La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte II (página 3)
Enviado por Ricardo Lomoro
2. Reservas internacionales. Hasta ahora, los bancos centrales de todo el mundo denominaban sus reservas en dólares, mayoritariamente. Un cambio en esta política podría llevar a vender muchos billetes verdes en el mercado, lo que terminar por desplomar su cotización en favor de otras divisas.
3. Materias primas. Las commodities se negocian en dólares. Por eso, si esta divisa cae, el precio se rebaja para quienes compramos en euros. Sin embargo, la caída del dólar puede encarecer el precio de estas materias primas. ¿Por qué? Los países productores recortarían la producción para compensar sus menores ingresos por la caída del dólar.
4. Aversión al riesgo. Otro de los factores que explican la reciente caída del dólar es la menor aversión al riesgo de los inversores internacionales, que han movido sus flujos de dinero a economías menos estables que EEUU. Si vuelve el miedo, las inversiones volverán a este país y, por tanto, el dólar se recuperará.
– Short view – Libra esterlina en caída libre (Expansión – The Financial Times – 2/3/10)
(Por John Authers) Lectura recomendada
Es hora de repasar la historia política británica más reciente. La libra esterlina está en caída libre; el mejor paralelismo que se puede establecer de la situación de la moneda es con su época más gris, a principios de 1985, cuando la libra casi alcanzó la paridad con el dólar.
Ayer, en cuestión de horas, la libra cayó un 3% frente al dólar. Antes de recuperarse, hubo un momento en el que la moneda llegó a valer 1,47 dólares, lo que supone un nivel un 12,5% inferior al registrado en noviembre, una evolución sorprendente, tratándose de una de las monedas de referencia.
El desencadenante fue el anuncio de la compra por parte de la aseguradora británica Prudential de la filial asiática de AIG, ya que la operación implica un importante cambio de libras por dólares. Sin embargo, la noticia sólo sirvió para acentuar una tendencia ya marcada.
Al igual que ocurre con la periferia de la eurozona, a los mercados les preocupa la capacidad de Reino Unido de financiar su déficit. La rentabilidad de los bonos a diez años está ahora 97,6 puntos básicos por encima de la de los bonos alemanes. En el caso de los bonos a diez años español e italiano, el diferencial se sitúa en 72,5 y 82,7 puntos básicos respectivamente. La política proporciona el elemento crítico adicional.
Hasta hace poco, las encuestas realizadas con motivo de las elecciones generales británicas otorgaban una holgada victoria a los conservadores, pero, según los últimos sondeos, los laboristas recortan distancia. Así las cosas, no se descarta una composición parlamentaria postelectoral sin mayorías absolutas. A diferencia de otros países, Reino Unido no cuenta con un buen mecanismo para gestionar una situación de estas características, ya que no es habitual. Existe el temor de que el nuevo Gobierno sea incapaz de expresarse de forma unánime.
En enero de 1985 se produjo una situación parecida. Margaret Thatcher ganó por mayoría aplastante, pero la comunicación de su Ejecutivo resultó un fracaso. Un portavoz puso en duda la defensa de la libra frente a una venta masiva, y los mercados reaccionaron en contra de la moneda.
El incidente provocó una subida de los tipos y un acuerdo internacional para devaluar el dólar, pero en este momento, sería imposible aplicar una de esas dos alternativas. Es, por tanto, poco probable que la libra gane posiciones hasta después de las elecciones.
…"Anteriormente, se pensaba que el Banco Central Europeo iba a retrasar sensiblemente el aumento de las tipos de interés ante la preocupación por algunas de las economías más débiles de Europa. Pero con la economía alemana estancada, los expertos están retrasando las expectativas de nuevas subidas de tipos del BCE hasta finales de este año, o incluso hasta mediados del 2011. La perspectiva de un ajuste fiscal considerable en muchas economías de la Unión Monetaria también actuará como una fuerza deflacionista en muchos de estos países durante los próximos meses, presionando al euro y forzando al BCE a mantener en suspenso la salida de sus medidas excepcionales hasta al menos el último trimestre de este año, y posiblemente bastante más tiempo"… El Silencio de los Banqueros: la retirada de medidas del BCE va a tardar más de lo que se cree (Expansión – 2/3/10)
(Ampliación de información anterior)
Se teme que los ajustes fiscales agresivos por parte de Grecia, España y Portugal pueden hundir estas economías en una recesión de larga duración. Quedando todo lo demás igual, esto requiere una política monetaria mucho más flexible, tanto en la inyección de liquidez como en los tipos de interés.
Como dice el estratega de divisas londinense Stephen Jen "existe una gran discrepancia entre la Fed y el calendario del BCE…. Esto dará apoyo al dólar frente al euro".
El euro cayó a 1,34 dólares el 26/2, su nivel más bajo desde mayo del año pasado, un día después de que la Reserva Federal aumentase la tasa cobrada a los bancos para los préstamos directos por primera vez en más de tres años. El euro ha bajado un 5 % frente al dólar en lo que llevamos de año.
Si nos fijamos en el siguiente grafico del Banco de España podemos ver porqué los inversores están cada vez más convencidos de que el BCE tendrá bastante trabajo para salir airoso.
Una política monetaria de "café para todos" para países con diferentes perfiles económicos, culturales y demográficos, simplemente no ha servido para producir una convergencia económica entre los principales países de la zona Euro. El gráfico muestra la posición neta de la inversión externa (PII -o deuda externa-) de estos países (en comparación con el Reino Unido y los Estados Unidos), y está claro que mientras la mayoría del grupo se sitúan con un saldo negativo pequeño, excepto Alemania, que ha venido ejecutando un importante superávit, el trío del sur de Europa, España, Grecia y Portugal, simplemente han ido hundiéndose cada vez más en el endeudamiento. Y hay una cierta simetría en todo eso, ya que la economía alemana sigue estancada porque sus anteriores clientes ya no pueden pedir prestado para comprar más sus productos.
Está por ver cómo las instituciones europeas van a arreglar este lío, y esto es lo que preocupa más a los mercados y explica el hecho de que cada vez existen más apuestas en favor de la idea de que los países del euro no volverán a un fuerte crecimiento en un futuro inmediato. De hecho, existen pocos precedentes históricos para los problemas a que se enfrentan los países del sur de Europa, como Ray Dalio de Bridgewater Finance ha señalado en su último informe:
"La deuda externa española se ha incrementado en gran medida, sin contrapartida en activos externos. De manera neta, España debe al mundo aproximadamente un 80% de su PIB. Como marco de referencia, el grado al cual España ha ido acumulando deuda neta externa (en una moneda que no controla) tiene pocos precedentes históricos entre países de un cierto nivel, y es similar al nivel que Alemania tuvo que pagar tras la Primera Guerra Mundial en concepto de reparación. No conocemos precedentes de este tipo de desequilibrios externos que hayan sido pagados en términos reales".Por otra parte, como Dominic Konstam, jefe de estrategia de tipos de interés para el Credit Suisse Group en Nueva York dice: "Los europeos serían tontos si permitieran que todo esto explotara. El BCE tendrá que ser relativamente permisivo y flexibilizar su plan de retirada de liquidez". Me apuesto mi cabeza que va a ser así.
"Puede que Reino Unido no forme parte de los pigs (acrónimo en inglés de Portugal, Italia, Grecia y España), pero sí está entre los stupid (España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubái)".
Así presentó ayer Hugo Dixon, ejecutivo de la firma de información financiera Thomson Reuters, un debate sobre la situación de la economía británica, celebrado en la City londinense.
Los presentes sonrieron al escuchar el juego de palabras sobre los países con mayor riesgo soberano, pero sin mucho entusiasmo. El temor a que Reino Unido sufra una crisis fiscal similar a la de Grecia pesa en el ánimo de los inversores, que en los últimos días han asistido a fuertes caídas de la libra frente al euro y el dólar"… Reino Unido, en el club de los países con más riesgo soberano (Expansión – 2/3/10)
(Ampliación de información anterior)
Al mismo tiempo, la prima de riesgo de la deuda pública británica (diferencia de rentabilidad frente al bono alemán) ha subido y el coste de los bonos en el mercado ya es superior al de los españoles.
