Ribeyro creía que sólo una gran novela podría convertirlo en el gran escritor que añoraba y no creía ser. Pero esa percepción de su propia obra fue cambiando y el cuento lo fue ganando hasta adueñarse de las páginas con las que alcanzó, como muy pocos, gran lucidez para la evaluación de la vida, la literatura, y su propia labor creativa. Así, Miguel Gutiérrez en su texto La generación del 50: un mundo dividido opina que Ribeyro no sólo es el más grande maestro del cuento y la narración corta del Perú, sino uno de los mayores de la lengua española del siglo XX y su nombre con toda justicia debe figurar al lado de Borges, Rulfo, Cortázar, Onetti y García Márquez.
Ribeyro en suma, es un gran escritor no porque ahora su fama esté en crecimiento, o porque su publicidad después de muerto haya aumentado estrepitosamente. Es un gran escritor porque en él comienza el valor de poner la obra del hombre por encima de cualquier moda o tendencia, sabiendo siempre que al hombre lo desfigura la transitoriedad y toda obra se configura en la permanencia; por ello afirma: "Lo que quedará de mí será lo que escribo y todo lo demás (…), carece completamente de importancia. Debo hacer lo único que sé hacer más o menos bien, lo que me agrada hacer y lo que otros no pueden hacer en mi lugar: escribir mis historias boludas o sutiles, hasta reventar". Y sigue: "El más insignificante de los hombres deja una reliquia – su pantalón, su medalla…- pero son pocos los que dejan un a obra. Por ello la reliquias me deprimen y las obras me exaltan". En síntesis – a decir de José Antonio Bravo- hay que considerarlo un escritor marginal no por los temas que elige sino por su actitud como creador, alejada de la publicidad y la propaganda, tal como el mismo lo entendía: "El mudo, además de los personajes marginales de mis cuentos, soy yo mismo. Y eso quizás porque, desde otra perspectiva, yo sea también un marginal".
Primero pesimista, ya más maduro, escéptico e irónico: "Toda la gente me considera un escritor muy sombrío, muy trágico, es decir, pesimista, cuando hay, yo creo, cosas muy divertidas. Yo me divierto mucho cuando escribo." Hace coincidir sus historias y la forma de contarlas con su manera de ver al hombre, la vida y la literatura: "El hombre es un animal solitario, si cree en algo se engaña, si procura algo fracasa, la vida es un proceso irremediablemente destructivo; la historia de la humanidad un melancólico disparate. En cada uno de sus cuentos un personaje sufre el sinsentido de la vida porque al fin y al cabo, opino siempre que "La vida no tiene sentido y, por tanto, no hay que empeñarse en buscarlo."Escritor marginado, exiliado (física y existencialmente hablando) que escribe por placer (sin pretenciones morales o sociales), que desaprueba la experimentación, abdica de las ideologías, que es ecléctico en cuanto a las teorías estéticas, sobrio en su presentación formal, que huye de lo institucional con todos los sentidos de la vida y el pensamiento, que desconfía de la revolución y sus buenas intenciones y métodos; en pocas palabras, Ribeyro es tan desarraigado como sus personajes, y privilegia únicamente la relación con su propia interioridad. (Alejandro Losada)
La narrativa del boom ha sido estudiada siempre a partir de los autores que han llenado los ojos del público, que han traspasado las fronteras nacionales y continentales y que han sido apoyados por editoriales muy conocidas y poderosas. Pese a ello, aun cuando muchos de estos escritores han escrito cuentos de calidad, poco se les conoce por ese tipo de narrativa. Felizmente, muchos años después del triunfo del boom, ya nadie duda de la importancia que tuvo el cuento en el desarrollo tan espectacular que tuvo la narrativa hispanoamericana desde los años 50. Ello, entre otras cosas, ha permitido que autores con una producción importante pero con poca distribución y propaganda, hayan salido a la luz pública respaldados por editoriales de prestigio. Es el caso, por ejemplo, de Julio Ramón Ribeyro.
Ribeyro coincide con los escritores de su generación en apostar por una profesionalización de su labor literaria, pero es un elemento atípico dentro de la globalidad del boom, por su negativa a aceptar y ensayar todas las novedades técnicas que la literatura europea y norteamericana de la primera mitad del siglo ha impuesto. Se siente heredero de una tradición realista del siglo XIX hasta el extremo de haber sido denominado con cierta ironía "el mejor narrador peruano del siglo XIX". Sino, baste tomar en cuenta las puntualizaciones de Donald Shaw acerca de las características técnicas novedosas más comunes en los escritores del boom:
- Tendencia a abandonar la estructura lineal, ordenada y lógica, típica de la novela tradicional, sustituyéndola por otra estructura basada en la evolución espiritual del protagonista, o bien con estructuras experimentales que reflejan la multiplicidad de lo real.
- La tendencia a subvertir el concepto de tiempo cronológico lineal.
- La tendencia a abandonar los escenarios realistas de la novel tradicional, construyendo espacios imaginarios.
- La tendencia a reemplazar al narrador omnisciente en tercera persona con narradores múltiples y ambiguos.
- Un mayor empleo de elementos simbólicos.
Ribeyro sólo cultiva con profusión la última de las puntuaciones. sus símbolos contribuyen a crear en los cuentos un ambiente mágico, que carga de originalidad unos relatos que ni por el tema ni por la técnica constituyen una novedad narrativa. Nuestro autor se muestra reacio en la utilización del resto de caracteres novedosos, imprescindibles en muchos escritores del boom, porque su estilo consigue una cualidad difícilmente igualable precisamente en el relato lineal. Aunque además del símbolo, como bien sostiene Jorge Ruffinelli en tendencias formalistas de la narrativa hispanoamericana, Ribeyro también practica la llamada metaliteratura, es decir, cuestiona su materia literaria a través de sus propias obras literarias.
