Antología de textos de lectura para el primer grado de educación secundaria (página 4)
Enviado por Marcos Antonio Castro Moreno
¿Quién narra la historia de Calixto Garmendia? ¿y a quién se la cuenta?
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¿Cómo concluye la historia de don Calixto Garmendia?
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
¿Por qué Calixto Garmendia no era bien visto por las autoridades del pueblo?
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¿Por qué las autoridades echaron mano al terreno de Calixto Garmendia? ¿qué ocurrió?
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¿Por qué Calixto Garmendia afirmaba: "El día que el Perú tenga justicia, será grande? Explica.
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LECTURA INFERENCIAL
Si las autoridades echaban mano a las tierras de los blancos y no al terreno de Calixto Garmendia, ¿qué hubiera sucedido?
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LECTURA INTERPRETATIVA
¿Qué problemática social denuncia Ciro Alegría a través de "Calixto Garmendia"? Explica.
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LECTURA CRÍTICA
Cuando las autoridades cometen abusos en el pueblo, ¿tú cómo actúas? ¿eres permisivo, crítico?
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CREATIVIDAD
Escenifica con tus compañeros y compañeras la interesante historia de Calixto Garmendia.
PARA INVESTIGAR
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12. Averigua sobre la enfermedad llamada tifo.
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CRONWELL JARA JIMÉNEZ
LA HORMIGA QUE QUERÍA SER ESCRITORA
Era una hormiga muy pequeña, insignificante si se la comparaba con los demás animales de la tierra. Pero era muy voluntariosa.
Quería ser escritora, pero sus demás amigos que habían tenido también sus mismos deseos, arrepentidos ahora, mucho la habían tratado de desanimar. La hormiga los escuchó con paciencia pero no les hizo caso. Ella, obstinada, quería ser escritora.
Pues, si quieres serlo, mira esa pesada roca -le aconsejó una anciana hormiga de mucha experiencia, señalándole una enorme peña en la orilla del camino.
¡Guau! -exclamó la hormiga que quería ser escritora -¡A mi lado es del tamaño de una montaña!
Si quieres ser escritora tendrás que levantarla para que llegues a descubrir la cueva que ella oculta. Si lo logras, se te abrirán ante los ojos las cosas más maravillosas que jamás has imaginado. ¡Allí se guardan las experiencias, las sabidurías y los sueños de los más grandes escritores! -explicó emocionada la vieja hormiga, acariciándose la blanca barba.
¡Claro que sí moveré esa montaña! -sin dudar, dijo la pequeña hormiga.
¿Estás segura? ¿Estás muy segura que lo harás?
¡Espera y verás! -le dijo impaciente la hormiga que quería ser escritora.
Calma, entonces -la serenó la vieja hormiga-. Permíteme ayudarte. Toma, recibe estas cuatro bolsitas.
¿Qué son? ¿Qué contienen?
La vieja hormiga le dijo:
Las utilizarás cuando estés en apuros. La primera contiene rocíos de "Ingenio y Astucia"; la segunda, rocíos de "Fuerza y Perseverancia"; la tercera, rocíos de "Autenticidad y Espejo de sí mismo"; y la cuarta, rocíos de "Experiencia".
La vieja hormiga se fue, y la hormiga que quería ser escritora quedó sola, muy sola.
Y se enfrentó ante la roca, ¡era grande y seguramente más pesada de lo que había imaginado!; pero, sin embargo, no se desanimó.
Iba a intentar levantarla y hacerla a un lado, cuando una enorme culebra se encaramó sobre la roca y se enroscó ahí para solearse.
– ¡Sal de la roca, culebra! -le gritó.
La culebra alzó la cabeza para ver quién la molestaba y se rió burlona al ver que era una pequeña criatura.
– ¿Y para qué quieres que salga?
Para levantar y apartar la roca sobre la que tú estás. Tu peso es un obstáculo sobre otro obstáculo, pero, si tú sales, estoy segura de poder alzarla. ¡Vete ya!
La culebra carcajeó y se enroscó más.
Pues, ¡no quiero salir! Yo aquí estoy muy bien bajo este sol tan agradable -dijo y cerrando los ojos, se preparó para dormir -; además, ¿por qué tú, una miserable hormiga, tienes tanto interés en apartar esta roca tan grande?
¡Porque quiero ser escritora! -respondió la pequeña -. Y al apartar la roca me veré ante una cueva. Mis ojos se llenarán de cosas maravillosas. Y tendré experiencia, sabiduría…
La culebra entonces abrió los ojos para ver a la hormiga con mucho respeto. Sin duda estaba ante un insecto interesante. Pero dijo:
Bah, ¡vete y déjame dormir! Además… ¿Qué podrías hacerme si no lo hago? -y se quedó dormida.
– ¿Ah, sí? -exclamó molesta la hormiga-. Pues, te las verás conmigo.
Y se dispuso a luchar. Pero, ¿Cómo podría luchar una pequeñísima hormiga contra una enorme culebra, por lo demás: indiferente e ignorante?
Recordó las bolsitas y abrió la primera, de la que bebió una gotita de rocío y, con gran astucia, escaló sobre la cima de la montaña. Segura de que iba a ganar porque se tenía mucha fe, con gran ingenio pícara picó en la cola de la culebra.
La enroscada gritó y saltó en el aire como si la estuvieran comiendo viva:
– ¡Ay! -se dolió- ¿Quién es el gigante invisible que me quiere tragar entera?
Y escapó de la roca saltando como un rayo, alejándose para jamás volver. La hormiga volvió a colocarse ante la roca, pero cuando intentó otra vez alzarla apareció un gavilán y se posó sobre la cima.
– ¡Gavilán, sal de la roca! -se molestó la hormiga.
Era un gavilán de pico filoso y garras grandes y duras como el acero.
– ¿Y para qué quieres que salga? -le respondió.
– Porque quiero ser escritora -contestó orgullosa la hormiga.
El gavilán la miró con atención y con mucha envidia, le dijo:
Ah, yo también quise ser escritor, ¡siendo un señor gavilán! Pero nunca lo he sido, aunque ves mi prestancia, la belleza de mis plumas y mi vuelo maravilloso, no sé por qué. Pero tú, insecto despreciable, qué lo vas a ser.
Eres el peso que está demás en la roca que estoy por levantar -le indicó la hormiga-. Si sales, estoy segura de alzarla.
– ¿Y para qué quieres moverla?
La roca cubre la entrada a una cueva. Si logro ingresar, mis ojos se llenarán de cosas maravillosas. Y obtendré experiencia, sabiduría.
