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Formación de valores en adolescentes


  1. Preámbulo
  2. A manera de Introducción
  3. Un breve resumen
  4. Desarrollo
  5. Principales valores éticos a enseñar a los adolescentes
  6. Bibliográfica consultada

"La educación comienza con la vida

y no acaba sino con la muerte"

-José Martí

Preámbulo

El Dr. Jaime Honorio Durand, Docente Universitario de la Escuela de Post Grado de la Universidad Privada "San Pedro", al prologar un ensayo realizado por el autor del presente tema, con suma preocupación, manifiesta lo siguiente: "Para nadie que está inmerso en el mundo académico universitario debe escapársele la responsabilidad que tenemos con la sociedad de rendir cuentas por el encargo en la formación de recursos humanos. Ello nos lleva a la necesidad de realizarnos algunos cuestionamientos, cuya respuesta debe influir con meridiana claridad en el mundo de la pedagogía actual con una nueva interrogante ¿Se está respondiendo a los requerimientos sociales?, si la respuesta es positiva, inmediatamente surge otras interrogantes, entonces si esto fuera así, ¿Cómo entonces se explica la falta de calidad y competencias de los egresados? ¿Pues aquéllos problemas sociales cada vez son mayores y las brechas derivadas del campo del conocimiento son enormes, respecto a los países desarrollados y en vías de desarrollo? (…). Para el mundo actual, donde la velocidad de duplicación del conocimiento es cada vez más acelerado, ¿Se ha diseñado un adecuado perfil del docente?, ¿Se han determinado sus competencias?, ¿Qué tipo de docente requiere la Universidad para cumplir con su responsabilidad? ¿Se ha realizado la revisión del currículo, en armonía con la realidad social? No podemos olvidar jamás que el docente es un para el proceso de educación. (…). ¿El docente sabe su rol actual? ¿Realmente está capacitado y domina la didáctica? ¿Es conciente que su rol es de facilitador, pero que este nuevo rol es de mayor responsabilidad, que el ser un mero transmisor de información? (…).

El docente enseña a aprender, para que el estudiante aprenda a aprender y se cumpla la educación de por vida y para la vida, cumpliendo los postulados de saber, saber hacer, querer hacer y saber convivir. (…). En este ensayo el autor trata de sistematizar la problemática, que de por sí es un avance, sirviendo como base para continuar la reflexión. Esperando que continúe y profundice el tema tratado".*

A manera de Introducción

El rol de la familia y de la sociedad en la identificación del adolescente.

Al empezar a escribir el presente trabajo, he creído por conveniente hablar primero sobre la "identificación del adolescente", que siempre fue una tarea ardua para aquellos, como algunos autores han escrito; puesto que de acuerdo con ellos, ésta constituye la labor principal de este período en el ciclo vital de los primeros. Hoy se haría más difícil en tiempos en que, bajo la crisis de "identidad de la sociedad" en general, donde los adultos mismos atraviesan una desorientación, que sólo podría resolverse a través del examen y mutua dialéctica entre generaciones, por todas partes del mundo civilizado.

Es así que, dentro de esa sociedad en crisis, la familia, en esta etapa del adolescente, ha dejado de ser el lugar preferido donde se busca información. Ésta ha sido sustituida por medios de comunicación y por el impacto de la afiliación a grupos. Fuentes conjuntas, que actúan como crisoles.

Para algunos sociólogos, creen que la tarea de la adolescencia es crecer y partir. Lo que para muchos de entre los jóvenes es tan triste como dificultoso. De allí que, la emancipación de estos, simultánea aunque subrepticia, de los padres -a veces-, toma forma de una rebelión donde se cuestionan los valores de la generación vieja; donde se resaltan las falsedades y donde se demanda un derecho de autonomía. Autonomía que puede expresarse como libre albedrío en diferentes ópticas, como la de desdeñar la educación universitaria; o de cualquier otra forma, como por citar, el ciego -en términos metafóricos- guia a otro menos ciego, que los grupos, para tantos, significan.

De allí que, la renuncia a los "principios de la generación anterior", aunque ésta sea mínima o simbólica, y la recomposición de valores que fueron aceptados y que ahora son rechazados, simplemente, por provenir de los padres o de sus representantes, resultan actualmente más complejos que en otros tiempos. Es como si la generación anterior fallara en dar los ejemplos constantes y válidos que son esenciales para proveer una identidad madura, sólida y duradera, para los adolescentes.

