Tres enfoques sociojurídicos sobre la Violencia Intrafamiliar (página 2)
Enviado por Yalain Pita Salom�n
Estos cambios constituyen indicaciones del protagonismo alcanzado por ellas en la vida nacional pues no se limitan a la incorporación al mercado de trabajo por las necesidades económicas de la familia ; sino como sujetos conscientes de la importancia de su rol social para la transformación de la sociedad.
Las mujeres cubanas exhiben, además, elevadas cifras de integración a la vida política del país con un activismo sociopolítico en ascenso, en especial, en el acceso a los cargos de dirección, aunque todavía no existe correspondencia entre el desempeño de los diferentes niveles de dirección y su protagonismo sociopolítico.
Sin embargo, si en 1960 las mujeres dirigentes constituían casos excepcionales, ya en 1995 representaba el 29.8 % de todos los cuadros de dirección, elevándose ya en marzo del 2000 a un 32.3 % (1).
Entre las causas que limitan la participación ascendente de la mujer en el poder, sin dudas, juega un papel importante la pervivencia de la cultura patriarcal que mantiene en los esencial los valores que confieren a los hombres la hegemonía social y por ende, las supeditación femenina en el desempeño de los roles genéricos tradicionalmente asignados y el ejercicio del poder en todos los ámbitos.
Estas conquistas de género de las cubanas que muestran la relevancia de su papel social se han acompañado de otras transformaciones no menos importantes en la vida doméstica y en su desempeño intergenérico tales como: la feminización de la planificación familiar materializada en la disminución del número de hijos por mujer y consecuentemente la reducción del tamaño de la familia, la participación creciente del hombre y otros miembros de la familia en las actividades domésticas. Las mujeres han dejado, como tendencia, de soportar a ultranza relaciones conyugales que carecen de sentido y aumentan significativamente el número de divorcios a la par que se observa una tendencia creciente al establecimiento de relaciones consensuales. También se observa un papel más activo en las decisiones personales y familiares, una mayor conciencia de la necesidad de autonomía, todo lo cual supone una menor subordinación femenina.
Sin embargo, estas sustanciales modificaciones operadas en la posición social de las mujeres y en importantes características de su identidad genérica no puede lleva a pensar en la conclusión del proyecto de equidad intergenérica en Cuba. La realidad cubana vive aún hoy, con sus características peculiares la contradicción generada entre el coprotagonismo incuestionable de la mujeres en la vida social y la pervivencia de valores y relaciones sociales construidos desde una óptica androcéntrica imposibilitando revolucionar radicalmente las formas de vida concretas marcadas por monopolios masculinos. Aquí radica el mayor obstáculo para el desarrollo de una identidad femenina no subordinada.
Es evidente entonces que en la realidad cubana de hoy se expresa ya la desconstrucción de muchos de los estereotipos de la identidad femenina tradicional conviviendo con diversos e importantes soportes de una nueva identidad que proporcionan para muchas protagonizar su propia vida y participar en la conformación del nuevo sujeto histórico femenino en la gestación. Podría afirmarse que la hibrides de género marca hoy la peculiaridad de la vivencia del ser mujer de las cubanas como grupo social.
Por supuesto que dichas transformaciones no han impactado por igual a todos los sujetos, además, la cultura patriarcal es muy abarcadora toca muchos aspectos de la dinámica entre los géneros, ella está entronizada en la subjetividad de los actores sociales que ejecutan dichas transformaciones y con ellas sus propias condiciones de existencia. Su desconstrucción pasa por complejos y contradictorios procesos de cuestionamientos, renovaciones y búsquedas de referentes no androcéntricos que posibiliten el funcionamiento social desde una auténtica equidad intergenérica.
La evaluación de la violencia contra la mujer en general y más específicamente la que ejerce contra ella su compañero de pareja resulta sumamente compleja por las múltiples aristas que la conforman, pero sin dudas la concepción misma del maltrato no puede desvincularse de la situación de la mujer, de la forma en que ellas asumen su subjetividad y del aprendizaje que mediante la socialización hacen de las normas y valores sociales.
En ese sentido la conformación de la identidad de género como construcción socio-histórica resulta clave para entender las razones que desde la cultura patriarcal explican las conductas femeninas y masculinas diseñadas para la obediencia y el mando, respectivamente. Tanto el hombre como la mujer están violentamente sometidos a la imagen cultural que de ellos se esperan.
La identidad es también resultado de la socialización, además de los aspectos subjetivos e interactivos que la conforman y está atravesada por diferentes nociones (género, clase, raza, etc.) que determinan las peculiaridades de su manifestación en los grupos sociales y en los sujetos individuales. Sustraer de estas consideraciones la problemática de la violencia contra la mujer impide lograr una comprensión adecuada de sus manifestaciones y la razón última que la genera.
