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Comunicación Educativa (página 3)


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El estudio de la interacción en la psicología marxista parte del análisis de la actividad social, de las relaciones sociales que se establecen entre los hombres en un sistema social dado, para de ahí pasar al estudio de las acciones individuales, específicas que se derivan de las primeras.

El logro de un verdadero intercambio de acciones y la influencia mutua sólo se logra cuando existe en los miembros del grupo la comprensión única de la situación en que se da la interacción, y el conocimiento y aceptación mutuos, sobre la base de la comprensión de sus intenciones, motivos y actitudes. En este sentido se habla de la función afectiva de la comunicación que se verá más adelante, poniéndose en claro que la comprensión mutua de los participantes de la interacción determina la estrategia y táctica a seguir en la actividad común y participa decididamente en la toma de decisiones del grupo.

Una de las formas más actuales en la que se expresa la función regulativa de la comunicación en el terreno educativo es la llamada "negociación" que tiene lugar entre el profesor y sus alumnos al comenzar un curso escolar para establecer determinadas normas de trabajo, derechos y deberes de ambas partes y que permite el "encuadre" del proceso docente y la creación de contratos pedagógicos.

Tipos de interacciones

Todas las variadas formas de interacción entre los hombres en el proceso de comunicación pueden clasificarse en dos tipos fundamentales: las que favorecen la actividad conjunta, llamadas de cooperación, (acuerdo, adaptación, asociación) y las que entorpecen la actividad conjunta, (de competencia, desacuerdo, oposición, disociación).

Aunque se ha acostumbrado a ver las relaciones de cooperación como "positivas" y las de competencia como "negativas", resulta imprescindible profundizar más en su estudio y comprensión del papel que juegan en la comunicación. Desacuerdo y oposición pueden ser favorables en determinadas circunstancias. Las relaciones de conflicto ocupan cada vez más la atención de los investigadores, no sólo por su valor teórico, sino por sus implicaciones prácticas en el sentido de cómo tratar el conflicto cuando ya está presente, cómo prevenir su surgimiento, atenuarlo, etc.

Tanto las relaciones de cooperación como las de competencia deben examinarse en el contexto de la actividad social y no fuera de ella.

Además de esta clasificación dicotómica de la interacción, existen otras que permiten conocer mejor la naturaleza de las relaciones en el seno de un grupo durante una actividad conjunta, por ejemplo, Bales (2) propone clasificar las interacciones que se dan en esa situación dentro de cuatro esferas:

– Esfera de las emociones positivas, que comprende las relaciones de solidaridad, anulación de la tensión y acuerdo.

– Esfera de la solución de problemas, aquí las interacciones se expresan como: proposiciones e indicaciones, opiniones y orientación a otros.

– Esfera del planteamiento de problemas, con interacciones como: pedidos de información, pedir opiniones e indicaciones.

– Esfera de las emociones negativas, se trata de interacciones como: desacuerdo, creación de tensiones y demostración de antagonismo.

Aunque este esquema ha sido criticado, porque atiende sobre todo a los aspectos formales de la interacción, el mismo ha tenido amplia difusión, demostrando ser útil en la práctica para la comprensión de diversos tipos de interacción que se dan en los grupos pequeños al enfrentar una actividad conjunta.

Es importante que en el análisis de la interacción se tenga en cuenta no sólo su forma, sino el contenido mismo de la actividad. Esta es una tarea realmente compleja que ha sido desestimada por la psicología no marxista, la cual ha desarrollado muchos estudios de interacción en la situación más simple en que ella puede darse: en la relación de pareja, en la llamada "interacción diádica".

Estos estudios profundizan en los aspectos formales de las estrategias de acción de los individuos en una situación de conflicto, pero por su simplicidad y carácter artificial se alejan considerablemente de las reales relaciones de interacción que se establecen entre los individuos en su actividad cotidiana.

Un aporte más sustancial a la comprensión de la interacción ha sido brindado por el llamado "interaccionismo simbólico" a partir de los trabajos de G.H.Mead y sus seguidores, quienes examinan la interacción como punto de partida de todos los fenómenos psicosociales tal como vimos en capítulo anterior.

La idea central de esta concepción ha sido sintetizada del siguiente modo:

"…consiste en que la persona se forma en la interacción con otras y el mecanismo de este proceso es el establecimiento del control de las acciones de la persona por la representación que sobre ella se han formado las circundantes"

Esta es la única tendencia de la psicología no marxista que ha destacado el verdadero papel de la interacción en la formación de la persona y en la determinación social de esa formación. No obstante, este enfoque resulta limitado.

Estas limitaciones son superadas por la concepción marxista de la interacción como organización de la actividad conjunta, en la cual se cumple el requisito de su estudio no de manera aislada, sino incluida en determinada actividad común que realizan los hombres en condiciones socio-económicas concretas.

La actividad conjunta puede organizarse de distintas formas, lo que da lugar a tipos variados de interacción entre los participantes. En cada una de ellas los aportes individuales a la realización de la actividad común varían también.

Existen tres modelos o formas de organización de la actividad conjunta:

– Individual: cada participante hace su parte del trabajo común de manera independiente, por ejemplo en las brigadas laborales donde cada uno tiene su tarea específica.

– Sucesiva: la tarea común es cumplida sucesivamente por cada participante, como en una cadena de producción.

– Recíproca: la interacción de cada participante con todos los demás es simultánea, por ejemplo, en los equipos deportivos. De las tres formas de organización de la actividad conjunta, la recíproca es la que garantiza la mayor interacción entre los participantes.

Las diversas formas de interacción entre los hombres se dan en el marco de determinadas relaciones sociales e interpersonales entre ellos. Estas relaciones determinan tanto el tipo de interacción que surge en las condiciones concretas dadas (de colaboración o competencia) como los aspectos expresivos de las mismas: evaluaciones, actitudes, etc. que destacan el matiz afectivo en la interacción. Es decir, que en el proceso de interacción se expresan tanto las relaciones sociales como las interpersonales con su carga afectiva.

