- Presentación
- Justificación
- Antecedentes
- Contexto histórico-social de Venezuela a finales del siglo XIX y comienzos del XX
- Contexto histórico-literario de Rufino Blanco Fombona
- Bases teóricas
- A manera de conclusión
- Bibliografía
Presentación
Se parte de la premisa de que ninguna referencia es más privilegiada que la literatura para inventariar los rasgos más resaltantes de la sociedad venezolana en las primeras décadas del siglo pasado, pues ella asume la contemporaneidad (influencia positivista9 y la voluntad de indagar sociológicamente la realidad. A la vez se constituye en arma ofensiva contra los dictadores que procuran amordazar la prensa o la comparan con jugosas regalías.
En este sentido, Junguittu (2009), reseñada en la página Web http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962009000200008&lng=es&nrm=is, hace una clara diferencia entre discurso literario y discurso histórico. Ambas formas, son sistemas de producción distintos e independientes, condicionadas por la intención y la actividad intelectual, bajo las cuales se aborda la realidad.
Señala, la autora que en el discurso histórico, el saber se construye en determinadas condiciones de racionalidad, logicidad, sistematicidad, precisión y verificación, como requisito para la legitimación de conocimiento que se pretende ofrecer al lector. En cambio, el discurso literario es una representación estética, que se aproxima a la realidad objetiva a través de la construcción de mundos que están íntimamente relacionados con el autor y su contexto histórico social.
Desde esta perspectiva, se aborda la novela como el medio literario de difusión de las visiones y perspectivas de los acontecimientos nacionales, regionales y locales, ocurridos en el devenir histórico de nuestra sociedad. El carácter didáctico de la literatura viene dado por la necesidad de comunicar un mensaje de mundos construidos sobre un referente real o imaginario y que encuentra un receptor ávido de formas de interpretación fundadas en la verosimilitud.
La literatura y en especial la novelística de principios de este siglo, favorecen la consolidación de la conciencia nacional; es también innegable la función denunciadora contra los abusos y distorsiones de la sociedad, pero no se debe pedir a la literatura lo que debiera haber sido tarea de la economía o sociología: análisis científico (Vilda, 1995)
No existe mejor medio probatorio de la premisa que acudir a los periódicos y revistas de la época para no tener que afirmar que el país carece de memoria, como lo señaló en su momento Blanco Fombona y, aunque el autor, en 1933 escribía "dos fatalidades avillanan mi literatura: el haber tenido que contender durante un cuarto de siglo con el más soez, patán, zafio autócrata aldeano, de lodosa alpargata, y el haber incurrido en ese feo, de lesa majestad artística a que nos constriñe nuestra época: escribir en los periódicos" (Rama, 1990, 42). Sin embargo, ese trabajo del que se queja, permite hoy tener una visión personal de la época que le tocó vivir, a él precisamente, ya que encarnaba, entre otras, lo mejor de la nacionalidad.
Tomando en cuenta la premisa señalada, la finalidad de este tratado, consiste precisamente en tratar de comprender la concepción política, social y literaria del país en las primeras décadas de este siglo a partir de la visión reflejada en la obra "Camino de Imperfección".
De su vida y de su obra escrita surge una innegable fuerza sugestiva, una atracción que puede prenderse en el investigador, en el estudiante de historia o de literatura o de cualquier otra disciplina que se aplique a la comprensión de nuestro acontecer nacional.
Se trata entonces de indagar, entender y exponer, su visión de Venezuela; muestra de una manera de abordar un problema literario ¿histórico?. Entroncado con la tradición modernista de lo que Ángel Rama denomina "el egotismo latinoamericano", la manía del "diario íntimo", el papel social del Dandy, la afición por el reto y las destempladas maneras caballerescas del duelo, que constituyen rasgos resaltantes de la personalidad del autor de #Camino de Imperfección", encontrándose un lugar en el proceso global de la literatura venezolana, tratando de poner en evidencia cierta capacidad para contextualizar el cuerpo de los textos sin forzarlos, integrándolo a un conjunto plural de conexiones e interdependencias necesarias para obtener de ellos la evidencia necesaria y poder así visualizar una época oscura y brillante a la vez.
El diario de Rufino Blanco Fombona es una mina de apreciables informaciones sobre la vida venezolana de comienzos del siglo XX, con la ventaja sobre cualquier otro texto, que la visión que se presenta es instantánea, sin retoques, donde es posible leer una información sobre la época y simultáneamente sobre el modo de percibirla el autor.
