La dirección del proceso pedagógico de educación a distancia (página 2)
Enviado por Enrique Verdecia Carballo
La Dra. C. Rizo y el Dr. L. Campistrous definen al proceso pedagógico como el lugar "donde se materializa la unidad entre la instrucción y la educación, de una manera organizada hacia un fin determinado, con una adecuada dirección basados en normas, programas y metodologías determinadas. Es en este proceso que se garantiza el desarrollo pleno del hombre" (Rizo Cabrera, C. y Campistrous Pérez, L. 2003:25).
Profesores de la Universidad Pedagógica Enrique José Varona argumentan que el proceso pedagógico "abarca la enseñanza y la educación. Organizados en su conjunto, implica la dirección de todo este proceso al desarrollo de la personalidad" (citado por González Soca, A. María. 2002:165).
La MSc. A. González Soca lo define como "aquel proceso educativo donde se pone de manifiesto la relación entre la educación, la instrucción, la enseñanza y el aprendizaje, encaminada al desarrollo de la personalidad del educando para su preparación para la vida" (González Soca, A. María. 2002:167).
La Dra. G. Labarrere y la Dra. G. Valdivia añaden que "el proceso educativo puede definirse como el conjunto de actividades y procesos específicos que se desarrollan de manera consciente, tomando en consideración las condiciones en que tiene lugar la educación; las relaciones que se establecen entre el educador y el educando, la participación activa de este último en el proceso; y se dirigen al logro de objetivos bien delimitados" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:166).
La MSc. A. González Soca lo define como "aquel proceso educativo donde se pone de manifiesto la relación entre la educación, la instrucción, la enseñanza y el aprendizaje, encaminada al desarrollo de la personalidad del educando para su preparación para la vida" (González Soca, A. María. 2002:167).
El Dr. Álvarez de Zayas, utilizando por analogía el término proceso docente-educativo, lo define como "proceso formativo escolar que del modo más sistémico se dirige a la formación social de las nuevas generaciones y en él el estudiante se instruye, desarrolla y educa" (Álvarez de Zayas, C. 1992:5).
Según el criterio de educadores venezolanos el proceso pedagógico "son los diferentes cambios que se generan en el individuo con referencia al conocimiento en relación con el contexto social en el cual actúa el sujeto, intentando su transformación" (citado por Bravo Jáuregui, L. y Elena Chacón, C. 1996:2621).
Entre estas definiciones se logra apreciar elementos comunes que caracterizan al proceso pedagógico en su sentido genérico:
Existe unidad dialéctica entre las categorías enseñanza, aprendizaje, instrucción y educación.
Transcurre bajo condiciones de organización y dirección en forma de sistema dentro o fuera del marco escolar.
Está matizado por la interacción entre los actores del proceso y de estos con el entorno.
Se basa en objetivos (derivados y ordenados gradualmente), normas, programas y metodologías que responden a intereses sociales, institucionales, grupales e individuales.
Está condicionado por un fin determinado: la formación y transformación del individuo en el orden individual y social.
Con acierto estos autores se acercan al proceso pedagógico o educativo desde una visión en la que necesariamente han de entrelazarse con armonía la enseñanza, el aprendizaje, la instrucción y la educación, también categorías de la Pedagogía, en la búsqueda de una formación dinámica del hombre:
"El proceso educativo está integrado por diversos tipos de actividades (…) y todos ellos deben ser al mismo tiempo instructivos, desarrolladores y formativos" (López Hurtado, J. y otros. 2003:53).
Este constante movimiento del aprendizaje humano, guiado y dirigido por instituciones y profesionales competentes, se adentra cada vez más en la reafirmación de la necesidad del autoaprendizaje consciente por parte de los estudiantes. A esto se refiere García Carrasco cuando plantea que "todo sistema educativo eficaz debe tender en todas sus actuaciones a dejar de ser necesario" (García Carrasco, J. 2002:76).
Dentro y fuera del contexto educativo tiene considerable importancia la cantidad y calidad de interacciones sociales que puedan producirse o incentivarse desde el propio proceso pedagógico cuando se está inmerso en la búsqueda de un nuevo conocimiento mediante la utilización de fuentes bibliográficas, cuando se comparten reflexiones y juicios de valor acerca de un fenómeno u objeto, o simplemente cuando el estudio del entorno se convierte en una pieza clave para producir un cambio cualitativo o cuantitativo del mismo. En ello destaca la acción individual y/o grupal, motivada por ciertos intereses que se mueven en iguales niveles, quienes deben ser el reflejo, con la mediación del profesor, de las necesidades sociales e institucionales. "Lo anterior implica que se incluya en el proceso educativo un sistema de actividades y relaciones que guarden entre sí la unidad de todas las influencias que la integran en correspondencia con las particularidades de la edad de los educandos y por tanto, de los subsistemas escolares de que se trate" (López Hurtado, J. y otros. 2003:54).
A partir de estas consideraciones el autor se adscribe a la definición de proceso pedagógico que ofrece la Dra. Sierra Salcedo:
"Los procesos conscientes, organizados y dirigidos a la formación de la personalidad, en los que se establecen relaciones sociales activas, recíprocas y multilaterales entre educador, educando y grupo orientadas al logro de los objetivos planteados por la sociedad, la institución, el grupo y el individuo" (Sierra Salcedo, R. 2004:27).
En ella se utiliza el término formación de la personalidad con lo que el autor está plenamente de acuerdo, aún cuando se reciba en las aulas a personas adultas con anteriores experiencias educativas que han contribuido a la formación y fortalecimiento de una configuración psicológica estable, valores, normas de conducta, motivaciones, sentimientos y aspiraciones, por cuanto coincide con F. González Rey y A. Mitjans Martínez en el hecho de que:
"El proceso de educación de la personalidad es ilimitado; a lo largo de toda la vida el hombre se educa y se desarrolla" (González Rey, F. y Mitjans Martínez, A. 1989:111).
"La educación es un proceso permanente en la vida del hombre, no reduciéndose a su vida escolar" (González Rey, F. y Mitjans Martínez, A. 1989:113).
Al tomar estos argumentos se determina como proceso pedagógico de educación a distancia a:
Los procesos conscientes, organizados y dirigidos a la formación de la personalidad del estudiante en contextos sociohistóricos culturales semipresenciales o no presenciales, mediante la utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en franca relación social activa, recíproca y multilateral con el profesor/tutor, sus semejantes y el entorno, para intercambiar y construir, de forma independiente, colectiva y creativa, aquellos conocimientos que poseen un valor social-personal y así cumplir con los objetivos planteados por la sociedad, la institución, el grupo y el individuo.
En esta y las definiciones anteriores, llama la atención la utilización de un término, devenido denominador común en la Pedagogía, desde su definición como ciencia, pasando por su objeto de estudio, hasta llegar a la raíz etimológica[2]y la definición de la categoría educación: dirección.
