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La relación de la política y la economía en las etapas de construcción del Socialismo en Cuba (página 2)


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Capítulo 1. La política económica como fundamento de la estrategia de desarrollo

  1. Epígrafe 1.1 La política económica. Aspectos teóricos y metodológicos

La política económica de un país determinado es expresión concentrada del carácter de las relaciones de producción el modo de producción de que se trata y se define para un período de tiempo dado atendiendo a las condiciones históricas concretas del desarrollo económico y social. Ella establece la meta a alcanzar, el marco de acción y los modos de actuación para su consecución con un balance dado de recursos materiales, financieros y humanos.

De manera que la política económica sintetiza y orienta al desarrollo económico social y constituye la forma de realización de la Ley económica fundamental del sistema a través de una determinada estrategia concretada en programas de desarrollo y sus correspondientes planes de acción.

Atendiendo a lo anterior, la Economía Política; en tanto que es la ciencia de las leyes económicas fundamenta la política económica y establece las direcciones para su elaboración, evaluación y control.

Al mismo tiempo la política Económica constituye el fundamento y razón de ser de la estrategia de desarrollo en las diferentes etapas de realización de los objetivos estratégicos implícitos en su formulación.

De manera que la relación entre la Economía Política y la Política Económica se expresa en que esta última se deriva de la primera. Pues la Economía Política es la ciencia que trata del desarrollo de las relaciones sociales de producción. Estudia las leyes económicas que rigen la producción, la distribución, el cambio y el consumo de los bienes materiales en la sociedad humana, en los diversos estadios de su desarrollo. Por su parte la política económica es el sistema de medidas económicas que el Estado aplica en interés de las clases dominantes que influye sobre muchos aspectos del desarrollo de la sociedad y, ante todo, sobre sus fuerzas productivas. El carácter, la orientación social y la extensión de la influencia que ejerce la política económica son totalmente determinados por el régimen político-social, por las leyes objetivas de su desarrollo.

El economista analiza la actividad político-económica como actos de racionalidad. La especificidad de la política económica, reside precisamente en la aplicación o extensión del enfoque económico del comportamiento humano a la toma de decisiones de las autoridades económicas.

Es por ello que la formulación de la política económica se interpreta, consecuentemente, como el resultado de la previa resolución de ejercicios de optimización por parte de las autoridades económicas.

Para ello, se recurre al concepto de modelo de política económica para expresar formalmente la lógica de la política económica. Además, la lógica de la política económica queda condensada, por tanto, en la estructura de un problema de optimización condicionada. Esta estructura ha ido ganando complejidad con los avances experimentados por la teoría de la política económica. Así, desde las primeras aportaciones de los años 50, en las que ni siquiera se explicaba la función objetivo del problema, se pasó en la década de los 80 a una estructura propia de un juego dinámico en el que tanto el gobierno como los agentes privados resuelven ejercicios de optimización dinámica estocástica. En la política económica se sintetizan un conjunto de medidas que en el orden económico, político y social se adoptan por el Estado, para el logro de los fines planteados por la sociedad en un período determinado.

El Estado, al concretar en una política económica las direcciones fundamentales del desarrollo económico, requiere de los mecanismos que permitan la implantación práctica de esa política. La respuesta que da el Estado a los requerimientos de la acción de las leyes económicas, mediante medidas sociales, económicas y administrativas basadas en el conocimiento y en la adecuada interpretación de dichas leyes, mediante las cuales se dirige la actividad económica de la sociedad, es el Sistema de Dirección e la Economía, a través el cual se realiza la planificación, organización, gestión y control de las actividades económicas.

Resulta así muy importante la unidad dialéctica de la estrategia para el desarrollo de la política económica y el funcionamiento de la economía.

Se plantea entonces que la política económica se concreta en la formulación de estrategias para conducir la economía de los países mediante la utilización de ciertas herramientas para obtener unos fines o resultados económicos específicos. Las herramientas utilizadas se relacionan con las políticas fiscal, monetaria, cambiaria, de precios, de sector externo, etc.

Dentro de la política económica se destacan las políticas de índole micro y macroeconómico que pueden estar dirigidas a un sector, a una industria, a un producto o a varias áreas de la actividad económica.

Una política microeconómica puede ser la nacionalización o la privatización de los ferrocarriles, la prohibición de exportar cuero o el cierre de las tiendas los domingos. También forman parte de la política microeconómica la regulación del mercado de trabajo (como, por ejemplo, obligar a que se establezca igualdad salarial entre sexos), el equilibrio entre la producción y venta de ciertos productos, como por ejemplo las medicinas, o la ordenación de distintas actividades, como el depósito de dinero en los bancos.

Algunas políticas microeconómicas pretenden reglamentar el funcionamiento de la economía, otras van encaminadas a favorecer a ciertos sectores o actividades específicas. Existen fuertes vínculos entre las distintas políticas sociales, en especial las que afectan a la educación o a la sanidad pública, que pretenden mejorar la salud, el nivel educativo y la productividad de las personas. En general, las políticas microeconómicas crean el marco legal en el que deben operar los distintos mercados, porque de lo contrario las fuerzas de la competencia generarían graves injusticias de tipo social.

El alcance de las políticas macroeconómicas depende del sistema económico existente, del marco legal del país y del tipo de instituciones. El sistema puede ser capitalista o de orientación socialista, puede tratarse de una economía de libre mercado o una economía planificada, preindustrial o industrializada. También existen importantes discrepancias entre los economistas sobre el grado de intervención del gobierno. Algunos defienden la política del laissez-faire ("dejad hacer") y confían en el buen funcionamiento de las fuerzas del mercado al destacar la mala gestión del sector público. Otros consideran que el gobierno puede cubrir las deficiencias del mercado. Para éstos, la política económica debe eliminar las fluctuaciones, reducir el desempleo, fomentar un rápido crecimiento económico, mejorar la calidad y el potencial productivo, reducir el poder monopolístico de las grandes empresas y proteger el medio ambiente. Cuanto más evidente se hace que los mercados tienen efectos positivos y negativos sobre la economía, mayor es la presión para que los gobiernos actúen mediante una política económica que corrija las deficiencias de los mercados.