El coste para asegurarse ante el riesgo de impago del Gobierno británico (mediante la compra de credit default swaps, o CDS) también se acerca rápidamente al español. El 8 de febrero, los CDS españoles eran 72 puntos básicos más caros que los de Reino Unido. Ayer, la diferencia era sólo de 18 puntos.
David Cameron, líder de la oposición conservadora, manifestó en el citado debate las razones de la presión de los mercados sobre Reino Unido. "El gran déficit público es una nube negra sobre la economía británica, y la posibilidad de que el actual Gobierno laborista de Gordon Brown siga cinco años más tiene aterrados a los inversores", dijo Cameron en la City.
En realidad, lo que asusta a los mercados (más que una victoria laborista o conservadora) es el espectro de un resultado ajustado en las elecciones parlamentarias que Reino Unido celebrará, probablemente, el 6 de mayo. Si ningún partido consigue una mayoría absoluta, la necesidad de formar coaliciones podría dificultar la puesta en marcha de medidas para recortar el déficit público, que asciende al 12% del PIB (porcentaje similar al español y el griego).
El 28 de febrero, una encuesta indicó que la diferencia de conservadores sobre laboristas es del 2%, lo que arrojaría un Parlamento sin mayoría por primera vez desde 1974. "Estas encuestas preocupan a los inversores, que quieren acciones decisivas para atajar el déficit presupuestario", indica Gavan Nolan, analista de crédito de Markit.
Las agencias de calificación de deuda Moody´s y Standard & Poor´s han dado una tregua a la triple A de Reino Unido hasta las elecciones. Si el nuevo Gobierno no pone en marcha un plan creíble de austeridad, podrían rebajar la calificación del país. Pero algunos inversores creen que Reino Unido sufre problemas estructurales que no van a cambiar con unas elecciones.
Bill Gross, director general de Pimco (una de las principales gestoras), considera que los bonos públicos británicos están asentados en una base de "nitroglicerina", por la mezcla de "una elevada deuda con una progresiva devaluación de la moneda" y compara la situación fiscal de Reino Unido con la de Grecia, Portugal y España.
Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha salido al paso. "Reino Unido tiene varias ventajas sobre Grecia y otros países: Tenemos un consenso político sobre la necesidad de realizar ajustes para reducir el déficit público; el plazo de vencimiento de la deuda del Estado es más cómodo; la trayectoria histórica del país da confianza a los inversores; y al tener una moneda propia (la libra) hemos podido ajustar la economía".
Sin embargo, el mismo admite que los ajustes en el déficit público podrían tener que esperar a que la recuperación económica esté más asentada. El PIB británico, tras desplomarse un 6% en la crisis, recuperó un tímido 0,3% en el último trimestre de 2009.
Algunos analistas creen que Reino Unido podría volver a la recesión en los primeros meses de 2010. Esta perspectiva también ha roto el consenso político. Gordon Brown dice que no habrá recortes duros del gasto público hasta el próximo año para no frenar la economía, mientras que Cameron promete iniciarlos en cuanto llegue al Gobierno.
Ante esa incertidumbre, Bill Gross reitera que "no hay que confiar en ningún Gobierno y hay que verificar donde se invierte. La capacidad o impotencia de los políticos para reducir el déficit se está convirtiendo en un asunto de vida o muerte para los países más débiles, con consecuencias para los mercados de crédito y para el valor de los activos en todo el mundo".
En esa batalla, los británicos quisieran estar en la lista de los avanzados de la clase. Pero los inversores están empujando cada vez más a Reino Unido hacia el reino de los pigs.
– La libra esterlina (Expansión – The Financial Times – 3/3/10)
(Por Lex Column) Lectura recomendada
¿Quién gobierna Reino Unido? Probablemente, pronto lo harán los mercados de bonos. Es posible que el indeciso votante medio sea incapaz de distinguir un rating crediticio AAA de un andouillette AAAAA, pero cuando los tabloides claman "la crisis de la libra", algo se revuelve en los estómagos de los británicos.
Es el persistente temor a que el país esté cayendo nuevamente en el ranking de naciones; a que los días de sexo, sol y sangría pronto sean un lujo inalcanzable; y a que el alto coste de las hipotecas ponga en peligro las finanzas familiares.
Reino Unido no se encuentra aún en esta situación. Es cierto, los mercados se han asustado ante los comentarios sobre un Parlamento bloqueado. La libra ha caído a un mínimo de nueve meses frente al dólar, mientras que el margen de los títulos del Estado a 10 años sobre los bonos alemanes ha aumentado 21 puntos básicos desde el comienzo del año, llegando a los 94 puntos básicos. Sin embargo, si analizamos la situación con más detenimiento, hay pocos motivos para el pánico.
La libra opera con libertad, por lo que no estamos ante una situación similar a la crisis del ERM (Mecanismo de Tipos de Cambio Europeos) de 1992. De hecho, una pequeña devaluación ayudaría a los exportadores. Además, el coste real de los créditos es menor ahora que el uno de enero. Los bonos a 10 años rinden un 4,05%, frente al 4,11% de entonces. Difícilmente pueda considerarse una catástrofe.
Dicho esto, una fuerte e inesperada devaluación de la libra podría elevar la inflación y dificultar la consecución del equilibrio entre una política fiscal severa y una política monetaria flexible. Las verosímiles promesas sobre un ajuste fiscal -que podría retrasar un Parlamento bloqueado- deberían estimular la economía rebajando los tipos de interés a largo plazo.
Sin la confianza de los mercados, los tipos de interés a largo plazo se dispararán, elevando el coste de los préstamos públicos y privados y forzando un ritmo mucho más rápido de consolidación fiscal. Esto no ha pasado aún. Pero la lección que se extrae de Grecia es que será terriblemente caro si llega a suceder.
– Razones para el optimismo sobre los bonos británicos (Expansión – The Financial Times – 5/3/10)
(Por Gillian Tett) Lectura recomendada
Esta semana el drama fiscal de Grecia ha vuelto a cobrar protagonismo, mientras Atenas intentaba hacer frente a la crisis con recortes presupuestarios y una emisión de bonos de 5.000 millones de euros.
No obstante, hay otro país cuyo mercado de bonos ha generado ahora un intenso debate: Reino Unido. Por el momento no ha habido ninguna catástrofe en los mercados de bonos. Al contrario, en las últimas semanas, los precios de los bonos del Tesoro británico, han permanecido relativa y sorprendentemente estables, aunque el Banco de Inglaterra dejara de comprar deuda y los datos fiscales fueran alarmantes.
El jueves, por ejemplo, la rentabilidad de los bonos a diez años apenas se movió del 4,02%, aunque el Banco mantuvo la suspensión de su programa de compra de bonos. Sin embargo, un cierto ambiente de tensión comienza a respirarse en Londres, al menos, en la mente de muchos inversores. Hace seis semanas, el gurú Bill Gross, de Pimco, llegó a afirmar que Reino Unido "descansaba sobre un lecho de nitroglicerina", en relación al enorme endeudamiento acumulado, y advirtió del riesgo de una fuerte devaluación de la moneda, lo que provocó los recelos de los inversores. La semana pasada, el grupo de gestión de fondos Schroders indicó que la calificación de Reino Unido corría el peligro de sufrir una rebaja debido a su situación fiscal. Por si fuera poco, los numerosos foros de inversores manejan cifras nada halagüeñas. El déficit presupuestario británico, por ejemplo, se sitúa en el 12% del PIB, un nivel que no dista mucho del de Grecia. Además, la deuda bruta del sector público podría alcanzar en los próximos años el 100% del PIB.
Y, lo más preocupante de todo, según los últimos sondeos de opinión, ningún partido alcanzaría una mayoría holgada en las elecciones de este año, lo que restaría capacidad al próximo Ejecutivo para abordar problemas como el de la deuda. En opinión de un gurú de los hedge funds, "dada nuestra posición fiscal y la situación política, Reino Unido podría relegar a Grecia a un segundo plano".
