Filosofía, religión y ciencia – Una solución integral a la crisis mundial (página 2)
Enviado por APOSTOL DE PAZ VIVE AMPM
Después de leer el presente curso básico de filosofía, lo invito para que las preguntas del ABC de la Filosofía las construya también con los conceptos paz y guerra, corrupción y violencia, felicidad y sufrimiento y verá qué útil es la filosofía para vivir feliz y en paz.
Dos grandes Concepciones
Dependiendo de las respuestas, a las preguntas A, B y C, es decir, Al ABC De La Filosofía, estamos consecuentemente frente a una concepción filosófica determinada, que lleva siempre implícita una actitud de método desarrollada en el literal C que comprende las preguntas de 1 al 10.
Una vez que se está de acuerdo con la respuesta dada a las dos primeras preguntas (A. Y B.) se asume una concepción filosófica; pero simultáneamente surge la necesidad de dar respuesta a las siguientes preguntas sobre la cognoscibilidad del literal C, sobre la posibilidad o no de conocer el origen de todo; y es entonces cuando se asume una actitud metodológica determinada.
Todo pensador, voluntaria e involuntariamente, se mueve dentro de una concepción filosófica y una actitud metodológica determinada como unidad de criterio, que es lo que comúnmente conocemos como posición filosófica.
La concepción filosófica y la actitud metodológica no se dan aisladas, hay que entender su interrelación. Explicar el origen del universo es una concepción y la manera cómo buscamos las explicaciones, es una actitud de método; sin embargo, la concepción guía, dirige el método, son inseparables e interdependientes. Haciendo esta indispensable aclaración procederé a explicar brevemente las dos concepciones filosóficas predominantes en la evolución del pensamiento filosófico: la idealista y la materialista; sin entrar a explicar todas las corrientes filosóficas derivadas como el funcionalismo, el positivismo, etc. que desarrollo de manera amplia en mi libro SEMILLAS DE PAZ-Filosofía para todos.
Ser materialista o idealista en este contexto, es diferente a lo entendido por el lenguaje popular. En términos filosóficos ser materialista o idealista depende de qué tan de acuerdo se está con las respuestas dadas a las preguntas del ABC de la filosofía.
Usted podrá deducir qué tan idealista o materialista es, dependiendo de con cuáles respuestas se siente más identificado.
Frente a la pregunta A ¿Prioridad del ser o del pensar?
Los materialistas plantean que el ser es lo primario y el pensar es lo secundario, que la materia es lo determinante y el espíritu lo determinado; es decir, la causa de nuestros pensamientos es el hecho de tener cerebro que constituye materia, – sin dejar de reconocer que el pensamiento posee una relativa autonomía en el proceso de estancamiento o desarrollo del ser–.
Sin la materia no hay pensamiento, sostienen enfáticamente los materialistas. El hombre piensa porque tiene cerebro, afirman sin más retórica. "El espíritu no es más que el producto supremo de la materia", afirmaba Frederick Engels. Lenin decía: "Es materia lo que, actuando sobre nuestros órganos materiales, produce las sensaciones. La materia, la naturaleza, la existencia, lo físico, es lo primario; el espíritu, la conciencia, las sensaciones, lo psíquico, lo secundario"
Para el materialista la vida no es más que una forma especial de existencia de la materia, que se origina y se destruye de acuerdo con determinadas leyes observables mediante la experimentación científica. Según el materialismo, la vida es de naturaleza material, surge de la materia en el proceso del desarrollo del mundo, como una nueva cualidad. La vida como forma especial surgida del movimiento de la materia no ha existido eternamente ni está separada de la materia inorgánica. La materia nunca permanece en reposo, se mueve constantemente, y en su permanente desarrollo se eleva a formas cada vez más complejas y más perfectas. La materia al elevarse de un peldaño a otro superior, adquiere nuevas cualidades que antes no tenía. La vida, es pues, para los materialistas una cualidad de la materia resultante de un largo proceso evolutivo.
