Pachacutec conquistó la meseta del Collao, Arequipa, el valle del Mantaro, a los chinchas (icas), Lima, entre otros territorios, y organizó el Tahuantinsuyo. A Pachacutec le sucedió Tupac Yupanqui, quien como auqui ("príncipe heredero") continuó la expansión por la costa y la sierra norte, dominando a los Chachapoyas, los Chimú y otros pueblos importantes hasta el actual territorio de Ecuador. Posteriormente, se dirigió al sur, donde avanzó hasta el río Maule, punto que se convertirá en la frontera sur del Imperio. Éste, alcanzó su mayor extensión con el reinado del hijo de Tupac, Huayna Cápac (1493-1525). Hacia 1525, el territorio bajo control inca se extendía por la zona más meridional de la actual Colombia, por Ecuador, Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, abarcando un área de más de 3.500 Km. de norte a sur, y de 805 Km. de este a oeste. Los investigadores estiman que esta inmensa región estuvo habitada por una población de entre 3,5 y 16 millones de personas de distintas culturas andinas.
La muerte de Huayna Cápac en 1525, antes de que pudiera designar a su sucesor, provocó la división del Imperio. Sus dos hijos, los hermanastros Huáscar y Atahualpa, aspiraban al trono. La consiguiente y encarnizada lucha entre ambos, que finalizó en 1532 con la captura de Huáscar, debilitó seriamente al Imperio. En este crítico momento el conquistador español Francisco Pizarro desembarcó en la costa con una fuerza de unos 180 hombres dotados de armas de fuego. Pizarro, apoyado por distintos grupos de indígenas descontentos por la dominación inca, logró controlar el Imperio, altamente centralizado, haciendo prisionero a su jefe, Atahualpa. Temeroso de que Pizarro pudiera ordenar su destitución en favor de Huáscar, Atahualpa dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que sería una de las causas de su propia condena en el proceso al que le sometieron los españoles un año después. El 26 de julio de 1533, cuando todavía se estaba acumulando un enorme depósito de ornamentos de oro procedentes de todos los rincones del Imperio, Pizarro ejecutó al garrote a Atahualpa.
Antes de la invasión española en el año 1532, la cultura Inca alcanzó un desarrollo que sorprende al mundo actual, destacando en los diferentes campos del saber humano, como es en la arquitectura, ingeniería, astronomía, medicina, agronomía, ganadería, geología, textilería, cerámica, orfebrería, idioma. etc. y una Cosmovisión propia.
Como Hijos del Sol (Hijos de la Luz y de la Sabiduría, con una vasta comprensión y vivencia en los planos material, psíquico y mental superior), los Incas tenían la misión de velar por todos los pueblos, con un gran sentido humano y paternal; conducta que fue vivenciada, reconocida y después recordada en todos los rincones del Tawantinsuyo (los 04 puntos cardinales de extensión del imperio).
Los incas fueron gobernantes que recopilaron y dieron gran extensión a una serie de costumbres que ancestralmente existían en los Andes. Su valor no se halla solamente en su capacidad creativa, sino en su habilidad para difundir, ordenar y administrar el sistema andino en un amplio territorio.
El Cronista Español Pedro Cieza de León escribió:
"verdaderamente, pocas naciones hubo en el mundo, a mi ver, que tuvieron mejor gobierno que los incas". Polo de Ondegardo afirmó: "y anzí, jamás hubo hambre en ese reyno". Blas Valera: "que aquellos reyes del Perú, por haber sido tales, fueron tan amados y queridos de sus vasallos que hoy los indios con ser ya cristianos, no pueden olvidarlos, antes en sus trabajos y necesidades, con llantos y gemidos, a voces y alaridos los llaman a uno a uno, por sus nombres; porque no se lee de ninguno de los Reyes antiguos de Asia y África y Europa hayan sido para sus naturales vasallos tan cuidadoso, tan apacible, tan provechoso, franco y liberal como fueron los Reyes Incas para con los suyos".
Ubicación geográfica de la ciudad inca del Cusco (Ombligo del Mundo)
La cosmovisión andina
La cosmovisión es la concepción e imagen del mundo de los pueblos, mediante la cual perciben e interpretan su entorno natural y cultural. La cosmovisión se fundamenta en la cosmogonía, que es la fase mitológica de la explicación del mundo y se organiza en la cosmología, que es la lógica mediante la que se organiza la sintaxis del pensamiento.
La cosmovisión es la manifestación de arquetipos míticos acerca del origen, de los principios y su conceptualización como una realidad que existe, el cual se formaliza a través de la cultura, aún cuando la cosmovisión es el pensamiento activo y dinámico, los otros medios son actos representados en acciones como las construcciones de santuarios, fiestas, ceremonias, rituales, objetos religiosos y otros que integran la mentalidad más las actitudes asumidas por el hombre. Los fenómenos constituyen la conjunción de la cosmovisión porque involucra a manifestaciones de energía, poder, vitalidad o simplemente la realidad se hace presente; el universo se hace recordar, el hombre intenta dar explicaciones, a la vez que humaniza a estos fenómenos como actos divinos, como seres con vida.
La cosmovisión andina esta dirigida a la explicación del "cosmos" y las fuerzas que se manifiesta a través de los fenómenos de la naturaleza. Consta de una serie de atributos que están presentes en tres dimensiones en forma de diversos elementos, tanto seres vivos como no vivos.
Las dimensiones cosmológicas de los Incas son: Kay Pacha (esta tierra), Uku Pacha (mundo de abajo) y Hana Pacha (mundo de arriba). Los hombres están ubicados en cada uno de ellos de acuerdo a las acciones que realizan y realizaron en vida:
KAY PACHA: denominado el "mundo de aquí", "esta tierra" o "mundo de adentro". En este mundo viven los hombres, los animales, las plantas y en ella se manifiestan los poderes de las fuerzas sobrenaturales. La tierra se denominaba ALLPA CAMASCA (tierra con vida, tierra animada) y el RUNA (hombre poseedor de razón). Los lugares sagrados como las huacas, pacarinas, huancas y las oquedades que se observa en Kay Pacha mantienen una comunicación con las dimensiones. Pero la comunicación principal que se da es a través de la persona (sacralizada) del Inca. "Que resulta un personaje que tiene tanto de lo divino como de lo humano, Intipchurín, hijo del Sol, que nace en la tierra y sirve de intermediario entre el Kay Pacha y el Janan Pacha" (Díaz, 1998). Elementos sacralizados que comunican las tres dimensiones relacionándonos de manera concreta y capaz de ser percibido como se da en la unidad de las dimensiones.
