Una segunda capa del mismo genero era la de los literatos con formación humanistica. Hubo un tiempo en que se aprendia a componer discursos latinos y versos griegos para llegar a ser consejero politico y, sobre todo, historiógrafo politico de un principe. Este fue el tiempo en que florecieron las primeras escuelas de humanistas y los principes fundaron las primeras catedras de "Poetica". Entre nosotros esta epoca pasó muy rapidamente, y aunque modeló de forma duradera nuestro sistema de ensenanza, no ha tenido consecuencias politicas profundas- Muy distinto fue lo que sucedió en el Extremo Oriente. El mandarin chino es (o mejor, fue originariamente) lo que fue el humanista de nuestro Renacimiento: un literato humanisticamente formado como conocedor de los monumentos literarios del pasado remoto. Leyendo el diario de Li Hung Chang nos encontramos con que lo que mas le enorgullecia era el escribir poemas y ser buen caligrafo. Este grupo social, con sus convencionalismos construidos sobre el modelo de la China antigua, ha determinado todo el destino de ese pais, y tal hubiera sido tambien quizas nuestro destino si los humanistas hubieran tenido en su epoca la mas minima posibilidad de lograr el mismo exito que aquellos alcanzaron.
La tercera capa fue la nobleza cortesana. Una vez que consiguieron desposeer a la nobleza de su poder politico estamental, los principes la atrajeron a la Corte y la emplearon en el servicio politico y diplomatico. El cambio de orientación de nuestro sistema de ensenanza en el siglo XVll estuvo determinado por el hecho de que, en lugar de los literarios humanistas, entraron al servicio del principe politicos profesionales procedentes de la nobleza cortesana.
La cuarta categoria esta constituida por una figura especificamente inglesa: un patriciado que agrupa tanto a la pequena nobleza como a los rentistas de las ciudades y que es conocido tecnicamente por el nombre de "gentry". Originariamente el principe se atrajo a este grupo social para oponerlo a los barones, y entregó a sus miembros los cargos del "self-government", para hacerse cada vez mas dependiente de ellos con posterioridad. La "gentry" retuvo todos los cargos de la administración local, desempenandolos gratuitamente en interes de su propio poder social. Asi ha preservado a lnglaterra de la burocratización que ha sido el destino de todos los Estados continentales.
Una quinta capa, propia sobre todo del continente europeo y de decisiva importancia para su estructura politica, fue la de los juristas universitarios. En nada se manifiesta con mayor claridad la poderosa influencia del Derecho Romano, tal como lo configuró el burocratizado lmperio tardio, como en el hecho de que sean los juristas universitarios los que llevan a cabo la transformación de la empresa politica para convertirla en Estado racionalizado. Tambien en lnglaterra ocurrió asi, aunque alli las grandes corporaciones nacionales de juristas obstaculizaron la recepción del Derecho Romano. En ningun otro lugar del planeta se ha dado un fenómeno analogo. Ni los elementos de un pensamiento juridico racional en la Escuela Mimamsa de la lndia, ni el culto al pensamiento juridico antiguo en el lslam, pudieron impedir la sofocación del pensamiento juridico racional por el pensamiento teológico. Sobre todo no lograron racionalizar por entero el procedimiento. Esto sólo se ha conseguido merced a la recepción por los juristas italianos de la antigua jurisprudencia romana, producto de una forma politica totalmente unica que nace como Ciudad-Estado para convertirse en lmperio mundial. Junto con esta recepción han coadyuvado tambien a ese fin, por supuesto, el Usus modemus de los canonistas y pandectistas de la Baja Edad Media y teorias jusnaturalistas, nacidas del pensamiento cristiano y secularizadas despues. Los grandes representantes de este racionalismo juridico han sido el podesta italiano, los juristas del rey, en Francia, que crearon los medios formales de que el poder real se valió para acabar con la dominación de los senores, los canonistas y teólogos jusnaturalistas del Conciliarismo, los juristas cortesanos y los ilustrados jueces de los principes continentales, los monarcómacos y los teóricos del Derecho natural en Holanda, los juristas de la Corona y del Parlamento en lnglaterra, la noblesse de robe de los Parlamentos franceses y, por ultimo, los abogados de la epoca de la Revolución. Sin este racionalismo no son imaginables ni el Estado absoluto ni la Revolución. Tanto las representaciones de los Parlamentos franceses, como los Cahiers de los Estados Generales de Francia, desde el siglo XVll hasta 1789, estan repletos del espiritu de los juristas. Al examinar la profesión de los miembros de la Convención francesa, elegidos todos ellos de acuerdo a las mismas normas, nos encontramos con un sólo proletario, muy escasos empresarios burgueses y una gran masa de juristas de todas clases, sin los cuales seria impensable el espiritu especifico que animó a estos intelectuales radicales y a sus proyectos. A partir de entonces la figura del abogado moderno va estrechamente unida con la moderna democracia.
Y de nuevo nos encontramos con que abogados en este sentido, como un estamento independiente, existen sólo en Occidente y sólo desde la Edad Media cuando, bajo la influencia de la racionalización del procedimiento, empezaron a convertirse en tales los "intercesores" (Fursprech) del formalista procedimiento germanico.
La importancia de los abogados en la politica occidental desde que se constituyeron los partidos no es, en modo alguno, casual. Una empresa politica llevada a cabo a traves de los partidos quiere decir, justamente, empresa de interesados, y pronto veremos lo que esto significa. La función del abogado es la de dirigir con eficacia un asunto que los interesados le confian, y en esto, como la superioridad de la propaganda enemiga nos ha ensenado, el abogado es superior a cualquier "funcionario". Puede hacer triunfar un asunto apoyado en argumentos lógicos debiles y en este sentido "malo", convirtiendolo asi en asunto tecnicamente "bueno" En cambio mas de una vez, hemos tenido que presenciar cómo el funcionario metido a politico convierte en "malo" con su gestión tecnicamente "mala" un asunto que en ese sentido era «bueno». La politica actual se hace, cada vez mas, de cara al publico y, en consecuencia, utiliza como medio la palabra hablada y escrita. Pesar las palabras es tarea central y peculiarisima del abogado, pero no del funcionario que ni es un demagogo ni, de acuerdo con su naturaleza, debe serlo y que, ademas, suele ser un pesimo demagogo cuando, pese a todo, intenta serlo. Si ha de ser fiel a su verdadera vocación (y esto es decisivo para juzgar a nuestro anterior regimen), el autentico funcionario no debe hacer politica, sino limitarse a "administrar", sobre todo imparcialmente. Esta afirmación es tambien valida, oficialmente al menos, para el funcionario politico mientras no este en juego la "razón de Estado", es decir, los intereses vitales del orden predominante. El funcionario ha de desempenar su cargo "sine ira et studio", sin ira y sin prevención. Lo que le esta vedado es, pues, precisamente aquello que siempre y necesariamente tienen que hacer los politicos, tanto los jefes como sus seguidores. Parcialidad, lucha y pasión (ira et studio) constituyen el elemento del politico y sobre todo del caudillo politico. Toda la actividad de este, esta colocada bajo un principio de responsabilidad distinto y aun opuesto al que orienta la actividad del funcionario. El funcionario se honra con su capacidad de ejecutar precisa y concienzudamente como si respondiera a sus propias convicciones, una orden de la autoridad superior que a el le parece falsa, pero en la cual, pese a sus observaciones, insiste la autoridad, sobre la que el funcionario descarga, naturalmente, toda la responsabilidad. Sin esta negación de si mismo y esta disciplina etica en el mas alto sentido de la palabra, se hundiria toda la maquina de la Administración.
El honor del caudillo politico, es decir, del estadista dirigente, esta, por el contrario, en asumir personalmente la responsabilidad de todo lo que hace, responsabilidad que no debe ni puede rechazar o arrojar sobre otro. Los funcionarios con un alto sentido critico, tales como los que desgraciadamente han ocupado entre nosotros una y otra vez cargos directivos, son precisamente malos politicos, irresponsables en sentido politico y por tanto, desde este punto de vista, eticamente detestables. Es esto lo que llamamos «gobierno de funcionarios», y no es arrojar mancha alguna sobre el honor de nuestro funcionariado el decir que, considerado desde el punto de vista del exito conseguido, este sistema es politicamente nulo. Pero volvamos de nuevo a los diferentes tipos de politicos.
Desde la aparición del Estado constitucional y mas completamente desde la instauración de la democracia, el "demagogo" es la figura tipica del jefe politico en Occidente. Las resonancias desagradables de esta palabra no deben hacer olvidar que no fue Cleón, sino Pendes, el primero en llevar este nombre. Sin cargo alguno u ocupando el unico cargo electivo existente (en las democracias antiguas todos los demas cargos se cubrian por sorteo), el de estratega supremo, Pericles dirigió la soberana ecclesia del demos ateniense. La demagogia moderna se sirve tambien del discurso, pero aunque utiliza el discurso en cantidades aterradoras (basta pensar en la cantidad de discursos electorales que ha de pronunciar cualquier candidato moderno), su instrumento permanente es la palabra impresa. El publicista politico, y sobre todo el periodista, son los representantes mas notables de la figura del demagogo en la actualidad.
