Indice1. Introducción 2. Concepto de Enfermedad. Visión Sociológica 3. Curso Social de la Enfermedad 4. Proceso Social de la Enfermedad y su vinculación con la clase social del individuo 5. Análisis de Venezuela 6. Conclusiones 7. Anexos
El presente trabajo de investigación documental se realizará a fin de dar cumplimiento a las exigencias de la Cátedra de Socioantropología, de la Escuela de Enfermería, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad "Rómulo Gallegos" específicamente referido al desarrollo del tema: Enfermedad y Clases Sociales.
El entender el proceso Salud - Enfermedad como un fenómeno social tiene relevada importancia para consolidar nuestra formación académica como estudiantes de enfermería; ya que estos conceptos tienen como fundamento los temas relacionados con las condiciones sociales en las cuales se desenvuelve la conducta humana, por ejemplo, los aspectos económicos, políticos, ideológicos, religiosos y culturales. Este concepto nos lleva a calificar a la salud como un fenómeno social dinámico, complejo y motivo de permanente debate, que obliga a una actitud de constante cambio frente al estudio y análisis del problema de salud; y frente a la enseñanza tradicional de la medicina y las disciplinas afines.
El panorama mundial muestra ejemplos elocuentes como Nigeria, Afganistán, Colombia, Argentina y lamentablemente a la pobre-rica Venezuela, de hasta qué punto la violencia, la descomposición social y las crisis económicas arrastran a los pueblos a vivir en la pobreza y a soportar cargas extraordinarias de enfermedad y de muerte. La fragilidad de los Estados, expresada en su incapacidad para gobernar y prestar servicios, acaba generando graves conflictos internos.
Enfermedad y las clases sociales "Las ciencias de la salud son típicamente ciencias de frontera. Las soluciones surgen de las áreas de contacto entre la medicina, la biología, la farmacología, la química, las ciencias sociales, etc… Avanza no sólo el que tenga más conocimientos, sino el que mejor los combine". Agustín Lage
Nuestra investigación documental parte del cuestionamiento al paradigma de la enfermedad, que ha dicotomizado el debate en torno a los que abonan la consideración de la misma como fenómeno biológico individual y quienes consideran que el proceso de salud-enfermedad es esencialmente social.
2. Concepto de enfermedad. Visión sociológica.
La enfermedad a pesar de ser un fenómeno universal, no tiene una definición absoluta porque lo que para una persona es salud para otra es una enfermedad e incluso para la misma persona. Por lo que podemos decir que "se considera una expresión de un desequilibrio básico en la adaptación del hombre a las múltiples tensiones físicas y emocionales dentro de su ambiente."
Esta definición ha evolucionado al ir cambiando las sociedades y tecnologías y defieren de un grupo social a otro y depende del significado y la interpretación aprendida en su vida social, por lo tanto podemos decir; que la conducta que adopta un individuo cuando se siente enfermo está en gran parte determinada socialmente.
La conceptualización social de la enfermedad, así como de la salud, tiene implicaciones directas en la práctica sanitaria ya que la problemática se visualiza de distinta manera si el análisis se realiza desde el modelo biologicista individual o desde las concepciones colectivas de la salud, ya sea comparando distintas sociedades o una misma colectividad en distintos períodos.
Por ello, nos sustentamos en la hipótesis de que abordar el estudio de la enfermedad sólo en la esfera de la salud, independientemente de la esfera social, sería asumir un modelo abstracto y unilateral que nos daría una visión distorsionada de la realidad puesto que el hombre al que se quiere brindar salud para sanar su enfermedad es un ser vivo que piensa, siente, actúa y se desarrolla en sociedad.
Karl Marx y Federico Engels, al plantear el materialismo histórico como el instrumento metodológico idóneo para el análisis de la sociedad, permitieron socializar las causas de la enfermedad y señaló la necesidad de actuar sobre las causas primeras: distribución de la riqueza, acceso a los bienes y servicios básicos como la educación, el empleo, la vivienda, la ropa, la alimentación, el abrigo, la paz y la seguridad ciudadana. Así la salud rebasa lo personal, individual y aislado, se vincula a lo económico y corrobora la máxima de Virchow "la medicina es una ciencia social y la política es medicina en gran escala". (Virchow R. Where are you that we need you? Ann J 1984;77:524).
