- Planteamiento del problema
- Antecedentes
- Justificación
- Marco teórico
- Datos y cifras
- Concepto de Violencia intrafamiliar
- Adicción
- Definición de alcoholismo
- Problemas para los miembros de la familia
- Metodología
- Conclusiones
- Referencias
Planteamiento del problema
Al abordar el problema de la violencia intrafamiliar donde la mujer es la principal receptora de dicha violencia, Según Cabral y García (2002) este radica a partir de que se generó un orden social de relaciones de dominación que trastoca las diferencias sexuales convirtiéndolas en desigualdades sociales y en oposiciones entre los sexos, en un contexto de relaciones jerárquicas, de poder, de control y dominación del hombre sobre la mujer, por su parte para vega (1997) el objetivo de la violencia es el dominio del otro, y Humpheys (2002) en su informe final sobre violencia doméstica y abuso de alcohol pudo constatar que las mujeres maltratadas que llegan a los servicios de emergencias, en el 35 % de los casos el perpetrador era bebedor o estaba bajo los efectos del alcohol, frente a todo lo anterior para Gemma Altell y Monserrat Plaza (2012) el abuso del alcohol relacionado con la violencia domestica debe verse desde una perspectiva de género como una explicación complementaria, es decir la violencia dirigida hacia la mujer tiene unas raíces históricas generadas por relaciones desiguales, donde el alcohol y otras sustancias psicoactivas lo que han hecho es agravar esa violencia, complementándola, es decir, adicionando un nuevo factor de alteración en las relaciones familiares entre parejas.
Frente a lo anteriormente descrito se debe abordar en un análisis amplio de los factores que generan la violencia, el consumo del alcohol y las relaciones sociales de la pareja, determinando el rol jugado tanto por el hombre como por la mujer.
Respecto al debate sobre si los hombres son también víctimas de la violencia familiar, no hay duda de que existen mujeres que pueden llegar a ejercer conductas violentas dentro de la familia; pero ha quedado demostrado, según apunta Gelles (1997) que en la mayoría de éstos casos, las mujeres actúan como reacción a la violencia provocada por los agresores. Aproximadamente el 90% de las víctimas de violencia entre las parejas son mujeres.
Según la organización mundial de la salud, dice que el alcohol es una de las drogas más difundidas y con más número de consumidores, en la actualidad el consumo excesivo de este le ha llevado a convertirse o tomar el carácter de problema social.
Se presenta de manera frecuente en los hombres aunque actualmente va en aumento el número de mujeres alcohólicas, y gran parte de ellas las ingiere en su casa, acarreándoles peleas domésticas, pero más grave es el problema cuando una mujer consume bebidas embriagantes durante el embarazo ya que además de ella será afectado también su hijo.
El problema de alcoholismo dentro del vínculo familiar por parte del padre o de la madre va a afectar a la integración familiar a causa de los frecuentes problemas conyugales, debido al consumo excesivo de bebidas alcohólicas y que de una manera a otra afecta en el aprendizaje del niño y del adolescente.
Se considera como una enfermedad crónica, incurable, progresiva y mortal por la Asociación de Médicos de los EE. UU. (American Medical Association) al igual que otras drogodependencias.
Según "Alcoholismo", en MedlinePlus. "El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta".
El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. Ello puede deberse, más que al entorno social, familiar o campañas publicitarias, a la presencia de ciertos genes que podrían aumentar el riesgo de alcoholismo.
Algunos otros factores asociados a este padecimiento son la necesidad de aliviar la ansiedad, conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, facilidad para conseguir el alcohol y aceptación social del consumo de alcohol.
Por otra parte el alcoholismo es una enfermedad crónica y se considera una adicción de las más habituales y peligrosas, ya que muchas veces termina con la ruptura de su grupo familiar, o empeores ocasiones con el arrebatamiento de la vida del individuo atrapado por esta enfermedad. La afección se caracteriza por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas, lo cual ocasiona problemas físicos, mentales, emocionales y sociales, entre otros que suelen ser factores que ocasionan la violencia intrafamiliar.
La violencia intrafamiliar es uno de los problemas sociales que más afectan a nuestra sociedad en los últimos tiempos, lo cual se presenta por distintos factores como: Alcoholismo, diferencia entre las parejas, infidelidad, migración, muerte, entre otros.
Alrededor de un 50% de los casos de violencia intrafamiliar están vinculados al consumo del alcohol, porque existe una asociación negativa entre el abuso de alcohol y la calidad de la relación de pareja, indica el Estudio Internacional Sobre Género, Alcohol y Cultura Proyecto Genacis.