- En los cincuenta Ribeyro no se cuenta
Una realidad política e histórica común (movimientos obreros, decepción que produce el proceso bélico del 39 al 45, democracias pasajeras, dictaduras, crisis de valores, ausencia de liderazgo), coincidencia cronológica (nacidos entre 1925 y 1935), presencia de impulsores intelectuales, concurrencia a espacios comunes (universidades y cafés), y la semejanza en la búsqueda lectora (Borges, Arreola, Rulfo, Carpentier, Faulkner, La Generación Perdida, Kafka, Bioy Casares, Neruda, Vallejo, Baudelaire y los simbolistas, la cadena Dadá y los surrealistas desde Bretón, los grandes novelistas del siglo XIX incluyendo la Generación del 98, Arguedas, Alegría); no son suficientes razones –por increíble que parezca- a opinión de José Antonio Bravo, para afirmar que Ribeyro, Guevara, Delgado, Zavaleta, Vargas Vicuña, Congrains, Valcárcel y Vargas Llosa, entre otros, forman parte de una generación. La Generación del 50 se desarma ante la imposibilidad de reconocer en ella un destino común; la ausencia de un guía ideológico y la oposición política a la formación de un sistema doctrinario sólido, son las principales culpables de haber desdibujado el manoseado título de generación para el grupo del 50. Más allá del hecho de que José Antonio Bravo tenga o no razón, es importante rescatar que ayer, hoy y siempre, memorables miembros de este grupo del 50, han negado su condición de pertenencia. Es el caso de Pablo Guevara, poeta, y como para no dejarlo sólo, el caso también de Julio Ramón Ribeyro, que confirma así, de todas las formas posibles, su distanciamiento, o como se quiera, su marginalidad.
TRAYECTORIA BIOBIBLIOGRÁFICA DE J. R. RIBEYRO
Murió en el hospital de enfermedades neoplásicas en diciembre de 1994.
- Cronología biográfica
- Cronología bibliográfica
La obra de Ribeyro permaneció durante buen tiempo oculta para el gran público; sin embargo, con el paso del tiempo sus cuentos y novelas han llegado hasta nosotros a tal grado que hoy nadie duda de su calidad y trascendencia. Aunque Ribeyro empezó a publicar casi a la par que los autores del boom siempre se mantuvo al margen del montón editorial.
La difusión masificada de la obra de Ribeyro es mérito de del editor Carlos Milla Batres, debido a que las primeras ediciones de sus libros de cuentos, e inclusive novelas fueron muy poco difundidas. Algunos de sus libros ya alcanzaron ser traducidos al francés, al inglés, al italiano e inclusive al alemán.
Wolfang Luchting afirma que este desconocimiento de su obra se ha debido, en parte, a que el lugar de líder de la generación lo ha ocupado siempre su compatriota Vargas Llosa y, por otro lado, al temperamento solitario y tímido de Ribeyro, que siempre le ha llevado a ocultarse y no hacer propaganda de su obra.
- Cuentística: La narrativa corta de Ribeyro, a decir de Ángel Esteban (Granada, 2000), es la más voluminosa y la de mayor carga literaria y crítica. La componen nueve libros de cuentos, sin contar seis de ellos que fueron publicados en las revistas de Lima y que Jorge Coahuila recoge en 1995, en el volumen de entrevistas y relatos Ribeyro, la palabra inmortal. Los nueve libros de cuentos mencionados han sido sucesivamente reunidos en Lima; a saber, en 1973 los volúmenes I y II, en 1977 el volumen III, y en 1992 el cuarto y último volumen; todos bajo el título global: La palabra del mudo.
- "Los gallinazos sin plumas"
- "Cuentos de circunstancias"
1964 "Las botellas y los hombres"
1964 "Tres historias sublevantes"
1972 "Los cautivos"
1972 "El próximo mes me nivelo"
1973 "La palabra del mudo" (I y II – compilación)
1977 "Silvio en el rosedal"
1977 "La palabra del mudo" (III – compilación)
1987 "sólo para fumadores"
1992 "Relatos santacrucinos"
1992 "La palabra del mudo" (IV – compilación)
1995 "Ribeiro, la palabra inmortal" (publicación póstuma de seis cuentos aparecidos en revistas).
Cabe anotar que en 1994 poco antes de la muerte de Ribeyro y casi al mismo tiempo de recibir el premio Juan Rulfo, se público en Alfaguara una edición de sus cuentos completos, en un tomo que contiene los casi noventa cuentos de la palabra del mudo. También en ese año se publicó otra edición de La palabra del mudo, en Lima, con relatos que no habían sido incluidos anteriormente.
1960 "Crónica de San Gabriel"
1965 "Los geniecillos dominicales"
1976 "Cambio de guardia"
- Novelística: La narrativa larga de Ribeyro se agota en tan sólo tres novelas. Las dos primeras: Crónica de San Gabriel y Los geniecillos dominicales redundan en lo autobiográfico, con un estilo que las asemeja a muchos de sus mejores cuentos. La tercera de ellas cambio de guardia escrita en 1960, fue publicada todavía diez años más tarde, debido a la censura, ya que su contenido ponía el dedo en la llaga del sistema político dictatorial y la corrupción de la política peruana.
- Dramática: El teatro de Julio Ramón abarca unas diez piezas reunidas en dos volúmenes: Teatro, donde se encuentra, entre otras, la obra que lo hizo acreedor del Premio Nacional de Teatro en 1959, Vida y pasión de Santiago el pajarero. El otro volumen lo constituye, quizás, su obra teatral más lograda y elogiada: Atusparia.
- "Teatro" (Vida y pasión de Santiago el pajarero- Premio Nacional de teatro, 1959)
- "Atusparia"
- Ensayística ( reflexivas o filosóficas): La prosa de ensayo consta de cuatro títulos, y contiene reflexiones acerca de la esencia y las características de la literatura, aunque en muchas ocasiones se torna ficcional para desarrollar pensamientos que intentan explicar primero, al hombre; segundo, sus obsesiones; y tercero, las preguntas universales sobre la existencia.
- "Prosas apátridas" (1ra. versión)
- "La caza sutil"
- "Prosas apátridas aumentadas" (2da. versión)
- "Prosas apátridas" (3ra. versión)
- "Dichos de Lúder"
- Autobiografismo: Con la revalorización y el auge del género autobiográfico, y la elaboración de métodos de análisis y teoría autobiográfica, las memorias de Ribeyro se han convertido en un complemento indispensable para ejercer una interpretación que se aproxime a la verdad que comunica su obra. Bajo el título La tentación del fracaso han salido ya tres volúmenes en los últimos años que recogen su biografía desde 1960 hasta 1978. Así, el tercer volumen de la Tentación del fracaso. El tercero de ellos (1975 – 1978), recorre uno de los momento más interesantes de su vida: son los años de la publicación de su última novela, de uno de sus libros de cuentos –para él- más importantes, época de su primer libro de prosa filosófica y crítica, de la crisis de salud que arrastrará hasta el momento de su muerte y de su vida matrimonial después de mucho tiempo de haber llevado una vida bastante bohemia en Europa.
