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Movimientos esteticos y Cultura argentina

Enviado por nestorfelipegarzon


    1. El arte latinoamericano en relación con el occidental y como proyecto propio.
    2. Evalúe la significación respecto a la interculturalidadque nos identifica.
    3. Analisis del Mercado Comun del Sur
    4. Oportunidades del MERCOSUR
    5. Amenazas del MERCOSUR

    El arte latinoamericano En relación con el occidental y como proyecto propio.

    Eduardo Pérez Soler se ocupa de tratar de situar en una posición determinista al arte de América Latina a través de la cual se despoja por completo su valor simbólico.

    El final del Siglo XIX marcó para Europa, dentro de los ámbitos de importancia para el arte, que es aquello que nos ocupa ahora, la disidencia de las normas tradicionales de un grupo importante de artistas que se vieron atrapados por la concepción cultural de pueblos pertenecientes al mundo de la periferia.

    Una trastienda que es perceptible desde las ópticas de aquellos artífices del arte occidental que comenzaron a redescubrir determinados posicionamientos artísticos en las concepciones impuestas por las tradiciones y las creencias de quienes por los siglos de los siglos habían sido los dueños de estas tierras latinoamericanas.

    Así el arte tercermundista se encontró reflejado entre los más destacados expositores de la imagen moderna.

    Los cultores de este estilo se vieron atraídos por una forma de expresión relativamente pura, libre de la influencia dogmática de la sociedad europea y de sus fuertes prejuicios.

    El recurrir como fuente de inspiración a los pueblos subdesarrollados es una forma de revelarse contra su propia carga histórica, creían que vinculándose con sociedades aún en su estado más auténtico de salvajismo los remitiría a un estado de total ingenuidad y comunión con la naturaleza.

    Pero, al mismo tiempo, los que eran parte observada dentro de ese proceso de apropiación no podían salir de ese encasillamiento y procurar un mejor futuro para lo que sería sus perspectivas. No les quedaba otra que adaptarse y someterse a las imposiciones que es esa estructura verticalista del arte se había generado.

    En el movimiento vanguardista se puede encontrar como idea principal la búsqueda de la concepción histórica plural, es decir la justificación del tiempo de cada pueblo.

    Europa se veía en ese momento condicionada por la creencia en el desarrollo unilineal de las civilizaciones. El hecho de mostrar manifestaciones culturales pertenecientes a pueblos con un nivel histórico diferente cuestionaba esta teoría. Los pueblos elegidos habían pertenecido al margen del desarrollo histórico de occidente.

    "La atracción por todo aquéllos que era distinto a la cultura occidental era consecuencia de un cierto desencanto respecto a la propia tradición."

    E. Pérez Soler

    A su vez esta idea del arte como liberación social puede analizarse desde la otra vereda.

    El autor marca en los artistas de vanguardia cierto vestigio de totalitarismo lo que se fundamenta en la negación de las diferencias culturales. Si bien los artistas se oponían a la concepción de masa generada en la sociedad del momento (alineación, negación de los derechos civiles, etc.) también dieron lugar a la imposición de sus creencias como única verdad aceptada.

    "Las apropiaciones del arte latinoamericano pueden ser tan diversas como la propia diversidad de los discursos generados por estos… y… sin importar desde donde se la vea deberá concebírsela como un arte que opera no sólo como la posibilidad de la invención, sino como el invento de lo que no parece posible".

    Ivan de la Nuez

    Se concentraron de tal forma en lo que sucedía en su propio pueblo que no alcanzaron a imaginar las consecuencias de sus acciones sobre las otras sociedades.

    Los movimientos vanguardistas que rompen con el pensamiento burgués de los siglos XVIII introducen el estilo de arte salvaje o primitivo, no occidental. Pero, la vanguardia europea posee un estilo diferente: pretende universalizar el arte, homogenizándolo, lo que significa evadir las diferencias natas de cada diversidad cultural.

    ¿Qué es el arte sin la identidad cultural de las sociedades, lo que las diferencia del resto de las manifestaciones? Por ende, homogeneizar las manifestaciones artísticas es quitarles su especificidad simbólica.