UKU PACHA: el mundo de abajo, el desorden, mundo de los muertos, relacionado a todo lo desconocido, a los orígenes primigenios, el caos. El Uku Pacha se comunica con Kay Pacha a través de las oquedades (cavernas y cuevas), denominados en algunos lugares del Ande como Apurimac, Andahuaylas, etc., como Ushnu, en tanto que de las oquedades salen especie de gases que emanan del Uku Pacha hacia Kay Pacha, también son los cráteres volcánicos, lo profundo de las lagunas o los lugares por donde brota el agua, fuentes y manantiales. Estos son denominados como lugares sagrados, lugares de origen, una identificación mítica, como las Pacarinas (surgir, amanecer o aparecer), con determinados grupos sociales o etnias. "Después de su muerte un ser humano permanecía por un año en este mundo (cay pacha), como el sol en la noche, pero después volvía al lugar de origen (Pacarina) de sus antepasados, en el mundo de abajo y para eso debía pasar sobre un puente hecho con cabellos, Achacaca. El mundo de los difuntos se llamaba Upiaymarca, "el lugar donde la gente bebe" o "el lugar del beber" y tenía dos lagos, Titicaca y Yarocaca". (Zuidema 1989).
HANAN PACHA: concebido como el "mundo de arriba" el espacio sideral. Estos son fenómenos metereológicos. Al analizar la conformación de los fenómenos metereológicos no es que cada uno de estos este "personificando por una divinidad; Por lo general, esta controla varios fenómenos, así se apropia de las estrellas y de los grandes planetas, o varios dioses se arrebatan el dominio o posesión de los cuerpos astrales" (Tello 1967).
Los habitantes de los Andes, según su creencia religiosa, tenían en el Hanan Pacha a sus progenitores encargados de su cuidado y bienestar. Según Cobo, "atraviesa el mundo sideral un inmenso río, el cual señalaban ser aquella cinta blanca que vemos desde abajo llamada Vía Láctea…". Así atribuían al trueno la potestad de llover y granizar, adorando al rayo, al relámpago, al arco iris, las lluvias, el granizo y hasta las tempestades, torbellinos y remolinos del viento.
Gary Urton en su trabajo "Orientación y Astronomía Quechua" (1976), presenta una descripción de lo que parece ser el zodiaco de los antiguos peruanos y de la forma como este plano de orientación celeste fue empleado en relación con el sistema de orientación terrestre. Las constelaciones principales en el sistema astronómico de los antiguos peruanos se sitúan a lo largo de la Vía Láctea, denominado Mayu (río). Los antiguos peruanos distinguen dos tipos de constelaciones: a) las constelaciones de estrella a estrella, que son geométricas (la Gran y Pequeña Cruz), o representan objetos inanimados, generalmente arquitecturales (el puente, el almacén); b) las constelaciones negras, están situadas en aquella parte de la Vía Láctea, donde se ve el agrupamiento más denso de estrellas y la mayor superficie de intensidad luminosa, representan animales y plantas.
Para los andinos el mundo es una totalidad viva. No se comprende a las partes separadas del todo, cualquier evento se entiende inmerso dentro de los demás y donde cada parte refleja el todo. La totalidad es la colectividad natural o Pacha; comprende al conjunto de comunidades vivas, diversas y variables, cada una de las cuales a su vez representa al Todo.
Esta totalidad está conformada por la comunidad natural pluriecológica constituida por el suelo, clima, agua, animales, plantas, estrellas y todo el paisaje en general, por la comunidad humana multiétnica que comprende a los diferentes pueblos que viven en los Andes y por la comunidad de deidades telúricas y celestes, a quienes se les reconoce el carácter de Huaca, de sagrado, en el sentido de tenerles mayor respeto, por haber vivido y visto mucho más y por haber acompañado a nuestros ancestros.
Estas comunidades se encuentran relacionadas a través de un continuo y activo diálogo, reciprocidad y efectiva redistribución. Cada comunidad es equivalente a cualquier otra; todas tienen el mismo valor, ninguna vale más y por lo tanto todas son importantes, merecen respeto y consideración, en la concepción andina esto se expresa cuando se reconoce que todo es sagrado, es sagrada la tierra (Pachamama = madre tierra, aunque etimológicamente seria tal vez más exacto "Señora del tiempo y el Espacio"), los cerros, (Apus, Achachilas, Huamanís, Auquis), las estrellas, el sol, la luna, el rayo, las piedras, los ríos, puquiales, lagunas, los seres humanos vivos y los fallecidos, los animales y las plantas.
El Ayllu, se trata del grupo de parentesco familiar y comunal. Abarca a cada uno de los miembros del Pacha (microcosmos) local. La familia humana no se diferencia de la gran familia que es el Ayllu sino que está inmersa en él. El Ayllu es la unión de la comunidad humana, de los animales y de las huacas que viven en el Pacha local. La unidad parental así constituida es muy íntima y entrañable, armónica y protectora de sus miembros y la naturaleza de su entorno más cercano.
Todo cuanto existe en el mundo andino es vivo. No sólo el hombre, los animales y las plantas sino también las piedras, los ríos, los cerros y todo lo demás. En el mundo andino no existe algo inerte: todo es vivo. Igual que nosotros todos participan en la gran fiesta que es la vida: todos comen, todos duermen, todos danzan, todos cantan, todos viven a plenitud.
La chacra (pedazo de tierra cultivada) es una forma de crianza. En la chacra andina no sólo se cría a las plantas y a los animales considerando como condiciones ya dadas al suelo, al agua y al clima, sino que en la chacra también se cría al suelo, al agua y al clima. Recíprocamente, la chacra cría a quienes la crían.
La cultura andina, que es la cultura de un mundo vivo y vivificante, late al ritmo de los ciclos cósmicos y de los ciclos telúricos que es el ritmo de la vida: su "tiempo", por tanto, es cíclico. Sin embargo, las ceremonias del calendario ritual andino son momentos de conversación íntima con tales ciclos en los que no se repite un "arquetipo" sino que se sintoniza la situación peculiar.
En los Andes, el clima, que es la manera de mostrarse de los ciclos cósmicos y telúricos, es sumamente variable e irregular. Esto condiciona una diferencia importante con el mito del eterno retorno de los griegos de la Edad Clásica y con el modelo del tiempo circular. En los Andes hay una re-creación, una renovación, anual de los ritos de creación, esto es, de la conversación íntima entre todos los componentes del mundo vivo, que se armoniza con el estado correspondiente del clima. Esta re-creación, esta renovación, es la digestión, por parte del mundo-vivo, de las condiciones de vida en el momento del rito, que, repetimos, son muy variables e irregulares.