Los idealistas responden muy distinto a esta pregunta sobre la prioridad del ser o del pensar; aseguran que el pensamiento, o el espíritu es lo primario y determinante; y el ser, o la materia es lo secundario y determinado; porque afirman que la idea absoluta se materializa en la naturaleza, es la causa de la naturaleza. Ésta no tendría existencia, si no existe la idea absoluta, aseveran. Son idealistas porque afirman que existe una conciencia exterior a la mente, origen y causa de los fenómenos naturales, incluyendo la propia conciencia humana. Sostienen que el espíritu universal, el espíritu de una época; por ejemplo, el espíritu del capitalismo, del socialismo, es lo que determina las circunstancias materiales de vida de la sociedad que vive bajo estos regímenes.
Frente a la pregunta B ¿Realidad objetiva o subjetiva?
Los materialistas reconocen la existencia de una realidad exterior a la mente humana y por tanto independiente de ella. Esta concepción la asume quien sostiene que las cosas existen independientemente de nuestro pensamiento; es decir, que el mundo es una realidad objetiva, y que la podemos conocer.
El conocimiento de las leyes de la naturaleza y los fenómenos sociales, comprobados por la experiencia, por la práctica, son conocimientos veraces, que tienen el valor de verdades objetivas. En el mundo no hay cosas incognoscibles, sino cosas aún no conocidas; pero que la ciencia se encargará de investigar y de dar a conocer, sostiene el materialismo.
Frente a esta otra pregunta, los idealistas vuelven a estar al otro lado con sus respuestas: Aseguran que la naturaleza no tendría existencia, si no existe la idea absoluta. El padre del idealismo, el Obispo anglicano George Berkeley (1685-1757) nacido en Irlanda, manifestaba: "La rosa no existe, lo que existe son sensaciones de olor, color y forma". Sostenía además, que el hombre piensa porque tiene alma. Berkeley, idealista por excelencia, se esfuerza en demostrar que las propiedades que tienen las cosas varían según el individuo; por ejemplo, decía, un hombre que sufre de ictericia ve todo amarillo lo que es rojo; si tiene fiebre encuentra el agua fría así esté tibia. Si una misma cosa puede ser en el mismo instante fría y tibia, roja y amarilla, ella sólo existe en nuestro pensamiento, concluían los pensadores idealistas berkelianos. El sol lo vemos plano y rojo y todos sabemos que no es así, explicaban. De esta forma sostienen que el mundo es una realidad subjetiva. Supeditan su existencia a los sentidos del sujeto.
Frente a la pregunta ¿Qué es el ser? Berkeley responde: "ser es ser percibido" indicando que el ser no existe fuera de nosotros, de nuestra conciencia, de nuestras percepciones.
Para Guillermo Federico Hegel (1770-1831) el punto de partida es lo absoluto que lo constituye la razón. Afirma que la razón es una potencia dinámica, llena de posibilidades que se va desenvolviendo en el tiempo, es un movimiento. El desarrollo de la razón o absoluto constituye la dialéctica para Hegel.
Frente a la pregunta C. ¿Es cognoscible la realidad total, y cómo? Nos encontramos con respuestas igualmente opuestas que ubican al pensador en una de las dos actitudes metodológicas más desarrolladas y conocidas: la dialéctica y el mecanicismo.
Dialéctica
Tomado en su sentido etimológico el término dialéctica viene del griego "dialegos" que significa: el arte de dialogar, de discutir, de hacer polémica para descubrir la verdad poniendo de manifiesto las contradicciones implícitas en la argumentación del adversario y superando las contradicciones, mediante el diálogo civilizado, pacífico.
