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Los principales problemas de la sociedad actual (página 3)


Partes: 1, 2, 3

El ser humano, a través de los tiempos, ha atravesado varias fases de cambio. Entre tanto, ellas han sido muy lentas y por eso han pasado desapercibidas como tales por él. Pero hoy el proceso es cada vez más acelerado y esto nos lleva a una situación totalmente nueva: estamos comprendiendo como ocurre la transformación. Es como si estuviéramos percibiendo una película sobre los cambios, y a partir de ella quedamos aptos para desarrollar acciones con la intención específica de alinearnos con la dirección de cambio, lo que implicará en modificaciones sustanciales de nuestro paradigma de vida y de las organizaciones que precisamos re-crear para permitir su florecimiento.

La década del 60, con los movimientos hippies; con la efervescencia estudiantil alcanzando su punto más alto en Francia en 1968; con la figura heroica del Ché Guevara, fué una década que mostró que alguna cosa nueva había comenzado. El poder mundial retrógrado destrozó aquella peligrosa vertiente subversiva, siendo que en América Latina fue a sangre y fuego. Pero esto es apenas una parte de la historia, la visible.

La parte invisible – siempre la más importante – está representada por el cambio de percepción de los propios activistas sociales. Véase lo que uno de ellos – Irving Thomas – declaró a ese respecto: "Una cosa interesante ocurrió en la marcha de la revolución (estudiantil). Allá estábamos, batiendo en el pecho por un cambio social, cuando comenzamos a percibir lentamente, que nuestra lucha social y política era apenas un aspecto limitado de una revolución global de conciencia, tan grande, que había sido difícil enfocarla dentro de nuestra realidad".(*)

O sea, ocurrió un fenómeno imprevisto en el activismo de los años 60; El deterioro de la combinación lucrativista – cartesiana, que domina el mundo, mostró señales claras de estar bien avanzado, tal la profundidad y la fuerza que los movimientos sociales alcanzaron a tener en la época.

Sin embargo, cuando los líderes activistas llegaron al borde de lo que se podría denominar "parar el mundo" sintieron una especie de horror al vacío. Uno de ellos, Michel Rossman expresó esto así: "comenzamos a experimentar el miedo de una opción y de un cambio real… Se tenía la sensación de que la superficie de la realidad había, de alguna forma, desaparecido completamente. Nada era más aquello que parecía antes".

El confronto con el status – quo se volvía cada vez menos atrayente, pues él en verdad era apenas un reflejo del modo de pensar, sentir y actuar de los seres humanos. Esto podría ser así resumido: en lugar de ver el enemigo apenas en el poder político y económico, él fue localizado en un lugar sorprendente: ¡nosotros mismos!

Así es que la revolución se hizo invisible, siendo inaccesible a los diarios y a las cámaras de televisión. ¡Ella se está procesando dentro de cada uno de nosotros!

El Director de Investigaciones Políticas de la Universidad de Stanford, Willis Harman, opina que sí el materialismo marxista había sido la base filosófica de la "Vieja Izquierda", era bien probable que un enfoque espiritual holístico represente el mismo papel para un nuevo activismo. En ese enfoque, ideas fundamentales son: interligación invisible de los seres vivos entre sí y con el Universo; existencia de dimensiones que trascienden el tiempo y el espacio; significado holístico de la vida humana, como individuo (parte) y como fragmento de algo mayor (el Todo); existencia de un mundo cósmico de elevadas energías; potencialidad inherente al ser humano de alcanzar niveles cada vez más sutiles y elevados de comprensión y evolución, apenas dependientes de su próprio esfuerzo.

En resumen: por un lado, durante casi 40 años, la onda preliminar de los años 60 quedó detenida, debido a la resistencia de las barreras que enfrentó y por otro, por la propia evolución de la onda que, inicialmente dirigida para cambios sociales externos, pasó a encapsularse cuando percibió que esto, siendo necesario, no que era suficiente. Por lo tanto, la fase actual tal vez se extienda por cinco a diez años más, hasta tener una nueva manifestación organizada que lleve a una segunda onda activa, implica en comenzar a reformular el interior de cada uno, hasta alcanzar un nivel mínimo, en el cual los conceptos de transparencia, coherencia, cooperación y armonía sean reconocidos como los nuevos orientadores del comportamiento humano.

Si ese raciocinio es considerado válido, el problema de los cambios, dejará de ser tratado en una secuencia cartesiana para pasar a ser visto como un círculo holístico, donde todos los puntos están correlacionados y son interdependientes: cambios sociales externos deben estar apoyados en cambios internos. Paralelamente, los cambios internos para mantearse dinámicos, vivificados y activos precisan manifestarse externamente. A un avance de unos, corresponderá un avance del otro, y así indefinidamente.

En verdad, los cambios pueden ser de varias categorías, unos superficiales (ver Ferguson, 35, que las clasifica en excluyentes, incrementales y pendulares) y otras profundas: cambios de paradigma.

En los cambios superficiales no hay transformación; en los paradigmáticos sí. En particular, el paradigma que hoy emerge, el holístico, desarrolla una armonización de conceptos, a través de una síntesis poderosa y bien organizada, de modo que ella se presenta bajo la forma de una nueva estructura, donde la oposición anterior es absorbida a través de una interacción a un nivel mas elevado.

Hay algo radicalmente nuevo en este cambio de paradigma. La novedad consiste en que las opiniones, puntos de vista, teorías y "verdades" son percibidas ahora, apenas como partes de un cuadro completo, un inmenso rompe-cabezas de cual se distinguen cada vez mas fragmentos, viéndolos con mayor nitidez, de modo a tener una comprensión mejor de lo que sea la figura completa, sin que podamos dominar todos sus detalles, simultáneamente.

Lo interesante de esto es que el cambio de percepción pasa a ser aceptado, no apenas como algo normal y sí como algo imprescindible, ya que cuanto más conocemos del rompe-cabezas mejor lo comprendemos. Y más aún: él es dinámico, por lo tanto el cambio es su esencia. Como consecuencia, los cambios pasan a ser así, amigos y no más, enemigos.

Para dejar estas ideas mas claras, debemos agregar que en el momento estamos profundizando un aspecto de la vida: los cambios, porque ahora es necesario zambullir en ellos. Pero si mantenemos una visión holística, acerca del asunto, es evidente que los cambios precisan un opuesto complementar. Y ese opuesto está representado por principios cósmicos que los Maestros espirituales legaron a la Humanidad, en la forma de valores. La explicitación de los valores auténticos es una tarea tan importante como los cambios. Sin ellos, la avalancha irresistible de los cambios, ya mencionada, puede ser retorcida y con esto llevar a la Humanidad para el desastre final.

