Un análisis sobre la desigualdad de los ingresos (ganadores y perdedores de la crisis financiera mundial)
Enviado por Ricardo Lomoro
- Nunca antes tan pocos habían engañado a tantos durante tanto tiempo -jamás
- Recordar sirve para comprender (desordenado relato de las últimas "actuaciones")
- La danza de la fortuna (los que viven -siempre- del lado bueno de las vías del tren)
- Crónica de una muerte anunciada: de la crisis bancaria a la crisis de la deuda soberana, y de la crisis fiscal a la "eutanasia pasiva" del Estado de Bienestar (q.e.p.d.)
- Europa: ante la privatización de las ganancias y la socialización de las perdidas, ¿es posible (imaginable) alguna reacción social?
- No se puede decir más con menos palabras…
- Un Informe interesante para ser leído -en voz alta, por favor- en Davos (¿lo harán?)
- ¡Que vuelve el bonus! Porque se había ido, ¿no?
- Un largo viaje a ninguna parte
- Perspectivas de la economía mundial – Fondo Monetario Internacional – Octubre 2007
- Malas "perspectivas" para los más jóvenes (Actualización a febrero de 2011)
- La cohesión social en los países desarrollados: conceptos e indicadores CEPAL – Serie Estudios estadísticos y prospectivos No 55 – 2007
- La cohesión social en los países desarrollados: conceptos e indicadores CEPAL – Serie Estudios estadísticos y prospectivos No 55 – 2007
- ¿Crecimiento desigual?: distribución del ingreso y pobreza en los países de la OCDE – OCDE 2008
- Cuando confundir la correlación en los datos con el factor causa-efecto permite sacar una conclusión positiva
- UE: Cuando los juegos virtuales no alivian el dolor (el futuro ya no es lo que era)
- Conclusions (en inglés en el original)
- Eurostat Statistical Books
- Estados Unidos: un inmenso panorama de sufrimiento y sueños rotos
- Visite USA (utilizando la hemeroteca como un GPS de cabotaje)
"Tenemos suficiente para las necesidades de todos, pero no para la codicia de unos pocos".
M. Gandhi, 1869 – 1948 – Abogado, político y activista
Nunca antes tan pocos habían engañado a tantos durante tanto tiempo -jamás
Se le exigió al mundo entero que cambiara su modo de vida en base a la fantástica invención de un grupo de políticos con ansias de "salvar" a la humanidad de una imaginaria catástrofe económica. Decían tener la Verdad en sus manos (en general, aconsejo a mis amigos que confíen siempre en quienes están buscando la verdad, pero desconfíen siempre de aquellos que dicen haberla encontrado).
Aseguraban que la desregulación, la privatización y el libre movimiento de capitales, servicios y mercancías (el de personas, nunca llegó, ni se lo espera) harían entrar a la humanidad en una era de progreso exponencial y continuado, como nunca se había vivido. Y además, desaparecerían los ciclos económicos (¿verdad, grandes bonetes del FMI?). Algunos profetas, hasta llegaron a proclamar el "fin de la Historia" (¿verdad, Profesor Fukuyama?).
"La globalización igualará el terreno de juego… la Tierra es plana… los Gobiernos y sus normas para el mundo laboral han perdido importancia… en marcha hacia una nueva civilización… contratamos a nuestra gente por ordenador, trabajan en el ordenador y son despedidas también por el ordenador"… Para los creadores de estas "genialidades" (dogmas, mantras), la visión de un ejército de parados, inimaginable hasta entonces, era una obviedad.
Ninguno de los altamente remunerados creadores de estos paradigmas (de los sectores de futuro y países de futuro) creía en la existencia de suficientes puestos de trabajo, decentemente pagados, en los tecnológicamente costosos mercados en crecimiento de los que hasta entonces fueron países del bienestar… no importa en qué sector.
"Los pragmáticos del "turbo capitalismo" reducen el futuro a un par de números y un concepto: "20 a 80" y tittytainment"…, decían Hans-Peter Martin y Harald Schumann, en su libro La trampa de la globalización – Taurus 1998), y además, reseñaban:
(Las escenas que siguen corresponden a una reunión mantenida por 500 políticos de primera línea, líderes económicos y científicos de los cinco continentes, efectuada en el año 1995 en el Hotel Fairmont de San Francisco, EEUU)
"En el próximo siglo (XXI), el 20% de la población activa bastará para mantener en marcha la economía mundial. No se necesitará más fuerza de trabajo…
Una quinta parte de todos los que buscan trabajo bastará para producir todas las mercancías y aportar las valiosas prestaciones de servicios que la sociedad mundial pueda permitirse. Ese 20% participará, por tanto, activamente en la vida, el beneficio y el consumo, no importa en qué país. Se puede añadir a ellos un 1 o un 2%, admiten los participantes en el debate, por ejemplo contando con los herederos acomodados.