- "La tentación del fracaso" (I y II)
- "La tentación del fracaso" (III)
CAPÍTULO III
CARACTERIZACIÓN ESTÉTICA DE SU PRODUCCIÓN LITERARIA
- Temas
Luis Alberto Sánchez en La literatura peruana; derrotero para una historia cultural del Perú, destaca a Ribeyro junto como Enrique Congrains como dos autores que juegan un papel importante en la renovación de la narrativa de mitad del siglo XX, por la autenticidad y espontaneidad al tratar los temas referentes a la evolución externa del país y la paralela evolución interior de la sociedad. Sus páginas constituyen el retrato más completo de la Lima del siglo XX.
Por su parte Isolina Rodríguez, sostiene que el complejo mundo en crisis, exhibido por los escritores de mitad de siglo, puede sintetizarse en los cuentos de Ribeyro sobre la base de un eje que soporta la dicotomía entre oficialidad y marginalidad sociales. Complementando esta idea, Ángel Esteban agrega que la dicotomía oficialidad/ marginalidad se sustenta sobre la base de una serie de tipos de personajes, que oscilan entre los integrados al sistema y los absolutamente marginados, y, entre unos y otros, con rasgos que pertenecen a ambos, los desarraigados. Sobre todos ellos se sitúa la mirada amarga, profunda y desengañada del narrador ribeyriano, que al exponer sentimientos de frustración, alienación, perplejidad, instinto de conservación, timidez, incapacidad para la lucha por la ascensión social o para las relaciones interpersonales, de los personajes, permite establecer un paralelismo con el estado interior del autor.
De este modo, Ribeyro, ha abarcado una amplia temática, buena parte de la cual – según sostiene Catalina Adrianzen- se encuentra enmarcada en la llamada literatura urbana, narrativa que muestra particular madurez en el tratamiento de la problemática que empezó a desarrollarse en torno a Lima, capital que se ha ido transformando en una urbe macrocefálica donde confluyen los habitantes de todas las regiones del país. Así, en la narrativa de Ribeyro confluyen personajes de culturas diversas, de clases y circunstancias sociales muy distintas.
Por estos rumbos, la clasificación temática de Ribeyro puede completarse a partir de tres visiones, fundamentalmente:
- La sostenida por Isolina Rodríguez Conde quien observa, primero, Si prima lo imaginativo, una Modalidad inventiva. Este sería el recurso más utilizado en los cuentos de Ribeyro, aquél que informa una posición positiva respecto de las posibilidades cambiantes de la literatura por atribuirle a ésta un rol testimonial y de denuncia. El narrador establece con el lector una cercanía que se convierte en complicidad, al invitar a su destinatario a identificarse con los problemas que los protagonistas padecen. Y segundo, si prima la imagen del recuerdo, una Modalidad evocativa, que trata sobre la posibilidad de actualizar el pasado, mediante el relevo sentimental de alguna característica que sea capaz de concatenar o poner en relación los dos tiempos. Se conjuga el recuerdo con la catarsis que señala una especie de complacencia en la reconstrucción del pasado personal.
- La sostenida por Gutiérrez en La generación del 50: un mundo dividido, quien ordena la producción de relatos cortos de Ribeyro de la siguiente manera:
- Por el espacio referencial de los hechos:
- Según un criterio geográfico tradicional:
- Relatos de la costa: "Cosa de machos"
- Relatos de la sierra: "Vaquita echada"
- Relatos de la selva: "Fénix"
- Según la dicotomía urbano-rural:
- Relatos urbanos, que constituyen la mayoría y se desarrollan en Lima: "Una aventura nocturna", "El jefe", "Terra incognita"
- Relatos en pequeñas ciudades de provincias: "Una medalla para Virginia", "Los predicadores".
- Relatos rurales o semirrurales: "El chaco", "Silvio en el Rosedal".
- Cuentos europeos ambientados en:
- Alemania: "Los cautivos"
- Francia: "Nada que hacer", "Monsiur Baruch"
- España: "Los españoles"
- Zonas fronterizas: "Te querré eternamente", "Alienación", "La insignota".
- De acuerdo con los diversos estratos sociales:
- Indios: "Los moribundos"
- Campesinos: "El chaco"
- Capas pobres de la ciudad: "Los gallinazos sin plumas", "Interior L", "El profesor suplente", "Tristes querellas en la vieja quinta".
- Capas altas de la burguesía. "Junta de acreedores", "El banquete".
- Terratenientes: Crónica de San Gabriel, "Silvio en el Rosedal".
- Aristocracia en decadencia: "El marqués y los gavilanes".
- De acuerdo con las edades de los protagonistas. Hay grupos de cuentos en torno a:
- El mundo de la infancia: "Por las azoteas"
- La adolescencia y la juventud: "Páginas de un diario", "Una aventura nocturna", Crónica de San Gabriel.
- La adultez y declinación: "Los jacarandás", "El ropero, los viejos y la muerte", "El polvo del saber", "La juventud en la otra ribera", "Terra incógnita".
Alberto Escobar en La narración en el Perú, asegura que Ribeyro es uno de los autores de las últimas promociones preocupados por descubrir al hombre, y que para ello recoge experiencias obtenidas por anteriores generaciones de escritores y ensaya un estilo sencillo, objetivo y a la vez muy preocupado por la calidad literaria de la expresión.