En el siguiente contexto la dialéctica hace referencia a un método de pensar de gran exactitud y claridad. Estudiar el fenómeno del humano entre la paz y la guerra, entre la felicidad y el sufrimiento en términos de la dialéctica es estudiarlo en su movimiento y cambio permanente y en su totalidad. Es importante difundir los principios del método dialéctico, toda vez que en el mundo no existen fenómenos aislados, por el contrario, todos ellos están vinculados entre sí y se condicionan unos a otros; por eso mi interés es encontrar una explicación religiosa, filosófica y científica a la actual crisis mundial.
La dialéctica no considera ni la naturaleza ni la sociedad como un conglomerado de objetos y fenómenos desligados y aislados unos de otros y sin ninguna relación de dependencia entre sí, sino como un todo articulado y único, en el que los objetos y los fenómenos se hallan vinculados y se condicionan los unos a los otros.
Frente a la pregunta C, los dialécticos responden: sí, sí es cognoscible la realidad de manera gradual pretendiendo conocerla en su totalidad, con la ayuda de la ciencia, tanto en su movimiento aparente, como en su movimiento real; en la forma, como en su contenido; las manifestaciones externas, como sus conexiones internas; los efectos y las causas de todo cuanto nos rodea.
Ningún fenómeno de la naturaleza ni de la sociedad puede ser entendido, si se le enfoca aisladamente, sin conexión con los fenómenos que le rodea. Todo fenómeno puede ser explicado si se le examina en su conexión indisoluble con los fenómenos circundantes y condicionados por ellos; aseveran los dialécticos.
Para lograr el objetivo 1A de la humanidad necesitamos de la dialéctica, es decir necesitamos contemplar la religión, la filosofía y la investigación científica si queremos dar una explicación integral a la crisis mundial y encontrar soluciones igualmente integrales.
Mecanicismo
Desde el punto de vista de la física, el mecanicismo es una teoría que explica la realidad física basándose en movimientos de la materia debidos a la acción y equilibrio de fuerzas, es decir, en procesos regidos por las leyes de la mecánica física; pero como tendencia filosófica se ha dado en llamar mecanicistas a los que separan las partes del todo para su estudio, a los que no ven la totalidad como objeto de estudio, para quienes el movimiento es un simple cambio de lugar, es desplazamiento; en otras palabras, su actitud de método es contraria al de los dialécticos como lo veremos en el momento de dar respuesta a las preguntas del literal C, en el presente ejercicio filosófico.
Definitivamente tiene implicaciones prácticas la concepción filosófica asumida por una sociedad para solucionar la actual crisis mundial. "Ha habido siempre" y "habrá siempre violencia" son expresiones mecanicistas que nos alejan de la paz. Solucionarlo todo con violencia es una forma mecanicista de ver las cosas. Destruir en vez de transformar es ser mecanicista. Creer que los religiosos no deben participar en la vida política y económica de una sociedad es ser mecanicista, es aislar en parcelas a los humanos.
Le recuerdo que la concepción filosófica y la actitud metodológica no se dan aisladas, hay que entender su Interrelación. Explicar el origen del universo es una concepción y la manera cómo buscamos las explicaciones, es una actitud de método. La concepción guía, dirige el método, son inseparables, se retroalimentan, no lo pierda de vista.
Veamos de manera breve las respuestas dadas a las 10 subpreguntas:
¿En su apariencia o en esencia?
Los dialécticos aseguran que la realidad es cognoscible sin límite, tanto en su apariencia como en su esencia
Los mecanicistas dividen el todo en sus partes, son incapaces de concebirlo en su conjunto, responden que es cognoscible la realidad con límite porque sólo podemos explicar el movimiento aparente, más no el movimiento real; la forma, pero no el contenido; las manifestaciones externas, pero no sus conexiones internas; las leyes formales, más no las leyes de desarrollo; los efectos, pero no las causas.
¿En Movimiento?
Aclaremos. Movimiento: literalmente es desplazamiento de un lugar a otro. Cambio, es paso de una forma a otra, de un estado a otro. Isaac Newton (1642-1727) descubrió las leyes del movimiento y de la mecánica y sostuvo que todo puede medirse y cuantificarse.