En un grupo concreto de personas, por ejemplo, en un centro de trabajo, la interacción que se establece entre sus miembros puede estar determinada por las relaciones interpersonales entre ellos o subordinarse a la actividad social; esto dependerá tanto del nivel de desarrollo del grupo como del sistema de relaciones sociales en que el grupo existe. Relaciones emocionales donde predominan los sentimientos negativos pueden llevar a interacciones de antagonismo, competencia y creación de tensiones que afectan la actividad común. En otras circunstancias estas mismas relaciones interpersonales pueden plegarse a la actividad social que requiere del establecimiento de interacciones de cooperación entre sus miembros. En tales situaciones es frecuente que la actividad conjunta que desarrollan los miembros del grupo influya en el mejoramiento de sus relaciones interpersonales.

El logro de un verdadero intercambio de acciones y la influencia mutua sólo se logra cuando existe en los miembros del grupo la comprensión única de la situación en que se da la interacción, y el conocimiento y aceptación mutuos, sobre la base de la comprensión de sus intenciones, motivos y actitudes. En este sentido se habla de la función afectiva de la comunicación que se verá más adelante, poniéndose en claro que la comprensión mutua de los participantes de la interacción determina la estrategia y táctica a seguir en la actividad común y participa decididamente en la toma de decisiones del grupo.

Una de las formas más actuales en la que se expresa la función regulativa de la comunicación en el terreno educativo es la llamada "negociación" que tiene lugar entre el profesor y sus alumnos al comenzar un curso escolar para establecer determinadas normas de trabajo, derechos y deberes de ambas partes y que permite el "encuadre" del proceso docente y la creación de contratos pedagógicos.

Negociación y contrato pedagógico

El diálogo pedagógico tiene carácter asimétrico, por la naturaleza de las funciones asumidas por cada uno de los interlocutores y por la dimensión temporal, abierta hacia el futuro de la situación educativa.

Un diálogo simétrico supone un progreso paralelo de los interlocutores en el descubrimiento de un hecho o en la elaboración de un conocimiento; el paso simultáneo por diferentes etapas gracias al apoyo mutuo de los participantes en la situación. Evidentemente, este no es el caso del diálogo pedagógico. Su carácter asimétrico es inherente a la situación docente, donde uno de los participantes tiene mayor status y poder que el resto. La asimetría se explica por las siguientes razones:

– El profesor asume una función de orientación, de guía del alumno, conoce los objetivos a alcanzar y la significación de sus acciones, tanto en un tiempo determinado como a lo largo de todo el proceso.

– El docente domina la significación del conjunto de la situación educativa y del desarrollo del diálogo educativo. Es capaz de anticipar en el alumno las características que desea posea el adulto, trazarse fines y estrategias para lograrlo.

Es un hecho contradictorio que aunque el maestro adopte formas pedagógicas progresistas, que intenten "emancipar" al niño, ayudarle a desarrollar su autonomía, sigue siendo el protagonista de la situación.

Aunque este hecho subraya el carácter asimétrico del diálogo, en la propia noción de diálogo está implícita la posibilidad de interacción y de influencia mutua.

¿Qué posibilidades reales existen de lograr una reducción de la asimetría en el diálogo? El diálogo pedagógico tiene una configuración triangular, donde interviene no sólo el profesor y el alumno, sino también el conocimiento, por lo tanto, de la actitud que se asuma hacia el conocimiento dependerá en gran medida la forma que tome el diálogo docente-discentes.

El objeto del diálogo es precisamente el conocimiento, su finalidad es el desarrollo de la persona y el profesor es su mediador. Cuando el maestro deja de ser fuente única del saber y promueve en sus alumnos la búsqueda activa del conocimiento, cambia la situación educativa y las características típicas del diálogo asimétrico. Puede hablarse entonces de un diálogo constructivo.

Aplicada a la educación de adultos, la Pedagogía del contrato supone una negociación constante entre los interlocutores, para examinar opciones, delimitar objetivos en cada una de las sesiones de trabajo, partiendo del análisis de las necesidades, demandas y expectativas para organizar juntos el proceso pedagógico. La evaluación y retroalimentación constantes permite el continuo perfeccionamiento del proceso docente.

Función afectiva de la comunicación

Tal como hemos visto antes, en el proceso de comunicación los hombres no solamente intercambian información, si no que organizan su actividad común, se influyen y regulan sus acciones mutuamente. Junto a las funciones informativas y regulativas de la comunicación esta la función afectiva cuyo concepto central es la comprensión mutua.

La comprensión mutua representa el aspecto afectivo de la comunicación, determina los estados emocionales del hombre en su relación con otros el nivel de tensión emocional de la comunicación interpersonal. Se refiere a la comprensión tanto intelectual como emocional del interlocutor, que permita el desarrollo de simpatía t amistad entre los participantes en el proceso de comunicación. Este es el aspecto mas complejo y profundo de la comunicación, que implica que en el acto comunicativo se tomen en cuenta los motivos, propósitos y actitudes del otro, comprenderlos y aceptarlos intelectualmente, compartirlos emocionalmente asimilarlos a al conducta propia.

La comprensión mutua es la base no solo de la interacción entre los participantes en la actividad conjunta, sino de profundas relaciones interpersonales de carácter afectivo. En la misma juega un papel fundamental las representaciones o imágenes que cada uno de los interlocutores se forma de los otros, a este proceso se le llama percepción interpersonal. Otro importante aspecto de la comprensión mutua son los mecanismos a través de los cuales esta tiene lugar.

La comunicación interpersonal

Tradicionalmente se ha definido como una comunicación en la cual las personas, en un encuentro cara a cara, sostienen una relación interdependiente a través de un intercambio recíproco de pautas verbales y no verbales. Es de doble dirección, próxima, y en ella los emisores y receptores intercambian alternativamente sus roles: es el diálogo, la interacción directa en tiempo real. Sin embargo, también podemos decir que la comunicación interpersonal posee otra dimensión, siempre igualmente bidireccional, interactiva, pero ahora caracterizada por la distancia física entre comunicantes. Es una intercomunicación lejana en la cual no hay cara a cara y el contacto personal requiere mediadores técnicos y sistemas interpuestos como el teléfono, el correo postal o electrónico u otras formas de interacción mediada tecnológicamente. En ambas dimensiones hay un elemento común: la interacción recíproca entre los actores del proceso.