El estilo riberyano siempre fue clásico por la fineza con que constata los hechos humanos y por su lenguaje sutil, carente de voluptuosidades o retorcimientos. Pero aunque al principio no se salió notoriamente de los cánones del cuento realista ni experimento mucho con las técnicas narrativas modernas, si lo hizo después y bastante pronto. Ya en cuentos de circunstancias empezó a experimentar con lo fantástico (como en "Doblaje" o "La insignia"), y con técnicas nuevas, como en explicaciones a un cabo de servicio, que sin llegar a serlo plenamente, linda en el monólogo interior; el que también practicará luego en cuentos como Silvio en el rosedal y El carrusel. Pronto también abandonó al impecable narrador omnipresente de su primer libro, para construir un narrador versátil (intercambiable), consiguiendo pasar del tono pesimista de Los gallinazos sin plumas, a un tono más bien escéptico, manifiesto en el sentido del humor y la ironía que, a partir de El banquete comienza a cobrar presencia; sentido del humor que a veces viaja de la sonrisa tenuemente burlona a la carcajada limpia, aun cuando no abandona cierto sentido melancólico (Ej. Alienación, Tristes querellas en la vieja quinta)
Ribeyro revela en sus relatos un sereno escepticismo, es decir, una indagación en el modo de transcurrir el tiempo y la vida del hombre, sin intentar obtener respuestas concretas para el sentido de la vida. A decir de Ángel Esteban la obra de Ribeyro no significa tanto la descripción de un universo como el proceso de toma de conciencia del narrador con respecto a lo que lo rodea. Sólo le interesa lo único que puede aprehender: su propia forma de arte.
- Estilo
El estilo de Ribeyro es un estilo endeudado con los grandes narradores del siglo XIX, como Chejov, Maupassant o Balzac. Ribeyro es uno de los autores más representativos del nuevo objetivismo de mitad de siglo (es decir, un realismo desprovisto de sentimentalidad) y de un expresionismo aprendido de Kafka que destaca lo grotesco de ser marginado a través de melancólicos asomos biográficos.
La influencia de Kafka en Ribeyro ha sido señalada en multitud de ocasiones, sobre todo en los cuentos más fantásticos o en aquellos en los que la lógica del relato desborda el sentido común de la realidad cotidiana; es más, los cuentos fantásticos de Ribeyro no son un simple juego o divertimiento, sino que tienen un sentido profundamente metafísico y existencial, y recuerdan en cierta medida a ciertos aspectos de los relatos de Borges.
- Influencias
La instancia narrativa de Ribeyro a decir de Catalina Arianzen, está entre las convenciones o códigos que corresponden al relato de corte sicologista, caracterizado por un narrador que actúa como una cámara fotográfica, cuya función es principalmente la de registrar, observar. El narrador ribeyriano es una conciencia reflexiva, es decir, una conciencia que reflexiona sobre el mundo observado; y el escepticismo es el fundamento del modo de ver ese mundo.
El mismo Ribeyro planteó que su obra obedece a ciertos presupuestos básicos que serían tres: 1) De imbricación, es decir, la creencia de que todos están relacionados con todos. "En nuestra época es imposible vivir solitariamente, sin sufrir las repercusiones del entorno. 2) La creencia en la imposibilidad de conocer lo que llamamos la verdad, de alcanzar lo indubitable. "Nos movemos en un mundo de conjeturas, más o menos demostrables, pero rara vez evidentes". 3) El azar. "En nuestra vida, por más que creamos dirigirla el azar desempeña un papel esencial".
De otro lado, la ironía también es una de las características de la narrativa de Ribeyro. Es una de sus estrategias discursivas. El elemento irónico y humorístico, como es sabido, juega un papel importante en la literatura, y se presenta como un antídoto para no caer en el nihilismo absoluto o la desesperación.
Sin embargo, y tal como lo sustentan diversos estudios, es posible identificar que el discurso narrativo de Ribeyro revela procedimientos tales como el empleo de estrategias de distanciamiento; las cuales se realizan mediante el uso de la variación del punto de vista y de la focalización; el uso de las presuposiciones y el de la ironía y del humor. Estas estrategias son utilizadas por Ribeyro para situarse frente a la materia narrada en una perspectiva de objetividad artística. Éstos últimos componentes, además de ser factores de distanciamiento, actúan como atenuadores de lo trágico.
La focalización según Genette, alude al hecho significativo de que los sucesos del relato se nos van revelando tal como se han presentado en la experiencia de alguien.
Las presuposiciones son significados adicionales que están implícitos en ciertas expresiones.
La ironía consiste en evaluar una situación repitiendo una frase que sirve para otra situación, evaluando así, dos cosas a la vez: la situación misma y el lenguaje con el que hablamos de la realidad.
La fluctuación del punto de vista ocurre porque el narrador transfiere provisionalmente su función a uno de los actores lo que le permite una perspectiva de objetividad. Así el narrador consigue neutralidad, ya que subraya el hecho de que lo que refiere le ha sido confiado por el personaje, se remite pues a la fuente.
El empleo de la ironía también es parte muy sutil de lo no dicho (presuposiciones), porque presupone su actualización por parte del lector. Por tanto, contribuye también a una visión neutral y objetiva, del mundo narrado.
Finalmente, la ironía como estrategia de distanciamiento sirve para mostrar la materia narrada a través de las diferentes ópticas y para atenuar la afectación. La ironía cumple la función de recurso distanciador del narrador, respecto a la parte trágica de los acontecimientos. Ello posibilita evitar el melodrama, el desborde sentimental que impediría una asunción objetiva y racional del mundo narrado.
Concluyendo, esta modalidad narrativa de neutralidad y objetividad coincide totalmente con la visión escéptica del mundo que se atribuye a Julio ramón Ribeyro; y es también coherente con el objetivo del escritor de propiciar la participación activa del receptor, a quien le toca conocer, reconocer, completar, interpretar y evaluar el mundo representado.
CAPÍTULO IV
- Recursos
Las palabras que a continuación veremos han sido colocadas de acuerdo a como van apareciendo en el texto de "Los Merengues":
Keroseno; kerosén sustantivo masc
Queroseno (gr. keros, cera + -eno, sufijo usual en nombres técnicos de hidrocarburos), sustantivo masc.Fracción de petróleo natural, obtenida por refinación y destilación, que se destina al alumbrado y se usa como combustible.
Merengue (fr. meringue) substantivo masc
1 dulce de claras de huevo batidas y azúcar, cocido al horno.
2 alfeñique, persona delicada.
adjetivo us. tb. c. substantivo
3 propio o relativo al Real Madrid club de fútbol.
substantivo masc
4 P. Rico. parte que, en número de seis, compone la danza puertorriqueña.
5 S. Dom. baile típico.
6 Argent., Parag., Urug. lío, desorden, trifulca.
Desalado, desalada adjetivo
acelerado, ansioso.
Coscorrón (de cosque) substantivo masc
1 golpe en la cabeza que no saca sangre y duele.
