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Cuerpo de bomberos – Desafío al peligro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  1. Introducción
  2. Historia y actualidad del cuerpo de Bomberos
  3. Los comandos actuales
  4. ¨La Coubre¨
  5. Los incendios
  6. Rescates
  7. Derrumbes
  8. Huracanes Ciclones Penetraciones del Mar
  9. Otros casos con Dementes
  10. Prevención contra incendios
  11. El mando durante las catástrofes e incendios
  12. Los medios de extinción
  13. Incendios en bosques y cañaverales
  14. El Chimpancé del Zoológico

Palabras del Comandante en Jefe Se han logrado importantes avances en la disminución de los incendios y en la prevención de estos, en la lucha por erradicar las causas que los provocan. Los combatientes de este órgano se han destacado por su actitud serena, valerosa, y eficiente, en los momentos en que han peligrado vidas y recursos valiosos de nuestro pueblo. Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz En la lucha contra los incendios se han modernizado los medios de extinción y previsión, y elevado la calificación del personal de este servicio con el dominio de técnicas más modernas. Se han dictado normas de protección, y desarrollado una campaña de divulgación para prevenir accidentes, que cuenta con la participación del pueblo a través de brigadas voluntarias en los centros de trabajo. Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz Nota del Autor Cuando se escribe sobre hechos históricos, siempre se cometen errores, el principal entre ellos es la omisión de algún hecho importante o de alguien que actuó de manera destacada y de forma anónima. En el trabajo que presentamos sucederá lo mismo, ya que los bomberos conforman una organización nacional que cuenta con cientos de combatientes, y las historias acumuladas datan de un poco más de 310 años. Hubo algunos compañeros que por diferentes causas no presentaron sus testimonios, y otros que no pude localizar. De las diferentes provincias, solo recibimos testimonios de Pinar del Rio y de Matanzas. Sinceramente les ofrezco mis disculpas de todo corazón y les aseguro que, si nos los hacen llegar sus relatos al Museo de los Bomberos, a la compañera Sara Rivera, los mismos se tendrán en cuenta para las futuras ediciones. Vaya mi respeto y admiración para todos los heroicos Bomberos de nuestro país. El Autor

Introducción

El título de este libro, ¨Desafío al Peligro¨, da la idea exacta de su contenido, pues en él se relatan, fundamentalmente, fuegos, explosiones y acontecimientos relevantes, donde actúan directamente las fuerzas de extinción, de rescate y de otros frentes operativos del Cuerpo de Bomberos. En el Cuerpo de Bomberos se realizan otras múltiples tareas de significativa importancia que en esta publicación se mencionan, pero de manera muy somera; en futuras ediciones se ampliarán. Como ejemplo podríamos destacar la participación de las mujeres en estas peligrosas actividades, donde en muchos de los siniestros ellas trabajaron directamente, cooperaron y se destacaron. Sucede lo mismo con la prevención contra incendios, que es parte fundamental de la Organización de Bomberos y ayuda a evitar grandes catástrofes. Además, los cursos y entrenamientos, el trabajo que realizan los bomberos voluntarios, las brigadas contra incendios dentro de las industrias y muchos otros temas interesantes. La propia historia de la institución se presenta en este trabajo en un resumen muy apretado, pero la realidad indica que en unas pocas cuartillas no se pueden reflejar 310 años de trabajo sostenido y peligros enfrentados. Este libro trata sobre los bomberos de Cuba y su peligroso oficio, los riesgos, las situaciones embarazosas que enfrentan, los actos de valentía, esfuerzos, sacrificios y humanismo que están incorporados en su arriesgada profesión. Está escrito en voz propia de diferentes compañeros quienes explican sus vivencias por medio de relatos de las acciones en las que participaron. En este trabajo no se excluyen las características personales de los personajes que participan, ni los hechos simpáticos o desagradables acaecidos durante las misiones, hemos querido que el lector reciba un mensaje ameno, que cuente sobre el altruismo de los bomberos, pero que deje claro también que son personas comunes a las que les ocurren múltiples situaciones, algunas de ellas humorísticas. También se presentan otras llenas de dolor, tragedia, horror y espanto. Aquí se recogen relatos de todas las épocas; opiniones, situaciones difíciles, peligrosas; fuegos en lugares llenos de explosivos, rescates, ciclones, hechos sucedidos con personas dementes, derrumbes, escapes de gas, de amoniaco y otras sustancias peligrosas o tóxicas, explosiones, incendios y otros. Esta publicación también se propone rendir homenaje a compañeros ya desaparecidos, independientemente de la tarea que hayan cumplido dentro de la organización. Por la peligrosidad y el riesgo que se corre a cada instante durante la actuación de los bomberos, las formas de mando adquieren características muy especiales. El método que se utiliza durante las acciones no es el de enviar los subordinados por delante: los jefes a diferentes niveles son los primeros que exploran el lugar siniestrado y toman sus decisiones partiendo de lo que ven sobre el terreno. La tradición es q ue los jefes vayan siempre al frente. Independientemente de la valentía individual o personal, el ejemplo de los jefes mueve a estos hombres a engrandecerse. Los bomberos son como una gran familia: todos se cuidan, se preocupan por sus compañeros y siempre están atentos a los movimientos de los que están actuando, listos para ayudarlos o rescatarlos. Independientemente de los riesgos que sea necesario correr, ellos se ayudan y se protegen los unos a los otros. Quisiera alertar al lector de que la mayoría de los relatos contenidos en este libro, se basan en los primeros años después del triunfo de la Revolución, es decir, que hay muchas cosas que han cambiado parcial o totalmente o se hacen de formas muy diferentes, producto de la mejor preparación de las fue rzas, con la incorporación de personal de mayor nivel escolar, contando en la actualidad el Cuerpo de Bomberos, con personal de alta calificación, ingenieros, técnicos y especialistas, así como la técnica de extinción, sus carros especializados y el equipamiento de uso personal utilizado hoy día, son de alta tecnología y compiten con cualquier organización internacional de Bomberos. Esta edición se ha escrito en homenaje a los Bomberos del mundo y muy especialmente para los Bomberos cubanos. El autor.