Características

  • Menor asimetría.

  • Mayor probabilidad de bidireccionalidad. Intercambio de roles comunicativos.

  • Uso del mismo canal y aproximadamente del mismo lenguaje.

Importancia

  • Posibilita satisfacer necesidades físicas y psicológicas.

  • Brinda bienestar psicológico.

  • Posibilita el trabajo conjunto.

Es una vía de solución de conflictos

Barreras de la comunicación

Varios autores coinciden en clasificar las barreras en dos grandes grupos o niveles: las primeras, a nivel sociológico, tienen su base en causas sociales objetivas, por la pertenencia de los participantes a distintos grupos sociales, lo que origina concepciones filosóficas, ideológicas, religiosas, culturales, distintas que provocan la falta de una concepción única de la situación de comunicación.Las segundas, a nivel psicológico, surgen como consecuencia de las particularidades psicológicas de los que se comunican (carácter, temperamento, intereses, dominio de las habilidades comunicativas) o a causa de las particularidades psicológicas que se han formado entre los miembros (hostilidad, desconfianza, rivalidad) que pueden haber surgido no sólo por la combinación de las características personológicas de cada uno sino también por factores circunstanciales que los han ubicado en posiciones contradictorias o rivalizantes según la situación en que se encuentran (guerras, lucha de contrarios por un objeto o sujeto en la que la ganancia de uno signifique la pérdida del otro) (Darcout, A., 1993).Otros autores las clasifican en: materiales, cognoscitivas y socio-psicológicas. Las materiales se dan cuando la comunicación es global, masiva o va dirigida, al menos a un número considerable de personas; ocurren ante la carencia objetiva de recursos o bienes de comunicación y son definitorias en la transmisión de los mensajes (medios masivos de comunicación: televisión, radio, prensa; micrófonos, altoparlante). Pero estas barreras son fácilmente detectables y por tanto su eliminación no constituye un problema insoluble. Las cognoscitivas son más complejas y se refieren al nivel de conocimientos que tiene el que escucha sobre lo que pretendemos comunicar. Finalmente las socio-psicológicas, son las más difíciles de vencer y están determinadas por el esquema referencial del sujeto; algunas ideas no resultan válidas o se oponen directa o indirectamente a lo que tiene aceptado el que recibe la información por lo que estas ideas bloquean cualquier nivel comunicativo. Rogers, C. plantea que la mayor barrera que se opone a la intercomunicación es nuestra tendencia natural a juzgar, evaluar, aprobar (o desaprobar) los juicios de otras personas (Almenares, M., 1993). La clasificación más ampliamente difundida es la que establece:

A: Barreras físicas: Inferencias de la comunicación que se presentan en el ambiente en que dicha comunicación tiene lugar. Una típica barrera física es la distracción por un tipo de ruido que obstruye significativamente la voz del mensaje, otros pueden ser las que median entre las personas (distancias, paredes, objetos que dificulten el contacto visual).

  • B. Barreras semánticas: Estas surgen de las limitaciones en los símbolos con los que nos comunicamos generalmente los símbolos tienen como variedad escoger entre muchos, en ocasiones elegimos el significado equivocado y se produce la mala comunicación.

  • C.  Barreras personales: Son inferencias de la comunicación que surgen de las emociones humanas, los valores y los malos hábitos de escucha. Se presentan comúnmente en las situaciones de trabajo. Todos hemos experimentado la forma en que nuestros sentimientos personales pueden limitar nuestra comunicación con otras personas, estas situaciones ocurren en el trabajo, tanto como en nuestra vida privada.

Para hacer una definición acertada de este fenómeno, denominaría estrategia restrictiva de la comunicación a la forma consciente de dirigir y conducir el acto comunicativo en sentido negativo, entorpeciendo y obstaculizando el proceso de entendimiento mutuo y la búsqueda de soluciones conjuntas entre las partes de la comunicación. Estas versan sobre posiciones no cooperativas en las que predomina la orientación en sí mismo por encima de la tarea y del otro, y cuyos fines se dirigen a prevalecer en la relación a toda costa.

Hay personas egocéntricas que tienden a hablar solo de sí mismas, por lo cual les es imposible comprender al otro, ni siquiera le deja expresarse. Otros, por el contrario, permanecen tan callados que se mantienen al margen de la comunicación.

Utilizar el humorismo con demasiada frecuencia, puede hacer que el interlocutor considere que desvaloriza lo que él le está diciendo, generando malestar y constituyendo una verdadera barrera comunicativa.

También actitudes de superioridad, cargadas de mímicas y otras señales extraverbales, impide que los participantes del proceso se sientan en igualdad colaborativa y que puedan intercambiar en beneficio del otro.

La prisa, la falta de atención, de consideración, hacen que la persona preste escaso interés para el que habla, restándole importancia e interés a lo que expresa. Evidentemente, no es efectivo el proceso de comunicación en ninguno de estos casos.

Asimismo, no puedo dejar de mencionar las actitudes rígidas como grandes barreras en la comunicación, debido a que las opiniones propias, en este caso, serían las únicas justas e indiscutibles, impidiendo y obstaculizando el intercambio, la comprensión; en fin, la interacción.

Partiendo de la idea de que no solo es importante poseer habilidades comunicativas, sino conocer cuáles son las barreras debido al frecuente uso que hacemos de ellas, sus consecuencias que verdaderamente impiden lograr intercambios positivos, desarrolladores para las personas implicadas en el proceso; y que, además, son repetidas una y otra vez automatizándose en nuestra conducta diaria. Por lo que, le sugiero en este momento, que reflexione en las ideas aquí expuestas, y que se ejercite en función de lograr ser un buen comunicador, en beneficio suyo y de aquellos que le rodean en su vida cotidiana

Comunicación Educativa

La comunicación educativa es un área específica de las Ciencias de la Educación que está en plena conformación y desarrollo, su elaboración teórico-metodológica no está acabada. Se presentan a continuación sus rasgos esenciales.