El gavilán le tuvo odio y, soberbio, acrecentó su envidia:
Pues, si es así, ¡no saldré! Si yo que gozo de la libertad y de los cielos del universo y además de ser ave de plumaje espléndido, no he podido ser escritor, ¡tú tampoco lo serás!… Y vete, que te podría aplastar, si yo quisiera, bajo mis garras. Además ¿qué guerra podrías darme si no salgo? -dijo y, en un gesto de amenazante poder, batió airoso las alas.
– ¿Ah, sí? -reclamó con gran valor la hormiga -¡Pues, te las verás conmigo!
El duelo ya estaba pactado. Pero no bien aceptó el reto la hormiga, el poderoso viento surgido de las alas del gavilán, con gran menosprecio la arrojó lejos, por los aires.
"Por lo visto, este gavilán es soberbio y envidioso", meditó la hormiga. Y sacando la segunda bolsita, bebió su rocío.
Al verla volver, "qué terca", dijo el gavilán y agitando sus alas nuevamente hizo gran viento. Y hecho esto, quedó dormido, creyendo que aquel ridículo insecto ya no molestaría.
El gran viento, para la hormiga, fue como una tempestad; pero perseverando sacó fuerzas y se agarró bien con su patitas para seguir avanzando.
Con mucha paciencia subió sobre un arbusto que había al lado de la roca, encaramó sus ramas y descolgó de una hoja sobre la cabeza del gavilán. Era color tierra y no tan bello como el mismo gavilán decía. Con sigilo ingresó a uno de sus oídos. Y ya dentro, gritó:
¡Te dije que te fueras, feo gavilán! ¡Y bien te lo advertí! -y testaruda, picándole ahí, en el pequeño agujero-: ¡Vete! ¡Lárgate ya!
El gavilán saltó en el aire creyendo que acaso le había picado una gran avispa, pero no viendo a nadie:
¡Ay! -gritó acobardada y quejándose – ¿Cuál será esa fiera tan grande e invisible que habrá querido devorarme, empezando por mi cabeza?
Y elevó el vuelo para jamás volver.
La hormiga saltó a la roca, descendió de ella y se enfrentó luego bajo su enormidad, disponiéndose nuevamente a levantarla.
Pero, antes de realizar el esfuerzo, un alacrán con mucha parsimonia escaló sus paredes y se posó en la cima.
Sin desalentarse y, por el contrario, volviendo a mostrar paciencia, la hormiga otra vez insistió:
– ¡Alacrán, por favor, aléjate de la roca!
El alacrán, que era brillante como el sol, alzó el aguijón amenazante y ponzoñoso, y mirando con el mayor desdén a la hormiga:
– ¿Y para qué demonios quieres tú que yo salga?
Porque quiero ser escritora -contestó esta vez con humildad la hormiga. Y si tú sales, yo podré levantar la roca. Y entonces ingresaré a la cueva. Mis ojos verán cosas maravillosas. Y adquiriré experiencias y sabiduría para mi oficio.
El alacrán, extrañamente, se interesó en verdad por lo que oyó. Miró y remiró desde lo alto a la hormiga y le dijo:
Qué curioso. Sin embargo, a mí me gustan tanto las lecturas. ¡Y gozo con criticar! Pero, es más: sin haberte leído, ¡ya no me gusta tu obra! Eres fea, hormiga, y no me caes bien. ¡Nunca saldré! Y considérame desde hoy tu peor obstáculo. ¿Y quieres saberlo por qué? Muy bien, pues: ¡mira, mira este aguijón donde guardo mi ponzoña!
– No te temo -le amenazó la hormiga-. Tendré entonces que enfrentarte.
Ni lo intentes. Si me muevo será sólo para devorarte, despreciable criatura. Además, ¿qué podrías hacerme? ¡Me dan risa tus amenazas! Vete y déjame dormir.
– ¡Ah, sí! -aceptó el reto la hormiga – ¡Pues, te las verás conmigo!
Pero, reflexionó: "¿cómo podría vencerlo?"
Con paciencia y segura de sus habilidades, la hormiga volvió a escalar el arbusto, encaramó la alta rama justo sobre el gran tórax donde estaban los ojos del alacrán y, soltando el rocío de la tercera bolsita, ¡chas!, le mojó la visión.
El alacrán que dormitaba, despertó empapado. Y viéndose por primera vez así mismo, como ante un espejo:
¡Ay! -gritó -¡Qué ridículo y detestable ser! ¡cómo leo la más profunda envidia y frustración de artista, en sus ojos! Morirás por asustarme, ¡toma! ¡y toma! ¡prueba de mi aguijonazo maligno!
Saltó el alacrán de la roca y se hundió por la maleza, quejándose:
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay! -y así, sin dejar de picarse, desapareció.
Y cuando por fin sola la hormiga que quería ser escritora se vio ante la enorme roca, antes de intentar alzarla, se dijo:
¡Pero, caray! Tanto esfuerzo para llegar a este final, para de nuevo encontrarme con este, el más grande obstáculo, puesto que la piedra no podría oírme si yo le hablara que salga por ella sola… Pero, no me acobardo. ¡La levantaré y llegaré a la cueva!
Sin embargo apareciendo un grillo, nada agresivo, se impresionó al ver a la hormiga en actitud de querer alzar la roca.
Te he estado observando desde un inicio -le dijo el grillo-; y sé que quieres ser escritora. Es admirable, pero ¿puedo verte en este tu último esfuerzo?
Sí -le respondió la hormiga -: con tal que no intentes desalentarme. Tendría que luchar también contra ti, y no quisiera.
Oh no, yo admiro a los escritores -dijo el grillo-, y no te interrumpiré en tu destino. Sigue… aunque, no olvides. Te queda aún una bolsita.
– ¡La de la experiencia! ¡Cierto! -se alegró la hormiga y tomó su contenido.
La hormiga, entonces, sujetó la enorme piedra, alta y pesada como podría ser un edificio de cinco pisos; pero pujó y hábilmente experta, poniendo duras y tensas las patitas, apretó las uñas firmemente en la roca; y luego, ¡increíble! ¡el edificio de roca se movió y fue levantado en peso!
Con fácil naturalidad la hormiga que quería ser escritora, hizo a un lado la roca. ¡Y apareció la cueva! Era una enorme biblioteca. ¡Eran los libros más hermosos! ¡Los títulos más bellos!
La hormiga que quería ser escritora no cabía en ella de tanta alegría.
El grillo, no obstante, quedó perplejo:
No puede ser -le dijo a la hormiga-; yo creí que habías llegado al final, ¡y tienes que leer todos estos libros!
Feliz la hormiga, ya diestra en resolver tantos problemas, le respondió:
Pues me alegro que sea así. Que todo fin sea también el principio de un camino. Todos ellos me llevarán a mi destino, lo sé: ¡y seré escritora!
Sin duda que ya lo eres -le dijo llegando a la cueva aquella vieja hormiga de la barba blanca-: porque has sabido vencer todos los obstáculos que se te presentaron.
