3. Posturas en contra de Eva Perón
Oposición
En los días del velatorio fueron expulsados funcionarios, profesores, y empleados porque no cumplieron con las normas del luto ordenado por el Estado. Pararon millones de trabajadores y el país perdió mas de 1000 millones de pesos y se dijo que fue el entierro mas caro, de la mujer mas cara del mundo.
Partido socialista
Eva Perón despreció la democracia, la ley, la libertad, la cultura y la dignidad de los obreros.
Descripcion del tema
El gobierno militar que asumió el 4 de junio de 1943, fue encabezado sucesivamente por los generales Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro J. Farrell. El coronel Juan Domingo Perón, uno de sus miembros más destacados, logró concitar un vasto movimiento en torno de su persona, que permitió ganar las elecciones de febrero de 1946, poco después de que su apoyo popular se manifestara en una jornada, por demás significativa, el 17 de octubre de 1945.
Los militares en el gobierno coincidían en la necesidad de acallar la agitación política y la protesta social; proscribieron a los comunista, persiguieron a los sindicatos e intervinieron la CGT (por entonces dividida) disolvieron Acción Argentina, que nucleaba a los partidarios de romper relaciones con el Eje, y más tarde hicieron lo mismo con los partidos políticos, intervinieron las universidades dejando cesantes a un vasto grupo de profesores de militancia opositora, y finalmente establecieron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
Sin embargo en el gobierno había, juntos con algunos que simpatizaban con Alemania, otros proaliados y muchos partidarios de mantener la neutralidad que había practicado el gobierno de Castillo, benevolente con Gran Bretaña. Por otra parte, 1943 la guerra estaba evolucionando de un modo tal que un alineamiento con el Eje era impensable. De hecho, el acuerdo comercial con Gran Bretaña se mantuvo. Estados Unidos, en cambio atacó con fuerza creciente a uno de los únicos gobiernos americanos renuentes a acompañarlo en la guerra con el Eje, y además sospechoso de apañar a los nazis.
En el año de 1944, luego de que Ramírez decidiera romper relaciones con el Eje, fue desplazado por los oficiales decididamente anti norteamericanos.
El coronel Juan Domingo Perón uno de los miembros más influyentes del GOU, secretario del ministro de guerra Farrell y luego ministro, cuando Farrell reemplazó a Ramírez en la Presidencia en febrero de 1944. Poco después, en julio, y luego de desplazar a varios posibles competidores, Perón llegó a ser vice presidente y el alma verdadera del gobierno. Perón admiraba el régimen fascista italiano, así como comprobó los terribles resultados de la guerra civil en España. Ocupó el cargo de la dirección Nacional del trabajo que poco después la convirtió en Secretaría, se dedicó a vincularse con los dirigentes sindicales. Todos fueron convocados, con excepción de los dirigentes comunista, que resultaron sistemáticamente perseguidos y erradicados de sus posiciones, al resto se los impulsó a organizarse y a presentar sus demandas, que empezaron a ser satisfechas como el régimen de jubilaciones, vacaciones pagas, de accidentes de trabajo, se ajustaron las categorías ocupacionales y en general se equilibraron las relaciones entre obreros y patrones, la sanción del estatuto del peón.
Desde la secretaria de trabajo Perón expandía los mecanismo del estado árbitro, las mejoras ofrecidas eran demasiadas importantes como para rechazarlas o enfrentar al gobierno, sopena de perder el apoyo de los trabajadores. Los sindicalistas adoptaron lo que Juan Torres llamó una estrategia oportunista: aceptaron el envite del gobierno sin cerrar las puertas a la oposición democrática.
A sus colegas militares le señaló los peligros de la posguerra, en el consejo Nacional de Posguerra que constituyó, insistió en la importancia de profundizar las políticas de seguridad social y la protección del trabajo, ante la eventual crisis que pudieran sufrir las industrias crecidas con la guerra.
Progresivamente, las agrupaciones fueron tomando distancia de Perón y de la política de la Secretaría, mientras éste paralelamente acentuaba su identificación con los obreros, subrayaba su prédica anticapitalista y desarrollaba ampliamente en su discurso los motivos de la justicia social.
El gobierno en 1945 se encontraba en retirada, y ante la inminencia del fin del conflicto, aceptaron el reclamo de los Estados Unidos, donde una nueva conducción en el departamento de Estado prometía una relación más fácil, y declaró la guerra al Eje, condición para ser admitido en las Naciones Unidas, que empezaban a constituirse. Los opositores reclamaron la retirada lisa y llana de los gobernantes y la entrega del poder a la corte Suprema, último vestigio de la legalidad republicana. El frente político incluía a comunista, socialistas y demoprogresistas, y contaba con el apoyo implícito de los grupos conservadores, estaba animado por los radicales, aunque un importante sector del partido, encabezado por el cordobés Amadeo Sabattini, rechazó la estrategia "unionista" y reclamó una postura intransigente y nacional, que apostaba a algunos interlocutores en el Ejército, adversos a Perón. Esta oposición no prospero, y la Unión Democrática fue definiendo su frente y sus alianzas: en junio de 1945 un manifiesto de la industria y el comercio repudiaba la legislación social del gobierno. En diciembre de 1945, una multitudinaria marcha por la libertad y la constitución termina de sellar la alianza política, pero también social, que excluía a la mayoría de los sectores obreros, otrora animadores del frente popular.
El Ejército presionado por la opinión pública y ganado por la desconfianza al Coronel sindicalista, forzó su renuncia el 8 de octubre, pero no encontró una alternativa; el general Avalos, nuevo Ministro de guerra, y la oposición democrática especularon con varias opciones pero no pudieron definir ningún acuerdo. En medio de esas vacilaciones un hecho novedoso volvió a cambiar el equilibrio: una multitud se concentro el 17 de octubre el la Plaza de Mayo reclamando la libertad de Perón y su restitución a los cargos que tenía. Con la marcha del 17 de octubre en la Plaza de Mayo inauguraron una nueva forma de participación, a través de la movilización, defendieron una identidad y ganaron su ciudadanía política, sellando al mismo tiempo con Perón un acuerdo que ya no se rompería.
