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Los Tallanes. Desde la perspectiva de Reynaldo Moya Espinoza (historiador) (página 3)


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El algodón. 

El Algodón es una malvácea del genero Gossypium, según la clasificación de Linneo. Hay numerosas especies y variedades.  

Se produce desde tiempo inmemorial en diversos lugares del mundo, pues se han encontrado tejidos con 3.000 años de antigüedad tanto en Egipto, como en la India y en el Asia Menor. 

En la costa peruana, en Nazca, valles de Lima, Chicama y la costa del Departamento de Piura se han hallado  antiquísimas redes hechas de algodón. 

Cuando las huestes de Pizarro llegaron al valle del Chira encontraron extensos campos de cultivo, con plantas muy bien cuidadas de algodón según lo expresan todos los cronistas. 

Los españoles si conocían el algodón por que desde el Siglo II se producía en Sevilla, y más tarde cuando los Reyes Cató1icos conquistaron el reino moro de Granada, encontraron extensas áreas cultivadas de algodón. 

Pero lo que asombró mucho a los conquistadores, fueron los algodones silvestres con gran variedad de colores, pues además del blanco, se daban otros de tonos pardo claro, pardo oscuro, marrón y violáceo, que los indios combinaban muy bien en sus tejidos. Estas variedades puede decir que eran únicas en el mundo. 

El Algodón peruano era resistente a las plagas y a las sequías. Los arbustos de algodón permanecían por varios años mientras daban anualmente buenas cosechas y la eliminación de insectos, de las pocas plagas existentes se hacía a mano 

El Botánico peruano Dr. Ramón Ferreyra de la Universidad de San Marcos, en su obra: "El algodón peruano posee características muy singulares: fibra larga, elástica y una pigmentación variada. Por eso a los españoles les llamó mucho la atención, la variedad de colores del algodón; creyeron al principio que los nativos  usaban tintes para dar color a las fibras. Por otra parte "Gossypium barbadense" es el progenitor del algodón Pima que hoy tiene prestigio mundial. Fue llevado primero a las Indias Occidentales y de aquí a Egipto, donde gracias a su mejoramiento genético, se obtuvo el famoso algodón de Egipto. Luego se trajeron de regreso p1antas seleccionadas al Caribe y al norte del Perú donde finalmente se originó el algodón Pima". 

Hay numerosas especies de algodones, siendo una de ellas la denominada "Gossypium barbadense" que comprende una gran cantidad de variedades entre las cuales podemos contar la G. Peruviana, estudiada por Cavanellas; la G. Vitifolium, la G. Microcarpium, la G. Maritimum; la G. Policarpium; la G. Multiglandulosum; y a las cuales podríamos agregar la G. Raimondi. 

En los valles de Ica se cultivaba hasta mediados del pasado siglo, la variedad  G. Peruviana,, y más tarde llegó de Estados Unidos una variedad llamada "Egipto". Años más tarde un hongo principió atacar las raíces del algodonero arruinando a los agricultores. Fue entonces que un puertorriqueño establecido en Ica, don Fermín Tanguis, hizo una labor paciente de selección de semillas y encontró una que resistía al hongo. Esa variedad es la que hoy se llama algodón tanguis. 

En la tercera década de pasado siglo volvió el tanguis a perder su calidad al mezclarse con variedades antiguas no seleccionadas, hasta que en 1940 llegó el entomólogo norteamericano S.C, Harland que se encargó de desenredar la mezcla. 

Otros aseguran que el G. Peruviano, fue llevado a las Indias Occidentales es decir a las islas del Caribe por los mismos españoles, y que los colonos ingleses, llevaron semillas a Estados Unidos procedentes de la isla de Anguilla (al sur de Puerto Rico) y las plantaron en Georgia donde por selección dio el famoso algodón de una variedad Sea Island, que fue llevado por el francés Jumel a Egipto en donde se aclimató magníficamente naciendo así la variedad que lleva el nombre de su cultivador, y que luego originó el Mit-Afifi. 

Semillas de Mit-afifi fueron llevadas a Estados Unidos y tras varios experimentos se logró una variedad llamada Yuma y más tarde el Pima. 

De Egipto fue llevada a EU otra notable variedad que era el Sakel que al ser cruzado con en el Pima en l9l8 dio el Pima-S1 en 1953 posteriormente el Pima-32. 

En 1922, don Emilio Hilbck Seminario, trajo desde Arizona, semillas de  Pima en forma reservada, la que plantó en Piura y produjeron magníficas cosechas, aclimatándose y generalizándose su uso. 

Algunos escritores e historiadores piuranos, han asegurado que los tallanes llegaron a construir un canal de derivación del río Chira al río Piura. Sin embargo cuando se hizo el movimiento de tierras para construir el Canal Principal de derivación de la Primera Etapa del Proyecto Chira Piura, no se encontraron vestigios de lo que pudiera haber sido un canal tallán. 

Al río Chira, los tallanes llamaban Turicará o Turicarami. Don Luis Valcárcel en el I Tomo de "Historia del Perú Antiguo" dice, citando a Jerez "El Gobernador Pizarro salió de Tumbes con ánimo de penetrar  más en la tierra, llegando primero a un pequeño pueblo y tres días después  a uno ya situado en la sierra. Más adelante, a otras tres jornadas a la ribera de un rió en que encontró una población muy abastecida de mantenimientos y ganado, todo el camino recorrido estaba hecho a mano, ancho y bien labrado, y en algunos pasos con calzadas. El río se llamaba Turicarami y el pueblo Poechio". 

Al río Piura, los tallanes llamaban Lengash, que quiere decir río inestable

Los restos de canales tallanes en el Chira.

En 1851, cuando don Domingo Elías, con gran visión planteó en su Cámara la necesidad de ampliar las áreas agrícolas en el valle del Chira, se encargó al ingeniero  Alfredo Duval, la elaboración de un informe técnico. 

Duval, dio un informe negativo lo cual sirvió para enterrar el proyecto, retrasando por decenas de años las obras de irrigación en nuestro departamento y aún cuando años más tarde, en 1870 hizo un nuevo y más amplio informe, en esta oportunidad, favorable; pero ya el mal estaba hecho y la oportunidad se perdió. 

Dentro del informa Duval de 1852 hay muchas referencias a los antiguos canales de los tal1anes, de los que se pretendían aprovechar en unos casos la misma estructura existente y en otras circunstancias, la experiencia en cuanto a ingeniería  hidráulica de nuestros antepasados. 

Si los tallanes lo pudieron hacer hace siglos tan grandes obras, ¿por qué razón no se podían hacer ahora esas mismas obras de irrigación contando con las técnicas modernas? 

Ese reto y desafío que se dio en, 1853 y más tarde en 1870. se vuelve a dar en 1986 cuando se proyectó realizar las obras de la tercera Etapa del proyecto Chira-Piura, que considera la ejecución de nuevas obras de irrigación a fin de ampliar la frontera agrícola del valle del Chira en su parte baja. 

Decía Duval en su informe: 

"Estoy convencido que los antiguos no sacaron agua del río para irrigar, los altos llanos de Marcavelica, Jibito y Tangarará, por que no se encuentra el menor vestigio desde Querecotillo hasta pasar la punta, frente a Sullana, en la que en caso de haber existido algún canal suficientemente elevado para dar agua a las acequias que están cerca de Marcavelica naturalmente habrían vestigios en dicha punta; por lo que soy también de opinión que las acequias (tallanes) que se encuentran arruinadas entre Querecotillo y la grande quebrada una milla más, arriba del sitio La Peña, no fueron para sacar el agua del río, porque más arriba de la quebrada hasta Chocan, no se encuentran rastros de acequias. Además, al lado del Este del Valle, de dicha quebrada, se encuentra una gran acequia que se extiende por el valle hasta un punto en donde parece que la quebrada tenía tajamar y los planos de la acequia dicha, corren hacia el río, que no sucedería si hubiera servido para sacar agua del río y llevarla al punto de la quebrada donde estaba el tajamar". 

