El impacto demográfico de la guerra ha sido objeto de intenso debate entre historiadores del Paraguay. Los porcentajes estimados van desde una pérdida del diez por ciento de la población hasta un setenta por ciento en los cálculos más elevados. Los cálculos acerca de la resultante relación entre la población masculina y la población femenina producida por la guerra tampoco encontraron consenso. Las cifras ofrecidas van desde una relación de diez mujeres por cada hombre hasta otras más bajas de tres mujeres por cada hombre.
En cualquiera de los casos, la verdad parece estar a medio camino entre los dos extremos. La perdida demográfica para Paraguay después de la guerra probablemente estuvo en el orden del cincuenta por ciento de la población total. La relación entre los géneros fue posiblemente de un hombre por cada cinco mujeres el resultado no deja de ser desolador. Un cálculo estimativo resulta en la perdida aproximadamente de doscientos mil habitantes de los cuatrocientos mil que existían en el Paraguay al momento de comenzar la guerra. La perdida demográfica en definitiva no tiene parangón en el hemisferio y difícilmente se ha superado por otros escenarios bélicos inclusive en el contexto de las guerras masivas del siglo XX.
La pérdida humana acaso solo pueda ser superada por la dimensión material del daño ocasionado por la guerra. La maquinaria estatal del estado de los López fue barrida tras el largo conflicto. El gobierno estaba simplemente desierto. Aun peor, no existían instituciones gubernamentales que pudiesen articular la conducción política del pais. El legado personalista de la conducción política del gobierno en la etapa previa a la guerra agravo la situación puesto que en ausencia de los líderes del pasado no había instrumentos institucionales que permitan la continuación del mismo a través del simple recambio de personas.
Si la situación en la capital era calamitosa, otro tanto ocurría en el interior del pais. En esos años, la expansión territorial del pais conservaba a grandes rasgos la estructura de ocupación territorial en el periodo colonial. Centrada en Asunción, de espaldas al Chaco, la población se extendía en un semicírculo de aproximadamente cincuenta leguas que se expandían al sureste con dirección a los limites del sur con la Argentina, y del este con el Brasil. Pilar, Villa Rica y Encarnación eran los mayores poblados hacia el sur y la expansión hacia el norte no había producido todavía poblados del mismo porte. Podría decirse que la destrucción siguió la marcha de las fuerzas armadas lopistas en retirada. Trinidad, Itá, Itaugua y Luque estaban desiertas. La hambruna y las pestes habían asolado al campo y la gente batallaba por su supervivencia.
A nivel económico tampoco restaba gran cosa. Las industrias de bandera del régimen lopista, la fundición de hierro, el arsenal, y el astillero desaparecieron a consecuencia de las acciones de las propias fuerzas armadas nacionales en retirada. Otro tanto ocurrió en el ferrocarril. En un nivel fundamental, la población agrícola del pais cayó dramáticamente. Las plantaciones de caña de azúcar, maíz, arroz, algodón, café, mandioca, naranja y tabaco fueron abandonadas por culpa del reclutamiento masivo para la guerra. Lo que resulta innegable es que la producción económica cayó a niveles que ni siquiera podían satisfacer las necesidades de la mermada población restante tras la catástrofe de la guerra.
La gran dependencia del pais en la producción agrícola hizo esta situación todavía más notoria. La fuerza laboral era siempre el principal factor detrás de los números de la productividad agrícola del pais. La casi total inexistencia de mano de obra agrícola hizo que el campo ingresara en un estado de total parálisis. Si bien hubo pueblos que resultaron ilesos de las consecuencias de la guerra, la decadencia se contagio rápidamente y alcanzo a estos poblados, que cayeron igualmente en la inercia productiva que caracterizo el poblado post-bélico del pais.
La sangría poblacional tomo nuevas dimensiones con la fuga de compatriotas al exterior. Muchas mujeres decidieron abandonar el pais tras el retiro de las fuerzas armadas uruguayas que se llevaron consigo parte de la población femenina. Otros destinos fueron Corrientes en la vecina Argentina y Matto Grosso en el territorio brasileño. Sin embargo, el flujo poblacional también trajo muchos paraguayos radiados por el régimen lopista que vieron en la guerra una oportunidad de cambio político para el Paraguay tras largos años de vida en el exilio. Entre estos hombres también hubo casos de retornos de personas que fueron enviadas en funciones diplomáticas o becados para realizar estudios a Europa. Esta mezcla de personas daría pie al movimiento reconstructor del Paraguay de la post-guerra.
El Paraguay social del 1900
Los actores populares a menudo se tornan invisibles en esta narrativa en la perspectiva de las elites políticas y económicas. En parte, Abente explica este fenómeno de la política paraguaya a partir de la rápida incorporación en condiciones de desigualdad de las clases populares a la política partidaria, en la cual jugaron un papel marginal solo como furgón de cola de las elites de los partidos tradicionales con base poli clasista desde su propia formación. En esto, los sistemas de distribución de semillas y la recolección de productos del campo, articulada a través de los jefes políticos regionales, parece haber jugado un rol decisivo desactivando el sector político de los sectores populares. Aun así, como historiadores como Milda Rivarola, en simultáneo en esta narrativa histórica desde el rol de las elites transcurría una historia vivida a contracorriente por los actores populares que participaban activamente en la reconstrucción social del Paraguay.
Francisco Gaona rastreo el origen de las organizaciones populares del Paraguay y a las sociedades de socorro mutuo de post-guerra. Estas sociedades de ayuda a inmigrantes articularon las primeras expresiones solidarias colectivas que aspiraron a remediar los tremendos problemas sociales que castigaban a los actores populares. Entre estas sociedades, la sociedad de socorro mutuo de los obreros tipográficos se constituyo en la más activa en cuanto a la defensa de los derechos de los trabajadores. Conexiones transnacionales entre Buenos Aires y Asunción, jugaron un papel clave al conectar un imaginario sindical entre los trabajadores de Argentina y Paraguay. En su origen, sin embargo, estas sociedades eran también poli clasistas, de la misma manera que los partidos políticos, lo que impedía formular frentes puramente clasistas. La sociedad de tipógrafos fue la primera en formalizar una fuente de profesionales trabajadores de los medios de prensa en mayo de 1886 con el objetivo de defender intereses de clase. El gobierno de Juan Gualberto González le reconocería personería jurídica a la organización el 22 de mayo de 1891.
Las primeras críticas públicas de estos sectores estuvieron dirigidas a la explotación contenida en el régimen de conchabo.
Otras críticas estarían dirigidas a la explotación de los trabajadores domésticos. A partir de 1889, los obreros tipográficos comenzaron las primeras huelgas que aparecieron como herramientas de lucha para conseguir el reconocimiento de sus derechos laborales. Otro tanto ocurrió luego con los obreros panaderos y tranviarios. Entre los panaderos destaco un grupo anarquista que aunque minúsculo fue particularmente ruidoso en 1892.
Siguieron las huelgas de de sastres, costureras, peluqueros, mozos, trabajadores telegráficos y carpinteros en los siguientes años. En el mismo contexto fue creado el colegio de escribanos como herramienta para defender los derechos del gremio.
Los maestros albañiles obtuvieron la reducción de la jornada laboral a ocho horas el 9 de noviembre de 1893. La crispación de los sectores populares también entro eco en el campo donde hubo resistencia violenta a desocupaciones en la zona de Concepción. Ante estas circunstancias, los representantes patronales tuvieron que abrir largos procesos de negociación con los empleados de manera a llegar a acuerdo que permitan continuar el funcionamiento de sus empresas. En medio de esta agitación de los movimientos sociales emergentes, fue creada la asociación general de los trabajadores en 1897. El líder Cecilio Báez fue uno de los activos participantes de la asamblea fundadora. Un gremio de carpinteros fue fundado en 1900.
Entre los principales dirigentes gremiales de principio de siglo se destacaba el paraguayo Modesto Amarilla, el anarquista José Serrano, español de nacimiento y el catalán socialista Juan Rovira. Otra sociedad de comercio fue fundada en 1901 reflejando el crecimiento de la organización laboral en Paraguay. La lucha de los diferentes sectores apuntaba al reconocimiento del descanso dominical y a la concesión de una caja de pensiones. Ambos conseguidos en 1902 como parte del esfuerzo del gobierno de Aceval para apaciguar los ánimos de los movimientos laborales.
