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Patrimonio arquitectónico de los Jesuitas (página 2)


Partes: 1, 2, 3

"El barroco se opuso, sin embargo, al ideal clasicista mantenido por aquel al tratar de traducir la sensación de lo ilimitado y lo infinito, recurriendo a un dinamismo mas exagerado, a un sentido de la forma abierta y de la visión en profundidad y al cultivo de efectos dramáticos mediante movimientos de masa y fuertes contrastes de luz y sombra" ([2]).

En la Arquitectura se dan las superficies onduladas, las plantas elípticas, las trabazones (unión de dos o mas de tres cosas entre sí) interrumpidas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad.

Este estilo se constituye en Italia durante el último tercio del siglo XVI. En el, la figura humana se alza como objeto decisivo del arte, pero no en su forma idealizada, sino en cualquier aspecto, ya sea este bello o feo, sublime o cotidiano.

I.2 Características generales

  • Frente a la armonía, equilibrio y sentido estático que había predominado en la arquitectura renacentista, se impone ahora el gusto por los contrastes, tanto cromáticos (utilizando diferentes materiales) como lumínicos (alternando zonas de luz y zonas de sombras). Igualmente se impone un interés por el movimiento tanto en las plantas y alzados como en los propios elementos aislados.

  • Las plantas de los edificios pierden sus formas tradicionales y ahora son ovales y mixtilíneas. Siguen utilizándose la planta basilical y central pero con predominio ahora de la línea curva: plantas elípticas, circulares y mixtas

  • Respecto al alzado, los muros se quiebran y se ondulan, se rompen los frontones y entablamentos; hay un apogeo de lo curvo, de los constantes entrantes y salientes y de la columna salomónica.

  • Respecto a la decoración juega ahora un papel destacado, multiplicándose progresivamente hasta no dejar un hueco libre de decoración.

  • El material más utilizado es la piedra; sin embargo, para determinados edificios y en especial para los interiores, se usa el mármol de varios colores.

  • Aparece un repertorio de infinitas curvas: elipses, parábolas, hélices… que sustituyen a la obra equilibrada y racional del Renacimiento; ahora las columnas se retuercen en hélices salomónicas, los frontones son curvos y mixtilíneos. Los muros se curvan a la búsqueda de nuevas perspectivas y efectos luminosos.

  • La escultura y la pintura se aliarán con la arquitectura creando un todo, en el que la percepción visual no sabrá distinguir donde empieza lo uno y dónde termina lo otro.

  • El arco utilizado es el de medio punto y las bóvedas de cañón y de arista, pero también se experimenta también con bóvedas estrelladas y se multiplican las cúpulas exteriores.

  • La cúpula, uno de los máximos logros del Renacimiento, seguirá usándose en su apariencia externa, pero en su interior quedará oculta su superficie semiesférica pura, por la profusión de figuras que parecen ascender al infinito.

  • La arquitectura ocultará las estructuras fundamentales mediante enlucidos, relieves, quebrando las cubiertas con fingidos cielos.

  • Las fachadas de las iglesias se van haciendo más movidas y ricas en claroscuro, fachadas cóncavas y convexas, que se relacionan con el espacio urbano y que se edifican teniendo en cuenta el ángulo bajo el que van a ser vistas, buscando efectos de perspectivas fugadas y de ejes diagonales; las fachadas se llenan de esculturas; las columnas se desprenden del muro y el efecto en general es de mayor riqueza y movimiento.

  • Hay un gusto por la escenografía y el ilusionismo, generado por perspectivas atrevidas y por la decoración.

  • Desarrollo del espacio urbano capaz de producir placer al caminante.

  • Ampliación del campo arquitectónico a nuevos edificios.

I.3 En Europa

A – ITALIA

En este período se estaban dando una gran serie de conflictos religiosos, en donde este estilo arquitectónico jugo un papel fundamental. Se desarrollo una tendencia protestante a construir los edificios para el culto de manera sobria y sin decoración, pero la iglesia católica utilizó para sus fines litúrgicos la monumentalidad y la complejidad barroca.

El Papado reaccionó contra esta división que provocó la reforma iniciada por Lutero generando el movimiento que se conoció como la Contrarreforma. De hecho, el arte Barroco es conocido como el arte de la Contrarreforma.

Aquí vemos como la como la Iglesia Católica alentada por el Papado se valió del barroco para generar en los creyentes una impresión de asombro característica del estilo, y de esta manera contrarrestar el avance del protestantismo y poder continuar con su misión evangelizadora en Europa.

Cabe destacar que fue esta la época en la que apareció la Compañía de Jesús como una institución y podemos apreciar claramente que fue influenciada con la tendencia al estilo barroco de la Iglesia Católica para llevar a cabo sus obras Arquitectónicas, ya que el Papa que aprobó la formación de la misma radicaba en Roma en donde comenzaron a asomar los primeros indicios de la arquitectura barroca.

No sólo utilizó el Barroco para neutralizar los efectos del protestantismo. Sino que también alentó a los arquitectos para que se alejaran de los temas paganos que tanta aceptación tuvieron durante el Renacimiento y alejarse de las tendencias perfeccionistas de tal estilo.