Es obvio que el tiempo andino no es el tiempo lineal e irreversible del Occidente moderno (Se inicia cuando Jehová-dios creo el universo y terminará con el fin del mundo) en el que continuamente se cancela al pasado con el ansia de proyectar lo que se va a vivir en el futuro y de esta manera se escamotea el presente y, con ello, la vida. El "presente" en el mundo vivo andino se re-crea, se re-nueva, por digestión del "pasado", es decir, por su inclusión. Pero, a la vez, la cultura andina es capaz de saber continuamente cómo se va a presentar el futuro por la participación de todos los miembros de la colectividad natural en la conversación cósmico-telúrica propia del mundo vivo. En los Andes no hay una distinción tajante y cancelatoria entre pasado y futuro porque el presente los contiene a ambos.
Por ello es que el sacerdote andino, en la ceremonia ritual, puede remontarse en el pasado miles de años y ver hoy en pleno funcionamiento ritual una huaca y participar activamente en aquel acto: de esta manera incluye el pasado en el presente. Asimismo, el sacerdote puede por su capacidad de conversar con todos los componentes del mundo vivo, saber el clima que corresponderá a la campaña agrícola-pastoral venidera y también puede remontarse más y llegar a saber el clima de las diez próximas campañas: de esta manera incluye el futuro en el presente.
En los Andes Incas, pasado, presente y futuro, antes, ahora y después, no son compartimientos estancos sino que ellos concurren en el ahora que, por eso mismo, es siempre. Siempre recreado, siempre renovado, siempre novedoso.
La religión incaica
La religión Inca fue principalmente de carácter estatal y teocrática, la cual era representada por el Inca como HIJO DEL SOL, pero que, con sagaz visión política, supo incorporar los dioses en las creencias de los pueblos conquistados. Su centro político religioso fue el Cusco.
Como sus principales características, podemos decir que la religión incaica:
Fue animista, pues consideraba que todo está animado y en constante transformación.
Era Panteísta, adorando a diversas manifestaciones de un solo Dios creador del Universo, quien era reconocible en todas las cosas y en sus diversas formas, adorando al sol, la luna, las constelaciones, a los cerros, nevados, lagunas, ríos, el rayo, el trueno, el arco iris, la tierra, el fuego, los vientos, etc..
Consideraban que la naturaleza o materia es eterna y rendían tributo a sus elementos, especialmente a la mamapacha, la madre tierra, fuente de vida y sustento.
Representación de la cosmovisión inca, en donde en la parte superior se halla el Dios Viracocha, creador de todas las cosas, junto a las estrellas, el sol, la luna, así como el arco iris, el rayo, animales y plantas como manifestación de su creación y a su vez siendo ellos mismos divinos (Templo de Coricancha, Cusco, 2008).
Cusco: centro mágico religioso
Cuentan las leyendas que luego de la huida de una etnia proveniente del sur-este del territorio americano (probablemente de una etnia cercana al lago Titicaca), enviados por su padre, el sol, a humanizar a la gente bárbara que habitaba en el mundo, los jefes, Manco Cápac y Mama Ocllo, lograron hundir la vara de oro, que su padre les había dado para que mediante ella, dar la señal de dónde debía establecerse la nueva ciudad, lo que sería el imperio.
Ubicado en el valle del Cusco, propiamente en el cerro Guanacaure, es donde se establece dicha etnia. Compartiendo el territorio con algunos pueblos antiguos como los Alcahuisa, los sahuaceras, entre otros, lograron convivir durante largo tiempo, mediante alianzas y confrontaciones, las cuales supieron llevar.
Con la expansión, luego de la guerra con los chancas, y con la fama que se habían hecho los orejones y el inca, con la bondad que habían impartido en todo el imperio, con lo dones que cedían a los curacas de las diferentes etnias que no se resistían a su dominio, es que logran mitificarse, es decir logran ser reconocidos como verdaderos hijos de Dios, enviados por él para repartir justicia y bondad.
Así, se creía que el lugar en el que habitaban, el que había sido cedido por Dios, era sagrado. Por tanto, la gente que vivía en dicho lugar también era privilegiada, ya que habitaba en un espacio sagrado. Decían que el Cusco tenía una fuerza especial, como una atracción, pues era un lugar sagrado.
De acuerdo con la teoría de Mircea Eliade, el centro para las sociedades primeras juega un papel importante, es sagrado pues desde allí se crea la vida, es la unión entre el cielo y la tierra y todo lo que está fuera del centro es lo profano; el hombre quiere ser sagrado y busca habitar el centro, por que no se siente bien estando en lo profano: de ahí que Cusco sea "ombligo del mundo", es el centro mágico-religioso, con propiedades lo suficientemente sagradas para que, con sólo estar ahí, sea un acto de purificación. "El Santísimo creó el mundo como un embrión. Así como el embrión crece a partir del ombligo, así Dios empezó a crear el mundo por el ombligo y de ahí se difundió en todas direcciones." (Texto de Kisa"i, citado por Mircea Eliade).
Plano de la antigua ciudad del Cusco en tiempos del Inca Pachacutic.
Panteón Inca
Los principales dioses de los incas fueron los siguientes:
TICIVIRACOCHA o Viracocha, estaba considerado en los mitos y leyendas como el creador de la tierra, de los hombres y de los animales, y al mismo tiempo como un héroe civilizador. De él se decía que era el anciano del cielo y el maestro del mundo.
El Cronista Pedro Cieza de León (1550) dice sobre Viracocha lo siguiente:
"Antes que los incas reinasen en estos reinos ni en ellos fuesen conocidos, cuentan estos indios otra cosa muy mayor que todas las que ellos dicen, porque afirman questuvieron mucho tiempo sin ver el sol y que, padeciendo gran trabajo con esta falta, hacían grandes votos e plegarias a los que ellos tenían por dioses, pidiéndoles la lumbre de que carecían; y queseando desta suerte salió de la isla del Titicaca, questa dentro de la gran laguna del Collao, el sol muy resplandeciente, con que todos se alegraron. Y luego questo pasó, dicen que hacia las partes del mediodía vino y remanecio un hombre blanco de crecido cuerpo, el cual en su aspecto y persona mostraba gran autoridad y veneración, y queste varón que así vieron tenia tan gran poder que de los cerros hacia llanuras y de las llanuras hacia cerros grandes, haciendo fuentes en piedras vivas; y como tal poder reconociesen llamábanle Hacedor de todas las cosas criadas, Principio dellas, Padre del sol, porque, sin esto, dicen que hacia otras cosas mayores, porque dio ser a los hombres y animales; y que, en fin, por su mano les vino notable beneficio."