Así también lo considera el pensador alemán Adolfo Rude quien afirma que "educar es dirigir la formación de una personalidad plena de valores para una comunidad pletórica de ellos" (citado por Picardo Joao, O. y otros. 2005:92). Es decir, que la dirección del proceso pedagógico está implícita en el carácter sistémico del mismo, al establecer relaciones de coordinación y subordinación entre los componentes del proceso pedagógico. "De lo anterior se desprende que concebir al PEA como sistema, presupone que: el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene una finalidad histórico-concreta" (González Soca, A. María. 2002:175).
Otros de los rasgos que caracteriza al proceso pedagógico en su sentido genérico es su carácter procesal que "se manifiesta en la presencia de fases o etapas; se transita de un nivel de enseñanza a otro, de un estadio de desarrollo de sus conocimientos, capacidades, intereses, motivaciones, emociones, sentimientos, modos de actuación a otro" (Sierra Salcedo, R. 2004:28).
En interrelación con este aparece el carácter legal, ya que "todo acontecer procesal se explica por la acción de una variedad de leyes que justifican su comportamiento y que se llevan a la práctica a través de la conducta subjetiva de los sujetos de la educación" (Sierra Salcedo, R. 2004:28).
Su carácter multilateral "está dado por el condicionamiento recíproco entre la actividad del maestro, del estudiante y su grupo" (Sierra Salcedo, R. 2004:29).
Por último, su carácter dialéctico "se aprecia por el movimiento de la actividad cognoscitiva de los estudiantes bajo la dirección del maestro hacia el dominio de los conocimientos, las habilidades, los hábitos y la formación de una concepción científica del mundo con su aplicación consecuente en la práctica" (Sierra Salcedo, R. 2004:29). Otros autores al referirse a este tópico prefieren hablar de contradicciones, afirmando la dialéctica del proceso pedagógico que se refleja claramente en la idea de G. Labarrere y G. Valdivia cuando expresan que "el objeto de la pedagogía es el estudio de la educación como proceso pedagógico, es decir, como un proceso que tiene lugar de manera consciente, que presupone relaciones entre educadores y educandos, y el estudio también de la relación dialéctica entre estos factores" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:63).
Esta relación dialéctica o contradictoria en el proceso pedagógico puede expresarse de formas diversas:
Contradicciones entre la enseñanza y el aprendizaje.
Contradicciones en la relación de maestros y estudiantes.
Contradicciones en la relación de los estudiantes entre sí.
Contradicciones entre querer alcanzar un rendimiento en el aprendizaje y la capacidad real del estudiante para lograrlo.
Contradicciones entre el desarrollo tecnológico y las habilidades alcanzadas por profesores y estudiantes para interactuar con ellas.
Contradicciones entre el cambio tecnológico y el aprovechamiento potencial del mismo.
Contradicciones entre democratización de la educación y las posibilidades reales de acceso a ella.
Contradicciones entre exigencias sociales y capacidades de los estudiantes para responder a ellas.
Contradicciones entre la teoría y la práctica pedagógica.
Los actores del proceso pedagógico deberán convertir estas contradicciones "en las fuentes motrices del desarrollo, porque de lo contrario no podrían eliminarse, constituyéndose entonces, en un freno para el que aprende" (González Soca, A. María. 2002:180).
El proceso pedagógico es un espacio integrador del sistema de influencias al que son sometidos los actores de la enseñanza-aprendizaje, por tanto en el centro del mismo se encuentra el hombre, como ser bio-psico-social, cognoscente, activo, que cumple con ciertas funciones previamente establecidas, diferenciadas por la posición que ocupa dentro del proceso y el ritmo con que las va cumpliendo, pero afines en sus implicaciones por el cambio y las transformaciones que producen sin improvisación alguna o espontaneidad.
A la par de este planteamiento está la Tesis No. 6 de Carlos Marx sobre Feuerbach cuando apuntaba con veracidad:
"Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales" (Marx, C. y Engels, F. 1973:7-10).
Tanto profesores como estudiantes engrandecen su espiritualidad e intelecto cuando se comunican entre sí, leen un libro de texto, intercambian experiencias dentro sus grupos sociales o inciden sobre alguna esfera del entorno que le rodea; en esa relación, está presente el conocimiento y un grupo de leyes y regularidades que fundamentan la dialéctica permanente de un proceso en el que sus actores siempre deben complementarse.
La interrelación que existe entre los rasgos del proceso pedagógico y sus actores, se ejemplifica en el siguiente esquema.
Interrelación existente entre los rasgos del proceso pedagógico y sus actores. |
Aspirar a que las transformaciones y cambios educativos ocurran solamente en los estudiantes, es una expresión limitada de las potencialidades del proceso pedagógico. En él todos sus actores se autodesarrollan y a la vez producen el mismo efecto con quienes interactúan. El proceso pedagógico está colmado de relaciones y contradicciones que lejos de entorpecerlo, generan el desarrollo del mismo si se saben aprovechar adecuadamente (González Soca, A. María. 2002:180). Pero para que esto sea eficaz y eficiente en el contexto educativo debe existir una acertada dirección del proceso pedagógico.
Este concepto se introduce en el campo de la dirección (de la que se tomarán algunos criterios necesarios) y más específicamente en el de la dirección educacional[3]Esta última es vista por diversos autores como:
"Proceso (…) que se concibe como influencia consciente de los órganos de dirección sobre los colectivos humanos con el fin de asegurar el cumplimiento de los objetivos planteados" (citado por Lazo Pérez, M. y Valcárcel Izquierdo, N. 2008:55).
"Disciplina pedagógica que estudia el proceso de la dirección de la escuela y que vista desde un plano teórico-práctico abarca dos puntos de vista: como actividad laboral y social (interacción consciente y sistemática que establece el director y sus dirigentes subordinados con su colectivo laboral, de educando, con la comunidad orientada al logro de los objetivos propuestos) y como ciencia de la dirección (sistema de conocimientos científico-teóricos y modos de actuación que guían al dirigente escolar hacia el logro de los objetivos de la entidad escolar)" (citado por Rodríguez González, M. y Hernández Crespo, N. 2009:3-4).
"Sistema armónico de regularidades, concepciones, métodos y procedimientos que tienen un carácter científico y un componente artístico, que debe materializarse en la actuación profesional de dirigentes y docentes y ser aplicada al desarrollo integral de los sujetos y grupos de sujetos de la educación como actividad humana específica… a través de un sistema de influencias psicopedagógicas fuerte, coherente y sistemático… contemplando padres, comunidad e instituciones de la misma" (citado por Cubillas Quintana, F. 2004:32).