Seria totalmente imposible intentar en esta conferencia ni siquiera un esbozo de la sociologia del periodismo moderno, tema que constituye, desde cualquier punto de vista que lo consideremos, un capitulo aparte. Nos son necesarias, sin embargo, unas pocas observaciones sobre el asunto. El periodista comparte con todos los demas demagogos, asi como tambien (al menos en el Continente, a diferencia de lo que ocurre en lnglaterra y ocurria antes en Prusia) con el abogado y el artista, el destino de escapar a toda clasificación social precisa. Pertenece a una especie de casta paria que la "sociedad" juzga siempre de acuerdo con el comportamiento de sus miembros moralmente peores. Asi logran curso las mas extranas ideas acerca de los periodistas y de su trabajo. No todo el mundo se da cuenta de que, aunque producida en circunstancias muy distintas, una obra periodistica realmente "buena" exige al menos tanto espiritu como cualquier otra obra intelectual, sobre todo si se piensa que hay que realizarla con prisa, por encargo y para que surta efectos inmediatos. Como lo que se recuerda es, naturalmente, la obra periodistica irresponsable, a causa de sus funestas consecuencias, pocas gentes saben apreciar que la responsabilidad del periodista es mucho mayor que la del sabio y que, por termino medio, el sentido de la responsabilidad del periodista honrado en nada le cede al de cualquier otro intelectual. Nadie quiere creer que, por lo general, la discreción del buen periodista es mucho mayor que la de las demas personas, y sin embargo asi es. Las tentaciones incomparablemente mas fuertes que rodean esta profesión, junto con todas las demas condiciones en que se desarrolla la actividad del periodismo moderno, originaron consecuencias que han acostumbrado al publico a considerar la prensa con una mezcla de desprecio y de lamentable cobardia. No podemos ocuparnos hoy de lo que habra que hacer al respecto. Lo que aqui nos interesa es la cuestión del destino politico de los periodistas, de sus posibilidades de llegar a puestos directivos. Hasta ahora esto sólo ha sido posible dentro del partido socialdemócrata, y aun dentro de el, los puestos de redactores eran mas bien puestos de funcionarios y no escalones para conquistar una jefatura.
En los partidos burgueses, las posibilidades de llegar hasta el poder por este camino son ahora menores, en general, de lo que eran en la pasada generación. Naturalmente, todo politico de importancia tenia necesidad de influencia sobre la prensa y de conexiones con ella, pero no cabia esperar que, salvo excepciones, salieran de entre sus filas los jefes de partido. La razón de esto hay que buscarla en la creciente falta de libertad del periodista, especialmente del periodista falto de recursos y en consecuencia ligado a su profesión, determinada por el inaudito incremento en actualidad e intensidad de la empresa periodistica. La necesidad de ganarse el pan con articulos diarios o semanales es para el politico una traba que dificulta sus movimientos, y conozco ejemplos de hombres nacidos para mandar a quienes esa necesidad ha frenado en el camino hacia el poder, creandoles inconvenientes externos y, sobre todo, obstaculos de orden interno. Cierto es que, bajo el antiguo regimen, las relaciones de la prensa con los poderes del Estado y de los partidos eran sumamente nocivas para el periodismo, y este tema requeriria un capitulo aparte. Cierto tambien que en los paises enemigos estas relaciones eran muy otras. Pero tambien para ellos, como para todos los Estados modernos, parece valida la afirmación de que el trabajador del periodismo tiene cada vez menos influencia politica, en tanto que el magnate capitalista de la prensa (del tipo, por ejemplo, de un "lord" Northcliffe) tiene cada vez mas.
Entre nosotros, los grandes consorcios capitalistas de la prensa, que se habian apoderado sobre todo de los periódicos con 'anuncios por palabras" (el tipico "Generalanzeiger"), cultivaban con sumo cuidado la indiferencia politica. Con una politica independiente no tenian nada que ganar y corrian, en cambio, el riesgo de perder la benevolencia económicamente rentable de los poderes politicos establecidos. El negocio de los anuncios pagados ha sido asi el camino por el que, durante la guerra, se intentó, y aparentemente aun continua intentandose hoy, ejercer sobre la prensa una influencia politica de gran estilo. Aunque hay que esperar que la gran prensa lograra sustraerse a esa influencia, la situación es mucho mas dificil para los pequenos periódicos. En todo caso, y sea cual fuere su atractivo y su capacidad para dar a quien la sigue influencia, posibilidades de acción y, sobre todo, responsabilidad politica, la carrera periodistica no es actualmente (quizas debiera decirse que no es ya, o no es todavia) en nuestro pais una via normal para ascender a la jefatura politica. Resulta dificil decir si esta situación cambiaria o no con el abandono del principio del anonimato, que muchos periodistas, aunque no todos ellos, consideran necesario. La experiencia que la prensa alemana nos ha ofrecido durante la guerra, confiando la "dirección" de ciertos periódicos a escritores calificados que firmaban siempre con su propio nombre, ha evidenciado con algunos casos bien conocidos que desgraciadamente no es tan seguro como podria pensarse que por este camino se consiga un mas elevado sentido de la responsabilidad. Sin que quepa hacer diferencias entre los partidos, fueron en gran parte los periódicos de peor fama los que intentaron y consiguieron una mayor tirada siguiendo este camino. Las personas que asi actuaron, editores y reporteros sensacionalistas, tal vez hayan conseguido de este modo dinero, pero seguramente no han conseguido honra. No cabe, sin embargo, apoyarse en esta experiencia para oponerse al principio; la cuestión es muy complicada y ese fenómeno no tiene validez general. Hasta ahora, no obstante, no ha sido este el camino hacia la autentica jefatura o la empresa politica responsable, y no puede predecirse cómo se configuraran las cosas en el futuro.
Lo cierto es que la carrera periodistica Continua siendo una de las mas importantes vias para la profesionalidad politica. Via que no para todo el mundo es factible y menos que para nadie para los caracteres debiles, especialmente para aquellos que sólo logran su equilibrio interno cuando ocupan una situación estamental bien segura. Aunque tambien la vida del hombre de ciencia es en sus comienzos azarosa, este encuentra en su entorno al menos una serie de convencionalismos estamentales definidos que le ayudan a no descarriarse. La vida del periodista, por el contrario, es azarosa desde todos los puntos de vista y esta rodeada de unas condiciones que ponen a prueba la seguridad interna como quizas no lo hace ninguna otra situación. Y tal vez no sean lo peor de ella las experiencias frecuentemente amargas de la vida profesional. Son precisamente los periodistas triunfantes los que se ven situados ante retos especialmente dificiles. No es ninguna bagatela eso de moverse en los salones de los grandes de este mundo, en pie de igualdad con ellos y, frecuentemente incluso, rodeado de halagos, originados en el temor, sabiendo al mismo tiempo que apenas haya uno salido, tal vez el anfitrión tenga que excusarse ante sus demas invitados por tratar a los "pillos" de la prensa. Como tampoco es ciertamente ninguna bagatela la obligación de tenerse que pronunciar rapida y convincentemente sobre todos y cada uno de los asuntos que el "mercado" reclama, sobre todos los problemas imaginables, eludiendo caer no sólo en la superficialidad absoluta, sino tambien en la indignidad del exhibicionismo con todas sus amargas consecuencias. Lo asombroso no es que haya muchos periodistas humanamente descarriados o despreciables, sino que, pese a todo, se encuentre entre ellos un numero mucho mayor de lo que la gente cree de hombres valiosos y realmente autenticos. Mientras que el periodista como tipo de politico profesional tiene ya un pasado apreciable, la figura del funcionario de partido se ha desarrollado solamente en los ultimos decenios y, en parte, sólo en los ultimos anos. Tenemos que dirigir ahora nuestra atención a los partidos y a su organización para comprender esta figura en su evolución histórica.
En todas las asociaciones politicas medianamente extensas, es decir, con territorio y tareas superiores a los de los pequenos cantones rurales, en las que se celebren elecciones periódicas para designar a los titulares del poder, la empresa politica es necesariamente una empresa de interesados. Queremos decir con esto que los primariamente interesados en la vida politica, y en el poder politico, reclutan libremente a grupos de seguidores, se presentan ellos mismos o presentan a sus protegidos como candidatos a las elecciones, reunen los medios económicos necesarios y tratan de ganarse los votos. No es imaginable que en las grandes asociaciones puedan realizarse elecciones prescindiendo de estas empresas, en general adecuadas a su fin. Practicamente esto significa la división de los ciudadanos con derecho a voto en elementos politicamente activos y politicamente pasivos, pero como esa diferenciación arranca de la voluntad de cada cual, es imposible eliminarla por medios tales como los del voto obligatorio o la representación "corporativa", o por cualquier otro medio que explicita o implicitamente se proponga ir contra esta realidad, es decir, contra la dominación de los politicos profesionales. Jefatura y militancia como elementos activos para el reclutamiento libre de nuevos miembros, y a traves de estos, del electorado pasivo, a fin de conseguir la elección del jefe, son elementos vitales necesarios de todo partido. Estos difieren, sin embargo, unos de otros en cuanto a estructura. Asi, por ejemplo, los "partidos" de las ciudades medievales, como los Guelfos y Gibelinos, eran sequitos puramente personales. Al estudiar los Statutti della parte Guelfa, la confiscación de los bienes de los nobili (originariamente se consideraban nobili todas aquellas familias que vivian al modo caballeresco y podian, por tanto, recibir un feudo), que estaban tambien excluidos de los cargos y del derecho a voto, los comites interlocales del partido, sus rigidas organizaciones militares y los premios para los denunciantes, se siente uno tentado de pensar en el bolchevismo con sus soviets, sus organizaciones cuidadosamente seleccionadas de milicia y (sobre todo en Rusia) de espionaje, sus confiscaciones, el desarme y la privación de derechos politicos a los "burgueses", es decir, a empresarios, comerciantes, rentistas, clerigos, miembros de la dinastia depuesta y agentes de policia. Aun mas impresionante resulta la analogia si se tiene en cuenta que, de una parte, la organización militar de aquel partido guelfo era una pura milicia de caballeros en la que sólo entraban quienes lo eran y que casi todos los cargos dirigentes fueron ocupados por nobles y que, de la otra, los soviets han mantenido al empresario bien retribuido, el salario a destajo, el trabajo en cadena y la disciplina militar y laboral o, mas exactamente, han introducido de nuevo todas estas instituciones y se han puesto a buscar capital extranjero; que, en una palabra, para mantener el funcionamiento del Estado y de la economia han tenido que aceptar de nuevo todas aquellas instituciones que ellos combatieron como burguesas e incluso han recurrido de nuevo a los agentes de la antigua Ukrania como instrumento principal de su poder. Pero de lo que aqui tenemos que ocuparnos no es de estos aparatos de fuerza, sino de los politicos profesionales que intentan conquistar el poder a traves del prosaico y "pacifico" reclutamiento del partido en el mercado electoral.