¿Llevará razón? En algunos aspectos, es posible. Después de todo, Reino Unido ha cometido numerosos errores en los últimos años y la situación política parece ahora mismo desmoralizante. Dicho lo cual, no se descartan más caídas de la libra. No obstante, antes de que los inversores se vuelvan demasiado pesimistas, hay un dato que deberían tener en cuenta, y que prácticamente se ha ignorado durante todos estos años. Me refiero al vencimiento medio de la deuda soberana británica. En la mayoría de los países europeos, la cifra oscila entre los cinco y los nueve años. En Grecia, por ejemplo, está en casi ocho años y en Alemania, en seis. En EEUU, en cambio, la cifra es inferior a los cinco años, lo que sitúa al país ante uno de los mayores desafíos de refinanciación del mundo. Reino Unido, sería, por tanto, un caso atípico.
El vencimiento medio del mercado de bonos se sitúa actualmente en 14 años, el mayor del mundo. Es pura casualidad. El Gobierno británico tiene la suerte de contar con un amplio sistema de pensiones que necesita activos en libras a muy largo plazo, de ahí la compra de bonos con altas duraciones. No obstante, la política también juega un papel importante en este aspecto. En EEUU, las autoridades del Tesoro han prestado en los últimos años poca atención a la gestión de la deuda, al no tener hasta ahora dificultad en vender bonos.
En cambio, sometidas a la presión del FMI, las autoridades del Banco de Inglaterra y del Tesoro británico siempre han realizado un exhaustivo seguimiento de la gestión de la deuda. Y, en los últimos años, han hecho lo posible para prolongar el vencimiento de la deuda británica. También han introducido otras novedades como los bonos vinculados a los índices. Aunque esas medidas no parecían prioritarias durante el boom crediticio, en la última década, las autoridades británicas se dedicaron a emitir deuda a largo plazo (incluidos bonos a 50 años).
Esta realidad no garantiza que Reino Unido sea capaz de evitar una crisis. El país necesita vender 550.000 millones de libras de nuevos bonos en los próximos tres años, operación que podría resultar difícil a menos que el Banco de Inglaterra interviniera y comprara más bonos. Al menos, el prolongado vencimiento de la deuda británica le concede al país un respiro. La conclusión que podría extraerse de esta situación es que, las medidas sensatas suelen aplicarse, como siempre, después de haber sufrido una crisis reciente, en este caso relacionada con la venta de bonos estatales. Las autoridades del Tesoro de EEUU deberían tomar nota.
"El déficit público de Estados Unidos llegó en febrero a los 221.000 millones de dólares. Se trata de un valor récord que no tiene precedentes en la historia del país. Este agujero entre ingresos y gastos es "altamente insostenible", según el Tesoro"… Saltan las alarmas en EEUU: el déficit llega a 221.000 millones (Libertad Digital – 11/3/10)
"Es todo un récord, una cifra a la que no se había llegado antes", dijo una portavoz de dicho departamento. A comienzos del año pasado el Ejecutivo del presidente Barack Obama anunció un plan de recuperación económica que asignó a esta tarea un total de 787.000 millones de dólares.
Durante el mes pasado, el gasto gubernamental fue de 328.400 millones de dólares en tanto que los ingresos llegaron a 107.500 millones de dólares, según el informe del Tesoro.
Como resultado, el déficit superó en un 14 por ciento al de 193.800 millones de dólares, registrado en febrero del año pasado, señaló.
En un informe emitido la semana pasada, la Oficina de Presupuesto del Congreso había anticipado que el déficit fiscal correspondiente a febrero sería de 223.000 millones de dólares. Añadió que ese ritmo deficitario se mantendrá en el futuro sobre un 4 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país.
La revista Business Week indicó que las cifras demuestran que el déficit fiscal de 2010 superará al de 1,4 billones de dólares, registrado en el año fiscal que terminó en septiembre pasado.
Por otra parte, el déficit correspondiente a los cinco primeros meses del actual año fiscal ascendió a 651.600 millones de dólares, cifra que se compara con el saldo negativo de 328.400 millones de dólares en el mismo período del año anterior.
En una declaración ante un Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, manifestó que el déficit es "altamente insostenible", pero agregó que está ayudando en la recuperación de la economía.
Según el informe gubernamental, la recaudación de impuestos y otros ingresos aumentaron en un 23 por ciento en comparación con la de hace un año, en tanto que los intereses pagados por valores del Tesoro llegaron a 16.900 millones de dólares. En febrero del año pasado el pago de esos intereses fue de 10.300 millones de dólares.
"La máxima calificación crediticia de Estados Unidos, la triple "A" corre peligro a menos que el país adopte un plan creíble a medio plazo para frenar el elevado gasto fiscal, según informaciones del Financial Times. La advertencia proviene de la agencia Standard & Poor's quien ha dicho que existe riesgo a que "acreedores externos puedan reducir su holdings en dólares, especialmente si concluyen que los miembros de la zona europea están adoptando políticas económicas más duras"… La triple "A" de EEUU, en peligro, si no adopta medidas fiscales contundentes (El Economista – 11/3/10)
Según el diario, si esto sucede podría socavar el estatus del dólar como reserva mundial de divisas, lo que pesaría sobre máxima calificación crediticia del país, sin que ello derive irremediablemente en la pérdida de la triple "A".
"China vendió deuda soberana estadounidense en enero por tercer mes consecutivo, aunque mantuvo su puesto como el país que más títulos acumula, informó hoy el departamento del Tesoro"… China vende deuda soberana de EEUU por tercer mes consecutivo (Negocios.es – 15/3/10)
El país asiático vendió papel por valor de 5.800 millones de dólares en el primer mes del año, con lo que sus reservas de "Treasurys", como se conoce a los títulos de deuda del gobierno estadounidense, quedaron en 889.000 millones.
En diciembre China también se deshizo de bonos por 34.000 millones de dólares, una cantidad muy alta, lo que hizo concluir inicialmente al departamento del Tesoro que ese país había cedido a Japón el puesto como el principal tenedor de títulos estadounidenses. No obstante, unos días después el gobierno revisó las cifras, tras contar títulos estadounidenses adquiridos por China en terceros países y dijo que seguía siendo el principal comprador de sus títulos.
El asunto es delicado en Estados Unidos por las tensiones comerciales con China, que se han agudizado en los últimos días. El domingo su primer ministro, Wen Jiabao, rechazó las peticiones de Washington de que China permita la apreciación del yuan.
Los analistas temen que los intereses de la deuda de Estados Unidos se eleven si China decide continuar con las ventas de bonos del Tesoro y otros países o particulares no ocupan su lugar, lo que haría más pesada su deuda pública. Según los datos publicados hoy, Japón también vendió bonos en enero, aunque menos que China, y sus reservas se redujeron a 765.700 millones de dólares.
"Los gestores han vuelto a recuperar su gusto por la renta variable… pero con cortapisas. Así, la mayoría de los 207 expertos de más de 50 países que han participado en marzo en la encuesta que realiza mensualmente Bank of America-Merrill Lynch han dejado o pretenden dejar de lado Europa, después de todo lo sucedido en la eurozona, y centran ahora su interés en Estados Unidos y Japón"… Los gestores le dan la espalda a Europa y dudan de la solidez de la recuperación económica (El Economista – 16/3/10)
La pérdida de confianza en Europa se debe a dos causas fundamentales. Por un lado, la mayoría de los gestores considera que las perspectivas de beneficio empresarial de las compañías de la zona es la peor de todas las regiones. Y por otro, aunque "las preocupaciones sobre el futuro de Grecia están bastante más calmadas, el riesgo que rodea a otros países sigue siendo uno de los principales obstáculos para el optimismo en la recuperación económica", señala Gary Baker, estratega jefe de renta variable europea de BoA Merrill.
Así, "los inversores están más dispuestos a asumir riesgo corporativo, vía acciones, que riesgo soberano", sentencia Michael Hartnett, estratega jefe de renta variable global del banco. Las dudas sobre la estabilidad de los miembros de la euro zona también ha hecho que los inversores institucionales se muestren más negativos con las perspectivas macroeconómicas, pero más positivos con el sector privado.