Para Talcott Parsons, figura cimera de la sociología norteamericana, "la enfermedad es la incapacidad del individuo de funcionar en la sociedad". Concibiendo a la medicina como dirigida a controlar las desviaciones de la salud, con lo cual reduce su acción al plano individual y psicológico. Tal análisis no permite justificar la existencia del acceso diferente a los servicios de salud ni los distintos tipos de práctica médicas existente. La corriente que de él se deriva -neopositivismo-, fuente teórica del pensamiento funcionalista, considera la causalidad como una construcción mental y no como una forma de la determinación de los fenómenos mismos. Al carecer de los supuestos teórico-metodológicos necesarios para adecuar la relación teoría-práctica, no tiene capacidad para explicar ni generalizar acerca de la salud de la población. Considera la medicina como determinada solo por su finalidad de curar y prevenir la enfermedad, lo que le imposibilita percibir otras determinaciones provenientes del medio social.
Es precisamente el desarrollo del pensamiento sociológico sobre el tema de la enfermedad y la salud lo que permitió que en 1920, el sanitarista norteamericano Winslow elabore el concepto clásico de salud pública: "..el arte y la ciencia de prevenir las dolencias y discapacidades, prolongar la vida y fomentar la salud y la eficiencia física y mental, por medio del esfuerzo organizado de la comunidad para el saneamiento del ambiente, el control de las enfermedades, la educación de los individuos, la organización de los servicios médicos para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades, y del desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, organizando estos beneficios de tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar de su derecho natural a la salud y a la longevidad".
Vista desde esta perspectiva, la enfermedad, y por ende la salud, deviene como un fenómeno estrechamente ligado a las condiciones de vida de la población, que sólo puede ser explicado por medio de un enfoque integral y sistémico. Sin embargo, consideraciones de diversa índole entre las que se hallan la efectividad de la tecnología médica, los intereses de los grupos de poder, en particular, los de las transnacionales farmacéuticas, y de orden teórico como la discusión misma sobre el objeto y los métodos de trabajo en la salud pública entre los partidarios del funcionalismo, el pragmatismo y el materialismo histórico, principales corrientes de pensamiento social presentes en el terreno teórico en nuestra región, han posibilitado que aún persista en algunos sectores de la práctica sanitaria una óptica individual y biologicista.
Con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y la existencia, en ese momento, de un movimiento revolucionario anti-imperialista que favorecía el análisis de los problemas de salud de las grandes masas del continente, sobre la base de su determinación social, posibilitó -entre otros elementos- la aparición de la llamada corriente médico social latinoamericana, que desarrolló y continúa llevando a cabo una crítica al pensamiento y a la práctica médica tradicional, señalando que la salud no puede ser reducida a la enfermedad y que incluso la nueva enfermedad no puede ser tratada solo como un problema biológico, ya que es, en última instancia un fenómeno social. (Nunes E. Ciencias sociales y salud en América Latina. Tendencias y Perspectivas. Montevideo: OPS,CIESU, 1986:21).
A favor de esta vertiente médico social latinoamericana, desde la década de los ochenta, se ha demostrado la falsedad neoliberal del supuesto defendido por primera vez en la Alianza para el Progreso, donde se afirmaba que la situación de salud mejoraría en nuestro continente, como resultado del crecimiento económico. (Pérez M. Los Paradigmas Médicos: Factores de su conservación y cambio . Bolivia Ateneo Juan C. García 1995;3:21)
Durante el desarrollo de la presente investigación hemos inferido que el abordaje sociológico resulta muy útil en la práctica de las acciones de salud para determinar el problema de la enfermedad en su carácter multifactorial. Junto a la epidemiología, ayuda a medir su impacto; pero, además, facilita el establecimiento de las relaciones existentes entre las condiciones de vida, determinadas conductas y factores de riesgo que pueden desarrollar enfermedades. Al afrontar esta relación entre las clases sociales, la enfermedad y la salud, se demuestra que el profesional de salud se adentra en relaciones de mayor complejidad, tales como la influencia de la enfermedad o la salud sobre las conductas y viceversa; dependencia recíproca, que a su vez es influida por la relación del hombre con su entorno social, por la posición socioeconómica que ocupa en este entorno y por su conducta social propiamente dicha.
