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Europa – Estados Unidos y la guerra de Iraq (página 2)

Enviado por Carlos Baez Evertsz


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Pese a todas presiones, la decisión de De Gaulle de que Francia desarrollara su "Force de frappe" la convirtió en un aliado incómodo. Y esto se acentuó cuando el general De Gaulle decidió que Francia abandonara el Comité Militar de la OTAN por discrepancias con los Estados Unidos. Por otra parte, la estrategia francesa conllevaba mantener las mejores relaciones con la URSS y esa política luego fue emprendida por Willy Brandt con su política de apertura al Este, la "Ostpolitik". Si bien, poco podía hacer Alemania por incrementar su defensa, ya que se encontraba limitada legalmente en su capacidad de crear armamentos y de incrementar su ejército, como consecuencia de la segunda guerra mundial.

Los éxitos económicos alcanzados por la Unión Europea y el desmoronamiento del sistema soviético, con la caída del llamado comunismo –que en realidad era un sistema de producción estatal con una estructura política totalitaria–, al eliminar del escenario político-militar a la potencia opositora de Occidente y principal rival de Estados Unidos, hizo aflorar otro tipo de divergencias entre Europa y los EE.UU.

5.2. Las principales discrepancias entre Europa y los EE.UU.

Sin ánimo de ser exhaustivos vamos a señalar las que han sido las divergencias de mayor calado:

– Sobre los alimentos genéticamente modificados.

– El sistema de impuestos denominado Federal Sales Corporation, que favorece a los exportadores norteamericanos.

– El aumento de los derechos de aduana al acero importado de Europa, que los europeos estiman que violan los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, OMC.

– El rechazo por parte de la Unión Europea de reformar la Política

Agrícola Común, PAC.

– Las diferentes posiciones respecto a la crisis israelí-palestina, en la cual los europeos mantienen que Israel debe cumplir los acuerdos contraídos con la Autoridad Nacional Palestina, ANP, mientras los EE.UU., sobre todo, desde que Bush es presidente han dado luz verde a todos los abusos de los gobiernos de Israel y especialmente al de Sharon.

– El uso del derecho de veto en el Consejo de Seguridad por parte de los Estados Unidos para bloquear cualquier resolución que vaya contra sus intereses o los de sus aliados, aunque para ello se oponga al resto de los miembros. EE.UU. se ha indignado porque Francia haya amenazado con usar el veto para evitar el apoyo a la guerra de Iraq, esa indignación es hipócrita, ya que los EE.UU. han empleado el veto hasta el año 2002 en ochenta (¡80!) ocasiones.

– La no ratificación por parte de la administración Bush del Protocolo de Kyoto de 1997, un importante tratado sobre la protección del medio ambiente, que imponía la disminución drástica de la emisión de seis tipos de gases contaminantes, sobre todo de dióxido de carbono.

– La negación por parte de los EE.UU. de firmar la Convención de Basilea de 1989, sobre el control de la producción, procesamiento y movimiento transfronterizo de residuos peligrosos, lo que incluye productos farmacéuticos que contengan cianuro, selenio, arsénico, cobre, zinc, antimonio, etc. La Unión Europea firmó ese convenio y los EE.UU. se han negado a ello, entre otras cosas porque exporta parte de esos productos y residuos peligrosos a países pobres.

– El abandono en 2001 por parte de Bush del Tratado de Misiles Balísticos, ABM, que había firmado EE.UU. con la URSS en 1972, por el que convenían reducir el número de cabezas nucleares móviles. Y poner en marcha el programa de "escudo antimisiles", la otrora famosa iniciativa de Reagan de la "Guerra de las Galaxias", es decir, la Iniciativa de Defensa Estratégica. Lo cual supone una nueva carrera armamentista y nuclear.

– El rechazo por parte del Senado de los Estados Unidos de la ratificación del tratado sobre la prohibición de ensayos nucleares. George Walker Bush expresó que su país decidirá unilateralmente cuándo y cómo llevar a cabo pruebas nucleares. El 11 de noviembre de 2001

EE.UU. hizo un boicot a la Conferencia sobre la prohibición de pruebas nucleares que se llevaría a cabo en Nueva York, por lo que la misma fracasó.

– Negativa de EE.UU. de firmar el tratado para la eliminación de las minas antipersonales, o tratado de Ottawa, durante la administración Clinton. Hay que tener en cuenta que los EE.UU. cuenta con 1.700.000 unidades de minas personales y vende anualmente cientos de miles.

– EE.UU. se opuso también al acuerdo para limitar la producción y ventas de armas ligeras, enfrentándose con la Unión Europea y Canadá, que intentaban con este acuerdo controlar el tráfico ilícito de armas ligeras que son, según la ONU, las que predominan en 46 de los 49 conflictos armados en el mundo. Y provocan entre 500 a 700 mil muertos por año, la mayoría de ellos civiles.

– En julio de 2001 Bush hizo que naufragara la convención sobre armas biológicas. El representante de EE.UU. afirmó que ese acuerdo podría poner en riesgo la "seguridad nacional e información confidencial empresarial", si bien después del 11 de septiembre Bush pedía un control de las armas de destrucción masivas biológicas.

– Las delegaciones de EE.UU. e Israel fueron las únicas que boicotearon y se retiraron de la conferencia internacional contra la esclavitud y el racismo celebrada en Durban, Sudáfrica.

– En la Cumbre del Milenio celebrada en Nueva York en el 2000 que tenía como objetivo erradicar del mundo las enfermedades, la pobreza y el analfabetismo y para lo cual los países de la Unión Europea decidieron, en la Cumbre de Barcelona, aumentar a un 0,39% del Producto Interior Bruto los aportes destinados a la ayuda al desarrollo, se encontraron con el presidente Bush respondió que su país sólo aumentaría del 0,10% al 0,15% el presupuesto destinado a la ayuda al desarrollo.

