El origen del término propaganda es la religión, que hace propagación de la fe. Por extensión pasa al estado(pues era el otro punto de poder que también tenía como objetivo la difusión ideológica). Al aparecer el poder económico de la burguesía se crea la publicidad, que defiende sus intereses y que tiene como objetivo la venta(acción directa). Por esto la propaganda queda como símbolo del antiguo régimen. Aún así no se puede decir que la publicidad no tenga ideología.
La publicidad institucional es la que pretende prestigiar a la empresa fabricante del producto o realizadora del servicio anunciador para crear en torno a ella un clima de confianza por parte del consumidor o usuario.
Y la publicidad es la que invita a adquirir éste o aquel bien, es la que da a conocer "lo nuevo".
En la sociedad de hoy, la publicidad tiene un fin de profundo impacto en como las personas entienden la vida, el mundo y a si mismas, especialmente con relación a sus valores y sus modos de elección y comportamiento.
Ésta como los medios de comunicación social en general, actúa como un espejo; un espejo que ayuda a dar forma a la realidad que refleja y, algunas veces ofrece una imagen de la misma, deformada o aquella que se pretende evidenciar de un modo u otro.
La publicidad es una actividad que caracteriza intencionalmente el mensaje que se elabora, buscando cambios de actitudes, rasgos cognitivos y comportamiento de los destinatarios, utilizando para ello diversos soportes tecnológicos. A través de la publicidad los medios masivos de comunicación obtienen los ingresos que permiten cubrir los costos de producción del producto que le interesa consumir al público y obtener ganancia que justifica la inversión del capital. La venta de espacios publicitarios es la principal fuente de ingresos de los medios de comunicación.
Debido a la publicidad y el poder de los medios de comunicación, la sociedad actual posee una inmensa capacidad para convertir las cosas importantes en secundarias y para conceder valor a las secundarias. Es por ello que paulatinamente se ha desarrollado una cultura enormemente consumista; las ciudades tienden a convertirse en inmensas vitrinas repletas de mercancías y de publicidad, y lo efímero del "gusto" y de los "usos" se refleja en los botes de basura, en las chiveras, en los electrodomésticos tirados casi nuevos, etc.
Las propagandas y los medios de comunicación tienden a uniformar los gustos y las aspiraciones y, en el fondo, casi todas las personas terminan convirtiéndose en "monos de imitación". Como contemplan idénticos programas y reciben idénticos mensajes, la mayoría poseen idénticas aspiraciones.
Los medios modernos han debilitado en los individuos la capacidad de asombro. La propaganda moderna no se dirige a la razón, sino a la emoción como todas las formas de sugestión hipnótica, procura influir emocionalmente sobre los sujetos, para someterlos luego también desde el punto de vista intelectual. Esta forma de propaganda influye sobre el cliente acudiendo a toda clase de medios: la incesante repetición de la misma formula; el influjo de la imagen de alguna persona de prestigio, por medio del sex-appeal de alguna muchacha bonita, debilitando al propio tiempo su capacidad de critica, mediante el terror, señalando el peligro del "mal aliento" que nunca es capaz de derretir nada como nos hacen ver, o de alguna enfermedad de nombre misterioso, o bien estimulando su fantasía acerca de un cambio imprevisto en el curso de su propia vida debido al uso de determinado tipo de camisa o jabón. Todos estos métodos son esencialmente irracionales, no tiene nada que ver con la calidad de la mercancía y debilitan o matan la capacidad crítica del cliente.
"El cambio en la gente parece ser un proceso de etapas graduales de las cuales se conocen las siguientes etapas:
- Primeras noticias: la persona percibe información acerca de lo nuevo.
- Interés: se interesa, buscan mas datos, preguntan, discuten.
- Evaluación: hace un balance y acepta o rechaza la oferta.
- Adopción: cambia su conducta e incorpora lo nuevo" (Philip Kotler)
Dentro de las técnicas comerciales modernas, la publicidad es indispensable en cuanto medio de información acerca de los productos disponibles o para facilitar el contacto entre vendedores y compradores.
La publicidad puede llegar a ser nociva cuando su objetivo apunta a crear artificialmente necesidades de bienes superfluos que pueden impedir la atención de necesidades realmente fundamentales, o encarece los costos de producción con costosas campañas que tienden a promocionar artículos competitivos que tiene muchos menos diferencias entre si que las que sus promotores intentan hacer creer al publico.
La publicidad está relacionada con la propaganda pues emplea técnicas similares: una suele inspirarse en la otra. La diferencia está en que la publicidad se refiere mas específicamente a lo económico, tratando de vender un determinado producto.
Se llama propaganda al conjunto de técnicas destinadas a propagar ideas, doctrinas y opiniones para hacer que esos conceptos sean aceptados por la gente que, como consecuencia, las personas y los grupos convencidos se adhirieran a ellas.
La propaganda es esencialmente política, la publicidad, esencialmente comercial. Ambas serán moralmente aceptadas o repudiables, según los fines que persigan y los medios que empleen.
Un requisito imperativo de los medios de comunicación social, y en especial para la publicidad, en lo que respecta al consumo, es que respete a la persona humana y su derecho o deber de hacer una elección responsable, su libertad interior; se vulneran todos estos bienes cuando se explotan las bajas inclinaciones del hombre, o se disminuye su capacidad para reflexionar. Dado todo este amplio preámbulo es de notar el centro de nuestra investigación. Que si bien tanto su desenlace como sus ideas, no es punto a ser juzgado ni apoyado por el equipo, es de amplio interés.
Hablar de propaganda y no mencionar al cerebro creador de todas las técnicas que aun hoy en día se utilizan, en una cuestión inútil, ya que si no se conoce en que circunstancias y bajo que contexto surgió la misma es sumamente difícil el entender este concepto. Tal como se evidenciara posteriormente, la propaganda tiene su origen en la Alemania nazi y de la mano de un Filosofo llamado Joseph Goebbels; que si bien su nombre no figura entre los mas nombrados durante la segunda guerra mundial, a su ingenio podemos atribuir todo lo difundido por el bloque nazi en su campaña de la guerra. Al punto de que ya próximos a la toma de Berlín, seguía arengando al pueblo alemán a salir a las calles a celebrar la victoria contra los invasores aliados.
Es por todo ello que se busca dilucidar si en realidad "¿Joseph Goebbels ¿Sigue vivo en la propaganda mundial?"
Siempre ha existido latente el mito del nazismo, Adolfo Hitler, y todo lo que rodeo los hechos de la segunda guerra mundial, es importante saber como una campaña mediática, realizada hace mas de 5 décadas, siga permaneciendo en el "top of mind" de las personas, para cualquier niño aun de escasa de edad es fácil reconocer lo que es y representa una cruz gamada, y esto fue una campaña; como ya lo hemos mencionado; realizada mucho antes de su nacimiento.
A través de revisar la historia del mundo, se ve como (tal como sucede con muchos caudillos) un hombre puede llegar a alcanzar posiciones muy altas, manejar grandes masas de gente, si su imagen es bien manipulada por un tercero que permanece bajo el velo del "caudillo, pero que a su vez es el pensador detrás del "Héroe", es el quien se va a encargar de mover los hilos que le dan vida a este "títere con carisma".
Objetivos de la investigación
Objetivo General
Demostrar que la campaña diseñada por Joseph Goebbels, para el nazismo y sus principios, continúan presentes hoy en día y mantienen vigencia en la creación de cualquier campaña institucional.
Objetivos Específicos.
Determinar el aspecto institucional logrado por la manipulación de las masas en el seguimiento de un líder, aplicando los principios propagandísticos de Joseph Goebbels.
Revisar que los distintos principios propagandísticos aplicados en la apoca del nazismo por Joseph Goebbels, siguen manteniendo vigencia hoy en día.
CAPITULO II
Antecedentes
Los acontecimientos de los primeros años del nazismo no pueden comprenderse a menos que se reconozca que en el periodo de 1.930 a 1.940, en la cumbre de su éxito, el fuhrer logró persuadir a una gran parte de la nación alemana que en el encontraría un gobernante de cualidades sobrehumanas, un hombre de genio enviado por la providencia para inducir a los germanos a la tierra prometida. Todo esto, según cuenta la historia, fue obra de un hombre que permaneció en el anonimato no total, pero si velada su importancia en este proceso de cambio para el mundo, este hombre fue, nada mas y nada menos que Joseph Goebbels. Es por ello que a continuación se realizarán comparaciones entre lo que sucedió en está, para algunos, fatídica época, y nuestra realidad actual a fin de poder establecer parámetros que diferencien claramente la actitud de los pueblos a los distintos estímulos presentados, en tan distintas fechas.
