieu, es una violencia indirecta o estructural que afecta desde la niñez hasta la juventud, a modo de crisis cada vez más violenta, constituyéndose de ese modo un obstáculo entre la autorrealización real y potencial de cada individuo. Estos sentimientos provocan crisis, rebeldía, conflictos… y por lo tanto violencia.
En el libro "Chicos en Banda: los caminos de la subjetividad", de las autoras Duschatzky y Correa, queda explicado y planteado este encuentro de sentimientos propios de los adolescentes, en el cual la necesidad de construir nuevos territorios de experiencias subjetivas como "las bandas o las pandillas" ante la pérdida de credibilidad en las posibilidades de producir subjetividad en instituciones como la familia o la escuela, tomadas antes como modelos, esta cada vez más entendido como un objetivo a alcanzar de manera inmediata.
Violencia Educativa: El Adolecer de la Secundaria
El adolecer de un joven surge desde la relación social y desde sus diversos conflictos, que siempre conllevan a pensarse y a recordarse como sujeto relacionado con identidad propia. Esta relación esta basada en la búsqueda de la más íntima convicción de ser quien soy y como me reconozco en el mundo que me rodea. Si bien cada individuo ha cambiado adaptándose a los modelos sociales, la memoria es el único registro de hechos sucedidos o no que mantiene la esencia de cada ser (recuerdo)
El recuerdo, para Töpf, es la historia de cada persona que se construye y reconstruye continuamente desde el presente hacia el pasado, siempre necesitando de apoyaturas firmes como el reconocimiento de lo que es habitual, entre otros ejemplos.
Dan Olweus, por otro lado, ataca el problema de la identidad escolar y de la transformación de la memoria, generada desde la condiciones necesarias que cada institución provee, puntualmente demarcando el acoso escolar o bullying que cada victima adopta como hecho natural, donde el recuerdo de "ser quien soy" es cada vez más vapuleado por los más fuertes. Töpf, decía que cuando el recuerdo y la memoria es arrasada, transformada y construida nuevamente bajo nuevos cimientos preestablecidos, es cuando la resignificación, la búsqueda de nuevos matices y nuevas relaciones sociales van constituyendo la concepción de sujeto cada vez más adaptada a lo que la sociedad establece como modelo.
De esa manera, la memoria es olvidada por la sociedad, en el cual la identidad no tiene sostén alguno, naciendo como resultante de ese proceso la manipulación social del recuerdo y del olvido, convirtiéndose en un ataque a la condición misma de cada persona (distorsión ex profeso)
El futuro y la percepción de nosotros mismos al igual que nuestro proyecto vital es lo que nos define y nos muestra en el mundo. La búsqueda o defensa, entonces de la identidad se convierte en un hecho cada vez más buscado y necesario. Invariablemente teniendo como parte negativa el paso del tiempo, tornando más complejo el problema de la identidad, ya que la misma no surge aisladamente, surge en personas o grupos que no se confrontan, en personas que comparten un mismo fin. La presencia del otro, como decía Colombres, se convierte en la base del concepto de identidad y por lo tanto el sentido de pertenencia. Si la identidad personal de cada individuo es el conjunto de elementos, rasgos y circunstancias que nos distingue en sus diversos niveles, es denotable como está sujeto también a la identidad social que el conjunto de la sociedad haya adquirido como suyo, para tal fin reconocerse por sobre otras sociedades.
En la búsqueda de un modelo, por parte del adolescente en construcción, es cuando la identidad activa (idea de sí mismo) y pasiva (mirada del otro) se pone en juego, tornándose de ese modo en reglas a seguir, en la búsqueda de ser quien soy. Surgiendo de ese modo en crisis u oposiciones, producto de una búsqueda de una identidad que represente a sus ideales y a la vez conforme a la sociedad sin confrontarlo en sus bases ya demarcadas con anterioridad.
El Sentido de Pertenencia: El Grupo
El grupo para Pichón, es el conjunto restringido de personas en interacción de tiempo y espacio articulada por la mutua representación interna que se muestra explícitamente o implícitamente en una tarea final. En él buscamos protección, pero para pertenecer a él hay que cumplir ciertos códigos, cierto uniformismo. Si alguien no encaja, como dice la autora Maria Del Valle Moto en su libro "Déjame ser Adolescente", es considerado una amenaza… una amenaza que hay que individualizarlo, evitarlo o quitarlo o simplemente tolerarlo con indiferencia. Todo integrante del grupo trata de comportarse como el modelo que el grupo presente, pero también a su vez, lucha por buscar la diferencia, el ser individual.
Los conjuntos se organizan de manera espontánea, regulada mediante la planificación operativa en vista del objetivo central y final, ese objetivo final es lo que guía en todo momento el proceso de aprendizaje. Cabe recordar que todo nuevo aprendizaje, es un proceso de interacción en un intento de respuesta coherente y significativa a las demandas sociales de la realidad, en donde cada sujeto se adapta a dos miedos: miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado y miedo al ataque en una situación nueva. Ambos duelos coexisten y cooperan entre sí en la resistencia al cambio expresada en dificultades en la comunicación y el aprender a aprender (matriz de aprendizaje). Este proceso estará inserto en la relación que el objeto de la psicología social "el grupo" posee en ese interjuego. Entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico (grupo externo) es cuando la división de roles queda determinados.
En una "banda o tribu urbana", como es denominada actualmente, el estereotipo emerge de un pensamiento y de una acción grupal, cada tarea que se realice se dividirá en los diferentes roles que cada integrante del grupo posea. Esta nueva subjetividad se construye actualmente en espacios sin tradición ni futuro, dentro de una trama social que los ha expulsado y los ha excluido.
La coexistencia de ambigüedad, la relación dialéctica con los otros constituirán un ECRO grupal denotable en la praxis de situaciones cotidianas, siempre desarrollada en la espiral del conocimiento que implica el análisis de todo lo que rige al hombre en situación (objeto de conocimiento que integra el pensamiento con la relación sujeto-naturaleza y sujeto-sociedad). Aquí la violencia se presenta como un modo de relación que aparece en condiciones de importancia instituyente de la escuela y la familia, al no haber una figura de autoridad presente. De ese modo, la violencia se transforma en una crítica con forma de sociabilidad, de reconocimiento, de identificación… en definitiva, es un modo de estar con el otro sin denotar que la consecuencia en verdad concibe soledad e individualismo (identidad negativa)
Colombres, explica que la identidad negativa es surgida de una crisis que el individuo ha generado dando como resultado el desprecio y la hostilidad de lo que uno debería de considerar como propio, como la cultura, la individualidad, la personalidad, entre otros ejemplos. El proceso de identificación, en este caso, pierde la larga sucesión de hechos cotidianos que partieron en su momento de una determinada realidad socio-cultural, para convertirse en una identidad positiva, familiar, adoptada por la sociedad. Todos estos factores de identidad propios de un pueblo configuran un marco extenso y complejo, a la vez que diverso y opuesto, plasmado en patrones de identificación (lengua, religión, realidad económica, etc.). De esta manera el individuo buscará su imagen, su identificación, su pertenencia frente a un mundo cada vez más violento. Cabe recordar que las matrices de aprendizaje en este caso, difieren en cada situación, al ser contradictorias invariablemente van a depender de la percepción de cada persona, modificando su personalidad e identidad como resultado final (Racedo)
Datos Obtenidos
La búsqueda de información sobre el tema "violencia en la escuela" en publicaciones periodísticas, permite mostrar un enfoque interdisciplinario, constituyéndose en una mirada crítica y en una valiosa herramienta para el análisis de las causas y el devenir de las mismas en un mundo cada vez más difícil, en el cual se percibe como las distintas instituciones entraron en crisis. La familia como espacio de formación y contención perdió significatividad en el proceso de construcción del niño. La escuela, por otro lado, no tiene el poder preformativo que antes tenía; Su orden se alteró, el rol que cada docente poseía se diluyó, para así de ese modo asumir el rol de arbitro en la resolución de conflictos.