2 fig, fam percance, contratiempo debido a la inexperiencia o tozudez.
3 Can. coscurrón.
Emparar verbo transitivo
Perú. aparar, recibir con las manos.
Pionono (fr. pied de nonne) substantivo masc
bizcocho enrollado relleno de crema y cubierto de azúcar.
Corbatín substantivo masc
1 corbata corta que se ata por detrás con un broche, o por delante con un lazo sin caídas.
2 fig, fam Irse, o salirse, por el ~, persona muy flaca y de cuello largo.
Estridente (lat. stridente) adjetivo
1 [ruido] Agudo, desapacible y chirriante.
2 [color, gusto, etc.] En que hay exageración, contraste violento, impresión fuerte, etc.
3 que está por encima de lo normal.
4 lit que causa ruido.
Rapaz (lat. rapace) adjetivo
1 inclinado al robo o a la rapiña.
2 adaptado para coger y sujetar una presa, como las patas anteriores de una mantis.
adjetivo us. tb. c. substantivo fem
3 ave depredadora con los rasgos anatómicos perfectamente adaptados a este tipo de dieta; tiene la vista muy aguda, el pico y las garras fuertes y afilados, y vuela a gran velocidad. Algunas tienen hábitos diurnos (rapaces diurnas); como las falconiformes, y otras nocturnos (rapaces nocturnas); como las estrigiformes.
substantivo masc o fem
muchacho de corta edad.
Calaña substantivo fem
abanico ordinario con varillaje de caña.
Calaña (lat. v. qualania ? l. qualis, como, cual) substantivo fem
1 muestra, patrón, forma.
2 fig Índole, calidad, naturaleza.
Puede calificarse con los adj. buena o mala: ser de buena o mala ~. Cuando no lleva calificativo es desp.: va con gente de su calaña.
Empalagoso, empalagosa adjetivo
1 [manjar] Que empalaga.
adjetivo us. tb. c. substantivo
2 [pers.] Que causa fastidio por su zalamería y mimo.
Dependiente adjetivo
1 que depende: sucursal ~ de una oficina central.
substantivo masc
2 empleado, esp. de comercio.
3 que sirve a uno o es subalterno de una autoridad.
Barullo (port.) substantivo masc
1 confusión, desorden.
locución adverbial
2 A ~, en abundancia, en cantidad.
Parroquiano, parroquiana adjetivo us. tb. c. substantivo
1 relativo a determinada parroquia.
substantivo masc o fem
2 cliente que se sirve de un comerciante o industrial con preferencia a otros.
Palomilla (dim. de paloma) substantivo fem
1 mariposa nocturna, cenicienta, de alas horizontales y estrechas y antenas verticales, que causa grandes daños en los graneros (Sitotroga cerealella)
2 mariposa muy pequeña.
3 ninfa (insecto).
4 fumaria.
5 Palomilla de tintes o simplte, ~, onoquiles.
6 parte anterior de la grupa de las caballerías.
7 caballo de color muy blanco, semejante al de la paloma.
8 tornillo con dos alas, como de mariposa, que sirven para enroscarlo con los dedos.
9 cojinete.
10 armazón de tres piezas, en forma de triángulo rectángulo, para sostener tablas, estantes, etc.
11 punta que sobresale en el remate de algunas albardas.
12 en los coches de cuatro ruedas, cada uno de los dos trozos de hierro que van de la caja a las ballestas del juego trasero.
13 paloma, grano de maíz tostado.
14 paloma, agua con aguardiente anisado.
15 Amér. fam plebe, gentuza, vulgo.
16 Amér. fam grupo de personas que suelen estar juntas.
substantivo fem pl
17 paloma (ondas).
substantivo gén común
18 Chile, Perú. niño, muchacho.
substantivo fem
19 Hond. pandilla, grupo de muchachos vagabundos o de personas que acostumbran reunirse para divertirse o pasar el rato.
Replicar (modelo de conjugación 1) (lat. -are; doble etim. replegar) verbo intransitivo
1 instar o argüir contra la respuesta o argumento.
2 DER impugnar el actor la contestación del demandado.
verbo intransitivo us. tb. c. transitivo
3 poner objeciones a lo que se dice o manda: los niños no replican; no repliques mis órdenes.
Convicción (lat. -ictione) substantivo fem
1 convencimiento.
substantivo fem pl
2 idea religiosa, ética o política a la que uno está fuertemente adherido.
Empacho substantivo masc
1 cortedad, vergüenza, turbación.
2 embarazo, estorbo.
3 indigestión.
Abochornado, abochornada adjetivo
bochornoso(adjetivo), que causa o da bochorno.
Bochorno (lat. vulturnu, viento sudeste) substantivo masc
1 aire caliente que sopla en el estío.
2 calor sofocante.
3 encendimiento pasajero del rostro.
4 fig rubor, vergüenza.
Increpar (lat. -are) verbo transitivo
reprender [a uno] con dureza y severidad.
Quejumbroso, quejumbrosa (de quejumbre) adjetivo
que se queja con poco motivo, o por hábito.
Airada adjetivo
[vida] Desordenada y viciosa.
Tintinar; tintinear verbo intransitivo
producir el sonido del tintín(substantivo masc) sonido de la campanilla, timbre, choque de copas, etc.
Mucamo, mucama substantivo masc o fem
Amér. sirviente o criado de una casa.
Graznar (lat. hispánico gracinare, de orig. onomat.) verbo intransitivo
dar gritos algunas aves; como el cuervo, el grajo, etc.
- Comprensión del sentido literal del texto: Vocabulario
Se trata de un cuento llamado "LOS MERENGUES" que se encuentra en el libro LA PALABRA DEL MUDO, escrito por Julio Ramón Ribeyro (1929 – 1994). Este libro de cuentos comprende cuatro tomos, el primero editado en 1964 y posteriormente son publicados los otros en 1973, 1977, 1994.
"Un cuento, gracias a su brevedad, puede concebirse en su totalidad. El punto de partida es muy variado: una experiencia que me haya sucedido o impresionado, una conversación que escuché de casualidad, una lectura o un sueño. En realidad no hay una receta mágica"… con estas palabras Ribeyro responde cual es el punto de partida para escribir un cuento.