Capítulo I

Historia y actualidad del cuerpo de Bomberos

Desafío al peligro comienza con una breve reseña de las principales actividades de los bomberos durante diferentes épocas, pues hace ya 310 años que esta organización se fundó en nuestro país. La compañera Sara Rivera Oxamendi, directora del Museo Nacional del Cuerpo de Bomberos de la República de Cuba, en varios encuentros y largas conversaciones, nos ha ido narrando las incidencias y el resultado de las investigaciones realizadas. Para ellas se utilizaron libros de procedencia nacional y extranjera, testimonios y relatos de diferentes compañeros, actas sobre hechos concretos. Además, se han localizado datos y documentos de valor histórico en los Archivos Nacionales y en la Biblioteca Nacional de Cuba, en los archivos de periódicos y revistas y en los del Ministerio del Interior y del propio Cuerpo de Bomberos. Sara nos muestra fotografías de incendios y catástrofes, de la Escuela de Bomberos y sus alumnos durante los entrenamientos, de algunos de los mártires de la institución, incluyendo las del Panteón de los Bomberos en el Cementerio de Colón, mientras nos va narrando los principales hechos ocurridos en diferentes épocas, incluyendo los equipos con que se contaba. (ver 1) pliego de fotos. Comienza hablándonos sobre la etapa colonial: —Los factores económicos siempre han determinado las características de los cuerpos de bomberos y las formas en que estos emprenden su sistema de protección contra incendios. Con el desarrollo de la sociedad surgieron las ciudades, y con ellas, el peligro de los grandes incendios, así como la necesidad de organizar los primeros cuerpos de bomberos. "En Cuba esta actividad data del año 1696, cuando en el actual municipio de Santa Clara, en el centro del país, se fundó la primera agrupación de este tipo. Posteriormente surgen otras como la del poblado de Batabanó, que tuvieron vida efímera y, por tanto, no fueron reconocidas oficialmente. "Durante la época colonial, las autoridades emitieron bandos y ordenanzas con el objetivo de tomar medidas para evitar el surgimiento y propagación de incendios, así como para proveerse de los medios de extinción necesarios. "El siglo XIX marca el surgimiento de los cuerpos de bomberos como entidades oficiales, debido al incremento de los fuegos, sus proporciones y las pérdidas humanas y materiales. El 14 de enero de 1831 se creó en Santiago de Cuba el Cuerpo de Honrados Bomberos, cuya organización y estructura fueron reconocidas por las a utoridades coloniales el 3 de julio de 1838. En Santa Clara se estableció el cuerpo de bomberos en junio de 1832, oficializado en 1856 por la Capitanía General. El Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana se constituyó el 12 de diciembre de 1835 por orden del Capitán General, don Miguel Tacón. Su reglamento fue aprobado por Real Orden el 10 de mayo de 1838. El Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana abrió su primer cuartel en la calle Obrapía, y se llamó San Felipe, contando con cuatro bombas tiradas por caballos: la "Virgen de los Desamparados", la "España", la "Gamiz" y la "Zencowiech", además de un carro escalera y otro de auxilio. "En estos tiempos el capital comercial había alcanzado gran desarrollo en el país, y las compañías de se guros determinaron, para su propio beneficio, crear un Cuerpo de Bomberos Voluntarios, integrado por jóvenes del comercio. Su cuartel se inauguró el 19 de septiembre de 1873, y radicó en el número 19 de la calle San Ignacio. Prestaron sus servicios con las bombas: "Colón", "Cervantes" y "Habana"; además, disponían de un departamento de sanidad con cuatro médicos, un farmacéutico y 21 sanitarios. "La rivalidad entre ambos cuerpos era incesante, se disputaban hasta la toma de agua al llegar a los incendios, haciendo infructuosas las labores de extinción. "En la noche del sábado 17 de mayo de 1890 ocurrió la mayor catástrofe de la época: el incendio de la ferretería de Juan Isassi, ubicada en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, en La Habana Vieja. Acudieron al fuego bomberos municipales y bomberos del comercio. "El clandestinaje de mercaderías y productos químicos e inflamables ocasionó una explosión en la que murieron 38 personas, entre ellos bomberos, agentes de orden público y espectadores. Además, hubo numerosos heridos y mutilados. "El suceso impactó tanto a la opinión pública que hasta las revistas humorísticas dedicaron notas de condolencia y las principales personalidades literarias de la época ofrendaron crónicas, artículos y poemas al suce so. El entierro de las víctimas constituyó una de las mayores demostraciones de duelo que se recuerda de esa época. Al sumarse tantos nombres de golpe al martirologio bomberil, el sentir popular pasó de la admiración a la más ferviente idolatría. Como homenaje de recordación a estos "Soldados de la Humanidad" fue erigido un monumento en el Cementerio de Colón, donde cada 17 de mayo los cuerpos de bomberos hacen guardia de honor. La compañera Idalma Menéndez Febles, periodista del periódico El Guerrillero de la provincia de Pinar del Río, nos aporta otros datos sobre la historia de los bomberos cubanos: —Si bien el fuego, cuando fue descubierto, constituyó una bendición, con el paso del tiempo, en algunas ciudades ha sido un elemento devastador. Para contrarrestarlo surgen los primeros cuerpos de bomberos en algunos países. Los primeros bomberos no disponían de técnicas ni herramientas adecuadas para controlar incendios de grandes magnitudes. En ocasiones no podían hacer otra cosa que conformarse con observar cómo el fuego consumía grandes edificaciones y todo cuanto estuviera a su alcance. "Las primeras máquinas especializadas que aparecieron en el siglo XVII eran simples cubos sobre rodillos o ruedas. El agua se hacía llegar al fuego por medio de recipientes que pasaban de mano en mano. "La invención en Holanda, en el año 1672, de la manguera de cuero cosida a mano