Antología de textos de lectura para el primer grado de educación secundaria
Enviado por Marcos Antonio Castro Moreno
- Prólogo
- Presentación
- ¿Por qué el nombre de "Las mil y una maravillas de la lectura"?
- ¿Qué se entiende por la palabra LEER?
- Sugerencia metodológica
- Guía de control de lectura
- Anexo biográfico
- Bibliografía revisada
Prólogo
Para iniciar, hay que reconocer la visión de Marcos, como maestro preocupado por las necesidades de los estudiantes: antes que oficialmente se declarara, en nuestro Perú, la emergencia educativa; él ya había iniciado el esfuerzo por incrementar o mejorar paulatinamente los niveles de comprensión lectora del estamento estudiantil. Lo hizo en el año 2000, presentando el proyecto educativo "Las Mil y Una Maravillas de la Lectura", en la décima Feria Escolar Nacional de Ciencia y Tecnología.
Hoy, con el mismo título, nos presenta este libro que si bien está diseñado para trabajar en base a los niveles de comprensión lectora que propone Danilo Sánchez, también favorece la aplicación de estrategias a desarrollar antes, durante y después de cada una de las lecturas seleccionadas, como proponen los actuales manuales de comprensión lectora del Ministerio de Educación; y a su vez permite la comprensión literal del contenido textual, motiva la formulación de hipótesis, propicia la inferencia de información y promueve la criticidad acerca del texto mismo. Además, tomando el aporte del libro "La Aventura de Leer" de Gelber Becerra Linares, favorece de una manera muy natural, el desarrollo de procesos de investigación, a partir de la temática y de las ideas principales del texto.
Para continuar esta humilde apreciación, es menester considerar que esta selección de textos toma situaciones de la vida cotidiana, tan sencillas, tan menudas; y a la vez tan crueles, tan dolorosas, que parecen pertenecer a realidades diferentes a las que viven los protagonistas. Además las fichas de comprensión lectora le dan al presente libro, un carácter autoinstructivo, a pesar que no está prioritariamente diseñado para ello; lo que le permite convertirse, con una buena mediación del docente, en una eficaz herramienta para el aprendizaje de la lectura comprensiva.
Hay un aspecto muy importante que hay que resaltar en el trabajo realizado por Marcos, para la elaboración de las fichas de comprensión de los textos seleccionados. Es la gran calidad en la estrategia para aprovechar el tema y las ideas del texto para propiciar la investigación de una manera muy creativa y productiva. Además, el autor propicia la creatividad, proponiendo actividades posteriores a la lectura que permiten a los estudiantes realizar dibujos, líneas de tiempo, actividades dramáticas, entre otras tareas de desarrollo personal.
Marcos, es como la hormiga de Cronwell Jara, que a pesar de tantos obstáculos para llegar al principio del comienzo, no cesa en su empeño por iniciarse en la difícil aventura de escribir para alumbrar un libro. En este caso nos presenta una selección de textos con su correspondiente ficha de comprensión de lectura, para ofrecerla a estudiantes y docentes de primer grado de Educación Secundaria, con la finalidad que tengan en sus manos una herramienta que les permita elevar su nivel de comprensión lectora.
Marcos, necesita de "viejas hormigas de blancas barbas" para no matarle ni truncarle su imaginación. Los jóvenes como él, necesitan del aliento que les permita contar con sus "gotas de fe, perseverancia, paciencia e imaginación". Acompañemos la experiencia valiente que hoy nos ofrece para honra de nuestro luchador pueblo de Tambogrande.
Y finalmente, junto con él, los invito a hacer práctica diaria sus propias palabras: "El camino que todos debemos empezar a transitar para reencontrarnos con nosotros mismos, es la lectura".
Ramón Eduardo García Alama.
