La Educación Superior en el Siglo XXI: una aproximación al contexto del socialismo bolivariano venezolano (página 2)
Enviado por Albano A. Zambrano Q.
1.1.1.- Aproximación conceptual
El Perfil Profesional o Perfil del Egresado, como se ha venido denominando en los ámbitos educativos, determina las competencias que requiere el futuro profesional para solventar de manera adecuada y oportuna los problemas y necesidades del entorno, esto es, para cumplir efectivamente con el encargo que la sociedad ha otorgado a las instituciones universitarias: formar integralmente el talento humano requerido para satisfacer las múltiples necesidades sociales.
Son diversas las definiciones que históricamente se han propuesto acerca del Perfil Profesional, de las cuales se refieren seguidamente algunas planteadas por autores contemporáneos, como punto de partida para iniciar el presente análisis teórico:
Para Díaz-Barriga F. (2005), "el perfil profesional lo componen tanto conocimientos y habilidades como actitudes", componentes que constituyen dimensiones del enfoque de formación por competencias que responden a las interrogantes: ¿Qué debe saber el egresado?, ¿Qué debe saber hacer?, ¿Cómo debe ser y actuar?. En correspondencia con las anteriores interrogantes, en el Perfil Profesional se explicitan los conceptos, procedimientos y valores a obtener el egresado para su desempeño laboral y personal en función a los requerimientos de la sociedad.
Arnaz, J. (1996) citado por Díaz-Barriga F. (2005, ob. cit., pág. 91), hace referencia al Perfil Profesional como la "descripción de las características principales que deberán tener los educandos como resultado de haber transitado por un determinado sistema de enseñanza-aprendizaje". Al respecto el autor citado agrega que tales características están compuestas por las áreas generales de conocimiento; las tareas, actividades y acciones, así como la delimitación de los valores y las actitudes que debe desarrollar el estudiante para formarse finalmente como profesional de un área específica, aspectos que identifican al perfil del egresado y concretan su capacidad para responder a situaciones laborales.
A. Díaz-Barriga (1996) citado por F. Addine y Otros (2000), señala respecto al Perfil Profesional que "lo componen tanto los conocimientos y habilidades como las actitudes. Todo esto definido operacionalmente delimita un ejercicio profesional". En esta consideración conceptual se incorpora la necesidad de desglosar las competencias profesionales en sus dimensiones específicas, a fin de establecer tanto las orientaciones como el alcance del saber, el hacer y el ser en el desempeño profesional de una especialidad. Es decir, no basta con declarar las competencias del ejercicio profesional, sino que es indispensable su operacionalización.
Por su parte F. Addine (2000, ob. cit., pág. 29), indica que "el hecho de determinar los límites y llegar a una definición de una profesión o de lo que se espera del egresado en un nivel determinado de la enseñanza, conduce a la conceptualización del perfil". En correspondencia con esta concepción, en el Perfil Profesional se requiere establecer, además de las competencias laborales, el objeto de trabajo, el campo de acción y la esfera de actuación del futuro profesional, como aspectos que identifican y definen al perfil del egresado, a la vez de establecer sus capacidades y aptitudes laborales para afrontar situaciones diversas.
Las anteriores apreciaciones conducen a una visión amplia y profunda acerca de la importancia que tiene la adecuada definición y delimitación del Perfil Profesional, como orientador del diseño curricular y suministrador de las directrices para el futuro desempeño laboral, así como en lo relativo a los requerimientos que han de cubrirse para formar el talento humano demandado por la sociedad.
En tal sentido cobra singular significación la necesidad de establecer las competencias en términos de las habilidades que deberán desarrollarse en el estudiante en su proceso de formación profesional, para asumir un ejercicio signado por la integralidad de sus capacidades, tanto en lo cognitivo, procedimental y axiológico, que responda adecuada y oportunamente a los problemas de su objeto de trabajo y campo de acción.
No puede en consecuencia asumirse al Perfil Profesional sólo en términos del título universitario a obtener. Es menester que el mismo sea concebido como un sistema complejo que logre interrelacionar e integrar las características de la profesión y la condición humana y social del estudiante, sus aptitudes e inclinaciones vocacionales, producto de su propio acervo cultural e influencias del medio familiar y ambiental en que se ha desenvuelto antes de ingresar a la educación superior.