Los dialécticos no conciben nada estancado e inmutable, en reposo, quieto, inmóvil. Todo está en perenne movimiento, dicen. Aún lo que nos parece inmóvil se mueve; se mueve con el movimiento de la tierra alrededor del sol, y se mueve en el movimiento de la tierra sobre sí misma. "Nada queda donde está, nada permanece como es. No existe nada definitivo, absoluto, consagrado", afirmaba Engels. Cada cosa tiene un pasado y un porvenir. Lo que es joven se hace viejo; lo que hoy tiene vida, muere mañana, y nada existe, para la dialéctica, más que el proceso ininterrumpido del devenir y de lo transitorio. Nada es eterno salvo el cambio, sostienen.
Ver la evolución de las creencias religiosas, del pensamiento filosófico, y de las investigaciones científicas en estos términos sí que nos ayudará muchísimo para el logro del objetivo 1A de la humanidad. Ver no sólo desde el punto de vista de sus relaciones y condicionamientos mutuos, sino también desde la perspectiva de su movimiento, de sus cambios y de su desarrollo, de su nacimiento y de su muerte.
Los dialécticos aceptan el movimiento sin límite, como desplazamiento y cambio. Conciben la realidad en movimiento en espiral tanto cuantitativo como cualitativo. El movimiento como unidad de contrarios, como resultado de las contradicciones internas. Afirman que es posible conocer tanto el movimiento aparente, como el movimiento real de todo.
Los mecanicistas consideran al universo como si estuviera relativamente fijo; aceptan el movimiento con límite, esto es, reconocen un movimiento cuantitativo y circular como el nacimiento, el desarrollo y muerte en los seres vivos. El movimiento no lo reconocen como resultado de las contradicciones internas, sino como desplazamiento. Sólo podemos conocer el movimiento aparente, más no el movimiento real, sostienen.
Los líderes de todas las religiones no se han percatado que las condiciones materiales y espirituales de vida de la humanidad son diferentes a cuando fueron escritos sus respectivos libros sagrados.
¿Y Cambio?
Los dialécticos conciben el cambio como evolución y salto, resultado de las contradicciones internas. La naturaleza y los fenómenos sociales tienen su lado positivo y su lado negativo, su pasado y su futuro, su lado de caducidad y su lado de desarrollo. En la lucha entre estos lados contrapuestos se dan transformaciones cuantitativas y cualitativas.
¿Qué pregunta podemos formular nosotros a propósito? A manera de ejemplo yo formulo estas: ¿Podemos concebir una nueva concepción filosófica y teológica? ¿O sólo queremos estar de reforma en reformas circulares, pero no en espiral? ¿Hay transformaciones cuantitativas y cualitativas en las sociedades que le permitan ver soluciones no violentas?
¿Si la sociedad se halla en incesante movimiento y desarrollo, si lo viejo se extingue y lo nuevo se fortalece, tendremos una sociedad progresista al concebir una nueva concepción filosófica y teológica? ¿Después del fracaso del socialismo en el ámbito mundial, podemos pensar en un capitalismo menos explotador, menos salvaje? ¿Mirando hacia atrás podemos ver un mejor futuro?
Envíeme por favor sus comentarios y preguntas elaboradas con base en esta respuesta de los dialécticos, pensando en el objetivo 1A de la humanidad.
Los mecanicistas aceptan el cambio de la realidad con límite también, como evolución y no como salto. El cambio no lo reconocen como resultado de las contradicciones internas, porque son negadas mediante la manipulación de la lógica formal.
¿En sus contradicciones, en la oposición de los contrarios?