De acuerdo con las órdenes del Papado sé promulgó la obra de numerosos arquitectos y urbanistas: junto a las edificaciones de los tres grandes nombres del periodo de mayor florecimiento barroco se encuentran: Pietro de Cortona, Bernini, San Carlo Alle quattro fontane, realizadas por Borromini y Santa Maria Delia Pace, obra de Cortona, y en el ámbito cortesano el palacio Barberini de Maderno y Berninni. En todos ellos, los elementos arquitectónicos más diversos se combinan para la creación de efectos lumínicos y formales que rompieran la monotonía y frontalidad de fachadas, cornisas y frontispicios acentuando los volúmenes espaciales.

Entre las obras arquitectónicas que más se destacaron en Italia se encuentran: Plaza Navona, San Ivo de Roma, San Carlos de las Cuatro Fuentes y La iglesia de Santa Inés.

A.1 Análisis arquitectónico de la obra: "Plaza de San Pedro (1660)"

IDENTIFICACIÓN:

Nombre: Columnata de la plaza de San Pedro del Vaticano

Arquitecto: Bernini, Gian Lorenzo (Nápoles 1598-Roma 1680).

Cronología: 1656-1667

Localización: Roma (Ciudad del Vaticano)

Estilo: Barroco

Materiales: piedra, mármol.

Dimensiones: 15 metros (altura de Las columnas) y 340 x 240 metros (superficie de la Plaza)

Tipo de edificio: Arquitectura urbana con simbolismo religioso.

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Plaza de San Pedro del Vaticano.

ESTRUCTURA:

La Plaza de San Pedro en Roma presenta una forma elíptica y con gran columnata.

Las columnas nacen de la fachada de la basílica como dos grandes brazos que acogen a la Humanidad. Bernini toma como punto de partida un eje central y sobre él diseña una de las plazas más impresionantes de occidente. Traza dos brazos rectos desde los extremos de la fachada y que convergen hacia el eje, produciendo así, un engaño óptico que da mayor dimensión a la fachada principal. Estos dos brazos rectos están constituidos por una magnífica columnata dórico romana que remata en un entablamento coronado por estatuas. Esta columnata se curva describiendo una elipse, y sitúa dos fuentes en sus extremos. La columnata curva consta de cuatro hileras de columnas de cuatro órdenes distintos y proporcionan un total de 296 columnas que, sobre el entablamento, sostienen 140 estatuas de santos. No puede decirse que haya un punto único de observación, el bosque de columnas parece no acabarse nunca sea cual fuere el punto de vista elegido; La visión de la fachada de la basílica desde el eje central queda truncada por el gran obelisco situado en el centro de la elipse, un obelisco egipcio de 40 metros de altura, obligando a desplazar el punto de vista hacia los lados.

Bernini se preocupa especialmente de los juegos de perspectiva y de intensificar el efecto de profundidad. En la plaza procura que el templo nos produzca la impresión de encontrarse lo más al fondo posible.

SIMBOLISMO:

La plaza ovalada significa el mundo reunido en torno al Papal La disposición en planta de la columnata acentuaba la perspectiva de la fachada, la hacía más alta y además le daba un significado de "brazos abiertos" a la iglesia más representativa de la cristiandad. Además se necesitaban recintos cubiertos para las procesiones y una forma simbólica que envolviera a los peregrinos que allí acudían. Eligió la forma oval de la plaza para no ocultar la cúpula de Miguel Ángel.

B – ESPAÑA

En España la tendencia católica a construir se extiende hacia el Norte por la costa mediterránea hacia Cataluña. En Vinaroz la portada de la iglesia, construida al parecer también por Viñez sorprende por su llamativa cornisa apoyada sobre ménsulas y por los estípites que figuran en el segundo piso.

A través de nuestra investigación vemos que el autentico aporte del Barroco Romano, Borrominesco y Bernniniano (principales expositores del barroco), será la ruptura del plano en las fachadas, su composición mediante superficies cóncavas y convexas. Ello sucede por primera vez en España en la fachada principal de la catedral de Valencia.

Otro gran centro de creación arquitectónica barroca fue Zaragoza, la construcción del Templo del Pilar, que en su creación fueron introducidos grandes cambios completamente Barrocos – y no precisamente borroministas, como se dijo anteriormente.

Menos español es (por el autor de su proyecto, un italiano: Carlos Fontana) el Santuario de Loyola. En su entorno exterior se muestra un ejemplar avanzado del barroco español.

Pero, en términos generales, la gran "gesta" de la arquitectura barroco española consistiría en el revestimiento de otro antiguo centro de devoción, la transformación de la basílica de Santiago de Compostela.

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Catedral de la ciudad de Santiago de Compostela.

C – FRANCIA

En Francia, la época del Barroco coincidió con los reinados de Luis XV Y Luis XVI .Pudimos apreciar que El primero de ellos impuso un tipo de edificio, fundamentalmente civiles en los que el poder absolutista se realzaba con un énfasis monumental y el mantenimiento de la formas geométricas. Un ejemplo del estilo fue el Palacio de Versalles obra de Louis Le Vau y Jules Hardouin-Mansart. Durante el gobierno de Luis XV este estilo varió hacia una mayor ligereza y frivolidad, sobre todo en la decoración de interiores.

Aquí vemos como también en Francia influyó la iniciativa del Papa a aplicar el Estilo Barroco en las obras arquitectónicas, en las que fundamentalmente se destacan los edificios religiosos, los cuales eran utilzazos como instrumento para sus misiones.

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Palacio de Versalles, Paris, Francia.

D – PAISES BAJOS

Una peculiar elaboración de los conceptos básicos del barroco se desarrolló en los Países Bajos. Se han construído iglesias tales como la de San Carlos Borromeo en Amberes o la de Cristo Flagelado en la localidad de Wies las cuales conservan elementos estilizados y lineales aunque sin embargo, guardan una deslumbrante riqueza estética.

