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Desigualdades en la distribución de la renta en los países desarrollados (III) (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

La cifra de 2.000 dólares "refleja el orden de magnitud del coste de una reparación de coche inesperada, un copago grande en gasto médico, gastos legales o una reparación del hogar", según los autores, es decir, gastos no previstos pero que pueden darse perfectamente en la vida de cualquier ciudadano común.

Los resultados concuerdan con otros estudios anteriores. A la pregunta de si habían "guardado fondos de emergencia para cubrir gastos durante tres meses, en caso de enfermedad, pérdida del trabajo, problemas económicos u otras emergencias" sólo el 49% dijo que sí.

Cabe tener en cuenta que el estudio se ha realizado sobre datos correspondientes al año 2009 y que, desde entonces, Estados Unidos ha experimentado cierta mejora. Pero no hay motivos para suponer que esta leve mejora haya sido suficiente para variar significativamente esta preocupante fragilidad.

La clase media en apuros

Posiblemente, uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que una parte importante de la clase media norteamericana también se considera frágil. Según los autores, "resulta algo increíble que casi una cuarta parte de los hogares que ingresan entre 100.000 y 150.000 dólares afirmen no ser capaces de conseguir 2.000 dólares en un mes, pero este hecho puede resultar menos chocante cuando uno considera los costes de vida en las zonas urbanas, costes de vivienda y cuidado infantil, el sustancioso servicio de la deuda y otros factores".

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Los investigadores preguntaron, a continuación, cómo conseguirían los fondos, ofreciendo 14 opciones agrupadas en 6 categorías:

•Ahorros: (1) retirar ahorros, (2) liquidar o vender inversiones, (3) liquidar inversiones de jubilación aunque suponga pagar una penalización, (4) tomar presta contra mis ahorros de jubilación en mi lugar de trabajo.

Familia o amigos: (5) tomar prestado o pedir ayuda a mi familia, (6) tomar prestado o pedir ayuda a mis amigos (no miembros de mi familia).

Crédito típico: (7) usar tarjetas de créditos, (8) abrir o usar una línea de crédito o hacer una segunda hipoteca, (9) pedir un préstamo.

•Crédito alternativo: (10) conseguir que me adelanten la paga, (11) empeñar un activo que poseo.

•Trabajar más: (12) trabajar horas extras, conseguir un segundo empleo o que lo haga un miembro de mi hogar.

•Vender posesiones: (13) vender cosas que poseo, excepto mi hogar, (14) vender mi hogar.

Un 18,6% del total contestó que para conseguir el dinero tendría que empeñar o vender algo, o bien recurrir a algún préstamo. "Añadido al 27,9% que considera que seguro que no podría hacer frente a la emergencia, esto sugiere que aproximadamente un 46,5% de los encuestados están viviendo muy cerca del borde financiero".

Comparativa de ocho países

Los investigadores dirigieron la misma pregunta a ciudadanos de otros países. En el Reino Unido los resultados fueron muy similares. En Canadá los que respondieron que seguro que podrían fueron un 44,3%. En Holanda, un 57,7%, el mejor resultado de los ocho países del estudio.

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Es interesante observar que los que más confían en poder hacer frente al gasto inesperado son también los que más recurrirían para ello al ahorro. Destacan en este sentido los holandeses que no son sólo los que más recurrirían al ahorro sino que, además, disponiendo de 6 respuestas alternativas entre las que elegir son el único país que considera también "otros" métodos. No acaban ahí las particularidades de los holandeses, pues son también los que menos recurrirían a trabajar más o vender posesiones para conseguir los 2.000 dólares.

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Quiz show (el dilema): mentiras con importancia

Si el QE1, QE Lite, QE2 (y los que están por venir), hubieran realmente incentivado el empleo ¿ustedes creen que únicamente el 24,9% de los norteamericanos podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días?

Antes Bush (con Paulson), ahora Obama (con Geithner) y siempre Bernanke, han hecho todo lo posible para transformar a los Estados Unidos en un país del Tercer mundo. Y lo han logrado, vaya si lo han logrado. Eso sí, en el nombre de Keynes. Que hipócritas.

"Restablecer los equilibrios financieros a expensas de los equilibrios sociales no es un planteamiento creíble a largo plazo"…

"El "acerto" de que la falta de ocupación que caracteriza una depresión se debe a la negativa de los obreros a aceptar una rebaja en el salario nominal, no se apoya en hechos"…

"El que la mano de obra esté dispuesta a aceptar menores salarios no es, por fuerza, un remedio a la desocupación"…

Estos son algunos de los postulados de Keynes… "falsarios saltimbanquis", a ver como los conjugan. Entre tanto, si se animan, pueden irnos explicando, cuándo y cómo la expansión monetaria ilimitada logrará recuperar el empleo (y con ello la demanda proclamada). Les dejo algunas preguntas (sin respuesta, aún) como guía para iniciados:

1. ¿Ha culminado la destrucción de empleo?

2. ¿Cuál es el techo de la tasa de paro?

3. ¿Cuándo se empezará a crear empleo?

4. ¿Qué pueden aportar los distintos sectores económicos?

5. ¿Qué tipo de empleo se va a crear?

6. ¿Qué salida tienen los jóvenes?

7. ¿Cómo y cuándo se resolverá la situación de los hogares más endeudados?

8. ¿Cuál será el futuro de la protección social?

9. ¿Cuándo y cómo se restablecerán las líneas de crédito para la inversión empresaria?

Mientras espero (esperamos) respuesta de parte de estos tahúres de la geometría variable, o, al menos, que comience a funcionar el desatascador de la crisis (QE1, QE Lita, QE2…), sin esperanza y con miedo, observo a los líderes del G-8 (mayo 2011) reuniéndose con… Mark Zuckerberg (el niño multimillonario que invento el "anestésico virtual" conocido como Facebook). ¿Por favor Zuck, cuéntanos, dinos qué va a pasar?

"La destrucción de empleo, el repunte del precio de los productos básicos, el encarecimiento de la gasolina y, por su fuera poco, los ajustes impulsados por el gobierno para reconducir sus cuentas públicas que, en última instancia, inciden sobre todos los ciudadanos. Toda una suma de factores que reducen cada vez más la riqueza de los hogares y, como muchos coinciden, hacen plantearse si la clase media está en peligro de extinción". (Por Michael Snyder – Business Insider – El Economista – 4/5/11)

"La clase media de Estados Unidos está siendo destrozada y sistemáticamente aniquilada", asegura en un artículo el Business Insider. Tan sólo hace falta echar un vistazo a unas cuantas estadísticas para darse cuenta de que el sueño americano se está transformando en una auténtica pesadilla.

No hace tanto tiempo, la mayoría de estadounidenses vivía en casas grandes, las familias tenían uno o dos coches, no tenían problemas para comprar la ropa y los alimentos que quisieran y, la mayoría, aspiraba a enviar a sus hijos a la universidad. Nada hacía prever que el camino que llevaba años siguiéndose iba a cambiar.

La mayoría creció creyendo que si trabajaba duro no tendría ningún problema y que si hacía todo lo que el sistema establecía como bueno, habría un lugar para ellos en la clase media. Hasta que estalló la crisis y el sistema se desmoronó. Ya no hay suficientes buenos empleos para todos. De hecho, ni siquiera hay trabajos poco cualificados para la mayoría.

Desde que estalló la recesión se han perdido 7,25 millones de empleos. A menos que se hagan cambios fundamentales en materia económica, financiera y política, los factores que están destruyendo a la clase media no remitirán.

Lo más preocupante es cómo incide la crisis en los segmentos más vulnerables de la población, los niños y los ancianos. Según Alternet, en Estados Unidos, más del 20% de los niños vive en la pobreza. En el Reino Unido y en Francia la cifra es muy inferior, de un 10%. Y, según el censo de Estados Unidos, el número de niños que viven en la pobreza ha aumentado en alrededor de dos millones en los últimos 2 años.

Teniendo en cuenta todo este escenario, no extraña que el 59% de los estadounidenses estén recibiendo dinero del Gobierno en forma de subsidios de una forma u otra.