Hoy los valores (implícitos) son negativos: gananciosidad, prepotencia, egoísmo, agresividad, etc. Precisamos con urgencia orientar los cambios en gestación para valores explícitos positivos, representados por todo lo mejor que existe dentro del corazón humano. Para que esto se concrete en la realidad tangible, deberá desarrollarse una expansión considerable del mental superior, de la afectividad y de la espiritualidad humana. Es urgente y prioritario abordar este asunto (Ver Capítulo 4).

El reflejo de los cambios sociales en el individuo

Desde hace aproximadamente 350 años, y a partir de la clave simbólica "Pienso, luego existo", gran parte de la Humanidad, especialmente occidental, comenzó a trillar un largo y contradictorio camino, bautizado con el nombre de paradigma cartesiano. Por un lado, la producción de bienes aumentó (especialmente en los últimos 50 años, a una velocidad increíble en términos de cantidad, diversidad y sofisticación); por otro, la promesa de un mundo mejor y mayor progreso, fue cumplido en forma muy fragmentaria. Ese mundo es mejor apenas materialmente, alcanzando una faja de población mundial bastante restricta en conocimiento científico y aplicación tecnológica, oriundos de aquel paradigma.

Paralelamente, ayudó a aumentar el foso existente entre los países pobres y los países ricos. Y aún dentro de cada país, la riqueza material se concentró, de modo que los pobres son cada vez más pobres, y los ricos cada vez más ricos. ¿Hay alguna falla básica en el paradigma cartesiano que podría ser identificada como la causa principal de este desvío imprevisto? Esta falla puede ser identificada como su orientación básica, centrada en un raciocinio lineal, analítico, secuencial, de relaciones causa-efecto inmediatas. Él entroniza el aspecto mental y descuida los afectivos y espirituales, propios del ser humano. Siendo así, fueron privilegiadas las partes (y realmente resultados espectaculares fueron obtenidos en esa dirección: creación de supercomputadores, viajes a la Luna, transplantes de corazón, poderosísimas bombas atómicas, etc), pero se perdió la visión del conjunto, del Todo.

Esta incapacidad de ver el Todo, llevó a un énfasis en la formación de especialistas de visión cortísima, centrada en una percepción mecanista del mundo y de la vida, abordando en forma reduccionista los problemas y fenómenos naturales. Los sentimientos y la vida espiritual fueron aprisionados dentro de barreras monolíticas y el ser humano acabó transformándose, en gran parte, en un autómata, como los perros de Pavlov, que respondían con movimientos reflejos a los estímulos del investigador.

En el ser humano, este investigador fue sustituido por los medios electrónicos de comunicación, que le dicen lo que debe comprar si quiere ser considerado todavía como un habitante de este planeta, no importando lo superfluo o absurdo que sea el producto ofrecido.

Así el mundo Uno, fue fragmentado en partes, en millones de partes, disponibles en el mercado, ofrecido como sucedáneos de la felicidad y del bienestar. Lo terrible/es que esta fragmentación se lleva no solo el dinero y sí casi todo lo que es importante para la Humanidad: la salud, la creatividad ética, la solidaridad, la cooperación. O sea, la alegría de vivir.

Este desenlace es, en verdad, completamente lógico. El Universo está apoyado en dos principios básicos: el principio auto-afirmativo (que cuida, protege y desarrolla cada parte) y el principio integrativo (que combina las partes y sus interacciones en un Todo). El paradigma cartesiano, al privilegiar las partes, prioriza el principio auto-afirmativo. Este principio, no poseyendo una percepción global, concentra sus energías en hacer prosperar lo más posible cada parte específica.

El producto evidente de este proceso es el egoísmo, la gananciosidad, la explotación, tan acentuados en la fase actual de la evolución del ser humano, donde la procura por dinero, poder y status, supera en mucho cualquier otro aspecto. Desconsiderado el principio integrativo, la mente y el corazón humanos, se divorciaron; la mente, coronada como Reina, y el corazón como plebeyo indigno de consideraciones más nobles.

San embargo, la reconciliación entre el corazón y la mente, o entre el Ser Exterior y el Ser Interior es el misterio central de todas las religiones(*) elevadas y fraternidades místicas. En algunas de estas, esa reconciliación es conocida con el nombre simbólico de "Casamiento Alquímico".

En el vestibular del Tercer Milenio, asistimos a un proceso de cambio del paradigma cartesiano, para uno nuevo, que podemos llamar de holístico. Se trata de un cambio auténtico, donde lo antiguo es sintetizado con lo nuevo: no hay oposición ni polarización, y sí complementación y harmonización. En verdad, el enfoque holístico no expulsa el cartesianismo y si lo incorpora, pues no se trata de eliminar o cancelar los aspectos físicos y mentales del ser humano y sí de integrarlos armónicamente con los aspectos afectivos y espirituales.

Ferguson (32) nos dice que las etapas de la transformación son cuatro: el primero es el punto de partida; la segunda, lo que llama de "exploración" y que preferimos llamar de sensibilización.

Los que más nos interesan son los dos siguientes:

  • Integración. Cuando el principio integrativo surge en nuestro corazón, en lugar de tentar sustituir el principio auto-afirmativo que predominaba anteriormente, lo envuelve con un manto cálido de afectividad y espiritualidad. Comenzamos a percibir que los viejos hábitos, creencias y valores son bastante incongruentes con lo que ahora creemos. Desarrollamos, por lo tanto, una nueva manera de ser: más comprensiva, más solidaria, mas armónica. Esta fase también puede ser llamada de concientización holística.

  • Conspiración. Aquí llegamos a la culminación del proceso de cambio. En ella, descubrimos nuevas ideas, nuevas formas de acción, nuevos poderes, todos ellos tendientes a la auto-realización personal y a la cooperación humana. Un gran desafío comienza a volverse imperioso, y precisamos abordarlo. Él puede ser resumido en la pregunta siguiente.

Si nuestra mente individual es capaz de desarrollar un proceso, ahora elevado, de evolución y transformación, ¿por qué a través de un esfuerzo colectivo bien estructurado no podrá ser transformada y restaurada la sociedad?

Entonces lo que antes era individual (o pequeño-grupal) pasó a ser necesidad social y por lo tanto, se precisa "conspirar" ("respirar juntos"), no para imponer cambios a nadie y sí para hacerlos viables para aquellos que creen en los cambios, pero no tienen (o creen no tener), fuerzas suficientes para implementarlos. Esta es la fase de la acción holística.

El cartesianismo imperante nos ha llevado a trabajar con cualidades utilizando instrumentos cuantitativos exigidos por el método científico. Al respecto, Ferguson (35) hace preguntas constreñidas:

  • ¿Qué es lo evaluado en un teste de inteligencia?

  • ¿Dónde, en el equipamiento médico, está la voluntad de vivir?