– El debate militar en el seno de la OTAN sobre el reparto de tareas y de competencias.

– El creciente unilateralismo de EE.UU. que considera que su única obligación es velar por sus intereses económicos, políticos y de seguridad sin tener en cuenta otros factores, sean de Derecho Internacional o de otro tipo.

Todavía se podrían señalar otras diferencias entre la concepción que ha predominado en Europa y la que hoy es la doctrina oficial en Washington, pero las señaladas me parecen más que suficientes para concluir que existe todo un cuadro de conflictos y desencuentros entre los norteamericanos y los europeos, de manera que la divergencia actual ante la guerra de Iraq es sólo la consecuencia de una larga cadena de discrepancias.

5.3. El contrapeso europeo

La sorpresa para los analistas norteamericanos es que nunca creyeron que ante una decisión firme de los EE.UU. algunos estados europeos estuvieran dispuestos a contradecirlos y a enfrentase a ellos. La arrogancia imperial del grupo que rodea y determina las decisiones del presidente Bush y la de muchos analistas oficiales y de los "think tanks" conservadores, les impidió prever que algunos estados europeos no estaban dispuestos a seguir servilmente todas las decisiones tomadas por ellos, sobre todo cuando las mismas implican una hipoteca y una pérdida de legitimidad de sus gobiernos y abren una ventana para la completa subordinación al unilateralismo norteamericano que puede conducir a que se conviertan en colonias de facto de los EE.UU., o dicho más claramente, a ser gobernados por los lobbys de los grandes negocios de ese país.

John C. Hulsman, de la conservadora Heritage Foundation, considera que los neogaullistas europeos ven en la emergencia de un polo europeo un contrapeso eficaz a un poder norteamericano desmesurado, y Francia considera que su papel en esta contraposición debe ser clave. Sin embargo, mientras los EE.UU. se han ido fortaleciendo cada vez en el plano militar, los europeos se han debilitado, y esa debilidad los inclina a buscar soluciones políticas y diplomáticas, en vez de acudir a la fuerza bruta, es decir, al empleo de las armas para tratar de solucionar los conflictos.

En otras palabras, el deseo de los europeos es vivir en un mundo regido por el derecho y las instituciones internacionales, y que todos los países tengan derechos iguales y estén protegidos por normas reconocidas. De esa manera los europeos implican al poder norteamericano en la toma de decisiones multilaterales e intentan restringir el unilateralismo de los EE.UU. Hulsman señala que es la manera en que los Liliputienses buscan impedir que Gulliver haga lo que le venga en ganas, dada la gran desproporción de fuerzas entre unos y otros.

Hay que tener en cuenta que Europa sólo gasta en materia militar dos tercios de lo que los EE.UU. dedican a la defensa y dispone de menos de un cuarto de la capacidad de despliegue militar que tienen los Estados Unidos. En Europa, sólo Francia y el Reino Unido tienen capacidad militar para enviar una fuerza expedicionaria a cualquier parte del mundo, por sí mismas, sin contar con la capacidad de transporte norteamericano.

Por eso, como dijo Richard Perle, el hasta hace muy poco influyente consejero del Pentágono, que ha renunciado porque se ha denunciado que compartía su cargo con la realización de jugosos contratos en los escenarios de guerra en Iraq y en Afganistán (como, por otra parte, ocurre con otros muchos del equipo de halcones de Bush), "las fuerzas militares europeas se han atrofiado al punto de ser virtualmente inexistentes". Lo cual es cierto hasta cierto punto, ya que Rusia, por ejemplo, todavía tiene capacidad nuclear y misiles estratégicos para destruir a los EE.UU., aunque sea hoy muy inferior en capacidad aérea y naval. Y si se continúa la alianza forjada en estos momentos entre Francia, Alemania y Rusia, estos países podrían ser un freno al indiscutible poderío militar norteamericano.

Para los analistas norteamericanos, la situación europea se caracteriza por la debilidad militar, una cierta estagnación económica y una desunión política, por todo lo cual consideran que Europa no puede significar un peligro para la primacía de los EE.UU. Ahora bien, lo más interesante de sus análisis es la conclusión que infieren, y que se puede resumir en que los EE.UU. no deben contribuir a que Europa se una, se cohesione y se fortalezca económica, política y militarmente, sino que deben contribuir a que se divida.

5.4. Debilitar la Unión Europea para asegurar la primacía norteamericana

El método para contribuir a la desunión es tratar a los países individualmente y de esa manera se puede lograr lo que se ha visto claramente ante la guerra con Iraq, que el Reino Unido, España, y países del Este de Europa ( que entrarán dentro de poco en la Unión Europea) han seguido a Bush en su aventura invasora de Iraq, rompiendo, algunos de ellos, con su previsible compromiso de tratar de aunar pareceres y lograr un consenso para una política exterior y de seguridad común europea.

Todo ello conlleva a que los Estados Unidos tratarán de actuar favoreciendo las tendencias centrífugas en la Unión Europea, y frente a la política de mayor centralización que propugna París, los EE.UU. van a mover sus fichas para tratar de ir hacia una Europa a la Carta, es decir, una Unión Europea en la cual los países escojan lo que quieren de la misma y se desmarquen de todo lo demás.

El razonamiento es el siguiente: "La UE no es ahora proamericana, no es tan favorable al libre mercado, ni a la alianza transatlántica, como lo fue en su creación. Sólo una Europa que se amplíe en vez de profundizarse, una Europa a la carta, donde los esfuerzos hacia una mayor centralización y homogenización sean mantenidos al mínimo, respondería a los intereses de los Estados Unidos… Toda medida que fuera en el sentido de una mayor centralización –Gran Bretaña adoptando el euro, la política exterior y de seguridad común convirtiéndose en una realidad, una mayor armonización de las políticas fiscales en todo el continente–, debe ser considerado por los Estados Unidos por lo que es: una tentativa neogaullista de construir un polo opuesto a los Estados Unidos. Esto marcará el momento en el cual el lazo transatlántico comenzará verdaderamente a deshacerse".

