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Los lenguajes de la economía (página 3)


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Keynes define la función de ocupación como la inversa de la función de la oferta global. El objetivo de aquella es relacionar el volumen de demanda efectiva que pesa sobre una empresa o industria dada o la industria en su conjunto, con el volumen de ocupación, cuya producción tenga un valor de oferta comparable con dicho volumen de demanda efectiva. De este modo, si un nivel de demanda efectiva orientada hacia una empresa cualquiera, crea en ella un volumen de ocupación, la función de ocupación estará dada por Nr = Fr (Dsr). Lo que quiere decir que Nr hombres estarán empleados en la industria r cuando la demanda efectiva sea (Dsr).

El papel del estado en el sistema keynesiano.

El sistema keynesiano conlleva un ataque a los principios sobre los que se sostenía la confianza en los habituales instrumentos y objetivos de la política económica.

La capacidad gubernativa para influir en el tipo de interés e incidir en el comportamiento de la inversión -vía monetaria era insuficiente. Cuando aparecía la trampa de la liquidez, no podría reducirse el tipo de interés. Aunque las autoridades monetarias pudieran aumentar la masa monetaria, eran incapaces de controlar y actuar sobre la demanda. Además, si las expectativas empresariales eran altamente volátiles, podría darse la circunstancia bastante probable en el esquema keynesiano de que las reducciones de los tipos de interés no tuviesen efecto alguno sobre la inversión y no llegaran a alterar el pesimismo de los empresarios.

El Estado debía hacer un uso deliberado del déficit presupuestario para aumentar la demanda efectiva. El gasto público financiado mediante endeudamiento tendría efecto favorable sobre la demanda total sólo en la medida en que produjera un aumento neto en el gasto total. Si los proyectos propulsados por los gobiernos desplazaban simplemente a los del sector privado, no se daría crecimiento económico alguno. De ahí la importancia de una situación alejada del pleno empleo. Además, Keynes fue capaz de reconocer la existencia de cambios institucionales significativos que alteraban no sólo la naturaleza y lógica de funcionamiento de una economía capitalista, sino también el que debería ser el modo de actuar del gobierno.

CAPÍTULO 10.

Dos marcos conceptuales posteriores a Keynes

Introducción.

En la economía competitiva descrita por el modelo de la síntesis, los agentes continuaban sus transacciones hasta que los precios equilibrasen las ofertas y las demandas de los mercados correspondientes; a largo plazo, era impensable un hundimiento de las expectativas o una rigidez del tipo de interés, no era posible la trampa de la liquidez, la plena flexibilidad de precios y salarios aseguraría la tendencia de la economía al equilibrio con plena utilización de los factores productivos a largo plazo. Bastaría, sin embargo, con introducir la noción de inflexibilidad de los salarios monetarios en el corto plazo para que el modelo pudiera generar situaciones de equilibrio de renta con paro involuntario, en respuesta a desfallecimientos de la demanda agregada en el período corto (Rojo, 1984).

icks-Hansen y el modelo IS-LM.

La curva IS es simplemente el lugar geométrico de todas las combinaciones posibles de r e Y (tipo interés y renta) que son consistentes con la igualdad del ahorro planeado y la inversión planeada. Por su parte, dados el acervo monetario y el nivel de precios, la curva LM muestra todas las combinaciones posibles de r e Y que hacen que el público esté dispuesto a retener el acervo de dinero en existencia.

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El punto de intersección de las curvas IS y LM satisface la doble condición del equilibrio monetario: el ahorro planeado es igual a la inversión planeada y, además, la cantidad de dinero deseada es igual a la oferta efectiva de dinero. Mientras que la curva IS corte a la curva LM desde arriba, este punto de equilibrio será estable. Un desplazamiento de la curva LM hacia la derecha se debe a un incremento de la oferta monetaria o a un desplazamiento hacia arriba de la curva de preferencia por la liquidez subyacente.

Por su parte, un desplazamiento de la curva IS hacia la derecha refleja un desplazamiento hacia arriba de la función de demanda de inversión subyacente o un desplazamiento hacia abajo de la función de ahorro. Esto elevará Y de forma moderada y r en forma sustancial si la curva LM es inelástica; si la curva LM es elástica, se elevará Y en forma sustancial r en forma moderada

La economía postkeynesiana.

Introducción.

La Economía postkeynesiana agrupa, en realidad, a un conjunto heterogéneo de economistas, cuya característica común es el intento de rescatar y desarrollar elementos de la «revolución keynesiana» que permanecieron inconclusos o quedaron relativa o enteramente olvidados en la «gran síntesis». Se trata de recuperar ciertos conceptos básicos del pensamiento de Keynes e incorporar otros nuevos con los que, en su opinión, completase el lenguaje de una economía keynesiana.

El punto de partida del análisis postkeynesiano son las ideas de Keynes y de

Kalecki, y es difícil discernir quién fue el que ejerció mayor influencia. Cada uno de ellos dio origen a dos ramas del keynesianismo clásico: una que parte de la perspectiva monetaria de Keynes y otra del análisis kaleckiano del sector real. El primero hace hincapié en la incertidumbre que rodea a la inversión en una economía monetizada. El segundo en los efectos de la inversión y del ahorro sobre la distribución de la renta y otros aspectos, desempeñando ambas variables un papel esencial en el análisis de la producción a lo largo del tiempo en un sistema económico monetario.