¿Y los demás? ¿El 80% de los dispuestos a trabajar que no tengan trabajo? "Sin duda", dice el escritor norteamericano Jeremy Rifkin, autor del libro "El fin del trabajo", "el 80% tendrá grandes problemas"…
El esbozo de un nuevo orden social: países ricos sin una clase media digna de mención… En el futuro, la cuestión será "to have lunch or be lunch" (comer o ser comido)…
La expresión "tittytainment" (que ha hecho famosa Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad Nacional del presidente norteamericano Jimmy Carter y que desde entonces se dedica a cuestiones de geoestrategia), es una combinación de "entertainment" y "titis" (entretenimiento aturdidor y alimentación suficiente).
En marcha hacia una nueva civilización. El modelo del mundo del futuro sigue la fórmula 20 a 80. Se perfila una sociedad de una quinta parte, en la que los excluidos tendrán que ser calmados con "tittytainment". ¿Es esto una exageración desmedida?"…
Esa es la sociedad que hoy se está construyendo por encargo. Se les proporciona Ritalin, se les da una X-box con juegos de violencia e insinuaciones sexuales, mientras Facebook, You Tube, Twitter y los "sms" hacen el resto (a veces con la "inapreciable" colaboración del alcohol y las drogas). Zombis felices… Todos en la "nube"…
¿Por qué quiere alguien deliberadamente una sociedad idiotizada? Por una parte es mucho más fácil de controlar a alguien que no tiene conciencia de lo que sucede a su alrededor. Se ofrece futbol (u otros deportes) cinco noches a la semana para mantener a todos ocupados mientras que el saqueo de su riqueza continúa convenciéndoles que hacer hamburguesas en McDonalds cobrando el salario mínimo es "empleo".
Hay quien busca explicaciones más rocambolescas que aseguran que un movimiento sin precedentes como éste en tiempos sin precedentes como éstos puede llevar a una conclusión sin precedentes.
La Gran Recesión aceleró una tendencia que comenzó hacía tres décadas: deslocalización al extranjero, automatización del trabajo, conversión de empleos a jornada completa en temporales y contratas, debilitamiento de los sindicatos y obtención de reducciones de salarios y prestaciones de los trabajadores actuales. Internet y la informática lo han hecho más fácil.
La economía de EEUU es hoy el doble de lo que era en 1980 mientras que el salario medio real apenas se ha movido. La mayor parte de los beneficios del crecimiento ha ido a parar a los niveles altos. A finales de los 70, el 1 por ciento de los estadounidenses más ricos cobraba el 9 por ciento de los ingresos totales. A principios de la Gran Recesión, esa cifra sobrepasaba el 23 por ciento. La riqueza está más concentrada.
Ése es el meollo del problema. La mayoría de estadounidenses ya no tiene el poder de compra suficiente como para que la economía vuelva a andar. Cuando estalló la burbuja de la deuda, se quedaron encallados.
Los beneficios empresariales están en alza, pero los empleos y salarios siguen estancados.
Las personas con activos financieros o cuyo talento es tenido en cuenta por las grandes corporaciones están disfrutando de una fuerte recuperación. Mientras tanto, la mayoría de los estadounidenses se esfuerza por ir tirando.
Las empresas no tienen la culpa, pues su objetivo es obtener beneficios. Ni tampoco es culpa de los ricos, que sólo han jugado según las reglas. El problema es que hay que cambiarlas.
Un futuro sin trabajo o con contratos basura para la mayoría de los estadounidenses es insostenible, también para las propias empresas del país, cuya rentabilidad a largo plazo depende del resurgimiento de la demanda nacional.
La solución es ofrecer al americano medio un trato económico mejor. Por lo tanto, deberíamos aceptar que los países puedan propugnar reglas nacionales –políticas fiscales, regulaciones financieras, normas laborales o leyes de salud y seguridad de los consumidores- y que puedan hacerlo levantando barreras en la frontera si fuera necesario, cuando el comercio ostensiblemente amenaza las prácticas domésticas que cuentan con un amplio respaldo popular. Si los impulsores de la globalización tienen razón, el clamor por protección no cundirá por falta de evidencia o apoyo. Si están equivocados, habrá una válvula de seguridad destinada a asegurar que los valores en pugna -los beneficios de economías abiertas frente a los réditos derivados de implementar regulaciones domésticas- sean escuchados de manera apropiada en los debates públicos.
Si el lector desea cambiar el término EEUU por el de Unión Europea, todo parecido con la realidad no será mera coincidencia.
Pero antes de entrar en debate, o invalidar -sin más- mis comentarios políticamente incorrectos, analicemos algunos datos para que cada cual juzgue por sí mismo.
Recordar sirve para comprender (desordenado relato de las últimas "actuaciones")
"El hombre más peligroso para cualquier gobierno es el hombre capaz de pensar por sí sólo… sin tener en cuenta las supersticiones y los tabúes vigentes. Ya que casi inevitablemente llegará a la conclusión de que el gobierno es deshonesto, demente e intolerable". "La única emoción que perdura en el hombre inculto es el miedo; miedo a lo desconocido, lo complejo, lo inexplicable. Lo único que quiere por encima de todo es seguridad".