"Actividad laboral social específica, sistémica, realizada como una condición ineludible para el cumplimiento de fines y objetivos asumidos como comunes por un colectivo, relacionados con la formación y desarrollo de los hombres y mujeres, mediante el trabajo mancomunado de los sujetos y con los objetos de dirección, en una situación de interrelación motivada, sistemática, armónica y creadora" (Ugalde Crespo, L. 2003:12).
"Tomar decisiones acertadas -a partir de situaciones concretas y condiciones objetivas- que permitan: atender al hombre colocándolo como sujeto y objeto del proceso de dirección y atender al desarrollo corriente y perspectivo de la organización que se dirige" (Alonso Rodríguez, S. 2002:59).
"Proceso de formación de hombres y un proceso de formación de formadores de hombres" (Alonso Rodríguez, S. 2002:315).
"Proceso social para alcanzar, a partir de una determinada previsualización del futuro, las metas fijadas, las formas de involucrar a los participantes en su ejecución y las vías para institucionalizar los cambios producidos en la formación de las personas" (Bringas Linares, J. 1999:59).
La diversidad de criterios que ofrecen los autores consultados en las fuentes bibliográficas deja ver en primer lugar la herencia que recibe la dirección educacional de los rasgos del propio proceso pedagógico, cuando de manera explícita o implícita se hace mención de su carácter procesal, legal, dialéctico, sistémico y multilateral.
Otros dos elemento relevantes que se conjugan son, la necesidad de basar la dirección educacional en lo objetivo de la práctica pedagógica y al mismo tiempo proyectar esta práctica en una dimensión de futuro, prospectiva, pues de esa misma forma serán los objetivos que se plantee las institución y que profesores, estudiantes e institución deberán cumplir para corresponder al desarrollo social que continuamente se genera fuera del marco escolar.
Una vez más se revalida la posición de ver al hombre como centro de la dirección educacional y por tanto del proceso pedagógico. En él, profesor y estudiante tienen bien definidas sus funciones, por lo que uno es el reflejo y ejecutor sistemático y consciente de las líneas de trabajo acordadas por el colectivo, y el otro recibe un sistema de influencias que llega hasta otros agentes socializadores del aprendizaje. Sin embargo entre ambos no existe una relación de dirección, sino más bien una relación socio-psicopedagógica donde el profesor tiene en cuenta las necesidades cognitivas, volitivas, afectivas y motivacionales de los estudiantes y el grupo, a la par de armarse de las leyes, categorías, principios y métodos de la Pedagogía (Alonso Rodríguez, S. 2002:40).
La dirección educacional pertenece a la dirección de procesos, una de las formas de existencia de la dirección en las que también aparece el proceso de dirección (Alonso Rodríguez, S. 2002:34). La primera se considera la actividad en la que se planifica, organiza, regula y controla el desarrollo de los procesos de producción y/o servicios que se ejecutan, a partir de los objetivos propuestos (Alonso Rodríguez, S. 2002:33-34), y la segunda es la actividad mediante la cual, lo que se planifica, organiza, regula y controla es la utilización de la fuerza de trabajo y el desarrollo de los conocimientos, habilidades, capacidades y destrezas laborales de las personas que participan en él (Alonso Rodríguez, S. 2002:33).
Esto implica que la dirección educacional tiene a su cargo la dirección del proceso pedagógico; en este se planifica, organiza, regula y controla la actividad de la escuela, profesores, estudiantes y grupo para propiciar la instrucción, formación y desarrollo de una personalidad acorde a su tiempo y capaz de transformarlo. De esta forma lo sentenciaba Martí cuando expresó:
"La educación ha de ir donde va la vida. Es insensato que la educación ocupe el único tiempo de preparación que tiene el hombre, en no prepararlo. La educación ha de dar los medios de resolver los problemas que la vida ha de presentar" (citado por Valdés Galarraga, R. 2002:145).
Para ganar en comprensión del concepto dirección del proceso pedagógico es preciso acercarse a algunos autores que lo han definido como:
"Actividad de planeación, organización, ejecución, control y evaluación, en la que el docente revela su desarrollo profesional por medio de las transformaciones alcanzadas en los escolares, en él y en otros sujetos implicados en el proceso pedagógico" (citado por Sierra Salcedo, R. 2004:31).
"Influencia o acción sobre un objeto o proceso determinado, teniendo en cuenta el objetivo planteado, el estado inicial del proceso que se dirige y sus características, para lograr un mejoramiento de ese estado y su transformación hasta alcanzar la mayor aproximación posible al objeto" (citado por Sierra Salcedo, R. 2004:30).
Estas definiciones van develando dos ideas claves dentro de la dirección del proceso pedagógico, en primera instancia la división del fenómeno en etapas o fases para medir hasta donde se ha logrado cambiar la situación actual o estado real del mismo, en lo que es muy importante el desempeño profesional del maestro, representante de los intereses educativos institucionales, sociales y de clase, que influye en si mismo, se autodesarrolla, transforma a los objetos de la educación y extiende estas acciones hasta su colectivo pedagógico, familiar y comunitario. En segundo lugar, el empleo de acciones que cumplen un objetivo determinado para lograr una transición dentro del proceso pedagógico de la situación concreta y objetiva a la situación ideal.
En un centro educacional el profesor es uno de los responsable de la dirección del proceso pedagógico; esta se caracteriza por su dinamismo y flexibilidad, en ella se tienen en cuenta las particularidades de sus participantes, sus niveles de implicaciones y compromisos con la organización, el entorno con que interactúan; es un complejo sistema de relaciones conscientes que se integran para contribuir a la efectividad y eficiencia de la educación del individuo dentro o fuera del marco escolar a corto, mediano o a largo plazo.
En interés de la presente investigación, el autor se adscribe al criterio de la Dra. Sierra Salcedo cuando expresa que la dirección del proceso pedagógico es:
"La actividad de planificación, organización, regulación y control del proceso pedagógico, donde las relaciones de interdependencia entre los sujetos de la educación se desarrollan conscientemente, bajo la orientación del profesor, en busca de una participación activa, creadora y transformadora, teniendo en cuenta los objetivos y las condiciones cambiantes en el contexto de actuación pedagógica" (Sierra Salcedo, R. 2004:31).
Esta definición, en aras de mantener el carácter dialéctico que posee la dirección del proceso pedagógico, la aborda como una actividad que transita por varios estadios de estructuración a cargo de la figura dirigente del proceso: el profesor. Aflora en ella además, el concurso de los estudiantes y la intervención de las autoridades educativas con pleno conocimiento de la realidad en la que operan, para pronosticar, prevenir y posibilitar el cambio, la transformación cualitativa de la situación y de ellos en particular.
El autor de este trabajo define como dirección del proceso pedagógico de educación a distancia:
La actividad de planificación, organización, regulación y control del sistema de influencias educativas, donde las relaciones de interdependencia entre los sujetos de la educación se desarrollan conscientemente, bajo la orientación del profesor y con la mediación de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en busca de una participación activa, creadora y transformadora, teniendo en cuenta los objetivos y las condiciones cambiantes en el contexto de actuación pedagógica.