El contenido esta cubierto por varias texturas, todas ellas, se detienen y analizan a la clase media a la que él perteneció, con todas sus características: el desencanto, la lucha por la supervivencia cotidiana, la frustración, los sueños no realizados, la condición antagónica y sincera de una realidad abrumante y carente de empatía con el hombre común. etc. Todos estos rasgos intrínsecos y flotantes en los cuentos de Julio Ramón Ribeyro son tratados bajo las estrategias discursivas en el relato surcando hasta el humor negro y produciendo un modelo de control artístico y de profundidad, de densidad simbólica, de buen uso de recursos y técnicas narrativas, destacándose en el retrato de personajes impregnados de las peculiaridades más íntimas, como los marginados y fracasados, víctimas de un orden social que aniquila toda individualidad y deseo de satisfacción.
El cuento que debemos analizar y comentar pertenece al primer tomo de LA PALABRA DEL MUDO.
"LOS MERENGUES", trata de un niño que deseando a toda costa poder comprarse unos merengues planifica un robo para obtener el dinero que guarda su mamá con el cual podrá hacer realidad el sueño que anhela. Así, una vez con el dinero en el las manos reconsidera su propósito frente a otras empresas sin embargo al final se dirige a la panadería tiende el dinero y quien atiende no le hace caso y lo trata de manera indiferente sin importarle que pudiera tener sus monedas.
- Localización del cuento
- Determinación del asunto y el tema
- La sostenida por Luis Fernando Vidal en el artículo Ribeyro y los espejos repetidos, quien distingue en la cuentística riberiana dos vertientes a las que denomina "vertiente configurativa" y "Vertiente desviatoria". La vertiente configurativa estaría constituida por la mayoría de cuentos cuya referencialidad compromete una visión respecto de las realidades citadina y/o provinciana del Perú, referidas a través de las modalidades de invención y de evocación. La primera como actitud testimonial, crítica y, la segunda como una vuelta hacia el yo, en una suerte de reconstrucción nostálgica del pasado personal. Mientras que la vertiente desviatoria, se situaría en el ámbito de la ficción pura o de lo fantástico.
4.3.1 Tema dominante
Contraposición entre ilusión y realidad a través de la condición del niño en un orden social discriminador.
A través de la lectura del cuento encontramos como isotopía circundante una discriminación dentro del orden social. El niño es marginado y excluido de sus derechos naturales como individuo que pertenece a una sociedad determinada.
4.3.2 Temas complementarios
- La pobreza:
El niño y su madre, de acuerdo a los rasgos mostrados en el texto pertenecen a una condición económica baja.
- La marginación:
Este subtema aparece en los pasajes más importantes del cuento dando ha entender que existen tratos distintivos y elitistas dentro de cualquier comunidad heterogénea.
- El orden social:
En este cuento podemos aprecias los distintos estratos sociales con sus comportamientos, sicología, selección y aprobación sobre los demás partiendo desde el aspecto pecuniario.
- La realidad cotidiana:
Es te subtema es propio de nuestro entorno social que a diario se toca y se escenifica, lo cual podemos ver como Julio Ramón Ribeyro, a través de su pluma, nos lo presenta de una forma irónica y marginal.
- Determinación de la estructura del texto
4.4.1. Nivel de las unidades de sentido
La isotopía o idea repetitiva: discriminación esta presente en el cuento, a través de los diversos apartados los cuales presentan etapas temporales como del pasado al presente, del presente al pasado que no es otra cosa que el uso del flash back. Todos estos saltos temporales están concatenados por la idea que se mantiene implícita en las escenas de los Merengues.
4.4.2. Identificación de apartados
4.4.2.1. Presentación del texto
LOS MERENGUES
Apenas su mamá cerró la puerta, Perico saltó del colchón y escuchó, con el oído pegado a la madera, los pasos que se iban alejando por el largo corredor. Cuando se hubieron definitivamente perdido, se abalanzó hacia la cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas malogradas. ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de cuero, contó una por una las monedas -había aprendido a contar jugando a las bolitas- y constató, asombrado que había cuarenta soles. Se echó veinte al bolsillo y guardó el resto en su lugar. No en vano, por la noche, había simulado dormir para espiar a su mamá. Ahora tenía lo suficiente para realizar su hermoso proyecto. Después no faltaría una excusa. En esos callejones de Santa Cruz, las puertas siempre están entreabiertas y los vecinos tienen caras de sospechosos. Ajustándose los zapatos, salió desalado hacia la calle.
En el camino fue pensando si invertiría todo su capital o sólo parte de él. Y el recuerdo de los merengues –blancos, puros, vaporosos- lo decidieron por el gasto total. ¿Cuánto tiempo hacía que los observaba por la vidriera hasta sentir una salvación amarga en la garganta? Hacía ya varios meses que concurría a la pastelería de la esquina y sólo se contentaba con mirar. El dependiente ya lo conocía y siempre que lo veía entrar, lo consentía un momento para darle luego un coscorrón y decirle:
– ¡Quita de acá, muchacho, que molestas a los clientes!
Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y desmantelaban bulliciosamente la tienda.
Él recordaba, sin embargo, lagunas escenas amables. Un señor, al percatarse un día de la ansiedad de su mirada, le preguntó su nombre, su edad, si estaba en el colegio, si tenía papá y por último le obsequió una rosquita. Él hubiera preferido un merengue pero intuía que en los favores estaba prohibido elegir. También, un día, la hija del pastelero le regaló un pan de yema que estaba un poco duro.
– ¡Empara!- dijo, aventándolo por encima del mostrador. Él tuvo que hacer un gran esfuerzo a pesar de lo cual cayó el pan al suelo y, al recogerlo, se acordó súbitamente de su perrito, a quien él tiraba carnes masticadas divirtiéndose cuando de un salto las emparaba en sus colmillos.
Pero no era el pan de yema ni los alfajores ni los piononos lo que le atraía: él sólo amaba los merengues. A pesar de no haberlos probado nunca, conservaba viva la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines. Desde aquel día, los merengues constituían su obsesión.
Cuando llegó a la pastelería, había muchos clientes, ocupando todo el mostrador. Esperó que se despejara un poco el escenario pero no pudiendo resistir más, comenzó a empujar. Ahora no sentía vergüenza alguna y el dinero que empuñaba lo revestía de cierta autoridad y le daba derecho a codearse con los hombres de tirantes. Después de mucho esfuerzo, su cabeza apareció en primer plano, ante el asombro del dependiente.