Tambien estos partidos, en el sentido que hoy damos a la palabra, fueron originariamente (por ejemplo, en lnglaterra) simples sequitos de la aristocracia. Cada vez que un Par cambiaba de partido, pasaban tambien al nuevo partido todos los que de el dependian. Hasta la promulgación del Reformbill, las grandes familias de la nobleza, incluida la familia real, tenian el patronato de un inmenso numero de distritos electorales. Próximos a estos partidos de la aristocracia estaban los partidos de notables que en todas partes surgieron con la toma del poder por la burguesia. Bajo la dirección espiritual de los grupos de intelectuales tipicos de Occidente, los grupos sociales con "educación y bienes" se dividieron en partidos, determinados en parte por diferencias de clase, en parte por tradiciones de familia y en parte por razones puramente ideológicas. Clerigos, maestros, profesores, abogados, medicos, farmaceuticos, agricultores ricos, fabricantes y, en lnglaterra, todo ese grupo social que se incluye entre los gentlemen, constituyeron en un primer momento asociaciones ocasionales o, en todo caso, clubs politicos locales; en momentos de crisis se les sumó la pequena burguesia y, ocasionalmente, incluso el proletariado, cuando contó con caudillos que por regla general, no procedian de sus filas. En este estadio del desarrollo todavia no existen en el pais los partidos como asociaciones permanentes con organización interlocal. La unión entre los distintos grupos locales esta asegurada solamente por los parlamentarios; y los notables de cada localidad tienen una influencia decisiva en la proclamación de candidatos. Los programas nacen, en parte, de las declaraciones propagandisticas de los candidatos y en parte, de la adhesión a los congresos de notables y a las resoluciones de los grupos parlamentarios.
La dirección del club o donde este no existe, la gestión no organizada de la empresa politica, queda en manos de las pocas personas que, en tiempos normales, se interesan permanentemente en ella, para las cuales se trata de un trabajo ocasional que desempenan como profesión secundaria o simplemente a titulo honorifico. Sólo el periodista es politico profesional y sólo la empresa periodistica es, en general, una empresa politica permanente. Junto a ella no existe mas que la sesión parlamentaria. Por supuesto, los parlamentarios y sus dirigentes sabian bien a que notable local habian de dirigirse cuando parecia deseable una determinada acción politica. Sólo en las grandes ciudades existian, sin embargo, circulos partidistas que recibian aportaciones moderadas de sus miembros y celebran reuniones periódicas y asambleas publicas para escuchar los informes de los diputados. La vida activa se reduce a la epoca de las elecciones. La fuerza que impulsa el establecimiento de vinculos mas firmes entre los distintos nucleos que configuran el partido es el interes de los parlamentarios por hacer posibles compromisos electorales interlocales y por disponer de la fuerza que supone una agitación unificada y un programa tambien unificado y conocido en amplios sectores de todo el pais. El partido continua, sin embargo, teniendo el caracter de simple asociación de notables, aun cuando exista ya una red de circulos partidistas, incluso en las ciudades medianas, hay un conjunto de "hombres de confianza" que abarcan todo el pais y con los cuales puede mantener correspondencia permanente un miembro del Parlamento como dirigente de la oficina central del partido. Fuera de esta oficina central no existen aun funcionarios pagados. Los circulos locales estan dirigidos por personas "bien vistas" que ocupan este puesto a causa de la estimación de que, por distintas razones, son objeto. Son estos los notables extraparlamentarios, que disponen de una influencia paralela a la del grupo de notables politicos que ocupan un puesto como diputados en el Parlamento. El alimento espiritual para la prensa y las asambleas locales lo proporciona cada vez en mayor medida la correspondencia editada por el partido. Las contribuciones regulares de los miembros se hacen indispensables y con una parte de ellas se atiende a los gastos del organismo central. En este estadio se encontraban no hace aun mucho la mayor parte de los partidos alemanes. En Francia se estaba parcialmente todavia en el primer estadio, el de una fragil vinculación entre los parlamentarios, un pequeno numero de notables locales por todo el pais y programas elaborados por los candidatos o por sus patronos en cada distrito y para cada elección, aunque existe tambien una mayor o menor adhesión local a las resoluciones y programas de los parlamentarios. Sólo en parte se ha quebrantado hoy este sistema. El numero de quienes hacian de la politica su profesión principal era, asi, pequeno y se limitaba en lo esencial a los diputados electos, los escasos funcionarios de los organismos centrales, los periodistas y, en Francia, ademas, aquellos "cazadores de cargos" que ocupaban un puesto politico o andaban buscandolo. Formalmente la politica era predominantemente una profesión secundaria. El numero de diputados "ministrables" estaba estrechamente limitado, asi como tambien, dada la naturaleza del sistema de notables, el de candidatos. No obstante, eran muchos los interesados indirectamente en la politica, sobre todo desde el punto de vista material. Para todas las medidas que un ministerio adoptase y para la solución de todos los problemas personales se tomaba en cuenta su eventual repercusión sobre las posibilidades electorales y, de otra parte, para lograr cualquier deseo se buscaba la mediación del diputado del distrito, a quien el ministro, si era de su mayoria (y por esto todo el mundo trataba de que 10 fuese) estaba obligado a escuchar de peor o mejor gana. Cada diputado tenia el patronazgo de los cargos y, en general, de todos los asuntos dentro de su propio distrito y, a su vez, se mantenia vinculado con los notables locales a fin de ser reelegido.
Frente a esta idilica situación de la dominación de los notables y, sobre todo, de los parlamentarios, se alzan hoy abruptamente las mas modernas formas de organización de los partidos. Son hijas de la democracia, del derecho de las masas al sufragio, de la necesidad de hacer propaganda y organizaciones de masas y de la evolución hacia dirección mas unificada y una disciplina mas rigida. La dominación de los notables y el gobierno de los parlamentarios ha concluido. La empresa politica queda en manos de "profesionales" de tiempo completo que se mantienen fuera del Parlamento. En unos casos son "empresarios" (asi como el boss americano y el election agent ingles), en otros, funcionarios con sueldo fijo. Formalmente se produce una acentuada democratización. Ya no es la fracción parlamentaria la que elabora los programas adecuados, ni son los notables locales quienes disponen la proclamación de candidatos. Estas tareas quedan reservadas a las asambleas de miembros del partido, que designan candidatos y delegan a quienes han de asistir a las asambleas superiores, de las cuales, a ser posible, habra varias hasta llegar a la asamblea general del partido (Parteitag). Naturalmente y de acuerdo con su propia naturaleza, el poder esta, sin embargo, en manos de quienes realizan el trabajo continuo dentro de la empresa o de aquellos de quienes esta depende personal o pecuniariamente, como son, por ejemplo, los mecenas o los dirigentes de los poderosos clubs politicos del tipo del Tammany-Hall. Lo decisivo es que todo este aparato humano (la "maquina", como expresivamente se dice en los paises anglosajones) o mas bien aquellos que lo dirigen, estan en situación de neutralizar a los parlamentarios y de imponerles en gran parte su propia voluntad. Este hecho es de especial importancia para la selección de la dirección del partido. Ahora se convierte en jefe la persona a quien sigue la maquinaria del partido, incluso pasando por encima del Parlamento. La creación de tales maquinarias significa, en otras palabras, la instauración de una democracia plebiscitaria.
Esta claro que la militancia del partido, sobre todo los funcionarios y empresarios del mismo, esperan obtener una retribución personal del triunfo de su jefe, ya sea en cargos o en privilegios de otro tipo. Y lo importante es que lo esperan de el y no de los parlamentarios, o al menos no sólo de ellos. Lo que principalmente esperan es que el efecto demagógico de la personalidad del jefe gane para su partido en la contienda electoral votos y cargos, aumentando, en consecuencia, hasta el maximo las posibilidades de sus partidarios para conseguir la ansiada retribución. Tambien en lo ideal uno de los móviles mas poderosos de la acción reside en la satisfacción que el hombre experimenta al trabajar, no para el programa abstracto de un partido integrado por mediocridades, sino para la persona de un jefe al que se entrega con confianza. Este es el elemento "carismatico" de todo caudillaje. Esta forma se ha impuesto en medida muy diversa en los distintos partidos y paises, y siempre en lucha constante con los notables y parlamentarios que defienden su propia influencia. Primero se impuso en los partidos burgueses de los Estados Unidos, mas tarde en los partidos socialdemócratas, sobre todo en el aleman. La evolución que lleva hacia ella experimenta continuamente retrocesos cada vez que no existe un caudillo generalmente reconocido, e incluso cuando tal caudillo si existe, es necesario hacer concesiones a la vanidad y a los intereses de los notables del partido. El riesgo principal, sin embargo, lo constituye la posibilidad de que la maquinaria caiga bajo el dominio de los funcionarios del partido en cuyas manos esta el trabajo burocratico.