Objetivos del estudio
Determinar la visión política, social y literaria de las primeras décadas del siglo XX en Venezuela a través de la obra "Camino de imperfección" de Rufino Blanco Fombona
Redescubrir la relación existente entre los hechos histórico-sociales y la literatura
Dar a conocer la frontera ideológica del autor y su inserción en mundo socio-político y literario de la Venezuela que le tocó vivir
Establecer un constructor teórico y metodológico que sirva de soporte para el análisis de la obra "Camino de Imperfección"
Analizar la obra "Camino de Imperfección" a fin de establecer la ideología del autor, así como su visión político-social-literaria de Venezuela a principios del siglo XX
Valorar la obra de Rufino Blanco Fombona con la finalidad de reivindicar al escritor contra la discriminación de que ha sido objeto.
Justificación
Aún cuando Rufino Blanco Fombona es quizá el escritor venezolano más traducido y, a pesar de que recibió los mejores elogios de la crítica en el continente europeo en general y particularmente en España, para la mayoría de los venezolanos, es sólo un nombre más, cuando no un perfecto desconocido.
Sería una cuestión de justicia, los estudios que de su vida y obra puedan realizarse. Sería grato darse cuenta de que en Blanco Fombona, existen los lineamientos de un pensamiento que incide en las preocupaciones que todos tenemos. A este autor su perenne rebeldía y por qué no, también su "egotismo" le llevó a dejarnos un testimonio de censura que ha de integrarse en una doctrina orgánica, guiadora para nuestra América, una de las piedras básicas del pensamiento hispanoamericano.
Estudiar a Blanco Fombona en términos generales y su "Diario íntimo" en especial, es ver en él al hombre de letras, capaz de colmar todos los moldes expresivos y, que lo esencial de su pensamiento tiene el carácter de una perenne vigilia, de un alerta en el horizonte, de un incentivo para la acción. Como dijera Gabaldón Márquez (1958)
…su leyenda personal queda para el retrato. Su obra escrita en la venezolanidad, y tiene que ser ampliada y ahondada por los escritores que le sigan en el orden temporal. Y es, que en la obra de Rufino Blanco Fombona cabe hallar un eslabón genésico, el vínculo en lo permanente, el atizamiento de nuevas rutas del pensar y del hacer (p.XVIII)
De allí que, aunque Blanco Fombona se saltó muchas barreras, tenía garras para aferrarse a la verdad y a muchas verdades de su época, las cuales usó en la lucha del momento político; por ello quizá, su mensaje adquiere el sello de lo testimonial y trasciende, sobre todo en la obra que nos ocupa, porque como bien lo señala Sanoja Hernández (1981), en el prólogo a Ensayos históricos de Blanco Fombona, "conviene una revisión de este período, porque hay sombras y luces definidas. Nada de penumbra" (p.XIII)
Para muchas personas, la Venezuela gomecista era el paraíso, edén demostrable con las estadísticas que, como todo el mundo sabe o al menos sospecha, sirven para todo y para todo el que las pague. Para Blanco Fombona, era la "barbarocracia" regida por un patriarca otoñal que había perdido hasta la memoria y vivía en una especie de idiotismo, juguete de quienes lo rodeaban; así Rufino Blanco Fombona, "alma del siglo XVI y hombre del siglo XX", quien pidió castigo para el país sin memoria, salió castigado él, con el peor de los castigos: el casi total olvido de parte de sus compatriotas.
Pero si bien el tipo de material que nos ocupa es para uso de los historiadores, no es menos cierto que también lo es para la literatura; así lo manifiesta Rama (1990), "A lo largo del Diario se percibe claramente cuando el escritor "hace estilo"… con clara conciencia de que está produciendo la literatura" (p.58). En ambos casos se manifiestan significados con una fuerza comunicativa vivaz y directa, y es esa composición del material, el enjuiciamiento, la escritura periodística, con lo que se pretende esbozar la visión de la realidad del país de comienzos del siglo pasado.
Partiendo de lo afirmado, se podría finalizar señalando que ello significaría que se debe comenzar por revisar la propia historia, analizarla y asumirla para llegar así al conocimiento, aceptación y dominio de nosotros mismos. Hay que evocar la Venezuela rural, empobrecida y todavía sometida a la dictadura gomecista en 1930, para valorar el progreso alcanzado durante los últimos setenta años. La Justificación última de este estudio, estaría precisamente allí, contribuir al fortalecimiento del alma nacional a través de estudios históricos y literarios de escritores de la época, comprometidos en la difícil tarea de la independencia y libertad, para ver si así es posible desmentir a Blanco Fombona cuando pedía castigo para el país sin memoria.
De igual manera, este trabajo tendría significación al ser el primero de muchos otros donde se estudiara al país en diferentes épocas a través de la obra de los más connotados escritores venezolanos.
Antecedentes
Se presenta a continuación una selección de los escritores que se han ocupado de estudiar la vida y obra de Rufino Blanco Fombona; aunque sería conveniente señalar que de la obra que nos ocupa, sólo se han escrito notas dispersas, alusiones a su escritura íntima, sin análisis y/o interpretaciones.
