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Dinámica familiar violenta del niño en el contexto académico (página 3)

Enviado por adriana pertegas


Partes: 1, 2, 3

Los datos obtenidos a través de la aplicación de una encuesta, en la que se estableció su percepción de la violencia en sus hogares, fueron analizados estadísticamente utilizando SPSS 14.0.

Del análisis de la encuesta que aplicaron obtuvieron los siguientes resultados:

Violencia física

Un alto porcentaje de estudiantes (30,7 %) temen "con frecuencia" al castigo cuando han cometido una falta; 45,6 % siente temor "a veces". El 18,5 % de los estudiantes encuestados afirman ser maltratados físicamente "con frecuencia", y 22,2 % "a veces". Al analizar el ítem "es maltratado físicamente", por género no se encuentran diferencias significativas. El 12,9% de los estudiantes de género femenino y el 13 % de los estudiantes de género masculino afirman ser maltratados físicamente "a veces". El 9,2 % de los estudiantes de género femenino y el 8,6 % de género masculino afirman ser maltratados físicamente "con frecuencia".

Lo que quiere decir que la mayoría de los estudiantes afirman ser maltratados o temen o al castigo, además que no existe una diferencia significativa entre los sexos lo que indica que el maltrato se manifiesta de igual manera en hombres que en mujeres.

El porcentaje de alumnos que afirman ser maltratados físicamente depende del grado escolar. Los porcentajes de maltrato físico "a veces" por grado son muy similares en todos los grados: tienen una media de 13,05 y una desviación estándar de 1,23; pero con relación al maltrato físico "con frecuencia", los mayores porcentajes se encuentran en grados 7 y 8, presentándose un leve decrecimiento en el grado 9. En los grados 6, 10 y 11 el porcentaje de alumnos que "con frecuencia" se siente afectado por agresiones físicas es menor.

Violencia psicológica

Al considerar los ítems es el agravio verbalmente al recibe insultos y humillaciones, no se presentan mayores diferencias de frecuencia entre géneros. Un 16,2 % de los estudiantes afirma ser agredido verbalmente "con frecuencia" y un 31,3 % afirma ser víctima de este tipo de agresión en algunas ocasiones. El 17,6 % manifiesta que es agredido verbalmente "con frecuencia" cuando comete una falta y el 17,6 %, que es víctima de este tipo de agresión "a veces". Estos porcentajes indican que la Violencia intrafamiliar se presenta un tipo relación, caracterizado por presencia de gritos, insultos, humillaciones y amenazas, el entorno familiar de un alto número de estudiantes (Cépeda, Sánchez y Álvarez, 2007).

Violencia Sexual

El análisis de los ítems relacionados con violencia sexual muestra que el 2,9 % de estudiantes expresa sentirse frecuentemente agredido sexualmente dentro su núcleo familiar y un 8,2 % en algunas ocasiones. Este sentimiento se encuentra en mayor proporción en la población estudiantil femenina. Un 8,6 % femenino y 7,7 % masculino se sienten agredidos sexualmente "algunas veces" y un 3,5 % femenino y 2,2 % masculino se siente agredido sexualmente "con frecuencia" (Cépeda, Sánchez y Álvarez, 2007).

Los resultados se pueden resumir en un alto porcentaje de estudiantes tiene dificultades en los procesos de comunicación con sus padres y siente rechazo y falta de amor de algunos de los miembros de su hogar. Un 28,4 % de los encuestados, 915 alumnos, son victimas de más de 20 de las situaciones de violencia y un 35 % de los estudiantes encuestados tienen ambientes familiares caracterizados por altos niveles de violencia. El porcentaje de alumnos que afirman ser maltratados físicamente depende del grado escolar, presentándose los más altos porcentajes en grados 7y 8.

Indicando que la tasa de incidencia de violencia se da en las familias con procesos inadecuados de comunicación lo que representa un rechazo de los padres, con lo que se demuestra un índice alto de familias violentas, además que este tipo de situaciones son más evidentes en los adolescentes con escolaridad de 7 y 8.

La anterior investigación nos demuestra que las cifras en Colombia son significativas pese a que se realizaron en una solo localidad de la ciudad de Bogotá, lo cual nos indica que los casos de las familias violentas son numerosos por lo que es relevante aumentar las investigaciones en este tipo de población, por lo que se cita la investigación siguiente la cual nos demuestra las consecuencias que se observan en los planteles educativos a raíz de niños víctimas de la violencia intrafamiliar.

Artículo realizado en Santiago de Chile por Muñoz, Saavedra y Villalta (2007) "Percepciones y significados sobre la convivencia y violencia escolar de los estudiantes de cuarto medio de un liceo municipal de Chile" cuyo objetivo era conocer los significados que otorgan los jóvenes a la convivencia, el conflicto y la violencia entre pares dentro del establecimiento escolar. La metodología utilizada fue cuantitativa y cualitativa con una muestra de 140 estudiantes.

Como resultados principales se observa que los jóvenes perciben que el liceo es altamente vulnerable a la violencia escolar; los varones la definen como normal y las damas la representan como negativa. Atribuyen como causa de la intimidación entre pares a la presión por los estudios por parte de sus profesores y de sus familias, al entorno de donde provienen los jóvenes, a la jornada escolar y al estrés de los profesores. Se concluye que el fenómeno de la violencia entre pares tiene una connotación cultural y se perciben ausentes las estrategias para prevenir e intervenir en las situaciones de agresión en el liceo.

El estudio realizado fue de carácter exploratorio, por un lado descriptivo interpretativo de los discursos de los estudiantes acerca de la relación con sus compañeros y, por otro lado, descriptivo-analítico de las respuestas de una encuesta estructurada, basada en el cuestionario sobre «Abuso de Compañeros». Este cuestionario tiene como característica que no sólo recopila antecedentes generales sobre la percepción de violencia entre pares, sino que también permite recopilar información sobre la percepción de las víctimas de intimidación y los victimarios. Al final, se agregó un tópico que indagaba sobre la presencia o ausencia de ciertas situaciones de riesgo psicosocial que podrían estar presentes en el establecimiento escolar.

La muestra estuvo compuesta por la totalidad de los estudiantes de cuarto medio de un liceo municipalizado perteneciente al programa «Liceo para Todos», un total de 140 estudiantes de cuarto medio cuya edad promedio era de 17 años, siendo 58 hembras y 82 varones. Se eligió este grupo por su relación histórica con el establecimiento escolar. De esta misma muestra se realizaron, para profundizar en los aspectos descriptivo- interpretativos, dos entrevistas individuales en profundidad a dos estudiantes, uno de sexo masculino y otro de sexo femenino, además de escoger del mismo nivel a cuatro mujeres y cuatro varones para realizar un grupo de discusión.

Como se mencionó anteriormente, el liceo donde fue aplicado el estudio es un establecimiento escolar en riesgo psicosocial, que actualmente pertenece al programa del Ministerio de Educación «Liceo para Todos», el cual tiene como finalidad apoyar en el proceso de aprendizaje a los estudiantes provenientes de establecimientos escolares de escasos recursos, con problemas psicosociales y vulnerables a la deserción escolar. La recolección de información fue realizada por los investigadores.

En una primera fase se realizó el contacto con la institución y se logró la respectiva autorización de participar en el estudio. En una segunda fase se realizó la aplicación de la encuesta a la totalidad de los cuartos medios del liceo. En la tercera fase se escogieron, en conjunto con el jefe de unidad técnica del establecimiento escolar, los estudiantes que participarían en las entrevistas en profundidad y grupo de discusión. Aquí se consideró que los estudiantes hubieran cursado los cuatro años en el señalado establecimiento escolar. En la cuarta fase se realizó el grupo de discusión, donde uno de los investigadores fue el moderador y la pregunta a discutir era: «Cómo es un día en el colegio».