Las cuatro bolsitas mágicas me ayudaron, ¡gracias a usted! -le dijo la hormiga joven.
La hormiga anciana le contestó:
¿Qué cuatro bolsitas mágicas? ¡No tenían nada, sólo rocío, agua y aire! ¡Y nada más! ¡Todo salió de ti: fue el poder de tu hermosa imaginación!
GUÍA DE CONTROL DE LECTURA
ANTES DE LEER:
¿Puede una hormiga ser escritora?
¿Sobre qué tratará el texto?
LECTURA LITERAL
VOCABULARIO: asígnale el significado correspondiente a cada palabra:
PARSIMONIA: ______________________________________________
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PONZOÑOSO:______________________________________________________
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DESDÉN:__________________________________________________________
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RETO:____________________________________________________________
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MENOSPRECIO:____________________________________________________
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RIDÍCULO:_________________________________________________________
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PACIENCIA:________________________________________________________
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VOLUNTARIOSA:_____________________________________________________
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CIMA:_________________________________________________________________
Anota en el paréntesis si los enunciados siguientes son verdaderos o falsos:
La hormiga que quería ser escritora acariciaba siempre su barba blanca……………………….( )
La primera bolsita contenía rocíos de "Ingenio y Astucia". …………………………………………………………( )
La vieja hormiga tenía mucha experiencia…………… ( )
RETENCIÓN DE LECTURA
¿Quiénes desanimaban a la joven hormiga que quería ser escritora?
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¿Qué le aconsejó una anciana hormiga?
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¿Cuál fue el primer obstáculo que se le presentó a la hormiga que quería ser escritora?
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
¿Por qué la hormiguita que quería ser escritora tenía que levantar una pesada roca? Explica.
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¿Qué entiendes por la expresión: "Las (Bolsitas) utilizarás cuando estés en apuros"?
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¿Por qué la pequeña hormiga tuvo la seguridad de mover la pesada roca?
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LECTURA INFERENCIAL
De la lectura podemos inferir:
1. Para hacer realidad un sueño o meta debemos tener fe.
2. Los que no perseveran triunfan.
3. Si queremos concretar un sueño o deseo debemos tener fe, perseverancia, paciencia, imaginación.
LECTURA INTERPRETATIVA
En nuestra sociedad a quiénes representan o personifican:
LECTURA CRÍTICA
¿Con qué personaje te identificas? ¿por qué razón?
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CREATIVIDAD
Haz un dibujo imaginando lo que sucedió después que la hormiguita descubrió una gran biblioteca. Utiliza tu cuaderno de trabajo.
PARA INVESTIGAR
¿Conoces a alguna persona de tu comunidad o pueblo que le guste escribir? Anota su producción literaria.
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MITO GRIEGO
FAETÓN
Faetón era hijo del Sol y de una mujer mortal. El joven estaba tan orgulloso de tener por padre a un dios tan poderoso, que lo proclamaba por todas partes. Pero los hombres y los dioses no le creían y se burlaban de él.
Un día, desesperado, Faetón subió hasta el palacio del Sol. Entró muy decidido hasta el lugar del trono y se arrojó a los pies de su padre.
Oh, Sol, padre mío -dijo casi sollozando-. Pruébales a todos, dioses y mortales, que soy tu hijo.
Eres mi hijo, por supuesto -respondió el Sol-. Quiero que todos lo sepan, mortales y dioses: Faetón es mi hijo muy querido.
Está bien, padre -replicó Faetón-. Pero yo te pedí una prueba. Algo que todos puedan ver.
– ¿Qué deseas? -preguntó el Sol.
– Que me dejes conducir tu carro por un día.
¡Imposible! -gritó el Sol -. ¡Estás loco! Sólo yo puedo conducir ese carro. Ni siquiera se lo permito a los otros dioses. Menos te lo puedo permitir a ti, que sólo eres un semidiós. Recuerda que eres hijo de una mujer mortal.
Si no me dejas conducir el carro, te negaré por padre o te haré quedar por mentiroso ante los hombres y dioses.
Tanto protestó Faetón que, finalmente, en contra de sus deseos, el Sol le prometió entregarle su carro por un día.
El mundo estaba cubierto por las tinieblas. De pronto llegó la Aurora y anunció que muy luego comenzaría el día. En el comienzo del Cielo estaba preparado el carro del Sol. Era un carro de fuego, con caballos también de fuego. Su brillo era inmenso. Todos los días recorría el cielo iluminando la Tierra. Su conductor era el poderoso dios Sol que llevaba a los caballos con rienda firme, sin apartarse nunca del camino señalado. Pero este día, el conductor sería el joven Faetón.
Faetón, ten cuidado. No te apartes del camino. No vayas demasiado a prisa. Si el carro de la luz y el fuego se aparta del camino, todo el mundo morirá quemado y la Tierra será consumida por las llamas.
Faetón escuchó apenas las palabras de su padre; tomó las riendas e hizo partir a los caballos de fuego.
Estos se encabritaron y se pusieron a correr con todas sus fuerzas. Faetón trató de dirigirlos o frenarlos, pero no podía dominar a los forzudos animales.
Los hombres y los dioses vieron algo espantoso. El carro del sol se apartaba de su camino y se dirigía hacia la Tierra. Todos iban a morir horriblemente quemados.
¡Zeus! -gritó el Sol-. ¡No permitas que el mundo se acabe!
Zeus, el padre de los dioses y de los hombres, no vaciló un momento. Tomó el más destructor de los rayos y con violencia infinita lo lanzó contra Faetón. Del presuntuoso joven no quedaron sino cenizas. De un salto inmenso, el Sol llegó hasta el carro arrastrado por los caballos desbocados. Tomó las riendas con sus manos inmortales, y el carro de fuego volvió al camino que tenía que recorrer.
Mientras el Sol volvía a su morada, con inmensa pena vio que las cenizas de su hijo se esparcían a lo largo y ancho del cielo. El mundo se había salvado pero su corazón de padre sufría atrozmente.
GUÍA DE CONTROL DE LECTURA
ANTES DE LEER:
¿Qué es un mito?
¿Has escuchado hablar de Faetón?
LECTURA LITERAL
VOCABULARIO: Anota en el lado derecho la acepción de cada palabra:
SOL: _______________________________________________________________
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ORGULLOSO:________________________________________________________
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TRONO:_____________________________________________________________
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PRUEBA:____________________________________________________________
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DIOS:_______________________________________________________________
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TINIEBLAS:__________________________________________________________
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FIRME:______________________________________________________________
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IRRESISTIBLE:_______________________________________________________
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ENCABRITAR:__________________________________________________________________________
ZEUS:____________________________________________________________________________________
PRESUNTUOSO:______________________________________________________________________________
MORADA:____________________________________________________________________________________
ESPARCIR:________________________________________________________________________________
RETENCIÓN DE LECTURA
¿En qué lugar se desarrollan los hechos?