Luego dice Duval: "el plano de esa acequia esta a quince pies más alto que el nivel del río en el sitio Chocán y la que se encuentra en todo el valle de la Peña tiene en ciertos lugares, en que se ha conservado entera siete pies de elevación sobre la superficie del río en el mismo sitio, hasta el cual su longitud es de 25,540 pies ingleses (ocho por ciento mayores que los españoles). Aceptando, que un canal del punto Chocán al de los llanos de la Peña, tenga solamente dos pies de declinación y una profundidad para el agua de tres pies, se requiere que el plano del río en Chocán estuviese doce pies más alto, de lo que está ahora en su estado ordinario, para que pudiese haber suministrado agua al canal dicho.

Se añade, que si la acequia dicha, sacaba agua del río en Chocán o en otro punto o la recibía de otro manantial, su capacidad -considerada su declinación general- no contendrá la 1/16 parte del agua necesaria para regar las tierras que Mr. Sterling supone que se regaban por este medio. En dos puntos, entre La Peña y la Horca, en que la ruina de los antiguos acueductos cruzan las quebradas y se conservan casi intactos en uno y otro lado -aunque las obras de su cauce han desaparecido-  encontré que la anchura de lado a lado, era en la Peña de once pies ingleses y en la Horca de trece y juzgando por la que aparecía, la profundidad no podía ser más de tres a tres y medio. Siendo el acueducto inferior, más ancho que el superior se sigue (presume) que aquel estaba calculado para recibir una adición de agua en la época de las lluvias de los diferentes aluviones que se encontraba en el curso, siendo en mi opinión (del ing. Duval), la fuente principal que la proveía, la quebrada más arriba de la Peña, la que según las apariencias, desagua en un llano que corre atrás del cerro Prieto, en el que en otro tiempo corrían aguas que ahora van en otra dirección.  

Es decir, que mientras el Ing. Sterling, aseguraba que los restos de canales y obras hidráulicas que existían el siglo del 1800 en la margen derecha del Chira era para irrigar tierras; Duval aseguraba que eran obras de defensa para la época de grandes lluvia

CAPITULO VII

LA VIDA DE LOS TALLANES. 

El trabajo

El trabajo estuvo perfectamente organizado en la tierra de los tallanes. Cuando fueron conquistados por los incas tuvo un carácter comunitario. 

Los que vivían cerca al mar, tenían como actividad preferente la pesca y el comercio por mar. Los del interior, asentados en los valles eran agricultores.  

Fuera de esos, habían otros que se dedicaban a la alfarería y entre estos habían simples artesanos que construían vasijas para el uso diario y corriente y otros que eran artistas, que hacían ceramios ornamentales.   

La orfebrería era otra de las actividades en que destacaban los tallanes. Ellos al igual que los mochicas adquirieron gran fama en todo el Imperio de los Incas por lo cual muchos de esos artesanos fueron llevados al Cuzco. 

E1 trabajo de alfarería se hacía teniendo al trabajador tendido boca a bajo, sobre unos sofás de patas cortadas. Esta posición causó asombro a los indios del Tahuantinsuyo y de ahí que se denominase a la región tierra de los tallanes o sea de los hombres tendidos de vientre.

El algodón dio a los tallanes la fibra para telas que tejían y bordaban con gran primor, no sólo para cubrir las necesidades propias, sino también para comerciar al trueque. 

Los primitivos piuranos, desde tiempos inmemoriales fueron diestros pescadores que utilizaron las redes. Es posible que primero emplearon el algodón para hacer sus redes que para los vestidos. El pescado no sólo lo consumían fresco, sino que lo conservaban secándolo, ahumándolo y salándolo, pescaban también, no sólo para las necesidades domesticas, sino para disponer de un margen que les permitían comerciar con los pueblos de la sierra.     

La sierra agrícola era de la propiedad de los grandes señores. Ellos la daban en arriendo a los agricultores, que pagaban con partes de su cosecha. A Cieza de León le causó asombro la forma como los tallanes cultivaron sus campos y decía: "para labrar sus campos son muy trabajadores y llevan grandes cargas, los campos labran hermosamente y con mucho concierto y tienen en él regarlos grande orden. El maíz da dos veces al año, de ello de habas y frijoles cogen harta cantidad cuando los siembran".

Las costumbres 

Los tallan  eran gente muy hospitalaria. El viajero era siempre bien recibido. Si el recién llegado era persona notable, le hacías y celebraban en su honor comilonas, durante las cuales se bebía mucho. 

Los tallanes eran gente dada a la bebida y a la buena vida. 

Habían fiestas en que participaba todo el pueblo, en ellas se comía, bebía y se cantaba. 

Como instrumentos musicales tenían tamborcillos, flautas, antaras y sonajas. Hay muchas piezas de cerámica que representan a  los músicos. 

En lo que ahora es nuestro mes de Diciembre, se celebraba en toda la costa norte del Perú y también en la región tallán una fiesta que duraba siete días con sus noches. Eran una especie de fiestas saturnales, que perduraron aún cuando ya la Colonia llevaba muchísimos años de existencia. La parte central de los festejos era una fiesta a la cual Hermann Buse llama del goce  erótico. Hombres y mujeres jóvenes se reunían en una pampa completamente desnudos y las mujeres corrían hacia un cerro de poca altura. Después de un rato salían los hombres a perseguirlas y a la que alcanzaban, la poseían delante de todo el pueblo reunido. 

Los religiosos trataron de erradicar esta costumbre y les costó mucho tiempo lograrlo. Tales festividades han sido objeto de estudio de Tschudi, Tello, Rebeca Carrión Cachot, que han querido más bien ver en ellas un fondo religioso, como sería el sacrificio de doncellas al Dios Sol, a la Diosa Luna y los dioses es de la fertilidad. 

Fuera de las festividades religiosas habían otras en honor a la cosecha y a la pesca. Eran en realidad actos de agradecimiento por las bondades de la naturaleza, o de ruego para que se mostrase propicia. 

Fuera de las festividades una costumbre que hasta la fecha ha perdurado en el ambiente campesino y popular, y era el corte de uñas y de pelo. 

El primero se hacía a los niños de un año y el corte de pelo a los de años dando motivo a una animada ceremonia familiar. Hay que advertir que estas costumbres daban en toda la costa y también en la sierra, y perduran hasta hace poco.

En el corte de pelo, se reunían familiares y vecinos y cada uno cortaba un puñado de cabellos. A esos puñados les llamaban ñaca y como ofrenda se depositaba en las tumbas o huacas de loa allegados. Generalmente los padres del niño, ayunaban antes de la ceremonia, pero luego se comía y libaba en abundancia. 

Como todo pueblo primitivo, eran profundamente supersticiosos. No practicaban la sodomía como, lo hacían sus vecinos de Ecuador

Durante las fiestas, programaban luchas, al estilo de las grecorromanas, en donde los luchadores se agarraban por la cabeza  o la parte superior del cuerpo y trataban de derribarse. 

Utilizaban a la llama para transporte, en especial de leña y agua.

Muchas de sus actividades, al menos en la zona de Vicús las harían sentados con las piernas cruzadas, pues hay una gran cantidad de ceramios que representan así a hombres de todo nivel social. Como se ha manifestado antes, la posición del tallán, para comer, era sentado pero de otra forma, con las piernas dobladas por delante en tal forma que las rodillas se quedan altas, a nivel de la barbilla. Es una posición que en la actualidad utilizan los indios mejicanos cuando están en actitud de esperar.

La religión. 

Los primeros piuranos que se alinearon en las proximidades del mar, dependían de él para su vida. Peces, mariscos y lobos de mar servían para su alimentación

Conocieron a la ballena, de la que se impresionaron por su gran tamaño y creyéndola pez, la consideraban el dios de ellos. 

Los yungas llamaron al mar, Ni  y los quechuas conquistadores, le decían  mamacocha. 

Los tallanes también adoraren al mar y le ofrecían sacrificios cuando se embravecía. 

Todos los cronistas estaban de acuerdo en que los yungas y con ellos los tallanes doraban al mar, dentro de  la multiplicidad de dioses que tenían. Así lo dicen Garci1aso cuando manifiesta: "adoraban de común a la mar", o el padre Oliva que asegura: Los indios de la costa tenían por su dios a la mar. El padre Cobo, dice que adoraban a la mar por que los proveían del pescado.

