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Consideraciones sobre el pensamiento nacional


  1. La única verdad es la realidad
  2. Olviden todo lo que hayan aprendido
  3. Opresores y oprimidos
  4. Nuestra cultura imperial
  5. Los caminos de la Liberación
  6. "…Hay algo más interesante que decir para acabar esta charla…"

El presente folleto pretende acercar al joven lector, a algunas de las ideas y de los autores que marcaron nuestro pensamiento.

A las revoluciones independentistas del siglo XIX le siguió la tragedia divisionista. La gran patria americana de Bolívar y San Martín, se desmembró y surgieron los nuevos estados-colonia americanos, apadrinados por la política de divide y reinaras, propia del palacio de Buckingham. Está claro que para mantener esta situación de división y nueva dependencia era necesario que las víctimas no sean conscientes de ello, no sean capaces de ver ni su historia, ni su realidad.

Será pues el estado colonial el reproductor de un sistema político, económico, social y cultural impuesto desde el centro del imperio, desde la nueva Roma. Por ello adquiere tanta relevancia aquello que tan bien expresó Arturo Jauretche; en su libro "Los profetas del odio y la yapa; "…a la estructura material de un país dependiente corresponde una superestructura cultural destinada a impedir el conocimiento de esa dependencia, para que el pensamiento de los nativos ignore la naturaleza de su drama y no pueda arbitrar propias soluciones, imposibles mientras no conozca los elementos sobre los que debe operar, y los procedimientos que corresponden, conforme a sus propias circunstancias de tiempo y lugar…".

Así, el siglo XX se caracterizó por distintos procesos de reacción al imperialismo y a la oligarquía que se manifestaron en movimientos políticos populares y revolucionarios, que en algunos casos alcanzaron a nivel nacional un segundo período de soberanía política e independencia económica. Surgieron de los rincones de nuestra patria americana los nombres de José Martí (Cuba), Augusto Sandino (Nicaragua), Farabundo Martí (El Salvador), Emiliano Zapata (México), Hipólito Irigoyen y Juan Domingo Perón (Argentina), Getulio Vargas (Brasil), Víctor Raúl Haya Torre (Perú), Rafael Franco (Paraguay), Juan José Torres González (Bolivia), Salvador Allende (Chile), etc. para escribir una nueva historia, la historia de los pueblos que luchan por retomar su destino soberano en la clarividencia que la elección es entre un futuro de pueblos sometidos por su división o el de los pueblos libres por la fuerza de su unidad. Así, la original idea de nuestros lideres independentistas resurgió de entre sus cenizas y se acrecentó con el impulso de los tiempos y las necesidades de nuestros Pueblos. Por el contrario la mentirosa "historia oficial" que nos apresaba en la dependencia colonial, en el transcurso de nuestro tiempo, es demolida por la investigación histórica revisionista que fundada en la autonomía intelectual abre paso al pensamiento nacional que emplea toda la instrumentación analítica al servicio de la reconstrucción de la Patria Latinoamericana.

El pensamiento nacional emergió en toda Sud América por aquellos similares acontecimientos que se engendraron al cruzar desde un mismo puente la historia mundial. Es el pensamiento que germina en la época bonapartista, brota en la primera guerra mundial, madura durante y después de la segunda guerra y vuelve a desplegar sus semillas en los tiempos de la guerra fría.

Nuestra Nación sudamericana ha transitado en sus diferentes matices por el colonialismo ibérico, el imperialismo industrialista europeo y posteriormente la explotación consumista estadounidense. Similares fueron los procesos de genocidio de nuestros pueblos nativos y originarios, los modelos de macro-explotación, apoderamiento y dominio de los recursos naturales y la constitución de nuestras instituciones políticas. Todos estos hechos conllevaron la conformación de la estructura social de los pueblos, de las clases sociales que los componen, en especial la de sus clases oligárquicas, originadas como terratenientes en la época colonial para posteriormente reconvertirse en impulsoras del desarrollo del capitalismo instituyéndose en socios del imperialismo en el saqueo de los recursos naturales.