Por tanto se puede decir hasta el momento que en la dirección del proceso pedagógico tienen lugar, entre otras, las siguientes relaciones interdependientes e intradependientes:
Relaciones intra e interdependientes en la dirección del proceso pedagógico |
Cada una de ellas, en mayor o menor medida, ha sido tratada en este epígrafe como componente incuestionable de la Pedagogía, su objeto de estudio, el proceso pedagógico y la dirección del mismo. La participación de los profesores, los estudiantes, el grupo, la escuela, los grupos sociales y el entorno es inherente a sus esencias, así como las relaciones entre ellos.
Pero… ¿cómo llevar a cabo esta actividad? ¿Existen algunas regularidades en la dirección del proceso pedagógico que permitan determinar los vínculos, relaciones o dependencias presentes en el mismo? ¿Cuáles son los principios que rigen la dirección del proceso pedagógico? ¿Cómo articular regularidades y principios en la dirección del proceso pedagógico de educación a distancia?
La Dra. R. Sierra arroja una posible respuesta a estas interrogantes cuando plantea:
"La dirección del proceso pedagógico presupone un enfoque de actualidad para dar respuesta a los cambios que tienen lugar en el campo de la educación, caracterizado por proyectar estratégicamente el trabajo del maestro/profesor en busca de mejores y mayores aprendizajes en los estudiantes, por el predominio de la dirección participativa dado el carácter protagónico del estudiante, el profesor y el grupo y por la constante determinación de vías, métodos, procedimientos desarrolladores" (Sierra Salcedo, R. 2004:32).
El trabajo educativo del profesor y en la misma medida el que realiza una escuela como institución, constantemente se puede ver condicionado por la planificación, organización, ejecución y control de estrategias (metodológicas, político-ideológicas, didácticas, pedagógicas), cuya finalidad no es otra que alcanzar el cambio educativo en los contextos donde está teniendo lugar la enseñanza-aprendizaje.
Regularidades y principios de la dirección del proceso pedagógico en la educación a distancia
La dirección del proceso pedagógico en su sentido genérico y todo aquello que transcurre dentro de ella se explica y se rige por leyes, principios y en el constante estudio de la praxis pedagógica se denotan aquellas regularidades[4]que la llegan a caracterizar en un momento determinado.
La educación a distancia mediante el uso de las TIC resulta en si un proceso pedagógico que aunque difiere en características de forma con respecto a la educación que habitualmente se desarrolla en el aula, no puede estar ajena al carácter legal que por derecho propio hereda.
En función de desarrollar este tema, se hace prudente partir de la definición del concepto regularidad que ofrecen algunos autores:
"Expresa cierto grado de obligatoriedad en las relaciones de carácter causal, necesaria y estable, entre los fenómenos y propiedades del mundo objetivo, lo que implica que un cambio de algún aspecto exige la transformación de otro" (Álvarez de Zayas, C. 1998:20).
"Constituyen un conjunto de leyes interrelacionadas por su contenido y que garantizan la tendencia u orientación estable en los cambios que se producen en un sistema dado" (López I. 2007:4).
"Desde el punto de vista epistemológico constituye la condición indispensable que nos conduce hacia una representación única del concepto de un objeto, de un hecho, de un proceso y determinar lo múltiple en su forma y contenido. Es una forma de conexión causal así como de la conexión de los estados, cuando el estado dado del sistema determina univalentemente todo sus estados posteriores, en virtud de la cual el conocimiento de las condiciones iniciales permite predecir con exactitud el desarrollo subsiguiente del sistema" (Ruiz Aguilera, A. 2009:166).
"Se refiere a las relaciones, vínculos y dependencias generales, esenciales, duraderas que se repiten entre los fenómenos de la realidad objetiva" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:50).
Es apreciable la convergencia de algunas ideas en estos autores cuando expresan la procedencia objetiva y causal de cualquier regularidad que se determine en la manifestación de un fenómeno o proceso objeto de estudio. Esto significa que cuando el comportamiento de un hecho de la realidad objetiva es perceptible de la misma manera en la mayoría de las ocasiones en que acontece, al buscar en sus orígenes se hallan relaciones con cierto grado de frecuencia que de sufrir cambios o transformaciones modifican interna y externamente al hecho en sí. Luego, la regularidad también ofrece una perspectiva predictiva al dar la posibilidad a investigadores y científicos de disminuir el margen de errores presentes en sus trabajos.
En la enseñanza las regularidades pueden encontrarse indisolublemente ligadas a las leyes de la misma, por cuanto "al ser observadas y comprendidas por los hombres, y cuando las descubren pueden expresarlas mediante teorías, que son precisamente las leyes" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:50-51). Ambas se producen en diversidad de contextos (naturales o sociales), pero a la par son el fundamento teórico que explica las relaciones internas y esenciales de cada suceso objetivo.
Estas dos expresiones filosóficas insertadas en la cotidianidad del proceso pedagógico, permiten comprender el comportamiento de los seres humanos de diversas edades cuando están sometidos a un sistema de influencias escolarizado; el desarrollo anátomo-fisiológico y psicológico de los mismos durante los ciclos vitales; la influencia que ejerce el conocimiento, el grupo y el medio social en la formación de la personalidad del individuo; el papel que juegan los objetivos y los contenidos de la enseñanza en la dirección del proceso pedagógico; la búsqueda sistemática del perfeccionamiento en el trabajo de la institución y el colectivo pedagógico sin desestabilizar en ningún momento al proceso y sus componentes. Resumiendo, la regularidad y leyes presentes en el proceso pedagógico coadyuvan a una atinada dirección del mismo al tener en cuenta las relaciones que afloran en su seno (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:51-52). "Se sabe que las principales relaciones que permiten el funcionamiento normal del sistema, son las de dirección" (Babanski, Y. 1977:29).
La Dra. R. Sierra Salcedo ha determinado una serie de regularidades de la dirección del proceso pedagógico, que perfectamente podrían adecuarse a la educación a distancia, ya que revelan, a juicio del autor, el sistema de relaciones inherentes a los actores del proceso, "la manera y el contexto en que debe tener lugar el proceso pedagógico y (…) la unidad dialéctica entre dirección y autodirección como base científica de la dirección del desarrollo de la personalidad" (Sierra Salcedo, R. 2004:33).
Relación entre el conocimiento acerca de la realidad social y la influencia consciente y organizada sobre los estudiantes
La labor de cualquier centro educativo, emisor de educación a distancia, deberá estar en constante correspondencia, actualización y retroalimentación de los conocimientos científicos, empresariales, tecnológicos y pedagógicos que se producen con el desarrollo vertiginoso de la humanidad. La realidad social a su vez, condicionará la planificación y organización intencionada de los objetivos, contenidos, métodos, medios, formas de organización y evaluación de la enseñanza-aprendizaje que utilizará el profesor/tutor en la educación a distancia, para influir directamente en el desarrollo de la personalidad de los estudiantes como sujetos activos, máximos responsables de su autodesarrollo. "Las condiciones materiales (objetivas) y las subjetivas influyen positivamente en la calidad de este proceso" (Sierra Salcedo, R. 2004:33).