El padre Murúa dice: los indios de los llanos reverenciaban y adoraban la mar, por que estuviese siempre manso y no se embraveciera contra ellos, y les diese mucha abundancia de pescado, y con esto le echaban harina de maíz banco, almagre y otras cosas.

El cronista Avendaño, en 1617 al referirse a las idolatrías de los indios decía que tenían unos dioses móviles bajo la forma de ídolos y otros fijos como el mar.   

También Polo de Ondegardo, aseguraba que el culto que los indios rendían al mar era para que no se pusiera bravo y les diera siempre pescado. 

En plano virreinato, casi a 100 años de la conquista en 1614 al arzobispo de Lima Pedro de Villagómez se condolía que no se hubiera extirpado la idolatría de los indios de la costa por el mar. En realidad, esa especie de reverencia de los pecadores por le mar nunca llegó a desaparecer totalmente, quedando como una superstición. 

Todos los pueblos marítimos del mundo, en la antigüedad rindieron culto al mar. Ha existido por lo tanto su sentimiento generalizado por este elemento, que se mostraba tan tremendamente poderoso.  

El culto al mar con los primeros pobladores de Piura; y aún cuando van incorporando con el correr del tiempo nuevos dioses a su mundo espiritual, el mar nunca dejó de tener lugar preferente. Y más bien se convirtió en morado de los dioses que se reverenciaron más tarde como lo fue Viracocha.

La diosa luna. 

Los mochicas tuvieron como dios a Alec, pero este culto no llegó a extenderse en la tierra tallán. Se trataba de un dios terrible, vengativo y feroz. 

Son rarísimas las piezas de alfarería de los antiguos piuranos, que representan a este dios, y en cambio se han extraído en grandes cantidades en la provincia de Trujillo. 

Más bien, rindió culto a la luna a la que llamaban "Shi". Los tallanes representaron a la diosa luna, bajo la figura de una mujer pájaro. Seguramente vincularon la idea religiosa con la existencia de las aves marinas.  

Tanto en las piezas de alfarería de Vicús, como de otros lugares del departamento hay numerosas representaciones ormito-antropo-morfas. Hasta en las joyas, era muy común los adornos bajo la forma de lunas en cuarto creciente. 

Cuando habían eclipses de luna, sobrecogíales el temor, de que la luna estaba molesta o que era atacada, pero luego el reaparecer triunfante retornaba la alegría y se hacían fiestas por el triunfo de la diosa. Eso acrecentaba su prestigio como deidad.  

La doctora Rebeca Carrión; considera que el culto lunar se extendió desde las costas ecuatorianas de Manabí hasta Pachacamac. Frente al litoral, en la isla de La Plata, los españoles encontraron dedicado a una diosa con un niño en los brazos. 

Para los pescadores, la diosa Luna era una deidad, protectora que las alumbraba por las noches en sus tareas marinas. Se dieron también cuenta que la Luna tenía influencia sobre el mar, al cual creían mandaba, en lo referente a las mareas. 

Muchos de los hombres chimús parecen derivarse de la raíz Shi, y hasta podría decirse lo mismo de Shi-mú.   

Parece que en las islas del litoral, habían adoratorios para la diosa luna, o cuando menos sitios para ofrecerle sacrificios humanos, en especial Doncellas que eran decapitadas en su honor. Nada hace suponer que las ceremonias rituales fueron llevadas a cabo por sacerdotisas, por que ninguna leyenda o pieza de alfarería la revela. En las islas se han encontrado esqueletos decapitados

El culto al sol. 

Fue introducido por los Incas, que levantaron grandes templos en su honor, así como casas para las escogidas. 

Los Incas, no sólo construían fortalezas para asegurar la conquista, con soldados que en ellas se alojaban al mando de un jefe de importancia, sino también instalaban gobernadores y sacerdotes para el culto solar. 

Eso fue motivo que en las tierras de los tallanes, hubieran dos dioses astros: el sol y la luna, algunos consideran que el dicho de La Luna de Paita y el Sol de Colán, se deba a la posibilidad de que hayan existido adoratorios en esos lugares para uno y para la otra

Otros dioses. El culto a los muertos. 

Los dioses felinos, que eran reverenciados por los mochicas, tuvieron muy pocos adeptos entre los tallanes. Pocas son las piezas de arcilla que los representan. Eso es más frecuente en los ceramios de Vicús.  

Es importante dejar notar este hecho, por que demuestra que ni aún en el plano religioso se sometieron los Tallanes a la influencia Mochica. El dios Ai-apaec, tan adorado como temido en los valles de Trujillo, casi era un desconocido en estos territorios. Los españoles le llamaron Alec. 

Los Yungas, al igual que muchos pueblos antiguos, sin duda alguna que divinizaron a las fuerzas de la naturaleza, unas veces por temor y otras por gratitud, como por ejemplo el trueno y a la lluvia. De igual modo a ciertos animales como el puma y a la serpiente. 

Pero aparte de todo eso, llegaron a intuir que la vida no terminaba en la tierra, sino que había otra más allá, por cuyo motivo en las tumbas pusieron lo necesario para que el difunto pudiera alimentarse y disponer de lo conveniente en esa otra vida. En los primeros meses al fallecimiento, la renovación de víveres era constante. El culto que recibían a los muertos, y que casi era general en los pueblos primitivos de todo el mundo; en los antiguos tallanes merecía una especial atención.    

Las tumbas eran por lo tanto consideradas como huacas o sea lugares sagrados. En algunos casos colocaban en ella idolillos familiares, para que actuaran como guardianes. Muchas veces no sólo miembros de la familia visitaban esas huacas, sino también amigos y relacionados y terminaban por convertirse en adoratorios.   

Durante la conquista, muchas huacas fueron destruidas o clausuradas, unas veces por la avidez de los tesoros que suponían se encontraban en ellas y para extirpar las idolatrías. 

También habían sitios sagrados, como cerros que suponían encantados, o piedras con ciertos poderes a las que llamaban jírcas. En nuestro departamento abundan lugares como lagunas. Colinas y sitios a los que los lugareños atribuyen ciertos poderes, y los rodean de misterios.    

Los tallanes al igual que el resto de poblaciones yungas, creían en la existencia de una alma inmortal. Al respecto dice Cieza de León: "era opinión general en todos estos indios yungas, y aun en los serranos de este reino del Perú, que las ánimas de los difuntos no morían, sino que para siempre vivían, y se juntaban allá en el otro mundo unos con otros, donde creían se holgaban, comían y bebían, que es su principal gloria".       

Los señores principales, eran enterrados con sus mujeres y servidores; unas veces en una sola tumba y en otros casos, en tumbas separadas alrededor de la tumba del señor. Parece sin embargo que la decisión era voluntaria.   

En la región de Tumbes, se han encontrado también tumbas en forma de bota al igual que las de Vicús.

Hay que aclarar sin embargo, que en el resto de la región Tallán, no se siguió el mismo procedimiento de cremar los cadáveres.  

Los difuntos eran colocados en posición horizontal en tumbas que semejaban grandes pozas a bastante profundidad.   

El Padre Las Casas, relata, que cuando el muerto era un señor principal, se reunían todas las gentes del pueblo, y se daban un gran banquete con abundancia de comida y bebida. Se fijaba un día como el principal, y al momento de servir la comida y bebida como si la fuera a consumir y los que entraban la hacían reverencias. La madre – en caso de estar viva – y la viuda ocupaban lugares principales en la ceremonia del banquete. El cadáver, al cual generalmente se embalsamaba, se ponía luego algo apartado en un patio. Las comilonas duraban de cinco a diez días. Unas lloronas se encargaban de ponderar las virtudes del difunto y lanzar alaridos, sollozos y llorar continuamente. La música de flauta era continua sin interrupción, pues los músicos se turnaban. La viuda guardaba luto un año y se trasquilaba los cabellos.        

