Introducción
En esta publicación hemos resumido 10 temas del libro: HISTORIA, ANTROPOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA DE LA SALUD – Lecturas, del mismo autor y editor, compuesto por 42 temas y publicado en el mes de marzo de año 2014, ISBN: 978-612-00-1523-0, con el auspicio de la Facultad de Medicina, Universidad Nacional de San Agustín – UNSA, Arequipa Perú.
La lógica seguida para su selección y ordenamiento ha sido, en primer lugar, delimitar los campos y algunas metodologías de la Historia, la Antropología y la Sociología; para luego describir algunas áreas conceptuales como son los temas de: la cultura, la religión, la economía, la familia y la urbe, entre otros. Luego se presentan algunos hitos en el desarrollo de la ciencia, la Medicina y la intervención en la salud.
La Sociología estudia las relaciones que se establecen entre los individuos y los grupos, con la finalidad de constituir cierto tipo de colectividad, estructurada en campos definidos de actuación donde se regulan los procesos de pertenencia, adaptación, participación, comportamiento, autoridad, burocracia, conflicto y otros. La sociedad es más que un conjunto de individuos, pues ella produce elementos más complejos y sólo posibles en la sociedad. Esta colectividad permite dar significado y sentido a sus integrantes, como individuos y como personas.
Estas sociedades o los grupos humanos, desde su aparición en la tierra, han enfrentado necesidades y problemas. En este proceso transforman la naturaleza, crean conocimientos, valores, instituciones y bienes materiales que hacen posible su sobrevivencia y desarrollo, a todo lo cual llamamos: cultura. Las raíces de la cultura y dina-mismo se pueden encontrar en la historia social de los grupos, sus relaciones con la naturaleza y con otros grupos sociales. Las concepciones así como la práctica de la salud y la medicina, tienen historia, o sea, nunca han sido iguales en el tiempo ni en las diferentes formas sociales.
Por otro lado, en el campo de la salud, la perspectiva biologista, es dominante en la formación y la intervención sanitarias. Ello se refleja en los planes de estudio, los objetivos de las asignaturas, en la lógica de la enseñanza y en las políticas y gestión en salud. El resultado son ciencias de la salud, predominantemente curativas y enfocadas al individuo, con fuerte tendencia a la microespecialización y a la tecnología avanzada. Este enfoque tiene actualmente una cúspide extraordinaria con los estudios del genoma humano o del ADN, los cuales no sólo pretenden explicar la vida y la salud, sino además, los aspectos sociales y éticos humanos.
El enfoque biologista considera lo social como un factor o variable del proceso salud – enfermedad. La enfermedad sería esencialmente explicada como un hecho: infeccioso, degenerativo, metabólico, inmunológico o genético. Este enfoque ha con-cordado fácilmente con las condiciones morales y políticas mundiales actuales como son la globalización y el neoliberalismo, pues, una mejor salud implicaría fármacos potentes, sofisticados screener, más compras de seguros de salud y atención especializada con tecnología de punta; todo ello en un contexto de mercado.
La perspectiva social es diferente. Explica que las interacciones entre las formas económicas y las relaciones sociales, definen la organización política y jurídica de una sociedad, incluso el componente ideológico y ético. Las relaciones entre seres huma-nos, a través del tiempo, crearon la ciencia, la religión, así como las leyes, la moral y las instituciones. La salud – enfermedad es un producto social.
El análisis social no es la simple referencia al nivel socioeconómico del paciente, al grado de instrucción, al idioma o la ocupación de alguien, generalmente expresa-dos como datos descriptivos. El análisis social aporta enfoques conceptuales y metodológicos para explicar a la salud – enfermedad dentro de la historia, la sociedad y la cultura. Implica proponer una historia, un sentido y un contexto para los hechos de la vida y la salud, integrando el posicionamiento del observador y el sentido de su intervención.
La Historia, la Antropología y la Sociología, son ciencias sociales cuyos enfoques teóricos y metodológicos, tienen la potencialidad de explicar al ser humano, su salud y a las formas de intervención; como un producto social, construido con múltiples variantes en cada tiempo histórico y en cada grupo social.