INTI, el dios Sol, considerado el principal dios de los Incas, proveedor de vida y protector de la familia real. Su calor beneficiaba a la tierra y hacía madurar las plantas. Estaba considerado como el progenitor de la nobleza inca, que lo llamaba "padre" y era representado con un rostro humano sobre un disco de oro. En torno al Inti se ordenaban los cultos rituales y a él se dedicaron los principales templos. La gran fiesta del Sol, el Inti Raymi, se celebraba en el solsticio de invierno para dar la bienvenida a los rayos de sol, ofreciéndole danzas, oraciones, sacrificios rituales de animales, hojas de coca, entre otros.
MAMAQUILLA, hermana y esposa del Inti, la diosa luna. Los templos fueron construidos para ella en todo el imperio y las paredes de su santuario estaban cubiertas de hojas de plata. Ella regulaba el ciclo menstrual femenino y el calendario de fiestas agrícolas y religiosas.
MAMAPACHA o Pacha Mama, en la mitología inca representa a la Madre Tierra. El término aymara Pacha designa un momento del cosmos, un lugar y la tierra nutricia. La Pachamama madura los frutos, multiplica el ganado, evita heladas y plagas, da suerte en la caza. Ayuda también a las tejedoras y alfareros. Madre de los seres humanos y de los cerros, sus templos llamados Apachetas, son montones de piedra a los bordes de los caminos. Allí se le depositan ofrendas como hojas de coca y chicha.
PACHACAMAC, dios del fuego e hijo del dios sol, vinculado a los movimientos sísmicos. Se creía que rejuvenecía el mundo creado originalmente por el Dios Viracocha y que había enseñado las artes a los seres humanos. Según una leyenda, en el principio del mundo no había alimentos para el primer hombre y la primera mujer. El hombre murió de inanición. El sol, por su parte, fecundó a la mujer, pero Pachacamac, celoso, mató al hijo que ella diera a luz. Lo despedazó y de sus partes nacieron los alimentos esenciales: de los dientes el maíz, de los huesos las yucas, entre otros frutos y vegetales. Se le rindió culto principalmente en la costa, en donde existió un oráculo que lleva su nombre en Lima.
MAMACOCHA, diosa del mar, adorada por los pescadores de la costa.
También las estrellas constituían otras tantas manifestaciones divinas, quienes eran considerados guardianes celestiales. Algunos animales y aves tenían su propia constelación. Los arrieros de llamas oraban a la constelación de la llama, que conocemos como Lira. Las Pléyades fueron llamadas Collca por los incas, que significa almacén. Esta constelación fue la responsable de la preservación de las semillas y granos de alimentos.
ILLAPA o Apu Illapa, dios señor del trueno, el rayo y la lluvia; era una divinidad agrícola y enviaba la lluvia para regar el sembrado. A él se dirigían peregrinaciones y sacrificios, en tiempos de sequía.
Felipe Huaman Poma de Ayala. "Nueva Crónica y Buen Gobierno". Segunda lámina de la serie que el autor dedica en su obra a los ídolos de los incas, denominada "DE LOS IDOLOS INGAS INTI, UANACAURI, TAMBOTOCO". Dentro del espacio dibujado, Huaman agrega cuatro pequeños textos, bajo la figura del sol, dicen lo siguiente: "Uanacauri", "Tambotoco" y "Pacaritanbo" (Apus que veneraban), el cuarto, entre las piernas del Inca representado y el borde inferior, dice "en el Cuzco". La tríada sol-luna-lucero está en correspondencia con la tríada formada por el Inca (hijo del sol) –la Coya (esposa del Inca) – y el hijo de ambos, lo que remite al deber del Inca de hacer sacrificios al Sol, de la Coya de realizar sacrificios a la Luna y de sus hijos de hacer sacrificios al Lucero del Alba (Venus). (Citado por Gonzáles, 2008).
De acuerdo al cronista Inca Garcilazo de la Vega, los incas no tuvieron más dioses que al Sol, al que le dedicaron templos y sacrificios de toda índole, estando en desacuerdo con otros cronistas que les atribuyen muchos dioses. El mismo autor refiere que además del Sol, tenían en mayor veneración a Pachacamac, teniéndole como su dios supremo. Del Dios Viracocha manifiesta que fue un fantasma que se apareció a un príncipe heredero de los incas diciendo que era hijo del sol.
Culto religioso
La religión incaica nació del respeto por las fuerzas de la naturaleza. Los antiguos peruanos adoraron a los espíritus de la naturaleza y criaturas tales como jaguares, serpientes y cóndores asociados a su concepción espiritual. Como se ha visto anteriormente, consideraban que el universo tenía tres planos:
Una zona superior o Janan Pacha, habitada por los dioses celestes como el sol, la luna, las estrellas, etc., y estaba representada por el Cóndor.
Una zona intermedia o Cay Pacha, donde viven los hombres, animales, plantas y espíritus terrestres. Está representada por el jaguar, y
Una zona inferior o Ukju Pacha, residencia de los muertos, representada por la serpiente.
Los incas veneraron en forma especial a lugares o cosas considerados sagrados llamados Huacas, que podían ser rocas, montañas, ríos o árboles con formas inusuales, pues pensaban que poseían poderes especiales. Las huacas se extendieron por todo el imperio y se les veneraba y rendía culto, ofrendas y sacrificios. Cada una tenía su propio espíritu, amistoso o enemigo, al cual había que mantener de buen humor mediante ofrendas, generalmente de oro, plata, hojas de coca, maíz, chicha, etc..
El respeto por los ancestros fue otra manifestación importante de la religión inca. Los ritos funerarios eran muy importantes, pues los incas creían en la supervivencia tras la muerte. Los cuerpos de sus muertos eran secados y preservados como momias, siendo enterrados con sus pertenencias en Chullpas o guardados en las casas de sus descendientes, haciéndoles ofrendas regulares de comidas, bebidas y hojas de coca.
Las ceremonias se celebraban al aire libre y por ello la mayoría de los templos solo comprendían la celda del dios y unas habitaciones para los sacerdotes encargados del culto. Grandes templos se levantaron en ciertos puntos clave, el más grande de todos los templos incaicos era el Coricancha (que quiere decir "cercado de oro"), en el Cusco, el cual estaba consagrado al Dios Sol. De acuerdo con los cronistas españoles, la gran sala del sol tenía solo una entrada y en su interior había un altar, imágenes de los dioses, los objetos que allí estaban eran de oro puro y las paredes también estaban decoradas con oro.