Sin embargo, la política económica puede resultar contraproducente si el diagnóstico de los problemas económicos es erróneo o si el diseño de la política que se aplica no es el adecuado para el problema que se pretende resolver.

La política macroeconómica más importante es la que intenta fijar la demanda, al actuar sobre la presión que se deriva de los recursos de la comunidad; ejerce el control del poder adquisitivo y, por tanto, de la demanda, que por lo general se regula mediante la política monetaria y medidas fiscales. Desde el punto de vista monetarista se controlan los tipos de interés que cobran los bancos y la cantidad de crédito que pueden conceder; también se regula la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero en circulación. En algunos casos estas acciones se complementan restringiendo las condiciones de las compras a plazos, alargando o reduciendo los plazos de amortización. Desde el punto de vista fiscal, el gobierno puede variar su sistema impositivo o la cantidad de impuestos que cobra para favorecer unas actividades y frenar otras, ya sean los gastos de consumo o el nivel de inversión. O también puede reducir (o aumentar) su propio nivel de gastos con el fin, de nuevo, de variar el nivel de demanda.

Con todas estas medidas el gobierno modifica la estructura del mercado, al cambiar el funcionamiento del mismo sin regular sus fuerzas. El gobierno puede intervenir directamente regulando el nivel de demanda efectiva mediante el racionamiento, la concesión de licencias o limitando el nivel de consumo; puede también regular el proceso productivo promulgando distintas leyes, obligando a los empresarios a atender ciertas reivindicaciones de los trabajadores, regulando los requisitos que deben cumplir los productos destinados al consumo, o productos finales, o controlando los acuerdos entre distintas empresas.

Estas intervenciones pueden influir en toda la actividad económica, como cuando se limita la duración de la jornada laboral, o pueden influir en una única industria o actividad, en cuyo caso se trataría de una política microeconómica y no macroeconómica.

Aunque casi toda la política económica la diseña el gobierno, algunos aspectos dependen de otras instituciones. Por ejemplo, la estabilidad de precios y el control de la oferta monetaria son dos tipos de medidas que dependen de la autoridad monetaria, es decir, del banco central. Además, el éxito que tenga la política económica no es algo que dependa únicamente de la acción del gobierno, sino que depende en gran medida de las reacciones de los agentes económicos, de su comportamiento y de la confianza que tengan en la administración, algo que el gobierno mismo no puede controlar, y menos a corto plazo.

El impacto de la política económica también depende de la calificación y del nivel de conocimiento de las personas que propongan las distintas medidas. Puesto que el diseño e implementación de la política económica depende del trabajo de muchas personas, ministerios e instituciones, es imprescindible que exista una buena coordinación entre ellos.

Es de vital importancia la intervención del Estado, que se puede dar de muchas formas, sin embargo, fundamentalmente, tiene el propósito de modificar u orientar el comportamiento de los sujetos económicos con determinados objetivos predeterminados a través de incentivos, estímulos, beneficios tributarios, etc., o de prohibir o limitar las acciones de estos sujetos. Aunque en algunas ocasiones los objetivos buscados, al ser muchos, pueden ser contradictorios, debe existir una coordinación e integración entre las diferentes políticas, de tal forma que se produzcan los resultados esperados.

Los resultados buscados pueden ser a largo y a corto plazo. Las medidas de largo plazo buscan otros tipos de finalidades, las cuales pueden afectar la estructura económica de un país, por lo tanto, son medidas estructurales Los fines de corto plazo buscan enfrentar una situación actual; es decir, una coyuntura económica actual, por lo tanto, las medidas son coyunturales. Las medidas de corto plazo buscan enfrentar temas como la disminución del desempleo, la inflación, etc., mientras que las medidas de largo plazo pueden ser, por ejemplo: incentivar el desarrollo de un sector específico de la economía (agricultura, industria, etc.), buscar una mejor distribución del ingreso, etc., todos ellos procesos que llevan tiempo para desarrollarse y que, en general, buscan el bienestar de los habitantes del país.

Los objetivos que se llevan a cabo con la política económica dependen del nivel de desarrollo económico y social, además de los recursos disponibles y los objetivos del desarrollo económico y social definidos para largo, mediano y corto plazo, dichos objetivos se exponen a continuación:

  • Eficacia productiva. El Estado debe incentivar el crecimiento económico promoviendo el aumento de la producción que, además de crear empleo, permitirá mayores niveles de consumo y bienestar. En el mismo sentido deberá complementar la producción ya que hay cierto tipo de bienes que no son ofrecidos en cantidad suficiente por la iniciativa privada, y que, sin embargo tienen un gran impacto en el crecimiento del bienestar del pueblo.
  • Equidad distributiva. En otras palabras, redistribuir la producción y la renta. El libre juego del mercado tiende a provocar desigualdades económicas entre individuos, entre regiones, entre sectores productivos. La intervención del Estado puede corregir esas desigualdades.
  • Estabilidad. Procurar la estabilidad del sistema económico implica oponerse a los procesos inflacionistas y a los cambios cíclicos que provocan bruscas alteraciones en la producción y el empleo.
  • Sostenibilidad. Que las actividades económicas y las rentas obtenidas por las generaciones presentes no pongan en peligro a las generaciones futuras. La sostenibilidad puede ser entendida como equidad intergeneracional.