Relación entre objetivo, desarrollo del proceso y el logro de actitudes, aptitudes y capacidades creadoras en los estudiantes
La realidad social a la que se hacia referencia le plantea constantemente a la educación nuevos retos y necesidades, que, luego de una derivación gradual, se concretan en objetivos generales de la misma. El objetivo es la categoría rectora del proceso de enseñanza-aprendizaje y en la educación a distancia no disminuye su importantísimo valor pedagógico. Centralmente cada institución tiene establecido una serie de objetivos estratégicos derivados de su objeto social divididos por áreas de resultados claves. Pues bien, desde este nivel comienza a gestarse la dirección del proceso pedagógico de educación a distancia, mucho antes de concretarse en la clase virtual o en los encuentros presenciales, de manera diferente para cada una. El objetivo es "la imagen del resultado o modelo del profesional que se desea formar, (…) especifican las competencias a lograr. En este caso los objetivos no van solo encaminados a la formación de modos de actuación, sino orientados hacia la formación continua y a la educación para la vida; la educación para el autodesarrollo" (Álvarez Valiente, I. y Fuentes González, H. 2003:37). Esto quiere decir que el objetivo se materializa mediante la actividad independiente que desarrolla el estudiante, poniendo en práctica sus experiencias, necesidades, motivaciones, intereses, el empeño y la voluntad por alcanzar resultados cualitativamente superiores, con lo que sin embargo, para el autor, no es suficiente si el profesor/tutor, con su guía y apoyo, no logra convertir estos objetivos individuales en metas grupales. No se trata solamente de que el sujeto se apropie de nuevos conocimientos sino también de socializarlos con sus compañeros y enriquecer el debate y la reflexión en torno a ellos; es llevarlos a la práctica cotidiana en sus centros laborales para transformar activa y creadoramente la compleja realidad a la que se enfrentan día a día y regresar una vez más a la enseñanza-aprendizaje prestos al intercambio y al desarrollo intelectual, con nuevas contradicciones, a la postre, convertidas en saberes.
Relación entre la comunicación pedagógica, el uso de las TIC y la participación activa del estudiante
El proceso pedagógico de educación a distancia puede transcurrir de manera virtual o semipresencial, por lo que la comunicación pedagógica en algunos momentos será cara a cara y en otros utilizará como mediadoras a las TIC. De cualquier manera, en ambas, el papel del profesor/tutor en su interacción con los estudiantes y el grupo durante el desarrollo del proceso es fundamental, por una parte, para alcanzar los objetivos que se propone, y por otro, para mostrar la verdadera flexibilidad del proceso y sus componentes, quienes se adecuan a las características individuales de cada alumno: sus capacidades y habilidades intelectuales en la búsqueda y procesamiento de la información mediante las TIC, sus ritmos de aprendizaje, los niveles de desarrollos actuales y potenciales, entre otras, de forma tal que todos reconozcan sus limitaciones (cognitivas, volitivas, actitudinales, afectivas, etc.), trabajen en ellas para superarlas y finalmente gocen de iguales posibilidades y aceptación en el orden colectivo.
Relación entre estilo de dirección, influencia conjunta de los profesores/tutores y fuerzas educativas
La comunicación verdaderamente pedagógica, donde todos se educan entre todos como lo plateaba Paulo Freire, deber ser el estilo de dirección predominante en el proceso pedagógico de educación a distancia. Esto no trae consigo la disminución de las exigencias académicas a los estudiantes. La flexibilidad del modelo no conduce a un nuevo orden de la disciplina, donde todos hacen lo que crean o dispongan conveniente, todo lo contrario, conduce a la creación de un modelo de amplia participación y democracia educativa en la que el papel activo del estudiante cobra vitalidad porque está acompañado de un estilo de dirección que así se lo permite y lo tiene como centro de atención. Uniformemente se deben comportar los colectivos de profesores/tutores que participen en un mismo programa, acompañados a su vez por la dirección docente y general del centro; todos constituyen las fuerzas educativas responsables de la educación a distancia que se pretende desarrollar, amén de las contradicciones que se susciten en transcurso de la misma. "Las contradicciones pueden convertirse en fuerza motriz de la actividad de los estudiantes" (Salcedo Sierra, R. 2004:35).
Relación entre el diagnóstico, la conducción del proceso por parte de los profesores/tutores y la autoactividad
La realidad social condicionará los objetivos de la educación a distancia. El profesor/tutor se nutrirá de ella para ejercer una influencia consciente y organizada sobre los estudiantes. Durante el desarrollo de este proceso pedagógico sus principales protagonistas apostarán todo por el cumplimiento de los objetivos y el logro de actitudes, aptitudes y capacidades creadoras en si mismos, en lo que la comunicación pedagógica, como principal estilo de dirección, la influencia conjunta de los profesores/tutores y las fuerzas educativas, así como la participación activa de los estudiantes, jugarán un papel de extrema importancia. Pero, en sentido general… ¿cuál es la piedra angular de una acertada dirección del proceso pedagógico? "Dirigir el proceso de enseñanza aprendizaje, o bien dirigir una institución educativa con efectividad, precisa determinada información que es necesario buscar a los efectos de conocer los problemas a resolver y las potencialidades en que es posible y necesario apoyarse" (Silvestre Oramas, M. 2002:8). En pocas palabras, la conducción exitosa del proceso pedagógico de educación a distancia estará condicionada inexorablemente por la aplicación precedente y sistemática de un diagnóstico pedagógico integral en el que se conozca el desarrollo actual y potencial del sujeto para las materias a recibir, sus habilidades en el trabajo con las TIC, sus habilidades y capacidades en la búsqueda y procesamiento de los contenidos que se encuentran en los libros de textos u otros soportes de información, sus capacidades de comunicación y socialización en un grupo, y todo aquello que le permita a los profesores/tutores e institución planificar, organizar, ejecutar, controlar y evaluar un proceso pedagógico de educación a distancia efectivo y eficiente a niveles tales, que los individuos que participen en él sean capaces de autorregular y autovalorar su propia actividad.
Estas regularidades muestran las relaciones por las que transitará la dirección del proceso pedagógico de educación a distancia, descubriendo consigo a los principales protagonistas de la misma, dígase estudiantes, profesores/tutores, tecnología, institución educativa y sociedad. Todos ellos se complementan unos a otros en perfecto sistema de influencias y estas relaciones describen en cierta medida sus funciones dentro del proceso pedagógico y fuera de él, porque precisamente no se trabaja en función de otra cosa que no sea "preparar al hombre para la vida". Es necesario recalcar que en la raíz de estas relaciones subyacen, al mismo tiempo, contradicciones que no deben obviarse ni tratar de eliminar, sino transformarlas en el motor impulsor del desarrollo del proceso pedagógico.