Los problemas sociales que se derivan del alcoholismo pueden incluir la violencia intrafamiliar, el alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida, pero, personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento que afectan a las personas que están a su alrededor en este caso la familia.
"En nuestra sociedad, como en muchas otras, los individuos aprenden que no tendrán que asumir responsabilidad por su comportamiento ebrio. En nuestra cultura (…) es un "tiempo muerto" en las normas usuales de conducta. El "tiempo muerto", combinado con la necesidad de encubrir o de eludir la responsabilidad de la violencia familiar (…) provee la perfecta excusa en el campo de la violencia doméstica: "Yo no sabía lo que hacía cuando estaba borracho", es la excusa más frecuentemente escuchada por quienes trabajan en el ámbito de la violencia familiar. Cuando las mujeres cuentan que sus parejas son como "Dr. Jekyll y Mr, Hyde", están proveyendo la excusa que sus parejas necesitan para justificar sus conductas violentas. Los padres y compañeros violentos aprenden que, si no quieren ser considerados responsables de su violencia, deben beber y pegar, o al menos, decir que estaban ebrios (Gelles y Straus, 1988, pág. 45-46).
En las situaciones de violencia doméstica, el consumo de alcohol por el marido o la pareja de hecho, es un factor predictivo de violencia grave sólo en las relaciones con alto nivel conflictivo. Todos estos hallazgos son consistentes con la hipótesis de que la intoxicación sirve principalmente para agravar las situaciones conflictivas. La gente a menudo se embriaga antes de llegar a casa y los episodios se suceden de forma independiente a la clase social a la que pertenezcan. La violencia es más frecuente en los que ya eran consumidores antes de convivir en pareja o en los que empiezan a consumir nada más empezar su vida de pareja. En este caso el alcohol actúa tanto como facilitador como instigador de la conducta agresiva (Quigley y Leonard, 2005).
Por lo tanto, con este estudio monográfico se pretende evaluar artículos científicos e investigaciones, en los cuales estén publicados estudios sobre el consumo de alcohol y su influencia en la violencia contra la mujer
Pregunta problema:
De acuerdo a lo anterior surge la siguiente pregunta problema: ¿Cuál es la influencia del consumo de alcohol sobre la violencia contra la mujer?
2) Objetivo general
Conceptualizar la influencia del consumo de alcohol en la violencia contra la mujer.
2.1) Objetivos específicos
1. Realizar la revisión teórica del consumo de alcohol desde aspectos epidemiológicos, social y clínico.
2. Identificar los factores que inciden en la violencia contra la mujer.
3. Establecer la relación entre las variables nivel alcoholismo y violencia contra la mujer.
De tiempo es sabido que el hombre es un lobo para el hombre (Homo homini lupus – T. Hobbes 1651, en su obra Leviatán) y que el hombre sin el freno de las normas sociales, sería un ser egoísta y brutal y su existencia se basaría en la fuerza, la lucha y la violencia. Pues bien el alcohol hace precisamente que nos saltemos estas normas sociales. La agresividad es un rasgo biológico del ser humano y constituye una herramienta al servicio de la supervivencia de la especie, base de la evolución y perpetuación de las especies. Se puede decir, pues, que el agresivo nace pero el violento se hace. La agresividad estaría sustentada por la propia biología, por el instinto, siendo por lo tanto benigna en cuanto a que tiene una función defensiva, al contrario la violencia tiene una base más cultural, competitiva, vengativa, ofreciendo la cara más maligna y cruel de la especie humana.
El consumo de alcohol y otras drogas en nuestro país es complejo y cada vez más frecuente sobre todo entre los más jóvenes. La alta prevalencia o extensión del consumo de alcohol en la población nos da un indicador de la gravedad de este problema social. La preocupación por esta problemática radica en el hecho de que la violencia familiar es un problema que está íntimamente vinculada al consumo de alcohol. Tal es así que diversas investigaciones nacionales e internacionales han demostrado, por ejemplo, que el consumo de alcohol aumenta la frecuencia y gravedad de la violencia familiar. Si bien existe evidencia a nivel poblacional de que el consumo excesivo de alcohol está relacionado con la violencia, ya sea en el caso de ser víctima o ser agresor, en el marco de la violencia de pareja (Fiestas, F.; Rojas, R.; Gushiken, A. y Gozzer, E. 2012), vincularse con violencia grave pues en los hombres que ejercen violencia adictos al alcohol o a las drogas, la adicción actúa como un desinhibidor; (Echeburúa, E; Fernández-Montalvo, J. 2009), además, se ha demostrado que el uso del alcohol hasta la embriaguez por parte de la pareja constituye un factor asociado estadísticamente con el hecho de sufrir violencia de pareja (Blitchtein-Winicki, D.; Reyes, E. 2012).