Al igual que al estudiar la comunicación como ciencia, existen múltiples acepciones del término comunicación educativa, así como conceptualizaciones que resultan opuestas entre sí o complementarias. Estas conceptualizaciones, que conciben la comunicación en el aula bien como un instrumento o como un proceso inherente al proceso educativo, tienen un estrecho vínculo con el modelo mismo de enseñanza aprendizaje del que se parta, tal como se vio en el capítulo anterior.

Las concepciones más recientes de la comunicación educativa o pedagógica, como también se ha denominado la definen como un proceso inseparable de la actividad docente, donde intervienen diversas prácticas de interacción. Estas prácticas comunicativas se expresan tanto en el aula – a través de diferentes lenguajes: el escolar, el magisterial, el lenguaje de los alumnos y el lenguaje de los textos, como en las metodologías de enseñanza aprendizaje y en las relaciones que establece la escuela con su contexto social.

Como resultado de estas conceptualizaciones que hacen cada vez más cercanos los conceptos de comunicación y educación, se rechazan los modelos convencionales que explicaban el proceso comunicativo en el aula, al resultar insuficientes para comprender su real naturaleza.

De la misma manera que los modelos de la comunicación en general se han ido enriqueciendo y profundizando, en la comunicación educativa se presentan nuevas variantes, como la que examinaremos en este capítulo, la cual integra y vincula a todos los factores que intervienen en el proceso docente, para comprender su naturaleza comunicacional.

La importancia de una adecuada organización y dirección de la comunicación educativa para el éxito del proceso docente es abordada a partir del trabajo de varios autores; se introducen las nociones de tarea comunicativa y etapas de la comunicación pedagógica para estos fines.

El capítulo concluye con una serie de recomendaciones concretas propuestas por V. A. Kan Kalik (3), para el desarrollo exitoso de la interacción profesor-alumnos en el aula, las cuales hemos preferido presentar textualmente, ya que resumen de forma clara y precisa las principales orientaciones que sobre la temática deben tener en cuenta maestros y profesores en su práctica docente.

6.1 Diversas acepciones del término. La comunicación educativa como instrumento o como esencia del proceso de enseñanza aprendizaje

La primera cuestión a destacar es que el término comunicación educativa no ha sido empleado solo en relación con la educación escolarizada, sino que tiene múltiples acepciones ligadas a diferentes aspectos de la práctica social. Esta diversidad de usos puede agruparse en dos principales áreas de interés: la político-ideológica y la pedagógica, las cuales, aunque son específicas, tienen puntos de contacto, tal como se verá más adelante.

6.1.1 La comunicación educativa en el ámbito político-ideológico

El abordaje político-ideológico de la comunicación educativa surge vinculado a prácticas sociales que enfrentan situaciones políticas y socio-culturales específicas y se emplea como medio o estrategia al servicio de un fin social dado. En América Latina la comunicación educativa con fines sociales y político-económicos ha sido ampliamente utilizada. Entre las variantes de aplicación del término con esos fines, están, según T.E.Landivar las siguientes:

1. La práctica política que utiliza la comunicación para concientizar a las masas. Constituyen ejemplos de estas prácticas de concientización las estrategias comunicativas desarrolladas por líderes sociales como V.I.Lenin, Mao-Tse-Tung y Fidel Castro, entre otros.

2. Utilización del término en los marcos teórico-críticos. En este sentido se destacan las conceptualizaciones críticas de la Escuela de Frankfurt y de la Sociología empírica. Estas corrientes del pensamiento social condenan la manipulación de las audiencias por los grandes medios de difusión, así como la consolidación de modelos políticos y económicos injustos. Proponen, en su lugar, modelos alternativos de comunicación, tal como se examinó en el capítulo anterior. Estos modelos de comunicación educativa pretenden crear espacios de participación popular, donde las comunidades actúen, demanden e investiguen. Se aportan nuevas categorías explicativas para la interpretación de la realidad, se aborda la función social de los medios masivos y de la escuela como mecanismos de reproducción social; se subraya la desigualdad y el conflicto social, interpretando los medios como parte del contexto dominante para estructurar la hegemonía de la clase en el poder.

3. Democratización política. Se refiere a la creciente demanda de participación igualitaria de todos los sectores y pueblos en múltiples canales expresivos, como el reclamo del Nuevo Orden Mundial de la Comunicación y la democratización de los medios de comunicación. Este movimiento ha contribuido a la elaboración de métodos y técnicas que potencian la participación de diversos sectores en la vida social y en sus problemáticas concretas.

4. Actualización doctrinaria. Como resultado de los cambios experimentados por la Iglesia Católica Latinoamericana a partir del Concilio Vaticano II, que da un papel preponderante a las condiciones sociales en que viven los más humildes, surge la Teología de la Liberación que, asimilando los aportes de Freire, desarrolla diversas formas de comunicación educativa: propone técnicas y medios de comunicación para la educación social, la concientización para el cambio de estructuras y la vigencia de la justicia. A través de los medios de comunicación se promueven múltiples estrategias para sustentar la dignidad del hombre. Se emplean métodos y técnicas comunicativas para la evangelización; instituciones de origen religioso promueven la producción teórico-metodológica sobre el tema.

5. Prácticas espontáneas. Se refiere al uso de distintos canales y medios de comunicación populares, espontáneos, desarrollados por las sociedades en su búsqueda de autonomía e identidad cultural, tales como teatro, títeres, carteles, danzas, cantos, cuentos. Estos recursos comunicativos, que son esencialmente emocionales, tienen una gran utilidad para la educación y han sido ampliamente empleados en la Educación Popular.

6.1.2 La comunicación educativa en el ámbito pedagógico

Desde el punto de vista pedagógico la conceptualización de la noción de comunicación educativa puede diferenciarse en dos tendencias fundamentales: la comunicación educativa instrumental y la procesal.