Esto fue registrado con un libro de notas y una grabadora. En la quinta fase se realizaron las entrevistas en profundidad en dos momentos respectivamente, registrándolas con los mismos medios que el grupo de discusión. Las entrevistas posteriormente fueron transcritas en computador para el análisis. Finalmente, en el análisis de los resultados se utilizaron estadísticos descriptivos, análisis de tablas de frecuencia y estrategias interpretativas del análisis de contenido, elaborando en un análisis durante y después de la información, las categorías que permitieron comprender el fenómeno de la convivencia y violencia escolar desde el discurso de los estudiantes.

Este análisis fue sometido a triangulación, donde el porcentaje de acuerdo entre los tres investigadores que fueron jueces en la codificación de los datos fue de un 98 % el cual los resultados serán presentados considerando las categorías emergentes de la descripción que realizaron los estudiantes encuestados sobre su percepción de la violencia, los relatos de los grupos de discusión y las entrevistas para profundizar en la comprensión de los datos. El cual se percibe que en el establecimiento escolar, un 64 %de los estudiantes se sentiría bien en el colegio y un 36 % no se sentiría tan bien.

Ahora, si se vincula con las entrevistas y los grupos de discusión, los jóvenes presentan sentimientos ambiguos con respecto al liceo. Por un lado mencionan que lo encuentran aburrido, rutinario, percibiendo que todos los días se realiza lo mismo, que no hay espacios de recreación ni tiempo para poder relajarse. Mencionan también que los profesores son poco tolerantes, tienden a estresarse fácilmente y gritan cuando los alumnos no realizan lo que ellos quieren. También plantean que falta diálogo y espacio para poder compartir, fuera de lo que implica copiar lo que los profesores dictan o exigen. Perciben al liceo como poco saludable, y como un ambiente que genera estrés.

Pero por otro lado, mencionan que sienten simpatía por la dedicación de los profesores en situaciones problemáticas, perciben que sus amigos están en el liceo y sienten que en el establecimiento educacional han tenido más oportunidades para desarrollarse como personas. Por ende, a los estudiantes, pese a los conflictos y situaciones poco saludables, les gusta el liceo, aunque no se debe olvidar que existe sobre un 30 % de los estudiantes para quienes la experiencia escolar no es tan grata. En este último punto, al revisar el sentimiento de desconfianza en el colegio, un 62 % responde que no ha sentido desconfianza y un 36,4 % menciona que ha sentido desconfianza alguna vez, porcentajes que coinciden con la sensación de bienestar y malestar en el liceo.

Por lo cual la desconfianza es causada por los miedos que se presentan con mayor frecuencia están vinculados al trabajo en clase y a otros donde destaca el ambiente o clima social del liceo. Estos resultados indican que el sentimiento de miedo no se relaciona con la intimidación entre pares y se asociaría más a situaciones del contexto escolar. Por lo tanto, se aprecia una representación positiva hacia los eventos estresantes y de conflicto. Los estudiantes consideran que las dificultades presentadas en el liceo los están preparando para la vida, perciben que los hace más fuertes y les permite aprender a enfrentar los problemas.

Los estudiantes no presentan grandes conflictos con los docentes. En el tópico de ¿Cómo te sientes tratado por tus profesores? se observa que un 13,6 % se siente muy bien, un 65,7 % se siente bien, un 18,6 % se siente regular. Este aspecto se relaciona con los resultados de las entrevistas. Aquí se logra percibir que los estudiantes atribuyen al estrés que produce el proceso de enseñanza-aprendizaje (debido a la jornada escolar completa) como un aspecto conflictivo, pues no les permite descansar y recrearse, sometiéndose constantemente al trabajo intelectual. A partir de esto, explican que la relación con los profesores se deteriora, bloqueando la posibilidad de que emerjan espacios para comunicar o recrearse.

La relación de amistad entre compañeros no tiene una connotación muy significativa y especial dentro del establecimiento escolar. Es decir, si bien no se llevan mal con ellos, en su mayoría no lo presentan como tan importante. Ahora, al analizar la pregunta ¿Te sientes aislado o rechazado por tus compañeros? un 63,6 % menciona que nunca, un 30,7 % dice que alguna vez, y un 4,8 % menciona que más de tres veces. Profundizando en esta temática, al preguntar de manera más específica sobre si algún compañero les ha molestado, amenazado o tratado mal el cual los resultados indican que cerca de un 36 % se ha sentido en algún momento rechazado o amenazado por sus compañeros, es decir, es o ha sido víctima de violencia entre pares en el establecimiento escolar. Ahora bien, si revisamos estas temáticas en los discursos de los estudiantes, se manifiesta que la relación entre pares no es muy constructiva. Plantean que tienden a no compartir, a separarse en grupos, a agredirse, donde lo más frecuente es burlarse y molestar al otro, es decir, hacer bromas, trasgrediendo la integridad física y psicológica entre compañeros. Pero a la vez, este aspecto lo consideran normal, pues creen que las burlas y bromas son parte de lo cotidiano y de lo entretenido del colegio, mencionando que es algo frecuente y constante, además de aparecer esto en todos los niveles de formación.

Las explicaciones de los estudiantes con respecto a las causas del conflicto y violencia entre pares se refieren a la atribución que realizan como producto del conflicto entre profesores y alumnos. En este sentido perciben que la causa por la que se molestan unos con otros es por el estrés del profesor, por sus exigencias, por lo rutinario de las clases y por la falta de aspectos más aplicados. Esta situación provoca que en los estudiantes aumente la tensión, y para poder liberarse de ésta acuden al uso de la agresión psicológica a partir de las burlas, las bromas y la intimidación. Reconocen que la estigmatización y atribución negativa de parte de los profesores hacia el alumno que alguna vez molestó o desordenó, no permite el cambio conductual del alumno y éste genera una especie de profecía auto-cumplida al ver que los demás ya lo estigmatizan, respondiendo según lo que los profesores ya esperan que haga.

Se observa que el concepto de violencia de los alumnos no está muy claro Manifiestan que las burlas y las bromas serían violencia psicológica, pero reconocen como normal y hasta amistosa dicha violencia. En cambio la violencia física la consideran como problema, aunque reconocen que también los golpes son por aburrimiento, aunque el límite está cuando se violenta en exceso la integridad física del compañero. Reconocen que las situaciones de violencia están vinculadas con el liceo, con su entorno familiar y la sociedad, explícitamente con situaciones de presión por el rendimiento escolar y por su inserción en el mundo profesional o laboral posterior al término de la enseñanza secundaria. Sin embargo, observan que estas conductas se presentan principalmente cuando son adolescentes, pues perciben que ya en cuarto medio van disminuyendo, para finalmente desaparecer cuando salen del liceo.

Por otro lado, al analizar las frecuencias que distinguen el ejercer intimidación entre pares, se observa que los varones tienden a intimidar más que las damas, donde un 73 % de los varones reconocen haber molestado o maltratado a un compañero, a diferencia del 43,1 % de las mujeres que han molestado a algún par. Además, se percibe que los demás compañeros que observan no se involucran principalmente, reconociendo tanto en hombres como en mujeres que los demás no hacen nada cuando ellos molestan a los compañeros (34,5 % mujeres y 42,7 % varones). Ahora, al consultar en general qué opinan de los compañeros que molestan a otros, se presentan diferencias entre lo que piensan las mujeres y los varones , donde para los varones pareciera más normal que se moleste a un compañero (41,5%). En cambio, a las mujeres les parece muy mal (56,9%). Las diferencias entre hombres y mujeres se siguen presentando al analizar, en el caso de los alumnos que molestan o maltratan a un compañero, un auto explicación de su conducta. Cerca de un 63,8 % de las mujeres menciona que no molesta a sus compañeros, y sólo un 30 % de los varones reconoce que no molesta.