Antes los hojalateros consiguieron reducir sus horas laborales a ocho en 1901. Maestros, profesores y estudiantes hicieron huelgas en el 1902. Gaona inclusive hizo una lectura populista de la revolución en 1904, adjudicando la principal responsabilidad del levantamiento a los actores populares que reaccionaron a las recurrentes crisis económicas del tardío primer régimen colorado. Aunque estas conclusiones parecen exageradas, está claro que la movilización popular jugó un rol en los cambios políticos que caracterizaron la última etapa de los gobiernos colorados. Y mas allá de posibles cooptaciones que la política partidaria haya podido hacer de los movimientos obreros, los sectores populares trataron de defender sus intereses y de articular organizaciones políticas que le otorguen representación política más acorde a sus propias expectativas.
La mujer de la Postguerra
El papel de la mujer en la reconstrucción de la república después de la guerra fue fundamental para la pronta recuperación del pais. Un caso obvio lo constituye el terreno educativo. Rosa Peña y Asunción Escalada fueron las primeras educadoras de la posguerra y pusieron escuelas en funcionamiento ya en 1870. Desde ese momento, las mujeres trabajaron en el retorno sistemático de la educación en todo el pais. En 1874 consiguieron establecer secciones femeninas en el Colegio Nacional, fundado en 1872. A través de un proceso largo que incluyo la creación de la Escuela Graduada de Preceptores en 1890, bajo la dirección de Adela Speratti, institución que se transformaría en la Escuela Normal de Maestras en 1896, las mujeres educadoras consiguieron aumentar sensiblemente el número de estudiantes en las escuelas del pais.
Las mujeres además tuvieron a lo cargo la producción de alimentos, el trabajo agrícola, el mantenimiento de los animales, la reproducción de la especie, la reconstrucción de la familia, y la realización de los más diversos tipos de oficios requeridos por el Paraguay de la posguerra. Estas tareas no fueron nuevas para ellas. En gran medida, estas mujeres sobrevivientes de la guerra grande simplemente continuaron desempeñando roles clave en el mantenimiento de la república que comenzaron a jugar mucho antes de que llegue la posguerra. Como señalo la historiadora Bárbara Potthast, el Paraguay de la posguerra fue engañosamente llamado "el pais de las mujeres" ya que esa frase no indicó una relación de poder favorable al sexo femenino que haga justicia a su amplia mayoría demográfica y a su rol dominante en la reconstrucción del pais.
En este sentido, como señalara la historiadora Bárbara Ganson, las mujeres a pesar de cargar con el peso de la reconstrucción del pais no tuvieron acceso a los cargos de poder, o participación en igualdad de condiciones en el proceso político, carecieron de acceso a la educación superior, o siquiera por su reconocimiento por su labor mas allá de los actos honoríficos y la reciente glorificación de las "Residentas" por parte de los gobiernos autoritarios de la segunda mitad del siglo XX. ciertamente, nada que pueda retribuir el haber sido víctima de los peores abusos durante el régimen de ocupación militar extranjera, que a menudo les supuso resistir famélicas violaciones, prostitución, y muerte en las calles de Asunción, luchando por tener alimento que mantengan con vida a sus pares, a los ancianos y a los niños sobrevivientes. En parte, Potthast explica esta asimetría entre la colaboración femenina en la reconstrucción del pais y su visibilidad en los lugares de poder por las continuidades que se registraron entre el Paraguay de la preguerra y el pais de la posguerra.
Las mujeres habían sido grandes protagonistas de los actos de patriotismo registrados durante la última etapa del régimen de Francisco Solano López. Inclusive en la última etapa de la guerra, las mujeres hicieron la guerra suya y salieron a combatir en el campo de batalla detrás de los hombres. Precisamente, esta posición subalterna fue la que no se modificó en el contexto de la guerra, y se mantuvo en el escenario de la posguerra.
Aunque las mujeres protagonizaron manifestaciones populares en el Paraguay convulsionado de la década de 1870, siempre lo hicieron en situación de inferioridad con relación a los hombres. Apenas los exiliados volvieron ocuparon los principales lugares de poder con total falta de reconocimiento al rol jugado por las mujeres. Peor aún, como explica Potthast, cuando las mujeres intentaron convertirse en activas participantes de la discusión política, los actores políticos liberales las censuraron recordando el visible rol político jugado por las mujeres en las últimas horas del lopismo.
Al relacionar la participación femenina la arena política con los peores defectos del autoritarismo de los López, los liberales del periodo constitucional se garantizaron su posición dominante en la política, a costas de la abrumadora mayoría femenina de la población del pais. Pronto las mujeres adoptaron la moral burguesa de fines del siglo XIX defendida por los liberales ilustrados a través de las publicaciones de la época, la mentalidad femenina tuvo que acomodarse forzosamente al discurso moralista y ya para 1886 el censo revelaba la profunda reorganización de la relación familiar, en la cual la mujer recuperaba su posición de reclusión al espacio privado de la familia monogámica.
Aunque la invisibilidad de la mujer en el espacio político pueda resultar engañosa, y la mujer en realidad haya participado mucho más activamente en las decisiones privadas, también resulta innegable que el poder, que probablemente la mujer inclusive pudo ejercer por sí misma en el Paraguay de la posguerra, nunca fue compartido en igualdad de condiciones por hombres y mujeres.
El caso de los Empréstitos
Desde la gestión de Rivarola en adelante, la emisión masiva de moneda inconvertible había disparado la carga pasiva del gobierno paraguayo. El pago de sueldos con papel sellado pasible de comercialización en el mercado agravo la situación financiera. Para finales de 1871, la deuda del estado alcanzaba la friolera suma de 1.648.301 pesos fuertes. En este contexto apareció el corredor financiero argentino Máximo Terrero con el plan de capturar préstamos extranjeros para el estado paraguayo. Aunque no hubo unanimidad en el gobierno, se dispuso por leyes de fechas 8 de febrero y 21 de mayo de 1871, la autorización del señor Terrero para que corra con las gestiones de capturar un crédito de un millón de libras esterlinas en el mercado financiero de Londres. Con esta intención se requirió al señor Francisco Wisner de Morgenstern la elaboración de un completo reporte y tasación de las propiedades del estado con el objeto de ofrecer sus activos como garantía hipotecaria par los préstamos obtenidos. Una vez autorizado, Terrero gestiono un arreglo con la firma Warring Brothers & Co. para emitir bonos del gobierno paraguayo por un millón de libras esterlinas. La tasa de interés establecida era el 8% con una tasa de descuento del 20%.
Dado que el precio de venta real era solo el 80% del valor nominal, el 8% de interés establecido en realidad implicaba el 10% sobre el precio efectivo de compra. El 20% del producto neto de la venta estaba destinado a los corredores en concepto de comisiones y gastos. El 80% restante llegaría a las arcas del estado paraguayo en carácter de prestador. Bajo este acuerdo, los corredores se embolsaban 200.000 libras de entrada. Además, el 8% se traducía en un nuevo ingreso de 160.000 libras sobre los 800.000 restantes. Al gobierno le quedaban 640.000 libras en bruto. De esto otra vez tenían que descontarse las 200.000 libras que correspondían a los intereses y las amortizaciones de los dos primeros años y las 19.200 libras correspondientes a Terrero por comisión en carácter de gestor. En conclusión, al estado le quedaban aproximadamente 420.800 libras esterlinas sobre un préstamo originalmente contratado por el monto de un millón como lo señalo el historiador de la economía paraguaya Washington Ashwell, el empréstito era desde el principio un gran negocio para todos los actores involucrados salvo para el estado paraguayo.
Los corredores londinenses fueron suficientemente inescrupulosos como para atrapar interés en el préstamo maquillando la realidad del Paraguay del momento. La excesiva liquidez del mercado financiero londinense de la época facilito el éxito de los corredores en su intento por recaudar fondos en el mercado bursátil. El pago se hizo en cinco cuotas, cuatro de cien mil y una final por el saldo de tres mil. Los últimos dos pagos ya fueron hechos por bajo la gestión de Jovellanos. El ministerio de hacienda alego recibir solo 394.000 libras. Entre otros costos, el gobierno pago parte de su deuda, amortiguo parte del papel moneda emitido previamente, y pago salarios. Además, probablemente buena parte de ese ingreso fue a parar al bolsillo de los financistas de la maniobra política que puso en el cargo a Jovellanos. Si bien el monto no era suficiente, y las condiciones del arreglo eran exorbitantes para el prestador, el Paraguay tomo el crédito. Al momento, probablemente cualquier ingreso extra era útil para lidiar con los múltiples problemas financieros de la república. De todas maneras, el monto tampoco era suficiente para hacer gran cosa. Otra ley del 8 de marzo de 1874, emitida bajo el mandato de Jovellanos autorizo a Terrero a obtener un nuevo empréstito, esta vez por dos millones de libras.