Director de la II. EE Coronel "Andrés Rázuri" Nº 15018
Tambogrande
Presentación
El año 2000, presenté "Las mil y una maravillas de la lectura" como un proyecto educativo en la X Feria Escolar de Ciencia y Tecnología. La investigación comprendió a alumnos y alumnas del primer grado de educación secundaria del Colegio Nacional Coronel "Andrés Rázuri" Nº 15018 del distrito de Tambogrande, provincia de Piura. Su objetivo general fue incrementar o mejorar paulatinamente los niveles de comprensión lectora de los estudiantes.
Transcurridos varios años, hoy presento el libro titulado "Las mil y una maravillas de la lectura" -Antología de textos para el primer grado de educación secundaria". Abarca quince trabajos literarios de autores nacionales y extranjeros: "El vuelo de los cóndores" de Abraham Valdelomar Pinto, "El río, los hombres y las balsas" de Ciro Alegría Bazán, "Los desesperados recursos de un hambriento" de Gabriel García Márquez, "El sueño del pongo" de José María Arguedas Altamirano, "La primera cacería" de Arthur Gordon, "El niño de junto al cielo" de Enrique Congrains Martín, "Paco Yunque" de César Abraham Vallejo Mendoza, "Los gallinazos sin Plumas" de Julio Ramón Ribeyro Zúñiga, entre otros. Todos tienen como complemento una GUÍA DE CONTROL DE LECTURA que incluye preguntas en los niveles: literal, retención, inferencial, crítica, etc., con el objetivo de que el discente no sólo se contente con pasar la vista por lo escrito, sino, que profundice en la comprensión e interpretación del mensaje recibido; convirtiéndolo en un lector crítico, reflexivo y creador.
Es mi intención que el presente esfuerzo cultural continúe estimulando el amor por el acto de leer; ya que éste, como autentica manifestación social y humana que es, contribuye enormemente en el desarrollo de las facultades mentales; nos comunica con autores que son parte de las actuales y, también, pasadas generaciones; aviva el espíritu y los sentimientos; nos hace conscientes de la cruda realidad que vivimos e incita a transformarla;… La lectura es, quizá, el camino que todos debemos empezar a transitar para reencontrarnos con nosotros mismos, con los verdaderos valores humanos, con nuestra historia…
EL AUTOR
¿Por qué el nombre de "Las mil y una maravillas de la lectura"?
Porque la lectura como proceso intelectual trae consigo variadas consecuencias positivas en el devenir cotidiano del ser humano, permitiéndole mejores formas y condiciones de vida.
La persona que considera en sus actividades diarias la lectura como una acción libre y constante accede a un mundo de preeminencias:
Incrementa su vocabulario, incorporando palabras nuevas y empleándolas en todos sus actos de habla.
Adquiere y practica valores en su contexto social -cultural (Libertad, justicia, fraternidad, etc.)
Toma conciencia de la realidad político -social que vive y aporta ideas desde su contexto para solucionar la problemática que le rodea.
Mejora sus relaciones interpersonales porque siempre busca la comunicación como medio para solucionar problemas.
Amplía su mundo cultural (conocimientos, costumbres, usos, creencias, tradiciones, leyendas, idiosincrasia, religión, idioma) posibilitándole un mejor desenvolvimiento en su espacio local.
Aumenta su rendimiento académico en áreas diversas como: comunicación, ciencias sociales, matemática, otras.
Desarrolla sus facultades intelectuales: inteligencia, memoria, imaginación, razonamiento, análisis.
Se supera notablemente en la escritura correcta de palabras.
¿Qué se entiende por la palabra LEER?
"LEER es pasar el sentido de la vista por un texto escrito y efectuar un esfuerzo intelectual por comprender el mensaje contenido en un código de signos".
Estimado alumno
Leer es la búsqueda de la esencia del texto. Consiste en apoderarnos de la idea o mensaje escondido detrás de los signos escritos. Para ello, debemos responder conscientemente a todo un conjunto de interrogantes: ¿Quién escribió el texto?, ¿Por qué lo escribió?, ¿Qué personas intervienen?, ¿Qué relación tiene lo dicho en el texto con la realidad que vivo?, ¿Cuál es la intención del autor del texto? , etc.