Si los atributos, rasgos y estereotipos que definen la masculinidad (vinculada al poder, la fuerza, la inteligencia, la racionalidad y el control, entre otros) y la femineidad (vinculada a la sumisión, la dependencia, la pasividad, la emotividad y la delicadeza) adquieren relevancia colectiva es porque son aceptadas socialmente y al resultar acatadas por las personas, hombres o mujeres, lo incorporan a su propia definición individual.
La adscripción a los estereotipos sociales que definen la identidad femenina vinculada a la entrega y la abnegación funcionan subjetivamente en la internalización de la infravaloración y la dependencia convirtiendo a las mujeres de hecho en subordinadas como condición esencial de su relación con el otro empoderado, dominante.
Estas características, matizadas por otras influencias sociales influyen en la recepción de la violencia por parte de las mujeres. El hombre acude a ella cuando siente peligrar su poder o cuando considera que esta es la forma más eficaz para mantenerlo, porque la violencia refuerza la certeza de su poder y en la víctima refuerza la certeza de su situación victimal.
En la sociedad cubana como parte de la esencia del proyecto social revolucionario, expresada en la voluntad política del Estado las mujeres se han situado en paridad social con los hombres. La creación de las condiciones legales y estructurales para la equidad significan la premisa indispensable para enfrentar la violencia contra la mujer de manera macro estructural, con todas las implicaciones que tiene para minar desde su base el patriarcado como ideología, como sistema de relaciones sociales y como sostén cultural de las desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres, causa última de la violencia contra la mujer.
Pero este proceso no se produce de manera lineal y sin contradicciones. La fricción entre los cambios sociales y su expresión en la subjetividad genera enormes conflictos en la vivencia individual de las mujeres y de los hombres.
El análisis de los estudios sobre violencias consultadas y los realizados por la autora del presente trabajo, muestran la presencia en la sociedad cubana de la violencia contra la mujer en todas sus manifestaciones, desde las más sutiles hasta la muerte, aún cuando presumiblemente su magnitud no es tan recurrente como en otras regiones del mundo.
Pero ello no puede conformarnos, porque el comportamiento de este problema social evidencia el impacto de la socialización diferente para hombres y mujeres determinado por la pervivencia de la cultura patriarcal en la sociedad cubana, que refuerza y transmite en los hombres pautas de comportamiento y valores estereotipados sobre la masculinidad que contribuyen al aprendizaje y reproducción de la violencia.
Los resultados de los pesquisajes cubanos muestran la presencia del componente de género en la victimización femenina: los delitos en los que ellas son víctimas se producen mayoritariamente en la relación de pareja y en el espacio doméstico como ámbito privilegiado para agredirlas, ellas desempeñan el rol de agresoras en una proporción menor – casi siempre como alternativa al maltrato que padecen -, ellas reciben mayor ensañamiento de sus hombres cuando las agreden.
En el caso de Cuba, la investigación sobre el maltrato de que son víctimas las mujeres en las relaciones de pareja comienza a adquirir relevancia a partir de la década del 90. Hasta la creación del Grupo de Trabajo Nacional para la Atención y la Prevención de la Violencia Familiar en 1997 los pocos estudios realizados abordaban aspectos puntuales y se realizaban de forma aislada. Estas investigaciones se concentraron fundamentalmente en el Instituto de Medicina Legal de Ciudad de La Habana, en el Centro Nacional de Educación Sexual, el Área de Investigación y Desarrollo de la Fiscalía General de la República, en algunas instituciones del sistema de salud y en la Universidad de La Habana.
El hecho de que estas instituciones hayan comenzado a analizar esta temática evidencia el creciente interés y preocupación de la comunidad científica por profundizar en las causas y características que en nuestro medio tiene la violencia contra la mujer y poder contribuir con ello a la elaboración de estrategias para enfrentar el problema.
Toda acción ejecutada por uno o varios agentes quienes con un proposito definido (daño, manipulacion) ocasionan en la victima lesiones fisicas (golpes) picologicas, morales, y sexuales( mordef, van henderg 2004) es constitutiva de violencia y reprimida por la ley, que ampara a quien resulta objeto de esta conducta. en dependencia de la edad, el sexo y su orientación social. tema de reflexión, resulta la protección legal de menores victimas de la violencia, de ahí que deiquemos un importante espacio de reflexión a este temática
Este concepto puede ser un poco mas explicito pero para poderlo entender podremos pasar a su análisis y critica. Según esta definición la violencia comienza por una acción esta que es entendida por una acción de hacer, de provocar, que viene obviamente acompañada por una intención final la de dañar, esta acción puede ser llevada a cabo no solo por una sujeto sino por varios entendiéndose que en el caso del síndrome del niño maltratado a nuestro punto tal vez simplista de ver las cosas tanto el agente creador de la violencia como la que lo conciente son parte del daño que se le crea al menor, pero regresando a la definición la acción de este o estos sujetos tiene como ya lo mencionamos una finalidad, que es la de hacer daño, no consideramos que la manipulación sea un tipo de violencia mas bien un tipo de coacción creo que la mayoría de los generadores de la violencia si buscan el crear un daño no el manipular ni mucho menos el coaccionar el padre o también lo hace como castigo , la intención del padre o la madre que golpea en la madre que golpea tiene como objetivo la reprimenda en términos generales pero ese momento es dañar.