En la búsqueda realizada, sólo Rama (1990), se extiende un poco más, haciendo unos interesantes señalamientos sobre la escritura íntima o Diarismo, que más adelante se detallará.
González y Contreras (1944), divide su obra en El crítico, El periodista; El cuentista, historiador y biógrafo; Lo arquetípico y lo autobiográfico y Balance y liquidación.
Señala en el primero, que en la obra del escritor no existe separación entre el hombre y el escritor, de allí que debía ser considerado un verdadero crítico, pues acometía con criterio rigorista y apasionado, el enjuiciamiento de un momento crucial de nuestras letras. En El periodista, hace énfasis en su faceta de panfletario sincero y violento. En El cuentista, reseña su producción de cuentos y novelas, destacándolo como novelista político. El historiador y biógrafo, está presentado en tres aspectos: 1- la consideración del fracaso del Estado como individuo y como colectividad, 2- el encaramiento del patriotismo racial y 3- el ímpetu de semejanza con el héroe y con el pueblo, como instrumentos necesarios para llegar a la comprensión y, por último en Balance y liquidación, concluye en la convergencia a considerar a Blanco Fombona como "espejo de vida, como energía que se desata en la gracia o como gracia que se destrenza en la energía" (p.127).
En torno a la figura de Blanco Fombona, Castellanos (1975), presenta un contexto histórico-literario del escritor bastante preciso, llevando de la mano al lector a través de la vida y obra de nuestro escritor, incluyendo además, algunos comentarios muy acertados por lo aclarativos, de las situaciones que presenta. A continuación un ejemplo: "todas las facetas las combinó en tal medida y forma que puede…hablarse de Venezuela por la trayectoria de sus obras escritas… (p.9), "ha mirado con pena la Venezuela ensangrentada y su pensamiento se desvive por cubrirla de buenas realizaciones"… (p.19).
A estas reflexiones, se puede unir Rama (1990), cuando realiza la valoración del autor a través de cinco aspectos:
En el primero El hombre y sus máscaras, presenta al escritor con todas sus facetas, destacando cuáles eran las prioridades… "La historia, la política y la literatura, en ese orden jerárquico, fueron las pasiones de su vida intelectual"… (p.40); así como sus rasgos ideológicos más destacados: anticlerical, antimperialista, irreverente.
El segundo aspecto que desarrolla es El espejo del diario íntimo, manifestando que… "El diario de Blanco Fombona es, una excepción tanto en la literatura americana como en la española de la época. En el período modernista sólo puede rivalizar con los cinco tomos de "Mi Diario" que llevó el mexicano Federico Gamboa" (p.48). Para Rama, el diario de Blanco Fombona era una especie de espejo mágico donde encontrarse y reconocerse.
El narrador insólito, es el tercer aspecto tratado, el cual comienza con las siguientes palabras "El Diario de Rufino Blanco Fombona ejercita, sin buscarlas, algunas normas del género, por lo cual es una cantera de aprovechables informaciones sobre la vida venezolana de comienzos de siglo"…(p.57); según Rama, en este aspecto se evidencia en sus diarios al narrador insólito que era Blanco Fombona, "haciendo estilo", construyendo una escena, narrando un episodio, registrando a un personaje, poniendo por escrito una emoción pasajera.
Por su parte, en el cuarto aspecto la confesión erótica, reseña lo sexual en los escritos de Blanco Fombona, su versión de la mujer, que aunque en sus novelas, los temas amorosos eran recatados, en su diario se observa la franqueza para abordar sus experiencias amorosas.
Finaliza con El arte de la injuria, presentando a un Blanco Fombona como aquel que, al igual que algunos otros, "manejaron la pluma como un cuchillo" (p.71). Según Rama, el comienzo del siglo XX fue el tiempo del arte de la injuria, el desafío a duelo, la agresión pública del enemigo, la violencia en un marco personalista y, de todo ello participó a gusto Rufino Blanco Fombona; se puede rastrear en su comportamiento la marca de un estilo cultural propio de su tiempo, ya que este arte de injuriar lo siguieron prácticamente todos los escritores, siendo parte del oficio y de la fijación de la imagen que querían proyectar.
Por su parte, en http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/blancofombona.htm, se señala que "para nuestros contemporáneos, lo mejor del autor está en sus Diarios. Cerca de un millar de páginas componen esta singular obra, que él mismo se encargó de ir dando a la imprenta en tres entregas: Diario de mi vida. La novela de dos años (1904-1905) (1929), Camino de imperfección (1933) y Dos años y medio de inquietud (1942)".
Continúan señalando en la página Web que Blanco Fombona fue un modernista cabal, y como tal consideraba que el arte era importante en la medida en que lograba dar un reflejo de la personalidad de su autor en lo que de original y único pueda tener. De ahí que cultivara el diario y las memorias, de ahí también que trufara todas sus novelas de intempestivas irrupciones del autor en forma de alegatos contra este o aquel vicio de la sociedad o la época.