La crítica inconclusa a Marshall

El hecho de que el pasado esté dado y el futuro no pueda ser conocido con certidumbre en el momento de la elección, convierte en auto contradictorio el concepto de equilibrio. Cuando un mercado está en equilibrio, todos los participantes están satisfechos Para los postkeynesianos, en una economía capitalista industrial, coexisten sectores oligopolistas o de competencia imperfecta y sectores donde la competencia se acerca más a lo que suele entenderse como competencia perfecta. La competencia imperfecta resulta de la fragmentación de los mercados, fragmentación asociada a la preferencia de todo comprador por vendedores particulares, como producto de la costumbre, el contacto personal, la proximidad (más allá de los puros efectos del costo de transporte), la confianza en el vendedor, las facilidades que ofrece a sus compradores usuales, etc. La fragmentación es pues una manifestación de la inercia de las redes comerciales. Esta inercia implica que el factor limitante básico para la expansión de cualquier empresa no es el costo creciente de la producción sino el mercado de productos particulares. De haber realizado, en las condiciones vigentes, las mejores elecciones posibles. Lo que no podrían haber conseguido de no haber conocido, en el momento de su elección, cuáles serían los resultados. Cuando un mercado reacciona ante el cambio de las circunstancias, su reacción no puede equipararse a la de una balanza ante un cambio definido de los pesos.

Para los postkeynesianos, en una economía capitalista industrial, coexisten sectores oligopolistas o de competencia imperfecta y sectores donde la competencia se acerca más a lo que suele entenderse como competencia perfecta. La competencia imperfecta resulta de la fragmentación de los mercados, fragmentación asociada a la preferencia de todo comprador por vendedores particulares, como producto de la costumbre, el contacto personal, la proximidad (más allá de los puros efectos del costo de transporte), la confianza en el vendedor, las facilidades que ofrece a sus compradores usuales, etc. La fragmentación es pues una manifestación de la inercia de las redes comerciales.

Esta inercia implica que el factor limitante básico para la expansión de cualquier empresa no es el costo creciente de la producción sino el mercado de productos particulares.

Elementos fundamentales del análisis postkeynesiano.

El análisis postkeynesiano se ha preocupado de ofrecer una explicación tanto al crecimiento económico como a la distribución de la renta (ambas consideradas directamente relacionadas entre sí). El determinante fundamental es el mismo: la tasa de inversión. Lo cual se deriva de la idea subyacente de que en una economía dinámica, expansiva, los efectos renta originados por la inversión y otras fuentes de crecimiento compensan con creces los efectos sustitución resultantes de los movimientos de precios. Es decir, los cambios en la demanda, tanto agregada como sectorial, se deben más a modificaciones en la renta que a alteraciones en los precios relativos. La teoría postkeynesiana reconoce que en el corto plazo será los efectos renta los que predominen, en tanto que en el largo plazo será al menos tan importante como los efectos sustitución

La teoría postkeynesiana también toma en consideración el sistema más flexible de precios que prevalece en los mercados mundiales de mercancías. La interacción de ambos sectores es un componente importante del proceso inflacionario. En el análisis postkeynesiano la competencia no va más allá del continuo esfuerzo que las empresas realizan por explotar las oportunidades de inversión más ventajosas.

Finalmente, cabe destacar una implicación de política económica en la que están de acuerdo prácticamente todos los postkeynesianos: no se puede controlar la inflación con los instrumentos de política fiscal y monetaria convencionales. Y es que, para ellos, la inflación no es necesariamente consecuencia de un "exceso de demanda", sino el resultado de un conflicto más fundamental en cuanto a la distribución de la renta y la producción disponible.

CAPÍTULO 11.

Moneda, expectativas y no-mercado. El monetarismo

Introducción

El auge del monetarismo se produce principalmente a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta. Éste va parejo con el reconocimiento de la inflación como el problema principal de las economías industriales avanzadas (Johnson, 1978). En este reconocimiento jugará un papel destacado el cuestionamiento de la existencia -a largo plazo- de la Curva de Phillips, esto es, la posibilidad de un intercambio entre tasa de paro y tasa de inflación. En definitiva, lo que se estaba poniendo en tela de juicio eran las políticas de gestión de la demanda agregada inspiradas en la doctrina de la síntesis neoclásica.

Un monetarismo más radical sería el representado por Hayek y su propuesta de desnacionalizar la emisión de moneda. Por último, debe destacarse como una continuación de las ideas de Milton Friedman el monetarismo de las expectativas racionales. J.F. Muth, en los años sesenta, y Lucas, en los setenta, reformularon la noción friedmaniana de expectativas adaptativas que suponía que, a corto plazo, los agentes económicos podían ser víctimas de ilusión monetaria. Las expectativas racionales significan que, por el contrario, la autoridad monetaria no dispone de ningún medio que le permita esperar engañar sistemáticamente a los agentes económicos (infra).

Reglas frente a discreción en la política monetaria.

En la regla de discreción, se plantea lo siguiente: ¿Debería la política monetaria ser instrumentada de forma más discrecional o debiera instrumentarse de forma que los políticos anunciaran públicamente una determinada tasa de crecimiento monetario?

Para los monetaristas, a diferencia de Keynes, la economía es inherentemente estable gracias al funcionamiento del mecanismo de precios relativos, de manera que no hay necesidad de una política de estabilización o de una política monetaria discrecional con esta finalidad.

El proceso de transmisión de los impulsos monetarios.

El proceso de transmisión monetarista se caracteriza por procesos de sustitución puestos en funcionamiento por el mecanismo de precios relativos y de las variables stock. Las carteras de valores de los individuos se componen de dinero y activos financieros y reales. El proceso de sustitución atañe a la sustitución mutua entre los diferentes activos, entre los ya existentes y los nuevos, y entre la compra de activos físicos y la obtención de servicios de los activos implicados. La idea central es que un exceso de demanda de cualquier activo se dirigirá a aquellos activos con los cuales tiene la mejor relación de sustitución. Después de una perturbación inicial en la cartera de valores, el equilibrio sólo se restablecerá cuando un ajuste adecuado de precios relativos y rendimientos haya tenido lugar, de tal forma que la demanda y la oferta de cada componente sean iguales.