En opinión de algunos circulos socialdemócratas, su partido ha sido victima de esa "burocratización". Los funcionarios sin embargo, se inclinan con bastante facilidad ante una personalidad de jefe que actue demagógicamente, pues sus intereses, tanto materiales como espirituales, estan vinculados a la ansiada toma del poder por el partido, y ademas, trabajar para un jefe es algo intimamente satisfactorio en si mismo. Mucho mas dificil es el ascenso de un jefe donde, como sucede en la mayor parte de los partidos burgueses, ademas de los funcionarios existen unos "notables" con influencia sobre el partido. Estos notables, tienen puesta su vida en los pequenos puestos que como miembros de la presidencia o de algun comite, ocupan. Su actitud esta determinada por un resentimiento hacia el demagogo como "recien llegado" y por su convencimiento de la superioridad de la "experiencia" partidista (que en realidad es importante en muchas ocasiones) y tambien por la preocupación ideológica por el quebrantamiento de las viejas tradiciones del partido. Todos los elementos tradicionalistas del partido estan a su favor. El elector pequeno burgues y mas que nada, el elector rural, se guian por el nombre de los notables que ya conocen desde hace mucho tiempo y que les inspiran confianza, desconfian, en cambio, frente al des-conocido aunque, sin embargo, si este alcanza el exito se entregaran a el inquebrantablemente. Veamos ahora algunos ejemplos importantes de la contienda entre estas dos formas estructurales y del surgimiento de la forma plebiscitaria, estudiada especialmente por Ostrogorski.
Comencemos por lnglaterra. Hasta 18ó8, la organización de los partidos era alli una organización de notables casi pura. En el campo, los tories se apoyaban en los parrocos anglicanos, en la mayor parte de los maestros de escuela y, sobre todo, en los mayores terratenientes de cada condado, mientras que los whigs, por su parte, tenian el sosten de personas tales como el predicador no conformista (en donde lo habia), el administrador de correos, el herrero, el sastre, el cordelero, es decir, todos aquellos artesanos que ejercen una influencia politica porque hablan con mucha gente, en las ciudades la división entre los partidos se hacia sobre la base de las distintas opiniones económicas y religiosas o, simplemente, de acuerdo con la tradición familiar de cada cual. En todo caso, los titulares de la empresa politica eran siempre notables. Por encima de todo esto se situaban el Parlamento, el Gabinete y los partidos con su respectivo "leader", que era presidente del Consejo de Ministros o de la oposición.
Cada leader tenia junto a si a un politico profesional que desempenaba el papel mas importante de la organización del partido: el "fustigador". Era el quien tenia en sus manos el gobierno de los cargos y a el era por lo tanto a quien tenian que dirigirse los cazadores de cargos y quien se entendia sobre estas cuestiones con los diputados de cada distrito. En estos ultimos comenzó lentamente a desarrollarse un nuevo tipo de politico profesional a medida que en ellos se iba recurriendo a agentes leales a los que, en un primer momento, no se les pagaba y que asumieron una posición mas o menos parecida a la de nuestros "hombres de confianza". Junto a ellos apareció, sin embargo, en los mismos distritos, una figura de empresario capitalista, el election agent, cuya existencia se hacia inevitable una vez promulgada la nueva legislación destinada a asegurar la limpieza de las elecciones. Esta nueva ley intentaba controlar los costos electorales oponiendose al mismo tiempo al poder del dinero, para ello obligaba a los candidatos a confesar lo que habian gastado en la elección, ya que normalmente para conseguir el triunfo debian no sólo enronquecer a fuerza de discursos sino tambien gastar mucho mas de lo que antes se hacia. Con la nueva legislación el election agent se hacia pagar por el candidato una cantidad global, con lo que hacia un buen negocio. En la distribución del poder entre el leader y los notables del partido, tanto en el Parlamento, como en todo el pais, el primero habia siempre sacado la mejor parte, como un medio imprescindible para que pudiese hacer una politica permanente y de gran estilo. Sin embargo, la influencia de los notables y de los parlamentarios continua siendo importante.
Este era el aspecto que ofrecia la vieja organización de los partidos, en parte economia de notables y en parte ya tambien empresa con empleados y empresarios. A partir de 18ó8, sin embargo, se desarrolló, primero para las elecciones locales de Birmingham y despues para todo el pais, el llamado "Caucus-System:". Un sacerdote no conformista y, junto a el, Jose Chamberlain, fueron los que dieron vida a este sistema, que nació con ocasión de la democratización del voto. Para ganarse a las masas se hizo necesario crear un enorme aparato de asociaciones aparentemente democraticas, establecer una asociación electoral en cada barrio, mantener toda esta empresa en permanente movimiento y burocratizarlo todo profundamente. Aparece asi un numero cada vez mayor de empleados pagados por los comites electorales locales, en los que pronto quedó encuadrado quizas un 10 por 100 del electorado y una serie de intermediarios principales, elegidos, pero con derecho de cooptación, que actuan formalmente como promotores de la politica del partido. La fuerza impulsora de toda esta evolución fueron los circulos locales, interesados sobre todo en la politica municipal (que es en todas partes la fuente de las mas enjundiosas posibilidades materiales), que eran tambien quienes hacian la principal aportación financiera. Esta naciente maquinaria, que no estaba dirigida ya desde el Parlamento, tuvo que librar pronto combate con quienes hasta entonces habian tenido en sus manos el poder, especialmente con el whip. Apoyada en los interesados locales, logró sin embargo, triunfar hasta tal punto que el whip tuvo que sometersele y pactar con ella. El resultado fue una centralización del poder en manos de unos pocos y finalrnente de uno solo, situado en la cuspide del partido. En el partido liberal, en efecto, el sistema se establece en conexión con el ascenso de Gladstone al poder. Lo que con tanta rapidez dio a esta maquinaria el triunfo sobre los notables fue la fascinación de la "gran" demagogia gladstoniana, la ciega fe de las masas en el contenido etico de su politica y, sobre todo, en el caracter etico de su personalidad. Aparece asi en la politica un elemento de cesarismo plebiscitario, el dictador del campo de batalla electoral. Muy pronto habia de ponerse de manifiesto la nueva situación. En 1877, cuando por primera vez se emplea en las elecciones nacionales, el caucus consigue ya un triunfo resonante, cuyo resultado fue la caida de Disraeli en el momento preciso de sus grandes exitos. En 188ó la maquinaria estaba ya hasta tal punto orientada carismaticamente hacia la persona del jefe que cuando se planteó la cuestión del Home-rule, el aparato entero, de arriba abajo, no se preguntó si compartia objetivamente la opinión de Gladstone, sino que simplemente se dijo "le seguiremos haga lo que haga" y cambió de actitud para obedecer sus órdenes, dejando asi en la estacada a Chamberlain, su propio creador. Esta maquinaria requiere un considerable aparato de personal.
Actualmente pasa de 2.000 el numero de personas que viven en lnglaterra directamente de la politica de los partidos. Numerosisimos son tambien quienes colaboran como interesados o como cazadores de cargos en la politica, especial-mente en la politica municipal. Ademas de posibilidades económicas, al politico del caucus se le ofrecen tambien posibilidades de satisfacer su vanidad. Llegar a ser "J.P." o incluso "M.P." es aspiración natural de las maximas ambiciones (normales) y es algo que se concede a las personas que pueden exhibir una buena educación, a los "gentlemen". Como honor supremo resplandece la dignidad de Par, especialmente para los grandes mecenas, y no hay que olvidar que las finanzas de los partidos dependen, quizas en un 50 por 100, de los donativos anónimos.
GCual ha sido el efecto de este sistema? El de que hoy en dia, con excepción de algun que otro miembro del Gabinete, los miembros del Parlamento son, por lo general, unos borregos votantes perfectamente disciplinados. En nuestro Reichstag los diputados acostumbraban, al menos, a simular que estaban trabajando por el bien del pais cuando aprovechaban sus respectivos pupitres para despachar durante la sesión su propia correspondencia privada. En lnglaterra no son necesarios los gestos de este tipo. Lo unico que el miembro del Parlamento tiene que hacer es votar cuidandose de no traicionar al partido, y de acudir cuando el whip lo convoca para proceder de acuerdo con lo que hayan dispuesto el Gabinete o el leader de la oposición. De existir un jefe con autoridad fuerte, diriase que la maquinaria del caucus se mantiene en el pais poco menos que sin conciencia propia, entregada enteramente a la voluntad del jefe. Asimismo, se encuentra por encima del Parlamento el dictador plebiscitario, que arrastra con el a las masas, mediante la maquinaria, y considera a los parlamentarios como simples prebendados politicos anadidos a su sequito. Veamos ahora cómo se produce la selección del caudillo. Primeramente, Gcuales son las facultades que cuentan? Ademas de las cualidades de la voluntad, decisivas siempre, lo que aqui cuenta es, en especial, la fuerza del discurso demagógico. Su estilo ha ido transformandose notoriamente desde las epocas de Cobden, en que se dirigia a la inteligencia, pasando por las de Gladstone, en cuya aparente sobriedad de "dejar que los hechos hablen por si solos" era un especialista, hasta nuestros dias, al extremo de movilizar a las masas valiendose con mucha frecuencia, de medios puramente emocionales semejantes a los que emplea el Ejercito de Salvación.
