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Tecnología versus desarrollo humano

Enviado por lrodriguezcu


    Tecnología versus desarrollo humano

    1. Desarrollo
    2. Retos de Cuba dentro de la influencia tecnológica mundial
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Las seres humanos deben conocer con un nivel de profundidad razonable el componente tecnológico de su vida. Se sentirán así más seguros y en consecuencia serán más libres. Podrán defender mucho mejor sus derechos como usuarios y como consumidores. Pero, aún más importante, podrán decidir con mayor fiabilidad qué es lo que desean para ellos y para su comunidad. Por extensión, e íntimamente relacionado con el contenido del presente trabajo, podrán entender qué modelo de sociedad quieren para sí mismos y, por coherencia y honestidad, sólo tratarán de transferir a otros colectivos una tecnología que consideren proporcionada, sostenible y justa.

    La tecnología puede estar al servicio del ciudadano. ¿Estamos preparados para aceptar los cambios que todo ello conlleva en medio de un mundo que avanza a una velocidad increíble dando apenas tiempo a los miembros de la sociedad activa a adaptarse a estos nuevos cambios?.

    El uso y difusión de las tecnologías en los diferentes lugares se utiliza como una variable para medir el ritmo de desarrollo que alcanza una región, país o localidad determinada, ocasionando innumerables diferencias entre los países pobres y ricos y beneficios para unos y riesgos para otros en detrimento de la vida de los seres humanos.

    DESARROLLO

    En las últimas décadas, el desarrollo tecnológico le ha ganado espacios cruciales a nuestra capacidad para imaginar y visualizar como será el futuro y lo que ayer por la noche parecían sueños hoy por la mañana se han convertido en realidades concretas y objetivas.

    Esta es una época de profundas innovaciones, la dinámica de este proceso ya no sólo nos exige adaptarnos a los cambios tecnológicos que se han producido sino también a los que están por producirse a muy corto plazo. Prácticamente, en todas las áreas del conocimiento se han dado y se seguirán dando pasos formidables en múltiples procesos que han modificado en todo sentido nuestra calidad de vida.

    Todo hace pensar, sin embargo, que sólo estamos en los umbrales de este proceso y que las alteraciones que provocará en la vida individual y colectiva serán mucho más profundas de lo que por ahora podemos imaginar. Por primera vez en la historia, la humanidad tiene la capacidad tecnológica para poner en peligro el sentido y la existencia de la vida. Este hecho en la medida en que comienza a ser admitido, genera desplazamientos culturales de enorme significación que contribuyen a la redefinición de las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, sin la cual no son posibles los procedimientos democráticos donde la información está controlada por un círculo estrecho de científicos y burócratas quienes determinan qué será dado a conocer al público.

    En campos como en la microelectrónica, las telecomunicaciones y la biotecnología, – por solo aludir a tres fuentes de lo que con toda precisión se ha llamado la segunda revolución industrial– los progresos son espectaculares y anticipan horizontes de bienestar, de actividad y de interdependencia entre los seres humanos que no resulta fácil de dimensionar, además generará grandes dificultades para la vida de los seres humanos. Decimos esto ya que las ventajas de esta segunda revolución industrial. Es solo para los países ricos que impulsan comercialmente estos sectores estratégicos vinculados al dominio tecnológico, disfrutando de enormes ventajas en el mercado .

    Cuando se tiene en cuenta que las conquistas de la microelectrónica parten desde 1971, año en que se inventó el microprocesador, y cuando se considera que en sólo quince años las funciones microelectrónicas que este tiene han alcanzado la extendida difusión que tienen en la actualidad, es posible apreciar la velocidad con que se han producido estas transformaciones. El campo de la aplicación de estas funciones es cada vez más amplio. Los equipos que la hacen posible son cada vez más reducidos. La tecnología deja de ser privativa de la gente poderosa y es incorporada a la actividad social, cultural, educacional, comercial y doméstica de los sectores mayoritarios de la población creando ventajas para unos y desventajas para otros.

    Por ejemplo: donde eran necesarias un sinnúmero de secretarias para elaborar los documentos y las informaciones de una poderosa empresa, actualmente estos puestos de trabajo se han reducido en un 60 por ciento y debe reducirse aún más, lo que acarrea el aumento del desempleo y además retroceso de la capacidad intelectual de este sector. En este ejemplo solo aumentan su conocimiento y sus riquezas los dueños de las poderosas redes de la microelectrónica. Ellos mismos afirman que sus programas y equipos son para personal de poco conocimiento.