Juan Domingo Perón en su libro "Latino América Ahora o Nunca" escribía "…el problema argentino como lo es de Brasil, de Bolivia, de Chile, Venezuela, Colombia y que consiste en las reformas en lo interno y de la liberación en lo internacional. Sin las reformas no habrá paz interior estable, y duradera como impone la convivencia creadora, y sin la liberación no habrá justicia social, ni independencia económica, ni soberanía nacional y no saldremos nunca de nuestra triste condición de subdesarrollados en tanto seamos tributarios de la explotación imperialista…". Contemporáneamente el presidente de Bolivia Juan José Torres González decía "…En el proceso histórico latinoamericano y en el de la nación boliviana existe un rasgo permanente: la explotación, que asume contenidos y formas variadas en el tiempo y en el espacio regional. La explotación surge, en escala mundial, de la dialéctica de la expansión y dominación de los imperios metropolitanos sobre las áreas coloniales. La explotación se refuerza y se hace más efectiva, en escala nacional, por los intereses de determinadas clases dominantes minoritarias, dueñas de los medios de producción…".

La única verdad es la realidad

"…Todo nuestro problema consiste en empezar a ver las cosas desde la perspectiva de nuestra realidad…" esta fue la prédica que Arturo Jauretche puso en su libro "Los profetas del odio y la yapa" como clave de la cuestión nacional. "…Es frecuente el error de oponer la política realista a la política idealista. El error proviene de confundir al político practicón con el realista. Lo que es un absurdo, ya que el realismo consiste en la correcta interpretación de la realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideales y de cosas prácticas. Así, el político verdaderamente realista, es decir, sustancialmente el político, ni escapa al círculo de los hechos concretos por la tangente del sueño o de la imaginación, ni está tan atado al hecho concreto que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al margen del futuro y el pasado, diferenciándose bien del practicón que es un simple recolector de votos y fuerzas materiales. Para un político realista, la realidad está construida de ayer y de mañana; de fines y medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas. El hecho cotidiano es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será, que no por difuso es inaccesible e inaprensible…" Arturo Jauretche, Política Nacional y Revisionismo Histórico (1959).

Las contradicciones que se presentan en la práctica serán las que hacen que el Pensamiento Nacional explore las teorías políticas del Estado. El realismo político, en su mayor parte, ha sido impulsado por conservadores que han justificado la coerción del Estado como un mal necesario para mantener "el bien común" y ello partiendo desde una concepción pesimista del hombre. Maquiavelo y Lutero son realistas y pesimistas: ambos consideran que el Estado se funda en su fuerza o en el engaño, para controlar a sus súbditos indóciles-. En cambio, nuestro pensamiento se afirma en el positivismo libertario.

Como Karl Marx compartió con los escritores realistas la idea que el Estado es el dominio de la fuerza, pero sin una concepción pesimista de la naturaleza humana o de la Historia, así nuestro pensamiento considerará al Estado como una instancia necesaria para la concreción de la teoría libertaria, llevando la concepción realista del Estado hasta sus últimas consecuencias al denunciar con extrema claridad el aspecto ideológico del Estado Fuerza manifestando que sirve para la realización de intereses no generales, sino particulares impuestos por el imperialismo y su clase lacaya.

Diremos que es falsa la justificación de que es necesaria la coerción del Estado para mantener el bien común. No hay nada de bueno en lo coercitivo. La coerción del Estado impera para mantener un "status quo", una situación de dominio que impone el dominador sobre el oprimido. En lo supra-nacional esa situación de dominio se replica. Existen países dominantes y dominados, desarrollados y subdesarrollados. Como diría Eduardo Galeano "… No asistimos en estas tierras a la infancia salvaje del capitalismo, sino a su cruenta decrepitud. El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es una consecuencia. El subdesarrollo de América latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo…".

Olviden todo lo que hayan aprendido

Comprendida la situación de dependencia denunciada, viendo al sistema económico político y cultural como un reproductor de la situación de poder establecida y a la fuerza del Estado como una imposición de dominio, de mantenimiento del "status quo", entenderemos el por qué de las palabras de Raúl Scalabrini Ortiz en su libro "Política Británica en el Río de la Plata: "…Todo lo que nos rodea es falso e irreal, falsa la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos impusieron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen, irreales las libertades que los textos aseguran…".