Las regularidades mencionadas ya están planteando los escenarios de la educación a distancia y cuál debe ser el papel que deben jugar aquellos involucrados directa o indirectamente en ella. De todas formas es imprescindible no considerar estas ideas como estáticas e inamovibles, de ser así se estaría eliminando el carácter dialéctico del proceso pedagógico, lo que significa también que se debe estar atento a los factores y actores que se relacionan con él para no comprometer el éxito de todos.
En interés de este trabajo y del desarrollo de la educación a distancia, se adecuarán los principios de la dirección del proceso pedagógico formulados por la Dra. F. Addine, la MSc. A. María González y la MSc. S. Recarey, no sin antes conocer… ¿qué es un principio?:
"Punto de partida, idea rectora, regla fundamental de conducta. (…) En el sentido lógico, el principio es un concepto central, el fundamento de un sistema, concepto y fundamento que constituyen una generalización y la aplicación de algún principio a todos los fenómenos en la esfera de la que ha sido abstraído el principio dado" (Rosental, M. y Iudin P. 1973:374).
"La utilización de una ley social exige la formulación de normas generales que dirijan la actividad del hombre. Estas normas generales se denominan principios" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:52).
"Punto de partida, las ideas rectoras, las reglas fundamentales, de obligatorio cumplimiento, que deben estar presentes como condición indispensable para el logro del estado deseado" (Ruiz Aguilera, A. 2009:9).
Desde el punto de vista filosófico puede percibirse que el principio encierra en si mismo la propiedad de regular, conducir, orientar, guiar, normar la esencia de las leyes o regularidades con las cuales se corresponde.
"Los principios actúan como elementos reguladores y normativos de la conducta heurística y como eslabones conducentes a totalidades superiores y más complejas; tanto en expresión teórica como práctica, ya que esta última rige la conducta de los hombres en su actividad creadora y transformadora. En este sentido los principios actúan como guía de las metas que el hombre debe lograr a través de su actividad, para la transformación y creación de lo nuevo, proceso a través del cual el hombre no sólo transforma el medio sino se autotransforma, de ahí su función axiológica" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:81).
En la Pedagogía se entiende como principios del proceso pedagógico:
"Las tesis fundamentales de la teoría psicopedagógica, sobre la dirección del proceso pedagógico, que devienen normas y procedimientos de acción que determinan la fundamentación pedagógica esencial en el proceso de educación de la personalidad" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:82).
Es decir, que los principios forman parte de la dirección educacional en cualquier proceso pedagógico y acompañan el trabajo cognitivo-interventivo de la institución en la educación de la personalidad de los actores de la enseñanza-aprendizaje. Los principios se refieren a la base, el fundamento, el sustento, de la teoría pedagógica y psicológica que se utiliza y que busca el desarrollo del individuo regulado y autorregulado.
El sistema de principios de la dirección del proceso pedagógico que a continuación serán explicados en el contexto de la educación a distancia, "cumplen con aquellas características de cualquier principio: ser generales (aplicables a cualquier asignatura y nivel), esenciales (determinan los componentes no personales del proceso) y tienen carácter de sistema. También por su grado de generalidad, los mismos pueden derivar otros principios" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:83).
Principio de la unidad del carácter científico e ideológico del proceso pedagógico de educación a distancia
Este principio constituye uno de los primeros retos de la educación a distancia, por cuanto la utilización de las TIC conduce a ciertos escenarios cognitivos que no siempre son del todo confiables, ni responden a la ideología gobernante, pero al mismo tiempo no dejan de ser necesarios para alcanzar el nuevo conocimiento e incluso, como ya se ha destacado en algún momento, estos contrastes o contradicciones deberán ser utilizados consecuentemente por los profesores/tutores en la preparación de los encuentros presenciales y clases virtuales, y en la interacción con sus estudiantes, para crear una cultura en la búsqueda de información y para fomentar un pensamiento basado en una concepción científica e ideológica del mundo desde el marxismo-leninismo como filosofía de la Revolución Cubana.
El conocimiento que le llegará al estudiante debe provenir de la realidad social cubana o internacional con un probado sustento científico, es decir, ninguno de ellos constituirá el producto de una sociedad enajenada o del idealismo de algunos teóricos. Con el mismo enfoque el estudiante deberá interpretar el mundo que le rodea y resolver disímiles situaciones de aprendizaje "en las cuales él tenga que movilizar todos sus recursos cognoscitivos y afectivos para solucionarlo, teniendo en cuenta sus características individuales, sus potencialidades y los niveles de desarrollo por él alcanzados" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:84).
No es suficiente con limitar este principio al plano individual, también es necesario que el profesor/tutor lo extienda a lo social: el grupo escolar, el colectivo pedagógico y el resto de las fuerzas educativas. Estas deberán ser consecuentes con la esencia del principio, debido a que en estos escenarios se pueden producir debates, reflexiones y valoraciones de hechos, fenómenos, relaciones, acciones o actitudes reflejadas a nivel social y que por su alcance tienen un valor significativo para la educación de la personalidad (Addine Fernández, F. y otros. 2003:83-85).
Principio de la vinculación de la educación con la vida, el medio social y el trabajo
Este principio viene a mostrar la relación dialéctica que existe entre la educación como proceso de formación de la personalidad del individuo y la realidad social. En él, visto desde la perspectiva de la educación a distancia, no pueden separarse las figuras del profesor/tutor y el estudiante, dado que cada uno de ellos se transforma y autodesarrolla durante todo el proceso, en el que están constantemente en plena interacción con el medio social y en especial con el entorno laboral del individuo.
Por un parte, la mayoría de los estudiantes potenciales de la educación a distancia son personas adultas que poseen experiencias sociales acumuladas y cotidianamente se desenvuelven en diferentes medio sociales y espacios laborales que responden a la dinámica social del país. Por otra, los profesores/tutores conocen de cerca cada una de esas mismas experiencias debido al trabajo cotidiano que realizan, para nada enajenado, algo que nutre directamente el proceso pedagógico que desarrollarán en clases virtuales y encuentros presenciales.
Es decir, que la propia realidad social que está viviendo el país y los estudiantes, condicionará el proceso pedagógico de educación a distancia y con ello, a sus componentes. La comunicación pedagógica, las tareas de aprendizaje y las situaciones problémicas que se planteen con este enfoque, estarán mucho más cerca de la realidad objetiva y tendrá un sentido y significado importante para los actores del proceso pedagógico.