¿Cómo les ha ido durante la crisis a los que viven "del lado bueno de la vías del tren"?

"2010 fue otro buen año para los millonarios, aunque el ritmo de crecimiento de sus fortunas se desaceleró"… Los millonarios controlan 39% de la riqueza del mundo (The Wall Street Journal – 1/6/11)

Según un nuevo informe de Boston Consulting Group divulgado a finales de mayo (2011), la cantidad de familias millonarias en el mundo creció 12,2% en 2010, a 12,5 millones. (BCG define a los millonarios como aquellos con US$ 1 millón o más en activos invertibles, excluyendo viviendas, bienes de lujo y participación en su propia compañía).

Estados Unidos continúa liderando al mundo en cuanto a cantidad de millonarios, con 5,2 millones de hogares, seguido de Japón con 1,5 millones, China con 1,1 millones y el Reino Unido con 570.000. Singapur encabeza el mundo en "densidad de millonarios", o sea el porcentaje que representan del total de la población, que está en 15,5%.

La tendencia más importante, sin embargo, es una que tiene que ver con la distribución global de la riqueza. De acuerdo con el reporte, los millonarios del mundo representan 0,9% de la población mundial pero controlan el 39% de su riqueza, por encima del 37% de 2009. Su riqueza hoy llega a US$ 47.400 billones (millones de millones) en riqueza invertible, por encima de los US$ 41.800 billones (millones de millones) de 2009.

Los millonarios controlan 20% de la riqueza en América del Norte y 38% en el Medio Oriente y África. Aunque pareciera que la riqueza de los millonarios en Estados Unidos está más concentrada, en ese país son más, por lo que su riqueza está más distribuida entre la población de los ricos más ricos. Aún así, los datos evidencian una tendencia que se ha estado viendo durante años, el fortalecimiento de una economía en la que el ganador se lleva todo o la mayor parte.

¿Y a los que viven "del lado malo de las vías del tren"?

"Agobiados por unos salarios estancados y unos precios al alza, los consumidores estadounidenses creen que las probabilidades de traer más dinero a casa en el próximo año son las más bajas de los últimos 25 años, según un análisis de Goldman Sachs". (El Economista – 3/6/11)

En la recesión de 2001, el país perdió el 2% del empleo desde el máximo de empleo y entonces los recuperó en un ciclo de 48 meses. En 1990, los empleos perdidos en la recesión se recuperaron en 30 meses.

Pero ahora, 38 meses después del máximo del empleo durante el boom inmobiliario, todavía hay un 6% menos de puestos de trabajo. Y recuperar ese empleo en menos de 10 meses no tiene precedentes, si es que no es imposible.

El número de estadounidenses que recibe cupones de alimento bate récords. El Gobierno alimenta de forma directa a más del 14% de la población.

"Unos 44 millones y medio de americanos recibieron cupones de comida del Gobierno en el último mes. El número de personas que recurren a esta ayuda lleva aumentando 30 meses de forma consecutiva. Con un gasto público mensual de 6.000 millones de dólares, el programa de asistencia bate récords históricos en paralelo al aumento del desempleo, pero una gran parte de estos recursos se utiliza de forma fraudulenta"… Obama, el presidente de los cupones de comida (Libertad Digital – 10/6/11)

Muchas personas no utilizan los cupones para comer sino para comprar otros productos, con la complicidad de otros a los que prestan sus tarjetas EBT a cambio de efectivo, o de los propios comercios que se las aceptan para pagar cualquier cosa, en ambos casos con un descuento a favor del cómplice. De esta forma, los beneficiarios adquieren gratis productos no autorizados en este programa, como alcohol y tabaco. El Gobierno paga así los vicios de varios cientos de miles de americanos.

"El público no sabe hasta dónde llega este problema", aseguró a un medio local el director del departamento de Investigación de la Policía de Ohio, Brent Devery. "Con el aumento de cupones de comida estamos viendo un aumento en su uso fraudulento. Las tarjetas EBT se utilizan de forma inapropiada constantemente".

Se trata de un fraude de casi 400 millones de dólares anuales, según el Informe de Actividades Sospechosas del departamento del Tesoro (equivalente al Ministerio de Hacienda), aunque es lógico pensar que la cifra es mayor: sólo en Michigan el fraude asciende a 55 millones anuales, según el fiscal general de dicho estado.

En una investigación reciente en varios comercios de Florida la policía detectó un fraude de 3,5 millones. Son innumerables los casos de similar naturaleza y cuantía en todo el país. La magnitud del fraude es tal que ya hay empresas que se ofrecen para combatirlo, una tarea que el Gobierno es incapaz de asumir por falta de recursos.

Sin embargo, en los últimos años la picaresca en Estados Unidos se mezcla con la necesidad: el número de quienes utilizan los cupones de comida aumenta en paralelo al de desempleados. Y ambos se encuentran en niveles nunca vistos:

Unos 44,5 millones de estadounidenses recurrieron a estos cupones el último mes, según los datos del departamento de Agricultura, responsable del programa. Se trata de un récord histórico tanto en números absolutos como relativos: más del 14% de la población. Es decir, casi uno de cada siete americanos recibe comida pagada por el gobierno, en un país cuyo principal problema de salud es la obesidad.

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Además, se trata del 30º mes consecutivo en el que aumentan estos datos. Desde octubre del 2007 se ha pasado de 27 millones de beneficiarios a los actuales 44,5.

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En el último año se han sumado al programa más de 4 millones de personas, una subida del 11%. Este aumento ha afectado a 47 de los 50 estados, en algunos casos con incrementos superiores al 20%.

Con estos números y unos gráficos tan llamativos, los conservadores no han tardado en culpar a Barack Obama de la extensión de la pobreza. "Es el presidente de los cupones de comida", aseguró el ex congresista republicano Newt Gingrich, quien acaba de anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales del 2012. "Yo en cambio quiero ser el presidente de los sueldos".

Sin embargo, aunque las políticas de Obama no ayudan precisamente a mejorar la economía ni a sacar de la dependencia a los millones que viven del Estado, el problema se remonta a mucho antes, como se puede ver en el siguiente gráfico.

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Fuente: familyinequality.wordpress.com

Como cualquier otro programa gubernamental, el de los cupones de comida ha ido a más con el tiempo. Su alcance es enormemente mayor ahora que cuando se puso en marcha, hace 40 años, a pesar de que entonces las familias vivían en condiciones mucho peores.

El problema en ese momento era que los niños no ingerían suficientes calorías, y ahora es que "están obesos", asegura Chris Edwards, director de estudios fiscales del Instituto Cato. "Además, la economía de EEUU ha crecido y la pobreza y el hambre se han reducido. Sin embargo, los programas de cupones de alimentos tienen más beneficiarios que nunca y su coste sigue en aumento".

"Los subsidios alimentarios y agrícolas tienen un fin político, pero ningún sentido económico: aumentan el coste de las materias primas y los alimentos, por ejemplo, la leche y los cereales. Esto perjudica a las familias de menores ingresos a las que supuestamente se quiere ayudar".

Además, la burocracia consume el 10% del presupuesto del programa de cupones alimentarios. "Estos costes son altos porque los funcionarios tienen que llevar al día la información de decenas de millones de beneficiarios, así como de las transacciones económicas de cientos de miles de establecimientos que aceptan los cupones", explica Edwards.

¿Cuál es la solución, entones? "Eliminar los subsidios y dejar que la competencia reduzca los precios para todas las familias. Los cupones de comida contribuyen a mantener a millones de personas dependientes del Gobierno y además crean diversas patologías sociales"…

""La clase media de Estados Unidos está siendo destrozada y sistemáticamente aniquilada", aseguraba hace unos días en un artículo el Business Insider. Desde que estalló la recesión, la situación económica de un gran número de ciudadanos ha dado un giro radical, transformando el sueño americano en una auténtica pesadilla". (El Economista – 16/6/11)

La mayoría creció creyendo que si trabajaba duro no tendría ningún problema y que si hacía todo lo que el sistema establecía como bueno, habría un lugar para ellos en la clase media. Pero entonces estalló la crisis y el sistema se desmoronó. Ahora ya no hay suficientes buenos empleos para todos. De hecho, ni siquiera hay trabajos poco cualificados para la mayoría.

