Posiblemente los árboles fueron traídos de la selva al someter a los Chachapoyas, Opataris,Manosuyos, Manoríes y Chunchos, tomando la ciudad fortificada de Kuelap. Seis años después regresó Tupac Yupanqui al Cusco. Las fiestas que se celebraron en su honor fueron de las más fastuosas de las que tuvo memorial el imperio. Se dice que de ahí quedó un espíritu de alegría en la ciudad imperial. El anciano Pachacutec murió meses después, y Tupac Yupanqui fue coronado Inka;continuando sus exploraciones y conquistas. Históricamente los incas descubrieron la Oceanía antes de Magallanes, que en 1,521 llegó a las Marianas, y antes que Alvaro Mendaña que llegó a las Marquesas en 1,598. Esa es la historia del viaje de Tupac Yupanqui.
Por los ventanales del buque fluvial se mararavillaban de la espesa vegetación, que les daba la bienvenida con el canto de las aves multicolores y el griterío de los monos. En las riberas los cocodrilos los miraban con lágrimas de impotencia, mientras las mari mariposas terminaban de pincelar el selvático espectáculo.
El río Marañón era como una serpiente policromada, que brillaba al igual que un diamante al ser interceptado por los rayos solares.
Verdaderamente daba pena ennegrecer la belleza amazónica con el blanco veneno de la droga alienante.El cielo se enlutaba con las nubes negras por la muerte del sol.
Los cuatro viajeros hicieron el transbordo hacia unas canoas. Del Pongo de Rentema fluvioraron al Marañón y de ahí al Utcubamba. El viaje en canoa resultaba ser más arriezgado pero más entretenido por el peligro que presentaba.
Al pasar por los pueblitos de Bagua se acordaron de los saurios prehistóricos que habían existido en esos lugares.El Museo de Historia natural de la avenida Arenales les proporcionó esa información cultural.
Antes de llegar a la ciudad capital, se bajaron en una orilla campestre y exploraron la frondosidad de la jungla chachapoyana. Frondosidad que había descubierto Tupac Yuyanqui al someter a las tribus amazónicas. Ahí se olía a Selva. Se olía a historia. Se olía a raza serrana confundida con el aroma de la etnia rupana.
Subiendo una montaña de vegetación alcanzaron la ciudad fortificada de Kuélap. Las nubes merodeaban a los visitantes. El atardecer anaranjado se transcoloreaba con el cielo de celeste turquesa.Se sentía las vibraciones energéticas de los antiguos incas y de los antiguos chachapoyas.
Al anochecer bajaron a la ciudad de Chachapoyas. Ciudad selvática sitiada por una gigantesca y calurosa vegetación. Refrescada por las aguas torrentosas del río.
_Mañana temprano tomo una avioneta en el Marañón. Esta me lleva a Tocache. Ahí coordino con la compañía maderera. De paso veo el asunto de los huacos.
_¿Dónde queda Tocache?_preguntó Valkiria al Vikingo.
_Al sur de Amazonas. En el departamento de San Martín. A unos doscientos kilómetros de aquí_se adelantó en la respuesta Auquí, quien a la vez le advirtió al Vikingo_.Pero esa zona es peligrosa………ten cuidado………
El Vikingo se reía y le respondía moviéndole la cabeza, en signo de perder cuidado.
_¿Por qué es peligrosa esa zona?_quizo saber Valkiria.
_Porque ahí trafican droga.En ese lugar el ejército se ha enfrentado contra los narcotraficantes_explicó Ilary.Mientras Valkiria miraba aterrada a su pareja.
_¡No tengan miedo!_exclamó el noruego_.Mi país y el estado me protegen desde Lima.
Y es más……si tu no te metes con los narcos……..ellos no se meten contigo.
_¡Sí! Pero te pueden sembrar_interrumpió Auqui.
_¿Qué significa sembrar?_indagó el Vikingo.
_Significa que cuando los narcos quieren liberarse de la droga, al ser perseguidos por la justicia,te ponen la cochinada sea en los bolsillos o en tu mochila, en la avioneta.O en los mismos huacos. Tú no sabes quien te la puesto.De esa manera apareces como culpable.Lo mismo hace la policía contigo cuando no le quieres dar plata_detalló Auqui.
_Seré tonto para no darme cuenta.
_Serán tan tontos ellos de no cuidarse que tú te des cuenta_Jugó con las palabras Auqui.
_Mejor no vayas a ese sitio_aconsejó atemorizada Valkiria.
_¿Bueno vamos a realizar la aventura….sí…..o……no?_enfatizó el Vikingo.
Todos afirmaron la aventuresca con la expresión de sus rostros. Simultáneamente Valkiria aconsejaba con inquietud nerviosa.
_¿Pero por qué no vas a otro lugar? Pienso que otros sitios de la selva hay aserraderos y troncos también?
_Porque nuestros compatriotas han hecho el contrato con Tocache desde Lima. Se quiere tener los mismos troncos de árboles de los chachapoyas, que posiblemente utilizó en su balsa para navegar hasta Polinesia. La aventura siempre es peligro,riezgo hermanos.
Me sorprenden tus temores Valkiria.
Esa noche durmieron intranquilos los cuatro viajeros. El Vikingo soñó que era atrapado por los soldados del ejército. Valkiria se veía cantando y declamando en la cárcel de mujeres. Auquii también tenía sus temores. Desconfiaba del Vikingo pero quería demostrarle que era un valiente aventurero como él_"La valentía no sólo es de los europeos sino también de los incas"_repetía mentalmente Ilary temiendo perder el negocio de los huacos de la soñada odisea.
Al amanecer el Vikingo tomó una canoa en el río Utcubamba. Sus amigos lo despidieron con una ligera tristeza. Auqui se lo imaginaba muerto, tirándole una flecha incendiaria para que ardiera su cadáver en su nave. Así solían hacerlo los antiguos normandos allá por sus épocas de oro.
En el río Marañón lo esperaba una hidroavioneta que lo elevó hacia Tocache. Durante el corto vuelo iba con un cierto remordimiento por estar engañando a esa comunidad de amor que lo aquilataba como un hermano de sangre.
Contemplando los ríos y las montañas de vegetación se olvidó de ese remordimiento que constantemente lo atormentaba.
En el corazón de toda una arboleda había un palacio blanco como la cocaína. Parecía un sueño celestial del Asgard. Guardianes enfusilados cuidaban la fortaleza palaciega al pie de sus ciclópeas columnas. Abriéndose una elevada puerta de vidrio, con aplicaciones doradas, ingresó a los salones de la residencia. Conforme iba pasando las habitaciones se sentía como un bárbaro diplomático dispuesto a entrevistarse con el rey medioeval de un castillo.
La arquitectura interior estaba revestida con estilizados espejos de pan de oro, muebles y consolas Luis XV. Alfombras persas de variados colores y dibujos hacían descansar la mente del visitante. Los jarrones etruscos,bustos y estatuas romanas reflejaban la jerarquía imperial del dueño de casa. Pinturas barrocas y gobelinos neoclásicos te invitaban a vivenciar un nuevo Versalles. Las luces de las arañas de cristal hacían reflejar más los destellos dorados de los luiseanos mobiliarios reales. La majestad del "Rey sol" se
multiplicaba en sus áuricos espejos.Era un sinnúmero de adminículos que maravillaban a cualquier invitado de la corte.
Su ensimismamiento fue desalienado cuando el mayordomo acompañante lo dejó frente a un hombre coronado que se encontraba sentado en un sillón dorado.Detrás de él había una manpara de color ámbar que regulaba la luz de un patio jardinesco.
Invitándolo a sentarse en un confortable el tipo se presentó:
_Encantado de conocerlo señor Olaf Varanger. Yo soy el Rey Midas.¿Habrá usted escuchado hablar de ese rey?
_Sí claro. Lo leí en mis cuentos infantiles de la escuela_afirmó Olaf.
_Muy bien. Hablamos el mismo idioma entonces.¿Qué sucedía cuando el Rey Midas tocaba cualquier cosa?_preguntó el supuesto reyesuelo.
_Lo convertía en oro. A tal punto que no podía comer porque también sus alimentos los convirtió en oro_respondió Olaf.
_¡He ahí la diferencia!_exclamó el soberanillo_.Yo todo lo que toco lo convierto en oro pero no me muero de hambre como el Rey Midas_ambos sonrieron.
_¿Y sabe por qué no me muero de hambre? Porque nunca fallo.
_Eso veo_constató Olaf mirando a su alrededor.
_No soy como usted que ya me falló al no poder matar a ese juez a uno de mis hombres más importantes de mi blanca empresa.
_Disculpe usted el error_avergonzadamente se excusó Olaf.
_No se preocupe. No lo he matado por haberme fallado como lo he hecho con otros de mis hombres_Olaf se puso nervioso. Bajó el rostro.
_¡Vamos hombrón! Los Vikingos son valientes. Y usted lo va a demostrar cruzando el océano.¿No es cierto?
_Claro que sí_asintió Olaf.
_Admiro mucho su valentía señor Varanger. Estoy descubriendo que los vikingos se parecen a nosotros los colombianos en cuatro aspectos:Son valientes, aventureros, ambiciosos y leales. Yo creo que somos gemelos ja-ja-ja-ja-ja.
_Usted es valiente porque no me tiene miedo.¿Verdad?_inquirió el Vikingo.