Así pues, lo importante para los Estados Unidos es evitar el fortalecimiento de la Unión Europea y para ello, promover que algunos países contribuyan a su debilitamiento, desde dentro. Una Unión Europea debilitada, una Europa a la carta, sin política exterior y de seguridad común, es lo que interesa a los Estados Unidos, para hacer su política unilateral cuando le convenga.

Por eso, la guerra de Iraq es sólo el primer episodio de una lucha entre aquellos gobernantes de países que están dispuestos a alinearse con el poder norteamericano en contra de los intereses de los estados y pueblos de Europa, y aquellos otros que siguen dispuestos a que Europa juegue un papel decisivo en un mundo regido por el derecho, las instituciones internacionales, y el multilateralismo.

Torrelodones, 8 de mayo de 2003

6. LAS RELACIONES TRANSATLÁNTICAS: EL PODER DE ESTADOS UNIDOS Y LA DEBILIDAD EUROPEA

6.1. La justificación del uso de la fuerza al margen del Derecho

Hay un panfleto político que dicen que es el libro de cabecera de Bush, Blair y Aznar, es decir, de los tres dirigentes que han encabezado el movimiento para intentar que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apoyara la guerra a Iraq, y al no obtenerlo, han apoyado la acción contraria a la legalidad internacional de invadirla, con el supuesto fin de "liberar" al pueblo iraquí del dictador Saddam Hussein, quien fue apoyado por los EE.UU. hasta poco tiempo antes de que invadiera Kuwait. Es decir, que los peores actos por los que la opinión pública mundial repudia a Saddam fueron cometidos durante esos años (gasear población kurda e iraní, represión de toda disidencia interna, producción de armas químicas y biológicas proporcionadas por empresas norteamericanas y occidentales, etc.).

Esta lógica es sólo comprensible desde la lingüística de Orwell, en la cual las palabras pierden su sentido primitivo para significar justamente lo contrario: paz es guerra, liberar es invadir, eliminar armas de destrucción masiva es utilizarlas contra el contrario con total impunidad, y modernizar un país es quedarse con sus recursos para "pagar" los coste de su "liberación", después de destruirlo.

El libro en cuestión es, Of Paradise and Power. America and Europe in the New World Order, 2003 (traducido con el título de Poder y debilidad), está escrito por Robert Kagan, quien estuvo a cargo del Comité de Asuntos Interamericanos en el Departamento de Estado y fue un redactor de los discursos del entonces Secretario de Estado George Schultz. Actualmente es colaborador habitual del Washington Post –diario que ha apoyado la guerra contra Iraq–, reside en Bruselas desde hace tres años, y se ha convertido en un "especialista" en asuntos europeos e internacionales.

6.2. El argumentario de Kagan

Kagan desarrolla en su libro unos argumentos que ofrecen los elementos políticos y las interpretaciones que justifican que los EE.UU., pueda saltarse a la torera el Derecho, las instituciones internacionales, y actuar en la búsqueda de su interés nacional de manera unilateral, siempre y cuando le venga en ganas, o los políticos de turno estimen, que es rentable para sus intereses electorales crear una amenaza externa, y erigirlas en objetivo estratégico, para descargar todo su poder militar.

El libro está escrito de manera muy poco pedante, sin carga erudita, y con el fin de vender una idea básica: Los EE.UU. tienen que actuar como lo hacen porque son fuertes, los más fuertes del mundo, y no pueden permitir que nadie ose amenazar su seguridad, de manera que si tiene que hacer guerras preventivas lo hará porque un tal poder no puede dejarse controlar por un organismo tan poco efectivo como las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad.

Ahora bien, los únicos que actualmente frenan el uso de ese poder –o lo pretenden– son los europeos, especialmente, los países de la Unión Europea.

¿Por qué actúan de esa manera? La razón es muy simple: por el hecho de que son débiles, no tienen un poder militar que pueda llevar una fuerza expedicionaria fuera del continente (salvo Francia y el Reino Unido), y además, en los países europeos sus pueblos y gobernantes han desarrollado una actitud de rechazo a los gastos militares, y han preferido aumentar los gastos en educación, bienestar social y ocio. Se han acostumbrado a que sean los EE.UU., si es necesario, quien asuma la defensa de Occidente, como ha sido tradicional durante el periodo de la Guerra Fría.

La anteriormente expuesta es la idea central y básica que se expone y defiende, de manera machacona en cada uno de los apartados del ensayo, porque está escrito con fines de agitación y propaganda, aunque pretenda ser un ensayo analítico de las relaciones entre Europa y EE.UU. Es decir, desea meter una idea en muchas cabezas (Los EE.UU. son fuertes y como lo son tienen y deben actuar como lo hacen, especialmente ahora con Bush). Y también varias ideas en la cabeza de cada lector –que luego deberá difundirla para cumplir con los fines de agitación–, estas son, en breve, las siguientes: Los europeos quieren multilateralismo, cooperación, disuasión, negociación y compromisos, porque son débiles militarmente. Para apoyarlas utiliza ejemplos históricos sacados muchas veces de su contexto, e interpretados de manera que le permitan demostrar lo que desea demostrar.

Para Kagan, los europeos, en siglos pasados, cuando eran fuertes militarmente, también actuaban usando preponderantemente el poder militar, como hoy los EE.UU. Luego de la primera y segunda guerras mundiales, llegaron a la conclusión que era mejor para sus intereses abandonar el camino del uso de la fuerza militar y buscar otras vías de resolución de conflictos. Durante la guerra fría, se pusieron en las manos de los EE.UU. que velaría por su seguridad contra la URSS. Eliminado el peligro soviético, y dado el éxito alcanzado con la Unión Europea, han elevado a principio fundamental esta vía de afrontar los problemas y las amenazas, es decir, el diálogo, la paciencia, el comercio, las negociaciones.