– La política de Obama acrecienta las dudas sobre la solvencia de EEUU (Libertad Digital – 23/3/10)
(Por Ángel Martín) Lectura recomendada
Como toda familia o empresa sabe, gastar por encima de tus posibilidades es una práctica peligrosa e imprudente que inevitablemente suele traer problemas. Y hacer esto durante un periodo de tiempo relativamente largo es la receta perfecta para el desastre financiero. El sector privado tiene estos acontecimientos muy recientes, y debería grabar estas lecciones con fuego, porque es precisamente lo que sucedió en la fase expansiva del ciclo.
Ahora, y ya desde que la crisis económica se hiciera realidad, empresas y familias tratan de ajustarse como pueden a las circunstancias financieras reales, que estaban bastante lejos de las expectativas y ficciones sobre las que actuaban, consumiendo y endeudándose masivamente.
Sin embargo, las cosas con las finanzas gubernamentales son un poco diferentes, al menos para países como Estados Unidos, como muestra el hecho de que pueda tener una deuda creciente año a año y déficits públicos casi permanentes en las últimas décadas (ver gráficos).
Evolución de la Deuda del gobierno federal estadounidense bruta desde 1970 hasta 2000, en miles de millones de dólares
Deuda pública total, incluida la de las agencias federales, hasta 2010
Pero en última instancia, las restricciones sobre la expansión de la deuda y los desmanes fiscales existen, y éstos se manifiestan en los riesgos de impago de la deuda soberana. La capacidad que los gobernantes tienen para endeudar masivamente a una economía parece ser menor de la que les gustaría a ellos.
Aunque, indudablemente, el sistema fiduciario actual amplía notablemente esta capacidad, permitiéndoles una manga ancha que otros sistemas como el patrón oro no permiten. Con todo, lo cierto es que los estados también quiebran, como se ha analizado desde este periódico.
Esta es la realidad que transmiten Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart en un estudio del National Bureau of Economic Research, donde se muestra que las crisis financieras más importantes de los últimos ocho siglos se han llevado por delante a países enteros. En otras palabras, que las quiebras bancarias suelen derivar, históricamente, en suspensión de pagos por parte de Estados y elevada inflación.
Russell Roberts, economista y profesor de la Universidad George Mason, afirmaba en una conferencia del pasado diciembre que Estados Unidos ya no puede afirmar que su riesgo de default (impago) sea nulo, si bien éste sigue siendo muy bajo.
Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York y director del prestigioso portal Roubini.com, ha alertado en más de una ocasión acerca del enorme aumento de la deuda pública norteamericana, y habla de riesgos en la deuda soberana e insostenibilidad. Aunque su punto de mira está en los países más débiles de la periferia Europea (obviamente Grecia, junto a Irlanda y España), advierte sobre países como Reino Unido e, incluso, la primera potencia mundial.
Y estas advertencias no son para menos, dado que la Administración Obama parece empeñada en superar todos los records históricos referentes al gasto y déficit públicos. No en vano, ante los últimos datos de déficit conocidos en EEUU, el mismo secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha reconocido que son "altamente insostenibles". El siguiente gráfico ilustra bien esta realidad, con una línea que parece no encontrar suelo.
En este contexto se sitúan las advertencias del Servicio de Inversores de Moody"s, una de las tres agencias de calificación (rating) a nivel mundial. Esta entidad, según informa Christian Sciente Monitor, ha alertado a EEUU de que si no acomete reducciones significativas en su gasto público, existirán riesgos de perder la máxima calificación de su deuda (triple A); calificación que ha permitido en primer lugar su masivo endeudamiento y su posición de país más seguro y fiable del mundo.
Estas calificaciones crediticias, que emiten las agencias Moody"s, Fitch y Standard & Poor"s, se basan en la seguridad y desempeño de una economía, e indican a los prestamistas y acreedores cuán probable es que el deudor o quien pide prestado, como en este caso el Gobierno norteamericano, vaya a devolver el préstamo. A pesar de los flagrantes errores en relación a las hipotecas subprime, infravalorando los riesgos, la opinión de estas agencias sigue teniendo gran relevancia para los inversores.
El máximo estatus y seguridad de la deuda pública norteamericana podría estar en duda si Obama mantiene su actual política fiscal. La alerta de Moody"s supone una importante señal para los inversores. Lo que pocos años atrás sólo habían podido llegar a imaginar lunáticos y catastrofistas económicos, ahora ya no se descarta. La crisis actual ha traído consigo cambios de una magnitud que pocos podían prever. Para algunos analistas, el mundo económico y financiero que ha perdurado después de la Segunda Guerra Mundial ha tocado a su fin.
Efectos de la degradación de EEUU
Las consecuencias que podría generar una degradación de la calidad de los bonos del Tesoro norteamericano serían serias e importantes. En primer lugar, sería una señal inequívoca de que EEUU ya no es el país más seguro para invertir el dinero, lo que minaría su capacidad para atraer capitales y recibir la financiación exterior que tanto necesita. A buen seguro limitaría su capacidad de endeudamiento público, obligando a recortes drásticos en el gasto.
En segundo lugar, muy probablemente, los inversores, por el aumento del riesgo, exigirían mayores tipos de interés para los bonos, lo que incrementaría el coste de la deuda pública, generando así mayores impuestos futuros y, en el peor de los casos, una espiral alcista de la deuda pública -debido a sus mayores intereses- que sería muy difícil frenar. Ello podría generar el incentivo al Gobierno de tratar de rebajar de cualquier forma disponible la deuda pública. Una de estas formas es la de recurrir a la inflación, lo que traería importantes riesgos.
No obstante, Moody"s matizó que su alerta no significa que vaya a rebajar la calidad de la deuda americana, o que tenga perspectivas de hacerlo. La calificación de triple A de todos los gobiernos está bien asentada, aseguraban. Por ello, aún puede ser pronto para caer en escenarios demasiado pesimistas.
Pero el toque de atención de la agencia de calificación al Gobierno de Obama es claro: cuidado con lo que hacéis con las cuentas públicas. De seguir así, podemos llegar a rebajaros la calificación. Queda por ver qué es lo que hará la Administración norteamericana para calmar estas preocupaciones. De momento, no parecen encaminados a reducciones sustanciales del gasto, y siguen prometiendo mejoras y aumentos en los "gastos sociales" relacionados con el Estado del Bienestar.
El caso de la reforma sanitaria es uno de los más importantes. De hecho, en parte ha sido concebida por sus defensores como una reforma que contribuirá a reducir los costes de la sanidad, y así aliviar las dificultades de las finanzas públicas. Pero lo cierto es que existen dudas acerca de que realmente vayan a conseguirlo, como sostiene William Anderson.
En efecto, este economista afirma que "dado que esta medida impone nuevos mandatos y requerimientos, va a aumentar los subsidios de los servicios médicos y ordena a las compañías de seguros a cubrir a los solicitantes independientemente de su estado de salud a uno se le hace difícil encontrar los ahorros en costes".
Está por ver si el Gobierno Obama será capaz de poner bajo control la deuda pública estadounidense, implementando los recortes de gasto y reformas que sean necesarias. Para Bill Bonner, editor del newsletter financiero The Daily Reckoning, esto se presenta muy complicado. La razón principal es que "la mayor parte del déficit no viene por las reacciones de emergencia a la crisis financiera", sino que se debe a "programas (públicos característicos del Estado del Bienestar, como el Medicare y Medicaid en el cuidado sanitario) que ya estaban funcionando antes de que sucediera la crisis".
Es decir, a pesar de las políticas fiscales discrecionales de Obama, una parte importante de este déficit ya venía de atrás, pero era camuflado por unos boyantes ingresos fiscales característicos de una fase expansiva. Una parte de la responsabilidad también habría que buscársela a la expansión del Estado que ha llevado a cabo el ex presidente George W. Bush.