De todo lo anterior se desprende que el desarrollo de la salud, como una acción de prevención o cura de enfermedades, no es un problema individual, sino una condición y consecuencia de la acción social, pero que, a su vez, tiene una respuesta individual que depende del tipo de afección, la personalidad y el funcionamiento de las mediaciones sociales ante la enfermedad. Y aquí se introduce otro factor que interactúa en la interpretación de la enfermedad como problema social y que por su trascendencia fue incluido en la definición aceptada por la Organización Mundial de la Salud, mediante el vocablo bienestar: el aspecto subjetivo de la salud, que no solo es consecuencia de los factores antes mencionados sino que también influye en ellos: "Estado de bienestar consecuente al desequilibrio dinámico e integrado de lo Biológico, Psicosocial y Ecológico
3. Curso social de la enfermedad.
Freidson (1970): Identificó el curso social de la enfermedad para el hombre común como el comienzo de la experiencia de la molestia y luego el sujeto busca el significado de tal molestia y después trata de encontrar las formas de enfrentarse a ellas hasta culminar cuando la persona busca la consulta médica. Alegando que el conocimiento de las enfermedades, depende del reconocimiento de los síntomas y de la importancia que se les dé, y que éste parece variar según el éxito económico y educativo del individuo.
Por lo tanto, la conducta del individuo durante la enfermedad, se caracteriza por su experiencia social de la enfermedad, es decir, que cuando un individuo experimenta síntomas o cambios desagradables emocionales o corporales que interfieren en su funcionamiento normal, generalmente sufre una tensión que se manifiesta como angustia, la cual puede enfrentar inicialmente dedicándose a realizar actividades sanas para tratar de negar los síntomas o a buscar orientación entre sus pares sociales (grupo de referencia) para tratar de convencerse de que sus síntomas no son graves; sin embargo al persistir la molestia y aumentar los síntomas, se ve presionado a buscar ayuda. Pero la búsqueda de esta ayuda se ve condicionada, con regular frecuencia, por la clase social a la que pertenezca el individuo, de acuerdo a lo siguiente:
- Los individuos de situación económica y educativa elevada tienden a tener nociones más científicas de la salud y la enfermedad, llevan tipos de vida y valores similares a los profesionales de la salud, lo que tiende a facilitar la disminución o tolerancia de los síntomas, pues posen generalmente hábitos preventivos, además de tener mayores facilidades de acceso a los prestadores de salud públicos o privados.
- Los individuos de las clases en situación de inferioridad económica y educativa, tienden a poseer conocimientos más limitados sobre las causas y tratamiento de las enfermedades, teniendo por tanto más posibilidad de adherirse a teorías no científicas, debido a que sus definiciones sobre la posible enfermedad tienden a surgir directamente de observaciones en su grupo de referencia o experiencias concretas, como el dolor y la incapacidad funcional, les falta información de la magnitud y naturaleza de los servicios médicos disponibles, sienten timidez para consultar al médico y por lo general acuden en busca de atención médica cuando experimentan una exacerbación los síntomas de la enfermedad, habiendo agotado en la mayoría de los casos las alternativas no científicas y no antes.
4. Proceso social de la enfermedad y su vinculación con la clase social del individuo.
Según Mechanic(1968) los actos sociales que se realizan durante fase "Conducta de la Enfermedad" se definen como: "La percepción de los síntomas, valores y actuar en ellos por una persona que reconoce algún dolor, molestia u otros signos de trastorno orgánico". Por lo tanto, desde esta perspectiva tenemos que, la conducta en el trastorno generado por una enfermedad se puede considerar como parte de una análisis sociológico mas amplio del proceso de la enfermedad. Lederer (1952) y Suchman (1965): Han definido las fases de la adaptación social a la enfermedad de las cuales la conducta en el padecimiento es solo el comienzo:
Lederer: Describe tres (3) etapas de la experiencia social de la enfermedad:
- Transición de la salud a la enfermedad
- Etapa de transición de la enfermedad.