Resulta licito calificar a la situación actual como "una dictadura basada en la utilización de la emotividad de las masas". Al mismo tiempo, sin embargo, el tan sumamente complicado sistema de trabajo en comisión del Parlamento ingles, da la posibilidad de que colabore todo aquel politico que quiera participar en la dirección de la politica; es mas, lo obliga a ello. Todos los miembros que en algo se distinguen, habiendo desempenado el puesto durante los ultimos decenios, tienen en su haber este autentico y muy eficaz trabajo formativo. Asi, la practica de los informes y la critica que se lleva a cabo durante las sesiones de tales comisiones, convierten esta escuela en una efectiva selección, de la cual quedan excluidos los simples demagogos. Esta ha sido la situación en lnglaterra. El Caucus-System, sin embargo, no resulta mas que una forma un tanto debilitada de la estructura moderna, si la comparamos con la organización de los partidos norteamericanos, en la cual el principio plebiscitario se acunó de un modo en especial temprano y puro. De acuerdo con el pensamiento de Washington, Norteamerica debió haber sido una comunidad administrada por "gentlemen". Asi un gentleman de aquel tiempo era al mismo tiempo terrateniente o un individuo educado en un Colegio. Asi era en los primeros anos de la independencia, de esa nación. En cuanto se iban constituyendo los partidos, a los miembros de la Camara de Representantes se les despertaba la aspiración de convertirse en dirigentes politicos, a semejanza de lo acontecido en lnglaterra durante la dominación de los notables. La organización de los partidos era muy debil. Hasta 1824 subsiste la misma situación, aunque antes de esta decada de los veinte empezó a formarse la maquinaria partidista en algunos municipios, ya que la nueva evolución tambien tuvo aqui sus semillas, y es precisamente con la elección de Andrew Jackson, candidato de los campesinos del Oeste, para Presidente, que las viejas tradiciones son arrojadas por la borda. La dirección de los partidos en manos de los principales parlamentarios termina definitivamente poco despues de 1840, al retirarse de la politica algunos de ellos, tales como Calhoun y Webster, debido a que el Parlamento, ante la maquinaria partidista, ha perdido casi todo su poder en el pais. El hecho de que en Norteamerica se haya desenvuelto con tanta rapidez "la maquina" plebiscitaria se debe a que alli, y sólo alli, el jefe absoluto del poder ejecutivo y el patrono, lo cual viene a ser lo mas importante, sobre todo, es un Presidente elegido plebiscitariamente que dispone de todos los cargos actuando casi con entera independencia frente al Parlamento, dada la "división de poderes" establecida. De ahi que la propia elección presidencial sea la que brinda un valioso botin de prebendas y cargos, en calidad de premio por el triunfo. El "spoils system", al que Andrew Jackson eleva a la categoria de principio sistematico, no hace sino aprovecharse de las consecuencias de tales circunstancias.
GQue representa en la actualidad, para la formación de los partidos, este spoils system, es decir, esta atribución de todos los cargos federales al sequito del candidato triunfador? Sencillamente, significa el hecho de enfrentarse entre si, unos partidos que carecen por completo de convicciones, meros grupos de cazadores de cargos, con programas mutables, elaborados para cada elección, sin mas objetivo que una posible conquista de votos; programas cambiantes en cada ocasión, en una medida para la cual no es posible hallar analogia en ninguna otra parte. Tales partidos estan cortados por el patrón que se ajusta mejor a las elecciones consideradas verdaderamente importantes para la distribución de los cargos, esto es: la elección Presidencial y la de los gobernadores de los Estados. En tanto que corresponde a las "Convenciones Nacionales" establecer los programas, son los partidos los que designan los candidatos, sin que los parlamentarios intervengan en absoluto. Se trata de congresos de los partidos que, con toda formalidad, se encuentran integrados, muy democraticamente, por asambleas de delegados, los cuales han recibido, a su vez, el mandato de las primaries", esto es, de las asambleas de los electores del correspondiente partido. Los delegados en dichas primarias son previamente elegidos por referencia al nombre de los candidatos a la Jefatura del Estado. En el seno de cada partido se desata la mas enconada de las luchas por la nominación. Bajo el control del Presidente quedan siempre los nombramientos de trescientos o cuatrocientos mil funcionarios, previa consulta con los senadores de cada Estado, los cuales, por tal motivo, son tambien politicos poderosos. No es el caso, por el contrario, de quienes constituyen la Camara de Representantes, que no cuentan con el patronato de los cargos, asi como tampoco de los ministros, los cuales, debido a la división de poderes, no son sino auxiliares del Presidente que ha sido legitimado por la elección popular ante todo el mundo, comprendido el Parlamento, en cuya virtud les es dado ejercer sus cargos con entera independencia, tanto si gozan de la confianza de este como si no son merecedores de ella. Mientras el spoil system se mantenia asi, resultaba tecnicamente factible en Estados Unidos, dado que la juventud de la cultura americana permitia sobrellevar una pura economia de aficionados. Es indudable que la administración, al encontrarse a cargo de trescientos o cuatrocientos mil hombres de partido sin requerir de otras cualidades que aquellas que los acreditaban utiles a su propio partido, debia estar plagada, forzosamente, de grandes defectos y, de hecho, la administración en America del Norte se caracterizó por una corrupción y un derroche sin par, que sólo era posible pudiera soportar un pais con posibilidades económicas que aun se consideran ilimitadas.
Con semejante procedimiento de la maquina plebiscitaria, vemos en primer plano la figura del boss.
Y, Gque es el boss? Es un empresario politico capitalista, el cual reune los votos por su cuenta y riesgo. Para eso pudo haberse valido, en su iniciación, de sus contactos como abogado, o como propietario de una taberna o de otro negocio cualquiera, o aun en su calidad, tal vez, de prestamista. Asi comienza a extender sus redes hasta que consigue "controlar" un numero determinado de votos. Entonces entabla relación con los bosses mas cercanos y, a base de asiduidad, astucia y, en especial, de discreción, lega a captar la atención de aquellos que le antecedieron por esta via y de este modo comienza su ascenso. El boss es indispensable para la organización del partido, ya que se cuida de centralizaria y se constituye en fuente de los recursos financieros mas importantes. Ahora bien, Gdc que modo los obtiene? En parte, por medio de las contribuciones de los miembros; de la recaudación de un porcentaje del sueldo de cada uno de los funcionarios que, tanto a el como a su partido, les son deudores de los puestos que tienen. Ademas, recibe el producto de los cohechos y de las propinas. Todo aquel que pretende infringir, sin ser castigado, alguna de las muchas leyes, necesita la connivencia del boss y debe pagar por ella, de lo contrario le esperan consecuencias muy desagradables. Pese a todo, estos medios no son suficientes para completar los fondos reunidos por la empresa. El boss se hace asimismo indispensable como perceptor de las sumas de dinero procedentes de los grandes magnates financieros, que sólo a el entregan, ya que, tratandose de fines electorales, en absoluto habrian de confiarlas a ningun funcionario a sueldo ni a persona alguna que este obligado a rendir cuentas publicamente. El boss, que se caracteriza por su maxima discreción en lo relativo al dinero, es por antonomasia el hombre que se mueve en los circulos capitalistas que finan-cian las elecciones. El tipico boss no es sino un sujeto totalmente gris, al que no le interesa el prestigio social; por el contrario, en la alta sociedad resulta despreciable este "profesional". Su objetivo es sólo el poder mediante el cual obtener el dinero, aunque tambien por el poder mismo. A la inversa del leader ingles, el boss norteamericano actua en la sombra. Es muy raro que se deje oir; podra sugerir al orador lo que debe decir, pero el guarda silencio. Por lo general no desempena ningun cargo, salvo el de senador en el Senado Federal, ya que de esta forma puede participar, constitucionalmente, en el patronato de los cargos; y es frecuente que el boss acuda en persona a dicha corporación.
Ante todo, la distribución de los cargos se realiza conforme a los servicios prestados al partido. No obstante, en muchas ocasiones son conferidos a cambio de dinero e incluso existen precios establecidos por cargos determinados. En suma, el sistema es similar al que prevalecia en las monarquias europeas, incluidos los Estados de la lglesia, durante los siglos XVll y XVlll. El boss esta desprovisto de principios politicos definidos, carece de convicciones; a el sólo le interesa la forma en que puede obtener los votos. Tampoco es raro que se trate de un individuo sin cultura, pero correcto e irreprochable en su vida privada. Tan sólo, por lo que se refiere a la politica, su etica se acomoda a la moral media de la actividad que rige en su momento, a semejanza de lo que muchos de los nuestros hicieron en epocas de acaparamiento. Le tiene sin cuidado ser despreciado en sociedad como "profesional", es decir como politico de profesión. La circunstancia de que no desempena ni quiera ocupar cargos elevados, es una Ventaja para que resulte factible, a menudo, la candidatura de hombres con inteligencia, ajenos a los partidos, notabilidades incluso (y no solamente de notables de los partidos, como ocurre entre nosotros), cuando el boss cree que habran de atraer votos. La configuración de tales partidos carentes de convicciones, cuyos jefes son despreciados en sociedad, ha permitido, precisamente, que hombres capaces hayan llegado a la Presidencia, hombres que no la habrian alcanzado nunca entre nosotros. Claro esta que los bosses se enfrentan con unas y dientes a cualquiera que pueda representar algun peligro con respecto a sus fuentes de poder y de dinero; pero nada tiene de sorprendente que, ante su rivalidad por el favor de los electores, se vean forzados a la defensa de aquellos candidatos que se presentan en calidad de adversarios de la corrupción.
Aqui tenemos, pues una empresa de partido, de gran solidez capitalista, organizada rigurosamente en todos sentidos y que se apoya tambien en clubes consistentes y, a su vez, organizados de manera jerarquica, de la misma indole del Tammany-Hall, que tienen como fin la obtención de utilidades económicas valiendose del dominio politico de la Administración, especialmente de la municipal, que en America del Norte se considera el botin mas cuantioso.
Esta estructura vital de los partidos fue posible gracias a la acentuada democracia que predominaba en dicho pais, como nueva nación, y dado el enlace entre los dos terminos es precisamente a lo que se debe que hoy en dia estemos contemplando la expiración paulatina de tal sistema. Ya no es posible que esa nación pueda ser gobernada sólo por diletantes. Hace quince anos, los obreros norteamericanos, ante la pregunta de por que se dejaban gobernar por politicos a los que consideraban despreciables, respondieron: "preferimos tener como funcionarios a gente a la cual escupimos, que crear una casta de funcionarios que sea la que nos escupa a nosotros". Este era el antiguo parecer de la "democracia" norteamericana, en tanto que el de los socialistas, ya en aquel tiempo, era totalmente distinto. La situación resulta ya insoportable. Ya no es suficiente la administración de diletantes; la Civil Service Reform: esta creando continuamente puestos vitalicios, dotados de jubilación, dando por resultado que los funcionarios que desempenan tales cargos tienen formación universitaria con tantas aptitudes como los nuestros e igualmente insobornables. Ya existen casi cien mil cargos que no son parte del botin electoral, dotados de derecho a jubilación y a los cuales se es merecedor mediante examenes de capacitación. De este modo el spoil system habra de retroceder paulatinamente y obligara, asimismo, a que la estructura de la dirección del partido sea modificada en un sentido imposible de predecir por ahora.