En parecidos términos se expresan en http://encontrarte.aporrea.org/132/personaje/,
al reseñar que "no ha existido en la vida literaria de los últimos 90 años un literato venezolano con tanta audacia y tanto reconocimiento mundial como Rufino Blanco Fombona". Añaden que "Ante todo escritor de poesía, de teatro y novela, crítico y diarista, mantuvo al mismo tiempo una activa vida política con la misma personalidad avasallante que mostró poseer en cada una de las instancias de su vida".
En Rufino Blanco Fombona, encontramos una marcada tendencia al autobiografismo puesta de manifiesto indirectamente en casi toda su obra, y directamente en la publicación de fragmentos de su diario, desde muy temprano, en El Cojo Ilustrado y en los volúmenes de Más allá de los horizontes (1902) y La lámpara de Aladino (1915). En Por los caminos del mundo, publicado en 1926, se descubren nuevos cauces de expresión, y en los dos primeros volúmenes del Diario de mi vida que abarcan, el primero, La novela de dos años (1929), de 1904 a 1905, y el segundo, Camino de imperfección (1933), de 1906 a 1914.
Es importante lo que expresa R. J. Lovera De-Sola en la página Web: http://www.arteenlared.com/articulos/blanco-fombona-revivido.html …"Más que egocéntrico, … fue más bien egotista, por ello lo autobiográfico siempre está presente en él, por ello su Diario es esencial para entenderlo.
Al analizar a Rufino hay que separar con cuidado al maestro del diarismo con el maestro de la injuria, que también lo fue, sobre todo en su Judas Capitolino, porque son dos formas del discurso. …"En 29 de Agosto de 1901, en Ámsterdam inició Rufino la escritura de su Diario, que es obra fundamental en él, un creador tan profundamente autobiográfico".
Por otro lado, Agudo Freites (1994), ofrece una breve reseña de Blanco Fombona, destacando al escritor prolífico y al divulgador de los autores latinoamericanos, a través de su actividad como editor (Fundador de la editorial América en España)
En torno a la figura de Blanco Fombona, muchos han realizado su biografía, para destacarlo o minimizarlo, ya que al ser tan controversial, irreverente y frontal, no gustaba a todos de la misma manera, sin embargo y a pesar de querer borrarlo de la memoria de los venezolanos en particular y de los latinos e internacionalmente, no lo lograron; ha dado de que hablar, repito para halagarlo o criticarlo.
En este aspecto, Hirshbein (1994), ubica al escritor desde la perspectiva de su ser controversial, por no haberse doblegado a las dictaduras de turno, insertándose con gran fuerza y visión premonitoria, en medio de la corriente positivista comtiana y la estética modernista … "nada de purismo y de academicismo, sino evolución acordada y libre dentro de "nuestra América", fue la clave del pensamiento literario de Blanco-Fombona" (p.166)
Otro comentario que contribuye al perfil del escritor es el de Carrera (1994), el cual desarrolla dos perfiles de Blanco Fombona, por medio del análisis o comentarios de muy variados escritores; el del hombre y el del poeta; en este último, reivindica al poeta modernista que muchos han olvidado.
Tras el perfil poético del autor, otra visión perfila la silueta del literato, la de Salazar Martínez (1994), quien parte del principio de algunos sociólogos alemanes, quienes señalan que si el hombre es producto del paisaje, de la tierra y del medio que lo rodea, entonces no habría nadie más parecido a su tierra que Blanco Fombona; desglosa la personalidad del escritor bajo esta perspectiva, al tiempo de examinar, según él, sus dos grandes pasiones; Bolívar y el conquistador español del siglo XVI.
En este sentido, en su valoración de la historia y destino de las naciones hispanoamericanas, exaltó en el ideario de Simón Bolívar, de cuya obra fue uno de los primeros editores sistemáticos. Oponía el "proyecto panhispanista" al "panamericanismo" de raigambre estadounidense, y exaltó asimismo la labor de los conquistadores españoles, fundadores de una comunidad de la que emergieron las nuevas repúblicas.
Lo anterior, es señalado en Internet, a través de la página: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/blancofombona.htm, Estas ideas irrigan toda su producción, y sobresalen con particular vigor en la que es su obra maestra: el Diario de mi vida (1929, 1933, 1991), que escribió a lo largo de una agitada biografía de exilios y luchas políticas, que lo llevó a residir, desempeñando cargos diplomáticos, en Holanda, Estados Unidos, República Dominicana, Francia, España, Uruguay y Argentina, además de ocupar cargos públicos en su país, en los breves lapsos en que le fue posible desempeñarlos a salvo de persecuciones políticas.