Así mismo, quienes ejercen violencia física y/o sexual -en contraste con quienes no la ejercen- tienen niveles más altos de consumo de alcohol y drogas; y en mucha mayor proporción, tienden a participar en peleas físicas con sus congéneres. Esto indica que parte importante de los varones que ejercen violencia en contra de su pareja utilizan también esta forma de relación y de resolución de conflictos en otras relaciones interpersonales (Sernam 2002). Por otro lado, los hombres con el problema adicional de abuso de sustancias no promueven cambios en sus relaciones violentas hasta que no se soluciona el tema de las adicciones (Corsi, J., 2006).
En general, se puede decir que cualquier miembro de la familia, independientemente de su sexo o edad, puede ser agente o víctima de la relación abusiva. Sin embargo, las estadísticas a nivel internacional y nacional muestran que las mujeres, las niñas y los niños, así como los y las adultos mayores, son las víctimas más comunes de ésta. (Serrnam, 2012)
Si se tiene en cuenta que el tema de la violencia intrafamiliar, pero en especial el abuso contra la mujer viene siendo abordado por la comunidad internacional con mayor fuerza desde la década de los 80 y que fue en la conferencia de las Naciones Unidas sobre derechos Humanos, realizada en Viena ( Suiza) en el año 1993, donde se aborda de lleno este tema , es a partir de allí que se considera a la violencia contra la mujer como una violación a los derechos humanos y producto de estas acciones se estimulan mecanismos que permitan abordar estos problemas complejos a través de la Declaración de Naciones Unidas sobre la Violencia contra la Mujer y con la Convención Interamericana para la Prevención, Castigo y Erradicación de la Violencia contra la mujer ( Convención de Belem do Para) formulado desde la Organización de Estados Americanos y puesta en práctica a través de sus legislaciones locales por la mayoría de los países del continente americano[1]
Al abordar el problema de la violencia intrafamiliar en la sociedad, se deben tener en cuenta una enorme variedad de aspectos que inciden en que este hecho se presente en mayor o menor grado, estos aspectos van desde lo cultural, arraigos, costumbres, creencias religiosas hasta aspectos sociales, psicológicos y de formación de valores, todo lo anterior se puede decir, representa los aspectos que influyen desde afuera la vida cotidiana de una familia, sin embargo existen otros aspectos a tener en cuenta, los que se generan al interior de la familia, como podrían ser, los niveles de tolerancia, el respeto, la valoración que cada uno tenga de la pareja y de sus hijos.
Los desajustes emocionales, los problemas de comprensión, las deslealtades, las traiciones, también aportan cuando de mirar los factores que afectan e influyen en la tranquilidad de una familia, según el informe Impacto Social de la Violencia Intrafamiliar, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, (2006).
Con respecto al alcoholismo, hay que tener en cuenta que en no pocas ocasiones, cuando uno de los integrantes de la familia, se encuentra sumergido en su consumo permanente, es decir cuando ha llegado a un alto grado de alcoholismo, este puede afectar el normal trascurrir de esta estructura familiar, al volverse más agresivo, intolerante, imponente, al querer obligar a los demás su estilo de vida o querer someter a su familia mediante el terror, la violencia, el abuso físico y psicológico, para ello, la familia adopta roles disfuncionales que los llevan a sobrevivir la enfermedad de cada uno de sus miembros. [2]Fuente).
El alcoholismo como detonante de la violencia intrafamiliar es de lo más inadmisible que puede existir, las personas inician con este vicio desde edades muy tempranas, hasta que se convierte en la enfermedad, de ahí vienen las consecuencias; empiezan a ser rechazados dentro de la sociedad, sus conductas son más violentas y alteran el núcleo de la familia, por ello se desprende la violencia intrafamiliar, generándose entonces un cuadro de violencia infligida por la pareja y el alcohol, entendido como todo aquel comportamiento que en una relación de pareja cause perjuicio físico , psicológico o sexual a quienes mantienen esa relación y que comprende actos de agresión física , maltrato psicológico, relaciones sexuales forzadas o cualquier otro comportamiento controlador . [3]Fuente)
Es importante que la población tenga conocimiento en cuanto al consumo de alcohol ya que es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo, importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tránsito, según la Organización Mundial de la Salud, (OMS).