La ley también estipulaba que los fondos debían ser utilizados en la construcción de infraestructura para el desarrollo del pais. Como parte del mismo arreglo, se estipulaba la creación de una junta en Londres con el objeto de vender tierras públicas destinadas a la creación de inmigrantes ingleses que vengan a trabajar al campo. El producto de las ventas seria aplicado a la reducción de la deuda contraída. En este caso Terrero negocio un acuerdo con la firma inglesa Robinson, Fleming y Co. el acuerdo final establecía que la firma estaba autorizada a levantar un empréstito de dos millones de libras esterlinas que serian administrados por una junta con base en Londres con el objeto de invertirlos de acuerdo a una ley organizacional. Además, la junta estaba a cargo de reclutar, trasladar y asentar mil quinientos inmigrantes ingleses y otros mil de otros inmigrantes europeos. Dado que el gobierno paraguayo nunca estuvo a cargo de la reglamentación del funcionamiento de la junta, aparentemente Terrero y sus socios ingleses decidieron proveerse una reglamentación adecuada para sí mismos. La primera decisión de la junta londinense fue no enviar monto alguno al Paraguay. Jovellanos reacciono ante el viraje tomado por Terrero y envió a Gregorio Benítez, un funcionario con pasado en el servicio diplomático de los gobiernos de los López en Europa, para investigar la situación. Terrero, interrogado por Benítez, dijo desconocer sus reclamos y alego autonomía legal para actuar de la forma en que estaba actuando.
Visto lo sucedido, Benítez lo suspendió en sus funciones, lo reemplazo en su cargo con Leone Levi como nuevo agente financiero y Cónsul, y se hizo cargo de la negociación directamente con la firma inglesa Robinson, Fleming y Co. los responsables de la firma se negaron a descalificar la información referente al avance de sus gestiones, amparándose en la ley organizacional de la junta. Benítez recurrió a la justicia inglesa para remover los obstáculos planteados por la junta y resolver la diferencia. Mediante eso, Benítez pudo conocer cuál era la situación real de las gestiones actuadas por la junta en Londres. La firma había lanzado al mercado financiero de Londres un empréstito contratado por el gobierno en el monto de dos millones de libras a ser tomados por el 85% de su valor total, bajo un interés anual del 8% y una amortización del 2% sobre el monto total.
La garantía de la operación fueron las rentas generales y las propiedades y terrenos del gobierno paraguayo. La primera apertura al mercado permitió recaudar 3.800.000 libras esterlinas. Cuando la bolsa de valores londinenses lanzo al mercado los bonos el 21 de junio de 1872, el mundo financiero europeo fue sacudido por una severa crisis económica. Los valores emitidos en Sudamérica fueron particularmente afectados pos la crisis. Para el 4 de julio, la recaudación solo alcanzaba 562.000 libras esterlinas. Como estrategia para impulsar la demanda de los bonos del estado paraguayo, la firma misma había simulado la venta de más de un millón y medio de libras en el mercado bursátil. Aun así, la gente no mordió el anzuelo y las ventas no subieron. Después de deducidos los costos financieros, al gobierno paraguayo solo le correspondía 239.867 libras.
Además la junta de Londres se aotojudicó una comisión de cinco libras por cada inmigrante colocado en el Paraguay. Con un activo programa publicitario, la comisión fue capaz de contraer el interés de desprevenidos inmigrantes ingleses que mordieron el anzuelo y pronto estaban dispuestos a ir al Paraguay. Entre otras cosas, los folletos hablaban de un pais, de un gobierno liberal que permitiría a los colonos desarrollar sus empresas agrícolas con absolutas garantías y además con la adecuada provisión de infraestructura de cara a su crecimiento económico. La campaña sin embargo tropezó con una contra campaña publicitaria elaborada por la prensa británica en Buenos Aires que conspiro contra el éxito final del proyecto. En parte basado en el propio interés de los colonos británicos en Argentina, y del propio gobierno argentino, por reclutar el número mayor de colonos para el pais vecino, y en parte también en base a un legítimo interés por informar con veracidad a gente pasible de estafas en Inglaterra, la contra propaganda cumplió su objetivo. A pesar de ella, la firma inglesa fue capaz de engañar al menos a trescientos colonos que viajaron a Paraguay en octubre de 1872. Benítez dijo enterarse del contingente de inmigrantes solo en Inglaterra. Cuando informo cerca del proyecto de inmigración en marcha sin el conocimiento del gobierno paraguayo, el grupo de ingleses, conocidos luego como los "Lincolnshire farmers" ya estaban en camino.
Los colonos se encontraron en el Paraguay con un escenario completamente diferente del que le habían prometido en Inglaterra. La falta de infraestructura dificulto el desarrollo de la colonia, y en menos de un año la situación se había tornado desesperante. Para noviembre de 1873 los colonos tuvieron que ser relocalizados en Buenos Aires, aunque alguno de ellos permanecieron en el pais. La experiencia quebró las credenciales de Paraguay como destino migratorio para los colonos europeos. Independientemente del grado de conocimiento o participación que el gobierno de Jovellanos pudo tener al respecto, las consecuencias fueron gravosas para el intento del gobierno, y de los distintos gobiernos sucesivos, por atraer mano de obra que pudiera trabajar los inmensos campos fiscales en posesión del gobierno.
Benítez siguió la causa judicial con el objeto de clarificar la responsabilidad del estado paraguayo en los oscuros manejos de la firma londinense. Benítez y la firma Robinson, Fleming & Co. llegaron a un acuerdo el 12 de marzo de 1873. Según el acuerdo, el monto concedido en préstamo fue fijado en un millón de libras. El otro millón debía ser cancelado por los miembros de la firma inglesa. Sobre el millón circulado, el arreglo implico un balance bruto para Paraguay por 416.000 libras, de los cuales después de abonar varias cuentas quedaba un saldo neto de 239.687 libras para el gobierno nacional. El 10 de abril de 1873, Benítez acordó aceptar 242.899 libras para cancelar los dos préstamos.
El pago fue acordado en pagar en acciones y en bonos. Benítez hizo 249.617 libras de la venta de estas acciones y bonos. Aunque Gregorio Benítez reporto haber enviado 125.000 libras al Paraguay, el ministerio de hacienda dijo solo haber recibido 100.000 en oro en junio de 1873. La diferencia quedo extraviada en algún punto entre Londres y Asunción. Además, si bien el arreglo había estipulado la cancelación del millón de libras esterlinas restantes más adelante apareció la firma Blyth y Cía. Reclamando el pago por un millón de libras en un préstamo concedido al gobierno paraguayo. Aunque Benítez volvió luego al pais para hacer su defensa, el gobierno entonces ya en manos de Gill no acepto sus explicaciones. Si bien es cierto que se han hecho lecturas más favorables a la gestión de Benítez que apuntan a su rol remediando males peores en una situación desfavorable, contemporáneos e historiadores como Gomes Freire Estévez coinciden en vincularlo al escamoteo de bienes públicos en asociación con el propio Jovellanos, Benigno Ferreira, Terrero y los ingleses.
El resultado fue en todo caso doblemente desfavorable para el Paraguay de la postguerra. A nivel crediticio vacio la poca confianza internacional que podía haber suscitado el gobierno paraguayo. Al nivel de los proyectos de colonización con capital humano europeo, el fracaso de los "Lincolnshire Farmers" bloqueo aventuras futuras. Solo después de mucho tiempo y a cuentagotas volverían los inmigrantes al Paraguay.
La venta de las tierras públicas y los yerbales del estado
El origen de problema del crédito internacional del Paraguay puede rastrearse claramente a los empréstitos de 1871 y 1872. Si bien es cierto que probablemente existían otras alternativas para salir del impasse financiero, la imaginación del gobierno de Caballero, que venía principalmente de José Segundo Decoud, no tuvo la creatividad necesaria para plantear otra salida. Para el gobierno de Caballero, la solución, fue la venta masiva de tierras públicas y de los yerbales del pais. Con los recursos producidos por esta acción, el gobierno pensaba cancelar la deuda pública, local e internacional y obtener rubros para lanzar un plan de desarrollo sostenido.