Investigadores como (DOMENACH 2002) sostienen que la Violencia contra menores es «el uso de la fuerza, abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un individuo o de un grupo, algo que no quiere consentir libremente», por otra parte (YVES MICHAUD 2000) define la Violencia como «una acción directa o indirecta, concentrada o distribuida, destinada a hacer mal a una persona o a destruir ya sea su integridad física o psíquica, sus posesiones o sus participaciones simbólicas». En su obra (MCKENZIE 1987), plantea que la violencia como el «ejercicio de la fuerza física con la finalidad de hacer daño o de causar perjuicio a las personas o a la propiedad; acción o conducta caracterizada por tender a causar mal corporal o por coartar por la fuerza la libertad personal». Mientras que para (CURLE, 2000) violencia es lo mismo que «no pacificada», y para LAIN JOXE la violencia tiene que ver con el intento de controlar a la sociedad mediante la centralización del saber. Cómo investigador, debo proponer que la estas definiciones aun cuando expresar la naturaleza de la conducta violenta, es decir su tipología, se alejan del elemento subjetivo que debe valorarse ante toda conducta humana, la responsabilidad de ahí, que considero más cercana al fenómeno esta definición; es cualquier acción u omisión, no accidental que provoque un daño físico o psicológico a un niño por parte de sus padres o cuidadores.
Existen diferentes tipos de violencia CONTRA LOS MENORES, entre los que se encuentran:
Abandono: se debe a diferentes formas de negligencia infantil, que se producen en familias donde los padres presentan incapacidad de brindar a los niños los cuidados necesarios para asegurar un desarrollo sano y feliz.
Abuso: puede presentarse como violencia física o sexual. La más recurrente es el abuso sexual, donde un niño es víctima de un adulto, con fines de satisfacción sexual.
Este delito puede tomar diversas formas, como son: prostitución infantil y abusos pedofílicos a nivel extra familiar y abusos incestuosos a nivel familiar. De lo anterior se desprende que no existe relación sexual apropiada entre un niño y un adulto, por esto, la responsabilidad recae exclusivamente en el adulto.
El origen del abuso sexual es el abuso de poder de adultos sobre los niños, manipulando el vínculo afectivo familiar.
Maltrato: es oposición a la noción de un buen trato y bienestar infantil; por tanto, está referido a todo comportamiento y/o discurso adulto, que transgredía las necesidades y derechos del niño.
Existen dos tipos de maltrato, el visible y el invisible, y cada uno de estos puede expresarse de manera activa o pasiva:
Maltrato visible activo: se expresa con violencia física, implica tanto golpes como abuso sexual.
Maltrato visible pasivo: se refiere a omisión de intervención, en este caso se realiza conductas negligentes hacia los menores.
Maltrato invisible activo: corresponde al maltrato psicológico, que por su intensidad y frecuencia provocan daños en los niños.
Maltrato invisible pasivo: es el abandono, omitiendo las conductas de bienestar hacia los niños.
EL FENÓMENO DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS MENORES. NOCIONES
GENERALES DE UNA PROBLEMÁTICA INTERNACIONAL.
Son innumerables las formas de violencia familiar. Puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Siempre es difícil pensar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser psíquica o física, y ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades. La mayoría de las veces se trata de adultos hacia uno a varios individuos.
Se caracteriza a la violencia familiar en la que alguien con más poder abusa de otras con menos poder. El término violencia familiar alude a todas las formas de abuso que tienen lugar en las relaciones entre los miembros de la familia. La relación de abuso es aquella en la que una de las partes ocasiona un daño físico y/o psicológico a otro miembro. Este daño se puede dar ya sea por acción o por omisión, y se da en un contexto de desequilibrio de poder.
Para establecer que una situación familiar es un caso de violencia familiar, la relación de abuso debe ser crónica, permanente y periódica, refiriéndonos así a las distintas formas de relación abusiva que caracterizan un vínculo familiar. Entre las principales características que puede presentar una familia que sufre de violencia son las siguientes:
Generalmente en las familias en las que aparece la violencia familiar tienen una organización jerárquica fija o inamovible, Además sus miembros interactúan rígidamente, no pueden aportar su propia identidad, deben actuar y ser como el sistema familiar les impone.