Otras definiciones
"Proceso humano fundamental que permite el perfeccionamiento de las facultades intelectuales mediante la decodificación de mensajes provenientes de la realidad".
"la lectura es un proceso por el cual tenemos acceso al conocimiento y experiencia humana que nos es propia, porque surge del fondo de nosotros mismos, motivada por un conjunto de contenidos que se dan en todo tipo de lenguajes; particularmente, en el lenguaje escrito que se presenta en los libros o cualquier medio impreso.(1)
SÁNCHEZ LIHON, Danilo: "La aventura de leer". Serie perulibros, edición 1988, pág. 10.
Sugerencia metodológica
A manera de pauta metodológica, sugiero que el estudiante antes de emprender el proceso de la lectura de un determinado texto explore en su estructura mental y exponga libremente la información o datos que posea sobre el mismo (por ejemplo, la reseña biográfica y obras del autor, ideas que derivan del título, otros). Luego, el docente lleve a cabo la LECTURA ATENTA Y A VIVA VOZ (textos cortos), enfatizando la pronunciación, entonación, timbre. Como actividad posterior, propongo que profesor y alumnos (as) visualicen y expliquen el significado contextual de las palabras "nuevas". Seguidamente, es importante desarrollar la LECTURA Y COMENTARIO DE PÁRRAFOS, asimismo, predisponer al colegial para que organice con sus propias palabras el RESUMEN DEL TEXTO, considerando los hechos e ideas más esenciales.
Todas las secuencias didácticas anteriores (exploración, lectura atenta y a viva voz, significado contextual, lectura y comentario de párrafos, resumen) preparan anímica e intelectualmente al escolar para empezar a resolver las preguntas de acuerdo a los niveles de comprensión lectora: literal, retención, inferencial, crítica, etc.
Sugiero que cada alumno además de su libro "Las mil y una maravillas de la lectura" cuente con un cuaderno de trabajo que le va a permitir ampliar otras actividades derivadas de la guía de control como por ejemplo: anotar el significado de palabras (vocabulario), elaborar esquemas, investigar temas, dibujos, etc.
ABRAHAM VALDELOMAR PINTO
El VUELO DE LOS CÓNDORES
Un estremecimiento recorrió todos mis nervios. Dos hombres de casaca roja pusieron en el circo, uno frente a otro unos estrados altos, altísimos, que llegaban hasta tocar la carpa. Dos trapecios colgados del centro mismo de ésta oscilaban. Sonó la tercera campanada y apareció entre dos artistas Miss Orquídea, con su apacible sonrisa; llegó al centro, saludó graciosamente, colgóse de una cuerda y la ascendieron al estrado. Paróse en él delicadamente, como una golondrina en un alero breve. La prueba consistía en que la niña tomase el trapecio, que pendiendo del centro le acercaban con unas cuerdas a la mano, y, colgada de él, atravesara el espacio, donde otro trapecio la esperaba, debiendo en la gran altura cambiar de trapecio y detenerse nuevamente en el estrado opuesto.
Se dieron las voces, se soltó el trapecio opuesto, y en el suyo la niña se lanzó mientras el bombo -detenida la música -producía un ruido siniestro y monótono. ¡Qué miedo, qué dolorosa ansiedad! ¡Cuánto habría dado yo porque aquella niña rubia y triste no volase! Serenamente realizó la peligrosa hazaña. El público silencioso y casi inmóvil la contemplaba, y cuando la niña se instaló nuevamente en el estrado y saludó, segura de su triunfo, el público la aclamó con vehemencia. La aclamó mucho. La niña bajó, el público seguía aplaudiendo. Ella, para agradecer, hizo unas pruebas difíciles en la alfombra, se curvó, su cuerpecito se retorcía como un aro, y enroscada, giraba, giraba como un extraño monstruo, el cabello despeinado, el color encendido. El público aplaudía más y más. El hombre que la traía en el muelle de la mano habló algunas palabras con los otros. La prueba iba a repetirse.