  • ¿Cuál es el tamaño de una intención?

  • ¿Cuál es el peso de un sufrimiento o la profundidad de un amor?

Hay un hecho real: las interacciones, las conexiones, las interdependencias, los cambios, las transformaciones, pueden ser medidas arbitrariamente según índices abstractos que podemos crear. Pero no existe en la esencia del método científico, condiciones para evaluar de forma consistente la riqueza, la diversidad y la complejidad de los cambios cualitativos.

La onda de cambios en la forma de pensar, sentir y actuar, poco a poco se extiende por la sociedad humana. Numerosas investigaciones, como la Harris muestran esto claramente configurándose una creciente tendencia para revertir la orientación materialista tan marcante hasta ahora. En efecto, ese investigador, detectó en EEUU que:

  • Ochenta por ciento de las personas prefieren gastar más tiempo con integración humana que con comunicaciones tecnológicas perfeccionadas y esperan ver la sociedad apreciar más los valores humanos que los materiales.

  • Sesenta por ciento declaró que era preferible obtener del trabajo, recompensas internas, de que aumentar la productividad.

  • Setenta por ciento deseaba ve la educación de los hijos, dirigida más en el sentido de recompensas intangibles que un padrón material mas alto. (O sea: calidad de vida x nivel de vida).

Mientras tanto, el sistema estudia científicamente el comportamiento humano y desarrolla técnicas cada vez mas sofisticadas para engañarlo y mantenerlo prisionero.

El hecho es que los individuos que ya están en fase de transformación interior, perciben la necesidad de una acción colectiva holística, de una "conspiración" y para eso están creando una nueva organización social, un sistema abierto en flujo constante, capaz de transformaciones sin fin. Estas organizaciones son las redes.

La atención en ellas es dada al proceso, no al producto final. Según Ferguson (35) las funciones básicas de las redes son:

  • Apoyo mutuo y enriquecimiento personal, permitiendo el fortalecimiento del individuo y viabilizando su cooperación en pró de la transformación.

  • Desarrollar estrategias, a través de las cuales pequeños grupos pueden transformar la sociedad entera (y ya lo están haciendo).

  • Estructurar una resistencia social a las tendencias centralizadoras, autoritarias y restrictivas.

La asociación de rede o Rede de Redes es denominada de SPIN (Redes Integradas Policéntricas Segmentadas). Ellas podrían ser representadas gráficamente por una red de pesca mal remendada, con innúmeros mudos de tamaño variado, pero cada uno de ellos ligado a todos los otros, directa o indirectamente. Por otro lado, cada segmento del SPIN es auto-suficiente, por lo tanto este no puede ser destruido si algún órgano vital fuese perjudicado. Esto es así, porque el centro del SPIN, o sea su corazón es ubicuo: está en todas partes, pero en ningún lugar específico.

Las Redes de Redes se están formando aceleradamente en el seno de la sociedad humana. Ellas son una fuente de poder – descentralizado – jamás producido en la Historia de la Humanidad. La "conspiración acuariana" no es otra cosa que un SPIN de SPINs y ella no puede ser detenida porque no fue creada por ningún ideólogo. Simplemente es la manifestación visible, externa, del cambio interior que está ocurriendo en el interior de las personas y que está caminando para la formación de una masa crítica.

Los valores a promover

El valor básico: la Unidad de la Vida

No precisamos ser ingenieros, médicos, psicólogos o economistas, para diagnosticar la grave enfermedad que se extiende por la sociedad humana. Para eso es suficiente con los titulares de los diarios o escuchar las noticias por la radio o la TV, las cuales transmiten escalofríos de ansiedad, angustia y miedo, que se acaban derramando por doquier.

Todos los seres humanos sufrimos de esa enfermedad del mundo, pues pertenecemos a él. Es claro que diagnósticos hechos por el área académica son mucho más precisos que los del hombre común. Y realmente, no faltan estudios científicos sobre este problema, sobre esta condición tan negativa que nos envuelve y nos ahoga.

Bajo el ángulo particular de cada especialidad, los científicos procuran comprender las causas, identificar los síntomas y pronosticar los efectos de esa enfermedad, verdadera epidemia. A la luz de estos estudios, se proponen métodos, tácticas, estrategias, modelos y "planes salvadores", supuestamente capaces de proporcionar la terapia adecuada. Pero, por más austeras y nobles que sean, las tentativas para mejorar sustancialmente el estado de la sociedad humana que han sido desarrolladas no han permitido avizorar – infelizmente – la cura y ni siquiera la mejoría de la enfermedad diagnosticada. Por el contrario, en la medida que el tiempo pasa, la situación se agrava.

¿Dónde es que fallan los científicos y los estudiosos?

Nos parece claro que la inmensa mayoría de estos esforzados científicos y estudiosos, empeñados sinceramente en aquella magna tarea, carecen de la visión esencial necesaria, que podríamos llamar de UNIDAD DE VIDA. Esto se debe a la propia característica básica del método científico – especialmente sus aspectos mecanicistas y reduccionistas – la cual le permite tener un bien conocimiento de los fragmentos del conjunto, incluso con bastante profundidad. Esto les impide ver el conjunto con la amplitud necesaria.

Por ejemplo, el médico ve cosas que el economista no puede percibir y el biólogo percibe cosas en las que el abogado no puede ni soñar. De este modo, el diagnóstico de un especialista (estamos considerando apenas aspectos físicos) siendo exacto – o casi – en una estrecha faja del conocimiento humano, no puede acercarse a la verdad global.

Como dijo el Maestro: "Es necesario volverse como niños para experimentar el Reino". Y el "Reino" es la VIDA UNA, la UNIDAD DE VIDA, o sea sentirnos formando parte del Todo, de la Gran Naturaleza, hermanos con el Sol y hermanos con la Luna, en las palabras de San Francisco de Assis.

Una vía concreta para recorrer este camino es "des-civilizarnos", en el sentido de comenzar a arrancar de nuestra mente y de nuestro corazón – en el grado que sea posible, el condicionamiento que el proceso civilizatorio lanzó sobre nuestra pureza original. Este descondicionamiento implica, por ejemplo en no comprar celular (sino lo hallamos realmente necesario), no ir al Mc Donald"s o no ver programas horrorosos de televisión (La mayoría lo hace sin saber por qué, no queriendo ser "diferentes" de colegas, vecinos o amigos.

Este proceso es que nos permite retornar a ser como niños, y por lo tanto, capaces de recuperar nuestros vínculos con los otros seres humanos, con la Naturaleza toda, con la VIDA UNA. De esta forma, poco a poco, se podrá reestablecer la Unidad que se quebró hace mucho tiempo, desde que el hombre zambulló en el estudio de un nuevo (en la época) y deslumbrante curso: la Materia.