_¡Claro! No le tengo miedo_respodió inseguro Olaf.
_¡Así se habla carajo! Los hombres tenemos que tener cojones. En esta empresa necesitamos gente valiente y aventurera como usted. Gente que cruce océanos,ríos y selvas pantanosas. Gente ambiciosa de grandes sumas de dinero y leales como los vikingos.
Ja-ja-ja-ja-ja-ja_reía el mafioso colombiano.
__¿Sabe usted lo que hacemos nosotros los colombianos con los traidores?
_Debo de suponerlo_replicó timorato.
_¿Qué supone usted?_interrogó el narcotraficante.
_Los matan.
_No hombre. Matar es algo muy simple y brusco. Lo hacemos flotar en el río bocabajo para que se tome toda el agua del mundo como dicen los brasileños ja-ja-ja-ja.
Olaf reía en coro con el facineroso de una forma aduladora, aterradora y condescendiente.En sus piernas sentía los pasos de la muerte.
Minutos después recibió instrucciones del Colombiano. Los narcohuacos cumplirían cuatro itinerarios:La frontera con Colombia en la selva de Loreto. Luego la capital limeña. Después las islas oceánicas y finalmente Malasia.
Era sorprendente ver al diminuto colombiano dar órdenes al gigantesco noruego. Si un político hubiera presenciado esta escena diría que la europización se invirtió con la latinización del imperio de la droga.
El colombiano abrió la mampara de ambar para cruzar con Olaf un espacioso jardín adornado con arbustos ,con formas de personas y animales, y piletas que irrigaban a unas estatuas blanquecinas. Habían dos niveles. En uno se encontraba una glorieta con piletas de niños de bronce. En el otro una piscina de losetas anaranjadas.
Después de cruzar el pintoresco jardín se internaron en una pequeña selva, donde en algunos árboles estaban unos esbirros encapuchados. Estos los acompañaron hacia un pequeño descampado que tenía en el centro un jardincillo rectangular de unos cinco metros de largo y dos metros y medio de ancho, adornado con flores de llamativos colores.
Aquel jardincillo era la puerta de una mazmorra que se abrió automáticamente en cuanto se aproximaron los cómplices.
En el subterráneo estaba todo el laboratorio donde se preparaba el clohidrato de cocaína.
Cuando Olaf miró las hojas de coca, se acordó tristemente del Taki Oncoy. Se acordó de los sueños dorados de los incas. Se acordó de Auqui e Ilary. Se acordó de esos amigos que había defraudado.
En ese maldito laboratorio Olaf dejó a los huacos para que se transformaran en narcohuacos. Cientos y millares de réplicas se elaborarían con el clohidrato de cocaína. El pasado histórico de los antiguos peruanos era mancillado por la historia de los blancos.
Se comenzaron a multiplicar las réplicas de los huacos vikingos, eróticos y oceanográficos. Esa malévola reproductora cambiaría el destino de la magna travesía.
Para celebrar el futuro éxito del negocio el colombiano llevó a Olaf a su sala de recepciones,donde le ofreció una fiesta al estilo de los vikingos. Bebieron vino en cuernos de marfiles. Comieron gigantescas presas de carne. Bailaron grotescas danzas con bellas mujeres, rubias y pelirrojas. Finalmente terminaron encamados con ellas sobre unas pieles que absorbieron sus nauseabundas orgías.
El Vikingo no aceptó tirar las hachas en las trenzas de las hermosas mujeres, que sobresalían de los cepos capitales. El Rey Midas si tenía buena puntería.
Las sierras eléctricas cortaban los árboles como los filudos colmillos de los dragones escandinavos. Compitiendo con la tecnología forestal el Vikingo descargaba la fuerza del hacha en la corteza de un árbol a lo igual que el dios Thor con su mazo.
En el descanso de la jornada el Vikingo preguntó a su comunidad:
_¿Por qué están tristes?
_Porque nos da pena como se matan a los árboles_contestó Valkiria mirando con melancolía a los troncos caídos.
_¿Pero los árboles no tienen vida?_se defendió el Vikingo.
_Tienen vida vegetativa. Así como nosotros tenemos vida animal. Ellos también tienen alma_intentó culturizar Auqui.
_Bueno…….le vamos a dar una nueva vida cuando crucemos el océano_buscó un pretexto el Vikingo.
_Vikingo los pobladores también están tristes_participó Ilary.
_Ya. Está bien……..no me hagan sentir mal. Más tarde les daré unos dólares a cada uno de ellos y se olvidaran de que los árboles tienen vida.
_Como se ve que tienes dinero_volvió a pronunciarse Auqui mirándolo con sorna y desconfianza.
_No es mi dinero. Tampoco es mío el que les he dado como adelanto de los huacos que se van a vender. Todo es plata del Instituto y de la compañía que nos financia.
_No te estamos reclamando nada_replicó Ilary.
_Pero me parece que me están desconfiando de mi economía. Pueden revisar mis pertenencias si lo desean.
Los días pasaban y los árboles caían como las hojas del otoño.Auqui y el Vikingo hachaban los endurecidos tallos de la arboleda. Ilary y Valkiria admiraban sus musculaturas detonantes de fuerzas hercúleas.
Los rayos del sol se entremetían entre las ramas con un incandescente calor agobiante quitándole la frescura a los sufridos trabajadores. Las noches erán para ellos bendiciones celestiales. Las celebraban respirando los vientos veraniegos de la ciudad chachapoyana. Aquellos tiempos fueron duros y suaves.
Dos selvas diferentes se vivían en el oriente peruano. La selva del paraíso bendecido y la selva del paraíso perdido.
En la selva del paraíso bendecido, Auqui, Ilary y Valkiria acariciaban la suavidad de la cerámica de los huacos de la cultura Chachapoyas. Mientras en esos momentos, en selva del paraíso perdido manos mafiosas fabricaban huacos con el polvo del clohidrato de cocaína.
Valkiria se enternecía al contactar con su rostro los cuernos del casco de su amado. A doscientos kilómetros de distancia, el Vikingo observaba como se confeccionaban los cuernos de los huacos nórdicos.
Un orgasmo de plenitud de alegría llenaban las almas de Auqui,Ilary y Valkiria al soñar con los éxtasis de amor de los huacos eróticos. Una mente pornográfica y mercantilista se impregnaba en los narcoartesanos al modelar los huacos eróticos.
Ensueños de alta mar hacen dormir a Auqui, Ilary y Valkiria en la posada de Chachapoyas.En Tocache el Vikingo tiene pesadillas donde su balsa navegante,que tiene de vela el billete con la cara diabólica de Franklind, es devorada por un gran mounstro marino.
La avioneta iba y venía de Tocache a Chachapoyas. El Vikingo iba y traía los narcohuacos que se fabricaban por millares. Estos se guardaban en unos almacenes secretos. Los bolsillos del Vikingo se inflaban con los dólares que el Rey Midas le proporcionaba.
Los narcohuacos tenían un bañado de un líquido especial que neutralizaba la detección de la droga que los constituían.
Auqui, Ilary y Valkiria siempre volteaban y agitaban los narcohuacos para ver si caía el malsano polvo blanco.
_Usted sabe que si ya se terminaron de cortar los árboles que se necesitan, entonces también tenemos que terminar con los huacos.
_Claro. Eso ya lo habíamos previsto.
_Guárdese bien esos dólares en la mochila. Sabe usted que tendrá muchos más en Colombia,en Lima y en la otra parte del mundo.
_Gracias…….gracias…….si lo sé…….confío en usted_agradeció el Vikingo mirando la expresión sonriente de Benjamín Franklind en cada billete de cien dólares.
_También yo confío en usted. Es usted muy pesado para que flote en el río. Se puede hundir…….je-je-je-je-je.
El Vikingo nerviosamente prolongó la risa ante la macabra broma.
_También confío en que usted de esto no le dirá a nadie de sus compañeros,¿verdad?
_Pierda usted cuidado. Lo han sospechado, pero al no haber pruebas…….todo está bajo mi control. Nada malo pasará.
_Eso espero. Hoy día usted se lleva los últimos huacos que serán negociados en Lima.
El destino de los otros ya está asegurado en Chachapoyas.
En ese momento tembló la mesa del escritorio y las arañas de cristal sonaron como castañuelas.Algunas clásicas estatuillas se cayeron. Roma empezaba a derrumbarse.
_¡Puta madre! ¿Qué sucede? ¡Maldita sea!_gritó el Rey Midas.
_¡No sé! ¡Pero ese ruido es de helicóptero!_se espantó el Vikingo.
Intespectivamente entró a la sala un esbirro alarmado_¡Majestad el ejército está atacando. Han descubierto el palacio!
Ya se estaban escuchando ráfagas de ametralladoras y comenzaban a reventarse los vidrios de las ventanas.
_¡Defiéndanse con las mejores armas que tenemos.Dile a los muchachos que triplicaré sus sueldos si no dejan que el palacio caiga en poder del ejército!_prometió el Rey Midas.El Vikingo corrió junto con él hasta el jardín. Un helicóptero que sobrevolaba les tiró una granada que no logró su objetivo. En milésimos de segundos un esbirro-centinela, de una de las torres de defensa, sacó una ametralladora de gran alcance y derribóal pájaro de acero. Este provocó un gran incendio explosivo al caer en medio del jardín.