El Barroco germánico halló su expresión culminante en las dos grandes capitales imperiales Viena y Praga. En ellas se destacaron las obras del bohemio Cristoph Dietzehofer y los austriacos Johann Fischer Von Erlach y Johann von Hilderbran, quienes sus iglesias y palacios- como por ejemplo: el de Schonbrunn o el palacio de Belvedere- plasmaron brillantemente el ideal artístico que desde los principios de la contrarreforma había desembocado en un gran esplendor.

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Palacio de Belvedere

I.4 En América

El arte americano presenta características originales a causa de las influencias de los modelos peninsulares y del arte precolombino. En América, el Barroco se desarrolló desde mediados del siglo XVII hasta los comienzos del siglo XIX. ( [3]

El Barroco llegó al continente Americano por medio de los españoles; por lo que hizo que éste alcanzara su mayor expresión durante el siglo XVIII. La iglesia constituyó un elemento de extraordinaria influencia en el medio americano, en lo cual estuvo totalmente involucrada la Compañía de Jesús. La cual trajo hasta este lado del Atlántico sus estilos arquitectónicos para la construcción de obras y reducciones que promulguen y contribuyan a la inserción de éstos hacia la población indígena. Y de esta manera poder llevar a cabo su misión evangelizadora.

A – Características

Las primeras construcciones que se originaron en América, fueron las que recogían formas renacentistas, pero se mezclaron con los gustos indígenas y dieron origen a una arquitectura característica del lugar. Así mismo fueron entrando al continente americano diversos estilos artísticos viéndose cada uno de ellos influenciado, ya que se desarrollaron de una manera muy distinta que en Europa.

Es en el estilo Barroco donde se da el mayor apogeo de la arquitectura hispanoamericana. Durante esta época ya los españoles eran aceptados y los pueblos indígenas eran más pacíficos, lo que hace que la influencia europea se haya asumido de mejor manera, pero repercutiendo siempre en las costumbres y formas, en todas las obras artísticas; produciéndose así el llamado Ultrabarroco, por la exageración de las formas de dicho arte y de manera muy especial en las decoraciones.

México se caracteriza por conservar construcciones alargadas en cuanto a sus fachadas las cuales a su vez se encuentra delimitada por dos grandes torres. En estas construcciones son características las cúpulas sobre tambores octogonales y decorados con cerámicas vidriadas.

Los colores son otro elemento importante del barroco colonial Mexicano, mostrándose a través de la piedra, el ladrillo revocado en blanco, la tintura de almagre con un tono de oxido rojo, el yeso policromado y los azulejos. Como ejemplo más característico se encuentra la fachada de San Francisco de Acatepec, donde se observa claramente el interior con ladrillos rojizos alternados con azulejos.

Otras obras resaltantes de la arquitectura Mexicana realizada en el siglo XVIII de ese estilo son: la Catedral de México, La Capilla Pocito ubicada en Guadalajara, Iglesia de Santa María Tonantzintla entre otras.

Por otro lado, en Perú las fachadas son de menor tamaño al igual que las torres que la enmarcan. Aquí se emplea muy rara vez la bóveda. Por el contrario son muy usadas las columnas salomónicas inclusive en sus fachadas. Entre las construcciones más resaltantes se encuentran los conventos con claustros de dos pisos, donde, en el piso más alto se dobla el número de arcos.

Por otro lado en las viviendas particulares se destacan las viviendas con volados recubiertos con celosías. Las construcciones peruanas y ecuatorianas poseen perfiles mas bajos debido a los continuos terremotos que se producían en el sector, es por esta razón también que se emplean muy rara vez las cúpulas, la cual se sustituye por una armadura de madera conocida como mudéjar.

Entre las obras más resaltantes se encuentra la iglesia de San Francisco de Quito, en Ecuador, donde se trata de repetir la exuberancia de su interior en el exterior, así como los Conventos de la Merced Santo Domingo en Lima, y los de San Agustín o San Francisco y iglesia San Ignacio en Quito.

B – Centros artísticos más destacados

Aquí enumeramos algunos centros artísticos:

  • En el Virreinato de Nueva España, la arquitectura colonial se destaca por el empleo de diferentes materiales de colores intensos, usados de diverso modo en las diferentes partes de México. Las torres de los edificios religiosos suelen presentar una gran decoración en sus columnas, comisas y tallas en la parte superior. En el interior de estos templos suele desarrollarse una exuberante ornamentación, realizada con yeserías y estucos y pintada con vibrantes colores. Los retablos, las imágenes talladas y de vestir y las pinturas transforman a la iglesia en un lugar maravilloso, donde el fiel ora y medita.

  • El Virreinato del Perú se caracterizó por las diferentes soluciones que cada región dio a los problemas arquitectónicos. Mientras que en Lima, la capital, se realizo una arquitectura más sobria, en ciertas zonas (Cajamarca, Arequipa, El Callao) se desarrollaron más los elementos decorativos. Una característica general de la arquitectura del Virreinato del Perú es su escaso colorido, a diferencia de la del Virreinato de Nueva España.