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¿Quién era el padre del joven Faetón? ¿y su madre?
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¿Qué pedido hizo el joven Faetón a su padre?
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
¿Por qué los hombres y dioses se burlaban de Faetón?
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6. ¿Por qué el sol, finalmente, aceptó el pedido de Faetón? Explica.
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7. ¿Por qué el joven Faetón apenas escuchó las palabras o consejos de su padre? ¿no le interesó?
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LECTURA INFERENCIAL
8. De la lectura del texto se puede inferir:
1. Si prestamos atención a las palabras o consejos de nuestros padres algún hecho negativo podría pasarnos.
2. El mundo se quemaría si no seguimos el camino correcto.
3. Si los hijos prestan atención a los consejos de sus padres nada malo podría pasarles.
LECTURA INTERPRETATIVA
9. Haz una síntesis del texto.
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LECTURA CRÍTICA
¿Qué opinión te merece la actuación de Faetón? ¿buena o mala?
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¿Te pareció correcto que el sol pidiera la intervención de Zeus? ¿El sol como padre de Faetón acaso no era el más indicado para solucionar el problema?
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CREATIVIDAD
Haz un bonito dibujo respecto al momento preciso en que Faetón y los caballos de fuego son impactados por el más destructor de los rayos lanzado por Zeus. Usa tu cuaderno de trabajo y materiales como: acuarelas, témperas, pinceles, colores, etc.
PARA INVESTIGAR
Averigua si en tu pueblo o comunidad existe algún mito. Conversa con tus profesores, familiares, amigos.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS ALTAMIRANO
LA AGONÍA DE RASU -ÑITI
Estaba tendido en el suelo, sobre una cama de pellejos. Un cuero de vaca colgaba de uno de los maderos del techo. Por la única ventana que tenía la habitación, cerca del mojinete, entraba la luz grande del sol; daba contra el cuero y su sombra caía a un lado de la cama del bailarín. La otra sombra, la del resto de la habitación, era uniforme. No podía afirmarse que fuera oscuridad; era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana, los cuyes cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban en el silencio. La habitación era ancha para ser vivienda de un indio.
Tenía un troje. Un altillo que ocupaba no todo el espacio de la pieza, sino un ángulo. Una escalera de palo de lambras servía para subir a la troje. La luz del sol la alumbraba fuerte. Podía verse cómo varias hormigas negras subían sobre la corteza del lambras que aún exhalaba perfume.
El corazón está listo.
El mundo avisa. Estoy oyendo la cascada de Saño. ¡Estoy listo! -dijo el dansak´¹ Rasu- Ñiti².
Se levantó y pudo llegar hasta la petaca de cuero en que guardaba su traje de dansak´ y sus tijeras de acero. Se puso el guante en la mano derecha y empezó a tocar las tijeras.
Los pájaros que se espulgaban tranquilos sobre el árbol de molle, en el pequeño corral de la casa, se sobresaltaron.
La mujer del bailarín y sus dos hijas que desgranaban maíz en el corredor dudaron.
Madre ¿has oído? ¿Es mi padre, o sale ese canto de dentro de la montaña? -preguntó la mayor.
¡Es tu padre! -dijo la mujer.
Porque las tijeras sonaron más vivamente, en golpes menudos.
Corrieron las tres mujeres a la puerta de la habitación.
Rasu-Ñiti se estaba vistiendo. Sí. Se estaba poniendo la chaqueta ornada de espejos.
¡Esposo! ¿Te despides? -preguntó la mujer, respetuosamente, desde el umbral. Las dos hijas lo contemplaron temblorosas.
El corazón avisa, mujer. Llama al Lurucha y a don Pascual. ¡Que vayan ellas!
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1 Danzak´: danzante de tijeras.
2 Rasu -Ñiti: en quechua "el que aplasta la nieve".
Corrieron las dos muchachas.
La mujer se acercó al marido.
Bueno. ¡Wamani³ está hablando! -dijo él-. Tú no puedes oír. Me habla directo al pecho. Agárrame el cuerpo. Voy a ponerme el pantalón. ¿Adónde está el sol? Ya habrá pasado mucho el centro del cielo.
– Ha pasado. Está entrando aquí. ¡Ahí está!
Sobre el fuego del sol, en el piso de la habitación, caminaban unas moscas negras.
Tardará aún la chiririnka que viene un poco antes de la muerte. Cuando llegue aquí no vamos a oírla aunque zumbe con toda su fuerza, porque voy a estar bailando.
Se puso el pantalón de terciopelo. Apoyándose en la escalera y en los hombros de su mujer. Se calzó las zapatillas. Se puso el tapabala y la montera, entre cintas labradas, brillaban espejos en forma de estrella. Hacia atrás, sobre la espalda del bailarín, caía desde el sombrero una rama de cintas de varios colores.
La mujer se inclinó ante el dansak´. Le abrazó los pies. ¡Estaba ya vestido con todas sus insignias! Un pañuelo blanco le cubría parte de la frente. La seda azul de su chaqueta, los espejos, la tela roja del pantalón, ardían bajo el angosto rayo de sol que fulguraba en la sombra del tugurio que era la casa del indio Pedro Huancayre, el gran dansak´ Rasu -Ñiti, cuya presencia se esperaba , casi se temía, y era luz de las fiestas de centenares de pueblos.
¿Estás viendo al Wamani sobre mi cabeza? -preguntó el bailarín a su mujer.
Ella levantó la cabeza.
– Está -dijo-.Está tranquilo.
– ¿De qué color es?
– Gris. La mancha blanca de su espalda está ardiendo.
Así es. Voy a despedirme. ¡Anda tú a bajar los tipis de maíz del corredor! ¡Anda!
La mujer obedeció. En el corredor, amarrados de los maderos del techo, colgaban racimos de maíz de colores. Ni la nieve, ni la tierra blanca de los caminos, ni la arena del río, ni el vuelo feliz de las parvadas de palomas en las cosechas, ni el corazón de un becerro que juega, tenían la apariencia, la lozanía, la gloria de esos racimos. La mujer los fue bajando, rápida pero ceremonialmente.
Se oía ya, no tan lejos, el tumulto de la gente que venía a la casa del bailarín.
Llegaron las dos muchachas. Una de ellas había tropezado en el campo y le salía sangre de un dedo del pie. Despejaron el corredor. Fueron a ver después al padre.
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3 Wamani: espíritu de la montaña que se presenta en forma de cóndor.
