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Propuesta metodológica para la prevención del delito en Cuba


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Aspectos básicos sobre las representaciones sociales
  4. Presentación de la propuesta
  5. Consideraciones conclusivas
  6. Bibliografía

Línea de Investigación: Marginalidad, corrupción, delito y conductas desviadas.

El objetivo central de este trabajo es rediseñar la guía metodológica que actualmente orienta el trabajo para la prevención del delito en Cuba desde el estudio de la teoría de la representación social. El abordaje de esta categoría nos permite acceder al estudio científico del pensamiento social, es decir, aquellos conocimientos, creencias y opiniones que emergen de la interacción grupal acerca de los objetos socialmente significativos. Apoyados en la Investigación Acción Participativa se organiza la propuesta que contiene un conjunto de etapas para el desarrollo de la actividad. El principal resultado obtenido radica en la integración de múltiples presupuestos que de esta manera pueden redimensionar la percepción de los responsables institucionales.

Palabras claves: prevención, delito, representación social, metodología.

La expresión "prevención del delito" engloba las estrategias y medidas encaminadas a reducir el riesgo de que se produzca un delito y sus posibles efectos perjudiciales para las personas y la sociedad, incluido el temor a la delincuencia, y a interesarse para influir en sus múltiples causas. La elaboración de estos programas incluye la definición de sus principios y objetivos. Como principios actúan el ver a la comunidad como sujeto-objeto de su propia transformación, la jeraquización de sus intereses y necesidades, el respeto a la diversidad de tradiciones y rasgos culturales producidos por su historia, lo que se utilizaría como encuentro con la identidad comunitaria, donde la legitimación sería un elemento importante que desarrollaría el sentido de pertenencia, la activación de los profesionales de la comunidad y los grupos promotores, así como los líderes comunitarios, en la búsqueda de soluciones y alternativas positivas a los problemas existente, y al respetar el entorno natural y social.

La propuesta incorpora al trabajo a todos los sujetos de la comunidad, a las organizaciones sociales y de masas y demás entidades de la producción y los servicios con una incidencia decisiva en la acción transformadora del ambiente comunitario. Los representantes de las demarcaciones desempeñan un rol importantísimo en la coordinación y el apoyo de los demás actores sociales de la comunidad.

En correspondencia con ello nos plantemos como Objetivo General: Fundamentar una propuesta metodológica desde la perspectiva de la representación social del delito para el trabajo de la Comisión de Prevención y Atención Social en el municipio San Cristóbal con los jóvenes de 15 a 29 años. Para el tratamiento del mismo debemos en primer término: Argumentar la importancia de las representaciones sociales del delito para su prevención a lo que le sobrevendrá; Valorar la fundamentación de la estrategia de prevención social instrumentada por el Sistema en el municipio San Cristóbal; como resultado de esta evaluación el siguiente y último paso será; Diseñar líneas metodológicas desde la perspectiva de la representación social del delito para el trabajo de prevención social, como objetivos específicos.

Para el desarrollo de la investigación se usaron los métodos: teórico jurídico, tenga en cuenta que se emplea en toda la investigación desde su concepción hasta el momento de elaborar las conclusiones y el trabajo final. El exegético-analítico supone una descripción del fenómeno .Conjugado con el analítico, se utiliza para realizar diversos análisis o valoraciones en función de estudios teórico doctrinales y en el propio proceso interpretativo. Sociológico o empírico comprende la observación, la revisión de documentos así como el cuestionario y la entrevista.

Desarrollo

Teniendo en cuenta las ideas de Moscovici, la representación social concierne a un conocimiento de sentido común, que debe ser flexible, y ocupa una posición intermedia entre el concepto que se obtiene del sentido de lo real y la imagen que la persona reelabora para sí. Es considerada además proceso y producto de construcción de la realidad de grupos e individuos en un contexto histórico social determinado.

De modo general, las representaciones sociales constituyen una formación subjetiva, multifacética y polimorfa, donde fenómenos de la cultura, la ideología y la pertenencia socio-estructural dejan su impronta; al mismo tiempo que elementos afectivos, cognitivos, simbólicos y valorativos participan en su configuración.

Los elementos que definen las representaciones sociales son:

  • El contenido (imágenes, actitudes, estereotipos, atribuciones, etc.)