    Latinoamérica legitima a sus producciones e incluso a sus mismos artistas si y sólo sí primero son aceptados por occidente, esto es como decir que nuestra identidad es creada aquí… pero masticada, procesada, reformulada, analizada, encriptada y pulida afuera y recién presentada ante nosotros (materia prima) como un producto terminado digno de una cadena de producción en serie.

    Es como si Latinoamérica fuese un niño que pide permiso para hacer un dibujo, y Europa observa el mismo como algo pintoresco que se pone en la heladera o en el mejor de los casos debajo de los vidrios que recubren los escritorios. Pero, esto no es categorizarlo como arte. No es arte, pero es exótico y algo lindo de ver… de vez en cuando.

    Muchos artistas modernos se valieron del arte exótico para cuestionar la cultura propia. Si occidente es el objeto de observación de Latinoamérica, proponemos abandonar el papel de observadores y comenzar a mirar desde nuestros propios ojos.

    Para nosotros, la globalización podría ser un colonialismo disfrazado, aunque ahora se trate de territorios virtuales. En estos territorios entran en juego la ideología y la cultura; y es aquí donde viene el tema de la cuestión de identidad y de la necesidad de auto identificación.

    A su turno, Iván de la Nuez, relata de manera amena en su texto lo acaecido durante las dos últimas décadas en el arte latinoamericano.

    Toma como eje central la voracidad con que los potenciales consumidores occidentales y occidentalistas intentan fagocitar todo cuanto tenga una guarda inca, una planta de maíz o el dibujo de una llama. Así el arte marginado de nuestros pueblos aborígenes se encuentra en este momento en un gran nivel de alza occidental

    Podríamos tomar como ejemplo concreto de esta situación la película"Almas Gemelas" protagonizada por la actriz norteamericana Shirley McLaine. En el momento en que la figura principal parte hacia las ruinas de Machu Pichu en busca de nuevas sensaciones, místicas, artísticas (y físicas, por cierto).

    En este film vemos claramente retratada quizás con cierta inocencia clásica en las producciones estadounidenses lo que cualquier turista americano hace frente a culturas milenarias.

    No faltan escenas de la feria de artesanías, con comida incluida, la charla con un lugareño y un muchachito que habla un perfecto inglés pero que desciende de una familia tradicional.

    De esta manera el arte latinoamericano ingresa durante la década del 80 a los espacios de la moda posmoderna. La decoración y las artes plásticas recurren a sus diseños por originales e ingenuos, que contradicen: original la copia de un guanaco en una pared, que servía sólo para llevar la cuenta de las piezas del rebaño.

    Evalúe la significación respecto a la interculturalidad que nos identifica.

    Resulta una constante considerar -y puede que resulte del todo en gran medida cierto- que -desde los orígenes que el mundo viejo descubrió como primeros y que, realmente, no eran tales sino porque sus visiones fueron los objetos que el presente les mostraba- el arte latinoamericano ha estado desde sus orígenes completamente ligado al arte europeo.

    Esta situación que –según las crónicas del momento o más actuales ¿Quién sabe?- comenzó con la conquista, se mantuvo a lo largo de los años como consecuencia de una falta de carácter localista en los habitantes del nuevo mundo.

    En esos primeros años de cruce de identidades, ideas culturales, perspectivas del arte, de realidades, de nociones básicas e intrascendentes para los bajados de los barcos, los modelos artísticos eran netamente europeos, aún desde las instituciones encargadas de desarrollar el arte en América se difundía una forma que había caracterizado a los artistas de Europa.

    Las escuelas de arte de toda la América nuestra se convirtieron, de esta manera, en foco de distribución del material que llegaba desde el viejo continente. Quizás por falta de buenos maestros locales. Quizás porque acallaron las voces de estos. Quizás porque el mismo conflicto interno del que eran presos (políticos y exiliados) les impedía darse cuenta que la verdad se les escurría entre los dedos como el vinagre amargo que alguna vez alguien tomó.

