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Religiones y sectas en Puerto Rico (página 3)

Enviado por margarita Lozano


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Los Años Setenta y Ochenta

Luego de sus primeros años como superintendente el hermano Carrión logró con la eficaz ayuda de lo Alto que la obra del Señor se consolidara mediante la comunión y fraternidad entre pastores y ministros del Distrito, contando con el incesante y sacrificado apoyo de hombres y mujeres de Dios que se dieron íntegros a la causa del evangelio. tales como José Caraballo, Bernabé Medina, Marcelo Gamboa, Andrés Rosa, Rubén Nieves, Simón Castillo, Pedro Rosario, Abraham Marsach, Alex y Camelia Mercado, José Martínez, Armando Hernández, Pablo Figueroa, María Gastón, Joel García, entre otros muchos que la limitada memoria humana no permite precisar.

Una institución que tomó cuerpo y mucho prestigio ante la opinión pública fue la Asociación del Niño Cristiano patrocinada por las Asambleas de Dios desde su fundación en 1958 y que a pesar de las dificultades propias de una empresa tan complicada y para este tiempo multidenominacional, siempre ocupó un lugar preferencial el célebre Desfile del Niño Cristiano, que se realiza a mediados del mes de junio, promoviendo algo así como una actitud positiva entre los altos niveles socio-políticos de la ciudad de Nueva York en favor de los niños principalmente hispanos.

La hermana Áurea Martínez Vilar fundadora y directora de estos eventos fue reconocida y elogiada muchas veces por las autoridades del gobierno, como Robert Wagner alcalde de la ciudad de Nueva York, que públicamente le otorgó una de las más altas distinciones por el trabajo desarrollado en pró de la niñez, haciendo que miles de niños adecuadamente vestidos con bandas de música y carros alegóricos, marcharan por céntricas calles y avenidas de la ciudad proclamando con paso marcial y gracioso el eterno mensaje del amor de Dios. Cada año la policía cierra un amplio sector de la ciudad para dar facilidades a decenas de miles de espectadores que cubren hasta casi diez cuadras en la trayectoria del desfile. Esta forma de desfile ha sido posteriormente promovida en otras ciudades y estados del país así como en Puerto Rico. Actualmente la hermana Áurea Martínez Vilar trabaja como directora del Centro de Ayuda Social que promueve programas de ayuda a la familias y necesitados en distintas ciudades y pueblos en Puerto Rico, contando con el respaldo de las Asambleas de Dios en la isla comienzos de la década del ochenta ya se habían creado otras Secciones en el estado de Nueva York como la de up State o la de Long Island cuyo presbítero es Fernando Gómez. Se creó asimismo la Sección de Columbia encargada del trabajo entre los muchos hispanos del área metropolitana de Washington DC. Y los estados de Maryland y las Virginias, en donde José Arce viene realizando un esforzado trabajo en el liderazgo de la Sección por los últimos veinte años.

En la región de Nueva Inglaterra como se ha visto anteriormente destacó la figura de Ramón Figueroa. Asimismo Abraham Marsach que fundó más de ocho congregaciones en base a la iglesia "Estrella de Jacob" de New Haven, Connecticut, de la cual es actualmente pastor. En el estado de Pennsylvania destacó el trabajo de Felipe Lugo, mientras que en la Sección de Ohio destaca el trabajo de Pedro Juan González y Cruz Collazo.

Nuevas iglesias se abrieron en la ciudad de Nueva York en base al trabajo de las congregaciones que habían dado su cuota para las misiones locales en los primeros años del Distrito. En el Bronx, la Iglesia Cristiana Juan 3.16, la Iglesia Tesalónica y la Iglesia Pentecostal El Calvario, trabajaron muy fuerte en la apertura de otras muchas congregaciones, a la vez que desarrollaron una activa labor dentro de la comunidad como testimonio cristiano de ayuda al necesitado. En Brooklyn cuna del movimiento, la obra se extendió por casi todos los distritos que conforman este condado y en Manhattan también se podían ver iglesias hispanas de las Asambleas de Dios en el sur, centro y norte, así como al este y oeste de la famosa isla, como el caso de la Iglesia Cristiana del Valle que se hizo célebre por su banda de músicos y por el espíritu misionero de sus miembros como el caso de Colín Bastides que desde 1936 trabajó incansablemente y que al presente continúa aún dando clases bíblicas a las nuevas generaciones de la iglesia. Todas las Secciones en general desarrollaron un importante trabajo.

Además de la mayoría de puertorriqueños existentes en la ciudad de Nueva York, la comunidad dominicana también ha sido ampliamente alcanzada por la obra del Distrito, existiendo iglesias con un alto porcentaje de miembros originarios de la tierra quisqueyana a lo largo del alto Broadway, como "El Encuentro con Dios" que dirige Henry Mercado y "Monte Calvario" a cargo del conocido Porfirio Reyes, que se localizan entre las calles 130 y 159, respectivamente. En el popular sector dominicano de Washington Hights está una de las iglesias más antiguas de Nueva York a cargo del pastor Carlos Reyes.

Varios de los pastores y ministros tuvieron que trasladarse de un lugar a otro dentro del mapa distrital por requerirlo así la obra, como es el caso de Francisco "Paquito" Feliciano quien fue pastor de la Iglesia Estrella de Jacob en New Haven, Connecticut y luego en la Iglesia Pentecostal Monte Calvario en Nueva York, para dedicarse después al trabajo misionero en Colombia, Haití y República Dominicana. Asimismo, el caso de César Román que luego de más de veinte años de efectivo trabajo en Puerto Rico llegó en 1978 al noreste, primero como maestro y conferencista con residencia en la ciudad de Paterson, Nueva Jersey y a partir del año siguiente como pastor en Pennsylvania, siendo actualmente presbítero de la Sección de Pennsylvania y el sur de Nueva Jersey que coordina el trabajo de veintidós congregaciones y cinco nuevas obras, además de tres institutos bíblicos y una extensión de la Escuela de Teología del Distrito.

En el campo de la educación el Distrito ha hecho un importante trabajo a través del tiempo, al abrirse un sin número de institutos bíblicos cuidando de presentar un programa curricular básicamente biblio.-céntrico. Por muchos años coordinó el programa educativo la pedagoga Camelia Mercado realizando un gran trabajo ya que cuando asumió su función había dos institutos y al retirarse después de más de treinta años dejó un inventario de veintiocho centros de estudio bíblico en varias ciudades del territorio distrital.

Desde 1982 Luis Robles asumió la dirección del departamento de Educación realizando un interesante trabajo dentro del sistema junto con su esposa Carol que llegó a ser decana del Seminario Teológico Hispano del Este.