  • Lo representado.

  • El sujeto que realiza el acto de representar.

Ciertamente, son muchas las nociones que sobre este tópico se han elaborado; por tal motivo resulta imposible dar cuenta de todas ellas, no obstante, a pesar de su diversidad notamos que no son excluyentes ni contradictorias, sino que tienden a complementarse. Por ello concuerdo con muchos investigadores cuando plantean que existen tantas definiciones como la amplia variedad de objetos de representación.

La importancia, amplitud y complejidad del fenómeno representacional conlleva a la necesidad de combinar enfoques o perspectivas teóricas que de modo complementario se articulen y asuman diferentes abordajes metodológicos, sin que esto signifique un eclecticismo teórico-metodológico. Por ello nos es posible, partiendo de presupuestos compatibles, abordar el fenómeno desde distintas ópticas, pudiendo articular métodos y técnicas que nos permitan un mayor acercamiento al mismo.

Esencialmente, una de las vías para acceder a su conocimiento se halla en el campo de la comunicación y la interpretación, donde se revela la importancia del lenguaje para nuestra investigación. Su trascendencia radica en que es una práctica que construye sistemáticamente el objeto del cual habla.

Las representaciones sociales constituyen una unidad funcional estructurada. Están integradas por formaciones subjetivas tales como: opiniones, actitudes, creencias, imágenes, valores, informaciones y conocimientos.

Se estructuran alrededor de tres componentes fundamentales: la actitud hacia el objeto, la información sobre ese objeto y un campo de representación donde se organizan jerárquicamente una serie de contenidos.

Investigaciones llevadas a cabo han demostrado que desde el punto de vista de la génesis, la actitud es la primera dimensión de una representación, pues nos representamos "algo" luego y en función de la toma de posición hacia ese "algo".

La actitud: Es el elemento afectivo de la representación. Se manifiesta como la disposición más o menos favorable que tiene una persona hacia el objeto de la representación; expresa por tanto, una orientación evaluativa en relación con el objeto. Imprime carácter dinámico y orienta el comportamiento hacia el objeto de representación, dotándolo de reacciones emocionales de diversa intensidad y dirección.

La información: Es la dimensión que refiere los conocimientos en torno al objeto de representación; su cantidad y calidad es variada en función de varios factores. Dentro de ellos, la pertenencia grupal y la inserción social juegan un rol esencial, pues el acceso a las informaciones está siempre mediatizado por ambas variables. También tienen una fuerte capacidad de influencia la cercanía o distancia de los grupos respecto al objeto de representación y las prácticas sociales en torno a este.

Campo de representación: Este es el tercer elemento constitutivo de la representación social. Nos sugiere la idea de "modelo" y está referido al orden que toman los contenidos representacionales, que se organizan en una estructura funcional determinada. El campo representacional se estructura en torno al núcleo o esquema figurativo, que constituye la parte más estable y sólida de la representación, compuesto por cogniciones que dotan de significado al resto de los elementos. En el núcleo figurativo se encuentran aquellos contenidos de mayor significación para los sujetos, que expresan de forma vívida al objeto representado. Es necesario destacar que esta dimensión es "construida" por el investigador a partir del estudio de las anteriores.

Las funciones de las representaciones sociales han sido expuestas por varios autores destacando la funcionalidad y utilidad práctica de la teoría en el ámbito social. Jean Claude Abric [1]hace una sistematización sobre el tema donde resume, a su modo de ver, cuatro funciones básicas de las representaciones. Estas funciones han sido desarrolladas en un trabajo realizado por Maricela Perera, siendo precisamente dichas funciones las que se presentan a continuación:

  • Función de conocimiento: Permite comprender y explicar la realidad. Las representaciones permiten a los actores sociales adquirir nuevos conocimientos e integrarlos, de modo asimilable y comprensible para ellos, coherente con sus esquemas cognitivos y valores. Por otro lado, ellas facilitan -y son condición necesaria para- la comunicación. Definen el cuadro de referencias comunes que permiten el intercambio social, la transmisión y difusión del conocimiento.

  • Función identitaria: Las representaciones participan en la definición de la identidad y permiten salvaguardar la especificidad de los grupos. Sitúan además, a los individuos y los grupos en el contexto social, permitiendo la elaboración de una identidad social y personal gratificante, o sea, compatible con el sistema de normas y valores social e históricamente determinados.