A partir de este último punto se reconoce que los varones tienden a molestar más, donde las causas más frecuentes que ellos se auto-atribuyen serían por hacerle una broma (35,4%) y porque se lo han provocado (23,2%). En el mismo sentido, cuando se les pregunta a los victimarios cómo se sienten cuando amenazan o molestan a otro compañero, un 19,5 % de los varones reconoce que se siente bien consigo mismo, y un 11% refiere que se sienten más fuertes que el compañero.

Al manifestar en qué circunstancias maltratarían a un compañero, tanto damas (55,2%) como varones (59,8%) mencionaron que tratarían mal a alguien o lo amenazarían si dicha persona les molesta o provoca.

Los lugares más frecuentes donde ocurren las peleas son a la salida del establecimiento escolar o los baños, presentándose diferencias entre hombres y mujeres, donde las mujeres escogen más el baño y los varones el término de jornada, en el exterior del liceo Al revisar los estadísticos descriptivos, las víctimas de violencia entre pares mencionan que la persona que molesta es del propio curso (90 por ciento). Al analizar el sexo de la persona que intimida, se observa que en las mujeres se da tanto la intimidación por hombres (51 por ciento) como por mujeres (49 por ciento).

En cambio, en los varones es más frecuente que la persona que moleste sea del mismo sexo (68 por ciento). En este punto, los estudiantes entrevistados mencionan que, con respecto a la presencia y frecuencia de agresión y violencia física entre pares, ocurren rara vez, pero son intensas, consideran que generalmente se dan por desencuentros de personalidad o de formas de ser. Manifiestan que el año pasado, en 2005, eran más intensas y que ocurren principalmente en primavera, que en la época de invierno y otoño son menos frecuentes. Aluden que en invierno están más tranquilos por el frío y no hay mucho que hacer. En cambio, cuando es primavera se auto-perciben como más activos, con deseos de realizar acciones fuera del colegio y no pueden, por la obligatoriedad de la jornada completa. Por lo tanto, se aburren y los métodos que buscan para entretenerse son por lo general de intimidación Los estudiantes perciben las situaciones de conflicto, tales como bromas y burlas, como muy frecuentes, no distinguen si se es hombre o mujer, lo importante es divertirse, aunque reconocen que no es correcto, pero mencionan que hay situaciones que se justifican y no es sólo por aburrimiento, sino que se molesta a otro producto de que te molestan o molestan a un amigo y salen en su defensa, o si se presentan características físicas o de personalidad muy idiosincrásicas que incitan a la burla. Por otro lado, se percibe, además de la burla, la traición como un elemento importante de agresión psicológica

Los resultados indican que la percepción de la convivencia escolar de parte de los estudiantes de cuarto medio del liceo descrito es representada como compleja y diversa. Si bien los estudiantes en su mayoría se sienten bien en el colegio y mencionan llevarse relativamente bien entre ellos, se aprecia al establecimiento escolar como un espacio donde se generan problemas, principalmente relacionados con la burla, el rechazo y la discriminación. Reconocen que estos conflictos son negativos para la convivencia, y que es necesario intervenir asertivamente frente a ellos, pero son asumidos como parte normal e inclusive como espacios de recreación en la interacción cotidiana del contexto escolar.

Aspectos como el aburrimiento, la jornada escolar completa, el estrés de los profesores, las metodologías de enseñanza, los conflictos familiares de los estudiantes, el escaso diálogo y comunicación entre alumnos y profesores, el escaso tiempo para que se den dichas instancias de diálogo, la discriminación y estigmatización, la falta de conocimiento de estrategias adecuadas para resolver los conflictos, son algunas de las temáticas que surgen de las explicaciones que los jóvenes realizan sobre la dinámica de la violencia entre pares que ocurre en el liceo Ahora, quizás más relevante que los resultados sobre la intimidación, es importante señalar que existe una alta percepción de parte de los estudiantes sobre situaciones de riesgo en el establecimiento escolar, donde prácticamente la mayoría menciona que el liceo es un espacio conflictivo donde ocurren conductas desadaptativas principalmente de parte de los alumnos, es decir, se reconoce a dicho contexto escolar como sujeto a dificultades, donde la violencia se percibe como normal, pero al interior del liceo, lo que significa que no es percibida como común en la vida cotidiana o cuando uno egresa del cuarto medio.

Lo anterior se relaciona con la propuesta de García y Madriaza (2005), quienes argumentan que tal problemática es propia del desarrollo de los adolescentes. Esta es una etapa en que requieren validarse y mostrarse frente a los otros. De hecho, los mismos estudiantes mencionan que antes era peor que ahora se perciben diferentes, que han cambiado; sin embargo, la sensación de no manejar buenas estrategias en la resolución de los conflictos está presente, percibiéndose solos en la búsqueda de soluciones.

También se percibe que los comportamientos violentos se explican no sólo por ser representativos de la etapa evolutiva que vivencian, sino también se percibe que las condiciones de riesgo psicosocial que emergen desde sus hogares y barrios están ligadas a la conducta agresiva en la escuela. Otro elemento importante que surge principalmente del dato más cualitativo es la sensación de presión y aburrimiento.

Los jóvenes logran percibir la presión y darse cuenta de la competitividad en la cual están inmersos. Descubren que el estilo de solución de conflictos que acostumbran en el liceo no se manifiesta fuera de dicho contexto, pero perciben que su emergencia está vinculada con las exigencias, el estrés, el tener que demostrar eficiencia no sólo entre sus pares, sino también entre sus padres y profesores.

El cuarto medio es un año decisivo para dichos jóvenes, porque sienten el término de una etapa relativamente protegida para sumergirse en otra, donde la defensa ya no es con puños ni palabras sino más bien tiene que ver con sus conocimientos y asertividad en una sociedad que exige competencia, pero también dominio de sus propias conductas y emociones.

Por lo tanto, los elementos culturales del liceo, las situaciones personales, las exigencias sociales y las propias características del desarrollo adolescente se conjugarían en la presión ejercida hacia los jóvenes por validarse, lo que deriva en algunos en buscar elementos de evasión como la intimidación o comportamientos agresivos, o provocando una sensación de desamparo, como sería la auto marginación o racionalización de las situaciones conflictivas como normales

En este sentido, cobra valor lo que manifiestan en el artículo de Culturas Juveniles Narrativas Minoritarias y Estética del Descontento realizado por Zarzuri y Ganter (2002) sobre el poco protagonismo que actualmente poseen los jóvenes provenientes de sectores más vulnerables en los espacios tradicionales de participación, donde no se sienten representados ni comprendidos por las generaciones de adultos que los forman y educan, principalmente debido a que los intereses son totalmente dispares.

Los adolescentes del estudio buscan relacionarse con otros, tener espacios para promover sus intereses e ideales con respecto a la educación que desean, por lo tanto crean sus propios medios de expresión. Sin embargo, la complejidad del contexto escolar en el cual están inmersos limita la posibilidad de generar instancias creativas en sus aprendizajes y en su desarrollo, ampliando la manifestación de la agresión como conducta normada de comunicación y recreación.

Otro aspecto que es relevante mencionar se refiere a la diferencia que se da entre hombres y mujeres sobre la percepción de intimidación entre pares. La violencia se presenta en ambos sexos, donde las mujeres tienden a dar una visión más negativa de ésta. En cambio, los varones la perciben como más cotidiana o normal.