  • En el Río de la Plata existieron diferentes regiones estilísticas: Buenos Aires y la región pampeana; la Mesopotamia, donde se hallaban las misiones guaraníes; Córdoba y el centro del territorio de la actual Argentina; el noroeste de la actual Argentina, estrechamente vinculado con el Alto Perú (actual Bolivia). En la actual provincia de Córdoba, los jesuitas fundaron estancias para cultivos y cría de ganado con el objeto de mantener el Colegio que habían establecido en la ciudad de Córdoba. Las estancias eran centros de producción, a diferencia de las misiones que eran lugares de evangelización.

  • En Brasil, fuera de la influencia española, se destacan las esculturas realizadas por El Aleijadinho, un artista brasileño de origen mestizo. Recibió lecciones de su padre, que era tallista y arquitecto, y de otros escultores residentes en Ouro Preto. Las mutilaciones y deformaciones producidas por una enfermedad —su apodo quiere decir "El lisiadito"— no le impidieron cumplir una importante obra como arquitecto, retablista y escultor.

I.5 Motivos de la elección de este estilo por los jesuitas

Pudimos ver que el motivo de los jesuitas hacia la elección del estilo arquitectónico barroco se basó principalmente en la razón de que este estilo se caracterizaba por la construcción de grandes ambientes y esto fue lo que necesitaron los sacerdotes para albergar en las misiones innumerables cantidades de aborígenes.

Otras de las razones fue que al ser una compañía dependiente de la iglesia católica en una época en la que recientemente habían ocurrido sucesos de gran índole en lo que se refiere a aquella reforma de Martín Lutero. En una época que la iglesia católica comenzaba a adoptar un estilo identificativos que resultó ser el Barroco, recientemente desarrollado en ese contexto histórico, para crear un contraste con el creciente protestantismo, para de esta manera identificarse promoviendo el rechazo hacia esta nueva corriente. Esta inclinación de la Iglesia influyó totalmente en la adopción de los jesuitas de este estilo Barroco para llevar a cabo sus proyectos y reducciones.

A pesar de que los jesuitas, en su elección, apuntaron al estilo barroco. No lo aplicaron de la misma manera que se podía apreciar en Europa. Efectivamente, en el viejo continente, el estilo llegó a su esplendor, principalmente gracias a los grandes arquitectos que fueron partícipes, como los nombrados anteriormente. Los jesuitas, por su parte, tomaron como ejemplo las características de la arquitectura barroca para construir sus reducciones. Pero no lograron hacerlo con la misma magnificencia que en Europa. Sino que adoptaron una imitación al estilo que fue aplicada en América, la cual será detallada en el siguiente capítulo.

Capítulo II

Comienzos y reducciones jesuíticas

II.1 Comienzos jesuíticos

Lo que podemos apreciar es que San Ignacio (Ver Anexo, Pág. 60) no fundó una orden religiosa dirigida tan sólo a luchar contra el protestantismo en Europa; sino que él la plasmó también para eliminar los errores del paganismo en las tierras de los infieles. San Ignacio logro darle a la compañía de Jesús una amplitud mundial asombrosa, de modo que ningún trabajo fuera inadecuado para los Jesuitas. "Todo lo que fuera a mayor gloria de Dios, debería ser campo para la Compañía de Jesús" ([4]), por lo cual las misiones entre infieles fueron siempre una de las preocupaciones máximas de la misma.

También hemos descubierto que antes de que los Jesuitas comenzaran su evangelización mundial ya había iniciado misiones y reducciones entre los indígenas, los Padres Franciscanos, Dominicos, Capuchinos, Agustinos, Mercenarios y Carmelitas. Sin embargo ninguna misión ni reducción llegó a ser tan célebre como la fundada por los Jesuitas, y también es cierto que ninguna orden religiosa extendió tanto su acción a un campo tan extenso.

Los Jesuitas no fueron sólo grandes misioneros sino que al propio tiempo maestros en las aulas universitarias, científicos y exploradores, escritores y colonizadores, historiadores y filósofos, pintores y escultores a la par que teólogos y jurisconsultos. Y han sido y serán históricamente misioneros.

A – Llegada a América

Por el año 1586 los jesuitas llegaron a América, instalándose primero en el Río de la Plata y luego en el Paraguay, donde se hallaba reunida la mayor concentración de guaraníes.

Construyeron escuelas e iglesias, primero para los hijos de los colonos y luego para los indígenas, que asistían con un gran entusiasmo. Con el pasar de los años los sacerdotes se convirtieron en sus defensores, reclamando públicamente el fin de la esclavitud y abusos. Los jesuitas fueron entonces poco a poco rechazados por la sociedad hispana pero lograron tener el apoyo del rey Felipe III, quien acordó la libertad de los indios con la condición de que la Compañía se hiciera cargo. Es decir, "por primera vez en la historia se contrató a una institución privada (la Compañía de Jesús) para que gobernara a un sector de la población; pero confinada a vivir alejada de los centros urbanos" ([5]).

Hemos observado que los Jesuitas partieron de la nada material; como lo afirma Luna: "partieron sólo con sus cruces y sus Biblias, pero con saber práctico acumulado" ([6]). Y pueblo por pueblo fueron convenciendo a los guaraníes de sumarse a ellos y aceptar su protección (avalada por el rey) frente a los colonos españoles y portugueses. De esta manera, en muy poco tiempo habían logrado fundar varios pueblos, con plazas, calles cuadriculadas, autoridades.

Por su parte, los españoles, tuvieron que aceptar de mala gana el poder alcanzado por los jesuitas en las zonas interiores; tanto era este dominio sobre los indios que a la Corona le convenía tal asociación con tal de evitar futuros enfrentamientos.