permitió a los bomberos acercarse más al fuego sin poner en peligro su equipo y lograr más precisión en la dirección del flujo de agua. Al mismo tiempo se desarrollaron sistemas de bombeo que permitieron sacar agua de ríos y estanques. "A principios del siglo XIX los remaches de cobre sustituyeron a las costuras de las mangueras, que podían alcanzar ya hasta 15 metros de longitud, unidas con adaptadores de bronce. "En 1870 se empezó a fabricar un tipo de manguera de caucho o hule recubierta de algodón. La máquina de bombeo a vapor se usó en las grandes ciudades entre 1850 y 1860. Con la introducción del motor de combustión interna a principios del siglo XX, los bomberos se motorizaron. El primer coche con un solo motor para la bomba y para propulsarse se fabricó en Estados Unidos en 1907. En 1925 los coches a motor habían reemplazado totalmente a los de vapor. Las bombas evolucionaron hasta llegar a las bombas centrífugas que usan hoy casi todos los bomberos de las grandes ciudades. "Con el tiempo, los bomberos han podido disponer de potentes bombas capaces de expulsar agua a distintas presiones, mangueras de gran longitud, mangueras cortas de gran diámetro para conectarlas a bocas de riego y tanques de agua para atacar el fuego mientras se efectúa la conexión o para lugares donde no hay bocas de riego. En las zonas rurales los bomberos llevan mangueras de succión para abastecerse del agua de ríos y estanques. "El 13 de noviembre de 1696 se creó el primer Cuerpo de Bomberos en Cuba, en la localidad de Placetas, provincia de Villa Clara. Poco a poco se van organizando en el resto de las localidades, hasta que aparecen los primeros bomberos en Pinar del Río. Sara continúa contándonos nuevos detalles y explicándonos sobre la etapa republicana, al comenzar el siglo XX: —Los cuerpos de bomberos de la República mediatizada no presentan mejor situación y sustentan sus gastos, en parte, por el gobierno a cada nivel y además, por las colectas públicas, teniendo un peso fundamental, al igual que en la etapa colonial, el carácter voluntario de sus afiliados con estructura y organización militar. "En 1935 se unificaron nacionalmente bajo el nombre de "Cuerpo Nacional de Bomberos", que abarcaba las seis provincias, los ocho municipios de La Habana y más de dieciséis términos municipales correspondientes a otras regiones del país. Esta etapa se caracterizó por un débil desarrollo de la actividad preventiva, la cual esta ba separada del trabajo de extinción. Numerosas gestiones se realizaron con el Poder Ejecutivo y el Congreso para mejorar el sostén del Cuerpo de Bomberos, sus técnicas contra incendios y las labores de prevención, pero los gobiernos de turno de la época hicieron caso omiso al clamor de los bomberos. Las bases generales de los cuerpos se fueron perdiendo, aunque quedaban honestos ciudadanos que mantenían con honor tan humanitaria labor, también se le incorporaron personas poco escrupulosas, dedicadas a saquear todo lo de valor que encontraban a su paso. Estos son los mismos sectores que se prestaban para reprimir las manifestaciones de lucha estudiantil y obrera del pueblo. "Los pocos recursos destinados al Cuerpo por el Ministerio de Gobernación, eran utilizados por los politiqueros de turno para situar a familiares y amigos en cargos que nunca existieron. La necesidad de mantener unido nacionalmente al Cuerpo de Bomberos sólo se logra con el triunfo revolucionario de 1959. "A partir del triunfo de la Revolución, el Estado asume la conducción de los cuerpos de bomberos, en los cuales se producen cambios que revolucionan el funcionamiento, organización y objetivos generales del trabajo, a lo que, por supuesto, no es ajeno el desarrollo de la técnica empleada para la extinción. Se comienzan a tomar medidas encaminadas a preservar los bienes de la sociedad, y la lucha contra los incendios ocupa un importante lugar. "Hasta mediados del año 1962, el Cuerpo de Bomberos estuvo subordinado a las comisiones municipales y su órgano rector. La agudización de las luchas de clases, alentada por el imperialismo yanqui, llega a materializarse en forma de sabotajes incendiarios, lo que obliga al Gobierno Revolucionario a incorporar las funciones del Cuerpo de Bomberos al Ministerio del Interior, como un órgano destinado a defender las conquistas revolucionarias. "Como consecuencia de actos terroristas, el 12 de mayo de 1968 pierden la vida dos valerosos combatientes del Cuerpo de Bomberos, Elías Moya Téllez e Iván Lugo Machado. Posteriormente la Escuela Nacional de Protección contra Incendios toma el nombre de "Mártires de la Calle Patria" en homenaje de recordación a estos jóvenes revolucionarios. La labor preventiva, pilar de esta actividad, está fundamentada en las leyes que instrumentan y exigen el cumplimiento de las medidas de prevención por parte de la población y los objetivos económicos. Un aspecto significativo, que ha contribuido en gran medida a la educación de nuestro pueblo en esta tarea, ha sido la celebración anual de la Semana Nacional de Prevención de Incendios, iniciada en noviembre de 1966, y que en la actualidad se mantiene, con el fin de establecer una vinculación directa con el pueblo y divulgar masivamente los principales objetivos de la campaña. Como colofón de nuestra conversación, Sara concluye que la noble labor de salvaguardar la vida y los bienes del pueblo abarca la actividad de salvamento y rescate e implica el cumplimiento de peligrosas y arriesgadas misiones ante desastres naturales, derrumbes y accidentes. Los bomberos cumplen tareas riesgosas, altamente estimadas por la población, la cual, con plena confianza en nuestros combatientes, solicita su ayuda siempre que el caso lo requiere, convencida y confiada en que acudirán presurosos y decididos al lugar de los hechos, sin temor a ofrendar sus vidas en el cumplimiento de su deber, protegiendo de las llamas los bienes que el pueblo produce y garantizando la seguridad de la sociedad.