Las personas sometidas a situaciones críticas de violencia familiar presentan un debilitamiento de sus defensas físicas y psicológicas, lo que conduciría a un incremento en los problemas de salud. Muchas padecen de depresión y enfermedades psicosomáticas.
También estas personas muestran una disminución marcada en el rendimiento laboral. En los niños y adolescentes tienen problemas de aprendizaje, trastornos de la personalidad, etc.
Por lo general las personas que viven afectadas por la violencia familiar, como se criaron dentro de este contexto, tienden a reproducirlos en sus futuras relaciones.
En el caso de los niños como en otros casos de violencia se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que les puede hacer un adulto. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y largo plazo que provocan los maltratos.
En algunos casos se trata de golpeadores que fueron maltratados en su propia infancia (56.7% de los casos totales), al intervenir patrones de repetición de los modelos de crianza parentales en los diferentes tipos de castigos administrados a sus hijos, pero no ocurre de este modo necesariamente. También cabe considerar que muchos padres perciben como justos los castigos implementados, o perciben la desproporción del castigo ofrecido con las supuestas faltas cometidas, que se justifica de alguna manera (por los nervios, la pobreza, etc.). Es considerable que los mismos adultos golpeadores suelen manifestar y percibir que han golpeado a sus hijos en muchas menos ocasiones de lo que realmente lo hacen. Si bien, algunos adultos golpeadores suelen manifestar algún afecto posterior como arrepentimiento o lástimas, en muchos casos se trata de padres que están a favor del castigo físico, que se emplean para "corregir" a los hijos.
Maltrato Físico contra menores se refiere a cualquier lesión infligida (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones de cabeza, envenenamiento, etc.), que no es accidental y que provoca un daño físico o enfermedad en un niño o adulto. Puede ser el resultado de uno o dos incidentes aislados, o puede ser una situación crónica de abuso. El maltrato físico no se asocia a ningún grupo étnico, si no que se manifiesta en todas las clases sociales, religiones y culturas.
El Maltrato Sexual: se refiere a cualquier implicación de niños, adultos, adolescentes, dependientes o inmaduros en cuanto a su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden plenamente y para los cuales son incapaces de dar un consentimiento informado. En el caso de los niños es el tipo de contacto sexual por parte de un adulto o tutor, con el objetivo de lograra excitación y/o gratificación sexual. La intensidad del abuso puede variar de la exhibición sexual a la violación. De todas las formas es abuso, el abuso sexual es el más difícil de reconocer y aceptar. Según estadísticas que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 8 niños serán sexualmente abusados antes de llegar a los 16 años. En más del 90% el abusador será masculino y en más del 80% de los casos el abusador será una persona conocida por el niño. En la mayoría de los casos los niños nunca comunican lo que está ocurriendo. Los niños no inventan historias acerca de su propio abuso sexual, por eso en la medida de que el niño se anima a decirlo, es preciso creerles.
Abuso y Abandono Emocional: generalmente se presenta bajo las formas de hostilidad verbal, como por ejemplo insultos, burlas, desprecio, críticas o amenazas de abandono. También aparece en la forma de constante bloqueo de las iniciativas infantiles por parte de algún miembro de la familia. Provoca graves trastornos psicológicos. En el caso de los niños, los padres muchas veces abusan emocionalmente de sus hijos basados en buenas intenciones. Pero a partir de esas buenas intenciones pueden presionarlos o avergonzarlos al punto de crearles un sufrimiento emocional crónico. Mientras que el abandono emocional puede ser desde un lugar pasivo, sin brindar afecto, apoyo y la valoración que todo niño necesita para crecer psicológicamente sano. Se refiere a la falta de respuesta a las necesidades de contacto afectivo del niño; una constante indiferenciada a los estados anímicos del niño.
Abandono Físico: es un maltrato pasivo y se presenta cuando las necesidades físicas de un niño como alimentación, abrigo, higiene y protección no son tendidas en forma temporaria o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
Niños Testigos de violencia: se refiere cuando los niños presentan situaciones crónicas de violencia entre sus padres. Estos niños presentan trastornos muy similares a los que caracterizan quienes son víctimas de abuso.
Violencia Conyugal: este tipo de violencia es difícil que se haga visible hacia los demás, esto se da cuando has graves daños físicos o psicológicos. La violencia conyugal tiene un ciclo de gres fases:
Fase de la acumulación de tensión: se produce una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces permanentes en los miembros de la pareja, con un incremento constante de ansiedad y hostilidad. El hombre y la mujer se encierran en un circuito en el que están mutuamente pendiente de sus reacciones.
Episodio Agudo: en el que toda la tensión que se había venido acumulando da lugar a una explosión de violencia, que puede variar de gravedad, oscilando desde un empujón hasta homicidio. Se caracteriza por el descontrol y lo inevitable de los golpes. Las mujeres se muestran sorprendidas frente al hecho que se desencadena de manera imprevista ante cualquier situación de la vida cotidiana.