Los dos narcotraficantes alcanzaron la mazmorra. El Rey Midas bajó las escaleras y ordenó:_¡Rompan los huacos! ¡Rompan los huacos! ¡No hay que darles a ganar plata a los cachacos! ¡Que no haya cuerpos del delito en el juicio! ¡Parece que la estamos perdiendo! ¡Pulverízenlos! ¡Háganlos polvo! ¡Boten el polvo a los waters y buzones! ¡Boten!
Los narcolaboratoristas, con las cachas de sus pistolas, comenzaron a destrozar los huacos hasta convertirlos en tierra. Otros fueron imposibles de desaparecer.
La puerta de la mzmorra se abrió. Un esbirro habló:_Majestad hemos perdido la batalla.
Los soldados ya están cruzando el jardín.
El soberano algo estoico ante la situación y los tiroteos que se escuchaban en el bosque, dictaminó:_¡Agarren sus armas y defiéndanse! ¡El que quiera huir que lo haga! ¡Aquí nadie es héroe de la patria!
Luego corrió con el Vikingo hacia una puerta metálica que la abrió con un control remoto.Los narcolaboratoristas lo siguieron. En el interior se encontraba una caja fuerte de puerta dorada y al lado la abertura de un túnel. Estaba custodiado por dos esbirros.
Abrió la bóveda con su clave. Sacó unos fajos de dólares que impedían cerrar la mano.
A cada uno de los narcolaboratoristas le fue dando fajo por fajo._Adiós hermano nos vemos en Lima, en Colombia o en el infierno.
Los narcolaboratoristas fugaron por el túnel. El cogió dos bolsos de dólares similares a los de Papa Noel. Uno cogió él y el otro se lo dio al esbirro. Antes de ingresar al túnel ordenó lanzar dos granadas al laboratorio subterráneo. Toda la mazmorra voló en pedazos.Entre la humareda de la explosión se percibía las caretas de algunos narco-huacos al lado de las cabezas decapitadas de unos soldados caídos.
Fueron los últimos en fugar por el túnel. Cuando estaban corriendo por el serpentinoso subterráneo el Vikingo miró los bolsos. Era un láser que detectaba la cara sonriente de Franklind. Pensó en matarlos a los tres y quedarse con el botín pero inmediatamente se vio flotando en el río.
Abrieron un arbusto secreto para salir del túnel. Se dieron con la sorpresa que en la selva se daba una batalla campal entre el ejército y los narcoesbirros. Las fuerzas armadas llevaban ventaja con el ametralladero de sus helicópteros y el lanzamiento de sus aerogranadas.Un incendio los circundaba. Los cadáveres ardían en llamas a lo igual que un crematorio.La escena era dantesca.
Esquivando la balacera y disparando intermitentemente los cuatro mafiosos llegaron al río Huallaga.Ahi vieron al narcobuque fluvial destrozado e incendiado.Después de maldecir el colombiano se levantó la moral:_¡Que importa! ¡Nosotros nos vamos a ir en las avionetas! ¡Vamos en busca de ellas!_pero la primera avioneta la encontraron igual que el narcobuque. Al correr por la ribera del río una bala mató a uno de los esbirros. El colombiano fulminó al soldado narcocida.
A pocos metros se encontraba la segunda avioneta. Estaba intacta y camuflada por un ramaje fluvial del Huallaga. Una pequeña serpiente le picó la pierna al Vikingo.Cayó al fango. Botó el arma. Pedía auxilio. El esbirro que se encontraba tres metros adelante lo apuntó con su fusil:_lo siento.Justo en este maldito momento te vienes a morir gringo.
Por tu culpa vamos a caer los tres_pero el colombiano bajándole el fusil impidió que lo mataran_Silencio. Por una bala nos pueden descubrir. Además vivo o muerto el Vikingo siempre será una prueba viviente de los narcohuacos_luego lo miró con lástima y se despidió_Ya no te arrastres más.Deja de gritar que nos van a escuchar.Disculpa gringo pero ya no podemos esperar. Adiós.
Mirando el cielo vio a la avioneta elevarse ante los disparos de los militares cazanarcos.
Ocultándose entre los arbustos esperó que se retirasen los soldados.
El no quería morir por las balas del enemigo. Tampoco como una bestia envenenada en medio de la jungla. El quería morir en el agua como un vikingo.Por qué no como pescador que había sido.
Guardó el arma donde estaban los dólares.Se quitó la mochila. Arrastrándose entre el fango y los arbustos intentaba llegar al Huallaga. Sintió que la muerte se hacía presente con el canto de las valkirias.
El río estaba cerca de él pero lejos de sus posibilidades.
En el corto camino encontró una lagunilla del río. Tenía unos dos metros de diámetro y dos de profundidad. Una espesa vegetación la rodeaba. Serpentiformemente se deslizó.
Se hundió en el pequeño caudal. Mentalmente pronunció la frase de:"En tus manos entrego mi alma glorioso Odín.Con espada o sin espada tú siempre serás mi adorado Odín.Odín.Odín.Odín".
La misericordia divina se hizo presente. Vio en la transparencia acuática que un pecesillo le mordió la herida, saliendo de su pierna un líquido oscuro. Inmediatamente se sintió aliviado_No voy a morir. Odín aún me quiere vivo_pensó con vehemencia.Convulsionando y con la rapidez de un lobo marino salió abruptamente de la lagunilla. Tenía todos los síntomas de un rescatado por los salvavidas.En ese instante se desmayó.
Media hora después se recuperó. Agarró su arma y su mochila. Comenzó a caminar por la selva. Estaba anocheciendo. El se encontraba mareado. Tenía nauseas y fiebre. Se agarraba de los árboles para no caerse. La pierna volvió a sangrar. Arrodillándose al pie de un árbol vomitó. Veía que toda la arboleda le daba vueltas como un carrusel. Volvió a desmayarse.
Vio una decena de ojos que lo escudriñaban. No tuvo fuerzas para erguirse. Los aborígenes pusieron su cuerpo sobre una camilla de cañas. Se lo llevaron en hombros.
El se sentía como un monarca cargado en el pavés.
Era una noche lunada cuando lo emigraron al campamento salvaje. Lo pusieron cerca de la fogata principal. Los indígenas lo rodearon. Algunos se arrodillaron. Hablando sus dialectos señalaron la herida de la pierna que estaba notoriamente hinchada.
Sorpresivamente llegó el jefe de la tribu. Tenía una corona de plumas y asía con la mano un cetro de caña que empuñaba una pequeña calavera. Dio un grito imponente y se quedó sólo con el paciente. Inició el ritual al ritmo de los tambores tribales. Danzaba rodeando al Vikingo y cantando con aullidos lobeznos. Alzaba su cetro de muerte. Miraba la herida y la luna.
Improntamente cesó el canto, el baile y el tamborileo. Se puso de hinojos e hizo reverencias de veneración al fuego de la fogata. Luego sacó de su bolso unas hojas vegetales, y quemándolas en la llama viva se las ponía de una en una en la herida del Vikingo. Cada grito de dolor era acompañado con un toque de tambor.
Después de ocho toques de hojas incendiarias el rey brujo y curandero a la vez, sacó de su bolso un fruto rojizo del tamaño de un frijol y se lo dio de comer. El no tenía fuerzas para hablar. Apenas pudo abrir la boca. Tampoco puso resistencia al despedazo de sus ropas humedecidas y fangosas. Le quitaron los botines. Lo bañaron con impactantes duchasos de cántaros de terracota. Poco a poco se dio cuenta que el masajeo que le aplicaban las mujeres a su cuerpo era una especie de terapia para los dolores óseos que lo atormentaban.
Le pusieron de ropa uno de los mantos propios de la tribu. Le llegaba hasta los tobillos.
Volvieron a ponerlo en la camilla de cañas. La mochila era su almohada. Ahí estaban los dólares y el arma. Lo metieron a una choza y lo echaron en una cama de pieles similar a la de los pieles rojas del Canadá. El estaba feliz porque la almohada seguía siendo su mochila que contenía los dólares y el revólver.
Esa noche durmió placidamente en la choza pese al estruendoso ruido del trueno. Recordó el pararrayo de Franklind.
En su sueño aparecieron, al lado de Odín, los dos reyes que le salvaron la vida: El Rey Midas y el Rey brujo.También soñó que una joven mujer de la tribu ingresó desnuda a la choza y le besó todo el cuerpo diciéndole que lo estaba curando.
Un radiante sol lo botó de la cama. Estaba totalmente sano. La herida había secado. Alegre y enérgico salió de la choza. Se puso a cantar, como un canario, una vieja tonada vikinga. Todos los aborígenes se reían de él señalándole la boca. Al acercársele el Rey brujo le hizo una reverencia con los brazos, en signo de agradecimiento, muy similar al Reverencé del ballet.
Quizo pagar la sanación y la hospitalidad de la tribu dándole a cada uno de los pobladores, siendo el jefe el primero, un billete de cien dólares. Pero los aborígenes después de mirar la cara sonriente de Franklind, y señalar la suya en comparación, comenzaron a comerse los billetes agarrándose el corazón y bajando la cabeza en ademán de gracias.
El Vikingo no entendió que sus papirofagias eran manifestaciones de amor hacia su persona. Le estaban demostrando que lo tenían en el interior de su corazón.