Dos cosas contrarias como la vida y la muerte sí pueden existir al mismo tiempo, afirman los dialécticos. En los seres vivos unas células mueren para ser reemplazadas por otras. En los cadáveres, la vida no desaparece completamente, algunas células continúan viviendo, y otras dan lugar a más vidas. Cada cosa se contiene a la vez ella misma y su contrario, porque en ella coexisten fuerzas opuestas, antagónicas. Las cosas cambian porque contienen la contradicción. Las cosas se transforman, evolucionan porque están en contradicción con ellas mismas, porque llevan en sí su contrario. Todos los fenómenos llevan siempre implícitas contradicciones internas, todos tienen un pasado y un futuro, un lado positivo y uno negativo, un aspecto que caduca y otro que se desarrolla, uno que agoniza y otro que nace; son respuestas de los dialécticos.
Estos términos usados en esta respuesta sí que son inspiradores para pensar en el objetivo 1A. Sí que nos está haciendo falta pensar en esta forma cuando de la paz y de la guerra, de la felicidad y el sufrimiento se trata. ¿Dos cosas contrarias como lo que piensan los que ostentan el poder político y los que están en la oposición, pueden convivir pacíficamente? Es hora de que la humanidad empiece a superar el reformismo estático.
La ignorancia y el conocimiento son dos cosas contrarias; pero la ignorancia se puede transformar en conocimiento logrado por la ciencia. No hay conocimiento absoluto, todo saber contiene ignorancia.
Continúe por favor con este ejercicio filosófico y ayúdeme a encontrar el camino que tenemos que recorrer, esta propuesta de paz y felicidad universal pretende ser como la lucecita de una pequeña linterna que señala el inicio del camino; pero cada humano tiene que ponerle baterías recargadas.
Los mecanicistas afirman que dos cosas contrarias no pueden existir al mismo tiempo; por eso rechazan la contradicción. Ven el mundo inmóvil y muchos afirman: "No hay nada nuevo bajo el sol". Todo es un retorno periódico a los mismos acontecimientos, para ellos la historia es un eterno recomenzar. Creen que la manera de razonar del humano actual es la misma que la del humano de las cavernas. Se atreven a sostener que los hombres siempre son los mismos con idénticos problemas.
Cuando se es mecanicista tanto los que ostentan el poder político y religioso y los que lo desean obtener piensan que el contrario no puede existir y por eso se dan las guerras para eliminarlo. ¿Será que no podemos existir los que pensamos diferente? Acordemos como vamos a superar con la verdad y nada más que la verdad nuestras diferencias. No nos digamos cosas ilógicas, no más sofismas. ¿Será que no vamos hacer capaces de convivir en paz?
¿Como cosas idénticas o diferentes?
Los dialécticos afirman que las cosas no son idénticas. Heráclito (544-484 a. de C.) considerado el padre de la dialéctica decía: "Nada está inmóvil, todo fluye; jamás nos bañamos dos veces en el mismo río, porque éste nunca es en dos instantes sucesivos el mismo"
Los mecanicistas afirman que las cosas son idénticas, nunca se transforman, siempre son las mismas. Una manzana siempre es una manzana, decían; desconociendo que puede convertirse en árboles a través de sus semillas y que por último terminará pudriéndose para servir de abono a nuevos manzanos.
Este tipo de razonamiento nos sirve para deducir que no podemos seguir aplicando las mismas medidas para solucionar problemas aparentemente iguales e inalterables en el tiempo.
¿En sus divisiones eternas e infranqueables?
Los dialécticos no reconocen las divisiones eternas e infranqueables entre las cosas. Todas son interdependientes, están vinculadas, están inter-relacionadas, sostienen.
Ningún fenómeno puede ser comprendido si se le estudia aisladamente, sin conexión con los fenómenos que le rodean. Todo fenómeno debe ser estudiado en su conexión indisoluble con los fenómenos circundantes.
Los mecanicistas sí establecen divisiones infranqueables entre las cosas.