H. L. Mencken, 1880 – 1956 – Periodista y crítico social
Tócala de nuevo, Ben… (el segundo "padre" de la era de los excesos)
– 30 Bernanke Quotes That Are So Absurd You Won"t Know Whether To Laugh Or Cry (Business Insider – 8/12/10) Lectura recomendada
Uno de los últimos en atacar al presidente del regulador monetario ha sido Business Insider, que esta semana, bajo el titular "30 citas de Bernanke tan absurdas que no sabes si reír o llorar".
Así, la que podría ser la mejor "perla" de Bernanke retrata toda su política monetaria y se encuentra en su discurso del 21 de noviembre de 2002. Entonces aseguró que "El Gobierno de Estados Unidos tiene una tecnología llamada imprenta (hoy en día su equivalente tecnológico) que permite producir todos los dólares que se deseen a ningún coste".
(By Michael Snyder, The Economic Collapse)
Did you see Federal Reserve Chairman Ben Bernanke on 60 Minutes the other night? Bernanke portrayed the Federal Reserve as the great protector of the U.S. economy, he claimed that unemployment would be 15 percent higher if the Federal Reserve had sat back and done nothing during the financial crisis and he even started laying the groundwork for a third round of quantitative easing.
Unfortunately, 60 Minutes did not ask Bernanke any hard questions and did not challenge him on his past record. It was almost as if they considered Bernanke to be above criticism. But someone in the mainstream media should be taking a closer look at this guy and his record. The truth is that the incompetence that Bernanke has displayed over the past few years makes the Cincinnati Bengals look like a model of excellence.
Bernanke kept insisting that the housing market was stable even while it was falling apart, he had absolutely no idea the financial crisis was coming, he declared that Fannie Mae and Freddie Mac were in no danger of failing just before they failed, his policies have created asset bubble after asset bubble and the world financial system is now inherently unstable.
But even with such horrific job performance, Barack Obama and leaders of both political parties continue to publicly praise Bernanke at every opportunity. What in the world is going on here?
Not that Bernanke is solely responsible. His predecessor, Alan Greenspan, was responsible for many of the policies that have brought us to this point. In addition, most of the other presidents of the individual Federal Reserve banks across the United States seem just as clueless as Bernanke.
But you would think at some point someone in authority would be calling for Bernanke to resign. Accountability has to begin somewhere.
The Bernanke quotes that you will read below reveal a pattern of incompetence and mismanagement that is absolutely mind blowing. Looking back now, we can see that Bernanke was wrong about almost everything.
But the mainstream media and our top politicians keep insisting that Bernanke is the man to lead our economy into a bright future.
It is almost as if we have been transported into some bizarre episode of "The Twilight Zone" where the more incompetence someone exhibits the more they are to be praised.
The following are 30 Ben Bernanke quotes that are so stupid that you won't know whether to laugh or cry….
Nov. 21, 2002
"The U.S. government has a technology, called a printing press (or today, its electronic equivalent), that allows it to produce as many U.S. dollars as it wishes at no cost".
June 2004
"Economics has many substantive areas of knowledge where there is agreement but also contains areas of controversy. That's inescapable".
June 2004
"Not all information is beneficial".
July, 2005
"We"ve never had a decline in houses prices on a nationwide basis. So, what I think what is more likely is that house prices will slow, maybe stabilize, might slow consumption spending a bit. I don"t think it"s gonna drive the economy too far from its full employment path, though".
Oct. 20, 2005
"House prices have risen by nearly 25 percent over the past two years. Although speculative activity has increased in some areas, at a national level these price increases largely reflect strong economic fundamentals".
Nov. 15, 2005
"With respect to their safety, derivatives, for the most part, are traded among very sophisticated financial institutions and individuals who have considerable incentive to understand them and to use them properly".
Feb. 15, 2006
"Housing markets are cooling a bit. Our expectation is that the decline in activity or the slowing in activity will be moderate, that house prices will probably continue to rise".
Feb. 16, 2006
"I don't think that Chinese ownership of U.S. assets is so large as to put our country at risk economically".
Oct. 4, 2006
"If current trends continue, the typical U.S. worker will be considerably more productive several decades from now. Thus, one might argue that letting future generations bear the burden of population aging is appropriate, as they will likely be richer than we are even taking that burden into account".
March 28, 2007
"At this juncture, however, the impact on the broader economy and financial markets of the problems in the subprime market seems likely to be contained. In particular, mortgages to prime borrowers and fixed-rate mortgages to all classes of borrowers continue to perform well, with low rates of delinquency".
Feb. 15, 2007
"Despite the ongoing adjustments in the housing sector, overall economic prospects for households remain good. Household finances appear generally solid, and delinquency rates on most types of consumer loans and residential mortgages remain low".
May 17, 2007
"All that said, given the fundamental factors in place that should support the demand for housing, we believe the effect of the troubles in the subprime sector on the broader housing market will likely be limited, and we do not expect significant spillovers from the subprime market to the rest of the economy or to the financial system. The vast majority of mortgages, including even subprime mortgages, continue to perform well. Past gains in house prices have left most homeowners with significant amounts of home equity, and growth in jobs and incomes should help keep the financial obligations of most households manageable".