    Según parece, tal era la fascinación con lo que llegaba de afuera, que los profesores de las escuelas de arte del continente también eran europeos. Pero, corresponde que nos preguntemos si esa supuesta fascinación era real o tan sólo se trataba de un espejismo construido por los mismo grandes maestros que venían a hacerse su América quitando de las manos los pocos –o muchos, qué importa en este punto de la discusión- logros de los espíritus libres locales.

    Con el pasar de los soles y lunas, en América Latina, rotos los lazos coloniales, los grillos y las cadenas, las recién constituidas repúblicas adelantaron durante la segunda mitad del Siglo XIX la tarea de autoidentificarse para garantizar un perfil propio frente a las demás naciones. Pero, y seguimos preguntándonos, ¿un perfil propio que se origine en las imitaciones de lo que podía escucharse o leerse tras meses de naufragios?

    Los esfuerzos modernizadores llevados a cabo en algunos países en las primeras décadas del siglo pasado, por la vía de cierto desarrollo industrial y la consolidación de un estado centralizado, impulsaron la construcción de códigos de definición cultural nacional

    Al mismo tiempo, se intentó integrar las culturas tradicionales a la dinámica nacional, comenzó también a valorárselas como lo propio, lo auténtico, como la esencia de nuestra identidad. Por supuesto, quedan fuera de estos quienes no hicieron más que procurar el exterminio de tales expresiones localistas con la espada en una mano, la Biblia en la otra y el deseo de conquistar los oasis.

    Así también, se ha exacerbado en América Latina un culto al pasado, a las raíces, como lugar donde reside nuestra verdadera identidad.

    Decir que lo que somos es lo que somos ahora mismo, pasa por el reconocimiento de los tiempos históricos que se cruzan en nuestro subcontinente. Y… qué mejor momento para tomar conciencia del pasado que éste.

    Esto deviene del ser heterogéneos que conformamos, donde se articulan (enlaza, entrecruzan, conforman cadenas con más o menos vínculos de importancia) complejamente, tradiciones y modernidades, con sus lógicas y racionalidades particularidades.

    Todo, desde lo menos intrascendente a lo más relevante, responde a la forma cómo se desarrolló nuestra modernidad: no eliminó –y en muchos casos reforzó- elementos tradicionales.

    América Latina vive tiempos culturales truncos y mixtos de premodernidad, modernidad y posmodernidad. Quizás sea gracias a esta convivencia que la personalidad cultural de nuestra región, además de múltiples sea ambigua, amén de metamorfósica, y nuestra identidad en sus diversos espacios y tiempos sea barias identidades que podemos encontrar en nosotros varios yo profundos.

    Las características de la cultura como un entrecruzamiento de saberes, temáticas, procedimientos y decires, implica necesariamente la lectura de los discursos de esta sociedad.

    Pero, desde el otro lado, remite a ese carácter de lo cultural como substrato de lo político, económico y social como una síntesis de la historia y del pasado, y a su vez, como una totalidad de las contradicciones y las diferencias.

    Las consideraciones sobre la configuración de la identidad latinoamericana, suponen el reconocimiento de encuentros confrontaciones, como así también de entrecruzamiento de voces que pugnan por hacerse escuchar y lograr así su validación dentro de los discursos de las dispares sociedades que los componen.

    El estudio de este proceso cultural evidencia estos encuentros pero también esta confrontación permanente con que los pueblos elaboran sus discursos de sobrevivencia, y también de marcada hegemonía.

    Pero esta elaboración no resulta diáfana ni transparente, sino que supone fragmentos, rupturas, intersticios, por donde se cuelan, filtran, zarandean, escurren, chorrean, sudan, segregan o se vigorizan, afianzan y apuntalan dichas voces en busca de una identidad.

    Es, esta síntesis de presuntas e irreconciliables diferencias pero también de lo no reconocido y ocultado, lo que exige antes que nada, la reconceptualización de lo cultural y de lo político cultural. Es decir, la necesidad de revisar el aparato de reconocimiento y las formas discursivas generadas y legitimadas por ese conocimiento.