4 Chiririnka: mosca azul.
Ya tenía el pañuelo rojo en la mano izquierda. Su rostro, enmarcado por el pañuelo blanco, casi salido del cuerpo, resaltaba, porque todo el traje de color y luces y la gran montera lo rodeaban, se diluían para alumbrarlo, su rostro cetrino, no pálido, cetrino duro, casi no tenía expresión. Sólo sus ojos aparecían hundidos como en un mundo, entre los colores del traje y la rigidez de los músculos.
¿Ves al Wamani en la cabeza de tu padre? -preguntó la mujer a la mayor de las hijas.
Las tres lo contemplaban, quietas.
– ¿Lo ves?
– No -dijo la mayor.
No tienes fuerza aún para verlo. Está tranquilo, oyendo todos los cielos, sentado sobre la cabeza de tu padre. La muerte le hace oír todo. Lo que tú has padecido, lo que has bailado, lo que más vas a sufrir.
– ¿Oye el galope del caballo del patrón?
Sí oye -contestó el bailarín, a pesar de que la muchacha había pronunciado las palabras en voz bajísima -¡Sí oye! También lo que las patas de ese caballo han matado. La porquería que ha salpicado sobre ti. Oye también el crecimiento de nuestro dios que va a tragar los ojos de ese caballo. Del patrón no. ¡Sin el caballo él es sólo excremento de borrego!
Empezó a tocar las tijeras de acero. Bajo la sombra de la habitación la fina voz del acero era profunda.
– El Wamani me avisa. ¡Ya vienen! -dijo.
¿Oyes, hija? Las tijeras no son manejadas por los dedos de tu padre. El Wamani las hace chocar. Tú padre sólo está obedeciendo.
Son hojas de acero sueltas. Las engarza el dansak ´por los ojos, en sus dedos y las hace chocar. Cada bailarín puede producir en sus manos con ese instrumento una música leve, como de agua pequeña, hasta fuego. Depende del ritmo, de la orquesta y del "espíritu" que protege al dansak´.
Bailan solos o en competencia. Las proezas que realizan y el hervor de su sangre durante las figuras de la danza dependen de quién está asentado en su cabeza y su corazón, mientras él baila o levanta y lanza barretas con los dientes, se atraviesa las carnes con leznas o camina en el aire por una cuerda tendida desde la cima de un árbol a la torre del pueblo.
Yo vi al gran padre Untu, trajeado de negro y rojo, cubierto de espejos, danzar sobre una soga movediza en el cielo, tocando sus tijeras. El canto del acero se oía más fuerte que la voz del violín y del arpa que tocaban a mi lado, junto a mí. Fue en la madrugada. El padre Untu aparecía negro bajo la luz incierta y tierna, su figura se mecía contra la sombra de la gran montaña. La voz de sus tijeras nos rendía, iba del cielo al mundo, a los ojos y al latido de los millares de indios y mestizos que lo veíamos avanzar desde el inmenso eucalipto a la torre. Su viaje duró acaso un siglo. Llegó a la ventana de la torre cuando el sol encendía la cal y el sillar blanco con que estaban hechos los arcos. Danzó un instante junto a las campanas. Bajó luego. Desde dentro de la torre se oía el canto de sus tijeras, el bailarín iría buscando a tientas las gradas en el lóbrego túnel. Ya no volverá a cantar el mundo en esa forma, todo constreñido, fulgurando en dos hojas de acero. Las palomas y otros pájaros que dormían en el gran eucalipto, recuerdo que cantaron mientras el padre Untu se balanceaba en el aire. Cantaron pequeñito, jubilosamente, pero junto a la voz del acero y a la figura del dansak´ sus gorjeos eran como una filigrana apenas perceptible, como cuando el hombre reina y el bello universo solamente parece, lo orna, le da el jugo vivo a su señor.
El genio de un dansak´ depende de quién vive en él. ¿El "espíritu" de una montaña (Wamani), de un precipicio cuyo silencio es transparente, de una cueva de la que salen toros de oro y "condenados" en andas de fuego? O la cascada de un río que se precipita de todo lo alto de una cordillera, o quizá sólo un pájaro, o un insecto volador que conoce el sentido de abismos, árboles, hormigas y el secreto de lo nocturno, alguno de esos pájaros "malditos" o "extraños", el hakakllo, el chusek´ o el San Jorge, negro insecto de alas rojas que devora tarántulas.
Rasu-Ñiti era hijo de un Wamani grande, de una montaña con nieve eterna. Él, a esa hora, le había enviado ya su "espíritu". Un cóndor gris cuya espalda blanca estaba vibrando.
Llegó Lurucha el arpista del dansak´, tocando, le seguía don Pascual, el violinista. Pero el Lurucha comandaba siempre el grupo. Con su uña de acero hacía estallar las cuerdas de alambre y las de tripa, o las hacía gemir sangre en los pasos tristes que tienen también las danzas.
Tras de los músicos marchaba un joven: Atok´Sayku5, el discípulo de Rasu-Ñiti. También se había vestido. Pero no tocaba las tijeras; caminaba con la cabeza gacha. ¿Un dansak ´que llora? Sí, pero lloraba para adentro. Todos lo notaban.
Rasu-Ñiti vivía en un caserío de no más de veinte familias. Los pueblos grandes estaban a pocas leguas. Tras de los músicos venía un pequeño grupo de gente.
¿Ves Lurucha al Wamani? -preguntó el dansak´ desde la habitación.
– Sí, lo veo. Es cierto. "Es tu hora".
– ¡Atok´Sayku! ¿Lo ves?
El muchacho se paró en el umbral y contempló la cabeza del dansak´.
Aletea no más. No lo veo bien, padre.
¿Aletea?
Sí, maestro.
– Está bien. Atok´ Sayku joven.
– Ya siento el cuchillo en el corazón. ¡Toca! -le dijo al arpista.
Lurucha tocó el jaykuy (entrada) y cambió enseguida el sisinina (fuego hormiga), otro paso de la danza.
Rasu-Ñiti bailó, tambaleándose un poco.
El pequeño público entró en la habitación. Los músicos y el discípulo se cuadraron contra el rayo de sol. Rasu-Ñiti ocupó el suelo donde la franja del sol era
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5 Atok´ Sayku: que cansa al zorro.
más baja. Le quemaban las piernas. Bailó sin hervor, casi tranquilo, el jaykuy; en el sisinina sus pies se avivaron.
-¡El Wamani está aleteando grande; está aleteando! -dijo Atok´ Sayku, mirando la cabeza del bailarín.
Danzaba ya con brío. La sombra del cuarto empezó a henchirse como de una cargazón de viento; el dansak´ renacía. Pero su cara, enmarcada por el pañuelo blanco, estaba más rígida, dura; sin embargo, con la mano izquierda agitaba el pañuelo rojo, como si fuera un trozo de carne que luchara. Su montera se mecía con todos sus espejos, en nada se percibía mejor el ritmo de la danza. Lurucha había pegado el rostro al arco del arpa. ¿De dónde bajaba o brotaba esa música? No era sólo de las cuerdas y de la madera.