Esta sería la esencia de las divergencias entre Europa y los EE.UU., y en el nuevo orden mundial seguirán siendo los EE.UU. quienes tendrán que seguir manteniendo el orden, afrontando las amenazas, y haciendo las guerras, porque Europa no está dispuesta a asumir el coste de gastar más en una carrera de armamentos, y el incremento de los gastos en Defensa y Seguridad Nacional, que les llevaría a perder muchas conquistas sociales para su población.

El fin del libro de Kagan es justificar una "machtpolitik", la practicada por los EE.UU. y especialmente la de Bush. No le importa demasiado tener en consideración que la humanidad, el conocimiento, y los derechos humanos avanzan y se van convirtiendo en una adquisición, en parte del sustrato de lo que se considera por parte de la opinión pública internacional, una especie de "derecho natural histórico". Por tanto, hemos ya avanzado lo suficiente –al menos una parte considerable de las personas–, para que la fuerza no tenga que ser ya la ley suprema. Al contrario de los que así pensamos, Kagan arguye que: "Los estadounidenses son menos proclives a apoyarse en instituciones internacionales como Naciones Unidas, o a cooperar con otras naciones con miras a lograr objetivos comunes; tienen una visión más escéptica del Derecho Internacional y están más dispuestos a operar al margen de sus cauces siempre que lo consideran necesario o simplemente conveniente".

6.3. La psicología del poder y la debilidad

La diferente actitud de los EE.UU. y de Europa la explica Kagan por la ya consabida tesis de que uno es fuerte y el otro es débil, lo que genera visiones diferentes. Para los europeos los enfoques de EE.UU. han sido durante la Guerra Fría y terminada la misma lo son aún más si cabe, contenciosos, militaristas, y peligrosos. Mientras Bush ha puesto su punto de mira sobre los que denomina "estados canallas o proscritos", o "eje del mal", a los que considera una amenaza para la seguridad de los EE.UU.; los europeos tienden a preocuparse más por las situaciones que un diplomático francés llama "estados fallidos". Es decir, para los europeos los gobernantes norteamericanos exageran los peligros de Iraq, Irán y Corea del Norte.

¿Por qué persisten dos puntos de vista tan contrapuestos? Kagan lo explica con un ejemplo, un hombre sin más arma que un cuchillo le parece que un oso que se encuentra en un bosque es un peligro tolerable, ya que enfrentarse al mismo con esa arma le puede causar más riesgo que tratar de evitar enfrentarse con él, por lo que confiará que no le ataque. Mientras que ese mismo hombre armado con un potente rifle hará un cálculo diferente del riesgo y estará dispuesto a salir a cazar al oso por no tener ninguna posibilidad de que lo ataque. El hombre armado del cuchillo es Europa. El hombre con el rifle es EE.UU. Luego, a mayor poder menos tolerancia al riesgo y a menor poder más tolerancia al riesgo.

El ejemplo se puede considerar ingenioso y hasta brillante, pero el corolario no tiene que ser el mismo de Kagan. Precisamente por tener mayor poder, el hombre de marras del ejemplo, puede temer menos al oso y si le ataca entonces su defensa puede ser más eficaz, pero por el hecho de disponer de mayor poder no tiene porque emplearlo siempre que considere que hay una amenaza, porque eso conduciría lógicamente a convertirlo en un depredador del bosque.

El hecho es que los EE.UU., la hiperpotencia militar, ha hecho de las armas de destrucción masiva, el terrorismo y los llamados "estados canallas" su principal amenaza, mientras que para los europeos los principales desafíos son la inmigración ilegal, el crimen organizado, los conflictos étnicosculturales, la degradación del medio ambiente y la pobreza. Estas dos visiones también reflejarían la situación existencial, como Europa es fuerte económicamente pero débil militarmente trata de buscar desafíos que pueden resolverse a través de la economía y acuerdos políticos. Los EE.UU. definen amenazas que pueden eliminar con el uso de su fuerza militar.

Esto nos lleva a una reflexión que estimo muy sagaz de Kagan sobre las enormes diferencias de perspectivas de Europa y los EE.UU, cuando señala que no es que los europeos y estadounidenses discrepen al tratar el asunto de Iraq, sino que "no comparten el mismo punto de vista sobre cómo gobernar el mundo, sobre el papel de las instituciones y el derecho internacionales o, en fin, sobre el grado de equilibrio más conveniente entre el recurso a la fuerza y el empleo de la diplomacia en los asuntos de política internacional".

6.4. Dos visiones divergentes del Poder y el Derecho

Dicho de otro modo, los europeos pretenden que el mundo se rija por normas de convivencia más civilizadas mientras que los gobernantes de EE.UU. están obstinados en imponer sus intereses contra quién sea y cómo sea. Y aunque se puede deducir, a la manera de Kagan, que esto es debido a que no son suficientemente fuertes, también podría ser consecuencia de su dilatada experiencia histórica, de sus prolongados y sangrientos conflictos y de un profundo razonamiento sobre los por qué de los mismos, que les ha llevado a que estimen que pueden aportar una nueva dialéctica de la ilustración para el nuevo milenio, despojada ya de la idea de la historia como un progreso lineal y con una negación de toda tentación de despotismo ilustrado, hacia dentro de sus países y también respecto a los demás.

Así pues, ese mundo que Kagan atribuye que quieren edificar los europeos, es al que realmente aspira la mayoría de la población del planeta, es decir, aquél en el que el poder militar cuente menos que el basado en el progreso económico; en que el derecho y las instituciones internacionales importen más que la voluntad de un solo país; donde ningún estado pueda emprender acciones unilaterales, y en el que todos los estados tengan los mismos derechos.