Esta investigación nos demuestra que un niño que ha pertenecido a ambiente poco adecuado crea conductas de inseguridad, violencia, introversión y poca asertividad. Esta apreciación nos permite dar un hincapié a la realizada en la ciudad de Cali la cual habla sobre la violencia y su significado en los niños.

Investigación realizada en la Cali Colombia por Piedrahita, Martinez y Vinazco (2007) titulada "El significado de la violencia en niños de 6 a 12 años de una institución educativa perteneciente al sector oficial" Es una investigación de tipo descriptivo exploratorio e integra el diseño cuantitativo y cualitativo.

Se trata, entonces, de lo que se denomina investigación multimetódica (o de métodos combinados). De aquí que se tomaron datos cuantitativos obtenidos de la muestra del estudio, además de experiencias, conductas y características especificas de las manifestaciones de la violencia percibidas por los niños, que eran muy difíciles de expresar a través de indicadores numéricos. Este tipo de investigación es adecuado cuando se descubre que un fenómeno poco estudiado, debido por ejemplo a la escasa información al respecto que se encuentra en la literatura revisada, amerita mayor atención.atención. Así mismo, la integración de datos cualitativos y cuantitativos resulta útil para ilustrar y esclarecer resultados importantes derivados del análisis estadístico de los mismos (Polit & Hungler, 2000).

La población del estudio estuvo conformada por la totalidad de los estudiantes matriculados en una institución educativa oficial de Cali, en el periodo agosto-diciembre de 2005, de los cuales se seleccionó una muestra de 60 niños pertenecientes a la Comuna 20 de esta ciudad, debido a sus particulares características sociodemográficas, por las cuales resultaba propicia para llevar a cabo la investigación.

Se diseñaron dos instrumentos, dirigidos a escolares entre 6 y 8 años y preadolescentes entre 10 y 12 años, respectivamente. Se recogió información sobre variables que pueden incidir y relacionarse con la presencia de la violencia, como datos socio-demográficos y epidemiológicos: nombre, edad, sexo, curso, etnia, barrio, tipo de familia y ocupación de los padres, e información sobre hábitos familiares. En esta parte se identificaban los factores de riesgo a los cuales estaban expuestos los niños: consumo de alcohol, consumo de sustancias psicoactivas, consumo de cigarrillo, entre otros.

Así mismo, se indagó sobre el significado que otorgaban los niños a conductas como la agresión verbal, la agresión física, los homicidios y la violencia sexual, y con respecto a las manifestaciones de la violencia percibidas por los menores: violencia intrafamiliar y violencia social.

En cuanto a los aspectos éticos, se realizó una reunión con los padres de familia para explicarles los objetivos del estudio y, posteriormente, se procedió con los niños a diligenciar el formato de recolección de la información, previa aplicación del formato de consentimiento informado dirigido a los padres de familia, o persona responsable del menor, el cual contaba además con el asentimiento del niño

Los resultados que se dieron en la investigación fue de los 60 niños con los cuales se realizó el estudio el 50% corresponde a escolares con un rango de edad entre 6 y 8 años, y el 50% restante corresponde a adolescentes entre 10 y 12 años.

Los datos socio demográficos Con respecto al género, en el grupo entre 6 y 8 años había un 36.7% de niños y un 63.3% de niñas. En los adolescentes entre 10 y 12 años se encontró que el 33 % pertenecían al sexo masculino y el 66.7% al sexo femenino. Con respecto al grado escolar, un 10% se encuentran grado primero, el 3.3% en grado segundo, el 36.7% en grado tercero, el 16.7% en grado cuarto y el 33.3% en grado quinto. En lo referente a la raza, 56.7% son blancos, seguidos por un 38% de indígenas, y, por último, un 13.3% de raza negra. En cuanto al estrato socioeconómico, el 86.7% pertenecen al estrato uno, el 11.7% al estrato dos, y el 1.7% corresponde a un niño que vive en estrato cinco.

Sobre el tipo de familia, se halló que el 46.7% tienen una familia extensa, el 45% una familia nuclear y el 8.3% una familia extensa modificada, en la cual aparece un miembro ajeno al núcleo familiar. Con respecto al número de hermanos, el 33.3% tienen uno, el 26.7% dos, el 25% tres, el 6.7% son hijos únicos, un 3.3% tienen cuatro o cinco hermanos, y el 1.7% siete hermanos, lo que indica que la mayoría pertenecen a una familia extensa o nuclear y tienen un número de hermanos.

En lo relativo a la ocupación, el 78.3% de los padres trabajan, un 11.7% no desempeñan actividad laboral y el 10% restante corresponde a los niños que no tienen papá. Los padres que trabajan se dedican a actividades como: vendedores (26.7%), conductores (13.3 %), obreros (11.7%), vigilantes (6.7%), cuidan vehículos (5%) y otras actividades (15%). Lo que indica que la mayoría de los hogares de los niños estudiados ambos padres laboran y la mayoría de estos en trabajos informales.

De las madres, un 50% trabajan y el 50% restante no desempeñan actividad laboral. De las madres que trabajan, el 15% son vendedoras, un 13.3% son aseadoras, un 5% se desempeñan como niñeras, y el 16.7% se dedican a otras actividades. Los anteriores resultados están ligados al nivel educativo alcanzado por los padres, que no les permite tener una forma más rentable de suplir las necesidades vitales. Indica que al igual que los padres no poseen un alto nivel educativo además que la mitad de las madres laboran en trabajos informales mientras que la otra mitad son amas de casa.

Así mismo, las ocupaciones que tienen los padres corresponden en un alto porcentaje a trabajos que no proporcionan una estabilidad económica, debido a que son temporales, y esto repercute en la calidad de vida de estas familias.

Se identificaron los siguientes factores de riesgo a los que están expuestos los escolares y adolescentes: un 35% de los niños viven con fumadores en sus casas; y el 53.3% conviven con personas que consumen licor. En el 38.3% de los casos son los padres los que consumen bebidas alcohólicas, en el 10% son otras personas, en el 1.7% sus hermanos, y en el 3.3% todas las personas de su hogar. El consumo de licor es un factor de riesgo ya que exacerba las situaciones de violencia doméstica o intrafamiliar, por lo que los niños de acuerdo a las estadísticas están expuestos al consumo de alcohol.

Relacionado con la violencia común, se encontró que de los escolares, el 66.7% manifiestan no estar expuestos a la agresión verbal, mientras el 33.3% respondió afirmativamente a esta cuestión. El 50% expresó que en sus hogares se presentan casos de agresión física, y el 50% restante niega este tipo de comportamiento. Al indagar con respecto a si alguien de la familia sentía miedo de otra persona, un 86.7% respondieron que no, y el 13.3% respondieron que sí. Al interrogar por casos de acoso sexual en el hogar, el 100% respondieron que no habían sufrido dicha situación. Con relación al abuso sexual, el 96.7% respondieron que no; el 3.3%, correspondiente a un niño, respondió que sí había vivido un acto de abuso sexual. Estas cifras indican que las familias de los niños que se les aplico la encuesta más de la mitad no están expuestos a la agresión verbal pero si manifiestan la agresión física, manifestándose con estos resultados que los índices de violencia familiar son altos.