La caracterización de los progenitores, como figuras que viven crisis existenciales ellos mismos, asimismo aparece como obstáculo en sus vidas confusas y desprevenidas, en aquellos.

Los procesos de alienación de los adultos, obligados a reubicarse cotidianamente para garantizar su inserción en la cadena productiva, sino en el proceso social en su conjunto, constituyen un obstáculo mayor para la elaboración de propuestas que no dejen a los adolescentes y jóvenes tempranos a la merced de la alienación social.

En tiempos de estabilidad emocional, siempre viajan juntas, y se puede preservar la identidad sin por ello dejar de ser quien se es. En otras palabras, manteniendo el sentimiento y la noción de una individualidad basada en la conciencia personal.

Pero el signo más notable del vacío ideológico en el que se ven sumergidos los adolescentes radica en que el discurso de los padres se ha deslizado hacia el plano auto conservativo, a lo auto conservativo inmediato; me explico, cuando temen por su seguridad de integridad física, pudiendo quedar librados a situaciones de desprotección extrema. Como también, a lo auto conservativo mediato, cuando se les plantea que todo el sentido de su vida actual está regido por la necesidad de no caer de la cadena laboral en el futuro cercano; sino que se diviertan lo que puedan, pero que al mismo tiempo que sueñen que sobrevivirán económicamente.

Muchos adolescentes en este u otros países insulares en su psicología, como tienden a ser los países de Latinoamérica, confrontan a diario las contradicciones incongruentes de figuras en autoridad que se proyectan a sí mismas en los medios de comunicación masiva, como modelos de virtud a seguir.

Un breve resumen

Este trabajo "Formación de valores en adolescentes", pretende como su nombre lo indica, formar valores tanto en los niños, jóvenes, y en particular en los adolescentes; donde afirmamos que los valores forman parte de las culturas de los países, regiones y organizaciones con diferencias entre ellos; influyendo en su formación los problemas económicos, políticos y sociales.

Trataremos este trabajo, analizándolos a de éstos sólo en América Latina y El Caribe, -y específicamente en Cuba, donde este tema se ha trabajo desde inicios de la revolución cubana-; el cual presenta sus antecedentes en los aportes del pensamiento cubano, donde hubo desarrollo de la ciencia y la conciencia como vía para lograr en su momento la anhelada independencia política. Donde indefectiblemente el medio idóneo para alcanzar los objetivos propuesto en aquella época fue la educación escolarizada, apareciendo así una teoría educativa propia; de allí que también en el presente trabajo trataremos a grandes rasgos, el proceso de la "Enseñanza – Aprendizaje". En este sentido se destacaron insignes creadores. El pensamiento ético de cada uno de ellos representa en el campo de las ideas morales; donde la unidad entre lo universal y lo específico, tuvieron presente la formación integral del alumno basada en fundamentos filosóficos, sociológicos y psicológicos, la formación de hábitos morales, el desenvolvimiento de la inteligencia, la expresión adecuada de los sentimientos y emociones de cada adolescente.

Desarrollo

Aprender – aprendiendo en el proceso "Enseñanza – Aprendizaje".

Queremos dar inicio a este tema con el concepto que se tiene sobre el proceso de la "Enseñanza – Aprendizaje", donde es aprender – aprendiendo, a través de la lectura, la investigación y lo escrito, que debemos de estar inmersos en la naturaleza de la ciencia, los docentes que nos gusta la hermosa carrera que es la docencia universitaria, con la ayuda de grandes filósofos, psico-pedagógos, e intelectuales a través de la historia de la pedagogía.

Así es, la "Enseñanza – Aprendizaje", tiene que ser significativo para el maestro-alumno, para que exista todo un éxito en la relación entre el profesor y estudiante y además que exista la misma sincronía, enlace y la comunicación en ambos en el aula, además esa integridad nos lleva a pensar en el cuerpo, mente y cognitivo en ambos.

Primeramente se inicia con la instrucción, en el que hay que instruir, estimulando e sensibilizando los órganos de los sentidos, y el cerebro, para poder sincronizar el lenguaje y el pensamiento (Vigotski); y su mediador que es el habla, a través de la lectura, la escritura, y esto es para que exista un contexto, y así habrá una contextualización, descontextualización y re-contextualización.

Así la enseñanza va de la mano con el aprendizaje. Tenemos que cambiar nuestras actitudes negativas a positivas pero, sin olvidar que tenemos nuestras creencias y costumbres, y que debemos de modificar primeramente; que a través de lo histórico-cultural, socio-económico y antropológico que están íntimamente integrados.