Frente a esta concepción se alza la visión de Bush, y de muchos politólogos de su país, de que el poder inmenso de EE.UU., su hiperpotencia militar, está para ser usada unilateralmente sin ninguna traba por parte de instituciones internacionales o de legalismos jurídicos. En otras palabras, la oposición fundamental entre los EE.UU. y Europa se encuentra en esta cuestión: el doble rasero que se quiere imponer desde Washington. Que los demás cumplan las obligaciones internacionales pero EE.UU. tienen inmunidad para actuar como convenga a su interés y seguridad nacional.

6.5. Los "nuevos" europeos

Ahora bien, como se ha mostrado con la guerra de Iraq, los europeos han comenzado a dividirse frente a la actitud a mantener respecto a los EE.UU. y, por tanto, ha comenzado a funcionar la estrategia de la división en su seno para hacer que prevalezcan los intereses norteamericanos como supremo tomador de decisiones en los asuntos militares, inclusive, en contra de la legalidad internacional. Blair y Aznar han sido las imágenes políticas de estos europeos disidentes, seguidos por los dirigentes de los países del Este de Europa que estuvieron bajo la dominación de la URSS y, que una de dos: o siguen teniendo un reflejo de satélites, o llevados por un pragmatismo de corto vuelo, creen que con ello van a obtener algún provecho económico inmediato de los EE.UU.

El mismo Kagan atribuye a Blair que "intenta reavivar un… imperialismo liberal en la más rancia tradición británica". Por lo cual resulta de gran interés conocer lo que ha escrito un analista del Reino Unido en The Observer, refiriéndose a que hoy en Europa no existe ninguna amenaza a su seguridad por conflictos entre los estados que la componen, pero que esta amenaza se encuentra en los países premodernos y modernos, para los cuales es imprescindible aplicar una política de doble rasero. Entre los europeos puede funcionar el imperio de la Ley, pero cuando se trate del mundo exterior de Europa, "tenemos que volver a los ásperos métodos de una era anterior: la fuerza, el ataque preventivo, el engaño, lo que haga falta".

Blair, Aznar, los gobernantes de Polonia, Chequia, Rumania, Bulgaria, lo que Rumsfeld denominó la "nueva Europa", han adoptado la política del doble rasero y además se han puesto de manera decidida a favor de que EE.UU. continúe siendo la potencia dominante en Europa y siga actuando unilateralmente. Los ciudadanos europeos decidirán en las urnas, cuando llegue el momento, si están de acuerdo con estos dirigentes o si la idea de un mundo regido por el respeto a la legalidad internacional y la paz, debe continuar orientando la acción de los países democráticos.

Torrelodones, 10 de abril de 2003

7. LAS RELACIONES TRANSATLÁNTICAS: ¿HACIA DÓNDE VA EL IMPERIO AMERICANO?

7.1. El declive americano

Puede parecer una locura de "iluminado" tratar de exponer por qué, cuando el poder de EE.UU. parece más poderoso que nunca, el mundo tendrá por poco tiempo, relativamente hablando, a ese Imperio americano unilateral. El sistema político mundial es demasiado amplio, diverso, dinámico, para aceptar el predominio de una única potencia y como demuestra de manera fehaciente la historia, la muerte de los imperios es una regularidad, no una excepción. ¿Hay motivos para pensar que el Imperio Americano sea el fin de la historia? Mi respuesta es que no.

Las fuerzas demográficas, culturales, industriales, monetarias, ideológicas y militares que transforman el planeta no confirman que pueda haber unos EE.UU. de América que pueda imponerse a la comunidad internacional. Hoy estamos asistiendo al paso de una potencia incontestada a su declive irreversible. Los EE.UU. no pueden mantener su nivel de vida actual sin los subsidios que recibe del mundo. Esto es, los EE.UU. tienen un enorme y creciente déficit comercial y déficit fiscal, son un país de consumidores, que apenas producen para exportar ordenadores, softwares, productos farmacéuticos y armamento. En casi todo lo demás necesitan del resto del mundo.

El déficit comercial de EE.UU. que en 1996 alcanzó los 150 mil millones de dólares, llegó en el 2000 a 450 mil millones de dólares. Además si durante el último mandato de Bill Clinton hubo cuatro años seguidos de superávit fiscal, durante el mandato de Bush el déficit fiscal crece sin cesar. El déficit fiscal en 2002 fue de 157.800 millones de dólares. En el 2003 se estima que alcanzará la cifra record de 350 mil millones de dólares y se prevé que aún suba más para el año fiscal 2004, hasta los 400 mil millones de dólares.

¿Cómo pagan los EE.UU. lo que compran? Del hecho de que los europeos, japoneses, y todos los ricos del mundo depositan en los EE.UU. parte de sus recursos monetarios, buscando seguridad para sus depósitos financieros y ganancias. En el año 2000 la compra de títulos e inversiones directas por extranjeros alcanzó la cifra de 985.470 millones de dólares. Esto puede comenzar a dar marcha atrás por los escándalos financieros (robos encubiertos), que tienen a la empresa Enron como exponente más relevante. Por tanto, los Estados Unidos son hoy por hoy un imperio dependiente y donde la seguridad del dinero ya no es la misma que antes, y es sabido que no hay nada más escurridizo y temeroso que el dinero, que los fondos financieros.

7.2. Atacar al débil para sentirse omnipotentes

Los actos de fuerza que realiza en el exterior, si se les analiza con detalles, son sintomáticos. Después de Vietnam, ¿cuáles han sido las grandes acciones militares norteamericanas? Granada. Panamá. Somalia. Bombardeo de una fábrica de fertilizantes en Sudán. La primera Guerra del Golfo. Intervención contra Serbia. Afganistán. Iraq de nuevo. Esas acciones militares son sobre todo un espectáculo teatral, para la galería o para reafirmarse psicológicamente, cara a sus ciudadanos, como un gran poder mundial. En definitiva, son un espectáculo de poder, lo ejerce contra estados débiles y ejércitos sin posibilidad real de enfrentárseles seriamente. Es como dice un refrán: "coger piedras para pelear con uno más chiquito" e infinitamente más débil. Así cualquiera.