En 1875 se creó la Oficina de Tierras Publicas con el objeto de ordenar el mercado inmobiliario. Poco después, el gobierno de Juan Bautista Gill subasto tierras públicas inaugurando la era de las ventas masivas de las tierras del estado. Aunque el experimento se limito a vender tierras públicas hasta recaudar seis millones de pesos, las consecuencias fueron las mismas que se repetirían bajo el plan de ventas de tierras públicas de Caballero: masivo despojamiento de tierra a los campesinos y su consecuente expulsión del campo. La forma de pago establecía la posibilidad de abonar en oro o plata, o bonos del estado. La corrupción rampante produjo la masiva generación de bonos del estado, en algunos casos inclusive espurios, con lo cual los amigos del gobierno se apropiaron de buena parte de las tierras subastadas. El experimento de Gill había puesto en práctica otro mecanismo que iría a repetirse con Caballero.
Convención Nacional
Constitución Nacional de 1870
Establecidos en Asunción los aliados y con ellos los paraguayos componentes de la legión y otros, acordaron constituir un Gobierno Provisional. Comenzaba así la paulatina normalización del país, bajo rígido control de los instalados en Asunción. Así surgió el triunvirato; Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga, José Díaz de Bedoya; del 15 de agosto de 1869 al 31 de agosto de 1870, que convocó la Convención Nacional Constituyente, en funciones desde el 15 de agosto de 1870.
El triunvirato quedó disminuido con motivo de una comisión y renuncia de José Díaz de Bedoya, quien enviado a Buenos Aires para negociar la platería y otros valores que habían escapado de la rapacería de los brasileños, optó por quedar en Buenos Aires y envió su renuncia. Con ese motivo la convención dio por terminado dicho gobierno e instituyó una Presidencia Provisional. Eligió para su ejercicio a Facundo Machaín, quien asumió el cargo el 31 de agosto de 1870. Esa misma noche, Cándido Bareiro y otros, con el apoyo de las fuerzas militares de los aliados, entramaron el contubernio que produjo el derrocamiento del Doctor Machaìn, antes siquiera de integrar su gabinete. La misma Convención revocó la designación del Doctor Machaìn y designo como Presidente Provisional a Cirilo Antonio Rivarola, quien nombró en carácter de secretario General de Gobierno a Cándido Bareiro, gestor exitoso golpe estado.
El 25 de noviembre fue jurada la nueva Constitución, y ese mismo día juraron los nuevos mandatarios, elegidos por la misma Convención; Cirilo Antonio Rivarola, como Presidente de la República; y Sotero Cayo Miltos, como Vice-Presidente. Ideal y teóricamente la nueva constitución era un bello instrumento jurídico; establecía el más amplio y comprensivo sistema de derechos y garantías, sin privar por ello al Estado de los medios idóneos para la eficaz atención de los intereses sociales.Bajo su imperio y sin transgredirla en nada, pudieron regir la "Ley de Colonización y del Hogar", la "Ley del Honestad" y otras disposiciones agraristas, así como también funcionaron el Departamento Nacional del Trabajo, el Banco Agrícola del Paraguay, luego transformada en Banco de la República. Reconocía la Carta Magna el principio de a soberanía popular y organizaba el gobierno de acuerdo al sistema de separación de poderes. Inspirada en el interés general y elaborada por los representantes de la Nación, la Constitución de 1870 rigió por espacio de casi tres cuartos de siglo la vida política y social del Paraguay. Aunque nunca cumplida en su plenitud, fue un estatuto respetado y, en nuestra opinión, adecuado para el progreso de las instituciones y de la convivencia social. Durante su vigencia, el Paraguay se encaminó, de modo gradual y generalmente sostenido, al funcionamiento integral del sistema democrático representativo de gobierno.
Los Gobiernos de la Post Guerra
Realizaciones
Bernardino Caballero (1880-1886)
Creación del Registro del Estado Civil de las personas
Reorganización de las juntas Municipales
Creación del departamento de Inmigración
Extensión del telégrafo hasta Paso de Patria
Creación del Banco Nacional
Creación del departamento de Estadísticas
Creación de la Escuela de Derecho
Nace el Ateneo Paraguayo
Fundación de escuelas en el interior
Patricio Escobar (1886-1890)
Creación del hospital, hoy llamado de Clínicas
Creación del Banco Agricola
Fundación del Asilo de Huérfanos
Creación del Consejo Superior de Educación
Se promulga la Ley de Enseñanza Obligatoria
Apertura de la Universidad Nacional
Durante su gobierno nacen los partidos políticos tradicionales del Paraguay. El 10 de julio de 1887 se fundó el centro Democrático, hoy día Partido Liberal. Más tarde el 11 de setiembre de 1887 nació la Asociación Nacional Republicana, hoy Partido Colorado
Juan Gualberto González (1890-1894)
Creación del cargo de Intendente Municipal de la Capital
Exportación de productos nacionales a Europa
Surgen nuevos productos periódicos: El progreso, el pueblo, La Patria
Reconstrucción del Palacio de López
Juan B. Egusquiza (1894-1898)
Se dictó la Ley del Matrimonio Civil
Se fundó el Instituto Paraguayo
Se crea la Escuela Normal
Creación del Consejo nacional de Educación
Se establece el libre cambio con el estado de Matto Grosso.
Solución Jurídica de la Guerra contra la Triple Alianza
Derrotado el Paraguay, los aliados vencedores se aprestaron a imponerle el cumplimiento de las injustas y onerosas condiciones del Tratado Secreto de la Triple Alianza, suscrito el 1° de mayo de 1865. La puja de sus influencias en el país y el cambio de sus respectivos gobiernos permitieron que en alguna medida se atenuara la presión, sin que por ello se reconocieran al Paraguay sus indiscutibles derechos. Gravitaba penosamente en la vida nacional la presencia de ejércitos de ocupación.La cuestión con el Brasil quedó terminada con el tratado firmado el 9 de enero de 1872 entre el representante paraguayo Carlos Loizaga y el Barón de Cotegipe, brasileño. Nuestro país admitía como límites el río Paraná, desde el Yguazú hasta el Salto del Guairá, y desde este gran accidente natural seguía por las alturas del Mbaracayú, la sierra de Amambay y el río Apa hasta su desembocadura en el Paraguay. Por la parte del Chaco, no se estableció delimitación, pues el Brasil estaba obligado a sostener las pretensiones territoriales argentinas, según los términos del ya referido Tratado Secreto de la Triple Alianza. En el momento de procederse a la demarcación sobre el terreno, los brasileños impusieron como cauce del Apa el arroyo Estrella. que queda al Sur del brazo principal de dicho río.
El origen de los partidos políticos ha sido localizado en diferentes momentos históricos por diversos autores variando fundamentalmente en función a las posiciones políticas de los autores. Una corriente dominante dentro del partido liberal posiciono el origen de su partido en los actores que resistieron la carrera por el poder de José Gaspar Rodríguez de Francia en el Paraguay postcolonial. En esta interpretación, tanto los Yegros, Iturbe y Pedro Juan Caballero, como los fundadores de la república liberal en 1870 tienen una raíz común y comparten una misma tradición liberal.
Una visión colorada de la formación de los partidos políticos ubica en la dicotomía lopistas/anti lopistas el punto de partida para la creación de los partidos políticos, siendo los primeros colorados y los segundos liberales respectivamente. En esa misma línea, yendo más atrás todavía, los colorados se entroncarían en la tradición de Francia y la clase rural, mientras que los liberales serian los herederos de los porteñistas, urbanos y realistas que se opusieron a la independencia nacional.
No menos polémica aunque acaso más apropiada sea la propuesta de buscar el origen de los partidos políticos en organizaciones del exilio durante los gobiernos de los López, el origen inmediato de los partidos políticos paraguayos puede ser rastreado hasta las primeras diputas internas
Así la primera línea de enfrentamiento dividiría a los dos grupos entre iturburistas y decoudistas. Estos dos grupos compartían la misma ideología liberal es por ello que aun luego de la disputa que procedió a la convención constituyente de 1870 y que despojo del poder a los miembros del gran club del pueblo, la constitución final aprobada por una mayoría absoluta de los miembros del club del pueblo se baso en un borrador defendido previamente por los Decoud.