  • Función de orientación: Las representaciones guían los comportamientos y las prácticas. Intervienen directamente en la definición de la finalidad de una situación, determinando así a priori, el tipo de relaciones apropiadas para el sujeto. Permiten producir un sistema de anticipaciones y expectativas, constituyendo una acción sobre la realidad. Posibilitan la selección y filtraje de informaciones, la interpretación de la realidad conforme a su representación. Ella define lo que es lícito y tolerable en un contexto social dado.

  • Función justificadora: Las representaciones permiten justificar un comportamiento o toma de posición, explicar una acción o conducta asumida por los participantes de una situación.

Es necesario añadir otras dos funciones que guardan estrecha interrelación con las mencionadas anteriormente. Dichas funciones son:

  • Función sustitutiva: Las representaciones actúan como imágenes que sustituyen la realidad a la que se refieren, y a su vez participan en la construcción del conocimiento sobre dicha realidad.

  • Función icónico-simbólica: Permite hacer presente un fenómeno, objeto o hecho de la realidad social, a través de las imágenes o símbolos que sustituyen esa realidad. De tal modo, ellas actúan como una práctica teatral, recreándonos la realidad de modo simbólico.

La participación de la comunidad y concurrencia de organizaciones de masas representan elementos importantes del concepto de prevención del delito establecido en esas directrices. El término "comunidad" puede definirse de diferentes maneras, pero en el presente trabajo se refiere esencialmente a la participación de la sociedad civil a nivel local.

Múltiples son los enfoques sobre el trabajo preventivo consultados por los autores del presente trabajo entre los cuales figuran:

  • Promover el bienestar de las personas y fomentar un comportamiento favorable en atención a los paradigmas de la sociedad, centrando la atención en el riesgo y los factores de protección relacionados con la delincuencia.

  • Modificar las condiciones que en los Consejos Populares influyen en la delincuencia mediante el fomento de iniciativas y la generalización de experiencias.

  • Reducir las oportunidades para la comisión de delitos aumentando para los delincuentes el riesgo de ser detenidos.

  • Proporcionar asistencia para la reinserción social a los ex_ reclusos y personas sancionadas a medidas no privativas de libertad atendidas por el control de ejecución disminuyendo así la reincidencia.

Asumimos que no solo se deben integrar dichas consideraciones sino además aspectos relacionados con el tema de la representación social del delito para su prevención. Tales consideraciones no pueden ser excluyentes, sino que tienen que complementarse en una acertada propuesta de actuación, apropiándonos en la marcha de la diversidad de opiniones, percepciones, y puntos de vista que poseen los miembros de la comunidad pues la aproximación al conocimiento y a la opinión de los autogestores en lo referente al delito constituyen puntos de partida. Esta información ayudaría a analizar si efectivamente, las acciones propuestas están enfocadas hacia la resolución de la problemática, con especial atención a las peculiaridades de los jóvenes. Lo anterior, sin olvidar los determinantes criminógenos que a escala comunitaria funcionan en la producción de la actividad delictiva y la marginalidad, se atemperará en su conjunto a la erradicación de los factores de riesgo que funcionan como caldo de cultivo de tales conductas. Ignorar estos presupuestos encaminaría el trabajo sobre la base de supuestos falsos basados en valoraciones subjetivas desprovistas de sustento científico o estructurado a partir de acercamientos intuitivos.

Es necesario añadir que los discursos no constituyen una expresión directa de las representaciones de los sujetos y corresponde al investigador su construcción, realizando un cuidadoso análisis, puesto que los universos semánticos producidos por los sujetos incluyen elementos cognitivos, simbólicos y afectivos que organizan, dan sentido y dirección al pensamiento de cada individuo particular.

Nuestra propuesta tiene como base la Metodología de Investigación de Acción Participativa pues el fin supremo esta dirigido ha lograr que el hombre sea artífice de su propio destino. Se trata de un enfoque de investigación que sin perder su cientificidad propicia mayor participación y apropiación del proceso y de los resultados por parte de los involucrados. Implica la presencia real, concreta y en interrelación, de la investigación, de la acción y de la participación.