Luna de Miel: se produce el arrepentimiento, pedido de disculpas y promesas de que nunca más va a ocurrir por parte del hombre. Pero al tiempo vuelve a reaparecer los períodos de acumulación de tensión y a cumplirse el ciclo.
En este tipo de maltrato aparece la violencia verbal, que refuerza la violencia psicológica. El agresor comienza a denigrar a la víctima poniéndolos sobrenombres, descalificantes, insultándola, criticándole el cuerpo, comienza a amenazar con agresión física u homicidio. El agresor va creando un lima de miedo constante. La ridiculización en presencia de otras personas, le grita, le culpa de todo. A partir de estas agresiones la víctima puede sentirse débil y deprimida.
CAUSAS Y EFECTOS DEL MENOR MALTRATADO:
El maltrato es una situación que bien puede presentarse en todas las clases sociales, aunque la incidencia parece ser un poco mayor en niños que viven bajo condiciones socioeconómicas de pobreza. Hasta el momento existen diferentes explicaciones sobre este tipo de actitudes por parte de los adultos y se ha visto la influencia en alguna manera de las situaciones de gran estrés, que hacen que toda la furia de la persona recaiga en el niño. Pero además, en muchos de los casos, quien comete el abuso tiene antecedentes de haber sufrido el mismo tipo de agresión durante su infancia o es una persona que tiene muy poca capacidad de controlar sus impulsos. Es obvio que por las diferencias de tamaño y fuerza entre adultos y niños, estos últimos sufran grandes lesiones que pueden incluso causarles la muerte. Condiciones como la pobreza, nivel educativo bajo, paternidad o maternidad en personas que como tal no han consolidado un hogar o que son solteras, el abuso de sustancias psicoactivas como las drogas y el alcohol y otra serie de factores, se han relacionado con estas agresiones, aunque siempre hay tener en cuenta que el maltrato infantil, se puede dar en todas las clases sociales.
Los niños criados en hogares donde se los maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su stress psicológico, siendo la adicción al llegar la adultez, mas frecuente que en la población general.
Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan al pasar la niñez, mostrando muchos de ellos dificultades para establecer una sana interrelación al llegar a la adultez.
Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa porque piensan que nadie les creerá. Otras veces no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento anormal y así aprenden a repetir este "modelo" inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades para establecer relaciones "sanas" al llegar a adulto. Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales, hasta que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos.
Para muchos niños que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna "aceptable" y el ciclo del abuso continúa cuando ellos se transforman en padres que abusan de sus hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso por generaciones.
Violencia familiar contra el menor. Axiología. La discriminación paterna como forma de violencia contra los menores.
A muchos padres se les hace difícil pensar en la educación de sus hijos sin recurrir a ciertos tipos de castigos, porque no los relacionan con maltrato.
Los profesionales distinguen entre una cachetada que se arranca de las manos, en una situación de descontrol y ofuscación, y la violencia ideológica, que es aquella en que existe la convicción de que esa es la única forma de educar a los niños. En el primer caso, es probable que el padre o madre reconozca el error, lo cual abre la posibilidad de una reparación, de pedir disculpas y no repetirlo. En el segundo, en cambio, lo anterior no es posible, básicamente porque no hay conciencia de estar haciendo algo incorrecto.
Cuando un padre le pega a un hijo y lo justifica en que a él también le pegaron y aprendió, es porque no está cuestionando su conducta, pues vive en una cultura en que todos hacen lo mismo. Y ese es un punto fundamental: en el perfil de un padre o una madre que maltrata, hay una historia de violencia.
Se puede ver un comportamiento en que hay una agresión que no es sistemática, mientras que el maltrato pierde el supuesto "fin educativo" y se transforma en golpear por golpear.
Los golpes no son la única forma de maltrato. Existe la violencia psicológica que muchas veces no se interpreta como tal, porque a este lo hemos ligado con el daño físico evidente.
También existe la tendencia entre los adultos de culpar a los niños de todo y justificar el castigo físico en que este los saca de quicio. Al focalizar la causa del problema siempre en el niño y castigarlo por eso no estamos solucionando lo que consideramos inadecuado, pues no le damos ninguna alternativa. Los padres pueden revertir sus conductas maltratadoras, pero con ayuda, como talleres y cursos realizados en el colegio de sus niños.