La formalización de un sistema de partidos políticos afecto profundamente la dinámica política durante el último trecho de la presidencia Escobar. Aunque el eje de poder formado desde la época de Cándido Bareiro, galvanizado luego detrás de la sociedad Caballero-Escobar, se mantuvo en control, ahora tuvo que lidiar con una alternativa política que representaba los sectores descontentos. La convocatoria a elecciones para renovar el congreso presento la primera instancia para pulsar los nuevos ritmos políticos.
Por 4 años mantuvieron su hegemonía los ex legionarios con el apoyo de los vencedores. Luego, a partir de la Presidencia de JB Gil, con ex combatientes de gran predicamento como los generales Caballero y Escobar y algunos coroneles, en posiciones claves en la estructura del poder, los ex legionarios y sus partidarios fueron paulatinamente desplazados. Desde la presidencia de Cándido Bareiro, el manejo del aparato político del Estado por el equipo de los generales era ya una realidad incuestionable.
En ese momento surgieron los dos Partidos Políticos tradicionales; el Liberal y el Colorado, fundados en ese orden. Al producirse la fundación de una y otra nucleación; la primera en julio y la segunda en setiembre de 1887, los hombres que integraron el Partido Colorado estaban en función de Gobierno, y siguieron en ejercicio del poder hasta 1904.
La iglesia no escapó a la devastación causada por la guerra; numerosos sacerdotes fueron muertos en el último día de la Epopeya, y días subsiguientes en Cerro Corá. Y sobrellevo las angustias, privaciones y apremios de la post guerra, a partir de una situación por demás injusta: la designación del Capellán del Ejército brasileño, Fray Fidelis María de Abola en carácter de Vicario Apostólico Foráneo, en el gobierno de la Diócesis paraguaya, lo que motivo la protesta del gobierno y el clero; finalmente, el alejamiento de Abola y la designación del Pbro. Manuel Vicente Moreno, paraguayo, en carácter de Administrador Apostólico, trajo tranquilidad al clero y a la feligresía paraguaya.
Tres sucesivos administradores Apostólicos, la Santa Sede nombró Obispo al Pbro. Pedro Juan Aponte. Una de las más importantes decisiones de la época fue la creación del Seminario Conciliar, semillero del Clero paraguayo de la post guerra, uno de los factores esenciales de la recuperación espiritual del país. Los primeros egresados del Seminario fueron Juan Sinforiano Bogarín, Hermenegildo Roa, Narciso A. Palacios, Juan Bernabé Colmán, entre otros.
Adelanto en la Educación y la Cultura
La guerra 64/70 había dejado al país devastado, sus instituciones, recursos y población arrasados. La población infantil y adolecente, se encontró sin escuelas, sin maestros, sin material educativo y sin recursos por muchos años. Las aspiraciones se reducían a leer medianamente, conocer las operaciones fundamentales de la aritmética y saber firmar. Por muchos años los encargados de la educación elemental eran los mismos padres, tutores, encargados o algún preceptor particular.
A nivel secundario, con los mismos problemas referidos, tuvo solución altamente calificada pero de escasa proyección cuantitativa, con la creación del Colegio Nacional en 1877. Las 52 becas para cubrir a postulantes del interior, nunca fueron utilizadas en su totalidad, mas los pocos que pudieron estudiar en la Capital, constituyeron figuras políticas e intelectuales de gran relevancia. Eligio y Eusebio Ayala, Félix Paiva, Enrique Bordenave, Adolfo Aponte, Manuel Domínguez, por no citar sino unos pocos, son los ejemplos.
Colegios Nacionales en Concepción, Villa Rica, Pilar y Encarnación, que habían habilitado sólo hasta el 3er curso, fueron cerrando uno tras otro por carencia de alumnos; las escuelas primarias no proveían suficientes graduados, y centenares de adolecentes sencillamente no estaban en condiciones de abandonar sus hogares campesinos para ir a estudiar en las ciudades; en su mayoría eran hijos de madres solteras, obligados a trabajar para el sostenimiento del hogar.
A nivel universitario, la creación de la Universidad Nacional de Asunción en 1889, con las facultades de Derecho, Medicina y Matemáticas, puso las bases, si bien por muchos años, la de Derecho fue la única que funcionó con regularidad.
La carencia de docentes, que fue un gran problema crítico a nivel primario, hasta que las Escuelas Normales, creadas en 1895/96, comenzaron a graduar maestros, no lo fue a nivel secundario y tampoco a nivel universitario, en razón del valioso aporte que significaron los numerosos y calificados extranjeros que se incorporaron a la docencia. Valgan los nombres de Ramón Zubizarreta, jurista español, primer decano de la facultad de Derecho y primer rector de la Universidad; Ramón de Olascoaga, Federico Jordán, Juan Vallori, Juan Borrazy muchos otros con invalorables aportes a la docencia, la investigación científica y otros estudios, y las artes: Moisés S. Bertoni, Emilio Hassler, Guido Boggiani, Daniel Anitz, Benjamín Balanza, Victorino Abente, Domingo Scavone, Guillermo Stewart, Luis Zanotti Cavazzoni, Cristóbal Campos y Sánchez, Luis Cavedagni, Italo de Finis y otros. Y con ellos varios paraguayos graduados en el interior; reincorporados al País, aportaron lo suyo en la ardua tarea de la reconstrucción nacional: Alejandro Audivert, Cesar Gondra, Teodosio González, Benjamín Aceval, José Zacarías Caminos, entre otros.
Juan B. Gill
Nació en Asunción en 1840. Enviado a Buenos Aires para estudiar medicina; con motivo de la guerra regresó al país y fue destinado a prestar servicios en la Sanidad Militar. Cayó prisionero en Angostura, en diciembre de 1868; liberado enseguida sumó su concurso a la tarea de reconstrucción patria. Fue por Cándido Bareiro, la figura civil de mayor gravitación del reducido grupo identificado con el "lopizmo", frente a los opositores, vinculados casi todos a la Legión Paraguaya. A ese reducido grupo se sumaron heroicos ex combatientes, encabezados por Bernardino Caballero y Patricio Escobar. En esas horas difíciles, JB Gill se movió con habilidad y energía, haciendo uso y abuso de de los recursos políticos a mano. Durante su gobierno se implementó el papel moneda, se creó el Colegio Nacional de la Capital y aumentaron considerablemente los impuestos. El 3 de febrero de 1876, se firmó el tratado de límites, paz, comercio y navegación con la Argentina, por el cual el Paraguay perdió los territorios de Misiones, al sur del río Paraná, de algunas islas de ese río y los territorios situados entre los ríos Pilcomayo y Bermejo, pero así también salvó el Chaco.
La presidencia de Gill comenzó con un llamado de conciliación nacional. Si bien su gabinete fue copado por aquellos que lo ayudaron para llegar al poder, Caballero, Escobar, Serrano y Bareiro, la presencia de Facundo Machain como ministro de relaciones exteriores indicó su voluntad inicial de incluir otros sectores políticos dentro de su gobierno. Teniendo en cuenta que Gill contaba con la ayuda del gobierno del Brasil, su inicio parecía alentador en cuanto a sus posibilidades de sobrevivir en el gobierno sin mayores sobresaltos. Además de inesperados enfrentamientos entre los representantes civiles y militares del gobierno del Brasil otorgaron aun más margen de independencia política a Gill. Con estas ventajas Gill se lanzo a tratar de solucionar el problema del crédito internacional y al mismo tiempo intento atraer migración que pudieran reactivar la raída economía domestica.
En cuanto a la administración del estado, Gill impuso dos medidas con la condición de que aportarían más firmeza al ejercicio del poder. Por un lado Gill, saco del gobierno un buen número de extranjeros que trabajaban para el estado paraguayo. Dada la falta de personas nacidas en el pais en comprobada capacidad para administrar el estado general, buena parte del funcionariado publico de la época inmediatamente posterior a la guerra era de origen foráneo. Gill cambio esto y nacionalizo al funcionariado público. Con esto también pudo reforzar su control político sobre los nuevos funcionarios asegurándose con eso su lealtad política teniendo en cuenta que estos nuevos empleados estatales le debían el trabajo al mismísimo Gill. Con el mismo objetivo de ajustar las riendas de los órganos gubernamentales nacionales, Gill busco aumentar su poder sobre los jefes políticos regionales dándoles más poder y forzándoles a mantener lealtad hacia el gobierno central.