¡Ya! ¡Estoy llegando! ¡Estoy por llegar! -dijo con voz fuerte el bailarín, pero la última sílaba salió como traposa, como de la boca de un loro.
Se le paralizó una pierna.
¡Está el Wamani! ¡Tranquilo! -exclamó la mujer del dansak ´porque sintió que su hija menor temblaba.
El arpista cambió la danza al tono de waqtay (la lucha). Rasu Ñiti hizo sonar más alto las tijeras. Las elevó en dirección del rayo de sol que se iba alzando. Quedó clavado en el sitio; pero con el rostro aún más rígido y los ojos más hundidos, pudo dar una vuelta sobre su pierna viva. Entonces sus ojos dejaron de ser indiferentes; porque antes miraba como en abstracto, sin precisar a nadie. Ahora se fijaron en su hija mayor, casi con júbilo.
– El dios está creciendo. ¡Matará al caballo! -dijo.
Le faltaba ya saliva. Su lengua se movía como revolcándose en polvo.
¡Lurucha! ¡Patrón! ¡Hijo! El Wamani me dice que eres de maíz blanco. De mi pecho sale su tonada. De mi cabeza.
Y cayó al suelo. Sentado. No dejó de tocar las tijeras. La otra pierna se le había paralizado.
Con la mano izquierda sacudía el pañuelo rojo, como un pendón de chichería en los meses de viento.
Lurucha, que no parecía mirar al bailarín, empezó el yawar mayu (río de sangre), paso final que en todas las danzas de indios existe.
El pequeño público permaneció quieto. No se oían ruidos en el corral ni en los campos más lejanos. ¿Las gallinas y los cuyes sabían lo que pasaba, lo que significaba esa despedida?
La hija mayor del bailarín salió al corredor, despacio. Trajo en sus brazos uno de los grandes racimos de mazorcas de maíz de colores. Lo depositó en el suelo. Un cuy se atrevió a salir de su hueco. Era macho, de pelo encrespado; con sus ojos rojísimos revisó un instante a los hombres y saltó a otro hueco. Silbó antes de entrar.
Rasu-Ñiti vio a la pequeña bestia. ¿Por qué tomó más impulso para seguir el ritmo lento, como el arrastrarse de un gran río turbio, del yawar mayu éste que tocaban Lurucha y don Pascual? Lurucha aquietó el endiablado ritmo de este paso de la danza. Era el yawar mayu, pero lento, hondísimo, sí, como la figura de esos ríos inmensos, cargados con las primeras lluvias; ríos, de las proximidades de la selva que marchan también lentos, bajo el sol pesado en que resaltan todos los polvos y lodos, los animales muertos y árboles que arrastran, indeteniblemente. Y estos ríos van entre montañas bajas, oscuras de árboles. No como los ríos de la sierra que se lanzan a saltos, entre la gran luz, ningún bosque los mancha y las rocas de los abismos les dan silencio.
Rasu-Ñiti seguía con la cabeza y las tijeras este ritmo denso. Pero el brazo con que batía el pañuelo empezó a doblarse; murió. Cayó sin control, hasta tocar la tierra.
Entonces Rasu-Ñiti se echó de espaldas.
¡El Wamani aletea sobre su frente! -dijo Atok´ Sayku.
"Ya nadie más que él lo mira -dijo entre sí la esposa -.Yo ya no lo veo".
Lurucha avivó el ritmo del yawar mayu. Parecían que tocaban campanas graves. El arpista no se esmeraba en recorrer con su uña de metal las cuerdas de alambre; tocaba las más extensas y gruesas. Las cuerdas de tripa. Pudo oírse entonces el canto del violín más claramente.
A la hija menor le atacó el ansia de cantar algo. Estaba agitada, pero, como los demás, en actitud solemne. Quiso cantar porque vio que los dedos de su padre que aún tocaban las tijeras iban agotándose, que iban también a helarse. Y el rayo de sol se había retirado casi hasta el techo. El padre tocaba las tijeras revolcándolas un poco en la sombra fuerte que había en el suelo.
Atok´Sayku se separó un pequeñísimo espacio de los músicos. La esposa del bailarín se adelantó medio paso de la fila que formaba con sus hijas. Los otros indios estaban mudos; permanecieron más rígidos. ¿Qué iba a suceder luego? No les habían ordenado que salieran afuera.
– ¡El Wamani está ya sobre el corazón! -exclamó Atok´Sayku, mirando.
Rasu -Ñiti dejó caer las tijeras. Pero siguió moviendo la cabeza y los ojos.
El arpista cambió de ritmo, tocó el illapa vivon (el borde del rayo). Todo en las cuerdas de alambre, a ritmo de cascada. El violín no lo pudo seguir. Don Pascual adoptó la misma actitud rígida del pequeño público, con el arco y el violín colgándole de las manos.
Rasu -Ñiti movió los ojos; la córnea, la parte blanca, parecía ser las más viva, la más lúcida. No causaba espanto. La hija menor seguía atacada por el ansia de cantar, como solía hacerlo junto al río grande, entre el olor de flores de retama que crecen a ambas orillas. Pero ahora el ansia que sentía por cantar, aunque igual en violencia, era de otro sentido. ¡Pero igual en violencia!
Duró largo, mucho tiempo, el illapa vivon. Lurucha cambiaba la melodía a cada instante, pero no el ritmo. Y ahora sí miraba al maestro. La danzante llama que brotaba de las cuerdas de alambre de su arpa, seguía como sombra el movimiento cada vez más extraviado de los ojos del Dansak´; pero lo seguía. Es que Lurucha estaba hecho de maíz blanco, según el mensaje del Wamani. El ojo del bailarín moribundo, el arpa y las manos del músico funcionaban juntos; esa música hizo detenerse a las hormigas negras que ahora marchaban de perfil al sol, en la ventana. El mundo a veces guarda un silencio cuyo sentido sólo alguien percibe. Esta vez era por el arpa del maestro que había acompañado al gran dansak´ toda la vida, en cien pueblos, bajo miles de piedras y de toldos.
Rasu Ñiti cerró los ojos. Grande se veía su cuerpo. La montera le alumbraba con sus espejos.
Atok´Sayku saltó junto al cadáver. Se elevó ahí mismo, danzando; tocó las tijeras que brillaban. Sus pies volaban. Todos lo estaban mirando. Lurucha tocó el lucero kanchi (alumbrar de la estrella), del wallpa wak´ay (canto del gallo) con que empezaban las competencias de los dansak´, a la media noche.