El problema radica en que a algunos de esos objetivos son complementarios, es decir, se refuerzan mutuamente, mientras que otros son contradictorios de forma que la búsqueda de uno dificulta la consecución de otro. Por ejemplo, algunas medidas destinadas al aumento de la producción y el empleo pueden provocar en ciertas circunstancias inflación e inestabilidad económica. Para la consecución de esos objetivos el Estado dispone, entre otros, de tres tipos de instrumentos:

  1. Su potestad para la reglamentación y la coacción sobre la actividad económica.
  2. Los instrumentos monetarios que incluyen su capacidad para establecer la cantidad de dinero en circulación
  3. Los tipos de interés; y los instrumentos fiscales, los ingresos y los gastos públicos.
  1. Epígrafe 1.2 La política económica y la estrategia de desarrollo.

La estrategia de desarrollo, se define como el establecimiento de medidas gubernamentales y supranacionales que modifican las relaciones socioeconómicas y científico-técnicas del país respecto a sus componentes internos y aquellos que conforman la economía mundial, distribuyendo los recursos entre las principales industrias, territorios y la población. Esta noción establece vínculos entre lo local, lo nacional, lo regional y lo global, en lo concerniente a estructuras de producción y políticas que conectan un país a la sociedad global, y a decisiones que toman en consideración aspectos ecológicos, culturales, étnicos, políticos, éticos y en general de dimensión social. A su vez, la estrategia de desarrollo encierra determinadas cuestiones que se hace necesario analizar.

Primeramente la estrategia de desarrollo, al incidir sobre el desenvolvimiento de toda la sociedad en su conjunto, rebasa los ámbitos puramente económicos y trasciende al campo de lo político y lo social. Es por ello que para su elaboración, resulta responsabilidad de todos los agentes inmersos en el proceso.

En segundo lugar, la elaboración de la estrategia de desarrollo económico es una de las tareas económicas fundamentales del Estado, que la plasma en la política económica. Esta representa la forma concreta que la estrategia adopta en la práctica.

Esto implica la determinación de un programa de acción y vías de solución a los problemas del desarrollo, lo cual incluye transformaciones en la base técnico-material en correspondencia con las demandas del progreso social. El resultado de una estrategia así definida daría lugar a un concepto de desarrollo entendido como un proceso continuo, dinámico e integral, cuantitativa y cualitativamente balanceado con parámetros auto sostenidos en los componentes económicos, políticos, culturales, étnicos, ecológicos, basados en una ética que permita garantizar las necesidades de la biosfera y en lo humano satisfacer de manera creciente las demandas materiales y espirituales de la sociedad.

La estrategia para el desarrollo provee a la planificación como elemento esencial del sistema de dirección económica, de objetivos fundamentales y duraderos, a partir de los cuales se elaboran los planes quinquenales y anuales. La estrategia sólo puede ser establecida una vez que se hayan determinado los objetivos a alcanzar. Los objetivos nacionales y el poder nacional son así los elementos esenciales de la estrategia nacional. Una vez que los objetivos nacionales han sido fijados, todos los aspectos de los problemas con los que se enfrenta la nación deben ser analizados con profundidad, tras lo cual se realizarán evaluaciones precisas del carácter, magnitud y posibilidades de los distintos elementos de los que dispone el poder nacional. Es entonces cuando se estiman las posibles líneas de acción, que utilizan los elementos del poder nacional en distintas combinaciones, para desarrollar la mejor estrategia nacional posible, tomando en consideración la oposición que puede encontrarse a medida que vaya desarrollándose la estrategia. Por esta razón deberían plantearse opciones que proporcionaran alternativas en caso de posibles contingencias.

Es necesario agregar que la estrategia de desarrollo requiere de una política económica, que define los rasgos esenciales del sistema de dirección de la economía, el cual determina mediante las condiciones por él creadas, los elementos básicos que permiten formular científicamente la estrategia de desarrollo, esto se denomina como la relación entre ambas categorías.

Así mismo, la diferencia está dada porque la estrategia de desarrollo prevé los objetivos, los medios y las vías para el desarrollo de la sociedad, mientras que el sistema de dirección a partir de la interpretación de las leyes económicas objetivas que informa la política económica, determina los mecanismos, las formas de movimiento que deben adoptar los elementos del sistema económicos para alcanzar esos objetivos.

Las premisas fundamentales que deben darse para la elaboración de una estrategia de desarrollo económico acertada son en esencia, contar con la base estadística suficiente que permita una

evaluación del nivel de desarrollo económico alcanzado y un pronóstico del nivel de desarrollo a alcanzar.

Existen además un conjunto de limitaciones objetivas al desarrollo de los procesos de dirección conciente y centralizada de la sociedad, que incluyen la formulación misma de una estrategia de desarrollo científicamente fundamentada.

Para la implementación de una estrategia de desarrollo puede apreciarse cómo de la valoración de las condiciones económicas existentes en el momento de su elaboración y de la disponibilidad de medios y vías para alcanzar un determinado nivel de desarrollo, así como las consideraciones de orden económico, político y social a tener en cuenta en el horizonte de planificación implantada, se desprenden los objetivos posibles a cumplimentar.

En el caso de la economía de transición al Socialismo, la política y la estrategia de desarrollo económico y social se orientan al objetivo supremo de la construcción socialista definiendo en cada etapa las cuotas a alcanzar y las acciones a desarrollar en la realización de las regularidades que conducen a la formación de la nueva base económica y su correspondiente superestructura.

Dichos objetivos pueden definirse en dos grupos fundamentales, los objetivos generales a largo plazo y los objetivos específicos a corto plazo.

Los objetivos generales a largo plazo están condicionados por el objetivo fundamental de la producción socialista; que plantea asegurar la elevación del nivel de vida a todos los miembros de la sociedad por medio de la producción social, garantizando el libre y complejo desarrollo y ejercicios de sus capacidades físicas y espirituales.