Con las elecciones a la vista, Perón y quienes lo apoyaban se decidieron a organizar una fuerza electoral. Los dirigentes sindicales, fortalecidos por la movilización decidieron crear un partido propio, el Laborista, inspirado en el que acababa de triunfar en Inglaterra. En el nuevo partido Perón era el primer afiliado y candidato presidencial, Perón promovió una escisión en el radicalismo, la UCR – Junta Renovadora, a la que se integraron unos pocos dirigentes de prestigio como Quijano para acompañar la fórmula. Las relaciones entre laboristas y radicales renovadoras fueron malas. La unión Democrática incluyó a los partidos de izquierda pero por la impugnación de los radicales intransigentes excluyó a los conservadores. Sus candidatos fueron, Tamborini y Enrique Mosca proveniente del riñón de la conducción alvearista del radicalismo. Su programa era socialmente progresista tanto quizás como el de Perón pero su impacto quedó diluido por el poco entusiasta apoyo recibido de las organizaciones patronales.
El 24 de febrero triunfo Perón por alrededor de 300.000 votos de ventajas, fue un triunfo claro pero no abrumador, fue evidente que la clase media y alta estaban a favor del partido Unión Democrática y los trabajadores agrupados estaban con Perón.
A partir de 1943 se desarrolló en la Argentina una original experiencia política, habitualmente caracterizada como período de nacionalismo popular. El Estado populista e industrializador surgió cuando en buena medida ya estaban colmadas las posibilidades del proceso de sustitución de importaciones. En ese sentido el gobierno peronista representó un intento para llevar adelante ese proceso y superar, mediante medidas políticas, las dificultades que tempranamente le pusieron límites.
El movimiento peronista se presentó como una alianza entre los sectores más nuevos y pujantes de la burguesía industrial y la clase obrera, organizada y garantizada por el Estado. Procuró armonizar las necesidades del desarrollo del sector más dinámico de la industria con la precisión del movimiento obrero, que buscaba una mayor participación en los ingresos. El Estado asumió el papel de árbitro en esa situación que habría de ser inestable.
El régimen peronista no atacó ningún interés fundamental de las clases altas tradicionales, aunque algunos segmentos de ellas pudieran verse afectado por la política agropecuaria. Las clases medias tradicionales tuvieron quizás más motivos de queja, especialmente quienes gozaban de rentas fijas, reducidas por la inflación, o quienes perdieron sus empleos estatales. Pero en cambio se nutrieron de nuevos y vigorosos contingentes llegados por las vías más tradicionales de la sociedad Argentina: la modesta prosperidad económica de los trabajadores, y la educación de sus hijos.
La redistribución de ingresos expandió sensiblemente el mercado consumidos interno; esta expansión era vital para todas las industrias surgidas de la guerra, a las que el fin de la contienda ponía en situación difícil. La mayor demanda de productos de consumo, especialmente los de consumo durable, permitió la subsistencia del sector manufacturero, que era uno de los ejes del bloque dominante. Era esta coincidencia de intereses entre industriales y obreros la base de la existencia del peronismo.
Para sostener esta política distributiva y al mismo tiempo mantener la acumulación de capital se aplicaron métodos nuevos, el Estado peronista contaba con las reservas de divisas y con la transferencia de ingresos del sector rural al industrial. Las divisas de guerra fueron, mientras duraron, el fundamento de esta política. Sin embargo fueron aplicadas a fines que eran relativamente poco productivos (como la nacionalización de los ferrocarriles). El control de cambios y la transferencia de ingresos de la actividad agropecuaria a la industrial (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, IAPI), junto con el mantenimiento de la legislación protectora, el desarrollo del crédito industrial, etc. caracterizaron la política económica del gobierno peronista. Para realizarla el Estado debió expandir aún más sus funciones e intervenir ampliamente en la vida económica, haciendo de mediador entre intereses distintos y contradictorios, a los que debía armonizar. Esta política, sin embargo, no se dirigía a variar fundamentalmente las pautas del proceso económico que se iba dando, ni a que el Estado compitiera con los inversores privados y los desplazara, sino a completar y coordinar la acción de los empresarios locales. La misma presión obrera no apuntaba a lograr el control del Estado para desde allí participar directamente en la acción económica. Por el contrario el movimiento obrero reconoció la legitimidad de la situación vigente y limitó su acción al reclamo de mejoras salariales.
El nuevo gobierno mantuvo la retórica antinorteamericana, pero los Estados Unidos dispuesto a hacer pagar a la Argentina por su postura durante la guerra, comenzó un bloque sistemático, vendiéndoles a los países europeos con precios subsidiarios, prohibiendo que los dólares aportados a Europa se usaran para las importaciones de la argentina. Para el gobierno quedaba la esperanza de una nueva guerra mundial, restableciendo la situación excepcional de principio de los años cuarenta. Gran Bretaña no aceptó las presiones norteamericanas para restringir sus compras a la Argentina, además de la carne, estaban en juego las libras argentinas bloqueadas en Londres durante la guerra y las inversiones radicadas en el país. Luego de una larga y compleja negociación se arregló la compra de los ferrocarriles por un valor similar a las libras bloqueadas, y un convenio sobre la ventas de carne, que sería en lo sucesivo pagadas en libras convertibles, este convenio se trataba sin dudas de un éxito británico, frente a un país que no tenía mejor opción.
La Argentina comenzó a ofrecer enormes ventajas: Protección aduanera, excensiones impositivas. Mano de obra relativamente barata, un mercado relativamente amplio y altas ganancias por las ventajas que ofrecía una posición oligopólica o monopólica. Por otra parte esta inversión no afectó en su totalidad a los productores metropolitanos, pues si bien disminuyó la demanda de productos terminados aumentó la necesidad de materias primas, productos semiterminados, maquinarias y combustible. Estas fueron las condiciones que permitieron el estrecho entrelazamiento de los inversores extranjeros con los locales.