En la primera vertiente, la comunicación se concibe como técnica o tecnología, instrumento valioso para la educación pero que no constituye la esencia de la misma. Se atiende a la funcionalidad pedagógica, didáctica de los medios sobre la base de un modelo exógeno de educación, presente tanto en la Pedagogía tradicional como en la Tecnología Educativa.

En el modelo de educación tradicional las técnicas comunicativas contribuyen a la instrucción, ilustran los contenidos impartidos, son un recurso más para que el mensaje llegue al alumno y nada más.

La Tecnología Educativa ha sido llamada también "modelo persuasor", ya que comprende el diseño de estrategias comunicativas, la utilización de medios y el control del sistema de transmisión entre docente y alumnos con vistas a obtener objetivos previamente definidos. En esta concepción el medio tiene un papel fundamental: el sujeto está condicionado por su medio, reacciona a los estímulos del entorno, sobre la base de una concepción conductista del aprendizaje.

A pesar de sus aspectos negativos, la Tecnología Educativa ha permitido el enriquecimiento de la noción de comunicación educativa. T.E.Landivar rescata estos aportes referidos a la dimensión instrumental de la comunicación, tanto en la relación directa con el alumno, como en la educación a distancia. Destaca la importancia que le concede esta tendencia pedagógica a los medios y recursos comunicativos, como estrategias para el logro de los fines educativos, en dos líneas fundamentales; el desarrollo audiovisual, tecnológico y el desarrollo de la comunicación grupal. En este sentido afirma que:

"Si bien la comunicación educativa se venía desarrollando desde otros ámbitos como los expuestos, a partir de la Tecnología Educativa ingresa en la escuela como una estrategia de aprendizaje. Sin dudas que se le puede criticar el sentido persuasor y reproductor de sus propuestas, pero también generó grandes cambios y conformó una etapa necesaria para que las futuras propuestas puedan ingresar al sistema educativo formal (y a otros ámbitos y modalidades) sin mayores resistencias".

La comunicación educativa en su enfoque procesual está presente en aquellos modelos de educación que identifican a los procesos comunicativos no como meros instrumentos o estrategias del aprendizaje, sino como su esencia. Estos modelos -que examinamos en un capítulo anterior- centran su atención en el proceso y no únicamente en los resultados, parten de una concepción epistemológica basada en la interacción entre los sujetos y el medio social como un ecosistema.

T.E.Landivar destaca en estos modelos un desarrollo metodológico diferente a los anteriores, así como la contextualización de la acción educativa. En este sentido afirma que la educación es una práctica social que se inscribe en las transformaciones socio-políticas. Ninguna acción educativa es neutral, sino que forma parte de determinadas concepciones socio-políticas a partir de las cuales se desarrollan estrategias de acción. El análisis de los procesos es, además de tarea técnica, la comprensión de la realidad y la obligatoriedad de tomar partido como producto de la reflexión.

Estos modelos profundizan en las relaciones y contradicciones entre el sujeto y el medio, para construir conjuntamente la realidad considerada. Se trata de un enfoque alternativo que pretende cambiar las relaciones y fines del sistema social.

Como se evidencia en lo tratado anteriormente, la concepción de la comunicación educativa en sentido pedagógico no puede reducirse a un proceso de mera transmisión de información utilizando medios técnicos de diversa índole, las definiciones más recientes del término destacan el papel de la interacción, de la elaboración conjunta de significados entre los participantes como característica esencial del proceso docente.

T.E.Landivar define la comunicación educativa como el área de conocimiento teórico-instrumental cuyo objeto de estudio son los procesos de interacción propios de toda relación humana, en donde se transmiten y recrean significados. En la práctica de la comunicación educativa, al menos uno de los actuantes persigue una finalidad educativa, a partir de la cual se ha apropiado de conocimientos y técnicas para la acción y la ha organizado mínimamente.

En su interpretación de la comunicación educativa. M.Charles Creel enfatiza, junto al proceso de interacción y creación de significados, su complejidad, material y simbólica, donde intervienen tanto la determinación social, como el papel de lo individual en la misma:

"El proceso de comunicación en el aula está conformado por elementos de índole individual y social, con carácter material y simbólico. Esto lo convierte en un fenómeno complejo, donde se relacionan diversos sujetos, constituidos como personas individuales y sociales con el fin de expresar, crear, recrear y negociar un conjunto de significaciones, con base en reglas previamente establecidas en un determinado contexto educacional. En este proceso de creación, recreación y negociación están en juego prácticas comunicativas de diversa índole: verbales, no verbales, icónicas, audiovisuales, kinesícas, etc. que se interrelacionan para constituir universos de significación".

En la Pedagogía de la orientación marxista el tema de la comunicación educativa tiene una gran vigencia, identificándose bajo el rubro de comunicación pedagógica. Entre los autores que trabajan esta temática se destacan los aportes de V. A. Kalik y A. A. Leontiev.

Kan Kalik destaca en su conceptualización de la comunicación pedagógica, su papel en el proceso docente-educativo. Así la define como: "un tipo particular de comunicación profesional -la del profesor con sus alumnos, tanto en el aula como fuera de ella, que tiene lugar en el proceso de enseñanza y educación y posee determinadas funciones pedagógicas: creación de un clima psicológico favorable, optimización de la actividad de estudio, de las relaciones entre docente y discentes y en el colectivo estudiantil".

En ese mismo sentido, A. A. Leontiev define la comunicación pedagógica óptima como: "la comunicación del maestro (y más ampliamente del colectivo pedagógico) con los escolares en el proceso de enseñanza, que crea las mejores condiciones para desarrollar la motivación de los alumnos y el carácter creador de la actividad docente, para formar correctamente la personalidad del escolar…, garantiza la dirección de los procesos socio-psicológicos en el colectivo infantil y permite utilizar al máximo en el proceso docente las particularidades del maestro".

