Medición y valoración de activos intangibles en los estados financieros. Caso: empresas de la industria biotécnica
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- Objetivos
- Estructura del trabajo de investigación
- Activos Intangibles
- Sector Biotécnico
- Bibliografía
El propósito fundamental del trabajo de investigación consiste en abordar la medición y valoración de los activos intangibles en los Estados Financieros. En el mismo se expone la oportunidad que tiene la Contabilidad de abordar este tema como una necesidad de información de sus usuarios. También se tocan los temas de cómo identificar estos activos, cómo medirlos y cómo contabilizarlos.
Adicionalmente, es objeto de la investigación, proponer herramientas para comenzar a informar en los estados de resultados los recursos intangibles que no son actualmente reconocidos. Para esto, se toma como caso de estudio un grupo seleccionado de empresas de la industria biotécnica destacándose de entre éstas la empresa Zeltia, debido a que estas empresas son, en opinión del autor del presente trabajo, representativas del sector de la Nueva Economía, en el que los activos intangibles son de importancia capital.
En años recientes, la contabilidad de activos intangibles se ha convertido en un problema creciente que ha enfrentado a los profesionales de la contabilidad alrededor del mundo. Esto ha quedado evidenciado en el debate acerca del tratamiento de ítems específicos en los estados financieros, tales como las marcas, los depósitos de reserva de los bancos, el conocimiento o la satisfacción del cliente, entre otros (Morgan, 1991; Thornton, 1989; Moorhouse, 1990; Woolf, 1989; Serrano y Chaparro, 2001).
Las empresas que compiten en el mundo de los negocios de alta tecnología, incurren en gastos crecientes en publicidad, investigación y desarrollo, recursos humanos especializados en habilidades específicas y otras actividades, los cuales son frecuentemente difíciles de identificar y valorar en un momento del tiempo como "activos" individuales. Incluso una marca que sea sinónimo de alta calidad o servicios especializados, puede ser una fuente de lealtad del consumidor, con su consecuente demanda cautiva y, en este sentido, es un activo valioso aunque pudiera no estar claro como será declarado o presentado en los estados financieros de la empresa.
Hodgson, Okunev y Willet (1993), sostienen que según las normas contables, estos ítems ciertamente parecen caer dentro de la definición de activos contables, de los cuales se espera que beneficien a la empresa en el futuro (FASB, 1980, paras. 19-20; RAF, 1987 (a), para. 7).
Guilding y Pike (1990) opinan que en muchas empresas, los activos intangibles son percibidos como de mayor importancia que los tangibles. Sin embargo, frecuentemente se expresa inquietud en la prensa financiera sobre los métodos de valoración que deben ser aplicados o, incluso, sobre la existencia de algunos activos intangibles.
De aquí se deduce que, cada vez y con más frecuencia, se encuentren casos en los que se haga necesario realizar una adecuada valoración de los activos de propiedad intelectual e industrial que posee una empresa, con el propósito de enfrentar adecuadamente diversas situaciones, tales como utilizar una marca para propósitos financieros o cuando, simplemente, lo que se intenta es comprar o vender una marca por el mejor precio de mercado.
Según Pucich, Monzón y Sosisky (2001), actualmente, han surgido necesidades de información que no son resueltas por los estados contables tradicionales. Entre ellas se pueden citar la información sobre los riesgos a que está sometida la empresa, los recursos humanos e intelectuales, el impacto medioambiental de sus actividades y las impresiones de los clientes sobre la calidad de los productos que ofrece la empresa al mercado. Por otra parte, se advierte que ciertos recursos de naturaleza intangible son los mayores generadores de ingresos para la organización, pues los recursos estratégicos ya no son sólo los recursos físicos, sino las ideas y el conocimiento que se originan en la mente del equipo humano que trabaja en determinada organización.
En particular, las empresas de computación, telecomunicaciones, biotécnica y software, donde las inversiones en investigación y desarrollo son significativas, reflejan bajos índices de rentabilidad promedio, pero, a pesar de ello, el mercado decide invertir en ellas. Esto significaría que estas empresas están siendo sistemáticamente subvaluadas desde el punto de vista contable y su costo contable sería muy alto. (Pucich y otros, 2001, p. 1)
En nuestra opinión y en concordancia con autores como Pucich y otros (2001), esta situación afectaría el crecimiento de las empresas de la Nueva Economía, si todas las decisiones de los inversores se basasen en la información que suministran los estados contables. Sin embargo, la evidencia empírica del comportamiento del mercado de valores y la opinión de Pucich y otros (2001), en cita textual, se tiene que: "sabemos que esto no es así, los inversores recurren a otros canales de información a efectos de conocer acerca de los aspectos precedentemente indicados". (p. 1)
Los administradores de las empresas siempre han gestionado los recursos intangibles, no es algo nuevo. La novedad es el intento de ponderarlos y registrarlos contablemente; podría decirse que para el administrador es más difícil medirlos y contabilizarlos que trabajar con ellos.
Una limitación que el sistema contable actual tiene ante esta cuestión es que captura y procesa datos esencialmente relacionados a transacciones y hechos del contexto que afectan el patrimonio de la organización, pero con los recursos de conocimiento, el valor se crea o se destruye sin que haya de por medio ninguna transacción. Cuando una droga pasa las pruebas clínicas o un software aprueba un beta-test, se crea valor, pero no hay ninguna transacción. También se crea valor y no hay ninguna transacción de por medio, si una empresa grande y antigua "llega tarde" a pensar en adoptar como canal de distribución el comercio electrónico.
La importancia o justificación del estudio sobre los activos intangibles, se encuentra en la llamada "Nueva Economía", el tratamiento que la contabilidad le ha dado a los activos intangibles, los mercados de valores y la contabilidad, la respuesta de los organismos reguladores internacionales y el enfoque que le dan otras disciplinas al tema de los activos intangibles.
En lo que se refiere a la Nueva Economía, se tiene que éste es un nuevo sector industrial formado por la convergencia de empresas del ramo de la computación, las comunicaciones y el contenido, en el que se refleja el impacto que ha tenido en la economía la entrada de los avances tecnológicos y los medios masivos de comunicación.
Esta nueva industria está cambiando la manera de hacer negocios y el comercio, que pasa ahora a apropiarse de tecnologías que le permiten mayor alcance y lo transforman. Dichos avances crean nuevas oportunidades de negocio, facilitan y hacen más rápidas las oportunidades de generar valor y aceleran la velocidad de las transacciones en el mundo. Los cambios que marcan la nueva economía tienen que ver, básicamente, con la posibilidad de superar limitaciones de tiempo y de espacio.
Según Serrano y Chaparro (2001), la justificación de la preferencia de los inversionistas por empresas del sector de la Nueva Economía como Terra Networks S.A., se podría encontrar en sus importantes activos intangibles, los cuales no se reflejan en su Balance y Cuenta de Resultados. Estos intangibles son su marca líder en España y Latinoamérica y sus recursos humanos formados por verdaderos expertos en el negocio.
Otra razón que justifica el estudio de los activos intangibles y el tratamiento que le ha dado la contabilidad es lo que sostienen Serrano y Chaparro (2001) como una "contabilidad de activos tangibles". Según estos autores, a lo largo de los últimos siglos, los esfuerzos de académicos y profesionales de la Contabilidad han perfeccionado los sistemas contables logrando planes de cuentas muy detallados para estos activos. Existe abundante bibliografía contable que trata aspectos, incluso muy específicos, que afectan al inmovilizado material, las existencias o los efectos comerciales a pagar, por ejemplo.