Para ser más claros y evitar una comprensión errada, este proceso de "des-civilización" o descondicionamiento no significa un retorno a la época de las cavernas, del atraso tecnológico, de las sociedades extractivas.

Del mismo modo, no significa despreciar o abandonar las soluciones específicas que los enfoques particulares de los especialistas nos han ofrecido y que – por lo menos parcialmente – han servido de sustentación, progreso y evolución para la sociedad humana.

Sin embargo, se hace necesaria una concientización plena de que aún en el medio de la confusión actual, plagada de artefactos que la civilización tecnológica nos ha proporcionado, es posible liberarnos de esa enfermedad terrible que es la "separatividad", o sea sentirnos aislados, distantes e indiferentes de las cosas, de las personas, de las plantas, de los animales, de la Naturaleza y ¿por qué no decirlo?, del propio Creador.

Esa percepción de que somos separados del mundo y de las cosas, no puede generar otra cosa que egocentrismo. Esto es evidente: si la disputa es entre yo y el mundo, y este mundo no me favorece, entonces estoy contra el mundo; los demás no me importan en absoluto. Solo yo importo. Esta es la fuente secreta donde nace toda la injusticia social y económica que hoy tanto nos angustia y lleva a muchos luchadores sociales a embestidas a veces furiosas, procurando su superación.

Aquella fuente egocéntrica, sin embargo, genera, también, otras injusticias que aquellos heroicos luchadores casi nunca detectan. Ellas no se miden en valores salariales, precios de los alimentos o de los alquileres, pero pueden producir heridas profundas en el corazón humano.

En efecto, la explotación del hombre no se verifica apenas en el taller, la fábrica o la hacienda. La violencia contra el ser humano es practicada en todos los niveles sociales, comenzando por el propio seno familiar, donde el patriarca (en decadencia) emite sus propias leyes. Aquí la inadecuación de los padres al fenómeno llamado VIDA es derramado sobre sus hijos y así perpetuada en el futuro; por otro lado, esta violencia también es practicada por las organizaciones – públicas y privadas – cada una funcionan do por su lado y para las cuales, las personas son apenas un número que las habilita a dar su contribución financiera.

Esta violencia impregna y contamina el aire de nuestra sociedad, donde la honestidad, la sinceridad y la acción correcta son sinónimos de "bobera", mientras que la astucia, la deshonestidad y la habilidad para anestesiar la conciencia humana representan atributos de alto valor "práctico".

Esta violencia también es perpetuada en nuestro sistema de enseñanza – totalmente obsoleto y preocupado apenas en graduar individuos con formación técnica o técnico – científica, capaces de decirnos como hacer las cosas (de su especialidad), pero incapaces de analizarlos ¿por qué, para quien y para qué? esas cosas son hechas.

Seamos justos. No es el gran capital que creó esta separatividad y este egoísmo. Por el contrario fueron estas características humanas que crearon en el hombre la fiebre de acumulación de riquezas. Esa separatividad y ese egocentrismo se desarrollaron en la especie humana, no por obra de ninguna fuerza maligna y sí por la propia naturaleza de su evolución, la cual está íntimamente ligada con el hecho de que el hombre, para progresar rápidamente en el aprendizaje del curso que está haciendo sobre la "materia", debía focalizar su esfuerzo máximo en el mundo exterior, en lo aparente y tangible, que es donde la Unidad se esconde, se diluye y desaparece, dejando en su lugar la diversidad.

Esa diversidad, junto con la separatividad – que hoy nos parecen tan normal y hasta natural – son, en realidad, un velo detrás del cual se oculta la UNIDAD DE VIDA, perceptible solo a unos pocos.

Este raciocinio demuestra – una vez mas – que atacar los problemas de naturaleza socio-económica, sin duda muy importantes, implica en combatir solamente los efectos sintomáticos de causas bien mas profundas. Y esa causa es la fuente secreta, recientemente mencionada: el aislamiento que el ser humano siente en relación con el medio ambiente humano y con el natural.

Solo en la medida en que nos reintegremos al sentimiento de la VIDA UNA o UNIDAD DE LA VIDA, es que la calidad de la vida humana mejora realmente y por tanto, podremos tener una fuerte expectativa en relación con la posibilidad de que sentimientos de felicidad auténtica, se establezcan en forma permanente en la sociedad humana.

Para operar en la dirección señalada, es necesario articular un cambio fundamental en la percepción del mundo y de las cosas. Hasta ahora, estábamos presos, pendientes y tensos con los acontecimientos del mundo exterior, pues ellos eran lo único "real" en nuestra vida, siendo las otras cosas, apenas sueños o especulaciones.

El cambio fundamental consiste en que ahora debemos dirigir la visión para nuestro interior: ¿lo que pensamos?, ¿Cómo pensamos?, ¿Lo que sentimos?, ¿Cómo sentimos?, ¿Lo que hacemos?, ¿Cómo lo hacemos?. ¿Cómo esas cosas se relacionan entre sí?

Simplemente, se trata de lo siguiente: la Humanidad está acabando el "Curso" sobre la Materia y está ingresando – lenta y gradualmente – en otro: la Vida Interior. Naturalmente, programa y métodos de enseñanza también serán diferentes.

También es cierto que hay alumnos atrasados que aún precisan experimentar bastante con la Materia, y que no están aptos para entender que hay un nuevo "Curso" a cumplir por el frente, que es bien diferente del anterior. Esos alumnos son elementos recalcitrantes y lamentablemente hay muchos de ellos ampliamente distribuidos en el seno de la sociedad humana. Pero, a pesar de su presencia, el proceso continuará desarrollándose, aprovechando la renovación oriunda de las nuevas generaciones.

El hecho es que las personas más evolucionadas ya están comenzando a recibir en el centro de sus corazones, sin saber muchas veces de donde vienen, algunas percepciones especiales que con cierta frecuencia sienten. No tengamos dudas, esas percepciones son oriundas de la médula de nuestro Ser, que vive inmerso en un Océano de Vida, en la UNIDAD DE VIDA, y que agotado el tiempo en que se vió obligado a pasar en el banco de reservas, para favorecer el desarrollo del Yo Exterior vuelve ahora a su posición de titular, para continuar así es proceso evolutivo.

O sea, en la medida en que el tiempo de la Omnipotencia del Tener se comienza a esfumar, surge el tiempo de la Omnipotencia del Ser. Estamos en la época de transición, en el "punto de mutación" (Ver Capra 15). Comencemos, pues, a abrir espacios para el Ser, pero sin precipitarnos en ese proceso, pues si exageramos, podemos quebrar la sustentación de nuestros pies y caer en el abismo, donde los monstruos del Tener nos harán pedazos. Así, el rumbo está claramente indicado por las enseñanzas del Buda: el camino del medio, que implica en un enfoque holístico.