La importancia para el investigador en cuanto a la influencia del alcoholismo en la violencia intrafamiliar hace referencia a la prevención e intervención de conocer este factor que afecta a nuestra sociedad como tal, en cuanto a jóvenes, hijos/as, mujeres, grupo familiar y al consumidor, el paciente alcohólico debe reconocer que necesita ayuda por un problema de alcohol, aunque sabemos que no es fácil. Sin embargo, hay que tener presente que cuanto antes se obtenga ayuda, mejores y mayores son las probabilidades de que él (ella) se recupere exitosamente, puesto que esta sustancia hace que haya disfunción familiar y se produzca un núcleo de miedos, peleas, desconfianza, temor y otros más.
Para la academia este problema debería ser un imperativo categórico dirigido a capacitar de manera sensible a los futuros profesionales en el reconocimiento, prevención e intervención de las personas con esta enfermedad socioemocional, considerada alarmante y de interés para la salud pública, por afectar la calidad de vida de los seres humanos más vulnerables: las mujeres, los ancianos y los niños. Por tal motivo, es un tema de actualidad para todos los gobiernos que buscan proteger la salud integral de víctimas y victimarios, quienes se tornan más agresivos y peligrosos bajo los efectos del alcohol y las drogas, porque es bien reconocido que estas sustancias precipitan e incrementan los estados de ira, fogosidad y comportamientos violentos. De igual manera, la víctima recibe la agresión y sufre múltiples lesiones en todas las dimensiones de la persona (física, emocional, intelectual, espiritual y social).
Este es un flagelo que ha distorsionado a través de la historia los modelos para una convivencia saludable, con equilibrio social y desarrollo humano, y Colombia no ha sido un país ajeno a este: la violencia intrafamiliar ha sido una constante viviente, sobre todo en la cultura patriarcal colombiana, que ha sido propulsora de sometimiento y vejámenes contra la mujer y sus hijos.
Por ello lo que se pretende en esta monografía es puntualizar cuales son las afectaciones directas a la familia por el consumo de alcohol de uno de sus integrantes y como incide y de qué manera en la violencia intrafamiliar.
De acuerdo con ( Atell 2002) existen dos modelos que explican la relación existente entre la violencia doméstica, en donde la mujer es la victima principal y el abuso en el consumo del alcohol, en el modelo de desinhibición el alcohol al actuar directamente sobre la conducta de la persona reduce en este el autocontrol que le permite inhibirse de actuar de forma violenta, sin embargo este modelo como lo refiere el autor no es concreto en el momento de precisar la relación entre el consumo del alcohol con la violencia en toda su complejidad, igualmente no relaciona cómo este consumo excesivo no siempre conduce a la violencia y cuál es su relación dependiendo del medio cultural en el que se desarrolla la familia afectada por dicha violencia.
El otro modelo corresponde al Modelo de Factores de Contexto que esencialmente considera que al abordar la influencia del alcohol en la violencia contra la mujer se deben tener en cuenta factores como la aceptación normativa de esta violencia, la desigualdad económica imperante en la sociedad y que afecta a la mujer, la tradición en torno a aceptar la violencia contra la mujer como algo que es tolerable por la sociedad, así como las características de los agresores.
Para ambos modelos la característica fundamental es que la mujer es vista como agente pasivo receptor de la violencia la cual la coloca en una situación de desventaja a la hora de abordar dicha problemática
El consumo de alcohol en Colombia ha sido visto como un comportamiento socialmente aceptado desde tiempo atrás; este hecho repercute en la salud pública y en las relaciones sociales y familiares. El consumo de alcohol, acompañado de otras sustancias, es un fenómeno que se encuentra profundamente enraizado en muchas sociedades, y se ha convertido en una preocupación social que amerita ser investigada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008) indicó que 22 millones de personas consumen alcohol en gran parte del mundo, esto obedece a la ampliación mundial de la oferta de las bebidas con contenido alcohólico, amparado por las modificaciones a las leyes que favorecen la producción, el comercio y el consumo de alcohol. Se atribuyen al alcohol efectos primordialmente traumatismos no intencionales y trastornos neuropsiquiátricos. Se han realizado investigaciones en torno al consumo de alcohol, con el objetivo de identificar los factores de riesgo que atentan contra la salud del ser humano. En la actualidad, el consumo de alcohol constituye una amenaza para la salud pública, ya que genera consecuencias negativas a nivel biológico, físico, emocional y psicológico en quien lo consume.