Nuevas aclamaciones. La pobre niña obedeció al hombre adusto casi inconscientemente. Subió. Se dieron las voces. El público enmudeció, el silencio se hizo en el circo y yo hacía votos, con los ojos fijos en ella, porque saliese bien de la prueba… Sonó una palmada y Miss Orquídea se lanzó… ¿Qué le pasó a la pobre niña? Nadie lo sabía. Cogió mal el trapecio, se soltó a destiempo, titubeó un poco, dio un grito profundo, horrible, pavoroso y cayó como una avecilla herida en el vuelo, sobre la red del circo, que la salvó de la muerte. Rebotó en ella varias veces. El golpe fue sordo. La recogieron, escupió y vi mancharse de sangre su pañuelo, perdida en brazos de esos hombres y en medio del clamor de la multitud.
Papá nos hizo salir, cruzamos las calles, tomamos el cochecito y yo, mudo y triste, oyendo los comentarios, no sé qué cosa pensaba contra esa gente. Por primera vez comprendí entonces que había hombres muy malos.
Guía de control de lectura
ANTES DE LEER:
¿Has oído hablar del cuento "El vuelo de los cóndores"?
¿Sobre qué tratará este cuento?
¿Quién o quiénes serán sus protagonistas?
LECTURA LITERAL
¿Quiénes pusieron en el circo, uno frente a otro unos estrados altos, altísimos, que llegaban hasta tocar la carpa?
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La niña Mis Orquídea paróse en el estrado delicadamente, como si fuera:
a. Una lora en un alero breve.
b. Una serpiente en un alero breve.
c. Una golondrina en un alero breve.
d. Una mona en un alero breve.
La prueba iba a repetirse, ¿a quién la pobre niña obedeció casi inconscientemente?
a. Al hombre pendenciero
b. Al hombre adusto
c. Al hombre bueno
d. Al hombre extraño
Con ayuda de tu diccionario encuentra el significado de las siguientes palabras:
ADUSTO:__________________________________________
APACIBLE:__________________________________________
ESTRADO:_____________________________________________________
MONÓTONO:___________________________________________________
PAVOROSO:______________________________
SINIESTRO:_________________________________________
TRAPECIO:______________________________________
VEHEMENCIA:______________________________________________________
RETENCIÓN DE LECTURA
Recuerda y anota algunas características personales de la niña Miss Orquídea.
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¿Cuál es el párrafo o parte que más te ha gustado o impresionado de la lectura?
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CIRO ALEGRÍA BAZÁN
EL RÍO, LOS HOMBRES Y LAS BALSAS
Por donde el Marañón rompe las cordilleras en un voluntarioso afán de avance, la sierra peruana tiene la bravura de puma acosado. Con ella en torno, no es cosa de andar al descuido.
Cuando el río carga, brama contra las peñas invadiendo la amplitud de las playas y cubriendo el pedrerío. Corre burbujeando, rugiendo en las torrenteras y recodos, ondulando en los espacios llanos, untuosos y ocres de limo fecundo, en cuyo acre hedor descubre el instinto rudas potencialidades germinales. Un rumor profundo que palpita en todos los ámbitos, denuncia la creciente máxima que ocurre en febrero. Entonces uno siente respeto hacia la correntada y entiende su rugido como una advertencia personal.
Nosotros, los cholos del Marañón, escuchamos su voz con el oído atento. No sabemos dónde nace ni dónde muere este río que nos mataría si quisiéramos medirlo con nuestras balsas, pero ella nos habla claramente de su inmensidad.
Las aguas pasan arrastrando palizadas que llegan de una orilla a la otra. Troncos que se contorsionan como cuerpos, ramas desnudas, chamiza y hasta piedras navegan en hacinamientos informes, aprisionando todo lo que hallan a su paso. ¡Ay de la balsa que sea cogida por una palizada! Se enredará en ella hasta ser estrellada contra un recodo de peñas o sorbida por un remolino, junto con el revoltijo de palos, como si se tratara de una cosa inútil.