Jefes de Bomberos

Algunos de los Bomberos que resultaron Muertos durante la catastrofe

Capítulo II

Los comandos actuales

Los comandos actuales: es una publicación tomada con la autorización del Periódico Guerrillero, de la provincia de Pinar del Rio´´, el artículo es de la periodista Idalma Menéndez Febles y las fotos del compañero Daniel Mijans. Vista externa del Comando provincial en Pinar del Río. Actualmente brinda servicios de extinción de incendios; emergencias (salideros de gas licuado, cortos circuitos); protección a eventos, actos provinciales, carreras de motos, circos, entre otros; salvamento y rescate (ejecutado por un grupo especializado).La unidad acoge a jóvenes del Servicio Militar General (SMG), a los cuales capacitan y enseñan las "artes" de los bomberos. Al finalizar el período previsto, muchos de ellos optan por quedarse en el Comando.

Aquí llega el primer aviso. Inmediatamente se verifica la autenticidad de la llamada y se toca la alarma que anuncia la partida del equipo. Momento en que suena la sirena y el grupo se dispone a partir. Con la rapidez que los caracteriza se lanzan por la cercha (tubo por donde bajan los bomberos).

Salida. Durante el trayecto el equipo termina de vestirse. Trajes especiales y cascos protegen del intenso calor O gases venenosos, según el caso. Primero sale el carro autocisterna y detrás el carro cisterna, encargado de suministrarle el agua al anterior cuando se le agota. En un incendio, el equipo, además de contraer y extinguir el fuego, realiza operaciones de rescate, protege áreas cercanas y dirige el trabajo de salvamento.

Carro de salvamento y rescate. Contiene útiles necesarios para la actividad, como camillas, salvavidas, compresores, moto sierra, extintor…, así como medios complementarios de reciente adquisición. Vestimenta completa de un bombero, la cual es muy difícil adquirir para el gobierno cubano por las consecuencias del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. La indumentaria total de un solo bombero cuesta más de 1 000 dólares. Solamente la manguera mide 20 metros de largo, y cada metro cuesta entre 15 y 17 dólares.

Aula técnica. Aquí adiestran a los jóvenes del SMG que llegan por primera vez al Comando antes de salir a enfrentar el peligro. El aula está equipada con medios y equipos que sirven de soporte a las clases.