Joseph Goebbels -quien paradójicamente había sido criado en una casa de tradición judía al igual que su mujer, Magda- fue quizás el único verdadero intelectual de los altos mandos nazis. A cargo del Ministerio de Propaganda, se convirtió en el principal aliado de Adolf Hitler en su tarea de obnubilar a las masas mediante tácticas maquiavélicas de manipulación de información y control absoluto sobre prensa gráfica, radio, cine, arte, literatura e incluso teatro.
Fue uno de los miembros de la vieja guardia del partido nazi, luego Gauleiter de Berlín y, desde 1933, ministro de Propaganda del Reich. De pequeña estatura y rengo por efecto de la poliomielitis infantil, Goebbels fue, sin embargo, un hombre que irradiaba un gran encanto personal. Durante las reuniones del partido era siempre el centro de la atención por sus bromas y sentido del humor y supo conquistar el corazón de las mujeres más lindas de Alemania. Era un excepcional orador y tenía un coeficiente mental igual o incluso superior al del mismo Hitler, lo que le permitió explotar el arte de la propaganda con un nivel de eficiencia increíble. En apenas un par de años logró hacer de la figura de Hitler un mito a los ojos del pueblo alemán y durante la guerra transformaba las peores derrotas militares en un aliciente moral para seguir peleando con más fuerza contra el enemigo.
La información acerca de los alemanes era obtenida mayormente de la Sicherheist-Dienst (SD) de la policía secreta. Además, Goebbels dependía de sus propias Oficinas de Propaganda del Reich, de funcionarios alemanes y de contactos con civiles o soldados. Los datos sobre países aliados, neutrales o enemigos eran recopilados a partir de espías, conversaciones telefónicas interceptadas e interrogatorios de prisioneros.
El estudio de la eficacia psicológica de Hitler sobre las masas debía partir de la idea de que un führer representante de una idea, no podía tener éxito (no un éxito histórico sino esencialmente pasajero) más que si sus conceptos personales, su ideología o su programa se encontraban en armonía con la estructura media de una amplia capa de individuos integrados en la masa. Un führer no puede hacer la historia más que si las estructuras de su personalidad coinciden con las estructuras de amplias capas de la población, vistas desde la perspectiva de la psicología de masas. Dice Domenach: "es innegable que un cierto número de mitos hitlerianos correspondían o bien a una constante del alma germánica, o bien a una situación creada por la derrota, el desempleo y una crisis financiera sin precedentes".
Como todo movimiento reaccionario, el de Hitler se apoyaba en varias capas de la llamada por algunos autores pequeña burguesía. Se caracterizaba a este segmento social mediante la metáfora de un ciclista: "por arriba curva su espalda, por abajo patalea"("Nach oben buckelt er, nach unten tritt er", según lo citaba P. Reiwald). Con esto se quiere explicar un componente psicoétnico del pueblo alemán: la sumisión hacia quienes están encima y la brutalidad para con los de abajo. Había también un componente místico en las clases medias alemanas, que Hitler aprovechó para proclamar que Alemania era la encargada de cambiar el mundo. Esto, sumado a la profileración de corrientes intelectuales reaccionarias (Gobineau, Wagner, Chamberlain, quienes ponían el acento sobre todo en la cuestión racial, y otros que apelaban al espíritu guerrero del pueblo alemán, magnificando las gestas teutonas) a fines del siglo diecinueve, creó el caldo de cultivo para la proliferación de este tipo de fenómenos.
Hay algo evidente: cuanto más numerosa e influyente en una nación es la clase media, más probable es que haga su entrada en la escena política como fuerza social. Por otra parte, las contradicciones intrínsecas del fascismo no hacen más que reafirmar su base de masas de clase media. Que los intereses subjetivos de estas masas hayan sido aprovechados por Hitler al incluir en su plataforma la lucha contra el gran capital, y que el fascismo, en su función objetiva, se haya convertido en defensor fanático del imperialismo y pilar del orden económico del gran capital, son hechos que llevan a la convergencia en el nacionalsocialismo.
Para comprender la ideología, la situación del pequeño campesino, del funcionario y del comerciante medio hay que tener en cuenta sus matices económicos, pero fundamentalmente su identidad familiar común .Si nos focalizamos en las clases medias urbanas, vemos que la rápida evolución de la economía capitalista en el siglo XIX lleva a la pauperización de los pequeños comerciantes y artesanos. Ante las grandes industrias, que producen más barato y más racionalmente, las pequeñas empresas están destinadas a desaparecer. Esta situación los llevaría tarde o temprano a confundirse con la gris masa del proletariado.
La pequeña burguesía se rebeló, al fin, contra el sistema, encarnado en el régimen marxista de la socialdemocracia. Pero dado el carácter competitivo de los estratos medios, fundamentalmente de los funcionarios del estado, no se observa una identificación de la pequeña burguesía con sus iguales o con los obreros industriales, un sentimiento de solidaridad, lo que Marx amalgamó en una "conciencia de clase" (Karl Marx, Múltiples discursos).
La conciencia social del funcionario no está determinada por el sentimiento de una comunidad de destino con sus colegas, sino por la actitud cara a la autoridad establecida y a la nación. Para el funcionario esta actitud consiste en una identificación absoluta con el poder estatal; súbditos con respecto a la autoridad, se convierten en los representantes de esa misma autoridad en sus relaciones con sus subordinados y, por este motivo, gozan de una especial protección moral. Esta identificación con la administración del Estado y la nación, que puede resumirse en la fórmula: "Yo soy el Estado", es una realidad psíquica que nos proporciona uno de los mejores ejemplos de una ideología convertida en poder material. Como resultante de su dependencia material, su personalidad se transforma a imagen de la clase dominante. En palabras de W, Leich: "Por tener los ojos perpetuamente clavados en lo alto, el pequeño burgués acaba por cavar una fosa entre su situación económica y su ideología". Esta "mirada clavada en lo alto" es lo que distingue esencialmente a la estructura pequeño burguesa de la del obrero de la industria en Alemania. En otros países, como EEUU, el aburguesamiento de los trabajadores de la industria anula esta distinción.
Para penetrar en el mundo obrero, el fascismo propone la supresión de las clases, o lo que seria lo mismo la supresión del proletariado, recurriendo al sentimiento de vergüenza que sufre el trabajador manual (el desprecio por este tipo de tareas es uno de los elementos reaccionarios más importantes, al llevar a querer imitar al empleado de oficina). Sumémosle a esto que los trabajadores emigrados del campo traen consigo una ideología de familia rural que es el mejor caldo de cultivo para causas imperialistas y nacionalistas. Otro elemento a tener muy en cuenta es la importancia que revisten los pequeños hábitos diarios, hecho sistemáticamente ignorado por el movimiento revolucionario. Lejos de ser costumbres propias de este estrato social, constituían la expresión visible de que se acusaba recibo de la propaganda nacionalsocialista. La represión de la mujer, el vaso de cerveza bebido en familia, el traje "elegante" de los domingos -todos ellos símbolos del adocenamiento que se estaba produciendo-, penetraban en cada rincón de la existencia cotidiana, mientras que el trabajo de la fábrica y los panfletos revolucionarios no actuaban más que durante unas horas.
De este modo, cuando la crisis económica impactó a esta capa social, su sensibilidad revolucionaria estaba embotada producto de decenios de estructuración conservadora. La afirmación comunista de que la política de la socialdemocracia le había abierto las puertas al fascismo era exacta desde el punto de vista de la psicología de masas. Afirma W. Leich que "a falta de organizaciones revolucionarias, decepcionado por la socialdemocracia y angustiado por la contradicción entre su empobrecimiento y el pensamiento conservador, el trabajador se arroja en los brazos del fascismo".
En la línea del centralismo de poder nazi, Goebbels concentraba en su figura la mayor cantidad de funciones posibles dentro de su Ministerio. Esto llevó a roces con titulares de otras carteras (el Ministerio de Asuntos Extranjeros incluso el Ejército).
Un asunto muy importante en estos menesteres era el de la credibilidad: sólo ésta debía determinar si los materiales de la propaganda habrían de ser ciertos o falsos. Para Goebbels lo importante era lo expeditivo y no lo moral. Para mantener la credibilidad, sin embargo, la verdad debía ser utilizada con la mayor frecuencia posible. Por ende, las mentiras eran útiles cuando no podían ser desmentidas. De allí surge una de sus máximas citada por Adolf Hitler en su libro "Mein Kpaf" o "Mi Lucha" donde se dice "Una mentira dicha mil veces, se convierte en verdad" (1944).
No se tenía el menor escrúpulo respecto del uso de la censura. "La política de las noticias -aseveró Goebbels- es un arma de guerra; su propósito es el de hacer la guerra y no el de dar información". La política habitual consistía en suprimir materiales considerados indeseables para el público alemán para luego usarlos como propaganda en el exterior si eran apropiados. Por ejemplo, las historias referentes a un supuesto canibalismo de los rusos eran difundidas en países extranjeros, pero no en Alemania para no aterrorizar a los familiares de los soldados.