Por su parte, en la elaboración de la estrategia de desarrollo la precisión de los objetivos específicos a corto plazo constituye la forma concreta de realización de los objetivos planteados a largo plazo y se subordinan a ellos.

Si se considera la estrategia de desarrollo en su dinámica, surge entonces el problema de cómo determinar la combinación de las acciones económicas políticas y sociales que permiten el logro más eficiente de los objetivos planteados.

De todo lo anterior se desprende que la política económica se lleve a la práctica mediante una estrategia acertada, la cual depende a su vez de la interpretación precisa de la acción de las leyes económicas objetivas y su adecuada utilización, lo que excluye todo tipo de voluntarismo.

La experiencia indica lo compleja que resultan las condiciones económicas, políticas y sociales dadas en toda sociedad, para lograr el vínculo entre la formulación de la política económica y su correcta implementación en las estrategias de desarrollo económico.

Otro elemento a considerar es la táctica, que consiste en distribuir y dirigir las fuerzas para la consecución de un objetivo limitado o un fin inmediato, a diferencia de la estrategia, cuyo arte es el empleo de todos los elementos del poder de una nación o naciones para conseguir sus objetivos. La táctica se basa en el tamaño, la composición y cualidades con que cuenta el Estado, el cual buscará tácticas que le ofrezcan la oportunidad óptima para dar cumplimiento a la estrategia de desarrollo. A su vez, debe adaptarse a las condiciones específicas por las que trasciende la sociedad. En la determinación de las tácticas intervienen importantes elementos tales como la logística y la información estadística disponible con que cuenta el Estado para llevar a cabo la estrategia de desarrollo y el cumplimiento de la política económica.

Debemos agregar, después del análisis realizado que para la implementación de una estrategia de desarrollo con resultados positivos, es necesario haber trazado una política económica acertada, capaz de cumplir con los objetivos propuestos por los agentes e instituciones inmersas en el desarrollo de la sociedad de forma económica, política y social. Pues como se ha demostrado, la política económica es el fundamento de una estrategia de desarrollo, en dependencia de ésta dependerán la estrategia de desarrollo y las tácticas a utilizar.

Capítulo 2. Estrategias de desarrollo económico en las diferentes etapas de la transición al Socialismo en Cuba.

  1. Epígrafe 2.1 1959-1960. Política económica en la primera etapa de la Revolución.

Con el triunfo de la Revolución, el 1ro de enero de 1959, se abren por primera vez perspectivas reales para desarrollar una política económica independiente. Sin embargo las condiciones económicas existentes en enero de 1959, para la formulación de tal política eran complejas.

Después del 1ro de enero el poder político en Cuba pasó a manos de una alianza de masas populares, donde el papel dominante lo tienen los intereses de la clase obrera y de los campesinos trabajadores, representados por el Ejército Rebelde y su dirección revolucionaria. Es precisamente esta alianza la que permitió el éxito de todas las transformaciones económico- sociales llevadas a cabo en esta etapa. Además le permitió al gobierno revolucionario obtener el poder económico que en estos momentos se encontraba en manos de la clase económicamente dominante.

Cuba heredó del Capitalismo una estructura económica deformada, de base agropecuaria atrasada, con un desarrollo industrial escaso y concentrado principalmente en la industria azucarera. Las condiciones heredadas por la revolución en 1959 se exponen por Carlos Rafael Rodríguez, al puntualizar los siete caracteres de la economía cubana en 1960:

  • Poseíamos una economía agraria y por consiguiente subalterna, retrasada.
  • Economía agraria retrasada en lo social y en lo económico, porque era una economía latifundista.
  • El empleo y el subempleo, uno de los hechos más graves de la economía cubana.
  • La economía cubana era una economía abierta que dependía de la importación y la exportación sobre la base de la estructura impuesta.
  • País monoexportador y monoproductor.
  • Unilateralidad de las relaciones comerciales, puesto que dependía de más del 60% de las exportaciones a EE.UU., y las importaciones que habían llegado a ser del 75 al 80%.
  • Los puntos clave de la economía nacional estaban en manos extranjeras.

De lo anterior se desprende que la política económica de la Revolución se oriente a reorganizar y desarrollar la economía en aras de superar su deformación estructural, a desarrollar la industria nacional, a diversificar e incrementar la producción agropecuaria, los rubros exportables, a sustituir importaciones, y a elevar progresivamente el nivel de vida del pueblo.

Dadas las condiciones de la economía cubana, la esencia de las transformaciones económicas más importantes de esta etapa estuvo dada así por la necesidad de romper la estructura agraria caduca del país como eslabón fundamental que determinaba la condición de atraso y miseria del pueblo y, junto a ello por la necesidad de romper la dominación del imperialismo norteamericano que asfixiaba la economía en general y en lo particular la agricultura, mediante el latifundio azucarero.

A propiciar el cumplimiento de estos objetivos estuvo enmarcada la aprobación de la Ley de Reforma Agraria el 17 de mayo de 1959, constituyendo en si la transformación más radical e importante de esta etapa.

Las consecuencias de esta Ley fueron múltiples y significativas: se eliminó la propiedad latifundista, y se distribuyó aproximadamente el 67% de las tierras del país a favor de los pequeños campesinos y el Estado. Se creó el sector estatal en la agricultura que pasó a controlar alrededor del 40% de las tierras, se liberó al campesino del pago de rentas y de la explotación de intermediarios y usureros; se crearon las bases para formas superiores de producción agrícola y se contribuyó además a la eliminación del desempleo en el campo produciéndose una redistribución significativa de los ingresos del país.

Además de esta situación económica, resultaba necesario tomar en consideración la difícil situación social del país. A partir de estas condiciones se hacía necesario formular una estrategia de desarrollo económico del país, sin embargo, las premisas esenciales para ello no lograron darse en esta etapa.