Los problemas referentes a la salud pública, asociados al alcohol, han tomado proporciones alarmantes, hasta llegar al punto en que el consumo de esta sustancia se ha convertido en uno de los riesgos sanitarios más sobresalientes en el mundo. Según el informe sobre la salud en el mundo, citado por la Organización Mundial de la Salud (2008), el consumo de alcohol es el primer factor de riesgo en los países en desarrollo y el tercero en los países desarrollados (Gruber, Diclemente, Anderson y Lodico, 1996; OMS, 2008). Los datos encontrados por Rodríguez, Duque y Rodríguez (1993), sobre la prevalencia anual de consumo de alcohol según la edad y el sexo, en el estudio realizado en Colombia acerca del consumo de sustancias psicoactivas, demostró que era mayor en hombres que en las mujeres, y el nivel de consumo del grupo de menor edad, comprendido entre 12 y 17 años, contó con una tasa del 66,2%. En relación con las regiones, tanto la región Oriental como Bogotá, cuentan con una tasa del 85,1% de la prevalencia de consumo de alcohol.
El factor social es predominante en el consumo de alcohol, ya que los amigos, los pares más cercanos, parejas y grupos pequeños se convierten en una influencia dominante. Consumir alcohol hace parte de la selección y socialización entre amigos, puesto que debe existir aprobación por parte de los otros, evitando la exclusión social por parte de quienes consumen alcohol (Donovan, 2004; Henry, Slater y Oetting, 2005).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desempeñado un papel fundamental en la definición del alcoholismo. En 1952 definió a los alcohólicos como bebedores en exceso cuya dependencia del alcohol ha llegado a tal extremo que existe un trastorno mental evidente, o que padecen problemas de salud físicos y mentales que interfieren en sus relaciones personales, sociales y laborales, o personas que muestran signos prodrómicos de estos problemas. Dentro de este grupo el comité de salud distingue dos subgrupos, los adictos al alcohol y los bebedores sintomáticos. El último grupo incluye a los individuos no adictos que producen costos sociales, económicos o médicos como consecuencia del abuso del alcohol.
La O.M.S., en 1977, propuso la utilización de un nuevo concepto "síndrome de dependencia del alcohol" o "problemas relacionados con el alcohol". 2008: El concepto de uso nocivo del alcohol abarca diversos aspectos del fenómeno de la bebida. Uno es el volumen ingerido a lo largo del tiempo: de todos los factores pronóstico de muchas enfermedades crónicas que guardan relación con la bebida, el más directo es la cantidad total de alcohol consumida a lo largo de varios años. Entre otros factores del mismo tipo están las características del consumo, en particular: el hecho de beber, ocasional o regularmente, hasta la intoxicación; el contexto en el que se bebe, que puede elevar el riesgo de traumatismos no intencionados y de transmisión de ciertas enfermedades infecciosas; y la calidad de la bebida alcohólica.
Jellinek (1960), desarrolla la idea de alcoholismo como una enfermedad en su libro "The Disease Concept of Alcoholism". En la actualidad, éste es el concepto básico utilizado, como término genérico que incluiría todas las manifestaciones patológicas del consumo de alcohol. La expresión "problemas relacionados con el alcohol" comprende un grupo muy heterogéneo de problemas de salud de índole física, psicológica y social, asociados con el consumo de alcohol, sea este consumo de forma puntual o regular e indistintamente en bebedores ocasionales, habituales, grandes bebedores o alcohólicos.
El alcoholismo es una patología de orden psicológico y fisiológico con enormes implicaciones sociales, familiares, laborales, sexuales, culturales, religiosas, políticas, económicas y de salud pública que se reconoce por los síntomas manifiestos en diferentes contextos en donde se desempeña cotidianamente la persona que sufre de este trastorno del carácter que hace que su conducta no sea la que debe corresponder al conjunto de normas que la sociedad le sugiere.
La sociedad no es estática sino que es dinámica y por ello los métodos de investigación que se utilizan para desenmascarar y desentrañar los "misterios de la adicción" a las sustancias que alteran el comportamiento individual y colectivo de los hombres y mujeres que abusan de ellas deben partir de encontrar las causas evidentes.
Como un problema emocional, un problema económico, un problema sexual o lo que conocemos como "traumas en la niñez" originados en los tipos de familias que son vulnerables a este tipo de problemas. Por abusar de las sustancias que alteran el normal desempeño del comportamiento la persona puede terminar abusando de las relaciones sociales, de su propio cuerpo, mente y espíritu. Las causas de este flagelo no son tan evidentes, pues el consumo de sustancias destruye al individuo mismo, a su familia, su pareja, las relaciones sociales de amistad, de trabajo y poco a poco va deteriorando las mismas relaciones del individuo con sigo mismo de manera silenciosa y paulatina. Esto es evidente en muchos casos de consumo de sustancias psicoactivas que se conocen hoy por hoy como enfermos de alcoholismo.