Oct. 31, 2007
"It is not the responsibility of the Federal Reserve -nor would it be appropriate- to protect lenders and investors from the consequences of their financial decisions".
Jan. 10, 2008
"The Federal Reserve is not currently forecasting a recession".
Jan. 18, 2008
(Two months before Fannie Mae and Freddie Mac collapsed and were nationalized) "They will make it through the storm".
Jan. 18, 2008
"(The U.S. economy) has a strong labor force, excellent productivity and technology, and a deep and liquid financial market that is in the process of repairing itself".
June 3, 2009
(When asked directly during a congressional hearing if the Federal Reserve would monetize U.S. government debt) "The Federal Reserve will not monetize the debt".
June 9, 2008
"The risk that the economy has entered a substantial downturn appears to have diminished over the past month or so".
July 20, 2008
"The GSEs are adequately capitalized. They are in no danger of failing".
Sept. 23, 2008
"My interest is solely for the strength and recovery of the U.S. economy".
Aug. 2, 2010
"The financial crisis appears to be mostly behind us, and the economy seems to have stabilized and is expanding again".
Oct. 15, 2010
"…inflation is running at rates that are too low relative to the levels that the Committee judges to be most consistent with the Federal Reserve's dual mandate in the longer run".
Oct. 15, 2010
"Similarly, the mandate-consistent inflation rate -the inflation rate that best promotes our dual objectives in the long run- is not necessarily zero; indeed, Committee participants have generally judged that a modestly positive inflation rate over the longer run is most consistent with the dual mandate".
Nov. 5, 2010
"Although low inflation is generally good, inflation that is too low can pose risks to the economy – especially when the economy is struggling".
Dec. 5, 2010
(On 60 Minutes in response to a question about what would have happened if the Federal Reserve had not "bailed out" the U.S. economy) "Unemployment would be much, much higher. It might be something like it was in the Depression. Twenty-five percent".
Dec. 5, 2010
"One myth that"s out there is that what we"re doing is printing money. We"re not printing money".
Dec. 5, 2010
"The money supply is not changing in any significant way. What we"re doing is lowering interest rates by buying Treasury securities".
Dec. 5, 2010
(On the possibility that the Fed might launch QE3) "Oh, it's certainly possible. And again, it depends on the efficacy of the program. It depends on inflation. And finally it depends on how the economy looks".
Dec. 5, 2010
"I wish I'd been omniscient and seen the crisis coming".
Dec. 5, 2010
"We"ve been very, very clear that we will not allow inflation to rise above 2 percent".
Bonus: "I don't fully understand movements in the gold price".
La danza de la fortuna (los que viven -siempre- del lado bueno de las vías del tren)
"La contratación diaria en el mercado de divisas batió el pasado mes de abril un récord con un promedio diario de 4 billones de dólares, un 20 por ciento más que en 2007, pese a la crisis financiera"… ¿Quién dijo crisis? La negociación diaria en divisas bate un récord (El Economista – 12/12/10)
Este dato figura en el último Informe Trimestral del Banco de Pagos Internacionales (BPI), con sede en Basilea (Suiza), hecho a mediados de diciembre de 2010.
La negociación electrónica ha sido fundamental en este crecimiento, ya que ha reducido los costes de las transacciones y ha aumentado la liquidez en el mercado, señala el BPI, que actúa como banco de los bancos centrales.
Más del 50 por ciento del volumen total de contratación en el mercado de divisas se ejecuta electrónicamente.
El BPI señala que el aumento de la contratación diaria en divisas se debió en gran medida al repunte de la actividad de instituciones financieras distintas de los intermediarios declarantes, que contribuyó con un 85 por ciento al total de la contratación.
Estas instituciones financieras incluyen bancos más pequeños, fondos del mercado monetario, fondos mutuos de compañías aseguradoras, fondos de pensiones, fondos de alto riesgo ("hedge funds") o fondos de divisas.
Pese a que el crecimiento de la negociación de divisas en los tres últimos años es sustancial, se sitúa muy lejos del incremento sin precedentes del 72 por ciento registrado entre 2004 y 2007.
– La tapadera de Wall Street (El País – 19/12/10) Lectura recomendada
(Por Paul Krugman)
Cuando se produjo la crisis financiera, muchas personas -yo incluido- la consideramos una ocasión de la que podíamos aprender. Sobre todo, esperábamos que la crisis recordase a todo el mundo por qué los bancos tienen que estar eficazmente regulados. Qué ingenuos fuimos. Deberíamos habernos dado cuenta de que el Partido Republicano actual está entregado en cuerpo y alma al eslogan reaganiano de que el Gobierno siempre es el problema, nunca la solución. Y, por tanto, deberíamos habernos dado cuenta de que, cuando los leales al partido se enfrentasen a hechos que no encajasen con el eslogan, modificarían los hechos. Eso me lleva a la fallida comisión para la crisis.
La Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera bipartidista se creó por ley para "analizar las causas, nacionales y mundiales de la actual crisis financiera y económica en EEUU". Se esperaba que fuese una versión moderna de la investigación Pécora de los años treinta, que documentó los abusos de Wall Street y contribuyó a allanar el camino para la reforma financiera. En su lugar, la comisión se ha dividido según las distintas tendencias partidistas y ha sido incapaz de ponerse de acuerdo siquiera sobre los puntos más básicos.
Y no es que la historia de la crisis sea especialmente difícil de entender. Primero, se produjo una burbuja inmobiliaria generalizada, en EEUU, en Irlanda, España y otros países. Esta burbuja se hinchó por culpa del crédito irresponsable, que fue posible gracias a la liberalización bancaria y por no haber extendido la regulación a los "bancos en la sombra", a los que no afectaban las normas tradicionales pero que, no obstante, estaban involucrados en actividades bancarias y generaban riesgos similares a los de los bancos.
Luego la burbuja estalló, con consecuencias tremendamente perjudiciales. Resultó que Wall Street había creado una red de interconexiones que nadie comprendía, de modo que la quiebra de Lehman Brothers, un banco de inversión de tamaño mediano, podía amenazar con hundir todo el sistema financiero mundial. Es una historia sencilla, pero una historia que los miembros republicanos de la comisión no quieren que se cuente. Literalmente.
La semana pasada, según informa Shahien Nasiripour de The Huffington Post, los cuatro republicanos de la comisión votaron a favor de excluir del informe las expresiones "liberalización", "banca en la sombra", "interconexión" y, sí, "Wall Street". Cuando los demócratas se negaron a secundar que se contase la historia de Hamlet sin el príncipe, los republicanos siguieron adelante y emitieron su propio informe que, por supuesto, evitaba emplear cualquiera de las expresiones prohibidas.
Ese informe no tiene más que nueve páginas, con pocos hechos y apenas ninguna cifra. Cuenta una historia que ha sido amplia y repetidamente desacreditada (sin responder en absoluto a quienes la han desacreditado). En el mundo según los comisarios del Partido Republicano, todo es culpa de los ingenuos idealistas del Gobierno, quienes emplearon diversas artimañas -especialmente Fannie Mae y Freddie Mac, los organismos de garantía crediticia apadrinados por el Gobierno- para fomentar la concesión de préstamos a prestatarios con pocos ingresos. Wall Street, es decir, el sector privado, solo se equivocó en la medida en que lo embaucaron para que contribuyese a esta burbuja creada por el Gobierno. Resulta difícil exagerar lo desatinado de todo esto. Para empezar, como ya he señalado, la burbuja inmobiliaria fue internacional (y Fannie y Freddie no se dedicaban a garantizar hipotecas en Letonia). Tampoco garantizaban préstamos en el mercado inmobiliario comercial, que también experimentó una gran burbuja.
La sucesión de acontecimientos demuestra que a los agentes privados no les embaucaron para que contribuyesen a una burbuja creada por el Gobierno. Fue al contrario. Durante los años de mayor inflación inmobiliaria, Fannie y Freddie se vieron obligados a mantenerse al margen; solo se involucraron en préstamos dudosos al final, cuando intentaron recuperar cuota de mercado.
Pero los comisarios del Partido Republicano se limitan a hacer su trabajo, que consiste en defender la narrativa conservadora. Y una narrativa que absuelve a los bancos de haber hecho algo malo, que les echa toda la culpa a los políticos entrometidos, es especialmente importante ahora que los republicanos están a punto de controlar la Cámara. La semana pasada, Spencer Bachus, el presidente entrante republicano del Comité de Servicios Financieros, declaró a The Birmingham News que "en Washington opinan que los bancos deben estar regulados, pero mi opinión es que Washington y los reguladores están ahí para servir a los bancos". Después trató de desdecirse pero no cabe duda de que él y sus compañeros harán todo lo posible para impedir una regulación eficaz de los responsables de la pesadilla económica de los últimos años. Así que necesitan una historia que sirva de tapadera y que afirme que todo fue culpa del Gobierno.
Al final, quienes confiábamos en que la crisis brindase una ocasión para aprender estábamos en lo cierto, pero no en el sentido esperado. Lo que hemos aprendido es lo que pasa cuando una ideología respaldada por una enorme riqueza y un poder inmenso se enfrenta a hechos molestos. Y la respuesta es que los hechos pierden.
(Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de Economía 2008. ©New York Times News Service)
Dos crisis en 10 años, o el crac que duró una década
(Breve resumen de la década 2000-2010. De las puntocom al empacho de ladrillo)
Lehman puso fin a 25 años de dinero fácil y fe ciega en las bondades del mercado. Pero el crac empezó en 2000, y su cierre en falso provocó el mayor colapso económico desde 1929.