Desde finales de 2007 se han perdido alrededor de 7 millones de empleos. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, el tiempo medio que un ciudadano está en paro es de 39 semanas. Los trabajos cualificados son cada vez más escasos y, de hecho, el país cuenta con un 10% menos de "puestos de trabajo de clase media" que hace una década.

"El mercado laboral está cambiando y un número cada vez mayor de trabajadores que antes de la crisis tenía un empleo de alta remuneración se ve obligado a aceptar trabajos poco cualificados", asegura Ruth Mantell, articulista de Marketwatch.

Según datos recogidos por The Wall Street Journal hay 5,5 millones de estadounidenses que están desempleados y, sin embargo, no reciben ninguna prestación por desempleo. Además, el número de empleos de baja remuneración ha aumentado de forma constante durante los últimos 30 años y ahora representan el 41% de todos los puestos de trabajo que hay en Estados Unidos.

Una encuesta realizada la primera semana de junio (2011) afirmaba que el 89% de los estadounidenses cree que la economía se encuentra en mal estado. ¿Se equivocan los economistas o la gente? Las recetas para la recuperación de Estados Unidos han sido más gasto, más funcionarios y más dinero en el mercado nacido de una imprenta (QE1 y QE2, a nivel más técnico). ¿El resultado? Bueno, la inyección de dinero de la Reserva Federal sólo ha servido para disparar las materias primas, inanición en el tercer mundo y crear una inflación desbocada en las bolsas (en los últimos dos años el S&P y el Dow Jones se han doblado). Bernanke sólo hace calentar la próxima crisis. En Estados Unidos se está creando la figura del desempleado de larga duración. ¡Menuda salida de la crisis!

Ahora los mercados necesitan más. Más droga que les alimente. Esto es, como un yonki con el síndrome de abstinencia, piden a la Reserva Federal más dinero en el mercado con un QE3. Con el fin de los "estímulos", las bolsas de Estados Unidos no paran de bajar presionando a Bernanke para que vuelva a estimular la economía indefinidamente. Muchos analistas ya apuntan que si no hay QE3, el S&P puede llegar a los 1.000 puntos, lo que significa bajar un 20% respecto a cuotas actuales (15/6/11). ¿Todo el descomunal despilfarro ha servido de algo? De nada. ¿Servirá de algo repetir lo mismo? Lo empeorará todo más. La inflación de los bancos centrales no crea productividad, ni riqueza. Al revés, es el verdugo de ambas.

Los "ganadores" y los "perdedores" de la crisis en los Estados Unidos

"En Estados Unidos se usa el término "jobless recovery" para definir las recuperaciones económicas en las cuales el empleo tarda mucho en recuperarse o bien lo hace a un ritmo excesivamente moderado. Pues bien, según el último estudio al respecto publicado por la Northeastern University (Boston, Massachusetts) debemos modificar ligeramente el término, ya que según ellos la actual Gran Recesión no solo ha provocado una recuperación mala para el empleo, también para los salarios, por lo que la denominan "jobless and wageless recovery""… La economía se recupera, sus ciudadanos no (El Confidencial – 4/7/11)

En un artículo llamado "The Wageless, Profitable Recovery" el New York Times se hace eco del estudio. ¿Qué ocurre con el empleo, con los salarios y quién se está "recuperando" realmente en EEUU? Comencemos por el principio, el PIB sí se recupera. Según el análisis, que trabaja con datos constantes desde 2005, éste pasa de 13,36 billones de dólares en el cuarto trimestre de 2007 a tocar fondo con 12"81 billones. Posteriormente aumenta situándose actualmente según los últimos datos del primer trimestre de 2011 en 13,44 billones de dólares. Recuerdo que los datos son constantes desde 2005, por tanto sin inflación y por tanto no coincidirían si mirásemos ahora los valores nominales en una tabla.

Podríamos pensar según esto que la famosa recuperación "en V" se ha producido y por ello tener una visión muy optimista de la actual situación. Pero no todo va tan bien… no, algunas cosas fallan. ¿Por ejemplo? Pues como se podrán imaginar por lo dicho hasta ahora, el mercado laboral. Los niveles de empleo siguen estancados en los niveles más bajos a pesar de la "recuperación", siendo especialmente acusado entre jóvenes, inmigrantes y en general personas sin educación superior. Todo este proceso, muy similar al caso español, provoca que la producción por hora trabajada aumente de forma notable, es decir, la productividad.

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En la tabla pueden ver los datos de la actual recuperación, desde su mínimo en el 2º trimestre de 2009 hasta el 1º de 2011, comparándolo con los 7 trimestres siguientes de las anteriores recuperaciones. El resultado es inquietante, tras cada nueva crisis el "jobless recovery" parece más acusado, por lo que seguramente no estemos ante algo puntual sino estructural.

Es más, la actual crisis es la primera desde la Segunda Guerra Mundial que no consigue mejorar el número de ocupados totales sietes trimestres después de terminar la recesión oficialmente.

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¿Qué está ocurriendo entonces? Si el PIB crece, si la productividad mejora, ¿a dónde va todo eso? No a los salarios desde luego, ni viendo la remuneración por hora real, ni mirando a las remuneraciones mensuales reales, ni observando a los trabajadores "full time" se ven mejoras. Los resultados son en todos los casos planos o negativos.

¿Dónde entonces? La siguiente tabla nos sacará de dudas, muestra el aumento del PIB, el aumento de los beneficios empresariales en términos de PIB y lo mismo con las remuneraciones a los empleados.

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A finales de 2010 si el PIB había mejorado en 528 mil millones de dólares, 464 pertenecían a los beneficios empresariales y solo 7 a sueldos y salarios. Es decir, un 88% del actual crecimiento es debido a las empresas, solo un 1% debido a sus trabajadores. Es más, si miramos el primer trimestre de 2011 (que fue realizado con datos provisionales), el porcentaje se incrementaría a 92% por 0%. ¿Curioso, no?

El estudio afirma que la total ausencia de beneficios para los trabajadores en una recuperación económica es algo sin precedentes en la historia. La ausencia de creación de empleo unido al estancamiento de las remuneraciones son los causantes de este "resultado devastador" según el informe.

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Es de esta forma como se produce la paradoja de que el PIB crece, los beneficios empresariales crecen +39.6%, el Dow Jones sube +45.8%, el S&P500 aumenta +44.3% mientras los trabajadores miran tristes como todo sube menos el bienestar que ellos ven delante de sus narices. Quién nos iba a decir que la economía pasaría de un día para otro a esto, a ser otra cosa distinta a la vida real de los ciudadanos.

Ahora bien, ¿hasta dónde llegará este "experimento"? Y aquí volvemos nuevamente a la sostenibilidad de la actual recuperación económica. Se ahorran costes y además algunas empresas se ven muy beneficiadas por la actual coyuntura, por ejemplo por un bajo dólar quien exporte o por el precio de las materias primas una petrolera. Pero, ¿es esto sostenible? ¿Se puede seguir ganando más y más a costa del personal o de factores coyunturales?

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Los beneficios empresariales, a pesar de su expansión y salud en anteriores trimestres, parecen no tan vigorosos en conjunto como anteriormente. De ahí que del 2º trimestre de 2010 al 4º del mismo año haya sólo una pequeña mejora y de este último al 1º de 2011 un estancamiento. ¿Ha tocado techo el sistema? Algo puede haber.

Mucha gente opina que si los sueldos no aumentan el consumo no aumenta, y entonces difícilmente puede mejorar la economía.

El mayor problema quizá sea la deuda que tienen los hogares estadounidenses. En el apogeo de la bonanza económica en el tercer trimestre de 2007, las familias de EEUU habían tomado prestado colectivamente el equivalente de 127% de sus ingresos anuales para financiar las compras de casas, autos y otros bienes, en comparación con un promedio de 84% en la década de los 90. El dinero empleado para saldar esa deuda significa que haya menos disponible para compras nuevas. Para el primer trimestre del año 2011, los hogares habían reducido la correlación de deuda respecto de ingreso a 112%, en parte porque los bancos han catalogado parte de la deuda como incobrable.