El empleo de técnicas como las entrevistas en profundidad y las asociaciones de palabras, permiten tener acceso a dicho material discursivo, que por su naturaleza favorece la espontaneidad y la naturalización de la situación de intercambio.

En este método investigativo se destacan varias fases. La fase preliminar juega un papel importante ya que se desarrolla con el Grupo Gestor, el que, en un primer momento, será el encargado de hacer extensivas sus reflexiones e implicar en el desarrollo de las actuaciones que se programen a un sector más amplio de la comunidad[2]La amplitud reflejará la diversidad de puntos de vista sobre una misma realidad para garantizar la multiplicación de la acción y una mayor movilización de la población.[3]

En esta etapa debe dedicarse tiempo para que los integrantes del grupo se conozcan, ganen en seguridad y confianza y establezcan relaciones óptimas. Lograda la cohesión del grupo, es necesario señalar las normas de convivencia que regirán el trabajo, establecer cuándo serán los encuentros y reuniones que se realizarán y logar que los integrantes se comprometan a cumplir esas normas.

Es importante realizar un forum comunitario donde la población de la comunidad estudiada hable sobre esta problemática y pueda además aportar medios y posibles vías para su solución.

Para la implementación de nuestra propuesta metodológica, sugerimos la puesta en marcha del accionar a partir de las siguientes fases:

Caracterización del Consejo Popular.

  • A. Diagnóstico de los factores múltiples condicionantes de la conducta delictiva.

  • B. Pesquizaje de la población residente en el Consejo Popular a partir de la evaluación de los factores de riesgo determinados.

  • C. Definición de la demarcación como comunidad violenta.

  • D. Obtención de las demandas de la comunidad.

  • E. Diseño de investigación.

  • F. Elaboración y ejecución del programa de transformación.

  • G. Evaluación de los resultados a partir de técnicas participativas.

Nuestras investigaciones criminológicas han dejado hipótesis contrastadas en relación con la existencia de un modo de vida parasitario, expresión de serias indisciplinas sociales, en la base de la comisión de delitos como el robo con fuerza, el robo con violencia, las riñas tumultuarias y las lesiones graves solo por mencionar algunos. De manera, que el enfrentamiento consecuente y directo de las indisciplinas sociales es también una contribución importante en la evitación de las más dañinas y peligrosas de sus manifestaciones: la delincuencia como fenómeno social.

A. El conocer la realidad posibilita detectar los factores sociales de la comunidad (organizaciones e instituciones de la misma), detectar la existencia de líderes sociales y naturales así como identificar el banco de problemas que caracteriza la misma. El empleo de las dinámicas grupales (técnicas grupales) se presenta como el instrumento esencial para la determinación de los problemas a prevenir y las posibilidades para solucionarlos, las que se han de encontrar en la capacidad de respuesta que de los propios comunitarios. De esta forma el diagnóstico se realiza con la participación decisiva de la comunidad. El empleo de las diversas técnicas grupales conduce a realizar acciones de carácter educativo, orientador y preventivo, que además de aportar datos de interés y motivar, posibilitan la activación de la comunidad en función del trabajo preventivo.

B. El estudio diagnóstico de los factores múltiples condicionantes de la conducta delictiva en la juventud. En este momento se debe profundizar en esta problemática. Se hace necesario señalar los factores de riesgo (aquellos que pueden agravar el problema), y de protección (aquellos que potencian la capacidad de respuesta ante los problemas y la posibilidad de evitar los daños) existentes en la comunidad. Ello dará la posibilidad de proyectar acciones preventivas. No se puede perder de vista la integridad, complejidad y diversidad de este fenómeno social.

Nos centraremos en los factores de riesgo siguientes: Pobre motivación, bajo rendimiento escolar, incumplimiento de los deberes escolares, pobre autoestima y estimulación positiva, auto control deficiente o ausente, escasos conocimientos sobre las consecuencias de la actividad delictiva, maltratos, limitaciones físicas o mentales. Conductas correctivas no consecuentes con la etapa del desarrollo, pobre conocimiento de los profesionales que atienden la actividad de la representación social del delito de los adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años. Hogares incompletos, roles parentales asumidos por nuevas parejas y padres ausentes. Roles paternales no bien definidos, desorientación de los padres ante la sospecha de actividades antisociales como porteras de hechos delictivos, ausencia de valores positivos, estilos de vida no satisfactorios, presencia de ex reclusos o reclusos en la familia, familias ampliadas y relación familiar conflictiva. Falta de apoyo de familiares y amigos, estrés, depresión, traumatismo por abuso sexual o físico, dependencia de sustancias toxicas (alcohol, drogas ilegales), necesidades económicas, pertenecer a un grupo social marginado o estigmatizado, residir en una zona carente de estrategias de desarrollo, conflictos de convivencia en la comunidad, fracaso profesional, desvinculación del estudio y el trabajo.