El Vikingo se sorprendía que en esa comunidad el dinero no valía nada. Más bien el dinero había servido de símbolo espiritual.
Minutos después del espectáculo amical ,le hizo unos signos con las manos dándoles a entender que buscaba una camioneta para irse. Toda la tribu lo acompañó hasta la orilla del río Huallaga. Se embarcó en una canoa conducida por un indígena. Los despidieron con vociferaciones de alegría y agudos tambores.
Estaba tan alegre que hasta el grito de los animales selváticos les parecía despedidas también. Su emoción de felicidad fue tan grande que cuando vio la hidroavioneta en el río, se olvidó de que ahí podían estar los militares esperándolo.
El piloto tomó vuelo rumbo a Chachapoyas.
El Palacio blanco estaba destruído. Estaba semejante a una nube celestial alcanzada por un rayo del infierno. Era como si fuesen los cuerpos de una necrópolis devorada por las llamas del averno. Olía a carne quemada. Los soldados tenían que taparse las narices para no drogarse con el polvo maligno. Ningún militar pudo descubrir algún narcohuaco.
Pero si los oficiales inhalaron la cocaína que encontraron esparcida en el laboratorio. Otros la recogieron en sus morrales para negociarlas en Lima.
Las moscas se metían en las bocas abiertas de los cadáveres a lo igual que los profanadores de tumbas que buscan tesoros para poder vivir. Los muertos eran semejantes a los actores de teatro o a las muñecos de cera, por la forma petrificada de sus lúgubres manos. Los cuerpos inertes estaban tan acribillados por las balas que daban la impresión de tener lunares rojos por todo el cuerpo. O tal vez varicela. O tal vez sarampión. Sus ojos intensos podían ser interpretados con un:"Yo no quería morir".
Lo más triste y depravado fue ver a las rubias y pelirrojas de esa noche de orgía vikinga, muertas y violadas por los soldados. La necrofilia fue lo más natural para ellos. Lo tomaron en forma muy divertida y burlesca. Una película porno tal vez.
Los militares rompían y ametrallaban los espejos de pan de oro, los muebles, las consolas,los jarrones, las pinturas, las esculturas, los gobelinos y las arañas de cristal. En ese momento entró rápidamente un capitán y los reprendió:_¡Alto! ¡Alto¡ ¡Disparen al aire si quieren! ¡Brutos de mierda! ¡Huevones carajo! ¡Animales y serranos tenían que ser!
¡No se saben que esas cosas no se rompen! ¡Aquí se está perdiendo plata! ¡Esto cuesta una fortuna! ¡Esto se puede vender! ¡A los generales les gusta mucho! ¡Están castigados cojudos! ¡Ya no tendrán botín de guerra! ¡Lleven lo que ha quedado intacto a los helicópteros! ¡Por culpa de ustedes ahora que mierda le voy a decir a los generales!
Solapadamente algunos soldados, astutamente, se metían joyas y piedras preciosas en sus bolsillos.Otros maldecían por no haber encontrado un dólar en la bóveda secreta.
El tóxico humo del helicóptero incendiado hacía toser a los soldados que se bañaban en la piscina. Más allá ardían los arbustos artísticos del jardín. Y más allá se emborrachaban con whisky jefes y subalternos. Lejananamente se escuchaba una música . Posiblemente estaban bailando.
El capitán,jefe de la "Operación Palacio de Versalles" al ver el busto decapitado de Julio César se mofó:_Cayó el imperio romano de Tocache_se equivocó. La cocaína en polvo y los narcohuacos le continuaron dando grandes dividendos al Rey Midas.
Exploraban cada vez más la inmensa vegetación campestre de la provincia de Bagua.
Se iban internando,poco a poco, en esa naturaleza rural como tratando de mimetizarse con aquella plantación selvática. Era un paseo ecológico donde se desfloraba la virginidad de la santa madre natura.
Auqui, Ilary y Valkiria desfilaban mirando el proscenio arqueológico. Fueron aclamados por el canto de las aves, el mugido del ganado cebú, el vuelo de las mariposas, los deslizamientos de los reptiles y el grito de los monos.
Después de la algarabía de la naturaleza subieron al altar de los antepasados para ser galardonados por nuestra enigmática cultura. Volvieron a reencontrarse con los jerarcas selváticos: Los huacos chachapoyas.
Los chachapoyas residían en fortalezas amuralladas que se confundían con las montañas de vegetación. Una especie de pastizal rupano sobresalía por los intercalados de las piedras superpuestas. La yuxtaposición era interferida por hornacinas donde posiblemente los vigías observaron al enemigo.
Valkiria se sintió inspirada en el castillesco recinto y entonó una canción. Cantaba a la vida. Le cantaba a las almas de ultratumba de los chachapoyas. Ignoraba que en ese momento el Vikingo escuchaba los cantos de la muerte de las valkirias.
Continuaron su exploración por las verdosidades de la selva alta. Llegaron a contactar con una comunidad de indios jíbaros. Tenían un gorro de pieles. Otros de plumas. Aretes de largos carrizos y un collarín de madera llegaban hasta sus clavículas. Los collares de las mujeres eran más largos y más abundantes que la de los hombres. Les cubrían sus desgarbados bustos. De la cintura se desprendía unas tiras de paja ,que les servían como delantales.
Los jíbaros no eran muy comunicativos. Sus miradas emanaban seriedad. Cualquier ademán de amistad que le manifestaban Auqui e Ilary no los alteraban. Respondían mirándose entre ellos. Ni siquiera los cantos de Valkiria los emocionaba.
El pacifismo de los jíbaros llegó a su culmen. Lanzaron flechas, dardos de cerbatana y lanzas a los árboles.Emitieron gritos desaforados en sincronía con unos balanceos de su cuerpo. Esa actitud fue tomada por los forasteros como una provocatoria de guerra.
Ellos corrieron mirando hacia atrás. Estaba anocheciendo. Salía la luna de su sueño sereno y los gritos se acentuaban ensordecedoramente.Los jíbaros miraban la luna. Tal vez para matar. Era la misma luna que miraba el Rey hechicero para salvar al Vikingo.
Bajó de la avioneta con el uniforme que le había comprado al piloto. En su mano llevaba túnica aborigen como un grato recuerdo.Los pobladores lo saludaron con cierta extrañeza. Tenía la cara demacrada. La dueña de la posada le contó que sus compañeros se habían ido de excursión a la selva. Le dio una nota.
Vikingo nos hemos ido a la selva de Bagua.
Regresamos en cuatro días.
Tus amigos de la comunidad de amor.
P.D.T.A:No te alejes mucho de nosotros.
La postdata lo conmovió hasta las lágrimas, siendo consolado por la hostelera.
_No llore señor gringo, ya van a venir sus amigos.
El se sentía como si estuviera perdiendo a sus amigos. Sentía que les fallaba a sus amigos.Pensaba:"Mis amigos están viviendo una experiencia de sana ecología, mientras yo vivo corruptamente y he estado a punto de morir".
Llorosamente entró a su habitación. El llanto se le cortó instantáneamente al encontrar en el piso el diario con el titular de letras rojas:"Destruyeron el Palacio de Tocache".
Leyó ávidamente el contenido. No lo nombraban ni a él ni a los narcohuacos. Solamente decía que Simón Jiménez Donoso, aliax:"Rey Midas", había huído con una fortuna de dólares;producto de su narcotráfico.
Para estar más seguro compró todos los diarios y revistas del kiosco. Igualmente no lo mencionaban. Tampoco a los narcohuacos.Ni siquiera la mínima sospecha.Lo que si manifestaban era la decomisión fiscal ,por parte del ejército, del clohidrato de cocaína y de todos los bienes muebles,incluyendo el mismo palacio, de la residencia fortificada del narcotraficante Simón Jiménez Donoso.Quemó los diarios y revistas que había comprado para que sus amigos estuvieran más despistados.
Un poco más tranquilo se echó a la cama. Inhaló el polvillo de la cocaína. Olvidándose del desayuno se quedó dormido. Aún se sentía convaleciente.
Despertó con un fuerte dolor de cabeza. Estaba asustado. Volvió a coquearse. En sus sueños se había visto fotografiado en los diarios como cómplice del Rey Midas.Tenía mucho entusiasmo por hablar y gritar, pero a la vez se sentía deprimido. Comenzó a hacer pelotitas de papel con los billetes de cien dólares. Unos los tiraba contra la pared y otros los quemaba con los palos de fósforos. Con otros billetes envolvía los cuernos de su casco. La cara de Franklind también sirvió de pañuelo para aliviar las mortificaciones
que ocasiona en la nariz la droga de la cocaína.
Su depresión era tan intensa que decidió jugar a la ruleta rusa.Se puso el billete de Franklind en la sien. Después que falló en el primer intento miró una de las pelotitas de los billetes y pensó:"Voy a matarme quemando cien dólares cuando tanta gente pobre de por acá los necesita". Salió de la habitación. En la calle a cada poblador chachapoyano que encontraba le regalaba un billete de cien dólares. En pocos minutos se había convertido en el narcobenefactor de Chachapoyas.
Terminaba de almorzar en uno de los restaurantes del pueblos, cuando dos tipos se le acercan preguntándole:_¿Usted es el señor Olaf Varanger?