Librarse de la deuda podría ser un proceso largo y lento. Para volver a la correlación de deuda e ingresos de la década de los 90 de 84%, los hogares tendrían que pagar otros US$ 3,3 billones de deuda, o registrar un alza en sus ingresos de US$ 3,9 billones. Eso es equivalente a alrededor de nueve años de crecimiento del ingreso en tiempos normales, calcula Dana Saporta, economista de Credit Suisse.

Las restricciones de la deuda son especialmente difíciles para los consumidores que antes de la crisis dependían de las tarjetas de crédito o líneas de crédito con garantía hipotecaria para seguir gastando cuando su ingreso caía. Ahora, muchas de estas líneas de crédito se han limitado o eliminado. Con menos acceso a crédito, muchas familias descubren que la única manera de llegar a fin de mes es reducir el gasto.

La pobreza avanza en Estados Unidos y alcanza a un 15% de la población

"La tasa de pobreza en Estados Unidos aumentó en 2010 por cuarto año consecutivo hasta el 15,1%, lo que representa 46,2 millones de personas que viven con menos de 1.000 dólares al mes, según los datos divulgados hoy por la Oficina del Censo"… La tasa de pobreza en EEUU sube por cuarto año consecutivo (Cinco Días – 13/9/11)

En 2009, la cifra fue de 43,6 millones de personas en situación de pobreza, de acuerdo con el informe "Ingreso, pobreza y cobertura de seguro médico en los Estados Unidos: 2010", lo que suponía un 14,3% de la población total,

Se trata del cuarto incremento anual consecutivo, la tasa más alta desde 1993 y la cifra total más grande desde que las estimaciones de pobreza comenzaron a publicarse en 1959.

De acuerdo con estos datos, uno de cada seis estadounidenses vive por debajo del umbral de pobreza.

Asimismo, el ingreso de los hogares de clase media declinó un 2,3% respecto a 2009, al pasar de 50.598 dólares a 49.445 dólares, lo que ahonda la pérdida de poder adquisitivo de los estadounidenses y reafirma la lentitud de la recuperación económica.

Los datos revelados también mostraron cómo la brecha entre el grupo de los que reciben más ingresos frente al de los que reciben menos ha seguido ampliándose.

El 10% que recibe menos ingresos vio disminuir su renta en un 12,1%; mientras que el 10% de los que ingresa más solo vio reducirse su renta un 1,5%.

La raza también aparece como un factor destacado en la diferente situación económica, con blancos y asiáticos a la cabeza de los ingresos y negros e hispanos en la cola, aunque todos los grupos sufrieron una disminución en su renta.

Los hispanos en situación de pobreza aumentaron de 12,3 millones en 2009 (25,3%) a 13,2 millones en 2010 (26,6%), y los negros pasaron de 9,9 millones (25,8%) a 10,6 millones (27,4%), respectivamente.

Sus ingresos también registraron un notable descenso, de 2,3% en el caso de los hispanos (37.759 dólares) y de 3,2% en el caso de los negros (32.068 dólares).

La población blanca no hispana vio mermar también sus rentas en un 1,3%, pero sobre una base mucho mayor: de 55.360 dólares en 2009 a 54.620 dólares en 2010.

Por familias, la situación también ha empeorado, con 11,7% del total y 9,2 millones en 2010 en la pobreza, comparado con el 11,1% y los 8,8 millones de 2009.

En lo que se refiere a la distribución geográfica, el sur de EEUU fue la región en la que concentró el aumento de la pobreza, al pasar de 17,6 millones a 19,1 millones de personas.

El sur estadounidense registra las mayores tasas de pobreza, con un ascenso de un 16,9% en 2010 frente al 15,7% en 2009, mientras que el resto de las regiones apenas registró cambios estadísticos (noreste, 12,8%; medio-oeste, 13,9%; y oeste, 15,3%).

Durante la presentación del informe, Robert Groves, director de la Oficina del Censo, resaltó la importancia de los datos, ya que "nos muestran cómo las cambiantes condiciones económicas han impactado en las familias estadounidenses".

La Oficina de Presupuesto y Gestión de EEUU situó los ingresos que definen el umbral de pobreza, actualizados por la inflación anual, en 22.314 dólares para una familia de cuatro miembros y en 11.139 dólares para una persona sola, lo que significa recibir menos de 1.000 dólares al mes.

En lo que respecta a las personas sin cobertura médica, la cifra se mantuvo en los niveles del periodo anterior: un 16,3% del total de la población de 310 millones de habitantes, aunque la cifra ascendió de 49 millones en 2009 a 49,9 millones en 2010.

Desde 2007, un año antes de la reciente recesión económica, la media de ingreso real de los hogares ha declinado 6,4% y la tasa de pobreza ha aumentado un 2,6%.

Por otra parte, el número de habitantes sin seguro médico supera los 50 millones de personas.

Razones

Sheldon Danziger, director del National Poverty Center (Centro Nacional de la Pobreza) de la Universidad de Michigan, explicó a BBC Mundo algunas de las posibles causas de estos resultados.

"Nuestros índices de pobreza son mayores que en Canadá y algunos países del norte de Europa por dos razones: la primera es que desde hace 30 años los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria han disminuido considerablemente, en especial para aquellos que trabajan en la construcción", dice Danziger.

"En segundo lugar, nuestras políticas sociales hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los desempleados durante las recesiones", agrega.

Otro dato que resalta Danziger es que el 21% de los niños en EEUU son pobres. Según él, ese es un porcentaje similar al del año 1965.

"La mayoría de ellos no tiene acceso a la educación superior, por lo que es más probable que continúen siendo pobres cuando sean adultos", agregó.

Según las perspectivas del National Poverty Center de la Universidad de Michigan, para que la tasa de pobreza general regrese a los niveles de 2000 (11,7%) tomará por lo menos unos seis o siete años…

El declive económico "voluntario" de los EEUU (abatidos por "fuego amigo")

"Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. Todos los factores (educación, sanidad, nutrición, pobreza, salarios…) se deterioran rápidamente en una economía en declive"… EEUU: ¡Bienvenido al tercer mundo! (Negocios.com – 25/11/11)

"Los Estados Unidos se parecen cada vez más similar a un país del tercer mundo. Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. La evidencia sugiere que, sin reformas fundamentales, los EEUU se convertirán en una nación post-industrial y un nuevo país del tercer mundo en 2032". Les suena extraño, veamos lo que argumentan los analistas de Seeking Alpha para afirmar esto: Las características fundamentales que definen a un país del Tercer Mundo son el alto desempleo, la falta de oportunidades económicas, los bajos salarios, la pobreza generalizada, la extrema concentración de la riqueza, la deuda pública insostenible, el control del gobierno por los bancos internacionales y corporaciones multinacionales, débil estado de derecho y las políticas contraproducentes del gobierno.

Todas estas características son evidentes en los EEUU de hoy en día.

Otros factores incluyen la mala salud pública, nutrición y educación, así como la falta de infraestructura. La salud pública y la nutrición en los EEUU, aunque se sitúan por debajo de los estándares europeos, están muy por encima de los de los países del tercer mundo. La educación pública norteamericana ahora se ubica detrás de países más pobres, como Estonia, pero sigue siendo superior a la de los países del tercer mundo. Mientras que infraestructuras en ruinas se pueden ver en ciudades de todo el país, la vasta infraestructura de los Estados Unidos no se puede comparar a un país del tercer mundo. Sin embargo, todos estos factores se deterioran rápidamente en una economía en declive.

El desempleo y la falta de oportunidades económicas

El desempleo es un problema de fondo, estructural a los EEUU, es un desafío fundamental. El mercado laboral de EEUU está en una tendencia descendente de largo plazo debido a la globalización, es decir, la deslocalización de la fabricación, la externalización de puestos de trabajo y la desindustrialización.