Las crónicas sobre la Gran Depresión de los años 30 tienden a arrancar hablando de los felices 20, sencilla contraposición entre euforia y pánico. Ahora, tras la mayor crisis financiera desde entonces, la contraposición no es tan sencilla. El mundo en 2007 parecía un lugar más cómodo del que es ahora, pero no corría champán por las calles, y ganar dinero no era, por lo general, fácil.
Por eso, y por algún motivo de más fuste -como el hecho de que el máximo de 2007 del S&P 500 apenas estuvo un 2% por encima de récord de marzo de 2000-, no es descabellado pensar que la crisis actual no empezó al caer Lehman en 2008, ni en 2007 cuando los banqueros empezaron a huir de la burbuja por ellos construida, sino en 2000. Porque sí hubo unos felices 20 en el siglo XXI. Un tiempo en que un fallo informático -al pasar los procesadores del año 99 al 00- era la mayor de las preocupaciones. Una época en la que una cadena de pizzas se disparaba en Bolsa al descubrir los inversores un activo intangible en esas motocicletas susceptibles de ser utilizadas para el comercio electrónico. O cuando empresas de actividad difusa -pero ligada a la Red– podían pedir dinero al mercado, gastarlo, y volver a por más.
Aun tratando de entender estas dos crisis como procesos diferentes, serían madre e hija. Y, si bien en la segunda mitad de los años 90 el optimismo era más llamativo, entre 2004 y 2007 el mercado tampoco se quedaba corto en aberraciones. ¿Era más estúpido que en el Nasdaq cotizasen varias empresas de comercio electrónico de comida para perros o que los mejores expertos en titulización del mercado pensasen -y convenciesen a otros- que juntando un suficiente número de hipotecas basura se conseguía un activo con el mismo rating que Suiza?
Al menos, la estupidez puntocom no generaba tanto paro. En verdad, pocas cosas hay tan destructivas como una crisis cerrada en falso o una enfermedad mal curada. En 2002 los médicos combatieron los síntomas -el desplome de los precios de los activos- en vez de la enfermedad; el exceso de crédito y la proliferación de prácticas de riesgo.
Fue en 1995 cuando Alan Greenspan alertó de la "exuberancia irracional" en los mercados. Generó revuelo, pero la rueda no se detuvo. Entre 1995 y 1999 el S&P 500 subió un mínimo del 20% cada uno año, pese a las turbulencias de 1997 y 1998. Esta última, con la quiebra del fondo LTCM y su rescate por Wall Street con Greenspan bajando tipos, fue a la vez germen y ensayo en miniatura del crac de 2008. La facilidad con la que se sorteó este amago de colapso animó aún más a los inversores, y llevó 1999 al Olimpo de las burbujas especulativas.
Las primeras caídas se consideraban una corrección necesaria para el sector tecnológico. Pervivía el mito de que la economía había superado los ciclos y se encaminaba a un crecimiento sin inflación y sin mucho desempleo. Pero después del 11-S quebró Enron, y al año siguiente Worldcom, no sólo dos de las mayores compañías de Wall Street, sino dos modelos de gestión. El mundo se asomó al abismo de la crisis crediticia en aquel otoño de 2002. Pero la esquivó, en parte por un recorte de tipos desde el 6,5% hasta el 1,75% en un año. El crac puntocom truncó proyectos empresariales, hizo volatilizarse fortunas bursátiles y generó paro. Pero, en términos económicos, el PIB de EEUU nunca llegó a contraerse, y solo dos trimestres creció menos del 1%.
Esta salida airosa -como la de 1998- se convirtió en arma de doble filo. Generó la falacia de que la política monetaria era capaz de corregir ciclos y desequilibrios macroeconómicos. Es lo que en se llamó "The Greenspan put"; los inversores creyeron ver una red de seguridad que les permitía apostar siempre al alza, pues otro se encargaría de conjurar los riesgos. Un put es una opción de venta que protege de las caídas.
En paralelo, los tipos de interés se mantuvieron en niveles inferiores a la inflación durante casi tres años, y el mundo financiero registró una eclosión de nuevos y complejos productos de inversión que permitían sacar grandes rendimientos de tanto dinero barato. Fue la época del carry trade -pedir dinero con tipos bajos e invertirlo en áreas de tipos altos-, de los hedge funds, del private equity, los CDS y las titulizaciones. Prácticas que generaban poca inversión productiva final, pero generaron una época dorada para la banca de negocios.