En 1986 se conmemoró el cincuentenario de la fundación del Instituto Bíblico de las Asambleas de Dios que está reconocido como uno de los más antiguos y prestigiosos del noreste del país. Entre otras cosas se estableció el programa de internado en la Escuela de Teología que funcionó en el campo Mahanaim hasta fines del año académico 1992-93.

El trabajo misionero siempre ha sido una constante preocupación en el Distrito, para lo cual las iglesias contribuyeron con sus ofrendas especiales para llevar adelante la gran comisión del Señor de la obra. Abraham Marsach y Eliezer García tuvieron la responsabilidad de dirigir el trabajo de las misiones. Prácticamente en todos los países de Latinoamérica se ha apoyado vigorosamente el establecimiento de obras nuevas que luego han sido entregadas a la respectiva organización nacional de las Asambleas de Dios.

Una mención especial constituye el trabajo de parte del Distrito que se hace en España, especialmente en las islas Canarias en donde por quince años estuvieron los esposos Luis y María Del Río, así como en Sevilla y Córdoba donde el trabajo de Mario Fumero ha dejado profundas huellas de la presencia misionera del Distrito Hispano del Este en la Madre Patria.

No se puede dejar de mencionar a una mujer muy querida en el campo misionero de Latinoamérica: Omega Vega, que por casi veinte años trabajo en el Perú como misionera del Distrito Hispano del Este, habiendo establecido muchas obras que en su momento fueron afiliadas a las Asambleas de Dios del país.

Las Asambleas de Dios en el Mundo y América Latina

Desde el establecimiento de las Asambleas de Dios el año 1914, un efecto matemático espiritual ha hecho posible que hoy en día esta organización sea líder indiscutible del movimiento pentecostal del mundo, llamada a proclamar un evangelio de amor, justicia y paz, en tiempos tan difíciles como el actual, en que la unidad del Cuerpo de Cristo está siendo puesta a prueba.

La sede internacional de las Asambleas de Dios ocupa una importante área de la ciudad de Springfield del estado de Missouri. Springfield tiene una población superior a los ciento cuarenta mil habitantes, existiendo más de cuarenta iglesias e instituciones de este movimiento prácticamente en toda la ciudad.

El presbiterio ejecutivo de las Asambleas de Dios está conformado por Thomas E. Trask, superintendente general; Charles T. Crabtree, asistente al superintendente general; George O. Wood, secretario general, James K. Bridges, tesorero general; Loren Triplett, director ejecutivo de misiones foráneas; Charles Hackett, director ejecutivo de misiones domésticas, además por David W. Argue, Almon M. Bartholomew, Robert L. Brandt, Glen D. Cole, Ronald F. McManus, Armon Newburn, Robert Schmidgall y Philip Wannenmacher.

Latinoamérica fue una de las regiones más privilegiadas del mundo al recibir en hora temprana a pioneros del movimiento pentecostal que establecieron obras nacionales en todos los países del continente, ocupando el primer lugar de crecimiento evangélico en una región tradicionalmente católica. Las Asambleas de Dios en Latinoamérica cuentan en la actualidad con una fuerza ministerial de ciento quince mil obreros, así como ciento diez mil iglesias y lugares de reunión en donde se congregan cerca de diecisiete millones de creyentes para alabar a Dios y aprender de Jesucristo.

En el panorama mundial, la organización en la región euro Asia tiene como doce mil iglesias y lugares de reunión con una congregación que supera los dos millones de fieles; en tanto que en la región asia pacífico hay cerca de siete mil iglesias y lugares de reunión que puede congregar como dos millones de fieles y, en África, el crecimiento reporta catorce mil iglesias y puntos de reunión con una fuerza congregación al de tres millones de hermanos en la fe de Cristo.

Entre septiembre y octubre de 1994 se llevó a cabo en Seúl capital de Corea del Sur, el Primer Congreso Mundial de las Asambleas de Dios, que fue una monumental fiesta de unidad y celebración pentecostal, contándose con representaciones de ciento treinta y cuatro países que colmaron los veinticinco mil asientos de la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, del pastor David Yonggi Cho, lugar en donde se efectuaron las sesiones. Las reuniones masivas se llevaron a cabo en la plaza principal de Seul, con la participación de un coro de dos mil quinientas voces que interpretó el Aleluya de Handel haciendo vibrar a más del millón de fieles que se dieron cita en la capital de Corea del Sur. El poder del Espíritu Santo se derramó entre miles de hombres y mujeres que fueron envueltos con la evidencia física de hablar en lenguas conforme a la promesa de Dios.

En una parte de su alocución central el superintendente general Thomas E. Trask, manifestó que esta cita mundial era tan histórica como el glorioso encuentro que tuvieron los trescientos hombres y mujeres en Hot Springs en 1914. Hoy después de ochenta años el fuego pentecostal eleva de trescientos, a treinta millones de creyentes envueltos en la obra de las Asambleas de Dios en el mundo entero. Por su parte, el pastor David Yonggi Cho en uno de los sermones de gran fuerza del Espíritu dijo que el reto actual es que "podemos cambiar nuestro mundo" siempre y cuando se cumpla con la receta bíblica de proclamar el evangelio con el poder de Dios.

En el panorama nacional, los hispanos en los Estados Unidos ocupan el primer lugar de crecimiento entre los diferentes grupos étnicos, estimándose que actualmente hay más de veintisiete millones de ciudadanos y residentes legales, sin contar los que se encuentran sin regularizar aún su situación que superan los tres millones.

Por raíces históricas la gran mayoría de quienes hablan la lengua de Cervantes han heredado al catolicismo cargado de retoques y tradiciones folklóricas muy fuertes, al punto que aún al llegar a los Estados Unidos se resisten a primera vista a convertirse al evangelio, porque para ellos se asocia la religión católica como parte de su identidad hispana. Según informe de la revista Christianity Today en su edición de febrero de 1995, de los veintisiete millones de hispanos legalmente establecidos en el país, solamente 6.2 millones son protestantes que pertenecen a 7,315 congregaciones, de los cuales el 36% son pentecostales. En otras palabras hay un gran reto por alcanzar, ya que de cada cinco hispanos, cuatro aún no conocen el mensaje del evangelio que conduce a Dios.

La comunidad hispana en los Estados Unidos está jugando un rol importante y decisivo en los asuntos internos del país y políticamente hablando, en muchos casos han sido los hispanos quienes decidieron la suerte en las elecciones, como ocurrió en el proceso electoral de 1994.

El país que forjó su grandeza y desarrollo gracias al concurso de millones de inmigrantes que llegaron a sus costas desde el comienzo de la historia de los Estados Unidos, actualmente sin embargo, el asunto de la inmigración en general ocupa un permanente titular en el acontecer diario de las noticias, y muchas veces se le asocia injustamente al alto costo del presupuesto público, dando la sensación como si el problema lo causaran los latinos o hispanos que llegan al país. Es conocida la voluntad que hay en algunos estados por cancelar o suspender en el mejor de los casos los beneficios a los inmigrantes, como la ley conocida como la proposición 187 en el estado de California que retira los servicios públicos de salud y educación para los hijos de inmigrantes irregulares, creando un clima de marcada preocupación no sólo en el suroeste sino en todo el país, más aún con el cambio político producido recientemente en el Congreso de los Estados Unidos.