El cronista Villagomez asegura que en muchos lugares de la costa y se presume que también en nuestra región, el difunto era sumergido tres veces en el río por la parentela, y luego lavaban la ropa del muerto. Se pasan la noche cantando y bebiendo y en determinaba hora le derramaban un poco de chicha para que apague la sed. Cuando llegan las horas del amanecer, creen que el alma ya ha salido del cuerpo y se va al sitio del eterno descanso.      

Como se puede apreciar, los yungas en general y los tallanes en particular, todo lo hacían comiendo y bebiendo. Hay que suponer que algunas costumbres, variaron de acuerdo a la época y también a los lugares

El dios Walac. 

El escritor cataquense, Jacobo Cruz asegura que la palabra Narihualá, proviene de Ñari Walac que en el idioma tallán o Sec quiere decir ojo que avisora la lejanía. 

Plantea la teoría que Narihualá con su fortaleza-templo, fue el centro religioso de toda la región tallán, y que hacia allí convergían los antiguos piuranos en peregrinación.  

La base de esta suposición, es que la fortaleza-templo, se construyó muchísimos años antes de la conquista de los tallanes por los Incas, lo  que como es bien sabido, fueron estos los que mandaron a construir todas las fortalezas de la región, de lo que sería una excepción la de Narihualá. 

De establecerse que dicha construcción se hizo en tiempos de los Imperio, toda la teoría del dios Walac quedaría sin sustento, al menos como deidad de los tallanes. Mientras tanto, y hasta que no se pruebe lo contrario, se debe aceptar.

Jacobo Cruz relata una leyenda no muy conocida, según la cual en tiempos muy remotos se aparecía en el cielo de Piura, un fenómeno luminoso al caer la tarde y que duraba toda la noche. Esto que bien podía ser un cometa, en realidad no lo era por que se repitió casi seguido por varios años considerando tal aparición con las buenas cosechas. Para los antiguos piuranos era como un ojo, que puesto en el cielo, lo veía todo. De ahí que los indios lo divinizaron y levantaron el templo para rendirle culto, mandando a construir un ídolo de oro puro del tamaño de un hombre, que en sus manos sostenía un hato herbáceo que simbolizaba el maíz, del que pendían choclos robustos. Sigue diciendo Jacobo Cruz, que la cara era plana con pómulos salientes, y con un sólo ojo dentro de un triangulo, de cuyos bordes se veían como saliendo pequeños rayos a manera de pestañas. Junto al ídolo grande se encontraba otros idolillos de madera de charán, que significaban ofrendas de diversas comarcas o valles que se tributaban al dios por los agradecimientos fieles, por los favores recibidos, como las buenas cosechas. Eran como los ex-votos que ahora se acostumbra hacer con milagrosas imágenes en nuestro departamento.

Toda teoría sobre el pasado histórico de los pueblos es interesante por que invita al análisis y al intercambio de ideas de donde sale muchas veces la verdad o nos acercamos más a ella. Ante todo, hay que hacer notar que muchos arqueólogos y estudiosos  tanto del pasado del hombre peruano como del origen del hombre americano han plateado teorías contrapuestas, para explicar muchos misterios que se pierden en la noche de los tiempos. De donde resulta que toda teoría de gente estudiosa como lo fue Jacobo Cruz, es interesante y es respetable.   

Como cualquier teoría, tiene muchos puntos que le sirven de apoyo o basamento, pero hay también otros que pueden quitarle consistencia.   

Por ejemplo, en toda la huaquería tan abundante en cantidad y variedad de la región tallán que hay en los museos, no se ha representado a ese dios, que podría ser Wallac. Es bien cabido que mucho del conocimiento que se tiene de los Mochicas, de los Chimús y de las gentes de Vicús, se debe a que en las piezas de cerámica han representado todos los hechos de su existencia. Son como libros vivos del pasado. Si se trata de una divinidad, la reproducción tenía que ser necesariamente muy nutrida, como un homenaje a esa deidad.   

Por otra parte, en la región de Piura no ha habido abundancia de oro, al menos no tanto como para fundir un ídolo del tamaño de un hombre, y tampoco es posible que una pieza de tales dimensiones y tan valiosa, material y espiritualmente, se iba a perder tan fácilmente. Por otra parte ningún cronista ha mencionado al dios Walac.  

El ojo dentro de un triangulo con rayos que le salen, es similar a la imagen que utilizaron los primeros cristianos para representar  Dios Padre, y aún se usa. 

En cuanto al significado de la voz Narihualá, que indudablemente esta castellanizada, y que el escritor Jacobo Cruz descompone en dos voces Ñuri-wallac, podría también descomponerse de otra forma, como Nari-hua-lá o también en Nari-hua-la. Si se trata de palabras compuestas, lo mismo podría decirse con relación a los toponímicos de Ta-ca-lá; Vi-rri-lá; Puyun-ta-lá; Sin-bi-lá, etc. lo que nos hace pensar que la terminación "lá" bien pudiera ser lugar o sitio, en el idioma Sec.     

Sea lo que fuere, eso no descarta la posibilidad de que Walac, haya sido una deidad tallán, de la zona de Catacaos. Es también parte de la historia de los pueblos, el conservar y transmitir a las generaciones futuras los mitos y leyendas, que todos los pueblos del mundo las han tenido y más aún cuando se han referido a los dioses o fundadores de dinastías. 

Por eso, la leyenda del dios Walac, debe ser conservada, como parte de nuestra historia

Los ritos. 

Es incuestionable que antes de la llegada de los incas, los tallanes ofrecían sacrificios humanos tal como lo hicieron los Vicús.  

Una estatuilla de Vicús, representaba a un sacerdote de cuerpo entero, cuyo rostro está cubierto con una máscara de feroz felino, que tiene un una mano una cabeza que acaba de cercenar, mientras que en la otra mano, mostraba un descomunal cuchillo. 

También en las islas de Lobos, se han encontrado restos de doncellas con las cabezas separadas del tronco. Esto es común en todas las islas del litoral. 

Los incas, al conquistar la región introdujeron en gran escala la llama. Este animal y otros fueron destinados en los sucesivo a los sacrificios. 

En Aypate, se ha encontrado unas tinas destinadas a los sacrificios. 

Los tallanes, como todo pueblo primitivo, eran profundamente religioso y supersticioso. 

En la región tallán no se practicó la sodomía religiosa, como ocurrió en otros lugares de las costas y de la sierra. Habían jovencitos, tanto en Puerto Viejo como en la costa  sur, destinados al ayuntamiento carnal con los sacerdotes. 

En términos generales, cuenta Cieza de León que en toda la costa ecuatoriana se practicaba la sodomía, y que el vicio nefando, era tenido en la sierra de Piura como algo muy sucio e indigno de hombres.   

El cronista Padre de las Casas, dice que las ofrendas más preciadas en los templos y en las huacas, eran las chaquiras. También se ofrecían maíz, chicha, frutos de la tierra, objetos de cerámica, tejidos, oro y plata labradas. 

El cronista al que se le llama Jesuita Anónimo, asegura que en el Imperio Incaico, habían en algunas civilizaciones sacerdotes de gran jerarquía, uno de los cuales estaba en "Ayauaca". Los otros estaban: el Collao, Chincha, Huaylas, Vilcas, Cassarca, Quito, Chimo, Cenas y Canchis.  

Cerca de la isla de Puná, hay una pequeña isla que los españoles llamaron La Plata, en donde habían un adoratorio, en la que tanto los isleños de Puná como los Tumbesinos, ofrecían sacrificios. Las ofrendas eran joyas de oro, plata y bronce, mataban corderos y en algunos casos hasta sacrificaban niños. Esta isla era un lugar sagrado.  

También en el golfo de Guayaquil, estaba la isla Santa Clara, en donde había un ídolo de piedra que los indios de Tumbes reverenciaban. Muchos señores principales eran enterrados en esta isla.   

Los indios de Sechura, Paita y Colán visitaban con frecuencia las islas del litoral. Entre las muchas piezas de cerámica de Vicús, hay una que representa una con dos barcas y varias personas. 

Cieza de León dice por los tallanes: "eran estos indios muy dados a sus religiones y grandes sacrificadores".  