¡El Wamani aquí! ¡en mi cabeza! ¡en mi pecho, aleteando! -dijo el nuevo dansak´.
Nadie se movió.
Era él, el padre "Rasu Ñiti", renacido, con tendones de bestia tierna y el fuego de Wamani, su corriente de siglos aleteando.
Lurucha inventó los ritmos más intrincados, los más solemnes y vivos. Atok´Sayku los seguía, se elevaban sus piernas, sus brazos, su pañuelo, sus espejos, su montera, todo en su sitio. Y nadie volaba como ese joven dansak´; dansak´ nacido.
¡Está bien! -dijo Lurucha-. ¡Está bien! Wamani contento. Ahistá en tu cabeza, el blanco de su espalda como el sol del mediodía en el nevado brillando.
– ¡No lo veo! -dijo la esposa del bailarín.
– Enterraremos mañana al oscurecer al padre "Rasu Ñiti".
No muerto. ¡Ajajayllas! -exclamó la hija menor-. No muerto. ¡Él mismo! ¡bailando!
Lurucha miró profundamente a la muchacha. Se le acercó, casi tambaleándose, como si hubiera tomado una gran cantidad de cañazo.
¡Cóndor necesita paloma! ¡Paloma, pues, necesita cóndor! ¡Dansak´ no muere! -le dijo.
– Por dansak el ojo de nadie llora. Wamani es Wamani.
GUÍA DE CONTROL DE LECTURA
ANTES DE LEER:
¿Qué ideas te sugiere el título del texto?
¿Sabes alguna información sobre la vida de José María Arguedas Altamirano?
¿Quién será Rasu-Ñiti?
LECTURA LITERAL
Con el apoyo de tu diccionario anota el significado de los términos:
ARPA:_______________________________________________________
CÓRNEA:___________________________________________________
ESPANTO:__________________________________________________________________
MONTERA:______________________________________________________________
MOJINETE:______________________________________________________________________________
TROJE:__________________________________________________________________
PETACA:________________________________________________________________
TAPABALA:_________________________________________________________________
TIPIS:___________________________________________________________________________________
TRAPOSA:_________________________________________________________
LECTURA DE RETENCIÓN
¿En qué lugar o ambiente se encontraba el bailarín?
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¿Cuál era el nombre del dansak´?
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¿Qué hecho sucedió en torno al gran dansak´ Rasu -Ñiti? ¿Lo recuerdas?
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
¿Por qué en la habitación del dansak´ no todo era oscuridad? Explica
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¿Qué quiere decir "la habitación era ancha para ser vivienda de un indio"? ¿un indio no merece vivir dignamente?
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En la habitación del dansak´ caminaban unas moscas negras, ¿qué significado/mensaje poseían esos insectos? ¿y la chiririnka (mosca azul)?
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¿Por qué el joven Atok ´Sayku también se había vestido de dansak´? ¿quién era él?
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LECTURA INFERENCIAL
¿Por qué los danzantes de tijeras usan zapatillas y no zapatos? Explica.
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LECTURA INTERPRETATIVA
¿En el fondo, qué pretendió demostrar el gran dansak´, Pedro Huancayre, con la ejecución de su último baile? Explica.
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LECTURA CRÍTICA
En el texto se dice que Rasu-Ñiti era hijo de un Wamani grande (espíritu de la montaña), ¿las montañas pueden tener hijos? ¿qué opinas?
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CREATIVIDAD
Dibuja la casa del dansak´ teniendo en cuenta los elementos que siguen: habitación, cama de pellejos, escalera, troje, corredor, nieve, montaña, eucalipto.
PARA INVESTIGAR
¿Qué sabes acerca de las danzas en el Perú?
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¿En qué departamentos del Perú existen los danzantes de tijeras?
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Anexo biográfico
ABRAHAM VALDELOMAR PINTO
: Poeta, narrador, cronista, ensayista, político. Nació en Ica el 16 de abril de 1888. Hijo de Anfiloquio Valdelomar y de Carolina Pinto. Apareció como caricaturista en las revistas Aplausos y Silbidos, Actualidades, Monos y Monadas, Cinema, Gil Blas y Siluetas entre 1907 y 1909. Ingresa a la Escuela de Ingenieros, que luego abandona para matricularse en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, en 1911. Figuró luego como escritor en Contemporáneos, Ilustración Peruana, Variedades y el Diario. Entre su producción literaria se puede mencionar: La ciudad muerta, La ciudad de los Tísicos, El beso de Evans, Cuentos Chinos, Cuentos Yanquis, Los hijos del sol, El caballero Carmelo, Los amores de Pizarro, Luna Park, otros. Muere trágicamente al asistir a una reunión en la ciudad de Ayacucho, el 3 de diciembre de 1919.
CIRO ALEGRÍA BAZÁN
: Novelista, periodista y político. Nació el 04 de noviembre de 1909 en el distrito de Sartimbamba de la provincia de Huamachuco (La Libertad). Sus padres fueron José Alegría Lynch y Herminia Bazán Lynch. Gran parte de su niñez transcurrió en la hacienda Marcabal Grande. En 1930, ingresa a cursar estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de Trujillo. Realizó una activa vida política como miembro del partido aprista. Estuvo preso primero en Trujillo, después en Lima y, por último, fue desterrado a Chile. En ese país sureño escribe sus tres grandes novelas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941). Murió en Chaclacayo el 17 de febrero de 1967.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
: Periodista y novelista colombiano. Nació en Aracataca el año 1928. Estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Nacional de Bogotá. En 1948 se trasladó a Cartagena, iniciándose como periodista en el diario El universal. En 1967 apareció su obra Cien Años de soledad, la misma que tuvo gran acogida por parte de la crítica y del público. Su vasta producción literaria, que le mereció en 1982 el Premio Nobel de Literatura, comprende El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, Ojos de perro azul, Historia de un naufragio, el secuestro, etc.
ENRIQUE LÓPEZ ALBÚJAR
: Abogado, periodista, escritor. Nació en Chiclayo el 23 de diciembre de 1872. Terminó su educación secundaria en Lima. Junto con José Santos Chocano y Mariano H. Cornejo editó el semanario de combate La cachiporra. En 1904, fundó en Piura su semanario El amigo del pueblo. Trabajó en el diario la Prensa. Fue nombrado juez de primera instancia en Huánuco en febrero de 1917. Sus obras son: Cuentos andinos, Nuevos cuentos andinos, La mujer Diógenes, Cuentos de arena y sol, Las caridades de la señora Tordoya, El hechizo de Tomayquichua, Matalaché, otras. Falleció en Lima en 1966.