Todo, bajo otra presunción, la de que el mercado no se equivoca, que contra toda evidencia empírica, había sobrevivido a la burbuja tecnológica y a los fraudes de Enron y Worldcom. La hipótesis de la eficiencia de los mercados, predicada por profesores como Eugene Fama desde Chicago, dominaba el discurso económico desde los 80. Bajo este paraguas intelectual se tomaron decisiones que crearon la bomba de relojería. EE UU anuló la separación entre banca comercial y de inversión, en vigor desde los años 30. Se desreguló el mercado de derivados hasta el punto de que la exposición de la banca a riesgo de derivados no sólo no era pública; las propias entidades tardaron meses en averiguar sus propios riesgos. Los modelos matemáticos de inversión y control de riesgos, desarrollados también bajo la perspectiva de que los precios que dan los mercados son correctos, ya se habían demostrado fallidos en 1998 con el LTCM. Aquel hedge fund estaba gestionado por Robert Merton y Byron Scholes, creadores del modelo de valoración de opciones, semilla de gran parte de la innovación financiera desde los 80. En 2007, Goldman dijo que, según su modelo, la probabilidad de que el mercado registrase movimientos como los experimentados ese mes era de seis entre 10 elevado a 138, es decir, un seis entre un número con 138 ceros…
Con estas premisas se construyó un rascacielos sin cimientos. Las empresas se endeudaron, y los ciudadanos no iban a ser menos. Los banqueros, deslumbrados por los bonus, pensaron en el beneficio a corto plazo y confiaron su futuro a unos modelos de control de riesgos hechos para alimentar la máquina. El crecimiento exponencial de la complejidad y la interdependencia financieras no vinieron acompañados de más supervisión, requerimientos de capital o transparencia… Más bien fue al contrario.
Se creó un sistema bancario en la sombra, en el que la banca empaquetaba hipotecas y se las vendían a hedge funds para, con el dinero obtenido, poder dar más hipotecas y poder empaquetarlas. Según un informe de la Fed de Nueva York, el pasivo de este sistema bancario en la sombra llegó a los 20 billones de dólares frente a los 13 de la banca tradicional… Hasta que, en verano de 2007, los intermediarios vieron que las hipotecas no se pagaban, y tanto la banca tradicional y la banca en la sombra se quedaron sin liquidez.
La crisis de liquidez puso al descubierto los problemas de solvencia, el exceso de endeudamiento y, en general, los riesgos incubados durante dos décadas en las que Occidente confundió valor con precio y fió su futuro a dos viejos impostores, el crédito fácil y la Bolsa alcista. La Historia enseña que la mayor parte de las ideologías -especialmente las más dogmáticas- acaban sepultadas bajo su propio peso. Eso sí, en el debate político sobre las reformas necesarias para que no se repita, el lobby financiero no ha perdido peso. Y la factura de los bancos rescatados ha corrido a cargo del contribuyente. Quién si no.
Las obligaciones de deuda colateralizada (CDOs): la "madre" de la era de los excesos
– La alquimia financiera de Europa (Project Syndicate – 23/12/10) Lectura recomendada
(Por Luigi Zingales)
Chicago.- Es universalmente reconocido que un factor clave detrás de la crisis financiera de 2007-2008 fue la difusión de obligaciones de deuda colateralizada (CDOs, por su sigla en inglés), los infames vehículos de propósitos especiales que transformaron la deuda de menor calificación en deuda altamente calificada. Sin embargo, a medida que estas estructuras fueron perdiendo popularidad en Wall Street, cobraron popularidad del otro lado del Atlántico.
Después de todo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por su sigla en inglés), creado por los países de la eurozona en mayo pasado, es la mayor CDO que se haya generado hasta el momento. Al igual que con las CDOs, el EFSF se promocionó como una manera de reducir el riesgo. Desafortunadamente, el resultado podría ser similar: todo el sistema bancario en picada.
Las CDOs son una forma de alquimia financiera: vehículos de propósitos especiales que compran el equivalente financiero del plomo (títulos respaldados por hipotecas de baja calificación) y se autofinancian principalmente con el equivalente financiero del oro (bonos AAA sumamente buscados). Esta transformación se basa en un principio sólido y dos principios débiles.
El principio sólido es el exceso de colateral. Si hay 120 dólares de colateral que garantizan un bono de 100 dólares, el bono es más seguro, sin duda. Cuánto más seguro, sin embargo, depende de los retornos del pool de bonos que componen la CDO.
El primer principio débil es que si el retorno de estos bonos está altamente correlacionado, de manera que todos dejan de pagar al mismo tiempo, el exceso de colateralización no sirve de mucho. Por el contrario, si los retornos no están correlacionados, es extremadamente improbable que todos dejen de pagar al mismo tiempo, lo que hace que el exceso de colateralización baste para garantizar un retorno más seguro.
Desafortunadamente, ningún modelo matemático preciso puede determinar la correlación entre los títulos, que siempre es una conjetura basada principalmente (a veces, enteramente) en el comportamiento pasado. En consecuencia, la explosión de CDOs en Estados Unidos durante el auge inmobiliario se predijo en base a la débil presunción de que los precios de las viviendas nunca caen a nivel nacional.
El segundo principio débil es que, para validar estos instrumentos, los emisores de CDOs confiaban en las agencias de calificación crediticia. Históricamente, estas agencias habían sido confiables a la hora de predecir el riesgo de incumplimientos de pago corporativos. Gran parte de su credibilidad, sin embargo, dependía de un frágil equilibrio de poder. Dado que cada emisor representaba una pequeña fracción de sus ingresos, las agencias de calificación no estaban dispuestas a comprometer su reputación por el bien de un único emisor.