Primeramente era necesario que el Estado cubano efectuara las transformaciones socioeconómicas indispensables y controlara los medios de producción fundamentales para iniciar el desarrollo económico.

Desde principios de 1959, el Gobierno Revolucionario inició el proceso de confiscaciones de las propiedades de los malversadores públicos. Sin embargo la propiedad estatal sobre los medios de producción no alcanza un volumen significativo hasta el tercer trimestre de 1960 en que se efectúa el grueso de las nacionalizaciones de mayor importancia en este sentido.

Se aprecia entonces que no existían las condiciones favorables en lo interno para la elaboración de una estrategia para el desarrollo económico, condiciones que comprenden

"la ruptura de las relaciones de explotación de unas clases sociales por otras y el rescate de las riquezas naturales y recursos básicos del patrimonio nacional"

Lo anterior explica que a pesar de hacerse necesario planificar el desarrollo de la economía cubana, no existían las condiciones para este fin, ya que el carácter de las relaciones de producción no hacía posible el logro de este propósito.

Además de la ausencia de condiciones internas para una planificación de la economía, tampoco se contaba con las condiciones externas favorables para el desarrollo económico. Esto quiere decir que Cuba no podía "disponer de colaboración en términos de recursos financieros, tecnológicos y su capacidad de utilización, posibilidades de intercambio equitativo de valores y cooperación e integración económica entre países afines".

Hacia 1960 la ayuda externa de los países de la URSS comenzó a concretarse, a pesar de ello esta tuvo que dirigirse necesariamente a evitar la destrucción de la Revolución en las ramas económica y militar ante las agresiones continuas de los EE.UU.

Otro factor que influye de forma negativa en la elaboración de una estrategia de desarrollo en Cuba lo es la lucha de clases que se lleva a cabo entre 1959 y 1960.

A partir de las transformaciones realizadas con la Ley de Reforma Agraria de mayo de 1959, se desencadena un agudo enfrentamiento de las clases trabajadoras con la burguesía nacional y extranjera en pocos meses. Ello trajo aparejado la desarticulación del sistema de dirección económica capitalista imperante en nuestro país hasta entonces, sin que fuese posible sustituirlo de inmediato por un nuevo sistema orientado a la edificación socialista.

De este modo, las posibilidades para la formulación de una estrategia de desarrollo económico para el país eran imposibles determinarlas en medio de este proceso de convulsas luchas sociales y transformaciones socioeconómicas.

Otro elemento importante a considerar es que la experiencia práctica demostró que nuestro país no contaba con la base estadística suficiente que permitiera obtener una evaluación económica acertada del desarrollo económico alcanzado y un pronóstico del nivel de desarrollo a alcanzar, así como existía un personal suficiente con la calificación adecuada para analizar las perspectivas económicas de desarrollo de la nación.

Si bien no se puede hablar de una estrategia de desarrollo económico entre 1959 y 1960, existieron criterios definidos de la orientación a seguir para alcanzar el desarrollo económico del país a más largo plazo, que deben examinarse detenidamente.

Para la elaboración de una posible estrategia de desarrollo de desarrollo económico después del triunfo de la Revolución se siguieron las ideas expuestas en el alegato "La Historia me absolverá", donde se resumieron los problemas fundamentales a resolver en un programa de seis puntos:

  • el problema de la tierra
  • el problema de la industrialización
  • el problema de la vivienda.
  • el problema del desempleo.
  • el problema de la educación
  • el problema de la salud.

De tal forma, el Programa del Moncada sería la base fundamental para la elaboración de la política económica que se aplicaría en la primera etapa de la Revolución. En el mismo se recogían los grandes objetivos económicos de la Revolución entre 1959 y 1960: dar una solución permanente al problema de la tierra, que era el obstáculo inmediato a resolver para salir del subdesarrollo. Luego del 1ro de enero de 1959 no existiría de forma inmediata un documento programático oficial contentivo de la estrategia de desarrollo económico del país.

Al asumir Fidel Castro el cargo de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, planteó lo que podría calificarse entonces de esbozo de un programa de desarrollo económico. En el mismo se planteaban los aspectos mencionados anteriormente en el Programa del Moncada, pero de forma más ampliada:

  • la reforma agraria, una ley más amplia que la de la Sierra Maestra, que resuelva el problema de los campesinos que no tienen tierras.
  • Inversión de 1 000 millones de pesos en 5 años para dar solución al problema de la vivienda a través del INAV.
  • Invertir 2 000 millones en industria.
  • Crear la marina mercante.
  • Desarrollar una campaña para consumir productos cubanos.
  • Crear nuevos empleos.
  • Elevar el nivel de vida del pueblo.

Esta política mostraba ya trascendentales cambios estructurales en la economía del país. El cumplimiento de estos objetivos fue plateado con un gran tacto político, procurando la mayor unidad posible entre todas las fuerzas que apoyaban la Revolución, y al menos una posición neutral de aquellas que ya le eran potencialmente hostiles.

También en 1959 se procuró por parte del Gobierno Revolucionario tener asesoría técnica para la elaboración de un programa de desarrollo económico más integral. En este sentido jugó un importante papel un grupo de expertos de la CEPAL que hicieron importantes estudios ramales y globales de la economía cubana.

El estudio realizado por la CEPAL ayudó a precisar la estrategia de desarrollo que se aplicaría años después.

De tal forma, la política económica de esta etapa encuentra su base en el Programa del Mocada expuesto en el alegato La historia me absolverá, que fue ampliado por el compañero Fidel Castro Ruz con posterioridad, donde plantea un programa con el mínimo da transformaciones correspondientes a la fase nacional liberadora de la Revolución, elemento indispensable para llevar a cabo una estrategia de desarrollo económico y social del país.