La psicología y la sociología son una unificación que se presenta entre dos tipos de saberes. Por un lado está la ciencia médica y por el otro lado la ciencia social. La medicina está al servicio de la humanidad y la psicología y la sociología también. Los fenómenos sociales que produce la existencia del alcoholismo en nuestras comunidades rurales y urbanas permanentemente ofrecen desafíos para que comprendamos y expliquemos los porqués de la existencia de dichas patologías, a entender cómo y dónde se manifiestan, qué grupos poblacionales son y en donde prevalecen, en síntesis, a tener claridad necesaria y suficiente de los problemas sociales y de salud pública que causa el alcoholismo.
Quien pretenda entender las actitudes de los alcohólicos corre el riesgo de ser arrasado, se convierte en co-dependiente, en co-adicto, en co-enfermo o en co-loco. Estas palabras no nos pueden confundir, solo quieren decir que quien le sirve de compañía por ser familiar -esposo o amigos-, se "contagia de alcoholismo" y se convierte en alguien que depende emocionalmente del paciente. Está pendiente de lo que hace, de lo que no ha realizado, está alerta que no le pase nada, que no lo detengan, que no salga perjudicado en ninguna actividad. Termina cuidando de este como si fuera un nene, lo inutiliza, lo ayuda a convertirse casi que en una cosa. Ambos terminan alienados por el alcoholismo, que también le llaman la gran simuladora. El contagio se presenta por los comportamientos simulados, por copiado, por seguimiento, por alienación e incluso porque "lo quieren mucho y no les gusta verlo sufrir".
Existen importantes modelos teóricos que han explicado hasta ahora la relación existente entre violencia familiar y abuso de alcohol. Algunos de los más importantes con una perspectiva de género son: (Altell et al, 2002).
Modelo de Desinhibición: Este modelo se centra en el efecto farmacológico directo del alcohol sobre la conducta del individuo. Subraya que el alcohol reduce el autocontrol, que normalmente inhibe a una persona de actuar violentamente, distorsionando la capacidad de análisis.
Modelo de Factores de Contexto: Este modelo postulo que es necesario atender a los factores de contexto para explicar la relación entre el abuso de alcohol y la violencia. Cuando se valora la influencia del alcohol en los malos tratos se debe considerar, entre otros factores, la aceptación normativa de la violencia, la desigualdad económica, la tradición cultural que tolera la violencia, la desigualdad económica, la tradición cultural que tolera la violencia contra las mujeres y las características de los agresores, incluyendo sus creencias y actitudes respecto a las mujeres.
Kaufman-Kantor (1987) observó en su estudio que entre hombres que trabajaban en oficinas que rechazaban la legitimidad de golpear a la pareja, había sólo una pequeña relación entre el abuso del alcohol y las agresiones a la pareja. Parece que el alcohol interactúa con diferentes factores de contexto.
Este modelo pone énfasis en la historia de la tolerancia social de la violencia hacia la mujer y, por consiguiente, las creencias del hombre respecto de la mujer, mientras que el modelo de la desinhibición se centra en explicar el efecto des inhibitorio de la agresividad que genera el alcohol en el organismo y que, supuestamente, se refiere al organismo masculino puesto que no explica las diferencias entre los porcentajes de violencia producida por el género masculino y femenino.
Por otro lado, se entiende que el alcohol y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de inhibición, y que la combinación de modos violentos para la resolución de conflictos con adicciones o alcoholismo, suelen aumentar el grado de violencia y su frecuencia, sin embargo, muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol no son violentos, quedando entonces una importante interrogante que investigar todavía.
Grosman (1992), considera que algunos de los factores asociados a la violencia familiar, corresponden a sistemas familiares que la naturalizan y que poseen jerarquías e interacciones rígidas y fijas, con un bajo grado de autonomía de los integrantes del grupo familiar, junto con una alta adhesión a valores tradicionales acerca de la familia y el género y a los estereotipos derivados, además de una escasa interacción con el mundo externo, donde las fronteras son impermeables e inflexibles para recibir información por el temor de ser contrastada con los valores y mensajes del discurso externo.
En este sentido, la Violencia Familiar implica, al menos, tres efectos que la hacen particularmente compleja:
– Al ser relacional tiende a perpetuarse, ya que se hace parte de la organización familiar.
– Al estar instalada en los vínculos afectivos más íntimos sus consecuencias son más dañinas para las personas involucradas.
– Al ocurrir en un espacio que consideramos privado, la respuesta social ha sido dificultosa.