No obstante, el mercado de CDOs estaba concentrado: seis o siete emisores controlaban la mayor parte del mercado, y este mercado terminó representando el 50% de todos los ingresos que se ganarían a través de las calificaciones. De repente, los emisores ejercían mucha más influencia sobre las agencias de calificación que, como cualquier buen vendedor, estaban dispuestas a ceder un poco para no ahuyentar a los clientes importantes.
En consecuencia, el mercado de CDOs no propagó tanto el riesgo como que se lo quitó de encima y lo ocultó. Cuando el mercado inmobiliario estadounidense comenzó a virar hacia el sur, los mayores suscriptores (como Countrywide) no quebraron de inmediato, porque habían vendido la mayoría de sus préstamos al mercado de CDOs. En última instancia, sin embargo, la incertidumbre creada por estos CDOs prácticamente hizo colapsar todo el sistema bancario de Estados Unidos.
Europa está siguiendo un camino similar. El EFSF, creado para ayudar a los países que enfrentan "iliquidez", está diseñado exactamente como un CDO. El EFSF compra los bonos de países a los que les resulta difícil financiarse en el mercado (por ejemplo, Irlanda) y emite bonos que están calificados como AAA. ¿Cómo es posible esta alquimia? Una vez más, se basa en el exceso de colateralización, la presunción de una distribución conjunta de los posibles resultados y el inevitable sello de aprobación de las tres principales agencias de calificación de crédito.
Con el EFSF, el exceso de colateralización adopta la forma de garantías por parte de otros países de la eurozona. Entre los principales países, sin embargo, sólo Francia y Alemania tienen calificación AAA. ¿Cómo puede un bono garantizado en gran parte por países como Italia y España (posibles candidatos para una crisis fiscal) ofrecer una categoría AAA a los bonos irlandeses? Según Standard and Poor´s, por ejemplo, "la calificación sobre el EFSF refleja nuestra visión de que las garantías ofrecidas por países soberanos calificados como "AAA" y reservas de liquidez disponibles invertidas en títulos "AAA", en conjunto, cubrirán todos los pasivos del EFSF".
Sin embargo, el valor de las garantías depende de la situación. Mientras el único país a rescatar sea Irlanda, no hay ningún problema. Pero si el EFSF tiene que garantizar a España, ¿Alemania estaría realmente dispuesta a intervenir y utilizar el dinero de sus contribuyentes para cubrir las pérdidas de los bancos españoles? ¿Y cuál podría ser el grado de compromiso de los bancos franceses y alemanes -y, por ende, cuánta más tensión fiscal tendrán que soportar Francia y Alemania?
Aquí tampoco existe una fórmula matemática que pueda ayudar, porque lo que necesitamos probar es la razonabilidad de nuestras presunciones. Es por esto que las opiniones de las agencias de calificación son tan valiosas. Desafortunadamente, uno debe preguntarse hasta qué punto estas calificaciones no están distorsionadas por el poder político de los países de la eurozona.
Desde la crisis, las agencias de calificación fueron blanco de ataques y, a ambos lados del Atlántico, se discutió la aplicación de una importante regulación, lo que podría afectar seriamente su negocio. En vista de esto, ¿cuán libres son las agencias de calificación de crédito para expresar su opinión en las mismas instituciones que las regularán? Tendremos que esperar la cotización de las permutas de riesgo crediticio sobre la deuda del EFSF, que serán emitidas en enero, para ver si los mercados creen en las calificaciones.
Ajena a esta prueba, sin embargo, Alemania parece haber intentado lo imposible: ayudó a los países en problemas, sin soltar (por el momento) un solo euro. No obstante, al igual que con los CDOs, esta podría ser una victoria pírrica. El EFSF buscó una ganancia a corto plazo a cambio de pérdidas mucho mayores si la situación se deteriora: una crisis fiscal en España podría derribar todo el edificio.
Después de la crisis de hipotecas de alto riesgo, los políticos afirmaron que el mercado era miope e irracional, y corrieron a proponer nuevas regulaciones. Si bien parte de la crítica puede ser válida, ¿qué les da a los políticos autoridad moral para criticar? Después de todo, como demuestra el EFSF, su orientación puede ser más a corto plazo y más irracional que la del mercado, al repetir los mismos errores porque parece que no hubieran aprendido de ellos.
El veredicto del mercado probablemente sea intransigente. Como dijo Oscar Wilde: "Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la culpa es mía".
(Luigi Zingales es profesor de Capacidad Empresaria y Finanzas en la Escuela de Graduados de Negocios de la Universidad de Chicago y coautor, junto con Raghuram G. Rajan, de Saving Capitalism from the Capitalists (Salvar al capitalismo de los capitalistas). Copyright: Project Syndicate, 2010)
Crónica de una muerte anunciada: de la crisis bancaria a la crisis de la deuda soberana, y de la crisis fiscal a la "eutanasia pasiva" del Estado de Bienestar (q.e.p.d.)
"Las dificultades fiscales ponen a regiones y municipios del mundo desarrollado al borde de la quiebra"… La crisis, más cerca de usted (El País – 26/12/10)
Página siguiente |