JULIO RAMÓN RIBEYRO ZÚÑIGA
: Escritor peruano. Nació en Lima el 31 de agosto de 1929. Estudió en el colegio Champagnat de Miraflores. En la universidad Católica de Lima se preparó en letras y derecho. Viajó a España, Francia, Alemania y Bélgica. Al regresar al Perú en 1958, fue nombrado catedrático en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga. Sus libros son: La palabra del mundo, Los geniecillos dominicales, Crónica de San Gabriel, Los hombres y las botellas, Cuentos de circunstancias, Cambio de guardia, La juventud en la otra ribera, Prosas apátridas, La caza sutil, Santiago, el pajarero, otros. Falleció el 04 de diciembre de 1994.
CRONWELL JARA JIMENEZ
: Poeta y escritor piurano. Nació el año 1950. En la universidad Nacional Mayor de San Marcos estudió literatura hispánica. En 1983 participa en el Encuentro de jóvenes artistas latinoamericanos de la Habana (CUBA). En 1987 la empresa Avaris Producciones Tv lo contrata para producir guiones y viajar a Brasil. Entre su producción literaria se puede mencionar: Hueso duro, La fuga de Agamenón Castro, Montacerdos, Las huellas del puma, Patíbulo para un caballo, Don Rómulo Ramírez, el cazador de cóndores, El asno que voló a la luna, Babá osaím, cimarrón, ora por la santa muerta.
CESAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA
: Poeta peruano. Nació en Santiago de Chuco (La Libertad) el 16 de marzo de 1892. Fueron sus padres Francisco de Paula Vallejo Benites y María de los Santos Mendoza Gurrionero. Estudió secundaria en Huamachuco y superior (letras y filosofía) en la Universidad de la Libertad. En 1923, viajó a Francia. Conoció España, Rusia, Alemania. Sus obras más conocidas son: Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), Poemas humanos (publicada en 1939) y España, aparta de mí este cáliz (publicada en 1940). En 1931 escribió sus dos relatos más difundidos: El tungsteno (novela) y Paco Yunque (cuento). Murió el 15 de abril de 1938.
FRANCISCO IZQUIERDO RIOS
: Maestro y escritor peruano. Nació en Saposoa en 1910. Estudió en el Instituto Pedagógico Nacional. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1963. Sus escritos presentan una profunda identidad regional, espíritu folklorista. En su literatura la selva se presenta como leyenda, como realidad. Sus obras: Selva y otros cuentos, Ande y selva, Gregorillo, Los días oscuros, los cuentos de Adán Torres, Mateo Paiva, el maestro, Sinti, el viborero, otras. Murió el 30 de junio de 1981.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS ALTAMIRANO
: Literato, profesor, estudioso peruano. Nació el 18 de enero 1911 en Andahuaylas, Apurímac. Fue hijo de la señora Victoria Altamirano Navarro y el abogado Víctor Manuel Arguedas Arellano. De noviembre de 1937 a octubre de 1938 pasó sus días en prisión por motivos políticos. En enero de 1958 viaja por primera vez a Europa con beca de la UNESCO para realizar estudios en España y Francia. El viernes 28 de noviembre de 1969 una bala de acero le destroza el cráneo y después de lenta agonía fallece el martes 2 de diciembre. Su obra novelística está compuesta por 6 títulos: Yawar fiesta (1941), Diamantes y pedernales (1954), Los ríos profundos (1958), El sexto (1961), Todas las sangres (1964) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).
ENRIQUE CONGRAINS MARTÍN
: Escritor peruano. Nació en Lima en 1932. Fue ambulante, editor de libros, etc. Retrata las formas de vida en los barrios marginales con su degradación, hacinamiento, desnutrición, delincuencia. Sus obras son: Lima, hora cero, Kikuyo, Domingo en la jaula de estera, No una sino muchas muertes.
Bibliografía revisada
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VALDELOMAR PINTO, Abraham: Antología, Editorial Universitaria, Lima -Perú, 1966.
VALLEJO MENDOZA, César Abraham: Novelas y cuentos completos, Francisco Moncloa Editores S.A., Segunda edición, marzo de 1970.
AUTOBIOGRAFÍA DE MARCOS ANTONIO CASTRO MORENO
Nací en una humilde vivienda (que ya no existe) de la calle Frías el 11 de junio de 1973 en el luchador distrito de Tambogrande. Mi progenitor, un comerciante de aves, Alfonso Castro Navarro y mi madre, una honesta tambograndina, Clara Ida Moreno Pacherres. Soy el primero de siete hermanos: David (fallecido), Liliana, Pilar, Verónica, Jacqueline (fallecida) y Katia. En mi niñez, trabajé en el antiguo camal del pueblo. Fui lustrabotas y vendedor de cigarrillos. Cursé mis estudios primarios en el centro educativo Nº 14139 (ex 20). La educación secundaria la hice en el "Jorge Chávez". Con el ánimo de hacer realidad una aspiración profesional y con el apoyo de mi familia seguí estudios en el Instituto superior Pedagógico Privado "Tambogrande". Allí me formé para profesor de Lengua y Literatura entre 1993 y 1997.
He laborado como docente en la I.E 15018 coronel "Andrés Rázuri" (1998 – 2002), Instituto Superior Tecnológico "San Martín de Porras" (2000 -2002), CES. "Amauta" de Silahuá -Frías (2005), "San Lorenzo" de Cruceta (2005), I.E Nº 15111 Chica Alta (2007), "Horacio Zeballos Gámez" de Malingas (2008), I.E.P "Sócrates" (2008), "José María Arguedas" de Pampa Elera Alta -Las Lomas (2009), I.N.A Nº 54-Tambogrande (2010), "Magdalena Seminario de Llirod" -Piura (2011).
Desde el 2004 comparto mi vida, problemas y anhelos con Rosa Melva Jara Zapata y mi hijo Pável Mijail.
En lo intelectual participé en la elaboración de la tesis "Diseño y aplicación de una estrategia metodológica para la enseñanza –aprendizaje de las categorías gramaticales"; asesoré el proyecto de investigación "La pretendida actividad minera en Tambogrande y su impacto negativo en la salud pública". Tengo escrito un folleto titulado "Vida y obra de César Vallejo: ejemplo de las actuales generaciones". He terminado dos libros: "Las mil y una maravillas de la lectura -colección de textos para el primer grado de educación secundaria" y "Teniente, Poniente, Líbrame de esta muerte" (historias y relatos). Tengo en mente la publicación de un poemario y otro libro de relatos.
A Rosa y Pável por animarme siempre a seguir de pie.
"A la memoria de Sáshenka Milenka,mi pequeña, que no vio la luz terrenal".
AGRADECIMIENTO
Al MSG. Abel Amancio Martínez Gómez, docente de la Universidad Nacional de Piura, por sus significativos aportes académicos en bien de la presente obra.
Autor:
Prof. Marcos Antonio Castro Moreno.
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