1.1.2.- Proceso de elaboración del Perfil Profesional
La elaboración del Perfil Profesional es un proceso complejo y constituye una dimensión sumamente dinámica en el diseño curricular, dado su doble rol de punto de partida y expresión final del producto obtenido en el proceso educativo. En consecuencia debe estar en permanente revisión y en correspondencia con el comportamiento del entorno en que se desarrollará, tanto el profesional a formar como la institución educativa formadora. Es menester por lo tanto, la investigación permanente en torno a la pertinencia del perfil según el desarrollo del entorno, a fin de colocar el producto del proceso formativo, esto es el egresado universitario, al nivel de las cambiantes demandas de la sociedad.
Díaz-Barriga F. (2005, ob. cit., pág. 101) propone seis subetapas secuenciales, en la elaboración del Perfil Profesional, las que se abordan una vez fundamentada la carrera o programa de formación:
- Conocimientos, técnicas y procedimientos de las disciplinas que tributarán a la solución de los problemas definidos para la atención del profesional;
- Áreas de acción del egresado, momento en el cual se establece el marco del ejercicio laboral en que el egresado confrontará los problemas vinculados a su profesión;
- Tareas potenciales que desempeñará el egresado, estableciéndose detalladamente los procedimientos específicos que deberá ejecutar el profesional para dar solución a los problemas del entorno;
- Población donde ejercerá su labor, entendiéndose como tal el contexto social o segmento demográfico específico que recibirá los beneficios del desempeño profesional del egresado;
- Desarrollo del perfil, proceso mediante el cual se estructuran lógicamente las interrelaciones entre los aspectos anteriores: disciplinas-áreas-tareas-población, es decir, se integran los resultados de las subetapas o pasos precedentes;
- Evaluación del perfil, en la cual se analiza integralmente el proceso antes descrito a la luz de las necesidades y problemas de la sociedad, políticas del sistema educativo, condiciones económicas y nivel de desarrollo científico y técnico del país.
Por su parte F. Addine (2000, ob. cit., pág. 31) antepone a los anteriores un paso preliminar que se orienta a la determinación del objeto de la profesión, basándose para ello en la detección y análisis de los problemas que habrá de resolver el futuro profesional en el entorno social. El resto de pasos planteados por Addine son exactamente los mismos señalados por Díaz-Barriga F., estableciéndose coincidencia metodológica entre ambas autoras.
1.1.3.- Características implícitas del Perfil Profesional
Como se ha referido anteriormente, el Perfil Profesional requiere de una correcta y explícita definición, sin recurrir al sobre entendimiento ni permitirse ambigüedades respecto a las características que evidencien las competencias profesionales del egresado. En consecuencia un perfil bien definido debe, según Addine (2000, ob. cit., pág. 31), especificar las habilidades cognoscitivas que deberá adquirir el estudiante, describir las habilidades o destrezas procedimentales en términos de tareas, actividades y acciones que realizará en su ejercicio laboral, así como delimitar las habilidades actitudinales o los valores y actitudes a desarrollar, para el buen desempeño profesional. Igualmente es importante que dicho perfil incluya un análisis de la población que se beneficiará directamente con el desempeño del egresado, además de los elementos teórico- prácticos que permitirán su desempeño adecuado.
En procura de lograr la contextualización permanente referida en el acápite anterior, el Perfil Profesional debe garantizar la educación permanente y la formación recurrente, elementos que permitirán al egresado un proceso constante de actualización de sus competencias según los avances del conocimiento científico y técnico, aspecto este que constituye una responsabilidad social de las instituciones universitarias, al permitir y facilitar estudios de postgrado u otra modalidad vinculada al respectivo perfil o sus áreas conexas.
Finalmente es necesario considerar que al Perfil Profesional corresponden dos importantes misiones del diseño curricular:, punto de partida y patrón evaluativo del mismo. En el primer caso constituye la guía para la estructuración del resto de elementos o partes componentes del diseño curricular e indica cómo habrá de modelarse, estructurarse el plan de estudios y organizarse el mapa curricular. En el segundo caso, permitirá determinar la pertinencia social del diseño y su calidad, en función al desempeño del egresado, tanto en el ejercicio profesional como en su comportamiento y convivencia ciudadana.
1.2.1.- Las Competencias en el currículo universitario.