Jesús Orestes Arteaga, actual jefe del Comando de Protección contra Incendios en Pinar del Río. Suena la alarma y, antes de los 45 segundos, un grupo de arriesgados hombres se pone en marcha, dispuesto a enfrentarse a las llamas. Comienza el trabajo duro y peligroso. Su misión: salvar vidas. No importa dónde.

¨La Coubre¨

Explosión e Incendio en el vapor " La Co ubre ": Al producirse la primera explosión en el Vapor La Coubre, el oficial de guardia del control de radio de la Policía Nacional Revolucionaria, le informa lo ocurrido al Comandante Efigenio Ameijeiras Delgado, Jefe de la Policía Nacional en aquellos tiempos, Ameijeiras me dice, vamos Robertico, que exploto un barco con armas y explosivos en el puerto y al parecer hay muchos muertos y heridos. En un carrito de carreras ¨Corvetee¨, de dos plazas, que existía en la comandancia y que siempre el manejaba, nos dirigimos al lugar, como flecha. En aquellos tiempos era el jefe de su escolta personal, ya que yo había combatido bajo su mando en el Segundo Frente Oriental ¨Frank País¨ y bajo las órdenes del Comandante Raúl Castro Ruz, Jefe de nuestro Frente guerrillero. En muy pocos minutos llegamos al lugar de la explosión, pasando muchísimo trabajo para acercarnos al buque por el gran cumulo de personas corriendo hacia todas partes, unos gritando, otros pidiendo auxilio, otros llorando. Se nos dificulto muchísimo más el poder acercarnos al barco, aquello era horroroso, desolador; en la calle cercana al navío se encontraban personas desbaratadas, hechas pedazos, sesos por los pisos, cadáveres sin cabeza y achicharrados, sangre por la calle, piernas sueltas con sus botas puestas, cabezas solas con los ojos botados, cuerpos mutilados y pedazos de cara sin carne alguna, en puro hueso, como si llevasen un año de muertos y enterrados, pedazos de mandíbulas con sus dientes, cuerpos totalmente deformados, otros cuerpos pequeñitos como si lo hubiesen asado en un horno, totalmente carbonizados, parecían muertos por un ataque aéreo con bombas incendiarias. Otros corrían totalmente ensangrentados, con las manos en la cara, otros andaban como zombees, totalmente desorientados al caminar, otros cargados o auxiliado por personas residentes en las cercanías, policías, bomberos, milicianos y otros que ayudaban desde el primer momento de ocurrida la explosión. De inmediato localizamos a un oficial del buque que hablaba bastante bien el español y que se había salvado de milagro, ya que en los momentos de la explosión se encontraba caminando por la zona. Este marino le explico a Efigenio su preocupación de la posibilidad de que se produjese una segunda explosión y dio detalles del buque y su carga. Nos mantuvimos un buen rato en la calle al lado del barco recién explotado, Efigenio dando órdenes e impartiendo misiones de todo tipo a los oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria que se iban incorporando poco a poco, también desde un patrullero que acercamos al lugar. Posteriormente el oficial nos llevo por una escalerilla colgante, con tablas de madera como piso y sogas como pasamanos, y que en esos momentos estaba siendo utilizada para la evacuación de heridos y que increíblemente se había mantenido colgada del barco a pesar de la fuerte explosión. Aquello era un verdadero desastre, todavía se encontraban en la cubierta o parte superior del buque, varios cuerpos y pedazos de seres humanos y algunos heridos que estaban siendo auxiliados, algo verdaderamente doloroso y de espanto. Llegamos a una de las bodegas del barco, donde se encontraban cajas llenas de granadas para fusiles FAL, habían varios grupos de compañeros cargando cajas, muchas de ella todavía humeantes. Llevábamos bastante tiempo en el lugar, (no tengo idea de cuánto tiempo), aunque a mí personalmente me parecieron años, aquello era algo indescriptible, imposible de explicar, no existen palabras con el significado adecuado, que sean capaces de narrar aquella epopeya de tan profundo dolor y muerte, era algo tétrico y aterrador. Llega uno de nuestros compañeros de la escolta, que se incorporaron posteriormente, ya que los habíamos dejado botados con nuestra rápida salida de la comandancia y por el veloz vehículo que llevábamos, y me dice el combatiente; Robertico por ahí viene Fidel y dicen que Raúl también está llegando. Rápidamente se lo informo a Efigenio y él me dice, vamos rápido que ni Fidel ni Raúl, deben llegar hasta aquí. Le dimos alcance al Comandante en Jefe y al Comandante Raúl que ya se encontraban bastante cerca del barco, venían avanzando sobre la línea del ferrocarril existente en el lugar y ya se encontraban a dos cuadras del antiguo cuartel de San Ambrosio, debajo de los puentes metálicos, en la propia ¨Avenida del Puerto¨ aproximadamente a unos 400-500 metros del Barco en llamas, con riesgo total para sus vidas. El comandante Efigenio Ameijeiras les explicaba a ambos dirigentes la conversación que había sostenido con el oficial de la embarcación, que hablaba bastante bien el español, el cual le había dado su opinión y que el mismo creía que había peligro inminente de otra explosión. En esos propios instantes se produjo la segunda explosión. Recuerdo que todos los presentes de forma instintiva tratamos de cubrir lo más posible al compañero Fidel, hicimos un ruedo a su alrededor, cubriendo lo más posible su gran estatura y su grandeza, con nuestros cuerpos. Fue una devastadora explosión que vomitó metal ardiente a grandes alturas y distancias