Un elemento manejado con maestría por parte de Goebbels era la llamada "propaganda negra". Se denominaba así a aquel material cuya fuente quedaba oculta para la audiencia. Se presumía que el hecho de desperdigar rumores para que actuaran por sí solos como propaganda tendría más posibilidades de ser creído si las autoridades alemanas no estaban relacionadas con él. También se utilizaban medidas negras para combatir rumores indeseables dentro del Reich, ya que una desmentida oficial, según Goebbels, no haría más que reforzarlos.
Otra metodología significativa era etiquetar los acontecimientos y las personas con frases y consignas distintas pero fácilmente retenibles. La tarea de Goebbels consistía en vincular los sucesos con los cliché verbales que iban a adquirir un especial significado. Estas denominaciones debían ser utilizadas una y otra vez, pero sólo en las situaciones apropiadas. "Prohíbo utilizar la palabra Führer en la prensa -dijo Goebbels- cuando es aplicada a Quinsling, pues no considero justo que se aplique el término Führer a ninguna otra persona que no sea el propio Führer". Aquí se evidencia claramente como se buscaba manipular todo en este régimen, hasta el mas mínimo detalle era estudiado por este individuo.
Otro de los principios propagandísticos de Goebbels cuya comprensión ayuda a explicar el fenómeno de persecución y exterminio de minorías (judíos, gitanos) era el que rezaba que "la propaganda debe facilitar el desplazamiento de la agresión, especificando los objetivos para el odio". En general, la táctica era desplazar la agresividad alemana hacia algún grupo marginal como los antes citados.
Por último, el propio Goebbels reconocía seis situaciones en las que la propaganda era impotente o tenía muy escaso margen de acción:
- Impulso básico sexual
- Impulso básico del hambre
- Intentos de aumentar la producción industrial
- Alteración de impulsos religiosos
- Ataques aéreos enemigos
- Situación militar desfavorable
Fue ante estos acontecimientos -principalmente los dos últimos-, generalizados a lo largo del territorio alemán a partir de 1943, que el régimen nazi comenzó a desmoronarse hasta la capitulación a principios de 1945. Posteriormente, como es sabido, se suicidaron Adolf Hitler, Heinrich Himmler (a cargo de la consolidación de las Schutzsaffel, conocidas como SS, la GESTAPO y la red de campos de concentración) y Joseph Goebbels, quien junto con su esposa envenenó a sus hijos para posteriormente quitarse su propia vida.
A grosso modo, la propaganda hitleriana esta caracterizada principalmente por tres elementos:
- Renuncia a las consideraciones morales.
- Apelación a la emotividad de las masas.
- Empleo de reglas racionales para la formación de reflejos condicionados conformistas en las masas.
Es imprescindible el análisis a fondo de la propaganda fascista y su impacto en las masas para así comprender cómo las masas fueron engañadas, desorientadas y sumidas a influencias psicológicas.
En Alemania, tanto Hitler y Goebbels, las dos personalidades más notorias del movimiento nazi, como sus adláteres (entre los que se destacan Hermann Göering, quien sólo estaba detrás del Führer en la cadena de mando; Hjalmar Schacht, quien manejaba el Reichsbank y la cartera de Economía; Baldur von Schirach, líder del movimiento juvenil nazi; Ernst Roehm, quien formó las Sturmabteilung o SA y fue asesinado durante la llamada "Noche de los Cuchillos Largos" en 1934) son los referentes ineludibles de este fenómeno. Mussolini, por su parte, sólo contaba con un Ciano a su disposición para estos fines, pero fue el inspirador de muchas de las técnicas adoptadas por Hitler durante su estadía en el poder.
Quizás una de las dinámicas inherentes a las técnicas propagandísticas, el bluff en todo momento y lugar, haya sido uno de los factores que contribuyó al derrumbe de esta parafernalia -y luego del propio régimen- al volverse contraproducente en momentos de reveses bélicos e incertidumbre en la población civil.
Marco Teórico.
La manipulación de las masas llevada a cabo por el fascismo parece inconscientemente inspirada en la doctrina de Pavlov y sus reflejos condicionados, leyes que rigen las actividades nerviosas superiores del hombre. La propaganda, considerada por Goebbels como un arma de guerra, constituía el elemento fundamental con el que se atraía nuevos adeptos a la causa del nacionalsocialismo. La actividad propagandística tiene dos funciones primordiales: inculcar un número elevado de ideas a un grupo reducido de personas y agitar a un gran número de personas mediante un número reducido de ideas. Los que sucumben ante esta estrategia son pequeño-burgueses, presas fáciles del miedo que resulta de una sugestión imperativa como la del régimen hitleriano. El autor soviético Serge Tchakhotine afirmaba que esta porción de la sociedad poseía un sistema nervioso inestable, y que a menudo se sentían contentas al verse dominadas y guiadas.
Entre los factores visuales utilizados para atraer a las masas, se observa el predominio del color rojo (al que se le atribuye una acción fisiológica excitante y es utilizado generalmente por partidos de izquierda o pretendidamente "revolucionarios") y los uniformes militares de colores vistosos. Parafraseando a Domenach: "la propaganda toma de la poesía la seducción del ritmo, el prestigio del verbo e incluso la violencia de las imágenes". Para actuar sobre los sentimientos de amor y alegría, es decir sobre los sentimientos eróticos sublimados, se debían utilizar los bailes públicos, las tonadas populares, desfiles con la presencia de gimnastas o flores.
En el aspecto social, Hitler copió las prácticas de la Iglesia Católica, en las que el incienso, la semioscuridad y las velas encendidas crean un estado especial de receptividad emotiva.
En los mítines, había que tener en cuenta la habilidad de los oradores para alternar lapsos de tensión discursiva con comentarios relajados, manteniendo así a la multitud expectante. Las directivas para la "creación de entusiasmo" en la multitud (arengar a la masa, entonar himnos combativos, acompañar las consignas con movimientos del cuerpo, por ejemplo el puño en alto, lo que constituía la llamada "gimnasia revolucionaria") son en buena parte acústicas; los "tóxicos sonoros", como los llama De Felice. El ritmo y la cadencia de los sonidos va acompañado de un bloqueo de la conciencia, propiciando un estado de naturaleza hipnótica. La música instrumental es el más eficaz de estos tóxicos. En ella, los instrumentos de percusión ocupan el lugar preponderante, ya que son los encargados de llevar el ritmo. El timbre de algunos instrumentos como la trompeta tiene la propiedad de causar una exaltación general.
El poder de Goebbels amainó en 1937 y 1938, tiempo en el que, por cierto, sostuvo un affaire con una actriz checoslovaca que estuvo a punto a hacer naufragar su matrimonio. Iniciada la guerra, Goebbels pasó a un segundo plano. No era algo en modo alguno extraño: en tiempos de victoria la propaganda no es un artículo de primera necesidad.
Sin embargo, tras las derrotas de la Wermacht en Africa y Stalingrado, Goebbels tuvo oportunidad de demostrar su genio en la medida en que el fracaso es el caldo de cultivo de la propaganda.
Contrario a lo que se piensa y a su propio axioma ("Una gran mentira repetida acaba por convertirse en verdad"), Goebbels no falseó jamás los hechos y expuso con dramático énfasis que la situación del país y del ejército era por demás precaria. Prueba de ello es el discurso en el que llamó a la guerra total, y que pronunció poco después de la derrota de Stalingrado, batalla que a la postre determinó el rumbo de la guerra.
Goebbels continuó con su labor de propaganda, incluso sin el apoyo de la prensa y la radio, intentando que resurgiera la esperanza a partir de elaborar paralelos históricos, evocando leyes inmutables de la historia y, en última instancia, refiriéndose a fabulosas y ficticias armas secretas.
Así, el Ministro de Propaganda del Reich demostró tener el coraje del que carecían otros miembros de la jefatura nazi, apareciendo constantemente ante las masas mientras sus compañeros de partido se retiraban y escondían en búnkeres y fortalezas.
Tras el intento de asesinato en contra de Hitler (julio 20, 1944) Goebbels consiguió su objetivo secreto y fue nombrado, el 25 de agosto de ese año, "Plenipotenciario del Reich para la Guerra Total". Pero era —y él lo sabía— demasiado tarde.
A continuación mostramos un resumen de un discurso presentado por Goebbels ante el pueblo nazi utilizando como medio su periódico del ministerio.
Era por la noche y yo estaba disfrutando del placer de la lectura con un buen libro. Estaba relajado y el teléfono sonó, lo cogí con inquietud, la llamada era peor de lo que esperaba, Horst Wessel había sido tiroteado. Con miedo, yo pregunté, ¿muerto? No, pero no hay muchas esperanzas. Yo sentí como si las paredes se me vinieran encima. Era increíble, no podía ser.