Sintetizando, la Historia proporciona una explicación del sentido y dinamismo de los procesos sociales que producen las diferentes formas de vida que han tenido y tienen actualmente los grupos sociales. La Antropología ofrece una visión integral de la acción humana en una sociedad y a través del tiempo. La Sociología nos explica las interacciones sociales asociadas a los diversos procesos históricos.
Definir a la salud, como un campo social, además de biológico y fisicoquímico, esperamos que aporte a una mejor práctica y a una formación integral del profesional de salud, como lo reclaman los procesos de acreditación de las diferentes escuelas profesionales.
Aunque generalmente han sido tratadas de manera separada, la Antropología, la Historia y la Sociología de la salud, en la presente compilación hemos reunido algunos elementos teóricos de estas tres ciencias que permitirían la comprensión y explicación de la salud como un proceso social. Pensamos que estas lecturas pueden constituirse en una introducción a estas ciencias y aportar diversos marcos teóricos básicos para personas interesadas en las explicaciones sociales de la salud.
1. EL CONCEPTO DE CULTURA[1]
Distingue los conceptos de naturaleza y cultura. El primero se refiere a lo que existe sin intervención de la voluntad humana, que incluye la herencia genética.
La cultura surge cuando el hombre se propone dominar la naturaleza para satisfacer necesidades materiales y espirituales, dirigido a un futuro que imagina.
Entre naturaleza y cultura debe existir complementación y equilibro: Ecología.
La cultura es una cualidad humana, conjunto de productos materiales y espirituales específicos creados y aprendidos por el hombre dentro de un grupo social, que le da coherencia y sentido a su vida.
Distinguir el concepto científico de cultura del uso común (erudición privilegiada y sofisticada). Todos los pueblos tienen cultura. No existe jerarquía entre culturas.
La cultura incluye la religión, el orden ético, el orden jurídico, el pensamiento, al arte, la lengua, la ciencia, entre muchos otros productos.
La unidad de cultura se llama rasgo, y su conjunto se llama complejo, los cuales no se pueden separar. El foco de una cultura son las características más sobresalientes de la misma.
Los aspectos culturales no observables los estudia la psicología, individual o social.
La identidad social implica diferenciarse de otros. La defensa o búsqueda de la identidad, da lugar a conflictos, que pueden resultar negativos, pero generalmente son el motor de los cambios de conducta social y cultural.
El primer nivel de identidad está formado por meras descripciones y, el segundo por juicios de valor, que son resultado de un análisis.
Es posible tener grados de identidad, que funcionan en diferentes contextos y dimensiones sociales.
Algunos afirman que la identidad sociocultural es esencial y metafísica, que no debe cambia ni interaccionar con otras pues se aliena o traiciona.
El proceso de identificación reconoce continuidad de una conciencia profunda, que es la que nos dice que somos los mismos, a pesar de los cambios. La lengua es un patrón muy importante de identificación.
Cultura autónoma es aquella que tiene la capacidad de ser producida y usada por sí misma. Cultura enajenada es cuando los elementos son propios, pero la decisión sobre lo mismo fue expropiada por otros. Cultura impuesta cuando se trata de elementos culturales ajenos al grupo que entran al mismo por decisión ajena.
El choque es una situación preaculturativa, de esporádicos encuentros físicos que no suscitan en el grupo necesidad de acercamiento. Se llama contacto cuando establecen lazos de dependencia con lo extraño y empieza a reorganizarse la vida social sobre nuevas pautas, que responden a una situación interétnica.
Luego de un estadio de contacto permanente, comienza la integración, que puede ser aculturativo y no expresión de convivencia armónica y voluntaria.
El proceso aculturativo termina en una falsa integración o asimilación, que es la supresión de toda diferencia o reconocimiento de lo auténticamente propio.
Todas las culturas cambian, porque es la respuesta de una sociedad a las condiciones biológicas, ambientales e históricas de su existencia.
Evolución es el proceso de cambio donde cada fase está ligada a la precedente (continuidad). Otros añaden la existencia de una única línea evolutiva humana.