El sector agrícola participó de dos modos distintos en la inversión industrial. Los grupos más directamente ligados al capital financiero estuvieron presentes desde el principio. Los demás participaron obligatoriamente debido a las políticas de redistribución de ingresos de la actividad agropecuaria a la industria, como la practicada luego de 1946 a través del IAPI. La inversión estatal fue reducida –si descontamos la nacionalización de inversiones previas -, aunque su participación en el desarrollo industrial fue importante en otros aspectos.
El desarrollo manufacturero se concentró en algunos centros urbanos, especialmente en los alrededores de Buenos Aires. El crecimiento del cinturón suburbano del Gran Buenos Aires fue el hecho más significativo del desarrollo industrial.
Vender cereales fue cada vez más difícil, y vender carne, cada vez menos interesante. La consecuencia fue una reducción de la producción agropecuaria, y un crecimiento sustantivo de la parte destinada al consumo interno. La guerra mundial, la crisis de los mercados y el aislamiento, acentuado por el boicot norteamericano, había contribuido a profundizar el proceso de sustitución de importaciones iniciado en la década anterior, la elaboración de materias primas locales, avanzó en el sector metalúrgico y otros. El crecimiento industrial por sustitución de importaciones que correspondía al proyecto del treinta, y que fue retomado por el peronismo, tendía a favorecer a las industrias de bienes de consumo, que gozaban de múltiples fuentes de protección y estímulo. La principal rama de expansión, que mantuvo el liderazgo en el crecimiento industrial al principio del período, fue la textil.
La política estatal protegió continuamente este tipo de industrias, lo que condujo a una falta de estímulo para las inversiones en procesos productores de bienes de capital. En efecto, el control de cambios y el otorgamiento de permisos de importación dio facilidades a las industrias productoras de bienes de consumo para adquirir maquinarias o los productos semielaborados a más bajo costo. Cualquier intento de inversión de aquel tipo no solo hubiera chocado con la necesidad de grandes capitales, demora en las ganancias, etc., sino también con la imposibilidad de competir en el mercado interno con los productos extranjeros.
La expansión de la producción se realizó sobre la base de la utilización intensiva del capital instalado, siendo escasas las inversiones en mejoras tecnológicas. Esto determinó que para la mayoría de los establecimientos, la productividad fuera muy baja y los costos altos, quedando así ligada su subsistencia a la protección estatal. El crecimiento y el máximo aprovechamiento de la situación quedo reservado a los grandes establecimientos, que aprovecharon su control monopólico u oligopólico del mercado y su alta productividad para obtener elevadas ganancias.
La acción estatal fue decisiva para el desarrollo del proceso de sustitución. Fue necesario para ello que el Estado aumentará notablemente su participación en la dirección económica mediante una política intervencionista. Se incursionó sobre medidas destinadas a provocar una redistribución del ingreso que permitiera superar el precoz estancamiento que insinuaba el proceso de sustitución.
Perón había optado por el mercado interno y por la defensa del pleno empleo. Se trataba de una verdadera cadena de la felicidad, que pudo financiarse principalmente por la existencia de una abundante reserva de divisas, acumulada durante los prósperos años de la guerra. Por otra parte el IAPI monopolizó el comercio exterior y transfirió al sector industrial y urbano, ingresos provenientes del campo, mediante la diferencia entre los precios pagados a los productores y los obtenidos por la venta de las cosechas en el exterior. Era un golpe fuerte al sector agropecuario al que sin duda ya no se consideraba la rueda maestra de la economía, o al que quizá se suponía capaz de soportarlo todo. Los productores rurales padecían también por la falta de insumos y maquinarias, que afectó el ciclo natural de recuperación de la fertilidad de la tierra, y el costo más alto de la mano de obra, debido a la vigencia del estatuto del Peón. Todas estas razones agudizaron la caída de la superficie cultivada, al tiempo que el aumentó del consumo interno, que reducía aún más las disponibilidades para la exportación
La política peronista se caracterizó, por un fuerte impulso a la participación del estado en la dirección y regulación de la economía, hubo una generalizada nacionalización de las inversiones extranjeras, particularmente de empresas controladas por el capital británico, a los ferrocarriles se les sumó los teléfonos, la empresa de gas y algunas compañías eléctricas del interior. Se dio fuerte impulso a gas del estado, construyendo el gasoducto desde Comodoro Rivadavia, a Buenos Aires, a la flota mercante se incorporaron las naves del extenso grupo Dodero y a la incipiente Aerolíneas Argentina. El estado avanzó en actividades militares, pero la mas importante fue la nacionalización del Banco Central, al banco central se le asignó el control del IAPI.
Los trabajadores fueron beneficiados con el mantenimiento del empleo y con la elevación de su nivel de vida, esto tenía probablemente raíces políticas más importante que las económicas. Entre 1946 y 1949 se extendieron y generalizaron las medidas sociales lanzadas antes de 1945. Por la vía de las negociaciones colectivas, garantizadas por la ley, los salarios empezaron a subir notablemente, a ello se agregaron las vacaciones pagas, las licencias por enfermedad o los sistemas sociales de medicina y de turismo, actividades en las que los sindicatos tuvieron un importante papel. Por otros caminos, el Estado benefactor contribuyó decisivamente a la elevación del nivel de vida; congelamiento de los alquileres, establecimiento de salarios mínimos y de precios máximos, mejora de la salud pública, en general todo lo relativo al campo de la seguridad social.
El 17 de octubre fue simbólico, precisamente por los estímulos por parte del Estado, y un aprovechamiento de una holgura económica novedosa, los sectores populares se incorporaron al consumo, a la ciudad, a la política. El estado ejerció plenamente una ciudadanía social, que nació íntimamente fusionada con la política. La acción del Estado no sustituía la clásica aventura individual del ascenso, sino que aportaba el empujón inicial, la eliminación de los obstáculos más gruesos, para los mecanismo tradicionales pudieran empezar a funcionar. Los trabajadores se integraron a la nación de la mano del Estado, quien distribuía y el público recibía, juntos con los bienes, una dosis masiva de propaganda.