Sin embargo la realidad es otra. El diario The New York Times en su edición del 3 de enero de 1995 publicó un amplio informe sobre la inmigración ilegal. Según el documento, el estimado de 1994 señala que ingresaron casi cuatro millones de personas dispuestas a quedarse ilegalmente en el país, de los cuales el 52% lo hicieron por los aeropuertos con visas de visitantes. En el caso específico de los estados de Nueva York y Nueva Jersey, la inmigración ilegal fue del orden de los 670 mil, de los cuales como el 80% lo hicieron por los aeropuertos J. F. Kennedy y Newark, ocupando Italia y Polonia los dos primeros lugares con 80 mil personas procedentes de esas tierras.

Estos hechos y otras razones de estrategia propiamente evangélica motivaron la convocatoria de varios cientos de líderes evangélicos hispanos de los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, que reunidos en la ciudad de Los Ángeles en noviembre de 1994, acordaron crear la Alianza de Ministerios Evangélicos Nacionales – AMEN, con el propósito de coordinar mejor el trabajo de la iglesia evangélica hispana en estos países y representarlos, como existe con la Asociación Nacional de Evangélicos (National Association Of. Evangelicals) que representa a los evangélicos de habla inglesa en el país.

Los delegados eligieron a Jesse Miranda como presidente de la Alianza de Ministerios Evangélicos Nacionales. Jesse Miranda es ampliamente conocido en el mundo evangélico internacional, habiendo sido superintendente del Distrito Latino Americano del Pacífico y actualmente es decano asociado de la Escuela de Teología de la Azusa Pacific University en Los Angeles, California. En 1993 el hermano Miranda fue convocado junto con once líderes evangélicos del país a una reunión con el presidente Bill Clinton en la Casa Blanca, en cuya ocasión transmitió al presidente la preocupación de la iglesia evangélica hispana sobre los principales problemas que afectan a la comunidad, principalmente en el tema de la inmigración y lo que la Biblia dice en favor de los necesitados.

Los hispanos están en todas partes del país. Hay ciudades en que el porcentaje de latinos es significativo, por ejemplo Los Angeles 38%, Chicago 22%, Miami 63%, Paterson 45%. En la ciudad de Nueva York se tiene 21% en Brooklyn, 44% en el Bronx y, 27% en Manhattan. En Texas hay ciudades de gran mayoría hispana como Corpus Christi 51%, El Paso 68% y Laredo 95% de la población.

Sin lugar a dudas el rol que le tocará cumplir a la importante comunidad latinoamericana que vive en los Estados Unidos, será trascendente en todo orden de cosas, en forma especial para cumplir la magnánima comisión del Señor, por lo que es urgente unir fuerzas para realizar una eficaz tarea contra un mundo no sólo adverso por las fuerzas del mal sino antagónico a veces también al derecho de quienes proceden al sur del río Grande, de convivir en paz, justicia y desarrollo en esta gran nación

El Comienzo del Movimiento Pentecostal Moderno

Muchos de los creyentes comprometidos con mantener una profunda vida con Cristo se envolvieron en diversas tareas espirituales como reuniones de avivamiento y oración al aire libre, compartiendo el tiempo con el estudio de la Palabra de Dios. Una de estas reuniones fue la que se llevó a cabo en Topeka, un pequeño pueblo localizado en el noreste del estado de Kansas, llamado a ser grande en el reino de los cielos porque allí mismo fue la cuna del movimiento pentecostal moderno.

Esto ocurrió cuando Charles Fox Parham de raza blanca, líder de las iglesias Congregacional y Metodista Episcopal decidió abrazar la doctrina y práctica del movimiento Santidad, que incluían la entera santificación, bautismo pentecostal y sanidad divina, además de las reglas universalmente aceptadas por las iglesias protestantes como convicción de arrepentimiento, conversión, justificación, bautismo en agua y la santa cena.

Para poner en práctica su convicción cristiana Parham abrió una escuela en el otoño del año 1900 en Topeka, bajo el nombre de Escuela Bíblica Betel, conocida como una escuela "solamente para blancos" contándose con una asistencia de cuarenta estudiantes.

Entre las materias que bosquejó Parham en el currículo de estudios estaba "El Bautismo del Espíritu Santo" que empezó inmediatamente a desarrollarse. En la segunda quincena de diciembre tuvo que ausentarse por algunos días de la escuela, encargándoles a los estudiantes oración y estudio del tema durante su ausencia. A su retorno en la mañana del 31 de diciembre los alumnos le presentaron sus conclusiones en el sentido que para recibir el Espíritu Santo el creyente debe demostrarlo con la evidencia inicial de hablar en lenguas.

Durante el servicio de acción de gracias de la noche del 31 de diciembre, Parham y sus alumnos estaban envueltos en un intenso fervor espiritual, compartiendo la palabra de Dios con oración y cánticos espirituales alternados. En el turno de la oración, la estudiante Agnes M. Ozman sintió pedir al grupo que sobre ella pusieran las manos. Cuando los hermanos le pusieron las manos de pronto empezó a hablar en lenguas como señal de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo, tan evidente que por tres días no pudo hablar el inglés. Había rayado el alba no sólo del primer día del año 1901 sino del glorioso movimiento pentecostal moderno.

Feliz por este acontecimiento Parham cerró la escuela y con un grupo de estudiantes empezó a viajar por pueblos y ciudades de los estados de la región y durante cuatro años hubo muchas conversiones para Cristo.

Parham fue invitado a predicar el domingo de resurrección del año 1905 en una iglesia de Orchard, Texas, cuyo mensaje trató sobre la necesidad de tener la experiencia del bautismo del Espíritu Santo. El 10 de julio del mismo año Parham y unos veinticinco miembros de su equipo llegaron a Houston, Texas, en donde luego de realizar una cruzada de verano estableció su cuartel general, abriéndose las puertas también de la Escuela Bíblica de la Fe. Entre los estudiantes estaba William J. Seymour predicador afro americano del movimiento Santidad, que fue el instrumento que Dios usó entre la fase del avivamiento conducido por Parham en Houston y lo que habría de ocurrir en la calle Azusa de la ciudad de Los Angeles, California.

Más adelante mientras se encontraba en Jackson, Mississippi, William J. Seymour se reunió en un culto de oración con Charles P. Jones, conocido predicador afro americano del movimiento Santidad quien llegó a ser fundador y obispo de la Iglesia de Cristo, siendo nombrado Seymour como pastor asistente de una de las iglesias del mismo movimiento en Houston, cuya pastora había participado activamente en el gran avivamiento a través de Charles F. Parham en el estado de Texas.