Pocos días después, me encontraba dentro de una pequeña habitación en el sótano de un hospital, estaba impactado por lo que estaba viendo. Un impacto de bala en la cabeza había producido un daño terrible a ese heroico muchacho, su cara estaba destrozada. A duras penas podía reconocerle, pero él estaba feliz, estaba sereno y le brillaban los ojos. A pesar de esto no podíamos hablar durante mucho tiempo, el doctor le ordenó que estuviera en calma. El solo me repetía estas palabras: Yo soy feliz, el no necesitaba decir esto. Su juventud y su brillante sonrisa se sobreponían a la sangre y a las heridas. El aun tenía esperanzas.
Yo me senté en su cama, era Domingo por la tarde, mientras que un flujo de visitantes iba llegando hasta la noche. Uno podía tener esperanza, la fiebre estaba bajando, y las heridas cicatrizaban. Él se incorporó un poco y habló, ¿sobre qué? ¡Una pregunta tonta! A cerca de nosotros, a cerca del movimiento, a cerca de sus camaradas. Ellos se mantuvieron firmes en su puerta todo el día, uno tras otro llegaban y levantaban el brazo para saludar al joven líder, en ese momento. Yo no podía considerarlo de otra manera.
Le miré las manos, que eran ahora pequeñas y blancas. Su nariz resaltaba en su cara, y sus ojos mantenían el brillo, pero la fiebre volvía, el no comía, su salud gradualmente declinaba, aunque su espíritu se mantenía fresco. No le permitían leer, solo le dejaban hablar, era difícil obedecer las advertencias de la enfermera. Cada vez que salía de la habitación , no sabía si lo iba a ver de nuevo, ¿quién lo sabía?. Si la sangre no se envenenaba todo iría bien.
La solitaria madre se sentaba fuera, destrozada, su cara reflejaba una pregunta.¿ conseguirá su hijo salir de esta situación? ¿qué podía decir uno salvo sí?. Yo intentaba convencerme a mí mismo y a los demás. Su estado empeoraba, pero el Jueves, estaba un poco mejor, él quería hablar conmigo, el doctor me dejo un minuto. Que duro es estar en una habitación donde la muerte está presente. El no conocía como de seria era su situación, pero sentía que quizá esta no fuera la última oportunidad de no rendirse. La enfermera le ayudó muchísimo, y eso le reconfortaba. Yo le decía, no pierdas la esperanza, la fiebre va y viene, el movimiento también ha sufrido en los dos últimos años, pero ahora es fuerte y compacto. Esto le consolaba. ¡Vuelve! , sus ojos, sus manos, sus secos labios, decían, yo salí con el corazón encogido. Yo temía que fuera la última vez que le viera.
El Sábado por la mañana, todo era irremediable, el doctor no permitía visitas largas, tenía alucinaciones, no reconocía ni a su propia madre.
Eran las 6:30 de la madrugada del Domingo, él murió después de una dura lucha. Estuve sobre su cama dos horas más tarde, no podía imaginarme que aquel era Horst Wessel, su cara estaba amarillenta, las heridas todavía cubiertas con los vendajes, la barba sin afeitar, sus ojos medio cerrados y vidriosos miraban fijamente a la eternidad. Sus pequeñas manos yacía en medio de flores, tulipanes rojos y violetas.
Horst Wessel había muerto. Sus restos mortales mostraban lucha y conflicto. Casi podía sentir, a su espíritu elevarse, vivir con nosotros. Él lo creía, él lo sabia. Él marchaba en espíritu en nuestros corazones.
Un día en Alemania, trabajadores y estudiantes marcharan juntos cantando su canción. Él estará con nosotros. Él lo escribió en un momento de éxtasis, de inspiración, la canción emanó de él, nació como testimonio de su vida. Nuestros camisas pardas lo están cantando en toda nuestra nación. En 10 años, los niños la cantaran en las escuelas, los trabajadores en las fábricas, los soldados en las marchas. Su canción le hará inmortal, ésta refleja como murió y como vivió. Un viaje entre dos mundos, entre el ayer y el mañana, entre lo que fue y lo que será. ¡Un soldado de la revolución alemana!. Él estuvo siempre en pie con la mano en su cinturón, erguido y orgulloso, con la sonrisa de juventud en sus rojizos labios, siempre listo para arriesgar su vida, así es como nosotros le recordaremos.
Las perpetuas e interminables secciones marcharan con su espíritu. Un pueblo humillado se levantará y comenzará a moverse. La Alemania que se levanta demanda estos derechos ¡Libertad y prosperidad!. El marcha detrás de nosotros en espíritu, muchos no le conocerán, otros irán donde el está , otros muchos vendrán. Él cabalgará en silencio con nosotros. Las banderas ondearan, las trompetas sonaran y en millones de gargantas resonara la canción de la revolución nacionalsocialista. (Joseph Goebbels, Febrero 1930).
Aquí vemos claramente como un simple acto de la cotidianeidad alemana, puede ser modificado a fin de enardecer a las masas, para que realicen acciones a nuestro antojo.
En 1933, Hitler conseguía la ascensión al poder por vías totalmente legales; para ello se sirvió de las frustraciones de los alemanes para presentarse como el único capaz de reparar esas insatisfacciones. Pero pronto convertiría a la República en un régimen totalitario. Desde el punto de vista político, asumió todo el poder, acabó con la oposición (tanto la exterior como la del propio partido) y convirtió Alemania en un estado unitario y centralizado. En cuanto a la política social, se basó en el racismo o jerarquía de razas; los judíos fueron especialmente perseguidos.
Para alcanzar este poder (y posteriormente mantenerlo), Hitler utilizó la información, a la que transformó en propaganda. Es así cómo la propaganda va a desempeñar un papel fundamental en el desarrollo y consolidación del nazismo (prueba de ello es que sólo unas semanas después de la ascensión de Hitler al gobierno se creaba el Ministerio de Propaganda, dirigido por Goebbels, tal como hemos venido mencionando en el desarrollo de este trabajo).
Para nadie es secreto el gran aporte del nazismo al campo comunicativo es que puso las bases de la propaganda moderna. Sus resultados hacen que se hable de la sociedad alemana de los años 30 y 40 como de una sociedad hipnotizada. Su finalidad era conseguir la identificación del partido con el estado, y, para ello, todos los medios de comunicación debían estar bajo el control estatal. También la prensa pasó a formar parte de ese orden propagandístico (aunque los periódicos siempre ocuparon un segundo plano con respecto a la palabra hablada). Welch habla de tres medidas para conseguir ese control y uniformidad de la prensa:
La primera se refiere al control de los profesionales y de los propietarios; así muchos periodistas y editores, y con ellos sus periódicos, fueron apartados de la profesión (aunque periódicos liberales de gran reputación, como el Frankfurter Zeitung, se mantuvieron para dar apariencia de pluralidad).
La segunda medida se refiere al contenido de la prensa, que se controló con directivas y las llamadas reglas de lenguaje. Las reglas de lenguaje eran directrices contenidas en breves instrucciones diarias del Ministerio de Propaganda y transmitidas a todas las redacciones de periódicos del país. Tan pronto como cada director había asimilado dichas instrucciones, estaba obligado a destruir todo rastro de ellas y a firmar una declaración jurada en tal sentido.
Finalmente, la tercera medida consistió en que la casa editora del partido se fue haciendo progresivamente con la propiedad de la inmensa mayoría de la prensa alemana.
En este contexto cobran importancia la figura de dos personajes. Max Amann destaca sobre todo cómo el realizador de la última de estas medidas señaladas. Amann se sirvió del nazismo para construir el más grande imperio periodístico de la época (y de paso, para hacerse con una gran fortuna), y el nazismo se sirvió de Amann para controlar y homogeneizar la prensa (y también para conseguir dinero con el monopolio periodístico del estado en manos de Amann). La principal aportación del segundo de los personajes, Wilhelm Weiss, consistió en que intentó aunar control y coerción (desde su puesto de presidente de la Asociación de Prensa) y calidad informativa (como director del Völkischer Beobachter).
En el Tercer Reich, Amann se convirtió en uno de los más poderosos y ricos lugartenientes de Hitler, en un hombre que sabía hacer buen uso de la inteligencia de sus ayudantes. Como jefe del Reich para la Prensa del Partido sólo tenía que responder ante Hitler y Goebbels, controlaba todos los periódicos del partido y era en 1939, en vísperas de la guerra, el jefe último de unos 3.000 directores, al menos 600 administradores y cerca de 8.000 empleados.