Y este tipo de programas públicos a los que se refiere Bonner "son difíciles de recortar, dado que requiere importantes acciones de voluntad política para deshacerse de ellos". Por tanto, la realidad es, según este analista, que "EEUU necesita pedir prestado cantidades enormes de dinero simplemente para continuar yendo a la deriva de la manera como ha llegado a acostumbrarse". Y concluye: "No hay un final a la vista a los déficits… no hay manera práctica para reducirlos… y no hay salida para la espiral de deuda".
La insolvencia de la mayor potencia económica del mundo ya no sólo es una pesadilla improbable sino que, se seguir por esta senda, podría llegar a hacerse realidad.
– Crisis de deuda – ¿Aguantará Estados Unidos? (Libertad Digital – 24/3/10)
(Por Ángel Martín Oro) Lectura recomendada
Lo que sí parece cierto es que la probabilidad de default de la deuda norteamericana ya no es cero.
Esta misma pregunta se formulaba el profesor del IESE Antonio Argandoña, allá por el 18 de enero de 2003 en La Gaceta del Sábado. Obviamente, la situación actual, aunque herencia de ese año, no se asemeja demasiado a la de 2003. Si en esa ocasión tenía sentido formularse tal pregunta, ahora mucho más.
A lo largo de los dos últimos años, desde que comenzó la crisis, se han sucedido las reflexiones en torno a la fortaleza de la economía norteamericana. Las respuestas han sido variadas, desde los más optimistas (o menos pesimistas) que ven una recuperación inminente más o menos sólida, a los más catastrofistas, quienes llegan a prever hiperinflación o colapsos monetarios de primer orden -cayendo en la sensata crítica que Robert Higgs dedicaba a los agoreros, quien hace notar que en sus análisis nunca aborden el qué pasará después.
En el artículo de 2003, el profesor Argandoña advertía de ciertos fenómenos preocupantes dentro de la economía norteamericana, como el hecho de que los norteamericanos estaban viviendo muy por encima de sus posibilidades -con un gasto muy elevado y un ahorro ridículo-, endeudándose masivamente con el exterior y dependiendo totalmente del crédito. Pero esta práctica tenía un límite: "En cualquier momento (los países extranjeros, especialmente los asiáticos y emergentes) pueden decidir reducir su flujo de fondos hacia Estados Unidos".
Unos años después podemos constatar la insostenibilidad del crecimiento económico estadounidense de la última década, basado en una burbuja de crédito que alimentó y sostuvo una fase de artificial auge económico. Y unos años más tarde, no podría ser de mayor relevancia la advertencia que apuntaba el profesor Argandoña, referida en este caso a la deuda pública: en cualquier momento los acreedores del Tesoro de Estados Unidos pueden decidir reducir su flujo de fondos, o exigir tipos de interés sensiblemente más elevados.
Las políticas de la administración de Obama han disparado la deuda pública hasta niveles sin precedentes, como se muestra en este gráfico. El déficit público también está disparado, y las cuentas públicas empiezan a preocupar al establishment norteamericano, que alerta de un nivel de déficit "altamente insostenible". Pero puede que lleguen un poco tarde: la agencia de calificación de deuda Moody"s lanzó una importante advertencia al Gobierno estadounidense de que deben recortar gastos y controlar urgentemente el déficit, si no quieren que acaben rebajando la calidad de la deuda pública.
Si bien esto parecía impensable hace muy poco tiempo -y quizás lo siga siendo ahora-, los recientes acontecimientos nos están enseñando a no descartar escenarios posibles, por improbables que parezcan (¿quién hubiera previsto el colapso de Islandia?). Este toque de atención sugiere que nadie, por muy potencia económica que se sea, debe confiarse y permitirse el lujo de gastar y endeudarse -todavía más- como si no existiera mañana, ni intereses que pagar.
Pero quizás lo más preocupante es que los escenarios más pesimistas no sólo vienen lanzados por quienes aprovechan la mínima ocasión para predecir el colapso y la tragedia más absoluta, sino que vienen avalados, al menos parcialmente, por datos. Algunos de estos datos los analizaba recientemente el analista independiente Charles Hugh Smith.
En primer lugar, dice Smith que en este año se estima que el Tesoro necesitará encontrar compradores para alrededor de 1,6 billones de dólares en bonos estadounidenses, lo que refleja el gran y creciente agujero fiscal que se proyecta para 2010 y 2011. Esta cifra superaría la de 1,42 billones de 2009, que a su vez multiplicaba casi por tres la de 2008. Por poner estas desorbitadas cifras en contexto, los dos mayores acreedores de EEUU del mundo, China y Japón, poseen juntos unos 1,65 billones de dólares en bonos americanos. Dicho de otra manera, estos dos países deberían doblar en un solo año la cantidad total de deuda norteamericana que poseen para financiar todo el déficit.
La pregunta, pues, es obvia: ¿existirá demanda para una cantidad tan ingente de deuda pública? En el último año, según muestran algunos analistas, el ritmo de compra de deuda americana por parte del exterior se ha desacelerado, mientras que las familias norteamericanas han incrementado notablemente sus préstamos al Gobierno. El restante, que es una cantidad muy notable, ha sido absorbido por la Reserva Federal en su programa de expansión monetaria de "relajación cuantitativa" (quantitative easing).
Pero, volviendo a lo que decía el profesor Argandoña, en cualquier momento el público, ya sea nacional o extranjero, puede decidir reducir su flujo de fondos hacia la compra de bonos del Tesoro. Así que no sería improbable ver en el futuro próximo cómo suben los tipos de interés -con las consecuencias que ello genera-, como vía para atraer una demanda que escasea, y quizás unido a una mayor percepción de riesgo por parte de los inversores.
Una alternativa a este escenario consistiría en que la Fed continúe expandiendo su balance mediante la compra directa de deuda pública. Pero los riesgos inflacionarios de esta estrategia deben tenerse muy en cuenta, a pesar de que es una opción atractiva para los políticos. Tampoco debe despreciarse la posibilidad, mucho más halagüeña pero quizás poco realista, de que la economía norteamericana se recupere de manera inminente, y genere los ingresos necesarios para tapar, siquiera de manera chapucera, algunos de los agujeros fiscales más urgentes.
Un riesgo añadido que perciben diversos analistas es el efecto contagio que se podría desencadenar si se recrudecen los ya graves problemas de algunos estados con respecto a su deuda soberana: la Torre de Babel de deuda estadounidense podría sufrir temblores significativos.
Entonces, ¿aguantará Estados Unidos? En estos tiempos pocas certezas acerca del futuro pueden sostenerse, y esta cuestión no es ninguna excepción. Lo que sí parece cierto es que la probabilidad de default de la deuda norteamericana ya no es cero.
Aunque ciertamente, tampoco le haría ningún mal la administración Obama el sobreestimar la posibilidad de impago, si ésa es la única forma de garantizar una pizca de disciplina fiscal.
– Es más seguro prestar a Buffett que a Obama (El Confidencial – 26/3/10)
(Por Marc Vidal) Lectura recomendada
Esta semana hemos sabido que es más seguro prestar a Warren Buffett que a Barack Obama. El mercado de bonos lo dice bien claro. Resulta que la deuda a corto que vende la empresa Berkshire Hathaway, propiedad de Buffett, ofrecía hace pocos días una rentabilidad 3,5 puntos por debajo de los propios bonos del Tesoro norteamericano con un vencimiento también de no más de dos años.
Los 2,59 billones de dólares de deuda vendida por el Departamento del Tesoro desde principios de 2009 han excedido lo que el mercado está en condiciones naturales de aceptar. Los inversores están atiborrados de tanto papel higiénico convertible. Al final sólo podrán atender a las deudas soberanas los propios bancos centrales de cada uno de esos países, empaquetar sus contenidos y repartirlos con el ventilador a máxima potencia entre jubilados, amas de casa y diablillos de medio planeta. Como la que anuncié en 2006, una nueva bola de estiércol avecinándose por el horizonte.
En estos precisos momentos el déficit del presupuesto de los Estados Unidos está a los niveles posteriores a las se disparó a la segunda Guerra Mundial. Pensemos que cuando la primera potencia del mundo, cuya economía representa un tercio del PIB mundial tiene un déficit del 10 por ciento, es que lo que se debe a sí mismo el mundo es tal ingente cantidad de dinero que parece inasumible. En esas condiciones sólo hay dos opciones: el no retorno o el encasquetarle el muerto a los de siempre. Pobres países pobres.