Sobre la opinión que los escolares tienen con relación a la violencia común, las respuestas encontradas fueron: "No me gusta que mis papas peleen"; "cuando me pegan siento tristeza"; "siento que no me quieren cuando me pegan"; "es una casa violenta"; "está mal hecho, no me gusta que mi papá le pegue a mi mamá"; "las mamás deben darle apoyo y cariño a los hijos". Se puede observar cómo algunos niños en esta etapa del desarrollo responden de una forma egocéntrica, mientras que otros no sólo piensan en lo que sucede con ellos mismos, sino en lo que hay a su alrededor y puede afectar a otras personas

En los preadolescentes, un 63.3% responden que no hay agresión física en su hogar y el 36.7% afirman que sí la hay. Sin embargo, la agresión verbal está dividida: el 50% refieren que tal situación se presenta en sus hogares, y la otra mitad lo niegan. Al preguntar si en la casa alguien le tenía miedo a otra persona, el 23.3% respondieron que sí. Finalmente, el 100% de los adolescentes respondieron negativamente a los interrogantes sobre acoso y abuso sexual en el hogar. Estás estadísticas manifiestan el desconocimiento por parte de los adolescentes de lo que es el maltrato luego que hay una ambivalencia ya que la mayoría dice que no hay agresión física pero si verbal, siendo de esta manera evidente la violencia en las familias.

Algunas de las opiniones que los preadolescentes tienen con relación a la violencia intrafamiliar son: "Está mal, pues son una familia"; "la mayoría de la gente que hace eso son los padrastros"; "los familiares deben encargarse de llevar a la persona violenta a un médico"; "las familias se deben querer y no volver a pelear"; "me dan ganas de decirles que no hagan eso, que ahí estoy yo y eso es lo que puedo aprender". Al analizar las respuestas se observa que los preadolescentes ven la violencia intrafamiliar como un comportamiento característico de los adultos. Llama la atención cómo en una de las respuestas se interpreta el comportamiento violento como una enfermedad que necesita tratamiento médico. Así mismo, hay preocupación por que los niños están conscientes de que pueden reproducir las conductas violentas que ven en su familia.

En los preadolescentes se encontró que el 36.7% asegura que sus juegos son violentos; lo anterior se ve reflejado en la respuesta a la pregunta sobre la presencia de peleas en sus juegos, pues un 23.3% lo afirmaron; entre los niños, un 40% manifestaron la presencia de agresión verbal en los juegos. Este comportamiento, comparado con la respuesta de los escolares, nos muestra una relación directamente proporcional entre la presencia de agresión verbal en el juego y la edad. Este tipo de respuestas demuestran que los niños reflejan el comportamiento en los juegos de acuerdo a su experiencia individual y su contexto sociocultural, manifestándose la violencia en los hogares.

El 86.7% afirman haber visto peleas en su barrio. De éstos, el 23.1% opinan que tal comportamiento no se debería presentar; el 15.4% relacionan las peleas con el consumo de licor; el 15.4% no responden a la pregunta; un 11.5% manifiestan que les produce miedo; el 7.7% piensan que pueden salir heridos; el 7.7% expresan que nadie debe intervenir en este tipo de situaciones; el 7.7% invitarían a las personas involucradas en las peleas a que resuelvan sus conflictos por medio del diálogo; al 3.8% les produce tristeza; el 3.8% consideran que los adultos que pelean le dan mal ejemplo a los niños; y, por último, el 3.8% consideran que para que las personas peleen debe haber odio entre ellas. El 70% de los preadolescentes acepta la presencia de la agresión física en la escuela; esto muestra que resuelven sus conflictos de esta manera, aunque están conscientes de que no se debe hacer. Este tipo de cifras revela que los niños están expuestos a escenas violentas siendo evidente los factores de riesgo a los que están expuestos.

El 43.3% afirman haber visto cómo roban a alguien en su barrio. De éstos, el 30.8% dice que es algo que no se debe hacer; un 30.8% expresa que les da miedo ver este tipo de eventos; el 15.4% piensan que en esos momentos es mejor llamar a la policía; el 15.4% expresan que "los que roban lo hacen para ganar dinero y así comprar armas", y, además, que "hay que tener cuidado"; finalmente, el 7.7% piensa que la persona a la que asaltan puede morir. El 23.3% de los preadolescentes dijeron haber visto un asesinato. De ellos, el 42.9% piensan que es malo; el 42.9% manifiesta que "la gente en el barrio vive con miedo de esto"; y un 14.3% expresan sentir miedo al ver estas situaciones. El 53.3% afirman haber visto a una persona a la cual acaban de matar. De ellos, un 50% expresan haber sentido miedo; el 25% dicen que es algo que no deberían hacer; un 12.5% consideran normal ver esto en su barrio; y el 12.5% responden, por ejemplo, "me da tristeza que le hayan quitado la vida" y "no quisiera que a nadie de la familia le pasara esto".Un 30% de los niños afirman haber visto a alguien a quien le ha hecho daño otra persona. De ellos, el 33.3% piensan que es algo que no se debe hacer; un 22.2% manifiestan que "las personas deben buscar las cosas de buena manera y no con el machete en la mano"; o que "cuando hay peleas, eso es malo para los niños". El 22.2% no responden a la pregunta; el 11.1% expresan sentir pesar por la persona herida; y, por último, un 11.1% piensan que lo pueden matar. Estos resultados representan el contexto sociocultural de los niños los cuales son agresivos o temen por este tipo de manifestaciones.

Algunas de las respuestas encontradas al respecto son: "En mi barrio debe haber paz, amor y cariño"; "es malo porque los niños pueden aprender"; "sería mejor la paz y que viviéramos tranquilos"; "es muy maluco vivir en una parte donde hay tanto odio"; "es normal porque no sólo pasa en mi barrio, sino en otros barrios de Cali."; "pienso que nos deberíamos ir para no volver a ver eso". De las anteriores respuestas se deduce que los preadolescentes significan la violencia como un comportamiento malo, el cual pueden aprender. Además, son conscientes de que su barrio es violento, pero no están conformes con esta situación, y ven como una opción cambiar de sitio de vivienda.

Los hallazgos o resultados de la investigación sugieren una significativa prevalencia de exposición a la violencia y a sus múltiples manifestaciones en los escolares y adolescentes que participaron del estudio.

En cuanto al significado que la violencia tiene para ellos, se corroboró la existencia de variaciones dependiendo de la etapa de desarrollo en la cual los menores se encuentran. Así, en los niños en etapa escolar, la lógica se halla en el objeto mismo, es decir, aún no han desarrollado la capacidad de razonamiento abstracto, lo que se ve reflejado en el tipo de respuestas en las que simplemente dicen de una situación que está bien o mal. Comprenden que las peleas son una manera inadecuada de resolver los conflictos a los que su comunidad se encuentra expuesta; además, perciben que producen efectos negativos tanto sobre las personas directamente involucradas en la riña, como sobre aquellas que las presencian. Es importante resaltar también que algunos de los niños ven a las personas que pelean como gente que les da mal ejemplo.