Otra obra que contribuye al perfil del escritor es el de Puerta Flores (1994); este autor, nacido en 1910, rastrea los comentarios conocidos o no en torno a la figura y obra de Blanco Fombona para aceptarlos o negarlos, terminando con un romance hacia el autor como constancia de su mirada a un perfil de la vida del escritor.
Finalmente, en http://www.analitica.com/archivo/vam1996.08/lit2.htm, señalan que el venezolano Rufino Blanco-Fombona (1874-1944) escribirá su diario Camino de imperfección, en un juego de los destinos que se bifurcan pero que paradójicamente confluyen en un interés común, la preocupación por América.
Contexto histórico-social de Venezuela a finales del siglo XIX y comienzos del XX
Ni Guzmán Blanco ni los gobiernos personalistas y posteriores de Andueza Palacios o Julián Crespo, pudieron unificar al país, el caudillismo imperaba, seguía vivo, como vivas estaban las divisiones federalistas, los regionalismos y las montoneras. En esa situación, el General Cipriano Castro, con soldados andinos, emprende en 1899, la idea de regenerar al país bajo la consigna de "Nuevos hombres, nuevas ideas y nuevos procedimientos". Castro no representa ninguna burguesía ni intelectualidad, pero es astuto y piensa que ha llegado la hora de crear el "ejército nacional".
En la época de Castro, según señala Caballero (1994), se registró en el país una importante actividad intelectual gracias a la labor desplegada por una numerosa generación de escritores, poetas, historiadores y hombres de ciencia. En la literatura, y bajo la influencia del modernismo, se destacaron, entre otros, Carlos Borges (1875-1932), panegrista de Castro y Gómez; Rufino Blanco Fombona (1874-1944); Francisco Lazo Martí (1864-1909); Andrés Mata (1870-1931); Alfredo Arvelo Larriva (1833-1934); Arreaza Calatrava (1865-1950); Manuel Díaz Rodríguez (1871-1950); Pedro Emilio Coll (1872-1947); Pedro C. Dominici (1872-1954); Key Ayala, Cabrera Malo, Febres Cordero, y muchos otros más. Esta es también la época del criollismo, costumbrismo, entre las tendencias más difundidas.
Con la llegada de los andinos al poder a través de la Revolución Restauradora, se inicia un período de conflictos tanto internos como externos. Castro asumió una postura nacionalista que se revirtió en enfrentamientos con la oligarquía nacional y con las potencias extranjeras (Alemania, Francia, Inglaterra y los Estados Unidos de América).
El bloqueo económico al gobierno de Cipriano Castro (1899 – 1908), tuvo su origen en las deudas contraídas por la nación con los países extranjeros y por las medidas que este había tomado contra dichas empresas. En su diario "Camino de imperfección", el 20 de septiembre de 1906, el autor presenta un cuadro donde se comprueba que Venezuela, a quien se tachó de mala pagadora, lo único que hizo fue defenderse y no dejarse robar.
Venezuela, estaba enfrentando no sólo un mal momento económico, sino también de peste bubónica y plagas, lo que traía como consecuencia malas cosechas de café y cacao, aunado al aumento de los impuestos de exportación a estos rubros que, dificultaban la competitividad en el mercado internacional.
Cipriano Castro de una u otra manera sabía de las verdaderas intenciones, de las llamadas inversiones extranjeras, las cuales eran de apoderarse de las materias primas, cancelar pocos impuestos, luego Venezuela las compra en manufacturas, el país se hace dependiente de las potencias explotadoras de los recursos naturales de la nación. Es por ello, que Cipriano Castro dificultó las inversiones extranjeras en el período (1899 – 1908). Al final de dicho período hasta hoy día, Venezuela vive de la renta petrolera, como uno de los productos que más se exporta tanto a los países europeos como a los Estados Unidos.
Cuando Gómez, le da golpe de Estado a Castro, y asume el poder en 1908, Venezuela es país agrario, éste quiere estimular el desarrollo pero lo hace afianzando más la dependencia; la novedad es que a partir de 1912, las inversiones no se dirigen hacia el agro sino hacia la naciente explotación petrolera. Sin embargo, a pesar del petróleo, el país consume el primer tercio del siglo XX "analfabeta, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y descalzo. Pero curiosamente con unidad cultural, igualitario, con la identidad intacta y las esperanzas renovadas" (Morón, 1972: 226).
No todos los historiadores están de acuerdo con la afirmación anterior, por el contrario, muchos señalan que el gomecismo introdujo a Venezuela al siglo XX; pero a qué precio; el país avanzó, no hay duda pero avanzó en la sumisión, en el despojo; la persistencia de la represión, los destierros, la perpetuación de un sistema económico semifeudal regido por las relaciones precapitalistas, la insurgencia de una burguesía comercial especulativa y usurera no bastaba en virtudes de probidad y trabajo; … "la necesidad del caudillo, del gendarme necesario, capaz de mantener la paz y la concertación nacional, son razones contundentes de que hay un Estado sobre una Nación endeble" (Vilda, 1995: 62). Y esas nociones del gendarme necesario, del progreso continuo; fueron implantadas en el país por la filosofía positivista.