Max Amann nació en Munich en 1891. Sirvió al ejército durante 5 años. Fue en él, concretamente durante la primera guerra mundial, donde conoció a Hitler (Amann fue su sargento mayor). Un reencuentro ocasional con él le llevó a entrar en el Partido Nazi en febrero de 1920. Desde entonces, se convirtió en un activo miembro del partido: aceptó el puesto de agente financiero (del partido y también del propio Hitler), participó en el "putsch" de la cervecería de Munich en 1923 y fue elegido representante del NSDAP en el ayuntamiento de Munich.
Pero, sobre todo, el peso de Amann como miembro del Partido Nazi se notó en el mundo de la prensa. Max Amann fue el gran magnate de la prensa durante el nazismo. ¿Cómo consiguió alcanzar esa posición? Primero, con la ayuda y apoyo del que era su amigo personal, Hitler; segundo, porque desempeñó numerosos cargos dentro de la organización nazi de la prensa (su gran poder e influencia en el campo de la prensa lo va a ejercer desde dos de estos cargos: la dirección de la Eher Verlag y la presidencia de la Cámara de la Prensa).
Desde 1922, Amann era el director de la Eher Verlag, la compañía editora del partido nazi, a la que convirtió en la gran empresa periodística de la Alemania del momento.
Tenía (la Eher Verlag) media docena de corporaciones subsidiarias que controlaban 150 compañías editoras, unos treinta y cinco mil empleados y unos beneficios netos de alrededor de cien millones de marcos en sus mejores tiempos […]. Editaba libros, publicaciones periódicas, revistas ilustradas y alrededor de veinte millones de diarios por Alemania y Europa. Ha sido descrita como la "factoría de gas envenenado" más grande del mundo por múltiples autores.
Entre las principales propiedades de la Eher Verlag estaban el diario líder del partido, el Völkischer Beobachter, y conocidos periódicos como Der Angriff o el Schwarze Korps, el semanario de las S.S. Además, editaba libros; el departamento de libros había sido creado por Amann en 1923, y sus cuantiosas ganancias se debían a la publicación de lucrativos best-sellers, entre los que destacan "Mi lucha", de Hitler, y casi todos los libros de Goebbels.
Con la llegada de Hitler al poder, además de dirigir la Eher Verlag, Amann pasó también a presidir la Cámara de la Prensa, órgano del nazismo para la dominación de la industria editorial. Esta cámara formaba, junto a otras seis, la Cámara de Cultura del Reich. El origen de la Cámara de Cultura estaba en una ley de 1933 que autorizaba al ministro de Propaganda a organizar en forma de corporaciones públicas las ramas del arte y de las profesiones culturales que dependían de su ministerio su ministerio. Dependiente de la de Cultura, la cámara específica que se ocupaba del control de los periódicos era la Cámara de la Prensa.
Las tareas de la Cámara de la Prensa las señala Bramsted en la siguiente cita:
La Cámara de Prensa era un instrumento particularmente importante de control político sobre cualquiera que estuviera envuelto en la producción, funcionamiento y distribución de periódicos y otras publicaciones periódicas. El énfasis de este control era tal vez menos de la Cámara en sí misma que de las organizaciones profesionales bajo su tutela.
Estas asociaciones a las que se refiere Bramsted eran tres: la Asociación de Editores de Periódicos Alemanes (para editores), la Asociación de Prensa Alemana (tenía el registro oficial de editores y periodistas) y la Asociación del Reich para Editores Alemanes de Publicaciones Periódicas.
En resumen, el control estatal de la prensa estaba, como se puede ver, organizado en forma piramidal; en la cúspide se encontraba el ministerio de Goebbels; por debajo de él tenemos la Cámara de Cultura; por debajo de ésta, la Cámara de la Prensa, de la que a su vez dependían las tres organizaciones profesionales que acabamos de mencionar.
Amann tenía, como hemos visto, el apoyo incondicional de Hitler y la dirección de los dos grandes organismo para el control de la prensa del momento. No extraña, pues, que tuviera poder para realizar un gran número de importantes actividades dentro del mundo editorial; esas acciones iban dirigidas hacia dos objetivos: acabar con el pluralismo editorial en Alemania y construir un imperio monopolístico de la prensa en manos del partido nazi. Las acciones más importantes de Amann para alcanzar esos fines fueron cuatro: aunar propaganda y beneficio económico, sanear el Völkischer Beobachter y crear el Illustrierte Beobachter, centralizar la prensa nazi y construir un imperio monopolístico de la prensa. Veamos en qué consistieron concretamente cada una de estas medidas.
Aunar propaganda y beneficio económico: Amann pretendía unir en su trabajo en la prensa el servicio al partido nazi (servicio que incluía el control de la prensa, propaganda, pero también ganar dinero) con el beneficio económico propio. De hecho, a Amann le preocupaba menos el contenido de los periódicos (proporcionado por la línea del partido), que las cuentas bancarias de éstos.
Sanear el Völkischer Beobachter y crear el Illustrierte Beobachter: Amann consiguió convertir el Völkischer Beobachter (un periódico racista que el partido nazi había adquirido en 1920) en un auténtico órgano del partido y en un periódico financieramente independiente. Primero, lo convirtió en diario (en 1923) y luego lo levantó económicamente con los beneficios obtenidos con el departamento de libros de la Eher Verlag. Más tarde, su condición de periódico del partido (y, finalmente, del gobierno) le convirtió en un diario de gran tirada: fue el primer periódico alemán en alcanzar una circulación de un millón de ejemplares. En el siguiente cuadro se puede observar la evolución de su tirada:
CIRCULACIÓN DEL VÖLKISCHER BEOBACHTER
AÑO | CIRCULACIÓN |
1925 1929 1930 1931 1932 1939 1941 | 4.000 18.400 39.600 128.800 116.200 741.717 1.192.542 |
En cuanto al semanario Illustrierte Beobachter, fue creado, por iniciativa de Amann, en 1926 para ser un nuevo órgano del partido.
– Centralizar y coordinar la prensa nazi: entre 1933 y 1934, el control y la administración de los periódicos regionales nazis pasaron a la Eher Verlag; Amann fue el encargado de llevar a cabo este traspaso. Las finalidades de esta centralización las señala Hale:
– Evitar agudos problemas de control de la propiedad y de financiación, asegurar la uniformidad en políticas y prácticas y guiar de manera efectiva el desarrollo de la prensa del partido.
A todas estas razones hay que añadir otra, tal vez la más importante: contribuir a la creación de un monopolio de la prensa en manos de Amann.
Así, Amann estructuró la prensa regional. En cada estado existía una editorial de la que dependían todos los periódicos del partido; las editoriales de todos estos estados se agrupaban en una compañía que las financiaba y administraba; ésta, a su vez, dependía de la Eher Verlag (vuelve pues a aparecer la estructura piramidal que tanto utilizaron los nazis).
– Construir un imperio monopolístico de la prensa: La mayor ambición de Amann era establecer un monopolio periodístico.
Para conseguirlo, llevó a cabo la antes mencionada centralización de la prensa nazi regional. También se deshizo de un importante número de periódicos no afines; los amplios poderes que Hitler y Goebbels le habían concedido y sus actividades desde cargos relacionados con el mundo de la prensa le permitieron privar a 1.473 editores de sus derechos como tales; de este modo Amann "redujo el número de periódicos alemanes de 4.703 en 1932 a 977 a finales de 1944" (previamente, ya en 1933, el partido nazi había eliminado la prensa comunista y socialista).
Además, Amann construyó su imperio periodístico comprando un gran número de periódicos no nazis. Una de sus primeras adquisiciones (en 1934) fue la de la firma Ullstein, la más grande casa editorial de la Alemania del momento. También acabó comprando la editorial de Hugenberg, un industrial metido a propietario multimedia que había contribuido notablemente con sus medios de comunicación al ascenso de Hitler al poder. Pero el imperio de Amann no terminó ahí; adquirió gran número de periódicos neutrales y apolíticos (a los que se conocía como Generalanzeiger), la mayor parte de la prensa del Partido Católico del Centro y otros periódicos confesionales y gran número de periódicos políticos no confesionales. Para cada uno de estos grupos de periódicos, Amann creaba compañías editoras que los controlaban; a su vez, estas editoriales dependían de la Eher Verlag (nuevamente, una estructura piramidal). Esta organización queda reflejada en el siguiente cuadro:
| EHER VERLAG | ||||||
Standarte Verlag 72 compañías editoras y firmas subsidiarias de la prensa regional nazi | Herold Verlag Para periódicos políticos | Metropress 11 compañías de distribución en países europeos | Europa Verlag 27 periódicos alemanes en las zonas ocupadas | Editoriales directamente administradas | |||
Vera Concern Agrupa las compañías de la prensa Generalanzeiger, apolítica y neutral. | Phoenix Concern Agrupa las compañías de la prensa confesional adquiridas por el partido nazi. |
Es así, con todas estas actuaciones, cómo Amann se convirtió en el gran magnate de la prensa de la Alemania nazi.