    Para llegar a comprender el desarrollo del arte latinoamericano es necesario aceptar la influencia de los modelos europeos, el hecho de LEER el arte latinoamericano como confluencia de la cultura popular indigenista que se vio contenida y adaptada por la moda europea es el camino más completo para la adaptación.

    "Sólo esposible hablar de arte latinoamericano si se la entiende como el vehículo de expresión de un conglomerado de culturas plurales y metamórficas".

    También es cierto que en América surgieron numerosos artistas que intentaron revalorizar el arte local ya sea en sus formas puras como además en sus reconstrucciones que lo funden con numerosas corrientes que se dieron en distintas partes del mundo.

    Cabe destacar que esta mirada americana sobre el arte local no fue tan directa como pareciera, sino que se centró en conceptos europeos sobre América.

    Así todas las elaboraciones sobre el arte local se debieron al trabajo que sobre esto realizaron los cultores del modernismo del Siglo XX. Como dice el autor, el arte latinoamericano pudo contemplarse a sí mismo porque otros ojos lo habían comenzado a descubrir anteriormente.

    Llegando al arte contemporáneo es preciso notar que en América como en Europa se mantuvieron idénticas condiciones de distinción y categorización a pesar de las obvias diferencias culturales.

    De esta manera se produjeron (y se continúan produciendo en cada contextualización cultural e intercultural entre las diferentes manifestaciones existentes y por existir) marcadas distinciones entre lo que puede señalarse como arte oficial y arte popular con las connotaciones que esto implica.

    Algunos críticos señalan que la historia del arte se basa en un criterio eurocéntrico, de allí que las culturas indigenistas se encuentren desplazadas de lo que se considera arte culto.

    Por otra parte, cuando relacionamos Ciencia – Técnica y Arte se generan un problema que se debe abordar desde una perspectiva muy particular ya que obedece a una trasformación de fondo.

    Arte no sólo refiere a las artes Plásticas, sino también a la Literatura, Música, Etc.

    A veces el arte es considerado como un valor absoluto, cuando en cambio los valores absolutos son las ciencias y la técnica. En ambos casos se olvida que toda cultura es historia y está sujeta a continuos cambios en su interior, haciendo de la ciencia y la técnica valores absolutos.

    De toda la variada gama de nuevos estímulos sensoriales la ciencia y la técnica han creado un diluvio de estímulos sensoriales. En un día reciente, el hombre moderno recibe una sucesión de estímulos sensoriales propagados por instrumentos técnicos.

    La prensa la radio y la televisión nos surten de comunicaciones escritas, sonoras y visuales. Con el desarrollo de los Medios de Comunicación en la era electrónica acontece un cambio radical. La sociedad técnica finalmente produce unos Medios de Comunicación específicos.

    El arte que había sido el eje de la nueva estrategia comunicativa barroca empieza a ceder terreno antes las formas de comunicación social generados por estos nuevos medios.

    La ciencia y la técnica empiezan a ocupar no sólo el plano de los colores sino también el mundo físico generando nuevas experiencias sensibles.

    El arte le da espacio a los nuevos Medios de Comunicación Social. La ruptura definitiva con los procedimientos simbólicos ha sido obra de la radio, y sobre todo de la televisión. Esta última, por su capacidad de reproducción inmediata de las imágenes.

    Por esta razón, se ha dado una auténtica fuga de contenido del arte; la vida se ha vuelto enteramente objeto de conocimiento científico.

    Por otro lado, ha habido una serie de intentos de acercamientos a los medios técnicos y científicos en las producciones artísticas.

    De este modo el arte que intenta una aleación con la ciencia y la técnica, solo consigue mostrar la imposibilidad de la fusión, la grieta que separa irremediablemente los dos saberes.

    Con el aparecer de los Medios de Comunicación modernos, la importancia normativa del arte ha disminuido su capacidad para mostrar los lugares oscuros y no resueltos del orden que se pretende sustentar.