Hay unanimidad en fechar el año 1866 como el año oficial del positivismo en Venezuela, según Cárdenas, cuando Rafael Villavicencio pronuncia un discurso en la Universidad Central de Venezuela, afirmando la existencia de leyes positivas que rigen no sólo el cosmos y el cuerpo, sino también la Historia y la Sociología, "Frente a aquella historia hinchada y altisonante de Juan Vicente González o Eduardo Blanco, donde hay más adjetivos que conceptos, los positivistas quieren oponer un método riguroso como el que arbitran las ciencias naturales para enrumbarse hacia la verdad" (p.331).
Ningún otro movimiento intelectual despierta tanta inquietud, apasionamiento y vocaciones científicas. Ninguno modificó tan hondo el pensamiento venezolano. El positivismo resultó una reacción contra el clericalismo, contra la filosofía católica, contra la enseñanza estrecha en la universidad, contra la crítica literaria formalista, contra la política, entendida y practicada como oficio lucrativo, contra la enseñanza de la historia memorística y no como ciencia del progreso social, contra una ciencia que no inventa ni analiza; pero a qué precio se pagó este "progreso" y, es precisamente contra este tipo de cosas, contra las que Rufino Blanco Fombona arremete; contra la dependencia, contra el antimperialismo, contra la falta de sensibilidad social, contra la preeminencia de lo económico, no para el bienestar de todos, sino de un grupo élite.
Ciencia, orden y progreso, constituye la prédica insistente. No es extraño que fuera la ideología que adoptó la burguesía comercial y financiera que aspiraba a controlar el poder político y económico; sin embargo, este "orden y progreso" tenía mucho que ver con el neocolonialismo, con las ideas despectivas sobre el indio, sobre el mestizo y sobre lo latinoamericano en general.
Para Vilda, entre muchos otros que lo preconizan, la filosofía social positivista fue racista, propulsora de un progreso basado en la explotación de los recursos propios por capitales extranjeros, "A corto plazo aceleró la modernización del país y enriqueció a la burguesía, pero a largo plazo, intensificó la dependencia" (p.50).
La historia constitucional y jurídica fue la ciencia más cultivada por el positivismo venezolano. Gil Fortoul, Aracaya, Vallenilla Lanz y César Zumeta, constituyen los investigadores más notables y a la vez la más selecta representación de la intelectualidad gomecista a la que defienden y se adhieren ante el país y el mundo. Los cuatro desempeñan posiciones claves y son los portavoces "oficiales" del dictador (Sanoja, 1981; Caballero, 1994; Miliani, 1994; Vilda, 1995).
En cuanto al aspecto social, desde 1890 a 1935, lo tomaremos de las variadas reseñas novelísticas en el país; se editan 94 novelas en Venezuela en ese período. Como ya se ha mencionado, ninguna referencia más privilegiada que ellas para inventariar los rasgos más resaltantes de la sociedad a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Al respecto, Belrose (1979), acota:
La novela criollista que comienza a florecer a partir de 1890, bajo el impulso combinado del romanticismo, del realismo, del naturalismo, del modernismo, sin olvidar el positivismo, cuya influencia fue determinante en la evolución de las sociedades y de la literatura, se concibe, en un principio, como una rama de la sociología; un arma de combate que se esgrime contra la barbarie, como un instrumento de investigación en manos de escritores reformistas, deseosos de escudriñar la realidad nacional, de encontrarle solución a los múltiples y graves problemas que tiene que resolver la sociedad en que les tocó vivir. (p.3)
A través de esas 94 novelas, desfila un país gobernado por déspotas que ejercen el poder como si la nación fuera su propia parcela; la novelística asume la contemporaneidad (influencia positiva) y la voluntad de indagar sociológicamente la realidad. Es admirable en ellas su pretensión socio-política.
En este orden de ideas, Blanco Fombona (1958), explica la palabra "criollismo", en los siguientes términos:
… es la pintura, a outrance, de las costumbres populares, con los tipos y en el lenguaje constelado de provincialismos, muchos de ellos no comprensibles para el lector no venezolano… Salvo extravagancias, disculpables con todo el ardor de palucha, los criollistas, enemigos de todo lo exótico, tienen razón. Ellos fomentan nuestra literatura del porvenir. (Letras y letrados de Hispanoamérica, p.61)
La lucha antimperialista de Blanco Fombona y otros escritores, aparece ya muy concreta en este período. En El cabito, será contra los ingleses pero desde El Hombre de Hierro a Doña Bárbara y de ahí en adelante arremeterán contra lo "gringo" que pone en peligro el destino autónomo del a patria. La novelística de esa época favorece la consolidación de la conciencia nacional. Hubo novelas comprometidas pero no por ello mejor literatura. Sin embargo, no todo fue indagación sobre la realidad; la literatura fue más rica y variada. También abundó la novela sentimental, la criollista, la regional y la modernista.