- ¿Ya estás aquí? ¡Vamos saliendo de la tienda!
Perico, lejos de obedecer, se irguió y con una expresión de triunfo reclamó: ¡veinte soles de merengues! Su voz estridente dominó en el bullicio de la pastelería y se hizo un silencio curioso. Algunos lo miraban, intrigados, pues era hasta cierto punto sorprendente ver a un rapaz de esa cabaña comprar tan empalagosa golosina en tamaña proporción. El dependiente no le hizo caso y pronto el barullo se reinició. Perico quedó algo desconcertado, pero estimulado por un sentimiento de poder repitió, en tono imperativo:
– ¡Veinte soles de merengues!
El dependiente lo observó esta vez con cierta perplejidad pero continuó despachando a los otro parroquianos.
– ¿No ha oído? – insistió Perico excitándose- ¡Quiero veinte soles de merengues!
El empleado se acercó esta vez y lo tiró de la oreja.
– ¿Estás bromeando, palomilla?
Perico se agazapó.
– ¡A ver, enséñame la plata!
Sin poder disimular su orgullo, echó sobre el mostrador el puñado de monedas. El dependiente contó el dinero.
– ¿Y quieres que te dé todo esto en merengues?
– Sí –replicó Perico con una convicción que despertó la risa de algunos circunstantes.
– Buen empacho te vas a dar –comentó alguien.
Perico se volvió. Al notar que era observado con cierta benevolencia un poco lastimosa, se sintió abochornado. Como el pastelero lo olvidaba, repitió:
– Déme los merengues- pero esta vez su voz había perdido vitalidad y Perico comprendió que, por razones que no alcanzaba a explicarse, estaba pidiendo casi un favor.
– ¿Va a salir o no? – lo increpó el dependiente
– Despácheme antes.
– ¿Quién te ha encargado que compres esto?
– Mi mamá
– Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un papelito.
Perico quedó un momento pensativo. Extendió la mano hacia el dinero y lo fue retirando lentamente. Pero al ver los merengues a través de la vidriería, renació su deseo, y ya no exigió sino que rogó con una voz quejumbrosa:
– ¡Déme, pues, veinte soles de merengues!
Al ver que el dependiente se acercaba airado, pronto a expulsarlo, repitió conmovedoramente:
– ¡Aunque sea diez soles, nada más!
El empleado, entonces, se inclinó por encima del mostrador y le dio el cocacho acostumbrado pero a Perico le pareció que esta vez llevaba una fuerza definitiva.
– ¡Quita de acá! ¿Estás loco? ¡Anda a hacer bromas a otro lugar!
Perico salió furioso de la pastelería. Con el dinero apretado entre los dedos y los ojos húmedos, vagabundeó por los alrededores.
Pronto llegó a los barrancos. Sentándose en lo alto del acantilado, contempló la playa. Le pareció en ese momento difícil restituir el dinero sin ser descubierto y maquinalmente fue arrojando las monedas una a una, haciéndolas tintinear sobre las piedras. Al hacerlo, iba pensando que esas monedas nada valían en sus manos, y en ese día cercano en que, grande ya y terrible, cortaría la cabeza de todos esos hombres, de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos que graznaban indiferentes a su alrededor.
4.4.2.2. Apartados
De acuerdo a la estructura del cuento podemos apreciar en él, los siguientes apartados:
Apartado a):
Comprende las líneas 1 – 17(desde Apenas hasta gasto total.): se aprecia la estrategia y la acción: saltó del colchón y escuchó, con el oído pegado a la madera, los pasos que se iban alejando… , del niño en pro de obtener su objetivo: …se abalanzó hacia la cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas malogradas. ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de cuero, contó una por una las monedas. Contradicción y valoración entre su necesidad y otras: En el camino fue pensando si invertiría todo su capital o sólo parte de él…. Esta última frase del apartado y la acción que cita: Fue pensando…
El niño aparece en el cuento con la idea ferviente de ejecutar su plan. En primera instancia cumple su cometido, aparece la emoción y el temor. Existe una breve y significativa reflexión acerca de como distribuir el motín obtenido. Este apartado es el antecedente, el preámbulo que sirve como referencia para introducirse en el cuento: cerró… saltó… , son claros ejemplos del tiempo. Un pasado reciente que nos trae a un presente, donde el niño recuerda su objeto deseado: Los merengues.
Apartado b):
Comprende las líneas 17 – 27 (desde gasto total hasta tienda.): El deseo del dulce sobrepasa cualquier otra empresa. Evocación del aquel deseo frente al alimento. Se aprecia el trato hostil del vendedor frente al niño.
La evocación del objeto deseado aparece en su recuerdo, en el tiempo presente así mismo en contraposición a ello aparece quien es el propietario o dueño de el objeto de su deseo que es el dependiente o aquel que vende LOS MERENGUES los rasgos de comportamiento de este individuo: Hostil, reacio, discriminador son comparados por el escritor con los rasgos fisiológicos y actitudinales del resto de personajes que aparecen en este apartado: Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y… . Esta escena y la descripción de dichos individuos nos inducen a pensar que el lugar donde se encuentran el objeto deseado se encuentra en una zona donde transitan y acuden entes de un estrato social superior al del niño.
Esta conclusión nos permite separar dos estratos sociales: 1) El niño que no puede comprar los merengues, y 2) aquellos que pueden comprarlo y lo tienen con los hombres gordos, mujeres viejas y el dependiente.
Apartado c):
Comprende las líneas 28 – 45 (desde ÉL recordaba hasta su obsesión.): Recapitula hechos alegres e irónicos, partiendo de su posición cada vez más sólida por no conseguir el dulce.
El recordar hechos agradables es discutible a estas alturas de la narración puesto que la aparición del primer recuerdo viene de la mano con un interrogatorio cotidiano y el premio: una rosquita. El escritor simboliza a través del obsequio la dependencia del niño por su condición, la diferencia de estratos sociales, las mismas preguntas transfiguran la escena. Es un acto de caridad ante los indigentes, ante los que no tiene a su alcance el dinero para poder acceder a ciertos gustos o necesidades. El segundo recuerdo que se le aproxima al niño, es una ironía, él mismo parece decirlo al comparar su acción con la de su perro: compara el pan con la carne y el de sus manos con los colmillos del animal. Es en conjunto este recuerdo último quien nos da cuenta de la existencia de una jerarquía dentro de una sociedad, el rico, el pobre, el perro. Esa cadena finita y perenne en cualquier sociedad como la nuestra como rasgo cultural.