    El arte ahora se presenta como separado de lo verdadero y lo reducido a una pura función del entretenimiento.

    Provisorios y precarios, desencantados o desintegrados, los ánimos de América Latina no son claros. Tal vez, después de todo, la revolución es un concepto que subsiste, pero huérfano de una imagen que lo encarne en la conciencia colectiva. Tal vez la integración de los pueblos

    -consigo mismo y con los otros- es una tarea pendiente que habrá que retomar después de este domingo pobre que vivimos.

    Análisis del Mercado Común Del Sur

    El MERCOSUR desde sus orígenes se ha planteado constituir un mercado común, con todas las implicancias que esta figura político-económica tiene.

    No se puede negar que el MERCOSUR, en los más recientes tiempos, ha ido perdiendo altura, sumando a los viejos problemas regionales que pudo haber heredado, otros nuevos como el de la falta de respeto en el cumplimiento de las normas de coordinación macroeconómica. Pero, a pesar de toda esa inestabilidad, el MERCOSUR logró articular un espacio regional"in crescendo" con una notable visibilidad internacional.

    Esta situación obliga a los Estados Parte del MERCOSUR y a los asociados, a reforzar las ideas fundamentales que le dieron entusiasmado origen a principios de la última década del 90:

    a) En el orden económico regional, lograr una coordinación de sus políticas económicas, sociales, ambientales, de seguridad y otras, lo que significa que la meta está más allá de lograr la simple liberación comercial que, por otra parte, ha sido hasta ahora de fácil instrumentación.

    b) Fortalecer su posición en todo el espacio sudamericano, con el objetivo de mejorar la posición negociadora de estos países, tanto en el ámbito hemisférico como mundial.

    Por otro lado, la crisis, agravada por un exceso de vaguedad en los propósitos, a la que se suma una extremada cautela en las instancias del diálogo, del debate y más aún en el tiempo de la toma de decisiones; grave situación por cuanto la indefinición de adecuadas estrategias-políticas, sociales, económicas, culturales, militares, ambientales, etc.-hacen que América Latina no sea un interlocutor cohesivo y audaz en las propuestas y, al ir acentuándose su pasividad a la vez que mantiene su fragmentación, tales factores la colocan en una posición frágil y errática en el escenario mundial.

    ¿Por qué en el MERCOSUR se hace tan difícil el camino que va de lo comercial a lo societal, pues no se trata tan sólo de enfatizar que los países deben abrirse al mundo, basándose en un simple porque sí?

    Una amplia y descontrolada apertura puede ser peligrosa, si los países eufemísticamente denominados"en vías de desarrollo" no cohesionan fuerzas en un proceso integrador regional, que se presenta como la única respuesta válida al proceso globalizador; por cuanto aquél tiene el principal propósito de impedir que los"en vías de desarrollo" sean"globalizados" por lo económico y lo tecnológico.

    En consecuencia, es fundamental que los gobiernos expliquen a sus pueblos: ¿de qué forma, para qué, cuándo y cómo será implementada y utilizada la estrategia nacional, la regional y la internacional?, Escenarios éstos donde el factor económico determina, en algunos casos, la negociación entre bloques.

    Ante los diversos escenarios que se le presentan a América Latina (NAFTA, ALCA, ALCSA, UE, Lomé, Japón, Rusia, Sudáfrica, China, además de los regionales internos), resulta preocupante la posición que vienen adoptando algunos gobiernos latinoamericanos en relación directa a los procesos de integración.

    Algunos casos notorios:

    México ya optó desde el 1º de enero de 1994 integrarse como nación"americana" (del norte), permitiendo avanzar la frontera económica de los Estados Unidos en más de 20 kilómetros de su territorio, donde sus empresas instalan las maquinas desde donde luego exportan los productos allí terminados hacia su propio país u otros mercados.

    Chile, aunque no lo expresa en voz alta, aspira ser una"nación cosmopolita", procurando acuerdos"en solitario" con el NAFTA y con la Comunidad Europea, aunque a raíz de los recientes fracasos en tales negociaciones, viene demostrando un renovado interés por el MERCOSUR.