Lev Seminovich Vigotski desarrolló una teoría llamada el "Constructivismo", quien también nos habla de la "Zona de Desarrollo Potencial" (ZDPt), la "Zona de Desarrollo Próximo" (ZDPx) y la Zona de Desarrollo Real (ZDR), donde nos explica que todos nacemos con esa potencia de aprender, pero que necesitamos un mediador para desarrollarla al máximo.

Y también hay que mencionar a Jean Piaget con su teoría de "Asimilación y Acomodación", y lo integramos con David Ausubel con su teoría del "Aprendizaje significativo"; los tres, tanto Vigotski, Piaget y Ausubel en diferentes tiempos, espacio y lugar, trabajaron a su modo el "Constructivismo"; es decir, son los pioneros de esa teoría ya mencionada, donde el docente ha de tratar de integrar la "Enseñanza – Aprendizaje" en el aula.

También se puede apreciar cómo mediante su aplicación se da tratamiento a las diferencias individuales de los alumnos a partir del diagnóstico que de ellos se tiene, y hace crecer la "Zona de Desarrollo Próximo" (ZDPx) del individuo; de esta forma se hace posible que el alumno conozca su propio proceso de aprendizaje, la programación consciente de estrategias de aprendizaje, de memoria, de solución de problemas, de toma de decisiones, en fin, de autorregulación.

La puesta en práctica de estrategias y métodos que contribuyan al desarrollo del protagonismo estudiantil, en particular de los adolescentes, a fin de que estos desempeñen cada día un papel más activo en la apropiación de los conocimientos y por ende, aprender a aprender, lo que significa llevar adelante con eficacia el proceso "Enseñanza – Aprendizaje" en el aula.

Al respecto señala José Manuel Ruiz Calleja: "La dirección del proceso docente educativo es una dirección compartida entre los estudiantes y el profesor. El profesor es el representante de las aspiraciones sociales, pero los que van a ser objeto de transformación son los estudiantes y esto es un proceso no solo consciente sino motivado. Por esa razón los alumnos tienen que participar activamente en la dirección de su formación.". (sic), (Los subrayados son nuestros).

Mediante la puesta en práctica del presente trabajo; el maestro, profesor o docente se convierte en un facilitador, pues guía y estimula a que reflexionen cómo aprender, a la vez que atiende la diversidad mediante la variedad de actividades, formas de organizar el espacio y la evaluación, que propicia el interés, la participación e implicación personal de los estudiantes.

De esta forma se contribuye a activar la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales, en estrecha coordinación con la formación de sentimientos, cualidades, valores, convicciones e ideas; lo que tributa al tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y garantiza el desarrollo de la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y estrategias para aprender a aprender.

Los llamados técnicos en educación utilizan el juego y la comunicación humana para que la persona alcance su autorrealización mediante la comprensión de los otros, la tolerancia y la reflexión constante.

En el proceso de educar toman parte los educadores, los educandos, la familia, la institución educativa, la sociedad, etc.; donde cada una de estas esferas debe posibilitar un clima de respeto y tolerancia.

El educador debe tener respeto a su ideología, a su persona, a su concepción política, a sus iniciativas y al ejercicio profesional.

El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al docente y autonomía propia. Debe ser tolerante con las opiniones del profesor, siempre que éste no quebrante conscientemente los derechos del alumno.

La institución escolar debe estar libre de manipulaciones, de intolerancia del equipo docente, de intransigencias del alumnado o de los padres de familia.

La sociedad en la que está inserta la institución escolar; proyecta en la escuela su cosmovisión y debiendo ser respetuosa con la dignidad de la persona humana.

El compromiso del maestro es doble: 1) Asistir y ayudar al alumno a que corra su riesgo; y, 2) Arriesgarse él mismo ante sí y ante el alumno. Este compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de buscar la independencia de juicio y acción, porque cuanto menos necesite el alumno su apoyo, a medida que progresa cronológica y escolarmente, tanto mayor ha sido el provecho obtenido en el proceso educativo.

Paciano Fermoso citando a Dürr, describe tres clases de compromisos en la educación: compromiso del espíritu, compromiso social y compromiso pedagógico.