El estado facilitaba el acceso a la cultura, distribuía cultura popular, daba una cierta visión de la tradición nacional, manifestada en la preocupación por develar el mítico ser nacional que debía unificar a la comunidad. El peronismo había surgido, en los años de la guerra y la inmediata posguerra, en el marco de un fuerte conflicto social, alimentado desde el estado. Con el correr del tiempo, derivó en un fuerte enfrentamiento político, que separaba al oficialismo de la oposición, y por otra en un conflicto que, más que social, era cultural
Perón ordenó la disolución de los distintos nucleamientos que lo habían apoyado, y entre ellos el partido Laborista, a través del cual los viejos sindicalistas aspiraban a conducir una acción política autónoma, solidaria pero independiente. La decisión culminaría en la creación del partido Periodista, Perón eliminó de la dirección de CGT a Luis Gay, veterano gremialista e inspirador del partido Laborista, y lo reemplazó por un dirigente de menor cuantía, indicando así la voluntad de subordinar al Estado la cúpula del movimiento obrero. Nuevamente no hubo resistencia por el hombre que hizo por los trabajadores tantos beneficios.
La acción sindical conservó una gran vitalidad por obra de las comisiones internas de fábricas un principio bastante real de igualdad. En los primeros años hasta 1949, las huelgas fueron numerosas, y se generaron al impulso de las reformas lanzadas desde el gobierno, para hacerlas cumplir o extenderlas, con la convicción por parte de los trabajadores de que se ajustaban a la voluntad profunda de Perón.
Desde 1947 Eva Perón se dedicó desde la secretaría de trabajo el lugar dejado vacante por Perón, a cumplir las funciones de mediación entre los dirigentes sindicales y el gobierno, facilitando la negociación de los conflictos con un estilo muy personal que combinaba la persuasión y la imposición.
La relación entre Perón y el sindicalismo, crucial en el Estado, fue sin duda compleja, negociada y difícilmente reducible a una formula simple. Pese a la fuerte presión del gobierno sobre los sindicatos y a la decisión de controlar su acción, éstos nunca dejaron de ser la expresión social y política de los trabajadores. El Estado peronista, a su vez tenía en los trabajadores su gran fuerza legitimadora, y los reconocía como tal; y no de un modo retórico, sino referido a sus organizaciones y a sus dirigentes a quienes concedió un lugar destacado.
Pero a la vez el Estado peronista procuró extender sus apoyo a la amplia franja de sectores populares no sindicalizados, con quienes estableció una comunicación profunda, a través de Eva Perón y de su fundación. Realizó una obra notable creando escuelas, repartiendo juguetes y alimentos estimuló el deporte y el turismo. Eva Perón resultó la encarnación del Estado benefactor y providente, que a través de la sensibilidad se ganó a esa masa de humildes que completó el arco popular de apoyo al gobierno.
El Estado debía vincularse con cada uno de los sectores de la sociedad, que era considerada como una comunidad y no como la suma de individuos, con mayor o menor fortuna, aspiro a organizar a los empresarios, reuniéndolos en la confederación general Económica , así también a los estudiantes universitarios, mantuvo la enseñanza religiosa en las escuelas y concedió la conducción de las universidades a personas vinculadas con el clericalismo hispanófilo.
Para Perón el Estado además de dirigir la economía y velar por la seguridad del pueblo, debía ser el ámbito donde los distintos intereses sociales previamente organizados y dirimieran sus conflictos. Una ley en 1947 con la autonomía universitaria, estableciendo que toda designación docente requería de un decreto del ejecutivo. El avance del Ejecutivo llego también al cuarto poder, con recursos diversos, el gobierno formo una importante cadena de diarios y otra de radios, que condujo desde la secretaria de prensa y difusión, administrada por Raúl Apod, a los diarios independientes fueron presionados de distintas maneras ya sea en la cuota de papel, restricciones en la circulación, cláusulas temporarias, atentados y en dos casos ( la Prensa y la Nueva Provincia) la expropiación.
La reforma de la constitución, realizada en 1949, acabó con la última y gran salvaguardia institucional al autoritarismo y estableció la posibilidad de la reelección presidencial. Dos años después, en noviembre de 1951, Perón y Quijano fueron reelectos, obteniendo en la ocasión (gracias al voto femenino) alrededor de las dos terceras partes de los sufragios.
Para Perón, tan importante como afirmar la preeminencia del Ejecutivo sobre el resto de las instituciones republicanas fue dar forma al heterogéneo conjunto de fuerzas que lo apoyaba, provenientes de diferentes sectores, con tradiciones diversas. Para esto recurrió a un método muy tradicional, ya practicado antes por Roca, Yrigoyen y Justo, el uso novedoso, la utilización de su liderazgo personal e intransferible, compartido con su esposa, que se constituyó naturalmente, pero luego fue alimentado por la maquina propagandista.
En el Congreso Perón exigió de cada diputado o senador una renuncia en blanco, como garantía de su disciplina. El partido peronista, creado en 1947, adoptó una organización totalmente vertical, donde cada escalón se subordinaba a la decisión del nivel superior, hasta culminar en el líder. La organización del partido se modificó varias veces hasta que finalmente el partido fue incluido dentro del movimiento, junto con el partido Periodista femenino que organizó Eva Perón y la CGT, a las ordenes del jefe supremo, a quien se subordinaban el Comando Estratégico y los Comandos Tácticos.
El peronismo, un vigoroso movimiento democrático, aseguraba los derechos políticos y sociales de vastos sectores hasta entonces al margen, culminando con el establecimiento del voto femenino y la instrumentación de medidas concretas para asegurar a la mujer un lugar en las instituciones. Esta singular forma democrática se constituía desde el Estado, los diversos actores que conformaban su base de sustentación eran considerados como masas, es decir un todo indiferenciado, cuya expresión autónoma o especifica no era valiosa y que debía ser moldeado, inculcándole la doctrina.