Como director del órgano oficial del partido, más tarde el más grande periódico del Reich, Weiss se convirtió en una figura líder del periodismo alemán […]. En 1934, Goebbels nombró a Weiss cabeza de la Asociación de Prensa Alemana del Reich, la agencia nazi de control y coerción de la profesión periodística.
Wilhelm Weiss nació en Baviera en 1892. Sirvió en la primera guerra mundial y llegó a alcanzar el grado de capitán. Durante la contienda fue herido de gravedad y sufrió la amputación de su pierna izquierda; fue entonces enviado a la Oficina de Tropas del Ministerio de Guerra bávaro, donde empezó a escribir comentarios militares para el departamento de prensa.
Tras la guerra, se fue uniendo a las distintas organizaciones paramilitares y de veteranos que florecían en Munich y Baviera, pero progresivamente se fue separando de ellas y desarrolló sus contactos con el Nacional Socialismo; llegó a convertirse en un importante militante y obtuvo además numerosos honores del partido (la Cruz de Servicio, entre otras).
En lo que se refiere a su labor como periodista, su trabajo para la prensa diaria comenzó con sus contribuciones al Bayerische Staatszeitung. En 1922 editó el Heimatlandbriefe, "en el que denunciaba el marxismo, el judaísmo y el catolicismo político". Pero su principal trabajo como periodista la desarrolló en el seno de la Eher Verlag, la casa editora del Partido Nazi: fue director de una de sus publicaciones de carácter antisemita (Brennessel), fue el organizador y editor del Servicio de Correspondencia del Partido Nazi y trabajó en el equipo editorial del Völkischer Beobachter. Sus principales cargos dentro del mundo de la prensa también van a estar vinculados con la Eher Verlag y el mundo nazi: Weiss fue director del Völkischer Beobachter y Presidente de la Asociación de Prensa del Reich. Veamos en qué consistieron sus actividades dentro de estos dos cargos.
La figura de Weiss es inseparable de la del Völkischer Beobachter, periódico que se convirtió en el auténtico órgano del partido.
En enero de 1927, Weiss se unió al equipo del periódico, y ya desde entonces mucha de la rutina diaria de la edición se colocó en sus manos; pronto fue ascendido a subdirector y en 1938 se convirtió en director. Como director, Weiss realizaba las funciones propias de tal cargo: llevaba los temas del personal, de la política y del servicio de noticias (tanto extranjeras como nacionales). Pero, además de esto, Weiss intentó ir introduciendo de forma progresiva cambios en el contenido y calidad del diario. Hasta 1933, pocos esfuerzos y poco dinero se dedicaban al desarrollo de las noticias y de los servicios de información del diario; medidas políticas del partido eran la causa de ello, y las escasas aportaciones se dedicaban a conseguir cada vez más adeptos al partido, en lugar de mejorar la calidad de la publicación. Cuando el partido llegó al poder en 1933, el Völkischer Beobachter concluyó esa misión original como órgano de combate y arma política. Weiss intentó entonces convertirlo en un periódico informativo, en un periódico "de verdad". Para conseguirlo, ensanchó sus intereses y ofertas, mejoró el equipo de periodistas y extendió su cobertura y el servicio de noticias. Sin embargo, este intento de Weiss de hacer del periódico un órgano informativo no llegó a triunfar por tres razones. La primera fue la oposición de Max Amann; Weiss llegó a tener algunos problemas con él, como cuando el director intentó tener corresponsales fijos en las distintas capitales europeas, algo que el dueño le impidió. La segunda razón del fracaso de Weiss está en que los dirigentes del partido impidieron que el periódico abandonara el lenguaje propagandístico y panfletario tras 1933. Finalmente, como tercera causa, está la II guerra mundial, una guerra que trajo consigo nuevas restricciones y dificultades que hicieron imposible la publicación de un periódico informativo en Alemania.
Si el trabajo de Weiss en el Völkischer Beobachter se caracterizó por un cierto carácter reformador (intentar hacer del periódico un órgano informativo), su labor en la Asociación de Prensa Alemana consistió en imbuir a todos sus miembros de un fuerte nacional socialismo y en "educar a una nueva generación de jóvenes periodistas en las estrictas líneas del partido".
¿Qué era esta asociación?. Era un órgano dependiente de la Cámara de Prensa. Entre sus funciones, destacan las siguientes:
Su principal función era llevar el registro oficial de periodistas acreditados. Se hizo obligatorio inscribirse en la sociedad para ejercer la profesión porque el trabajo del periodista fue declarado una función pública y, por lo tanto, digna de unas rígidas condiciones para su ejercicio. En definitiva, los periodistas se convirtieron en una especie de funcionarios del estado al ser sometidos al control de la asociación.
La purga de periodistas judíos y marxistas.
Tenía autoridad para establecer condiciones de admisión, mantener estándares de la conducta profesional, castigar a los miembros que incumplieran las leyes (para ello se organizó un sistema de tribunales profesionales) y representar los intereses de los profesionales.
La asociación tenía apariencia de autogobierno en el desarrollo de esas funciones. Pero, en realidad, no era un cuerpo tan independiente como podía parecer: el ministro de Propaganda nombraba al presidente de la Asociación y a los miembros de los tribunales profesionales, tenía derecho a veto sobre las admisiones y podía también expulsar de la organización a quien quisiera si era "en interés público".
En definitiva, la Asociación de Prensa del Reich no era otra cosa que una agencia de coerción y control de los periodistas. Y su máxima figura y representante era Weiss. Así, como presidente de este organismo, su función era la de controlar y homogeneizar la prensa alemana en beneficio del nazismo. La mayoría de sus discursos iban dirigidos en ese sentido. Así, en 1934, en la conferencia anual de la asociación de periodistas Amann expresó su idea de lo que debía ser el periodismo:
"La prensa, en el viejo sentido liberal del término, ha muerto y nunca volverá a la vida. Debe permanecer muerta porque el espíritu de aquella época está también muerto. El periodismo hoy no es ya un negocio de clase media, y aquellos que en su interior permanecen ajenos no serán animados por nosotros a vestir sus novatas almas con las prendas nacional-socialistas. No podemos utilizar a estas personas en el futuro en la prensa alemana porque a la primera prueba moral e intelectual fallarían. La prensa alemana está muerta, larga vida a la prensa alemana."
Un año más tarde, en una conferencia en Colonia, definió lo que debía ser el director de periódico y el periodista en general:
Weiss enfatizó que el verdadero director nacional socialista no era nunca sólo un periodista, sino siempre también un propagandista. Con frecuencia debería ser un periodista, un orador y un soldado, todo en uno. El objetivo era formar a un nuevo tipo de periodista que "apoyara firmemente al nuevo Reich y a su führer, no porque tuviera que hacerlo, sino porque deseaba hacerlo.
Se trata, como se puede ver, de definiciones que denotan una idea de la prensa como un instrumento en manos del gobierno y una idea de los periodistas como especie de funcionarios públicos.
En conclusión, las actuaciones de Weiss en estos dos ámbitos (la dirección del Völkischer Beobachter y la presidencia de la Asociación de Prensa Alemana) le convierten en una de las figuras clave del periodismo nazi.
Como hemos visto a lo largo de estas páginas, una de las claves del triunfo y mantenimiento del nazismo fue la propaganda (sería exagerado citarla como la causa única, porque, sólo cuando se unieron las condiciones objetivas, como la crisis económica, y los medios, es decir, el dinero, se produjo el gran salto de Hitler). La Alemania nazi supo utilizar la propaganda atendiendo a una planificación y estrategia definida, y es eso lo que convierte a este país en el fundador de la propaganda política moderna.
La finalidad de esta propaganda no era otra que convencer a los alemanes de la bondad de los actos y decisiones nacional-socialistas y crear la concordancia entre gobierno y pueblo. Para ello, los propagandistas utilizaron los medios de comunicación, en especial los nuevos (radio, cine, etc.), pero tampoco olvidaron la prensa.
Para el nazismo, la prensa no sólo debía informar, sino también instruir. Eso la convertía en un instrumento al servicio del gobierno. Y era eso también lo que hacía de ella un medio susceptible de control por el estado. Hemos ido viendo cómo ese control se fue tomando de manera progresiva, no repentina. También hemos analizado en qué consistían esas formas de dominación de los periódicos: eliminación de gran número de ellos, directivas y reglas para dirigir su contenido, unos periodistas convertidos en una especie de funcionarios públicos sujetos a obediencias y lealtades con el gobierno y la creación de un casi monopolio en manos del partido.