La violencia escolar es una acción con la que se ofende y se humilla en un estado fuera del natural, la cual obra con ímpetu, fuerza y a la vez con intensidad medible en palabras. Convirtiéndose de este modo, en un obstáculo en la autorrealización humana, tanto afectivamente, como somáticamente y mentalmente.
En los diversas notas periodísticas es observable como existen factores relacionados con la agresión escolar de nuestro país, más específicamente en la Escuela Técnica N° 1 de la Plata (Bs. As.), que puede ser exógenos o endógenos a la escuela, plasmados a través de problemas muy variados como la discriminación, el maltrato entre compañeros, la indisciplina, etc., hechos evidenciables desde nuestra historia. A su vez, también, en las notas de opinión encontramos una mirada crítica del rol docente, en el cual se puede observar claramente como muchas veces son protagonistas de escenas violentas: a través del humor burlón (negativo y nihilista), de la utilización de palabras agraviantes, minimizando situaciones, entre otros ejemplos.
"…Lo que los docentes denominan "indisciplina de clase" son en su mayoría formas de ejercer violencia, pero también es un acto de violencia cuando el docente hace abuso de autoridad (autoritarismo)…" (Nota periodística Nº 1)
Queda demostrado entonces, como la "agresividad" se relaciona con el vigor de fuerzas compensatorias: actitudes, costumbres, etc. que adopta cada alumno. Los profesores, en este caso, se convierten en factores decisivos para la prevención de futuros estallidos. En donde el control de estos actos intimidatorios servirá para la reorientación de estas conductas a través de canales más aceptables socialmente.
Cada nuevo hostigamiento genera un proceso de victimización que no ocurre de manera aislada, ya que se llega a establecer de manera firme en la medida que no se lo tome en cuenta. Este proceso de desvalorización y negación de lo que en verdad ocurre es un modo de violencia que no tiene límite.
En un tiempo se creyó que era solo un tipo de violencia en la que los "hombres" tenían su presencia; En la actualidad es denotable como también las chicas que asisten a la Escuela Técnica N° 1 han recurrido a esta forma de hostigamiento. La diferencia entre ambos tipos de "violencia grupal", es que la violencia entre las mujeres no es perceptible, es más sutil e indirecta como la difamación, la manipulación de las relaciones de amistad, el rumor, entre otros ejemplos.
Para poder prevenir estas situaciones actuales en las aulas de nuestro país, es necesario entender que "…la infancia se terminó para estos chicos, los niños tienen vida de adultos, están por lo tanto constituidos como adultos con derechos y responsabilidades…" (Nota periodística Nº 3)
No minimizar los conflictos que el adolescente vive, no desoír su palabra, es tratar de cambiar la mirada estigmatizadora que fue formada durante años en nuestra sociedad. Enseñar, entonces, a través de la no-violencia, a través de un trato que valorice al otro como persona con sus características propias no solo deben depender de los profesores sino también de la familia, ya que el "maestro" aprende a enseñar enseñando; pero también aprende y aprendió a enseñar aprendiendo.
Análisis Crítico
"Adolescencia Violenta"
"… Mi sombra es la única que camina junto a mí, mi pequeño corazón que late es lo único que escucho. A veces deseo que alguien de afuera me encuentre en el límite del borde de la sociedad…reviso mis signos vitales para saber si aún sigo con vida…donde duerme la ciudad yo soy el único que camino solo. Nadie sabe que existo, solo así me tomarán en cuenta".
Esta expresión, estas palabras fueron extraídas en un momento de dolor y de rabia, un momento en el que un alumno de una escuela secundaria normal, de un barrio común, de una ciudad cualquiera, como es la Provincia de Buenos Aires en Argentina, podría haber terminado en una matanza de grandes proporciones como fue la tan recordada "Matanza de Columbine High School en 1999, sucedido en Estados Unidos.
Que un adolescente ingrese armado a la Escuela Técnica N° 1 de La Plata, y trate de descargar una balacera sobre sus compañeros y en muchos casos amigos, implica un punto en el cual no podemos desconocer o ignorar nuestra necedad como sociedad, para así de ese modo, todos asumir la responsabilidad que nos compete.
"… es importante remarcar que estos pibes no nacen violentos, sino que van tomando conductas del medio donde viven…" (Nota periodística Nº 2)
La adolescencia es una etapa de crisis, de duelos, de búsqueda de identidad, "de ser quien soy y que me reconozcan como tal", que implica extremos e intensidades difíciles de superar, caracterizada por la necesidad de pertenecer a algún espacio y contexto que me represente (Moto), ya que esta etapa se signa por la transición entre la infancia y la adultez en un terreno actual cada vez más sinuoso y de alto riesgo. El espacio de pertenencia, en este caso, debe cumplir la función de resguardo de todo lo que considero diferente. (Pichón).
La escuela sola no puede batallar "la violencia escolar", esta limitada a la hora de dar respuestas hacia la sociedad, la iglesia, la familia, etc. transformándose de ese modo en víctima del desinterés y de la poca valoración que demuestran los poderes políticos, los cuales están más interesados en responder a sus necesidades personales que a tratar de solucionar un problema tan grande y cotidiano, como difícil de erradicar.
"… el modelo de escuela estaba ajustado a un modelo de familia que cambió. Y a los educadores les está costando mucho entender el proceso de cambio social. Seguimos pensando que la escuela es la misma de siempre…" (Nota periodística Nº 2)
La respuesta común, como bien dice Racedo, siempre estará limitada por los grupos dominadores, ejercida a través de una violencia simbólica no explicita pero siempre presente (Bourdieu); en donde la identidad que se trato de prevalecer, queda relegada por nuevas necesidades surgidas de una sociedad cada vez más individualista y narcisista.