    Está en marcha también una verdadera revolución de la vida cuya punta de lanza es la biotécnología. Se están obteniendo avances espectaculares en la lucha contra enfermedades, frente a las cuales la medicina tradicional tiene muy escaso margen de acción. La agricultura comienza a tomar nota de productos y cultivos cuyo rendimiento sobrepasa con creces los promedios tradicionales de productividad gracias a modificaciones de carácter genético en las especies. El sólo hecho de que comiencen a debatirse los problemas morales, asociados a la posibilidad de alterar la composición genética de la especie humana, da cuenta de los extremos a que este desarrollo podría conducir si llega a ser manejado al margen de la ética.

    Las vacunas son las tecnologías más eficientes en relación con los gastos en la atención de salud, son capaces de prevenir la enfermedad con una dosis que se administra por una sola vez, pero producen pocas ganancias. Son relegadas respecto a medicamentos que requieren aplicaciones reiteradas y generan ganancias mayores. Simplemente ocurre que quienes más las necesitan son precisamente las poblaciones de los países atrasados, donde la insalubridad y la falta de alimentación son un elemento constante que provoca múltiples enfermedades y que el atraso no les permite tener una educación sanitaria capaz de resolver estos problemas.

    Sólo los nuevos medicamentos, las mejores semillas y en general las mejores tecnologías, convertidas en mercancías, tienen un precio sólo al alcance de los países ricos. Pongamos como ejemplos como más de 30, 000 niños mueren diariamente a causa de enfermedades que en su mayoría podrían evitarse, o los 18 millones de personas mueren cada año por enfermedades transmisibles, muchos de los cuales viven en zonas marginales .

    En el sector de las telecomunicaciones, la revolución es tanto o más profunda y prácticamente ha terminado por anular los conceptos de proximidad y distancia. En Estados Unidos se están vendiendo unas 60 mil antenas parabólicas al mes, con la cuales los televidentes pueden captar emisiones de los satélites de forma directa, por encima de cualquier frontera y de cualquier monopolio de hecho o de derecho que los gobiernos quieran imponer sobre este medio de comunicación. Situación que contrasta con los países de América Latina, donde se cambia por completo la esencia de la realidad del hombre ante su medio.

    Los países desarrollados, con el 15 por ciento de los habitantes del planeta, concentran el 88 por ciento de los usuarios de Internet. Sólo en Estados Unidos hay más computadoras que la suma de las existentes en el resto del mundo. Estos países controlan el 97 por ciento de las patentes a nivel global, reciben más del 90 por ciento de los derechos de licencias internacionales, mientras que para muchos países atrasados el uso de los derechos de propiedad intelectual es inexistente. Ellos imponen patrones de consumo, gustos, manera de pensar, idioma, cultura etc. que desvirtúa lo autóctono de una nación.

    El lucro se impone por encima de las crecientes necesidades en la investigación privada. Los derechos de propiedad intelectual excluyen del conocimiento a los países subdesarrollados, y la legislación de patentes no reconoce los conocimientos ni los sistemas tradicionales de propiedad, que son tan importantes en los países subdesarrollados.

    Las industrias culturales introducen nuevos estilos de vida, ya desde los impactos de la primera y la segunda revolución industrial se dejan sentir. en países como Argentina, Brasil o México se constituyen los mercados nacionales con una dimensión considerable, alcanzando un cambio estructural: un desarrollo económico más amplio y diversificado, cuya base se apoya en el crecimiento industrial y en las tecnologías más avanzadas, de ampliación del mercado de bienes culturales, sobre todo de las grandes aglomeraciones urbanas, que con la introducción de nuevas tecnologías de comunicación, particularmente la televisión, se observan estas transformaciones en las diferentes niveles de la sociedad, logrando que los países latinoamericanos se distancien así de su pasado y se imponga un producto industrial articulado a sus estrategias de mercado.

    Estos nuevos estilos de vida entran en competencia con otras instancias: la familia, la religión, la vida en las regiones rurales, etc. donde la escolarización de los sectores populares es muy deficiente. Los índices de analfabetismo y las barreras que existen para el paso de la enseñanza primaria a la secundaria, sin dudas, certifican la realidad de este proceso de discriminación social.