Un panorama totalmente distinto es el que concierne a los activos intangibles. Poca atención se ha prestado a estos activos, a excepción de unos pocos, tales como el fondo de comercio, los gastos en investigación y desarrollo o la propiedad industrial. Esto, a pesar que en muchas empresas, el valor de estos activos intangibles y otros que no se contabilizan, es muy superior al de sus bienes tangibles.
Una tercera razón que justifica la importancia del estudio planteado es la disparidad existente entre los valores asignados por los mercados de valores y por los libros contables a determinadas empresas. Aunque esta diferencia siempre ha existido, en los últimos años la brecha se ha ampliado. En promedio, para los valores del índice Dow Jones Industrial, el ratio de valor de mercado a valor en libros es de 5. En algunos casos, se trata de diferencias verdaderamente espectaculares, como es el caso de Yahoo, o Terra Network.
De acuerdo con Brooking (1997, p. 24), en un estudio realizado sobre 226 empresas británicas, el 76% de ellas no había asignado ningún valor a sus activos inmateriales y la mayoría de las que lo hicieron, el restante 24%, se referían al fondo de comercio generado por fusiones y adquisiciones.
De aquí se deduce que cada vez la Contabilidad explica menos el mercado. Con estas premisas, son lógicos los resultados del estudio realizado por Lev (1997), en el que pone de manifiesto que si en los años 60 y 70 alrededor del 25% de las diferencias en los cambios de las cotizaciones de las acciones podían atribuirse a diferencias en los beneficios publicados, en los 90, sólo el 10% de estas diferencias es explicada por la publicación de beneficios. En otras palabras, cada vez la contabilidad explica menos los movimientos del mercado bursátil.
Como cuarta razón que apoya la importancia del presente estudio se encuentra la respuesta de las Normas de Contabilidad al asunto de los Activos Intangibles. En septiembre de 1998, la Comisión de Normas Internacionales de Contabilidad, IASC, presentó la Norma Internacional Contable IAS 38, la cual aborda la contabilidad y divulgación de activos intangibles. En opinión de Serrano y Chaparro (2001), esta norma sigue una línea muy conservadora, alejada de los planteamientos de otras disciplinas o de la propia IFAC, la Federación Internacional de Contables, que está sugiriendo ideas verdaderamente novedosas.
La Federación Internacional de Contables, IFAC, ha emitido, también en la misma fecha, septiembre de 1998, un interesante documento que recopila los aspectos clave de la valoración del capital intelectual. El documento expone los desafíos y oportunidades que para los contables puede suponer identificar y valorar el capital intelectual, para desarrollar la planificación, control, información y auditoria. El estudio reconoce que la contabilidad del capital intelectual requerirá la invención de nuevos conceptos y prácticas contables.
Como última razón para justificar el estudio, se tiene el enfoque de otras disciplinas como la Economía de Empresa, las Ciencias de la Computación o la Sociología de Empresa. La Economía de Empresa, con la llamada Gestión del Conocimiento, aborda la gestión del capital intelectual, la capacidad de innovación, la imaginación, el grado de satisfacción de los clientes o la capacidad de aprendizaje y motivación de los empleados. Con frecuencia, cita ejemplos de empresas de éxito que destacan más por sus activos intangibles que por su activo fijo o su estructura financiera.
Las Ciencias de la Computación también están creando nuevas herramientas informáticas que tratan de administrar, compartir y canalizar tanto la información real como el conocimiento intangible de la empresa, de forma que éstos fluyan en la organización. Esto se ha hecho integrando el conocimiento intangible de la empresa en aplicaciones como las Intranet, Groupware, Data Mining, Knowledge Data Base, gestión de documentos, etc.
El análisis de los activos intangibles es también un área de interés prioritario en otros campos como la Sociología de Empresa, por cuanto involucra gestión de recursos humanos.
Resulta pertinente que destaquemos en este punto la razón que nos motivó a trabajar con el Sector Biotecnológico. El hecho de vivir en una sociedad en transición entre la clásica producción industrial a la producción basada en los servicios, ha llevado aparejada, como consecuencia del desarrollo técnico-científico, el nacimiento de nuevas tecnologías. La aplicación tecnológica de estos avances, en el campo de ciencias de la vida, ha dado nueva vigencia al término biotecnología, término que engloba el conjunto de tecnologías que utilizan el potencial de los seres vivos para la obtención de bienes y servicios.
La ciencia y la tecnología ayudaron a revolucionar la agricultura del siglo XX en muchas partes del mundo. Nuestro Trabajo pone de relieve cómo los avances de la biotecnología pueden ser adaptados para beneficiar a los países en desarrollo en el siglo XXI. Dentro de una política de apoyo y un medio ambiente regulador, la biotecnología encierra un enorme potencial para crear cultivos que resistan condiciones climáticas extremas, enfermedades y plagas; que requieran menos substancias químicas; y que sean más nutritivos para los seres humanos y el ganado que los consumen.
Dado que es un sector productivo cuyo trabajo se basa en la producción de conocimiento, su basamento principal es la Investigación y Desarrollo, por lo que cabe suponer que su componente de Activos Intangibles es muy importante. Esta viene a ser una importante razón por la cual hemos escogido el sector biotecnológico para fundamentar nuestro estudio.
Por otra parte, la innovación en el terreno de la tecnología y genética ha generado, en los últimos años, un profundo debate sobre la ética, la legalidad y la ciencia en la aplicación de los procedimientos de la medicina reproductiva al ser humano. Las asociaciones profesionales de médicos, de investigadores y las instituciones que promueven la investigación, así como comisiones políticas y jurídicas enriquecidas con la aportación de juristas, sociólogos, psicólogos y teólogos, han intentado abordar toda la temática con una discusión ética de amplio espectro, guiada por un compromiso ético y jurídico asumido por científicos y médicos.
Dicho lo anterior, queremos delimitar nuestra investigación. La Biotecnología trae consigo una discusión ética sobre los medios y los usos de las innovaciones producidas por ella. Sin embargo, conviene establecer que nuestro trabajo solamente se refiere a la identificación, medición, valoración y contabilización de los activos intangibles de la industria biotécnica, de la cual es importante creadora, puesto que es un sector basado en el conocimiento, en investigación y desarrollo.
Por las razones antes expuestas, centramos nuestra investigación en el análisis de los Activos Intangibles y la respuesta que ha dado la contabilidad tradicional a este rubro que añade valor cada vez más valor a las empresas en el Siglo XXI y entre ellas, el cada vez más importante sector biotecnológico.
Una vez especificados los aspectos de principal importancia sobre los cuales deseamos hacer aportaciones interesantes, el propósito central de nuestra tesis doctoral es analizar la medición y valoración de activos intangibles en las empresas de la industria biotécnica, específicamente de la empresa Zeltia, S.A., a través del estudio de caso, analizando la información contable de la empresa durante un período de seis años (1998-2003) y proponer herramientas para su registro contable. Para el logro de este objetivo, debemos abocarnos a la consecución de los siguientes sub-objetivos:
- Plantear las nuevas necesidades de información relacionadas con los activos intangibles en las empresas del Sector Biotécnico.
- Identificar y medir los activos intangibles de las empresas del sector biotécnico.
- Analizar el tratamiento contable que de sus activos intangibles hacen las empresas pioneras en esta práctica.
- Realizar un análisis empírico del tratamiento contable de los activos intangibles de las empresas de la Industria Biotécnica.
- Proponer herramientas para el tratamiento contable de los activos intangibles en las empresas del sector biotécnico.
Con lo anterior, pensamos que los principales aportes de nuestra tesis doctoral giran en torno a los siguientes aspectos:
- Identificación, medición y valoración de los activos intangibles de las empresas de cualquier sector.
- Identificación de los activos intangibles de las Empresas del Sector Biotécnico.