La fuerza laboral de EEUU se ha reducido en aproximadamente el 6,5% desde su pico en el año 2000 y ahora sufre un desempleo crónico del 9,1%. A pesar de que la fuerza de trabajo creció en los años 1980 y 1990, y que las familias de doble ingreso se convirtieron en la norma, el tamaño de la fuerza laboral se está reduciendo debido a la falta de oportunidades económicas.

Oficialmente, el desempleo de larga duración es del 16,5% y los desempleados de larga duración (sin trabajo durante 27 semanas o más) son 5,9 millones, el 42,4% de los desempleados. Sin embargo, antes de la administración Clinton, las medidas de desempleo incluían a los trabajadores que ya no son contados como parte de la fuerza laboral. Utilizando los criterios pre-Clinton, el desempleo supera el 22%, sólo el 3% por debajo del peor momento (24,9%) de la Gran Depresión. En países con poblaciones de más de 2 millones de habitantes, Macedonia es el líder mundial con el 33,8% de desempleo, seguido de Armenia con un 28,6%, 27,3% en Argelia y la Franja de Gaza, con el 25,7%.

Para agravar aún más el problema del desempleo, toda una generación de jóvenes estadounidenses se están quedando atrás en términos de oportunidades económicas. Los préstamos para estudiantes excedieron del billón de dólares, mientras que la tasa de participación laboral de jóvenes entre 16 a 29 años que están trabajando o buscando trabajo, cayó a 48,8% en 2011, el nivel más bajo jamás registrado. Falta de oportunidades económicas entre los jóvenes, incluyendo a millones de graduados universitarios desempleados, es una característica de países como Túnez.

El deterioro estructural del mercado laboral de EEUU seguirá produciéndose, ya que los trabajadores estadounidenses se han fusionado en una fuerza laboral global en la que todavía no pueden competir directamente con países como China e India. En China, por ejemplo, el salario bruto, en términos de paridad de poder adquisitivo, es equivalente a aproximadamente $514 por mes, 57% por debajo del umbral de la pobreza en EEUU. De acuerdo con el Instituto de Política Económica, el déficit comercial de EEUU con China por sí solo ha causado una pérdida de 2,8 millones de empleos en EEUU desde 2001.

La caída de los salarios reales y de los ingresos familiares

Los trabajadores son más pobres en términos de poder adquisitivo cuando el costo de la vida aumenta más rápidamente que los salarios. De hecho, si los ingresos del hogar se ajustan por inflación, las familias estadounidenses más pobres han crecido significativamente en los últimos diez años. En 2010, por ejemplo, el ingreso real medio por hogar cayó un 2,3%. Aunque el salario medio ha aumentado de manera constante en términos nominales, la disminución del poder adquisitivo es una realidad para la mayoría de los estadounidenses.

De acuerdo con el famoso economista Milton Friedman, "la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario". En otras palabras, los precios suben cuando la oferta de dinero se incrementa más rápido que la población o la actividad económica sostenible. El crecimiento económico aparente que se crea a través de la expansión del crédito, es decir, mediante el aumento de la oferta de dinero, tiene un efecto estimulante temporal, pero también hace que los precios suban. La oferta de dinero real es una medida exacta de la inflación.

Aunque el IPC es suficiente para ilustrar la disminución de los salarios reales, el IPC no mide el costo de la vida de una manera realista. Según el economista John Williams, la inflación del IPC subestima sistemáticamente.

El ingreso real de los hogares estadounidenses se ha puesto de nuevo a los niveles de 1996, a pesar de que muchos hogares ahora tienen dos ingresos en lugar de uno. Las familias con dos ingresos representaron gran parte del aumento en el ingreso real medio por hogar durante los años 1980 y 1990, pero hoy, dos fuentes de ingresos son apenas algo mejores que un solo ingreso de hace tres décadas.

Mientras los salarios de EEUU y los ingresos familiares sigan cayendo en términos reales, la pobreza y la dependencia de los programas gubernamentales de asistencia seguirán aumentando

La pobreza es cada vez mayor

Según la Oficina del Censo de los EEUU, la tasa de pobreza en los Estados Unidos se elevó a 15,7% en 2011, con 47,8 millones de estadounidenses que viven en la pobreza (1 de 6). La línea oficial de pobreza, determinada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, es de $ 22.314 para una familia de cuatro miembros. El número de familias que viven en la pobreza ha aumentado considerablemente desde 2006 y continúa en ascenso.

El Programa de Asistencia Nutricional del Departamento de Agricultura de los EEUU, atendía a 45.8 millones de hogares en mayo de 2011. El programa ahora alimenta 1 de cada 8 estadounidenses y casi 1 de cada 4 niños.

Concentración de la riqueza

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, advirtió que, "en última instancia, estamos interesados en los estándares de vida y en las tendencias de la distribución de la salud, los cuales, más importantes que las ganancias o los ingresos, representan una medida de la capacidad de los hogares para el consumo".

En otras palabras, la concentración de la riqueza socava la base de consumidores de la economía, provocando una disminución del PIB y del paro, lo que reduce los niveles de vida. Obviamente, la riqueza total de la sociedad se reduce cuando la riqueza está muy concentrada, porque hay un menor nivel de actividad económica.

Los datos económicos de varias fuentes, entre ellas la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), muestran que la riqueza y los ingresos en los Estados Unidos se han ido concentrando cada vez más. El 1% de los estadounidenses poseen el 38,2% de los activos del mercado de valores.

Para ese 1% de los estadounidenses, los ingresos del hogar se triplicaron entre 1979 y 2007 y han seguido aumentando, mientras que la riqueza del hogar en los Estados Unidos se ha reducido en 7.7 billones de dólares. El coeficiente de Gini muestra la creciente disparidad en la distribución del ingreso.

En términos del coeficiente de Gini, los Estados Unidos se encuentran ahora en paridad con China y pronto superarán a México, un país todavía en desarrollo. Cabe señalar, por supuesto, que los EEUU siguen siendo un país mucho más rico en general. Si la tendencia actual continúa, sin embargo, los EEUU se asemejarán a un país del 3er mundo, en términos de la disparidad en la distribución del ingreso, en aproximadamente dos décadas, es decir, en 2032.

Bienvenido al tercer mundo

Los Estados Unidos se están convirtiendo en un país postindustrial y neotercermundista. En parte como consecuencia del aumento del desempleo y la falta de oportunidades económicas, la caída de los salarios reales y los ingresos familiares, aumento de la pobreza y el aumento de la concentración de la riqueza, y a que el gobierno de EEUU se enfrenta a una crisis fiscal histórico. La influencia dominante de las empresas sobre el gobierno de los EEUU, sobre todo por los grandes bancos, el debilitamiento gubernamental a nivel federal y las políticas destructivas de impuestos están agravando los problemas económicos que enfrenta Estados Unidos.

A menos que se implementen reformas estructurales o se produzca un colapso hiperinflacionista (debido a los problemas fiscales del gobierno de los EEUU), el deterioro de la economía de EEUU continuará y se acelerará. A medida que la economía de EEUU continúa su descenso, la salud pública, nutrición y educación, así como la infraestructura del país, se deterioran visiblemente y el estado tercermundista de los Estados Unidos se hará evidente.