A comienzos de 1906 Seymour recibió una invitación para ser pastor asistente en una iglesia cuya pastora estaba envuelta en la doctrina del movimiento Santidad. La congregación se conformaba por unos veinte hermanos y como iba creciendo cada vez más el grupo, dejaron de reunirse en casas y alquilaron un edificio entre las calles Novena y Santa Fe, de la ciudad de Los Angeles.

El primer mensaje que dio Seymour en la nueva iglesia se basó en Hechos 2.4 sobre el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas, lo que vislumbró grandemente a la congregación. Sin embargo la pastora no estaba de acuerdo con esta enseñanza y un día cuando Seymour estaba de regreso a la misión encontró que las puertas del local habían sido trancadas por la propia pastora.

En vista de este hecho algunas familias lo invitaron a tener reuniones en las casas. Es así que en una de esas reuniones llevada a cabo el nueve de abril, el predicador oró por sanidad del dueño de la casa quien no solo quedó sano sino que recibió también el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia física de hablar en otras lenguas y horas más tarde, siete personas recibieron la promesa hecha realidad el día de Pentecostés. Hasta entonces Seymour estaba predicando sobre el bautismo pentecostal pero él aún no había recibido el Espíritu Santo con la bíblica evidencia de hablar en lenguas. A partir de este momento las reuniones de oración en las casas se hicieron sin distinción de razas, todos unidos en un mismo espíritu, en una misma fe y en una misma esperanza.

Como quiera que el número de fieles iba en rápido aumento, los hermanos buscaron un lugar más amplio para los cultos de adoración, encontrando un local inapropiado pero grande y en una carrera contra el tiempo se dedicaron a limpiarlo trabajando día y noche. Este edificio había servido como local de la Primera Iglesia Metodista Episcopal Africana hasta que se mudaron en 1903, convirtiéndose el lugar desde entonces en una especie de establo y almacén de materiales de construcción. Para la tercera semana del mismo mes de abril todo estaba listo, abriéndose el local que tenía una capacidad para 750 personas dispuestas a adorar a Dios buscando su santa presencia.

Instalados ya en el improvisado local el Espíritu Santo se derramó profusamente sobre los fieles que unánimes se mantenían en comunión con Dios. El vecindario sorprendido empezó a concurrir masivamente al lugar y pronto la ciudad de Los Angeles se enteró de este extraordinario acontecimiento. El principal periódico "Los Angeles Times" en su edición del miércoles 18 de abril de 1906 informó en primera página que un extraño suceso había ocurrido la noche anterior en la calle Azusa, en la que la gente habló en otras lenguas sin articulación conocida.

En septiembre del mismo año el ministerio del pastor Seymour publicó el periódico mensual "La Fe Apostólica", de cuyo primer número se imprimieron cinco mil copias, pero para el próximo año el tiraje mensual ya estaba sobre los cincuenta mil ejemplares, con circulación dentro y fuera del país.

De 1906 a 1909 aproximadamente durante mil días, este gran avivamiento pentecostal con milagros, prodigios y sanidades, cuyo epicentro estaba localizado en la 312 de la calle Azusa de la ciudad de Los Angeles, rápidamente su onda expansiva cubrió la nación y traspasando los mares el mundo entero. Gente de toda condición social, pobres, ricos, trabajadores del campo y de la ciudad, intelectuales, políticos, autoridades de gobierno, líderes religiosos de todo el país así como de más de cincuenta naciones, empezaron a llegar a este santuario en Los Angeles, para ver con sus ojos lo que de oídos habían escuchado sobre la manifestación del poder de Dios, tal y como ocurrió en los días de la poderosa iglesia primitiva.

Fundación de las Asambleas de Dios

La llama del fuego pentecostal se había encendido y los creyentes envueltos en

Esta manifestación espiritual eran de muchas iglesias tradicionalmente históricas, pero no podían mantenerse en sus denominaciones porque sus autoridades rechazaban de plano al movimiento pentecostal, por lo que los líderes pentecostales decidieron organizarse para realizar un mejor trabajo según los dictados del Espíritu Santo.

Como para 1910 ya había dos grandes asociaciones pentecostales. La primera, la Fraternidad de Texas y Arkansas dirigida por E. M. Bell y la segunda, la Fraternidad de Alabama y Mississippi liderada por H. A. Gross, teniendo en cuenta que para entonces eran muchas las iglesias independientes que surgieron como consecuencia del gran avivamiento pentecostal.

El hermano Bell quien había sido un ministro bautista pero expulsado de su denominación después de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo empezó a editar un periódico llamado también "La Fe Apostólica" que mas adelante se llamó "Palabra y Testimonio" desde Fort Worth, Texas, en cuyas páginas se daba cuenta de los testimonios de muchos hermanos que a lo largo y ancho del país habían recibido la promesa del Espíritu Santo, por lo que sintió la necesidad de unificar a estas muchas iglesias independientes para hacer valer los derechos sobre sus propiedades ante el gobierno, a la vez que se buscaba proteger el trabajo de estas iglesias contra las grandes denominaciones que no veían con agrado la manifestación del poder pentecostal.

Es así que con fecha 20 de diciembre de 1913 E. M. Bell publicó un anuncio, convocando a todas las iglesias del nuevo movimiento pentecostal a una convención a realizarse a partir del 2 de abril de 1914 en la ciudad de Hot Springs, Arkansas, fecha que fue históricamente gloriosa cuando los trescientos hombres y mujeres que estuvieron presentes fueron divinamente bendecidos con el poder pentecostal. Entre ellos se encontraban ciento veintiocho misioneros procedentes de veinte estados y de otros países. El principal acuerdo de esta cita fue la creación de una fraternidad pentecostal lo suficientemente fuerte y sin fronteras a la que se le puso por nombre: las Asambleas de Dios.

En este primer concilio general E. N. Bell fue elegido como presidente y J. Roswell Flower como secretario. Una serie de decisiones internas se adoptaron para un mejor desarrollo de la organización que contó con la adhesión de muchos ministros de espíritu pentecostal como el evangelista T. K. Leonard que ofreció al servicio de las Asambleas de Dios su imprenta y escuela en Findlay, Ohio. A los pocos meses se anunció la convocatoria al segundo concilio general para noviembre de 1914, en la ciudad de Chicago, Illinois.

Raíces del Movimiento Pentecostal Hispano desde el primer momento en que se estableció la fraternidad de las Asambleas de Dios una importante línea de trabajo constituyó el apoyo al campo misionero, para cuyo efecto el segundo concilio destinó la importante suma para ese entonces de diez mil dólares, destinada a promover la empresa misionera en diversas partes en el país y en ultramar.