No basta con aguantar o rechazar la participación del alcohólico dentro de la familia, mucho menos soportar sus malos tratos, ya sean físicos o psicológicos, de manera legal hay cosas por hacer denunciar el delito, y de manera psicológica la ayuda siempre está presente, primero, desintoxicar al enfermo; segundo, empezar a tratar las enfermedades físicas que fueron consecuencia por la ingesta del alcohol; tercero, la más importante a mi punto de ver las cosas, que es la psicológica, iniciar con un buen tratamiento; cuarto, el asistir a un grupo de ayuda para alcohólicos. No olvidemos a la familia, también necesitara de tratamiento psicológico, para poder superar todo el maltrato del que ha sido víctima. Eduquemos a los niños desde edades muy tempranas, para que se den cuenta que el alcohol no es solución ni escape de problemas.
En general, se puede decir que cualquier miembro de la familia, independientemente de su sexo o edad, puede ser agente o víctima de la relación abusiva. Sin embargo, las estadísticas a nivel internacional y nacional muestran que las mujeres, las niñas y los niños, así como los y las adultos mayores, son las víctimas más comunes de ésta. (SERNAM, 2012)
La influencia del alcoholismo en la violencia intrafamiliar se convierte en un problema que afecta a un alto porcentaje en los hogares en todos sus niveles económicos y conlleva a tener consecuencias a nivel personal y social.
La dinámica de estas familiar deja ver que las reglas suelen ser confundidos e inútiles y los límites rígidos o inexistentes. Está alterada la comunicación, tornándose indirecta y encubierta en donde los sentimientos carecen de valor.
Se observan conductas tales como sobreprotección, fusión o unión excesiva entre los miembros de la familia, incapacidad para resolver conflictos y una rigidez extrema. Así, el sistema familiar del adicto establece un estilo de vida que permite que la enfermedad continúe de generación en generación. Las familias alcohólicas se mueven y acomodan a las exigencias de la vida con un miembro alcohólico.
Existen algunos especialistas como Stephanie Brown, (1985) que es una de las pioneras en el tratamiento de las familias alcohólicas, quienes afirman que la familia con un miembro alcohólico no es una familia disfuncional, es una familia que ha aprendido a funcionar con un miembro enfermo gracias al reacomodo que se da a raíz de la enfermedad. Se vuelve disfuncional cuando el alcohólico entra en tratamiento y no se necesitan los roles tradicionales que mantenían los distintos miembros de la familia.
Los familiares manifiestan querer hacer algo por el adicto, pero no saben qué hacer, ni cómo hacerlo. Se ven afectados cognitiva y emocionalmente, al punto de dudar seriamente de sus intuiciones y observaciones. En ocasiones sus conductas dan cuenta de mecanismos defensivos que adquieren dimensiones tan patológicas como las del adicto. Dichas conductas en lugar de detener la enfermedad la prolongan.
Es importante recalcar que los miembros que integran la familia con un miembro alcohólico también enferman de manera progresiva. Los familiares persisten en roles disfuncionales, cuyo objetivo es el de proveer a la familia con un mecanismo de defensa para disminuir la ansiedad y el temor por el cual están pasando.
Teniendo en cuenta el OMS (Organización Mundial de la Salud) las cifras más exactas en cuanto al consumo del alcohol, cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de todas las defunciones, por ello la violencia intrafamiliar ha sido un gran problema social desde muchos años atrás, para quien la sufre tiene un daño físico y psicológico, numerosas veces permanente, afecta a la familia como al entorno social, esto por las consecuencias que trae en la victima de este delito tan común.
El uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos, muchos casos en que se da violencia intrafamiliar, el agresor suele estar en estado de ebriedad, así lleva a cabo mediante este estímulo la violencia sobre su o sus víctimas.
En general, el 5,1% de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible al consumo de alcohol, calculado en términos de la esperanza de vida ajustada en función de la discapacidad, eso también se incluye en cuanto a la deficiencia que se refleja en cuento a la familia debido al uso de esta sustancia psicoactiva.
El consumo de alcohol provoca defunción y discapacidad a una edad relativamente temprana. En el grupo etario de 20 a 39 años, un 25% de las defunciones son atribuibles al consumo de alcohol.
Existe una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y una serie de trastornos mentales y comportamentales, además de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos.
Recientemente se han determinado relaciones causales entre el consumo nocivo y la incidencia de enfermedades infecciosas tales como la tuberculosis y el VIH/sida.
Más allá de las consecuencias sanitarias, el consumo nocivo de alcohol provoca pérdidas sociales y económicas importantes, tanto para las personas como para la sociedad en su conjunto. Es decir que; el consumo nocivo de alcohol también puede perjudicar a otras personas, por ejemplo, familiares, amigos, compañeros de trabajo y desconocidos. Asimismo, el consumo nocivo de alcohol genera una carga sanitaria, social y económica considerable para el conjunto de la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva adelante programas integrales sobre ambos problemas para impulsar y llevar a cabo estudios, identificar medidas de prevención eficaces y promover acciones de los Estados Miembros dirigidas a poner en marcha intervenciones útiles y a orientar las políticas hacia la reducción de la violencia intrafamiliar y del consumo peligroso o nocivo del alcohol.