La idea es reforzada por Norberto Galazzo en su artículo, J.J. Hernández Arregui: Del peronismo al socialismo "…En un país colonial hay dos patrones culturales: 1) La cultura de la oligarquía de la tierra, transmitida en particular a la clase media y cuyos valores, difundidos a través de la escuela, diarios, revistas, televisión, etc., son las máscaras de la dependencia económica. Estos valores colonialistas aberrantes tienden a crear una imagen falsificada de la Argentina. Así, el colonizado deviene extranjero en sus maneras de sentir y pensar y aunque vive en el país, permanece extraño a su realidad profunda… 2) Frente a esta cultura colonial, late en el pueblo oscuro la cultura nacional. Toda cultura nacional es colectiva… Y si esta conciencia histórica es interpretada y alumbrada por una minoría de escritores nacionales es porque no todos los intelectuales son lacayos. Lucha cultural es, pues, rescate y revitalización de las tradiciones colectivas, costumbres, creencias, folklore –un pueblo sin folklore no es tal sino un conglomerado sin historia- que viene del pasado y se anudan al presente como herencia y al provenir como revolución nacional…".

Y, en remate Rodolfo Walsh nos aclara. "…Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas…".

Será motivo de preocupación para el Pensamiento Nacional el construir la antítesis propuesta por el poder colonial, por el imperialismo. Qué mejor entonces que citar a Juan José Hernández Arregui y su obra ¿Qué es el ser nacional? "…El "ser nacional" es, en primer término, un concepto general y sintético, compuesto por una pluralidad de subconceptos subordinados y relacionados entre sí. Es un hecho político vivo empernado con múltiples factores naturales, históricos y psíquicos, a la conciencia histórica de un pueblo. Es una comunidad establecida en un ámbito geográfico y económico, jurídicamente organizada en nación, unida por una misma lengua, un pasado común, instituciones históricas, creencias y tradiciones también comunes en la memoria del pueblo, y amuralladas, tales representaciones colectivas, en sus clases no ligadas al imperialismo, en una actitud de defensa ante embates internos y externos, que en tanto disposición revolucionaria de las masas oprimidas, se manifiesta como conciencia antiimperialista, como voluntad de destino. Si el "ser nacional" es el conjunto de los factores reales enunciados, es obligatorio entonces buscar sus orígenes en la historia…". Para el pensamiento nacional la contradicción nuevamente se presenta puesto que para el citado autor la "…historiografía oficial, desde Mitre en adelante, no ha sido mas que la idealización de la oligarquía por si partiquinos universitarios, y en lo esencial, herramientas de la voluntad dominadora extranjera empeñada en quebrar todo espíritu nacional, mediante el ocultamiento de la verdad histórica…El entreguismo de la oligarquía no fue un simple error. Fue el coronamiento político y cultural de sus intereses de clase asociados, por encima del país, a su subordinación al mercado internacional. La obra maestra de la oligarquía, a fin de justificar su política, ha sido su historia oficial…" -Juan José Hernández Arregui; La formación de la conciencia nacional- Idea igualmente sostenida por Arturo Jauretche al decir: "…La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre…".

Opresores y oprimidos

"…La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especialicen en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta… Pero la región sigue trabajando como sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente de reserva del petróleo y del hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los compradores que los precios que reciben los vendedores… Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios. Nuestros sistemas de inquisidores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante, proporcionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los empréstitos y las inversiones extranjeras en los mercados internos dominados… …Pero para que el imperialismo norteamericano pueda hoy día, integrar para reinar en América Latina, fue necesario que ayer el imperialismo británico contribuyera a dividirnos para los mismos fines…" Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano".

La realidad económica política de nuestros países hace que los dueños de su economía sean necesariamente los socios del extranjero o lo que es peor que las multinacionales extranjeras se radiquen aquí y compren nuestros campos, tambos y vacas, nuestros viñedos y bodegas, nuestros pozos de petróleo y refinerías y sólo nos obtengan de mano de obra exportando los productos que producen a su país de origen desde puertos sin franquicia, es decir las nuevas zonas francas.

La globalización de la economía y el desarrollo del capitalismo financiero en los últimos años del siglo XX desarrollaron este nuevo demonio nacido de la postguerra. Para evitar competencias molestas, controlar los mercados e imponer los precios a su conveniencia, las grandes multinacionales potencian todo lo que pueden el proceso de concentración y acumulación de empresas diversas. Así unas pocas firmas empresariales han conseguido dominar la producción a escala mundial formando auténticos oligopolios, en los sectores productivos más significantes. En el mundo hay unas 80.000 empresas multinacionales con más de 1.000.000 empresas filiales y 60 millones de empleados directos, que desde la década del 80 han crecido sin freno beneficiándose con las políticas de libre comercio y el abaratamiento de los costes de transporte y comunicaciones. Las 100 empresas transnacionales más importantes suponen el 13 % de los trabajadores y el 14% de las ventas mundiales. Una multinacional como la General Motors tiene unos ingresos superiores a cualquier país sudamericano o varios de ellos.