  • A) El compromiso del espíritu, es el compromiso ante sí mismo, consciente de la decisión tomada y de la doctrina creada, que ya no nos permite reflexiones inútiles, sino fidelidad a nosotros mismos. Es un acto positivo, no una mera actitud hostil y contestataria, porque nada está produciendo, más que una sistemática negación de cuanto los demás hacen. Se llama espíritu de compromiso a esta conducta, porque sólo en el espíritu radica la libertad y el descubrimiento de la verdad, condiciones ambas para esta clase de responsabilidad, en la cual se crea cotidianamente el Hombre, conquistando su propia imagen y auto realizándose.

  • B) El compromiso social, es una consecuencia pública y comunitaria del compromiso del espíritu, dado el carácter social de la vida humana, que no puede refugiarse en soledad ermitaña. El compromiso social quiere decir que no se pueden quebrantar los derechos del grupo, por salir adelante con los caprichos personales, porque el grupo conquista su libertad basándose en sacrificios y obsequiosas renuncias de los individuos. La sociedad subsiste gracias al esfuerzo de sus miembros, que participan en los propósitos e intereses comunes. Se compromete socialmente el Hombre que se identifica política, religiosa y científicamente. La libertad como compromiso obliga a participar.

  • C) El compromiso pedagógico, obliga al educador a metódicamente indagar la verdad, someter a verificaciones sus hipótesis, descartar sus sueños y atenerse a realidades, ser fiel a sí mismo en la cátedra y los niveles consultivos y decisorios de la institución educativa. El compromiso pedagógico, le hace al educador respetar la lenta separación que el educando va logrando respecto a los criterios y cosmovisión del primero; y aceptar la personalidad de cada uno como la única forma de autorrealización.

Efectivamente, como afirmamos precedentemente, los valores forman parte de las culturas de los países, regiones y organizaciones, con diferencias entre ellos, influyendo en su formación los problemas económicos, políticos y sociales.

Es así que, con las propuestas formuladas en su momento, por insignes creadores de una teoría educativa propia, recurrieron al medio más idóneo para alcanzar los objetivos propuesto en aquella época, fue la educación escolarizada.

Esther Baxter Pérez hace referencia a los aportes realizados por varios investigadores como el pedagogo Alemán Schalz, quien plantea que los valores son siempre una relación sujeto-objeto, son el resultado de las valoraciones de un proceso de reflejo específico de la conciencia. Ellos expresan la importancia, la significación de la realidad o determinado fenómeno para los Hombres.

Esta posición es muy importante para el trabajo del pedagogo, ya que cristaliza la educación moral, política e ideológica de los educandos.

En este sentido, resulta de interés lo expresado por Irina Orchemika en su obra "La formación del ciudadano"; donde hace referencia a las cualidades de los hijos, los valores de carácter ético, el lugar que ocupan los padres y los maestros en su formación.

En forma opuesta a los psicólogos y pedagogos Burgueses, como A. V. Petroski, estudioso del "Colectivo escolar", ha planteado como esencial; la determinación del nivel de desarrollo del colectivo y la unidad de las orientaciones valorativa que se dan en él.

Estas reflexiones determinan el núcleo orientador de las conductas de sus miembros, así como la adecuada relación entre los orientadores individuales y los sociales o colectivos.

Por lo que se puede inferir de estos investigadores que para formar valores hay que tener en cuenta las etapas de desarrollo, desde la niñez hasta la juventud, ya que éstos no se pueden formar simultáneamente, estando siempre presente como papel rector.

La escuela como institución educativa completa y refuerza los valores que la familia inicia y sistematiza con sus hijos, ya que el maestro es la fuente de la cual los niños interiorizan las primeras nociones y orientaciones valorativas, son ellos los que tienen la responsabilidad de incidir con su ejemplo.

Los maestros deben buscar diferentes vías para formar valores, tanto curricular como extracurricular, dentro de ellos están los métodos de observación, para poder identificar sus costumbres, hábitos, sentimientos, cualidades, actitudes, modo de actuación.

Con los elementos anteriores los maestros pueden elaborar la caracterización psicopedagógica de cada estudiante, confecciona la estrategia educativa teniendo en cuenta las transformaciones y la batalla de ideas que libra hoy nuestros países que conforman América Latina y El Caribe.

Son ellos –los educadores– los que no sólo tienen la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones sino también a la familia.

Cabe destacar lo planteado por el Dr. Luis Ignacio Gomes Gutiérrez, Ministro de Educación de Cuba, citando a Fidel Castro Ruz -Ex Presidente de la República Socialista de Cuba-, quien en su oportunidad expresó: "Nuestro Comandante en Jefe ha dicho: "…los padres deben ser los primeros que eduquen a sus hijos. Y para garantizar la educación de los niños hay que garantizar la educación de sus padres.".