El Cronista Pedro Cieza de León (1550) dice sobre las riquezas del Templo de Coricancha, lo siguiente:
"Había muchas puertas y las portadas muy bien labradas; a media pared, una cinta de oro de dos palmos de ancho y cuatro dedos de altor. Las portadas y puertas estaban chapadas con planchas de este metal. Mas adentro estaban cuatro casas no muy grandes labradas desta manera y las paredes de dentro y de fuera chapadas de oro y lo mesmo el enmaderamiento, y la cobertura era paja que servia por teja. Había dos escaños e aquella pared, en los cuales daba el sol en saliendo, y estaban las piedras sotilmente horadadas y puestas en los agujeros muchas piedras preciosas y esmeraldas. En estos escaños se sentaban los reyes…"
"En la una destas casas, que era la mas rica, estaba la figura del sol, muy grande, hecha de oro, obrada muy primamente, engastonada en muchas piedras ricas; estaban en aquella algunos de los bultos de los Incas pasados que habían reinado en el Cuzco, con gran multitud de tesoros".
"… Tenían un jardín que los terrones eran pedazos de oro fino y estaba artificiosamente sembrado de maizales, las cuales eran de oro, así las cañas y mazorca; y estaban tan bien plantados que aunque hiciesen recios vientos, no se arrancaban. Sin todo esto tenían hechas mas de veinte ovejas de oro con sus corderos, los pastores con sus hondas y cayados que las guardaban, hechos deste metal. Había mucha cantidad de tinajas de oro y de plata y esmeraldas, vasos, ollas y todo genero de vasijas, todo de oro fino".
Junto al templo del Cusco, estaban situadas la casa del saber y la casa de las doncellas escogidas que permanecían castas y dedicadas al culto, quienes recibían el nombre de mamaconas, vírgenes del sol. Estas jóvenes eran seleccionadas entre las mujeres más hermosas de la nobleza. Nunca se casaban y durante tres años recibían una educación especial que las preparaba para llevar una vida consagrada al dios sol. Las vírgenes del sol intervenían en las ceremonias religiosas y eran las encargadas de preparar la chicha, así como tejer y pintar las ropas con las cuales se confeccionaban las prendas del Inca.
Los sacrificios eran parte esencial de las prácticas religiosas incaicas. Las grandes ocasiones requerían sacrificios animales o humanos, pero lo más común era que consistieran en ofrendas de hojas de coca, flores, bebidas, o vestidos que eran arrojados al fuego sagrado. Las hojas de coca no sólo se ofrendaba a los dioses, sino que también la tomaban los sacerdotes en determinadas ceremonias, la cual les provocaba visiones funcionando como Oráculo, profetizando gracias y desgracias.
Las Huacas
Los Templos o lugares de adoración y oráculo fueron edificados sobre terrenos, piedras u objetos considerados sagrados o Huacas, y se extendieron por todo el imperio, siendo el principal el Templo de Coricancha en el Cusco, pues se consideraba el centro del universo inca.
El cerro de Guanacaure fue la segunda huaca más importante, situada cerca del Cusco, pues la leyenda dice que los hermanos del primer inca, Ayar Cachi y Ayar Uchu, se convirtieron en piedra y Ayar Manco, fundó la ciudad del Cusco, llamándose Manco Cápac, que quiere decir "rey y señor rico".
El tercer oráculo y huaca inca era el Templo de Vilcanota, muy frecuentado y venerado, llevando ofrendas y sacrificios de animales, consultando al oráculo el cual era muy respetado.
El cuarto Templo que nombra Pedro Cieza de León, fue el de Aconcagua, donde también existía un oráculo muy antiguo (preinca) y que era temido y respetado.
El nevado Coropuna en Arequipa, también era muy frecuentado y venerado como oráculo sagrado, ofreciéndoles ofrendas de oro, plata y piedras preciosas, hojas de coca y maíz, chaquiras, conchas y plumas, así como sacrificios de animales y humanos, en algunas ocasiones especiales. Al pie del nevado el arqueólogo polaco Mariusz Ziolkowski, rescató el santuario de Maucallacta, un complejo de templos de 300 estructuras.
Otra Huaca sagrada y muy venerada fue el de Aperahua, un árbol frondoso y misterioso por medio del cual respondía el oráculo. Otras Huacas de gran importancia fueron las del Titicaca, Pachacamac, Rímac, Chichacamac, Apurimac, Pariacaca, Huarivilca, entre otros.
De acuerdo a las últimas investigaciones de Ziolkowski (2008), existen una red sagrada o "anillos de una geografía sagrada", de más de 120 sitios arqueológicos desde el periodo arcaico hasta el colonial temprano, considerados templos o lugares de culto y comunicación con los dioses, probando de esta manera la gran vocación religiosa y espiritual de los antiguos pobladores del ande.
Dicho autor cuenta que Catequil, en la cumbre de un cerro de Huamachuco, "era un oráculo de importancia panandina, venerado y temido desde Quito hasta Cusco". Atahualpa mando a consultarlo y "el sacerdote, luego de hablar con el ídolo de piedra del dios, formuló una predicción irremediablemente adversa; a saber, que Atahualpa, por su conducta sanguinaria y tiránica, había suscitado la ira de Wiracocha y por tanto acabaría mal". Atahualpa asesinó al sacerdote, destrozo la piedra ritual, mandó prenderle fuego, moler y esparcir sus restos al aire y hasta quemar en tres meses el cerro entero, pero la profecía se cumplió.
La confesión de los pecados estuvo vinculada al gran santuario del Titicaca, y no era una proyección del sacramento cristiano. Allí se reverenciaba a una roca llamada Titicala. Los fieles debían mirar de lejos desde un portal llamado Intipuncu y antes de entrar al lugar sagrado tenían que confesarse tres veces ante un sacerdote. Las mentiras que podía detectar la divinidad eran castigadas.
En tiempos antiguos existieron también grandes romerías y peregrinaciones, en algunos casos procesiones con victimas sacrificables, en ceremonias llamadas Capaccocha, en donde los seres sacrificados se volvían oráculos.
La Capaccocha
Los sacrificios a seres humanos sucedían solamente en épocas de terribles dificultades como sequías, heladas, terremotos y guerras. Aquellos que eran elegidos, para ser sacrificados se consideraban altamente honrados; tal honor recaía por lo general sobre los niños y jóvenes más hermosos, de cualquiera de los dos sexos, y la víctima marchaba al sacrificio esperando una vida placentera en el otro mundo. A dicha ceremonia se le denomina Capaccocha.