- Convalecencia.
Suchman: Es más detallado y los clasifica en categorías:
- Experiencia del síntoma.
- Aceptación del papel del enfermo.
- Contacto con la atención medica.
- Papel de dependencia del paciente.
- Restablecimiento o Rehabilitación
Estas etapas generalmente las experimentan de alguna forma todas las personas que se enferman independientemente de su clase social y de la naturaleza, duración e intensidad de su enfermedad.
Con relación a la vinculación del concepto de clase social con la enfermedad como problema social, podemos decir que: "…Aceptar la unidad dialéctica de lo biológico y lo social en el proceso vital humano implica que los esfuerzos de conocimiento y de acción deben recurrir a los métodos, categorías y técnicas de ambos niveles de la realidad y por tanto, requiere el concurso de disciplinas científicas especificas. La salud es un punto de encuentro donde confluyen lo biológico y lo social, el individuo y la comunidad, la política social y la económica…". (Frenk J. La Crisis de la Salud Pública. Reflexiones para el debate. Washington DC: OPS – Publicación científica; 540 1992:75).
Como se observa los vínculos entre clases sociales y enfermedad son innumerables. De hecho, la pobreza característica de las clases sociales más bajas y las enfermedades son los factores más importantes para determinar el estado de salud de la población, no sólo en naciones subdesarrolladas, sino aun en las industrializadas. Si se acepta que la enfermedad produce desventajas y que la miseria se asocia con la exclusión comunitaria, ¿qué oportunidad les da el Estado Venezolano a los indigentes o a los niños de la calle, en su mayoría portadores de enfermedades endémicas, para participar en un mundo tan competitivo como el actual? Y si además se considera la miseria una enfermedad per se, que se define, de acuerdo al pensamiento sociológico, no por la capacidad de consumo, sino por el grado de participación social.
En el mismo sentido, el informe de seguimiento del Plan de Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre Población y Desarrollo presentado por la Secretaría de la CEPAL en su vigésimo sexto período de sesiones (1996) resume el papel que juega la alta fecundidad de los pobres en la trama que da forma al proceso de transmisión intergeneracional de la pobreza a escala de las familias, como problema asociado a las enfermedades endémicas: "… la alta fecundidad se transforma en un elemento que contribuye a la transmisión intergeneracional de la pobreza. En efecto los niños nacidos en hogares pobres —es decir hogares donde los padres, por mala inserción en los mercados productivo y laboral, sólo acceden a bajo ingresos— se desarrollan en condiciones desfavorables en materia de nutrición y atención, cuidados de salud y educación. De ese modo, al llegar a adultos, están en malas condiciones para acceder a ocupaciones de alta productividad y terminan replicando la condición de bajos ingresos de sus progenitores, o sea pasan a ser adultos pobres. Ese ciclo se ve reforzado cuando el número de niños en los hogares es relativamente alto, pues entonces lo que cada uno de ellos recibe en nutrición, educación, etc. es proporcionalmente menor. Más aún, cuando llegan a adultos en situación de pobreza, es posible que tiendan a reproducir las pautas de fecundidad de sus padres. Debe anotarse aquí que, además de diferencias cuantitativas en la fecundidad, los hogares pobres también presentan una mayor incidencia de la fecundidad temprana (adolescente)…" (p. 7).
En virtud de lo cual, se hace evidente que al vincular el aspecto sociológico de clase social con el de enfermedad para determinar la cuantía de un problema de salud en términos de prevalencia, incidencia, morbilidad y mortalidad, el trabajo de los profesionales de la salud amplía su espectro de acción y trasciende la clínica para incorporar problemas relacionados con aspectos tales como promoción de salud, evaluación de los servicios de salud, relación médico-paciente, conocimientos en salud, cambios conductuales y estilos de vida, las investigaciones se tornan más complejas y conciernen tanto a los aspectos biomédicos como a los de organización política, social y cultural del individuo, la familia y la sociedad.