Las decisiones de los agentes económicos sobre sus carteras de valores dan una explicación de la relación entre el sector financiero y el real de la economía porque la riqueza total está compuesta por activos reales y financieros.

El proceso de la oferta monetaria.

La oferta monetaria está también determinada por factores endógenos. Esto significa que la oferta de crédito del sistema bancario comercial basado en el principio de maximización de beneficios y el comportamiento de la cartera es crucialmente dependiente de los rendimientos de los diferentes activos financieros. De este modo, la oferta monetaria está determinada, en parte, endógenamente y resultará de la interacción entre las actividades del banco central, el ministerio de hacienda, los bancos comerciales y el sector privado con respecto a la composición de sus carteras. En este contexto, podemos referirnos a la composición de los bancos comerciales respecto al exceso sobre sus reservas obligatorias, a las acciones individuales respecto a sus preferencias entre dinero y depósitos a la vista y a plazo, y demás.

La función de la oferta monetaria nos muestra que el stock de dinero en la economía viene determinado por las siguientes variables:

1. El volumen de base monetaria ofertado por la autoridad monetaria (B),

2. Los porcentajes de reservas obligatorias con respecto a depósitos a la vista (rd) y con respecto a los depósitos a plazo (rt), fijados por el banco central,

3. La proporción deseada de moneda en circulación (c) determinada por el público no bancario,

4. La proporción deseada de depósitos a plazo (t) determinada también por el público no bancario, y, por último,

5. La proporción entre reservas en exceso (e) deseadas, determinada por el sistema bancario.

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Desde este simple análisis de la oferta monetaria se puede obtener la conclusión de que los cambios en la magnitud del multiplicador monetario,

[(1 + c) /( rd + rt t + e + c)], son esencialmente decisiones sobre la cartera de valores hechas por los bancos comerciales, el ministerio de hacienda y el público.

Expectativas racionales y la nueva macroeconomía clásica.

El contexto del surgimiento del concepto de «expectativas racionales».

Muth consideró la hipótesis de las expectativas racionales como una hipótesis de economía positiva. Antes de encadenar las expectativas de los individuos condenándolas a un mundo de limitaciones y de restricciones, podría ser útil para la ciencia económica, según Muth, explorar precisamente la alternativa contraria.

La hipótesis de las expectativas racionales ha sido criticada por ser, entre otras cosas, inconsistente con la noción subjetivista de probabilidad; por ser una descripción inadecuada de la racionalidad de procedimiento, y por ser una hipótesis no suficientemente general para incluir el aprendizaje y el comportamiento adaptativo.

La nueva economía clásica y la política económica

Esta Nueva Economía Clásica ha proporcionado algunas ideas y conceptos adicionales de naturaleza tanto teórica como empírica a diferentes áreas de la Economía. Aunque se ha aplicado especialmente a la macroeconomía, a los mercados financieros y a modelos de comportamiento microeconómico, su influencia sobre los métodos y los problemas ha hecho que ésta se extienda a otros campos de investigación económica.

Si bien los ejemplos originales de Muth pertenecían al campo de la microeconomía, el mayor interés de las expectativas racionales se ha producido en el área de la macroeconomía. "Parte de este interés se originó debido a los evidentes fracasos de la macroeconomía convencional de los años setenta. La estanflación y la persistente inflación creó un clima receptivo para las nuevas ideas en este campo."

Los agentes económicos tienen acceso a la misma información o a los mismos modelos, siempre relevantes, y aprenden a prever rápidamente lo que podrían hacer los que elaboran las políticas públicas. Si éstos usan ciertos tipos de modelos econométricos para pronosticar los eventos económicos y luego intervienen en la economía sobre la base de tales pronósticos, los actores económicos privados saben lo que van a hacer los responsables de las políticas públicas. Cuando los agentes económicos privados toman decisiones, lo hacen en el entendimiento de que los gobiernos intervendrán en la economía en ciertas circunstancias.

La explicación del ciclo económico.

Un individuo reconoce si los cambios son transitorios o permanentes, la respuesta lógica es pensar que debería confiar en su experiencia pasada. Si la mayor parte de los cambios pasados en su precio de venta han sido permanentes transitorios es razonable suponer que el cambio actual será permanente -transitorio-. En términos técnicos, podemos relacionar su inferencia a las variantes relativas de los componentes permanentes y transitorios. Y, en la situación de que las experiencias hayan sido de ambos tipos, el individuo atribuirá parte del incremento a factores permanentes y parte a factores transitorios. Su oferta de trabajo -o su producción variará sólo en función del componente percibido como transitorio, pues es de esperar que ofrezca más trabajo, producto cuando su precio aumente y menos cuando disminuya.

En el paso de la situación individual al nivel agregado, la hipótesis introduce un supuesto de compensación entre agentes. Cuando los gustos cambian, existen innovaciones de productos y de proceso, es natural esperar que algunos productores mejoren su situación mientras que otros empeoren la suya. Los primeros aumentarán su oferta, los segundos la disminuirán. "La suerte de los individuos puede ser bastante variada en este mundo, pero no hay razón para esperar grandes cambios en la suerte que corre toda la economía."

La "gestalt" subyacente a los modelos.