Hasta el presente, las condiciones fundamentales de la empresa politica en Alemania se consideraron como sigue: en primer termino, la incompetencia del Parlamento, que trajo por consecuencia el hecho de que ningun jefe permaneciese en el por mucho tiempo. En tales condiciones, Gque se podia hacer alli? Al presentarse el caso de una baja en alguna oficina de la administración, era posible que al funcionario del cual dependia el puesto se le dijera: "En mi distrito cuento con una persona de gran inteligencia que podria desempenar perfectamente ese cargo". Y se le concedia el puesto a dicha persona. Pero eso era casi todo lo que un parlamentario aleman podia hacer para dar escape a su instinto de poder, suponiendo que lo tuviese. En segundo plano, sobresale la gran importancia que el funcionario especializado tenia en Alemania, peculiaridad que condiciona tambien a la precedente. En esta materia, nos corresponde el primer lugar en el mundo. Claro esta que, corno natural consecuencia, de tal importancia se desprendia la aspiración de ese funcionario no sólo a ocupar un puesto de tal nivel, sino tambien uno ministerial.
En el Landtag bavaro fue donde al plantearse hace algunos anos la polemica acerca de la introducción del regimen parlamentario, se dijo precisamente que silos ministerios debian ponerse en manos de los parlamentarios ya no habria quien, estando capacitado, quisiera ejercer como funcionario. Esta administración de funcionarios se substraia, ademas, de un modo sistematico, a un control semejante al que en lnglaterra ejercen las Comisiones parlamentarias, impidiendo asi que, salvo una que otra excepción, se constituyeran jefes administrativos autenticamente eficaces en el seno del Parlamento. Podemos senalar como una tercera peculiaridad la de que en Memania, a la inversa de lo que sucede en America del Norte, teniamos partidos politicos con convicciones, los cuales afirmaban que, por lo menos con bona fide subjetiva, sus miembros simbolizaban una cierta "concepción del mundo" . Entre estos partidos, el partido del Centro (Zentrumpartei), asi como la socialdemocracia, eran los dos mas importantes, surgidos, sin embargo, con la deliberada intención de subsistir como partidos minoritarios. Los dirigentes del Centro, en el lmperio, nunca trataron de ocultar que estaban en contra del parlamentarismo por causa del temor a encontrarse situados en calidad de minoria, y tropezar entonces con mayores obstaculos para obtener el acomodo de sus cazadores de puestos a base de presionar al gobierno, como hasta entonces. En cuanto a la social-democracia, por principio era un partido de minorias, ofreciendo trabas al parlamentarismo, dado que de pactar con el orden politico burgues podia mancharse y queria evitar esto a toda costa. La circunstancia de que ambos partidos propugnaran su propia exclusión del sistema parlamentario imposibilitó la introducción de este de forma total.
Entretanto, Gcual era la suerte de los politicos profesionales en Alemania? Pues, que carecian de poder y de responsabilidad, ya que unicamente jugaban un papel muy secundario como notables, dando por resultado el hecho de que estuvieran animados, en los ultimos tiempos, del peculiar espiritu de corporación de todas las profesiones. Tratandose de un individuo que no fuera como ellos, le resultaba imposible ascender lo suficiente en el circulo de aquellos notables, en cuyos puestos ponian sus vidas. En cada uno de los partidos, sin exceptuar el socialdemócrata, podiamos citar muchos nombres que servirian de ejemplo en esta tragedia ya que a sus portadores, por estar precisamente dotados de cualidades para ser jefes, los notables les cerraban el paso. Todos nuestros partidos han seguido por esta via, que los ha conducido a integrarse en las corporaciones de notables.
Pongamos como ejemplo a Bebel, cuya inteligencia, por modesta que fuera, lo mantenia en calidad de caudillo, debido a su temperamento y limpieza de caracter. Al hecho de ser un martir y de nunca haber defraudado la confianza de las masas -por lo menos en opinión de ellas- se debe el que estas lo siguiesen siempre y que, dentro del partido, no existiera ningun poder capaz de oponersele seriamente. Con su muerte, todo esto se terminó; y tras ella vino la dominación de los funcionarios, pues tanto los sindicales como los secretarios de partido y los periodistas se hicieron cargo de los puestos clave, quedando el partido sojuzgado a la inclinación del funcionario. En realidad se trataba de un tipo de funcionarlo por excelencia honesto, excepcionalmente honesto, si establecemos comparaciones con la manera como actuan los funcionarios en otros paises; y pensamos, sobre todo, en la facilidad con que los funcionarios norteamericanos se dejan con frecuencia sobornar. Sin embargo, en el partido surgieron tambien, al mismo tiempo, las' consecuencias de la dominación de' los funcionarios a las que antes nos referiamos.
A partir de 1880, los partidos eran ya meros gremios de notables. Claro esta que, de cuando en cuando, los fines propagandisticos de cada partido los inducian a ganarse personas con talento, carentes de filiación partidista, para poder pregonar "nosotros contamos con tales y tales nombres". De ser posible, se evitaba que dichas personas acudieran a las elecciones, y unicamente eran lanzadas sus candidaturas en caso de hacerse ello inevitable, como cuando el interesado no se dejaba convencer de otro modo. El mismo espiritu regia en el Parlamento. Nuestros partidos parlamentaristas continuan siendo gremios, como siempre. Todos los discursos que se pronuncian en el pleno del Reichstag han sido previamente censurados, lo cual se hace evidente por lo inaudito de su tediosidad. Sólo puede hacer uso de la palabra quien esta inscrito como orador. Nada mas contrario a la costumbre inglesa y tambien, aunque por razones opuestas, a la costumbre francesa.
En la actualidad y como consecuencia del colapso al que se ha dado en llamar revolución, parece que todo se encuentra en vias de transformarse. Tal vez sea asi, pero no es seguro.
En un principio se intentó instituir otros aparatos partidistas de indole diferente, como por ejemplo, los de aficionados, que generalmente parten de estudiantes de las escuelas superiores, que creyendo descubrir en alguien cualidades de jefe le proponen: "nosotros haremos por usted el trabajo necesario, dirijanos". En segundo lugar, los aparatos de hombres de negocios. Ha sucedido a veces que un grupo de personas acude a alguien a quien suponen cualidades de jefe para pedirle que, a cambio de una cantidad fija para cada elección, asuma la tarea de atraer los votos. Si ustedes me preguntasen honradamente cual de estos dos tipos de aparato me parece mas digno de confianza desde el punto de vista tecnico-politico, les contestaria, creo, que prefiero el segundo. Ambos fueron, en todo caso, burbujas que se hincharon rapidamente para luego estallar. Los aparatos existentes se recompusieron un poco y continuaron trabajando. Aquellos fenómenos fueron sólo un sintoma de que tal vez se establecerian nuevos aparatos cuando hubiese un caudillo capaz de hacerlo. Pero ya las peculiaridades tecnicas de la representación proporcional dificultaban su crecimiento. Sólo surgieron un par de dictadores callejeros que volvieron luego a desaparecer. Y sólo el sequito de estas dictaduras callejeras fue organizado con una firme disciplina; de aqui el poder de estas minorias, hoy en trance de desaparición.
Supongamos que esta situación cambiara. Hay que tener entonces bien presente que, de acuerdo con lo ya hecho, la dirección de los partidos por jefes plebiscitarios determina la "desespiritualización" de sus seguidores, su proletarización espiritual, podemos decir. Para ser aparato utilizable por el caudillo han de obedecer ciegamente, convertirse en una maquina, en el sentido americano, no sentirse perturbados por vanidades de notables y pretensiones de tener opinión propia. La elección de Lincoln sólo fue posible gracias a que la organización del partido tenia este caracter y, como ya se ha dicho, lo mismo sucedió con el caucus en la elección de Gladstone. Es este justamente el precio que hay que pagar por la dirección de un caudillo. Sólo nos queda elegir entre la democracia caudillista con "maquina" o la democracia sin caudillos, es decir, la dominación de "politicos profesionales" sin vocación, sin esas cualidades intimas y carismaticas que hacen al caudillo. Esto significa tambien lo que en las actuales contiendas dentro de un partido se conoce con el nombre de reino de las "camarillas". Actualmente es esto lo unico que tenemos en Alemania y su mantenimiento se vera facilitado en el futuro, al menos para el Reich, porque se reconstituira el Bundesrat que necesariamente limitara el poder del Reichstag y disminuira asi su importancia como lugar adecuado para la selección de caudillos.
La perduración del sistema esta asegurada ademas por la representación proporcional, tal como ahora esta configurada. Es esta una institución tipica de la democracia sin caudillos, no sólo porque facilita la colocación de los notables, sino tambien porque, para el futuro, da a las asociaciones de interesados la posibilidad de obligar a incluir en las listas a sus funcionarios, creando asi un Parlamento apolitico en el que no haya lugar para un autentico caudillaje. La unica valvula de escape posible para la necesidad de contar con una verdadera jefatura podria ser el Presidente del Reich, si es elegido plebiscitariamente y no por el Parlamento. Podria tambien nacer y seleccionarse una jefatura sobre la base del trabajo realizado, si apareciese en las grandes ciudades, como apareció en los Estados Unidos, sobre todo alli en donde se quiso luchar seriamente contra la corrupción, un dictador municipal, elegido plebiscitariamente y provisto del derecho a organizar su equipo con absoluta independencia. Esto exigiria una organización de los partidos adecuada a este tipo de elecciones. Pero la hostilidad pequeno-burguesa que todos los partidos, y especialmente la socialdemocracia, sienten hacia el caudillaje, hacen aparecer muy oscura la futura configuración de los partidos y, con ella, la realización de estas posibilidades.