Poco antes de la fundación de las Asambleas de Dios, Henry Cleophas Ball un activo líder metodista de Kingsville, Texas, fue impulsado por el Señor para levantar una obra entre los muchos mejicanos que vivían en el área de Ricardo, una población del mismo estado y no obstante su muy limitada capacidad para hablar el español, se esmeró por aprender esta lengua que al poco tiempo empezó a predicar en el idioma de Cervantes.

Para 1915 dentro del trabajo misionero de las Asambleas de Dios le tocó al evangelista Félix A. Hale predicar en un culto en Kingsville, en el cual H. C. Ball fue bautizado con el poder del Espíritu Santo, sintiendo renunciar a su filiación metodista para dedicarse al trabajo entre los latinos. Poco después en el mismo año, fue ordenado como ministro de las Asambleas de Dios, dedicando su tiempo y talento al trabajo exclusivo entre el pueblo de habla hispana, estableciendo una obra indígena en el vasto estado de Texas.

Mientras tanto en otro lugar del país el Señor de la Obra estaba preparando a una mujer que en su momento junto con el hermano Ball, habrían de efectuar el trabajo más fecundo en la primera hora del movimiento pentecostal latino. Su nombre: Alice Eveline Luce.

La hermana Alice E. Luce originaria de Inglaterra tuvo una profunda vocación misionera. En 1896 luego de terminar sus estudios de enfermería y teología fue nombrada misionera a la India por la Iglesia de Sociedad Misionera. Más tarde, cuando el avivamiento pentecostal que se inició en la calle Azusa de Los Angeles llegó a la India en 1910, A. E. Luce fue bautizada con el poder del Espíritu Santo. Encontrándose prestando servicios en el Canadá renunció a su denominación, sintiendo un llamado especial de parte de Dios para trabajar como misionera entre los latinos.

Estando en Texas conoció a H. C. Ball y otros líderes pentecostales envolviéndose muy pronto en el trabajo de las Asambleas de Dios, de la que fue ordenada como ministro en 1915. Al poco tiempo empezó la obra evangélica entre los latinos en la ciudad de Los Angeles. Más adelante la hermana Alice E. Luce se dedicó a preparar el programa de capacitación y entrenamiento para pastores y evangelistas a fin de alcanzar al pueblo hispano para Cristo, fundando para tal efecto el Instituto Bíblico Berea, en la ciudad de La Puente, California.

Un tercer instrumento que Dios eligió para alcanzar al pueblo latino con el evangelio completo fue Juan León Lugo, el fundador de la obra pentecostal en Puerto Rico y quien posteriormente contribuyó también al establecimiento de la obra entre los hispanos del área metropolitana de la ciudad de Nueva York.

La onda expansiva del estruendo pentecostal cuyo epicentro estaba en California no tardó mucho en llegar a la cuenca del Pacífico en el lejano oriente. Es así que en 1912 un grupo de misioneros partió de California rumbo al Japón y la China haciendo escala en la isla de Hawai, en donde estaban trabajando cierto número de puertorriqueños debido a que las condiciones económicas eran difíciles en su tierra.

En Hawai los misioneros pentecostales predicaron el evangelio completo y entre los que recibieron el llamado del Señor estaba la madre de Juan L. Lugo, y posteriormente sin darse cuenta éste también se envolvió en las tareas evangelizadoras del grupo y a los pocos meses en 1913 hizo su entrega personal a Cristo. A partir de este momento Lugo empezó a correr con paciencia la carrera de llevar el mensaje de las buenas nuevas a través de la empresa misionera de salvación.

Para fines de 1913 Lugo llegó a San Francisco, California, en compañía del hermano Francisco Ortiz que era pastor del pequeño grupo puertorriqueño en Hawai. Poco tiempo después durante el verano de 1914 Lugo recibió clases de doctrina y práctica misionera por parte del maestro Montgomery, envolviéndose rápidamente así en el trabajo misionero de las Asambleas de Dios.

Juan L. Lugo solicitó y obtuvo su membresía de las Asambleas de Dios, siendo ordenado como evangelista el 30 de enero de 1916 por Stanley H. Frodsham, en San José, California y, con fecha 9 de febrero del mismo año el concilio general de las Asambleas de Dios le otorgó el certificado de ordenación suscrito por J. W. Welch y J. R. Flower.

Pocas semanas después estando en la ciudad de Los Angeles el hermano Lugo asistió a un servicio de jóvenes en el Templo Betel, en donde el Señor se manifestó grandemente y los hermanos de la iglesia al conocer el deseo de Lugo de predicar el evangelio en Puerto Rico recaudaron fondos para su viaje, entregándole el pasaje al Caribe vía Nueva York y un dinero extra para su estadía. El 17 de agosto partió de la estación del tren de Santa Fe, California rumbo a Nueva York, haciendo escala en San Luis, Missouri, para visitar a J. R. Flower secretario del concilio general de las Asambleas de Dios, cuya sede central para entonces estaba en la ciudad de San Luis.

Al llegar a la ciudad de Nueva York Lugo se hospedó en una conocida casa misionera de la calle 42 en Manhattan para luego proseguir viaje a Puerto Rico, llegando a San Juan el 30 de agosto de 1916. Ese mismo día empezó su trabajo como ministro de las Asambleas de Dios, siendo Ponce el primer lugar en donde se levantó la obra pentecostal en la isla. El trabajo de Lugo contó con el permanente apoyo económico de las Asambleas de Dios como se puede ver de los informes periódicos que él hacía y de las contribuciones que se le enviaban del fondo misionero del concilio general.

Mientras tanto en el territorio continental de los Estados Unidos el trabajo entre los latinos seguía adelante.

En 1916 H. C. Ball se dedicó a la paciente pero bendecida tarea de compilar preciosas melodías de cánticos e himnos espirituales al español, dándole el celestial nombre de "Himnos de Gloria" que constituye una verdadera joya del auténtico cancionero espiritual de todo tiempo, siendo más de diez millones de copias que hasta hoy se han impreso, y su uso alcanza a prácticamente todas las denominaciones pentecostales de habla castellana en el mundo. Además del himnario, Ball publicó en septiembre del mismo año desde San Antonio, Texas, el periódico "La Fe Apostólica" que tuvo gran circulación en los Estados Unidos y los países de Latinoamérica.