El difusionismo es una escuela antropológica opuesta al evolucionismo, afirma que hay incorporación de lo que otros van descubriendo, lo que reduce la dimensión creativa de una sociedad a unos cuantos aportes.
2. DENTRO Y FUERA DE LA HISTORIA[2]
La historia de los países atrasados es la historia de los esfuerzos que hicieron para ponerse al nivel del mundo desarrollado con diversas estrategias de imitación.
Actualmente hay un nuevo modelo que todo el mundo se apresura en copiar, que implica la democracia parlamentaria y el capitalismo de libre mercado.
La historia es la materia prima de la que se nutren las ideologías nacionalistas, étnicas y fundamentalistas.
El pasado es un factor esencial de las ideologías. Y cuando no hay uno que resulte adecuado, siempre es posible inventarlo.
El pasado legitima. Cuando el presente tiene poco que celebrar, el pasado proporciona un trasfondo más glorioso.
Se debe criticar todo abuso que se haga de la historia con fines político-ideológicos.
El genocidio de los judíos por el nazismo se transformó en un mito legitimador de la existencia del estado de Israel. Pakistán fue fundado en 1947 pero le asignan un pasado de 5,000 años. Los griegos le niegan la existencia a Macedonia, siendo ésta más antigua. El historiador no debe inventar los hechos que estudia.
La historia no es una memoria colectiva. Es lo que la gente aprendió de los curas, los maestros, los autores de libros de historia y programas de televisión.
Los historiadores tienen la responsabilidad de permanecer al margen de las pasiones de la política de la identidad incluso si las comparten.
3. NUEVAS TENDENCIAS EN LA HISTORIA DE LA ENFERMEDAD[3]
La historia de las enfermedades llamadas sociales ha cobrado gran interés pues son fenómenos recurrentes. El gran impacto psicosocial de la pandemia de SIDA ha incentivado a estudiar más las enfermedades del pasado.
Actualmente la historia, además de estudiar la peste, tifus, cólera, viruela, fiebre amarilla y otras epidemias y endemias, se tiene interés por enfermedades mentales, carenciales, degenerativas, laborales, así como veterinarias.
Desde el enfoque del constructivismo social, las enfermedades que etiquetamos como tales, no son entidades "naturales" e idénticas en el espacio y el tiempo, donde sus cambios están ligados a la biología del germen causal, en el caso de las infecciosas.
Las enfermedades serían constructos en contextos sociales concretos. La enfermedad como objetivo clínico sólo existe y es comprensible dentro de un marco histórico-cultural concreto.
Se discute si una enfermedad (objeto) puede existir independientemente del concepto que se tiene de ella (representación).
Para estudiar una enfermedad habría que reconstruirla dentro del contexto histórico-cultural concreto donde apareció. ¿Qué agentes sociales intervienen en la constitución de una enfermedad?
Los opuestos a este enfoque dicen que la enfermedad tiene una existencia probada con evidencias y el éxito de la intervención (cientificismo).
¿Es válido estudiar la historia de la enfermedad previa al laboratorio, desde el enfoque que la medicina de laboratorio nos suministra de ella? ¿Tiene sentido aplicar al conocimiento de la medicina del pasado, el modelo médico actual? ¿Podemos identificar la Peste Negra de 1348 con la enfermedad actualmente conocida como peste?
La identidad de una enfermedad del pasado y del presente no sólo es una cuestión médico-técnica, sino de carácter historiográfico y filosófico.
Actualmente la existencia de un agente causal específico es determinante en el diagnóstico, y a él se subordinan los signos y síntomas, formas clínicas y epidemiología. Usar este modelo para estudiar las enfermedades del pasado se llama presentismo.
Se discute la pertinencia y posibilidad de realizar "nuevos" diagnósticos de casos de la antigüedad con los criterios de la medicina actual.
Antes del laboratorio los médicos identificaban la peste por sus síntomas y evolución y tenían una concepción de la causalidad radicalmente diferente de la actual.
4. NATURALEZA DE LA MEDICINA[4]
La medicina es el arte y la ciencia que cuida la salud del ser humano.