    Hacen que las escuelas del continente latinoamericano, no puedan competir seriamente con las industrias culturales que se imponen. Estas por su capacidad abarcadora, difunden sin grandes obstáculos gustos, maneras de pensar, concepciones de vida que rápidamente echan raíces en los hábitos populares. Las industrias culturales redefinen, por lo tanto, el panorama cultural latinoamericano. Son modernas en su configuración, pero en su difusión contrastan con la idea de una América Latina rural, oligárquica "atrasada".

    Muchos de los problemas que históricamente han afectado a la región subsisten: la pobreza, la marginación de las clases populares del acceso a los servicios educacionales y de salud, la desigualdad regional, y sin embargo se habla de modernidad dentro del continente, tradición en la que se encuentran patrones y referencias técnicas y sociales que orientan la conducta y las aspiraciones de los individuos. Es una modernidad problemática, controvertida, pero sin duda parte integrante del día a día, donde los aparatos de televisión, automóviles, aeropuertos, las televisiones por cables, la publicidad, etc. se comparten con otras tradiciones locales, que son seguidas por millones de marginados que no tienen posibilidad de aspirar a las primeras.

    Razón tiene nuestro presidente Fidel Castro cuando planteó en la sesión inaugural de la Cumbre Sur, en abril del 2000, que "Las maravillas tecnológicas, han hecho más pequeño al planeta en términos de comunicaciones y distancias, coexisten con la enorme y cada vez mayor distancia entre riqueza y pobreza, entre desarrollo y subdesarrollo"(Castro Ruz,1999)

    En cambio, sectores como la agricultura y los textiles, como producciones básicas de gran importación para los países del sur, no han logrado siquiera eliminar las restricciones a que son objeto por parte de los poderosos que no comprenden los intereses de los países manufactureros, que son el eslabón más débil en el comercio mundial. Para 67 países del Sur estas producciones representan no menos del 50 porciento de sus ingresos por exportación.

    Así en el mundo globalizado, donde el conocimiento es la clave del desarrollo, la brecha tecnológica entre el norte y el sur se aborda más en condiciones de creciente privatización de las investigaciones científicas y de sus resultados.

    La ciencia crea nuevos seres técnicos, la técnica crea nuevas líneas de objetos científicos, llegará el momento en que no sabremos deslindar sus límites.Se trata de cancelar las identidades de la ciencia y la tecnología, por ello debemos tomar conciencia clara de la naturaleza de la actividad científica y la tecnología contemporánea, que está implantando métodos y mecanismos nuevos para poder determinar hasta donde llevar el desarrollo y como se interrelaciona este con los hombres en su acontecer diario, para poder colocarlos en primer plano por encima de la tecnología.

    Las tecnologías, entendidas como prácticas sociales, que involucran formas de organización social o gestión de recursos, están integradas en sociosistemas dentro de las cuales establecen vínculos e interdependencias con diversos componentes de los mismos. En consecuencia, la transferencia de tecnologías, los procesos de difusión tecnológica que se producen en los países pobres pueden generar alteraciones sociales en los sociosistemas por reducción de los salarios y de puestos de trabajo, alterando todo el equilibrio existente.

    Por ejemplo, el intento de controlar la natalidad en países carentes de hábitos, cultura y sistemas sanitarios apropiados a través de la transferencia de dispositivos intrauterinos de amplio uso en sociedades, donde las condiciones sanitarias y culturales son bien distintas con el consiguiente costo de vidas humanas, es un ejemplo claro de la pertenencia de la noción de sociosistema. No importa solo la técnica utilizada, sino que hay que tomar en cuenta las interrelaciones sociales donde deberá funcionar para lograr su éxito final.

    Tan necesaria es la relación existente entre la tecnología y la sociedad, que hay que detenerse en las características intrínsecas de las propias tecnologías y ver como ellas influyen directamente sobre la organización social y la distribución de poder: Un simple puente puede estar cargado de política, "tal como muestra Langdon Winner en su conocido ejemplo de los puentes de Long Islands, Nueva York".(Núñez Jover,2000) el cual tenía un claro propósito al diseñar los doscientos pasos elevados de Long Islands. Se trataba de reservar los paseos y playas de la zona a blancos, acomodados, poseedores de automóviles . Los autobuses de transportar a pobres y negros, con su altura, no eran capaces de llegar a la zona, por lo que los derechos de los pobres quedaban reducidos.