_Si……….yo…….soy_respondió nerviosamente . Cuando los dos hombres se metieron la mano en el bolsillo para identificarse, él abrió disimuladamente el cierre de su mochila para sacar su revólver.
_Somos periodistas del diario "El Comercio". Venimos para hacerle una entrevista a usted y a su grupo. Queremos saber sobre el viaje a la Oceanía y los troncos de árboles de Chachapoyas_el otro periodista agregó_.También queremos saber de los huacos que se van a promocionar en la Oceanía.
Al fin el Vikingo respiró con tranquilidad. Fue entrevistado en medio de todo el cúmulo de troncos forestales que se iban a enviar a Lima.
Esa noche el Vikingo salió en todos los noticieros de la televisión y en la radio. Al día siguiente en "El Comercio". El Vikingo,aún desconfiado, compró todos los periódicos y revistas del kiosco. Quemó los pasquines que seguían hablando del Palacio de Tocache.
A las diez de la mañana recibió una llamada telefónica. Era el Rey Midas.
Desde abajo contemplaba boquiabierto las robustas piernas de las charapitas que bailaban en la celebración de un festival cervecero de Iquitos. Su nariz roja de coquero le delataba más el sonrosado de su etnia europea. Ellas al darse cuenta del gringo espectador se acercaron más al andamio y empezaron a moverse con más frenesí, dándose la vuelta y juntándose las tres al ritmo de la cumbia selvática. Mostraban sus truzas de colores que eran percibidas con el levantamiento de sus estrechas minifaldas.
Las parejas que bailaban cerca al proscenio comenzaron a reirse. Especialmente la de unos limeños. Una joven loretana se aproximó al extranjero y le propuso bailar:_Eh… gringo…..bailamos.
_Claro. Por qué no_accedió el Vikingo entre la sorpresa y la alegría.Pero los europeos no tienen ritmo para la música tropical. El Vikingo movía el cuerpo de un lado a otro.
La muchacha le danzaba a su alrededor. El gringo llamaba la atención por su gigantesco tamaño y por que era gringo. Muy pelirrojo. Una pareja de limeños vociferearon:
_¡Buena gringo! ¡No te dejes! ¡Tú le das!
El Vikingo no miraba a su pareja de baile, sino a las tres charapitas del tabladillo que lo desorbitaban con sus piernas, sus glúteos y sus bustos. Ni siquiera reparaba en la melodía de las canciones amazónicas.
Le despertaba la curiosidad los sombreros y las botas de las bailarinas. Intrigado pensaba:"Yo he visto Cow boys en Estados Unidos.Cómo han podido llegar al Perú".Sus cavilaciones se interrumpieron al ser alumbrado por unos reflectores. Unas de las bailarinas pidió:_¡Un aplauso para el gringo bailarín!_todos aplaudieron. Se escuchó un:U-u – u-u-u-u-u, en el momento que su pareja de baile lo abrazaba con un beso en la mejilla.
El afecto se prolongó al ser fotografiados . El Vikingo soltó una carcajada. Alzó el brazo empuñándolo en símbolo de victoria. Por unos segundos pensó en fugarse con la charapita por la recóndita selva. Calmada su emoción recordó las frases amenazantes del Rey Midas:"Quien se sale de este negocio se le quita la vida por ingratitud".
Un gran cargamento de Narcohuacos navegó por el Marañón y por el Amazonas para llegar a Iquitos. Los almacenes iquiteños de la cerámica endrogada estaban resguardados a semejanza de un bunker nazi.
Desde la capital loretana partió la expedición narcotraficante hacia la frontera colombiana del río Putumayo. Por tierra,río y aire se trasladó la mafiosa mercancía a un lugar, limítrofe con Colombia, llamado El Estrecho. Este queda a unos ciento cincuenta kilómetros al noroeste de Iquitos.
Por las tres vías se descargaba la mercancía en El Estrecho. En este estratégico lugar los colombianos del Rey Midas esperarían al Vikingo para cerrar el trato. Cruzarían el río Putumayo con rumbo a su país.
El Vikingo navegó en un narcobuque desde Iquitos hasta los puertos fluviales de Indicina, San Francisco de Orellana y Pebas. En este último hicieron un transbordo a unas narcolanchas que se deslizaron por el río Ampiyacu. Al final de este fluvial los esperaban un grupo de veinte personas, con caballos y mulas, para cruzar la espesa selva amazónica. La meta sería la frontera. Entre infantes y jinetes sumaban treinta y cinco expediccionarios. El jefe de la expedición era el Vikingo.Un guía lo orientaría por el camino.
Para no tener constantemente que abrir trocha, se desplazaron por sendas señaladas y por las planicies de la amazonía.
Entre los valles de los ríos Ampiyacu y Algodón la expedición encontró un obstáculo.
Había una batalla campal entre los pobladores rurales, liderados por un sacerdote; vicario del lugar, y los trabajadores de la refinería petrolera de Iquitos, acaudillados por un ingeniero. Era una lid de palos y piedras que no los dejaban pasar.
Minutos después hicieron una tregua. Ambos jefes los apaciguaron. Les hicieron una seña para que pasaran. Se disculparon por el altercado. Luego escucharon un fragmento del diálogo pacifista del sacerdote con el ingeniero.
_Me sorprende que usted siendo cura. Siendo un hombre de Dios. Siendo un hombre de paz, incite a los pobladores a la violencia. Usted los pone en contra del progreso del país. En esta zona buscamos petróleo para mejorar la economía del Perú.
_Yo no los he motivado para la violencia. Yo solamente los he apoyado en su protesta de oposición a la explotación petrolera. Los medios de violencia que ellos han utilizado son de mi reprobación. Estoy de acuerdo con ellos en cuanto sus reclamos de proteger sus cultivos y su ecología ante la contaminación ambiental que ocasiona la exploración petrolera. Y no me venga usted con el cuento del progreso del país o mejorar la economía del Perú, que de hace muchos años estamos en la misma condición. Sepa usted que
ese supuesto bienestar nunca llega a esta pobre gente. Ellos son los olvidados del Perú.
Armaron un campamento para pasar la noche.Se atosigaron hasta no poder con la típica cecinada selvática. El Vikingo comió como comen los vikingos. Asentaron la cena con el licor chuchuhuasi .Luego se inició el coqueo. El guía rechazó el chuchuhuasi y la cocaína pero propuso tomar ayahuasca_ Eso se toma poquito y despacito señor sino se pasa del cielo al infierno_pero el gringo no aceptó el sabio consejo. De pronto se vio en una caverna infernal donde seres diabólicos le estrujaban el cuerpo con signos de devoración. Aterrado gritó y despertó de la horrible pesadilla. Todos se mofaron de él. Se le acercó el nativo guía y le dijo que a la ayahuasca se le tiene que respetar sino los espíritus se recienten. Le contó que hace unos años una tribu de la selva obligó a unas monjitas misioneras a beber ayahuasca. Ellas vieron en el viaje espíritus satánicos que las estaban violando. Cuando despertaron estaban realmente violadas y embarradas con una tierra fangosa de su valle.Los aborígenes declararon que habían visto espíritus angelicales en su viaje y que les pedían que se unieran a ellos en eterna alianza. Las monjitas creyeron que era un designo providencial en los caminos torcidos de Dios. Hoy en día son esposas y madres de muchos hijos en esa comunidad tribal.
Bordearon el río Algodón porque no convenía cruzarlo. Estando a veinte kilómetros de la frontera encontraron otro obstáculo. Una tribu de cerca de cien indígenas comenzaron a rodearlos. Adultos,mujeres, niños y ancianos estaban totalmente desnudos. Tenían el cuerpo pintado con círculos y rayas de colores rojo,azul y verde. Los hombres tenían un plumaje en la cabeza y las mujeres una cinta en la frente.
Los más jóvenes de la tribu los apuntaban con flechas, lanzas y cerbatanas. Los infantes y los jinetes ,en forma disimulada, intentaron sacar sus armas pero el Vikingo se los prohibió_Todavía no se ha dado la última palabra de ellos. Hay que ver que pasa. Es el primer encuentro. Una tribu semejante me salvó la vida. Se acuerdan que les conté sobre mi curación. Creo que ellos quieren llevarnos a su comunidad rural_efectivamente los conducieron al campamento. Ahí habían más desnudos. Los únicos que tenían los genitales cubiertos eran los jefes esposos de la tribu.
Los jinetes fueron obligados a descabalgar. Los aborígenes miraban y tocaban los lomos de los caballos y las mulas con gestos de sorpresa. Los expedicionarios no tenían miedo. Sus armas de fuego le daban mucha seguridad ante las armas blancas de ellos.
Se pasaban los minutos. Los indígenas dialogaban en su lengua con su jefe. Observaban más el rostro del Vikingo que el de sus compañeros. Entonces el normando, no temiendo la amenaza latente, sacó de una de las mochilas las adulteraciones caprichosas de los huacos eróticos.
Primero con seriedad y luego con risotadas, los indígenas miraron los coitos, falosucciones, penes, vaginas,senos, rectos y las diferentes poses sexuales de los narcohuacos. Luego los compararon con sus genitales y otras partes erógenas de sus cuerpos.