Con relación al trabajo que tienen que realizar los maestros, Nancy Chacón Arteaga, manifiesta que es el maestro el sujeto formador importante por que es el que modela, planifica, organiza, orienta y dirige las acciones educativas con determinados objetivos.

Estas ideas demuestran que para formar un Hombre nuevo, un Hombre de ciencia, un Hombre integral, tenemos que educar en valores y cumplir los objetivos propuestos en las transformaciones. Refiere, además, que los valores no es un proceso espontáneo ni inmutable, sino que inciden un conjunto de elementos y factores, los que contribuyen a este proceso, teniendo en cuenta sus influencias en los diferentes componentes del valor moral, tales como el componente cognoscitivo, afectivo-volitivo, ideológico y de las vivencias y experiencias morales en las actividades.

Entre estos elementos pueden señalarse, el sistema de medios de influencias sociales, los sujetos formativos, las vías y los métodos de formación de valores.

Dentro de estas reflexiones está la familia, que durante los primeros años de vida, sienta las bases de todos los procesos de formación de sus hijos, transmitiéndoles, hábitos correctos, sentimientos, costumbres, actuaciones hacia lo bueno, comportamientos correctos, buena convivencia social, deberes estudiantiles y del hogar, amor a la patria y a la naturaleza, cumplimiento de leyes, resoluciones etc.

Además tiene la responsabilidad de proporcionarle a sus miembros buenas condiciones materiales del hogar, tanto económico, como social, satisfacción de sus necesidades primarias, motivaciones psicológicas que realizan mediante diversas actividades. Son ellos los que condicionan importantes cualidades de la personalidad de sus descendientes; como escribió José Martí, "La educación comienza en la vida y no acaba sino con la muerte".

Otro factor importante es la comunidad que tiene la responsabilidad de contribuir en la formación de valores de niños, adolescentes y jóvenes, ya que diariamente evalúa su modo de actuación, conocen sus costumbres en el seno familiar, su convivencia, sus problemas económicos y sociales, contribuyen a la labor educativa de la escuela en su formación, etc.

También juega un papel muy importante en la obra de la educación, el respaldo de las Instituciones y Organizaciones Gubernamentales y Políticas, tanto en el orden material como el apoyo que pueden brindar; dentro de ellas esta la de promover el trabajo de prevención con los menores, en especial aquellos que provienen de familias en desventajas sociales y los que están en situaciones de riesgo; incorporar a los padres activamente a la vida de la escuela en la organización de las diferentes actividades y el trabajo educativo en la comunidad, entre otras acciones.

En el caso específico de Cuba, con el derrumbe del campo socialista, de algunos países, que no es el caso de Cuba, la intensificación del bloqueo imperialista y la guerra económica de los EE. UU., con éste, trajo como consecuencia el deterioro de algunos valores por lo que hubo que hacer reformas para poder mantener firmes las conquistas socialistas, manteniéndose así un grupo de prioridades internas y externas, la Alimentación, la Salud, el desarrollo de la Biotecnología, la Educación, etc.

Con relación a la educación, José Martí planteo, "Educar es depositar en cada Hombre toda la obra humana que le a antecedido; es hacer a cada Hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive; es ponerlo al nivel de su tiempo, para que pueda salir a flote; es preparar al Hombre para la vida".

Es por ello que en el caso de Cuba, que sirve de ejemplo para los demás países que conforman América Latina y El Caribe, una de las batallas que se esta librando es la de continuar desarrollando y perfeccionando los diferentes programas instructivos creados para todas las edades, para multiplicar el trabajo educativo: con el propósito de elevar en las nuevas generaciones una cultura general.

Con relación a lo expresado precedentemente, Fidel Castro Ruz, para el caso de Cuba, planteó, "…Nuestro país va a dar un salto gigantesco en el terreno educacional y cultural…" (sic); agregando, que "Las ideas son hoy el instrumento esencial en la lucha de nuestra especie por su propia solución y las ideas nacen de la educación. Los valores fundamentales, entre ellos la ética se siembra a través de ellos" (sic). (El subrayado es nuestro).

Es así que, encontramos problemas típicos de los educandos perteneciente a las instituciones de educación básica, sobre todo irresponsabilidad en la elaboración de tareas escolares, falta de respeto a los profesores, agresividad física o verbal a los compañeros, y, dificultades en su modo de actuación.