Al enfocarse la estructura agraria caduca como el principal elemento deformante de la economía cubana y plantearse su eliminación mediante una reforma agraria, se suponía un cambio radical en el carácter de las relaciones de propiedad en la agricultura cubana, a la vez que se enfrentaba la lucha antiimperialista al atacar los intereses de EE.UU. como grandes latifundistas del país.

A su vez, la industrialización conlleva un proceso de desarrollo capaz de provocar una sustitución significativa de las importaciones de múltiples medios de producción y bienes de consumo. La solución a estos dos grandes problemas aseguraba la creación de fuentes de trabajo, capaces de absorber el enorme volumen de desempleo estructural y estacional existentes en el país a finales de los años 50. Aparejado a ello debía brindarse atención prioritaria a los problemas de la vivienda, la educación y la salud pública, que sería el complemento social necesario a este programa de transformaciones.

Al valorar la política económica aplicada en estos años encontramos los primeros elementos de una posible estrategia para el desarrollo económico del país.

En síntesis, muchas de las ideas contenidas en la política económica aplicada durante los dos primeros de la Revolución constituyeron antecedentes inmediatos de los proyectos de planificación que comenzarían a elaborarse a partir del último trimestre de 1960, dándole cierta continuidad a la política económica del Gobierno Revolucionario entre 1959 y 1963.

  1. 2.2 La estrategia de la creación de la Base Técnico Material del Socialismo en Cuba en el período 1959-1975.

La construcción de una sociedad orientada a la edificación socialista no solo presupone la abolición de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción y su socialización, sino también un determinado empleo práctico de los mismos y una determinada organización del desarrollo de la producción social. Esto constituye una condición indispensable para el advenimiento de la sociedad socialista y su ulterior perfeccionamiento, así como para la elevación incesante del bienestar popular.

Sólo la gran producción maquinizada de todas las ramas de la economía nacional (incluyendo la agricultura) que sirve de imprescindible condición del rápido desarrollo de la productividad de trabajo, de la satisfacción cada vez más plena de las crecientes demandas sociales e individuales de los trabajadores, puede constituir la base material de la sociedad orientada a la edificación del Socialismo. Es así que reviste una gran importancia la gran industria que abastece a todas las ramas de la economía nacional con maquinas y equipos necesarios, que emplea recursos naturales del país en beneficio de la sociedad y que confecciona tipos artificiales de materias primas y demás materiales.

La industria representa la principal esfera de actividad de la sociedad. El desarrollo de la industria implica el aumento del número y el grado de organización de la clase obrera e incrementa su papel en el desarrollo de la nueva sociedad.

Lenin, con respecto a esto expresó que la base técnico material del Socialismo, no puede ser, sino la gran industria maquinizada, capaz de reorganizar también la agricultura. Lenin subrayó también que la gran industria representa la base de la transición al Socialismo y que desde el punto de vista del estado de las fuerzas productivas, es decir, de los principios del desarrollo social, es la base de la organización económica socialista porque agrupa a los obreros industriales avanzados, a la clase que ejerce la dictadura del proletariado.

La experiencia histórica ha confirmado la existencia de dos vías fundamentales para la creación de la base técnico material del Socialismo de cada país, a partir del nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país que se trate.

En aquellos países en los cuales la Revolución Socialista tiene lugar con un nivel de desarrollo relativamente alto de las fuerzas productivas, con una industria ya desarrollada, la creación de la base técnico material del Socialismo puede tener lugar en el proceso de la socialización, reconstrucción y reorganización socialista de los medios de producción, mediante el perfeccionamiento del aparato productivo heredado, la aplicación intensiva de la técnica más avanzada y la reorganización ramal y regional de la industria.

En los países con un nivel de desarrollo medio o bajo de sus fuerzas productivas, el proceso de creación de la base técnico material significa la industrialización socialista, la cual consistía en esencia en el crecimiento acelerado de la economía nacional, a partir del desarrollo de la gran industria socialista y de la aplicación masiva de la técnica de vanguardia en todas las ramas de la economía.

En las condiciones existentes en Cuba, la creación de la base técnico material del Socialismo devendría un proceso de desarrollo en el que desde los primeros momentos se ofrecerían soluciones integrales a los problemas económicos y sociales, que bajo el subdesarrollo se entrelazan indisolublemente.

Se formularía así un concepto de desarrollo entendido como un proceso dinámico de crecimiento balanceado y auto sostenido de la economía, que asegure las transformaciones de la estructura económica y social, capaces de garantizar la satisfacción creciente y estable de las necesidades materiales y espirituales de la colectividad.

El objetivo esencial de la creación de la base técnico – material del Socialismo no es otro que armonizar el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas con el nuevo carácter en formación del sujeto de dichas relaciones.

El desarrollo y el perfeccionamiento de la base técnico material del Socialismo están orgánicamente ligados con la principal fuerza productiva de la sociedad, los trabajadores.

Los trabajadores son en definitiva los creadores de la base técnico material del Socialismo. De sus fuerzas laborales y su calificaron depende la eficacia de la creación y del empleo de la base técnica y material en el proceso de la producción social.

Las tareas practicas de la creación de la base técnico material del Socialismo, las vías para la solución de dichas tareas no son iguales en todos los países. Depende, ante todo, del nivel de desarrollo económico, científico y técnico que haya sido heredado del viejo régimen, así como de la situación interna e internacional en medio de la cual se desarrolla dicho proceso.

La Cuba revolucionaria heredo una base técnica material subdesarrollada y deformada. En el país predominaba el monocultivo, al cual estaba vinculada la producción azucarera, las principales posiciones en la economía fueron ocupadas por el capital extranjero.