Por otra parte, el gobierno de Gill busco tensar mas el de por si laxo sistema fiscal vigente. Con este objetivo impuso los estancos de tabacos, sal y jabón. Además instituyo impuestos sobre el capital y la propiedad. Aun con todas estas medidas, la situación económica permaneció estancada. Al punto que debió suspender el pago de las amortizaciones e intereses de las deudas contraídas en Londres. Como alternativa para combatir la crisis económica, el gobierno de Gill recurrió a la medida de emitir billetes inconvertibles. Nada pareció darle resultado.
Las críticas internas fueron escalando debido a la falta de soluciones a los problemas locales. Los focos de corrupción dentro del gobierno también aumentaron las molestias en los sectores populares. De nuevo el enriquecimiento meteórico rodeaba a todos los actores principales del gobierno de Gill. Además el nepotismo, en especial evidente en el nombramiento de su hermano Emilio en el gobierno, Gill adquirió propiedades para su familia y utilizo soldados de la armada paraguaya para trabajar en sus campos. Las acusaciones de corrupción también vinculaban al gobierno con las concesiones fraudulentas de monopolios altamente rentables como el caso del tabaco.
También los gobiernos aliados comenzaron a molestarse con el gobierno de Gill. Cabe destacar en este sentido que los gobiernos aliadas, además de las obvias intervenciones que podían jugar en el campo de las relaciones diplomáticas o a través de sus propios ejércitos, también tenían otras maneras de influir en la política paraguaya. Una era el uso de medios de prensa escritos por los ejércitos de ocupación. Si bien muchas veces los gobiernos de Argentina y Brasil se limitaron a subsidiar medios de prensa aliados, en otras ocasiones ellos directamente manejaron publicaciones en el Paraguay. El ejército de ocupación brasileño alentó los ataques al gobierno de Gill si través de su publicación escrita, A gazeta brasileira. Otro medio de comunicación directamente a cargo de los militares brasileños fue El Cabrión. aunque estos medios estaban también dirigidos a contrarrestar la influencia del ejército de ocupación argentino, que tenía a su vez su propio órgano de comunicación semi oficial en el diario Amigo del Pueblo, en el caso de Gill ambos medios militares brasileños se convirtieron en el vehículo de expresión de la animad versación que el general Guimarães desarrollo a Gill.
Juan G. Gill fue ultimado por Nicanor Godoy de un escopetazo, el 12 de abril de 1877; no había cumplido aún 37 años de edad.
Juan Crisóstomo Centurión
Nació el 27 de enero de 1840 en Itaugua, Fue alumno del maestro Quintana en Asunción y años después en la Escuela de Matemáticas de Pedro Dupuy. Posteriormente recibió instrucción de Ildefonso Bermejo, contratado por el gobierno paraguayo como educador y periodista. En 1858 integró, por decisión de López, la nómina de becarios enviados a Europa. La guerra truncó la promisoria carrera de Centurión. En 1863 fue llamado de vuelta al Paraguay para ponerse a las órdenes del presidente Francisco Solano López.
Fue secretario de Cancillería y traductor oficial, cargos en los que siguió sirviendo durante el curso de la contienda. Es fácil deducir la importancia que representó para el gobierno la colaboración de un individuo con tales requerimientos. El presidente Patricio Escobar lo designó ministro de Relaciones Exteriores y en tal carácter le tocó intervenir en las primeras pujas diplomáticas sobre la cuestión del Chaco. En 1890 fue designado ministro plenipotenciario ante los gobiernos de Inglaterra, Francia y España. En 1895 era senador e integrante de la comisión de estudios de la frontera con Bolivia. Fue fundador del Instituto Paraguayo. Falleció en Asunción el 12 de marzo de 1909.
José Falcón
Nació en Asunción en 1810, hijo de Francisco Falcón y María Ana de Lara. Ejerció magistraturas judiciales, fue jefe de Archivo Nacional, Ministro del Interior y Canciller del gabinete de Don Carlos Antonio López, Vicepresidente del Congreso de 1865, juez de los Tribunales de Sangre en San Fernando , y acompaño el éxodo, y llego a Cerro Corá
En la Post Guerra, Falcón fue el reorganizador del Archivo Nacional, Ministro de Relaciones Exteriores con los Presidentes Rivarola y Jovellanos, autor de las Instrucciones para la pertinente demarcación de límites con Brasil. El aporte trascendente de José Falcón a la defensa del Chaco, fue la organización de la documentación en que se fundamentó el alegato del Dr. Aceval que ganó el fallo del Pdte. Hayes. Don José Falcón falleció en 1881.
Cándido Bareiro
Luque, 27 de octubre de 1833. Hijo de Luis Bareiro Montiel y Felipa Dolores Caballero Mayor, era nieto del célebre prócer de la independencia paraguaya, Pedro Juan Caballero.
Integró el primer ilustre grupo de alumnos becados con destino a Europa, que partió a bordo del Río Blanco, el 2 de junio de 1858. En mayo de 1865 fue condecorado con la Orden Nacional del Mérito, además, de un decreto que comprendía también a José Falcón, Gumersindo Benítez, Carlos Riveros y Andrés Gill. Participó de las guerras civiles de 1873 y 1874. Bareiro fue la cabeza del grupo"Lopizta", con Juan B. Gill, Bernardino Caballero, P. Escobar y un núcleo de ex Legionarios; Juan B. Egusquiza, Juan G. Gonzales, José S. Decoud y otros. Fue canciller en el gabinete de Jovellanos y Ministro de Hacienda. Bareiro fue elegido Presidente de la República para el periodo 1878/82. Durante su gobierno, el Paraguay tomó posesión del territorio del Chaco otorgado por el veredicto arbitral del presidente estadounidense Rutherford Hayes; se procedió a la refacción del Palacio de López, se fundó nuevas colonias y se hizo posible la llegada de 1723 inmigrantes al país. Pedro Juan Aponte fue designado obispo del Paraguay y se adoptó el Código Penal argentino.
Bareiro llego al poder por vía de elecciones el 25 de noviembre de 1878. Apenas llegado al poder, tuvo la ocasión de quitarse de encima a un antiguo rival político. Cuando todavía estaba fresca en la memoria de los hombres del gobierno el recuerdo de las montoneras de Rivarola, este decidió pasar por Asunción en camino al exilio. Luego de haber conseguido las garantías apropiadas de parte de Bareiro y de Caballero, Rivarola llego a Asunción el 24 de diciembre. Había programado dejar definitivamente el pais el 31 de diciembre. a la salida de una cena con el cónsul del Brasil, Rivarola fue interceptado por desconocidos entre las calles Palma y 25 de noviembre.
Los atacantes ultimaron a Rivarola a cuchillazos. Los gritos de Rivarola fueron escuchados por todos los comerciantes de la cuadra. Aunque la comisaria estaba a solo una cuadra del lugar, las autoridades policiales demoraron en llegar y los autores del crimen pudieron darse a la fuga sin ser capturados.
La violencia había alcanzado a otro enemigo de Bareiro. Con esto le alcanzaría para gobernar con tranquilidad interna. Otro problema serian los paraguayos en el exilio.
La presidencia de Bareiro fue procedida por la resonante victoria diplomática lograda por Benjamín Aceval en Washington, donde fue capaz de hacer prevalecer los derechos del gobierno de Paraguay sobre la villa occidental
El 12 de noviembre el presidente del gobierno de los estados unidos Rutherford B. Hayes fallo a favor del Paraguay sobre el reclamo argentino. La llegada de Aceval el 25 de marzo de 1879 implico la ocasión ideal para festejar el logro con una recepción triunfal en la cual el pueblo expreso legitima alegría luego de continuas desazones. El paso siguiente fue la evacuación de las fuerzas de ocupación argentinas y la efectiva transferencia de soberanía. Un acto solemne concreto la transición del 14 de mayo de 1879. Aceval y Bareiro representaron al gobierno paraguayo en la ceremonia. Sendos discursos y cañonazos marcaron el festejo. Las banderas paraguayas volvieron a ondear finalmente en el territorio de la villa occidental, recientemente renombrada Villa Hayes. Una década de transcurrió entre el ingreso de las fuerzas aliadas y su final retirada. El hecho marco una nueva etapa en la política paraguaya.