increíbles, algo infernal, un doloroso espectáculo de muertos y heridos, de fragmentos humanos, personas quemadas y otras totalmente achicharradas. En el área exterior del buque todo era una locura, cadáveres, pedazos de cuerpos, además de la llegada constante de autos, ambulancias, carros de bomberos, pipas de agua, camiones, combatientes de las FAR, Bomberos, Policías, Milicianos, así como dirigentes del Partido y del Gobierno, entre otros; los Comandantes Ernesto ¨Che Guevara¨, Samuel Rodiles Planas, El Guajiro Crespo, El Dr. Faustino Pérez y muchos otros. Muchas granadas explotaron y crearon un hongo con fragmentos de todo tipo, que volaron como cohetes disparados hacia todas direcciones. La explosión no terminaba, era un estruendo acompañado de vibraciones y fuerte ruido, se sentían los silbidos de los grandes pedazos y de los fragmentos metálicos cuando pasaban cerca, además de vibraciones y ruidos impresionantes que los acompañaban en su vuelo, los segundos parecían horas. El público, lleno de dolor, se amontonaba en los elevados frente a la planta generadora de electricidad (Tallapiedra), clamando y gritando por sus familiares o amigos, por sus compatriotas, empujando a los cordones de policías y de milicianos, tratando de pasar para ayudar o saber de los suyos. El comandante Raúl Castro en palabras que por lo peligroso de aquel momento, las llevo clavadas en mi memoria textualmente, pero no son repetibles. Le dio enérgicas instrucciones al comandante Ameijeiras, indicándole que la población no podía pasar bajo ninguna condición. El resultado ya es conocido: más de cien muertos y muchos heridos. Sin Chovinismo de ninguna índole, a título personal les comento que es increíble la valentía y la disposición del pueblo cubano ante un hecho de tanta peligrosidad, hay que ver aquellos hombres y mujeres cargando pedazos de personas, totalmente quemadas, despedazadas y sabiendo que los mismos riesgos y peligros ellos también los estaban corriendo. Hay que ver cuanta dignidad y decoro y con cuanto amor exponen sus vidas los cubanos en aras de ayudar a los demás. Testimonio del Teniente Roberto Agramonte, Jefe de dotación del primer carro de bomberos que llegó al lugar de la explosión del vapor "La Coubre" El día 4 de mayo de 1960, siendo aproximadamente las 15:00 horas, se produce una explosión muy fuerte , que estremeció toda la Ciudad de la Habana, en el barco "La Coubre", el cual se encontraba cargado de pertrechos militares procedentes de Bélgica para la defensa de la Revolución. El estallido creó una gran nube de humo negro en el cielo, que fue vista desde toda la ciudad. El jefe de la Unidad de bomberos Nº 1 de Corrales, Mario Morán Miranda, ordena la salida de todas las técnicas de la Unidad: el carro de primer aviso, 17 de Mayo y dos fluchers (pipas de agua). Al llegar el carro 17 de Mayo al lugar, todos quedamos perplejos al ver aquel tétrico panorama; por doquier cuerpos de personas destrozados, brazos, cabezas, personas y cuerpos quemados, algunos moviéndose, lamentándose, era un escenario desolador. De inmediato el capitán Morán ordenó que nos dedicáramos a recoger los lesionados y partes de cuerpos y los lleváramos a los carros que estaban trasladándolos a los hospitales. Entonces comenzaron a llegar técnicas de otras unidades de bomberos, de las Nº 2, 3, 4, 5 y otras, las cuales estaban laborando cuando se produce la segunda explosión, que dejó un saldo mucho mayor de victimas y lesionados en general. Como resultado de esta segunda detonación resultaron heridos de gravedad los bomberos Roberto Arnau, de la unidad Nº 3, y Cecilio Álvarez, de la unidad Nº 9. Además, resultaron averiadas varias técnicas contra incendios. Ver imágenes (fotos 3) grupo de fotos que muestran imágenes del terrible sabotaje. Testimonio del Mayor Luis Álvarez Valdés, El Chama Entre los principales incendios provocados por manos asesinas, en los cuales el Cuerpo de Bomberos puso de manifiesto el estoicismo de sus hombres, se destaca el miserable sabotaje al vapor francés La Coubre, que transportaba armas para nuestro pueblo, donde trabajaron los bomberos, unidos a la Policía Nacional Revolucionaria, la Cruz Roja, el Ejército Rebelde, la Marina de Guerra Revolucionaria, el pueblo y, al frente de todos, el Comandante Fidel Castro y los comandantes Raúl Castro Ruz, Ernesto Guevara, Efigenio Ameijeiras y otros valiosísimos dirigentes de la Revolución. Todos se afanaron arduamente en las tareas de dirigir el rescate y auxilio a las víctimas de aquella explosión, de donde resultaron decenas de fallecidos y heridos. Recuerdo esos impresionantes momentos, esa primera experiencia de enfrentamiento de los bomberos de la Revolución a aquel monstruoso sabotaje, con técnicas muy anticuadas, con una estructura organizativa que no respondía al desarrollo económico, político y social de aquellos años. En el incendio de La Coubre, al estar combatiendo las llamas, resultó herido en una pierna, por el impacto de un proyectil, el bombero Roberto Arnau Castillo (fallecido). A esta catástrofe acudieron las técnicas de la capital y de la actual provincia de La Habana, y en la noche, mientras se realizaban las labores de escombreo, se incorporó un carro de bomberos de la provincia de Villa Clara. En años posteriores se fueron recibiendo nuevas técnicas de extinción y rescate con la ayuda de la Unión Soviética. Además, se envió el primer grupo de diez estudiantes a los cursos superiores de bomberos de la URSS.