Los adolescentes entonces, quedan expulsados a un "afuera", a un exterior cada vez más anónimo como difícil, en este espacio la búsqueda de un grupo se convierte en una necesidad primaria para compartir sus soledades y necesidades frente a un adulto cada vez menos tomado como modelo a seguir.
La escuela es un reflejo de la violencia social que cotidianamente la sociedad ejerce día a día, su idea inicial era enseñar y nivelar las diferencias, controlar y ayudar a comprender, etc. Para así de esta manera convertirse en un lugar de contención, un punto de partida para la construcción del futuro, iniciándose desde la concepción de sujeto hasta la subjetividad de la personalidad (Pichón).
¿Pero que es lo que ocurre para que un adolescente dispare y se convierta en asesino? ¿Sobre quien recae la responsabilidad de estos hechos? ¿Quiénes son los verdaderos criminales? Son preguntas que quizás no pueden ser respondidas fácilmente. Diversos autores como Töpf o Galli, dirían que todas estas series de eventos desafortunados y dramáticos devienen de la transformación de la identidad, de una memoria arrasada, de una identidad sometida y siempre reducida a la oposición entre quienes desean mantenerla para su propio bien y quienes desean mantenerla por su cultura. Pero quizás la raíz verdadera de este dilema, podría ser explicado desde la Psiquiatría, como un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada, es decir, el Síndrome Amok, el cual significa "atacar y matar en ira ciega". Este síndrome consiste en un súbito y espontáneo brote o eclosión de rabia salvaje, que provoca en la persona afectada correr locamente, con un arma, atacando, hiriendo o matando, en caso último, indiscriminadamente a todos aquellos que aparezcan en su voraz paso violento, hasta que el sujeto es inmovilizado o en muchos casos terminando por suicidarse. En el mundo hay diversos ejemplos pero lo más destacados fueron: 18 mayo de 1927, Bath/Michigan, 45 muertos; 11 de junio de 1964, Colonia, 10 muertos; 20 de abril de 1999, Littleton/Colorado, 15 muertos (Instituto Columbine); 16 de abril de 2007, Blacksburg/Virginia (Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia. Es el peor ataque a una universidad en la historia) 33 muertos, incluyendo al único autor que inició el tiroteo y 29 personas heridas; 7 de noviembre de 2007, Instituto Jokela/Tuusula (Finlandia), 9 muertos. Como es visible hay muchos ejemplos, muchas teorías, y pocas respuestas.
Diversos autores tratan de entender, y explicar el origen de estos diversos hechos, de encontrar ese hilo conductor que finalmente explota, que produce como resultado final: la muerte. La sociedad, los padres, nosotros… somos quienes nos sentamos de espalda y educamos a niños con armas, somos también quien sintonizamos y miramos que es lo que hacen con ellas, sin inmutarnos, sin reaccionar, simplemente como si fuéramos autómatas… ¿Los escuchamos acaso?¿Nos damos cuenta de su pedido de ayuda constante?
"…Chicos contra chicos, Chicas contra chicas, Chicos contra Chicas. Todos contra todos…" (Nota periodística Nº 2)
"… ¿Qué dijeron los chicos de nosotras?…" (Nota periodística Nº 2)
"…Ellos hacen lío para hacerse los machos, los guapitos, y encima nos discriminan…" (Nota periodística Nº 2)
Son ejemplos de cómo en la actualidad las diferencias cada vez son más visibles y están internalizadas como naturales, en donde los diversos elementos sociales son los que imperan y rigen nuestra subjetividad. Nuestro modo de percibirnos en el mundo siempre dependerá entonces de todos los factores de identidad propios de un pueblo como la religión, la lengua, las creencias, etc. donde la aceptación y la adaptación del ECRO (Esquema Conceptual Referencial Operativo) es lo que constituirá finalmente el sentido de pertenencia de cada ser individual (Colombres). Un equilibrio que actualmente es muy difícil de alcanzar.
Las causas de esta falta de equilibrio social, son diversas, pero persistentemente se arraigaran en la falta de tolerancia que se produce en el proceso de identidad (Moto). En el cual todo proceso de aprender a aprender jugará un papel cada vez más protagonista, participe en la relación que el sujeto tiene al ser un ser social con necesidades como explica Pichón.
¿Pero que es lo que pasa cuando este ser social no tiene contacto? Cuando un adolescente es excluido de un grupo por ser diferente, pensar y vestirse de otra manera, genera en su psiquismo el desprecio, la bronca, el odio, el dolor de todo lo que le produce un daño alguno, transformándose en una identidad negativa, según Colombres, no profunda en su esencia pero si siempre presente. En nuestro país esta falta de tolerancia, pudo observarse con la Tragedia de Carmen de Patagones.
"… era un chico tímido, que le costaba integrarse con sus compañeros, a veces era excluido, pero que nunca había tenido actitudes violentas que podía hacer predecir una conducta de este tipo…" (Subsecretaria de Educación de la provincia de BS. As., Delia Méndez.) – (Nota periodística Nº 1)
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en esta violencia? Los medios de comunicación tienen como función primordial comunicar, transmitir notificaciones de hechos, y a la vez hacer compartir sentimientos e ideas a un receptor que no es de ninguna manera indiferente o pasivo. Con la aparición de Internet, y gracias a la globalización se encontró un nuevo modo de "ser famoso", y persistir en el tiempo expandiéndose como resultante de ello la violencia. Es una búsqueda de identidad social que trata de compensar y equilibrar mi identidad positiva (Colombres).
"…los jóvenes son impersonales, sufren influencias multiculturales, sienten una gran impotencia y desconfían de las instituciones y de la sociedad de los adultos"… "… la manera de dejar de ser niños, de transformarse en adultos es por medio de actitudes de exhibicionismo, de ruptura del orden establecido" (Nota periodística 3)
Las diversas experiencias se inscriben en nosotros como marcas que logran afianzar la relación "ser en el mundo" y "ser en el mundo para nosotros". En él que cada individuo configura una actitud de aprendizaje organizada y estable en pensamiento, sentimiento y acción frente al área de conocimiento y ante el acto de aprender, el cual siempre dependerá del habitus en que el hombre se sienta reflejado e identificado. (Matrices del aprendizaje). Sin perder de esa manera, los rasgos, características y elementos que me distinguen como persona individual dentro de un grupo (Colombres).
Los problemas actuales generados desde la mirada crítica de los medios de comunicación, muestran como la matriz de aprendizaje sumada a ello el habitus, logran operar en la diversidad que cada grupo, estado, etc. posee. Siempre objetivando el resultado que el medio desee.
"… no se puede decir más que la violencia en las escuelas, en algunos casos potenciada por el uso de Internet, es un problema que puede ser rápidamente evitado. Es un problema muy serio que está afectando la vida de alumnos y profesores, impidiendo que la escuela sea ese ambiente al que todos tienen deseos de ir y quedarse…" (Nota periodística 3)
Para Töpf, tratar de descubrir el espacio dentro de la diversidad cultural, y mantenerlo, es lograr conservar una identidad y una estabilidad organizada, apoyada en la existencia del otro y desde allí recuperar lo perdido, aunque conlleve un gran tiempo en la indagación de quien quiero ser, y de ese modo esperar que la sociedad me respete en mi elección.