Francisco de Jerez, al hacer el relato del viaje de Pizarro de San Miguel a Cajamarca, tras se expresarse mal de los indios y decir que son sucios y que comen carne y pescado crudo, así como maíz cocido y tostado, asegura que ofrecen como sacrificios lo mejor de sus cosechas y que cada mes sacrificaban a sus propios hijos y con la sangre, untaban a los ídolos, en la puerta de los templos y en las sepulturas. De igual modo dice que entre risas, cantos y bailes sacrificaban llamas.

humanos, por eso los Incas no lo permitían, pero en cuanto a lo de sucios, hay que recordar que el Cronista Gutiérrez de Santa Clara, tenía un opinión  igual de los yungas en general a los que acusaban de sucios, groseros, inhábiles y nada políticos.          

No es creíble, lo referente a los sacrificios

El mito de santo Tomás. 

Entre los indios del Cuzco y los Collas, así como de la costa central de Pachacamac al igual que en Amazonas y en la región Tallán, se narraba que en tiempos muy remotos había llegado un santo varón que había recorrido grandes extensiones de territorio, predicando una nueva religión y hablando de un Dios que había sido hecho morir en un madero similar al que portaba, el que era una cruz, la cual quedó en una zona de Puno llamada Carabuco. Los indios denominaron a este viajero como Tunupa unos y otros Tenepa, y aseguran que vestía larga túnica, era delgado y barbado. En muchos lugares como en Cuelap, Amazonas, dejó las huellas de sus pies y cuantas veces los indios idólatras quisieron ultimarlo por el fuego o ahogamiento, salió ileso. Santo Toribio de Morgrovejo creía era santo Tomás y los indios de Frías en épocas de la colonia, aseguraban que también en ese lugar, el santo hombre, dejó en una piedra la marca de su pie. La leyenda dice que llegó por Porto Viejo, navegando sobre una manta

La lengua

Una característica más que diferencia a los Tallanes del resto de pueblos que conformaron el gran Impero Chimú, fue un lenguaje propio. En ese sentido y mostrando una vez más su carácter independiente, no adoptaron ni el idioma Mochica o Muchic ni el Quechua de los Incas. 

Guamán Poma al enumerar los idiomas que existían en el imperio Incaico, menciona los siguientes: Aymara, Puquina, Cunti, YUNGA, Quichiua, Inga, Uanca, Chinchaysuyo, Yauyo, Andesuyo, Condesuyo, Collasuyo, Cañari, Ca llampi y Quito.   

Es decir, que bajo la común denominación de Yunga, comprende a todos los idiomas existentes en la costa norte del Perú. 

Luis Valcárcel en su monumental obra "Historia del Perú Antiguo", da los siguientes idiomas que se hablaban en el Imperio: el Quechua, Aymara, Puquina, Mochica o Yunga, el Sec, el Quingnam, el Culli, la lengua pescadora, el Chumbivilca, el Lupaca, el Tampu, el Kauki o Jake zuru y el Uru.     

Para este historiador el Muchic fue el cuarto en importancia y se hablaba desde Lambayeque hasta las proximidades de Lima. El Sec se hablaba de Piura hacia el norte; el Quingnam, "en un pequeño sector de la costa norte, lo mismo que la pescadora, en tanto que el Culli lo fue en el Callejón de Huailas".  

El cronista Oviedo, al referirse a la costa norte, asegura que "en cada provincia hay una lengua y un traje diferente. Así, la del valle del Chira es la llamada lengua de los tallanes". 

Es decir que centra en este valle, lo que podría llamarse el núcleo de la región tallán, posiblemente porque en aquel entonces era la más poblada de la región. 

El cronista Gutiérrez de Santa Clara al referirse a los yungas, expresa que se hallaban muchos idiomas, pero que Tupac Inca Yupanqui, al conquistar la región impuso como oficial el Quechua, sobre todo entra los hijos de los curacas y de los grandes señores, que estaban destinados a servir al Inca. Pero, los 50 ó 60 años que estuvieron los tallanes sometidos a los Incas, no fueron suficientes como para imponer el Quechua en la región.     

Algunos han manifestado que los tallanes tuvieron dificultades para aprender el quechua, pero eso no que cierto. El hombre tallán era de viva inteligencia y muy despierto, y eso prueba que Filipillo, Martinillo y Francisquillo, no sólo denominaban el quechua norteño, sino además rápidamente lograron aprender el español y servir de interprete.   

Uno de los que aseguran que los yungas no pudieron aprender el quechua, es nada menos que Cieza de León. Lo que sucedió en realidad, es que  los mochicas y en especial los tallanes, no quisieron usar el quechua, símbolo de la opresión Inca. 

El Padre Calancha, dice que el Chimú logró hacer tributaria toda la región comprendida desde Paita y Tumbes hasta Paramonga e introducir su lengua natural que se hablaba en Trujillo, y que era el quingnam, la que se generalizó entre los valles de Pacasmayo hasta Lima. Los demás valles norteños hasta Motupe hablaban el muchic, aún cuando eso escribía Calancha en 1650, había otra hablada en la zona de Olmos y siempre según el mismo cronista, también el Sec. Al idioma llamado "la pescadora" lo calificaba de bárbaro, desabrido y gutural.    Contemporáneamente con el Padre Calancha, el P. Fernando de la Carrera y Daza, cura Lambayecano, en 1644 hizo una gramática, llamada "Arte de la lengua Yunga", en la que consideraba a la lengua de los costa norte como una sola con diferencia locales. 

El Obispo de Trujillo, Martínez Compañón y Bujanda, al hacer una relación de lenguas y dialectos de su diócesis y un vocabulario breve de los mismos, menciona al Culli que se hablaba en Huamachuco y otro dialecto en Sechura, que posiblemente fue el Sec.   

En 1864, Spruce hace una recolección de 37 palabras de la lengua de los tallanes. Luego en 1892 el arqueólogo e historiador Ernest Middendorf, se traslada a Eten, puerto en donde aún se hablaba Muchic, hizo un estudio más científico de esta lengua. Muy de lamentar fue la perdida de los cilindros de cera en los que Bruning grabó numerosas palabras mochicas. 

En 1944 el chiclayano Jorge Cevallos Quiñónez, realizó otro estudio, logró reunir 1504 voces de los idiomas de la costa norte, basado en los trabajos de La Carrera, Middendorf y de Paul Rivet. Coincidiendo con el Padre Calancha, asegura que el Quingnam era originario del valle de Chimor y de ahí se extendió a toda la comarca. 

La extinta arqueóloga piurana Josefina Ramos Cox, puso esfuerzo y dedicación en el estudio de la lengua de los tallanes, habiendo publicado en 1943 la obra: "Las lengua en la región Tallanca". 

Parece que el Sec, tenía además una característica fonética muy especial. Se expresaba con una especie d canto, que aún ha quedado en la "fabla" de los piuranos, lo cual los hace inconfundibles en el resto del Perú. 

Es decir que le Sec, no murió del todo, ya que su entonación fonética se trasladó al castellano

En los tiempos actuales, el escritor e historiador Carlos Robles Rázuri, ha sido un inquieto investigados de la antigua lengua tallán. 

Sólo unos cuantos toponímicos parecen ser los rastros del antiguo Sec, como Casaraná, Pelingará, Huangalá, Narihualá, Cocongorá, Mocará, Chapairá, Tacalá, Virrilá, Tangarará, Puyuntalá, Simbilá, Huaypirá.  

¿Cuánto tardó el pueblo Tallán para crear su lengua propia?. 

Eso no es cuestión de unos cuantos años. Crear una lengua es un proceso de siglos y si logra hacerlo resistiendo influencias extrañas, habrán que admitir entonces que ese pueblo ha sido de una cultura propia. 