II.2 Reducciones

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Reducción Jesuítica de San Ignacio Miní

A – Reseña histórica. Ubicación geográfica.

Debido a la larga historia que éstas poseen, hemos decidido dividir la historia de las misiones jesuíticas en dos grandes épocas, con el objetivo de facilitar su estudio y lograr una mayor comprensión.

La primera época de las Misiones, caracterizada por traslados y guerras, comenzó en el año 1609 y terminó en el 1635 con un gran éxodo, el cual explicaremos más adelante.

Geográficamente esta primera época comprendió tres grandes zonas: el Guayrá, localizada en la actual provincia brasileña de Paraná, limitada al oeste por el alto Paraná, al sur por el Río Iguazú, al norte por un afluente del Paraná llamado Paraná-Panamá y al este por las sierras próximas a la costa del Océano Atlántico.

La segunda región, denominada región del Tape, comprendió otro sector del territorio brasilero, la actual provincia de Río Grande del Sur, y la provincia de Misiones en la Argentina; este se extendía por las márgenes del Iyuí (afluente del Río Paraguay) hasta las sierras costeras.

La tercera fue llamada región del Itatín y estaba situada al norte de Paraguay, mas precisamente al norte de la actual localidad de Concepción.

La fundación de las reducciones tuvo su comienzo desde Asunción del Paraguay, en la región del Tape. Los Padres Marcial de Lorenzana y Roque Gonzáles partieron en 1609 hacia esta zona y en 20 años lograron establecerse en cinco importantes asentamientos: San Ignacio Guazú, Concepción, San Javier, Yapeyú y San Nicolás.

En 1610 los Padres Cataldino y Simon Maceta se dirigieron al Guayrá. Tal como pudimos apreciar, "las obras de estos dos jesuitas fueron muy importantes, ya que lograron establecerse en zonas malsanas y castigadas por pestes y enfermedades" ([7]). Sin embargo el que le dio finalización a esta región fue el Padre Montoya, fundador de once pueblos.

Paralela a la formación del Guayrá es la del Itatín. Al norte del actual Paraguay, se fundaron una serie de establecimientos que debieron trasladarse de un lugar a otro por los ataques de los indios.

No fueron las pestes, ni lo selvático de la región, ni la enorme superioridad de los aborígenes los mayores problemas de las misiones; lo fue la rapacidad del blanco, al que el nuevo mundo ya le era reducido. Por el año 1626 llegaron a la zona las primeras bandas cazadoras de hombres en busca de esclavos. Por tal motivo los Padres debieron realizar un éxodo, trasladándose al sur en busca de seguridad.

Fue en el año 1631 que el Padre Montoya emprende este éxodo a través de la selva con 4.000 indios.

En este contexto ingresamos a la segunda época de las misiones (de 1632 a 1767), en donde los jesuitas se instalaron principalmente en la provincia de Misiones al resguardo de los Ríos Paraná y Uruguay. Una vez asentados se fundaron pueblos, construyeron Templos, se organizo la vida comunal, se establecieron estancias y se cultivaron tierras explotándolas económicamente.

Es en este segundo período que las reducciones logran su esplendor, llegando a un total de treinta pueblos muy importantes. (Ver anexo, Pág. 60)

B – Organización y métodos de evangelización

El régimen vigente era el de patronazgo real, ejercido por el gobernador en nombre del rey, el cual tenía facultades para conferir beneficios eclesiásticos y designar sacerdotes. El mecanismo utilizado para la designación establecía que el obispo debía presentar una terna de nombres entre los cuales el gobernador elegía.

Los curas tenían el gobierno de las reducciones, siendo los únicos administradores de los bienes de los pobladores, con facultades de intervención directa no sólo en las actividades espirituales, sino también temporal, económica, cultural, social y militar.

En el orden estrictamente espiritual, los misioneros se preocuparon especialmente de la enseñanza del catecismo. Los jóvenes que habían superado la edad escolar y se encontraban trabajando en cualquier actividad, por las tardes, al escuchar el sonido de la campana, debían dirigirse a la iglesia. El acto religioso más importante era la misa, al que los fieles concurrían acompañados de toda la familia.

Las iglesias fueron el corazón de los pueblos. Eran construcciones imponentes frente a la plaza. Todas las calles del trazado urbano terminaban en ella.

La Provincia Jesuítica del Paraguay tenía un Padre Provincial residente en la ciudad de Córdoba, designado por el General de la Compañía de Jesús, con sede en Roma. Al general de la orden, los sacerdotes jesuitas le debían total obediencia, después del papa. El provincial redactaba anualmente las Cartas Anuas de la Provincia que remitía a Roma con los principales sucesos ocurridos ese año. El Provincial tenía bajo su dependencia directa a los procuradores de Buenos Aires, Santa Fe y Asunción, además de un secretario y de los consultores. Cada grupo de misiones tenía un padre superior subordinado al provincial, las misiones del Paraná y del Uruguay tuvieron cada una un superior hasta principios del siglo XVIII, desde entonces las treinta reducciones quedaron bajo un sólo superior residente en Nuestra Señora de la Candelaria, estableciéndose un padre Vice-Superior para las reducciones del Paraná y otro para las del Uruguay, que además regían su propia reducción, contando cada uno con un consultor ordinario y otro extraordinario además de un admonitor.

En cada reducción había dos sacerdotes (en las más pobladas había tres), uno a cargo de lo espiritual y religioso (el cura del pueblo) y otro (el Compañero) que estaba a cargo de las cosas temporales como el trabajo y la instrucción.