- Herramientas para el tratamiento contable de los activos intangibles de las empresas del sector biotécnico, aplicables a las empresas pertenecientes a la nueva economía.
- Arrojar luces sobre la utilización del método del caso como estrategia de investigación en el área empresarial.
ESTRUCTURA DEL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN:
Para la consecución de los objetivos planteados, hemos estructurado el Trabajo en cinco capítulos:
En el primer capítulo, nos concentramos en los activos intangibles, los cuales abordamos de manera teórica y contable, con el propósito de esclarecer sus características, y establecer, sin lugar a dudas, aquello que los diferencia de otros tipos de activos. En este capítulo, además abordamos algunas nociones teóricas sobre los activos intangibles; su identificación contable y su valoración y medición, así como empresas pioneras en la presentación de resultados contables que incluyen sus activos intangibles (Capítulo 3).
En el segundo capítulo, describimos las empresas del sector biotécnico, para lo cual definimos la nueva economía y las características que diferencian a las empresas biotécnicas del resto de las empresas. Además dedicamos algunas secciones al análisis contable y empírico de los activos intangibles en las empresas del sector biotécnico.
El tercer capítulo de nuestro trabajo lo hemos dedicado al análisis de estudios de carácter empírico realizados por diversos autores hasta la fecha. La intención de este capítulo es aportar un resumen de los estudios empíricos realizados especialmente por autores como Brooking (1997) y Lev (1997), con la idea de clarificar cómo ellos llegaron a las conclusiones que nos presentan. Sin embargo, resulta conveniente aclarar en este punto que nuestro estudio toma como metodología el "estudio de caso", el cual consiste en analizar exhaustivamente una sola empresa, en este caso Zeltia, S.A., para así analizar su tratamiento de los activos intangibles, por lo que este capítulo tendrá un enfoque prominentemente teórico.
En el capítulo cuatro, analizamos la metodología que seguimos para lograr nuestros objetivos. En ella se detalla la metodología del estudio de caso, utilizada frecuentemente para abordar temas empresariales. Es importante destacar que el método del caso enfrenta importantes críticas, pero también goza de partidarios entusiastas en su utilización. De esta manera, lo utilizaremos en esta investigación con un sentido crítico y pretendiendo aportar luces sobre su utilización. En este capítulo, también procedemos a aplicar el método del caso a Zeltía, S.A. y así, presentamos el "Caso Zeltia, S.A.".
Las conclusiones y recomendaciones se presentan en la quinta parte de este trabajo, complementadas con las referencias bibliográficas y anexos que, pensamos, pueden servir para complementar la información presentada en este estudio.
CAPÍTULO 1: Activos Intangibles
Este capítulo tiene como objetivo determinar que son los activos intangibles, cómo se definen y cómo pueden clasificarse. En el mismo, analizaremos la naturaleza de los activos intangibles y su relevancia en la utilidad de la información contable, en la valoración de la empresa, en el desarrollo de ventajas competitivas y en la formación de precios de mercado.
El valor de las empresas en la actualidad, tanto en el sector industrial como en el de comercio o servicios, no reside solamente en sus instalaciones, maquinaria o edificios, sino en aspectos inmateriales como la capacidad de desarrollar relaciones estables con sus clientes y conseguir su fidelización, su capacidad para innovar e introducir nuevos productos o servicios al mercado, o la competencia técnica y motivación de su personal. Por ello, es que se puede afirmar que el valor de las empresas en la actualidad viene dado por el conjunto de sus activos tangibles y el de sus intangibles.
En los últimos años, han surgido diversas definiciones y clasificaciones de activos intangibles con el propósito de ofrecer una mejor comprensión del concepto, alcanzar una valoración fiel de las inversiones en estos activos y promover la comunicación entre investigadores, directivos de empresas, usuarios de la información contable y organismos emisores de normas contables.
- Identificación y Medición de los Activos Intangibles
- Definición de Activos Intangibles
En cuanto a la definición de Activos Intangibles, a continuación podemos citar a varios autores. En primer lugar, se encuentra el concepto de Sosa Gómez (2002). Dada la gran diversidad de activos intangibles, este autor identifica como tales aquellos que realmente representan agregación de valor a la empresa.
Vargas Montoya (2000), los denomina Recursos intangibles: aquellos que no tienen soporte físico, lo que hace muy compleja su identificación y valoración.
Según Navas y Guerras (1998), sus características básicas son las siguientes:
- Son activos que se sustentan en información.
- Esta información no es siempre codificable.
- Los derechos de propiedad de estos recursos no siempre están bien definidos.
Dentro de este tipo de recursos, se puede distinguir entre recursos intangibles humanos (en función de que estén vinculados al factor humano que forma parte de la organización) y recursos intangibles no humanos.
Sin embargo, como señala Fernández (1996), la empresa es algo más que la suma de recursos tangibles e intangibles. Los recursos suelen utilizarse de forma combinada, mediante el desarrollo de complejos patrones de interacción entre ellos y, en concreto, entre los miembros de la empresa; lo que da lugar a la aparición de capacidades específicas derivadas de la explotación conjunta de diversos recursos.
Las capacidades están basadas en el desarrollo, flujo e intercambio de información entre los miembros de la empresa (Amit y Shoemaker, 1993); y se traducen en conjuntos complejos de rutinas organizativas, ordenadas jerárquicamente, que determinan qué hacer y cómo (Nelson y Winter, 1996).
Estos activos se caracterizan por su naturaleza intangible y colectiva. Dietrickx y Cool (1989) distinguen entre flujos y stocks, de acuerdo con una clasificación coincidente con la terminología de recursos y capacidades. Los recursos son los stocks disponibles en un momento dado, mientras que las capacidades son flujos que permiten la acumulación de recursos.
Según otros autores, los activos intangibles son el resultado de la incorporación de la información y el conocimiento a las distintas actividades productivas de la organización (Itami, 1994; Bueno, 1998).
Vargas Montoya (2000), afirma, por tanto, que el conocimiento constituye un factor clave en la construcción de ventajas competitivas debido a que, tanto los recursos intangibles como las capacidades que los movilizan, son formas de conocimiento con diferentes grados de especificidad, codificabilidad y complejidad (Fernández, 1996).
Para Pucich y otros (2001), los recursos intangibles: "son considerados activos cuando hayan sido comprados, desarrollados internamente o adquiridos de cualquier otra forma, no debiendo ser incorporados como tales si son resultado de apreciaciones subjetivas de cualidades productivas de la misma". (p. 11)
Por otro lado, su intensidad de conocimiento les otorga una serie de condiciones idóneas para convertirlos en activos escasos y valiosos y difícilmente imitables por terceros (Camisón, 1999). En concreto, interesa destacar que los activos intangibles:
Se construyen y acumulan a través del tiempo a partir de la experiencia de la empresa. Esto sucede especialmente con las capacidades, debido a que su proceso de acumulación hace compleja su imitación y reproducción por parte de otros competidores (Reed y De Fillipi, 1990). El proceso de formación de estos activos, además de ser largo, tiene asociados resultados inciertos que exigen, en muchas circunstancias, la realización de inversiones irrecuperables.
Son "bienes públicos". A diferencia de los activos físicos que se deprecian con el uso, los activos intangibles se caracterizan por ser "bienes públicos". Itami (1994), se refiere a esta característica como "ventajas gratuitas". En otras palabras, los activos intangibles pueden ser utilizados por otros departamentos de la empresa sin costo adicional. Son susceptibles de uso sin merma de su valor por parte de la empresa que los ha acumulado (Camisón, 1999; Itami, 1994; Porter, 1991) y pueden ser utilizados en múltiples actividades al mismo tiempo (Ventura, 1996). En este tipo de activos, reside la capacidad de la empresa para generar sinergias y, a partir de ellas, mejorar su posición competitiva (Salas, 1996).