Es decir, que el desierto marcó para el pueblo tallán una frontera en todo orden de cosas. Al ser incorporados primero por el Gran Chimú y más tarde por los Incas a sus respectivos imperios no logrados sin embrago asimilar a ese pueblo tan amante de su independencia. Fue necesario sólo que llegaran los españoles, para que el nuevo idioma se impusiera dentro de ese proceso general de transculturación

Alfredo Torero, en "Deslindes Lingüísticos en la Costa Norte Peruana", se refiere también al Sec y da muy interesantes datos

Expresa que bajo el genérico nombre de SEC se ha tratado de involucrar a todas las lenguas de la costa piurana, pero que habría que notar tres diferencias idiomáticas muy marcadas entre los lenguajes de los indígenas de Colán-Paita, Catacaos y Sechura. Entre los dos primeros  habían notables afinidades, pero muchas diferencias en canto al último.

El dialecto Sec que se hablaba en Colán, era el que usaban también los indios de Paita, Pariñas y demás pueblos del vallo del Chira. 

El dialecto Sec que se hablaba en Catacaos, era también el que se hablaba en la región del Alto Piura, aunque con ciertas variaciones por  haber sido zona Vicús. 

En cuanto al dialecto Sec de Sechura, se hablaba con alguna inflexiones y eso se debe a que los olmanos eran originarios de Sechura. Muchos siglos antes, grupos de sechuranos habían cruzado el desierto y se ubicaron en Olmos donde se dedicaron a la agricultura y al arrieraje. 

Dice Torero que estudios hechos con el Sec, han permitido establecer las diferencias entre los diferentes grupos lingüísticos, y también con el Mochica y el quechua. Damos a continuación un resumen: 

- Colán con Quechua, de 35 voces, es común sólo 1, lo que da 2.86 % de afinidad.

- Colán con Mochica, de 33 voces, es común sólo 1, lo que da 3.03 % de afinidad.

- Colán con Sechura, de 34 voces, es común sólo 10, lo que da 29.41 % de afinidad.

- Colán con Catacaos, de 30 voces, es común sólo 26, lo que da 86.67 % de afinidad.  

- Catacaos con Quechua, de 32 voces, no hay ninguna común, no hay afinidad.

- Catacaos con Mochica, de 32 voces, son comunes 1, lo que da 3.13 % de afinidad.

- Catacaos con Sechura, de 31 voces, son comunes 10, lo que da 32.26 % de afinidad.  

- Sechura con Quechua, de 36 voces, no hay ninguna común.

- Sechura con Mochica, de 36 voces, no hay ninguna común. 

Esto muestra que el dialecto de Sechura, tiene bastantes diferencias con el de Catacaos  no obstante su cercanía; y un poco más de diferenciación con el Sec de Colán. Pero esto no se debe a una influencia  lingüística con el Muchic, pues ni con esa lengua ni con el quechua tiene afinidad alguna. Es pues una especie de isla idiomática. 

El quechua, nunca se enraizó entre los tallanes. Doscientos años después de la Conquista casi nadie lo hablaba en la costa de la región Piura-Tumbes, mientras que todavía subsistía en Huancabamba. Los últimos censos nacionales muestran que los únicos departamentos en los que nadie usaba el quechua como lengua habitual, eran Piura y Tumbes

Voces tallanes. 

El escritor cataquense Jacobo Cruz Villegas, ha reproducido un buen número de voces tal1anes que había conservado el Dr. Manuel Yarlequé Espinosa en el siglo pasado. Se refiere a toponímicos y patronímicos que a un subsisten pero castellanizados. Se da también su significado. 

Voces referentes a pueblos: 

Catac ccaos (Catacaos).- Llano grande y exuberante.

Ñari Hualác (Narigualá).- Ojo grande que avisora lejanía.-Fundador 2da dinastía.

Hualac o Walac   Dios tallán del valle del Piura.

Tangar-Arac (Tangarará).- Pantano Fluvial con peces.

Mocca-Arac .- Arquero certero, infalible.

Shimbi-Alac (Simbilá).- Curaca de trenzas largas.

Viccacac-Arac (Vicacará).-Casona con penas diabólicas.

Tampu Leroc (Tambolero blanco).- Tambo para viajeros dinásticos. Tampu Ccomer (Alto de Chiclayito).- Tambo verde.

Peña Alac (Peñalá).- Joven curaca rebelde.

Muño Alac (Muñuela).- Curaca experto en arco y flecha.

Puyuntu Alac (Puyuntalá).- Curaca partero.

Tingu (Tingo).- Alfarero.

Shima Achec ( Simache).- Orfebre.

Marcac Huilca (Marcavelica).- Bohemio, cantor.

Cusuc Cusuc ( Cusucuso).- Araña de muerte.

Macca Arac (Macará).- Curaca, hija de curaca.

Tum Pish (Tumbes).- Suelo plateado, rey de la cólera.  

Todas  estas voces corresponden a la segunda dinastía.

Hay que hacer notar que algunas significaciones no corresponden a la realidad geográfica o a la realidad histórica. Así tenemos que los tallanes no usaban arcos, ni flechas. Ningún cronista se refiere a eso, ni en los ceramios se representan. En cambio los indios de la isla Puná si eran buenos arqueros. Los tumbesinos le dan otra etimología a la palabra Tumbes o Tumpiz e incluso hay una leyenda de personajes mitológicos con ese nombre. La voz Macará, también denomina una población fronteriza de Ecuador. 

Son voces propias de la 1ra. dinastía: 

Poechío (Poechos).- Jefe de guerreros.

Chapac Yurac (Chapairá).- Espía blanco.

Chalac Alac  (Chalacalá).- Camisa corta.

Pucusuc Alac (Pucusulá).- Poncho corto.

Huangash Alac (Huangalá).- Bajada al río.

Pelingu Arac (Pelingará).-  Piedras que lloran.

Congosh Arac (Congorá).- Valle seco.

Yapater Arac (Yapatera).- Nube negra.

Paqcha  (Paccha).- Lluvia a chorros (quechua).

Amoctaje o Moctaje (Amotape).- Consejero anciano.

Coscomba (Coscomba).- Camino real.

Cuccung Arac (Cucungará).- Sembradores de camote.

Chatu (Chato).- Nariz corta, colina mocha.

Shas (Chaz).- Claridad nocturna, tumba de nobles.

Shinchao (Sinchao).- Soldado (quechua).

Cashano (Casano).- Tronco viejo.

Casharác Anac (Casaraná).- Colca de maíz.

Cumbir Arac (Cumbivira).- Casa quemada.

Yupic Atac (Yupita).- Redondo (hombre).

Tacac Arac (Tacalá).- Represa.

Beccac Arac (Becará).- Gordo simplón.

Chacquir Arac (Chaquira).- Collar de colores.

Letir Arac (Letira).- Racimo de frutas sabrosas.

Vic Cush (Vicús).- Salvador o colina do salvación.

Llic Qur (Llicuar).- Pintor.

Lengash .- Río  (río Piura)

Parics Añac (Pariñas).- Caverna, escondite.

Mincha Alec (Minchales).- Goma negra. 

Voces tallanes que corresponden a personas y o parcialidades, son en cuanto a la primera dinastía que mitológicamente se atribuye fue fundada por Mec-Non, son las siguientes: 

Mec-Non (Menón).- Pájaro errante, gritón.

Yarlec Aquec (Yarlequé).- Burlón, guapo (Parcialidad Menón).

Shusllón (Sullón).- Árbol frondoso (Parcialidad Menón).

Tinmac Anac (Timaná).- Botija (Parcia1idad Menón).

Adanac Aquec (Adanaqué).- Codicioso y débil  (Parc. Menón).

Tacllán (Tallán).- Diestro en el manejo de la taclla.

Mecchatu (Mechato).- Bailón y comelón (Parc. Mechato).

Cheroc Aquec (Chiroque).- Cantor ( Parc. Mechato).

Sirlu Apuc (Sirlupú).- (Parc. Mechato).

Yesquen (Yesquén).- ( Parc. Mechato).

Yamunc Aquec (Yamunaqué).- Mandón, grosero ( Parc.Menón).

Pash Achec (Pasache).- Sobrio, calculador (Parc. Mecache).

Cheroc (Chero).- Sediento ( Parc. Narihualá).

Laluc Apuc (Lalupú).- Obstentoso, trabajador (Parc. Narihualá).