"…La pobreza sólo genera más pobreza, enfermedad e inestabilidad política en un círculo infernal, y el diablo lo atiza con los discursos populistas y mesiánicos de nuestros políticos…". G. Flores
CUADRO DE DISTRIBUCIÓN DE LAS CLASES SOCIALES
CLASE SOCIAL | 1998 | 2002 (*) |
ALTA | 7,50% | 8,50% |
MEDIA | 47,50% | 15,80% |
BAJA Pobreza Pobreza Extrema | 45,00% 26,30% 18,70% | 75,70% 45,40% 30,70% |
Fuente: I.N.E. / (*)= VALORES ESTIMADOS
Cabe señalar que el Ministerio de Sanidad y Desarrollo Social, a través de: la Dirección General de Epidemiología y Análisis Estratégico / Dirección de Información Social y Estadísticas, mediante la aplicación del indicador NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas = Canasta Básica + Acceso Serv. Aguas Blancas + Acceso Serv. Excretas + Acceso a Serv. Educación) que refleja el nivel de exclusión social de las regiones, estimaba ya para el año 2000 que en Venezuela más del 49,10% de la población se consideraba en situación de pobreza y el 21,90% en situación de pobreza extrema, para un total del 71,00%. Siendo las regiones donde el nivel de exclusión social tiene mayor proyección de incidencia para el año 2002:
Estado | % de Exclusión Social (NBI) |
Amazonas | 76,90 |
Anzoategui | 72,70 |
Apure | 85,30 |
Barinas | 72,80 |
Cojedes | 68,40 |
Delta Amacuro | 93,20 |
Falcón | 73,10 |
Guarico | 76,70 |
Lara | 71,50 |
Monagas | 60,60 |
Portuguesa | 79,30 |
Sucre | 78,75 |
Trujillo | 71,30 |
Yaracuy | 59,25 |
Zulia | 70,65 |
Debemos señalar que son precisamente estos estados los que presentan índices de morbo-mortalidad superiores a la media nacional, salvo en el caso de las Muertes Suicidios y Homicidios(CIE-10), que incluye los hechos violentos por armas blancas y armas de fuego donde el Distrito Capital y el Estado Carabobo, tienen una prevalencia por la alta concentración demográfica.
Indicadores Demográficos De Venezuela
Indicadores | 1993 | 1994 | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 | 2000 |
Población total 1/ | 20.909.727 | 21.377.426 | 21.844.496 | 22.311.094 | 22.777.152 | 23.242.435 | 23.706.711 | 24.169.744 |
Nacimientos corregidos | 552.435 | 570.350 | 571.670 | 572.503 | 573.529 | 574.553 | 576.073 | 577.346 |
Tasa bruta de natalidad 2/ | 26,42 | 26,68 | 26,17 | 25,66 | 25,18 | 24,72 | 24,30 | 23,89 |
Defunciones corregidas | 98.485 | 100.474 | 102.451 | 104.416 | 106.141 | 108.077 | 109.999 | 111.907 |
Tasa bruta de mortalidad 2/ | 4,71 | 4,70 | 4,69 | 4,68 | 4,66 | 4,65 | 4,64 | 4,63 |
Tasa de crecimiento natural 2/ | 21,71 | 21,98 | 21,48 | 20,98 | 20,52 | 20,07 | 19,66 | 19,26 |
Esperanza de vida al nacer | ||||||||
Hombres | 68,95 | 69,15 | 69,35 | 69,56 | 69,75 | 69,90 | 70,03 | 70,45 |
Mujeres | 74,73 | 74,93 | 75,13 | 75,34 | 75,53 | 75,70 | 75,84 | 76,23 |
Total | 71,77 | 71,97 | 72,17 | 72,38 | 72,57 | 72,80 | 72,94 | 73,34 |
Saldo migratorio registrado 3/ | 6.965 | (90.670) | (11.752) | 74.099 | (306.574) | (730.107) | – | – |
PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD (CIE-10)
POSICION | 1998 | 2002 (*) |
01 | Enfermedades del Corazón | Enfermedades del Corazón |
02 | Cáncer | Cáncer |
03 | Enfermedades Cerebrovasculares | Enfermedades Cerebrovasculares |
04 | Accidentes de todo tipo. | Accidentes de todo tipo. |
04.1 | Accidentes de vehículos de motor. | Accidentes de vehículos de motor. |
05 | Diabetes | Suicidios y Homicidios |
06 | Afecciones en periodo perinatal. | Diabetes |
07 | Suicidios y Homicidios | Afecciones en periodo perinatal. |
08 | Enfermedades Crónicas de las vías respiratorias inferiores. | Enfermedades Crónicas de las vías respiratorias inferiores. |