Pero la forma más característica y singular de la política de masas eran las movilizaciones y concentraciones, realizadas en días fijos, 1 de Mayo, 17 de octubre y en ocasiones especiales, Las grandes concentraciones cumplían un papel fundamental en la legitimación plebiscitaría del régimen que era considerada mucho más importante que la electoral. Además, eran el momento privilegiado en la constitución de una identidad, que resultaba tanto trabajo y popular como peronistas. La oposición terminó ocupando el lugar asignado en este sistema, la derrota de 1946 desarticuló totalmente el proyecto de la Unión Democrática y enfrentó a los partidos opositores con una cuestión difícil, desde dónde decidió enfrentar a Perón. Los socialistas apartados de toda representación política, mantuvieron su caracterización de nazifascismo, denunciaron los avances hacia el autoritarismo y consideraron que la propiedad era acabar con el régimen; los grupos de socialistas que intentaron una postura hacia los trabajadores que habían adherido al peronismo no lograron quebrar la sólida y ya anquilosada estructura partidaria. Los conservadores sufrieron el cimbronazo de una cantidad de dirigentes que se pasaron, pero finalmente se constituyó en una línea de oposiciones frontal, fundada en la defensa de la legalidad republicana.
En el radicalismo la derrota de 1946 abrió a la renovación partidaria y una coalición de intransigentes renovadores y sabattinistas, crítico de la estrategia de la Unión Democrática, desplazó a los unionistas que venían del tronco alvearista.
El agotamiento de la sustitución de importaciones y la utilización de las divisas acumuladas originaron tensiones en el sistema de producción y distribución que se reflejaron en el nivel político y que llevaron a una modificación pronunciada de la política peronista, primero y a la disgregación del sistema después.
Internamente comenzó a desintegrarse el bloque de poder de la etapa peronista y disminuyó el margen de maniobra del Estado para mantener la adhesión de la clase obrera al proyecto político de dicho bloque.
La coyuntura externa favorable en la que surgió el Estado peronista comenzó a invertirse hacia 1949, los cereales y las carnes volvieron a su normalidad, y los mercados se contrajeron. La situación se tornó grave y provocó inflación, paro y desocupación. Se tomaron algunas medidas pero no evitaron que tres años mas tarde , la crisis del sector externo se repitiera, agravada por dos sequías sucesivas.
El alto precio y la sostenida demanda de artículos alimenticios que se prolongó con la guerra de Corea llegaron a su fin. La puja entre las grandes potencias se definió en favor de EEUU que había reconstituido su predominio mundial y hacía sentir su hegemonía sobre los estados latinoamericanos. Con esta situación desaparecía la posibilidad de negociar con dos o tres países que era la característica principal del período de guerra.
La sustitución de importaciones, al no modificar profundamente la estructura productiva argentina, pronto alcanzó sus límites. La incidencia de algunos factores, como la escasez de inversiones en bienes de capital, derivó en una industria de baja productividad y altos costos; también derivó en la falta de desarrollo de industrias básicas que acompañaran el crecimiento en la necesidad de insumos. Esta situación creó una mayor dependencia con el exterior. Las pequeñas unidades no poseían ganancias suficientes para expandirse; las unidades medianas, que producían sobre la base del aprovechamiento intensivo de la instalación pero que no incorporaron nueva tecnología, no poseían ganancias suficientes para dar el salto y renovar sus equipos. Las grandes empresas, que podían hacerlo, se beneficiaban demasiado con el tipo de mercado reducido y privilegiado para tener interés en un gran crecimiento del mismo, siendo frecuente la reinversión en actividades no industriales. El resultado de estos factores fue que desde 1947 el crecimiento industrial se detuvo y estancó.
La producción local, muy cara, solo pudo subsistir con el mantenimiento de la protección estatal, cuya acción determinó la formación de una industria incapaz de superar esa etapa. La agricultura y la ganadería, fuentes habituales de divisas, fueron incapaces de proporcionar las cantidades necesarias.
Los comienzos de la crisis económica fueron acompañados de importantes manifestaciones de disconformidad entre dos de los principales apoyos del régimen, los sindicatos y el Ejército, cuya solución implico un avance en el camino del autoritarismo. Esto finalmente llevo a aplicar una dura represión, prisión a los dirigentes rebelde y movilización militar a los obreros.
A los problemas militares, se trató de ganar su apoyo entre los oficiales, creció el escalafón, los ascenso se agilizaron y hubo variadas prebendas para jefes y oficiales, y también entre los suboficiales, beneficiados con el derecho al voto, el uso de uniformes similares a los oficiales y becas para sus hijos. El 28 de septiembre de 1951 el General Benjamín Menendéz encabezó un intento, notoriamente improvisado y fácilmente sofocado. Si bien se puso de manifiesto la firme oposición legalista del grueso del Ejército, también constituyo un llamado de aviso para el gobierno.
La reducción en los beneficios del comercio de artículos alimenticios y la grave crisis agrícola de 1950 / 52 demostraron la debilidad del sector agrícola – exportador, que era incapaz de seguir sosteniendo el desarrollo industrial con las divisas que generaba, ubicando a los sectores agrarios en la oposición. La industria, no solo sufrió falta de insumos y de reequipamiento sino también el estancamiento de la demanda y no pudo soportar más la doble política característica del peronismo: acumulación y redistribución de ingresos. De esta forma se hicieron frecuentes los enfrentamientos entre el sector obrero y la burguesía industrial ante los cuales el gobierno no pudo seguir practicando su habitual política de arbitraje.