El país prácticamente carecía de las ramas más importantes de la producción contemporánea, tales como la construcción de maquinarias, las de procesamiento de metales, industria química. También existía en el país una base de materias primas y energética poco desarrollada. Paralelo a la existencia de la moderna industria en ramas como la producción de azúcar y níquel, predominaban también de forma aislada pequeñas empresas técnicamente mal equipadas como las de la industria alimenticia, la ligera y de otras ramas.

En síntesis, la culminación exitosa del proceso de creación planificada de la base técnico – material del Socialismo puede decirse que depende en buena medida de la elaboración bien fundamentada de una estrategia de desarrollo económico encaminada a la industrialización socialista y la integración proporcional de la estructura económica que asegure el desarrollo social sostenido y dinámico.

Como ya se ha señalado, durante la etapa democrático-popular, agraria y antiimperialista de la Revolución fue imposible elaborar una estrategia de desarrollo del país.

Luego de las nacionalizaciones llevadas a cabo en octubre de 1960, el Estado concentró en sus manos la porción más significativa de los medios de producción de la economía del país. En estas nuevas condiciones, las propias relaciones de producción que comienzan a desarrollarse a finales de 1960, demandaban objetivamente planificar el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, el surgimiento de las premisas para la planificación no significa que esta se inicie de inmediato con el nivel de desarrollo adecuado para cubrir todos los aspectos de la actividad económica estatal y así se confecciona un plan coordinado de todos los eslabones y elementos de la producción social.

Es necesario examinar la situación que presentaba la organización estatal cubana para ese entonces, y cómo la misma coadyuvó o no al establecimiento de las premias necesarias para el trabajo de planificación, en general, y a la confección de una estrategia de desarrollo económico, en particular.

En febrero de 1961 se llevan a cabo los primeros cambios que dan lugar al surgimiento de un nuevo aparato estatal, capaz de acometer las tareas que correspondían a la dictadura del proletariado. Primeramente se crea el Ministerio de Industrias y con la desaparición del antiguo Ministerio de Comercio se crean además los Ministerios de Comercio Interior y Exterior, fundiéndose con este último el Banco para el Comercio Exterior de Cuba.

De igual forma comenzaron a formarse a nivel provincial y municipal, las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI), que constituirían el germen de los órganos de gobierno local a estos niveles. Junto a estos órganos permanecían funcionando en la esfera de la dirección global de los problemas económicos, el Ministerio de Hacienda, reestructurado en 1960 y en 1961 el Banco Nacional de Cuba, para el cual se dictó una nueva Ley Orgánica, así como la Junta Central de Planificación, reestructurada en octubre de 1960.

Se disolvió además el antiguo Ministerio de Agricultura, pasando sus funciones al INRA. Sin embargo, los cambios estructurales y organizativos planteados por sí solos no pudieron salvar a corto plazo los serios obstáculos que se presentaban para el trabajo de planificación.

Es necesario destacar la escasez de cuadros calificados y con la experiencia necesaria para esta tarea. A diferencia de América Latina, nuestro país no poseía en 1959 una larga tradición en los estudios económicos. Solo la rama contable había tenido un relativo desarrollo en los años 40.

En los 50 había comenzado la formación de economistas en la Universidad de Villanueva y en la Universidad de Oriente, pero los egresados no eran suficientes. También vale apuntar el abandono del país, al calor de las luchas de clases de cientos de técnicos con alguna calificación económica, que venían trabajando en organismos estatales, lo que condujo a la carencia casi total de personas con una preparación económica mínima para las tareas planteadas no sólo en el campo de la planificación, sino incluso en el de la contabilidad.

A pesar de la ayuda recibida por la Unión Soviética y Checoslovaquia, y de varios economistas latinoamericanos, la falta de cuadros económicamente calificados con la experiencia necesaria y en la cuantía suficiente para las exigencias del momento se dejaría sentir inevitablemente como una limitación objetiva en la elaboración de la primera estrategia para el desarrollo.

El país carecía de estadísticas confiables para producir evaluaciones y proyecciones de calidad. A nivel macroeconómico, solo el Banco Nacional de Cuba y el Ministerio de Hacienda venían elaborando algunas estadísticas a partir de la década del 50, las cuales dejaban bastante que desear en cuanto a su precisión y confiabilidad. Además la oposición burguesa desatada a partir de la Reforma Agraria hizo que muchas empresas privadas dejaran de llevar sus libros contables con regularidad, por lo cual en 1961existía un atraso contable de las empresas nacionalizadas.

En general, se daba la situación de que el sistema de dirección económica mediante el cual debía desarrollarse el subsistema de planificación necesario para elaborar la estrategia de desarrollo, en la práctica había que comenzarlo a reestructurar de forma simultánea con esta.

En medio de la compleja situación por la que atravesaba Cuba en 1961, las concepciones acerca del desarrollo que venían esbozándose entre 1959 y 1960 pasan a un primer plano. Se concibió entonces una estrategia para el desarrollo económico del país, que planteaba como objetivo inmediato la transformación de Cuba en un país industrializado a corto plazo, basándose para ello en tres puntos:

  1. La industrialización acelerada del país, a partir del desarrollo de la industria pesada.
  2. La diversificación de la agricultura.
  3. La sustitución creciente de importaciones por producciones nacionales.

Con estas medidas se trataba de reducir el proceso de reproducción de la economía a los ámbitos nacionales en el corto plazo. La adopción de estas decisiones se apoyaba objetivamente en un conjunto de factores que es preciso considerar.

Primeramente, la opinión generalizada acerca del desarrollo económico de Cuba, favorecía la concepción industrialista del desarrollo, en la cual se veía la solución definitiva para romper con la estructura económica agraria atrasada y subdesarrollada del país.

Además la dependencia externa de la economía cubana, puesta de manifiesto agudamente en la balanza de pagos a partir del bloqueo económico de Estados Unidos, evidenciaba la necesidad de lograr la mayor independencia posible en la agricultura y la industria con relación al sector externo, como factores de vital importancia para garantizar el desarrollo económico.