En tal sentido el pensamiento nacional pretende gobernar para el beneficio de nuestro pueblo. No en lo inmediato y pragmáticamente como propone el imperialismo saqueador, sino para que en lo mediato la riqueza que se produce en nuestra América quede en nuestra gente. Así como en los períodos de mayor independencia económica hemos logrado que la industria de nuestros países manufacture las materias primas que se exportan, imprimiéndole un mayor crecimiento a la industria y consecuentemente de la clase trabajadora que genera un mercado local, así es la política económica que debe imperar en nuestra nación, olvidándonos de las mentiras de las "supuestas" y "salvadoras" inversiones extranjeras, a nuestra América la salva la unidad latinoamericana dirigiendo su política económica y resguardando su mercado o seguimos por siglos siendo esclavos. Y como diría Arturo Jauretche "…La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima. El cuento de la división internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina económica…".

Nuestra cultura imperial

"…Las clases dirigentes y parte de la pequeña burguesía del país colonial adoptan los esquemas mentales impuestos por el país dominante, y ello por varias razones: porque los intereses están vinculados a los del imperialismo; porque se consideran parte integrante del mundo cultural al que esas ideas responden, mundo del cual creen participar merced a su ferviente superioridad intelectual sobre el resto de la población, porque se encasillan con el relumbrón del pensamiento europeo o norteamericano sin entrar en considerar que responden a contingencias que son en muchos aspectos antitéticas de los intereses nacionales…"(La Lucha por la Liberación Nacional, de John William Cooke -).

A lo largo de este folleto pudimos visualizar como el Pensamiento Nacional a través de una perspectiva distinta de la historia fue visualizando una posición política de Nación. Una Nación que aún lucha por liberarse del yugo opresor externo e interno y que nos encuentra a partir de la dècada de 1980 con un nuevo factor. Un nuevo enemigo que ingresa a nuestras casas y se apodera de nuestras mentes, de nuestra cultura.

Algunos creen que el consumismo es ir de shopping el fin de semana. Nada más errado. El consumismo es el producto cultural de más de 20 años de una sociedad de consumo, un sistema que obliga al hombre a concentrar sus capacidades y esfuerzos en la producción y adquisición de bienes materiales, exponiéndolo a un permanente bombardeo de información en el que es excitado, seducido y educado a procurar su libertad adquiriendo bienes. Dónde la única propuesta es la búsqueda ansiosa e infinita de ver en sus semejantes constantes competidores de la abundancia material, dónde nadie tiene tiempo para el "otro", dónde se niega su existencia o se la cosifica. Todo es un producto material que se puede adquirir con dinero. El consumo nos propone una sociedad de mentiras imponiéndonos subir de "status" adquiriendo cosas que distraerán nuestro tiempo con el único objeto de tener que mantenerlas, cuyo único resultado es un hombre perturbado, alienado por el trabajo por poseer bienes materiales. Un hombre incitado permanentemente por pautas publicitarias tiranas que hurgan los deseos más miserables despertando ansiedades inalcanzables.

Marchamos con una sociedad que no sabe hacia donde va, que vive la contradicción de amar lo que consume, por lo que su amor se consume. Es una sociedad permanentemente insatisfecha. Su insatisfacción por el consumo la motoriza a generar más para consumir y poseer más. Pero esa posesión no es universal sino individual, por lo tanto algunos poseen y otros no. Aquel que no puede consumir no es parte del sistema y por lo tanto será un excluido. Un excluido de la humanidad.

Una sociedad frustrante dónde los valores más altruistas que hacen al ser "social" quedan relegados por no tener recompensa económica. Una sociedad de cosas, sin otros, sin amor, sin solidaridad, sin fraternidad. El consumo construye una sociedad de oprimidos e insatisfechos. Es una sociedad que deshumaniza al opresor, al oprimido y al excluído.

La liberación del consumismo exige la humanización del consumidor. "… Los oprimidos deben luchar como hombres que son y no como objetos. Es precisamente porque han sido reducidos al estado de objetos, en relación a la opresión que se encuentran destruidos. Para reconstruirse es importante que sobrepasen el estado de objetos. No pueden comparecer a la lucha como cosas para transformarse después en hombres… La lucha por la reconstrucción se inicia con su autorreconocimiento como hombres destruidos…" (Pedagogía del Oprimido, de Paulo Freire-).