El problema más grave fue el peso que adquirió la deuda externa, en función de ello se tomaron una serie de drásticas medidas surgidas de la necesidad de ahorrar divisas. Las exportaciones dejaron de tener la función exclusiva y dominante que habían tenido hasta entonces y las medidas adoptadas para combatir la crisis crearon las circunstancias favorables para la expansión industrial. El proceso de sustitución de importaciones se mantuvo aceleradamente hasta 1943, prosiguiendo luego con menor ritmo de desarrollo hasta 1950. La ley de radicación de capitales marcó, en 1953, el agotamiento y fin de esta coyuntura.
La presión de la clase obrera se tradujo en huelgas, la respuesta oficial fueron los Congresos de la productividad y los estímulos para disminuir el consumo. Las huelgas fueron consideradas inconvenientes al principio y francamente negativas luego, se preocupó de solucionar los conflictos mediante los mecanismos de arbitrajes, y en su defecto se optó por reprimirlos, ya sea por mano del propio sindicato o de la fuerza publica.
La salida intentada por el estado peronista era la única viable: sin cambiar el sistema, abrir las puertas a las inversiones extranjeras para poner en marcha nuevamente el crecimiento industrial, la Ley de Radicación de Capitales ( propició las inversiones externas dirigidas a actividades mineras e industriales y sancionaba un régimen de promoción industrial) y los contratos petroleros reflejan un cambio de posición global frente a EEUU con el que se había perdido la posibilidad de negociar. Estas políticas precipitaron la caída de Perón.
Para hacer frente a la crisis económica originada en el estancamiento industrial, se adoptaron planes de estabilización monetaria, restricciones salariales y reducción de los gastos del estado, a mas largo plazo se procuró estimular la producción agropecuaria, a la que se consideraba la fuente posible de divisas para la reactivación industrial.
En 1952 el gobierno adopta con firmeza un nuevo rumbo económico, ratificado luego en el Segundo Plan Quinquenal, mucho más especifico que el anterior, que debía tener vigencia entre los años 1953-1957, para reducir la inflación, se restringió el consumo interno, fueron eliminados subsidios a distintos bienes de uso popular, se estableció una veda parcial al consumo de carne y se levanto el congelamiento de los alquileres, además Perón hizo una apelación a la reducción voluntaria y consciente del consumo, de sorprendente efecto. Por otra parte se proclamo la vuelta al campo, el IAPI, invirtió su mecanismo y empezó a estimular a los productores rurales con precios retributivos, al tiempo que se daba prioridad a la importación de maquinarias agrícolas. El estancamiento industrial era evidente, se encontraba trabada por diversas limitaciones, las maquinarias obsoletas, el deterioro de los servicios, y particularmente la escasa electricidad y los deficiente transportes, sobre todo el ferroviario. La industria empleaba una alta proporción de mano de obra, y el peso de los salarios resultaba particularmente alto y difícil de reducir debido a la alta ocupación y a la fuerte capacidad sindical de negociación.
La nueva política económica apuntó a esos problemas, se restringió el crédito industrial y el uso de las divisas, y se dio una nueva prioridad a las empresas grandes y sobre todo a las industrias de bienes de capital. Los contratos colectivos de trabajos, fueron congelados por dos años.
En el año de 1953 el gobierno sanciona una ley de radicación de Capitales, pese a establecer importantes resguardo respecto de repatriación de utilidades o reenvíos de ganancias, suponía una modificación fundamental respecto a la postura de la independencia económica. El gobierno en 1954 firma con una filial de la Standard Oíl de California un contrato de explotación de 40.000 hectáreas en la provincia de Santa Cruz, con amplios derechos,
Los logros de la nueva política económica fueron modestos, se redujo la inflación y se reequilibró la balanza de pagos, pero no se apreciaron cambios mas sustanciales.
Perón inicia su segundo período visiblemente consolidado por el nuevo plan económico, que parecía tener éxito, la victoria sobre rebeldes militares y sindicalistas y el espectacular triunfo electoral. La muerte de Eva sin duda fue un golpe muy duro para el régimen. En los tres años finales de su gobierno Perón tuvo una conducta errática, evidentemente para llenar el vacío por la muerte de su esposa, tanto en la Fundación, como el nuevo partido Periodista Femenino o la misma CGT se advirtió un manejo burocrático y una pérdida de iniciativa
Se avanzó en la peronización de la administración pública y la educación, con la exigencia de la afiliación al partido, la exhibición del escudito o el luto por la muerte de Eva, la donación de sueldos para la Fundación y todo tipo de manifestación celebratorias del líder y su esposa, cuyos nombres fueron impuestos a estaciones ferroviarias, hospitales, calles plazas, ciudades y provincias. Los espacios de la oposición fueron reducidos al mínimo en la prensa y en el Parlamento, donde el doctor Campora, presidente de la Cámara de Diputado, proclamo la superioridad de la obsecuencia sobre la consecuencia. Mientras por esa vía régimen marchaba hacia el totalitarismo, procuraba simultáneamente, aunque con menor consecuencia reconstruir un espacio de convivencia con los opositores.
La Revolución Libertadora puso el acento en el problema político y en la represión del movimiento popular peronista. Esta rígida posición al tiempo que le enajenaba el apoyo de las clases medias, provocó el endurecimiento de la oposición gremial peronista. El rumbo seguido por la Revolución Libertadora implicaba no solo el estancamiento industrial, sino también la inestabilidad política, frente a la cual el ejército se convirtió en la única esperanza de los sectores antiperonistas. La única salida frente a esta crisis se hallaba en una apertura plena al capital internacional.
En abril de 1953, durante una concentración estallaron en la Plaza de Mayo bombas colocadas por grupos opositores, la respuesta fue que grupos de periodistas incendiaron la casa Radical, la casa del Pueblo socialista y el Jockey Club, a esto le siguió el arresto de importantes políticos opositores como Balbin y Victoria Ocampo. Pero en la segunda mitad del año el régimen se hablandó y liberó a los presos, finalmente una ley de amnistía permitió liberarlos a todos. En el año de 1954 Frondizi alcanzó la presidencia del Comité Nacional con el, el radicalismo había lanzado la propuesta de combatir al peronismo desde lo que tenía de más progresista y sin renunciar a la crítica institucional, reivindicando la reforma agraria y el antiimperialismo, tema que los contratos petroleros habían tornado urticante. También la Iglesia se suma al ruedo político con la inauguración del Partido Demócrata Cristiano, a esta llevaría a un conflicto entre Perón y la iglesia, que rápidamente llevo a su caída.