Cuando los balseros las ven acercarse negreando sobre la corriente, tiran de bajada por el río, bogando a matarse, para ir a recalar en cualquier playa propicia. A veces no miden bien la distancia al sesgar, y son siempre cogidos por uno de los extremos. Sucede también que las han visto cuando ya están muy cerca, si es que los palos húmedos vienen a media agua, y entonces se entregan al acaso… Tiran las palas -esos remos anchos que cogen las aguas como atragantándose – y se ajustan los calzones de bayeta para luego piruetear cogidos de los maderos o esquivarlos entre zambullidas hasta salir o perderse para siempre.
Los tremendos cielos invernales desatan broncas tormentas que desploman y muerden las pendientes de las cordilleras y van a dar, ahondando aún más lo pliegues de la tierra, a nuestro Marañón. El río es un ocre de mundos.
GUÍA DE CONTROL DE LECTURA
ANTES DE LEER:
¿Por qué el texto se llama "El río, los hombres y las balsas"?
¿Cuál será el tema del texto?
¿Quién será su protagonista?
LECTURA LITERAL
VOCABULARIO: Identifica el significado de las siguientes palabras:
Acosado._____________________________________________________
Bayeta:__________________________________________________________________
Broncas:_______________________________________________________________________
Ocre:_____________________________________________________________
Palizada:_______________________________________________________________
Peña:____________________________________________________________________
Recodo:__________________________________________________________________
Revoltijo:___________________________________________________________________
Sórdida:________________________________________________________________________________________
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RETENCIÓN DE LECTURA
¿Quién es el autor de este fragmento?
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¿Quién tiene la bravura de puma acosado?
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¿En qué mes del año el río aumenta su caudal?
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¿Qué hacen los "Cholos" del Marañón cuándo el río se carga?
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COMPRENSION DE LECTURA
¿Qué sucede cuando la balsa es cogida por una palizada? Explica.
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¿Qué hacen los balseros cuando ven acercarse troncos que se contorsionan? Explica
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LECTURA CRÍTICA
¿Tú crees que la naturaleza castiga a los "cholos" del Marañón? ¿Por qué?
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¿Por qué el río aumenta su caudal en el mes de febrero y no en otro mes? Explica.
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Si fueras balsero, ¿cómo afrontarías un peligro parecido al texto leído?
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CREATIVIDAD
Inspírate y crea un poema en el que des aliento y esperanza a los balseros del Marañón.
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PARA INVESTIGAR
Consigue o dibuja el mapa del Perú y colorea el/los departamento (s) donde se encuentra el río Marañón. También, puedes agregar información sobre su longitud, afluentes, etc.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
LOS DESESPERADOS RECURSOS DE UN HAMBRIENTO
(Fragmento perteneciente al libro: "Historia de un náufrago")
Si uno se acuesta en una plaza con la esperanza de capturar una gaviota, puede estarse allí toda la vida sin lograrlo. Pero a cien millas de la costa es distinto. Las gaviotas tienen afinado el instinto de conservación en tierra firme. En el mar son animales confiados.
Yo estaba tan inmóvil que probablemente aquella gaviota pequeña y juguetona que se posó en mi muslo creyó que estaba muerto. Yo la estaba viendo en mi muslo. Me picoteaba el pantalón, pero no me hacía daño. Seguí deslizando la mano. Bruscamente, en el instante preciso en que la gaviota se dio cuenta del peligro y trató de levantar el vuelo, la agarré por un ala, salté al interior de la balsa y me dispuse a devorarla.
Cuando esperaba que se posara en mi muslo, estaba seguro de que si llegaba a capturarla me la comería viva, sin quitarle las plumas. Estaba hambriento y la misma idea de la sangre del animal me exaltaba la sed. Pero cuando ya la tuve entre las manos, cuando sentí la palpitación de su cuerpo caliente, cuando vi sus redondos y brillantes ojos pardos, tuve un momento de vacilación.