Por medio de la realización de este trabajo hemos llegado a comprender que el desarrollo de la personalidad de un individuo depende en gran medida y queda determinada si ésta sufre algún tipo de maltrato durante su infancia. Por esto podemos concluir que la primera etapa de socialización que el niño vive dentro de su núcleo familiar es muy importante para su futura relación con la sociedad. Más específicamente es lo que determinará la manera en que se relacionará con esta. Si un niño sufre de maltrato en esta primera etapa de su vida, le quedarán secuelas irreversibles algunas veces, que se podrán manifestar de diferentes maneras en su vida de adulto. El maltrato, además, viola los derechos fundamentales de los niños, y por lo tanto, debe ser detenido, y cuanto antes mejor.
Los niños maltratados hoy se convertirán en adultos problemáticos del mañana. Son quienes estarán a cargo de la sociedad, quienes llevarán adelante a grupos y comunidades. Por esto se deben de fomentar campañas a favor de las denuncias del maltrato infantil, creando los ámbitos adecuados y desarrollando los foros de discusión necesarios. Así como también los adultos debemos asumir nuestras responsabilidades maduramente y con compromiso para evitar que los
Pita Salomón, Yalain. Instituto Superior del Minint Eliseo reyes capitán "San Luis". Ciudad Habana 2004. CONCIS. Ponencia
Capítulo 2:
Enfoques Teórico Metodológicos sobre la violencia intrafamiliar en la isla de la Juventud. Diseño e instrumentación de la investigación.
Dimensión No 1 La violencia familiar contra la mujer.
Objeto: La proyección transgeneracional de la violencia familiar contra la mujer.
Objetivos: Determinar la presencia de elementos caracterizantes de la violencia tansgeneracional en el M.E.I.J.
- Reconocer los componentes del modelo criminológico del mecanismo de la conducta violenta transgeneracional.
- Problemas de investigación
- ¿Cuáles son los elementos caracterizantes de la violencia transgeneracional en el Municipio Especial Isla de la Juventud?
- ¿Cuáles son los componentes del modelo criminológico predominantes
- Preguntas de investigación
- ¿Cuáles son los elementos caracterizantes de la violencia transgeneracional en el M.E.I.J?
- ¿Cuáles son los componentes del modelo criminológico predominantes en los cónyuges en M.E.I.J?
- Que características asumen la violencia transgeneracional en la Isla de la Juventud.
Campo Espacial: M.E.I.J
Campo Temporal: 2004 en adelante
Población: 35 familias
Muestra: 35 familias
- Hipótesis de trabajo
- Los procesos de socialización transgeneracional se caracterizan por el reforzamiento de estereotipos culturales genéricos de ideología patriarcal, en las relaciones familiares de género.
- En el mecanismo de la conducta delictiva de las mujeres en estudio se observa la impulsividad y la tendencia a solucionar los conflictos mediante formas agresivas, en virtud de los estereotipos genéricos trasmitidos.
- Variables dependiente
- Elementos caracterizantes
- Mecanismo de conducta delictiva
Dimensión No 2: La violencia contra los menores.
Objeto: Hogares con clima de violencia para los menores
Objetivos cognoscitivos:
2. Determinar las características comunes de los hogares donde se ejerce violencia contra los menores.
3 .Identificar como se establece el clima de violencia contra los menores y sus componentes en los hogares en la Isla de la Juventud.
4. Determinar las formas más comunes de la violencia contra los menores en MEIJ.
Problema de investigación:
"Cuales son las características comunes en los hogares con clima de violencia contra menores de edad en MEIJ."
Preguntas de investigación:
4. ¿Cuales son las características comunes en los hogares donde se ejerce violencia contra menores en la IJ?
5. ¿Cuáles son los componentes sociológicos, económicos y persono lógicos de los hogares con clima de violencia contra los menores en sus hogares?
6. ¿Cuales son las formas de violencia mas comunes contra los menores en la IJ, en sus hogares?
Hipótesis: 3. En los hogares del MEIJ donde se ejerce la violencia contra menores se trata de familias donde la violencia es trasgeneracional y las condiciones son regulares.
4. La dinámica del clima de violencia esta determinada por la misma en las relaciones de pareja.
5. Las formas de violencia más comunes son las psicológicas y daños mencionados con la violencia en las relaciones de pareja y desatención paterna.
Decisión muestral:
Población: 50 familias
Muestra: 50 familias
Campo espacial: MEIJ
Campo temporal: 2004 en adelante
Técnicas:
- Observación de la vivienda.
- Caracterización.
- Análisis del contenido.
- Estudio de la dinámica personal.
- Investigación de personas.
- Caracterización criminológica de padres.
- Caracterización psicológica del hogar.
- Estudio de componentes del clima de violencia.
- Entrevista.
- Capítulo 3
- Análisis y Procesamiento de los Información.
Análisis de la recopilación de datos de la Dimensión No 1
- De la encuesta estandarizada No 1 se obtuvieron los siguientes resultados, el 30 por ciento de la muestra seleccionada, como unidad de observación, se ubica en siguiente criterio, sexo femenino, grupo de edad entre 22 y 56 años, ciudadanía y nacionalidad cubana, estado civil casada, natural de la isla de la juventud, sin vinculo matrimonial anterior, integradas a las organizaciones de masas de la comunidad, sin vinculo laboral anterior.