Pulac Achec (Pulache).- Mañoso, precavido (Parc. Narihualá).

Sococ- Alac (Socola).- Esposa leal (Parc. Narihualá).

Mecca-Amo (Mecamo).- Irrigación.

Ancaj-Jimac (Ancajima).- Gavilán negro (Parc. Mécamo).

Ipanc-Aquec (Ipanaqué).-  (Parc. Mécamo).

Icanc -Aquec (Icanaqué).- Mensajero veloz (Parc. Marcavel).

Maccac- Apuc (Marcalupú).- Intrépido ( Parc. Mecache).

Nac Aquichec (Naquiche).- Arriero, caminate (Parc. Marcavel).

Payco (Paico).- (Parc. Marcavel). 

En las voces que se expresan, se ha considerado como de origen tallán, la propia expresión "Tallán" pero resulta que en realidad es voz quechua que significa hombre echado de vientre, lo cual

después de todo era la forma corno los tallanes trabajaban su alfarería. Tampoco puede ser la definición de la voz tallán: diestros en manejo de taclla, por cuanto la taclla era un arado que los incas utilizaban en todo el imperio y también taclla es voz quechua. 

Son voces correspondientes a la segunda dinastía: 

Colpac hual (Colpagua).- Rey del desierto.

Cul Upuc (Colupú).- Guardián.

Changanc Aquec (Changanaqué).- Adulón ( Muññu-A1ac).

Rummi Achec (Rumiche), Cargador de litera (de Muññu-Alac o Muñuela).

Meccac Achec (Mecache).- Santulón.

Namuc Achec (Namuche).- Poeta (Parc. Mecache).

Chanduc Uvic (Chanduví).- Charlatan (Parc. Mecache).

Lupuc Achec (Lupuche).- Consejero (Parc. Mecache).

Puycon (Poicón).- (De los Naylamps pasó a los Amojtape).

Mec Len (Melén).- Agua mansa.

Lacchir Arac (Lachira).- Gran nadador. 

 

El Sec, la antigua lengua de los tallanes, tenia variantes en el departamento de Piura según las localidades. Muchas voces eran de igual pronunciación fonética, pero otros se daban completamente diferentes. Sin embargo no se pueden hablar de dialectos dentro de la lengua tallán. Lo que indudablemente era común, y que aún persiste y hace inconfundible a los piuranos de ahora, esa dulce entonación con que se habla, ese especie de canto o dejo, que motiva en otros lugares tantas bromas, pero que también constituye una especie de sello de la piuranidad. 

En Colán, Sechura y Catacaos, se producían esas variantes en el Sec y el Obispo de Trujillo, Martínez de Compañón, cuando hizo en el siglo XVIII una visita al departamento de Piura, tomó interesantes apuntes, los mismos que se reproducen en "Historia de Sullana" de Miguel Seminario, el que a su vez las obtuvo del Doctor Miguel Maticorena Estrada, historiador e investigador piurano.

Como cualquiera puede apreciar, ni uno solo de los vocab1os que acabamos de mencionar ha perdurado en los tres pueblos tallanes

La alimentación.  

Los antiguos piuranos, no siempre tuvieron los mismos hábitos alimenticios. El desarrollo los fue cambiando. 

Los primeros pobladores que no radicaron en forma fija en un lugar, fueron pescadores en la costa y cazadores, más el interior. En ambos casos también fueron recolectores.  

En la actividad pesquera parece que tuvieron desde el principio avanzados conocimientos; lo que se prueban con restos  de antiquísimas redes que se han encontrado en Sechura y en el Bajo Chira.   

También los restos de conchales en Tumbes y en la costa de Piura, prueban que las ostras fueron uno de sus alimentos preferidos. 

En el interior se lograban alimentos mediante la caza del venado y del sajino, y se aprovechaban vegetales, como frutas y otros, por el simple sistema de recolección.  

Los primitivos piuranos llegaron a conocer el fuego desde el principio. Los alimentos eran asados. Pero el pescado se comía crudo o semi-crudo  

En la etapa pre-agrícola, sus primeros alimentos logrados por su esfuerzo fueron los pallares y las calabazas. 

Con el tiempo y el avance de la agricultura, la alimentación de los tallanes fue diversificándose. 

El comer pescado semi-crudo perduró con el tiempo y don Antonio de Ulloa en 1772 hacía resaltar que en la costa de los yungas se comía el pescado crudo. En realidad eso no debe mayormente llamarnos la atención, por que el cebiche que en la actualidad es un palto preferido por los peruanos de la costa, es también pescado semi-crudo.  

El arqueólogo e historiador alemán Horkheimer y Engel, estudiaron el régimen alimenticio de los yungas, desde 5.000 años antes de Cristo. 

Según Engel, por el año 5.000 el alimento de los habitantes de la costa -comprendi dos en ellos a los piuranos– fueron el pescado, los mariscos, el lobo de mar, el pallar y la calabaza. Eso era en la época pre-cerámica, de la agricultura incipiente, de pueblos también cazadores y nómades.    

Por más de dos mil años no hubo casi momificación en los hábitos alimenticios de nuestros antepasados, pero a los alimentos anteriores agregaron el maíz y el zapallo. Si bien en hábitos alimenticios el progreso fue lentísimo para los hombres que vivían cerca del mar, eso no significa que en términos de cultura no hubieran avanzado pues se iniciaron en las técnicas del tejido, de la metalurgia, y en lo que se puede denominar la pre-alfarería.   

Por el año 1.000 A.C hace su aparición, un alimento que iba a tener gran importancia en la vida de los pueblos, no sólo de la costa sino también de la sierra. Nos referimos al maíz. 

Quinientos años más tarde, ya la comida de los primitivos piuranos era bastante variada, pues se había incorporado la yuca y el camote. También algunas aves.  

Posteriormente, es decir durante el desarrollo cultural y dominio o influencia, Mochica, Chimú o Inca, se agregaron la carne de llama y el cuy como alimento, así como muchas leguminosas.   

Los tallanes y los yungas en general, industrializaron el pescado, para lo cual lo salaban, o ahumaban y lo secaban al sol. De esa forma podían comercializarlo con los pueblos del interior. Para tal fin se aprovecharon salinas existentes cerca de Paita  que Juan Salinas de Loyola, en la Relación que hizo de Piura para el Rey de España, ponderó mucho.  

Cieza de León, en "La crónica del Perú" al hacer el relato de su viaje por Piura, decían que los indios cosechaban el fríjol y el maíz en grandes cantidades. El cronista se refería también a batatas dulces, a pan fabricado con harina de maíz, a la cría de muchos patos y a la industria de secar las frutas.   

Como es lógico suponer, la bebida del pueblo tallán fue la chica de maíz, que se consumía en gran cantidad. Este hecho, lo menciona el Cronista manifestando que siempre estaban con un vaso en la mano. Pizarro fue convidado con Chicha por la Capullana la hermosa Susi, y también por los caciques de Tumbes y de Poechos.  

Los yungas adoptaban para comer una posición muy incomoda pero a la que se habían acostumbrado. Se sentaban en el suelo, con las piernas dobladas, y juntas y las rodillas a la altura de la barbilla. Esta costumbre subsiste entre los campesinos mexicanos.  

Algunos utilizaban un banquillo, toscamente fabricado de madera, de patas cortas. Usaban, como aún se ve en lo hogares campesinos, batanes de madera, en donde reducían a polvo el maíz que utilizaban para hacer pan. Las ollas eran de barro cosido sin mayores adornos o motivos ornamentales. El maíz para consumo era tostado en callanas de barro agujeradas. Los platos eran también de barro cocido o de poto. Algunas de madera.   

Las comidas eran muy picantes, pues hacían mucho uso del ají. 

Los caciques eran muy dados a las fiestas y a comer con muchas personas, consumían grandes cantidades de chicha. 

Los tallanes eran gente muy hospitalaria y a todo extranjero agasajaban e invitaban a comer. Sólo la conducta abusiva de los españoles les hizo cambiar.

Ganados y animales domésticos. 