Cierta vez estaba yo en cubierta con una carabina, tratando de cazar una de las gaviotas que seguían el barco. El jefe de armas del destructor, un marinero experimentado, me dijo: "No seas infame. La gaviota para el marinero es como ver tierra. No es digno de un marinero matar una gaviota". Yo me acordaba de aquel momento, de las palabras del jefe de armas, cuando estaba en la balsa con la gaviota capturada, dispuesto a darle muerte y despresarla. A pesar de que llevaba cinco días sin comer, las palabras del jefe de armas resonaban en mis oídos, como si las estuviera oyendo. Pero en aquel momento el hambre era más fuerte que todo. Le agarré fuertemente la cabeza al animal y empecé a torcerle el pescuezo, como a una gallina.
Era demasiado frágil. A la primera vuelta sentí que se le destrozaron los huesos del cuello. A la segunda vuelta sentí su sangre, viva y caliente, chorreándome por entre los dedos. Tuve lástima. Aquello parecía un asesinato. La cabeza, aún palpitante, se desprendió del cuerpo y quedó latiendo en mi mano.
El chorro de sangre en la balsa soliviantó a los peces. La blanca y brillante panza de un tiburón pasó rozando la borda. En ese instante, un tiburón, enloquecido por el olor de la sangre, puede cortar de un mordisco una lámina de acero. Como sus mandíbulas están colocadas debajo del cuerpo, tiene que voltearse para comer. Pero como es miope y voraz, cuando se voltea panza arriba arrastra todo lo que encuentre a su paso. Tengo la impresión de que en ese momento el tiburón trató de embestir la balsa. Aterrorizado, le eché la cabeza de la gaviota y vi, a pocos centímetros de la borda, la tremenda rebatiña de aquellos animales enormes que se disputaban una cabeza de gaviota, más pequeña que un huevo.
Lo primero que traté de hacer fue desplumarla. Era excesivamente liviana y los huesos tan frágiles que podían despedazarse con los dedos. Trataba de arrancarle las plumas, pero estaban adheridas a la piel, delicada y blanca, de tal modo que la carne se desprendía con las plumas ensangrentadas. La sustancia negra y viscosa en los dedos me produjo una sensación de repugnancia.
Es fácil decir que después de cinco días de hambre uno es capaz de comer cualquier cosa. Pero por muy hambriento que uno esté siente asco de un revoltijo de plumas de sangre caliente, con un intenso olor a pescado crudo y a sarna.
Al principio, traté de desplumarla cuidadosamente, con cierto método. Pero no contaba con la fragilidad de su piel. Quitándole las plumas empezó a deshacérseme entre las manos. La lavé dentro de la balsa. La despresé de un solo tirón y la presencia de sus rosados intestinos, de sus vísceras azules, me revolvió el estómago. Me llevé a la boca una hilaza de muslo, pero no pudo tragarlo. Era simple. Me pareció que estaba masticando una rana. Sin poder disimular la repugnancia, arrojé el pedazo que tenía en la boca y permanecí largo rato inmóvil, con aquel repugnante amasijo de plumas y huesos sangrientos en la mano.
Lo primero que se me ocurrió que aquello que no podía comerme me serviría de carnada. Pero no tenía ningún elemento de pesca. Si al menos hubiera tenido un alfiler. Un pedazo de alambre. Pero no tenía nada distinto de las llaves, el reloj, el anillo y las tres tarjetas del almacén de Mobile.
Pensé en el cinturón. Pensé que podía improvisar un anzuelo con la hebilla. Pero mis esfuerzos fueron inútiles. Era imposible improvisar un anzuelo con el cinturón. Estaba anocheciendo y los peces, enloquecidos por el olor de la sangre, daban saltos en torno a la balsa. Cuando oscureció por completo arrojé al agua los restos de la gaviota y me acosté a morir. Mientras preparaba el remo para acostarme oía la sorda guerra de los animales disputándose los huesos que no me había podido comer.