El modernismo literario, paralelo al positivismo, surge como reacción a la literatura criollista, implicando no sólo una renovación estética y afán Cosmopolitan sino también y sobre todo, el recate de la peculiaridad y autonomía de la tarea literaria. Hacer del lenguaje una ciencia artística fue pretensión modernista. Este modernismo venezolano, refleja los conflictos entre la burguesía comercial financiera y urbana que se va afianzando en el poder y la antigua aristocracia mantuana-latifundista que va perdiendo su influencia económico-social. Conflictos entre ciudad y campo, entre títulos de crianza y éxitos económicos, entre libertad y neocolonialismo.
Dentro de este modernismo, en Venezuela se presenta una corriente que aparentemente evade los contextos sociales como si mantuviera actitudes de indiferencia frente a los problemas del país, "Una sorda y trágica rebeldía" (Miliani, 1994: 6). La segunda corriente se nutre más de la historia; es política, combativa visceral, quiere cambiar el país mediante la palabra encendida. Cada novela, cuento o ensayo se convierte en tribuna y catapulta. Con frecuencia caen en el panfleto; no analizan ni describen, increpan y condenan: Pío Gil, Blanco Fombona, Pocaterra, son ejemplos connotados de ello, aunque no toda la obra de estos escritores tiene la mencionada característica; en la mayoría de los casos, son críticos, reflexivos, analíticos, aunque siempre con el toque revolucionario, irreverente, cuestionador.
Ni el positivismo ni el modernismo hubieran penetrado la cultura venezolana a no ser por la colaboración bimensual, durante 23 años de la revista "El cojo ilustrado", constituyéndose en prédica de lo nacional como campo de experimentación según los métodos positivistas; dicha revista representa para Venezuela una etapa de cultura, información, progreso y de conciencia nacional.
También estuvo presente "Cosmopolis", que aunque no de tan larga duración como la anterior, ambas están en los comienzos de esta vigorosa expresión de la literatura nacional, por cuanto aglutinan a su alrededor, dentro del auge modernista de la literatura venezolana de la época, a quienes serían propiamente los iniciadores del cuento venezolano.
En todo este contexto descrito, está presente la figura y escritura de Rufino Blanco Fombona; al adentrarnos al análisis e interpretación de su obra Camino de imperfección, se tratará de captar e imantar su visión del país en este difícil período de la vida venezolana, y así tener ideas directas de los sucesos y acontecimientos vividos por el escritor; cimientos de esta empresa con nuevas perspectivas de la comunicación social y cultural.
Contexto histórico-literario de Rufino Blanco Fombona
Conocer la obra de este escritor resulta una hazaña, pues de Rufino Blanco Fombona (1874-1944), lamentablemente se conoce más de su personalidad que de su obra. Fue y sigue siendo un escritor injustamente olvidado; se le ha marginado al presentársele sólo como hombre violento, impulsivo, temido, controversial, aventurero, pero no señalan que fue un escritor integral, que desarrolló todos los géneros, que se destacó como poeta, ensayista, historiador, novelista, crítico literario y un gran divulgador de las letras latinoamericanas a través de su labor como editor.
Los errores que haya podido cometer no pueden invalidar su obra; todas esas coyunturas políticas que le tocó vivir no pueden hacernos olvidar su dimensión universal. Todos aquellos que lo conocieron o juzgaron, coinciden en señalar que era un hombre polifacético, de avasallante personalidad, atrevido, un hombre que en la vida y en la literatura, respondía a un carácter fuerte, obcecado, tenaz, apasionado por la divulgación de nuestra literatura en el mundo de habla hispana (Larrazábal, 1994)
En parecidos términos se expresa Barradas (1986), al señalar que "la avasallante personalidad de Blanco Fombona, la espontaneidad de sus reacciones determinaron que desde muy joven, adquiriera fama de intemperante" (p.25)
En Blanco Fombona siempre se dio un raro compuesto de combatiente extremista y de artista exquisito, poseyendo el arte de la polémica; es todo lo contrario a un diplomático. Como contraste a los escritos de la etapa modernista, no fue un hombre de reacomodo, como bien lo señala González y Contreras (1944), sino que en él puede más la alta y limpia pasión que las necesidades.