Ahora bien, la vida, el medio social y el trabajo, en la educación a distancia, no pueden reducirse a los espacios de convivencia del sujeto. El universo es más amplio. El uso eficiente de las TIC permite conocer otras fronteras sociales, culturales, económicas y políticas que sin dudas ayudan a comprender mucho mejor el mundo en que se vive, hacia dónde se dirige el desarrollo social, qué nuevas capacidades y habilidades se le exigen al hombre moderno, entre otros elementos.
Solo así, la educación a distancia, preparará al hombre para la vida y este, con su trabajo, transformará creadoramente el medio social y se autodesarrollará con perspectivas de futuro (Addine Fernández, F. y otros. 2003:85-87).
Principio del carácter colectivo e individual de la educación de la personalidad y el respeto a ésta
El hombre es un ser bio-psico-social único, tanto dentro como fuera de su especie. Esto significa que aún cuando la tierra sea poblada por millones de personas, todos son diferentes entre sí, sus experiencias y vivencias son diferentes, los medios sociales en lo que se desenvuelven, las culturas a las que pertenecen, las normas, hábitos, conductas y valores, lo que al mismo tiempo acentúa la diversidad de la especie dentro de una convivencia obligatoriamente colectiva.
Gracias a ello, a las interacciones sociales y a las influencias que se ejercen entre todos, es que se logra el desarrollo de la personalidad del individuo, con la diferencia de que en el medio pedagógico, este desarrollo es consciente, organizado, controlado y dirigido.
La educación a distancia para incluir este principio dentro del proceso pedagógico, debe considerar el empleo del diagnóstico pedagógico como vía esencial para conocer las características psicopedagógicas, laborales e intelectuales de cada estudiante, cuánto puede aportar éste al desarrollo grupal y qué posición ocupa en él. Los componentes del proceso pedagógico estarán condicionados por los resultados que se obtengan, ya que los estudiantes no poseen las mismas habilidades y capacidades de aprendizaje, ni el mismo ritmo, ni las mismas habilidades y capacidades en la búsqueda y procesamiento de la información mediante el uso de las TIC, entre otros.
La comunicación en el proceso pedagógico de educación a distancia, aún cuando presupone en algunos momentos el uso de las TIC como mediadoras, es otro factor fundamental que el profesor/tutor debe tener en cuenta en la educación de la personalidad: facilita que los individuos interactúen entre si acerca del objeto de aprendizaje, esgriman sus criterios, que para nada deben ser coincidentes, aporten una nueva visión del fenómeno, den a conocer sus formas y estrategias de pensamiento, se socialicen, se reconozcan y autorreconozcan como sujetos activos y transformadores de las realidades en que se desenvuelven.
"Este enfoque exige que los alumnos asuman un papel activo en el desarrollo de todas las actividades, desempeñando diferentes roles, analizando situaciones, buscando sus causas y consecuencias y las posibles alternativas para solucionar los problemas, dentro de la dinámica grupal y con el establecimiento de relaciones profesor-alumno y alumno-alumno que coadyuven al desarrollo de una comunicación asertiva y tomando en consideración que ambos, maestros y alumnos enseñan y aprenden" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:88).
Sus diferencias continuarán siendo visibles, pero uno de los rasgos de la personalidad que no se puede dejar de fomentar desde lo individual y lo colectivo, es la tolerancia, el respeto a la diversidad, que en el fondo hará al proceso pedagógico de educación a distancia, tan rico como el mundo en que se vive (Addine Fernández, F. y otros. 2003:87-89).
Principio de la unidad de lo instructivo, lo educativo y lo desarrollador
En este principio aparece una relación dialéctica importante para el proceso pedagógico de educación a distancia, entre las categorías instrucción y educación (formación); ambas conducen al desarrollo.
"Las formas de relación que se dan entre ambas categorías, durante este proceso no eliminan sus diferencias: la educación y la instrucción no son conceptos equivalentes, de idéntico nivel. El proceso instructivo se refiere básicamente al sistema de información, a los conocimientos y a los procedimientos que los estudiantes deben alcanzar en función de la concepción curricular en que se inserten, pero por estar incluido en el proceso educativo no puede darse aislado del resto de las influencias que lo integran, pues todas están en permanente relación y de hecho adquieren la responsabilidad de ser educativas" (López Hurtado, J. y otros. 2003:53-54).
Lo anterior demuestra que el conocimiento por si solo no es la única influencia que recibe el estudiante durante su etapa de formación, sin embargo es con este con el que mayoritariamente interactuarán los estudiantes potenciales de la educación a distancia bajo la orientación y la guía del maestro. Cada material de aprendizaje preelaborado o diseñado por los propios profesores/tutores deberá ser cuidadosamente revisado sobre todo en su manera y estilo de redacción, de manera tal que la conversación didáctica interna[5]que establecerá el estudiante con el contenido o materia de estudio, fluya adecuadamente y movilice su pensamiento, puesto "que es el proceso de interactuar intelectualmente con el contenido, lo que produce el cambio en la comprensión y la perspectiva del alumno, o sea, en las estructuras cognoscitivas de su mente" (Graham Moore, M. 1989:1-6). Dicho cambio no solo se origina en las estructuras internas del pensamiento sino también en el comportamiento y la actuación del estudiante cuando este socializa el nuevo contenido con el resto de sus compañeros y comparten criterios similares o divergentes sobre el mismo tema; debate del que pueden surgir nuevas contradicciones y motivaciones para regresar a la búsqueda y procesamiento de la información una vez más, cual ciclo interminable de crecimiento intelectual y espiritual.
La eternidad de la instrucción, la educación y el desarrollo en el proceso pedagógico de educación a distancia, no podrá ser un proceso espontaneo, natural, improvisado. Su representación en espiral es al mismo tiempo el reflejo de la compleja realidad social, en los que se producen avances y retrocesos, aceleraciones y desaceleraciones, relaciones y contradicciones, pero todas conducen a un nuevo estadio, al desarrollo; por lo que al profesor/tutor no le será suficiente con conocer las particularidades de cada estudiante si no está preparado suficientemente para ejercer una eficiente influencia educativa sobre ellos y el grupo; si no aprovecha las experiencias sociales que poseen cada uno de ellos y las potencialidades del contenido; si no realiza un meritorio trabajo como mediador y facilitador del proceso de aprendizaje; si no le plantea sistemáticamente al estudiante en las tareas de aprendizaje nuevos problemas a resolver en los que tenga que emplearse a fondo, al máximo de sus capacidades, hábitos y habilidades; si no forma a un hombre comprometido con los intereses y las necesidades de la sociedad; si no logra que los estudiantes se apropien de los contenidos, exploten óptimamente la tecnología, construyan nuevos conocimientos y se comuniquen entre sí; si no hace de ese hombre un sujeto activo, creativo y transformador de si mismo y de la realidad en que vive (Addine Fernández, F. y otros. 2003:89-92).