Así, con este control rígido, se redujo el número de periódicos, el número de lectores (como consecuencia de la pérdida de credibilidad de la prensa) y también se socavó la calidad de la prensa. En definitiva, la prensa alemana retrocedió tanto cualitativa como cuantitativamente durante el Tercer Reich.
Estas pérdidas de la prensa fueron útiles al nazismo (conseguir homogeneidad y control) y para algunos de sus líderes, que se enriquecieron notablemente. Este es el caso de Max Amann, la figura dominante en las empresas editoras del Partido Nazi y artífice de la última medida que hemos mencionado antes para el control de la prensa: la creación de un monopolio periodístico nazi. Aunque Amann desconocía el negocio del periodismo, lo fue aprendiendo con la experiencia. Y lo aprendió muy bien: convirtió al Völkischer Beobachter en un periódico saneado económicamente y con una gran tirada, fundó y desarrolló el departamento de libros de la editorial y, a partir de 1933, era la fuerza conductora del monopolio del partido en la publicación de periódicos. Su gran éxito residió en que con su labor combinó propaganda con ganancia económica. Fue así cómo Amann se convirtió en el gran magnate de la prensa alemana durante el Tercer Reich.
Tampoco podemos olvidar a Wilhelm Weiss, una de las grandes figuras de la prensa nazi. Este personaje se define fundamentalmente por su ambivalencia: controlador de la profesión por un lado, deseoso de una prensa de calidad e informativa por otro lado (dos cosas que parecían incompatibles). Sin embargo, sus intentos de aunar coerción y calidad informativa chocaron con el rígido control de contenidos impuesto por los líderes nazis. Así se impidió que el Völkischer Beobachter llegara a convertirse en un auténtico órgano informativo de nazismo.
Entre los documentos recuperados por las autoridades norteamericanas en el Berlín del año l945, hay cerca de 6.800 páginas de un manuscrito sin duda dictado por Goebbels, el ministro de Propaganda, escrito en forma de diario que abarca, en diversos lapsos, el período entre el 21 de enero de l942 y el 9 de diciembre de l943. Parece, en cambio, como si Goebbels quisiera demostrar una inquebrantable lealtad a Hitler.
La naturaleza del documento sería un problema muy apropiado para un examen de la personalidad de Goebbels o la historia del nazismo.
Todo cuanto se supone, en resumidas cuentas, es que el manuscrito refleja, más o menos fielmente, la estrategia y la táctica propagandísticas de Goebbels, y es una orientación conveniente con respecto a sus voluminosos materiales propagandísticos. El siempre exageró la importancia de su tarea, sin duda para indicar su propio significado. La verdad de lo que dictó a este respecto es también irrelevante mientras los efectos de sus esfuerzos no sean examinados.
Los propagandistas deben tener acceso a la información referente a los acontecimientos y a la opinión pública.
En teoría, Goebbels sostenía que él y sus asociados podían planear y ejecutar propaganda tan sólo con la constante referencia a la información existente.
Además, Goebbels dependía de sus propias Oficinas de Propaganda del Reich, de funcionarios alemanes, y de contactos escritos o personales con civiles o soldados alemanes.
En consecuencia, Goebbels confiaba a menudo en su propio juicio intuitivo.
En el caso venezolano vemos las mismas acciones, ya que se ve como el gobierno dirige sus baterías en contra de todo aquel medio que difiera de sus opiniones de una u otra forma; es por ello que el Presidente Hugo Chavez, nos somete a innumerables cadenas por los medios y los domingos a su programa radial "Aló Presidente", que a ciencia cierta, nadie sabe aun cual es su duración definitiva.
La propaganda debe ser planeada y ejecutada por una sola autoridad.
Este principio seguía la línea de la teoría nazi de la centralización autoritaria, y también del ansia de poder que sentía Goebbels. Pensaba que una sola autoridad – él – debía realizar tres funciones:
A.- Emitir todas las directrices de la propaganda. Todo fragmento de la propaganda debía expresar un contenido político. Indicaban cuándo las campañas de propaganda específicas debían comenzar, cuándo debían ser intensificadas o atenuadas, y cuándo debían terminar. La máquina propagandística nazi estaba sometida a una constante reorganización.
Vemos patético este hecho en nuestro país en la constante centralización de los procesos propagandísticos en dos entes, uno el Comité Táctico Nacional del MVR (Movimiento Quinta Republica) y otro en el mismo Presidente Hugo Chavez.
B.- Explicar las directrices de la propaganda a los funcionarios importantes y mantener su moral. Si no se facilitaba una explicación acerca de la política propagandística a aquellos funcionarios que, formal o informalmente, cumplían las directrices, no cabía esperar que actuaran con eficacia y de buena gana. A través de la maquinaria de su organización y a través de contactos personales, Goebbels trataba de revelar la razón de su propaganda a estos subordinados y también de levantar su moral al hacerles ostensiblemente objeto de su confianza.
C.- Supervisar las actividades de otras agencias que tengan consecuencias propagandísticas. Él procuraba facilitar el necesario estímulo propagandístico.
He allí el porque de las constantes agresiones a los medios de comunicación social, el control al que se planea someter a los mismos es intenso, ya que sin dicho control el esfuerzo propagandístico será mermado.
Las consecuencias propagandísticas de una acción deben ser consideradas al planificar esta acción.
Era más importante que un propagandista ayudase a planificar un acontecimiento que a razonar uno que ya hubiera tenido lugar.
En el Caso Venezuela, esta directriz no es llevada en su totalidad, ya que en el ámbito local, se limita a ver que sucede para luego planear las estrategias a seguir posteriormente.
La propaganda debe afectar a la política y a la acción del enemigo.
La propaganda era considerada como un arma de guerra, aunque Goebbels nunca empleó el término "guerra psicológica" ni el de "guerra política". Aparte de socavar la moral del enemigo, creía que la propaganda podía afectar a las políticas y acciones de los jefes enemigos de cuatro maneras:
A.- Suprimiendo el material propagandístico capaz de facilitar al enemigo informaciones útiles.
B.- Difundiendo abiertamente propaganda cuyo contenido o tono conduzca al enemigo a sacar las conclusiones deseadas.
C.- Incitando al enemigo a revelar informaciones propias de carácter vital.
D.- Absteniéndose de toda referencia a una actividad que perjudique al enemigo cuando ella pudiera desacreditar tal actividad.
Dichos puntos son fáciles de resumir en simples acciones llevadas a cabo en los sucesos acaecidos en el mes de Abril del 2.002, donde se tomaron acciones tales como:
1.- Sacar del aire a los canales de televisión a través de subsecuentes cadenas, para que de esta forma no pudiesen transmitir lo que estaba sucediendo.
2.- La pagina web desde la cual se informa todas las acciones de los círculos chavistas (www.antiescualidos.com) estuvo fuera del aire, mientras duró el gobierno de transición, en la tarde del 13 de Abril del 2.002, ya se estaba arengando por la misma, al pueblo a salir a defender a la revolución
Debe haber una información no clasificada y operacional a punto para completar una campaña propagandística.
Un objetivo propagandístico, requería un material operacional que no fuese conflictivo con las normas de seguridad. El material no podía ser totalmente manufacturado y había de tener una cierta base de hecho.
Sin embargo, parece ser que la falta de material nunca ha impedido una campaña durante largo tiempo.
Para ser percibida, la propaganda debe suscitar el interés de la audiencia y debe ser transmitida a través de un medio de comunicación que llame poderosamente la atención.
Grandes energías se dedicaron al establecimiento y mantenimiento de los medios de comunicaciones. Cines y periódicos fueron controlados. El programa de numerosas emisoras alemanas de radio fue reajustado.
La mejor forma de propaganda en los periódicos no era "propaganda", sino noticias matizadas que parecían ser neutrales.
Volemos a encontrar razones que sustenten el indiscriminado uso de cadenas, aunado al programa radial "Aló Presidente" y a los distintos sites en internet, ya que es la forma mas directa de utilizar los medios en estos momentos de altísima tecnología.
Solo la credibilidad debe determinar si los materiales de la propaganda han de ser ciertos o falsos.
Para Goebbels lo importante era lo expeditivo y no lo moral. Pensaba que la verdad debía ser utilizada con la mayor frecuencia posible, de lo contrario el enemigo, o los propios hechos, podía demostrar la falsedad, en cuyo caso la propia credibilidad sufría detrimento. Las mentiras eran útiles cuando no podían ser desmentidas. Goebbels recurría con frecuencia al artilugio de utilizar comunicados o boletines extraordinarios para anunciar acontecimientos importantes.
En el presente régimen se ven acciones parecidas, cuando el gobierno busca encadenar los medios a fin de que las noticias y "verdades" sean tal cual las anuncia el mismo. Este hecho se vio claramente evidenciado, en los sucesos del mes de Abril de 2.002; donde altos personeros del gobierno salieron por los medios desmintiendo y repudiando las acciones que el mismo había tomado en contra de la marcha pacifica que se dirigía a Miraflores y que terminó en una masacre.