Es arte porque debe efectuar acciones para cumplir sus fines, es ciencia porque se necesita conocimientos para ejercerla. La parte artesanal es la exploración clínica, los exámenes complementarios, el hablar con el paciente, y la parte científica o teórica, es la aprendida en los libros, el computador y al pie de los maestros.
La medicina cuida de la salud; cuidar significa ayudar a conservar la salud.
El único objetivo de la medicina es aliviar el sufrimiento. El médico pocas veces cura, algunas alivia, pero siempre debe consolar.
La medicina necesita de un equipo de salud y del concurso de toda la sociedad.
El objetivo de la medicina no es prolongar la vida. Si el promedio de vida ha aumentado en los últimos tiempos no es sólo obra de la medicina.
El objetivo de la medicina no es evitar la muerte.
Un médico humano explica al paciente su enfermedad.
La medicina no es sólo hacer diagnósticos, atender al moribundo y después de la muerte consolar a la familia son tareas que hace un médico humano.
Las acciones que el médico debe desarrollar en su práctica profesional son de tres clases: acciones pedagógicas, preventivas, curativas y reparadoras.
La enseñanza principal hipócratica era: "Primum non nocere", primero no hacer daño.
La prevención es más efectiva, ahorra sufrimiento y costos. Pero la formación del personal de salud está más orientada hacia las acciones curativas que preventivas.
La iatrogenia es la acción adversa o perjudicial que resulta directa o indirectamente de la actividad, tanto terapéutica como diagnóstica del equipo de salud.
El médico debe conocer los peligros que pueden producir las acciones del paciente.
5. LA MEDICINA EN DIFERENTES CULTURAS[5]
Cada forma de Medicina se corresponde con un contexto histórico, social y cultural.
Primitivamente el origen de la enfermedad se atribuía al castigo divino por un pecado cometido, al desafío y prueba al hombre o al azar. Se trataba con conjuros, danzas, ritos mágicos, talismanes o, buscaban hacer inhabitable el cuerpo al demonio con apaleamientos, torturas, hambre, vómitos y otros.
También había la terapia directa de la enfermedad con limpieza, emplastos y suturas de heridas, reponían dislocaciones y fracturas con tablillas.
En general las formas de Medicina antiguas tenían las siguientes características básicas:
a. Explicación y práctica mágico-religiosa.
b. Poseen una concepción del hombre, del mundo y de la vida.
c. La salud, el bienestar y la inteligencia, eran un equilibrio entre el hombre y la naturaleza, el universo, la alimentación, la moral, el pensamiento, las energías.
d. Además se basaban en la experiencia y la observación del paciente.
e. El sanador se formaba en escuelas, trabajando con maestros o por elección divina.
f. Usaban los efectos de algunas partes de las plantas, animales y minerales.
En la edad media hubo estancamiento de las ciencias. La medicina occidental clásica se debilitó y hubo resurgimiento de prácticas mágicas.
Los árabes aprendieron, conservaron y ampliaron la medicina griega (hipocrática).
El Renacimiento (XVI) recuperó el arte, el conocimiento y el humanismo antiguos. Suponía que la vida no estaba predeterminada por Dios. El hombre podía prolongar la existencia y dar salud, evitando excesos de calor, de frío, de fatiga, de actividad sexual, de alimentos; aunque siempre persistieron ideas mágicas (astrología).
6. EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA[6]
La lectura inicia describiendo (en edad media) cómo los médicos suponían " desollarse a la vez el uréter del lado derecho y salir entero por la misma vía los intestinos se despojaron de su túnica interna, la que vimos salir por el recto ".
Casi un siglo después describen "meningitis crónica" así: "su superficie externa aplicada a la aracnoides de la duramáter se adhiere a esta lámina, ora de un modo muy flojo, y entonces se las separa fácilmente, algunas veces es muy difícil desprenderlas las falsas membranas son a menudo transparentes, sobre todo cuando son muy delgadas…" En esta segunda descripción las figuras fantásticas se han disipado.
La medicina tiene ahora un nuevo "objeto" y una mirada positiva u objetiva.
El vínculo fantástico del saber y del sufrimiento, se ha asegurado por una vía más compleja que la simple imaginación: la presencia material de la enfermedad en el cuerpo.