La violencia adolescente de la Escuela Técnica N° 1, plasmada en sus actos con falta de moral, con grosería y sin respeto, tiene carácter de síntomas perceptibles por toda la sociedad en su conjunto. El no querer sacarse la venda y ver la realidad, es fallar en la comprensión del problema real, logrando de ese modo jamás ver la solución. Son seres que viven dentro de los límites de la sociedad, pero para que puedan ser cumplidos, la sociedad también debe de aprender a limitarse… Porque si bien decimos:
"…Ya tenes 18 años y podes votar…"
"… No actúes como si fueras una niña, ya sos grande…"
"…Ya sos grande, sé responsable…"
No deberíamos de alarmarnos entonces cuando en vez de un artículo de moda busca un arma…pero si así lo hiciéramos, y como es lógico, ¿A quien echamos la culpa de todo lo ocurrido? ¿A quien otorgamos el honor de ser llamado el responsable? ¿Solo por el simple hecho de ser menor de edad, se debe liberarlo de toda culpa? ¿Tan fácil es quitar la vida a alguien, sin que nadie te condene?… son preguntas que siguen sin respuestas.
Conclusión
En cada nota analizada en esta monografía, se pudo denotar como los diversos factores que influyen de manera rutinaria en la vida, como la violencia simbólica, la cotidianeidad, entre otros, están cada vez más internalizadas en nuestra sociedad como hechos normales, sin posibilidad de cambio alguno. La escuela, es un claro ejemplo de como los diversos problemas terminan por ingresar en las aulas, más aún si estas aulas son de estudiantes secundarios.
La realidad actual que vivimos no queda excluida de la escuela, al igual que la sociedad en su conjunto termina por socavar la poca confianza de progreso que cada individuo busca a lo largo de su vida. Conceptos como la Ley y la Igualdad de un estado democrático para todos, son objetivos que dentro del aula también dicen presente.
Entonces… ¿Quién puede afirmar que existen normas que deben ser respetadas por las escuelas, sin denotar que en la sociedad día a día se corrompen? ¿Quién tiene la culpa cuando hay hambre, urgencias y penurias difíciles de resolver dentro del aula? ¿Quién es capaz de demarcar la diferencia entre las buenas y las malas actitudes, cuando en la sociedad esas fronteras se desdibujan constantemente? Estas preguntas que cotidianamente están instauradas e internalizadas en cada aula, en cada escuela y en cada docente de todo el país, se convierte en una incansable lucha ineludible por tratar de responder, en donde al tema de la violencia siempre se le otorga un papel de gran importancia.
La violencia escolar es tan diversa como compleja al momento de tratar de comprenderla, permite abrir un abanico de enormes proporciones en búsqueda de las causas que lo fue originando. La televisión, los videojuegos, las drogas, la marginalidad, los límites excesivos como la falta de límites, pueden ser los posibles causantes de la violencia, sumando siempre a ello todos los factores que la sociedad va originando en la medida que va construyéndose.
Estos factores que la sociedad va originando provocan también una etapa de crisis en cada persona. En un adolescente, esta crisis modifica su estructura psicológica, la cual finalmente es entendida como un desprendimiento de ideales, en donde su identidad es sometida a la decisión de los demás, considerados agresores o opresores. En este caso, la familia demuestra como posee una incapacidad de sostén durante el crecimiento de cada sujeto.
Estos jóvenes encuentran, a través de variados procesos de búsqueda un sostén que es usado como apuntalamiento, en donde se sienten poderosos y fuertes frente a los que estén fuera del círculo (los descalificados, los excluidos), es decir, las bandas o tribus.
A partir del desarrollo temático estudiado, me surgieron temas heterogéneos a estudiar, considerados como factores de riesgo, agravantes y propicios para que estalle la violencia en un adolescente de cualquier edad o condición social, estos temas, serían: La Violencia en Internet, Los Videojuegos de Guerra, Los temas de Marylin Manson, Películas Adolescentes, entre otros ejemplos.
De ese modo, comprendiendo los diversos matices que configuran la violencia, se podrá mostrar la complejidad de las causas que posee, para así encontrar una salida que favorezca a todos los actores de la sociedad, ejerzan o no la violencia. Entender que la violencia en los adolescentes es social, al igual que escolar y familiar, es denotar la verdadera raíz o cuna del problema que es el gran causal de muchos de los problemas que los jóvenes viven día a día.
Impresiones Personales
La primera impresión que surgió al realizar el análisis crítico, es de identificación con muchas de las palabras que los periodistas plasmaban. La violencia en la escuela, es un tema que la sociedad actualmente no puede solucionar, ya que necesita de un espacio activo, libre, en donde la concepción el aprendizaje no este limitado, en donde la libertad de expresión de un alumno sea escuchado.
En muchos de los párrafos de las notas periodísticas se critica la forma de enseñanza que los docentes actuales ejercen, palabras, que personalmente me molestaron en demasía. "…La sociedad siempre ejerce violencia, pero es la escuela la gran culpable para muchos de ellos…" ¿Es en verdad así? O como es de costumbre, tratamos de buscar un chivo expiatorio para librarnos de la culpa que nos compete.
Cabe aclarar, que hay muchos y diversos profesores que se convierten en grandes "sacerdotes" de lo que esta bien y de lo que esta mal, pero como siempre, también están los profesores que se convierten en los grandes ideales a seguir, son considerados "amigos", son personas únicas que dejan huellas en nosotros para toda la vida. Estos profesores son los grandes exponentes de búsqueda de una solución inmediata al problema, tratando de cambiar y mejorar la realidad actual… tratando en definitiva, conservar el alma humana por sobre todo.