Los caminos de la Liberación

Como piensa Paulo Freire, todo sistema político a los efectos de preservarse se violenta. La violencia deshumaniza no solo al oprimido al privárselo de su dignidad, y al instalarle la filosofía "del ser menos", sino al opresor en la creencia del "ser más". Como distorsión del ser más, el ser menos conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó. Lucha que solo tiene sentido cuando los oprimidos en la búsqueda por la recuperación de la humanidad no se sienten idealistamente opresores de los opresores sino en los restauradores de la humanidad de ambos. Ahí radica la gran tarea para los oprimidos, liberarse así mismo y liberar a los opresores. Por ello la liberación es un parto. Un parto que vence la contradicción opresor-oprimido. El hombre que vence esa contradicción en la práctica real, es el hombre nuevo. La liberación esta en uno mismo y la comunión con los pares.

Cada uno de nosotros es parte de un universo (de una comunión) donde ha creado su historia, su vida, sus afectos. Ese es el lugar de su práctica, de su predica, de su ejemplo. Por minúsculo que sea, ese es el foco que cada uno de nosotros debe encender en el camino de la resistencia a la cultura imperial, a la sociedad consumista, emprendiendo el proyecto libertario de la humanización del hombre.

Hemos encontrado el sendero para salir de la mitológica caverna platónica de las sombras. La luz nos ha cegado, pero es necesario volver a la caverna y contar nuestra verdad a nuestros compatriotas.

Parafraseando a Mao Tse Tung veremos que aquellos que creen que la subyugación es una realidad invariable ven en el imperialismo una fuerza sobrenatural, y en nosotros una brizna insignificante, en tanto aquellos que quieren transformar las cosas de un día para el otro ven en el reflejo del espejo una fuerza sobrenatural y en el enemigo una brizna. Ambos se equivocan. Nuestro punto de vista es diferente, será una lucha prolongada en todos los frentes y la victoria nos pertenecerá, porque "…Los cambios que se producen en la sociedad se deben principalmente al desarrollo de sus contradicciones internas, es decir, las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre las clases y entre lo viejo y lo nuevo. Es el desarrollo de estas contradicciones lo que hace avanzar la sociedad e impulsa la sustitución de la vieja sociedad por la nueva…".

Así como el capitalismo avanza y aprende de sus errores, los transforma y los reproduce en un nuevo ciclo, así la idea antiimperialista no debe ni puede dogmatizarse, la revolución es un permanente cambio, es una apertura de la mente a la libertad del hombre, es la ideología en práctica que lucha contra la opresión, es la idea vence y que no nos pertenece, pues la idea es de y para la humanidad. El futuro es nuestro y por nuestros hijos que son los hijos del pueblo.

Cuando "…hemos triunfado para derrocar la explotación imperialista, para terminar los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio de exportación e importación, para nacionalizar en fin, el crédito, pilares todos que harán factibles el progreso…, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo…" (Estas son palabras y hechos de Salvador Allende).

"…Hay algo más interesante que decir para acabar esta charla…"

"…El ejemplo que nuestra revolución ha significado para América Latina y las enseñanzas que implican haber destruido todas las teorías de salón: Hemos demostrado que un grupo de hombres pequeño decididos apoyados por el pueblo y sin miedo a morir si fuera necesario puede llegar a imponerse a un ejercito regular disciplinado y derrotarlo definitivamente. Esa es la enseñanza fundamental…Ahora ante la experiencia que hemos tenido, se plantea cual será nuestro futuro, que esta ligado íntimamente al de todos los países subdesarrollados de América Latina. La revolución no esta limitada a la nación… pues ha tocado la conciencia de América y ha alertado gravemente a los enemigos de nuestros pueblos… La revolución ha puesto en capilla a los tiranos latinoamericanos, porque estos son enemigos de los regímenes populares igual que las empresas monopolistas extranjeras… Por último debemos abrir nuevos caminos que converjan a la identificación de los intereses comunes de nuestros países subdesarrollados. Debemos estar apercibidos contra todos los intentos y propósitos de dividirnos, luchar contra quienes pretendan sembrar la semilla de la discordia entre nosotros, los que amparados en designios conocidos aspiran a sacar partido de nuestras discordias políticas y azuzar perjuicios imposibles en este país…" (El Ejercito Rebelde, de Ernesto Che Guevara).

 

 

Autor:

Nando Queimaliños