Con todo y sus contradicciones y todas las opiniones (positivas o negativas) que de él se han dado, en Venezuela es donde recibe los más injustos e ilógicos ataques y al volver del destierro, llegó a una tierra desconocida; pasando muchos años fuera de su patria y hasta muriendo fuera de ella; destino que le ha tocado vivir a algunos de los más grandes e ilustres hijos de Venezuela: Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Rufino Blanco Fombona, entre otros. De ello da cuenta Castellanos (1975), "cuánto tardó la historia para dejar constancia de que Blanco Fombona engrandeció a América en el sendero de la literatura universal (p.29).
A decir de Picón Salas (1984), Blanco Fombona fue la figura más rica del modernismo venezolano, pudiendo llegarse a decir que imprimió en el Modernismo de América un "ímpetu de instinto y salud, un criollismo raizal que devolvía y afincaba en la tierra el botín de la literatura cosmopolita" (p.262)
Parecidas palabras expresan Sambrano Urdaneta y Miliani (1980), González y Contreras (1944), Mañú (1972), cuando señalan, entre otras cosas, que Blanco Fombona es la más genuina representación del polígrafo de los días del Modernismo, o al catalogarlo (si es que eso puede hacerse), como un modernista de tendencia americana.
Como quiera, son muchos los que están de acuerdo en calificar su obra como la de un hombre que acomete con criterio crítico rigorista y apasionado, el enjuiciamiento de un momento crucial de nuestras letras, o bien, que su obra está saturada de pasión política e intención satírica, viniendo a ser en conjunto una visión apasionada, pero a veces objetiva de las luchas ideológicas en el primer tercio del presente siglo.
Su producción literaria destaca por su extensión y variedad: libros de crítica histórica, poesías, cuentos y novelas, ensayos, artículos periodísticos, y mucho más.
Según http://www.modernismo98y14.com/relaciones-blanco-fombona.html. Hacia 1896, conoció en Europa al panfletista colombiano José María Vargas Vila, con quien sintoniza en sus pretensiones revolucionarias y con el que regresa brevemente a Venezuela. Ambos fueron los dos reyes del libelo, revolucionarios, anti-sistemas, de estilo tan peculiar como apresurado y fogoso, fueron los "niños terribles" de la literatura venezolana y colombiana, razón por la cual ambos pasaron la mayor parte de sus vidas exiliados en España, aunque el venezolano más en Madrid, en tanto que Vargas Vila se acabaría asentando en Barcelona.
La ruptura de Blanco-Fombona con Rubén Darío estuvo motivada principalmente por la publicación en 1912 del poema del nicaragüense titulado "Salutación al águila" en la que éste mostraba su admiración por Estados Unidos, país detestado con toda el alma por Rufino, quien llegaría a escribir: "¿Por qué canta usted a los yanquis, Porqué echa margaritas a los puercos?". Desde aquel momento, y hasta la muerte de Darío, el escritor venezolano aprovechó cualquier ocasión para atacar a su antiguo amigo:
"Nadie que se incline más ante el centavo. Nadie capaz de mayores vilezas por un luis. Nadie más comerciante. Últimamente se ha convertido en peta mercenario; cantor de Argentina porque Argentina paga…". Los ataques cesaron con el libro que publicó, en 1929, El modernismo y los poetas modernistas de América, en el que se declaró avergonzado por sus descalificaciones de años anteriores.
Cuando apenas cuenta con 20 años, aparece su primer libro Patria (1895), el cual le vale el primer premio de la "Sociedad Alegría" de la ciudad de Coro. Alrededor de esa misma fecha, su nombre se hace importante entre los colaboradores de "El cojo ilustrado", donde hará escuela y dictará cátedra hasta 1909, cuando se ve obligado a salir del país.
En 1899, publica su libro Trovadores y Trovas y en 1900, Cuentos de poeta.
Siendo uno de los más sagaces críticos del idioma, lo que primero se constata, bajo sus simpatías o sus odios, su inconformidad o su comprensión, es que clama por una América propia, por una sólida continuidad vigilante de Iberoamérica. Para defender a América y responder a quienes creían ver en el nuevo continente, la huella del pueblo enfermo, da a conocer su tesis en La americanización del mundo (1902).
En Madrid, edita Más allá de los horizontes (1903), y un año después pequeña ópera lírica.
A los 30 años, ha sido traducida una de sus obras Cuentos americanos, editada en francés.
Dentro de un impacto terrible y aleccionador, logra que la Imprenta Nacional acepte los originales de El hombre de hierro (1906). El Ministro del Interior y su adjunto Gonzalo Picón Febres, le mandan rehacer la obra, a lo que el escritor se opone, para finalmente entregárselo ya impreso pero con la orden de mandar a hacer la carátula en otra parte fuera del mundo oficial.
De su estadía en el estado Bolívar, trae ya concluido su Cantos de la prisión, que años más tarde complementaría con el Canto del destierro.
En 1908, entra en circulación Letras y letrados de Hispanoamérica, editada en París; también es traducida al francés: Más allá de los horizontes, la cual es recibida por la crítica europea con elogiosos comentarios.
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