En los preadolescentes, se encontró que todos piensan que hacerle daño a otra persona es algo indebido, sin importar las circunstancias que lleven al acto. De acuerdo con Piaget (1969), a esta edad el niño es capaz de razonar de una forma inductiva – deductiva, en la cual van de lo específico, que es el acto en sí, a lo general, que son las posibles consecuencias que se derivan de herir a alguien, entre otras, la muerte de esta persona y el sentimiento de las personas cercanas. De esta manera, se comprueba también que ya han dejado el egocentrismo de su etapa anterior y tienen la capacidad de sentir pesar por lo que puede sentir la persona afectada. Los preadolescentes muestran su capacidad de entrelazar la causa y el efecto, ya que expresan que para pelear se necesita del odio y también saben que, como consecuencia, hay personas que salen heridas y, por esta misma razón, quienes son ajenos al conflicto no deberían intervenir en él. (Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Otro hallazgo importante encontrado en el estudio, contrario al paradigma generalizado según el cual las mujeres tienen una personalidad menos violenta, es que en el significado de la violencia y sus manifestaciones no se encontraron diferencias de género. En cuanto a la presencia de factores familiares, se encontró que el nivel socioeconómico, la exposición a la violencia intrafamiliar y la separación del núcleo familiar resultan determinantes en el caso de la población estudiada, en la medida en que aumentan la vulnerabilidad y predisponen a las manifestaciones de violencia por parte de los niños. Concretamente, se encontró cómo en el grupo familiar se responde con agresión física, lo que evidencia una falta de mecanismos de resolución de conflictos y control de los impulsos violentos. La observación de estos actos es un factor de riesgo para el desarrollo de comportamientos agresivos en la infancia y violentos en la juventud (Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Otra variable a tener en cuenta es la falta de supervisión por parte de los padres, pues la mayoría de ellos trabajan, y la mitad de las madres también. Como consecuencia, los niños deben permanecer la mayor parte del tiempo en casa, lo cual influye tanto en su cuidado como en su formación. Al plantear que la falta de supervisión paterna y materna puede incidir en el desarrollo de comportamientos antisociales (Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Finalmente, una variable por destacar es el hecho que el 21.7% de los niños que participaron en el estudio han tenido que presenciar cómo le quitan la vida a una persona, lo que afecta su salud mental y el posterior desarrollo de su personalidad. En conjunto, lo hallazgos presentados permiten identificar aspectos comunes relacionados con el significado de la violencia para los escolares y adolescentes. Lo anterior es un importante referente para encaminar esfuerzos que se orienten a frenar el desarrollo de la violencia y la delincuencia, a partir de la intervención en los primeros años de vida, con medidas tendientes a la prevención, así como actuando sobre los factores de riesgo intrafamiliar y fuera del hogar. Tales iniciativas deben generarse desde el trabajo individual y familiar, y también del trabajo con los profesores (Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Como se puede evidenciar en este estudio la afirmación de los niños al evidenciar la existencia de violencia en sus hogares siguen siendo cifras significativas, además de resaltar que es mayor el número de niños que están rodeados de múltiples factores de riesgo asociados con la violencia familiar. Dicho estudio nos da paso para hablar del siguiente el cual refiere a la agresión como un factor de riesgo para el aprendizaje escolar, por lo que se pueden articular estos dos estudios haciéndonos comparar, si es tal el número de niños víctimas de la violencia familiar también debe existir una cifra significativa de niños con dificultades de aprendizaje viéndose este reflejado en el contexto académico y por ende en el rendimiento escolar.

De tal comparación demos paso al estudio realizado por Cid, Díaz, Pérez, Torruella y Valderrama (2008) titulado La agresión y violencia en la escuela como factor de riesgo del aprendizaje escolar" El cual destaca como uno de los problemas actuales y creciente de salud en la comunidad escolar la agresión y violencia.

Observada entre los estudiantes, destacándose por la intensidad que provoca entre los adolescentes de manera negativa, incidiendo este en la dificultad del proceso de aprendizaje causando a su vez el abandono escolar, observándose esta problemática transversalmente en diversos contextos culturales y sociales.

Dentro de los factores que se relacionan con la agresión escolar están los de tipo individual, familiar, escolar y del ambiente. Por lo que dicho estudio propuso una intervención de capacitación a un grupo experimental de padres, profesores y alumnos, el cual consistía en orientar a los profesores en los casos de violencia para que procedieran de una manera asertiva ante los conflictos detectados de violencia, a los padres para que identificaran sus patrones de conductas violentas para que trataran de disminuirlas aprendiendo a manejar y controlar sus dificultades y por último se intervino con los estudiantes orientándolos para aumentar su autocontrol, entrenándolo en habilidades sociales y enseñándoles la resolución de conflictos para que los manejaran de una manera más asertiva.

Al realizar dicha intervención se pudo observar adolescentes con un rendimiento académico significativamente más alto y disminución de los factores violentos que se venían evidenciando.

De la investigación anterior es importante resaltar que la violencia y los factores asociados a esta son facilitadores para obtener resultados académicos bajos, pero de igual manera que existen pautas para desarrollar con este tipo de grupos para disminuir las conductas agresivas dando como resultado el mejoramiento del desempeño académico de los adolescentes y a su vez la culminación de la fase escolar básica y media. Esta investigación la confirma el siguiente estudio realizado en Yurumal el cual tenía como objetivo la socialización sobre la no violencia, era describir como la violencia afectaba el desarrollo de los niños.

Para conocer mejor sobre esta investigación se cita a López y Madrid (2008) con la investigación titulada "Influencia del maltrato infantil en el desarrollo cognitivo y socio afectivo en niños, niñas y adolescente de 8 a 15 años en el municipio de Yurumal" el cual tenía como objetivo socializar a las personas naturales y jurídicas de yarumal sobre la no violencia intrafamiliar que afecta a los niños, niñas y adolescentes de su población.

Para realizar dicha investigación se realizaron encuestas con preguntas abiertas para mayor sinceridad de la población a niños y adolescentes con edades de 8 a 15 años.

Del análisis de estas encuestas se obtuvieron los siguientes respuestas:

"Fui maltratada por mi madre, pues ella no me quería desde los 8 años de edad me mandaba a trabajar y como vivíamos en una finca en don Matías diariamente tenia que ir a cortar leña, a lavar la ropa en quebradas, de hecho me humillaba demasiado, creo que mi vida en la infancia fue muy desdichada". Este factor le impide al ser humano interactuar fácilmente en la sociedad ya que se siente cohibido, reprimido y con temor de dar un paso adelante debido al sufrimiento padecido en su hogar: "fui maltratada física, económica, sexual y psicológicamente, pues mi padre es un hombre sin corazón y aun lo sigue siendo." Aunque desafortunadamente el maltrato infantil es una cadena que se vive en nuestra sociedad y donde los niños son las principales víctimas aun existen personas generosas que trabajan por un bien común."yo pienso que la persona que maltrata un niño esta robándole las posibilidades de ver mas allá de su realidad y no lucha así por construir un futuro diferente para él y los suyos". Ante tanto maltrato que se evidencia actualmente son muy pocos los que luchan por tratar de superar estos actos deliberados, por eso algunas personas piensan que: "se le está dando poco valor a la vida y al futuro de la sociedad, destruyendo sus bases que son las generaciones futuras, también creo que la falta de compromiso y planeación de la maternidad hace que el ser humano lo vea como un mal, no como una oportunidad de recrear la sociedad".

De las cuales arrojo como resultado que los niños de la comunidad de Yurumal evidencian diferentes tipos de maltrato los cuales impidieron un desarrollo cognitivo en estos niño y más evidente aun es daño emocional que crearon en ellos, ya que se evidencian niños inseguros, introvertidos, con autoestima baja causado por los maltratos que tuvieron durante la niñez e imposibilitaron su aprendizaje ya que abandonaron sus posibilidades de estudio, deteriorando de esta manera un mejoramiento de la calidad de vida.

De las investigaciones anteriormente señaladas se destacan tres puntos fundamentales el primero existe un alto número de incidencia de familias violentas, segundo los niños al ser la familia el primer socializador aprenden dichas conductas y tercero el maltrato dentro del hogar se refleja en el contexto académico del niño ya sea por sus conductas violentas, por el maltrato entre iguales, por la introversión que presentan algunos o por la baja autoestima siendo estos factores causantes de las dificultades cognitivas que se evidencian en el bajo rendimiento académico de los niños pertenecientes a una familia violenta.