Los reyes de España, como parte del proceso de evangelización, ordenaron que "hubiese escuelas de doctrina y de leer y escribir en todos los lugares de indios"([8]). Este decreto real fue cumplido con rigor por los misioneros jesuitas, dedicándole la atención necesaria que permitió fundaciones de escuelas y centros de formación de distintos niveles.

En todas las reducciones funcionaron escuelas de primera enseñanza, donde los varones de seis a doce años aprendían a leer, escribir y hacer operaciones matemáticas elementales. Las niñas de la misma edad tenían escuelas separadas donde aprendían a leer, escribir, hilar y cocinar.

El castellano se enseñaba para lograr la unidad lingüística en todas las posiciones españolas. Los jesuitas hablaban correctamente el guaraní, utilizando la lengua como el mejor medio para llegar a los naturales. Los hijos de los caciques incluso llegaron a aprender algo de latín.

Se publicaron libros en guaraní sobre gramática, catecismo, manuales de oraciones y hasta un diccionario. La música y el canto ocuparon un lugar destacado en el proceso de aprendizaje. Cada pueblo contó con un coro y orquesta musical. Desde la misma escuela se promovió la participación de los niños y los jóvenes, mientras que los adultos se organizaron, en la mayoría de los casos, desde la iglesia.

Los guaraníes, además, le dedicaron tiempo y esfuerzo a la danza. Los danzarines ensayaban desde los 6 años, incorporando incluso melodramas los días domingos y feriados. En las festividades las principales diversiones justamente consistían en representaciones, música, canto y danza.

Las reducciones contaron con la primera imprenta fundada por los padres Neumann y Serrano, quienes armaron una prensa y publicaron los primeros libros.

Con la producción de lecturas, y la aplicación de música, estudios, arte y danzas; los jesuitas lograron evangelizar y transmitir la palabra de Dios de una manera didáctica y espontánea, sin dejar de lado la cultura e identidad de los aborígenes, pero imponiendo benignamente sus nuevas ideas europeas en el territorio americano.

C – Arquitectura

Al igual que a la historia misionera, vamos a dividir a la arquitectura de las reducciones en tres etapas sucesivas, de forma que se facilite el estudio y aprendizaje de las mismas, además de fomentar una rápida lectura.

La primera etapa, que corresponde a las primeras fundaciones, se sucedió de 1609 a 1635. La arquitectura fue totalmente provisoria. Entre las principales características vale destacar que los pueblos se asentaban en superficies inmensas; las edificaciones eran simples, con troncos y techos de paja; el Templo, la casa de los Padres y las viviendas se erguían con paredes de adobe y paja. Afortunadamente son innumerables los documentos que podemos encontrar de esta etapa.

En la segunda etapa (después del éxodo) los pueblos se consolidan. Se inicia el reemplazo de las construcciones precarias y primitivas por obras más estables. Se inicio la fabricación de tejas y los Templos toman formas enormes asemejándose bastante a los templos romanos. Además nace el deseo de enriquecer a los edificios más importantes con apliques decorativos, pinturas y esculturas, rasgo típico del Barroco.

La tercera y última etapa corresponde a la época de finalización de las misiones, antes de la expulsión. Es aquí en donde las edificaciones adoptan las características similares a las de Europa. Es la arquitectura de esta etapa a la que se debe ligar directamente con la época de esplendor de los jesuitas en América.

D – Trazado urbano

Para establecer una reducción los jesuitas seguían tres puntos básicos: la topografía del terreno, disponibilidad de afluentes de agua y capacidad de cultivos. Es notorio que todos los Padres seguían esta guía, ya que se puede ver una gran similitud entre las misiones.

El trazado de estos era sencillo. Una gran plaza en forma de centro cívico, que cumplía el papel de centro misional. En ella se llevaban a cabo actos religiosos, desfiles militares, conciertos etc. Las dimensiones de las plazas variaban en los distintos pueblos.

Las plazas y las calles se ubicaban en dirección a los puntos cardinales para facilitar la ubicación de los aborígenes.

Sobre uno de los lados de la plaza se desarrollaba el centro de la misión; en él se agrupaban el Templo, el Colegio de los Padres, el cementerio y los talleres.

Había un cierto gobierno municipal, pues los padres les daban cierta autoridad a los aborígenes, por lo cual formaban un Ayuntamiento que ocupaba un lugar limítrofe a la plaza. Por lo general, a un costado del Ayuntamiento, se encontraba el Cotiguazú que cumplía la función de asilo para niños y ancianos.

En los otros tres lados se ubicaban las casas de los indígenas en forma de pabellones; cada pabellón constaba de cinco a diez cuartos, separados entre sí, con techos a dos aguas y formando galerías. Estas galerías solucionaban un gran problema de la zona: las tormentas y lluvias tropicales, otorgándole a los indígenas importantes techos. Estos techos fueron la mejor solución que los jesuitas encontraron para los climas subtropicales.

Las casas se ubicaban perpendicularmente, habiendo la cantidad que sea necesaria para satisfacer a toda la población.

También había en los cuatro ángulos de la plaza cuatro cruces o estatuas de Santos sobre pedestales de piedra. Se podía encontrar también un hospital, un albergue para viajeros y una cárcel. Sin embargo estas últimas se ubicaban generalmente en las afueras del pueblo.