A modo de conclusión de este acápite presentamos una definición de Comunicación Educativa que integra los principales aspectos tratados en las anteriores, la cual resultó del trabajo colectivo de un grupo de participantes en un curso sobre la temática:

"Es un proceso de interacción entre profesores, estudiantes y estos entre sí y de la escuela con la comunidad, que tiene como finalidad crear un clima psicológico favorable, para optimizar el intercambio y recreación de significados que contribuyan al desarrollo de la personalidad de los participantes".

Prácticas comunicativas en la educación

La comprensión de la educación como proceso comunicativo ha permitido identificar tres ámbitos comunicacionales vinculados estrechamente en la institución escolar: la comunicación en el aula, la comunicación en las metodologías de enseñanza aprendizaje y la comunicación entre la escuela y el entorno social.

En las diversas acciones comunicativas que se dan en estos tres ámbitos se expresan no solamente intercambios de palabras, sino las condiciones sociales y culturales concretas de los participantes, su formación y trayectoria académica, sus recursos materiales e institucionales, su identidad y expectativas.

Estas prácticas comunicativas, muchas veces contradictorias entre sí, ejercen un importante papel en la formación de los educandos y en las relaciones que se establecen entre los protagonistas del proceso docente.

La comunicación en el aula esta conformada por cuatro universos lingüísticos que interactúan entre sí, ellos son: el lenguaje escolar, el lenguaje magisterial, el lenguaje de los alumnos y el lenguaje de los textos y materiales auxiliares.

El lenguaje escolar está constituido por…"una vasta red de microlenguajes que interactúan a diversos niveles y cuyos efectos se dejan sentir al interior del salón de clases". Se trata tanto de los lenguajes oficiales, contenidos en las disposiciones y normativas de las instancias de dirección a distintos niveles, como del llamado lenguaje material: las características físicas de la institución escolar, el uso de los espacios donde se lleva a cabo el proceso, lo que implica una concepción determinada del aprendizaje y del sistema de relaciones en la institución escolar.

Forman parte del lenguaje escolar, además, la comunicación contenida en el currículum y en el plan de estudios. Es a través del establecimiento de los currículos oficiales que se establece la selección de aquella parte del saber y la cultura que se considera importante transmitir en cada nivel escolar, los conocimientos y habilidades a formar en los educandos.

Lenguaje magisterial. Se ha definido como: "… Aquel que utiliza el docente en la relación pedagógica que establece tanto con los alumnos como con el objeto del conocimiento. No sólo implica el uso de la palabra, sino que también la entonación, el lenguaje no verbal (la mirada, el uso de las manos, la expresión de la cara, etc.). El lenguaje es el principal instrumento del docente, ya que la enseñanza es narración, monólogo, intercambio, discusión, explicación, descripción, así como transmisión de contenidos".

En la pedagogía tradicional, el uso del lenguaje por el maestro expresa su status, superior al de los alumnos, se trata de un lenguaje de la autoridad: es el docente quien controla la comunicación en el aula, determina el tema, los aspectos a debatir, preguntas, etc., establece las reglas del comportamiento lingüístico de los alumnos, fija los límites y las posibilidades del diálogo. A través de todo esto crea la pauta de las relaciones con sus alumnos.

El lenguaje de los alumnos. Este lenguaje tiene dos formas de manifestación, en dependencia de donde transcurre la actividad del alumno: en el salón de clases o en el círculo de sus iguales; es en su grupo de coetáneos donde el lenguaje de los alumnos es espontáneo e informal, expresando su verdadera dimensión.

Es frecuente encontrar contradicciones entre el lenguaje de los alumnos y el contenido en el currículum oficial. En el proceso docente los alumnos aprenden a expresar el tipo de comportamiento lingüístico que se espera de ellos y que puede ser muy diferente del aprendido en su grupo social. La educación tradicional limita las posibilidades de expresión propia de los educandos, los cuales dicen aquello que quiere oír el maestro, responden a sus preguntas, pero raras veces dicen lo que piensan, se expresan con sus propias palabras. Las limitaciones en el uso del lenguaje de los estudiantes pueden crear serios obstáculos a la adquisición de conocimientos. El uso por el docente de códigos desconocidos para los alumnos da lugar a barreras que dificultan el aprendizaje.

El lenguaje de los textos. Es el lenguaje contenido en la bibliografía utilizada en la escuela, vinculada con los contenidos del currículum, donde se fija, en términos generales, lo que el docente tiene que enseñar y lo que el alumno tiene que aprender. A través de los textos el estudiante recibe una interpretación dada de la realidad, a partir de una ideología implícita.

Existen diferentes perspectivas en el estudio de los textos y su significación en el proceso docente, entre ellas están, por ejemplo, el análisis puramente lingüístico o ideológico de sus contenidos, el uso de los códigos y su correspondencia con el lenguaje de los alumnos; la relación entre el lenguaje y los contenidos de los textos con la realidad y la vida cotidiana de los alumnos; el uso de los textos en el proceso de enseñanza aprendizaje, el papel de las imágenes e ilustraciones, la interrelación que se establece entre el docente, los alumnos, el texto y el objeto del conocimiento. Este amplio espectro de posibilidades de profundización en la temática permitiría esclarecer múltiples interrogantes, que es necesario abordar científicamente.

Los cuatro lenguajes que confluyen en el aula: el lenguaje escolar, el magisterial, el de los alumnos y el de los textos interactúan juntos, influyéndose mutuamente, dando lugar a su transformación y adquisición de nuevas funciones y significados.

Tarea comunicativa y etapas de la comunicación pedagógica

El tratamiento que hace V.A. Kan-Kalik de la noción de tarea comunicativa y etapas de la comunicación pedagógica facilita al docente la instrumentación de la comunicación en su aula:

El proceso de comunicación pedagógica requiere la solución de innumerables tareas comunicativas, que cambian y se desarrollan. Al organizar cualquier influencia pedagógica: explicar un nuevo material, hacer un señalamiento, etc., generalmente se procede a analizar la situación, escoger la mejor variante de solución, seleccionar el método óptimo y sólo después organizar la influencia. Aunque a veces esto no se hace conscientemente, es importante encontrar el método de influencia comunicativa a través del cual se organice la propia influencia pedagógica.