Las parejas de esposos,que eran la mayoría de la tribu, se tendieron en la superficie campestres para tener copulaciones en imitación a las diversas poses eróticas de las cerámicas. Los solteros tiraron sus armas amenazadoras y comenzaron a masturbarse. Los ancianos ligeramente se pasaban la mano sobre sus genitales. Las jovencitas se esprimían los pezones. Los niños los miraban estupefactamente. Unos reían. Otros hacían ademanes de imitación muy similarmente a los que hacían los alumnos de Auqui. El Vikingo recordó una escena similar cuando vio en el baño de un colegio, unos dibujos de huacos eróticos en imitación a una pareja de enamorados. Era como si los discípulos se hubieran proyectado al futuro.
El Vikingo había regalado más de ciento veinte unidades de huacos. Se fueron de la comunidad tribal inadvertidamente. Aún en la lejanía selvática se seguían escuchando los quejidos de excitación sexual. Los narcohuacos salvaron afrodisíacamente la vida de treinta y cinco narcotraficantes.
El Vikingo repuso con sus dólares el precio de las ciento veinte unidades. El Vikingo recibió cientos de miles de dólares por los narcohuacos que entregó. En el futuro recibiría más. Millones de dólares serían en el Pacífico y en Malasia.
Era una mañana veraniega, pero con una atmósfera de invierno, la que iba a presenciar el éxodo marino de la expedición Tupac Yupanqui.El Tupac Yupanqui tenía un maderámen con una eslora de mayor amplitud.Los cuatro navegantes y su tripulación sobrevivirían al diluvio de la miseria para encontrar la tierra prometida. En Lima se habían fabricado cientos de miles de narcohuacos en un laboratorio secreto. Ellos estaban abrigaditos. Bien guardaditos en papel. Escondiditos en los almacenes de las balsas incaicas. Nunca cayó polvito blanco cuando los invertían.
Las balsas tenían las mismas estructuras de las balsas incaicas. Se construyeron cuatro más: "Pachacute","Huayna Capac","Huascar" y "Atahualpa". Cada una tenía seis remeros. Solamente el"Tupac Yupanqui" tenía diez. Incluyendo a Valkiria e Ilary que estaban decididas a remar.
Decenas de troncos fueron pegados y amarrados con fuertes sogas.Unos servirían de flotadores y otros en el segundo nivel para mayor seguridad. En medio de la plataforma se edificó una caseta como dormitorio y almacén de cerámicas.
El mastil de la embarcación flameaba una enorme vela con los siete colores del arco Iris. En la parte central tenía el escudo del dios Inti bordado con hilos de oro. El timón estaba compuesto por tres troncos complementados. Uno vertical adelante, engranado con el horizontal que cruzaba por debajo de la balsa. Este a un tercero que en forma oblícua portaba en el extremo una paleta direccional del agua.
Más allá de los vientos de la línea ecuatorial y de los remos de los treinta y cuatro navegantes, el mejor timón lo tenía el destino que caía del cielo.
Ese gran día de la histórica partida, estaban al lado del presidente de la república: El Cardenal,los ministros de marina y cultura, los embajadores de Noruega, Francia y Ecuador, el alcalde y el presidente regional del Callao.
Al lado izquierdo se encontraban los cuatro tripulantes del Tupac Yupanqui.
El Vikingo estaba totalmente disfrazado de normando. Sus trenzas caían por debajo de su casco carnudo. La espada tenía unas piedras rojizas en la empuñadura dorada. El escudo azulejo hacía contrastar un águila negra. El ropaje se confundía entre pieles, lana y adminículos metálicos.
Valkiria tenía su casco dorado y alado. Su largo vestido blanco hacía sobresalir sus galvánicos collares,pectorales,pulseras y sandalias.
Auqui personificaba a Tupac Yupanqui. Tenía su maskaipacha de oro con pendientes hilajes áuricos. La riqueza ambárica se veía en los aretes,brazaletes,muñequeras y el pectoral que emblemaba al dios sol. Sus calzados calados se hacían más explendorosos con las plumas del korekenque. Plumaje multicolor que también engalanaba el escudo, la makana y la corona.
Ilary se exponía de ñusta irradiando una guirnalda plateada. Su emoción coronaria descargaba latidos que provocaban la vibración del pectoral de la Mama Quilla.Todos sus adornos femeninos brillaban como la luz de su alma. El vestido era rojo en semejanza con la sangre incaica.
La ceremonia fue televisada en casi todos los canales del mundo. Al público asistente y a los periodistas se les limitaba con un cordón policial. El presidente de la república demostró su capacidad de oratoria, y terminó su discurso diciendo:
_Una vez más repito. Me siento orgulloso de haber sido privilegiado históricamente para homenajear con esta despedida a los portadores de la cultura autóctona, que mediante estos ejemplares_ Cogió los huacos oceanográficos y nórdicos_.Difundimos la cultura precolombina e indoamericana de nuestros antepasados por la lejana Oceanía. Gesta histórica que emprendió el gran Tupac Yupanqui.
¡Viva el Tawantinsuyo!
¡Viva Tupac Yupanqui!
¡Vivan los Incas!
¡Viva la cultura universal!
¡Viva el Perú!
¡Viva Noruega¡
Fuertes aplausos aclamaron al jefe de estado. El presidente y las demás autoridades felicitaron a los cuatro aventureros.
El cardenal celebró una paraliturgia. Encomendó la expedición a la protección de Dios.
Echó agua bendita a las cinco balsas. La primera dama rompió botellas de champañas en cada una de las embarcaciones. Recibieron así su nombre de bautizo.
En medio de aplausos, griteríos y pañuelos blancos se dispararon veinte cañonazos y volaron quince palomas blancas. Los cuatro tripulantes mayores, segudos por los seis marineros ,subieron al Tupac Yupanqui. Igualmente lo hicieron los remeros de las otras naves. Sus rostros sonrientes indicaban una cierta seguridad de éxito en la travesía. Se soltaron las amarras. El Vikingo tomó el timón. Un fuerte viento veraniego sopló la vela de la bandera tawantinsuyense. Se fueron alejando del puerto del Callao.
En Punta roca los jóvenes tablistas movían su brazo de saludo a la expedición. Simultáneamente hacían piruetas exhibicionistas con la tabla hawaiana.
En Ancón la flota incaica fue seguida por los veleros de colores. Sus pilotos admiraban el irradiante Inti que brillaba en el Tupac Yupanqui.
Pasando por Supe salió un periodista entre los saludos de unos muchachos. Tomó un bote enrrumbándose con destino a la nave mayor. Minutos después se subía a la balsa para hacerle una entrevista al Vikingo.
_En Supe un europeo como usted apoyó a un soldado chancayano a proclamar por primera vez la independencia del Perú.¿Qué opina usted al respecto?
_Me siento orgulloso que un europeo como yo haya sido partícipe de un hecho histórico tan trascendental para el Perú.Pero creo que mi amigo tiene que decirle algo más de esta proclamación_El micrófono fue cogido por Auqui.
_Yo sé que la primera proclamación de la indepencia la dio San Martín en Huaura, y el era argentino.
_Quiero informarle señor Auqui Yupanqui_aclaró el periodista_. El soldado Francisco Vidal, llamado "El príncipe soldado de la independencia",proclamó por primera vez la independencia del Perú en Supe en Abril de 1,819. El fue apoyado por el almirante inglés Lord Cochrane.
El Vikingo abrazó a Auqui y bromeó_Entonces yo te acompaño a que proclames otra vez la independencia del Perú.
Anclaron en Chimbote. Comieron un rico pescado frito y pasaron la noche. Se durmieron con la fragancia ictiológica de la morada porteña. El Vikingo seguía con su coquita. Su naricita siempre estaba rojita. Decía que estaba resfriado pero no estornudaba. El resfrío blanco le duró hasta Malasia. Hablaba mucho en el viaje. Había que callarlo. Pero al menos su entusiasmo de parlotear hizo que el viaje sea menos tedioso.
En Huanchaco un pescador aproximó su caballito de totota al Tupac Yupanqui.
_¿No te cuerdas de mí gringo?
_No. Disculpe. No me acuerdo.
_Como yo si me acuerdo de usted y de su novia.
_Me parece que su cara me es conocida_intentó recordar el Vikingo.
_¡Claro gringo! Yo con unos amigos te acompañamos con nuestros caballitos de totora desde aquí hasta Chimbote.
_Ah….ah….ah…_recordó, seguido por Valkiria_.Ahora que me acuerdo eras tú el que me enseñaste a navegar en caballitos de totora-ja-ja-ja-ja-ja, disculpa el olvido.
_¡No ves como te acuerdas gringo!
Y así terminó el griterío de reconocimiento.
En Chicama los vikingos los vikingos se acordaron de los huacos nórdicos que había encontrado el arqueólogo en ese lugar.
_Auqui toda esta locura empezó aquí_Valkiria señaló la desembocadura de un río.
_Esta locura venía desde Canadá. A lo mejor nuestros ancestros han llegado con sus barcos hasta acá. Estamos navegando en sus aguas_se admiró el Vikingo.
_Nuestras aguas_nacionalizó Auqui.
En Pimentel les llamó la atención, entre la algarabía de los muchachos descalzos, que un jovencito les gritara dando saltos_¡Yo me llamo Santiago! ¡Calma,calma! ¡Ya van a llegar vientos más fuertes! ¡Ya van a llegar al otro lado del océano!