La concepción de morir de esta manera era considerada un privilegio. Se creía que al ser sacrificados era por una buena causa, y tendría una buena recompensa. La causa era el bienestar del inca y la comunidad, para que los dioses estén alegres; e irían a vivir con ellos al mundo de los dioses y se convertirían en huacas protectoras de su ayllu. Incluso las madres preparaban a sus pequeños para este ritual (Rojas, Pedro P., 2006).
En esta Ceremonia, como en todas las fiestas importantes del Imperio Incaico, la sagrada Hoja de Coca estaba presente, acompañando al sacrificado en su viaje glorioso, como se ha demostrado con el descubrimiento de la "Momia Juanita", o "Dama de Ampato" (muerta alrededor del 1450 d.C.), en las faldas del nevado Ampato, en Arequipa. Además se han encontrado momias en el nevado Misti y Llullaillaco (Argentina); quienes llevaban hojas de coca en la boca y en una bolsa llamada chuspa.
Los sacerdotes
La casta sacerdotal detentaba un enorme poder. Los sacerdotes eran considerados como funcionarios imperiales y estaban regidos por el sacerdote principal radicado en el templo de Cusco, El sumo sacerdote del Sol, el Vilaoma o Villac umu. Siempre era un hermano o tío del Inca. Contaba con un consejo de nueve sacerdotes provenientes de distintas regiones del imperio que le ayudaban en sus tareas. Los sacerdotes más importantes eran nobles y los de menor jerarquía eran campesinos que, por ser ancianos, no trabajaban en los campos. Los sacerdotes cuidaban los objetos sagrados, celebraban las ceremonias religiosas, hacían sacrificios, interpretaban los mensajes de los dioses y curaban a los enfermos.
El cronista Pedro Cieza de León afirma:
"Sus sacerdotes tenían cuidado de los templos y del servicio de los simulacros o ídolos que representaban la figura de sus falsos dioses, delante de los cuales, a sus tiempos y horas, decían algunos cantares y hacían las ceremonias que aprendieron de sus mayores, al uso y costumbre que sus antiguos tenían"
Los sacerdotes también escuchaban confesiones. Los incas pensaban que los pecados de los hombres ofendían a los dioses quienes como castigo, enviaban desgracias a la tierra. Creían que el hecho de no confesarse, o confesar solo parte de los pecados, era algo sumamente grave que enojaba mucho a los dioses.
Los sacerdotes andinos en la actualidad
En la actualidad la medicina tradicional viene siendo revalorada en nuestra sociedad y es por esta razón que los curanderos o chamanes andinos o sacerdotes andinos, cobran vigencia nuevamente. El término "chamán" o "shamán", tiene origen del noreste de Asia, es originario del tungúsico saman y del manchú saman, que significa "el que está agitado, conmovido, inspirado" (Kakar, 1993).
Dicha denominación se asumió en forma universal, para los curanderos que utilizan básicamente pócimas o brebajes, con las que se maneja a través de las alucinaciones, el control corporal así como la conciencia de sus pacientes. Para este fin muchas veces se agitan en algunos casos acompañado por cánticos y danzas ceremoniales y rituales, creando un estado alterado de conciencia y un contexto propicio para que el paciente reviva sus experiencias negativas y para que el especialista manipule el mundo trascendental de sus pacientes.
Este tipo de terapia no es practicado en los andes del sur del Perú, con salvedad de la zona norte de la sierra del Perú, donde el San Pedro es usado con este propósito. Mientras que los especialistas andinos ("Altumisayuq") para la terapia usan como diagnosticador e indicador terapéutico a la coca no como pócima ni alucinógeno, sino como hojas manejadas externamente con un código simbólico de lectura que más expresa lenguaje y comunicación. Si bien los especialistas andinos no se agitan, estos manejan poderes que pueden desencadenar los mismos efectos que cualquier pócima.
Existen varios tipos de curanderos o especialistas andinos, los que podemos clasificar de la siguiente forma:
I.- por el grado de saber y confiabilidad traducido en jerarquía:
"Altumisayuq": Domina la terapia integral, incluidos los ritos psicoterapéuticos.
"Paqu": Curandero que maneja plantas medicinales y cura con hierbas.
"Pampamisayuq", "Waynillu": Principiante iniciado, diagnosticador, adivino.
II.- Por los fines que persigue:
Los buenos que curan y se hallan en "la gracia de Dios" y/o "Licencia de Dios".
Los malos que hacen daño, brujos, que tienen poder a partir de lo subterráneo o trabajan con el "saqra" (diablo).
III.- Por sus prácticas especializadas:
Hierberos
Hueseros
Parteros
Psicoterapeutas
La educación y formación del curandero pasa por:
Selección natural y mítica: "es señalado".
La iniciación, a cargo de otro curandero (padre y/o abuelo, suegro).
La formación a cargo de un maestro "padrino".
Experiencia y observación propia.
Para su continuidad, purificación cíclica a la manera de reciclajes permanentes "para seguir curando".
El "Altumisayuq", sacerdote de mayor jerarquía en el mundo andino, desde su selección, está plenamente convencido en su capacidad de curar y solucionar los desequilibrios cósmicos de la conciencia de los runas andinos. Su saber es un saber revelado, infundido y contemplativo, dado por los dioses. A partir de este principio, tiene fe y seguridad en su "poder" de curación. Para este efecto cumple con todas las obligaciones y los deberes propios de su rango y tiene un sentido de la purificación: En el mes de Agosto, los "Altumisayuq" realizan una peregrinación a los nevados de Quyllur Rit"i o, a "Ausangati" pues en los terrenos de Lauramarca, en el paso de "Ch'illkapampa", al pie de "sumbriruyuq", en el nevado de Ausangati, existen 03 lagunas: Hatun Puka Qucha, Yana Qucha y Yuraq Qucha. Los "Altumisayuq" se purifican bañándose en el Hatun Puka Qucha y enjuagándose en las dos restantes. Al mismo tiempo que van a purificarse, hacen una meditación. Este acto se efectúa dentro del ritual más estricto y es un mandato que debe "cumplirse", si se quiere seguir contando con las bondades de la sabiduría médica andina. Por lo tanto, este aspecto funciona para los especialistas andinos como verdadero reciclaje de sus saberes, destrezas y habilidades terapéuticas.