El autor plantea que después de resolver las tareas pedagógicas generales y elegir los métodos de influencia, se debe crear sobre su base, la tarea comunicativa, para la organización de la influencia directa.

La tarea comunicativa se deriva de la tarea pedagógica es, la misma tarea pero traducida al idioma de la comunicación, sirve de instrumento, de vía comunicativa para llevar a cabo la tarea pedagógica. Muchos profesores fallan en el aspecto comunicativo, aunque escogen adecuadamente las vías de influencia, en su práctica docente cotidiana.

En muchas encuestas a profesores se ha visto que en su mayoría no concientizan la tarea comunicativa como un elemento indispensable del proceso pedagógico. Si se analiza la práctica del propio trabajo, se comprenderá la importancia de hacer consciente las tareas comunicativas, como instrumentos que brindan un modelo de la comunicación futura y hacen más clara y precisa su influencia sobre los educandos.

Las tareas comunicativas pueden ser de dos tipos: tareas comunicativas generales y tareas comunicativas actuales, estas últimas van surgiendo en el proceso mismo de comunicación. Las investigaciones muestran que las posibles variantes de influencia pedagógica deben crearse teniendo en cuenta la especificidad de la comunicación en un momento dado de la clase. Sólo así el aspecto emocional de la influencia pedagógica será completo.

En la creación de las tareas comunicativas el profesor debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

a) Tareas pedagógicas.

b) Nivel de la comunicación con el grupo de clases, principios de dirección de la comunicación.

c) Requisitos para la comunicación.

d) Particularidades individuales de los alumnos.

e) Particularidades individuales propias.

f) Métodos de influencia previstos.

6.1.3 La comunicación en las metodologías de enseñanza-aprendizaje

Tal como se vio en un capítulo anterior, a cada modelo de proceso docente corresponde una forma específica de comunicación. M.Charles Creel contrasta la metodología de enseñanza tradicional con la metodología activa. En el primer caso se manifiesta un modelo de comunicación vertical y autoritaria, donde los roles de emisor y receptor están perfectamente delimitados y no existe la posibilidad de intercambiarlos.

En la metodología activa la comunicación se organiza sobre la base de la interacción de los participantes en el proceso, entre los cuales se establece una relación horizontal y dialógica, con roles flexibles.

En su definición de diálogo, esta autora retoma las concepciones de educación dialógica de Freire e incluye algo más profundo y complejo que un simple intercambio de opiniones.

"… Un procedimiento de intercambio ordenado y sistematizado que permita la transmisión del sentido común …un conocimiento que implique reflexión, crítica y construcción del conocimiento".

Para lograr este tipo de educación, la autora subraya la necesidad de que los alumnos se apropien del lenguaje de modo que puedan expresarse libremente, en base a relaciones democráticas en la escuela; que se desarrollen sus capacidades comunicacionales, creativas y reflexivas estimulando el autoaprendizaje, la comprensión de los estudiantes como sujetos individuales y sociales, con necesidades e intereses propios; que se respeten y estimulen sus propias formas de expresión.

6.1.4 La comunicación entre la escuela y el entorno social

La escuela no es una institución aislada, sino que forma parte de una red de instituciones que influyen como sistema en la formación de niños y jóvenes. De gran importancia son los vínculos que establecen la escuela con la familia, la comunidad y los medios de difusión masiva.

La labor educativa de la escuela no sería posible sin el vínculo con la familia, donde se forman valores, actitudes y patrones de conducta que el niño trae consigo al iniciar su vida escolar. Las contradicciones existentes entre ambos agentes sociales puede ser muy perjudicial para el desarrollo de la personalidad de los educandos.

Las relaciones de la escuela con la comunidad deben examinarse desde dos ángulos: la influencia de la comunidad sobre la escuela y el papel trasformador que puede ejercer la institución educativa en su contexto social.

En el nivel terciario y de postgrado cobra especial importancia este vínculo que se concreta en una de las funciones del docente universitario: la de extensión o interacción social, así como en la relación universidad-sector productivo, que tiende a crecer en las instituciones de educación superior a nivel mundial.

Otro importante vínculo a tener en cuenta es el de la escuela con los medios de difusión masiva:

Con el auge de la Tecnología Educativa se propicia una amplia utilización de los medios masivos de comunicación en la educación. Aunque el uso de los medios sobre la base de esta concepción pedagógica no ha sido el más adecuado, por su unilateralidad en el empeño comunicativo, si ha permitido sentar las bases para el desarrollo más adecuado de los mismos.

La utilización del material proveniente de los medios de comunicación en la educación permite aprovechar, en beneficio de los educandos, tanto la amplia exposición a los medios que tienen niños y jóvenes, como su carácter motivador y movilizador, punto de partida para la generación de aprendizajes de diversa índole.

M.Charles Creel propone diversas formas para el aprovechamiento del potencial de los medios y del material audiovisual en la educación, ellas son:

– La utilización de la información que generan como fuentes para la construcción del conocimiento.

La información obtenida a través de los medios puede complementar a la brindada en los libros de textos, teniendo la ventaja de su actualidad, inmediatez y constante desarrollo, propiciando en los alumnos la idea de que el conocimiento no es algo estático y definitivo, sino que se encuentra en un proceso de construcción constante.

– El uso de determinados contenidos provenientes de los medios de comunicación como núcleos generadores de nuevos aprendizajes.

La elección de estos contenidos depende de la materia de que se trate, de los intereses y necesidades de los alumnos y del nivel educativo en el cual se encuentran.

Es evidente que no todos los mensajes provenientes de los medios son educativos, esto depende de la utilización que se le dé a estos materiales, incluido el desarrollo de técnicas para la recepción crítica de los medios de comunicación masiva por los educandos; "El acercamiento crítico a los medios de comunicación se convierte en una premisa básica, tanto para utilizar los medios de comunicación en el salón de clases, para producir material audiovisual, como para ser un receptor analítico y reflexivo de mensajes".