09 | Influenza y Neumonía. | Influenza y Neumonía. |
10 | Enfermedades infecciosas intestinales. | Enfermedades del Hígado. |
Fuente: MSDS – Dirección General de Epidemiología y Análisis Estratégico
Dirección de Información Social y Estadísticas
El marcado deterioro socioeconómico de las clases sociales venezolanas, que ha generado una nueva distribución en la estratificación de las capacidades de acceso de la población a los medios de producción y servicios, ya señalada en los cuadros anteriores, refleja sus consecuencias patológicas en el nivel de salud al mantenerse la prevalencia de las enfermedades crónicas, las asociadas al estrés y un significativo incremento de las muertes por suicidios y homicidios, en apenas cinco años.
Por lo que no se puede negar la importancia de la clase social como factor fundamental en el abordaje de la enfermedad. Igualmente podemos señalar que en la mayoría de los países (y entre un país y otro) las desigualdades de las clases sociales en cuanto a capital, ingresos, salud, acceso a servicios básicos y educación son cada vez mayores. Algunos sociólogos intentan explicarlas utilizando otros atributos humanos como género, raza, religión o inteligencia, aunque este debate supone restar importancia a las terminologías o al significado de clase social. Otros autores destacan los grandes cambios que han tenido lugar a medida que la estructura de las sociedades se ha transformado gracias a los avances tecnológicos. Así, por ejemplo, según algunos autores las clases más desfavorecidas han podido mejorar sus condiciones de vida, en términos absolutos, al aumentar la riqueza y organizarse el Estado de bienestar, sin embargo ya hemos demostrado durante la presente investigación que esta aseveración de corte netamente neoliberal, carece de sentido en Latinoamérica y en particular en un país "rico" como Venezuela, que a pesar de poseer uno de los ingresos "per cápita" más altos del mundo, con enormes reservas internacionales y con un presupuesto de gasto público proyectado para el 2004 en cincuenta billones de bolívares (algo así como veintidós mil setecientos millones de dólares americanos, al cambio actual), tiene una población que vive mayoritariamente en situación de pobreza (entre 75 y 80% según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas para 2002), sin acceso o con muy precario acceso a los deficientes, ineficientes y burocráticos servicios elementales de salud y educación pública, considerados sociológicamente como problemas básicos del sistema social que el Estado debe abordar y satisfacer adecuadamente. En este contexto, es posible aseverar que en nuestro país existen desigualdades de salud y educación que han demostrado ser muy resistentes a las políticas sociales de los diferentes gobiernos de turno en la era democrática iniciada en 1958 y que inicialmente actuaron bajo la égida de la utópica Alianza para el Progreso propuesta por los países más desarrollados, en particular Estados Unidos como vía expresa de bienestar para los países en desarrollo, pasando por el neoliberalismo de Fondo Monetario Internacional, hasta llegar al populismo utópico Castro-Chavista actual, toda vez que ninguno ha podido romper el paradigma marxista de que el desarrollo humano está estrechamente relacionado con la posición de los individuos en la clase social a la que pertenecen por nacimiento y lamentablemente esto significa que las diferentes clases sociales tienen un acceso distinto, y normalmente desigual, a privilegios, ventajas y oportunidades (conflicto social).