El pueblo misionero fue el centro de una explotación rural y ganadera y estaba ubicado dentro de una zona agraria. Para los jesuitas este era un eje de las misiones. Es que era fundamental en su evangelización entrenar a los aborígenes tanto en la óptima obtención de recursos para la subsistencia, como para la comercialización de estos, recordando que los aborígenes eran explotados y abusados por los comerciantes blancos.

Los frutos del trabajo tenían dos destinos: el Tupambaé, o cosa de Dios. Eran los bienes de la comunidad, campos donde todos trabajaban, grandes cantidades de ganado y cultivos; con estos bienes se edificaban y ornaban los Templos, se beneficiaba la comunidad y se sostenía a pobres, enfermos y viudas.

Los bienes del Abambaé eran los bienes que el indio poseía para su cultivo, aunque no se trataba realmente de una propiedad: el indio trabajaba y cultivaba esas tierras bajo la vigilancia de los Padres.

Los Aborígenes que demostraban algunas aptitudes se dedicaban a las industrias; estas eran carpintería, herrería, imprenta, tejidos. De entre estos artesanos salieron ayudantes magníficos de los Padres en las obras verdaderamente artísticas; hay tallas en madera, esculturas y pinturas hechas por indígenas de incalculable valor. Igualmente en la arquitectura, la mano guaraní se revela en la decoración de los Templos, en la talla de la piedra y la madera.

Sin embargo, más allá de toda esta "mano" guaraní, es necesario dejar bien en claro que fue la exhaustiva labor de los Padres Jesuitas la que entrenó a los aborígenes para que lograsen sus habilidades artísticas.

E – El Templo

Las misiones giraban en torno al templo. Luego de nuestro estudio pudimos dividir a los templos en dos tipos básicos: el primitivo y típico por excelencia y el tipo de construcción a la europea.

El primero era un Templo con una estructura integra de madera. El techo estaba soportado por vigas de madera horizontales que a su vez se apoyaban sobre columnas de madera dura. Las paredes eran simples láminas que no soportaban el peso de la estructura. Este tipo de construcción, a falta se ciertos materiales, fue, durante un largo tiempo, el tipo de construcción típica de las misiones.

Constaban generalmente de tres naves, con dimensiones muy variables. Generalmente la planta es un rectángulo grande, que se prolonga hacia el lado del altar en un presbítero cuadrado. Este presbítero tiene el ancho de la nave central.

A los costados de la nave central se podían visualizar las columnas de madera que sostendrían al techo. Éste, por lo general a dos aguas, formaba grandes galerías en el exterior.

En cuanto a la decoración, los jesuitas optaron por colores chillones que fueron aceptados rápidamente por los indígenas.

El frente del Templo tenía dos o tres hileras de columnas y estatuas talladas en madera.

Una curiosidad de las iglesias de las misiones eran los campanarios. Estos se construían separados a la misma y, por desgracia, no se ha encontrado la razón de esto.

El segundo tipo de Templo, de características europeas, corresponde a los últimos años jesuíticos. Se comienzan a dejar de lado las formas primitivas y las estructuras de madera y se comienzan a emplear técnicas europeas, de modo que se empieza a imitar a los templos europeos. Los Jesuitas se convirtieron en este momento en los mejores artífices y no solamente atendían las obras de la Compañía, sino que también, a pedido de las autoridades civiles, intervenían en la mayoría de las obras públicas de la época.

Las iglesias pasarían a tener una nave central y dos naves laterales pequeñas, acompañadas por una gran cúpula. En la fachada, la proyección corresponde a la nave central, se une a la de las naves laterales, por medio de largas volutas.

En estos Templos se prescinde de estructuras de madera: los muros asumen esa función portante.

Desgraciadamente, luego de la expulsión, todos estos templos fueron destruidos y queda poco patrimonio de estos.

No es casualidad que el Templo sea la obra arquitectónica jesuita mas nombrada; para ellos era tan fundamental que, tal como lo dice Busaniche "sin templo no había reducción" ([9]). En él se realizaban todas las actividades evangelizadoras y era el lugar cumbre a la hora de hablar tanto de Dios como de temas cotidianos.

II.3 Misión San Ignacio Miní

Este fue el pueblo jesuita más importante y el que logro el mayor esplendor. Tiene ciertas características que la diferencian del resto: su iglesia es uno de los exponentes más típicos de la arquitectura misionera con un profundo sentido barroco; sus largas hileras de viviendas fueron construidas con muros de piedras y puertas bajas y ventanas.

Su enorme plaza formaba el centro de la reducción. Sobre los lados norte este y oeste de la misma se ubicaban las viviendas indígenas; sobre el sur se encontraba la manzana central de la misión.

La iglesia se encontraba centrada en el eje de la plaza. Poseía enormes paredes de laja asentadas en arcilla; estaba divida en 3 naves y poseía imponentes columnas, características del estilo barroco proveniente de España.

Algo muy importante que tenían estas reducciones era su fachada principal. Esta constaba de tres puertas: la central de gran tamaño y dos más pequeñas a sus costados.

También cabe destacar que esta llegó a albergar a 4500 aborígenes, una cifra record en cuento se refiere a misiones jesuíticas.

Estos edificios arquitectónicos, cumplieron un papel fundamental en el desarrollo de la misión jesuítica, ya que servían como centros de contención a los aborígenes, y su majestuosidad los cautivaba.