    Así el uso de las tecnologías se ve como un asunto político, desde una óptica mucho más simplista contra los derechos de los oprimidos y se convierte en un problema de la discriminación racial y social, que viene desde mucho antes de desarrollarse la segunda revolución industrial Por eso es importante a la hora de introducir una novedad tecnológica, contar con la participación pública y la reacción de las personas afectadas para prever los efectos secundarios e imprevistos que pueda traer su implantación dentro de la sociedad.

    En fin, todas estas manifestaciones de las potencialidades que la tecnología está abriendo en todos los planos del saber y de la actividad productiva, son parte de la segunda revolución industrial que estamos viviendo y no es posible circunscribir las modalidades del pensamiento y las diferencias de vida cada vez más amplias de la población.

    La pregunta que en el fondo plantea este complejo fenómeno social, económico, político, cultural y mental, no debe ser: Hasta dónde llegará la tecnología? – cosa que es imposible de responder – Debemos preguntarnos: ¿ Qué vamos a hacer?.

    Esta pregunta es pertinente para cada individuo, pero es también pertinente para cada sociedad y para cada estado. Se deben definir la actitud que deben adoptar los estados frente a realidades que están presentes y que reclaman de la población una posición clara, y en lo posible inteligente. No se puede volver la espalda a este problema ni ignorarlo, es necesario aprovechar las oportunidades que el desarrollo científico y tecnológico brinda para alcanzar mayores niveles de bienestar social y de libertad política.

    El estado, como principal responsable, tiene que hacer todo lo posible por eliminar la pobreza mediante la adopción y ejecución de políticas apropiadas , y es preciso defender el cumplimiento de la responsabilidad en términos de la ejecución de las políticas.

    Existen elementos de política económica que tienen importancia decisiva para establecer la erradicación de la pobreza y la realización de los derechos humanos, como son el procurar el desarrollo tecnológico en beneficio de los pobres, reestructurar los presupuestos en esta función, garantizar la participación ciudadana, eliminar la discriminación y garantizar los derechos de cada uno.

    La tecnología, debe convertirse en el pilar fundamental del desarrollo económico, es la principal fuente de crecimiento como elemento medible del PIB de un país determinado. Es lamentable no reconocer como algunos países latinoamericanos están mejor preparados para conectarse a esta revolución industrial de lo que estuvo para conectarse a la primera. A diferencia de aquella, esta segunda revolución industrial es más intensiva en capital humano que en capital físico. En ella cuenta más el talento, el conocimiento y la imaginación que .la cantidad de máquinas o las minas de carbón que se posean Para esta revolución se necesitan más los niveles de calidad científica y profesional de la sociedad que los ahorros o los capitales que tenga a su disposición cada país. Cuba realmente es uno de los pocos países que cuenta con un capital humano suficiente como para enfrentar los retos a las nuevas tecnologías, pero nos falta el capital necesario para adquirirías en medio de un mercado mundial controlado por las grandes compañías.

    El individuo necesita de una sociedad libre para poder generar de acuerdo a sus potencialidades y capacidad de innovación, que cada cual pueda desarrollarse según sus propias habilidades y posibilidades, que sea capaz de respirar en medio de un ambiente de libertad intelectual y cultural, que privilegie el espíritu creador, el trabajo imaginativo, la innovación, la crítica y la confrontación de ideas. Un ambiente así no sólo crea un espacio receptivo a la expansión del conocimiento sino que además la estimula.

    Hoy la alianza entre ciencia y tecnología es realmente fuerte, por lo que el estado debe aportar recursos a la investigación científico–tecnológica. Las economías de mercado prevalecientes dentro de América Latina no pueden satisfacer plenamente estas necesidades, sólo buscan su participación en aquellas áreas donde su intervención sea necesaria por razones de bien común o porque desbordan las posibilidades de acción de los particulares. Por eso la investigación científico y tecnológica es un elemento dentro de la sociedad que requiere mayor compromiso y asistencia social para que pueda satisfacer las crecientes necesidades que tiene toda la población, fundamentalmente aquella que carece de los recursos necesarios para poder resolver sus problemas desde afuera.

    RETOS DE CUBA DENTRO DE LA INFLUENCIA TECNOLÓGICA MUNDIAL.