La presencia en un individuo o grupo de los factores de riesgo antes mencionados pueden estar relacionados con el papel negativo que juegan los agentes socializadores que actúan en su proceso de socialización.

  • C. Implica un levantamiento que contemplará a todas aquellas personas alrededor de las cuales estén presentes algunos de los factores de riesgo, cuya presencia en la vida de cualquier persona incrementa la posibilidad de quedar en desventaja social o sufrir daños y potenciar aquellas características personales o grupales positivas que aumentan la capacidad de respuesta ante los problemas y la posibilidad de evitar los daños. Ello implica que toda la población residente en el Consejo Popular sea objeto de apreciación con la finalidad de determinar las personas proclives a la comisión de un hecho delictivo, y dentro de ellas la población entre 15 y 29 años de edad quienes serán el objeto esencial, pues estamos ante adolescentes que pueden incurrir en la comisión de hechos punitivos y jóvenes en el segundo de los casos que se encuentran en un alto grado de proclivilidad. No perdamos de vista que el grupo más afectado es el de 21 a 40 años según las cifras aportadas por el Tribunal Municipal Popular y la Policía Nacional Revolucionaria en San Cristóbal.

Con la colaboración de los trabajadores sociales se llevará a cabo esta tarea, en el terreno, en la que se vinculan otros profesionales, como: educadores, personal medico, psicólogos, instructor policial, abogado y un sociólogo.

D. Identificar esas áreas permite asignarle un escenario, un rumbo y un contenido muy concreto al trabajo de prevención y la lucha por la reducción del delito y el clima de violencia, a la vez que, abre nuevas perspectivas de investigación.

La vinculación de la prevención, a las condiciones de vida y su transformación, es uno de los contenidos e intenciones que subyacen en tales enfoques.

La definición de las localidades con más alto riesgo es sin lugar a dudas, un paso imprescindible para situar la labor preventiva en una perspectiva de carácter integral. Para lograr estos fines, se consideró conveniente utilizar a sujetos – tipos que, por la naturaleza de la actividad fundamental, estuvieran cotidiana y sistemáticamente relacionados con el problema de la actividad delictiva y la vida social en cada uno de los Consejos Populares del municipio. Como tal, fueron considerados todos los miembros de la CMSPAS.

La actividad con este grupo, se estructurará en dos partes. Primero se les aplicará un cuestionario prediseñado, dirigido a conocer si es posible identificar localidades o barrios violentos, así como los criterios con los que ellos los definen y cuáles son las características fundamentales de cada uno de los barrios definidos como tales. Después se realizará un taller de discusión colectiva acerca de la actividad delictiva y los factores que en las condiciones actuales, pueden estarla favoreciendo o inhibiendo.

Para la utilización operacional de este concepto[4]es necesario precisar que:

  • 1. El espacio residencial de población concentrada puede ser rural o urbano.

  • 2. La noción de barrio, en cuanto a su extensión territorial, no excede a la de un Consejo Popular de la actual división político administrativa; aunque no necesariamente tiene que coincidir con él. Puede ser el consejo, parte de él o parte de varios.

  • 3. La identificación de la localidad, tanto por sus residentes (autoidentificación), como por los que no lo son, es un rasgo importante que la define, como unidad territorial y poblacional.

  • 4. Generalmente, estas comunidades aparecen vinculadas a condiciones socioeconómicas deprimidas que se expresan en indicadores tales como:

  • a. Predomino de viviendas que por su tipología y estado, reflejan condiciones deprimidas, ejemplo, las ciudadelas y solares, viviendas improvisadas, etc.

  • b. Tal situación, se refleja también, en el entorno urbanístico, en el que se hace característico la carencia de áreas infantiles, las calles sin aceras, o sin asfaltar, iluminación pública deficiente, etc.