La recuperación de soberanía, mellada ciertamente por múltiples extracciones de población, recursos y territorios, fue un paso gigantesco hacia la construcción de un nuevo país. Lastimosamente quizá la recuperación de soberanía también sirvió para legitimizar un gobierno que hizo uso de la violencia en extremo para afirmar su poder. Ni siquiera el momento de reencuentro que pudo significar la final recuperación de soberanía nacional sirvió para crear un instante e armonía entre paraguayos.
Eliminados los agitadores del territorio paraguayo, la rebelión encontró otras vías para llegar al país. Bareiro tuvo que lidiar pronto con un nuevo intento revolucionario, esta vez llegado desde aguas abajo. La expedición Galileo, liderada por Juan Silvano Godoy, intento tomar el país por asalto. La rebelión tuvo una marcha favorable en los pueblos costeros del sur. El 11 de junio Bareiro lanzo el plan del gobierno para contener los avances rebeldes. La falta de recursos de los rebeldes no permitió que la rebelión alcance una magnitud la cual pudiera poner en riesgo el control que el pueblo paraguayo hacia de su territorio. Bareiro envió el vapor Taragui para enfrentar a Galileo sobre el mismo río Paraguay. El 22 de junio se enfrentaron ambas fuerzas hacia la zona de cerrito con el resultado de una victoria aplastante del gobierno. El gobierno emitió un comunicado el 5 de julio anunciando la suspensión definitiva de la rebelión.
El año final de la gestión de Bareiro lo encontró lidiando con los problemas económicos, locales e internacionales. Además surgieron los problemas de falta de demarcación de límites con Bolivia, algo que se agravo tras la firma del acuerdo con Argentina sobre los territorios que estaban en interés del gobierno boliviano. Para esta tarea Bareiro recurrió a José Segundo Decoud quien quedo a cargo de la cancillería. Además de los conflictos surgieron proyectos de desarrollo compartidos con individuos bolivianos para el territorio chaqueño. Bareiro no pudo hacer mucho más en el cargo. Una enfermedad le quito la vida el 4 de setiembre de1880. Su larga lucha por el poder tomo mucho más tiempo que el uso efectivo del mismo que Bareiro pudo hacer.
De todas maneras, Bareiro dejo una estructura de poder firme que resultaría mucho más efectiva para ejercer el mando que todos los proyectos previos de la época constitucional. Mucho más cercano a los modelos autoritarios anteriores al periodo constitucional, el nuevo orden político estaba en las antípodas de lo determinado por la constitución de 1870. Caballero tomaría ahora las riendas del país con un escenario político relativamente ordenado. Las maquinaciones políticas previas se habían llevado por la fuerza a los opositores más destacados.
La violencia había resultado útil para llegar al poder. Ahora restaría saber cuál sería la experiencia de Caballero en el poder más allá de la utilización de la violencia.
Se dice que uno de los errores de López fue escoger como Encargado de Negocios del Paraguay en Europa a Bareiro. Algunos acusan a éste de la derrota del Paraguay en la guerra, ya que tenía como misión viajar a Europa a comprar armamento, pero los mismos se perdieron a causa de su incompetencia. Todo esto no tenía justificación alguna, así que el 20 de enero de 1868, Bareiro fue obligado a entregar su cargo. Falleció, a causa de una corta enfermedad, en la ciudad de Asunción cuando estaba entrando a la mitad de su mandato como presidente de Paraguay, el 4 de septiembre del año 1880.
Bernardino Caballero
Oriundo de Tacuary, jurisdicción de Ibicuy, nació el 20 de mayo de 1839: fueron sus padres Juan Caballero de Añasco y Melchora Melgarejo. No tuvo oportunidad de estudios académicos ponderables. Se incorporo a la milicia militar en el campamento Cerro León en 1864. Con jerarquía de Sargento participo en la victoriosa campaña de Matto Grosso, en su regreso 1865 fue enviado a Humaitá y ascendió a teniente.
A raíz de su actuación en Estero Bellaco, el 2 de mayo de 1866, obtuvo el ascenso a Teniente y la condecoración de la Estrella de la Orden al Mérito. A principios de 1867, fue ascendido a Sargento Mayor y nombrado Jefe de la Caballería fuera del recinto de Humaitá. El 3 de noviembre de 1867 comandó una división del ejército en la 2ª Tuyutí y obtuvo otra Condecoración y el ascenso a Coronel. Fue Comandante General de Armas y Ministro de Guerra y Marina. Encabezó la revolución de 1873 y de 1874, asumiendo el 16 de febrero de ese año la Cartera del Interior en el Gabinete de Jovellanos.
Desempeñando después tareas ministeriales como Ministro de Marina y Guerra, de Interior, de Justicia y de Instrucción Pública; elegido por el Congreso como presidente provisional en 1882, luego de la muerte del presidente Bareiro y tras habérsele impedido asumir el mando al vicepresidente Adolfo Saguier, y elegido Presidente constitucional durante el período 1882/86.
Su obra coincidió con el duro período de postguerra y fue de gran trascendencia. Fueron creados el Registro Civil de las Personas, el Departamento de Inmigración, la Escribanía Civil de los Pobres, la Junta Central de Agricultura, la de Crédito Público y la Oficina de Estadísticas. Fundó el Partido Nacional Republicano (Partido Colorado) el 11 de septiembre de 1887; dos meses después de fundarse el otro partido político existente: el Partido Liberal.
Aunque después de la muerte de Bareiro, Caballero aparecía como la figura política más poderosa, la jerarquía constitucional establecía que Adolfo Saguier, vicepresidente en ejercicio durante el Gobierno de Bareiro, era el indicado a ejercer la primera magistratura. Caballero y los demás hombres del gabinete de Bareiro no quisieron correr riesgos y directamente establecieron un plan para forzar la renuncia de Saguier, conseguir el apoyo del congreso y nombrar a Caballero como Presidente provisorio. El plan obtuvo sucesivamente el pliegue de los militares, del congreso, y finalmente, del propio Saguier, quien si bien reacio al comienzo no tuvo otra opción que firmar el documento de renuncia para asegurarse su vida. No pasó mucho tiempo para que la opinión pública y fundamentalmente, la representación diplomática del gobierno brasileño extiendan su apoyo al nuevo gobierno. En una jornada agitada de la política paraguaya, un gobierno que amaneció con Bareiro de presidente acabo inaugurando la gestión provisoria de Caballero como primer magistrado.
Lo que fue decidido internamente el 25 de septiembre, fue confirmado en las elecciones del 25 de noviembre. Caballero dejaba atrás su carácter de presidente provisional y se convertida en presidente constitucional. Aunque algunos sectores declararon la maniobra reñida con la ley, Caballero siguió adelante con su plan sin que la oposición pudiese hacer mucho. Por primera vez en la historia constitucional, un presidente ejercía el cargo por dos periodos constitucionales consecutivos.
Caballero había conseguido estabilidad política al suprimir la disidencia abierta. Si bien existían diferencias, estas estaban recluidas largamente al ámbito periodístico. La oposición de Caballero en el ejército le daba suficiente sustento para repeler levantamientos internos. Durante su gestión, ni el gobierno argentino, ni el gobierno brasileño pudieron elevar reclamos de importancia ni torcer la marcha de la política interna en contra de la voluntad de Caballero. Si bien es cierto que el Paraguay siguió plegado a la órbita de la influencia del gobierno brasilero, es también cierto que Decoud saco ventajas de la puja de las dos potencias regionales para restablecer el comercio con la Argentina.
Durante el gobierno llamado por Warren "Pax Caballero" el gobierno pudo comenzar un periodo de intensa reconstrucción institucional del estado. La enérgica función cumplida en los dos primeros años de gestión provisoria encontró continuidad en el segundo periodo de Caballero. Entre otras cosas, además de afianzar el registro civil y de relazar el Banco Nacional del Paraguay, durante este segundo periodo, se creó el Departamento General de Inmigraciones y La Oficina De Estadística General. La expansión del telégrafo también fue impulsada así como la participación internacional del país en eventos continentales como La Exposición de Buenos Aires. También bajo su gobierno se habilitaron dos nuevas líneas de tranvías y se construyo el mercado guerrero y una sala de teatro para Baudilio Allo, todos en la ciudad de Asunción.