No incluir a todos los sectores generadores de violencia, es una forma mecanicista y equivocada de buscar la paz y la felicidad universal. Buscarle soluciones a la violencia, sin tener en cuenta absolutamente todos los factores objetivos y subjetivos que la generan, es ser mecanicista. Lo religioso, lo filosófico, lo científico, lo psicológico, lo político, lo ideológico, lo económico, etc. en el mundo, está fuertemente ligado en una interdependencia recíproca; por ello lo desarrollaré en lo esencial más adelante.
¿La podemos conocer en el espacio y en el tiempo?
Los dialécticos aseguran que la materia existe en el espacio y en el tiempo; no imaginan algo que no esté ocupando un espacio en un instante. El espacio no está en nosotros, nosotros estamos en el espacio, aseguran. El tiempo es una condición indispensable para el desarrollo de la vida y por tanto la materia existe fuera de nuestro pensamiento en el espacio y en el tiempo. La materia no puede moverse de otro modo que en el espacio y en el tiempo, reiteran.
Emanuel Kant (1724-1804) nacido en la ciudad de Koenigsberg en la Prusia Oriental decía al respecto: "El espacio es trascendental porque existe en sí y por sí, independiente de mí. Espacio y tiempo son las formas o moldes que condicionan nuestra sensibilidad, nuestra facultad de tener percepciones, condiciones que el sujeto impone a las cosas para poderlas conocer. Podemos pensar el espacio sin cosas, pero no viceversa, o sea que el pensamiento de las cosas supone ya el espacio. Lo mismo sucede con el tiempo: podemos pensarlo sin los acontecimientos, pero no podemos pensar acontecimientos sin tiempo. No podemos nunca hablar de las cosas en sí mismas. Siempre tendrán que estar recubiertas de espacio y tiempo. No hay ninguna cosa en el tiempo y en el espacio que sea eso que llamamos alma."
Los materialistas entienden el presente como un punto límite que perpetuamente se mueve entre el pasado y el futuro. La muerte continua de los instantes hace posible la duración. El presente, el pasado, el porvenir y la duración concreta son elementos del tiempo.
Los mecanicistas responden que el tiempo y el espacio son ideas que están en nuestro espíritu.
¿En su desarrollo histórico, en el proceso?
La palabra proceso deriva del latín processus y significa marcha hacia adelante. Existe el encadenamiento de procesos, todo influye sobre todo, hay reciprocidad en los procesos.
Los dialécticos dicen que nada está acabado, es siempre el fin de un proceso y el comienzo de otro proceso, siempre en vías de transformación, de desarrollo.
La religión, la filosofía, la ciencia, la naturaleza y la sociedad deben verse como un encadenamiento de procesos desarrollado en el tiempo, y el motor que actúa para crear este encadenamiento es el auto dinamismo.
Los mecanicistas ignoran el desarrollo histórico en el análisis de la realidad.
Subrayé: todo influye sobre todo, porque hay reciprocidad en los procesos, para lograr el objetivo 1A de la humanidad. Considerar al humano con una naturaleza fija, inmodificable; lleva a creer que la guerra y el sufrimiento es inevitable. Al hombre de hoy los mecanicistas lo imaginan idéntico a como lo será en dos mil o tres mil años más tarde. Siempre ha habido ricos y pobres, esclavos y libres afirman equivocadamente para legitimar de manera mecanicista la injusticia.
¿Para qué conocer la realidad?
Los dialécticos responden que para transformarla; no sólo debemos explicarla, sino también transformarla, nos recomiendan.
Recomendación que hago extensiva al mundo mediante la aplicación, en beneficio de la paz y la felicidad universal, de varios descubrimientos científicos logrados ya, de la evolución del pensamiento filosófico y de la renovación de las creencias religiosas.
Para los mecanicistas la acción humana es más de contemplación que de transformación, contrario a los dialécticos.
Definitivamente tiene implicaciones prácticas la concepción filosófica asumida por una sociedad para solucionar sus conflictos. Creer que la sociedad humana es egoísta por naturaleza y por siempre, es desconocer que si el humano individualmente cambia ésta también cambia.