  • c. Tasas de desempleo por encima de la media territorial.

  • d. Predominio entre los residentes de ocupaciones de menor calificación y de menor remuneración, como consecuencia del bajo nivel educacional.

  • e. Un número, por encima de la media, de familias incompletas y/o disfuncionales.

  • a. Los frecuentes escándalos públicos y discusiones subidas de voz y cargadas de amenazas.

  • b. Las habituales riñas que se producen en la comunidad y, en consonancia con ellas, de lesiones a los involucrados.

  • c. El tono hosco, inquisitivo y cortante de la conversación, fundamentalmente con los extraños, en la que aparecen, muchas veces, términos de la jerga delincuencial.

  • d. La transmisión desde la infancia, como un recurso necesario para sobrevivir en el medio, de normas de conductas pautadas por la fuerza como recurso.

  • e. En muchos casos, el recurso de la violencia es impuesto por las propias condiciones del barrio, el que no la acepta, puede ser estigmatizado.

  • f. Un nivel de comisión de delitos violentos por sus residentes, tanto dentro como fuera de la localidad, superior a los de las medias de los territorios en los que están enclavados.

  • 7. Entre las conductas disfuncionales que marcan la vida cotidiana y contribuyen a perfilar en estilo de vida en estas localidades se encuentran:

  • a. El juego prohibido, es común en la vida cotidiana de estas localidades, su presencia es de amplio conocimiento de las gentes, que no lo consideran, por lo general, una actividad denunciable, tanto los que participan de sus diferentes modalidades, como los que no.

  • b. El mercado negro constituye una estrategia de vida para muchos de sus residentes, que participan en él acentuadamente, tanto desde la oferta como desde la demanda, por lo que se hace habitual y visible.

  • c. El alcoholismo y la cacareada cultura de consumo de bebidas alcohólicas, afecta de modo particular la cotidianidad en estas localidades, de forma ostensible. Se manifiesta de forma más aguda y en proporciones mayores que en otras localidades. Muy relacionado con estos hábitos, aparece otra práctica que tiene una presencia significativa

  • d. La fabricación y venta clandestina de bebidas alcohólicas, popularmente conocida por "guarfarina", "chispa", etc.

  • e. Otros fenómenos más recientes, que se suman a los anteriores es la prostitución y las drogas, que ha empezado a afectar con alguna visibilidad a muchos de estos barrios.

La definición y los parámetros que de ella se derivan, distinguen el área por determinadas particularidades que las caracteriza, pero al respecto es necesario puntualizar que:

  • 1. Algunos de estos parámetros, no pueden ser formalizados para medirlos mediante una estadística fría. Ellos son susceptibles de apreciar mediante la observación y otras técnicas participativas. En cierto sentido, son expresión de los imponderables de la vida cotidiana.

  • 2. No existe una divergencia radical, en el aspecto cultural y la vida social, entre estas localidades y las del resto del país, de lo que se trata es que tales rasgos se acentúan, se hacen más visibles.

  • 3.  El ejercicio de la actividad delictiva no es exclusivo de ellas.

  • 4. No todos los residentes en ellas, participan por igual, ni en la misma medida, de los actos y conductas delictivas y del clima reinante en las mismas, ni comparten la mentalidad del mismo modo.

  • 5.  La violencia, como recurso potencial, o la presteza para recurrir a ella en diversas situaciones, indica el grado de difusión y de compenetración de las personas con el ambiente del lugar.

  • 6. Del concepto no debe resultar una etiqueta que se imponga a las localidades, sino una guía para acercarse al conocimiento de los factores que condicionan estos moldes de comportamiento y para la acción transformativa.

Al ser resultado del análisis de la información recogida durante el trabajo con los sujetos – tipo, muchos aspectos de esta definición, se van a ver reflejada en la descripción del material.

La caracterización realizada permite la valoración de la situación de la comunidad detectando sus problemas, sus causas y los grupos o personas que necesitan ser atendidos, así como aquellos que pueden servir de sujetos del cambio, es decirse identifica tanto lo favorable, como lo desfavorable al desarrollo. En ese momento se determinan las necesidades y posibilidades de los individuos, grupos, como de la comunidad en si misma, todo lo cual exige conocer las dinámicas de las estructuras sociales que se desenvuelven en ese espacio geográfico.