    Brasil, se autodefine como una"nación sudamericana", y al considerarse el actor regional más importante, negocia bilateralmente con Argentina en el MERCOSUR, rigiéndose por las normas del acuerdo bilateral de 1987, e ignorando ambos países lo pactado con sus socios del MERCOSUR en Ouro Preto, particularmente en cuanto a la coordinación de las políticas macroeconómicas.

    Bolivia y Paraguay viven en pleno desconcierto.

    Venezuela insiste en el sueño bolivariano a punto de caerse si las cosas no salen como lo espera Chávez Frías.

    En ese entorno inestable, si no dramático, a la región se le presentan tres importantes operaciones estratégicas:

    1) Esforzarse para alcanzar un MERCOSUR confiable y sólidamente ampliado en un acuerdo continental con la Comunidad Andina, Surinam y Guyana.

    2) Paralelamente, a ritmo más lento, sin precipitaciones, mantener negociaciones para la constitución del ALCA y, paralelamente,

    3) Negociaciones con la Comunidad Europea.

    El MERCOSUR podrá hoy presentarse como un"almacén" por lo cual el gran desafío es alcanzar la integración de tales"almacenes", dado que el desafío obliga a concretar políticas de integración en los diversos campos, abarcando desde lo político a lo económico, desde lo científico a lo tecnológico, de lo productivo a lo comercial.

    Oportunidades del MERCOSUR

    MERCOSUR no es para sus países miembros únicamente un sistema que les proporciona una ampliación de mercado, ésta de proporciones extraordinarias para todos salvo Brasil, para el que sin embargo presenta proporciones significativas- sino también un instrumento fundamental de política externa.

    Si todo contribuye a facilitar una política externa común por parte de MERCOSUR y nada impide, en términos objetivos, la adopción de semejante política en las condiciones internacionales aplicada por MERCOSUR, si se orienta adecuadamente, tendería a producir un beneficio triple:

    (1) Contribuir significativamente en la construcción de un orden mundial multipolar.

    (2) Proporcionar a los países de MERCOSUR importantes beneficios económicos y políticos, tanto durante el proceso de formación de este sistema como en el ámbito del sistema multipolar que llegue a constituirse.

    (3) Optimizar la posición relativa de los países de MERCOSUR en la hipótesis de que, contrariamente, llegue a constituirse un sistema imperial estadounidense.

    Otros beneficios podrían derivarse de una articulación más estrecha de MERCOSUR con la Unión Europea. A corto y mediano plazos, en vista de que el nivel promedio de competitividad europea se aproxima al de MERCOSUR, con las ventajas de ciertos sectores productivos de MERCOSUR compensando a las de los europeos en otros sectores- el fortalecimiento de la cooperación económica entre los dos sistemas será extremadamente beneficioso para ambos. Más a largo plazo, si llegara a constituirse un orden mundial multipolar, la contribución de MERCOSUR para ese logro habrá generado condiciones que asegurarán la relevancia de la participación de MERCOSUR en un probable Directorio Mundial futuro.

    Vale destacar que los cinco países como Grupo Andino han tenido varias ruedas de negociación con el MERCOSUR, con el objeto ulterior de llegar a una zona de libre comercio que cubriría prácticamente toda la región sudamericana.

    Amenazas del MERCOSUR

    El asunto reviste particular importancia y urgencia ante la propuesta de Estados Unidos de constituir a corto plazo un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que incluya a todos los países del continente.

    La constitución del ALCA implica prácticamente la desaparición del MERCOSUR, por cuanto conducirá a la eliminación de fronteras aduaneras entre todos los países de las Américas, eliminando de este modo el arancel externo común, característica fundamental de MERCOSUR.

    Los flujos comerciales recíprocos, particularmente los que se registran entre Argentina y Brasil, recientemente se han visto afectados por la realidad y la política económica de cada uno de esos países. El déficit comercial global que Brasil acumuló a principios del año y la recesión económica que afectó a Argentina desde la crisis mexicana hicieron que ambos países enfrentaran la necesidad de reducir sus importaciones.