La medicina moderna nace a fines del siglo XVIII cuando reflexiona sobre sí, identifica el origen de su positividad más allá de toda teoría, a la eficacia de lo percibido, de lo visible, no abandona sus quimeras, sino que reorganiza este espacio.
Los primeros clínicos describieron lo que durante siglos había permanecido debajo del umbral visible y de lo enunciable. No es que se pusieran a percibir después de haber especulado, o a escuchar a la razón más que a la imaginación. La relación de lo visible con lo invisible ha cambiado de estructura y aparece bajo la mirada y en el lenguaje lo que estaba más allá de su dominio. Entre las palabras y las cosas, hay una nueva alianza.
El ojo se convierte en el depositario y fuente de la claridad. La mirada no es ya reductora, sino fundadora del individuo en su calidad irreductible, por eso se hace posible organizar alrededor de él un lenguaje racional, un discurso científico. Lo observamos de la misma manera que observamos los astros o un experimento de laboratorio.
La clínica tiene un nuevo perfil de lo perceptible y enunciable, nueva distribución de los elementos del espacio corporal (Ej. función y órgano), reorganización de elementos que constituyen el fenómeno patológico.
Esta nueva estructura se puede percibir en el cambio ínfimo y decisivo que ha sustituido la pregunta: "¿tiene usted?" (s. XVIII), por: "¿dónde le duele a usted?" actualmente.
7. LA TRANSFORMACIÓN DE LA PESTE[7]
La identificación de enfermedades infecciosas mediante el laboratorio confiere a estas enfermedades identidades diferentes de las dadas por otros procedimientos.
El laboratorio otorga a las enfermedades infecciosas identidades en las que el agente causal es la parte esencial y fundamental.
Debido a esta transformación de la identidad de las enfermedades infecciosas por el laboratorio, no es posible comparar la peste pre-laboratorio con la peste moderna.
Desde el advenimiento de la medicina de laboratorio las enfermedades infecciosas son necesaria y exclusivamente definidas por el laboratorio. Asume que cada enfermedad tiene una única causa material, identificable en el laboratorio. El pasado de la medicina ha sido reescrito de acuerdo al modelo de enfermedad acuñado por el laboratorio.
La historia de la medicina convencional asume una continuidad simple en la identidad de las enfermedades, por lo que tiende a hacer invisibles las cuestiones que realmente implica hablar sobre la identidad de una enfermedad.
¿Qué constituye la identidad de una enfermedad? parece no ser una "clase natural", sería una construcción mental integrada por vivencias, fenómenos visibles y la evolución.
Algunas enfermedades del pasado -vividas, sufridas, tratadas y curadas- dejaron de ser consideradas como enfermedades, por Ej. la clorosis, que miles de mujeres jóvenes sufrieron (s. XIX), pero que resulta imposible padecerla hoy, no porque haya sido eliminada, sino porque la gente ha dejado de identificarla como una enfermedad.
El concepto de causa es diferente. Antes del laboratorio había una jerarquía de causas (predisponentes, externas, antecedentes e inmediatas), desarrolló una epidemiología sin recurrir a la etiología, asumía que las enfermedades podían transformarse en otras durante su curso y que la "materia morbífica" podía moverse dentro del cuerpo.
La moderna epidemiología, por el contrario, cuando investiga las epidemias, depende de modo crucial de la identificación de la "causa" para explicar la difusión de la epidemia.
La demostración del laboratorio se asumía como desvelamiento de lo que durante mucho tiempo se sabía estaba allí, pero hasta entonces había escapado a la luz de la ciencia.
La nueva identidad fue una construcción puesto que dependió de un modo nuevo de pensar y ver: el modo del laboratorio.
Hubo una larga batalla entre los bacteriólogos y los higienistas, finalmente ganaron los bacteriólogos (1930). Actualmente todos nosotros somos bacteriólogos.
8. LA EXPANSIÓN DEL MERCADO, CONTROL DE LA PROFESIÓN[8]
Durante el s. XIX pocos consideraron útil seguir una prolongada educación profesional médica. En el ejercicio de la Medicina debieron competir con charlatanes y legos.