En las modernas economías capitalistas, los mercados responden lentamente al exceso de demanda y oferta, particularmente, al exceso de oferta. Esto hace a la economía susceptible de sufrir prolongados períodos de desempleo y de exceso de capacidad. Las decisiones de inversión están frecuentemente gobernadas por factores intangibles, tales como el estado de las expectativas a largo plazo sobre la salud y el clima de los negocios. Incluso si los mercados fueran flexibles, los ajustes de los precios pueden de hecho ser desestabilizadores.

Los ajustes de los precios demasiado rápidos pueden crear incertidumbre y condiciones poco adecuadas para los negocios. En cambio, en el caso de la hipótesis de las expectativas racionales, los mercados se consideran como sensibles barómetros e indicadores de la situación corriente y futura y como procesadores eficientes de la información económica. Está en juego demasiado para que las expectativas de los acontecimientos futuros sean irracionales: el motivo del beneficio funciona aquí como lo hace en otras áreas de la economía. La economía dedica sustanciales recursos a la obtención de información en torno a los fenómenos futuros y paga las buenas predicciones.

Las nuevas aportaciones de Chicago.

Las nuevas aportaciones de ésta equivale a centrar la atención en tres autores: Theodore W. Schultz, Gary Becker y George Joseph Stigler, tres premios Nobel, que han hecho significativas contribuciones a la teoría del consumo y a la denominada teoría del capital humano. Esto es, han centrado su análisis en una nueva conceptualización de consumo y del capital humano.

En este sentido, esta perspectiva resulta pertinente en un área como la de la Economía de la innovación tecnológica, donde el objeto de estudio, la tecnología, consiste esencialmente en información. Sin embargo, éste no ha sido un campo de especial estudio por parte de los representantes de la Escuela de Chicago. Sí que lo han sido, por el contrario, y especialmente en el caso de Stigler, los campos relativos a la economía industrial y a la reglamentación.

La Teoría de la Elección Pública o Public Choice.

La Teoría de la Elección Pública nace de la necesidad de comprender la complejidad de ese agente económico que además de fijar las reglas de juego, es al mismo tiempo árbitro y jugador.

A finales de los años sesenta, J.M. Buchanan manifiesta claramente la pérdida de confianza en la creencia de que las autoridades gubernamentales, constreñidas por la estructura constitucional de las sociedades democráticas, respondían básicamente en su actuación a los valores y preferencias de los ciudadanos.

La teoría de la elección pública consta de dos ejercicios teóricos que resultan de aplicar, convenientemente modificados o ampliados, los conceptos y métodos del análisis económico neoclásico al estudio de las instituciones y procesos políticos que caracterizan y podrían caracterizar a las sociedades desarrolladas con sistema político democrático (Toboso, 1992). No obstante, existen ciertas diferencias entre los conceptos del análisis económico neoclásico y de la Teoría de la Elección Pública.

Hemos dicho que la Teoría de la Elección Pública realiza dos tipos de ejercicios analíticos, que en ocasiones se confunden. El primero de ellos es un ejercicio positivo, denominado como Teoría Positiva de la Elección Pública, e incluye, básicamente, toda una serie de modelos, teorías e hipótesis explicativas y predictivas sobre las características y funcionamiento de las distintas reglas, normas e instituciones políticas existentes en las sociedades democráticamente desarrolladas. Esto es, se incluyen aquí toda una serie de teorías explicativas y predictivas del comportamiento o acciones de los individuos que interactúan bajo las instituciones políticas existentes, en cuantos votantes, candidatos políticos, miembros de un gobierno, funcionarios, integrantes de grupos de interés.

CAPÍTULO 12.

Economía institucional, escuela de la regulación y economía evolucionista

La Economía institucional.

Introducción

Una primera presentación de la economía institucionalista nos llevaría a distinguir tres aproximaciones diferentes (Gruchy, 1990). Estas son: una aproximación temática, una aproximación paradigmática y, una tercera que tendría como nota común la diversidad. Esta última se caracterizaría por aceptar el esquema de análisis convencional o neoclásico.

Sin embargo, abordaría problemas que son ignorados por el análisis neoclásico. Otra aproximación de la economía institucional enfatiza los temas de estudio e investigación. Generalmente, aquí se suelen establecer seis temas básicos que conformaría el ámbito de preocupación intelectual de los institucionalistas. Estos son:

1) el papel del gobierno, 2) la importancia de la tecnología, 3) el concepto de valor, 4) la teoría del control social, 5) el impacto de la cultura, y 6) el papel de las instituciones. Sin embargo, la debilidad de esta segunda aproximación es la ausencia de un esquema conceptual básico común que integre las diferentes explicaciones temáticas o que posibilite su aplicación a los distintos temas.

Más arriba hemos caracterizado el pensamiento económico a partir de una cierta comulación de ideas, de conceptos, de lenguajes teóricos y observacionales. Por consiguiente, el criterio de temas de investigación no es en modo alguno relevante para el establecimiento o demarcación de corrientes de pensamiento económico.

El rasgo común a todos ellos, es el énfasis que ponen en el papel que juegan las instituciones en la vida económica, con independencia que su tema sea el crecimiento económico, el cambio tecnológico o el medio ambiente. Por consiguiente, parece conveniente buscar otros criterios de catalogación de estos autores, diferentes a los utilizados por Gruchy, y que nos permita reconocer el contenido y características de sus respectivos lenguajes, de los conceptos y de las explicaciones que ofrecen.

Viejo y nuevo institucionalismo.

Desde la segunda mitad de los años setenta, se produce un crecimiento de las explicaciones institucionalistas sobre distintos aspectos del devenir de la economía capitalistas. Es cierto que durante los años anteriores a la II Guerra Mundial, se dieron explicaciones institucionalistas de la mano de economistas americanos como ThorsteinVeblen, John Commons y Wesley Clair Mitchell.