Al referirse a los cambios curriculares necesarios en el país, el documento sobre las Políticas y Estrategias para el desarrollo de la Educación Superior en Venezuela (MECD, 2001), señala que la formación integral universitaria "involucra la revalorización tanto de las áreas del pensamiento social, político y humanístico, como de los logros en términos de competencias, actitudes y valores intelectuales y éticas", lo que, en criterio del autor, representa un reconocimiento oficial de las instancias ministeriales venezolanas al enfoque de formación por competencias, como alternativa válida para la obtención del nuevo profesional-ciudadano requerido.
Es propicio señalar al respecto que pese a continuar siendo un enfoque controversial, la formación profesional por competencias cobra cada vez más terreno e importancia en el ámbito educativo, con énfasis en de la educación superior, habida cuenta de sus innegables aportes metodológicos al diseño curricular, pues genera la posibilidad de estructurar los diseños curriculares de las diferentes profesiones con generalidades y especificidades necesarias para el proceso de instrucción, educación y desarrollo de los egresados universitarios.
Al asumir la vinculación del diseño curricular con el contexto político, social y económico del país en un momento histórico determinado, se considera el planteamiento de la Dra. Alina María Segredo Pérez (2005), Profesora de la ENSAP-Cuba, quien al respecto señala: "en nuestra opinión el diseño curricular por competencia responde a las necesidades de nuestros profesionales, así como a los cambios de los contextos". Subyace en esta apreciación la flexibilidad que requiere el currículo contemporáneo y su capacidad de adaptación a los vertiginosos cambios que caracterizan a la sociedad actual.
Hoy por hoy, el permanente avance científico y técnico, cuya máxima expresión quizás lo representen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la obsolescencia de los conocimientos y aptitudes laborales y profesionales se produce en tiempo muy breve, razón por la cual la sociedad contemporánea de comienzos del siglo XXI ameritan de una herramienta metodológico-curricular que facilite la inserción y reinserción de conocimientos y destrezas en los profesionales, a la vez que desarrolle en el educando una actitud favorable a la formación permanente y a la deconstrucción-reconstrucción de sus competencias profesionales, en relación a las variaciones de los problemas que confronta la sociedad cambiante.
Otro aspecto de singular importancia como aporte del enfoque por competencias al currículo contextualizado con la realidad y momento histórico, lo constituye, en criterio del autor, la condición de integralidad que la sociedad demanda hoy día a la formación profesional. Al respecto, Segredo P., A. M. (2005, ob. cit.), afirma que los individuos formados bajo este enfoque pedagógico "reciben una preparación que les permite responder de forma integral a los problemas que se les presenten, con la capacidad de incorporarse más fácilmente a procesos permanentes de actualización, independientemente del lugar en donde se desempeñen".
Por otra parte, el enfoque de la formación profesional por competencias aporta un modelo propio al currículo mediante el cual se enfocan, como eje para el diseño y punto de partida del mismo, los problemas del entorno que deberán resolver los profesionales una vez formados, caracterizándose dicho modelo fundamentalmente por "utilizar recursos que simulan la vida real, ofrecer una gran variedad de recursos para que los estudiantes analicen y resuelvan problemas, enfatiza el trabajo cooperativo apoyado por un tutor y aborda de manera integral un problema cada vez" (Segredo P., 2005, ob. cit.).
El aporte anteriormente considerado es muy oportuno para la construcción del perfil profesional antes, durante y después de concluido el diseño curricular de una carrera, en tanto suministra los insumos, los medios y los métodos didácticos necesarios y aplicables al proceso de enseñanza-aprendizaje cónsonos con la integración e integralidad de la formación profesional contemporánea. Igualmente el perfil del egresado (o profesional) así delineado, integra los componentes y proceso analizados en el acápite 1.1.2 del presente trabajo, referido al proceso de construcción del perfil profesional, aspecto que constituye el foco central del presente trabajo de investigación.
Por su parte Cejas Y. y Castaño O. (2004, ob. cit.), quienes definen la competencia laboral como una dimensión conceptual más amplia que la competencia profesional, pues la primera incluye a la segunda en, señalan que desde la perspectiva del diseño curricular la competencia se define "como una estructuración didáctica de los contenidos del proceso docente educativo … en función de lo que el futuro técnico tiene que saber, hacer, ser y actuar en situaciones reales de trabajo", lo que invariablemente conduce a una integración del sistema escolar con el sector productivo durante el proceso de formación, estableciendo obvias diferencias de la práctica laboral entre un joven estudiante y un experimentado profesional graduado.