    Para Cuba, lograr su propia concepción del desarrollo no ha sido una tarea muy fácil, primero las constantes agresiones por parte del imperialismo y la contrarrevolución exterior, después el derrumbe del campo socialista. El estado es el único encargado de dirigir la política social, lo que permitió la concentración y distribución de los recursos disponibles en función de esta política, ha mostrado elevados índices de desarrollo humano favorables al ubicar la evolución del ser humano en su condición de sujeto social activo como objetivo supremo del modelo de desarrollo.

    La evolución económica del país ha mostrado un crecimiento promedio anual del 4,3% y del producto por habitante de 2,8 %, con un incremento estimado de la productividad del trabajo del 2%. Tales resultados se basan en una inversión bruta estatal de 62 250 millones de pesos donde el desarrollo científico y tecnológico ha desempeñado un rol fundamental y priorizado desde los primeros momentos.(Castro Ruz,2000)

    Estos resultados superan, en general lo alcanzado por América Latina entre 1960 y 1985. En la región el PIB per cápita creció a una tasa media anual de 1,8%, mientras en Cuba lo hizo al 3,1%.( Castro Ruz, 2000)

    A partir de 1989, la situación cambio en la medida que las tensiones provocadas por los acontecimientos externos generaron limitaciones en general en el país. Aun en estas circunstancias, la distribución racional de los recursos disponibles ha disminuido el costo social de la actual crisis.

    En 1990 se observó una caída generalizada de todos los indicadores económicos. El PIB descendió al 34,8% en 1993. Por lo que se hace una reformulación dentro de la estrategia del desarrollo económico cubano. En 1994 se inicia un lento proceso de crecimiento donde las investigaciones cobran el papel fundamental como una de las soluciones más urgentes a desarrollar para resolver todas las necesidades, se observo cierto crecimiento en sectores estratégicos y algunas producciones no tradicionales, como es el caso de la biotecnología.

    Sólo con la adecuada calificación de los recurso humanos que existe en Cuba se ha logrado alcanzar tal propósito, lo cual redunda en rendimientos crecientes de los niveles de productividad de sus recursos humanos disponibles para todas estas tareas científicas y tecnológicas al contar ya desde antes con una adecuada educación, salud y una fuerte capacitación. Se puede lograr mejor una adaptación y uso de los procesos tecnológicos modernos, que sean capaz de contribuir a la optima combinación de los factores productivos, lo cual amplia todas las posibilidades individuales de los cubanos en cuanto a la disposición adecuada de acceso a todos los bienes y servicios que brinda el Estado.

    Esta oferta de recursos humanos que existe a nivel nacional con un adecuado nivel de calificación acepta el cambio tecnológico y conduce a la formación y consolidación de las capacidades locales e incrementa la producción y también mejora las condiciones de vida de la población, solo un país donde el cambio tecnológico es profundamente revolucionario puede lograr tales fines.

    La actual revolución científico–tecnológica dentro de Cuba ha sido posible en gran medida, gracias a la eficiencia del sistema de educación superior en conjunto con los países del mundo desarrollado. Ellos dan respuesta a las necesidades científicas que tiene la sociedad en función del desarrollo logrando un sistema universitario competitivo en la calidad de la formación profesional y de la investigación que es fundamental para lograr todo este propósito.

    También, se logra con la conveniencia de una mayor integración entre las empresas y las universidades. Precisamente una de las características de las áreas líderes en materia de innovación tecnológica es la conexión entre el aula y las empresas, donde el futuro profesional comprende la necesidad de utilizar las tecnologías siempre en beneficio del hombre. La capacitación se convierte así en un elemento clave para medir el nivel de aplicación de las tecnologías.

    Por el contrario, dentro de América Latina es muy común la fuga de cerebros, que es necesario detenerlo y alentar así su retorno para poder incrementar los índices de desarrollo interno. Ocurre que desde hace muchos años, la falta de perspectiva económica dentro del continente ha determinado la salida de valiosos profesionales que pudieran dar todos sus conocimientos al servicio del desarrollo económico y social, local como regional en función de incrementar la tasa de crecimiento, el nivel de desarrollo y la esperanza de vida de toda la población.

    El PNUD, según insistió el representante Mark Malloch Brown en la Cumbre Sur de Abril del 2000, ha urgido a los estados asistentes a avalar el compromiso contraído de reducir a la mitad la pobreza para el año 2005, aunque reconoció, que "para ello es imprescindible elevar el desarrollo económico, lo que es igual a triplicar la tasa de crecimiento actual de los países pobres".