E. El siguiente paso será indagar sobre las demandas de la comunidad. Para obtener esta información debe auxiliarse en primer lugar de las actas de rendición de cuenta de los electores a sus delegados en las Asambleas en las circunscripciones realizadas a tales efectos, en las que se recogen la insatisfacciones de la comunidad, otra fuente importante son las comisiones de trabajo de la Asamblea Municipal del Poder Popular, no siendo suficiente debe recurrirse a la aplicación de técnicas para conocer, técnicas para actuar y técnicas para sistematizar el conocimiento como por ejemplo: la tormenta de ideas, nominal de grupo, la que por sus características propician una amplia participación y el intercambio reflexivo entre los miembros del grupo en cuanto a la identificación de los problemas y la propuesta de soluciones. Estas permiten un acercamiento más efectivo y una comprensión más acertada de la realidad, posibilitan la aproximación transformadora del entorno, constituyendo elemento importante en la acción. Se apoyarán además en las entrevistas semi-estructuradas a líderes formales y no formales de la comunidad. La constitución de un grupo focal ayudará a producir una conversación o discurso típico y cotidiano sobre el tema de la delincuencia y la comisión de hechos delictivos.

F. Luego se debe presentar el diseño de investigación y se procesará y analizará la información recopilada, se elaborará el informe, en el que se caracterizará el objeto de estudio y la situación problémica analizada, dando paso a la elaboración del plan de acciones. Debemos precisar que el objetivo general debe estar dirigido a diseñar una estrategia para la transformación de la situación delictiva que presenta la comunidad seleccionada.

G. La elaboración del plan de intervención se define a partir de las propuestas planteadas por los integrantes de la comunidad, tomando en cuenta su jerarquización, partiendo de la necesidad y posibilidad de su realización, planificando y organizando las acciones y tareas que competen a cada uno de los factores sociales, sujetos del sistema, velando por la capacitación del personal, la calidad, la sistematicidad del trabajo y apoyándose en un enfoque sistémico e integral del proceso. Las acciones deben encaminarse en cada uno de los niveles, en correspondencia con los objetivos específicos trazados. La organización y reorganización de la elaboración del plan de todos aquellos recursos humanos, materiales y económicos necesarios, para desarrollar la labor de prevención social. Esta forma organizativa del trabajo preventivo en la comunidad permite el despliegue de una serie de posibilidades no realizables por los sujetos de la prevención de forma independiente, entre las que podemos destacar, la socialización de las mejores ideas propuestas para la realización del trabajo preventivo, la realización de coordinaciones para la ejecución de determinadas acciones que algunos de los sujetos no pueden realizar por sí solos, la distribución de roles entre sus miembros, el estímulo a la continuidad de las acciones preventivas, generado por el entusiasmo con que son acogidas por el colectivo. Los sujetos del trabajo preventivo en la comunidad como grupo, cumplen en este caso las funciones de dirección de: organizar, planificar, ejecutar, evaluar. Al cumplir estas funciones, multiplican sus posibilidades de acción preventiva en los marcos de la comunidad. Otro momento importante dentro de esta etapa lo constituye la planificación, pues como forma de dirección de la prevención social, permite tomar decisiones efectivas respecto a la comunidad y con ello elaborar un plan de acciones que contemple el cumplimiento de los objetivos formulados. Planificar significa en este caso, preparar y organizar las acciones para solucionar el principal problema que se ha diagnosticado en la comunidad, partiendo del conocimiento de la realidad, como punto inicial del proceso. La proyección implicará tener en cuenta:

  • La representación social del delito, como el objeto esencial del trabajo de prevención. Para ello debe conocer como indicadores de la dimensión contenido (sentimientos, emociones, símbolos, estereotipos, expectativas), lo representado (el delito) y al sujeto que se lo representa (jóvenes).

  • La visión y la interpretación que tienen y realizan, respectivamente, los autogestores de la realidad que les rodea.

  • Los modelos conductuales y lingüísticos puestos a disposición por los medios de comunicación social y el medio en que se desenvuelven, a partir de los cuales construyen una imagen a imitar, como reflejo de su percepción de la realización de un hecho delictivo.