1.2.2.- Algunos Retos de la formación profesional por competencias para las Instituciones Universitarias venezolanas
En razón a las diversas consideraciones hechas anteriormente, resulta evidente que las Instituciones de Educación Superior tienen un conjunto de retos para asumir el enfoque de la formación profesional por competencias, más aún en Venezuela donde, como ya se mencionó, perviven profundamente arraigados esquemas educativos absolutamente encontrados con los principios de este enfoque, pese al diseño de un conjunto de políticas y estrategias (MECD, 2001, ob. cit.) tendientes a transformar radicalmente la educación universitaria.
Tal como lo plantea Rómulo Gallego B., (1999), "el trabajo con competencias implica, indispensablemente, cambios radicales en las formas de asumir la docencia", estos cambios se refieren a sustituir el transmisionismo-repeticionista tradicional y la oralidad en la relación profesor-alumno, por actividades prácticas-instrumentales, salidas de campo, revisión bibliográfica, entrevistas, análisis de la realidad del entorno, investigación e interacción socio comunitaria, producción escrita de docentes y estudiantes, así como la profundización del vínculo universidad-sector productivo como estrategia didáctica que facilita la fusión teoría-práctica en situaciones reales, con responsabilidades y actitudes reales, para la obtención de resultados también reales.
Es fundamental tener presente que el epicentro del enfoque de formación por competencias, lo constituye la evidencia que otorga del desempeño, el cual es definido por Malpica (1996), citado por Segredo P. (2005, ob. cit.), como "la expresión concreta de los recursos que pone en juego el individuo cuando lleva a cabo una actividad, y que pone el énfasis en el uso o manejo que el sujeto debe hacer de lo que sabe, no del conocimiento aislado, sino en condiciones en las que el desempeño sea relevante".
La referida expresión implica que el uso que se haga de los conocimientos, su aplicabilidad en la transformación de la realidad concreta, trasciende a la importancia que tradicionalmente se ha concedido a la posesión de determinados conocimientos, lo que indiscutiblemente obliga a que las instituciones educativas replanteen lo que comúnmente han considerado como formación. Este criterio indica que la determinación acerca de si un individuo es competente o no lo es, sólo puede realizarse, como ya se indicó, en las condiciones reales bajo las cuales el desempeño tiene sentido y no por el cumplimiento formal de los objetivos de aprendizaje, los que en la mayoría de los casos carecen de vinculación con el contexto.
El enfoque de Formación Profesional por Competencias
El contexto Político, Económico y Social
1.3.1.- Influencia del entorno sobre la Educación
Históricamente el hecho educativo ha obedecido a los intereses de los sectores dominantes de la sociedad, en procura de la reproducción y permanencia en el tiempo de su acervo cultural en todos los planos: en lo político, lo económico y lo social. Desde las épocas más remotas de la historia de la humanidad, pasando por los diferentes estadios de desarrollo y organización social, los sistemas educativos han estado en franca correspondencia con un modelo político, económico y social determinado. En este sentido, Romero P. y otros (2000), aseguran que "la educación responde siempre a un modelo de sociedad, ha recibido influencia directa de las transformaciones por las que pasa el mundo".
En consecuencia es propicio señalar que aún en la edad primitiva, la enseñanza de las generaciones adultas hacia los jóvenes, estaba fundamentalmente limitada a las artes de la caza, la pesca y/o la guerra según los grupos humanos se dedicasen a la cacería, a pescar o a la confrontación bélica con otros grupos. De la misma forma en los tiempos de la sociedad esclavista, los hijos de los amos eran educados para dominar a los esclavos y utilizarlos en las diferentes tareas a que estaban destinados, y desde niños se les instruía en el "arte" de castigar hasta con la muerte las faltas cometidas por el esclavo (Fernández, L., 2001). Igual connotación se mantuvo en la sociedad feudal, aunque con métodos diferentes, pues los propósitos y orientaciones educativas se transformaron de un sistema socioeconómico y político al otro.
El capitalismo, en sus diferentes etapas, propició la "adecuación" del sistema educativo en correspondencia con las nuevas relaciones de producción, obviamente orientado por los intereses de las clases dominantes, adecuación que en criterio de Torres L., J. (2002), "permite la generación de códigos que pueden ser transmitidos transversalmente y recibidos en cualquier lugar del mundo", mediante la estrategia de mercantilización de la cultura y la educación.