Por lo tanto, no queramos desarrollar nuestras potencialidades internas de hoy para mañana de mañana. Esto no es posible. Se tentáramos de ese modo, quedaremos desanimados por no obtener victorias inmediatas, y ese decaimiento puede llevarnos al desastre. Decidamos comenzar ahora y agreguemos un grano de arena cada día. Esa es una receta que garante el suceso.

Las metas, los principios básicos y los sistemas de orientación del ser humano

"La fé sin obras es muerta" (Santiago, 2:26). O sea, las potencialidades del hombre son apenas eso: potencialidades. Si ellas no son accionadas, quedarán ancladas en el mundo de los sueños, en el mundo del "podría", "sería", "ocurriría".

Afortunadamente, la capacidad de acción está bien desarrollada en el hombre y no será por falta de ella que él fracasará en sus emprendimientos. El problema está en la orientación de esa acción. Actuar sí, pero ¿para qué?. Esa es la gran pregunta a responder. Es interesante analizar algunas características del ser humano que hacen de él única especie que crea, lucha, vive y muere por ideas (independiente de que ellas sean "buenas" o "malas"). El hombre parece no poder sobrevivir si él no tuviese algo en lo que creer: Dios, patria, dinero, poder, Partido, libertad o en cualquier otra cosa, tal vez él mismo.

Fromm (34) denomina "religión" a esa necesidad humana, en un sentido bien más amplio que el usual. Este autor define religión como "cualquier sistema grupalmente compartido de pensamiento y acción, capaz de ofrecer al individuo un esquema de orientación y un objeto de devoción".

Esta necesidad humana sería independiente del desarrollo intelectual y del nivel educativo de las personas. Tanto el artista, como el filósofo o el científio del mismo modo que campesinos analfabetos u obreros de salario mínimo tienen la misma estructura mental general, a través de la cual reaccionan a los estímulos del mundo exterior, a veces aprobándolos y otras, rechazándolos. Pero no de un modo instintivo como lo hacen los animales y sí según aquel sistema de creencias, pensamientos y sentimientos.

De acuerdo con los mejores conocimientos de la Ciencia, el ser humano evolucionó – por lo menos físicamente – a partir de otros seres, más desarrollados. En particular, en el reino animal se percibe una doble escala entre las especies inferiores y aquellas reconocidas como superiores. En la medida que el animal es superior, el nivel instintivo se reduce; por otro lado, aumenta el volumen relativo del cerebro (sobre todo el neo-córtex).

En el ser humano, esta situación llegó a su culminación: mínimo desarrollo instintivo y máximo desarrollo cerebral. Esta combinación posibilitó aquel, a pesar de su insignificancia física, derrotar animales más fuertes y poderosos, así como utilizar la Naturaleza en su provecho, no solamente extrayendo los frutos de ésta, y sí trabajándola según sus inclinaciones. Así como el hombre, por la observación del Ciclo y de la Tierra, fue interpretando el significado de los ciclos naturales y se hizo sedentario y agricultor, cosechando los frutos de su propio esfuerzo.

Pero – justamente – debido a su potencia instintiva relativamente baja, contrabalanceada por el comparativamente alto desarrollo cerebral, el hombre comenzó a percibir el mundo que lo rodea, no como una cosa completa y acabada y sí como un verdadero caleidoscopio, con problemas y soluciones muy variadas.

En este punto, el hombre comprendió que era necesario – en verdad imprescindible – adquirir un instrumento que lo guiase. En efecto, si no existe una ruta segura, un camino único, como es el caso de los animales, guiados por sus instintos, entonces él deberá crear esa guía, ese sistema orientador.

En el sistema primitivo, el hombre consideró aquellas fuerzas que escapaban a su control como seres más poderosos, los que le producían miedo; de ahí que muchas veces tentara aplacarlos, utilizando frecuentemente víctimas propiciatorias. Ahí es que nació la idea de las religiones, de los dioses y su adoración (Debemos aclarar que esta interpretación sigue en sus líneas básicas al conocimiento científico, por lo que sí bien es un enfoque interesante, no agota de forma alguna esta fascinante problemática, que involucra relaciones mas profundas, más ricas y más amplias que las que están siendo expuestas).

En aquel contexto, existía un sistema orientador, representado por los conocimientos específicos que el hombre tenía acerca del mundo que lo rodeaba, así como una interpretación de este, en el cual tenía un lugar bien importante, todo lo relativo a los "dioses". Ellos eran, como dijo Fromn (34), "objetos de devoción". Pero un sistema orientador (digamos la brújula) y un cierto coraje (proporcionado por la fé en los dioses) no son suficientes para llegar a algún lugar.

Realmente, el ser humano precisa tener una meta a la cual dirigirse, de lo contrario el mundo puede transformarse en algo vacío e insoportable, aún con la brújula y los dioses en las manos.

No es momento de hacer un análisis completo sobre el asunto, pero atravesando la noche de los tiempos, aquel "objeto de devoción" de los primitivos se transformó en religiones bien estructuradas, primero politeístas y después, monoteístas. Con la llegada de Cristo se desarrolló una religión denominada cristiana, impregnada originalmente de un mensaje de incomparable de Amor (principio integrativo).

Sin embargo, las personas no estaban – en general – preparadas para el contenido de ese mensaje y las deturpaciones y desentendimientos comenzaron temprano.

En la medida en que la nueva religión se hacía mas fuerte, mas institucionalizada y más difundida por los cuatro puntos cardinales, su contenido interno, su sentido místico original se debilitaba, de modo que 500 años después de la crucificación de Jesús, los cambios introducidos eran tantos y tan profundos que acabaron dañando seriamente el proceso original.

Entretanto, por vuelta de los siglos XII e XIII, según los historiadores, hubo una fase de esplendor de la Iglesia, en la cual ella se preocupó realmente, no solo con la consigna de "amar el prójimo" y sí también con asuntos relativos a libertad, justicia, etc. Así, por ejemplo, se enseñaba que el trabajo es fuente de dignidad, no debiendo ser utilizado ningún ser humano para fines independientes de su bienestar; que la justicia debería determinar los precios y los salarios (¡véase cuanto hemos retrocedido!); que las relaciones entre gobernantes y gobernados deberían incluir obligaciones recíprocas, etc.

Según Artz (35) "él ideal medieval involucraba la fé firme en que todas las naciones y pueblos son parte de una gran comunidad"(*) (¡compare-se esto con el modernismo de los campos de exterminio racial, como Auschwitz o Dachan!). Por otra parte "Estado, propiedad y familia son tareas de Dios encomendadas a aquellos que las controlan y deben ser cumplidas para alcanzar propósitos divinos".