Este viejo institucionalismo entra en crisis debido, en parte, a la revolución de la economía keynesiana y de la síntesis, pero también al auge del formalismo (matemático) en la Economía. Aunque durante estos años de crisis del institucionalismo, existieron economistas como Galbraith o Myrdal que tuvieron cierta relevancia, sus trabajos no fueron totalmente reconocidos por la mayoría de los economistas debido al consenso de estos sobre la síntesis y el formalismo. Sin embargo, la ruptura del consenso en los años setenta en la teoría económica y la percepción de una crisis en la disciplina facilitaron el auge de las explicaciones institucionalistas. Pero, este auge se produjo no sólo sobre un contexto diferente al de los institucionalistas americanos, sino sobre todo sobre unas bases conceptuales (explicativas y metodológicas) diferentes.

Hemos dicho que el nuevo y viejo institucionalismo se diferencian, además de por el contenido de sus explicaciones, por las posiciones metodológicas. Conviene, por tanto, que pasemos a analizar el contenido de las mismas. Empezaremos por el nuevo institucionalismo, debido a la mayor proximidad con la corriente abordada en el anterior apartado, y continuaremos con el renovado viejo institucionalismo. En ambos casos, además de las características más relevantes de sus posiciones metodológicas, siguiendo el esquema hasta ahora utilizado nos adentraremos en algunas de sus explicaciones y conceptualizaciones.

La nueva economía institucional.

Malcolm Rutherford (1995) descarta, en primer lugar, que sean la misma cosa. Para este autor, cada una aborda las cuestiones de las instituciones y el cambio institucional desde diferentes perspectivas y con conceptos diferentes. Sin embargo, llega a identificar algunos factores comunes y, sobre todo, una similitud en la problemática abordada.

El individuo es considerado como la base de las explicaciones de la Nueva Economía Institucional. Sus pautas de conducta son tomadas como dadas e invariantes, al igual que ocurre en las explicaciones neoclásicas. No se trata de la cuestión de si se admite que los deseos y preferencias de los individuos cambian con el tiempo y las circunstancias, o no. Lo que realmente es importante es que para los fines de la investigación económica, los individuos y su comportamiento son tomados como dados y no son susceptibles de formar parte de la agenda de investigación. A partir de esta consideración del individuo, los neo institucionalistas intentan explicar la emergencia, existencia y performance de las instituciones sociales. Su explicación se dirige al funcionamiento de todo tipo de instituciones sociales en cuanto a interacciones entre individuos, cuyas preferencias, deseos o normas de comportamiento están dados. Las instituciones pueden afectar al comportamiento de los individuos, pero sólo en la medida que las posibilidades de elecciones o las restricciones que ofrecen o imponen. Las instituciones no pueden moldear las preferencias de los individuos.

La vieja Economía Institucional y sus continuadores.

Para los continuadores del viejo institucionalismo, la perspectiva del intercambio limita severamente los objetivos y método del pensamiento económico convencional, y es muy engañoso respecto a la estructura real y funcionamiento del sistema económico. El proceso de intercambio implica la interacción de individuos condicionados por la cultura y estructura de la economía social. Las preferencias, capacidad, valores y principios rectores de los individuos se han formado con anterioridad a su participación en el intercambio.

La Teoría de la Regulación.

Introducción.

Ésta se constituye de aportaciones de otros enfoques -marxistas, keynesianos, institucionalistas, pero también cuenta con sus propias realizaciones. Es un enfoque relativamente joven que tiene su presentación pública en la obra de Michel Aglietta (1976): Régulation et crises du capitalisme: l"expérience des États-Unis40. Aquí manifiesta el autor que:

"Estudiar un modo de producción es poner al descubierto cuáles son las relaciones determinantes que se reproducen en y por las transformaciones sociales, Nos centraremos principalmente en los trabajos de los regulacionistas parisienses y trataremos de mostrar los conceptos y categorías claves de su análisis, así como el modo de articularlos.

Para ello, procederemos partiendo de la problemática inicial sobre la cual trataron de ofrecer respuestas y sobre la que se enmarca gran parte de la construcción conceptual que proponen.

La variabilidad espacio-temporal como punto de partida.

la variabilidad en el tiempo y en el espacio de las dinámicas económicas y sociales." (Boyer, 1987). Tres paradojas se inscriben en esta cuestión general. En primer lugar, ¿por qué y cómo, en una formación económica dada, se pasa de un crecimiento fuerte y regular a un casi estancamiento y a una inestabilidad de los encadenamientos coyunturales? Toda la dificultad se debe al hecho de que la mayoría de los economistas admiten el carácter autorregulado de los mercados.

Si tal es el caso, la crisis no es más que un accidente debido a la conjunción imprevisible de azares infelices o el resultado de interferencias sociopolíticas.

En segundo lugar, en el transcurso de una misma época histórica, ¿cómo explicar qué crecimiento y crisis adopte formas nacionales significativamente diferentes, incluso que se profundicen los desequilibrios en ciertos países, mientras que en otros se afirme una relativa prosperidad? La historia de las tres últimas décadas pone de manifiesto las grandes diferencias existentes entre países. El crecimiento económico experimentado por los países dominantes de la OCDE desde mediados de los años cincuenta ha sido distinto en cada caso concreto.