Otra aspecto que nos llamó poderosamente la atención como equipo de investigación fue observar el incremento de la expectativa de vida del venezolano, en más de un 35%, en apenas 50 años, pasando de una esperanza de vida de 55,19 años en 1950 a 73,53 años en 2001, porque los indicadores demográficos y epidemiológicos indican por el envejecimiento de la población, la severa crisis económica y la incapacidad manifiesta y característica de nuestros gobernantes, el sistema de salud pública venezolano, se enfrentará dentro de poco a una creciente población de ancianos, discapacitados y pacientes terminales, y que su actividad esencial se deberá reorientar hacia problemas de salud que desafortunadamente, hasta el momento no se han enfrentado con la formalidad requerida, y que se han estado resolviendo con tecnología de alto costo y con recursos humanos muy especializados e inaccesibles para las clases sociales más deprimidas, que representan las ¾ partes de nuestra población. Además de la carga que representaran para los servicios asistenciales públicos las enfermedades crónicas y degenerativas y las lesiones de la creciente población geriátrica, el sistema de atención de salud debe prepararse simultáneamente para enfrentar nuevos retos derivados de los problemas ambientales, las fármaco-dependencias y los estilos de vida propios de nuestro tiempo.
Llama también a la reflexión sobre la precaria situación social y económica de nuestro país, demostrativo de una distribución desigual de la enfermedad en determinados estratos sociales, que afecta a las personas de más bajos ingresos, al observar el lapidario indicador de la Tasa de Mortalidad para niños y niñas menores de un año, que se ubicó para el año 2001, en 15,24 por cada mil habitantes, (a la par de Etiopía, Uganda o Haití), cuya distribución se concentra en los estados más deprimidos y con mayor nivel de exclusión social.
Ante la miseria social que nos agobia, nuestros políticos deberían pensar dos veces antes de enarbolan sus banderas para hablar de oportunidades mesiánicas de vida, de justicia, de ética, de democracia o de compromiso con la nación. Mientras existan constantes, que impiden o dificultan que un 75,70% de la población venezolana acceda a una "vida normal", la salud de la nación seguirá siendo una metáfora, pues su población esta enferma.
Es obvio que la salud de la población debe ser para el Estado Venezolano una prioridad gubernamental y social, por lo cual en la actual situación de crisis económica por la que atraviesa el país, se debe brindar especial atención a los grupos vulnerables, para evitar una distribución desigual de la enfermedad en determinados estratos, como podrían ser las personas de más bajos ingresos. No obstante, se requiere la identificación de aquellos elementos sobre los cuales es posible actuar, así como del desarrollo de la innovación y de la creatividad de su personal científico y técnico de los organismos competentes como el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, para cambiar patrones de comportamiento en las personas, los grupos y las comunidades.
Se pudo verificar en el presente trabajo de investigación que algunas diferencias en la salud están determinadas socialmente. Por ejemplo, existe una fuerte relación entre el lugar que ocupan las personas en la estructura de la sociedad y su estado de salud. También se evidencia que las tasas de mortalidad son mayores para quienes tienen las posiciones laborales más bajas o están desempleados.
Desde una perspectiva ética y de justicia, y luego de analizar las cifras de los indicadores demográficos de mortalidad, morbilidad, esperanza de vida, control de enfermedades endémicas, así como, los Indicadores de Desarrollo Humano (IDH – Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo / PNUD) tomados de los cuadros recopilados del XII Censo de Población 2001, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.), podemos concluir que en Venezuela las desigualdades en las clases sociales y las consecuentes patologías son responsabilidad del Estado. Esta afirmación se basa en diversos hechos; de los cuales enunciaremos siete que logramos inferir de dicho análisis: a) Algunas diferencias entre las clases sociales se vinculan con "la carga de enfermedad" y con la mortalidad. b) Las tendencias actuales en la distribución del ingreso sugieren que en el futuro no habrá mejoría en cuanto a morbilidad y mortalidad en las clases pobres. c) Las desigualdades en la salud, secundarias o no a la pobreza, limitan el acceso a una vida productiva. d) Las muertes tempranas por violencia o accidentes son más frecuentes en las clases pobres. e) Algunas enfermedades que producen decesos y taras en la población infantil económicamente desprotegida –diarreas, neumonías, etcétera- serían curables de existir servicios de salud asequibles y de buena calidad. f) La pobreza altera no sólo la longevidad, sino la calidad de vida, situación que repercute en múltiples esferas de la salud. g) La pobreza -y sus enfermedades- afecta cada vez más a los grupos jóvenes.