Actualmente, la sociedad mundial es permeada por los vertiginosos avances científicos y técnicos que el orden político y económico internacional dominante ha denominado como la "Sociedad del Conocimiento", generando progresivamente lo que Oliveira Pires (2007) reseña como "la emergencia de la nueva práctica educativa" en función al contexto de cambios en dicha sociedad del conocimiento, que conduce indispensablemente al aprendizaje a través de la vida "…es una sociedad en el cambio, apoyado en el conocimiento y en la información que tienen fuerte impacto en la economía y el desarrollo". Luego la autora reseña la interdependencia entre los fenómenos impactados (economía y desarrollo), y las tendencias evolutivas de la sociedad contemporánea, aspectos que hacen de la esfera del trabajo y de las instituciones educativas los contextos en donde se construyen los nuevos saberes y las nuevas capacidades.
Al respecto Romero P. y otros (ob. cit), refieren que "La economía de mercado, en una etapa, buscó un especialista competente técnicamente, pero su evolución ha exigido la formación de un profesional, que además de reunir la característica anterior sea un ‘humanista’, preocupado por su satisfacción personal". De tal suerte los sistemas educativos propios de las sociedades capitalistas, en su nueva versión neoliberal, han propendido a la formación de tecnócratas humanistas, creando para ello universidades elitescas en las cuales se forman las clases dominantes, que detentarán el poder basado en el individualismo y la competencia, entendiéndose ésta ultima como la supremacía del poder del conocimiento.
Asimismo se conforman centros de educación superior de menor calidad, destinada a la formación del "Recurso Humano" calificado, quien aportará el trabajo generador de la plusvalía, pero que jamás accederá a ella pues su rol, pese al título universitario, es el de una clase proletaria medianamente tecnificada y fundamentalmente domesticada (Castellano, 2007), para el ejercicio de los niveles medios del poder.
Este recurso debe ser formado ideológicamente para servir de instrumento en la producción de la riqueza para los centros hegemónicos del poder internacional y sus representantes nacionales, lo que evidencia que la formación profesionalizante de la cual habla Castellano (2007), se encuentra inmersa en una realidad que la contextualiza, la que a su vez se caracteriza por la promoción de reformas educativas impulsadas desde los gobiernos bajo el influjo, apoyo y participación directa de los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, cuyos lineamientos políticos fundamentales se ofertan como despolitizantes del sistema educativo, con énfasis en el nivel superior, para neutralizar cualquier forma del pensamiento crítico, creativo e innovador con sentido nacionalista y endogenista.
En la absoluta conciencia de que el contexto Político, Económico y Social establece una permanente influencia sobre el sistema educativo, fundamentalmente con las Instituciones de Educación Superior (IES), es necesario tener presente que el carácter ideologizante de la educación puede ser y es utilizado según los intereses del respectivo contexto, dada la relación que el "saber" tiene con el "poder" (Castellano, 2007), en tanto ejercicio de autoridad, toma de decisiones y apropiación de la conciencia colectiva en función a las ideas propias.
Dicha relación es explicada por Ramos G. (2005) en razón al ejercicio de una actividad socio-política como expresión de las acciones ejecutadas por los miembros de una determinada clase social, actividad que a su vez persigue transformar la realidad concreta, tanto en lo material como en lo ideal, en función a los intereses, necesidades y objetivos de esa clase social dada.
En correspondencia con lo anterior, se sientan las bases para entender la necesidad de introducir profundas transformaciones, más que simples reformas o adecuaciones (Ruiz del C., 2002, ob. cit.), en la educación superior venezolana, cónsonas con los planteamientos y características el proyecto de país planteado desde 1999 con la llegada de la Revolución Bolivariana, máxime en la nueva etapa del proceso de cambios radicales que están sufriendo los escenarios político, económico y social plasmados en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2007-2013 (Ministerio del Poder Popular para la Planificación y Desarrollo Social, 2007), cuya principal característica la constituye el tránsito hacia el socialismo.
Es menester en consecuencia reorientar esa moral y esas luces para que el nuevo ciudadano comprenda sus derechos y deberes en la sociedad socialista bolivariana del siglo XXI, pues las transformaciones más urgentemente requeridas por el Proyecto Nacional Simón Bolívar, están precisamente en el ámbito del desarrollo del conocimiento y en la creación de los valores del socialismo (Chávez H. 2007).