Por último, ¿por qué más allá de ciertos invariantes generales, las crisis revisten aspectos contrastantes a través del tiempo y son diferentes, por ejemplo, en el siglo XIX, entre las dos guerras y en nuestros días? Por ejemplo una comparación, término a término, de la crisis de los años treinta y de la de los años setenta, sugiere que la permanencia de ciertas características sobreproducción, disminución de la rentabilidad, nivel récord de la tasa de interés real y de la desocupación; ocurra junto con notables diferencias: primero, continuación y luego estabilización de la inflación -en oposición a una deflación rápida y brutal, divergencia en el perfil coyuntural -ausencia de depresión acumulativa y en los intercambios internacionales -continuación de la penetración del mercado interno, ausencia de contracción de las exportaciones.

Conceptos y categorías (I).

El interés del concepto de modo de producción es el de explicar los nexos entre las relaciones sociales y la organización económica. Bajo este vocablo, se designa toda forma específica de las relaciones de producción y de intercambio, es decir, de las relaciones sociales que rigen la producción y la reproducción de las condiciones materiales necesarias para la vida de los hombres en sociedad.

Esta definición es tan general que no puede ser confrontada de inmediato con las sociedades existentes, porque sería excepcional que un modo de producción puro represente la totalidad de las relaciones sociales constitutivas de una formación social, lo que define, ya sea la estructura en su conjunto de una sociedad dada, o bien solamente su estructura económica, es un sistema complejo y una articulación de modos de producción.

En definitiva, el imperativo y la lógica de la acumulación pueden tomar formas muy contrastadas, cuyas consecuencias, en términos de dinámica económica y de configuración social, no son de ninguna manera equivalentes. De allí el interés por un segundo nivel de análisis que intenta pasar de las relaciones sociales en general a su configuración específica, en un país y en una fase histórica dados.

Conceptos y categorías (II): las formas institucionales

Se define como forma institucional (o estructural) a toda codificación de una o varias relaciones sociales fundamentales. Las formas institucionales pertinentes se derivan, pues, de la caracterización realizada del modo de producción dominante. Así, respecto al capitalismo, existen tres formas institucionales que son fundamentales. En primer lugar, la moneda, quizá la más globalizadora, porque define un modo de conexión entre unidades económicas. En segundo lugar, la relación salarial, que es esencial porque caracteriza un tipo particular de apropiación del excedente. Por último, la competencia, porque ella describe las modalidades que asume la relación entre los centros generadores de acumulación. (Boyer, 1987). A éstas se añaden las modalidades de inserción internacional de las economías y la extensión y modalidad de actuación del Estado.

Las formas de la restricción monetaria.

La forma monetaria mantiene relaciones estrechas con los espacios nacionales e internacional. Por un lado, la moneda constituye uno de los atributos claves de los Estados-naciones y tiende a homogeneizar un espacio de circulación de mercancías en el seno de fronteras que son esencialmente políticas. Pero, por otro lado, la iniciativa de los agentes mercantiles, o una convertibilidad instituida por las autoridades monetarias, asegura una correspondencia con otros espacios de circulación, de manera que la lógica monetaria supera el Estado-nación e impone limitaciones a su autonomía.

Las formas de la competencia.

La noción de forma de competencia permite responder a esta pregunta, distinguiendo diversos casos extremos. Por una parte, se encuentran los mecanismos competitivos, esto es, cuando la confrontación ex post en el mercado, es la que define la validación o no de los trabajos privados. Por otra, el monopolio, que tiene lugar cuando prevalecen ciertas reglas ex ante de socialización de la producción por parte de una demanda social que tiene una magnitud y una composición sensiblemente equivalente.

Las modalidades de adhesión al régimen internacional.

La adhesión al régimen internacional se define por la conjunción de reglas que organizan las relaciones entre una economía nacional y el resto del mundo, tanto en materia de intercambios de mercancías como de localización de las producciones, a través de la inversión directa, o del financiamiento de flujos y saldos exteriores. En este sentido, es común oponer por un lado una acumulación casi autárquica y por el otro una dinámica económica nacional que no es más que la proyección, en el territorio considerado, de una lógica que sólo encuentra su verdadera expresión a escala mundial.

Las formas del Estado.

Las formas institucionales y los compromisos institucionalizados aparecen como estrechamente interdependientes. De un lado, las formas de la relación salarial y de la competencia no dejan de tener consecuencias en la gestión de las transferencias sociales y del gasto público, con objetivos económicos. Por otro lado, el derecho, los reglamentos y las reglas impulsadas o autentificadas por el Estado, tienen un papel frecuentemente determinante en la difusión y a veces en la misma génesis de las formas institucionales esenciales. Así ocurre en la gestión de los costos colectivos asociados al asalariado e incluso en la codificación de ciertas reglas de competencia (reglamentación industrial, sistema fiscal, demanda pública).

La relación salarial.

Se llamará forma de la relación salarial el conjunto de las condiciones jurídicas e institucionales que regulan el uso del trabajo asalariado, así como la reproducción de la existencia de los trabajadores. Estos dos términos definen, por tanto, el tipo de inserción del asalariado en la sociedad y el circuito económico. A priori, las diferentes formas de la relación salarial resultan de la combinación de un tipo de organización del trabajo y, más en general, de las normas de producción y de un modo de vida definido por el equivalente a un conjunto de normas de consumo.

De forma más analítica, resulta práctico descomponer la relación salarial en cinco de sus componentes:

  • la organización del proceso de trabajo,

  • la jerarquía de las cualificaciones,

  • la movilidad de los trabajadores (dentro de la empresa y entre empresas)

  • el principio de formación del salario, directo e indirecto.

  • la utilización de la renta salarial.

Aportaciones y debilidades de la Escuela de la Regulación.

Muchas y ricas han sido las aportaciones de esta escuela. Sus ideas se han extendido por diferentes ámbitos paradigmáticos y temáticos. Sin embargo, subsiste una tensión entre la elaboración de categorías analíticas que permiten una lectura del pasado reciente del capitalismo y el virtual uso de las mismas para avanzar prospectivamente.