Los límites que son impuestos por la familia, la escuela, la sociedad, el grupo a que pertenezco, etc. constituyen un sistema de leyes, procedimientos y reglas que regulan los comportamientos. Se suponen que estos deben contener, guiar, prevenir ante un conflicto, hecho que en verdad no pasa… ya que el exceso de límites en un adolescente se convierte en un peligroso caudal que puede explotar en cualquier momento. Toda persona necesita de límites, pero si la libertad de elegir, de ser uno mismo, esta cada vez más impuesta, mas cercada por parte de los ideales de la sociedad, es de entender como las hostilidades están cada vez más presentes en la vida, y por lo tanto influyendo en un estado de agresividad e insatisfacción permanente. "La búsqueda entonces de la igualdad, la solidaridad y el cooperativismo se convierte en un objetivo cada vez más necesario, para así de ese modo detener la violencia que la realidad muestra como algo normal y propio de una sociedad humana" (Barylko)
"… La sociedad es violenta: así están dadas las cosas en la realidad…"
"… No te metas, deja que se maten si quieren…"
"… Es la realidad que vivimos, nada cambiará…"
"… ¿Por que el sexo es inmoral y la violencia no?…"
Son preguntas que nos van surgiendo al momento de comparar la sociedad con una película, con un documental, con un programa, etc. en donde se observa como es preferible ver a personas asesinadas o ciudades destruidas o derramamientos de sangre, que ver una escena de amor o simplemente alguna parte del cuerpo sin ropa. Nos escandalizamos constantemente y lo consideramos inmoral… ¿Pero no es más inmoral dejar que un niño o que un adolescente vea una película en donde la masacre se tome como algo normal? ¿Es mejor no escuchar frente a un joven que pide a gritos auxilio? ¿No es más inmoral enseñar a matar, regalando juguetes bélicos?…
En el mismo momento en que cada uno de nosotros aprenda a ver cual es el rol que jugamos como integrantes de esta sociedad, que comprendamos que su actitud frente a los hechos pueda cambiar la historia para bien, es cuando recién podremos sentarnos a discutir como solucionamos el problema que tan arraigado está en nuestros adolescentes… es bizarro pensar que el futuro dependerá de jóvenes sin un proyecto alguno.
"…No te quiero y no te necesito. No te molestes en resistirte, porque te pegaré igual. No es tu culpa que siempre estés equivocado, eres débil… y los débiles están para justificar al fuerte" (Frase de un estudiante de 14 años – Esc. Técnica Nº 1)
Esta frase sintetiza todo lo que siente un adolescente, su adolecer queda explicado de manera taxativa y concreta… El tiempo se acaba, es hora de que cada uno de los actores de la sociedad despierte de una vez… ¿o es que acaso queremos otro Columbine?
Bibliografía
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Bourdieu, Pierre: La Dominación Masculina. Capítulo 1. Pág. 49 a 71. Punto 1 "La Violencia Simbólica" – Ediciones Anagrama. Barcelona 2000.
Colombres, Adolfo: Manual del Promotor Cultural. T.I. Del Sol. Bs. As.
Del Valle Moto, María. Déjame ser Adolescente. Capítulo: Los Grupos. Pág. 35. 4ª edición – Editorial Nuevo Extremo S.A. 1993
Duschatsky, Silvia y Corea, Cristina. Chicos en banda: la construcción de la subjetividad en el declive de las Instituciones. 3ª reimpresión – Paidós: Bs. As. 2005
Galli, José María: La identidad como emergente Histórico-Social. Seminario Interno "Ser docente en Jujuy" Vol.2 Editorial – UNJU 2004
Lipovetsky, Gilles. La era del vacío. Editorial Anagrama, 1993
Nota periodística: http://www.clarin.com/diario/2005/11/06/sociedad/s
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Nota periodística: http://www.periodismosocial.org.ar/documentos/Criminalizacion
Olweus, Dan. Conductas de acoso y amenaza entre escolares. Madrid: Morata, 1996
Página de Internet: http://www.wikipedia.es/sindrome_amok
Pichón Riviere, Enrique: El proceso Grupal – Capitulo: "Aportaciones a la didáctica de la Psicología Social"
Pichón Riviere, Enrique: El Portavoz Pichoniano nº 2 – "Del Psicoanálisis a la Psicología Social" (Bs.As. 1998)
Racedo, Josefina y otras. Los Alfabetos Sociales de la Identidad. CERPACU. UNT. 1994
Rojas, Enrique. El hombre Light. Una vida sin valores. Editorial Planeta, 1992 pp.186
Töpf, José: La Memoria Arrasada. Revista de Psicología Social. Ediciones Cinco Universidad Nacional de Córdoba y Misiones. Posadas 1995.
Anexo
Un joven asesinó a balazos a tres compañeros en su escuelaUn chico de 15 años, hijo de un prefecto, les disparó a sus compañeros con una pistola 9 milímetros en el aula. Hay 3 muertos, 6 heridos, tres de ellos graves. El joven está detenido.
(Nota Periodística Nº 1)
De repente, la tragedia sacudió a Carmen de Patagones. Un adolescente de 15 años entró a su aula con una pistola 9 milímetros y comenzó a disparar contra sus compañeros: tres de ellos murieron y al menos seis resultaron heridos, varios de ellos de gravedad. Los tres alumnos que resultaron muertos son dos chicas y un varón. Fueron identificados como Sandra Núñez, Evangelina Miranda y Federico Ponce. Todos tenían 15 años, la misma edad que el agresor, hijo de un efectivo de la Prefectura, y del que no se difunden sus datos por razones legales.El drama se desató pasadas las 7.30 de la mañana en la escuela Islas Malvinas de Carmen de Patagones. Todos los chicos participaron del izamiento de la bandera. Y luego se dirigieron a sus aulas para esperar la llegada de los profesores. En ese momento, ocurrió la tragedia.Al parecer, el agresor, que cursaba el primer año del polimodal, entró en último lugar. Los alumnos ya estaban en sus pupitres. Sacó un arma y tiró varios balazos contra las paredes. Sus veintinueve compañeros, aterrorizados, se tiraron al piso. Pero el adolescente empezó a disparar contra ellos.Según el comisario Carlos Diego, a cargo del operativo, el chico se encontraba en "estado de shock" al disparar. Y "no pronunció ni una palabra" mientras atacaba a balazos a sus compañeros. El joven, luego de atacar a los alumnos, siguió disparando hasta que se quedó sin balas. También llevaba un cuchillo y al menos un cargador adicional. En ese instante, dentro del colegio todo era desesperación: los chicos gritaban y corrían desconcertados, sin comprender qué es lo que había pasado.Mientras varias ambulancias llegaban al lugar para asistir a los heridos, el agresor se sentó en un banco y se puso a llorar. Otro compañero le sacó el arma. Allí fue capturado por la Policía. Rápidamente, fue trasladado rumbo a Bahía Blanca para ser alojado en un instituto de menores.Los heridos, en tanto, fueron inicialmente trasladados a un hospital local. Según TELAM, tres de ellos (una chica y dos varones) se encuentran internados en un hospital de Viedma (vecina a Patagones) con heridas de bala en pulmones y abdomen. Todos fueron operados y su pronóstico es reservado. Otros dos (una chica y un chico), en tanto, permanecen en Carmen de Patagones.
Construyendo un Perfil Psicológico.