En estas condiciones parece absurdo que a la deuda emitida por la Reserva Federal se le mantenga la calificación de AAA en las agencias de rating. Mientras los demócratas siguen con sus películas sanitarias, el ciudadano medio busca trabajo, ve recortadas sus opciones y el país se aboca a un desfiladero cada vez menos diáfano.
El sueño del presidente Zapatero es parecerse a Obama. Lo está logrando pero por eliminación. No es nuestro presidente el que se ha ido acercando al americano, no, parece todo lo contrario, es el de allí que va tomando un tono leonés que espanta. El presidente norteamericano sigue preocupado en confirmar su capacidad para cumplir promesas de discutible calado y profundidad aun a costa de una economía que se debilita y una carrera por el gasto público que los mercados pronto marcarán con velas negras.
Estados Unidos gasta más del 7% de su presupuesto a pagar deudas contraídas. Lo peor es que eso no va a disminuir sino todo lo contrario. A finales de 2013 el presupuesto de la administración Obama estará utilizando más de un 12% en pagar esa deuda creciente. Obviamente la triple AAA está temblando…
Paper –
La era de la austeridad ("double" Keynes o "full" Weber… ¿qué les apetece?)
(I) (Noviembre 2010)
Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y mentiras… ¿A quién le interesa conocer la realidad?
-Acto I: De aquellos polvos… (hipócritas de todos los países, uníos)
– Obama nos está convirtiendo en Argentina (Libertad Digital – 29/4/10)
(Por Richard W. Rahn) Lectura recomendada
Las políticas de Obama están convirtiendo los Estados Unidos en otra Argentina. Hace un siglo, los argentinos gozaban del cuarto ingreso per cápita más alto del mundo porque en su país funcionaba una economía de libre mercado y se respetaban los derechos de propiedad. Hoy, el crédito de Argentina está en el penúltimo lugar (sólo el de Venezuela es peor), y el Gobierno se niega a pagar a quienes adquirieron sus bonos.
En los años 30 del siglo pasado, el Gobierno argentino intervino la economía privada; en 1946, Juan Domingo Perón llegó al poder y nacionalizó los ferrocarriles, la marina mercante y el transporte, entre otros sectores de la economía. Desde entonces, la Argentina se ha visto lastrada por un excesivo gasto público y ha padecido inflaciones altísimas; es lógico, pues, que haya chapoteado en el estancamiento económico. En el Informe Mundial de Libertad Económica, Argentina ocupa el puesto 105 (de 141 países); este año, Estados Unidos ha descendido al número 8.
EEUU tiene un ingreso per cápita de 47.000 dólares al año, por sólo 14.000 la Argentina. Las naciones pueden volverse ricas en el transcurso de unas pocas décadas, como han demostrado Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur y Finlandia, aplicando políticas económicas correctas. Pero igualmente pueden empobrecerse si hacen las cosas mal -por ejemplo, saturando la economía de controles y prohibiciones-, como puede verse en la propia Argentina, Cuba o Venezuela.
El Gobierno de Obama está impulsando políticas proteccionistas y se ha opuesto a la ratificación de acuerdos comerciales que ya habían sido negociados. Mal asunto.
Argentina tiene un IRPF parecido al de EEUU, pero además impone a sus ciudadanos un impuesto al valor añadido (IVA) y un impuesto sobre el patrimonio. Precisamente, los funcionarios de la Administración Obama y algunos miembros del Congreso norteamericano están coqueteando con la idea de implantar el IVA.
En la Argentina se instrumentan políticas monetarias inflacionarias, y se trata de contrarrestar las consecuencias con controles de precios. En EEUU, la Reserva Federal ha aumentado considerablemente la cantidad de dólares en circulación, abriendo así las puertas a la inflación; en cuanto a los altos cargos del Gobierno, defienden la imposición de controles de precios a las compañías de seguros, los proveedores médicos y las instituciones financieras.
En Argentina, varias entidades bancarias, empezando por la mayor de todas, son de propiedad estatal. En EEUU, la Administración Obama ha obligado a varios grandes bancos a convertirse en bancos gubernamentales. Las dos instituciones hipotecarias más grandes del país: Fannie Mae y Freddie Mac, ahora pertenecen en gran parte al Estado.
Los tribunales argentinos son lentos y corruptos. Allí, los derechos de propiedad son débiles y el Gobierno deliberadamente no da a la inflación la importancia que tiene para que los tenedores de bonos pierdan gran parte de su dinero. Por lo que hace a EEUU, la Administración Obama eliminó unilateralmente los derechos de los tenedores de bonos de General Motors y Chrysler, poniéndole así la mano a lo que pertenecía a unos para traspasarlo a los sindicatos que apoyaron electoralmente al mandatario.
La Argentina tiene una legislación laboral muy favorable a los sindicatos y muy onerosa para los empresarios, a los que cuesta mucho contratar personal. La Administración Obama es favorable a unas regulaciones laborales también muy costosas, y que se traducirán en un aumento del paro.
La república austral tiene una larga historia de déficits, y su Gobierno se niega a pagar lo que debe. En cuanto a EEUU, hay economistas que estiman que, en el curso de los próximos 30 años, la deuda pública aumentará entre un 200 y un 500% del PIB. Actualmente se encuentra en el 60%. Una deuda pública equivalente al 200% del PIB es impagable.
Estados Unidos todavía no se ha convertido en una nueva Argentina, pero si no se da marcha atrás en muchas de las políticas de Obama, pondremos rumbo a la pobreza, mientras decenas de disfrutarán de un mejor nivel de vida.
(Richard W. Rahn, presidente del Institute for Global Economic Growth © AIPE)
– Gran Bretaña, el auténtico PIG de Europa (Libertad Digital – 10/5/10)
Mientras todos se fijan en Grecia y en los llamados PIGS, el Reino Unido, inventor del término, está pasando a solas un verdadero calvario económico. Su deuda y déficit públicos no tienen nada que envidiar a los de Grecia.
(Por Fernando Díaz Villanueva) Lectura recomendada
A mediados de los noventa, en plena expansión posthatcherista, los periodistas británicos se inventaron el término PIGS para denominar de manera informal a las economías del sur de Europa. Las iniciales del acrónimo hacían referencia a Portugal, Italia, Grecia y España, con la desafortunada coincidencia de que esa palabra en inglés significa "cerdos". Eran otros tiempos, a mediados de los años noventa el Reino Unido era el país que más mejor crecía de la Unión Europea, miraba a los demás por encima del hombro y se permitía hacer hasta desagradables chistecitos con los países del sur.
Las cosas han cambiado. En plena crisis de la deuda, con todos mirando fijamente a Atenas y de reojo a Madrid y Lisboa, ha pasado desapercibida la otra crisis, la del Reino Unido, que, tal vez por no estar en la eurozona, ha escamoteado sus propios problemas detrás del canal de la Mancha. Informaba la semana pasada The Independent que los británicos ven cada vez más la televisión, más que nunca antes, al menos desde que se realizan mediciones al respecto.
Los británicos disfrutan de una amplia oferta televisiva, de mucho fútbol, de las mismas series que aquí y de buenas pantallas planas compradas durante la burbuja. Se quedan en casa por todo eso, sí, pero también porque muchos no pueden ir a ningún otro lado, ya que el ocio más barato es aplastarse en el sofá delante de la tele.
Eso de quedarse en casa es sólo un indicador, y ni mucho menos el peor. El Reino Unido arrastra el mayor de los déficits públicos del G-20, del orden de un 13%, superior al de España, al de Grecia, al de Irlanda y al de cualquiera de los países con las cuentas seriamente comprometidas. La deuda soberana, por su parte, ronda el 100% del PIB, el doble que nuestro país. Si no se ha visto en las mismas que Grecia se ha debido a una cuestión puramente temporal.