Creo que esa noche hubiera muerto de agotamiento y desesperación. Un viento fuerte se levantó desde las primeras horas. La balsa daba tumbos, mientras yo, sin pensar siquiera en la precaución de amarrarme a los cabos, yacía exhausto dentro del agua, apenas con los pies y la cabeza fuera de ella.
Pero después de la medianoche hubo un cambio: salió la luna. Desde el día del accidente fue la primera noche. Bajo la claridad azul, la superficie del mar recobra un aspecto espectral. Esa noche no vino Jaime Manjarrés. Estuve solo, desesperado, abandonado a mi suerte en el fondo de la balsa.
Sin embargo, cada vez que se me derrumbaba el ánimo, ocurría algo que me hacía renacer mi esperanza. Esa noche fue el reflejo de la luna en las olas. El mar estaba picado y en cada ola me parecía ver la luz de un barco. Hacía dos noches que había perdido las esperanzas de que me rescatara un barco. Sin embargo, a todo lo largo de aquella noche transparentada por la luz de la luna -mi sexta noche en el mar- estuve escrutando el horizonte desesperadamente, casi con tanta intensidad y tanta fe como en la primera. Si ahora me encontrara en las mismas circunstancias moriría de desesperación: ahora sé que la ruta por donde navega la balsa no es ruta de ningún barco.
GUÍA DE CONTROL DE LECTURA
ANTES DE LEER:
¿Imaginas sobre qué tratará el texto?
¿En qué lugar o ambiente se desarrollarán los hechos?
LECTURA LITERAL
VOCABULARIO: Con ayuda del diccionario encuentra el significado de las palabras siguientes. Ten en cuenta que el significado se ajuste al contexto oracional.
RETENCIÓN DE LECTURA
En tu cuaderno de trabajo, anota el significado de: voraz, embestir, rebatiña, adheridas (adherir), viscosa, repugnancia, revoltijo, tumbos, yacía (yacer), exhausto, escrutando (escrutar).
¿Qué acontecimiento o experiencia pasada recordó el náufrago antes de dar muerte a la gaviota?
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¿Qué parte de la gaviota arrojó el náufrago al mar que produjo una rebatiña entre aquellos animales enormes?
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Al hombre náufrago siempre le sucedía algo que le hacía renacer la esperanza, ¿en su sexta noche en el mar qué cosa le ocurrió?
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COMPRENSIÓN DE LECTURA
Lee bien las oraciones que siguen y anota lo que comprendes:
Me acosté a morir:
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El mar estaba picado: ___________________________________________________________________________________
LECTURA INFERENCIAL
¿Crees que un ser humano pueda soportar cinco días perdido en el extenso mar azul sin beber y sin comer alimentos? Explica tu respuesta.
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¿El hombre demostró ser fuerte o débil de ánimo y esperanzas? ¿Qué opinas?
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CREATIVIDAD
¿Cómo imaginas el final del relato? ¿El hombre muere o logra salvarse?
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¿Cómo imaginas el aspecto físico y espiritual del hombre perdido en el mar sin comer y beber durante cinco largos días? Anota algunas ideas.
Aspecto físico | Aspecto espiritual |
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PARA INVESTIGAR
Con el propósito de completar tu información, consigue y lee el libro "Historia de un náufrago" de Gabriel García Márquez.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS ALTAMIRANO
EL SUEÑO DEL PONGO
Un hombrecito se encaminó a la casa -hacienda de su patrón. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo, de sirviente en la gran residencia. Era pequeño, de cuerpo miserable, de ánimo débil, todo lamentable; sus ropas viejas.
El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el hombrecito lo saludó en el corredor de la residencia.
¿Eres gente u otra cosa? -le preguntó delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.