El alto precio y la sostenida demanda de artículos alimenticios que se prolongo con la guerra de Corea llegaron a su fin. La puja entre las grandes potencias se definió en favor de EEUU que había reconstituido su predominio mundial y hacía sentir su hegemonía sobre los estados latinoamericanos. Con esta situación desaparecía la posibilidad de negociar con dos o tres países que era la característica principal del período de guerra.
Internamente comenzó a desintegrarse el bloque de poder de la etapa peronista y disminuyo el margen de maniobra del Estado para mantener la adhesión de la clase obrera al proyecto político de dicho bloque. La reducción en los beneficios del comercio de artículos alimenticios y la grave crisis agrícola de 1950 / 52 demostraron la debilidad del sector agrícola – exportador, que era incapaz de seguir sosteniendo el desarrollo industrial con las divisas que generaba, ubicando a los sectores agrarios en la oposición.
La industria, no solo sufrió falta de insumos y de reequipamiento sino también el estancamiento de la demanda y no pudo soportar más la doble política característica del peronismo: Acumulación y redistribución de ingresos. De esta forma se hicieron frecuentes los enfrentamientos entre el sector obrero y la burguesía industrial ante los cuales el gobierno no pudo seguir practicando su habitual política de arbitraje.
La presión de la clase obrera se tradujo en huelgas, la respuesta oficial fueron los Congresos de la productividad y los estímulos para disminuir el consumo. Desde 1951, el régimen sufrió enfrentamientos con sectores militares e incluso con la iglesia; esta debilidad permitió el resurgimiento de los partidos de la clase media, en especial del radicalismo.
La salida intentada por el estado peronista era la única viable: sin cambiar el sistema, abrir las puertas a las inversiones extranjeras para poner en marcha nuevamente el crecimiento industrial, la Ley de Radicación de Capitales ( propició las inversiones externas dirigidas a actividades mineras e industriales y sancionaba un régimen de promoción industrial) y los contratos petroleros reflejan un cambio de posición global frente a EEUU con el que se había perdido la posibilidad de negociar. Estas políticas precipitaron la caída de Perón.
Para hacer frente a la crisis económica originada en el estancamiento industrial, se adoptaron planes de estabilización monetaria, restricciones salariales y reducción de los gastos del estado, a m s largo plazo se procuró estimular la producción agropecuaria, a la que se consideraba la fuente posible de divisas para la reactivación industrial. La Revolución Libertadora puso el acento en el problema político y en la represión del movimiento popular peronista. Esta rígida posición al tiempo que le enajenaba el apoyo de las clases medias, provoco el endurecimiento de la oposición gremial peronista. El rumbo seguido por la Revolución Libertadora implicaba no solo el estancamiento industrial, sino también la inestabilidad política, frente a la cual el ejército se convirtió en la única esperanza de los sectores antiperonistas. La única salida frente a esta crisis se hallaba en una apertura plena al capital internacional.
4.Caracteristicas comunes que se tratan
Las lecturas analizadas, "El gobierno de Perón", de Romero Luis y "Tercera Etapa: "La Sustitución de importaciones" de Rofman y Romero, comentan los rasgos generales del modelo distribucionista. Por la misma naturaleza de estas lecturas es poco probable encontrar contradicciones entre los autores, dado que ambas se limitan a describir en unas cuantas líneas los acontecimientos de mayor relevancia, sin entrar en la disquisición de detalles, siendo usualmente son estos los generadores de divergencias. Sin embargo, en ambas lecturas se encuentran diferencias, pero no de contradicciones, sino de diferentes enfoques, o mejor aún, de diferentes formas y métodos de analizar una misma problemática. Así, Romero Luis, incursiona por un campo a modo de introducción donde plantea desde la oposición a Patrón Costas hasta la sucesión de los gobiernos de Ramirez y Farrell hasta la llegada de Perón al Poder, mientras que el texto de Romero y Rofman se limita a desarrollar el tema desde la aparición de Perón. Como esta , se encuentran variadas y diversas diferencias de contenido basadas principalmente en el enfoque de las lecturas: El texto de Romero y Rofman se centra en analizar el aspecto económico y social; en cambio el texto de Romero Luis se orienta al aspecto politico principalmente y en segundo plano en el aspecto económico.
Un ejemplo de temas comunes tratados por ambos autores es cuando en el texto en la parte pertinente al período peronista habla sobre la necesidad en la que se encontró el gobierno de Perón de abrir las fronteras del país y permitir el ingreso de capitales extranjeros más precisamente norteamericanos para poder poner en marcha nuevamente el crecimiento industrial que se encontraba en decadencia producto de la falta de insumos y el estancamiento de la demanda. ( Segundo plan quinquenal).
5. Posturas al respecto de los autores
En esta lectura es difícil encontrar la postura del autor, a nuestro entender el autor desmerece en cierta medida el "17 de Octubre", el día de la lealtad de los Peronistas, diciendo que hubo más gente en la marcha por la libertad que reclamando por la libertad de Perón.
Otra postura es cuando el autor deduce que la conducta errática de Perón en los últimos 3 años de gobierno se debió a la muerte de Eva Perón, produciendo un vacío notorio.
El autor muestra como Perón avanzó sobre políticas de régimen totalitarias, con las exigencias de afiliación al partido, la exhibición del "escudito" del partido o el luto por la muerte de Eva Perón entre otras.
6. Modelo Distribucionista
Primera presidencia de Juan D. Perón
- Nace cuando están colmadas las posibilidades del proceso de sustitución de importaciones.