La incorporación de los contenidos de los medios de comunicación a la docencia, y su utilización para motivar la búsqueda de conocimientos más profundos, así como el desarrollo de posiciones críticas y reflexivas frente a los mismos, enriquecen la personalidad de los educandos, proporcionándoles un mayor vínculo con la realidad social e histórica en que viven.

6.2 Importancia de la comunicación educativa y su instrumentación en el aula

La comprensión por el docente de la educación como un proceso de interacción y diálogo y la organización de sus clases sobre la base de esa concepción tiene importantes repercusiones en el proceso docente y en la formación de los estudiantes.

Un proceso realmente educativo y no meramente instructivo sólo tiene lugar cuando las relaciones entre profesor y alumnos no son únicamente de transmisión de información, sino de intercambio, de interacción e influencia mutua, cuando se establece una adecuada percepción y comprensión entre los protagonistas del hecho educativo.

Estudios socio-psicológicos han demostrado que, para que la educación sea efectiva, es preciso despertar en los educandos actitudes positivas hacia aquello en lo que es preciso educarlos. Estas actitudes no se transmiten por el mero discurso del profesor, sino a través de la actividad que los propios alumnos llevan a cabo y de las relaciones de comunicación que establecen entre ellos y con sus profesores.

Es un hecho conocido que cuando los alumnos rechazan a un docente, esta actitud negativa se traslada a la materia que imparte y puede, incluso, provocar el repudio a la escuela; este sería un caso extremo. Mucho más frecuente, aunque no menos dañino a la formación de los alumnos es el establecimiento de relaciones puramente formales con los docentes, desaprovechándose toda la riqueza que puede derivarse de la relación educativa.

A.A.Leontiev apunta que la comunicación educativa tiene tres importantes consecuencias en la enseñanza aprendizaje: la creación de un clima psicológico que favorece el aprendizaje, la optimización de la actividad de estudio y el desarrollo de las relaciones entre profesor y alumnos y en el colectivo de estudiantes.

Al optimizar las relaciones entre profesor y alumnos se crea un clima de trabajo que estimula las innovaciones positivas, crece la satisfacción derivada del aprendizaje, se facilita el desarrollo de la creatividad, se eliminan las barreras u obstáculos que frenan o hacen tedioso el proceso para alumnos y profesores.

Otro importante investigador de esta temática: V.A.Kan-Kalik subraya que para influir en la personalidad del estudiante es necesario organizar adecuadamente la comunicación con ellos, integrarse al colectivo estudiantil, de modo que el regulador fundamental de la conducta de los jóvenes sea el sentimiento de colectivismo que une a profesor y alumnos.

Este autor destaca la importancia del aspecto ético en la comunicación educativa o pedagógica. Las relaciones que se establecen entre docente y discentes tienen siempre una carga moral; cuando el maestro toma conciencia de esto se eleva la calidad de su trabajo, se despierta la creatividad, el sentido de la responsabilidad de ambos.

Si la comunicación en el aula cumple adecuadamente sus tres funciones: informativa, regulativa y afectiva, se convierte en uno de los principales medios de influencia educativa. En el proceso de enseñanza se resuelven tres tareas básicas, relativas a la enseñanza, a la educación y al desarrollo de los educandos. En cada una de ellas interviene la comunicación.

El proceso de enseñanza aprendizaje es un proceso eminentemente interactivo, comunicativo. La comunicación permite garantizar el contacto psicológico real con los alumnos, formar una motivación positiva hacia el aprendizaje, crear las condiciones psicopedagógicas para la búsqueda colectiva y las reflexiones conjuntas.

En la tarea educativa y desarrolladora, la comunicación resulta imprescindible. Por su intermedio tanto el docente como el colectivo estudiantil influyen sobre el alumno en la formación de sus actitudes y valores.

El contacto psicológico entre profesor y alumno facilita el éxito escolar y el desarrollo personal del estudiante; cuando la enseñanza se organiza como un proceso de interacción y diálogo, se crean situaciones pedagógicas que estimulan la autoformación y auto educación de la personalidad, se superan la timidez, e inseguridad, se crean las condiciones tanto para atender a las particularidades individuales de los estudiantes, como al desarrollo grupal.

A.S.Makarenko eminente pedagogo ruso subrayó la necesidad de dominar la técnica de la comunicación en el aula:

"Es necesario saber leer en el rostro humano, en el rostro del niño y esta lectura puede ser, incluso, descrita en un curso especial. No hay nada enigmático, nada místico en conocer por el rostro algunas particularidades de los movimientos espirituales. La maestría pedagógica reside también en la manera de hablar del educador y hacer gestos con el rostro…

"Me hice un verdadero maestro sólo cuando aprendí a decir "ven acá" con quince o veinte matices, cuando aprendí veinte formas diferentes para la expresión del rostro, la postura asumida y la entonación de la voz".

Conclusiones

  • El establecimiento de una adecuada comunicación entre profesores y alumnos durante el proceso enseñanza –aprendizaje influye positivamente en la calidad del mismo.

  • Mediante la comunicación verbal y la comunicación no verbal el profesor evalúa la calidad del proceso y puede perfeccionar el mismo en busca de mayor eficiencia.

  • El establecimiento de relaciones empáticas entre educador y educandos es un factor determinante en el éxito del proceso docente educativo.

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Autoras:

Lic. Gladys Castillo Santiago

Hospital Provincial Mártires del 9 de abril.

Lic. Caridad Alfonso Alfonso

SUM Sagua La Grande.

Lic. Yadima Leiva Balzaga

Policlínico Universitario Mario A. Pérez.

Lic. Bárbara C. Arredondo Aldama

Policlínico Universitario Idalberto Revuelta.

Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución.

Universidad Central Marta Abreu de las Villas

SUM Sagua la Grande

Maestría de Amplio Acceso en Ciencias de la Educación Superior.

edu.red

Partes: 1, 2, 3
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