Este vigoroso crecimiento entre los latinos pentecostales principalmente en los estados de California y Texas, preparó el terreno para que en enero de 1918 se reunieran en Kingsville, Texas, H. C. Ball, Demetrio Bazán, Isabel Flores, José Garza, Cecilio Jacinto, Arnulfo López, Rodolfo Orozco y Concepción Suárez, en donde se acordó formar la primera Conferencia Latino Americana, saliendo elegido el hermano Ball como presidente

Junto al liderazgo de H. C. Ball y A. E. Luce hubieron muchos otros hermanos que trabajaron intensamente en la primera hora de la jornada misionera de llevar el evangelio a diversos lugares del país y México, nación que por ser limítrofe con los Estados Unidos era relativamente fácil el tránsito hacia y desde aquel país; asimismo un buen número de obreros salieron a muchas ciudades y pueblos del Caribe, centro y Suramérica, razón más que suficiente para que en 1925 la Conferencia se constituyese en el Distrito Latino Americano de las Asambleas de Dios, siendo elegido H. C. Ball como primer superintendente, posición que ocupó hasta su renuncia en 1939. El campo de acción del flamante Distrito Latino Americano fue la obra latina o hispana en los Estados Unidos y Puerto Rico.

Fondo Histórico sobre las Verdades Fundamentales de las Asambleas de Dios

La fundación de la fraternidad de las Asambleas de Dios obedeció básicamente a dos razones. La primera, a la necesidad de muchas iglesias y líderes ministeriales envueltos en el fervor del movimiento pentecostal, de dar libertad al Espíritu Santo dentro de un clima de orden y decencia espiritual, para cuyo propósito Dios visitó con su santo espíritu al privilegiado grupo de los trescientos hombres y mujeres que se dieron cita en el concilio constituyente de Hot Springs, Arkansas, el año 1914, en donde se fijaron las bases de esta gran fraternidad pentecostal que contando con más de ochenta años sigue manteniendo el liderazgo entre las iglesias de avivamiento en el mundo entero.

La segunda razón fue establecer un mecanismo de defensa frente a la crisis teológica que estaba afectando al cuerpo de Cristo, que permitiese si fuere el caso, contender ardientemente por la fe, esto es defender la sana doctrina que fue dada a los santos, según la exhortación que hace el apóstol Judas en su epístola contra los apóstatas de todo tiempo. El avance del liberalismo que se había intrometido en muchas iglesias hizo que entre las principales denominaciones surgieran defensores de la verdad bíblica, que trabajaron desde el piso para contrarrestar los ataques de los enemigos de la fe.

La publicación en 1910 de "Los Fundamentos" que consta de doce tomos sobre las cinco doctrinas fundamentales, escritos por magníficos eruditos conservadores se agotó como pan caliente, al distribuirse más de tres millones de ejemplares entre pastores, evangelistas y estudiantes de seminarios en todo el mundo. Esta obra constituyó un eficaz instrumento que fortaleció a muchos creyentes a aceptar la Biblia como única fuente de fe y conducta. Asimismo, dentro del crecido mar del movimiento pentecostal las aguas doctrinales tampoco estaban quietas, ya que en Los Angeles en el año 1913 empezó a tomar cuerpo una corriente basada en cierta revelación que exaltaba el nombre de Jesús como anteponiéndolo al Padre Eterno, a cuyos seguidores se les empezó a conocer con el nombre de "Solo Jesús".

Aunque el concilio general de Hot Springs no adoptó ninguna declaración de fe dentro de su constitución propiamente dicha, sin embargo poco después la naciente organización encargó a un comité la preparación de declaración de verdades fundamentales, integrado además del presidente del concilio J. W. Welch, por D. W. Kerr de reconocida autoridad teológica, habiendo sido miembros de la Alianza Cristiana y Misionera. El borrador del documento quedó listo para el cuarto concilio general que se realizó en San Luis, Missouri, el año 1916, que aprobó la declaración de verdades fundamentales que forma parte de la constitución de las Asambleas de Dios.

Originalmente fueron diecisiete el número de las declaraciones fundamentales pero como se suscitó cierto desacuerdo de interpretación se hizo una revisión al Documento combinando los puntos 2 y 13, adicionando otro sobre la deidad de Jesucristo y combinando los puntos 10 y 11, quedando en un total de 16 como aparece en el texto oficial actualizado que publicó Gospel Publishing House en 1983, que incluye también el cambio que hizo el concilio general en 1961, sobre el término entera santificación que podía relacionarse con otras líneas teológicas ajenas a las Asambleas de Dios.

Artículo V de la Constitución: Declaración de Verdades FundamentalesLa Biblia es la regla suficiente de fe y conducta. Por lo tanto esta Declaración de Verdades Fundamentales tiene por objeto presentar las bases para el establecimiento de la confraternidad entre nosotros. En otras palabras, para que todos hablemos una misma cosa (1 Corintios 1.10, Hechos 2.42). La fraseología que se usa en esta declaración no es inspirada ni se pretende que lo sea, pero las verdades que se presentan en ella son consideradas esenciales para el ministerio pentecostal. No se afirma que esta declaración contenga todas las verdades de la Biblia, pero abarca las que son imprescindibles para las necesidades actuales.

1. La Inspiración de las Escrituras

Las Escrituras, el Antiguo y el Nuevo Testamento, fueron inspiradas verbalmente por Dios y son la revelación divina para el hombre, y la regla infalible de fe y conducta. La Biblia es superior a la conciencia y la razón, sin ser contraria a estas (2 Timoteo 3.15-17, 1 Tesalonicenses 2.13, 2 Pedro 1.21).

2. El Único Dios Verdadero

El único Dios verdadero se ha revelado como el eterno YO SOY de existencia propia. Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también manifestando los principios de parentesco y asociación, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Deuteronomio 6.4, Isaías 43.10-11, Mateo 28.19, Lucas 3.22).

La Deidad Adorable

(a) Definición de términos

Los términos "trinidad" y "personas" relacionados con la Santa Trinidad aunque no se encuentran en las Sagradas Escrituras, son vocablos que están en armonía con la Biblia y pueden transmitir a otros nuestro conocimiento inmediato de la doctrina de Cristo con respecto a Dios. Por lo tanto podemos hablar con propiedad del Señor nuestro Dios, que es un Señor, diciendo que se trata de una Trinidad, o sea de un ser en tres personas, sin apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas. Como exempla lea Mateo 28.19, 2 Corintios 13.14, Juan 14.16-17.

(b) Distinción y parentesco en la Trinidad

Cristo enseñó una distinción de personas en la Trinidad a las cuales designó con términos específicos de relación y parentesco, es decir Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero esta distinción en lo que a forma se refiere es inescrutable e incomprensible, pues la Biblia no la explica (Lucas 1.35, 1 Corintios 1.24, Mateo 11.25-27, 28.29, 2 Corintios 13.14, 1 Juan 1.3-4).

(c) Unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en un Ser

De manera que hay algo en el Hijo que lo constituye Hijo y no Padre; hay algo en el Espíritu Santo que lo constituye Espíritu Santo y no Padre o Hijo. Por lo tanto el Padre es el Engendrador y el Hijo el Engendrado, mientras que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Así que, por cuanto estas tres personas de la Trinidad viven en un estado de unidad, existe un solo Dios Todopoderoso y tiene un solo nombre (Juan 1.18, 15.26, 17.11, 21, Zacarías 14.9).