El "sueño americano" resulta cada vez más inalcanzable para millones de habitantes

"Los bancos van a perder millones de dólares en pagar deuda si la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos no cesa. Pero las verdaderas víctimas del colapso financiero son los habitantes del condado Jefferson, en Alabama, que están teniendo que bañarse con agua embotellada y utilizando baños portátiles después de que les hayan cortado la red de suministro. Una situación que vuelve a poner de manifiesto que el "sueño americano" para millones de estadounidenses resulta cada vez más inalcanzable"… Tercer Mundo en Estados Unidos: crece el abismo entre ricos y pobres (El Confidencial – 18/12/11)

A diciembre de 2011, la Oficina del Censo de Estados Unidos ha dado a conocer el número de habitantes pobres que hay en el país: 46,2 millones. Una cifra récord. Las estadísticas que revelan el descalabro son múltiples y uniformemente malas. En términos porcentuales, la tasa de pobreza es la más alta desde 1993: 15,1%. En el año 2000, la cifra era de 11,7%.

edu.red

Descalabro también en el ingreso anual de los hogares, que cayó en un 2,3%, hasta llegar a los 49 dólares (en EE.UU. una familia pobre es aquella que posee un salario anual de 22 dólares o menos y, si se trata de una sola persona, igual o menor que 11 dólares), en el número de habitantes sin seguro médico, que ya supera los 50 millones de personas y, en la cifra de niños pobres, que llega ya al 22%. Además, la mayoría de ellos no tienen acceso a la educación superior, por lo que es probable que continúen siendo pobres cuando sean adultos. La lucha contra estos datos, entre otras muchas cosas, es lo que ha llevado al indignado a ser nombrado el personaje del año, según la revista "Time". 

Si se analizan los niveles de pobreza por ciudades y estados, entre las tres ciudades con una desigualdad social más severa se encuentra Washington, la capital de Estados Unidos, donde el nivel de pobreza asciende al 19%, uno de los más elevados, con uno de cada 5 cinco ciudadanos viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, la sede de la Casa Blanca ocupa el tercer lugar en la lista de estados que registran una mayor distancia entre ricos y pobres, la primera posición la ocupa Atlanta, capital del estado de Georgia. Le siguen Nueva Orleans, capital del estado de Luisiana, y Nueva York la ciudad "natal" de los "indignados", que luchan contra la injusta distribución de ingresos. 

En lo que respecta a los estados más pobres, casi todos los estados del sur estadounidense se encuentran entre ellos, como se muestra en este "mapa de la pobreza", lo que se debe a su desarrollo agrario, a la gran afluencia de inmigrantes pobres y a los problemas presupuestarios. 

Cifras "esperadas" pero que ponen en evidencia al sistema

Los analistas consideran que más que alarmantes, estas son cifras "esperadas", pues según ellos, la pobreza siempre aumenta en tiempos de recesión, y ésta ha sido la más profunda y extensa desde la Gran Depresión de 1929. Sin embargo, esto no puede servir de escusa para la Administración Obama, que ve como Estados Unidos sufre unos índices de pobreza mayores que en Canadá y algunos países del norte de Europa por dos razones. La primera de ellas es que "desde hace 30 años los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria han disminuido considerablemente".

En segundo lugar, que las "políticas sociales estadounidenses hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los desempleados durante las recesiones", apunta Sheldon Danziger, director del Centro Nacional de la Pobreza.

Si grave es no tomar medidas para favorecer la calidad de vida de los ciudadanos, no menos significativo es poner en marcha ayudas a sabiendas que la pobreza va continuar su escalada. Esto es lo que hizo Barack Obama, tras acceder a la presidencia, al destinar 20.000 millones de dólares al "Supplemental Nutrition Assistance Program", es decir, el programa de bonos de comida para familias necesitadas. Teniendo en cuenta que la población actual estadounidense es de 313 millones, con una tasa de pobreza del 14,69% -que se eleva al 22% en los menores de 18 años, la más alta en el mundo desarrollado-, con dicha cantidad podrán atenderse a seis millones de personas más de las que ya se benefician del SNAP. Parece que quienes gobiernan la tierra prometida no confían lo suficiente en sus posibilidades.

¡Please help! (la desigualdad invade todos los rincones de Estados Unidos)

"Un creciente número de ciudadanos cree que hay un conflicto entre ricos y pobres. Más que las diferencias raciales o un conflicto entre inmigrantes y nativos, la mayor fuente de tensión entre los estadounidenses se desarrolla entre los ricos y los pobres"… Crece el conflicto de clases en Estados Unidos (BBCMundo – 13/1/12)

Esa es una de las principales conclusiones del más reciente informe del Pew Research Center – http://pewresearch.org/pubs/2167/rich-poor-social-conflict-class, un centro de estudios de Estados Unidos que informa sobre las actitudes y tendencias en ese país.

Según el centro de investigación, el 66% de los 2.048 encuestados cree que hay conflictos "fuertes" o "muy fuertes" entre clases, lo que representa un aumento del 19% desde 2009.

El 30% cree que hay "conflictos muy fuertes", la mayor proporción desde cuando fue introducida la pregunta por primera vez, en 1987.

Además, "casi todos los principales grupos demográficos ahora sienten que hay más conflicto de clases que hace dos años".

Una de las razones esbozadas por el Pew Research Center para determinar este cambio de percepción es que el mensaje de desigualdad popularizado por el movimiento Occupy causó que el tema pasara del anaquel de los libros especializados a los medios de comunicación y a los foros públicos de debate.

"El movimiento Occupy Wall Street no sólo ocupa Wall Street, sino que el conflicto de clases captura una creciente porción de la conciencia nacional", recoge el informe.

El movimiento

¿Por qué son ricos los ricos?

Según la encuesta de Pew, el 46% de los entrevistados considera que las personas más adineradas deben su fortuna no a su trabajo ni a su ambición, sino a los contactos que tienen o a que nacieron en familias pudientes.

El 43%, por su parte, considera que la riqueza tiene su origen en la educación, la ambición y el trabajo.

Isabel Sawhill, una experta que analiza la pobreza en Estados Unidos, comparte esa postura. En un artículo reciente – https://www.brookings.edu/opinions/2011/1219_inequality_2011_sawhill.aspx resaltó que "2011 será recordado como el año en que la idea de la desigualdad en los ingresos migró de los salones universitarios y los centros de pensamiento al parque Zuccotti (en Nueva York) y a las principales calles de Estados Unidos".

Pero no todos creen que el movimiento haya tenido tanta importancia. Uno de ellos es Gary Burtless, experto en distribución de ingresos en Brookings Institution (un centro de pensamiento en Washington).

En diálogo con BBC Mundo, Burtless señala que "la agitación ha sido relativamente modesta en Estados Unidos. Occupy Wall Street es una protesta bastante pequeña contra el régimen político".

Y agrega: "si el tema de clases no convence a un porcentaje decisivo de estadounidenses a que cambien la forma en que votan, entonces es simplemente una conversación de coctel".

Tema político

Aunque la campaña política en Estados Unidos para las elecciones presidenciales de noviembre de 2012 está todavía en sus fases tempranas, el tema de la desigualdad entre ricos y pobres, popularizado por el movimiento Occupy, está en la agenda de los principales candidatos.

El movimiento Occupy Wall Street popularizó el tema de la desigualdad.

Una de las razones puede estar en el informe de Pew: el mayor incremento en las percepciones de conflicto de clases (23%) se dio entre los independientes. Son precisamente los votos de estas personas los que serán disputados por los partidos Republicano y Demócrata.

En este sentido, el 73% de los que se definen como demócratas dijo que hay serios conflictos de clase (lo que supone un incremento del 18% respecto a la encuesta anterior), así como el 55% de los republicanos (crecimiento del 17%).

Barack Obama, por ejemplo, dedicó al tema buena parte de un discurso de diciembre de 2011 – http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2011/12/06/remarks-president-economy-osawatomie-kansas, que presentó en el estado de Kansas.

"Esto no es simplemente otro debate político. Es el tema clave de nuestro tiempo. Es un momento decisivo para la clase media y para quienes quieren ingresar a ella", dijo Obama.

"Porque lo que está en juego es si este será un país donde la gente trabajadora pueda ganar suficiente para educar una familia, generar ahorros modestos, tener una casa, asegurar una pensión", afirmó.

En el lado republicano, el tema también se ha considerado. En un debate reciente en Nuevo Hampshire, Rick Santorum criticó a Mitt Romney por utilizar la frase "clase media" y calificó el concepto como "argumentos de guerra de clases de Barack Obama".

"No hay clases en Estados Unidos. Somos un país que no permite títulos", dijo el candidato.

"Invade" y "socava"

Más allá de la contienda política, lo cierto es que la desigualdad económica es un problema creciente en Estados Unidos.