Los EE.UU., sin embargo, no pueden controlar los principales actores económicos y estratégicos que son Europa, Rusia, Japón y China, por tanto, a la larga, perderá esta última partida por el dominio y control unilateral del mundo.

El porvenir de EE.UU. será convertirse en una gran potencia entre otras, teniendo que compartir su poder y no pudiendo hacer lo que le venga en ganas. Y si no, tiempo al tiempo. Por más que el circulo que rodea a Bush crea que pueden hacer lo que quiera y poner de rodillas a todo aquél que se les oponga.

En el libro, Après L"Empire, Emmanuel Todd, demógrafo e historiador, expone que Estados Unidos es un Imperio en decadencia, y cuando le hace la guerra a Iraq lo demuestra de manera fehaciente. Ha utilizado todos sus medios para hacerle la guerra a un país relativamente pequeño, 20 millones de habitantes, con un ejército debilitado y sin grandes medios, con una población exhausta; esta es una demostración de lo que denomina "micromilitarismo teatral". Para atacar a este país ha tenido grandes obstáculos. Ello muestra que "la descomposición del sistema americano es mucho más rápida de lo que había imaginado", decía este autor en una entrevista reciente. Washington jamás pensó que encontraría el rechazo que ha encontrado a escala mundial y especialmente en Europa.

¿Cuál era el objetivo profundo de la guerra en Iraq? Hacer olvidar, con esta operación de "militarismo teatral", que la economía americana es absolutamente dependiente por un déficit comercial enorme, y a la vez, transmitir al mundo el sentimiento de que son imprescindibles y necesarios. Al inicio del conflicto con Iraq la gente pensaba que Saddam era un peligro, ahora lo que la gente piensa es que el peligro es Bush y los EE.UU. dominados por ese círculo de poder.

7. 3. El talón de Aquiles de la superpotencia americana

El proceso que ha llevado a la situación actual entre Europa y Bush, la denominada relación transatlántica, tiene que ver con la elección en Alemania de Schroder, que había realizado declaraciones contundentes y claras contra la guerra y, sin embargo, contra todo pronóstico fue elegido. Recordemos que Alemania y Japón son las dos principales economías industriales exportadoras del mundo. En cuanto los EE.UU. dominaban a estos dos países, dominaban el mundo, eran los dueños del mundo. Al perder la incondicionalidad de Alemania, su apoyo, fue un duro golpe. A consecuencia de ello Francia pudo poner en práctica la regla de De Gaulle de la alianza francoalemana. Ambos separados son una potencia mediana, pero juntos son una fuerza estratégica mundial.

Ahora bien, es cierto que hoy la economía alemana no está en su mejor momento. Tampoco la economía americana está muy fuerte y es, además, un desastre a nivel industrial. Las economías europeas son más fuertes a este nivel pero a nivel demográfico Europa tiene una gran debilidad por el progresivo envejecimiento de su población y en Japón ocurre algo semejante. Por otra parte, Rusia sigue estando muy débil por el derrumbe de su economía y también lo está demográficamente, aunque se muestran signos de recuperación en lo económico.

Un aspecto de gran importancia es que Rusia entre de nuevo en la alianza europea en un papel no de adversario al que hay que temer sino de aliado. Un concierto Franco-Alemán con Rusia es posible en un futuro próximo y más aún si Rusia sigue su proceso de recuperación económica. Vladimir Putin dejó abierta esta posibilidad en un discurso en el Parlamento alemán, el 25 de septiembre de 2001, del que citamos este párrafo: "Nadie pone en duda el gran valor para Europa de sus relaciones con los Estados Unidos. Pero yo pienso que Europa consolidaría su reputación en tanto que potencia mundial verdaderamente independiente… si asocia sus capacidades a las de Rusia – con los recursos humanos, territoriales y naturales, con el potencial económico, cultural y de defensa de Rusia".

Por otra parte, ha surgido con fuerza una opinión pública europea y mundial, que está con la alianza franco-alemana, y por eso aunque los Blair, Aznar, Berlusconi y los líderes de los antiguos países del bloque del Este hayan optado por seguir a EE.UU., y hayan ganado esa guerra pírrica en Iraq, en realidad han fracasado, porque la opinión pública internacional está con la estrategia franco-alemana y porque no tienen fuerza suficiente para modificarla, por más esfuerzos que se estén haciendo para romperla. Más aún, la sin razón de esa guerra en Iraq se está viendo cada día con los despachos de prensa que confirman los peores pronósticos que hicieron los "pacifistas" y todos los que nos manifestamos contra la guerra y sus reales y profundos propósitos.

La división europea no es un éxito para los EE.UU. porque Europa no está dividida en lo esencial y lo profundo. Los sondeos demuestran que los ciudadanos europeos son más europeístas que los Blair, Aznar y compañía. Posteriormente a la guerra, los europeos, los ciudadanos, ajustarán las cuentas con estos políticos. El 1 de mayo lo han hecho con Blair haciendo que el Partido Laborista tuviera una importante pérdida de votos y proporcionando un alza electoral de un 30 % de los votos emitidos al "tercer partido", los Liberales-Demócratas", los únicos que se opusieron como partido a la guerra de Iraq. Y en Polonia, hay cada vez mayor descontento con Kwasniewski.

Los sondeos indican que, en España, el Partido Popular puede tener un gran tropiezo electoral en las elecciones municipales del 25 de mayo y, por ello, Aznar está haciendo un discurso tremendista, llegando a calificar como "una amenaza para España" al PSOE, lo cual además de ser una falacia es una canallada antidemocrática. El PP está haciendo el mismo discurso que hacía Alianza Popular –el partido de los franquistas en la transición española–, porque desea unir al núcleo duro de su electorado, y tratar de arrastrar a todos los que mantienen prejuicios políticos contra la izquierda plural. Veremos en pocos días si en España hay consecuencia política de las grandes manifestaciones contra la guerra.