(d) Identidad y cooperación dentro de la Trinidad

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son idénticos en lo que respecta a persona, no se les confunde en cuanto a parentesco, no están divididos en cuanto a la Trinidad, ni hay oposición entre las personas en cuanto a cooperación. El Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo en cuanto a relación. El Hijo está con el Padre y el Padre con el Hijo en cuanto a comunión. El Padre no procede del Hijo sino el Hijo del Padre en lo que respecta a autoridad. En lo que se refiere a naturaleza, relación, cooperación y autoridad, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Por lo tanto, ninguna de las personas de la trinidad existe u opera separada o independientemente de las otras (Juan 5.17-30, 32, 37, 8.17-18).

(e) El título Señor Jesucristo

El título Señor Jesucristo es un nombre propio. Nunca se le aplica en el Nuevo Testamento al Padre o al Espíritu Santo. Por lo tanto pertenece exclusivamente al Hijo de Dios (Romanos 1.3, 7, 2 Juan 3).

(f) El Señor Jesucristo, Dios con nosotros

El Señor Jesucristo en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna es el verdadero unigénito Hijo del Padre, mas en lo que respecta a su naturaleza humana es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo tanto se le reconoce como Dios y Hombre. Y por el hecho de que es Dios y Hombre, es Emmanuel, Dios con nosotros (Mateo 1.23, 1 Juan 4.2, 10, 14, Apocalipsis 1.13, 17).

(g) El título Hijo de Dios

Siendo que el nombre Emmanuel abarca lo divino y lo humano en una persona, nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su verdadera deidad mientras que Hijo del Hombre expresa su verdadera humanidad. De manera que el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad, mientras que Hijo del Hombre corresponde a lo temporal o cronológico (Mateo 1.21-23, 1 Juan 3.8, 2 Juan 3, Hebreos 1.1-13, 7.3).

h) Trasgresión de la doctrina de Cristo

Por lo tanto es una trasgresión de la doctrina de Cristo afirmar que el Señor Jesús deriva su título de Hijo de Dios solamente del hecho de la encarnación. De modo que negar que Dios es un Padre real y eterno y que Jesús es un Hijo real y verdadero es negar la distinción y relación en la Trinidad, lo cual equivale a negar al Padre y al Hijo y constituye un desconocimiento de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne (2 Juan 9, Juan 1.1, 2, 14, 18, 29, 49, 1 Juan 2.22-23, 4.11-5 y Hebreos 12.2).

(i) Exaltación de Cristo como Señor

El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado con su sangre se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetándose a El, ángeles, principados y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y confesemos que El es el Señor para la gloria del Padre, hasta cuando se sujete al Padre, para que Dios sea todo en todo (Hebreos 1.3, 1 Pedro 3.22, Hechos 2.32, 36, Romanos 14.11, 1 Corintios 15.24-28).

(j) Igual honor para el Padre y el Hijo

Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo el juicio, es un deber de todos en el cielo y la tierra postrarse ante El y un gozo en el Espíritu Santo darle al Hijo todos los atributos de la deidad y atribuirle todo el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos divinos (excepto los que denotan parentesco, como se indica en los párrafos b, c y d) honrando así al Hijo como se honra al Padre (Juan 5.22-23, 1 Juan 1.8, Apocalipsis 5.6-14, Filipenses 2.8-9, Apocalipsis 7.9-10 y 4.8-11).

3. La deidad del Señor Jesucristo

El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. Las Escrituras declaran:(a) su nacimiento virginal (Mateo 1.23, Lucas 1.31,35).(b) su vida sin pecado (Hebreos 7.26, 1 Pedro 2.22).(c) sus milagros (Hechos 2.22, 10.38).(d) su obra vicaria en la cruz (1 Corintios 15.3, 2 Corintios 5.21).(e) su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28.6, Lucas244.39, 1 Corintios 15.4).(f) su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1.9-11, 2.33, Filipenses2.9-11. Hebreos 1.3).

4. La caída del hombre

El hombre fue creado bueno y justo, porque Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme nuestra semejanza" sin embargo, el ser humano, por su propia voluntad cayó en trasgresión, incurriendo así no sólo en la muerte física sino también en la espiritual, la cual consiste en la separación de Dios (Génesis 1.26-27, 2.17, 3.6, Romanos 5.12-19).

5. La salvación del hombre

La única esperanza de redención para el hombre está en la sangre derramada de Jesucristo el Hijo de Dios.

a) Condiciones para la salvación: La salvación se recibe a través del arrepentimiento delante de Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna, por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia y la fe (Lucas 24.47, Juan 3.3, Romanos 10.13-15, Efesios 2.8, Tito 2.11, 3.5-7).

b) Evidencias de la salvación: La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu Santo (Romanos 8.16). La evidencia externa ante el mundo es una vida de justicia y santidad (Efesios 4.24, Tito 2.12).

6. Las ordenanzas de la Iglesia

a) El bautismo en agua.Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados. De esta manera testifican ante el mundo que han muerto con Cristo y han sido resucitados con El para andar en novedad de vida (Mateo 28.19, Marcos 16.16, Hechos 10.47, Romanos 6.4).

b) La santa comunión la Cena del Señor, que consiste en la participación de los elementos – el pan y el fruto de la vid – es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1.4); un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios 11.26); una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11.26); y una práctica que deben observar todos los creyentes "hasta que El venga!"

7. El bautismo en el Espíritu Santo

Todos los creyentes pueden y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, de acuerdo con el mandato de Jesucristo, Esta era una experiencia normal y común para los integrantes de la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio (Lucas 24.49, Hechos 1.4,8, 1 Corintios 12.1-31).Esta experiencia es distinta y subsiguiente a la del nuevo nacimiento (Hechos 8.12-17, 10.44-46, 11,14-17, 15.7-9). Con el bautismo en el Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como la de ser lleno en el Espíritu (Juan 7.37-39, Hechos 4.8), una actitud de reverencia delante de Dios (Hechos 2.43, Hebreos 12.28), una intensa consagración a Dios y dedicación a su obra (Hechos 2.42) y un amor mas activo por Cristo, por la Palabra de Dios y por los perdidos (Marcos 16.20).

8. La evidencia física inicial del bautismo en el Espíritu Santo

El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal física de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2.4). El hablar en lenguas en este caso es idéntico en esencia al don de lenguas (1 Corintios 12.4-10, 28), pero es diferente en propósito y uso.