En los rituales y ceremonias, el modelo comunicacional es metafórico y el lenguaje es simbólico y mítico. Cada ritual tiene un proceso comunicacional muy particular que es monitoreado, manejado, controlado y dinamizado por un experto o especialista andino como el "Pampa Misayuq", "Paqu", curandero, "Waynillu" y/o "Altu Misayuq". En este tipo de comunicación, por lo general la direccionalidad se da en todos los sentidos y pareciera que se va integrando la forma circular de lo cíclico, en la que se halla integrado el oficiante ubicado en un espacio liminal como agente integrador e intermediario de lo sagrado con lo humano, es decir, es la comunicación del humano con el panteón sagrado en la que se integran todos los elementos de su cosmos.
Para concluir podemos citar a Mircea Eliade que expresa en "Historia de las creencias y las ideas religiosas", lo siguiente:
"Los chamanes desempeñan un papel esencial en la defensa de la integridad psíquica de la comunidad. Son los campeones antidemoníacos por excelencia y luchan tanto contra los demonios y las enfermedades como contra la magia negra. Los elementos guerreros, que tanta importancia tienen en ciertos tipos de chamanismo asiático (coraza. lanza. arco. espada. etc.), se explican por la necesidad de luchar contra los demonios, verdaderos enemigos de la humanidad. De manera general se puede decir que el chamán defiende la vida, la salud, la fecundidad, el mundo de la «luz» contra la muerte, las enfermedades, la esterilidad, la desgracia y el mundo de las «tinieblas»".
También dice Eliade que el chamán, cuya vocación es señalada por alguna circunstancia extraña (un sueño, una enfermedad, un rayo) inicia su difícil aprendizaje, que puede durar muchos años y que se caracteriza por la experiencia iniciática de sufrimiento, muerte y resurrección ritual, vivida particularmente a través de rigores como el ayuno, dietas estrictas, veladas interminables, abstinencia sexual, dominio de la caza, la pesca y las artes cotidianas, conocimiento de las plantas medicinales y consumo de plantas psicotrópicas. En este tiempo, el iniciado aprende cantos, bailes, rezos, mitos y, en general, la cosmogonía y la historia de su pueblo.
Estados alterados de conciencia y chamanismo
Se dice que estamos en "plena consciencia" cuando somos capaces de reaccionar a nuestro entorno de un modo racional, sin embargo, en esta etapa pasamos por estadios de extrema lucidez a otros más introspectivos, estados de reflexión que nos permiten dar un primer paso hacia el largo "continuum". Este estadio, puede hacernos olvidar aquello que nos rodea. Un estadio más allá en este "continuum" es el sueño, que algunos consideran como la etapa en la que se pueden tener percepciones furtivas, laicas, de un mundo que los "especialistas religiosos" visitan plenamente durante el trance profundo. Entre la vigilia y el sueño existe un estado intermedio, llamado sueño lúcido, en la que se pueden llegar a controlar las imágenes del sueño.
Citando las palabras de Ana Iribas Rudín, investigadora de arte en la Universidad Complutense de Madrid:
"Si entendemos que el estado ordinario de conciencia (el estado "normal" de nuestra vigila, el dominio del yo o ego) se encuentra en los niveles personales del continuum evolutivo de la conciencia, entrar en un estado alterado de conciencia (por ejemplo, soñar)— puede ponernos temporalmente en contacto con otros niveles de conciencia, diferentes —superiores o inferiores— al nivel en que nos encontramos habitualmente, y puede permitirnos acceder a los modos cognitivos propios de esos niveles (en el sueño puede darse un pensamiento mágico, o puede haber una revelación mística). En otras palabras: el conocimiento de diversos estados alterados de conciencia resulta en una ampliación de la conciencia".
Durante el trance profundo se experimentan cosas que no están ahí, es decir, se tienen alucinaciones que pueden ser felices o terroríficas. No son simplemente visiones, porque los sentidos participan de ellas sintiendo olores, sonidos y gustos.
Los sacerdotes incas en las diversas ceremonias mágico religiosas ingerían hojas de coca y chicha, oraban a sus dioses y desarrollaban estados alterados de conciencia que lo convertían en vehiculo de comunicación con un mundo espiritual y superior, siendo capaz de predecir el estado del tiempo, las cosechas, guerras, venturas de la familia real, etc…
Hay diferentes causas que pueden ocasionar el trance. Unas son de carácter patológico, como la epilepsia del lóbulo temporal, la migraña y la esquizofrenia que producen alucinaciones. Algunos antropólogos creen que la mayoría de los chamanes eran personas con enfermedades mentales que supieron sacar beneficio de su problema. Pero también se puede inducir el trance en personas sanas, gracias a medios diversos, como el consumo de drogas psicotrópicas, las privaciones sensoriales (ausencia de luz, ruidos…), el aislamiento social prolongado, el dolor intenso, las danzas extenuantes, los sonidos insistentes y rítmicos, los cantos salmodiados, etc…
Los chamanes del todo el mundo afirman que vuelan hasta lugares lejanos o a otros mundos habitados por espíritus y monstruos. Los relatos de vuelos y viajes entre las brujas medievales se deben a la entrada en trance de las brujas. Algunos dicen que se conseguía el éxtasis mediante la utilización de ungüentos mágicos preparados con belladona, beleño y mandrágora (Harner, "Alucinógenos y chamanismo").
La sensación de elevarse se expresa en las historias de chamanes que ascienden al cielo mediante una escalera, un árbol o un poste. También manifiestan experiencias de descenso al fondo de un pozo, sima, mar… es decir, lo opuesto al vuelo, como el descenso bajo tierra. El descenso bajo tierra se explica por las sensaciones del torbellino que producen oscuridad, aturdimiento y dificultades para respirar. La entrada en una cueva no hace más que reproducir ese torbellino; el aislamiento social, la privación sensorial y el frío inducen al trance. Sólo falta dibujar figuras en las paredes para afirmar que ya tenemos la representación perfecta del trance. El cosmos chamánico se compone de tres niveles: el de la vida cotidiana, un mundo superior y otro inferior, localizados topográficamente en arriba, en la tierra y bajo tierra.
La hoja de coca
La coca florece en los valles subtropicales de los Andes orientales en América del Sur, y por miles de años ha sido un elemento fundamental en la vida cotidiana y los rituales religiosos de muchas de las culturas originarias de Sudamérica. La planta de coca (Erythroxylum coca) es un arbusto de hojas ovaladas similar al laurel, alcanza una altura aproximada de 1 a 2 m, con ramas rectas y hojas parecidas a las del té. Masticadas con cal ó ceniza (tok'ra), que sirve como catalizador, estas hojas liberan una leve dosis de alcaloide de cocaína, adormeciendo los sentidos, mitigando el hambre y el dolor e incluso abasteciendo algunas vitaminas de otra manera ausentes en la dieta del habitante de las alturas.