    Pero como se va a incrementar el desarrollo si los países del centro controlan las mejores tecnologías, se roban los mejores cerebros y sólo transfieren a los países de la periferia aquellas que son altamente contaminantes, obsoletas, y que en el mejor de los casos no tienen la seguridad necesaria para garantizar el trabajo de los obreros.

    CONCLUSIONES.

    El progreso económico que se ha convertido en el principal beneficio de la globalización no ha sido compartido equitativamente y la distancia que separa a ricos y pobres crece en lugar de reducirse. El desarrollo tecnológico debe ser la mayor aspiración para todos los países atrasados, porque servirá para resolver todos los problemas que afectan hoy a la población, esta variante como un paso más, dentro del desarrollo a largo plazo. La decisión es amarrar el futuro de América Latina a la revolución científico y tecnológica.

    La manera de cómo cada país responda a esta revolución servirá para ver si han entrado por una ventana o por la puerta ancha, que sólo hasta ahora está reservada a las naciones que han tenido el coraje y la sabiduría de enfrentar correctamente los desafíos de su época.

    Ese nuevo orden al cual aspiran todos y cada uno de los países pobres, debe tener en cuenta que la riqueza del norte industrializado no debe ser constituida sobre la pobreza del sur, ellos que cuentan con gran ventaja científica y tecnológica, deben brindarle a los pobres asistencia en recursos financieros y transferirles tecnologías de punta que respondan a las exigencias actuales y eleven su bienestar social.

    Por eso nunca antes la humanidad tuvo un potencial científico–técnico tan formidable, una capacidad de generación de riqueza y bienestar tan extraordinario y nunca antes el mundo fue tan desigual y la inequidad tan profunda.

    Una mirada al mundo desde "el Sur", es decir los países pobres no será mirar "desde abajo" a "los del Norte", los países desarrollados. Será una mirada de igual a igual. Compartimos el mismo planeta y respiramos el mismo oxigeno. Guste o no a los del Norte, el Sur existe por más incómoda que resulte a algunos la realidad.

    El Sur, es además la mayoría, ha ganado mayor conciencia acerca del origen de las enormes desigualdades que sufre la humanidad y para la cual resulta inaceptable la locura de un "orden" que sitúa en el centro a un mercado próspero de algunos cientos de millones de personas, donde están los dueños de las finanzas, de las tecnologías, de las armas más poderosas y sofisticadas, en medio de un "resto del mundo" condenado a la pobreza y al castigo por medios económicos o militares si se rebelan. Son abundantes los datos que atestiguan el abismo, basta señalar que solo la cuidad de Nueva York consume más energía eléctrica que toda África Subsahariana, mientras 800 millones de seres humanos padecen de hambre.

    Los países del norte deben tomar conciencia a medida que aumenta el desarrollo de la ciencia y la tecnología y no desarrolle la sociedad en su conjunto, más se irán acrecentando las diferencias y si hoy hablamos de la población del Sur, mañana serán ellos también los afectados ya que si no es democrático el desarrollo Ciencia– Tecnología–Sociedad, esta última tiende a perecer y todos en general somos seres humanos.

    BIBLIOGRAFIA.

    Nuñez Jover, Jorge.: De la Ciencia a la tecnociencia: Pongamos los conceptos en orden. La Habana, 2000.

    Fotocopia.

    Castro Ruz, Fidel: Discurso Inaugural de la Cumbre Sur, Palacio de las Convenciones. La

    Habana, Cuba, 12, abril, 2000.

    Lander, Edgardo: La Ciencia y la Tecnología como asuntos políticos. Editorial Nueva Sociedad, Venezuela, 1994.

    Rodríguez Domínguez, Luisa: La cultura del desarrollo, resultante del impacto científico y técnico. Inédito.

    Nuevo reto de la educación para el tercer milenio. http://menbrers.es.tripod.de/tecnoeducar/.

    América Latina: de la modernidad incompleta a la modernidad mundo.

    Revista Innovación y Transferencia de Tecnología. 3/01 ISSN 1560-8786

    CENDOC/DH. http://www.promudeh.gob.pe/

     

     AUTORA:

    Msc. Luisa Rodríguez Domínguez

    Cátedra CTS + I.

    Universidad de Cienfuegos, Cuba.

    La autora es Profesora Asistente de la UNIVERSIDAD DE CIENFUEGOS "CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ", Cuba.

    FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y EMPRESARIALES

    DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS ECONOMICOS.