Por esto hoy no puede todavia decirse cómo se configurara en el futuro la empresa politica como "profesión", y menos aun por que camino se abren a los politicamente dotados las posibilidades de enfrentarse con una tarea politica satisfactoria. Para quien, por su situación patrimonial, esta obligado a vivir "de" la politica se presenta la alternativa de hacerse periodista o funcionario de un partido, que son los caminos directos tipicos, o buscar un puesto apropiado en la administración municipal o en las organizaciones que representan intereses, como aun los sindicatos, las camaras de comercio, las cámaras de agricultores o artesanos, las camaras de trabajo, las asociaciones de patronos, etc. Sobre el aspecto externo no cabe decir mas, salvo advertir que los funcionarios de los partidos comparten con los periodistas el odio que los "sin clase" despiertan. Desgraciadamente siempre se llamara "escritor a sueldo" a este y "orador a sueldo" a aquel; para quienes se encuentren interiormente indefensos frente a esa situación y no sean capaces de darse a si mismos la respuesta adecuada a esas acusaciones, esta cerrado ese camino que, en todo caso, supone grandes tentaciones y desilusiones terribles. GQue satisfacciones intimas ofrece a cambio y que condiciones ha de tener quien lo emprende?
Proporciona, por lo pronto, un sentimiento de poder. La conciencia de tener una influencia sobre los hombres, de participar en el poder sobre ellos y, sobre todo, el sentimiento de manejar los hilos de acontecimientos históricos importantes; elevan al politico profesional, incluso al que ocupa posiciones formalmente modestas, por encima de lo cotidiano. La cuestión que entonces se le plantea es la de cuales son las cualidades que le permitirian estar a la altura de ese poder (por pequeno que sea en su caso concreto) y de la responsabilidad que sobre el arroja. Con esto entramos ya en el terreno de la etica, pues es a esta a la que -corresponde determinar que clase de hombre hay que ser para tener derecho a poner la mano en la rueda de la historia.
Puede decirse que son tres las cualidades decisivamente lmportantes para el politico: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura. Pasión en el sentido de "positividad", de entrega apasionada a una causa, al dios o al demonio que la gobierna. No en el sentido de esa actitud interior que mi malogrado amigo Jorge Simmel solia llamar "excitación esteril", propia de un determinado tipo de intelectuales, sobre todo rusos (no, por supuesto, de todos ellos), y que ahora juega tambien un gran papel entre nuestros intelectuales, en este carnaval al que se da, para embellecerlo, el orgulloso nombre de "revolución". Es ese un "romanticismo de lo intelectualmente interesante" que gira en el vacio y esta desprovisto de todo sentido de la responsabilidad objetiva. Evidentemente no todo queda arreglado con la pura pasión, por muy sincera que esta sea. La pasión no convierte a nadie en politico, sino esta al servicio de una "causa" y no hace de su responsabilidad hacia esa "causa" el norte que oriente sus acciones. Para ello se necesita (y esta es la cualidad psicológica decisiva del politico), mesura, capacidad para dejar que la realidad actue sobre uno sin perder el recogimiento y la tranquilidad, es decir, para guardar la distancia con los hombres y las cosas. El "no saber guardar distancias" es uno de los pecados mortales de todo politico y una de esas cualidades cuyo olvido condena a la impotencia politica a nuestra actual generación de intelectuales. El problema es, precisamente, el de cómo puede conseguirse que vayan juntas en las mismas almas la pasión ardiente y la mesurada frialdad. La politica se hace con la cabeza y no con otras partes del cuerpo o del alma. Y, sin embargo, la entrega a la causa sólo puede nacer y alimentarse de la pasión, si ha de ser una actitud autenticamente humana y no el frivolo juego intelectual. Sólo el habito de la distancia (en todos los sentidos de la palabra) hace posible la energica doma del alma que caracteriza al politico apasionado y lo distingue del simple diletante politico "esterilmente agitado". La "fuerza" de una "personalidad" politica reside, en primer lugar, en la posesión de estas cualidades.
Por eso el politico tiene que vencer cada dia y cada hora a un enemigo muy trivial y demasiado humano, la muy comun vanidad, enemiga mortal de toda entrega a una causa y de toda mesura, en este caso de la mesura frente a si mismo. La vanidad es una cualidad muy extendida y tal vez nadie se vea libre de ella. En los circulos academicos y cientificos es una especie de enfermedad profesional. Pero precisamente en el hombre de ciencia, por antipatica que sea su manifestación, la vanidad es relativamente inocua en el sentido de que, por lo general, no estorba el trabajo cientifico. Muy diferentes son sus resultados en el politico, quien utiliza inevitablemente como instrumento el ansia de poder. El "instinto de poder", como suele llamarse, esta, de hecho, entre sus cualidades normales. El pecado contra el Espiritu Santo de su profesión comienza en el momento en que este ansia de poder deja de ser positiva, deja de estar exclusivamente al servicio de la "causa" para convertirse en una pura embriaguez personal. En ultimo termino, no hay mas que dos pecados mortales en el campo de la politica: la ausencia de finalidades objetivas y la falta de responsabilidad, que frecuentemente, aunque no siempre, coincide con aquella. La vanidad, la necesidad de aparecer siempre que sea posible en primer plano, es lo que mas lleva al politico a cometer uno de estos pecados o los dos a la vez. Tanto mas, en la medida que el demagogo esta obligado a tener en cuenta el "efecto", por eso esta siempre en peligro, tanto de convertirse en un comediante, como de tomar a la ligera la responsabilidad que por las consecuencias de sus actos le incumbe y preocuparse sólo por la "impresión" que causa. Su ausencia de finalidad objetiva le hace proclive a buscar la apariencia brillante del poder en lugar del poder real; su falta de responsabilidad lo lleva a gozar del poder por el poder, sin tomar en cuenta su finalidad. Aunque el poder es el medio ineludible de la politica, o mas exactamente, precisamente porque lo es, y el ansia de poder es una de las fuerzas que la impulsan, no hay deformación mas perniciosa de la fuerza politica que el presumir de poder como un advenedizo o complacerse vanidosamente en el sentimiento de poder, es decir, en general, toda adoración del poder puro en cuanto tal. El simple "politico de poder" que tambien entre nosotros es objeto de un fervoroso culto, puede quizas actuar energicamente, pero de hecho actua en el vacio y sin sentido alguno. En esto los criticos de la politica de poder tienen toda la razón. En el subito derrumbamiento interno de algunos representantes tipicos de esta actitud hemos podido comprobar cuanta debilidad interior y cuanta impotencia se esconde tras esos gestos, ostentosos pero totalmente vacios. Dicha actitud es producto de una mezquina y superficial indiferencia frente al sentido de la acción humana, que no tiene nada que ver con la conciencia del armazón tragico en el que descansa la trama de todo quehacer humano y especialmente del quehacer politico.
Es una tremenda verdad y un hecho basico de la historia (de cuya fundamentación no tenemos que ocuparnos en detalle aqui) el de que frecuentemente o, mejor, generalmente, el resultado final de toda acción politica tiene una relación paradójica con su sentido inicial. Ello, sin embargo, no permite prescindir de tal sentido, del servicio a una "causa" si se quiere que las acciones tengan una consistencia interna. Cual es la causa para cuyo servicio busca y utiliza el politico el poder constituye ya una cuestión de fe. Pueden asistirle propósitos nacionalistas o humanitarios, sociales, eticos o culturales, seculares o religiosos; es posible que sienta arrebatos por una confianza absoluta en el "progreso", sea cual fuere su sentido, o que rechace con frialdad cualquier otra creencia de esta indole; es posible tambien que pretenda encontrarse al servicio de una "idea" o que, por principio rechace semejantes pretensiones y sólo quiera estar al servicio de fines materiales de la vida cotidiana. Despues de todo, lo que importa es que nunca debe dejar de existir la fe en algo; de lo contrario, si esta falta, cualquier exito politico, inclusive asi sea en apariencia el mas sólido, lo cual es absolutamente justo, llevara en si la maldición de la futilidad.
Con lo dicho estamos ya frente al ultimo de los problemas acerca de los cuales nos propusimos ocuparnos hoy, esto es, el "ethos" de la politica como "causa".
GCual es el papel que la politica ha de jugar, aparte de sus objetivos en la economia etica de nuestro modo de vida? GCual es, digamos, el sitio etico que aquella ocupa? En lo tocante a este punto chocan entre si ideas fundamentales del mundo; en ultimo termino, hay que elegir entre ellas. Enfoquemos de frente esta cuestión, que en fechas recientes ha sido planeada de nuevo y, a mi modo de ver, en una forma de discusión enteramente equivocada. Sin embargo, antes que nada debemos liberarnos de un falseamiento totalmente trivial. Queremos decir con esto que la etica puede aparecer en ocasiones con un caracter fatidico. Aqui van algunos ejemplos. Dificilmente podran ustedes encontrar a un hombre que haya dejado de amar a una mujer para entregarse a otra, que no se considere obligado a justificarse diciendo que la primera no era digna de su amor, o que lo decepcionó, o dando alguna otra razón por el estilo. Esto es falta de hidalguia. En lugar de aceptar y enfrentarse al hecho de que ya no ama a su mujer, recurre al procedimiento tan poco caballeroso de tratar de crearse una "legitimidad" en virtud de la cual intenta merecer la razón y de este modo atribuirle a ella no sólo la culpa sino tambien la desdicha. De modo semejante actua el competidor que logra el exito en una lid erótica, razonando que el rival vale menos que el, puesto que resultó vencido. La misma situación ocurre en el caso de una guerra, cuando el vencedor se deja llevar por el miserable vicio de empenarse en que siempre tiene la razón, pretendiendo que esta se encuentra de su parte, y que por eso ha vencido. Es la misma, tambien, de aquel que se encuentra bajo los horrores de la guerra y, entonces, en vez de confesar sencillamente que ya no era posible resistir mas, la necesidad de su propia justificación le obliga a sostener que la lucha se hacia insoportable debido a que era por una causa moralmente mala. O bien, la de aquellos que, habiendo resultado vencidos en la guerra, despues de perdida tratan de averiguar quienes son los "culpables", lo cual no son mas que comadreos de mujeres.