DISCUSIÓN

Con respecto a las investigaciones halladas y la literatura consultada se puede encontrar que la mayoría acuerdan que los niños provenientes de un sistema violento, poseen múltiples problemáticas durante el desarrollo de su aprendizaje en el ámbito escolar, es decir, poseen un bajo rendimiento académico debido a que en el contexto escolar obtienen un bajo desempeño.

Debido a esto se establecen dificultades de varios tipos como la agresión de los niños y la dificultad durante la etapa escolar para la asimilación de los conceptos académicos, siendo la familia violenta un obstaculizador para el desarrollo del aprendizaje de los niños, luego se evidencia desde el lenguaje, ya que los niños provenientes de un sistema violento que han sufrido algún tipo de agresión suelen tener un vocabulario escaso y una expresión verbal limitada.

Este tipo de suposiciones se encuentran argumentadas con estados del arte tales como el de Sierra y Sanabria (2003) los cuales indican que el niño posee un autoestima y un autoconcepto bajo siendo este notable en el rendimiento académico deficiente, al igual que la investigación efectuada por Espinoza (2006) donde indica que no solo el niño proveniente de un sistema violento indica un bajo rendimiento académico, sino que además influye la estructura familiar, el nivel socioeconómico, el nivel educativo de los progenitores y el nivel cultural escaso producen un rendimiento académico deficiente, aunque también demuestran que cuando existe un interés de los cuidadores del niño por el desarrollo escolar pueden obtenerse resultados más favorables, y para concluir con los estudios que demuestran que la familia es el principal obstaculizador del rendimiento escolar en el niño se cita la investigación realizada por Cepeda y Caicedo (2005) donde indica que la dinámica familiar es el responsabilizador del rendimiento académico del niño luego que dentro de más permisivo sea las reglas, normas y jerarquías en el ámbito familiar además de los problemas que se presenten en este más bajo es el desarrollo escolar del niño.

Este tipo de teorías son afirmadas por autores tales como Ochoa (1993) el cual afirma que el niño proveniente de un sistema familiar violento carece de un vocabulario amplio y fluido, por otro lado Wolfe (1987) plantea que el niño perteneciente a un sistema violento tiene un doble efecto luego que pueden acentúan los mismos problemas que poseen.

Este tipo de literatura indica que los problemas de bajo rendimiento académico se pueden discriminar no solo por los problemas violentos dentro de la familia sino también se evidencia en la falta de motivación e interés, en el desempeño académico no solo por parte de las familias sino del medio que rodea el niño.

De acuerdo con lo anterior se plantean varios puntos para cuestionar tales como por qué existen niños que pese a sus dificultades se esfuerzan por salir adelante para culminar esa circularidad de tipo violento en el cual están inmersos y el papel tan importante que juega las escuelas con respecto al aprendizaje en los niños con este tipo de problemáticas, además de cuestionar el rol de los psicólogos con respecto al tema.

Para ofrecer una respuesta a los puntos anteriores desde el criterio de las investigadoras de esta información se puede deducir las siguientes observaciones luego de indagar las diferentes investigaciones que arrojan datos negativos frente al desenvolviendo académico de los niños en su proceso de aprendizaje visto este como la capacidad de respuesta del individuo de una manera estimativa lo asimilado durante un proceso de instrucción (Hyman, 1985), decimos que el desarrollo del niño en un sistema familiar violento desencadena múltiples consecuencias en el niño tales como la agresividad, déficit de atención, falta de habilidades sociales entre otros, también se puede rescatar que algunos niños desarrollan unos factores protectores no necesariamente del ámbito familiar sino también el contexto académico que facilitan la motivación y el estimulo de los niños por su desarrollo intelectual.

En cuanto a los colegios estos juegan un papel importante luego que pueden desempeñarse como un factor protector fundamental para el desarrollo escolar de los niños, este refleja el rendimiento académico del menor, sobre todo los profesores ya que tienen mayor tiempo de interacción con los niños durante la jornada escolar.

También se pudo notar que al describir la violencia y la forma en que ésta se presenta en ámbito familiar, se evidencia la existencia de un círculo vicioso, donde los hijos criados en familias violentas reproducen los patrones de violencia en sus actuaciones infantiles y juveniles, y posteriormente al formar sus propias familias, tendiendo a perpetuar así las relaciones conflictivas y un clima familiar inadecuado como medio cotidiano de vivir, se necesita realizar un cambio cultural que modifique el espacio medio del niño en el cual crecen y que los adultos contribuyen a generar y mantener la educación de su hijo ya que las diversas actividades que se realizan con los niños son de gran relevancia para ellos (Herrera, 2001).

Los tipos de maltrato son formas hostiles que facilitan conductas agresivas en los niños dando circularidad en la dinámica violenta (Finkelhour, 1997), este tipo de conductas son evidentes en la interacción escolar (Belky, 1980), siendo responsabilizador el núcleo familiar. Sin embargo cabe resaltar que la educación de los niños son una manera de modificar las conductas agresivas luego que ayudan al niño a desarrollar una equifinalidad, mejorando su calidad de vida (Hyman, 1985).

También se pudo observar que es fundamental la socialización de los padres para el desarrollo evolutivo del niño luego ayudan a fortalecer la estructura de personalidad facilitando de una manera positiva el desenvolvimiento en otros microsistemas, sin embargo cuando la conducta facilitada en el hogar es violenta los niños tienden a ser aislados e introvertidos con autoestima baja, lo que no indica que sean niños precisamente con bajo rendimiento académico (Espinoza, 2006), pero si puede desarrollar conductas agresivas con el medio para lograr una aceptación al interactuar con los diferentes contextos que los rodean (Strauss, 2002).

Por lo anterior se destacan dos tipos de comportamientos que puede llegar a tener el niño proveniente de un sistema violento en el desenvolvimiento del ámbito escolar, uno ser un niño con buen rendimiento académico o dos tener un deficiente desarrollo escolar, ya que el niño puede acoger el sistema educativo como un factor protector, logrando de esta manera llegar a la equifinalidad y modificando la circularidad violenta ó por el contrario puede tener un nivel académico bajo causando este una desmotivación a su desarrollo cognitivo, facilitando que se repita la circularidad violenta longevidad (Fuster y Ochoa, 1993; Wolfe, 1987; Strauss, 2002).

Hay que connotar que no todo niño perteneciente a una familiar violenta mantiene conductas agresivas estas se desarrollan mediante la facilitación del medio donde se desenvuelve y los niveles de autonomía que haya adquirido el menor, por medio de la interacción social de los exosistemas reflejándose en el desarrollo evolutivo. Lo anterior interfiere en el autostima del niño y este es el que determina directamente el rendimiento académico del niño luego que la inseguridad dificulta sus procesos de aprendizaje, en esta parte se vuelve responsabilizador la escuela o la institución educativa a la que asista el niño ya que los profesores pueden tener un efecto negativo o positivo en el desarrollo cognitivo dependiendo del clima que se maneje en el aula de clase (Hyman, 1985). Ya que los docentes son los motivadores del aprendizaje de acuerdo a la metodología utilizada, si el profesor guía el conocimiento de una manera lúdica obtiene resultados más positivos luego que es asimilado el contenido enseñado, volviéndose la escuela un agente motivador que facilita el desarrollo de la equifinalidad del menor, de lo contrario ayuda al fomento del desarrollo de las conductas agresivas posibilitando de esta manera la circularidad violenta en el contexto escolar y por ende proceso evolutivo del niño (Hyman, 1985; Wolfe, 1987).