Anclaron en Paita. El atardecer transcoloreaba todo el balneario. Volvieron a comer un rico pescado frito. Compraron peces para el cebiche del día siguiente. El Vikingo se sintió muy contento porque hasta el momento él había sido el pescador. Sus sueños de volver a pernoctar en un puerto pesquero fueron despertados con la propuesta de Ilary.
_¿Por qué no pasamos la noche en Máncora.
_¿Por qué en Máncora?_se sorprendió el Vikingo.
_Porque en esa playa hay más juventud. Tal vez los jóvenes quieren saber más de nosotros o tal vez culturizarse.
_¿Y tú crees que los pescadores no?_preguntó seriamente el Vikingo.
_Bueno, ya le dimos su oportunidad en Chimbote.
_Ayá nos hicieron más preguntas que en Paita_comparó Ilary.
_Yo creo que Ilary tiene razón_concluyó Valkiria.
_Eso no significa que estamos contra los pescadores_diferenció Auqui.
_Está bien………vamos a Máncora_ determinó el Vikingo.
En medio de la negra noche las balsas incaicas navegaron alumbrándose con antorchas porque no había luna. Semejantes a las embarcaciones normandas que cruzaron los mares de los islotes castillescos, pasaron por las aguas de las torres petroleras de Negritos y Lobitos. Fue una negra y voraz aventura.
Las teas marinas se reencontraron familiarmente con las fogatas que los jóvenes habían prendido en las orillas de la playa de Máncora. Las guitarras y las canciones juveniles daban la bienvenida a la expedición incaica. Cientos de cientos de carpas se abrían para soltar el frenesí de la juventud, que corría por la arena para recibir a los navegantes.
Después del anclaje, algunos jóvenes se subieron a las balsas cantando y bailando al ritmo de sus minicomponentes. La más concurrida fue la Tupac Yupanqui por la presencia extranjera del Vikingo y Valkiria.Pasaron desapercibidos Auqui e Ilary. Algunos que otros marihuaneros les decían:_¡Que mostra tu corona loco! ¡Que paja tu vincha flaca!
A los vikingos les sonreían constantemente. Les daban la mano y les hacían preguntas en inglés sobre sus viajes y sobre Noruega, en forma muy aduladora. En el fondo no había nada de cultura. Todo era muy chabacano. Es que en realidad casi todos estaban borrachos y drogados. Uno de ellos desfiguró más la situación al burlarse del Vikingo.
_Oye cachudo ¿Con quién te puso los cachos tu mujer?
Pero el Vikingo no conocía la traducción de la jerga y alzando los hombros contestó:
_No sé a que te refieres. Estos cuernos me los fabricaron en un taller de Oslo. Valkiria no me los puso. Ella no sabe hacer eso.
Ja-ja-ja-ja-ja-ja….¡Que buena! ¡Que buena! O sea fueron un montón. Todos los patas del taller. Ja-ja-ja-ja-ja_reía el muchacho con su grupo, aplaudiendo y gritando vulgarmente. El Vikingo los miraba sin comprender nada.
_¡Basta ya! ¡No seas malcriado!_le llamó la atención Auqui.
_Tú no te metas pacharaco. O tú también se lo has puesto al Vikingo_volvió a carcajear el muchacho. De su cara salía una maldad diabólica.
Se levantó un fornido marinero y amenazó al mozalbete_¡Te voy a romper la cara mocoso de mierda!_pero el Vikingo lo detuvo, para luego ordenar a los jóvenes bajar de la balsa. Les requintaron la madre.
Desde la playa el atrevido mancebo volvió a fastidiar_¡Oye cachudo mañana me traes un huaco porno para darle clases a mi hembrita!
Se multiplicaron las risotadas y las requintadas de madre.
Al día siguiente tuvieron miedo de anclar en Puerto Pizarro, pese a las aclamaciones de la juventud playera. Ilary bajaba el rostro ante las miradas del Vikingo,de Valkiria y Auqui. Después de tres días pisaban territorio ecuatoriano al desembarcar en la isla de Puná. El golfo de Guayaquil los rodeaba. Pescaron y recogieron frutos.
Una delegación de autoridades guayaquileñas les dio el primer homenaje de la nación ecuatoriana. En un fragmento del discurso protocolar se determinó una cita histórica.
_¡Desde esta isla de Puná en el Ecuador, Francisco Pizarro en 1,531 se llevó a Tumbes del Perú, la primera manifestación cultural europea!
Auqui en su discurso de agradecimiento le devolvió el nacionalismo al gobernador de Guayaquil_¡Desde San Miguel de Piura en el Perú, partió Benalcázar en 1,534 para fundar San Francisco de Quito, la primera ciudad española en el Ecuador!
En Manta se repitió el fanático chauvinismo ecuatoriano que siempre trató de minimizar la historia del Perú, con las frases del ministro de marina_¡Es aquí en Manta, donde el Inka Tupac Yupanqui recibió las primeras noticias, de parte de unos mercaderes, de la existencia de las islas Toamatu y las Marquezas en la Oceanía. Por lo que concluyo que si Tupac Yupanqui no hubiera llegado a Manta, no habría podido conocer Oceanía!
Otra vez Auqui volvió a embestir_¡Tupac Yupanqui fundó la ciudad andina de Quito, aproximadamente en 1,465, antes de Benalcázar, civilizando el lugar con los colonos mitimaes que llevaron del Cusco. Posteriormente civilizaron los señoríos de Huancavilca en el golfo de Guayaquil!
Al cabo de una semana que las balsas incaicas habían bordeado las costas del norte del Perú y el sur del Ecuador, la incursión Tupac Yupanqui partió de la bahía de Manta para cruzar, por primera vez, el gigantesco Océano Pacífico.
Fueron cerca de cuatro días de viaje desde Manta a las Islas Galápagos, que se encuentran a 926 kilómetros de la costa ecuatoriana. Algo así como de Lima a Piura. La excursión empezaba a ser custodiada, desde el horizonte, desde el narcobuque. Los narcohuacos no podían ahogarse en la mitad del océano. Solamente el capitán Vikingo sabía porque esos buques estaban en la superficie marina.
El Archipiélago de Colón. Territorio del Ecuador. Está constituído por nueve islas. Isabela(La más grande), Fernandina, Pinta, Marchena, San Salvador, Santa Cruz, Santa Fe, Santa María, La Española y San Cristóbal, donde se encuentra la capital que es Puerto Barquerizo. Podemos decir que el decubridor de estas islas de las Galápagos fue Tupac Yupanqui, mas o menos por 1,470. Pero la historia señala a Tomás Berlanga, conquistador español, como el descubridor de las Galápagos en 1,565, quien bautizó el archipiélago con el nombre de las "Islas encantadas" por la maravillosa ecología que encontró. Aunque la variedad climática lo pudo haber incomodado.
Una mañana soleada y calurosa llegaron a las paradisiacas islas de los Galápagos, siendo recibidos en Puerto Barquerizo, con bombos y platillos, por el presidente del Ecuador, el ministro de educación, el ministro de marina, y un sacerdote; que era el prefecto apostólico de todo el archipiélago. Se les entregó las réplicas de las cerámicas, que no tenían nada de clorhidrato de cocaína. Las malsanas se vendieron a los turístas y colonos de los contactos mafiosos. A los otros se les dijo que eran pedidos de reserva y que tenían que solicitarlo por Internet.Lo mismo hicieron en Marquesas y Toamatu.
Los narcodólares del Vikingo permitieron que durante tres días los treintaicuatro marineros se hospedaran en el hotel más lujoso de Puerto Barquerizo, disfrutando de los entretenimientos turísticos de la posada. El personal de seguridad y la policía cuidaban las balsas , pero los narcobuques no desaparecieron del horizonte.
Todos los turístas, incluyendo periodistas, les hacían mil preguntas sobre su viaje a la Polinesia.
En un yate del hotel los cuatro aventureros recorrieron las nueve islas de los Galápagos.
Se impactaron con el fabuloso espectáculo ecológico de peces policromados, orcas, delfines, tortugas gigantescas, plantas sofisticadas, flores ornamentales, aves multicolores, extraños mamíferos, reptiles y felinos. Realmente comprobaron porque se les llamaba "Islas encantadas". Parecía el paraíso terrenal antes del pecado original.
Agotados placenteramente del encantador paseo, regresaron al hotel después de algunos días. Sonó el teléfono de la suite del Vikingo. Era en el Rey Midas.
En el discurso de despedida volvieron a aflorar el típico ecuatorianismo, cuando el presidente de la república, mirando a Auqui y al prefecto apostólico, expresó: _La providencia divina privilegió a Tupac Yupanqui al conocer la maravillosa ecología de Galápagos que lo impulsó a buscar otras semejantes en la Oceanía. Ustedes también han sido privilegiados en conocer aquí, en estas islas ecuatorianas, el primer paraíso ecológico de todo el mundo, reconocido por la cultura universal.
Por tercera vez Auqui les devolvía el nacionalismo_Galápagos se privilegió al recibir en sus entrañas ecológicas al más grande aventurero de la América precolombina:Tupac Yupanqui. Así como Galápagos, otras maravillas en el mundo hacen florecer su ecología. Tenemos así las Islas Paracas y la Selva de Manu en el hermoso Perú.
Las balsas incaicas fueron bendecidas por el prefecto apostólico, como desconociendo la bendición del cardenal en el Callao.