1.3.2.- Necesidades que la nueva educación debe satisfacer
El encargo social a la educación se orienta, según Ramos, G. (2005, ob., cit.), a la satisfacción de las siguientes dos necesidades fundamentales:
- Formar un tipo de individuo según los paradigmas culturales y sociales prevalecientes, lo que en el caso venezolano está referido a la incorporación al currículo de los valores fundamentales del socialismo y el desarrollo endógeno, en los que se erradique el individualismo y el profesionalismo, entendido éste como el lucro a través de la profesión. Es importante acotar que en el modelo educativo aún vigente destacan la formación unidisciplinar y el conocimiento fragmentado (Castellano, 2006), el afán de lucro, el consumismo y el mercantilismo neoliberal, la falta de apego a los valores e intereses patrios, estimulando el facilismo y poca identificación con la cultura autóctona. En tal sentido la formación del nuevo venezolano debe obedecer al interés por el bienestar colectivo, al rescate de los principios bolivarianos, al trabajo productivo y al estudio enriquecedor del talento humano para contribuir al mejoramiento de la vida propia y del resto de conciudadanos.
- Sustentar y/o modificar un tipo de relaciones sociales y un modelo de sociedad dado, lo que constituye una nueva responsabilidad de la educación para fomentar la propiedad colectiva y la cooperación como bases fundamentales de la nueva sociedad socialista; estimulando la identificación con los principios de equidad e integración latinoamericana y caribeña; el fomento de la democracia participativa y protagónica, además del impulso y consolidación del desarrollo sustentable y sostenible. Asimismo se trata de satisfacer las necesidades más urgentes del país como el desarrollo científico y tecnológico, el apoyo al estudio y a la formación profesional integral humanista y competente para fortalecer el modelo de desarrollo desde adentro (Mas Herrera, M., 2006), el interés por fortalecer la cultura propia y el respeto a los derechos humanos fundamentales y la elevación de la calidad de vida de los venezolanos actuales, sin arriesgar la de los venezolanos del futuro.
Conclusiones
El análisis reflexivo de los aspectos anteriores conducen a concluir que:
- La definición adecuada del Perfil Profesional constituye un aspecto neurálgico del diseño curricular, pues constituye punto de partida y patrón de evaluación del mismo, por lo tanto debe partir de la contextualización del desempeño profesional según el modelo sociopolítico, económico y cultural donde el profesional vaya a desenvolverse, así como a los problemas sociales que deba dar solución.
- La formación de profesionales competentes para el desempeño calificado, integral y ético no es una tarea nada fácil, pero sí indispensable como elemento fundamental en el proceso de desarrollo nacional de cualquier país. Es igualmente importante abandonar posturas radicales respecto a este enfoque pedagógico vinculadas a elementos de orden sociopolítico, pues la conjunción de propuestas contemporáneas planteadas desde sistemas capitalista y socialistas, evidencian la versatilidad de la formación por competencias para aportar en ambos modelos de sociedad.
- El contexto político, económico y social del país es un factor determinante tanto para la definición de los perfiles profesionales universitarios, como para la adopción del enfoque de formación por competencias. Esta apreciación cobra mayor fuerza en sociedades cuyos procesos de transformación sociopolítica, ameritan de cambios estructurales para ajustarse a los nuevos escenarios e intereses nacionales. En el caso de la República Bolivariana de Venezuela, en su transito hacia una sociedad socialista con bases histórico-filosóficas y características socioeconómicas muy propias, hacen imperiosa y urgente la transformación del modelo de educación superior.
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Autor:
Albano A. Zambrano Q.
Nacimiento: Venezuela, en Guanare, Estado Portuguesa (18-04-62).
Reseña: Economista Agrícola (UNELLEZ) Barinas, Venezuela, 1987; estudios de Maestría en Gerencia de Mercados (no culminados); cursante actual (2005-2007) de la maestría en Ciencias de la Educación Superior por la Universidad de Matanzas "Camilo Cienfuegos", Cuba; Profesor del Instituto Universitario Tecnológico de Barlovento, (IUTB) en Higuerote, estado Miranda, desde 1995; Investigador en temas de: Mercadeo Agrícola, Desarrollo Endógeno, Currículo Universitario y Formación Universitaria por Competencias en las carreras del área agroalimentaria.
Origen: Venezuela, Higuerote, estado Miranda, 01 de junio de 2007.
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