Capítulo III

Los incendios

En nuestro trabajo diario sucedían múltiples hechos, pero primaban los fuegos, muchos de ellos producidos por mal almacenamiento de los productos, pues muchas veces se ligaban en el mismo almacén diferentes materias primas mal colocadas o altamente combustibles; también había negligencia y no se trabajaba con profundidad en la esfera de la prevención contra incendios, faltaban normativas y medidas preventivas, paredes cortafuego, detectores de humo, medios automáticos de extinción y otros con los que contamos hoy en día. En los primeros años después del triunfo de la Revolución, la mayoría de los grandes incendios eran producto de sabotajes y de las constantes agresiones que recibíamos directamente desde Estados Unidos a través de los agentes de la CIA. Los individuos atacaban de acuerdo con los problemas económicos que hubiera en el país en un momento dado, por ejemplo: arremetían contra las materias primas para producir determinado medicamento, o provocando la parálisis de una producción, o actuaban para causar disgustos en la población; es decir, los sabotajes estaban acompañados de estudios para producir daño al país. Cuando teníamos dificultades en las transportaciones procedentes del exterior, a cada rato surgía un incendio en un barco: nos quemaron el Aracelio Iglesias, el Camilo Cienfuegos, el Bahía de Matanzas, los muelles en la zona de Atarés, además de provocar incendios en lanchas, remolcadores y otros medios navales. Cuando existían problemas con la producción de medicamentos o productos farmacéuticos, nos incendiaban, en días cercanos unos a los otros, los almacenes de productos químicos que contenían las materias primas para las medicinas; incendiaban, además, laboratorios o fábricas de medicinas. Se produjeron otros grandes incendios en las fábricas de plástico y sus almacenes, en las plantas recapadoras y almacenes de neumáticos o de humo negro (materia prima), en las imprentas, periódicos y revistas. Independientemente de los que ocurrían por problemas operacionales o de mal almacenamiento, en múltiples ocasiones nos provocaban incendios en la refinería o los almacenes de combustible, en las plantas de gas, en las fábricas de cerveza, de calzado, en almacenes de madera, en las grandes carpinterías, en fábricas de juguetes de madera, en los almacenes de automóviles, en hoteles, fábricas de colchones, en grandes obras como la del Banco Nacional de Cuba en construcción — hoy hospital Hermanos Ameijeiras. Hubo fuegos de grandes proporciones en centros comerciales: en un mismo día a las cinco de la tarde nos incendiaron los tres Ten Cents: el de la calle Obispo, el de la calle Monte y el de Galiano, ocasionándonos grandes problemas organizativos y prácticos, ya que los recursos con que contábamos en nuestras unidades eran escasos, sobre todo, nos faltaban pipas de agua. También se produjeron incendios en fábricas de colchones, en la sede de organismos estatales como el MINCEX, donde estuvieron en riesgo documentos estratégicos para la economía del país. En otros lugares, como puertos y aeropuertos, aviones accidentados o con intentos de secuestro, en lugares donde afectaban directamente a la población, como el círculo infantil ¨Le Van Tam¨, donde hizo acto de presencia el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. También se produjeron incendios en accidentes de tránsito, como el de la calle 51 en Marianao, donde hubo más de veinticinco muertos y numerosos heridos y quemados. Un tipo de incendio que muchas veces es provocado por la sequía, por la negligencia, y otras veces por sabotajes; son los forestales y los de la caña, que son de extremo peligro por las continuas variaciones del viento, donde pueden quedar atrapados los combatientes, además de que se prolongan por varios días y los hombres sufren intenso agotamiento.