9. La santificación

La santificación es un acto de separación de todo lo malo y de dedicación a Dios (Romanos 12.1-2,1 Tesalonicenses 5.23, Hebreos 13.12). La Biblia prescribe una vida de santidad sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12.14). Con la ayuda del Espíritu Santo podemos obedecer el mandato que dice: "sed santos como yo soy santo" (1 Pedro 1.15-16).

La santificación se realiza en el creyente cuando este reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su resurrección, vive por la fe esta unión con Cristo cada día, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo (Romanos 6.1-11, 13, 8.1-2, 13, Gálatas 2.20, Filipenses 2.12-13, 1 Pedro 1.5).

10. La Iglesia y su misión

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios en el Espíritu Santo, con la tarea divina de llevar a cabo la gran comisión. Cada creyente nacido del Espíritu Santo es parte integrante de la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos (Efesios 1.22-23, 2.22, Hebreos 12.23).

En vista de que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, la razón prioritaria de ser de las Asambleas de Dios como parte de la Iglesia es::

(a) ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1.8, Mateo 28.19-20, Marcos 16.15-16).

(b) constituirse en un cuerpo congregacional en el cual la gente pueda adorar a Dios (1 Corintios 12.13).

(c) ser un instrumento en las manos de Dios para la edificación de los santos para que sean perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4.11-16, 1 Corintios 12.28, 14.12).

Las Asambleas de Dios existe con el propósito principal de seguir haciendo énfasis en los puntos señalados arriba, según el modelo apostólico del Nuevo Testamento, enseñando y alentando a los creyentes a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:

(a) los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y milagros (Marcos 16.15-20, Hechos 4.29-31, Hebreos 2.3-4).

(b) agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la revelación con Dios (1 Corintios 2.10-16, 12.14).

(c) los capacita para responder a la manifestación plena del Espíritu Santo en la expresión de frutos, dones y ministerios como los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo (Gálatas 5.22-26, 1 Corintios 14.12, Efesios 4.11-12, 1 Corintios 12.28, Colosenses 1.29).

11. El ministerio

Dios ha provisto un ministerio cuyo llamamiento y ordenación vienen de El con el triple propósito de dirigir a la Iglesia en: (1) la evangelización del mundo (Marcos 16.15-20), (2) la adoración a Dios (Juan 4.23-24) y (3) la edificación del cuerpo de los santos para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4.11-16).

12. Sanidad divina

La sanidad divina es una parte integrante del Evangelio. La liberación de la enfermedad ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los que creen (Isaías 53.4-5, Mateo 8.16-17, Santiago 5.14-16).

13. La esperanza bienaventurada

La resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4.16-17, Romanos 8.23, Tito 2.13, 1 Corintios 15.51-52)

14. El reino milenial de Cristo

En la segunda venida de Cristo se incluirán el rapto de los santos que es nuestra esperanza bienaventurada, y el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zacarías 14.5, Mateo 24.27-30, Apocalipsis 1.7, 19.11-14, 20.1-6). Este reino milenial traerá la salvación de Israel como nación (Ezequiel 37.21-22, Sofonías 3.19-20, Romanos 11.26-27) y el establecimiento de una paz universal (Isaías 11.6-9, Salmos 72.3-8, Miqueas 4.3-4).

15. El juicio final

Habrá un juicio final en el cual los muertos en pecado serán resucitados y juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el libro de la vida, juntamente con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta serán consignados a eterno castigo en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Mateo 25.46, Marcos 9.43-48, Apocalipsis 19.20, 20.11-15, 21.8).

16. Cielos nuevos y Tierra nueva

"Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3.13, Apocalipsis 21.22).A través del tiempo han habido varios cambios en la atmósfera social y política del mundo, por lo que fue necesario una mejor precisión teológica por parte de las Asambleas de Dios ante cuestiones como inexactitud de las Escrituras, liberación femenina, aborto, sexo prematrimonial, homosexualismo masculino y femenino, entre otras. Ante esta situación la Comisión de Pureza Doctrinal con el apoyo de un buen número de pastores, oficiales distritales y profesores de colegios y seminarios teológicos preparó un importante documento que fue discutido y aprobado por el presbiterio ejecutivo y ratificado por el presbiterio general de las Asambleas de Dios en 1989. El año siguiente salió a la luz la colección de veinte tópicos con el nombre "Where We Stand" – Dónde Estamos Parados, publicada por Gospel Publishing House, de Springfield, Missouri

Establecimiento de las Asambleas de Dios en Puerto Rico

Como hemos visto la obra pentecostal obviamente hispana en Puerto Rico fue planeada, organizada y dirigida por las Asambleas de Dios a través del trabajo diligente y esforzado del hermano Juan L. Lugo, quien desde su llegada en 1916 recibió el respaldo de esta gran fraternidad. Asimismo en la isla, Lugo contó con la cercana colaboración de hermanos como Salomón Feliciano, Francisco Ortiz, Aguedo Collazo, Tomás Álvarez, Secundino Rodríguez y Lena S. Howe, esta última misionera de las Asambleas de Dios quien trabajó muy cerca del hermano Lugo. Todos ellos fueron de gran bendición en favor de la preciosa causa del evangelio.

El movimiento pentecostal iba creciendo ya que se contaban con seis iglesias establecidas en Ponce además de varios grupos nuevos, por lo que sus líderes locales decidieron tener una asamblea el año 1920, levantando un acta cuyo encabezamiento dice: "Acta del Concilio de las Asambleas de Dios del Distrito de Puerto Rico, reunido en Ponce, del 1 al 6 de septiembre de 1920".

En esta importante reunión se acordó nombrar a los hermanos Juan L. Lugo y Tomas Álvarez como presidente y secretario de la junta, respectivamente, así mismo consultar con el concilio general de las Asambleas de Dios sobre la incorporación de la obra ante las autoridades locales de Puerto Rico

Poco tiempo después el concilio general envió a Puerto Rico al hermano Ball que para entonces era director de misiones, con el propósito de conocer las necesidades de la obra. H.C. Ball se reunió con los líderes locales en asamblea llevada a cabo del 4 al 7 de noviembre de 1921 en la ciudad de Arecibo, en la cual según acta, los miembros del Distrito de Puerto Rico "nos declaramos en comunión y cooperación con el concilio general de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos", acatando además las doctrinas fundamentales del evangelio expresadas por el concilio general.

Para reforzar aún más el trabajo en Puerto Rico el Señor de la Obra seleccionó a Frank Finkenbinder. El hermano Finkenbinder quien a la edad de trece años recibió el bautismo del Espíritu Santo en Oklahoma en los días del gran avivamiento espiritual de 1909 y años más tarde cursó estudios en la Escuela Bíblica de Entrenamiento Misionero en North Bergen, Nueva Jersey, llegó a Puerto Rico a fines de marzo de 1921, incorporándose de lleno al trabajo misionero para lo cual la hermana Howe le prestó su más amplia colaboración.

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