El chico que mató a tres compañeros a balazos en una escuela de Carmen de Patagones era "muy tranquilo y tímido", según coincidieron en afirmar familiares, autoridades educativas y otros alumnos. "Era muy tranquilo e introvertido", aseguró este mediodía su tía. "No entiendo qué fue lo que pasó", dijo abatida por la tristeza. "Jamás hablamos de armas entre nosotros", reveló la mujer en declaraciones radiales.Lo mismo aseguró la subsecretaria de Educación de la provincia de Buenos Aires, Delia Méndez. "Era un chico tímido, que le costaba integrarse con sus compañeros, pero que nunca había tenido actitudes violentas que podía hacer predecir una conducta de este tipo", expresó: "El chico comprendía perfectamente lo que hacía"
Así lo aseguró la jueza de la causa. Explicó que Rafael, el alumno que mató a sus compañeros, tiene "rasgos obsesivos y fóbicos" y que hace dos años "tuvo notorios cambios de conducta". En una conferencia que dio esta mañana, la magistrada dio algunas pautas sobre el adolescente que permiten ir comprendiendo parte de la tragedia: "Hace dos años tuvo notorios cambios de conducta, con rasgos obsesivos y fóbicos, y dificultades para expresar sus sentimientos".De todas maneras, esta explicación no revela en su totalidad la dimensión de lo sucedido. Ramallo resaltó que los estudios preliminares de psicólogos y psiquiatras revelan que la matanza de Carmen de Patagones es "resultado de múltiples factores". La jueza no quiso entrar en detalles porque se trata de un menor de edad, pero adelantó que, en una breve charla que tuvo con él, Rafael le dijo "estoy arrepentido, todo pasó muy rápido y no recuerdo nada".La magistrada precisó que se está realizando un trabajo con el agresor en el que participan "psicólogos y psiquiatras", y puntualizó que "no se le tomó declaración indagatoria porque es inimputable". Enmarcando lo que el alumno decía sobre los profesores, "…los docentes denominan "indisciplina de clase" son en su mayoría formas de ejercer violencia, pero también es un acto de violencia cuando el docente hace abuso de su autoridad (autoritarismo). En este caso queda evidenciable como el modelo de escuela estaba ajustado a una familia que cambió. Y a los educadores les está costando mucho entender el proceso de cambio social. Seguimos pensando que la escuela es la misma de siempre…"Comprendió perfectamente lo que hacía", reveló la jueza. Aunque detalló que "no sabía el resultado de lo que había hecho, es decir cuántos chicos habían muerto o resultaron heridos". "Para él fue un día más, no hubo ninguna circunstancia que detonó en esta decisión", dijo.Con respecto a la relación de Rafael con su familia, señaló que era "medianamente buena". Pero advirtió que "tenía cierto temor" al padre. "Lo que resulta normal para otro chico, tal vez para él no lo es", aclaró. En ese sentido, el primer informe psicológico dado a conocer por la Secretaría del juzgado señaló que "no se reportan antecedentes familiares de enfermedad mental" que puedan haber influido en el hecho.
"Es importante remarcar que todos estos pibes no nacen violentos, sino que van tomando conductas del medio donde viven", reveló la jueza.INVESTIGACIÓNLa violencia va a la escuela
(Nota periodística Nº 2 – Clarín)
Chicos contra chicos. Chicas contra chicas y también contra chicos. Los casos en el país se multiplican cada vez con más frecuencia. Sólo en los primeros cuatro meses del año, se detectaron 14.199 casos de agresiones físicas a alumnos bonaerenses. Y el último año, en la Capital, se denunciaron 176 episodios violentos en escuelas. ¿Esto tiene solución? Todavía no aparece. Alba Piotto * * * apiotto[arroba]clarin.comEs simple. La mecha para el primer fogonazo se enciende fácil. Una mirada y vos-qué-mirás. Un pechazo y ella-me dijo-que-vos-dijiste, un insulto al pasar, porque sí. Y punto. No hacen falta más excusas. Las aulas de las escuelas públicas, privadas, del conurbano o de plena Capital, son una caja de resonancia donde tarde o temprano, los chicos parecen descargar esa suerte de turbulencia por la que transitan desde hace tiempo. Y recién cuando algún caso salta el cerco de la escuela y se hace público, para muchos el mundo real hace plop como un chicle globo. Aunque, en realidad, no hay demasiado de qué asombrarse. Por sólo nombrar algunos casos del año escolar que termina por ahora deja estas luces de "¡alto, peligro!": una chica de 15 años fue golpeada por tres compañeros a la salida de la Escuela Técnica N° 1 de La Plata, y terminó en el hospital. Otra nena, de 11, fue agredida por alumnas del sexto grado de la Escuela N° 9 de Villa Lugano. Le rompieron la clavícula. ¿Motivo? "Porque se hacía la linda y es una tonta", habrían argumentado las agresoras. Hay más. Un informe del Ministerio de Educación de Catamarca dio a conocer que en los últimos seis meses, se duplicaron los casos de violencia en las escuelas de la provincia. En Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco, un nene de séptimo grado fue a clase -en la Escuela N° 327- con una tumbera (una escopeta de fabricación casera) cargada con balas de calibre 36. Y un adolescente de 16 apareció frente a sus compañeros con una carabina calibre 22, en una escuela de enseñanza técnica de Neuquén. Una piba de 18 años apuñaló con un cuchillo de cocina a otro alumno en una escuela de Santa Fe durante una discusión. Y un chiquito de séptimo año del EGB, en José León Suárez, amenazó con una pistola 22 a un compañero de clase. ¿Bowling for Columbine? No, Argentina 2005. Pero, ¿por qué habría que pedirles cordura full time a unos chicos cuyos padres, por ejemplo, son capaces de ir a trompear a una maestra porque no están de acuerdo con las notas que pone? ¿O cuando los adultos dirimen una discusión de tránsito con un tiro homicida en plena autopista? Bullying es el nombre que usan los expertos para definir estas situaciones de violencia entre estudiantes. Un término inglés que denomina a los procesos de intimidación y victimización entre iguales, entre compañeros de aula, donde el maltrato va mutando desde el acoso verbal hasta los hechos. "Chicos contra chicos. Chicas contra chicas. Chicos contra chicas. Todos contra todos."