Realmente, lo que siempre da origen a una guerra es la estructura de la sociedad. La postura mesurada y viril es la de decir al enemigo: "Hemos perdido la guerra, ustedes la han ganado. Esto es algo ya resuelto. Ahora hablemos de las consecuencias que es necesario sacar de este hecho con respecto a los intereses "materiales" que se encuentran en juego y a la responsabilidad con vistas al futuro", que es lo mas importante y lo que incumbe al vencedor antes que nada. De no ser asi, todo resulta indigno y se paga antes o despues. Una nación puede perdonar el perjuicio a sus intereses, pero nunca el que se hace en contra de su honor y menos aun el que se infiere con el clerical vicio de empenarse en tener siempre la razón. A medida que transcurran los decenios, no habra documento que salga a luz sin que se levante de nuevo el indigno clamoreo, el odio y la ira; cuando seria preferible que por lo menos "moralmente" se permitiera que al terminar la guerra esta quedase para siempre sepulta. Esto sólo puede lograrse por medio de la objetividad y la hidalguia y, principalmente, de la "dignidad"; mas nunca mediante una "etica", pues ello no constituye sino una acción reprobable por ambas partes. Una etica que, antes de preocuparse de lo que incumbe realmente al politico, a lo futuro y a la responsabilidad ante ese futuro, divaga en cuestiones "politicamente esteriles por insolubles" acerca de cuales han sido las faltas cometidas en tiempo pasado, no hace mas que incurrir en culpa politica, si es que existen los yerros; actitud que lleva a prescindir de la ineludible conversión de todo el problema, por muy materiales que sean los intereses, los del vencedor tras las mayores ganancias posibles, tanto morales como materiales, o las esperanzas del vencido de obtener ventajas a cambio de reconocer su culpa. Si existe en el mundo algo de "abyecto", lo encontramos, aqui como resultado de hacer uso de la "etica" como medio para "llevarse la razón".
Asi pues Gcual es la relación autentica que existe entre etica y politica? GNo tienen nada en comun la una con la otra, como se suele asegurar? o por el contrario, Ges cierto que hay una sola etica valedera tanto para la actividad politica como para otra cualquiera? Se ha pensado muy a menudo que estas dos ultimas afirmaciones son mutuamente excluyentes, que sólo puede ser cierta la una o la otra, pero no las dos. GPero es cierto acaso que haya alguna etica en el mundo que pueda imponer normas de contenido identico a las relaciones eróticas, comerciales, familiares y profesionales, a las relaciones con la esposa, con la verdulera, el hijo, el competidor, el amigo o el acusado? GSera verdad que es perfectamente indiferente para las exigencias eticas que a la politica se dirigen el que esta tenga como medio especifico de acción el poder, tras el que esta la violencia? GNo estamos viendo que los ideólogos bolcheviques y espartaquistas o tienen resultados identicos a los de cualquier dictador militar precisamente porque se sirven de este instrumento de la politica? GEn que otra cosa, si no es en la persona del titular del poder y en su diletantismo, se distingue la dominación de los consejos de obreros y soldados de la de cualquier otro gobernante del antiguo regimen?
GEn que se distingue de la de otros demagogos la politica que hoy mantiene la mayor parte de los representantes de la etica presuntamente nueva contra sus adversarios? Se dira que por la noble intención. Pero aqui estamos hablando de los medios. Tambien los combatidos adversarios creen, con una conciencia absolutamente buena, en la nobleza de sus propias intenciones. "Quien a hierro mata a hierro muere" y la lucha es siempre lucha. GQue decir, entonces, sobre la etica del Sermón de La Montana? El Sermón de la Montana, esto es, la etica absoluta del Evangelio, es algo mucho mas serio de lo que piensan quienes citan sus mandamientos. No es para tomarlo a broma. De esa etica puede decirse lo mismo que se ha dicho de la causalidad en la ciencia, que no es un carruaje que se pueda hacer parar para tomarlo a dejarlo a capricho. Se la acepta o se la rechaza por entero, este es precisamente su sentido, proceder de otro modo es trivializarla. Pensemos, por ejemplo, en la parabola del joven rico, de quien se nos dice "pero se alejó de alli tristemente porque poseia muchos bienes". El mandamiento evangelico es incondicionado y univoco: da a los pobres cuanto tienes, todo. El politico dira que este es un consejo que socialmente carece de sentido mientras no se imponga a todos. En consecuencia recurrir a los impuestos confiscatorios, a la pura y simple confiscación, en una palabra, a la coacción y la reglamentación contra todos. No es esto, sin embargo, en modo alguno lo que el mandato etico postula, y esa es su verdadera esencia. Ese mandato nos ordena tambien "poner la otra mejilla", incondicionalmente, sin preguntarnos si el otro tiene derecho a pegar. Esta etica es, asi, una etica de la indignidad, salvo para los santos. Quiero decir con esto que si se es en todo un santo, al menos intencionalmente, si se vive como vivieron Jesus, los Apóstoles, San Francisco de Asis y otros como ellos, entonces esta etica si esta llena de sentido y si es expresión de una alta dignidad, pero no si asi no es. La etica acósmica nos ordena "no resistir el mal con la fuerza", pero para el politico lo que tiene validez es el mandato opuesto: has de resistir al mal con la fuerza, pues de lo contrario te haces responsable de su triunfo. Quien quiere obrar conforme a la moral del Evangelio debe abstenerse de participar en una huelga, que es una forma de coacción, e ingresar en un sindicato amarillo. Y sobre todo debe abstenerse de hablar de "Revolución". Pues esa etica no ensena ni mucho menos que la unica guerra legitima sea precisamente la guerra civil. El pacifista que obra segun el Evangelio se sentira en la obligación moral de negarse a tomar las armas o de arrojarlas, como se recomendó en Alemania, para poner termino a la guerra y, con ella, a toda guerra. El politico, por su parte, dira que el unico medio de desacreditar la guerra para todo el futuro previsible hubiese sido una paz de compromiso que mantuviese el equilibrio. Entonces se hubieran preguntado los pueblos que para que habia servido la guerra. Se la habria reducido al absurdo, cosa que ahora no es posible, pues para los vencedores, al menos una parte de ellos, habra sido rentable politicamente. Y responsable de esto es esa actitud que nos incapacitaba para toda resistencia. Ahora, una vez que pase el cansancio, quedara desacreditada la paz, no la guerra. Consecuencia de la etica absoluta.
Finalmente tenemos la obligación de decir la verdad, que la etica absoluta nos impone sin condiciones. De aqui se ha sacado la conclusión de que hay que publicar todos los documentos, sobre toda aquellos que culpan al propio pais, y con base en esta publicación unilateral, hacer una confesión de la propia culpa, tambien unilateral e incondicional, sin pensar en las consecuencias. El politico se dara cuenta de que esta forma de obrar no ayuda a la verdad sino que por el contrario, se la oscurece con el abuso y el desencadenamiento de las pasiones. Sólo una investigación bien planeada e imparcial, conducida por personas igualmente imparciales, podra rendir frutos, y cualquier otro proceder podra tener, para la nación que lo adopte, consecuencias que no podran ser eliminadas en decenios. La etica absoluta, sin embargo, ni. siquiera se pregunta por las consecuencias.
Con esto llegamos al punto crucial. Tenemos que ver con claridad que cualquier acción orientada eticamente puede ajustarse a dos maximas fundamentalmente distintas entre si y totalmente opuestas: puede orientarse segun la etica de la "convicción" o segun la etica de la "responsabilidad". No es que la etica de la convicción signifique una falta de responsabilidad o que la etica de la responsabilidad suponga una falta de convicción. No se trata de eso. Sin embargo, entre un modo de actuar conforme a la maxima de una etica de convicción, cuyo ordenamiento, religiosamente hablando dice: "el cristiano obra bien y deja los resultados a la voluntad de Dios", y el otro modo de obrar segun una maxima de la etica de la responsabilidad, tal como la que ordena tener presente las previsibles "consecuencias" de la propia actuación, existe una insondable diferencia. En el caso de que ustedes intenten explicar a un sindicalista, asi sea lo mas elocuentemente posible, que las consecuencias de su modo de proceder habran de aumentar las posibilidades de la reacción y acrecentaran la tirania sobre su clase, dificultando su ascenso, no sera posible causarle efecto, en el caso de que ese sindicalista se mantenga inflexible en su etica de convicción. En el momento que las consecuencias de una acción con arreglo a una etica de la convicción resultan funestas, quien la llevó a cabo, lejos de considerarse comprometido con ellas, responsabiliza al mundo, a la necedad de los hombres o la voluntad de Dios por haberlas hecho asi. Por el contrario, quien actua apegado a una etica de la responsabilidad toma en consideración todas las fallas del hombre medio. Tal como opina Fichte, no le asiste derecho alguno a dar credito a la bondad y perfección del hombre, considerandose que su situación no le permite imputar a otros aquellas consecuencias de su proceder que bien pudieron serle previsibles. Siempre se dira que tales consecuencias deben achacarse a su proceder. A la inversa quien se rige por una etica de la convicción sólo siente la responsabilidad de que no vaya a flamear la llama de la pura convicción, la llama, por ejemplo, de la reprobación de las injusticias del orden social. Prender la mecha una vez tras otra es el fin por el cual se actua. Y que desde el punto de vista de un probable triunfo, es totalmente irracional y tan sólo puede considerarsele en calidad de valor ejemplar.
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