El propósito, el contenido y la efectividad de la propaganda enemiga, la fuerza y los efectos de una refutación, y la naturaleza de las actuales campañas propagandísticas determinan si la campaña enemiga debe ser ignorada o refutada.
Goebbels parecía mortalmente atemorizado por la propaganda enemiga. Aunque él controlaba todos los mass-media de Alemania, como ya hemos mencionado en párrafos anteriores.
El primer impulso de Goebbels era el de replicar a la propaganda enemiga. En primer lugar, analizaba la propaganda enemiga. Si le parecía que la meta de esta propaganda era la de suscitar una respuesta, guardaba silencio.
En cambio, se daba la replica si se creía que el enemigo estaba transmitiendo rotundas falsedades. Puesto que casi toda afirmación del enemigo era considerada como falsa, Goebbels creía que sólo las más escandalosas debían ser expuestas.
La propaganda enemiga era tildada a menudo de inefectiva. No obstante, la propaganda enemiga efectiva requería una acción inmediata. Al enemigo, rara vez se le permitía adquirir prestigio. Si el enemigo daba la impresión de estar consiguiendo un especial triunfo propagandístico en su "guerra de nervios" la única réplica que se consideraba como realmente adecuada era un discurso del propio Hitler.
En segundo lugar, Goebbels examinaba un arsenal de propaganda antes de iniciar la réplica. Mantenía silencio si juzgaba que su respuesta pudiera parecer demasiado débil.
En tercer lugar, Goebbels creía necesario revisar la propia propaganda antes de refutar o ignorar la propaganda enemiga.
En los actuales momentos vemos como el gobierno cada vez que se organiza una marcha por parte de la oposición, automáticamente se organiza una contramarcha para tratar de opacar los resultados adversos que pueda tener dicha acción contra el régimen.
Credibilidad, inteligencia y los posibles efectos de la comunicación determinan si los materiales propagandísticos deben ser censurados.
Goebbels no tenía el menor escrúpulo respecto al uso de la censura. Su decisión se apoyaba en tres consideraciones pragmáticas.
A.- A menudo la censura podía deteriorar la credibilidad y consideraba que: "en tiempos de excitación y de tensión, el hambre de noticias debe ser satisfecho como sea".
B.- La censura era invocada cuando la información concerniente a la culminación de un hecho era insuficiente.
C.- Finalmente, Goebbels evaluaba los posibles efectos de comunicar la información. La censura era aplicada cuando se creía que el conocimiento del hecho podía producir una reacción indeseable en sí misma.
Aquí volvemos a evaluar puntos anteriormente mencionados, como es el restar importancia a los sucesos adversos al régimen, así como buscar que las informaciones que se difundan, nunca sean contrarias a los intereses del gobierno.
El material de la propaganda enemiga puede ser utilizado en operaciones cuando ayude a disminuir el prestigio de ese enemigo, o preste apoyo al propio objetivo del propagandista.
Aunque su actitud básica respecto a la propaganda enemiga fuese el desprecio, Goebbels tamizaba la radio y la prensa enemigas, así como las declaraciones oficiales, en busca de materiales con los que operar. En este aspecto no estaba motivado por el deseo, más bien defensivo, de replicar al enemigo, sino por consideraciones ofensivas, puesto que ciertas palabras del enemigo podían ayudarle a alcanzar sus objetivos propagandísticos.
Una clara transpolación de dicho punto a nuestros días, seria las acciones que se tomaron en cuanto a el gobierno de transición que se planeaba implementar, calificándolo de "golpe de estado" y un in fin de calificativos mas, cuando es de amplio conocimiento que el gobierno implementado fue debido a una ausencia absoluta del gobierno constituido en la persona del Presidente Hugo Chavez.
La propaganda negra debe ser empleada con preferencia a la blanca cuando esta última sea menos creíble o produzca efectos indeseables.
Por propaganda "negra" se entiende aquel material cuya fuente queda oculta para la audiencia. Goebbels empleó medidas negras para combatir rumores indeseables dentro del Reich. Tal como vemos en su discurso publicado en el Periodico Der Angriff citado en las paginas 16 a 18 del presente estudio. A veces, sin embargo, los rumores eran oficialmente atacados cuando, en opinión de Goebbels, todos los hechos estaban completa e inequívocamente de su parte.
He allí el porque de los distintos volantes, correos, graffiti y demás informaciones que son diariamente repartidos en todos los sectores del país, a fin de crear un odio de clases mas acrecentado y promover un enfrentamiento armado y a todo costo, en función de defender la "revolución bolivariana"
La propaganda puede ser facilitada por líderes prestigiosos.
Goebbels siempre contaba con trascendentales resultados a partir de unas declaraciones de Hitler, especialmente durante una crisis.
Los jefes sólo eran útiles cuando tenían prestigio.
La propaganda debe estar cuidadosamente sincronizada.
Goebbels siempre se enfrentaba al problema táctico de sincronizar su propaganda con la mayor eficacia. Pensaba que la agilidad y la flexibilidad eran necesarias, y que los propagandistas debían poseer en todo momento la facultad de "calcular de antemano los efectos psicológicos". Según parece actuaban tres principios:
A.- La comunicación debe llegar a la audiencia antes que la propaganda competidora.
B.- Una campaña propagandística debe comenzar en el momento óptimo.
C.- Un tema propagandístico debe ser repetido, pero no más allá del punto en que disminuya su efectividad.
La propaganda debe etiquetar los acontecimientos y las personas con frases o consignas distintas
Goebbels subrayaba intensamente frases y consignas para caracterizar hechos, las cuales debían poseer las características siguientes:
A.- Deben suscitar las respuestas deseadas que la audiencia posee previamente.
B.- Deben poder ser aprendidas con facilidad. "Ha de utilizar el blanco y el negro, de lo contrario no resulta convincente para la gente".
C.- Deben ser utilizadas una y otra vez, pero sólo en las situaciones apropiadas. Goebbels deseaba explotar lo aprendido en cosas ya ocurridas; las reacciones aprendidas por la gente frente a los símbolos verbales quería transferirlas, fácil y eficientemente, a nuevos acontecimientos.
Las distintas gesticulaciones de los afectos al gobierno, al tratar de "escuálidos, oligarcas, terratenientes, etc" a todo aquel que esté de una forma u otra en desacuerdo con las opiniones del gobierno, evidencia el punto anteriormente mencionado.
La propaganda dirigida a la retaguardia debe evitar el suscitar falsas esperanzas que puedan quedar frustradas por los acontecimientos futuros.
Para Goebbels, estaba bien claro que el anuncio de un éxito alemán a lo largo de líneas militares o políticas podía tener ciertos efectos beneficiosos inmediatos desde su punto de vista. La confianza de los alemanes y la ansiedad del enemigo podían ser incrementadas. Tales tácticas, sin embargo, eran demasiado arriesgadas, ya que si el éxito se convertía en fracaso, los alemanes se sentirían abrumados y el enemigo se fortalecería.
La propaganda en la retaguardia debe crea un nivel óptimo de ansiedad.
Para Goebbels, la ansiedad era una espada de doble filo, ya que un exceso de ansiedad podía producir pánico y desmoralización, y una escasez en este aspecto podía conducir a la complacencia y a la inactividad.
– La propaganda debe reforzar la ansiedad con respecto a las consecuencias de la derrota. Los objetivos bélicos del enemigo eran el principal material empleado para mantener la ansiedad alemana en el punto álgido. "El pueblo alemán debe estar convencido -tal como por otra parte bien pregonan los hechos- de que esta guerra amenazaba sus vidas y sus posibilidades nacionales de desarrollo, y debe combatir con todas sus fuerzas" (Manuscritos Inéditos de Goebbels, disponibles en varios sites en Internet).
– La propaganda debe disminuir la ansiedad (excepto la referente a las consecuencias de la derrota) que sea excesiva y que no pueda ser reducida por la propia gente. Como es lógico, los bombardeos aéreos elevaban en exceso la ansiedad de los alemanes, pero constituían una situación sobre la cual Goebbels no podía ejercer un control propagandístico. En otras situaciones que implicaban también una dosis de ansiedad desmoralizante, en cambio, podía mostrarse más activo.
La propaganda dirigida a la retaguardia debe disminuir el impacto de la frustración
Era importante evitar que los alemanes se sintieran frustrados y para ello, por ejemplo, cabía inmunizarlos contra falsas esperanzas. Si alguna decepción no podía ser evitada, Goebbels procuraba disminuir su impacto siguiendo dos principios:
A.- Las frustraciones inevitables deben ser previstas. Consiste en que una frustración podía resultar menos decepcionante si se eliminaba el elemento de sorpresa o choque.
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