A la hora de encontrar una respuesta, las causas tienen un nudo tan íntimo y familiar como social, en el que la historia pasada, la de ayer nomás y la de hoy, se constriñe cada día un poco más, y que, por ahora, no indica haber llegado a su límite. ¿Víctimas o victimarios? ¿Dónde está la diferencia? Los terribles El pibe tiene 15 años y el pelo teñido de amarillo huevo. Está en noveno año, el último ciclo del EGB de una escuela de Ingeniero Budge, a unos 20 minutos del Obelisco. Barrio de márgenes, de necesidades, de relaciones conflictivas, de inseguridad. Pero aún ante este cuadro de situación, la escuela no es de las más problemáticas de la zona. Y su directora aceptó abrir las puertas para que VIVA escuche por boca de sus alumnos cómo capitalizan ellos el estado cotidiano de esa larva violenta que se instaló puertas adentro. Pero es sólo una muestra. Lo mismo podría escucharse, con matices, en cualquier punto del país. No habrá nombres propios que los identifiquen, porque son menores; tampoco de la escuela en cuestión. La primera bandada -y no de blancas palomitas precisamente- llega cuando termina el recreo. En el pizarrón hay resabios de una clase elemental de inglés. A los pibes les entusiasma la idea de contar sus códigos intraescolares. La voz cantante tiene dueño: el pibe teñido de rubio. Alto, delgado, entrador. Cualquiera se dejaría ganar por su cara de buen pibe. Y nadie duda que lo sea. Aunque por el momento, lidera una bandita (pandilla, le dicen) que maneja los hilos y los humores, no sólo de su entorno, sino también de la clase y de todo el resto de la escuela. Además, tiene muy buenas notas, algo que le da un handicap interesante. Para sus compañeros, es un ejemplo. Eso de "hace lío, pero es buen alumno". Y los profesores reconocen que es muy inteligente. Pero cuando pega algún faltazo, su ausencia se nota: el resto está más relajado. "¿Cómo son las cosas acá? A estos les pegamos siempre", arranca el rubio señalando a otros cuatro que lo miran con nerviosa mudez. "Ya lo saben: nosotros les vamos a pegar siempre", azuza con una sonrisita candorosa. ¿Por qué pegarles? "Porque es así. Los que se dejan pegar y no hacen nada, son unos tontos. Y estos son unos tontos. Se la tienen que bancar". Se ríe el rubio y ríen sus "hermanos", como se llaman entre sí. Y los que cobran también se ríen, entre incómodos y nerviosos. Es curioso observar el dibujo que hicieron acomodándose en el aula. Los hermanos en el centro, y allá en el fondo, dos pibes inmutables, con el sigilo perturbado. No miran; no dicen ni mu. A lo mejor querrían estar en Marte cuando La re pandilla o Los mafiosos o Los terribles (como también se autodenominan), hablan entre excitados y verborrágicos. El líder va por más: "A éste no le puedo pegar", ningunea a uno que lo mira de refilón. Y se cuela una carga de adrenalínica humillación. El aludido refunfunea algo entre dientes, pero ni siquiera le sostiene la mirada al rubio. Obvia el comentario. Pero, ¿hasta cuándo? Sí querría estar descargando el aguijón que le acababan de clavar. "Y a aquél –siguen los terrible s– le hicimos aspirar una tiza entera. La molimos bien hasta que quedara hecha polvo, como si fuera cocaína, ¿vio? y se la tuvo que aspirar toda. Después andaba medio boleado". Ja, ja,ja,ja. Al pibe agredido, un borrador le quitó la sonrisa. Contagio. Eso dice que tienen. Se les pegan las ganas de hacer lío o de estar malhumorados. "Cuando uno de nosotros viene sin ganas de nada contagia a todo el grupo. Y nos contagiamos el mal humor", cuenta el de ojitos verdes, carita de ángel precoz. Las causas son varias: algún problema familiar que traen colgado del cuello (y de los que prefieren no hablar) o porque se levantaron con la luna atravesada. Y en ese pastiche de posibilidades, caen los que vienen de afuera. La repandilla relata, con gran agitación, que el año pasado un compañero se quiso autoagredir (cortarse las venas, cuentan ellos) "porque nosotros lo molestábamos y, en parte, porque no entendía matemáticas". El pibe terminó yéndose a otro colegio. Pero no fue el único episodio de acoso insoportable. Dicen que si no los paran, cuando se agarran a las piñas, "nos matamos". Y admiten, con férrea sinceridad, que "no está bien" manejarse en esos términos. Pero "es lo que hay", define el líder del grupo como toda razón y justicia. Eso sí, en el futuro se ven, orgullosos, como servidores públicos: quieren ser policías. Adentro y afuera Violencia verbal. Acoso. Golpes. Gallos de riña picoteándose sin razón y ¿sin sentido? ¿Qué pasa con estos pibes que hablan de sus hazañas como quien se encuentra con viejos compañeros a repasar travesuras, algunas pavotas, es cierto, como la de tirar una naranja contra el ventilador de techo encendido para que toda el aula termine como un jugo de frutas? ¿Qué pasa con ellos cuando buscan socavar las resistencias de sus iguales? Es importante remarcar que estos pibes no nacen violentos, sino que van tomando conductas del medio ambiente donde viven. Un relevamiento sobre violencia realizado por la Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar bonaerense, dio algunos resultados inquietantes sobre lo que pasa en el adentro y en el afuera de las escuelas de la provincia, donde van casi 4,5 millones de alumnos repartidos en 16 mil colegios. Los números encabezan el maltrato emocional, físico, las peleas entre grupos rivales. Y le siguen los robos, accidentes, uso de armas, consumo de drogas y alcohol, maltrato sexual, intentos de suicidios y suicidios, y dos asesinatos. "El estudio abarcó situaciones que nos permiten tener un conocimiento global de la violencia que viven los chicos en el adentro y el afuera de la escuela", explica la licenciada Lilian Armentano, de la Dirección de Psicología provincial. Según la funcionaria, muchas veces los conflictos entre pares en la escuela empiezan en el afuera, en los barrios donde viven o en los lugares donde van a bailar: "Y lo que no se dirimió en el afuera, termina dirimiéndose en el adentro". Cuestiones territoriales, antagonismos, peleas por un chico o por una chica. Por diferencias en el aspecto físico o por potencialidades intelectuales. Los expertos hablan de esa perturbadora necesidad de "aniquilar" al otro que subyace en todo el problema de la violencia. "Es importante remarcar que estos pibes no nacen violentos, sino que van tomando conductas del medio donde viven", explica Armentano. "La violencia entre pares también tiene que ver con la época en que se vive". La funcionaria actuó, entre otros, en el caso de Junior, el chico de Carmen de Patagones que hace un año produjo una masacre. Para los especialistas, la degradación económica convirtió a muchos hogares en generadores de una tensión inusual. Donde la autoridad parental se rompió, y los que traen el sostén son los mismos chicos. "Y en ese caso, si no proveo, no puedo poner ley ni orden", ensaya Armentano, en relación a la nueva relación en el seno familiar. En la Defensoría del Pueblo porteña hay 147 expedientes de denuncias de violencia en las escuelas de la Ciudad entre pares, de maestros a alumnos, de padres a maestros y de directivos a docentes. "Las escuelas se convirtieron en espacios sociales donde repercuten sin filtros una realidad social; no son burbujas ni templos del saber como en otras épocas", estima Gustavo Lesbegueris, defensor adjunto. "Y los docentes están sobrepasados", agrega. ¿Ejemplos? En una escuela de Palermo, un chico fue a clase con una escopeta de aire comprimido. Otro, con una faca (arma casera), le dio un puntazo a una profesora