Son activos poco transparentes y sus costes de imitación pueden ser elevados, especialmente aquellos que se encuentran protegidos por la ambigüedad causal, derivada de su naturaleza tácita que hace muy compleja su relación con los resultados de la empresa. Su adquisición en un mercado organizado es muy compleja. Su transferibilidad se ve reducida por el elevado grado de co-especialización con otros recursos de la empresa.
Generan importantes externalidades y sinergias, las externalidades derivadas de los recursos intangibles pueden influir de forma positiva tanto sobre los competidores, como por ejemplo, la inversión en publicidad con el incremento de la demanda global del producto y de las ventas a todos los productores de la industria; como sobre la propia empresa, como el caso de la extensión de marca. Según Vargas Montoya (2000), en la capacidad de generar sinergias radica el importante papel de los recursos intangibles a la hora de explicar los procesos de crecimiento empresarial.
Las características que acabamos de enumerar, son precisamente las que permiten que los activos intangibles constituyan una fuente importante de ventajas competitivas para la empresa, porque se trata de activos valiosos, escasos, poco imitables por terceros y difícilmente transmisibles en el mercado.
En cuanto a su clasificación, veremos una primera clasificación la cual corresponde a Vargas Montoya (2000), quien separa a los activos intangibles de acuerdo a cuatro criterios, a saber: según su origen, según se puedan o no separar del individuo que los creó, según su defensa legal y según la transparencia de la información sobre la cual se basan los recursos. El autor citado ha construido su clasificación de activos intangibles integrando las aportaciones de diversos autores, agrupándolos siguiendo los cuatro criterios fundamentales de clasificación ya mencionados:
1) Según su origen: En función del origen de su naturaleza, distinguiremos entre recursos humanos y no humanos. Dentro de los recursos no humanos, podemos distinguir recursos tecnológicos, comerciales y organizativos.
2) Separables del Individuo que los creó: En función de la posibilidad que al activo se lo pueda separar o no del individuo o individuos que los crearon.
3) Defensa Legal: En función de la posibilidad de defensa legal ante el uso exclusivo del bien.
4) Transparencia de la Información: Este aspecto está relacionado con el grado de transparencia u opacidad de la información sobre la que se basan los recursos.
Los cuatro criterios de clasificación se recogen, de forma conjunta, en la siguiente tabla.
Cuadro Nº 1. Clasificación de los Activos Intangibles.
Recursos intangibles
No separables del individuo
(Recursos humanos)
Separables del individuo
Defendibles en un contexto legal
(Recursos con opacidad voluntaria)
Beneficios del capital
humano apropiables pormedios legales
(Recursos tecnológicos)
(Recursos conopacidad voluntaria)
PatentesSecreto industrial
(Recursos comerciales)
(Recursos transparentes)
Imagen corporativa y reputación
Marcas
Nombre comercial
Rótulo del establecimiento
No defendibles en un
contexto legal
(Recursos conopacidad intrínseca)
Beneficios del capital
humano no apropiables
por medios legales
(Recursos organizativos)
Rutinas organizativa
Cultura empresarial
(Recursos comerciales)
Clientes
Proveedores
Fuente: Vargas Montoya, 2000, p. 8
- Clasificación de los Activos Intangibles. Primer Criterio
- Clasificación de Activos Intangibles. Segundo Criterio:
El segundo criterio de clasificación es la que proponen los autores Serrano y Chaparro (2001), según los cuales los activos intangibles se pueden agrupar en activos intangibles de Recursos Humanos, de organización interna y de estructura externa.
Activos Intangibles de Recursos Humanos, según se refieran a las aptitudes y conocimiento de los recursos humanos de la empresa.
Activos Intangibles de Estructura Interna, como la capacidad de los sistemas de información de que dispone la empresa; o
Activos Intangibles de Estructura Externa, como la clientela o las marcas.
A continuación, describimos cada clase de activo intangible y exponemos una serie de indicadores propuestos por Pucich y otros (2001) para cada uno de ellos.
1) Activos Intangibles de Recursos Humanos
1.1) Conocimientos y habilidades de los empleados. Dentro de los Activos Intangibles de Recursos Humanos, los más importantes son los conocimientos y habilidades de los empleados. Para medirlos, puede utilizarse el nivel de titulación alcanzada, las cualificaciones profesionales y los conocimientos técnicos. Como en la plantilla se producen altas y bajas, es frecuente presentar estos datos en forma de incremento o disminución.
Otros indicadores utilizados para identificar y medir este tipo de activos intangibles son los años de experiencia profesional y, en este caso, se pueden distinguir aquellas actividades que han supuesto un reto y, por tanto, se ha obtenido un aprendizaje. Existen indicadores del gasto que realiza la empresa en capacitación y el tiempo que dedican los empleados a esta actividad. Para medir la eficiencia, se utiliza el valor añadido por empleado. Es frecuente obtener indicadores de estabilidad como índices de rotación de los empleados o el número medio de años que permanecen en la empresa.
Otros activos intangibles son los valores, actitud y motivación de los empleados. Se estudia el comportamiento de los empleados más brillantes y se calcula el valor de mercado de su producto.
1.2) Índice de Capital Humano. Para medir la satisfacción de los empleados pueden utilizarse encuestas, que pueden ser internas o realizadas objetivamente por empresas de consultoría tales como el Swedish Institute of Public Opinion Research, el cual a través de este medio obtiene un Índice de Capital Humano. Este índice trata de medir la capacidad global de los empleados para crear valor. Son también populares los tests o cuestionarios de evaluación de la personalidad.
La creatividad, liderazgo y capacidad de gestión de los directivos es un activo intangible muy importante. Empresas como Microsoft dependen mucho de la capacidad de su líder. En una auditoria de activos intangibles es importante detectar la existencia de personas insustituibles -directivos, técnicos, informáticos, etc.-, cuya pérdida causaría un importante perjuicio a la organización.
Pucich y otros (2001) proponen los siguientes indicadores específicos para medir los activos intangibles relacionados con recursos humanos, así:
- Porcentaje de empleados que saben cuál es su trabajo y conocen de que modo contribuyen a la consecución de los objetivos de la organización.
- Existencias de políticas de promoción, ascenso y recompensa a los empleados por la utilización de sus conocimientos y habilidades, por sus conexiones, por potenciales clientes y por innovaciones que propongan y resulten en un beneficio para la empresa.
- Porcentaje de empleados que posean título universitario, terciario, secundario. Este indicador permitiría informar acerca de la evolución de la capacitación de los recursos humanos de la organización y el nivel de motivación para el progreso.
- Bajas voluntarias sobre número de empleados. Este indicador mide la rotación del personal.
- Quejas del personal sobre número de empleados. Tanto si se quejan por que hay "demasiados empleados" como si hay "muy pocos" empleados.
- Sugerencias del personal sobre número de empleados.
2) Activos Intangibles de Estructura Interna
Los activos intangibles de estructura interna se refieren a la estructura organizativa formal e informal, a los métodos y procedimientos de trabajo, a los sistemas de dirección y gestión, la cultura de la empresa y la filosofía de gestión. El análisis de la cadena de valor proporciona una guía para su medición. Los más comunes son la organización de los sistemas de información y los índices relacionados con la investigación y desarrollo que realiza la empresa.
2.2) La organización de los sistemas de información. La empresa puede tener un activo intangible en la organización de sus sistemas de información, software, bases de datos o el uso eficiente de tecnologías de la comunicación. Podemos comparar el uso diferente que dos empresas o personas hacen del mismo equipamiento informático: para unos puede ser una carga: "la informática es un problema, no puedo obtener un simple informe", dicen, mientras que para otras puede ser una ventaja estratégica, un activo.