Lamentablemente, este rebrote de los principios verdaderamente cristianos se perdió, después de una serie de Reformas y Contra-Reformas, indulgencias papales etc., mezcladas con hechos horrendos, oriundos de la Santa Inquisición, terrible poder represivo ejercido generalmente por fanáticos religiosos como Torquemada.

Las nuevas ideologías religiosas que, por una parte, representaban un aire renovador, exigiendo una interpretación más libre de las Sagradas Escrituras, incluían – paralelamente – un germen, que posteriormente se manifestó como bastante negativo. Este germen se desarrolló como una nueva estructura caracterológica, que impera hasta hoy. La nueva característica fundamental fue el cambio acerca del significado del trabajo. En los siglos anteriores, el trabajo era un medio, el medio de sobrevivir, siendo necesario (e imprescindible) para alimentarse, abrigarse, viajar, construir residencias, etc.

Pero, con las nuevas ideas reformistas, sobre todo las de Lutero, el trabajo pasó a ser el modo básico, a través del cual la persona podía obtener reconocimiento, aprobación, admiración y hasta amor. El suceso producido por una actividad febril en alguna ocupación pasó a ser la señal terrena de la "salvación eterna".

Estas son motivaciones que los economistas y otros tecnócratas desconocen, ignoran o desprecian, pero que son las que realmente mueven los resortes de la Sociedad humana. La estructura caracterológica de una sociedad es la causa de todos sus efectos (negativos y positivos).

Por lo tanto, una sociedad nueva, radicalmente diferente de la actual, porque será justa, libre y armónica, solo podrá ocurrir a partir de un cambio radical de aquella estructura.

De este modo, la estructura caracterológica de nuestra sociedad, impregnada de aquella concepción filosófica, considera la productividad (no importa de que, ni para que y sí apenas cuanto, como factor básico para juzgar las personas). Se debe resaltar que, aunque millones de personas juren ser cristianos, el hecho real es que el Maestro nunca colocó la productividad (cuantitativa) como meta, y ni siquiera como valor importante. Sus enseñanzas fueron dirigidas a estimular el desarrollo del amor, la paz, la armonía, la fraternidad y la generosidad.

Naturalmente, esto no significa que deseemos hacer apología de la improductividad. Nuestro pensamiento esta lejos de esa interpretación; lo que se reivindica es colocar la productividad (cuantitativa) como algo necesario, pero después que se hayan cumplido y aplicado aquellos otros atributos.

Cuando se coloca la productividad (cuantitativa) como el gran objetivo a alcanzar, se está presentando una trampa, porque en este caso, ella apenas hace el papel de testaferro y las estrellas (ocultas) son, en realidad, el lucro, el poder, la explotación y la opresión.

Por su vez, sí la armonía, el equilibrio, él respeto a los otros, la justicia, la transparencia, la coherencia y la cooperación fuesen las estrellas de primera magnitud, una productividad (cuantitativa) alta y eficiente sería bien deseable. Sin embargo, esta productividad tendría – muy probablemente – poco a ver con muchos artículos actuales.

En efecto, no tendríamos bombas atómicas ni armas bacteriológicas, no existiría el festival de artículos superfluos o inútiles que hoy abundan, comprometiendo seriamente la disponibilidad de los recursos naturales: también no tendríamos programas televisivos idiotizantes ni anti-contaminantes para combatir la contaminación (porque esta no sería producida), ni agrotóxicos, drogas, transgénicos u otras ruindades de esa naturaleza.

El hombre moderno y su hijo, el hombre "cibernético" cambiaron el "sistema de orientación" al cambiar el sentido del trabajo, que pasó a ser alienado, explotador y opresor, constituyéndose en una obligación y un castigo. Es por esto que la mayoría de las personas hoy en día no gustan y hasta odian su trabajo, considerándose como un modo de vida ideal aquel que no exige trabajar.

Otras personas – una minoría – "aman" su trabajo porque dá status, poder y lucros. Solo unos pocos gustan realmente de su trabajo.

Debe ser entendido que aquel "sistema de orientación" no cambió por casualidad. Su cambio se debió a que la meta del hombre fue modificada. En efecto, el "suceso" exterior, pasó a ser da demostración tangible de la "salvación" según el nuevo pensamiento formulado por los reformistas religiosos como Lutero, a partir del siglo XVI. Esta orientación ejerció fuertes efectos en los países donde el protestantismo predominó, sobre todo en EEUU, que a partir del siglo XX exportó esta filosofía para el resto del mundo.

O sea, hubo en cambio real significativo en la estructura caracterológica moderna, pasándose de la frugalidad de los primeros cristianos a la sofisticación, al derroche y al culto a la riqueza que hoy prevalece. Ese cambio estructural operando como causa fundamental, provocó una multitud de efectos, hasta llegarse a la sociedad moderna: pesimista, vanidosa, superficial, egoísta, frustrada y angustiada.

Por lo tanto si la meta del hombre fuese nuevamente cambiada y ahora en un sentido esencialmente positivo y constructivo, es obvio que, siendo ella la causa fundamental, provocará muchos efectos de naturaleza benéfica. Así, cambiando su meta, el hombre operará sobre su sistema de creencias, pensamientos y sentimientos, reformulando su "objeto de devoción".

Esta es la Gran Utopía, el desafío del Siglo XXI.

Un posible camino

En este momento, es necesario recapitular y contribuir con alguna propuesta para posibilitar la transformación de la Gran Utopía en realidad. Una propuesta posible es la siguiente:

  • Meta: Transformar una sociedad centrada en valores negativos (odio, agresividad, violencia, inseguridad, codicia, explotación, represión, opresión…) en otra centrada en valores positivos (amor, paz, armonía, generosidad, fraternidad, justicia, transparencia, cooperación, libertad, etc.).

  • Sistema de Orientación: Cambiar nuestro sistema de creencias, pensamientos y sentimientos, a través de dos procesos básicos:

  • a) Mentalización, reflexión y concientización (Cambios internos).

  • b) Acciones concretas, a través de proyectos específicos (Cambios externos).

  • "Objeto de devoción". Esta expresión tiene cierto olor escolástico, por lo que preferimos sustituirla por principios básicos, que son tres:

  • a) Reconocer – independiente del nombre que se le dé – al Creador como Origen y Regente de las Leyes Universales, Infinito, Omnipotente y Omnisciente. Las religiones llaman a ese Creador con nombres diferentes (Brahman, Ormuz, Jehová, Señor, Alá, etc.) y cada una cuenta historia diferente acerca de sus hechos. Pero Él es incognoscible en su totalidad. Por eso, parece ser preferible la expresión "Dios de nuestro corazón", o sea la fracción de El que cada uno puede percibir.