Capítulo III

Arquitectura contemporánea y su relación con la misión

III.1 En Argentina

Fue en el año 1612 cuando los jesuitas pisaron tierra argentina y se dirigieron a la provincia de Córdoba. Un año después fundaron la universidad y otras obras que tenían como únicos objetivos la enseñanza de diferentes oficios a lo aborígenes y la formación académica de los jóvenes cordobeses.

En la actualidad cada una de sus obras se conserva como un gran tesoro y cada día miles de turistas ingresan a los silenciosos edificios para respirar el ambiente cargado de historias, de vivencias, de esfuerzo y de todo el peso de la cultura que supieron compartir y difundir.

A- Manzana Jesuítica

El 20 de marzo de 1599, las autoridades del Cabildo le donaron a la Orden Jesuita la manzana destinada originalmente a las monjas, para levantar allí su casa.Años antes, en los mismos terrenos, los franciscanos habían erigido, con el esfuerzo de todos los pobladores, una ermita.

Por entonces, y según algunos relatos de la época, Córdoba albergaba a unos trescientos vecinos y alrededor de diez mil indígenas.

Así, el padre Rector Juan Romero tomó posesión de la actual Manzana Jesuítica, situada entre las calles Obispo Trejo, Duarte y Quirós, Caseros y la avenida Vélez Sársfield, en la que se emplazaba sólo la ermita que figuraba en la escritura de donación.

A partir de allí, los jesuitas iniciaron una rápida y prolífica labor, estableciendo en el lugar la Iglesia de la Compañía (junto a la Capilla Doméstica), el Colegio Montserrat y la Universidad (con su Museo y Biblioteca Jesuítica).

La Iglesia de la Compañía de Jesús, es el templo más antiguo de la Argentina, ya que su construcción data de 1640. Y es el primer patrimonio arquitectónico jesuita registrado en la Argentina.

Desde la plazoleta de enfrente se puede observar los detalles de su fachada, que emerge como una fortaleza pétrea. La carencia en la región de maderos con dimensiones suficientes, impuso una original manera constructiva para su bóveda: la nave posee forma de casco o quilla de barco invertido.

En el interior destacaremos las cincuenta "empresas sacras". Estos emblemas rectangulares ubicados a diez metros de altura expresan una síntesis de la Compañía de Jesús. En la puerta de la izquierda era la entrada principal hacia la Universidad, la puerta central era la entrada para los españoles, mientras que la de la derecha era la entrada hacia la capilla de los indígenas – ahora Capilla Ntra. Señora de Lourdes. (Ver anexo, Pág. 61)

B- Estancias Jesuíticas

Pasado el siglo XVI y la primera mita del XVII, comenzó el periodo verdaderamente constructivo, especialmente en Córdoba, que se cubrió de templos e iglesias. Floreció así una arquitectura regional que, si bien en comparación con la de otros países americanos no alcanzo características brillantes, fue la más significativa dentro de nuestra pobreza artística colonial.

En general, puede decirse que predominó la arquitectura religiosa sobre la civil, o por lo menos, es la que ha llegado en mayor cantidad hasta nosotros. Franciscanos, dominicanos y mercedarios levantaron sus edificios desde los primeros tiempos de la colonización, pero a los jesuitas se debe la mayor y mas vasta obra, tanto en la ciudad como en la provincia, que llenaron con sus templos y civilizaron con sus magnificas estancias. Es error suponer que estas últimas tenían la misma finalidad que las famosas fundaciones del paraguay, es decir, el adoctrinamiento de los indios. En realidad las estancias de Córdoba están destinadas a mantener con sus productos a las fundaciones jesuíticas de la ciudad, para lo que se utilizaban esclavos negros, de tal modo que la catequización de indígenas tenía carácter accesorio en la vida y organización de las estancias.

En 1586, trece años después que don Jerónimo Luis de Cabrera fundara la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía, arribó a ella la Compañía de Jesús. La cual tuvo asignada un lugar en el primer reparto de solares, aunque se ignora si el sitio que le correspondió fue el mismo que ocupó luego.

La concurrencia cada vez mayor de alumnos en el Noviciado que crearon los jesuitas puso en graves aprietos económicos a la Compañía, que, carente de recursos, vivía de la limosna y caridad pública, como otras instituciones religiosas coloniales. Para subvenir en parte a las necesidades, se pensó hacia 1610 en adquirir una "estancia", cuyos productos ayudarían al mantenimiento del seminario y colegio. Documentos de dicho año hablan de esa estancia, fundada "en tierras muy buenas", con unas 1000 cabezas de ganado que se reunieron por diversas donaciones vecinales, pero debió detener escasa vida y poco rendimiento, puesto que se ha perdido hasta rastro de su ubicación. No obstante, se hallaba cerca de la ciudad. En consecuencia, se determinó para los jesuitas formar estas "estancias" que puedan sustentar la situación. Por sucesivas donaciones de ganado y tierra, se fueron formando, en 1618, las estancias de Caroya y Jesús María, en 1622 la de Santa Catalina, en 1644 las de Candonga, Santa Ana y Calera, y finalmente, dos años más tarde, la de Alta Gracia (Ver anexo Pág. 63).

B.1 Estancia de Santa Catalina

(Ver anexo Pag. 62)

Autorizado por merced real del 10 de diciembre de 1584, el capitán Juan de Burgos hizo entrega a Miguel de Ardiles las tierras que pertenecieran antes a los indios de Inchinsacate. Las cuales heredó luego su hijo, Miguel de Ardiles, quién reservándose las primeras de dichas fracciones, transfirió el resto a Luis Frasson.

Partes: 1, 2, 3
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