Para valorar su capacidad, se utilizan indicadores que analizan la utilización de la tecnología de punta en la empresa, el uso de Intranet, Extranet, sistemas EDI (Electronic Data Interchange), los beneficios que se obtienen de estos sistemas, etc.
2.3) Investigación y desarrollo. La investigación y desarrollo es también un activo intangible para la empresa. Es uno de los que ya se recoge en la contabilidad, aunque desde la perspectiva del capital intelectual se critican sus normas de valoración. Se incluyen también los activos intelectuales de propiedad intelectual como las patentes, copyrights, diseños, secretos. Se pueden obtener bastantes indicadores como el número de patentes y su coste de mantenimiento, el porcentaje de recursos que destina la empresa a Investigación y Desarrollo (I+D) o su incremento, el porcentaje de I+D dedicado a investigación básica, etc.
Pucich y otros (2001) proponen como indicadores de estructura interna aquellos que miden el aprovechamiento de la tecnología de información y los indicadores de innovación.
Indicadores que miden el aprovechamiento de tecnología de la información:
- Fechas de actualización de las bases de datos de los clientes. Dado que las mismas carecen de valor si no se mantienen actualizadas, la que contendrá el perfil de nuestros clientes, su profesión, sus lugares de fin de semana, sus pasatiempos, sus preferencias con respecto a bienes del hogar, entre otros. Este indicador podría informar acerca de la intención de una empresa de conocer las necesidades de sus clientes.
- Grado de conocimiento de tecnologías de información por parte de los administradores. En general, dichos recursos son expuestos en los informes contables a su costo y no como están siendo utilizados por la organización para obtener resultados y brindar soluciones que contribuyan a un buen manejo de la información.
- Existencia de planes para adoptar tecnologías de información
- Indicadores de innovación. Como los siguientes.
- Relación de las Ventas de nuevos productos y las ventas totales. Consideran Pucich y otros (2001) que este indicador muestra el éxito de una empresa en el mercado.
- Tiempo que duran los ciclos de vida de los productos. Con respecto al tiempo que tarda la empresa en lanzar nuevos productos o modificar su diseño y características.
3) Activos Intangibles de Estructura Externa
Se refieren a los recursos de mercado, la clientela de la empresa y las relaciones y alianzas que ha desarrollado la organización.
3.1) Activos de mercado. Los activos de estructura externa más conocidos son las marcas, el prestigio e imagen de la empresa, denominación social o las franquicias. Son activos intangibles valorados frecuentemente, de hecho se les denomina también activos de mercado: sirva de ejemplo más claro el mercado de franquicias. Para valorar las marcas se tienen en cuenta aspectos como su carácter internacional o local, liderazgo o cómo está protegida.
Las marcas tienen un valor económico incuestionable por lo que son factores que cada vez adquieren más fuerza como elementos de negociación. Cuando se presentan batallas por la adquisición o fusión de grandes empresas, las marcas representan los activos intangibles más valiosos que adquieren relevancia ante la inminencia de traspaso de acciones.
3.2) Clientela de la empresa. Otro activo intangible muy importante que se suele incluir en este grupo es la clientela de la empresa: su fidelidad, satisfacción, importancia o reputación. Como indicadores para medir este intangible, se pueden utilizar índices de satisfacción del consumidor obtenidos a partir de encuestas propias de la empresa o llevadas a cabo en el sector por empresas independientes.
Otros indicadores tratan de medir la fidelidad de la clientela, valorando el porcentaje de ingresos procedentes de clientes antiguos, los clientes que se han perdido o la duración media de la relación con un cliente.
También es interesante conocer el tiempo medio desde que se contacta con un cliente hasta que se produce la venta, el porcentaje de peticiones de información que se convierten en pedidos, los pedidos acumulados, los ingresos por número de clientes o el porcentaje de ingresos que proceden de los mayores clientes. Para medir la calidad de la clientela se puede valorar el crecimiento en porcentaje de clientes famosos o relevantes que contribuyen a mejorar la imagen de la empresa.
Para medir la satisfacción del consumidor, pueden utilizarse encuestas dirigidas a sectores, similares a las que valoran a los líderes políticos. Por ejemplo, J.D. Power and Associates realiza estudios de opinión de consumidores para varios sectores.
La satisfacción del consumidor se mide con un índice. En su página web (http://www.jdpower.com), podemos ver un resumen de estos índices para varios sectores: telecomunicaciones, automóvil, compañías aéreas, servicios financieros, etc.
Por ejemplo, en octubre de 1998, esta empresa publicó los índices de satisfacción del consumidor para varios proveedores de acceso a Internet en EEUU. Para obtener estos índices, consideraron varios factores: acceso online (28%), integridad/comunicaciones (24%), facturación/coste (18%), ofertas de servicios adicionales/descuentos (16%) e imagen/servicio técnico (14%).
Estos consultores independientes también publicaron el índice de satisfacción del consumidor para los fabricantes de automóviles en 1998, referido al Reino Unido. En este caso, se asigna 100 al valor para la media del sector del automóvil para el año 1994 en el Reino Unido y cuanto mayor sea el índice obtenido por la empresa, mejor. De acuerdo con J.D. Power and Associates para 1998, SKODA obtuvo la mayor calificación con 147 puntos, le sigue Subaru con 144 y Mazda con 136.
Siendo cada vez más importante la valoración de activos intangibles, las empresas independientes como J.D. Power and Associates, pueden ser el equivalente en indicadores de satisfacción del consumidor a las empresas de calificación de riesgos como Moody's o Standard & Poor's y sus puntuaciones de emisiones de deuda.
3.3) Relaciones y alianzas. Las relaciones con los proveedores, bancos, políticos, instituciones y accionistas son también activos intangibles externos. Se consideran en este grupo también los acuerdos de cooperación y alianzas estratégicas, tecnológicas, de producción y comerciales. Algunas empresas pueden tener en su canal de distribución un verdadero activo intangible.
Pucich y otros (2001), proponen algunos indicadores de estructura externa, los cuales han agrupado en tres tipos: indicadores que miden la clientela y la fuerza de ventas; los que miden la posición competitiva y los que miden la calidad del servicio brindado.
Indicadores que miden la clientela y la fuerza de ventas. Entre estos tenemos los siguientes:
- Cantidad de veces que las patentes posteriores se refieren a la original. Mostraría la capacidad para generar una ampliación del mercado, un aumento de la clientela y un incremento de la repetitividad de las ventas de productos y servicios. Pucich y otros (2001) no consideran como síntomas de este potencial, la cantidad de patentes que una empresa posea o su valor de venta o transferencia, dado que tener patentes es positivo pero solo si contribuyen a alcanzar los fines organizacionales fortaleciendo a la empresa; en caso contrario, sería conveniente venderlas o licenciarlas.
- Cantidad de licencias otorgadas con esa patente. Este análisis se podría extender a marcas y franquicias.
- Esfuerzo de ventas sobre Ventas de nuevos productos. Este esfuerzo de venta se mediría por el sacrificio económico realizado para colocar el producto en el mercado.
- Clientes nuevos sobre total clientes. Este indicador mediría el desarrollo de la cartera de la organización.
Indicadores de Posición Competitiva: Serían los siguientes:
- Indicador de eficacia competitiva. Para calcular este indicador, se deberá distinguir a competidores y/o empresas de otros sectores, que son modelos de acciones óptimas en alguna actividad, función o proceso para después comparar la eficacia propia con la de ellos. Este enfoque orientado hacia el exterior ayudará a estimular la posibilidad de introducir mejoras mayores, dado que los índices de referencia internos que miden el rendimiento actual con respecto a los resultados del período anterior o presupuesto existente, es raro que sean muy reveladores. Por otra parte, las comparaciones internas tienen la desventaja de fomentar la satisfacción mediante una falsa sensación de seguridad y de destinar más energía hacia la competencia interna que hacia la de mercado.