Dentro de las limitaciones prácticas que a diario confrontábamos, había una aguda carencia de comunicaciones, ya que en aquellos momentos la electrónica era incipiente: no teníamos walkie talkies, ni teléfonos celulares o móviles; las plantas de radio eran limitadas, casi todas estacionarias o colocadas en los carros de extinción. Es decir, teníamos que meternos por lugares de extremo peligro, en alturas, estrechos, con fuego o explosiones, y nos comunicábamos a través de silbatos, por medio de combatientes que fungían como enlaces o por los equipos de radio militares R-104 y R-105 que eran de origen ruso y bastante grandes y pesados, por lo cual nuestros comunicadores corrían bastante riesgo en su misión, al tener que seguirnos dentro de aquellos infiernos. Es muy importante atacar y extinguir un incendio a la mayor brevedad posible, para evitar su propagación y evitar grandes tragedias. En otras palabras esto quiere decir: Los bomberos tienen que llegar lo más rápido posible a los incendios. Para poder llegar en menos de tres minutos, poco a poco se fueron construyendo unidades equidistantes. En los testimonios que más adelante brindaremos, se ponen de manifiesto las cosas casi increíbles que en ocasiones les suceden a los bomberos al llegar a un lugar siniestrado: hay que tener el corazón en el medio del pecho y los pantalones bien puestos para reaccionar y actuar en contra del instinto de conservación humano. De diferentes formas y en múltiples ocasiones al entrar a un lugar donde se producía un incendio o una catástrofe, venían saliendo a toda carrera los dirigentes, o los especialistas del lugar, o los trabajadores, o todos juntos, muchos de ellos con los ojos desorbitados y gritando a toda voz: "¡Corran!, ¡corran, que va a explotar! ¡Salgan de aquí, que va a explotar! ¡Va a explotar!". Otros se nos acercaban muy agitados: "Jefe, yo soy el especialista de este lugar, o el jefe de esta unidad militar, o el técnico de esta planta, y sé lo que le estoy diciendo: aquí tenemos tantos barriles de tal explosivo, o tal carga de municiones, o tal tipo de combustible almacenado, y el fuego está muy cerca, ¡y va a explotar! ¡Salgan de aquí, que va a explotar!" Constantemente éramos recibidos con estas alarmantes noticias. A pesar de estar advertidos del riesgo potencial existente, teniendo conocimiento y conciencia del peligro al que se enfrentaban nuestros hombres, teníamos que tomar la decisión de entrar a los lugares. Tuvimos este entusiasta recibimiento en el fuego de la revista Bohemia, en la avenida de Rancho Boyeros, cuando comenzábamos a subir y venía escalera abajo un grupo de compañeros gritándonos: "¡Salgan de aquí, que va a explotar! ¡Va a explotar!" En esta planta había más de cien tanques de productos altamente inflamables o explosivos. También en fuegos producidos en unidades militares, en un barco de la Marina de Guerra, donde el jefe de la nave me pidió que no entrásemos al barco, ya que el incendio se encontraba muy avanzado y estaba localizado en la zona de los proyectiles, así como en el fuego ocurrido en el ITM, (Instituto Técnico Militar), en el que los cuerpos de cuatro estudiantes fallecidas obstruían el acceso al aula donde murieron por una explosión; el aula ardía con gran intensidad y en ella se producían pequeñas explosiones constantemente. El estallido se produjo al realizar los alumnos una prueba sobre los líquidos combustibles y sus propiedades inflamables. La prueba consistía en conectar a una batería y unir las puntas de dos cables que se encontraban dentro de un recipiente lleno de gasolina (parecido a una pecera mediana); al unirlos se producían fuertes chisporroteos en el fondo y nada ocurría, pero como los cables estaban sumergidos en el líquido, no ardían ni explotaban. Al parecer, sin querer sacaron los cables del recipiente y las chispas salieron del líquido, contactando con el área de los gases emanados por la gasolina (capaces de arder). Según nos alertaban constantemente los profesores y personal directivo del lugar, aquello era un lugar lleno de productos explosivos activados, era una base material de estudios muy peligrosa, incluyendo un cohete (tierra mar) que parecía un avión Mig 15 de combate, y el fuego se encontraba muy próximo a su cola. Testimonio de Humberto Soler Baldoquín (El Loco Baldoquín) Incendio en la Petroquímica del Cotorro Era aproximadamente las 12:20 p.m. del 16 de febrero de 1962 cuando se produce una salida por un incendio de gran magnitud, provocado por un sabotaje. Al llegar al lugar de los hechos aquello parecía el infierno, las explosiones eran continuas había bidones de 55 galones que se entrelazaban entre las vigas de acero del techo de la nave. Al tirarme del carro, unos compañeros de la Unidad no. 1 me gritaban que tuviera cuidado, pero que sacara al capitán Blee que se iba a morir, que se encontraba solo por una puerta lateral en una de las naves. Las advertencias de mis compañeros me hacen vacilar unos instantes, pero veo al capitán que con gran arrojo combatía él solo un sector del incendio. Entonces me digo: "Caramba, si el capi combate solo a su edad, y yo soy joven y revolucionario, ¿cómo voy a dejar que este compañero muera?", y voy a su rescate. Al llegar, me pregunta: —¿Qué pasa, mi hijo? —Capi —le contesto—, vamos a retroceder, que esto es demasiado peligroso. —No te alarmes —me dijo—, que esto no es nada, avanza conmigo y verás que poco a poco controlamos la situación.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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