El cronista Cieza de León, refiriéndose a Piura, manifiesta: "solía haber gran cantidad de ganado que llaman ovejas del Perú, en este tiempo hay muy pocas, por la priesa (sic), que los españoles les han dado". 

Se refiere al Cronista a las llamas. Estos aninales no obstante que prefieren los climas fríos y de altura, se aclimataron en la costa, cuando fueron traídos por los incas conquistadores.

Cuando los españoles desembarcaron en Tumbes, observaron rebaños enteros de llamas que llegaban cargadas con mercancía.

Los españoles les dieron muy mal trato, cargándolas con pesos excesivos y haciéndolas sacrificar para aprovechar su carne y su lana. 

El mismismo cronista, dice que en las casan de los indios tallanes "se ven muchos perros diferentes de la casta de España, del tamaño de gozques, a quienes llaman chonos. Crían también muchos patos". 

Los gozques eran perro pequeños de los labriegos españoles. Parecen que la cría de patos estaba muy extendida en el suelo tallán y se le tenían en gran aprecio. Cuando Pizarro recibió a una embajada de personajes que en San Miguel lo saludaron en nombre, del Inca, como parte de los regalos que le hicieron le obsequiaron dos patos secos. Habían perros sin pelambre de los llamados viringos. 

El cronista Oviedo, dice que desde Tumbes hacia abajo hay bastante ganado auquénido, muchas clases de patos y que la cacería la hacen con aves salvajes, venados, zorras y gatos de monte. También cazaban cóndores que desde los Andes bajaban a la costa para atacar a los lobos marinos. 

Cieza afirma que en la sierra, desde la región de los Cañaris, no sólo habían llamas, sino también guanacos y vicuñas.

El mismo cronista menciona la existencia de puercos pecarís cuya carne ponderaba. Se refería sin duda alguna a los sajinos. 

Habían unas especies de pavas domésticas, de las que una era un poco más grande que un pato y la llamaban zuta y otra parecida a los gallos y la llamaban maca. Posiblemente era la aliblanca especie casi extinguida que existe aún en la Reserva de Amotape. 

En los campos vivían muchas perdices y tórtolas. Habían ratones pero no ratas

El vestido.

Los Cronistas españoles nos han dejado muchas referencias con relación al vestido de los tallanes, cuando recién llegaron los conquistadores. 

Cieza de León, al referirse a los tallanes, dice: "Andaban vestidos con sus mantas y camisetas y traían en la cabeza puestos sus ornamentos, que era cierta manera redonda, que se ponían hecha de lana, y alguna de oro y plata o de unas cuentas muy menudas que ya tengo dicho llamares chaquiras".  Luego dice: "Las ropas para su vestir son hechas de algodón que cogen por el valle lo que para ello han menester". 

Al referirse a la sierra piurana, dice el Cronista que antes de ser conquistados por los incas andaban desnudos, pero que al momento del arribo de los españoles, "usaba ropa de lana de sus ganados, que es fina y muy buena para ello". Luego vuelve a recalcar que "Sus ropas son de lana de estas ovejas (las llamas) y de vicuñas, que es mejor y más fina y de algunos guanacos que andan por los altos y despoblados y los que no pueden tenerlas de lana, las hacen de algodón".

Oviedo dice de los yungas que iban vestidos con camisetas sin mangas y hasta medio muslo y las mujeres con camisas largas hasta el pie, muy anchas y sin mangas y a manera de alba se las ciñen y andan. Ellos y ellas llevan los cabellos cortados, excepto las personas principales y sus mujeres que los llevan largos. 

Pedro Pizarro al hacer el relato de la Conquista dice que los tallanes traen unas túnicas y mantas de algodón labradas de algunas labores con lana y llevan unos rebozos alrededor de la cabeza que les da vuelta debajo de la barba con unos ropacejos y las mujeres visten unos capuces que les llegan hasta los tobillos y ellas tienen horadados los labios y metidas en los agujeros unas puntas  de oro y plata redondas  que se las quitan y ponen cuando quieren". 

Fray Reginaldo de Lazárraga, asegura que las capullanas debían su nombre al vestido que usaban, que era una especie de capuz, con que se cubren de la garganta hasta los pies, ciñéndose la cintura con bandas.  

Zárate, relata que los tumbesinos vestían túnicas y pequeños paños. Hombres y mujeres lucían muchas joyas de oro. Las mujeres visten hábitos de algodón hasta los pies, a manera de lobas y los hombres traen pañetes y unas túnicas hasta las rodillas y encima unas mantas. Todos visten igual  y la diferencia está en el tocado de las gentes de cada pueblo, siendo lo común rodear la cabeza de cordones de lana de distintos colores.   

Gutiérrez de Santa Clara, hace un relato completamente diferente y extraño, que parece no concordar con la realidad. Dice que los yungas son groseros y sucios, andan desnudos, en cueros y apenas usan de algunas manta muy delgada para cubrirse. Manifiesta que también las mujeres andan desnudas y cuando más con unas pampanillas de lienzo delgado cuando son casadas, pues las solteras a las que llaman "chinas" no se ponen nada, traen los cabellos sueltos por la espalda, poniéndose un poco de bermellón en la cara que se la pintan de mil modos. 

El mismo cronista, contradiciendo lo que dicen otros, asegura que los hombres usan cabellos largos al igual que las mujeres, y los trenzan  y atan a la cabeza con cintas de diversos colores. Para depilarse usan unas tenazuelas. 

Gutiérrez de Santa Clara, tiene muy mala opinión de las "chinas" costeñas. Dice que si se lavasen podrían ofrecer un atractivo rostro. Es decir que en el criterio occidental se afeaban con los afeites y coloretes que usaban. 

Gonzáles Fernández de Oviedo, en su obra "Historia General y Natural de las Indias", cuenta lo que sigue: "En el río que llaman de la Pira (se refiere incuestionable a La Chira), que es a treinta leguas o llaméense tal1anes. Andan arrebozados los  hombres con unas tocas de muchas vueltas, e así traen las cabezas muy grandes con aquellos rebozos, e a los cabos sus ropacejos colgados que parecen barbas. Unos dicen que lo hacen por que diz que tienen en el colodrillo o cogote un rabo tan grueso e luego como el dedo mayor de la mano". 

Antonio Vásquez de Espinosa, en "Compendio y descripción de las Indias Occidentales", escribía: "El traje de los indios de los llanos es ya todo españolado, y las indias se visten un saco grande de algodón negro, y las grandes o cacicas, les arrastra una vara de cola como canónigos de Sevilla o Toledo, y cuento más grande, más cola, por que tienen puesta en aquello su autoridad". 

Como adornos, usaban collares de chaquiras y brazales. Aretes y unos discos metálicos que les agrandaban las orejas al igual que los orejones cuzqueños. También usaban –al  menos la gente principal– narigueras, pues se han encontrado varias que tienen la forma de media luna, siendo unas de cobres y otras de oro. Los vestidos los adornaban con lentejuelas de cobre o con bordados de lana. 

Los rebozos con que se cubrían la cabeza que todos los cronistas mencionan, también son representadas en los ceramios tanto de Vicús como los hallados en otros lugares del departamento. Eran verdaderas turbantes, y a los  españoles les llamó mucho la atención ver eso cuando desembarcaron en Tumbes, trayéndoles al recuerdo, esa  prenda que usaban los moros, que eran también de color un tanto oscuro como los tumbesinos. 

Como se puede comprobar, el llamar "chinas" a las indígenas sobre todo a las jóvenes, no es algo reciente, ni tampoco a causa de lo rasgado que pueden tener sus ojos, dándoles un aire un poco oriental, sino que fueron los propios indios los que la denominaron así, tal como lo cuenta Gutiérrez de Santa Clara. 

La expresión "china" es castellanizada, y otra tiene que haber sido la expresión tallán.

Posiblemente se trate de dos voces shina. En el lenguaje la raíz shi aparece con mucha frecuencia. Shi se denomina por ejemplo a la Luna y la expresión Chimú es un corrupción de shi-mú. No nos podemos aventurar a buscarle un significado a shi-na, pero indudablemente, que la expresión actual de "china", no es impuesta por los españoles

 

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