Los elementos señalados con anterioridad ayudan a comprender por qué se definía en 1961 la industrialización como el objetivo inmediato a alcanzar en el desarrollo económico del país, es decir como la vía más efectiva para superar la estructura económica subdesarrollada caracterizada hasta entonces. Para alcanzar este objetivo se precisaba de un financiamiento externo creciente a partir de la expansión de las exportaciones y la ayuda externa.

En segundo lugar, se requería un aumento significativo de la productividad del trabajo, a partir de las condiciones naturales favorables en la agricultura, así como una mayor utilización de las capacidades industriales ociosas, que llegaban en algunos casos hasta el 60% en 1958.

En tercer lugar se contemplaba un crecimiento extensivo de la producción por la vía de la incorporación de una enorme masa de desempleados básicamente a la producción industrial. A corto plazo se suponía que la aplicación de esta estrategia de desarrollo económico permitirá restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda interna de bienes de consumo, a partir de los aumentos de producción previstos. Así mismo se concebía que su aplicación lograra restablecer el equilibrio financiero externo del país a corto plazo.

La estrategia de desarrollo elaborada y el programa concebido para su implementación concebían la posibilidad de modificar significativamente y a corto plazo, la estructura económica del país, en función de convertir a Cuba en un país agro-industrial.

No obstante, la aplicación práctica de esta estrategia estaría matizada por las características de la política económica que se lleva a cabo en esos años.

En este contexto, la política económica aplicada por la Revolución reflejaría la búsqueda de los mecanismos económicos más apropiados. Los primeros planes elaborados en Cuba entre 1961 y 1963 se basaron lógicamente en la experiencia de los países de la URSS. Dichos planes contemplaban importantes avances en cuanto al empleo, la educación, la salud pública y la construcción de viviendas. Sin embargo, al aplicar estas experiencias no se tuvo en cuenta las peculiaridades del nivel de desarrollo técnico e institucional del aparato encargado de elaborar los planes en Cuba.

Atención especial recibe el plan elaborado para 1962 y 1963, que se fundamentó económicamente en la medida de las escasas posibilidades existentes, por falta de muchas premisas necesarias para este empeño. Esta limitación se expresaba básicamente en el intento de dar solución inmediata a los problemas socioeconómicos del país.

Otro aspecto a tomar en cuenta dentro de la estrategia de desarrollo económico entre 1961 y 1963 lo es las condiciones en que se encontraba el sistema financiero del país.

El presupuesto estatal había continuado elaborándose con un mayor grado de calidad, pero aún no se había establecido claramente su relación con el plan único de la economía nacional, ni se había alcanzado la disciplina financiera para el funcionamiento adecuado del mismo. Producto de la política de redistribución de ingresos generada por la Revolución, la masa de medios monetarios en manos de la población pasó de 425 millones de pesos en 1958 a 910 millones en 1960, dada la contracción de la oferta de bienes y servicios.

En la medida en que fueron agotándose las existencias y comenzó el bloqueo total de EE.UU. sobre la economía, la presión de la demanda sobre la oferta aumentó bruscamente. Bajo estas condiciones el circulante alcanzó 1 187 millones de pesos a finales del primer semestre de 1961.

Ante esta situación, el Gobierno Revolucionario decidió realizar el canje de moneda en agosto de ese año mediante el cual se retiraron de la circulación alrededor de 497,6 millones de pesos con lo que la misma disminuyó a 585 millones de pesos a fines de año.

Se comprende que la situación del sistema financiero cubano entre 1961 y 1963 presentaba características que no contribuían a una gestión económica eficiente, lo que dificultaba la aplicación de cualquier política de desarrollo, situación persistente a lo largo del tiempo.

Hacia 1963 se lleva a cabo la reestructuración del sistema agropecuario, iniciándose un proceso de regionalismo y descentralización de la agricultura, el que suponía la utilización de otro sistema de gestión basado en el cálculo económico, a pesar de que las propias necesidades de la gestión habían modificado parcialmente el sistema presupuestario de gestión agrícola, utilizando algunos principios del autofinanciamiento. En el sector industrial, a diferencia de la agricultura, se daban condiciones que favorecían el desarrollo del sistema de gestión presupuestaria.

Primeramente el sistema estatal de gestión controlaba el 85% del valor de los fondos básicos empleados en la industria, lo cual situaba al Estado en una posición de dominio casi absoluto de la actividad. En segundo lugar, en las antiguas empresas norteamericanas que había en Cuba existía una experiencia acumulada en técnicas de dirección basadas en el sistema de financiamiento presupuestario, caracterizadas por un alto nivel de eficiencia, y en tercer lugar, las características organizativas de la industria facilitaban la dirección centralizada de la misma.

Todo lo anterior llevó a que en la mayor parte de la industria, y en menor medida en el resto de los restantes sectores de la economía nacional, se desarrollara en esta etapa el sistema de gestión basado en el financiamiento presupuestario; lo que propició que en 1963 se promulgara la Ley del Sistema de Financiamiento Presupuestario, la cual se institucionalizó en una parte significativa del sector estatal.

Entre 1961 y 1963 surgen prácticamente tres sistemas de gestión económica: el sistema de gestión privada, con un peso significativo en la agricultura, el sistema de gestión estatal presupuestario modificado en la agricultura y el comercio exterior; y el sistema de gestión estatal presupuestario aplicado masivamente en la industria y demás sectores de la economía nacional.

Al analizar los resultados obtenidos en la economía cubana entre 1961 y 1963 hay que diferenciar los efectos del programa de desarrollo adoptado, los efectos de su aplicación mediante una política económica que se reflejaría en el sistema de dirección aplicado y los efectos de un conjunto de factores naturales, sociales y políticos que ejercieron su influencia en esta etapa.

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