Estas irregularidades son producto de la: Insuficiente preparación de los Profesores Generales Integrales para enfrentar el trabajo con los valores; principalmente los que se encuentran en formación; limitaciones en el fortalecimiento de estos valores desde la clase. De allí que, no siempre se tiene en cuenta las características psicopedagógica para el fortalecimiento de los valores con los estudiantes.

Todo lo anterior nos puede proporcionar elementos para formar el perfil del Hombre con una Cultura General Integral como se pretende con la batalla de ideas y como lo soñó José Martí.

Para resolver esta situación los orientadores y ejecutores tienen que cumplir una serie de acciones en los centros educacionales, tales como:

Proyectar las acciones que permitan actualizar sistemáticamente el diagnóstico integral de la escuela y la comunidad.

Organizar, planificar y evaluar todo lo relacionado con la organización escolar.

Planificar y desarrollar el sistema de trabajo científico-metodológico con las acciones metodológicas y la superación científica para cada grado, principalmente de los maestros en formación.

Diseñar estrategias para el trabajo con la familia, la comunidad y la atención diferenciada a los educandos.

Comprometer a los padres con el cumplimiento de las tareas educacionales.

Concienciar y comprometer a los educadores con las transformaciones educacionales y otras acciones.

El Profesor General Integral debe ser guía, preceptor y orientador de la educación de quince alumnos -promedio adecuado, a mi entender- y tener presente que el modelo de escuela que se quiere, es que el alumno pase a ser el centro del proceso educativo. Debe prepararlo para la vida y para que sean continuadores de la obra de cada sociedad.

Son ellos los que deben utilizar metodologías que propicien el dialogo, la reflexión y que promuevan el ejercicio de el pensar, enseñar a sus alumnos a "aprender – aprender"; además, deberá concebir la clase de una manera desarrolladora, participar junto con sus alumnos en todas las actividades y ser un observador sistemático de los modos de actuación de cada uno de ellos, con la finalidad de elaborar estrategias que ayuden a rectificar o alentar sus comportamientos, para que de esta manera formen los diferentes valores que los estudiantes necesiten en su formación. Es decir, el maestro ha de convertirse en el orientador y conductor de la clase, pero ya no un mero transmisor de conocimientos predeterminados; donde éste ha de concebir el proceso de enseñanza, preparado para tal función, en base a su capacidad, también, de "aprender – aprender", "aprender – enseñar", y "enseñar – aprender".

Principales valores éticos a enseñar a los adolescentes

El aceleramiento en la pubertad, de la pubertad misma, por la sobrealimentación desregulada y la de tareas vinculadas a la adolescencia, de temas que deberían ser incumbencia de edades más avanzadas, no es sino el efecto de la angustia que rige al conjunto, la angustia resultante es tanto de padres como de hijos. Entrelazados al temor de que los goces no alcanzados en el presente ya no tengan lugar en el futuro.

En nuestro entorno, siguen operando micro grupos que proponen establecer modos de cohesión y de re-identificación para los adolescentes y jóvenes e incluso para los adultos. Pero, no se vislumbran aún grandes proyectos capaces de articular una reestructuración en conjunto de la sociedad, la cual, actualmente, sólo se unifica en el sentimiento general compartido.

Lo que es milagroso es que aún se conserven, luego de traumatismos reiterados y desilusiones innumerables, rasgos de solidaridad y espíritu de recomposición donde pueden apoyarse los tres pilares de la "identidad": las representaciones, los fines compartidos y los afectos vinculantes.

Los restos de un país solidario, que se define por la producción de bienes simbólicos, emergen en los intersticios donde se insertan las posibilidades plasmadoras de los adolescentes; desde los movimientos de rescate específico de su historia, en la cual la noche larga de la Indiferencia de los padres, ocupa un lugar definitivo como símbolo de una generación que trasciende hasta la participación, fundidos en una masa que abarca varias generaciones, en razón de que el trabajo, o su carencia, amalgama más allá de las particiones que la educación impone.

Los requisitos de una reestructuración personal tienen así bases en las que sostenerse, y ello desde un proceso de unificación recíproca del conjunto, ya que no hay condiciones para proponer una perspectiva de identificación a los adolescentes si no se recomponen las grandes líneas de la cohesión emocional que se ven fracturadas en los adultos mismos. "Identidad" ésta, que no puede modularse sino en el continuo de una recuperación social de los preceptos que, más allá de sus fallas y capitulaciones, formaron a varias generaciones.