El mercado de servicios médicos era limitado por condiciones económicas preindustriales.
La atención de enfermos se hacía dentro de la familia y la comunidad. Era mal visto cobrar. El estado ayudaba a indigentes y regulaba la industria farmacéutica.
Cuando los enfermos empezaron a recurrir a los médicos, a pagar la atención hospitalaria y a comprar medicinas de patente, la atención médica entró al mercado. El mercado se fortaleció cuando el Estado y el hogar limitaron su rol en la atención de los enfermos.
El número de médicos no estaba controlado, se ofrecían estudios sencillos y títulos expeditos, el costo y duración de la educación médica eran bajos.
El crecimiento de las ciudades, el advenimiento de medios modernos de transporte y la construcción de caminos asfaltados alteraron radicalmente la estructura de los precios.
Los médicos al asentarse en las grandes ciudades, establecían contactos entre colegas.
El teléfono abarató la comunicación. El automóvil redujo el tiempo de los viajes.
Los pacientes se concentraron en los hospitales. A principios del s. XIX había poca demanda hospitalaria, se los miraba con terror.
La separación del trabajo y el hogar dificultó la atención del enfermo en el hogar. Menos familias ocupan casas solas, el pequeño departamento no podía acomodar al enfermo.
Conforme crecía el mercado médico, aumentaban las oportunidades e incentivos para especializarse. La especialización daba un alivio parcial de la competencia.
La distancia social entre el médico y los pacientes aumentó, en tanto que la distancia entre colegas disminuyó conforme la profesión se hacía más cohesiva y uniforme.
Antes del s. XX el título de médico no daba una posición de clase clara, había enormes desigualdades entre los médicos. Necesitaban tener apariencia de respetabilidad social.
Los médicos se beneficiarían sólo si podían controlar la entrada de nuevos practicantes.
La élite médica luchó por exámenes formales, normas fijas, elevar y uniformar los requisitos para obtener los títulos. Los médicos "irregulares" se quejaron de tratar de monopolizar la práctica médica y de querer expulsarlos del campo.
La reforma de la educación médica empezó hacia 1870, conducida por las universidades de Harvard y Johns Hopkins.
Las universidades estaban atrasadas, mal pagados los profesores, no podían hacer investigación en campos originales. La economía industrial empezó a producir excedentes y a financiar las universidades las cuales debían servir a la economía en expansión.
Siguiendo a Alemania, en EE UU se amplió el periodo de estudios, se agregó prácticas de laboratorio en fisiología, química y anatomía patológica.
Johns Hopkins concibió la educación médica basada en las ciencias básicas, la práctica hospitalaria y la investigación científica. El profesorado se compuso de investigadores. A los estudiantes se les escogió con gran cuidado. Manejó un hospital junto a la escuela.
Hopkins promovió la medicina unida a una cultura amplia, hacer investigación e instrucción en la historia y tradiciones profesionales. La escuela irradiaba cultura y ciencia.
Ser profesor de clínica se volvió deseable por la posibilidad de aumentar las consultas privadas, pero la dedicación a la docencia era deficiente.
En 1904 la ama (Asociación Médica Estadounidense) clasificó las escuelas de medicina por el rendimiento de sus graduados en exámenes para obtener licencias, luego evaluó los planes de estudios, instalaciones, profesorado y requisitos de admisión. En 1906 de 160 escuelas aprobó a 82.
La Fundación Carnegie para el Avance de la Enseñanza auspició una investigación y escogió al educador Abraham Flexner, quien elaboró un informe.
Flexner visitó las escuelas de medicina del país. Fue severo en sus juicios. Concluyó que las escuelas de primera clase debían ser reforzadas con el modelo de Johns Hopkins, unas pocas situadas a la mitad debían elevar el nivel, las restantes debían cerrarse.
Los requisitos se hicieron más estrictos para otorgar títulos. Los médicos jóvenes difícilmente podían esperar ganarse la vida en su profesión antes de los 30 años.
Las exigencias de laboratorios modernos, bibliotecas e instalaciones clínicas eran difíciles de pagar y algunas escuelas comerciales tuvieron que cerrar. En 1915 el número de escuelas cayó de 131 a 95. El ama acabó siendo una autoridad acreditadora nacional.