¿Existe o no existe Dios como creador de todo lo cognoscible e incognoscible? ¿Fuimos creados o somos sólo evolución? En esta gran pregunta están incluidas: ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos? Etc.
Los materialistas dialécticos aseguran que no hay método, forma o manera de probar la existencia de Dios y entonces niegan su existencia. Dios es una creación del cerebro humano, afirman. No le atribuyen a Dios la creación de la materia ni de los humanos.
Los idealistas mecanicistas responden esta pregunta apoyados en la metafísica; concepto que definiré brevemente.
Metafísica: deriva del griego meta, que quiere decir «más allá», y de física ciencia que estudia los cuerpos, sus leyes y propiedades. Los idealistas mecanicistas explican el origen de la realidad más allá de lo físico, lo atribuye a creación de un espíritu puro llamado Dios. No sólo aceptan su existencia sino que también afirman que como espíritu puro es el creador de los cielos y de la Tierra y todo cuanto en ella existe. El alma pertenece a Dios y por ello es inmortal, aseguran.
Por esta respuesta los idealistas mecanicistas han sido llamados también idealitas mecanicistas-metafísicos. Expresión que usaré hasta cuando el lector comprenda la necesidad de suprimir este parche conceptual.
Jenófanes (570-470 a. de C.) afirma que Dios es lo uno. A él se le atribuye ser el primero en haber determinado la Esencia Absoluta. A él se reconoce como autor de las siguientes frases: "El todo es Uno, y Dios ha sido inculcado a todo; es inmutable y carece de principio, medio y fin" "Entre los dioses hay un Dios máximo; y es máximo también entre los hombres; no es por su traza ni su pensamiento a los mortales semejante. Todo Él ve; todo Él piensa; todo Él oye; todo es pensamiento, razón y eterno"
En la filosofía medieval, la metafísica fue asimilada y fusionada con la teología.
¿Tiene algo que ver la capacidad del hombre para filosofar o conocer la realidad, con la existencia o no de Dios? Sobre esto reflexionaré más adelante y esta es la razón del subrayado y resaltado en letra cursiva de esta décima pregunta.
Los escépticos
Como en todo, no podían faltar los escépticos que no creen en nada y niegan la posibilidad que tiene el humano para conocer el universo y todos sus fenómenos y se les llamó agnósticos (del griego a: negación, y gnóstico: capaz de conocer) es decir, incapaz de conocer, todo para ellos es incognoscible y por tanto se les dificulta concebir la solución a la crisis mundial. Sostenían que no se tiene certidumbre de si el mundo es espíritu o materia. Solo podemos conocer las apariencias de las cosas, más no la realidad. Captamos a través de los sentidos la «cosa para nosotros»; pero no la «cosa en si» independiente de nosotros, con su propia existencia.
Imaginaban dos hombres con lentes de diferentes colores cada uno sobre la nieve, sin podérselos quitar nunca; para argumentar que jamás podrían conocer el color de la nieve en si, el color de la nieve dependía del color de sus lentes.
Un objeto se hace pequeño a nuestra vista en la medida que nos distanciamos de él, sin que su verdadero tamaño se altere, aseveran. Nunca podemos estar seguros de nada, porque la ciencia a menudo se equivoca. Error ayer, verdad hoy, pero error mañana.
El escepticismo de los agnósticos aconseja al hombre no afirmar ni negar nada; porque el no adherirse a ninguna opinión puede proporcionarle paz interior. Rechazo este tipo de paz interior por ser simplista y propia de los indiferentes que a nada se comprometen.
Los errores de los sentidos y de la inteligencia argumentados por los agnósticos, se conoció como el pirronismo; en contraposición del dogmatismo llamado también racionalismo que asegura que somos capaces de conocer muchas verdades. ¿Le parece racional?