Principio de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo
Al acercar el conocimiento científico, las vivencias cotidianas, las experiencias laborales y el nuevo conocimiento a la realidad social de los estudiantes potenciales de la educación a distancia, los profesores/tutores de la institución tendrán en cuenta en la formación de estos individuos sus esferas motivacional-afectiva y cognitiva-instrumental.
Desde la educación a distancia los actores del proceso pedagógico tendrán la posibilidad, por diferentes vías, de conocer con mayor profundidad las características del dinámico desarrollo social del que forman parte, y esto nunca será suficiente. Si el propósito esencial es la formación de una personalidad activa, con actitudes, aptitudes y capacidades creadoras, un hombre acorde a su tiempo, tanto profesores/tutores, estudiantes, grupos e instituciones deben sentirse y ser motivados, movilizados hacia la proyección del cambio, proponer soluciones novedosas a los problemas, comprometerse, sentirse responsables, creer, sentir, hacer, valorar, opinar, debatir, reflexionar, identificarse con el significado personal y social de la tarea.
"Es decir, durante el proceso pedagógico el educador deberá lograr que el educando se comprometa con la tarea de aprendizaje. El conocimiento debe tener un carisma tal que posibilite la modificación estable de la conducta de ese sujeto al interactuar con el mundo que lo rodea, o sea, lograr el aprendizaje y por ende el crecimiento humano, en la medida en que emprenda el camino de la autonomía que infiere lógicos desprendimientos, rupturas de barreras y estereotipos y la adquisición de lo nuevo sobre la base de lo viejo" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:93).
No se trata solamente de establecer relaciones afectivas entre los participantes del proceso pedagógico de educación a distancia, sino también con aquellas estructuras que son meramente cognitivas y proveen de instrucción al sujeto. La conversión de dicha instrucción en educación y posteriormente en desarrollo, solo será posible si los estudiantes potenciales de la educación a distancia, reconociendo el valor científico e ideológico del conocimiento, encuentran en los materiales de aprendizaje aquellas conexiones afectivas que lo devuelven una vez más a su propia vida, al medio social que pertenecen y encuentran en el trabajo creador la forma de socializar lo aprendido y sus sentimientos (Addine Fernández, F. y otros. 2003:92-94).
Principio de la unidad entre la actividad, la comunicación y la personalidad
Este principio aborda la versatilidad de la actividad y la comunicación humana con relación a la formación de la personalidad.
El hombre, constantemente, en su devenir histórico ha sentido la necesidad de realizar un universo de actividades en las que se comunica directamente con ellas o mediante ellas. En esto es significativo lo visto en el principio anterior, relacionado con lo afectivo y lo cognitivo de la personalidad.
La educación a distancia será promotora de actividades de aprendizaje diversas pero que conduzcan a la autonomía y el autodesarrollo del aprendizaje en los estudiantes, lo que no es sinónimo de individualismo. El profesor/tutor no podrá prescindir de las relaciones sociales que establece el individuo con sus semejantes, la vida, el medio social y el entorno laboral; todo ello apoya el sistema de actividades que se puede originar desde un programa de estudio y es una expresión clara de los niveles de comunicación que el sujeto necesita para aprender y desarrollar su personalidad de forma consciente, organizada y dirigida.
"Las posibilidades educativas de la actividad y la comunicación son muchas, a través de ellas se trasmite la herencia cultural de generaciones anteriores, se produce el vínculo con la vida, con el trabajo se forman las distintas concepciones del mundo en cada uno de los educandos, a través de los juicios, puntos de vista y convicciones que elaboran. Es decir, se desarrollan las capacidades del hombre, su iniciativa, su individualidad, su pensamiento grupal, entre otras cuestiones" (Addine Fernández, F. y otros. 2003:95-96).
La institución docente y sus profesores/tutores deberán apelar a toda su experiencia para no permitir que la utilización de las TIC se convierta en una barrera de comunicación entre todos los participantes del proceso pedagógico. El estudiante deber ver en ellas las potencialidades socializadoras que le permitirán, más allá de conocer a nuevas personas, resolver las actividades de aprendizaje con la ayuda de los profesores/tutores y sus compañeros, autorregular su actuación, ampliar el sus habilidades comunicativas en un grupo social y, por ende, desarrollar su personalidad (Addine Fernández, F. y otros. 2003:94-96).
En los principios y las regularidades de la dirección del proceso pedagógico de la educación a distancia, existe interrelación entre ellos y al mismo tiempo, intrarrelación dentro de si mismos. Ninguno se da por separado en el proceso pedagógico, uno es consecuencia o fundamento de otro, lo que justifica también la dinámica que le aporta su carácter dialéctico.
Las regularidades de la dirección del proceso pedagógico de educación a distancia, ofrecen una imagen predictiva del proceso pedagógico a partir de las relaciones que tienen lugar en él. Estas están estrechamente vinculadas con los principios de la dirección del proceso pedagógico, ya que cada una de ellas puede originar varios principios y "de la misma manera un principio puede basarse en más de una regularidad" (Labarrere Reyes, G. y Valdivia Pairol, G. 1988:54).
Ambos constituyen una herramienta de trabajo importante para las instituciones docentes y sus profesores/tutores en la dirección del proceso pedagógico, si se aspira a producir un cambio educativo favorable al desarrollo de la educación a distancia. La integración dialéctica de ambos es la base fundamental del equilibrio en la dirección del proceso pedagógico de educación a distancia y del conocimiento que pueden tener profesores/tutores e institución, acerca de la dinámica del mismo.
La proyección estratégica del trabajo del profesor/tutor, como lo propone la Dra. R. Sierra Salcedo, depende en buena medida de la acertada dirección que se tenga del proceso pedagógico, en lo que es necesario conocer a fondo las relaciones, contradicciones y factores que tienen lugar en su esencia, cuáles son sus normativas, cómo se explican, etc.
Utilizar adecuadamente estos elementos en beneficio del desarrollo de la educación a distancia, es una de las premisas fundamentales para garantizar el éxito.
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[1] Otros autores utilizan otras denominaciones como: “Proceso Educativo, Proceso Formativo Proceso Docente Educativo, Proceso de Enseñanza, Proceso de Aprendizaje, Proceso de Enseñanza-Aprendizaje, este último tanto en singular como en plural” (González Soca, A. María. 2002:164).
[2] “La palabra “educación” tiene dos sentidos – etimológicamente -. Uno, que procede de educare (criar, alimentar), y otro, que proviene de ex-ducere (sacar, llevar, conducir de dentro hacia afuera)” (Chávez Rodríguez, J. 2007:4).
[3] También se utilizan en la bibliografía los términos: dirección escolar o dirección científica educacional.
[4] Algunos autores utilizan el término leyes.
[5] Término utilizado por Holmberg en su teoría de la Conversación didáctica guiada.
Autor:
Lic. Enrique Verdecia Carballo
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