La uniformidad del plan de estudios médico ahogaba el trabajo creativo, pero desalentaba las divisiones sectarias. La profesión creció en uniformidad social y cohesión.
Los altos costos de la educación y los requisitos más estrictos limitaron el ingreso de estudiantes pobres. Aumentó la escasez de médicos en regiones pobres y rurales.
Hubo hostilidad al ingreso de las mujeres, judíos y negros a la profesión.
9. ORIGEN DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL DE MEDICAMENTOS[9]
La manufactura de medicamentos se inicia (s. XVII, Alemania), con el establecimiento de Friedrich Jacob Merck, que elaboraba medicamentos a partir de sustancias naturales.
En el s. XIX, a consecuencia de la revolución industrial se incrementó drásticamente la demanda y se establecen nuevas empresas farmacéuticas.
Hubo demanda creciente por capas sociales de elevados ingresos, la extensión del trabajo asalariado y la modernización de la atención médica.
La producción tuvo carácter de manufactura y natural (infusiones, jarabes, elixires, pomadas, extractos de órganos animales) y la industria química fabricaba sustancias destinadas a la medicina y los hospitales (éter, cloroformo, alcohol, desinfectantes y otros).
En 1900 se logran medicamentos sintéticos y se producen industrialmente vacunas.
La industria farmacéutica moderna nace en Alemania y Suiza, en el proceso de concentración industrial y de fusión con el capital financiero. Se establecen monopolios.
En la posguerra se da una fuerte competencia intermonopólica. Las grandes empresas se expanden internacionalmente, especialmente en los países con menor desarrollo.
Cuando hubo infraestructura, política económica y demanda, los laboratorios abrieron sucursales, pero el control de la producción y comercio se mantuvo en EE UU y Europa.
Crece la industria farmacéutica en América Latina por el incremento de la demanda por la asalarización, la extensión sanitaria por la iglesia, la beneficencia y el gobierno y la política de estímulo a la producción industrial nacional en sustitución de las importaciones.
Había países que importan fármacos terminados, otros inician el fraccionamiento y envase de productos importados a granel, otros además inician la producción de drogas simples (Perú), otros producen medicamentos e insumos intermedios con materia prima local (Chile, Cuba, Venezuela) y otros hacen investigación para su fabricación.
En los 70 en América Latina hubo moderado crecimiento económico y auge del populismo. En Perú el Programa de Medicamentos Básicos abarató el precio de medicamentos genéricos, se restringe el uso de la marca comercial y centraliza la distribución.
Después de los 70 aumentan las presiones para descontinuar los programas populistas, hay creciente desempleo, la brecha fiscal, la deuda externa, la apertura de fronteras para la importación de medicamentos produjo la reducción del uso de medicamentos.
El liberalismo limita la racionalización del consumo y encarece los medicamentos.
10. LA CIENCIA EN EL PERÚ ANTES DE 1890[10]
Las antiguas culturas peruanas fueron mágicas y empiristas, pero descubrieron tecnologías extraordinarias (quipus, trepanación de cráneos, aleaciones de cobre).
El proceso nacional fue gravemente afectado con la conquista. La tecnología andina empezó a ser juzgada y descartada según los stándares de la "ciencia occidental".
Desde el inicio de la colonia los intelectuales peruanos participaron en la reflexión sobre el mundo natural y no estuvieron aislados de la ciencia europea.
Hubo surtidas bibliotecas, investigadores del mundo natural, en 1551 se crea la Universidad de San Marcos. La explotación minera incentivó interés para el estudio.
Se reprodujo en pequeña escala las instituciones hispánicas: la Universidad de San Marcos, el Tribunal de Protomedicato que reguló la medicina y la oficina del Cosmógrafo.
Las instituciones culturales tuvieron objetivos políticos: controlar los territorios conquistados, catequizar y subyugar a la población indígena.
Muchas ideas científicas llegaron al país cuando en Europa habían pasado de moda o fueron filtradas por las autoridades coloniales.