Humillándose, el pongo no contestó. Atemorizado, con los ojos helados, se quedó de pie.
¡A ver! -dijo el patrón -por lo menos sabrá lavar ollas, siquiera podrá manejar la escoba, con esas sus manos que parece que no son nada. ¡Llévate esta inmundicia! -ordenó al mandón de la hacienda.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón y, todo agachado, siguió al mandón hasta la cocina.
El hombrecito tenía el cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embargo como las de un hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer lo hacía bien. Pero había un poco como de espanto en su rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo compadecían. "Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura tristeza", había dicho la mestiza cocinera, viéndolo.
El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio. Todo cuanto le ordenaban, cumplía. "Sí, papacito; sí, mamacita", era cuanto solía decir.
Quizá a causa de tener una cierta expresión de espantado, y por su ropa tan haraposa y acaso, también, porque no quería hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María, en el corredor de la casa -hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al pongo delante de toda la servidumbre; lo sacudía como a un trozo de pellejo.
Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba hincado, le daba golpes suaves en la cara.
– Creo que eres perro. ¡Ladra! -le decía.
El hombrecito no podía ladrar.
– Ponte en cuatro patas -le ordenaba entonces.
El pongo obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies.
– Trota de costado, como perro -seguía ordenándole el hacendado.
El hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna.
El patrón reía de muy buena gana; la risa le sacudía todo el cuerpo.
¡Regresa! -le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran corredor.
El pongo volvía, corriendo de costadito. Llegaba fatigado.
Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave María, despacio rezaban, como viento interior en el corazón.
¡Alza las orejas ahora, vizcacha! ¡Vizcacha eres! -mandaba el señor al cansado hombrecito-. Siéntate en dos patas; empalma las manos.
Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de estos animalitos, cuando permanecen quietos, como orando sobre las rocas. Pero no podía alzar las orejas. Entonces algunos de los siervos de la hacienda se echaban a reír.
Golpeándolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al hombrecito sobre el piso de ladrillos del corredor.
Recemos el padrenuestro -decía luego el patrón a sus indios, que esperaban en fila.
El pongo se levantaba a pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que le correspondía ni ese lugar correspondía a nadie.
En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se dirigían al caserío de la hacienda.
-¡Vete, pancita! -solía ordenar, después, el patrón al pongo.
Y así, todos los días, el patrón hacía revolcarse a su nuevo pongo, delante de la servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales, los colonos (*).
Pero….una tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ese, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía un poco espantado.
-Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte -dijo.
El patrón no oyó lo que oía.
-¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro? -preguntó.
Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte -repitió el pongo.
_____________________________________________________________________
(*) Indio que pertenece a la hacienda.
Habla… si puedes -contestó el hacendado.
Padre mío, señor mío, corazón mío -empezó a hablar el hombrecito-. Soñé anoche que habíamos muerto los dos, juntos; juntos habíamos muerto.
¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio – le dijo el gran patrón.
¿Qué? ¿Qué dices? -interrogó el hacendado.
Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos, los dos, juntos; desnudos ante nuestro gran padre San Francisco.
¿Y después? ¡Habla! -ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.
Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. Y a ti y a mí nos examinaba, pesando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.
¿Y tú?
No puedo saber cómo estuve, gran señor. Yo no puedo saber lo que valgo.
Bueno. Sigue contando.
Entonces, después nuestro Padre dijo con su boca: "De todos los ángeles, el más hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro ángel pequeño, que sea también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, y la copa de oro llena de la miel de chancaca más transparente".
¿Y entonces? -preguntaba el patrón.
Los indios siervos oían, oían al pongo, con atención sin cuenta pero temerosos.
Dueño mío: apenas nuestro gran padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel, brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro Padre, caminando despacito. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de suave luz como el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.
-¿Y entonces? -repitió el patrón.
"Ángel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre", diciendo, ordenó nuestro gran Padre. Y así, el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu cuerpecito, todo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como si estuviera hecho de oro transparente.
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