Otras tendencias del Pew

En su informe presentado esta semana, el centro Pew encontró las siguientes tendencias:

• El 61% de los hispanos encuestados cree que hay conflictos de clase "fuertes" o "muy fuertes".

• El 64% de los adultos con ingresos anuales de menos de US$ 20.000 (el menor de la escala) reportó serios conflictos de clase.

• El 67% de quienes ganan US$ 75.000 o más (el mayor de la escala) cree lo mismo.

• Más mujeres que hombres reportaron serios conflictos de clase (71% vs. 60%).

En septiembre del año pasado, por ejemplo, BBC Mundo informó que Estados Unidos había superado en desigualdad a países de América Latina -como Venezuela-, de acuerdo con el coeficiente Gini (una herramienta que mide la desigualdad).

Estados Unidos ya era más desigual que otros países desarrollados (como los europeos), pero había menos diferencias de clase que en América Latina.

Esa última tendencia, sin embargo, empezó a revertirse: mientras países como Chile, Brasil o México redujeron su desigualdad, en Estados Unidos ocurrió lo contrario.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el 1% más rico del país concentra el 19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el 40% más pobre.

El periodista George Packer, autor de un análisis – http://www.foreignaffairs.com/articles/136402/george-packer/the-broken-contract de este tema en la última edición de 2011 de la revista Foreign Affairs, aporta otra estadística que apoya la creciente brecha: en los años 70, altos ejecutivos en Estados Unidos ganaban 40 veces más que sus empleados con el salario más bajo. En 2007, recibían 400 veces más dinero.

"Como un gas inodoro, la desigualdad invade todos los rincones de Estados Unidos y socava la fuerza de su democracia", concluye Packer.

Se puede decir más alto, pero no más claro

– La clase media paga los errores de la banca (El Economista – 13/1/12)

(Por Simon Johnson) Lectura recomendada

En un punto, todas las crisis financieras son iguales. Un grupo relativamente pequeño de individuos, normalmente banqueros, encuentra la oportunidad de correr riesgos muy grandes. Durante un tiempo, el sector financiero exhibe beneficios elevados, que justifican los precios al alza de las acciones y las grandes bonificaciones para sus ejecutivos.

Sin embargo, esos beneficios nunca se ajustan como corresponde a lo que se materializará realmente a lo largo de cinco a diez años.

Generalmente, suele haber rendimientos mayores a corto plazo si se corre un mayor riesgo; basta ver el sistema bancario islandés después de 2003. Se autorizó a tres bancos a emprender grandes negocios en el exterior, acumulando un balance general combinado que era diez veces el tamaño del PIB de Islandia, apoyado sobre todo en la financiación a corto plazo.

Los políticos islandeses pensaron que habían encontrado un nuevo camino hacia la prosperidad. Pero en octubre de 2008 descubrieron una verdad eterna: los beneficios gigantescos implican riesgos gigantescos. Los bancos de Islandia se derrumbaron, y hundieron a la economía en una profunda recesión.

El intento islandés de manejar un país como un sofisticado fondo de inversión puede hacernos reír o llorar. Pero la triste verdad es que EEUU y muchos países de la UE hicieron algo similar al permitir o incentivar que algunos segmentos del sector financiero asumieran demasiado riesgo. Y esto se plasmó en préstamos excesivos a Gobiernos, promotores inmobiliarios y hogares.

Alguien debe pagar

Podemos no coincidir respecto a las causas concretas de cualquier crisis. Algunos culpan del reciente ciclo expansión-contracción-rescate en Europa y EEUU a los banqueros por haber cautivado los corazones y mentes de los funcionarios gubernamentales; otros hacen hincapié en la culpabilidad de dichos funcionarios. Más allá de la visión de cada uno, deberíamos coincidir en una cosa: alguien tiene que pagar por el desmadre.

Hay tres potenciales pagadores. Primero, es natural señalar con el dedo a quienes estuvieron en el epicentro del desastre, los que construyeron las grandes instituciones financieras y manejaron mal los riesgos. El problema es que, aunque se pudieran recuperar las ganancias de ese grupo, el hecho es que no cuentan con el suficiente efectivo como para cambiar la situación.

Los profesores de Finanzas Sanjai Bhagat de la Universidad de Colorado en Boulder, y Brian J. Bolton, de la Portland State University, calcularon el año pasado que los máximos responsables ejecutivos de las 14 mayores sociedades financieras estadounidenses recibieron unos 2.500 millones de dólares en efectivo (salario, bonificaciones y opciones de compra de acciones ejercitadas) de 2000 a 2008. Aunque sea una paga sustancial, ésta supone una gota en el océano si se consideran los daños causados en el balance social del país. Según la Oficina Parlamentaria del Presupuesto, el coeficiente deuda/PIB a medio plazo creció un 50%, o sea, aproximadamente unos 7 billones de dólares, debido a la crisis.

Los verdaderos daños económicos son obviamente mucho mayores cuando se tienen en cuenta el crecimiento económico más bajo, la pérdida de empleos y los trastornos en la vida de las personas. Y parte de la deuda más alta será traspasada a las generaciones futuras, con la esperanza de que serán más ricas, o quizá más afortunadas, que nosotros.

De todos modos, los niveles de deuda/PIB en muchos países industrializados ya eran altos, y el aumento repentino de la deuda -en su mayor parte causado por ingresos fiscales perdidos debido a la recesión- nos ha empujado a la zona de los números rojos.

Nunca es suficiente

Necesitamos rebajar nuestro déficit y orientar la deuda por un cauce más sostenible. Pero la triste verdad es que los responsables de la crisis nunca tienen suficiente dinero para satisfacer al resto.

Segundo, se podría gravar a las rentas menos altas. Tal vez parezca una sugerencia escandalosa, pero normalmente quienes se encuentran en el extremo más bajo de la distribución del ingreso y la riqueza son aplastados después de las grandes crisis financieras. No están bien organizados y carecen de influencia política. Sus prestaciones se recortan reduciendo el acceso a la salud, por ejemplo, o despidiendo docentes, lo que afecta la calidad de la educación pública.

El único político al que oí abordar esta cuestión directamente es el ministro de Finanzas de Islandia, Steingrimur Sigfusson. En un contundente discurso durante una conferencia del Fondo Monetario Internacional en Reykiavik el 27 de octubre, Sigfusson dejó bien claro que hará todo lo posible por proteger a la población islandesa de menor renta.

El ministro de Finanzas Sigfusson es geólogo, ex camionero y un político duro. Su partido no está implicado en el fiasco financiero y es posible que se salga con la suya con respecto a sus prioridades políticas. Los otros ministros de Finanzas no tienen, en general, su claridad de pensamiento sobre este asunto.

Demasiado caro

Pero aunque estemos dispuestos a aplastar hasta cierto punto a los pobres, la factura sigue siendo demasiado cara. Grecia no puede llevar su Presupuesto a una posición sostenible simplemente recortando los subsidios a los pobres, razón por la que en las calles se ve a sindicatos del sector público y a gente relativamente acomodada.

El tercer grupo, naturalmente, somos todos los demás. La clase media en EEUU y Europa es grande y, según todos los parámetros, pudiente. La gente podría pagar más impuestos o recibir menos prestaciones del Estado. En el caso de EEUU, no es tan difícil equilibrar el Presupuesto. Con no extender los recortes fiscales de la época de Bush, que vencen a fin de año, se daría un paso muy importante.

¿Cuál es, sin embargo, la legitimidad para tal o cual recorte de los beneficios o un aumento de los impuestos de algún colectivo? Ninguno de nosotros causó la crisis. Y muchos ni siquiera gastamos en exceso durante el auge.

Seamos francos: todos estamos esforzándonos ahora por mantener nuestras prestaciones y nuestros beneficios fiscales. Islandia no tiene más remedio que hacer recortes; la magnitud de su desastre era abrumadora. Grecia camina en la misma dirección. Países como Italia y Francia podrían seguirla pronto. Permitir que los mercados financieros nos inculquen la austeridad no es inteligente. Es una forma muy costosa e ineficiente de hacer ajustes fiscales. Pero a veces es el único modo de salir del atolladero político y obligar a tomar decisiones difíciles, algo de lo que Islandia y Grecia pueden dar testimonio.

(Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, profesor en la Sloan School of Management del MIT, miembro del Peterson Institute y columnista de Bloomberg)

Los jóvenes se llevan la peor parte de la crisis de desempleo (la generación perdida)

"Davos está acostumbrado a las bravuconadas de los líderes políticos. Sin embargo, cuando jefes de compañías de todo el mundo acostumbrados a hablar en voz baja advierten "no de una crisis, sino de un desastre", cuando comienzan a llamar algo "un cáncer en la sociedad", uno sabe que tenemos un problema"… La bomba de tiempo del desempleo juvenil (BBCMundo.com – 29/1/12)

(Los relatos corresponden a Timm Weber, BBC Negocios, Davos, Suiza)

El mundo, dicen, está "sentado sobre una bomba de tiempo, social y económica". El mundo está plagado de desempleo juvenil.

Los números son duros. En algunos países del mundo árabe hasta el 90% de los jóvenes en edades comprendidas entre los 16 y 24 años está desempleado. En EEUU el desempleo juvenil llega a 23%, en España al casi 50% y en el Reino Unido al 22%.

En todo el mundo hay 200 millones de desempleados. 75 millones tienen edades entre los 16 y 24 años, y cada año cerca de 40 millones de jóvenes están listos para entrar al mercado laboral.

Los líderes empresariales reunidos en el Foro Económico Mundial (enero 2012) saben que las cifras son importantes: los jóvenes que estuvieron desempleados por mucho tiempo ganaran menos dinero durante toda su vida.

Tendrán menos probabilidades de ser empleados. No tendrán las habilidades que las empresas necesitan. Es más probable que tengan problemas de salud a largo plazo. Y la situación puede degenerar en descontento social.

Hay un término para eso: la generación perdida. O como dice un profesor de una escuela de negocios "El desempleo es una porquería. El desempleo juvenil es peor aún. Los jóvenes perdieron la línea de visión hacia el futuro".

Cifras duras

•200 millones de desempleados a nivel mundial

•75 millones con edades entre 16 y 24 años.

•90% de los jóvenes en países árabes no tienen trabajo.

•23% desempleo juvenil en EEUU.

•22% en Reino Unido

•50% en España

•Cada año 40 millones de jóvenes ingresan al mercado laboral.

A los jefes les preocupan estas cosas, hasta a los de corazón más frío, porque todo lo mencionado arriba cuesta dinero.

Indirectamente, porque hay un menor demanda para sus productos y servicios; directamente, en costos de entrenamiento y de salud, e impuestos más altos.

Luego tenemos la parte demográfica. En Jordania cerca del 70% de la población tiene menos de 30 años. Si los jóvenes no están preparados para el trabajo, el país se quedará pronto sin talento, dijo un participante.

Para los políticos, la Primavera Árabe es algo que sigue fresca en la mente de la gente. Los levantamientos comenzaron en Túnez cuando Mohamed Bouazizi se inmoló.

"Se mató no porque quería hacer una protesta política. Se mató porque no tenía un empleo", dijo un gerente de fondos de inversión de Pakistán. La falta de oportunidades para los jóvenes fue uno de los catalizadores de la llamada Primavera Árabe.

Los organizadores del Foro Económico Mundial de Davos quieren demostrar que su inmensa red -una combinación única de grandes empresas, gobiernos, activistas sociales y organizaciones no gubernamentales- puede hacer una diferencia.

Se organizó un taller para identificar qué causa el desempleo juvenil y si puede existir alguna solución rápida para atacar el problema, para quienes hablaron era obvio que el problema desafía las soluciones simples.

Claro que todo desempleo tiene una cosa en común: la falta de demanda de trabajadores. Pero cada país, cada región tiene problemas diferentes.

La automatización reemplaza muchos trabajos rutinarios, no sólo en los países desarrollados.

Hay problemas estructurales, por ejemplo cuando es muy burocratizado contratar a alguien.

También puede achacársele alguna culpa al sistema educativo, que falla en darles a los jóvenes las destrezas que se necesitan para trabajos en economías avanzadas.

En Corea del Sur es al contrario. Hay tantos graduados universitarios que el país se está quedando sin gente para llenar trabajos de obreros.

Además están las destrezas vitales o la falta de ellas. Algunos jóvenes no conocen lo básico, desde vincularse con compañeros de trabajo hasta tener las habilidades empresariales fundamentales.

Pero a veces una mejor educación podría aportar una solución: en China, muchos repartidores de correspondencia sólo pueden leer chino, lo que les impide trabajar en compañías logísticas internacionales que distribuyen correos y paquetería llegada del mundo entero.

También hay problemas culturales. Algunos países gradúan grandes cantidades de mujeres en la educación universitaria, sólo para negarles las oportunidades de trabajo, con lo que desperdician sus talentos.

¿Qué hacer?

Es un tema que se presenta una y otra vez: negocios, universidades y escuelas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales, no logran comunicarse sobre qué es lo que necesitan y qué es lo que pueden lograr.

"El sector privado podría ser un elemento de cambio", afirmó un participante, un activista de izquierda que trabaja en una campaña educativa.

"Las universidades son simplemente muy lentas", dice un industrial, "Si les digo que necesito graduados con diferentes destrezas, les toma dos o más años cambiar sus cursos. Para ese entonces la tecnología estará cambiando de nuevo".

Pero de todos modos, otro empresario advirtió que "una buena educación ya no te garantiza una buena vida".

Sean del mundo árabe, de América del Norte o de América Latina o Asia, muchos ejecutivos lamentaron la falta de impulso empresarial y de destrezas básicas de negocios y la necesidad de una cultura donde el fracaso no sea celebrado.

Un hombre que está a cargo de una empresa con varios cientos de miles de empleados en todo el mundo se quejaba de que "vivimos en un mundo en el que la creación de la riqueza no va paralela a la creación de trabajo. Esa otrora cercana conexión está rota".

Mientras algunos sugieren la creación de grandes programas, con una inversión de US$ 50.000 millones en los próximos diez años para adiestrar gente en todo el mundo, otros proponen pasos más pequeños con mayor garantía de éxito.

La globalización, una mayor desigualdad, y la crisis en las clases bajas y medias, devuelven el conflicto social al centro del debate en EEUU y Europa

"De la mano de la última fase de la globalización, de la creciente desigualdad, de la crisis y del final de un modelo de crecimiento económico, la idea de la lucha de clases está de regreso en Occidente. Y esta vez vuelve de la mano no solo de analistas neomarxistas, sino de un financiero como George Soros, o de sociólogos que han alertado sobre lo que está ocurriendo en estas sociedades occidentales. La idea de lucha, conflicto o guerra de clases vuelve a los análisis. Aunque no en la forma clásica"… El regreso de la lucha de clases (El País – 21/2/12)

Estados Unidos era un país profundamente optimista en términos sociales. Hace tan solo unos años, algunas encuestas indicaban que un 30% de los ciudadanos se consideraba perteneciente al 10% más rico. Actualmente, según una reciente encuesta del Centro Pew, un 69% -19 puntos más que en 2009- de los norteamericanos -especialmente entre blancos de ingresos medios– piensa que el conflicto entre clases es la mayor fuente de tensión en su sociedad, claramente por encima de la fricción entre razas o entre inmigrantes y estadounidenses. George Soros, en una entrevista en Newsweek, habla de la "guerra de clases que está llegando a EEUU". En muchos casos, sin embargo, se confunde conflicto entre clases con conflictos entre ricos y pobres.

Pues la tensión se da entre ricos y pobres o, por precisar, entre muy ricos y muy pobres. El movimiento Ocupa Wall Street y otros centros urbanos se presentan como la defensa del 99% frente al 1% más rico (que en realidad es aún menor). Y es que la desigualdad ha crecido en EEUU y, con ella, como recogía un reportaje de The New York Times, la movilidad social se ha reducido en ese país, debilitándose así la idea de la sociedad de oportunidades.

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