Concepto de Violencia intrafamiliar
La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) define la violencia intrafamiliar como un "patrón de comportamientos abusivos, incluyendo un gran parámetro de maltrato físico, sexual y psicológico usado por una persona en una relación íntima contra otra para ganar poder injustamente o mantener el mal uso del poder, control y autoridad", sobre todo, del hombre contra la mujer y su familia, quienes perduran siendo víctimas de un problema que trasciende el desarrollo social humano.
Ángela Hernández dice: "la violencia intrafamiliar es un problema tanto de hombres como de mujeres, intercambian los roles de agresores y agredidos, cambian de posición en el conflicto según la escalada del mismo", Así la violencia intrafamiliar debe ser entendida como: "un proceso en el que participan múltiples actores, se construye colectivamente en el tiempo y que tiene sus propios patrones de reproducción" ; es dinámica, fluctuante, pero responde a las condiciones, herramientas y opciones de solución de conflictos aprendidas y reforzadas en el contexto en que se interactúa, por eso la violencia es una conducta aprendida a partir de modelos familiares y sociales que la definen como un recurso válido para resolver los conflictos; se reconocen tipologías y ambientes familiares que establecen dentro de sus costumbres, valores y reglas la instauración de una cultura fundamentada en pautas de agresión que va deteriorando, afectando y fortaleciendo la dinámica familiar disfuncional.
Es decir, son consecuencia de un mal funcionamiento del sistema relacional o social donde todos los miembros de la familia se encuentran prisioneros de un juego disfuncional y son participantes activos.
Según la Organización Mundial de la Salud una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, en el sentido tradicional es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación (codependencia). Está representada por los deseos que consumen los pensamientos y comportamientos (síndrome de abstinencia) del adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y/o para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos adictivos). A diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son "dependencias" que traen consigo graves consecuencias en la vida real que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), además de la capacidad de funcionar de manera efectiva.
En la actualidad se acepta como adicción, cualquier actividad que el individuo no sea capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, como por ejemplo puede existir, adicción al sexo, al juego (ludopatía), a la pornografía, a la televisión, a las nuevas tecnologías (tecnófila), etc.
En el mismo plano de las adicciones, se encuentra el alcoholismo, farmacodependencia y adicción a las sustancias psicoactivas, que es un estado psicofisiológico causado por la interacción de un organismo vivo con un fármaco o sustancia, caracterizado por la modificación del comportamiento, a causa de un impulso irreprimible por consumir una droga o sustancia, no obstante esta es la definición puramente bioquímica.
Es una enfermedad caracterizada por un conjunto de síntomas psíquicos, físicos y de desajuste social que se dan por la forma repetida de ingerir bebidas alcohólicas, es decir de forma excesiva creando dependencia en el consumidor.
De la dependencia al alcohol viene el alcoholismo; "Existen muchas formas de definir, ya sea el alcoholismo como a la persona dependiente del alcohol, pero de todos es bien conocido que se considera que una persona es alcohólica cuando pierde la libertad de abstenerse de consumir alcohol. Por tanto, el alcoholismo es una enfermedad adictiva en la que el enfermo no puede controlar el consumo de alcohol que en la mayoría de las ocasiones es un consumo excesivo y prolongado"
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al alcoholismo como: "un trastorno crónico de la conducta caracterizado por la dependencia hacia el alcohol expresado a través de dos síntomas fundamentales: la incapacidad de detenerse en la ingestión del alcohol y la imposibilidad de abstenerse de alcohol (OMS, 1990:9).
La dependencia al alcohol es la "impulsión o necesidad diaria de consumo para realizar las actividades habituales; incapacidad para disminuir el consumo o abandonarlo y similares síntomas a los de abuso" Tieghi, Osvaldo, Tratado de la criminología, editorial Universidad, tercera edición, Buenos Aires, p.371
El alcohol y la familia
El alcohólico, desde siempre, ha sido una fuente de conflictos en la familia. Lo podemos observar a través de todos los centros asistenciales y todos los lugares en que se recoge información sobre la vida familiar del paciente alcohólico, alterando toda la estructura.
Para Bolet M (2003) el abuso del alcohol fue reconocido desde épocas anteriores como un grave problema social, es el hábito toxico más extendido en el mundo[4]
Situaciones que se alteran por la acción de un alcohólico
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