Atenas ha tenido que refinanciar 20.000 millones de euros de un golpe mientras que a Londres los principales vencimientos le quedan aún lejos, a 14 años vista. La economía británica, bueno es recordarlo, es inmensa, una de las más grandes, completamente imposible de rescatar. Si llegase a suspender pagos su Gobierno el mundo entero se sumiría en una crisis sin precedentes. Eso en lo que toca al sector público.
En endeudamiento privado es altísimo. De promedio, cada británico debe a los bancos un 170% de su ingreso anual. Los hogares ingleses están incluso más endeudados que los norteamericanos. Los artificialmente bajos tipos de interés que ha fijado el Banco de Inglaterra no hacen más que intentar, en vano, reinflar la burbuja crediticia.
Una de las más urgentes tareas que tiene por delante el nuevo inquilino del 10 de Downing Street es reinventarse la política monetaria desde cero. En cuanto suban los tipos, que más tarde o más temprano lo harán, el dinero volverá a estar a un precio más acorde con el del mercado, pero se llevarán por delante a multitud de empresas y familias hipotecadas.
Más de 6 millones de funcionarios
Por de pronto, el Estado tiene que seguir pidiendo prestado fuera porque gasta tanto que no le llega. En el Reino Unido hay 6,1 millones de funcionarios, lo que no está nada mal para un país de 62 millones de habitantes, 15 más que España, y una población activa de unos 30 millones. Durante el periodo laborista el funcionariado ha crecido de un modo exponencial. Casi un millón en poco más de una década.
Unos funcionarios que ganan buenos salarios, mejores incluso que en la empresa que, para colmo, suben más rápidamente. Los números: los británicos que trabajan para el Estado ganan un promedio de 462 libras esterlinas semanales frente a las 451 de los que lo hacen para el sector privado.
Los primeros han experimentado una subida del 3,7% el último año frente a los segundos, que lo han hecho sólo un 1,8%. En resumen, por cada cuatro asalariados privados hay un funcionario. El Gobierno de Gordon Brown, por su parte, se ha conformado con presentar un proyecto de recorte de empleos públicos que afectaría a unas 350.000 personas, una cantidad inapreciable que, además, podría tener un coste político considerable en la calle.
Como en España, el sector privado se está ajustando el cinturón mientras el Estado gasta más. El desempleo se acerca al 8% y tiene ya en la cola del paro a 2,5 millones de personas. Una cifra ridícula en comparación con la nuestra, pero alarmante en un país en el que el desempleo había virtualmente desaparecido durante la última década.
A cambio, el Estado ha de gastar una suma altísima todos los meses en los subsidios a la población no activa, mayormente estudiantes, que suma la impresionante cifra de 8 millones de personas. El equivalente a toda Andalucía. Si cada vez trabajan menos, hay más funcionarios y crece la nómina de subsidiados el panorama es desesperanzador para el que venga.
La libra devaluada
Según muchos, una de las ventajas de no estar en la zona euro es que el Gobierno británico podría jugar con la moneda a placer dejándola flotar en los mercados o devaluándola directamente para recuperar la competitividad perdida por los altos salarios y la anterior fortaleza de la divisa británica. Y así ha sido, la libra se ha devaluado un promedio del 30% con respecto al euro en los dos últimos años.
Las consecuencias de la depreciación han sido también inmediatas. Se han drenado las reservas del país y sus ciudadanos son más pobres, especialmente, los que residen fuera. De España han tenido que salir ya varios miles de expatriados y jubilados que no podían soportar el alto coste de la vida. Una pensión británica, que daba para mucho en la Costa del Sol en 2007, hoy da para bastante menos.
Y si bien hace dos años esa devaluación pudo hacerle algún bien a la recalentada economía británica, hoy lo que muestra son sus puntos débiles. Nadie se fía de la libra porque el Gobierno gasta sin medida y porque el Banco de Inglaterra ha comprado cantidades ingentes de deuda soberana, es decir, ha monetizado esa deuda, la ha convertido en libras esterlinas de nueva creación que han ido directas a costear los programas gubernamentales, tal y como pretende hacer ahora el Banco Central Europea (BCE).
Esas libras se han extendido rápidamente por el resto del tejido productivo llamando a la puerta del verdadero coco de toda crisis económica: la inflación y su corolario de subida de precios. Mientras que en la zona euro la inflación se ha mantenido a raya gracias a la atonía de la demanda y a que el BCE no ha cometido ninguna locura, en el Reino Unido -ya sometido a presiones inflacionistas en plena fase de euforia- la inflación sobrepasa con holgura el 3% y llegó casi a tocar el 6% en 2008.
Si no ha subido más es porque el consumo se ha contraído y ha aumentado el ahorro. De todo ese dinero que el Banco de Inglaterra ha puesto en circulación parte se ha quedado en los bolsillos de los ciudadanos. Evidentemente no va a ser así eternamente.
La mayor reaseguradora del mundo está más preocupada por EEUU que por Grecia
La mayor reaseguradora del mundo, Munich Re, está más preocupada por la situación financiera de Estados Unidos y del Reino Unido que por la que vive Grecia, según el presidente del consorcio, Nikolaus von Bormhard. (El Economista – 3/7/10)
En unas declaraciones que adelanta la revista Der Spiegel de su edición de la próxima semana, Bormhard hace hincapié en el riesgo que implican las altas deudas privadas de los británicos y estadounidenses, así como las deudas de sus respectivos países.
"Me preocupan más Estados Unidos y el Reino Unido, empezando por un problema de tamaño", dice Bormhard al ser preguntado acerca de si le preocupa la situación griega.
"La situación allí, con una deuda pública creciente y altas deudas privadas y un déficit implícito en los seguros sociales, es algo que considero preocupante", agrega.
Bormhard se declara "decepcionado" de la reciente cumbre del G-20 en lo relativo a la regulación de los mercados financieros, y recomienda que se busquen primero soluciones regionales y nacionales antes de pensar en una solución global.
Paper – La era de la austeridad ("double" Keynes o "full" Weber… ¿qué les apetece?) (II) (Diciembre 2010)
Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y mentiras… ¿A quién le interesa conocer la realidad?
La prensa alemana contraataca: "EEUU puede ser la próxima Grecia, a lo grande"
La prensa alemana se pregunta hoy si EEUU no será la próxima Grecia "a lo grande", dado su elevado nivel de endeudamiento (la suma de la deuda pública y privada supone el 360% del PIB). (Expansión – 25/6/10)
El Gobierno alemán y la propia canciller Angela Merkel defienden desde hace tiempo (segundo trimestre de 2010) la cultura de estabilidad y los ajustes en Alemania y Europa porque "la reducción del endeudamiento es imprescindible para lograr un crecimiento sostenible". En su opinión "Alemania hará mucho más que otros países por impulsar el crecimiento europeo en 2011" pues dedicará el 2,1% del PIB a medidas de estímulo al consumo, según Merkel. El 25 de junio (2010) ha sido la prensa la que ha dedicado grandes espacios a contraatacar los reproches procedentes del otro lado del Atlántico, que sugieren que el mayor país de la eurozona va a ahogar el crecimiento mundial con sus medidas de ahorro.
Si el influyente Süddeutsche Zeitung (el de mayor tirada entre la prensa considerada seria) rechaza las críticas de Soros, pues parte de su fortuna la ha hecho apostando contra el euro, Handelsblatt se pregunta si EEUU no será "la próxima Grecia, a lo Grande". Porque la suma de la deuda pública y privada en EEUU es del 360% del PIB (sólo el endeudamiento público asciende a 13 billones de dólares). "El mundo no acepta ya a EEUU como alumno modelo": el país de las posibilidades sin límites es ya el del endeudamiento sin fronteras. "Ni siquiera su mejor aliado, Reino Unido, sigue sus pasos, pues acaba de aprobar un plan de ajuste sin precedentes".