- De una muestra 35 familias todas son de ciudadanía y nacionalidad cubana donde el 75% residen en zona urbana y las restantes en zona rural. En ellas 20 pertenecen a las distintas organizaciones de masa así como CDR, en el caso de las mujeres a la FMC, y demás, el PCC, UJC entre otros. De las sobrantes no ocupan ningunas de estas condiciones. Todas promedian entre la edad de25 en lo adelante con años de matrimonio o relaciones consensúales como mínimo de 5.En lo referente a los lugares de nacimiento el 60% son de distintas provincia entre las que se mencionan la de La Habana, Camguey, Granma y las Tunas, el otro 40% si nacieron en el MEIJ.
- En relación al lugar de nacimiento y sus características debe señalarse que el 40 por ciento de la muestra reflejo haber nacido en hogares en buenas condiciones materiales, el 30 restante en regulares y sólo el 25 restante de ese 30 reflejo residir en hogares con condiciones desfavorables.
- El 56 por ciento de la muestra en relación a las relaciones familiares, reflejó que entre sus padres los conflictos violentos eran cotidianos, y que la impulsividad era el medio más empleado para la solución de las situaciones conflictivas. En relación a las relaciones de pareja, se demostró que estas se establecían en función de los resultados obtenidos sobre la tipología de la familia analizada, es decir uniones consensúales y de hecho en un 52 por ciento de la muestra y matrimonios formalizados en un 48 por ciento restante. En relación al primer dato se estableció el predominio de las uniones consensuales entre relaciones de pareja de relativa duración entre sujetos de entre 25 y 46 años de edad, y el segundo entre ciudadanos en su mayoría 48 por ciento de la muestra correspondiente al extracto de 52 por ciento de los matrimonio formalizados entre 36 y 56 años de edad re sus padres y demás miembros del hogar.
- El 34 por ciento de la muestra coincidió en destacar que los conflictos familiares eran irregulares pero con una incidencia negativa, en el desenvolvimiento de la dinámica familiar y con un patrón de conducta establecido en virtud, de los padres generalmente eran más violento con las madres y con sus hijos en la mayoría de las situaciones violentas.
- El 65 por ciento, reflejó que las relaciones entre padres e hijos, tomándolos a ellos como referencia, eran armónicas pero con la existencia de episodios violentos con una frecuencia casí mensual, de ahí que se pueda exponer la existencia de un mecanismo de formación de conductas violentas entre padres e hijos, tomando como referencia a los hijos.
- La Dinámica familiar se compone, a partir de una estructura nuclear con matices sui géneris, para la media nacional establecida y ratificada en Cuba por la Oficina Nacional de Estadística en el Censo Nacional de Población del año 2002, tratándose en el 70 por ciento de la muestra seleccionada de familias compuestas entre la primera y la tercera generación, así como en un 30 por ciento de la anterior cifra con presencia de los grados colaterales en su mayoría maternos.
- Los rolles familiares, explorados con la técnica de la dinámica familiar, corresponden en primer lugar: en la toma de decisiones en el lugar el roll determinante para un 48 por ciento de la muestra corresponde a los hombres y para un 22 por ciento de la muestra es compartido por hombre s y mujeres, generalmente cuando entre estos se establecen relaciones matrimoniales formalizadas o uniones consensúales.
- Los rolles que fueron determinados, a partir de la composición generacional de la dinámica familiar coincidieron, con los rolles familiares en un 70 por ciento de aciertidad, de ahí que podamos exponer también como resultado en este sentido que: entre las generaciones que componen la familias observadas existe un patrón común de transmisión de rolles familiares, mayoritariamente entre padres e hijos masculinos.
- La jerarquización de actividades por intereses arrojó mediante la técnica de la dinámica familiar, arrojó que se priorizan en un 89 por ciento las actividades relacionadas con la atención de los hijos, los cónyuges y el hogar en las mujeres objetos de la investigación, y que esto constituye un patrón, que se apreció en la generación que precedía a estas mujeres, por que pudimos afirmar que las madres había aprendido de sus correspondientes madres a: priorizar la atención de los hijos, los cónyuges y el hogar, y relevar a segundos planos, las actividades de superación, desarrollo y crecimiento personal y espiritual.
- En relación a la caracterización del inmueble familiar, se estableció que las condiciones generales de las viviendas observadas el 70 por ciento de la muestra, poseían condiciones habitacionales ínfimas, es decir las mínimas necesarias, pero que un 45 por ciento de la muestra compartía el núcleo familiar con más de una generación de grados de consaguinidad y afinidad.