  • b) Reconocimiento del Yo Interior (que algunos denominan de Ser Crístico) como una partícula del Creador; por lo tanto con sus mismos atributos, solo que en estado de potencialidad, que deberá ser despertada. Esa es la misión cósmica del ser humano.

  • c) La propia Vida, como Esencia indefinible, como corriente de luz que atraviesa y dá sentido a nuestra existencia física, así como a todos los seres que habitan el planeta. La percepción de esta Esencia es plenificada en la medida que desarrollamos adecuadamente nuestra personalidad, la cual refleja aquel Yo Interior que vive en el centro de nuestro corazón.

  • Estrategia: Los principios básicos recientemente mencionados, forman el cimiento de la propuesta, pero ella precisa de una operacionalización para poder manifestarse en el mundo físico. Los dos principales enfoques de este desarrollo operacional son los siguientes:

  • a) Aumentar nuestra demanda por la satisfacción de las necesidades reales en detrimento de las artificiales.

  • b) Reducir hasta eliminar las necesidades artificiales impuestas por el sistema económico.

Los valores a promover

En la estrategia comentada anteriormente, se mencionan necesidades reales y necesidades artificiales. Al respecto, se necesita aclarar el significado de estas expresiones, que pueden ser consultadas con mayor detalle en Bonilla (36).

La obscena mezcla de desnutrición y derroche, de "cantegriles", "asentamientos" y de rascacielos y mansiones de lujo, que existen no solo en los países subdesarrollados y sí también en los super-industrializados, indica un desajuste crítico en el contexto del primer punto: las necesidades reales. Así excesos absurdos en ciertos niveles (por ejemplo desfile de perros y perras, adornados con carísimas ropas, inclusive joyas) y carencia aberrantes en otros niveles, andan lado a lado, lo que es imprescindible para que el sistema prevaleciente funcione.

En efecto, si no hubiese toda esa impresionante masa de artículos que todo ciudadano aspirante pertenecer a cualquier nivel de status debe adquirir(*) y esos recursos fuesen utilizados para todos los grupos humanos, el ítem fundamental de las necesidades reales, o sea las necesidades físicas vitales, sería resuelto.

Sin embargo, el riesgo – para la estructura dominante – es que si las necesidades vitales fueran atendidas, la sociedad debería encarar y abordar las restantes necesidades reales. Pero, resulta que esas necesitan militan frontalmente contra la opresión del hombre por el hombre; ellas destruyen la dominación.

El día en que el ser humano pueda amar sin sentimiento de culpa, trabajar con alegría y entusiasmo y actuar solidariamente con las otras personas, no habrá espacio físico para la opresión – que se desarrolla de forma cada vez más sutil – y la liberación del ser humano será un hecho concreto.

Esta realidad es perfectamente conocida por los engranajes de la prevaleciente sociedad de consumo. Por este motivo, ella dedica todo su esfuerzo y energía, no a promover los valores humanos y sí a hipertrofiar las necesidades artificiales creadas por el sistema para su auto-perpetuación. Paralelamente, es organizada una lucha agotadora entre las personas con el propósito de satisfacer esas necesidades, que no son reales, son creadas artificialmente por el sistema dominante, exclusivamente para su beneficio.

El análisis de estas necesidades artificiales demuestra su carácter ambivalente: por un lado pueden ser gratificantes para el individuo; por otro, perpetúan la injusticia en toda su potencia.

Por ejemplo, la "necesidad" de cambiar el modelo de auto con la mayor frecuencia posible, produce una sensación individual muy gratificante, pues la persona considera que tiene mas status, que vive más "feliz" (en la realidad, solo más eufórico), hasta la propia virilidad parece aumentar(*), sobre todo cuanto más caro él sea y cuanto mayor simbolismo fálico tenga.

Mas esa actitud de compra para estar en la "onda" tiene una contrapartida nefasta a nivel social: se paga un pesado tributo al mundo insaciable de los negocios y su corte de dolor y sufrimiento; se paga así la cuota de la corriente consumista que nunca acaba; siempre hay algo "nuevo" para comprar, de modo que las deudas pasan a ser permanentes.

Si fuese contabilizada aquella actitud consumista, multiplicado por muchos otros individuos que "piensan" igual (en realidad no piensan, apenas siguen la corriente del lavaje cerebral publicitario), al final habrá una contribución decisiva para que el sistema se mantenga y prospere.

De esta forma, serán invertidos cuantiosos capitales en la producción de mas autos, cada vez más potentes (pero… ¿para qué sirve un auto potente en un tránsito con crecientes índices de embotellamiento?), pero no en reducción de miseria. Los talentos de la ingeniería tentarán diseñar los carros más atractivos y fálicos, y no en crear nuevas formas de utilización de la Naturaleza y de la transformación de las materias primas que no sean agresivas al medio ambiente. Los psicólogos y los comunicadores crearán nuevas formas de publicidad, subliminales directa o indirectamente para vender más y más autos (aunque las personas para pagar su cuota mensual se alimenten peor) y dejarán de utilizar sus conocimientos y sus capacidades para descubrir nuevas formas para desarrollar una educación que permita al ser humano descubrir nuevos caminos para su realización.

O sea, se derrocha dinero, talento y recursos naturales y se agrede al medio ambiente. Se aplica en lo secundario y se olvida lo esencial. Se anestesia científicamente el ser humano y después se le vende cualquier cosa.

Debemos dejar en claro que el auto es apenas un ejemplo. No estamos contra la fabricación de autos. Pero ellos no pueden transformarse en un pasaporte acerca del valor de las personas. También debe quedar claro que la necesidad real del ser humano es transporte. Auto es una alternativa (entre varias).

La gran cuestión, entonces, es: ¿Cómo tener espacio para el desarrollo interior si el mundo exterior absorbe casi completamente la atención de las personas, a través de exigencias sutiles, macizamente vehiculadas por los medios de comunicación?

Ese es el gran desafío, que la Humanidad tomada como conjunto, precisa enfrentar a través de la creación de "redes" especificas, de movimientos "sin nombre", de movimientos contraculturales, de enfoques holísticos y transdisciplinarios.

¿Cuál, entonces, deberá ser el principal valor a ser promovido por la especie humana para que ella pueda entrar rápidamente en un correcto proceso evolutivo? Tal vez una respuesta resumida pueda ser: aumentar constantemente las demandas por la Pró-Vida y reducir constantemente las demandas por la Anti-Vida.

Anti-Vida es el mundo en el cual vivimos; Pró-Vida es el mundo que vamos a construir. Sus características principales, a título indicativo son las siguientes:

  • Anti-Vida es evasión por el consumismo, por el alcohol, por las drogas, por la promiscuidad.

  • Pró-Vida es frugalidad en el consumo (consumir lo necesario y no lo que los medios de comunicación nos quieren obligar a consumir)..