¿Cuál es el error de los políticos antes mencionado? El error es haber sobre estimado el poder norteamericano. En el plano estrictamente militar, aunque el ejército de EE.UU. sea superior a los siete ejércitos juntos que le siguen en el "ranking", hay que señalar que la capacidad de un ejército no se mide sólo por la cifra de gastos. Tiene una preponderancia aeronaval pero, por ejemplo, en el terreno de destrucción nuclear estratégica, Rusia tiene los medios para poder destruir a los Estados Unidos, con lo cual no tiene una superioridad absoluta en ese terreno. Y tampoco ha demostrado ser muy eficaz en la infantería, en la acción sobre el terreno.

Los ejemplos más recientes son Afganistán e Iraq. Salvo que se quiera presentar esta última ofensiva terrestre como una gran batalla semejante a la lucha de los "zorros del desierto" contra Rommel, lo cual no tiene nada para ser comparado, porque simplemente el ejército de Saddam no ha luchado, se ha retirado y abandonado sus posiciones, dejando defensas simbólicas, para retrasar el avance. Por otra parte, la disimetría de medios ha sido tal, que la única comparación posible es la lucha del ejército norteamericano contra los indios de su territorio. Los británicos son mucho más eficientes en la infantería que los americanos, como se ha demostrado en los escenarios antes señalados.

La gran capacidad militar de los EE.UU. está en disponer de bases militares alrededor del mundo que ahora se amplía a Iraq, con el fin de tratar controlar aún más a esa región y amenazar a los estados y pueblos que se resisten a seguir los dictados del "eje Bush-Sharon". Imaginémonos un escenario en el cual comiencen algunos gobiernos a pedir el cierre de dichas bases. Si esto ocurre en Europa, por la política de Bush que lleva a los ciudadanos a estar en contra de ellas, va a ser muy difícil mantenerlas.

Sin bases en Europa el poder militar norteamericano se debilita. Los europeos tienen que ser conscientes de que tienen ese poder, esa fuerza, que los EE.UU. dependen mucho de ellas para su control de otras zonas, como Oriente Medio, al menos hasta la conquista de Iraq. Si la alianza de Europa con Rusia madura y este país pasa de ser una amenaza o rival a un aliado, la situación cambiaría radicalmente. A mejor.

Habría un mayor equilibrio de fuerzas a escala mundial y el unilateralismo americano habría concluido, haciendo posible un mundo en el que la voluntad de un grupo enquistado en el aparato de poder de un Estado no se convierta en la Ley, y se vuelva a un sistema donde todos los Estados puedan mantener relaciones en base a las normas civilizadas de un Derecho Internacional que impida los abusos y la arrogancia de un Estado sobre el resto del mundo.

Torrelodones, 8 de mayo de 2003

8. IRAQ: DE LA TIRANÍA AL CAOS

8.1. Una victoria anunciada

Como era de esperar, las tropas norteamericanas y británicas, han alcanzado la victoria militar en Iraq. Nadie en su sano juicio y con conocimiento del poder militar que representa EE.UU. podía dudar de esta victoria. Desde que Bush decidiera iniciar los bombardeos y enviar a las tropas anglonorteamericanas a invadir ese país, la suerte del régimen de Bagdad estaba echada y su muerte política anunciada.

Todo lo cual no ha evitado que los incondicionales de los Estados Unidos, junto a los que odian fervientemente a los árabes y estiman que deben ser subyugados, y gobernados como en tiempos coloniales; al conocerse el desmoronamiento del régimen de Saddam, se hayan dirigido, a los que saben que somos contrarios a esta guerra injusta e ilegal, diciéndonos, de manera sardónica, que cómo nos sentíamos al haber perdido la guerra.

Pues bien, los que hemos dicho ¡NO a la Guerra!, y lo seguimos haciendo, no nos sentimos perdedores. Porque nunca hemos estado con Saddam ni con Bush, ni con Blair, ni con Aznar. Este último, actor político secundario, o mejor, aún el "extra", en estos acontecimientos. Hemos estado y estaremos con el sufriente pueblo de Iraq. Con los niños muertos y mutilados. Con los padres y madres víctimas de las bombas. Con los periodistas españoles y de otros países que han sido asesinados por las tropas norteamericanos o por los proyectiles iraquíes. Porque ninguno merecía morir por una guerra que no era necesaria. Que no es legal, que no es justa, que es una afrenta más de EE.UU. a los pueblos del mundo. O como dijo el Vaticano, una guerra que es un Crimen contra la Paz.

8.2. Iraq: la "amenaza" principal de EE.UU.

No es necesario recordar que después de la Guerra del Golfo en la que murieron cerca de 150 mil personas, casi todos iraquíes, el régimen de Saddam sufrió un fuerte embargo de armas, pero también de alimentos. Las tropas iraquíes no demostraron entonces una especial habilidad combativa, pero si así hubiera sido, era casi imposible detener la maquinaría militar de la única hiperpotencia militar del mundo.

El dominio aéreo norteamericano le permitió destruir en tierra la principal dotación de aviones de Iraq, como los depósitos de armamentos, suministros y logística, así como el principal parque industrial de ese país. A ello siguió un estricto embargo que afectó la capacidad armamentística pero que golpeó sobre todo a la población civil que vio reducido el suministro de alimentos, bienes de todo tipo y, cosa insólita e inhumana, de medicamentos.

Ese estricto embargo –sólo atenuado por la política de "petróleo por alimentos" que administraba la ONU–, no debilitó la capacidad interna represiva de Saddam sobre su pueblo, aunque sí debilitó su popularidad. Una incógnita es por qué las tropas de EE.UU no derrotaron en ese momento a Saddam. Incluso dejaron que éste reprimiera en el Sur, en la región de Basora, de mayoría chiita, a los que estimulados por los norteamericanos se levantaron contra el régimen. Se ha dicho, entre muchas explicaciones, que preferían a un Saddam debilitado, a un incierto futuro de caos y anarquía en ese país, clave para la región.