- No se apreció una relación, entre las condiciones habitacionales y el fenómeno de la violencia, sin que esto negase su incidencia directa en la manifestación de la problemática objeto de nuestra investigación, hecho que fundamentamos, en que el 30 por ciento de la muestra seleccionada reflejó la existencia de carencias en el orden material, sean construccionales o existenciales en su inmueble familiar, pero no se obtuvieron datos que permitieran establecer una relación directa entre las causales de la violencia y su transmisión generacional entre madres e hijas, padres e hijos.
- El Modelo Económico del hogar establecido, con la técnica que con este fin se diseñara, nos permitió obtener los siguientes datos, el 40 por ciento de la muestra seleccionada, arrojó que los hombres constituían el sostén económico en la vivienda por concepto de ingresos, el 28 por ciento restante las mujeres y el resto compartido entre los miembros del hogar sin predominio específico de uno. Así como se estableció que las relaciones económicas familiares, en las diferentes unidades de observación, se establecían con una similitud de un 80 por ciento de cercanía a las establecidas entre las generaciones de padres anteriores, es decir que en un 80 por ciento de la muestra seleccionada coincidía, el tipo de relación económica familiar con la que se evaluaba en ese momento.
- La técnica de investigación de persona, nos permitió ventilar en un 87 por ciento de la muestra seleccionada, que la conducta social de los cónyuge violentos con sus esposas e hijos, eran apreciados en relación a su conducta laboral como buenos trabajadores, y en relación con sus conductas en el marco de la vecindad, como negativos, hecho que nos conduce formular, la siguiente acotación, la violencia familiar como fenómeno goza de mayor repudio y reprochabilidad social en el arco de la comunidad que la sufre y en el seno de la vecindad y las relaciones de cercanía.
- Las relaciones de convivencia son inestables, en relación a la dinámica del hogar y esto incide y condiciona el surgimiento de las causales de la violencia contra los mujeres, ya que al tratarse de hogares donde conviven de forma inarmónico más de una generación, las conductas violenta se generan y se traspasan por aprensión voluntaria e involuntaria de una generación otra, es por eso que con un determinado criterio de aciertidad y cientificidad, pudimos establecer que en las familias observadas con está técnica de la dinámica familiar, se apreciaron las causales que conducen a la manifestación de la violencia contra los menores y que la tipología de la familia objeto, y las relaciones de pareja y convivencia existentes, garantizan negativamente que la violencia se ubique en el plano de la cotidianidad y la necesidades de estas familias, hecho que conducen a la transmisión de las conductas violentas y sus correspondientes antivalores humanos.
- La Agresividad determinada entre la muestra objeto de la técnica fue la violencia física entre las relaciones de pareja 70 por ciento de la muestra y expusieron 45 por ciento de esta, que la violencia psicológica era un producto derivado de esta, es decir como causal la violencia física(vejaciones, maltratos físicos, golpes y lesiones) y humillaciones, tensión, estrés, coacción como resultado de esta violencia, el 50 por ciento de la muestra coincidió en que los hijos eran afectados directamente con la violencia psicológica derivada de la física.
- la muestra seleccionada como unidades de observación, el 48 por ciento reflejaba un modelo económico, donde los roles activos correspondían a las madres, y que a los padres sólo les correspondían el 20 por ciento de las acciones del hogar en relación a la atención paterna hacia sus hijos, y que sin que esto significara un conflicto determinante para la existencia de la familia, si incidía en un 76 por ciento en el buen desenvolvimiento de las relaciones familiares.
Las relaciones de connivencia, se establecieron a partir de un rol central, hecho que reafirma nuestra hipótesis en relación a la desatención paterna, ese rol central le fue asignado según nuestras investigaciones la madre, y al padre con irregularidad en la muestra seleccionada se le atribuyó un escaso 25 por ciento en relación a la atención efectividad a sus hijos.
- Se estableció que a los hijos sólo las madres en un 86 por ciento de la muestra dedicaban más de 5 acciones diarias para su atención, en relación a su alimentación, avituallamiento, educación e instrucción, así como la satisfacción de necesidades especiales y espirituales, y que los padres dedicaban el 10 por ciento restante y el 4 por ciento restante era sumido por otros miembros del hogar, preferentemente las abuelas y tías maternas.
- Debe señalarse la manifestación de un dato, contradictorio que es una muestra de la importancia de perfeccionar el sistema de incorporación de la mujer a las actividades productivas, que los padres ocupan, el 43 por ciento en relación a los ingresos por cuantía que se obtienen en el hogar para su desenvolvimiento, pero si limitásemos el modelo económico del hogar a la entrada de bienes en especie o pecuniarios, estaríamos destruyendo y negando el plano de la economía familiar, donde las mujeres sobrepasan a los hombres en un 30 por ciento en relación al 70 que ellas representan
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