La posible debilidad del carácter prospectivo de los conceptos, se extiende también al ámbito de la política pública. Cuanto se analiza la realidad de un cierto modo holístico y como resultado de articulaciones y urdimbre de partes, las recetas no resultan fáciles, pues lo primero que se evidencia ante una propuesta de actuación es la incidencia –posiblemente negativa- sobre otras partes del sistema.

La creación de una Economía evolucionista.

Pluralismo, metáforas y transferencias.

La pluralidad de trayectos posibles que la evolución puede acarrear y la consideración de que la evolución no implica forzosamente el tránsito hacia niveles superiores, óptimos o de mayor eficacia y eficiencia. La pluralidad de trayectorias, en el ámbito del conocimiento científico económico, afecta tanto al resultado como al punto de partida.

La característica más significativa de la Economía evolucionista, en cuanto a sus puntos de partida, sea el uso de metáforas y de la abducción como método de construcción conceptual. La abducción emerge como una tercera categoría frente a la dicotomía entre inducción y deducción. La abducción es el proceso por el cual se establece una hipótesis explicativa. Es el único proceso lógico que da lugar a una idea nueva, ya que la inducción se limita a determinar el valor, y la deducción meramente desarrolla las consecuencias evidentes de una hipótesis pura.

Las metáforas biológicas en la Economía evolucionista.

Las metáforas biológicas de la Economía evolucionistas no son las únicas que han tenido lugar a lo largo de la historia del pensamiento económico. De hecho, Alfred Marshall cuenta en sus Principios con continuas referencias a la biología y al mundo vivido; también Paul Krugman, en uno de sus últimos libros, se ejercita en el juego metafórico (La organización espontánea de la economía).

En cambio, para la Economía evolucionista, los procesos evolutivos, en un contexto económico, no conducen necesariamente a resultados eficientes u óptimos.

Las bases conceptuales transferibles.

Este concepto no implica mecanismo causal específico. En cambio, el término selección implica una causalidad: un organismo sobrevive porque tiene mayor capacidad de adaptación a un entorno dado. En primer lugar, tiene que haber variaciones sostenidas entre los miembros de una especie o de una población. Puede haber variaciones ciegas, aleatorias o intencionadas en las características, pero sin ellas, insistía Darwin, la selección natural no puede darse. En segundo lugar, tiene que darse algún principio de continuidad o de herencia mediante el cual la descendencia tenga un mayor parecido con sus progenitores que con los demás miembros de la especie. En otras palabras, tiene que darse algún mecanismo a través del cual las características individuales vayan pasando a generaciones futuras. En tercer lugar, la selección natural actúa bien porque los organismos mejor adaptados tienen una mayor descendencia, o bien porque las variaciones o las combinaciones de genes que se mantienen a lo largo del tiempo son aquéllas que tienen ventajas en la lucha por la supervivencia.

El principio de variación.

Este principio resalta el papel que tienen la variedad y la diversidad; y, su importancia es evidente cuando se piensa en términos de población. El hecho de que la evolución socioeconómica abarque tanto el comportamiento intencionado como la herencia de características adquiridas tiene suma importancia. En el ámbito de la biología y, en especial en pequeñas poblaciones, las mutaciones estocásticas se pueden acumular y causar una desviación genética.

La fuente de variación no es únicamente el errar. La evolución filogénica se produce en sistemas abiertos que pueden importar variedad de otros sistemas, o generarla a través de los actos creativos de los propios agentes. En el contexto económico esto significa que no hay únicamente un crecimiento económico cuantitativo, sino también innovaciones tecnológicas, desarrollo de nuevos productos, construcción de nuevas estructuras e instituciones, todo ello con nuevas dimensiones y vínculos. La evolución es tanto cualitativa como cuantitativa.

Principios de herencia, selección y lucha.

El principio de herencia sugiere que las unidades de selección de la evolución económica tienen que tener una cierta durabilidad y resistencia, aunque sean menos permanentes que los biológicos.

Los principios de selección natural y de lucha por la existencia postulan algunos mecanismos para los cuales las unidades mejor adaptadas pueden aumentar en número, ya sea de forma relativa o absoluta. Veblen y otros autores proponen que las unidades de selección en la evolución socioeconómica son las instituciones, sugiriendo que algunas instituciones desaparecen porque no están bien adaptadas a su entorno socioeconómico general.

Los conceptos de aptitud y adaptación

La aptitud se refiere a la propensión de una unidad para triunfar en esos términos. La adaptación se refiere a cualquier carácter heredable que aumente la aptitud de una entidad dentro de un conjunto dado de entornos, o del proceso evolutivo que culmine en el establecimiento de ese carácter en la población de entidades. De este modo queda claro que la aptitud no es lo mismo que la supervivencia. Además, la idea es falsa: es posible que las unidades con mejores aptitudes no logren sobrevivir.

Determinismo, elección, intencionalidad y búsqueda de objetivos.

Para obtener la Definición de determinismo Se considera que el libre albedrío implica que, en determinadas condiciones, un agente puede actuar en función de una variedad de formas posibles. Esto último implica que el resultado escogido no está totalmente determinado o causado.

Las elecciones racionales que los economistas atribuyen a los agentes económicos no muestran ningún signo de razonamiento intencionado; son respuestas programadas a las circunstancias en las que se encuentran esos «agentes». Además, para que tenga sentido, la elección tiene que producirse en condiciones de incertidumbre.

Además, hay una base más clara para la distinción entre las explicaciones de los acontecimientos basándose en las intenciones humanas y las explicaciones basándose en las causalidades; es decir, que las explicaciones intencionales se distinguen de las explicaciones causales (supra).