Cuatro veces la distancia de la costa ecuatoriana a Galápagos, es lo que separa a América del sur de las Islas Marquesas y Toamatu. Es decir que partiendo de Manta hasta las estas islas oceánicas se recorre un promedio de 4,630 kilómetros, en un tiempo de un mes aproximadamente. Tomando en cuenta un mes de regreso y algunas semanas de estadía en las islas, duraría toda la travesía algo más de tres meses, que es la tercera parte de los supuestos nueve meses que tardó Tupac Yupanqui. Posiblemente la permanencia
del Inka en la Polinesia fue más prolongada.
De esta forma, como lo había calculado el Vikingo, resultó en un ochenta por ciento el viaje, en razón de duración de tiempo.
El Vikingo llevó una brújula. Se guiaba siempre por el oeste central. Nunca se desviaba hacia el noroeste o por el suroeste. Por esta razón su viaje fue, casi exactamente, en la misma línea ecuatorial de los cero grados, pasando por los meridianos de 90, 105, 120. 135 y 150 grados.
Los marineros remaron como los vikingos de la conmemoración de los mil doscientos años.Cuando les venía el desgano a los remeros peruanos, el Vikingo los estimulaba con un megáfono_¿Quién puede los vikingos o los incas?_ellos contestaban:"Los incas", retomando más fuerzas para el remeo. Esos gritos del normando eran similares a los látigos de las galeras romanas.
Los vientos de Sáfiro soplaron al Tupac Yupanqui.
La sangre de Poseidón vitalizó las corrientes marinas que paseaban a los odiseícos.
De tres a cuatro días iban encontrando archipiélagos e islotes anónimos. Unos estériles y otros ricos en vegetación. Pescaban y recogían frutos.
El sol pigmentaba el cielo y el mar de acuerdo a su descomposición niutoneana. Las aves iban y venían como las olas del océano.
En menos de una semana aparecía un narcobuque carguero. En cuanto divisaba la nave, el Vikingo se comunicaba con su inalámbrico radio operador. Supuestamente esos navieros iban a colaborar con la difusión de la cultura por otros confines de la tierra. La embarcación se aproximaba y el Vikingo ordenaba a la tripulación, de una de las balsas, apegarse hasta la mitad del gigantesco barco. Se abría una puerta de cuatro a cinco metros de largo y de ancho, que recibía a los cientos y miles de narcohuacos. Luego se descendía ,con unas cadenas, una rampa de madera para que subiera a cubierta el Vikingo.
Se demoraba algo más de media hora entre cerrar el trato y comunicarse con el radio operador con el Rey Midas. Bajaba contento con los dólares en la mochila. Ahí mismo le pagaba a sus amigos y a todos los marineros. La mayor ganancia era para él.
Cinco narcobuques se hicieron presentes en toda la odisea. Un estadounidense, un francés, un italiano, un español y un colombiano. Todos contribuyeron aligerando el peso de las cinco balsas. De no se así, el viaje hubiera durado un mayor tiempo.
Cada descarga era una intranquilidad para el Vikingo. Se había obsesionado con la aparición de un guardacosta y con un posible motín de los marineros. Por eso siempre portaba una pistola 38 que los narcos le habían dado en Lima.
Regresaron las sospechas de Auqui e Ilary. Ellos no supieron disimular como Valkiria.
Las sátiras de Auqui envenenaron al Vikingo, quien arriezgándose, aunque su arma lo iba a decidir al final, desafió:
_Si quieres agarra uno de los huacos y rómpelo. A lo mejor el polvo que ves es clorhidrato de cocaína.
_¿Por qué no lo haces tú?_propuso Auqui.
_Porque quiero que tú pagues con tus dólares el precio de tu desconfianza.
Las dudas de Auqui se calmaron, un poco más, cuando acompañó al Vikingo al interior de un narcobuque francés. Solamente vio marinos entremetidos en los containers metálicos y de madera. En su presencia al Vikingo se le canceló por los narcohuacos.
_Cómo puedes pensar eso de Francia qué es la cuna de la cultura_sarcásticamente el Vikingo dejó intrigado a Auqui.
Era el turno del negocio con el buque italiano. Ilary, dudosa también, quizo acompañar al Vikingo. Este burlonamente volvió a manifestarse_Claro. Vamos. Puede ser que tú encuentres la blanquita que Auqui no ha encontrado. A propósito cómo puedes pensar eso de Italia que es la cuna del arte.
El "Huayna capac" se los llevó para el negocio. Auqui tuvo interés por conocer a Valkria:_¿Ustedes las europeas no son celosas verdad?
_Lo somos. Pero mucho menos que las latinas. En este caso yo casi no siento nada por Olaf. Ya todo ha pasado.
_¿Y el siente algo por ti?
_Creo que no. No te has dado cuenta que desde que estábamos en la selva él ya era indiferente conmigo. Igual se está comportando en alta mar.
_¿Y desde cuando tú ya no sientes nada por él?
_Desde la apuesta que propuso. Solamente lo extrañé sexualmente cuando viajó a Tocache. Tú sabes que de eso uno se acostumbra.
_¿Aún lo sigues extrañando de esa manera en medio del océano?
_Creo que ya no. La última vez que hicimos el amor aquí en la balsa, me sentí como si él practicara la necrofilia conmigo.¿Y tú como vas con Ilary?
_Igual que tú, creo. Muy distante en los dos aspectos.
_¿Desde cuando? Si se puede saber.
_Desde que miró coquetamente a todos los gringos en esa discoteca del Cusco que fuimos. Hizo lo mismo en la de Miraflores y en la de Galápagos. Discutimos mucho. Todo eso me ha enfríado. Es triste cuando ya no se ama.
Pero es lindo cuando se vuelve amar_lo estimuló Valkiria.
_¿Tú estás viviendo eso?_inquirió Auqui, mirándola con profundidad.
_Sí…….por eso ha regresado la felicidad a mi corazón.
_¿Y desde cuando? Si se puede saber.
_Desde el momento que nos miramos cuando Olaf perdió la apuesta.
_¡Cállate! ¡No hables tonterías! ¡Ustedes las gringas son bien sueltas de palabras!
_¿No querías saber? No te preocupes . Yo seguiré siendo fiel a Olaf y tú a Ilary.
El coloso metálico rugía como un titán de ultratumba por las fauces de sus chimeneas.
Ilary se atemorizó con su impresionante tamaño que opacaba al Wascar. Aterradamente lo abrazó al Vikingo, sintiendo en su rostro el calor de su bellosidad pectoral. Ya había sentido ese palpitar del pelaje coronario, cuando lo abrazó al impactarse con el salto acrobático de una ballena negra. El cetáceo ensombrenció el dorado solar del Tupac Yuyanqui. El fenómeno volvía a repetirse entre el Narcobuque y el Wascar.
_No temas. Yo estoy contigo._le brindó su protección el Vikingo, acariciándole el cabello. Ella temblaba como una hoja víctima de las ráfagas invernales.
En la cubierta del barco ,Ilary se soltó bruscamente del normando. Caminó distante de él y le quitó la cara al sentir su mirada penetrante.
Los marineros italianos le lanzaban piropos en su idioma, y no faltó uno que caballerosamente le hizo la corte. El Vikingo poniendo una cara de bárbaro enemigo caminó rapidamente hacia el galán italiano. Ella lo detuvo con la palma de la mano_¿Qué sucede?
Estamos hablando como amigos.¿Qué te pasa?
_No me pasa nada. Creí que te estaba fastidiando.
_Si me estuviera fastidiando te pediría ayuda.
_El Vikingo después de unos segundos de mirada amenazante hacia el italiano, preguntó:_¿No vas acompañarme donde el capitán para despejar tus dudas?
_No. He cambiado de opinión. Prefiero quedarme aquí para conocer a esta nueva amistad. Me está cayendo muy bien. Tiene un buen ángel.
_¿Habla tu idioma?
_Solamente un poco de inglés, pero nos comprendemos porque el italiano tiene vocablos semejantes al castellano.
_Está bien. Ya regreso. Ten cuidado.
El italiano lo miraba con algo de temor. Los demás marineros cesaron de reír al confrontarlos el Vikingo con la dureza de su rostro. La verdad de los hechos era que el Vikingo asustaba a cualquiera con su estatura gigantesca y su hercúlea corpulencia.
En el retorno de la balsa, Ilary quizo conocer los sentimientos del Vikingo.
_¿Por qué quisiste golpear al italiano?
_Creí que te estaba molestando.
_¿Celoso?_El Vikingo con una risa picaresca le respondió:_Sí. Celoso por mi amigo Auqui. El es una buena persona.
_¿Solamente por tu amigo Auqui?
_También porque pensé que te podías quedar en el buque. La expedición estaría incompleta. Igualmente nuestra comunidad de amor.
_No me hagas reír Vikingo. Tus sentimientos creo haberlos descubiertos con tu propuesta de amor libre. ¿O ya no te acuerdas?
_¿Crees que los nórdicos como nosotros, que practicamos el amor libre, no tenemos sentimientos al igual que cualquier ser humano?
_Me parece que si lo tienen, pero muy poco. No ves como estabas dispuesto a cambiar a cambiar a Valkiria por mí.
_ ¿Y tú estabas dispuesta a cambiar a Auqui por mí?
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