Con la venta de tierras públicas del gobierno de Caballero se aliviaría en el campo económico y conseguiría convertirse en el Presidente que duro más tiempo en el cargo durante toda la república liberal.
El General Bernardino Caballero falleció el 26 de mayo de 1912, y sus restos descansan en el Panteón Nacional de los Héroes.
Juan B. Egusquiza
Nació en la ciudad de Asunción el 25 de agosto de 1845. Sus padres fueron el señor Camilo Egusquiza y la señora Isabel Isasi. Estudió en la provincia argentina de Entre Ríos en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, un importante instituto fundado por el Gral. Justo José de Urquiza. Éste fue quizás, uno de los trampolines que más tarde lo elevó a la gloria. Fue un militar de vasta cultura. Durante su carrera de militar fue subteniente, teniente, y capitán en el ejército argentino. Continuó en las filas siendo teniente coronel y el 5 de mayo de 1890 pasó a desempeñar la Comandancia Militar de las Misiones. En agosto de 1891 fue promovido a coronel y el 14 de agosto pero de 1892 fue ascendido a general de brigada. Fue presidente de la República desde el 25 de noviembre de 1894 al 25 de noviembre de 1898. Secundado por Facundo Insfrán en la vicepresidencia, su primer gabinete estuvo formado totalmente por civiles, lo integraron Agustín Cañete, Benjamín Aceval y Guillermo de los Ríos. Durante su gobierno, don Juan Sinforiano Bogarín fue nombrado obispo del Paraguay; se introdujeron los coches de alquiler; se fundó la Escuela de Agricultura, que estuvo dirigida por Moisés Bertoni; se fundó el Instituto Paraguayo. Se hizo cargo del ministerio del Interior de febrero a marzo y de octubre a noviembre de 1891 y del 17 de enero al 17 de abril de 1894, así también, fue ministro de Guerra y Marina durante el gobierno del presidente Juan Gualberto González, cargo que ocupó hasta el 17 de abril de 1894.
Falleció el 24 de agosto de 1902, en vísperas de su cumpleaños, siendo senador, y por ley se le rindieron todos los honores oficiales correspondientes.
José Segundo Decoud
Nació en Asunción en 1848, Hijo del coronel Juan Francisco Decoud y Concepción Domecq. Los Decoud fueron opositores al régimen de los López e integraron la asociaciónparaguaya. Cursó sus primeros estudios en el Colegio nacional de Concepción del Uruguay, que era en ese entonces, un calificado centro educacional del Plata. Seguidamente cursó leyes en la Universidad de Buenos Aires.
Juntamente con Juan José, Facundo Machaín, Juan Silvano Godoy y Cayo Miltos, José Segundo Decoud fue la expresión más brillante de los intelectuales de la época, con destacada actuación en el campo de la política, del periodismo, del derecho y de las letras.
Su nombre aparece como articulista y redactor de "La Regeneración", que circuló bajo la dirección de Héctor Francisco Decoud, en Asunción, desde octubre de 1869 hasta septiembre de 1870 y propició la candidatura de Cirilo Antonio Rivarola.
Al asumir Juan B Gill la Presidencia de la República, José Decoud se incorporó a su grupo, luego fue secretario de la primera misión diplomática ante el gobierno de E.E.U.U de América. Su aporte intelectual fue muy importante.
La revolución de 1904 que produjo la caída del Partido Colorado y consecuentemente, la toma del poder de sus compañeros de ideales de la primera hora, le creo un trauma emocional que se sumo a la frustrada ambición; la Presidencia de la República, que lo llevó a una trágica determinación: el suicidio, en 1909.
Blas M. Garay
Nació en Asunción en el año 1873. Fueron sus padres don Vicente Garay y doña Constancia Argaña de Garay. Hizo sus estudios en primarios en Pirayú, de donde paso al Colegio Nacional de la Capital, usufructuando una beca. Terminado el ciclo secundario, arremete en pos de sus estudios universitarios de Derecho y Ciencias Sociales. Sus pinitos del periodismo juvenil los inició en el Colegio Nacional.
A los tres años se recibe de abogado, contando sólo con 23 años de edad. Garay es ya una cifra intelectual y política del Paraguay de su tiempo.
El presidente Gral. Juan Bautista Egusquiza le encomienda una misión diplomática a Europa, aunque su certero objetivo era que Garay investigue en el Archivo de Sevilla todo lo atinente a los títulos, las cédulas, las provisiones y los mapas que acreditaban nuestra antigua e inveterada posesión pacífica del Chaco Boreal. Garay en España publica cuatro obras de género histórico: Compendio de la Historia del Paraguay; El comunismo de las misiones; La revolución de la Independencia del Paraguay y Breve Resumen de la Historia del Paraguay. Su labor de copista e investigador le permitió hacer el escrutinio de miles de documentos que hoy forman en el Archivo Nacional la famosa "Colección Garay". Su intransigencia con las irregularidades le ganaron no pocos enemigos; uno de ellos Néstor Collar, le hirió gravemente de balas, de cuya consecuencia falleció el 18 de diciembre de 1899, teniendo 26 años. Había publicado ya el tomo inicial de "Documentos Relativos a la Historia del Paraguay y Rio de la Plata"
Benjamín Aceval
Nació en Asunción en 1845 y fue llevado muy joven a la argentina.
Graduado en Leyes en Buenos Aires, y de regreso a la Patria se dedicó al periodismo y a su profesión de abogado; ocupo una Banca en el Parlamento, fue Presidente del Superior Tribunal de Justicia y autor intelectual de la creación del Colegio Nacional.
El Doctor Aceval siguió desempeñado importantes funciones; así las carteras de Relaciones exteriores, Justicia, Culto e Instrucción Pública y la de Hacienda, la Dirección del Colegio Nacional y de la Biblioteca y Museo Nacional. Enseño en la Facultad de Derecho y fue rector de la Universidad.
En noviembre de 1886, asumió de nuevo la Cancillería en el Gabinete del general Patricio Escobar. En ejercicio de sus funciones negoció con el plenipotenciario boliviano Dr. Isaac Tamayo un nuevo tratado de límites, que se firmo en Asunción el 16 de febrero de 1887. Los términos del tratado significaban una enorme concesión a favor de Bolivia. Felizmente, también este tratado fue desahuciado en el Congreso. Una población en el chaco cercana Villa Hayes lleva su nombre. El Doctor Aceval falleció en el año 1900. Su hermano, Emilio Aceval, sobreviviente de Acosta Ñu, Ministro de Guerra y Marina en el gabinete del Gral. Egusquiza, fue presidente de la República por el periodo 1898/1902.
Patricio Escobar
Nació en San José de los Arroyos el 17 de marzo de 1843 en el paraje llamado Ca`aguy Ruguá. Sus padres fueron don José Escobar y doña Ana Bella Cáceres. El general Escobar fue un destacado héroe de la Guerra de la Triple Alianza.
Fue soldado raso en el Campamento de Armas de Cerro León, luego ingresó al batallón 36 de infantería. Ascendió a cabo en mayo de 1866 y a alférez después de Curupayty. Se desempeñó como ayudante del Mariscal López en 1867 en el Cuartel General de Paso Pucú. Participó de los más serios enredos hasta que llegó al grado de coronel en Cerro Corá.
Asumió la presidencia desde el 25 de noviembre de 1886 hasta el 25 de noviembre de 1890. El General Escobar inició su gobierno con tres militares y dos civiles. Durante su gobierno se fundaron el Centro Democrático y la Asociación Nacional Republicana, más tarde se fundó el Partido Liberal (Azul) y la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado). El 24 de octubre de 1887 se creó el Consejo Nacional de Educación. Se promulgó la ley de enseñanza primaria obligatoria, regresó al país el maestro paraguayo, don Atanasio Riera, graduado en Corrientes y autor de la "Primera memoria sobre Educación Común". Ese mismo año, 1887, se firmó el tratado Aceval-Tamayo, con Bolivia; se fundó un Banco Agrícola; se aprobó la ley sobre el uso de la banda presidencial y se creó el "Diario Oficial".
El 20 de junio de 1888 se realizó la reapertura de la Escuela de Derecho y el 11 de septiembre falleció el profesor, escritor y ex presidente argentino don Domingo Faustino Sarmiento, quien había colaborado en la confección de nuevos planes educacionales. En 1890 vuelven del exilio las hermanas Adela y Celsa Speratti, quienes fueron las organizadoras de la Escuela de Preceptoras.
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