La palabra "coca" proviene del vocablo aymara q'oka, que significa "alimento para trabajadores". Aunque se desconoce su origen exacto, algunos etnobiólogos estiman que la coca se ha cultivado en los Andes a lo largo de por lo menos cuatro mil años. En Perú y Bolivia, las vasijas de cerámica figurativa del Período Chavín y los vasos de madera de Tiahuanaco muestran claramente a hombres, probablemente sacerdotes, masticando coca. Cualquiera sea su verdadero origen, el tradicional consumo de coca se mantiene como un importante símbolo de identidad étnica para la población indígena del altiplano sudamericano (Cabieses, F. 1980).
Las fuentes más importantes acerca del origen de la coca se encuentra en "La Primera Nueva Crónica y Buen Gobierno" escrita por Felipe Huamán Poma de Ayala (1613) y en la obra del Inca Garcilazo de la Vega: "Comentarios Reales de los Incas" (1615), quienes nos narran no solo la genealogía de la planta, sino las cualidades y virtudes de la misma. Garcilazo de la Vega nos dice que:
"La hierba que los indios llaman cuca y los españoles coca, que ha sido y es la principal riqueza del Perú, para los que la han manejado en tratos y contratos; antes será justo se haga larga mención Della, según lo mucho que los indios la estiman, por las muchas y grandes virtudes que Della conocían antes y muchas mas que después los españoles han experimentado en cosas medicinales".
Existen muchas historias acerca del origen de la coca y una de ellas es una leyenda peruana que cuenta la historia de Mama Quilla, la diosa de la luna, que esparció el arbusto sagrado en lugares cálidos por órdenes del Sol, Inti, de tal manera que sus hojas pudieran aliviar la fatiga y el hambre de su pueblo elegido y les diera fuerza.
Bajo el gobierno de los incas, la coca era reverenciada como un regalo de los Dioses y su uso estaba restringido a las ceremonias que tenían que ver con la nobleza y el sacerdocio. Fueron los conquistadores quienes promovieron el uso indiscriminado entre los trabajadores de las minas de Huancavelica y Potosí, pues descubrieron sus propiedades alcaloides que disminuían la sensación de hambre y sed.
El cronista Garcilazo de la Vega, refiriéndose a los escritos del Padre Blas Valera, hablaba del uso que se hacía de la coca y de sus propiedades curativas, sobre todo externas, aunque suponía o intuía que internamente debían ser incluso superiores:
"La cuca preserva el cuerpo de muchas enfermedades, y nuestros médicos usan de ella hecha polvos, para atajar y aplacar el hinchazón de las llagas, para fortalecer los huesos quebrados; para sacar el frío del cuerpo o para impedir que no entre; para sanar llagas podridas, llenas de gusanos. Pues si a las enfermedades de afuera hace tantos beneficios, con virtud tan singular, en las entrañas de los que la comen ¿no tendrá más virtud y fuerza?".
"… algunos (españoles) han dicho y escrito mucho contra este arbolillo, movidos solamente de que en tiempos antiguos los gentiles, y ahora algunos hechiceros y adivinos, ofrecen y ofrecieron la coca a sus ídolos; por lo cual dicen, de debería quitar y prohibir del todo".
Garcilazo precisaba además algo importante:
"la yerba llamada cuca, que los indios comen, lo cual entonces no era tan común como ahora, porque no la comían sino el Inca y sus parientes y algunos curacas a quién el Inca, por mucho favor y merced, enviaba algunos cestos de ella al año."
El cultivo de la coca exigía cuidados y ambientes especiales para su prosperidad, los terrenos aptos para su crecimiento debían ser húmedos y con alto grado de nutrientes, combinado con clima cálido. Por otra parte demandaba gran cantidad de tiempo y personas a su cuidado en su cultivo para lograr una buena cosecha. Una vez cosechadas las hojas eran llevadas a zonas frías para completar su secado y se conservaran por varios meses secas, verdes y sin gusanos. Esta tarea productiva necesariamente implicaba un grado de organización sociopolítica que manejara la producción a gran escala, situación que los Incas con su Estado pudieron llevar con provecho.
La coca fue uno de los principales indicadores de intercambio y movilidad a corta y larga distancia. Sin embargo, su comercio implicó un proceso de desarrollo el cual se inició en épocas tempranas hasta llegar a complejizarse posteriormente. Se realizaba mediante caravanas de llamas, tradición todavía presente en los Andes.
Estas hojas entre otros elementos rituales, han quedado preservadas para la humanidad como silentes testigos de una cosmovisión propia de los Andes, cuyas raíces se hunden en la profundidad de los tiempos.
Hojas de coca en proceso de secado
Propiedades de la hoja de coca
A la hoja de coca se le atribuyen propiedades alimenticias, medicinales y terapéuticas. Gracias a una investigación realizada por la universidad de Harvard (l,975), titulada "Valor nutricional de la hoja de coca", se ha probado que la masticación diaria de 100 gramos de hojas de coca satisface la ración alimentaria recomendada tanto para el hombre como para la mujer, mientras que 60 grs. por día colman las necesidades de calcio. Así mismo, se han iniciado nuevas fases de comprobación de la utilidad científica en biomedicina y farmacia.
Su contenido en vitaminas y determinados oligoelementos hacen que al mismo tiempo el Té de coca constituya un complemento nutritivo de la dieta diaria. Estos mismos estudios de la Universidad de Harvard sostienen que en 100 gramos de Coca se pueden tener casi dos gramos de potasio que son necesarios para el equilibrio del corazón y se le atribuyen además propiedades adelgazantes.
CADA 100 GRAMOS DE HOJA DE COCA CONTIENE:
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Nitrógeno total | 20.06 mg. | ||
Alcaloides totales no volátiles | 0.70 mg. | ||
Grasa | 3.68 mg. | ||
Carbohidratos | 47.50 mg. | ||
Beta caroteno | 9.40 mg. | ||
Alfa caroteno | 2.76 mg. | ||
Vitamina C. | 6.47 mg. | ||
Vitamina E. | 40.17 mg. | ||
Tiamina (vitamina B 1) | 0.73 mg. | ||
Riboflavina (Vitamina B 2) | 0.88 mg. | ||
Niacina (factor p.p) | 8.37 mg. | ||
Calcio | 997.62 mg. | ||
Fosfato | 412.67 mg. | ||
Potasio | 1.739.33 mg. | ||
Magnesio. | 299.30 mg. | ||
Sodio | 39.41 mg. | ||
Aluminio | 17.39 mg. |
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