- Número de visitas de clientes a una página Web en particular. Utilizado para empresas con presencia en Internet.
- Muestreos estadísticos a través de la Web. Lo cual indicaría que valores se aprecian en la empresa, tales como confiabilidad, entrega a tiempo del producto o servicio, etc.
- Cuota de mercado. Este indicador definiría la evolución de la participación de la empresa en el mercado.
Indicadores de la calidad de servicio brindado. Como los que tenemos a continuación:
- Reclamos por deterioros sobre unidades entregadas.
- Reclamos por servicios postventa sobre servicios postventa realizados.
- Unidades devueltas sobre unidades vendidas.
- Tiempo de garantía que ofrece el producto, o servicio con respecto a su funcionamiento o ejecución.
- Reclamos postventa. Realizados por los clientes, clasificados por su naturaleza.
- Grado de satisfacción del cliente.
La enumeración precedente de indicadores no pretende estar agotada, dado que cada sector, actividad u organización podrá contar con una variedad propia de acuerdo a sus características. Nos proponemos utilizar algunos de estos indicadores, tal como los proponen Pucich y otros (2001) o modificados para determinar los activos intangibles en nuestro caso de estudio, la empresa Zeltia, C.A.
- Identificación Contable de los Activos Intangibles
Una vez que hemos definido y clasificado a los activos intangibles, a continuación pasamos a analizar cual ha sido su tratamiento contable hasta la actualidad, cual ha sido la actitud de las Autoridades Contables con respecto a ellos, el porqué de las diferencias crecientes entre el valor de mercado y el valor en libros de las empresas, cuáles son las prácticas actuales de las empresas en lo que se refiere a estos activos y si el modo de registrar contablemente los activos intangibles responde o no a las necesidades de los grupos que requieren información de las empresas que los poseen.
Por años los futuristas habían declarado que Asia iba a dominar la economía mundial en el siglo XXI. Esto parece que no va a suceder. Es claro que el nuevo siglo no le va a pertenecer a Asia, América, Europa o cualquier otra zona geográfica, sino a una economía global, cada día más interdependiente.
En este nuevo siglo global, las compañías que buscan expandir sus fronteras se van a encontrar con tres problemas básicos:
1.- La necesidad de crear o establecer marcas globales para que sus productos puedan competir en el mercado global.
2.- La comercialización de sus productos o servicios a través de Internet.
3.- La comunicación de su información financiera.
La información financiera se encuentra dirigida principalmente a los usuarios externos del negocio que no están involucrados en la administración; por lo tanto, debe ser comprensible para todos ellos y relevante para la toma de decisiones.
Todos deben confiar en la información brindada, pues se supone que está libre de errores materiales, representando fielmente las operaciones y sucesos que se pretende representar, de acuerdo con la realidad económica y no solamente según la forma legal. El objetivo de esta información no debe ser, en ningún momento, conseguir un resultado o desenlace predeterminado, para ello se debe ejercer el principio de la prudencia, de tal manera que las estimaciones se ajusten a la realidad económica de la organización.
Sin embargo, hoy se afirma con ahínco que la contabilidad presenta debilidades en algunos aspectos; como por ejemplo, el no incluir las relaciones ambientales del entorno donde se desenvuelve la empresa o el hecho de no presentar valores de mercado de las partidas que conforman el activo, pasivo y patrimonio. En este orden de ideas, el hecho más resaltante, sin duda alguna, lo constituye la ausencia en la información financiera de uno de los principales activos de una organización, los intangibles.
En el mundo actual, los activos más valiosos de las empresas ya no son los activos tangibles (maquinarias, edificaciones, terrenos, inventarios, entre otros), sino los intangibles. Como consecuencia de ello, se hace necesario que la contabilidad asuma el compromiso de informar los efectos de este evento económico sobre la información financiera. Sin embargo, en este punto se encuentran limitaciones, con relación a principios o normas de contabilidad generalmente aceptadas, que permitan producir información financiera al respecto.
La medición es el problema fundamental para las ciencias contables. De acuerdo con lo establecido en el marco conceptual de las Normas Internacionales Contables (NIC), se define la medición como "el proceso de determinación de los importes monetarios por los que se reconocen y llevan contablemente los elementos de los estados financieros, para su inclusión en el balance general y estado de resultados. Para realizarla es necesario la selección de una base o método particular de medición." (Párrafo 99, subrayado nuestro).
Para abordar el tema de la medición, es importante considerar, con especial atención, a la NIC 38 "Activos Intangibles", promulgada en Septiembre de 1998, con el fin de obtener elementos que permitan elaborar conclusiones sobre su incorporación en la información financiera.
En primer término, esta norma define el concepto de activo intangible como aquel "identificable, de carácter no monetario y sin apariencia física, que se tiene para ser utilizado en la producción o suministro de bienes y servicios, para arrendarlo a terceros o para funciones relacionadas con la administración de la entidad". Según esta norma, un activo es un recurso a) controlado por la empresa como resultado de sucesos pasados y b) del que se espera obtener, en el futuro beneficios económicos para la entidad (Párr. 3). De igual forma, la norma exige que la empresa reconozca en sus estados financieros el activo intangible al costo, si y solo si: a) es probable que los beneficios económicos futuros, que se han atribuido al mismo, lleguen a la empresa y b) el costo del activo pueda ser medido de forma confiable.
Atendiendo a esto, uno de los principales inconvenientes presentados al momento de generar la información financiera sobre los intangibles, es el hecho que la contabilidad se basa en el principio del Costo Histórico, según el cual las transacciones y eventos económicos que ésta cuantifica deben ser registrados de acuerdo a las cantidades de efectivo que se afecten o su equivalente o la estimación razonable que de ellos se haga al momento en que se consideren realizados contablemente. (DPC 0)
El origen de esta situación, obedece principalmente a la dicotomía ya planteada que se presenta entre el Valor en Libros y el Valor de Mercado. Entendido el primero como el valor contable del activo; es decir, el costo del activo menos su depreciación; y el segundo, simplemente, como el precio en el que el activo considerado (o un activo similar), se negocia en un mercado abierto. (Tratamos este punto con mayor detalle en otro aparte en este mismo capítulo)
- Las deficiencias de los PCGA en el tratamiento de los Activos Intangibles
- Problemas en el Tratamiento Contable de los Activos Intangibles:
Serrano y Chaparro (2001), sostienen que tenemos una contabilidad de activos tangibles. A lo largo de los últimos siglos, los esfuerzos de académicos y profesionales de la Contabilidad han perfeccionado los sistemas contables logrando planes de cuentas muy detallados para estos activos.
Existe abundante bibliografía contable que trata aspectos, incluso muy específicos, que afectan, por ejemplo, al inmovilizado material, las existencias o los efectos comerciales a pagar.
Un panorama totalmente distinto es el que concierne a los activos intangibles. Poca atención se ha prestado a estos activos, a excepción de unos pocos, tales como el fondo de comercio, los gastos en investigación y desarrollo o la propiedad industrial. Esto, a pesar que en muchas empresas, el valor de estos activos intangibles y otros que no se contabilizan, es muy superior al de sus bienes tangibles.