Lo establecido anteriormente señala que el rendimiento académico del niño no está regido solo por las pautas violentas en el sistema familiar violento sino que se articula con la vinculación del menor al medio educativo lo que destaca investigaciones como la realizada por Gómez (1994) que modulo la institución educativa y entorno familiar para concientizar la formación de los niños y así mejorar el nivel educativo. Adquiere relevancia ya que sin importar la estructura y la dinámica familiar a la cual pertenezca el menor con un manejo adecuado de los agentes socializadores puede lograrse alcanzar un buen rendimiento académico en el niño, generando una autopoiesis positiva de manera holística en el entorno familiar (Ochoa, 1993).

Con lo expuesto anteriormente se puede decir que la dinámica familiar violenta no solo se da en familias nucleares ya que según investigaciones como las realizadas por Bringiotti (1999) y Cepeda y Caicedo (2005) demuestran que las cifras de familias violentas son altas y no importa el tipo de estructura familiar por lo que se determina que la transmisión multigeneracional es agresiva lo que posibilita la circularidad violenta, dando mayor relevancia a la formación escolar como un posibilitador de la autopoiesis positiva de la familia.

Para lograr lo anterior es necesario posibilitar a los padres de familia y docentes a compartir tiempo con los niños estimulando de esta manera la capacidad cognitiva del menor, ya que se demuestra con algunos autores como Strauus (2000), que los niños que mantienen conductas agresivas demuestran deficiencias cognitivas a demás de facilitar conductas predictivas tales como la delincuencia y el consumo de sustancias psicoactivas.

Por lo anterior se puede demostrar que un sistema violento puede establecer conductas agresivas en el niño pero no siempre es responsabilizador del rendimiento académico del niño durante su formación escolar, ya que la escuela también puede llegar a ser un posibilitador de estas conductas.

Además de resaltar que el rol del psicólogo dentro de esta problemática es fundamental ya que pueden sensibilizar al personal pedagógico con el fin que tengan mayores herramientas para manejar de una manera más adecuada este tipo de problemáticas viéndose reflejado en un rendimiento académico más óptimo en los niños, estimulándolos y motivándolos para que continúen su desarrollo intelectual modificando de esta manera la circularidad violenta.

CONCLUSIONES

  • Se analizó la información teórica sobre la dinámica familiar del niño en el contexto académico mediante una revisión bibliográfica con el fin de determinar la importancia que tienen la dinámica familiar violenta con el rendimiento académico del niño.

  • Luego de analizar la información recopilada para realizar esta monografía compilatoria se puede deducir que la violencia familiar es una circularidad que se trasmite de manera multigeneracional, además que la dinámica de las familias violentas se caracterizan por una dificultad en el sistema el cual se expresa de una manera agresiva y se mantiene como forma de conservar un equilibrio dentro del sistema.

  • La manera de culminar este tipo de circularidad es con la equifinalidad que ejerza cada uno de sus miembros en este caso se propuso la formación escolar como una manera de superar las situaciones violentas. Aunque cabe rescatar que las conductas violentas no solo se dan en los niveles socio económicos bajos sino en cualquier estatus social, sino que es más evidente en los niveles más bajos.

  • Se identificaron los diferentes tipos de familia y las diversas estructuras para establecer la relación de estas con el entorno violento son el contexto académico conluyendo que la disfuncionalidad de la familia no tienen relación con la estructura familiar.

  • Además se puede concluir que el rendimiento académico bajo es debido a la falta de motivación e interés de parte de los niños y la dinámica familiar. Una dinámica familiar con una estructura amplia y permeable es el responsabilizador de un menor rendimiento académico y estas son características generales de un sistema violento, ya que por andar involucrados en los conflictos internos del sistema las reglas y normas se vuelven extremadamente extritas o permisivas, además de dejan de estimular la formación de los niños.

  • Al conocer la dinámica familiar violenta se pudo concluir que algunos niños provenientes de sistemas violentos no siempre tienen un nivel académico bajo, luego que nutren los recursos que posibilitan el desarrollo de una formación educativa.

  • Al igual que los demás puntos se llegó a la conclusión que es relevante mencionar la diferencia que se da entre hombres y mujeres sobre la percepción de intimidación entre pares, lo que demuestra que la violencia se presenta en ambos sexos, donde las mujeres tienden a dar una visión más negativa de ésta, en cambio, los hombres la perciben como más cotidiana o normal, a la vez, son las mujeres las que proponen una solución diferente, buscan alternativas para disminuirla y hacerle frente de una manera más asertiva, en cambio los varones tienden a buscar más elementos agresivos para hacer frente a las situaciones conflictivas, es decir, el hecho de que las mujeres desarrollen un proyecto de vida personal más temprano que los jóvenes, sino que también existen elementos culturales en el discurso de nuestra sociedad que validan el uso de la violencia en el género masculino.

  • También podemos concluir que la instancia del diálogo y la posibilidad de proponerse metas y aprender estrategias de resolución de conflictos son prioritarias en este contexto escolar, se hace necesario indagar en otros aspectos que emergen como transversales en el estudio y al parecer estarían asociados a la convivencia y violencia escolar, tal como serían las situaciones de violencia a nivel familiar y de la comunidad en la cual viven los jóvenes, las presiones sociales a que se ven expuestos los estudiantes que ingresan a las instituciones escolares, las diferencias individuales y evolutivas, las características del clima y cultura escolar, y la relación maestro-estudiante, teniendo presente que estas representaciones se construyeron o se construyen en un momento histórico propio del grupo de adolescentes, pero que de todas maneras hay elementos significativos que permitirán indagar con mayor profundidad las interacciones cotidianas que emergen en la convivencia de las comunidades educativas.

  • A partir de las representaciones de los estudiantes, se argumenta como una de las causas de la intimidación el hecho de que los profesores griten, discriminen, utilicen prácticas docentes rígidas y muy teóricas, que no participen frente a las situaciones de conflicto cotidiano a las que se ven sujetos los estudiantes, si además sumamos la percepción de los estudiantes sobre el alto nivel de riesgo psicosocial en el que está inmerso el establecimiento escolar, se puede explicar en parte este fenómeno a partir de la gran sobrecarga emocional que deben llevar los profesores para intervenir con jóvenes que de por sí presentan dificultades en su conducta y provienen de un entorno sociocultural restringido y de alta vulnerabilidad.

RECOMENDACIONES

  • Al realizar la monografía compilatoria hay que dejar de lado la subjetividad, luego que siempre que se habla de hogares con violencia intrafamiliar o niños con problemas de escolarización se hace alusión a niveles socioeconómicos bajos y no es así la violencia se encuentra en todos los estratos sociales y el contexto familiar no siempre es el responsabilizador del rendimiento académico, también existen otras factores importantes tales como la equifinalidad del individuo, los factores protectores, la resiliencia y el contexto académico en el que el niño se esté desenvolviendo para motivar el proceso educacional que está adquiriendo.

  • Además se puede resaltar que el rendimiento académico se basa en el desarrollo de habilidades intelectuales que tiene el niño para asimilar y procesar la información.

  • Por último que el niño desarrolla ciertas pautas características de provenir de un sistema violento pero estas se pueden disminuir si se facilita una ayuda a tiempo, por esta razón la importancia de instruir a los profesores para identificar este tipo de casos y darle una orientación al niño de tipo interdisciplinar donde se ayude a superar sus falencias.

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Autor:

Adriana Patricia Pertegás Pérez

Esneydar Dayani Silva Guerrero

Directora de Monografía: Ps. Magda Yaneth Acevedo

Universidad de Pamplona

Facultad de Salud

Departamento de Psicología

2009

Partes: 1, 2, 3
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