- Mayor redistribución de ingresos que permitió expandir el mercado de consumo interno.
- Aumento de la demanda de productos de consumo, permitió la subsistencia del sector manufacturero.
- El Estado cuenta con reservas de divisas que provenían de la Guerra Mundial y transfería ingresos del sector rural al industrial.
- Fueron escasas las inversiones en mejoras tecnológicas, factor decisivo para el estancamiento de la industria.
- Adoptó una posición antiamericanista.
- Retroceden las exportaciones a países limítrofes por la competencia norteamericana.
- Se nacionalizan los ferrocarriles por un valor similar al de las libras bloqueadas.
- Se redujo la producción agropecuaria.
- Aumentó una amplia capa de establecimientos medianos y pequeños.
- Primer Plan Quinquenal:
- Constitución de SOMISA.
- Defensa del sector industrial instalado.
- El banco Industrial otorgó créditos al sector ind.
- La alta ocupación y los salarios en alza permiten que la demanda se expanda.
- Defensa del mercado interno y del pleno empleo.
- Se gasta mas dinero en el exterior del que entra.
- El IAPI monopolizó el comercio exterior.
- Para 1949 los mercados se contraen, se agotan las reservas acumuladas.
- El desarrollo de la industria hacia al país mas dependiente de las importaciones: combustibles, repuestos, maquinarias, etc.
Segunda presidencia de Juan D. Perón
- Se da en 1952 el Segundo Plan Quinquenal, las principales medidas eran:
- Se restringe el consumo interno para reducir la inflación.
- El IAPI invirtió su mecanismo y empezó a estimular a los productores rurales.
- Se daba prioridad a la importación de maquinarias agrícola para aumentar la disponibilidad de divisas, para seguir impulsando el desarrollo industrial.
- Reducida eficiencia del sector industrial, producida por la obsolescencia de las maquinarias, deterioro de los servicios.
- Se restringe el crédito industrial y se da prioridad a grandes empresas.
- El gobierno pone sus esperanzas en la concurrencia de capitales extranjeros.
- Firma en 1954 un contrato con la Stanford Oil.
Perón a cargo de la Secretaria de Trabajo se dedicó a:
- Se extiende el régimen de jubilaciones, vacaciones paga, accidentes de trabajo
- Se equilibran las relaciones entre los patronos y obreros.
- Sanción del estatuto del peón.
- Estimulaba la organización de trabajadores.
- La ocupación industrial había crecido expulsados por la crisis agrícola.
- Los sindicatos fueron el medio por el cual se expresaba la sociedad, y la política de los trabajadores.
- Fundación Eva Perón: financiada con fondos públicos y aportes privados mas o menos voluntarios, realizó obras tales como:
- Creó escuelas.
- Inauguró policlínicos, hogares para ancianos.
- Repartió alimentos y regalos navideños.
- Estimuló el turismo y el deporte.
- El gobierno peronista mantuvo la enseñanza religiosa en las escuelas.
- Igualación de derechos entre hijos "naturales" y
"legítimos".
- Una ley en1947 acabó con la autonomía universitaria.
- La forma mas singular de la política en masas eran las concentraciones y manifestaciones.
- El régimen peronista no atacó a las clases altas tradicionales, salvo por las políticas agropecuarias.
- Hubo una gran expansión de la enseñanza media.
- Los sectores populares se incorporaron al consumo, a la cuidad y a la política.
- El Estado elimina los obstáculos mas grandes para permitir el ascenso de clase.
- Apertura del Teatro Colón.
- Facilitaba el acceso a la cultura "popular".
- Participación del Estado en la dirección y regulación de la economía.
- Nacionalización de las inversiones extranjeras:
- Ferrocarriles, teléfonos.
- Empresas de gas, algunas compañías de electricidad.
- Se construyó el gasoducto desde Comodoro Rivadavia.
- Se incorporan naves a la Flota Mercante.
- Se nacionaliza el Banco Central, asignándole el control del IAPI.
- Busca el mantenimiento del empleo, con la elevación de su nivel de vida.
- La justicia social sirvió para sostener el mercado interno.
- Estado benefactor:
- congelamiento de alquileres.
- Establecimiento de salarios mínimos y de precios máximos.
- Mejora de la salud pública, planes de vivienda.
- Construcción de escuelas.
- Organización del sistema jubilatorio.
- El Estado actuó como redistribuidor de ingresos, para expandir el mercado consumidor interno.
- Expandió sus funciones e intervino ampliamente en la vida económica, haciendo de mediador entre distintos intereses que debía armonizar.
- Durante el gobierno de Ramirez, Perón es nombrado Secretario de la Secretaria de Trabajo y previsión.
- Durante el gobierno de Farrell, Perón es nombrado presidente de la Secretaria, ministro de guerra y vicepresidente de la Nación.
- 1945 se declara la guerra a los países del Eje.
- 17 de octubre se 1945, movilización de masas apoyando a Perón, "Día de la Lealtad".
- Se crea el Partido Laborista, que asegura el predominio de los dirigentes sindicales.
- En las elecciones de 1945 triunfa la fórmula Perón-Quijano, teniendo el apoyo de las fuerzas armadas, la iglesia, la clase obrera y la burguesía industrial.
- En 1947 se crea el partido Peronista, adoptando una organización vertical.
- Eva Perón es la encargada de mediar entre los sindicatos y el gobierno, y organiza el Partido Peronista femenino.
- Reúne a los empresarios en la CGE.
- Rompe con la concepción del Estado liberal.
- En 1949 se produce la reforma de la Constitución Nacional.
- En 1951 Perón es reelecto presidente de la Nación.
- Se avanza con la peronización de la administración pública, la educación y las fuerzas armada
- Los espacios de la oposición fueron reducidos al mínimo en la prensa y en el Parlamento, los dirigentes de los partidos políticos de la oposición, fueron arrestados.
Autor:
Cominneti, Luciano Polacco, María Rodriguez, Pablo Torres, Yanina Villoria Sebastián
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
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