  • Pró-Vida es restricción en la bebida, (ya que el alcohol – como los cigarros – son venenos científicamente comprobados).

  • Pró-Vida es amor maduro (o sea saber que amor y sexo son cosas maravillosas y justamente por eso, la genitalidad no puede ser desplegada a los cuatro vientos).

  • Pró-Vida es la conciencia clara de la realidad en la cual vivimos (por lo tanto, no precisamos crear "paraísos artificiales"; podemos, en cambio, crear cosas buenas, sentirnos bien y caminar, paso a paso, en dirección a la auto-realización).

  • Anti-Vida es exploración, violencia, guerra y crímenes.

  • Pró-Vida es asegurar a cada uno, alimentación, vestuario y residencia, dignas e adecuadas.

  • Pró-Vida es un profundo sentimiento de paz.

  • Pró-Vida es el derecho que cada ser humano tiene de disponer de su propia vida, sin tener que aceptar el falso yugo de la "patria" y tener que morir en defensa de intereses ajenos.

  • Pró-Vida es un canto a la verdadera esencia humana (el Ser Interior).

  • Anti-Vida es desesperación por el lucro, aunque la Naturaleza sea destruida y seres humanos intensamente explotados.

  • Pró-Vida es un poema a la Naturaleza, a su belleza, a su pureza.

  • Pró-Vida es respeto por la vida en todas sus formas.

  • Pró-Vida es considerar la Naturaleza como hermana (o tal vez como madre) y nunca como una esclava.

  • Anti-Vida es prostitución, machismo, incapacidad de amar.

  • Pró-Vida es un beso entre el sexo y el amor.

  • Pró-Vida es un respeto absoluto por la vida humana.

  • Pró-Vida es la capacidad de amar y ser amado.

  • Pró-Vida es comprender – a través del Amor – la sintonía que existe entre la Luz Interior del ser humano y la Gran Sinfonía Cósmica: la VIDA UNA.

  • Anti-Vida es odio, envidia, codicia, frustración, angustia, miedo, resentimiento, rabia, mezquindad, inseguridad, tristeza…

  • Pró-Vida es amor, ternura, alegría, salud, armonía, paz, fraternidad, generosidad, solidaridad, creatividad constructiva, auto-realización…

Por lo tanto, consultando esta lista tendremos una guía bastante avanzada para saber cuáles valores promover (y cuales rechazar).

La construccion de la pró-vida

"Un hombre de coraje es aquel que nada teme, ni siquiera una idea nueva." (Anónimo). Este concepto es la línea básica que debe guiar la promoción de los valores humanos en general.

El amanecer de un nuevo Siglo (XXI), de un nuevo Milenio (tercero) y de una nueva Era (Acuario) muestra nuevas posibilidades; la aurora ilumina el mundo con una nueva esperanza: la Pró-Vida nació y comenzó a andar, nadie podrá detenerla en su arrancada hasta su destino.

Y llegará a ese destino porque usted lector, yo escritor y nosotros, seres humanos, haremos todo lo posible para que su luz impere en el mundo, para que su amor nos envuelva con su gracia, para que la paz arrulle nuestros corazones, para que su armonía cante himnos inspirados, para que su alegría ilumine la sonrisa del niño, del joven, del adulto y del anciano. ¿Utopía? ¿Sueño inconsecuente? Tal vez lo sea para aquellos que no perciben, la señal, el rumbo y la dirección que las cosas están tomando en el mundo. Ya hace casi 30 años, Moura (37) afirmó: "Existen serios indicios de que la crisis actual ya está alcanzando el nivel de cambio de actitudes. Una vez que la percepción ya se alteró, pasó a existir una conciencia de la necesidad de los cambios. Pero, por otro lado, fuera del hecho de existir varios polos generadores de esos cambios, que tienden a irradiarse y crecer en importancia, también existe un estado de desintegración y alienación en el contenido más humano de la vida, que mismo las personas mas privilegiadas, acaban por alterar sus propias percepciones".

Dentro de los síntomas positivos que denuncian la insatisfacción actual y la búsqueda de un nuevo estilo de vida (una nueva postura), aquel autor resalta el énfasis "en la auto-determinación, en la calidad de vida, en el control de la tecnología, en la procura de una ética ecológica y en la búsqueda de los significados transcendentales de la vida".

Utilizando el lenguaje de este libro, se puede decir que el cambio del sistema podrá operar a través de procesos Anti-Vida, en cuyo caso solo ocurrirán cambios superficiales, porque que quedarán intactas las estructuras caracterológicas propias del estado actual de la civilización humana, modificando apenas sus envolturas, sus vestidos exteriores. O los cambios podrán ocurrir a través de procesos Pró-Vida, en los cuales las transformaciones son para valer, porque ellas tocan el tejido íntimo que sustenta aquellas estructuras.

Entonces la elección final es clara: debemos operar primeramente sobre nosotros mismos en una tentativa de rescatar nuestro Ser Interior. Cuando en el fondo de nuestro corazón tengamos el sentimiento, la vivencia, la convicción de que estamos comenzando a transitar por un camino nuevo, lleno de fé, alegría, entusiasmo, armonía y coraje, la Pró-Vida empezará a surgir como una realidad manifiesta, aunque incipiente, en nuestro frente.

Es la Utopía transformándose en realidad. Entonces, junto a nuestros hermanos, que también estarán teniendo un vislumbre tan maravilloso, comenzaremos a colocar los cimientos, las bases, los fundamentos de ese imponente edificio que vamos a construir: la Gran Utopía una sociedad libre, humana, justa pacífica y armónica, capaz de conducirnos a la plenitud y la auto-realización.

El momento en que esta potencialidad humana comienza a tomar forma en el mundo físico es lo que Capra (15) domina de "punto de mutación", concepto que justamente es el título de su libro más famoso.

Cuando este instante magnífico se presente en toda su grandeza y excelsitud, la Pró-Vida tomará cuenta, gradualmente, de todo el planeta, impregnando toda la Humanidad con un rayo iridiscente de esperanza, luz y amor.

En ese momento, tan soñado y para muchos "utópico", podremos cantar en coro el magnífico poema de Violeta Parra que así se inicia: "Gracias a la Vida que me ha dado tanto…", completándolo con la extraordinaria canción de Atahualpa Yupanqui: "Muele que muele el trapiche y en su moler, el alma del hombre muele también… pero yo tengo un sueño secreto, vivo por él y ¡no hay trapiche que a mi sueño pueda moler!"

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Autor:

Prof. José Antonio Bonilla Castillo.

(Universidad de la República, Uruguay ; Universidad Nacional de Tucumán, República Argentina , Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil)

Partes: 1, 2, 3
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