Sostienen Pucich y otros (2001), que las normas contables restringen la posibilidad de reconocer los recursos intangibles de naturaleza no identificable y autogenerados por la empresa. Según los autores citados, esta actitud conservadora tiene fundamento en, al menos, algunos de los planteamientos que explicamos a continuación:
- Muchas empresas pueden tener importantes recursos intangibles, pero si en un plazo razonable no se traducen en ingresos y beneficios, estos activos carecen de toda utilidad para la empresa.
- Ciertos recursos intangibles pueden ser efímeros e inciertos: por ejemplo, la buena imagen y sensación de seguridad que transmite una compañía aérea puede desaparecer con un accidente. Por otra parte, cuando se invierte en un activo tangible, podría obtenerse alguna clase de ganancia, incluso durante una recesión; mientras que cuando una empresa invierte en un activo de conocimiento, podría perfectamente perder lo invertido.
- En ciertos casos se puede contabilizar varias veces lo mismo: por ejemplo, una organización que ha contratado un importante científico puede presentarlo como activo tangible en los recursos humanos, en la investigación y desarrollo que realiza o en la imagen que da a la empresa. En este caso, además de registrarlo como un activo, debería valorarse como un riesgo potencial, en el caso que dejara la empresa.
- Algunos indicadores de capital intelectual no parecen muy relevantes o son discutibles. Por ejemplo, los indicadores relacionados con variables subjetivas, tales como las relaciones entre las variables objetivas de los empleados (edad, sexo, antigüedad, etc.) con su aporte al valor de la empresa. Es necesario dedicar más esfuerzo a investigar la relación entre cada variable propuesta y el valor de la empresa.
- Los derechos de propiedad de estos recursos son dudosos. El surgimiento de miles de causas judiciales por violación de patentes, demuestra la dificultad de definir y mantener los derechos de propiedad cuando se trata de conocimiento.
- La función de preparar estados contables se trata siempre como un centro de costos, en donde los administradores conciben las auditorias como un mal necesario que hay que realizar insumiendo el mínimo costo posible. Esa situación también afecta a las normas contables, pues si una norma permite contar con una alternativa más barata, en general, siempre será la elegida. Esto ha derivado en que las actividades de preparación y auditoria de estados contables muestren una declinación constante en términos de calidad y cantidad de la información útil que brindan.
- Una actitud tradicionalista de interpretar el requisito de objetividad que debe poseer la información contable, que perjudica la labor del contador. Interpretamos de la lectura de las normas que la "objetividad consiste en no influir en la conducta de los usuarios de la información contable hacia alguna dirección en particular". Sin embargo, ¿dejarán los estados contables de ser neutrales por el solo hecho de reconocer los activos intangibles en la medida que estos puedan ser mensurables razonablemente? Resulta, por otra parte, contradictorio que consideremos objetiva la práctica contable de calcular la amortización de un edificio dividiendo su valor por cincuenta años. Podríamos encontrar respuesta a esta situación en que quizás los mismos auditores y administradores se oponen en cierta medida a cualquier cambio en el sistema contable. Según Pucich y otros (2001), ellos prefieren no exponer en sus informes nada que pueda volverse sin valor, pues es bastante molesto cuantificar recursos que son intrínsecamente difíciles de medir y luego tener que defender esto en un juicio que inicie un tercero. Consideramos que estas actitudes subestiman al destinatario de los informes contables, al creer que desconocen los límites en la precisión de la información contable.
- La actitud de los inversionistas institucionales y los analistas financieros que consideran actualmente este tipo de información como privada y confidencial, por lo que podrían verse afectados en sus intereses si ese tipo de información saliera a la luz pública, esto bajo la premisa de que "información es poder".
Teniendo en cuenta la evolución de la normativa contable, en opinión de Pucich y otros (2001), parece poco probable que se produzca un avance en la adecuación de la información patrimonial de las empresas que permita el reconocimiento de todos los recursos intangibles, a pesar de que la mayoría de las empresas los gestionan.
Son muchos los inconvenientes que se deben tener presentes a la hora de tratar de encontrar el valor de una empresa, por lo que, a continuación, intentaremos abordar los principales problemas que se presentan hoy en día en la búsqueda de la información que más se ajuste a la realidad de las organizaciones.
En primer lugar, la diferencia entre el Valor Contable y el Valor de Mercado, como consecuencia de la inconsistencia de las normas contables relacionadas con la valoración de activos para recoger las expectativas del mercado, aspectos que sencillamente la contabilidad no refleja.
Por otra parte, el mercado donde se desenvuelven las organizaciones no reúne las características de un mercado de competencia perfecta, por lo que no existen parámetros universales para llevar a cabo la respectiva valoración, formándose esta sobre la base de distintas hipótesis, siempre en función de los objetivos que persigue el proceso.
En tercer lugar, aunque en el campo de los principios contables se están generando procesos de cambio, estos no alcanzan la velocidad necesaria en su intento de adaptarse a los del complejo mundo financiero.
Por último, se va a destacar el hecho de que la contabilidad esta siendo influenciada por el entorno y debe responder a las necesidades de información de sus principales usuarios. Aún cuando, se están dando los primeros pasos para el tan anhelado proceso de homogenización de la información contable, el mismo no se ha materializado completamente.
- Los Mercados de Valores y la Contabilidad:
Como decíamos anteriormente, el origen del problema que se presenta al momento de tratar de valorar una empresa, obedece principalmente a la dicotomía ya planteada que se presenta entre el Valor en Libros y el Valor de Mercado. Entendido el primero como el valor contable del activo; es decir, el costo del activo menos su depreciación; y el segundo, simplemente, como el precio en el que el activo considerado (o un activo similar), se negocia en un mercado abierto. Su importancia se manifiesta en la diferencia presentada en el Valor de una empresa en el mercado y el Valor según los registros de contabilidad.
El término Valor puede significar diferentes cosas para distintas personas. Es así como el valor de un bien es lo que una persona paga o está dispuesta a pagar por él. En el caso de las empresas, es un concepto que ha estado presente en la contabilidad desde sus inicios, pero que hoy va mucho más allá del simple concepto de valor en sus diferentes consideraciones, pues está más relacionado con la forma de crear ese valor y reflejarlo en la información financiera.
Tradicionalmente, han sido utilizados los estados financieros o cuentas anuales de la entidad para determinar su valor, tanto frente a terceros o potenciales inversores, como para sus propios accionistas. Esta práctica ha sido utilizada con relativo éxito satisfaciendo las necesidades de información de su momento.
Sin embargo, en la actualidad, diversos factores se han incorporado al complejo análisis y determinación del valor de la empresa, entre ellos, los más importantes por su poder de distorsión, lo constituyen el valor del capital intelectual, la gestión del conocimiento y el fondo de comercio; por sólo mencionar algunos.
En general, la incorporación e identificación de activos de carácter intangible, de los cuales se reconoce que tienen un valor intrínseco, pero que no existe consenso en cuanto a la formula de determinarlo, ni mucho menos de registrarlo en las cuentas anuales, modifican contablemente el valor de la entidad. Este tipo de ítems (intangibles) termina siendo reconocido por el mercado.
En este sentido, Hernández (2000) afirma que "… a lo largo de los años la ciencia contable ha venido siendo utilizada, entre otros aspectos, para la determinación de la medida del valor de las empresas". La razón ha reflejado al objetivo fundamental de la contabilidad como el de proveer a los usuarios de los estados financieros de una información útil para la toma de decisiones adecuadas.
Situación más que suficiente para que los estados financieros se preparen para dar a conocer aquella información que sea útil para los inversores actuales y potenciales, los prestamistas y otros usuarios, a efecto de que la toma de decisiones que se haga en función a la utilización de los mismos, pueda representar la de menor riesgo para los intereses de la organización.