Sociólogos y otros investigadores de las relaciones humanas han emitido la voz de alarma: el deterioro en la convivencia social que distancia a algunos padres de sus hijos y a los educadores de sus alumnos, y que, en su peor versión, llenando las páginas de los medios de comunicación masiva, tiene mucho que ver con el hecho de que las últimas dos generaciones han transformado parte de un sistema de valores que parecía asumido, o percibido como positivo, en sociedades subdesarrolladas como la nuestra; a la que instituciones no gubernamentales de nivel internacional como la UNESCO, la denominan sociedades en "vías de desarrollo", lo cual es discutible.

Parte de nuestra sociedad parece solicitar que quienes tenemos responsabilidades, entre otros, padres, educadores y medios de comunicación, rescatemos esos principios imperecederos que promueven la vida en sociedad y dotan de un sentido humano, urbano y coherente a nuestras vidas.

Los principios nos hacen más maduros y más libres.

Tengamos presente que la escala de valores y creencias de cada persona es la que determina su forma de pensar y su comportamiento. La carencia de un sistema de preceptos definido y compartido por la mayoría de la población instala al sujeto, especialmente al menos maduro, en la indefinición e indefensión y en un vacío existencial que le deja dependiente de otros y de los criterios de conducta y modas más raros.

Por el contrario, los valores asumidos como cultura, como los que compartimos con los seres humanos que nos rodean y con todos en general, nos ayudan a saber quiénes somos, a dónde vamos, qué queremos y qué medios o herramientas nos pueden conducir al logro fundamental de nuestra existencia: el bienestar emocional, uno de los elementos esenciales de eso que denominamos "calidad de vida".

Estos valores no dependen de los tiempos ni de las circunstancias, porque nada tiene que ver con el sistema económico o político vigente ni con las contingencias concretas o modas del momento. Son intemporales, esencialmente humanos y promovedores de la sociabilidad y del equilibrio en la relación entre las personas que resultan. Están por encima de las corrientes, por su sólida vinculación con la dignidad de la persona. Y porque promulgan el respeto a las opiniones y necesidades de los demás. Son valores del ego, que no puede desarrollarse si uno no vive con su propia "identidad" y en coherencia con unos principios íntimamente relacionados con la responsabilidad de entender que todos somos seres humanos, con nuestra dignidad, nuestras necesidades, nuestros gustos y nuestra propia emotividad. En suma, iguales en nuestras diferencias.

Enseñar por precepto.

En las últimas décadas han primado, acaso como reacción a las anteriores, planteamientos más coercitivos que dialogantes, con posturas pedagógicas más permisivas y abiertas, basadas en el dejar hacer y en el principio de no coacción a la espontaneidad de la persona. Esto se ha percibido especialmente en las relaciones entre padres e hijos y entre estos y sus profesores. Hay muchas causas sociales, políticas e incluso económicas, la mujer se incorpora al trabajo remunerado y los padres apenas tienen tiempo para ver, y mucho menos para educar, a sus hijos que explican esta evolución, pero no nos detengamos ahí. La sensación que predomina en algunos padres y educadores es que la experiencia liberal no ha sido del todo positiva. A los adolescentes les cuesta reconocer la autoridad moral de padres y educadores y los problemas de convivencia afloran en muchas familias. Como resultado, son demasiados los jóvenes (y mayores, por supuesto) que se comportan ignorando los más elementales principios de solidaridad y de respeto a los demás.

De un distante y frío autoritarismo, poco inclinado a las explicaciones y menos aún a escuchar al niño o joven, hemos pasado a una permisividad del todo va y se estima que quizá tardemos toda una generación en recuperar la autoridad dialogante, una autoridad que fija y marca límites justos, razonables y negociables. Límites que son necesarios para el aprendizaje de la libertad personal y la convivencia social. Si no se discute que es difícil educar en valores cuando se mantiene una actitud controladora y represiva, cada día está más claro que no es más sencillo conseguirlo desde la tolerancia casi sin límites que parece reinar hoy en muchos hogares. No son pocos los padres y educadores, y en general adultos, que temen contrariar a los jóvenes, aunque la razón les asista.

Ahora bien, no se trata de auto culpabilizarnos, ni de culpar a nadie de por qué y cómo hemos llegado donde estamos, si no de que cada uno, como parte involucrada, asuma la porción de responsabilidad que le corresponde en la educación en esos principios. Pero sólo en la medida en que vivamos los valores que queremos trasmitir conseguiremos el objetivo. Porque educar es, fundamentalmente, comunicar a través del ejemplo, trasmitir actitudes y comportamientos.