Por lo tanto, interrumpir los vínculos entre pobreza y enfermedad debería ser una prerrogativa de cualquier gobierno, y una de las obligaciones morales de los servidores públicos debería ser desarrollar una política de salud comunitaria eficaz, eficiente y oportuna. Al hablar de la necesidad de una política de salud comunitaria, debemos enfatizar que buena parte de sus posibilidades de éxito dependen de tengamos un gobierno sano.
Otro hecho que resulta evidente, es que como resultado del crecimiento desmedido de la pobreza en los últimos cinco años (1998 – 2002), la cual paso de acuerdo a los indicadores y proyecciones demográficas oficiales de un 45% a un alarmante 75,70% de la población, generado por un continuado descenso de la Calidad de Vida (acceso a la canasta alimentaria) y a la caída paulatina de los Indicadores de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD, que nos ubican en la actualidad por debajo de los indicadores que exhibíamos en la década de los 80, se está produciendo a nuestros niños y niñas de las clases sociales más desfavorecidas un daño biológico irreversible por desnutrición, malnutrición y enfermedades endémicas o la combinación de ellas, que les impedirá o les limitará el acceso al alcanzar la edad adulta para adquirir las herramientas biopsicosociales necesarias para enfrentar las adversidades de su entorno social y ambiental, y tener una vida productiva, a menos que el gobierno nacional pase del abordaje coyuntural, efectista y ocasional del problema, a encarar formalmente soluciones estructurales y eficientes que involucren al Estado, la Sociedad Civil y el Individuo, lo cual exige además, el desarrollo de la innovación y de la creatividad del personal científico y técnico de los organismos competentes como el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, para cambiar patrones de comportamiento en las personas, los grupos y las comunidades.
Tasa bruta de mortalidad corregida por sexo
Según grupos de edad
1999-2001
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Enfermedades Endémicas De Denuncia Obligatoria
por número de casos, según Entidad Federal. Año 2001
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Nota: La información correspondiente al año 1999 no fue suministrada a tiempo por la fuente.
Fuente: Ministerio de Salud y Desarrollo social (MSDS)
Evolución del Indice de Desarrollo Humano en Venezuela período 1950, 1960, 1970, 1980, 1990 – 2001
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Autores Varios Informe de Seguimiento del Plan de Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre Población y Desarrollo – Secretaría de la CEPAL , XXVI período de sesiones 1996, Lima, Perú . Autores Varios XII Censo General de Población 2001, Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.), Caracas, Venezuela. CARDONA, O, Jorge. El concepto de salud y enfermedad según los diferente modos de producción. DONATI. P.: Manual de Sociología de la Salud. Madrid. Díaz de Santos. FRENK J. La Crisis de la Salud Pública. Reflexiones para el debate. Washington DC: OPS – Publicación Científica 540 1992 MACIONIS, J. y PLUMMER, K.: Sociología. Prentice-Hall. Madrid, 2000. NUNES E. Ciencias Sociales y Salud en América Latina. Tendencias y Perspectivas. Montevideo: OPS, CIESU, 1986. PÉREZ M. Los Paradigmas Médicos: Factores de su conservación y cambio . Bolivia Ateneo Juan C. García 1995. SANMARTIN, Herman. Salud, sociedad y enfermedad. ED. Ciencia. Madrid, 1990 VIRCHOW R. Where are you that we need you? Annuary June 1984.
Facilitador | INTEGRANTES: | C.I |
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RAMOS LISBETH | 6.244.894 | |
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1er SEMESTRE |
Autor:
otsirc666[arroba]hotmail.com
Maracay, 05 de Septiembre 2003