Además, el problema radica en distinguir entre un agente humano intencionado y una máquina perseguidora de objetivos. El agente intencionado humano es esencialmente distinto porque puede cambiar sus objetivos, y lo que es más, eso puede ocurrir sin que se produzca ningún estímulo externo.

La teoría del caos y la indeterminación y sus límites.

Nunca podremos demostrar la existencia de la indeterminación porque siempre existe la posibilidad de que esté operando un mecanismo causal desconocido y oculto.

Sin embargo, existen límites a la indeterminación, pues aunque podemos considerar que la novedad y la creatividad son posibles, cada mente humana tiene poderes de imaginación y expectativas limitados. Además, estos límites serían el resultado de las experiencias y de los hábitos de pensamiento enmarcados en la cultura a la que pertenece el individuo. Por lo tanto, aunque aún hay una indeterminación real, podemos estar restringidos internamente en nuestra imaginación y elección.

En síntesis, es deseable afirmar la importancia de la indeterminación y de la espontaneidad en la acción humana, pero también hay que reconocer sus límites. En algunas esferas y dimensiones la acción puede estar indeterminada pero no en otras. Afirmar la existencia de indeterminación no es negar sus limitaciones: la acción también está moldeada y limitada por las influencias de la cultura, las instituciones y el pasado.

Hábitos e instituciones.

Al establecer una categoría de comportamiento no deliberado es posible, en primer lugar, encontrar una base para un cierto grado de estabilidad y continuidad en la vida social; en segundo lugar, realza la idea de la elección y del comportamiento deliberativo con el que contrasta; y en tercer lugar, proporciona la base, facilitando el equivalente al gen, para desarrollar una teoría genuinamente evolucionista tanto en Economía como en las ciencias sociales.

El hábito tiene un lugar en la jerarquía del pensamiento y la acción, afectando a varios niveles. Incluso los modos de pensamiento y de razonamiento más deliberados están a su vez gobernados por los hábitos de pensamiento, implicando clases de conceptos y métodos de cálculo particulares.

El hábito no es un comportamiento meramente automático. Incluso el hábito menos engranado es objeto de una actividad mental recurrente y de una valoración. Esto se debe en parte a que los hábitos provocan y se entrelazan con otros hábitos. Sin embargo, esto no implica que se delibere sobre los hábitos a niveles de conciencia superiores. En cambio, se delibera sobre los hábitos a un nivel de «conciencia práctica», con la mentalidad rutinaria y del trabajo del día a día. Por lo tanto los hábitos tienen tanto aspectos intencionales como causales.

Algunas observaciones respecto a la evolución institucional.

Las acciones habituales no hay que volverlas a aprender tras una interrupción de varios meses. Si no fuese así, se gastaría demasiado tiempo en aprender de nuevo esa capacidad tras haber dejado de utilizarla. Así pues, la «mutación institucional» no es lo mismo que la mutación genética, y no podemos suponer de manera automática que está operando un proceso de selección natural darwinista. Este último implica una acumulación gradual y la selección de pequeñas mutaciones a lo largo de grandes períodos de tiempo, mientras que en el caso de las instituciones la adaptación es mucho más rápida y existen muchas menos posibilidades de que se produzca una selección de las que fomentan la eficiencia.

Conclusiones

Si nuestro conocimiento básico nos permite sugerir descubrimientos, observaciones o hipótesis, en definitiva ciertas expectativas, el papel de la experiencia es muy diferente a aquel que le atribuyen tanto la concepción inductista como el falsacionismo ingenuo. En primer lugar, las argumentaciones inductivas no son lógicamente válidas. No se da el caso de que, si las premisas de una inferencia inductiva son verdaderas, entonces la conclusión debe de ser verdadera. Es posible que la conclusión de una argumentación inductiva sea falsa y que sus premisas sean verdaderas sin que ello suponga una contradicción. "La inducción no se puede justificar sobre bases estrictamente lógicas".

En términos generales, las leyes de la física seleccionan ciertas propiedades o características que pueden ser atribuidas a objetos o sistemas del mundo (por ejemplo, la masa) y expresan las formas en que tienden a comportarse estos objetos o sistemas en virtud de aquellas propiedades o características. En general, los sistemas del mundo poseerán otras características además de las seleccionadas por una determinada ley, y estarán sujetas a la acción simultánea de tendencias en su comportamiento asociadas a estas características adicionales.

Por su parte, como nos recuerda Chalmers, es evidente que la idea de verdad propia del sentido común tiene algún tipo de significado y aplicabilidad; de otro modo, no tendríamos esta idea en nuestro lenguaje y no seríamos capaces, por ejemplo, de establecer una distinción entre verdad y mentira. Es precisamente porque tenemos una concepción de la verdad significativa y cotidiana por lo que algunas frases parecen obvias y trivialmente correctas. Pero, la cuestión importante que se suscita es: «¿Es la idea de verdad propia del sentido común suficiente para dar sentido a la afirmación de que la verdad es la finalidad de la ciencia?» Veamos, pues, algunos argumentos que sostienen una respuesta negativa.

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Autor:

Luis Mambel

Flores deomar

Velazque yamilet

Lameda rocel

Enviado por:

Profesor:

MSc .Ing. Iván Turmero

República Bolivariana De Venezuela

Universidad Nacional Experimental Politécnico

Antonio José De Sucre

Vice-Rectorado Puerto Ordaz

Ingeniería Industrial

Cátedra: Ingeniería Financiera

Ciudad Guayana,4 de marzo del 2013

Partes: 1, 2, 3
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