Sin embargo el último párrafo de este apartado busca afirmar la insistencia del individuo sobre el objeto que no tiene. Es menester nuestro decir que los rasgos léxicos que aparecen en: …chicos que se los llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines…., nos permiten recoger el sustantivo: corbatines para determinar que esos pequeños pertenecían a hogares de solvencia económica y por ende tendían la posibilidad de vestir bien y suplir cualquier necesidad.
Apartado d):
Comprende las líneas 46 – 78 (desde Cuando hasta alguien.): La hostilidad y el desaire se oponen frente a la nueva posición del niño. El dinero no justifica su condición de pobre ni lo aprueba frente a los demás.
La nota inicial de este apartado nos trae al presente al niño con el dinero llegando a ala pastelería. Un rasgo en su comportamiento como esperar que la gente se marchara un poco muestra rasgos de comportamiento como: vergüenza, nerviosismo. El dinero le otorga ahora seguridad pero no es una seguridad plena, esto se aprecia cuando el dependiente lo larga del lugar. Lo que continuación se narra es la decadencia paulatina en al seguridad del individuo solo por desear alcanzar su deseados merengues.
En primera instancia el niño afronta el impedimento gritando a viva voz que desea 20 soles de merengues, la respuesta es contundente: no le hacen caso, otra vez el niño, el clímax del cuento aflora el niño va perdiendo todo: valor, seguridad aparece la suplica, la sumisión propia de su clase, la negación a los anhelos por ser pobre, no le creen, no le atienden. En el momento que enseña la plata todo parece acabar para el pequeño: La gente se mofa, el responde a las preguntas y estas descubren una mentira, el dependiente lo sabe y el niño miente, miente como cualquiera cuando desea algo y usa cualquier método, cualquier ardid; la nota final de este apartado es contundente: Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un papelito. Una vez más le nigan su deseo, su dulce.
Apartado e):
Comprende las líneas 79 – 102 (desde Perico se hasta lugar.): La vergüenza y la sumisión embargan al niño. No existe comprensión ni respeto, solo desconsideración.
La decadencia total del acto ocurre en este apartado el niño esta desecho, desmoralizado, a caído en el pesimismo indigente, sabe que es mejor retirarse, pero como todo niño es insistente y se atreve a volver a pedir, y pedir aunque sea esta vez algo menos porque el deseo puede más hasta el punto de rogar. Pero el dependiente no hace caso, y lo arremete para que se marche. Así culmina el apartado con la salida del niño del establecimiento, con una discriminación por parte de l vendedor y con agravios físicos.
Apartado f):
Comprende las líneas 103 – 113 (desde Perico salió hasta a su alrededor.): Los sentimientos afloran, tristeza, rabia, desesperanza embargan al niño. Su condición es un impedimento para pretender cumplir cualquier sueño.
Este último apartado enmarca toda la realidad de aquellos que no son tomados en cuenta en una sociedad discriminadora. EL niño es mostrado por el escritor como una metáfora de la realidad urbana, de la realidad marginal que abarca muchos sectores de cualquier ciudad de Latinoamérica. El niño es un claro ejemplo, sin el objeto del deseo, sin esperanza de poder obtener nada, solo resta el odio, el resentimiento la contrariedad de los actos formales, el individuo se ve en el futuro ahora puede asegurar que cumplirá todo lo que desee, el adjetivo: terrible, presentado por el escritor le da una carga semántica y un énfasis a las acciones que luego realizara: cortaría la cabeza de todos esos hombres, de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos que graznaban indiferentes a su alrededor.
La característica más resaltante se presenta allí. El texto radica en la flexibilidad y habilidad para usar el tiempo donde se desenvuelve el personaje principal y los secundarios. Así, el Flash back contribuye a que el lector pueda tener un panorama temporal y espacial de lo que esta leyendo, al finalizar este apartado encontramos que el autor a terminado el cuento recurriendo al personaje en tercera persona del singular que es nuestro protagonista.
El texto, todo, ejemplifica la realidad circundante en cualquier ciudad de Latinoamérica, la cual, esta repleta de marcados estratos sociales económicos y culturales. EL personaje principal, su objeto del deseo y el poseedor del objeto presentan la pobreza, la discriminación y las necesidades numerosas vertidas en los merengues. Los rasgos lexicales, lingüísticos a los que recurre Ribeyro son bien distribuidos y dosificados para plasmar su confección sobre la narrativa marginal y urbana que lo caracteriza.
El tema presentado, como la presenta Ribeyro, nos resulta extremadamente atrayente por el modo de narrar, además la serie de rasgos que va mostrando: personajes, conductas, comportamientos sugeridos, ironía, y los matices que contrastan dos realidades que se contraponen como sugerencia de una realidad que puede ser visible y real.
- ARIANZEN, Catalina (2001) Las estrategias discursivas en el relato de Julio Ramón Ribeyro. Universidad de Estocolmo, Suecia; pp. 13 – 30.
- BRAVO, José Antonio (1989) La generación del 50. UNMSM, Instituto Porras Barrenechea, Lima; pp. 119-120.
- DIARIO EXPRESO (2000) Literatura Peruana: Fascículos coleccionables. Lima, Fascículo N. 22.
- ESTEBAN, Ángel (2002) Presentación a La palabra del mudo. Ediciones Peisa, Lima; pp. 3 – 27.
- LÁZARO, Fernando y CORREA, Evaristo (1994) Cómo se comenta un texto literario. 31ava edición, Editorial Cátedra, Madrid; pp. 51 – 78.
- REIS, Carlos (1995) Comentario de textos. Fundamentos teóricos y análisis literarios. Ediciones Colegio de España, Salamanca; pp. 53 – 78.
Breve teoría acerca del cuento: Decálogo personal de Ribeyro
- El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.
- La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada real.
- El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
- La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento.
- El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
- El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
- El cuento admite todas las técnicas: Diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
- El cuento debe partir de situaciones en las que él o los personajes viven un conflicto que los obligue a tomar una decisión que pone en juego su destino.
- En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
- El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.
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