que se desmayó de pánico. Un nene de una escuela primaria del Bajo Flores llevó una pistola en su mochila. Y en una escuela católica, a la salida de una misa, las piñas dejaron atrás el saludo de la paz entre chicos de sexto y séptimo. El incidente terminó en un juzgado, acusados de lesiones y amenazas. Si se hace una progresión de las denuncias en la Defensoría porteña, la escalada va en ascenso desde el 2001. Un pibe de una escuela privada de Caballito, clase media, también habla de grupos rivales que se buscan hasta que terminan con la nariz sangrando o el dedo fracturado, como ocurrió hace pocos días con una chica de su colegio, a quien agarraron a golpes otras adolescentes, por causa de un noviecito. "Las peleas son porque uno es de Flores y el otro de Floresta, o de La Paternal. Y en general, las piñas son en los alrededores de la escuela. Adentro, esta más o menos controlado todo", comenta el pibe de Caballito. ¿Las chicas? Van a la par: "A veces las tenemos que separar nosotros (los varones) para que no se maten", admite el adolescente, hijo de profesionales. Rivadavia y Nazca, los sábados puede ser un buen escenario para que se crucen los grupos que suelen ir a bailar en los boliches de la zona. Vínculos alterados Hay varias manifestaciones del comportamiento antisocial en las escuelas. El psiquiatra Infanto Juvenil, Héctor Basile, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, repasa algunas características: la disrupción en el aula (alumnos que impiden el desarrollo normal de una clase), los problemas de disciplina (resistencia, boicot, desafío o insulto al docente), la discriminación (al bolita, paragüa, yorugua, o al obeso), el maltrato entre compañeros (bullying, que incluye amenazas y la violencia física). La eficacia del bullying está en el silencio del agredido, porque se siente ridiculizado y bloquea su posibilidad de hablar. En cuanto a la irrupción de la violencia por el lado femenino, Basile responde: "Están cambiando los arquetipos ligados al género, a relacionar la violencia con lo masculino y poner a la mujer en otra posición más tierna y contenedora". Los tiempos son otros y "muchas veces la sociedad fuerza a las mujeres al falso dilema donde ejercer la violencia es ejercer paridad de derechos con los hombres". Las chicas de Budge entran al aula como un torbellino: "¿Qué dijeron los chicos de nosotras?". En realidad, ni las nombraron. Pero ellas arremeten: "Ellos hacen lío para hacerse los machos, los guapitos", dicen sin bajar los decibeles de voz. "Y nos discriminan", se quejan al unísono. Pero no se quedan atrás: "A mí me molestaba uno y terminé dándole un cachetazo. Se la tuvo que comer", suelta una. A la del buzo negro y verde, por habladurías, cuenta, un grupo de pibas del barrio la agredieron. "Yo de a una me la bancaba, pero cuando fueron seis o siete, ya no. Entonces vinieron ellas (las de su grupo) a ayudarme". ¿Edades? Entre 13 y 15 años. ¿Y qué piensan ellas de esas pibas que le rompieron la clavícula a otra en una escuela de Villa Lugano? Respuesta inmediata: "Está muy bien que se la hayan dado si se hacía la linda". Cuestión de parámetros. "No te podes hacer la linda", regula una. Desde la Secretaría de Educación porteña, Roxana Perazza, evalúa "con preocupación y señal de alerta" el estado de violencia en las escuelas porteñas. Y agrega que es un fenómeno que puede y debe ser analizado y trabajado desde la escuela, con las familias: "Tenemos claro que la escuela no es una usina generadora de violencia, sino que la violencia social, a veces, se manifiesta en la escuela". Es evidente, dice Perazza, que "un alumno que comete un hecho violento no deja de ser un chico que demanda algunas cuestiones que los adultos tenemos que escuchar". Violencia en la escuela
Por Jorge Werthein – Para LA NACIÓN
(Nota periodística Nº 3)
Internet está siendo utilizado para llamar la atención por jóvenes que suben películas a You Tube: videos que muestran peleas, uso de drogas, armas, y ahora también vandalismo. "La infancia se terminó para estos chicos, los niños tienen vida de adultos, están por lo tanto constituidos como adultos con derechos y responsabilidades. Ese fenómeno, llamado happy slapping, fue iniciado por jóvenes en el sur de Inglaterra, filmando o fotografiando con teléfonos celulares momentos de violencia perpetrados contra un tercero o actos de vandalismo en general, y se ha vuelto tan grave que, en algunos países, como en Francia, ya son penados. Aquí, una noticia que describe la acción del grupo de jóvenes que destruyeron un aula en una escuela de Rosario se titulaba: "Cuando los profesores no están, vean lo que sucede en nuestra escuela". ¿Qué es lo que lleva a que los jóvenes, además de realizar actos de vandalismo, quieran exhibirse y mostrarles a miles de personas lo que pueden hacer? Los jóvenes son gregarios, sufren influencias multiculturales, sienten una gran impotencia y desconfían de las instituciones y de la "sociedad de los adultos". Muchas veces, para esos jóvenes, la manera de dejar de ser niños, de transformarse en adultos es por medio de actitudes de exhibicionismo, de ruptura del orden establecido, demostración frente a sus pares. La sociedad del espectáculo les proporciona esa posibilidad, creando también subcultura de violencia, donde las reglas y los valores son establecidos por ellos mismos. Por eso es cada vez más común el uso de las nuevas tecnologías para documentar y difundir situaciones de violencia, que se desdobla en dos tipos: la violencia física, ejercida en el acto en sí, y la simbólica, enorme, que representa el que los agredidos vean esas imágenes mostradas una y otra vez por medio de Internet y la Web, sin que puedan frenar la difusión de su propia humillación. Además de que el incidente se dio en una escuela, el hecho muestra también cómo las instituciones que atienden a la juventud no están logrando ni responder a los fenómenos de violencia que se suceden ni entender cómo y por qué ocurre; problema que se presenta en un gran número de países. Decir que esas situaciones son producto de los altos niveles de violencia presentes fuera de la escuela no es suficiente. Entender el contexto familiar, el de los barrios donde están ubicadas esas escuelas y, especialmente, las relaciones de la escuela con su entorno, con los padres de los alumnos, del cuerpo docente con sus alumnos y viceversa, de los alumnos entre sí es fundamental para diagnosticar lo que ocurre dentro de ese establecimiento escolar y, entre todos los agentes educativos, buscar soluciones. Entender por qué las escuelas ya no son protectoras ni son protegidas, forma parte de ese esfuerzo. La respuesta a estas situaciones de violencia no debe ser sólo la represiva. No cabe duda de que las conductas inaceptables deben ser penadas y que hay que imponer límites, pero las respuestas no pueden limitarse a la expulsión de alumnos de un centro escolar, como si así estuviésemos también expulsando los conflictos inherentes a ese establecimiento. No debemos usar mecanismos aparentemente rápidos para enfrentar problemas profundos, que merecen ser analizados, diagnosticados y enfrentados en forma decidida. No se puede decir más que la violencia en las escuelas, en algunos casos potenciada por el uso de Internet, es un problema que puede ser rápidamente evitado. Es un problema muy serio que está afectando la vida de alumnos y profesores, impidiendo que la escuela sea ese ambiente al que todos tienen deseos de ir y quedarse.
Autor:
Maria Belén Vera
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