Estas ideas se materializan en los valores que cada día hay que formar con los adolescentes en las instituciones educativas, tales como: Laboriosidad, Honradez, Honestidad, Justicia, Dignidad, Patriotismo, Solidaridad, Humanismo, Latino americanismo, y el que más se encuentra afectado en la actualidad es la Responsabilidad, definiéndose como el cumplimiento del compromiso contraído ante si mismo, la familia y la sociedad.

Sin embargo, vamos a especificar, con mayor precisión, los valores que debemos impartir como educadores; entre ellos tenemos:

1) Desarrollar el sentido de responsabilidad. Organización, puntualidad, empeño por hacer bien las cosas, son actitudes positivas.

2) Incrementar la autoestima, cuidar de nosotros mismos. Practiquemos las virtudes de aceptación, valoración y disciplina con uno mismo.

3) Respetar a las personas mayores: lo hemos vivido casi como una imposición "por ser el padre o madre, abuelo o abuela". Cambiemos esa obediencia ciega por el sincero respeto hacia quienes, con una vida de esfuerzos, nos han trasmitido la próspera sociedad que disfrutamos.

4) Honrar a los educadores: volver a revestirles de la dignidad y respeto que su profesión merece y aceptar su autoridad. Es imprescindible.

5) Simpatía hacia los débiles que nos rodean.

6) Aprender a escuchar y ponernos en el lugar de con quienes dialogamos.

7) Aprender a perder, a fallar, a asumir el fracaso como proceso básico de todo aprendizaje de crecimiento personal.

8) Respeto a los bienes y servicios públicos. Protegerlo, como nuestro el patrimonio común.

En resumen.

Los dictámenes morales son esenciales, y como parte de nuestra historia evolutiva, funcionan para asistirnos en adaptar a los rigores de nuestras vidas y en lograr ser flexibles con nosotros mismos y en el trato con los demás.

Ser justos y dignos nos proyectará una imagen envidiable, como miembros especiales de todo grupo al que pertenezcamos.

Bibliográfica consultada

(1) BARRAZA CUELLAR, Armando: "Enseñanza-aprendizaje", disponible en: http://www.monografias.com; (2) BAXTER PÉREZ, Esther: "La Formación de valores: una tarea pedagógica". La Habana-Cuba. 1989. Ed. Pueblo y Educación;

(3) CABRERA ALBERT, Juan Silvio: "El Estudio de los estilos de aprendizaje desde una perspectiva vigostkiana: Una aproximación conceptual". La Habana-Cuba. Instituto de Investigaciones de la Universidad de La Habana.

(4) CASTRO RUZ, Fidel: "La Educación en la revolución". La Habana 1974. Instituto cubano del libro;

(5) CHACÓN ARTEAGA, Nancy: "Dimensión ética de la Educación cubana". La Habana-Cuba. 2002. Ed. Pueblo y Educación;

(6) FERMOSO, Paciano: "El proceso de Educación". 1989.

(7) GÓMEZ GUTIÉRREZ, Luis Ignacio: "El Desarrollo de Educación en Cuba". La Habana-Cuba. 2003. Conferencia especial en el Congreso Pedagogía;

(8) GMURMAN, U. E: "Fundamento generales de la pedagogía". La Habana-Cuba. 1967. Ed. Pueblo y Educación;

(9) LAROCCA, Félix E. F.: "Adolescencia: Quo vadis"*(, disponible en: http://www.monografias.com ([email protected]);

(10) ORCHEMIKA, Irina "La formación del ciudadano". La Habana-Cuba. 1984. IPLC. Ed. Pueblo y Educación;

(11) PACHECO SERRADÉ: "Sistema Cruzado: Una buena opción para enseñar a aprender"; disponible en: https://www.edu.red;

(12) PETROSKI A. V: "Teoría psicológica del colectivo". La Habana-Cuba. 1986. Ed. Ciencias Sociales;

(13) RUIZ CALLEJA, José Manuel: "Universidad para todos: Curso de Ética y Sociedad". La Habana-Cuba. 2005. Ed. Juventud Rebelde.

edu.red

A mis hijos: Eduardo Wenceslao

y Luis Ernesto Navarrete; mis adorados hijos;

que en cuyas sonrisas

se inspiró Dios para crear la vida;…

 

 

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando*

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