De acuerdo a lo expresado por Hernández (2000), por siglos esta información contable, ha permitido establecer la conjunción y grado de riqueza que pertenece al dominio o propiedad de alguien, así como los derechos jurídicos y los bienes que integran el ente económico productor de esa riqueza o plusvalía.
Sin embargo, para el mundo de hoy, parece ser que el modelo contable tradicional no es suficiente para entregar la información requerida, para reflejar el verdadero valor económico de las compañías. Ello se debe fundamentalmente, afirma Hernández (2000), a que los métodos utilizados se centran básicamente en la cuantificación de los activos tangibles, olvidando la importancia creciente de los intangibles que, según Sierra y Moreno (2000), se han convertido en factores determinantes para generar y agregar valor en las empresas.
En este mismo orden de ideas, Cañibano, García-Ayuso y Sánchez (1999) plantean que: "el modelo contable tradicional resulta insuficiente debido a su incapacidad para reflejar el valor de determinadas inversiones, lo que dificulta la consideración de las actividades de innovación como variables estratégicas". (p. 20)
Para Sanz (1999), citado por Hernández (2000), hoy en día la información económica-financiera constituye un valioso instrumento para el proceso de toma de decisiones.
La contabilidad se contempla, de esta manera, como el medio más importante y útil para preparar y dar a conocer los diferentes aspectos que constituyen la información económica-financiera en las organizaciones.
Los Estados Financieros son los documentos a través de los cuales se presenta la información económica-financiera de acuerdo con los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados (PCGA). Su objetivo general es proporcionar información útil a los usuarios para tomar decisiones económicas. En el caso de los estados contables de uso general, obtenidos de la contabilidad financiera, es importante considerar que la información resulte útil para una amplia gama de usuarios, de forma que sea de tipo general y atienda a diferentes propósitos, aun cuando sea el reflejo de los efectos de transacciones y acontecimientos pasados.
Sin embargo, señala Hernández (2000), que se puede observar como la brecha entre los valores reflejados en las Cuentas Anuales y la estimación que los inversionistas hacen de las compañías, es cada día más grande. En otras palabras, la diferencia entre el Valor en Libros y el Valor de Mercado de las empresas se ha incrementado significativamente.
En muchas empresas existe una gran disparidad entre su valor en libros y su valor de mercado o capitalización bursátil. Aunque esta diferencia siempre ha existido, en los últimos años la brecha se ha ampliado. En promedio, para los valores del índice Dow Jones Industrial, el ratio de valor de mercado a valor en libros es de 5. En algunos casos, se trata de diferencias verdaderamente espectaculares.
Según Bradley (2000), citado por Hernández (2000) profesor de la Escuela Abierta de Negocios de Gran Bretaña; hoy se paga por las adquisiciones de empresas hasta 4,4 veces su valor en libros y en algunos casos diez (10) veces su cuantía, en especial cuando éstas tienen un gran componente de conocimiento o capital intelectual.
Para Hernández (2000), este es el caso de empresas que operan a través de Internet como Yahoo!, Amazon y Netscape, sólo para citar algunas de las más importantes; las cuales son valoradas en el mercado por sumas de hasta mil (1000) veces su valor en libros.
La empresa Yahoo!, presentaba en sus balances al 30 de septiembre de 1998, activos totales por 497 millones de dólares, mientras que su valor de mercado en la bolsa era de 18.850 millones de dólares. Analizando sus balances, la empresa exhibía números rojos y arrastraba un déficit acumulado de 44 millones de dólares. La explicación de este desfase, se encuentra en los activos intangibles que tiene la empresa -es la más visitada de Internet- que no aparecen en sus balances. (Serrano y Chaparro, 2001)
De acuerdo con Brooking (1997, p. 24), en un estudio realizado sobre 226 empresas británicas, el 76% de ellas no había asignado ningún valor a sus activos inmateriales y la mayoría de las que lo hicieron, el restante 24%, se referían al fondo de comercio generado por fusiones y adquisiciones.
De aquí se deduce que cada vez la Contabilidad explica menos el mercado. Con estas premisas, son lógicos los resultados del estudio realizado por Lev (1997), en el que pone de manifiesto que si en los años 60 y 70 alrededor del 25% de las diferencias en los cambios de las cotizaciones de las acciones podían atribuirse a diferencias en los beneficios publicados, en los 90, sólo el 10% de estas diferencias es explicada por la publicación de beneficios. En otras palabras, cada vez la contabilidad explica menos los movimientos del mercado bursátil.
Aunque la información contable publicada por las empresas sigue siendo, por razones lógicas, la materia prima fundamental en las decisiones, afirma López (1999), los protagonistas de este proceso empiezan a utilizar, por no estar elaborada adecuadamente o, en algunos casos, por resultar insuficiente, numerosa información extracontable.
Atendiendo a estas razones, el tema de la valoración de intangibles, Archel Domench (1995), sostiene que se ha convertido en una de las áreas más controvertidas con las que se enfrenta la teoría de la contabilidad, principalmente debido a que, hasta el momento, no ha conseguido dar una respuesta satisfactoria a los distintos usuarios de la información contable, ni a los diferentes organismos encargados de la emisión de normas contables.
En España, el estudio de los activos intangibles se ha centrado durante muchos años, y casi en exclusiva, al debate sobre el Fondo de Comercio. Sin embargo, afirma Archel Domench (1995), que la consideración de los intangibles proyecta su estudio hacia el análisis de algunas partidas polémicas tales como Investigación y Desarrollo, Capital Intelectual y Recursos Humanos, entre otros.
Es tal la importancia que los intangibles están adquiriendo en la empresa que, en muchas ocasiones, la inversión en ellos representa el mayor activo de la compañía. Según Goldfinger (1997), citado por Cañibano y otros (1999): "la fuente de valor y riqueza económica no es ya la producción de bienes materiales, sino la creación y manipulación de activos intangibles". (p. 20)
Conviene en este punto mencionar un concepto de Activos Intangibles, que hace referencia a como debe ser considerado en los estados financieros. Nos referimos al enunciado de Meigs, Johnson y Meigs (1985), quienes sostienen que "el término activos intangibles se utiliza para describir un activo no corriente que se utiliza en la operación del negocio, pero carece de sustancia física" (p. 411)
De todo lo anterior se desprende, según Sierra y Moreno C. (2000), que en general, las Cuentas Anuales no proporcionan suficiente y clara información a los usuarios externos sobre una de las principales fuentes de generación de beneficios futuros, los intangibles.
La no incorporación al activo de esta fuente de beneficios trae como consecuencia una infravaloración de los recursos propios. Así, numerosos estudios llevados a cabo en los últimos años, justifican el descenso de la capacidad explicativa de los estados contables tradicionales por la no inclusión en los mismos de los activos intangibles. (Lev, 1996; Johanson, 1996; Leadbeater, 1998; Milken, 1999)
Como señala Rojas (2000), citado por Hernández (2000), esta falta de información, conduce generalmente a la infravaloración de las compañías que emplean recursos intangibles para la creación de valor, lo que origina que las decisiones que adoptan los distintos usuarios y que han sido tomadas, principalmente, a partir de tales informes, puedan, en algunas ocasiones, ser ineficientes y, en consecuencia, empresas que aparentemente lucen como las que poseen un mayor valor porque obtienen beneficios mayores, realmente lo que están haciendo es disminuir su capacidad de generación de beneficios futuros.
Según Cañíbano y otros (1999), es por esta razón que se ha comenzado a abrir un espacio al reconocimiento de los activos intangibles en la información financiera de las empresas; lo cual no representa, por el momento, una ruptura con las tradicionales prácticas contables de reconocimiento y medición de activos, sino de comenzar abrir nuevas vías de información para los reportes financieros, planteándose inclusive la modificación de su propio marco conceptual.
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