  • La experiencia colectiva como forma de conocimiento práctico en relación con los marcos sociales en que originan las conductas delictivas.

Para ello recomendamos la utilización de la entrevista semi-estructurada a los adolescentes y jóvenes que se determine tras la selección de la muestra en el Consejo Popular en el que se trabajará.

No puede perderse de vista que las representaciones sociales tienen no solo un carácter constructivo, sino que además tienen carácter autónomo y creativo.

H. La ejecución como materialización de las acciones preventivas es también dentro de esta etapa un momento significativo. Convierte en realidad los propósitos de la labor preventiva, se encausa también a la sensibilidad y la toma de conciencia de que el trabajo preventivo es un problema de toda la comunidad, formada por elementos que tienen sus especificidades y que por lo tanto deben ser tomados en consideración para el desarrollo de las acciones propias de esta etapa.

Las actividades deben estar dirigidas a todas las esferas de la vida social de manera que ello permita la diversidad y brinde la oportunidad de opción. Se sugieren acciones con carácter recreativo – educativo, formativas, didácticas, por ejemplo: encuentros deportivos, festivales de materias primas, galas artísticas – culturales, concursos de poesía, cuentos, artes plásticas, artesanía utilitaria y artes manuales, jornadas de higienización de la comunidad, conversatorios y charlas educativas, conferencias, cinedebate, barrio – debate, talleres de teatro y danza, excursiones, encuentros con personalidades de la cultura, la ciencia y el deporte. Las temáticas que se abordarán deben estar siempre relacionadas con la prevención del delito.

El plan de acciones sugerimos que se ajuste a la estructura de un cuadro en el que se señalen los objetivos, acciones, fechas, horarios, participantes, responsables y recursos para cada uno de los objetivos planteados.

Resulta de vital trascendencia, la capacitación del personal, que trabajará la prevención del delito. El plan debe estar encabezado por acciones de preparación, contando además con otras dirigidas a la superación permanente de dicho material humano, al que identificaremos como Grupo de Trabajo Comunitario.

En la medida en que se ejecute el plan de acciones, el control debe desempeñar su función de contrastar el grado y calidad de la ejecución y lo planificado, para en caso de incumplimientos, tomar las medidas necesarias que garanticen el desarrollo de lo propuesto.

I. Una vez que se implementan las recomendaciones, se evalúan los cambios y transformaciones que se han producido como consecuencia de la intervención, y se constatará cómo se ha modificado la situación social inicial que promovió la situación social inicial que promovió la aplicación de este proceso. Esta fase, por el carácter dinámico que identifica a la misma, puede aplicarse en cualquier momento.

Los resultados del cambio metodológico pueden preverse a modo de activación del trabajo de prevención social desde la Comisión Municipal de Prevención y Atención Social, de conjunto con los factores sociales y demás miembros de la comunidad, una mejor organización y sistematización de las acciones realizadas en función de esta actividad, la elevación de la calidad de las acciones efectuadas, la creación de grupos informales con acciones positivas, la ampliación de los conocimientos e interiorización de valores y principios morales, una mayor y mejor orientación al medio familiar y la disminución del delito, entre otros. Todo esto posibilita la potenciación de las buenas actitudes y el mejoramiento de la conducta social de los miembros de la comunidad, a través de un funcionamiento del sistema preventivo, especialmente de la comunidad, caracterizado por su integralidad y sistematicidad, lo que redundará en un incremento de la efectividad.

Siendo las representaciones sociales elemento condicionante de las conductas desviadas, tenerlas presente a la hora de elaborar planes de acción encaminados a la prevención de la actividad delictiva permite encausar de forma adecuada la planificación, ejecución y control de esta dinámica

Del análisis de los fundamentos teóricos podemos sintetizar que las representaciones sociales se construyen en función de las comunicaciones que circulan en el medio social, así como los roles y posiciones que al individuo le toca asumir y ocupar dentro de ese medio, y en ellas encontramos expresadas el conjunto de creencias, valores, actitudes, normas y tradiciones con que los individuos afrontan las situaciones cotidianas, por lo que son condicionantes de las conductas socialmente desviadas y por tanto, elementos imprescindible a tener en cuenta para la proyección de acciones preventivas. En Cuba su análisis desde la óptica del delito no ha sido suficientemente utilizado.

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