El rotativo económico presenta a EEUU "sin maquillaje": los bonos de sus estados federados, California, entre otros, valen tanto como los de Kazajistán o Bulgaria; uno de cada 8 estadounidenses, 40 millones en total, subsisten con las cartillas públicas de comida; la brecha entre ricos y pobres sigue ampliándose y el paro, aunque oficialmente es del 9,7% (contra el 8% de Alemania) es en la realidad del 18,4%, según Gallup. Según el National Employment Law Projet, 33 de los 50 Estados federados no pueden ya pagar subsidios de paro porque los fondos se han agotado y en el primer trimestre de 2010 hubo 388.000 insolvencias privadas (el mayor nivel desde que se aprobó la ley en 2005).
Südeutschezeitung se rebela en un editorial sobre "la leyenda de los malos europeos", sobre la etiqueta colgada a Alemania de que es la que frena, es tacaña y ahorradora. "No se puede sostener que un ridículo paquete de 28.000 millones (lo que supone el recorte previsto por Berlín) vaya a ahogar el crecimiento de la gigantesca economía estadounidense". Tampoco "las economías del sur de Europa van a mejorar su capacidad exportadora con ayuda alemana, sino sólo con reformas incómodas". Y añade: "en tiempos normales Alemania se ha hecho más pequeña, ha pagado más o ha renunciado a votos en la Eurocámara, en grandes crisis como esta no funcionaría sin que Alemania sufriera grandes daños y renunciara a sus principios económicos", dice el rotativo.
(Este Apartado tiene "asuntos" (como la "culpabilidad" de Bernanke o la reforma financiera de nunca acabar) que no hacen al tema principal de la "crisis europea" y la batalla de la triple A". Ver muy bien que se deja y que se quita)
Paper –
El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?)
Parte I (Mayo 2012)
Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento o centrarse en reducir el déficit público (¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana y… la "deuda" social?)
Análisis conspirativo de la historia: la batalla de la triple A (los sospechosos habituales)
En el asunto de la "deuda" europea: más allá de las culpas propias (que haberlas haylas), no puedo dejar de observar una cierta "manipulación informativa" (EEUU y UK).
Reseña de los últimos titulares del periódico de cabecera del mundo de los negocios
– El presidente del BCE abre la puerta a una mayor participación en la crisis (The Wall Street Journal – 1/12/11)
– El BCE debe reparar su escape de combustible (The Wall Street Journal – 1/12/11)
– La acción de los bancos centrales es un alivio, no una solución (The Wall Street Journal – 1/12/11)
– Merkel pide cambios urgentes para solucionar la crisis de deuda (The Wall Street Journal – 2/12/11)
– Francia y Alemania, más distanciados que nunca (The Wall Street Journal Europe – 5/12/11)
– El largo y arriesgado camino de Europa hacia la integración fiscal (The Wall Street Journal – 5/12/11)
– S&P pone a 15 países de la zona euro en observación para una posible rebaja de calificación (The Wall Street Journal – 5/12/11)
– Estimados líderes de la UE: no metan la pata (The Wall Street Journal – 6/12/11)
– Los bancos centrales se preparan para una (posible) vida post euro (The Wall Street Journal – 7/12/11)
– Los bancos europeos ignoran el estigma y piden prestado dólares al BCE (The Wall Street Journal – 7/12/11)
– El FMI podría necesitar US$ 120.000 millones más para financiar una nueva línea de crédito (The Wall Street Journal – 7/12/11)
– El BCE recorta las tasas, pero igual decepciona a los mercados (The Wall Street Journal – 8/12/11)
– La UE ultima préstamo al FMI (The Wall Street Journal – 8/12/11)
– Los líderes de la Unión Europea forjan un nuevo pacto fiscal (The Wall Street Journal – 9/12/11)
– El desmarque de Cameron, celebrado en el Reino Unido y criticado en la UE (The Wall Street Journal – 11/12/11)
– El euro deja de ser la meta soñada a la que aspira Europa del Este (The Wall Street Journal – 11/12/11)
– Todo el oro de Europa no basta para resolver la crisis de la deuda (The Wall Street Journal – 14/12/11)
– La telaraña que envuelve a los bancos europeos (The Wall Street Journal – 14/12/11)
– La resistencia del euro acaba por desmoronarse (The Wall Street Journal Europe – 14/12/11)
– Draghi rechaza una expansión cuantitativa para revivir la economía (The Wall Street Journal – 15/12/11)
– Lecciones de la unión fiscal de EEUU para Europa (The Wall Street Journal – 15/12/11)
– La disimulada ayuda de los gobiernos a los bancos europeos (The Wall Street Journal – 19/12/11)
– La crisis revierte el proceso de integración financiera de Europa (The Wall Street Journal – 19/12/11)
– El BCE quiere evitar una recesión ofreciendo liquidez, dice Draghi (The Wall Street Journal – 19/12/11)
– ¿Cuál será el tamaño del mini bazuca del BCE? (The Wall Street Journal Europe – 20/12/11)
– Las lecciones de hace 10 años de Argentina para la zona euro (The Wall Street Journal – 29/12/11)
– Sin fronteras: en medio de temores, el capital huye de la zona euro (The Wall Street Journal – 23/12/11)
– En Holanda, cuna del euro, crecen las dudas sobre la unión monetaria (The Wall Street Journal – 25/12/11)
– Los bancos europeos preparan planes de contingencia en caso de un retorno a las monedas nacionales (The Wall Street Journal – 26/12/11)
– El 2012 debería ser un gran año para el dólar (The Wall Street Journal – 26/12/11)
– La Fed acierta los pasos del Twist (The Wall Street Journal – 27/12/11)
– Otro dolor de cabeza para la banca de Europa: la escasez de colateral (The Wall Street Journal – 28/12/11)
– Una avalancha de noticias negativas derriba el euro (The Wall Street Journal – 5/1/12)
– Los mercados de deuda europeos sufren su primer revés de 2012 (The Wall Street Journal – 5/1/12)
– Los temores bancarios ponen nerviosos a los inversionistas en renta fija (The Wall Street Journal – 5/1/12)
– Las decisiones recientes de la Fed son buenas para el dólar (The Wall Street Journal – 5/1/12)
– La (des)Unión Europea: cómo se globalizó la crisis (The Wall Street Journal – 6/1/12)
– El Banco Central Europeo interviene, pero no logra frenar el alza de los rendimientos italianos (The Wall Street Journal – 6/1/12)
– Italia representa la mayor amenaza para la eurozona, afirma Fitch (The Wall Street Journal – 10/1/12)
– A pesar de la crisis, los bancos españoles siguen construyendo (The Wall Street Journal – 11/1/12)
– La euro zona probablemente experimentará una recesión corta, calculan los economistas (The Wall Street Journal – 11/1/12)
– S&P aplica la tijera a la calificación de deuda de ocho países de la euro zona (The Wall Street Journal – 13/1/12)
– Las reformas estructurales siguen siendo clave para el futuro del euro (The Wall Street Journal – 13/1/12)
– La libra pierde la carrera contra el dólar, pero no contra el euro (The Wall Street Journal – 13/1/12)
– La tragedia griega no tiene fin (The Wall Street Journal Europe – 13/1/12)
Nota: A principios de verano, cuando Estados Unidos estaba embarrancado en el debate político sobre el techo de gasto público, S&P optó por poner en revisión y, finalmente, rebajar, la calificación de la deuda pública. No sin antes cometer un error aritmético de bulto, según WSJ.
Los vencimientos de deuda estadounidense durante 2012 será seis veces superiores a los de los cuatro grandes emergentes, China-India–Brasil y Rusia. Casi tres billones de dólares, si sumamos también los intereses a pagar. Sin embargo, estas cuatro economías, imparables en pegar mordiscos a su porcentaje del PIB global, sólo acudirán al mercado para pedir 482.000 millones de dólares.
Sólo Japón afrontará más vencimientos y pagos que EEUU pero el interés será mucho menor. Los bonos nipones a diez años ofrecen intereses menores del 1%, los segundos más bajos del planeta tras Suiza. Los estadounidenses entregaron de media un 2,18% según la agencia Bloomberg. Así que la factura a pagar por Washington podría superar en este 2012 a la japonesa.
Así y todo, EEUU atrajo tres dólares por cada uno colocado en notas y bonos durante 2011.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |