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El politico y el cientifico

Enviado por Mirian padilla blas


Partes: 1, 2, 3, 4

  1. La politica como vocación
  2. La ciencia como vocación

LA POLITICA COMO VOCACIÓN

Esta conferencia que, de acuerdo con sus deseos, voy a pronunciar hoy, les va a defraudar por varios motivos. Tratandose de una exposición sobre la politica como vocación, es seguro que aunque sea de una manera involuntaria, esperaran ustedes una toma de posición frente a los problemas del momento presente. Sin embargo, esto es algo que hare sólo al final y de una manera puramente formal, en conexión con determinadas cuestiones relacionadas con la importancia de la actividad politica dentro del marco general de la conducta humana. En la conferencia de hoy no se van a tratar las cuestiones relativas a la politica que debemos hacer, es decir, al contenido que debemos dar a nuestro quehacer politico. Estas cuestiones nada tienen que ver con el problema general, de que es y que significa la politica como vocación. Una vez aclarado esto, pasemos pues, a nuestro tema.

GQue entendemos por politica? El concepto es muy amplio y abarca cualquier tipo de actividad directiva autónoma. Se habla de la politica de divisas de los Bancos, de la politica de descuento del Reichsbank, de la politica por la que se rige un sindicato durante una huelga, y se puede hablar del mismo modo de la politica escolar de un pais o de una ciudad, de la politica que la presidencia de una asociación lleva en la dirección de esta, e incluso de la politica de una esposa astuta que trata de manipular sutilmente a su marido. Naturalmente, no es este concepto tan amplio el que puede servir de base a nuestras consideraciones en la tarde de hoy. Por politica entenderemos solamente la dirección o la influencia sobre la trayectoria de una entidad politica, aplicable en nuestro tiempo al Estado.

GPero, que es, desde el punto de vista sociológico, una entidad politica? Tampoco es este un concepto que pueda ser sociológicamente definido partiendo del contenido de su actividad. Apenas existe una tarea que aqui o alli no haya sido acometida por una entidad politica y, por otra parte, tampoco hay ninguna tarea de la que pueda decirse que haya sido siempre competencia exclusiva de esas entidades o asociaciones politicas que hoy llamamos Estados, o de las que históricamente fueron precursoras del Estado moderno. Dicho Estado sólo se puede definir sociológicamente por referencia a un medio especifico que el, como toda asociación politica, posee: la violencia fisica. "Todo Estado esta fundado en la violencia", dijo Trotsky en Brest-Litowsk. Objetivamente esto es cierto. Si solamente existieran configuraciones sociales que ignorasen el medio de la violencia, habria desaparecido el concepto de "Estado" y se habria instaurado lo que, en este sentido especifico, llamariamos "anarquia". La violencia no es, naturalmente, ni el medio normal ni el unico medio de que el Estado se vale, pero si es su medio especifico. Hoy, precisamente, la relación del Estado con la violencia es especialmente intima. En el pasado las mas diversas asociaciones, comenzando por la asociación familiar (Sippe), han utilizado la violencia como un medio enteramente normal. Hoy, por el contrario, tendremos que decir que Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el "territorio" es un elemento distintivo), reclama (con exito) para si el monopolio de la violencia fisica legitima. Lo distintivo de nuestro tiempo es que a todas las demas asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la violencia fisica en la medida en que el Estado lo permite. El Estado es la unica fuente del "derecho" a la violencia. Entonces politica significaria pues, para nosotros, la aspiración (Streben) a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen. Esto se corresponde esencialmente con la acepción habitual del termino. Cuando se dice que una cuestión es politica, o que son politicos un ministro o un funcionario, o bien que una decisión ha sido "politicamente" condicionada, lo que se quiere siempre decir es que la respuesta a esa cuestión, o la determinación de la esfera de actividad de aquel funcionario, o las condiciones de esta decisión, dependen directamente de los intereses existentes sobre la distribución, la conservación o la transferencia del poder. Quien hace politica aspira al poder; al poder como medio para la consecución de otros fines (idealistas o egoistas) o al poder "por el poder", para gozar del sentimiento de prestigio que el confiere.

El Estado, como todas las asociaciones o entidades politicas que históricamente lo han precedido, es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legitima (es decir, de la que es considerada como tal). Para subsistir necesita, por tanto, que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan. GCuando y por que hacen esto? GSobre que motivos internos de justificación y sobre que nexos externos se apoya esta dominación?

En principio (para comenzar) existen tres tipos de justificaciones internas, para fundamentar la legitimidad de una dominación. En primer lugar, la legitimidad del "eterno ayer", de la costumbre consagrada por su inmemorial validez y por la consuetudinaria orientación de los hombres hacia su respeto. Es la legitimidad "tradicional", como la que ejercian los patriarcas y los principes patrimoniales antiguos. En segundo termino, la autoridad de la gracia (Carisma) personal y extraordinaria, la entrega puramente personal y la confianza, igualmente personal, en la capacidad para las revelaciones, el heroismo u otras cualidades de caudillo que un individuo posee. Es esta autoridad "carismatica" la que detentaron los Profetas o, en el terreno politico, los jefes guerreros elegidos, los gobernantes plebiscitarios, los grandes demagogos o los jefes de los partidos politicos. Tenemos, por ultimo, una legitimidad basada en la "legalidad", en la creencia en la validez de preceptos legales y en la "competencia objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas, es decir, en la orientación hacia la obediencia a las obligaciones legalmente establecidas; una dominación como la que ejercen el moderno "servidor publico" y todos aquellos titulares del poder que se asemejan a el. Es evidente que, en la realidad, la obediencia de los subditos esta condicionada por muy poderosos motivos de temor y de esperanza (temor a la venganza del poderoso o de los poderes magicos, esperanza de una recompensa terrena o ultraterrena) y, junto con ellos, tambien por los mas diversos intereses. De esto hablaremos inmediatamente. Pero cuando se cuestionan los motivos de "legitimidad" de la obediencia nos encontramos siempre con uno de estos tres tipos "puros". Estas ideas de la legitimidad y su fundamentación interna son de suma importancia para la estructura de la dominación. Los tipos puros se encuentran, por supuesto, muy raramente en la realidad, pero hoy no podemos ocuparnos aqui de las intrincadas modificaciones, interferencias y combinaciones de estos tipos puros. Esto es cosa que corresponde a la problematica de la "teoria general del Estado". Lo que hoy nos interesa sobre todo aqui es el segundo de estos tipos: la dominación producida por la entrega de los sometidos al "carisma" puramente personal del "caudillo". En su expresión mas alta arraiga la idea de vocación. La entrega al carisma del profeta, del caudillo en la guerra, o del gran demagogo en la Ecclesia o el Parlamento, significa, en efecto, que esta figura es vista como la de alguien que esta "internamente llamado" a ser conductor de hombres, los cuales no le prestan obediencia por que lo mande la costumbre o una norma legal, sino porque creen en el, y el mismo, si no es un mezquino advenedizo efimero y presuntuoso, "vive para su obra". Pero es a su persona y a sus cualidades a las que se entrega el discipulado, el sequito, el partido. El caudillaje ha surgido en todos los lugares y epocas bajo uno de estos dos aspectos, los mas importantes en el pasado: el de mago o profeta, de una parte, y el de principe guerrero, jefe de banda o condottiero, de la otra.

Sin embargo, lo propio de Occidente es, y esto es lo que aqui mas nos interesa, el caudillaje politico. Surge primero en la figura del "demagogo" libre, aparecida en el Estado-Ciudad, que es tambien creación propia de Occidente y, sobre todo, de la cultura mediterranea, y mas tarde en la del "Jefe de partido" en un regimen parlamentario, dentro del marco del Estado constitucional, que es igualmente un producto especifico del suelo occidental.

Claro esta, sin embargo, que estos politicos por "vocación" no son nunca las unicas figuras determinantes en la empresa politica, de la lucha por el poder. Lo decisivo en esta empresa es, mas bien, el genero de medios auxiliares que los politicos tienen a su disposición. GCómo comienzan a afirmar su dominación los poderes politicamente dominantes? Esta cuestión se aplica a cualquier forma de dominación y, por tanto, tambien a la dominación politica en todas sus formas, tradicional, legal o carismatica.

Toda empresa de dominación que requiera una administración continuada necesita, por una parte, la orientación de la actividad humana hacia la obediencia a aquellos senores que se pretenden portadores del poder elegido y, por la otra, el poder de disposición, gracias a dicha obediencia, sobre aquellos bienes que, en su caso, sean necesarios para el empleo del poder fisico: el equipo de personal administrativo y los medios materiales de la administración.

Naturalmente, el cuadro administrativo que representa hacia el exterior a la empresa de dominación politica, como a cualquier otra empresa, no esta vinculado con el detentador del poder por esas ideas de legitimidad de las que antes hablabamos, sino por dos medios que afectan directamente al interes personal: la retribución material y el honor social. El feudo de los vasallos, las prebendas de los funcionarios patrimoniales y el sueldo de los actuales servidores del Estado, por una parte, por la otra el honor del caballero, los privilegios estamentales y el honor del funcionario, constituyen el premio del cuadro administrativo y el fundamento ultimo y decisivo de su solidaridad con el titular del poder. Tambien para el caudillaje carismatico tiene validez esta afirmación; el sequito del guerrero recibe el honor y el botin, el del demagogo los spoils, la explotación de los dominados mediante el monopolio de los cargos, los beneficios politicamente condicionados y las satisfacciones de la vanidad.

Para mantener cualquier dominación por la fuerza se requieren ciertos bienes materiales externos, lo mismo que sucede con una empresa económica. Todas las organizaciones estatales pueden ser clasificadas en dos grandes categorias segun el principio al que obedezcan. En una, el equipo humano (funcionarios o lo que fueren) con cuya obediencia ha de contar el titular del poder, posee en propiedad los medios de administración, ya sea que estos consistan en dinero, edificios, material belico, parque de transporte, caballos o cualquier otra cosa; en otra, el cuadro administrativo esta separado" de los medios de administración, en el mismo sentido en que hoy en dia el proletario o el empleado "estan" separados de los medios materiales de producción dentro de la empresa capitalista. En estas ultimas el titular del poder tiene los bienes requeridos para la administración como una empresa propia, organizada por el, de cuya administración encarga a servidores personales, empleados, favoritos u hombres de confianza, que no son propietarios, que no poseen por derecho propio los medios materiales de la empresa; en las primeras sucede justamente lo contrario. Esta diferencia se mantiene a traves de todas las organizaciones administrativas del pasado.

A la asociación politica en la que los medios de administración son, en todo o en parte, propiedad del cuadro administrativo dependiente, la llamaremos asociación "estamentalmente" estructurada. En la asociación feudal, por ejemplo, el vasallo paga de su propio bolsillo los gastos de administración y de justicia dentro de su propio feudo, y se equipa y aprovisiona para la guerra; sus subvasallos, a su vez, hacen lo mismo. Esta situación originaba consecuencias evidentes para el poder del senor, que descansaba solamente en el vinculo de la lealtad personal y en el hecho de que la posesión sobre el feudo y el honor social del vasallo derivaban su "legitimidad" del senor.

En todas partes, incluso en las configuraciones politicas mas antiguas, encontramos tambien la organización de los medios materiales de la administración como empresa propia del senor. Este trata de mantenerlos en sus propias manos, administrandolos mediante gentes dependientes de el, esclavos, criados, servidores, "favoritos" personales o prebendados, retribuidos en especie o en dinero con sus propias reservas. lntenta, igualmente, atender a los gastos de su propio bolsillo, con los productos de su patrimonio, y crear un ejercito que dependa exclusivamente de su persona porque se aprovisiona y se equipa en sus graneros, sus almacenes y sus arsenales. En tanto que en la asociación "estamental" el senor gobierna con el concurso de una "aristocracia" independiente, con la que se ve obligado a compartir el poder, en este otro tipo de asociación se apoya en domesticos o plebeyos, en grupos sociales desposeidos de bienes y desprovistos de un honor social propio, enteramente ligados a el en lo material y que no disponen de base alguna para crear un poder concurrente. Todas las formas de dominación patriarcal y patrimonial, el despotismo de los sultanes y el Estado burocratico pertenecen a este tipo, especialmente el Estado burocratico, cuya forma mas racional es, precisamente, el Estado moderno.

En todas partes el desarrollo del Estado moderno comienza cuando el principe inicia la expropiación de los titulares "privados" de poder administrativo que junto a el existen: los propietarios en nombre propio de medios de administración y de guerra, de recursos financieros y de bienes de cualquier genero politicamente utilizables. Este proceso ofrece una analogia total con el desarrollo de la empresa capitalista mediante la paulatina expropiación de todos los productores independientes. Al termino del proceso vemos cómo en el Estado moderno el poder de disposición sobre todos los medios de la empresa politica se amontona en la cuspide, y no hay ya ni un solo funcionario que sea propietario del dinero que gasta o de los edificios, recursos, instrumentos o maquinas de guerra que utiliza. En el Estado moderno se realiza, pues, al maximo (y esto es esencial a su concepto mismo) la "separación" entre el cuadro administrativo (empleados u obreros administrativos) y los medios materiales de la "administración". De este punto arranca la mas reciente evolución que, ante nuestros ojos, intenta expropiar a este expropiador de los medios politicos y, por lo tanto, tambien del poder politico.

Esto es lo que ha hecho la revolución, y al menos en la medida en que el puesto de las autoridades establecidas ha sido ocupado por dirigentes que, por usurpación o por elección, se han apoderado del poder de disposición sobre el cuadro administrativo y los medios materiales de la administración y, con derecho o sin el, derivan su legitimidad de la voluntad de los dominados. Una cuestión distinta es la de si sobre la base de su exito, al menos aparente, esta revolución permite abrigar la esperanza de realizar tambien la expropiación dentro de la empresa capitalista, cuya dirección, pese a las grandes analogias existentes, se rige en ultimo termino por leyes muy distintas a las de la administración politica. Sobre esta cuestión no vamos a pronunciarnos hoy. Para nuestro estudio retengo sólo lo puramente conceptual: que el Estado moderno es una asociación de dominación con caracter institucional que ha tratado, con exito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia fisica legitima como medio de dominación y que para lograr esta finalidad ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios que antes disponian de ellos por derecho propio, sustituyendolos con sus propias jerarquias supremas.

Ahora bien, en el curso de este proceso politico de expropiación que, con exito variable, se desarrolló en todos los piases del mundo, han aparecido, inicialmente como servidores del principe, las primeras categorias de "politicos" profesionales en un segundo sentido, de gentes que no querian gobernar por si mismos, como los caudillos carismaticos, sino que actuaban al servicio de jefes politicos. En las luchas del principe contra los estamentos se colocaron del lado de aquel e hicieron del servicio a esta politica un medio de ganarse la vida de una parte, y un ideal de vida, de la otra. De nuevo, es sólo en Occidente donde encontramos este tipo de politicos profesionales.

Aunque sirvieron tambien a otros poderes, y no sólo a los principes, fueron en el pasado el instrumento mas importante del que estos dispusieron para asentar su poder y llevar a cabo el proceso de expropiación a que antes aludiamos.

Antes de seguir adelante, aclararemos lo que la existencia de estos "politicos profesionales" representa desde todos los puntos de vista. Se puede hacer "politica" (es decir, tratar de influir sobre la distribución del poder entre las distintas configuraciones politicas y dentro de cada una de ellas) como politico "ocasional", como profesión secundaria o como profesión principal, exactamente lo mismo que sucede en la actividad económica. Politicos "ocasionales" lo somos todos nosotros cuando depositamos nuestro voto, aplaudimos o protestamos en una reunión "politica" hacemos un discurso "politico" o realizamos cualquier otra manifestación de voluntad de genero analogo, y para muchos hombres la relación con la politica se reduce a esto. Politicos – profesionales" son hoy, por ejemplo, todos esos delegados y directivos de asociaciones politicas que, por lo general, sólo desempenan estas actividades en caso de necesidad, sin vivir de ellas y para ellas, ni en lo material, ni en lo espiritual.

En la misma situación se encuentran tambien los miembros de los Consejos de Estado y otros cuerpos consultivos que sólo funcionan cuando son requeridos para ello. Pero no sólo estos, tambien son semiprofesionales ciertos grupos bastante numerosos de parlamentarios que solamente hacen politica mientras esta reunido el Parlamento. En el pasado encontramos grupos de este tipo en los estamentos. Por "estamentos" entenderemos el conjunto de poseedores por derecho propio de medios materiales para la guerra o para la administración, o de poderes senoriales a titulo personal. Una gran parte de estas personas estaba muy lejos de poner su vida al servicio de la politica, ni por entero, ni principalmente, ni de cualquier forma que no fuese puramente circunstancial. Aprovechaban mas bien su poder senorial para percibir rentas o beneficios, y sólo desarrollaban una actividad politica, una actividad al servicio de la asociación politica, cuando se lo exigian expresamente el senor o sus iguales.

Tampoco es otra la situación de una parte de esas fuerzas auxiliares que el principe suscitó en su lucha por crear una empresa politica propia, de la que sólo el pueda disponer. Asi sucedia con los "consejeros aulicos" (Rate von Haus aus) y yendo aun mas lejos, con una parte de los consejeros que integraban la "Curia" y otras corporaciones consultivas de los principes. Pero a los principes no les bastaba, naturalmente, con estos auxiliares ocasionales o semiprofesionales. Tenian que intentar la creación de un equipo dedicado plena y exclusivamente a su servicio, es decir, un grupo de auxiliares profesionales. La procedencia de estos auxiliares, la capa social en donde fueron reclutados, habria de determinar muy esencialmente la estructura de las nacientes formas politicas dinasticas; y no sólo de ellas, sino tambien de toda la cultura que en ellas se desarrolló. En la misma necesidad se vieron, y con mayor razón, aquellas asociaciones politicas que, habiendo eliminado por entero o limitado muy ampliamente el poder de los principes, se constituyeron politicamente en lo que se llaman comunidades "libres"; "libres" no en el sentido de estar libres de toda dominación violenta, sino en el de que en ellas no existia como fuente unica de autoridad el poder del principe, legitimado por la tradición y, en la mayor parte de los casos, consagrado por la religión. Estas comunidades sólo nacen tambien en Occidente y su germen es la ciudad como asociación politica, la cual aparece por vez primera en el ambiente cultural mediterraneo. GCómo se presentan en todos estos casos los politicos "profesionales"?

Hay dos formas de hacer de la politica una profesión. O se vive "para" la politica o se vive "de" la politica. La oposición no es en absoluto excluyente. Por el contrario, generalmente se hacen las dos cosas, al menos idealmente; y, en la mayoria de los casos, tambien materialmente. Quien vive "para" la politica hace "de ello su vida" en un sentido intimo; o goza simplemente con el ejercicio del poder que posee, o alimenta su equilibrio y su tranquilidad con la conciencia de haberle dado un sentido a su vida, poniendola al servicio de "algo". En este sentido profundo todo hombre serio que vive para algo vive tambien de ese algo. La diferencia entre el vivir para y "el vivir de" se situa entonces en un nivel mucho mas grosero, en el nivel económico. Vive "de" la politica como profesión quien trata de hacer de ella una fuente duradera de ingresos; vive "para" la politica quien no se halla en este caso. Para que alguien pueda vivir "para" la politica en este sentido económico, y siempre que se trate de un regimen basado en la propiedad privada, tienen que darse ciertos supuestos, muy triviales, si ustedes quieren: en condiciones normales, quien asi viva ha de ser económicamente independiente de los ingresos que la politica pueda proporcionarle.

Dicho de la manera mas simple: tiene que tener un patrimonio o una situación privada que le proporcione entradas suficientes. Esto es al menos lo que sucede en circunstancias normales. Ni el sequito de los principes guerreros ni el de los heroes revolucionarios se preocupan para nada de las condiciones de una economia normal. Unos y otros viven del botin, el robo, las confiscaciones, las contribuciones, o imponiendo el uso forzoso de medios de pago carentes de valor, procedimientos todos esencialmente identicos. Sin embargo, estos son, necesariamente, fenómenos excepcionales; en la economia cotidiana sólo el patrimonio propio posibilita la independencia. Pero con esto aun no basta. Quien vive para la politica tiene que ser ademas económicamente "libre", es decir, que sus ingresos no han de depender del hecho de que el consagre a obtenerlos todo o una parte importante de su trabajo personal y de sus pensamientos. Plenamente libre en este sentido es solamente el rentista, o sea, quien percibe una renta sin trabajar, ya que esa renta tenga su origen en la tierra, como es el caso de los senores del pasado o los terratenientes y los nobles en la actualidad (en la antiguedad y en la edad media habia tambien rentas procedentes de los esclavos y los siervos), o porque proceda de valores bursatiles u otras fuentes modernas. Ni el obrero ni el empresario (y esto hay que tenerlo muy en cuenta), especialmente el gran empresario moderno, son libres en este sentido. Pues tambien el empresario, y precisamente el, esta ligado a su negocio y no es libre, y mucho menos el empresario industrial que el agricola, dado el caracter estacional de la agricultura. Para el es muy dificil en la mayor parte de los casos hacerse representar por otro, aunque sea transitoriamente. Tampoco es libre, por ejemplo, el medico, y tanto menos cuanto mas notable sea y mas ocupado este. Por motivos puramente tecnicos se libera, en cambio, con mucha mayor facilidad el abogado, que por eso ha jugado como politico profesional un papel mucho mas importante que el medico y, con frecuencia, un papel resueltamente dominante. Pero no vamos a continuar con esta casuistica. Lo que nos importa es poner en evidencia algunas consecuencias de esta situación.

La dirección de un Estado o de un Partido por gentes que, en el sentido económico, viven para la politica y no de la politica, significa necesariamente un reclutamiento "plutocratico" de las capas politicamente dirigentes. Esta afirmación no implica, naturalmente, su inversa. El que tal dirección plutocratica exista no significa que el grupo politicamente dominante no trate tambien de vivir "de" la politica y no acostumbre a utilizar tambien su dominación politica para sus intereses económicos privados. Evidentemente, no se trata de esto. No ha existido jamas ningun grupo que de una u otra forma, no lo haya hecho. Nuestra afirmación significa simplemente que los politicos profesionales de esta clase no estan obligados a buscar una remuneración por su trabajo politico, cosa que, en cambio, deben hacer quienes carecen de medios. De otra parte, tampoco se quiere decir que los politicos carentes de fortuna se propongan solamente, y ni siquiera principalmente, atender a sus propias necesidades por medio de la politica y no piensen antes que nada "en la causa. Nada seria mas injusto. La experiencia ensena que para el hombre adinerado la preocupación por la "seguridad" de su existencia es, consciente o inconscientemente, un punto cardinal de toda su orientación vital. Como puede verse sobre todo en epocas extraordinarias, es decir, revolucionarias, el idealismo politico totalmente desinteresado y exento de miras materiales es propio principalmente, si no exclusivamente, de aquellos sectores que, a consecuencia de su falta de bienes, no tienen interes alguno en el mantenimiento del orden económico de una determinada sociedad. Queremos decir unicamente que el reclutamiento no plutocratico del personal politico, tanto de los jefes como de los seguidores, se apoya sobre el supuesto evidente de que la empresa politica proporcionara a este personal ingresos regulares y seguros. La politica puede ser "honoraria", y entonces estar regida por personas que llamariamos "independientes", es decir, ricas, y sobre todo por rentistas; pero si la dirección politica es accesible a personas carentes de patrimonio, estas han de ser remuneradas. El politico profesional que vive de la politica puede ser un puro "prebendado" o un "funcionario" a sueldo. O recibir ingresos provenientes de tasas y derechos por servicios determinados (las propinas y cohechos no son mas que una variante irregular y formalmente ilegal de este tipo de ingresos), o percibir un emolumento fijo en especie o en dinero, o en ambas cosas a la vez. Puede asumir el caracter de un "empresario", como sucedia con el condottiero o el arrendatario o comprador de un cargo en el pasado y sucede hoy con el boss americano, que considera sus gastos como una inversión de capital a la que hara producir beneficios utilizando sus influencias. ó puede tambien recibir un sueldo fijo, como es el caso del redactor de un periódico politico, o de un secretario de partido o de un ministro o funcionario politico moderno. En el pasado, las remuneraciones tipicas con que los principes, conquistadores o jefes de partidos triunfantes premiaron a sus seguidores fueron los feudos, las donaciones de tierras, las prebendas de todo genero y, mas tarde, con el desarrollo de la economia monetaria, las gratificaciones especiales. Lo que los jefes de partido dan hoy como pago de servicios leales son cargos de todo genero en partidos, periódicos, hermandades, cajas del Seguro Social, y organismos municipales o estatales. Toda lucha entre partidos persigue no sólo un fin objetivo, sino tambien y ante todo, el control sobre la distribución de los cargos. Todos los choques entre tendencias centralistas y particularistas en Alemania giran en torno al problema de quien ha de tener en sus manos la distribución de los cargos, los poderes de Berlin o los de Munich, Karlsruhe o Dresden. Los partidos politicos sienten mas una reducción de su participación en los cargos que una acción dirigida contra sus propios fines objetivos. En Francia, un cambio politico de prefectos es considerado siempre como una revolución mucho mayor y arma mucho mas ruido que una modificación del programa gubernamental, que tiene un significado casi exclusivamente fraseológico. Ciertos partidos, como, por ejemplo, los americanos, se han convertido, desde que desaparecieron las viejas controversias sobre la interpretación de la Constitución, en partidos cazadores de cargos, que cambian su programa objetivo de acuerdo con las posibilidades de captar votos. Hasta hace pocos anos, en Espana se alternaban los dos grandes partidos, mediante "elecciones" fabricadas por el poder y siguiendo un turno fijo convencionalmente establecido para proveer con cargos a sus respectivos seguidores. En las antiguas colonias espanolas, tanto con las "elecciones" como con las llamadas "revoluciones", de lo que se trata siempre es de los pesebres estatales, en los que los vencedores desean saciarse. En Suiza los partidos se reparten pacificamente los cargos en proporción de sus respectivos votos, y algunos de nuestros proyectos constitucionales "revolucionarios", por ejemplo, el primero que se confeccionó para Baden, quisieron extender este sistema a los cargos ministeriales, tratando el Estado y los cargos estatales como si fueran simplemente instituciones para la distribución de prebendas. Sobre todo el partido del Centro (Zentrumspartei) se entusiasmó tanto con el sistema que, en Baden, convirtió en principio programatico la distribución proporcional de los cargos entre las distintas confesiones, es decir, sin tomar en consideración ni siquiera el exito de cada partido. Con el incremento en el numero de cargos a consecuencia de la burocratización general y la creciente apetencia de ellos como un modo especifico de asegurarse el porvenir, esta tendencia aumenta en todos los partidos que, cada vez mas, son vistos por sus seguidores como un medio para lograr un cargo.

A esta tendencia se opone, sin embargo, la evolución del funcionariado moderno, que se va convirtiendo en un conjunto de trabajadores intelectuales altamente especializados mediante una larga preparación y con un honor estamental muy desarrollado, cuyo valor supremo es la integridad. Sin este funcionariado se caeria sobre nosotros el riesgo de una terrible corrupción y una incompetencia generalizada, e incluso se verian amenazadas las realizaciones tecnicas del aparato estatal, cuya importancia para la economia aumenta continuamente y aumentara aun mas, gracias a la creciente socialización. La administración de aficionados basada en el spoils system que, en los Estados Unidos, permitia cambiar cientos de miles de funcionarios, incluidos los repartidores de Correos, segun el resultado de la elección presidencial, y no conocia el funcionariado profesional vitalicio, esta ya, desde hace mucho tiempo, muy disminuida por la Civil Service Reform. Necesidades puramente tecnicas e ineludibles de la administración impulsan esta evolución. A lo largo de un desarrollo que dura ya quinientos anos, el funcionario especializado segun la división del trabajo ha ido creciendo paulatinamente en Europa. La evolución se inicia en las ciudades y senorias italianas y, entre las monarquias, en los Estados creados por los conquistadores normandos. El paso decisivo se dio en la administración financiera de los principes. En las reformas administrativas del emperador Max podemos ver que dificil les resultaba a los funcionarios, incluso en momentos de apuro exterior y dominación turca, desposeer al principe de sus poderes en este terreno de las finanzas, que es el que peor soporta el diletantismo de un gobernante que, ademas, en esa epoca era sobre todo un caballero. El desarrollo de la tecnica belica hizo necesario el oficial profesional, y el refinamiento del procedimiento juridico hizo necesario el jurista competente. En estos tres campos el funcionamiento profesional ganó la batalla dentro de los estados mas desarrollados, en el siglo XVl. De este modo se inicia simultaneamente el predominio del absolutismo del principe sobre los estamentos y la paulatina abdicación que aquel hace de su autocracia en favor de los funcionarios profesionales, cuyo auxilio le era indispensable para vencer al poder estamental.

Al mismo tiempo, con el ascenso del funcionariado profesional se opera tambien, aunque de modo mucho mas dificilmente perceptible, la evolución de los "politicos dirigentes". Claro esta que desde siempre y en todo el mundo habian existido esos consejeros objetivamente cualificados de los principes. La necesidad de descargar en lo posible al sultan de la responsabilidad personal de la totalidad de la gestión gubernamental, habia originado en Oriente la tipica figura del "Gran Visir". En Occidente, en la epoca de Carlos V, que es tambien la epoca de Maquiavelo, y por influjo sobre todo de los informes de los embajadores venecianos, apasionadamente leidos en los circulos diplomaticos, la diplomacia fue la primera en convertirse en un arte conscientemente cultivado. Sus adeptos, en su mayoria humanistas, se trataban entre si como profesionales iniciados, del mismo modo que sucedia entre los estadistas humanistas chinos en el ultimo periodo de la división del lmperio en Estados. La necesidad de confiar la dirección formalmente unificada de toda la politica, incluida la interna, a un solo estadista dirigente, sólo apareció, sin embargo, de manera definitiva e imperiosa, con la evolución constitucional. Hasta entonces habian existido siempre, naturalmente, personalidades aisladas que actuaban como consejeros o, mas exactamente, que actuaban de hecho como guia de los principes, pero incluso en los Estados mas adelantados, la organización de los poderes habia seguido inicialmente otros caminos, habian aparecido autoridades administrativas supremas de tipo colegiado. En teoria y, de modo paulatinamente decreciente, tambien en la practica, estas magistraturas colegiadas sesionaban bajo la presencia personal del principe, quien tomaba la decisión. Con este sistema colegiado, que conducia necesariamente a dictamenes, contradictamenes y votos motivados de la mayoria y la minoria y, mas tarde, con la creación de un consejo integrado por hombres de su confianza (el "Gabinete"), que actuaba paralelamente a las autoridades oficiales y canalizaba sus decisiones sobre las propuestas del Consejo de Estado (o como en cada caso se llamase la suprema magistratura del Estado), el principe trató de escapar, cada vez mas en situación de diletante, a la creciente e inevitable presión de los funcionarios profesionales, manteniendo en sus propias manos la dirección suprema. En todas partes se produjo esta lucha latente entre la autocracia y el funcionariado profesional. Sólo al enfrentarse con el Parlamento y las aspiraciones de los jefes de partido en el poder se modificó la situación. Sin embargo condiciones muy distintas condujeron, a un resultado exteriormente identico, aunque, por supuesto, con ciertas diferencias. Asi en donde, como sucedió en Alemania, la dinastia conservó en sus manos un poder real, los intereses del Principe quedaron solidariamente vinculados con los del funcionariado, frente al Parlamento y sus deseos de poder. Los funcionarios estaban interesados en que incluso los puestos directivos, es decir, los ministerios, se cubrieran con hombres procedentes de sus filas, fueran cargos a cubrir por el ascenso de los propios funcionarios. El monarca por su parte, estaba tambien interesado en poder nombrar los ministros a su gusto y de entre los funcionarios que le tenian devoción. Al mismo tiempo, ambas partes tenian interes en que, frente al Parlamento, la dirección politica apareciese unificada y cerrada; o lo que es lo mismo, tenian interes en sustituir el sistema colegiado por un unico jefe de Gabinete. Para mantenerse formalmente a salvo de las luchas entre los partidos y de los ataques partidistas, el monarca necesitaba ademas una persona que asumiera la responsabilidad, cubriendole a el, es decir, una persona que tomase la palabra en el Parlamento, se le enfrentara y tratara con los partidos. Todos estos intereses se conjugaron aqui para actuar en la misma dirección y producir un ministro -funcionario individualizado y con funciones de dirigente supremo. Con mayor fuerza aun llevó hacia la unificación del desarrollo del poder parlamentario alli en donde, como ocurrió en lnglaterra, logró el Parlamento imponerse al monarca. Aqui el gabinete, teniendo a su frente al dirigente parlamentario, al «leader», se desarrolló como una comisión del partido mayoritario, poder ignorado por las leyes oficiales, pero que era el unico poder politicamente decisivo. Los cuerpos colegiados oficiales no eran, en cuanto tales, órganos del poder realmente dominante de los partidos, y no podian ser, por tanto, titulares del verdadero gobierno. Para afirmar su poder en lo interno y poder llevar a cabo una politica de altos vuelos en lo externo, el partido dominante necesitaba, por el contrario, un órgano energico, digno de su confianza e integrado solamente por sus verdaderos dirigentes; este órgano era precisamente el Gabinete. Al mismo tiempo, frente al publico, y sobre todo frente al publico parlamentario, necesitaba un jefe responsable de todas las decisiones: el jefe del Gabinete.

Este sistema ingles de los ministerios parlamentarios fue asi trasladado al continente. Sólo en America y en las democracias que recibieron su influencia se constituyó, frente a este sistema, otro distinto en el cual el jefe del partido victorioso es situado, mediante elección popular directa, a la cabeza de un equipo de funcionarios nombrados por el mismo y queda desligado de la aprobación parlamentaria salvo por lo que toca al presupuesto y a la legislación. La transformación de la politica en una «empresa», que hizo necesaria una preparación metódica de los individuos para la lucha por el poder y sus metodos como la que llevaron a cabo los partidos modernos, determinó la división de los funcionarios publicos en dos categorias bien distintas aunque no tajantes: funcionarios profesionales, de una parte, y "funcionarios politicos" de 13 otra. A los funcionarios "politicos" en el verdadero sentido de la palabra cabe identificarlos exteriormente por el hecho de que pueden ser trasladados o destituidos a placer, o colocados en situación de "disponibilidad", como sucede con los prefectos franceses y los funcionarios semejantes de otros paises, en diametral oposición con la "independencia" de los funcionarios judiciales. En lnglaterra son funcionarios politicos todos aquellos que, segun una convención firmemente establecida, cesan en sus cargos cuando cambia la mayoria parlamentaria y, por tanto, el Gabinete. Entre los funcionarios politicos suelen contarse especialmente aquellos a quienes esta atribuido el cuidado de la "administración interna" en general; parte integrante principal de esta competencia es la tarea "politica" de mantener el "orden", es decir, las relaciones de dominación existentes. Tras el Decreto de Puttkamer, estos funcionarios tenian en Prusia la obligación disciplinaria de representar la politica del Gobierno", y eran utilizados como aparato oficial para influir en las elecciones, lo mismo que sucedia con los prefectos franceses. En el sistema aleman, a diferencia de lo que ocurre en los demas paises, la mayoria de los funcionarios "politicos' estaban sujetos a las mismas normas que los demas funcionarios en lo que respecta a la adquisición de sus cargos, para la cual se requeria, como norma general, un titulo academico, pruebas de capacitación y un determinado tiempo de servicio previo. Los ricos que, entre nosotros, carecen de esta caracteristica distintiva del moderno funcionariado profesional son los jefes del aparato politico, los ministros.

Bajo el antiguo regimen se podia ser ministro de Educación de Prusia sin haber estado jamas un centro de ensenanza superior, mientras que, en principio, para ser consejero (Vortragender Rat) era requisito ineludible el haber aprobado las pruebas prescritas. Es evidente que, por ejemplo, cuando Althoff era ministro de lnstrucción de Prusia, los funcionarios profesionales especializados, como el consejero o el jefe de sección, estaban infinitamente mejor informados que su jefe sobre los verdaderos problemas tecnicos del ramo. Lo mismo sucedia en lnglaterra. En consecuencia eran estos funcionarios los que tenian un poder real frente a las necesidades cotidianas, cosa que no es en si misma ninguna insensatez. El ministro era simplemente el representante de la constelación de poderes politicos existente, y su función era la de defender las medidas politicas que estos poderes determinasen, resolver conforme a ellas las propuestas de los especialistas que le estaban subordinados, e impartir a estos las correspondientes directrices de orden politico.

Exactamente lo mismo ocurre en una empresa económica privada. El verdadero "soberano", la asamblea de accionistas, esta tan privada de influencia sobre la dirección de la empresa como un "pueblo" regido por funcionarios profesionales. A su vez, las personas que determinan la politica de la empresa, los integrantes del "Consejo de Administración", dominado por los Bancos, se limitan a dar las directrices económicas y a designar a las personas que han de administrarla, sin ser capaces, sin embargo, de dirigirla tecnicamente por si mismos. Hasta ahora tampoco ha innovado nada fundamental a este respecto la estructura actual del Estado revolucionario, que ha entregado el poder sobre la administración a unos diletantes puros que disponian de las ametralladoras y querian utilizar a los funcionarios profesionales sólo como mente y brazo ejecutor. Las dificultades de este nuevo tipo de Estado son otras y no hemos de ocuparnos aqui de ellas. La cuestión que ahora nos interesa es la de cual sea la fila tipica del politico profesional, tanto la del "Caudillo" como la de sus seguidores. Esta figura ha cambiado con el tiempo y se nos presenta hoy ademas bajo muy distintos aspectos.

En el pasado, como antes veiamos, han surgido "politicos profesionales" al servicio del principe en su lucha frente a los estamentos. Veamos brevemente cuales fueron los tipos principales de esta especie. Frente a los estamentos, el principe se apoyó sobre capas sociales disponibles de caracter no estamental. A estas capas pertenecian en primer lugar los clerigos, y eso tanto en las lndias Occidentales y Orientales como en la Mongolia de los lamas, las tierras budistas de China y el Japón y los reinos cristianos de la Edad Media. La razón de la importancia que como consejeros del principe alcanzaron los brahmanes, los sacerdotes budistas, los lamas y los obispos y sacerdotes cristianos, radica en el hecho de que podia estructurarse con ellos un cuadro administrativo capaz de leer y escribir, susceptible de ser empleado en la lucha del emperador, o del principe o del khan, contra la aristocracia. A diferencia de lo que sucedia con el feudatario, el clerigo, y sobre todo el clerigo celibe, esta apartado del juego de los intereses politicos y económicos normales y no siente la tentación de crear para sus descendientes un poder politico propio frente al del senor. Sus propias cualidades estamentales lo "separan" de los medios materiales de la administración del principe.

Partes: 1, 2, 3, 4
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