En la colonia con fuerte tradición escolástica se enfatizó la importancia de la Iglesia Católica como suprema autoridad en asuntos intelectuales.
Con el Renacimiento se difundieron clásicos greco-latinos, se hicieron observaciones clínicas y disecciones anatómicas. En el s. XVI España ingresa a la Contrarreforma.
Luego del proceso a Galileo (1633), la Iglesia Católica y la corona española se opusieron a la libre interpretación de los textos sagrados y reforzaron la autoridad de la teología.
En 1790 se organiza la primera sociedad científica de renombre internacional, la Sociedad de Amantes del País, el Mercurio Peruano defendió las cualidades del americano.
El científico más importante del s. XVIII fue Hipólito Unanue, publicó Observaciones sobre el Clima de Lima (1806), convenció al virrey Abascal y crea el Anfiteatro Anatómico.
En 1821 el país iniciaba la vida republicana sin una clase dirigente, el déficit de capital humano afectó las actividades del Estado.
El Perú del s. XIX atravesaba guerras civiles y crisis económica que desanima el desarrollo cultural. San Marcos entró en profunda crisis y se crearon Colegios Mayores.
No existió una élite capaz de reformular las funciones de la educación superior profesional. Una carrera militar era más prometedora para el ascenso social.
La explotación del guano permitió la emergencia de una élite civil que logró cierta estabilidad política. La universidad se reorganiza, empezando por medicina y luego derecho.
La creación de una Facultad de Ciencias en el Perú ocurrió en 1866, se compraron instrumentos para mediciones astronómicas que estableció un observatorio en San Marcos. Cuando los chilenos invadieron Lima dicho material fue parte del botín.
El científico más importante (s. XIX) fue Antonio Raimondi, inmigrante italiano que recorrió casi todo el país y estudió la botánica, mineralogía, geología y geografía.
Sus estudios tuvieron como objetivo proporcionar información sobre el mundo natural que pudiera utilizarse en la explotación de recursos naturales.
ALEJANDRO VELA QUICO
Médico cirujano, licenciado en Antropología, doctor en Medicina, magíster en Salud Pública, magíster en Filosofía, profesor principal de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Agustín UNSA y profesor de postgrado de la Universidad Católica Santa María UCSM, Arequipa Perú.
Arequipa, Perú, abril 2014
Autor:
Alejandro Vela Quico
[1] IBLIOGRAF?A Adolfo Colombres, ?Manual del Promotor Cultural?, Editorial Humanitas, 2da Edici?n. BB. AA., 1992.
[2] Eric Hobsbawm, ?Sobre la Historia?, Cr?tica Grijalbo Mandadori, Barcelona, 1998.
[3] ?Historia de la Salud P?blica?, Lecturas seleccionadas, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Centro de Salud P?blica, Maestr?a en Salud P?blica. Lima, 1994.
[4] V?lez Correa, Luis Alfonso, ??tica M?dica, interrogantes acerca de la Medicina, la Vida y la Muerte?. Corporaci?n para Investigaciones Biol?gicas, Colombia. 1996.
[5] Alejandro Vela Quico
[6] Michel Foucault, ?El Nacimiento de la Cl?nica, una arqueolog?a de la mirada m?dica?, Siglo XXI, M?xico 2001.
[7] Traducci?n castellana de Jon Arrizabalaga. Este art?culo ha sido originalmente publicado en ingl?s, ?Transforming plague: The laboratory and the identity of infections disease?, formando parte del libro editado por A. Cunningham y P. Williams, The Laboratory Revolution in Medicine, Cambridge, Cambridge Univ. Press, 1992.
[8] ?La Transformaci?n Social de la Medicina en los Estados Unidos de Am?rica?, Fondo de Cultura Econ?mica, 1ra. Edici?n, M?xico, 1991.
[9] ?Econom?a Pol?tica del Sistema de Salud?, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, DES-CO, Lima 1988.
[10] CUETO Marcos, ?Excelencia Cient?fica en la Periferia. Actividades Cient?ficas e Investigaci?n Biom?dica en el Per? 1890 ? 1950?, GRADE CONCYTEC.1ra. Edici?n. Lima 1989.