    Han surgido dudas sobre la cohesión interna de la agrupación, no sólo a partir del alejamiento parcial del Perú desde principios de 1992, sino también porque Colombia y Venezuela junto con México han constituido el Grupo de los Tres desde el primero de enero de 1995.

    Impacto de la regionalización

    El MERCOSUR y la regionalización perturban el concepto de identidad tal como algunos lo viven.

    Ahora bien la creación del Mercado común no implica una pérdida pero un cambio de identidad o más bien un cambio de esta noción. Es necesario en adelante ampliar el concepto de nación a región e incluir" el otro" en su universo puesto que se tienen intercambios con él.

    Como lo destaca Angeline MARTEL (1996):" la ética de una diversidad lingüística armoniosa se convierte en el talón de Aquiles del Estado-nación moderno".

    Lo que está en juego es pues doble: por una parte, se debe crear una identidad regional preservando la diversidad y por otra parte, reconciliar las políticas y objetivos de país y comunidades humanas que, hasta ahora, no habían tenido muchos contactos.

    Por lo que se refiere al primer punto, recordemos que la universalización de los intercambios corresponde generalmente a su contrario: la afirmación de las comunidades locales, regionales y minoritarias, en un movimiento donde las lenguas resultan potentes símbolos y espectaculares señales de etnicidad.

    Este mundo moderno es caracterizado por solicitudes de reconocimiento del derecho a la identidad, bajo el empuje de nacionalismos cuya lengua es un elemento importante y por el sentimiento del derecho del pueblo e individuos a su lengua, al oral como al escrito.

    En este contexto, la lengua es un símbolo de identidad colectiva en conflicto con la obsesión del poder estado-nacional.

    En América Latina, algunos países comenzaron a reconocer la utilización de las lenguas autóctonas con fines específicos. No obstante, si estas lenguas pueden utilizarse en algunos sectores como, por ejemplo, los nombres y apellidos, en los medios de comunicación social y en la educación, su uso se limita aún en el derecho y la administración.

    En definitiva, fingir creer que el reconocimiento de la existencia y el mantenimiento de tal o tal lengua pondría éstas en posición de reinar sobre una región a la forma en que el español y el portugués lo hacen sobre los países de los que son la lengua nacional significa ignorar la realidad de las lenguas en estos países. ¿Cómo luchar por el mantenimiento del multilingüismo del MERCOSUR sus miembros y asociados lo rechazan en sus propios territorios?

    Las lenguas están prioritariamente de la cultura antes de revestir un aspecto político. Las dichas lenguas minoritarias tomadas en su conjunto constituyen un importante patrimonio cultural nacional.

    A cada lengua que desaparece corresponde una cultura que quizás no fue estudiada. La destrucción de una lengua corresponde a la destrucción de su pueblo que la habla.

    Lengua y cultura están vinculadas simbólicamente ya que la cultura se realiza a través de la lengua que se le asocia. Se constituye una gran parte de esta cultura verbalmente: las canciones, los cuentos, las leyes, los proverbios, las historias, la enseñanza, resumidamente todo lo que no es la cultura" material".

    Por lo que se refiere al segundo aspecto de lo que está en juego con el MERCOSUR, recordemos que el mercado común no es el fruto de aspiraciones comunes y de un consenso social y aún menos el producto del trabajo de las sociedades de los países signatarios. Se trata del resultado de acuerdos intergubernamentales y transacciones industriales.

    Si el MERCOSUR es un referente ineludible con el cual tendremos que adoptar nuevas posiciones sobre todo teniendo en cuenta que constituye un nuevo lugar de encuentros y confrontaciones internacionales, hagamos hincapié en el hecho de que su instauración definitiva no puede hacerse sin ajuste estructural que supone la disminución de las fronteras internas y externas.

    Ardiles, Sebastián

    Ceballos Carolina

    Garzón Néstor

    González Florencia