Paradojas de la historia. Ese Saddam debilitado militarmente, menos popular entre su pueblo que en el 1990, sin una fuerza aérea capaz de enfrentarse a la aviación norteamericana. Con unos carros de combate que nada pueden hacer contra los tecnológicamente modernos tanques norteamericanos. Con un ejército que por razones más que obvias, no puede competir en armamentos de todo tipo, entre ellos de visores nocturnos, y medios de comunicación sofisticados, que son comunes entre la tropa angloamericana. Iraq sólo poseía unos pocos misiles Scud, muchos de los cuales tuvo que destruir días antes de la invasión. Pues bien, ese Iraq de Saddam, fue declarado la "principal amenaza" para la seguridad de los EE.UU.

¿Dónde están las temibles armas de destrucción masiva? Si Iraq las tiene y los norteamericanos y británicos lo saben a ciencia cierta, será porque sus empresas se las vendieron y a ellos les consta. Pero hasta ahora no lo han podido demostrar porque simplemente no les interesa poner esos datos ante la opinión pública. Y cuando intentaron hacerlo se descubrió que eran falsos. Recordemos las mentiras de Condolezza Rice y de Tony Blair.

Pero si esto fuera cierto, tener estas armas químicas y biológicas no significa que las mismas puedan emplearse tan fácilmente para atacar, pongamos por caso a EE.UU. Se necesitarían misiles estratégicos de muy largo alcance que Iraq no posee. Y si Saddam era un gobernante tan irresponsable y temible –como se nos ha pintado, y yo creo que si lo era, pero sobre todo, contra su pueblo–, ¿por qué no las ha usado en esta guerra en la que se jugaba su poder? Acorralado como estaba, podía morir matando, y así convertirse en un héroe para los desesperados árabes musulmanes y cristianos, que a veces sólo se les deja el extremismo como salida, por las sucesivas humillaciones a que los somete EE.UU., conjuntamente con Israel.

8.3. Bush y Blair… hombres de palabra

Ahora bien, Blair ha dicho que las armas aparecerán. Y Blair es un hombre de palabra. Bush dijo que Saddam tenía esas armas destrucción masiva. Y Bush es un hombre de palabra. De manera, que nadie ose dudarlo, en Qaim, cerca de la frontera de Iraq con Siria, en una posición que hasta hoy es defendida por las tropas iraquíes de manera encarnizada, dicen que pueden estar los depósitos de esas armas. Pero si no están ahí, ya aparecerán en otra parte, que para eso sobran medios. Ya en la primera Guerra del Golfo se descubrieron cientos de mentiras de los aliados sobre Iraq y las devastaciones del régimen de Iraq. Pronto comenzaremos a conocer las miles de mentiras y la campaña de desinformación de esta guerra. Y además, por mi parte, sin ningún asombro.

Por de pronto, estamos con las tropas norteamericanas reinando sobre Bagdad y casi todo el territorio de Iraq, junto con los británicos en el Sur. ¿El orden reina en Bagdad? ¿El orden reina en Iraq? El pueblo de Iraq lo que está sufriendo es que se ha pasado de un régimen tiránico a algo semejante sino peor, al reinado del caos, de la rapiña, del robo descarado, y la destrucción masiva de los bienes del pueblo, todo ello ante la anuencia o la pasividad de las tropas "democráticas".

De paso, han comenzado los pillajes sobre el patrimonio histórico de Iraq. Uno de los más importantes del mundo árabe, que es como decir del mundo antiguo. Pero recomiendo a mis lectores que no se descorazonen, pasado unos años podrán disfrutar de muchas de esas piezas si visitan el piso primero del Metropolitan Museum de New York o el British Museum en Londres. Pero si entre los que me leen hay alguno con contactos más privilegiados también puede ser que gocen del placer de ver parte de ese patrimonio en alguna colección privada previamente adquirida en una subasta de Sothebys o Christies.

Torrelodones, 12 de abril de 2003

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Los artículos de este Cuaderno fueron publicados en las revistas digitales:

Perspectiva ciudadana y Democracia cívica.

Dedicatoria

A mi hermano Rubén.

A los millones de personas que se manifestaron en todo el mundo contra una guerra que fue un crimen contra la paz y una ruptura con el orden jurídico internacional erigido a partir de 1945, porque ellos, con sus movilizaciones, han puesto en marcha una nueva fuerza mundial, la de la opinión pública internacional, que tendrá que ser tenida cada vez más en cuenta.

Los textos publicados en Cuadernos de Debate expresan las opiniones, criterios e ideas de sus autores, quienes asumen toda la responsabilidad sobre los mismos.

 

 

Autor:

Carlos J. Báez Evertsz

Nació en La Vega (Santo Domingo). Es Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Hizo sus estudios superiores en la Universidad Complutense de Madrid (Ciencias Políticas) y de Bucarest (Sociología). Es autor, entre otros, de los siguientes libros: Dominicanos en España. Españoles en Santo Domingo (Editorial Universitaria, UASD, 2001), La Comunicación Efectiva (editorial del Instituto Tecnológico de Santo Domingo [INTEC], 2000), La transición política en R. D.: Del bonapartismo a la socialdemocracia (Anuario Mexicano de Relaciones Internacionales, UNAM, México, D. F., 1986). En colaboración: La inmigración dominicana en el Tercer Milenio (Madrid: Editorial Betania, 2000), Primer Congreso de Asociaciones de Inmigrantes Dominicanos en el Mundo (Madrid: Editorial Betania, 2003). Fue director del periódico La Prensa del Caribe que editaba el Centro de Estudios del Caribe en Madrid.

Centro de Estudios del Caribe / editorial BETANIA

Madrid, 2003

Partes: 1, 2
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