Los que sostenía que solamente podemos conocer las cosas sensibles se les llamó sensualistas. Esta doctrina fue sostenida por Gorgias Epicuro en la antigüedad; Guillermo de Occam en la edad media y John Locke, Condillac, Hume y Stuart Mill en la filosofía moderna.
A los agnósticos se les ubicó también dentro de la actitud metodológica mecanicista-metafísica.
¡Qué mecanicistas que somos con nuestra indiferencia, con nuestra falta de compromiso social! Amigo lector, hasta aquí, ¿Qué tan materialista, idealista o agnóstico se considera?
Hasta donde hice revisión bibliográfica no encontré este ejercicio intelectual, por eso consideré necesario hacerlo, para facilitar el aprendizaje de la filosofía.
Los humanos necesitamos muchos siglos para llegar a plantearnos el objetivo de la filosofía en estos términos; por ello aunque hoy algunas respuestas nos parezcan absurdas, ellas obedecen al desarrollo del pensamiento humano después de varios milenios de existencia; y como tales merecen respeto y gratitud porque el conocimiento es acumulativo, nos beneficiamos de los estudios del pasado. Según avanza el conocimiento humano, sus explicaciones (teorías) cambian en el transcurso de su historia.
Curiosamente algunas respuestas nos parecen absurdas, sin embargo no nos percatamos de que con nuestras acciones estamos afirmándolo. Ya comprenderá esta afirmación.
En el campo del razonamiento, nada es absoluto, nada está terminado, no existen verdades puras y completas, todo es un proceso donde no cabe ni el fanatismo religioso ni la prepotencia científica, todo está sujeto a revisión y mientras más permanente se haga, más cerca estamos a conocimientos sólidos acerca de la realidad objetiva y subjetiva.
Subrayé y escribí con letra cursiva esta pregunta: 10) ¿Existe o no existe Dios como creador de todo lo cognoscible e incognoscible? ¿Fuimos creados o somos sólo evolución? Para que reflexionemos con ambos hemisferios cerebrales y decidamos si la dejamos dentro del esquema filosófico planteado por siglos, aceptando sin cuestionar y seguir sufriendo todo el daño que nos acarrea o le buscamos otro sitio.
Es necesario que no pierda de vista que el orden en la formulación de las preguntas del ABC de la filosofía se hizo para facilitar el aprendizaje de la filosofía; por lo tanto es fácil comprender que esta última pregunta pudo haberse formulado de primero y que cualquier respuesta condiciona o predispone al pensador para dar respuesta a las otras.
La respuesta a esta última pregunta en el esquema planteado es la causa de la rivalidad existente entre los humanos de fe y los filósofos; por eso me he propuesto compartir con usted algunas reflexiones para decidir si la movemos y a dónde.
Ya vimos qué es una posición filosófica, ahora veamos cuándo se es consecuente o inconsecuente dentro de una determinada posición; para poder entender por qué hay una pelea casada entre filósofos y científicos con los religiosos; y cuáles son las graves consecuencias de esta rivalidad para el progreso material y espiritual de la humanidad.
¿Qué es ser consecuente o inconsecuente dentro de una posición filosófica?
Dentro de una misma concepción filosófica se puede ser inconsecuente si únicamente está de acuerdo con una o varias de las respuestas a las preguntas que yo he resumido en el ABC de la filosofía. Imaginen entonces lo difícil que es ser consecuente dentro de una concepción filosófica, porque ello implica estar absolutamente de acuerdo y de manera integral con todas las respuestas de una posición filosófica.
Marx y Engels afirmaban que para ser consecuentes, los materialistas deben ser dialécticos y los idealistas deben ser mecanicista-metafísicos. Decían que Hegel acierta en decir que el pensamiento y el universo están en perpetuo cambio (dialéctica), pero que se engaña al afirmar que son los cambios en las ideas los que determinan los cambios en las cosas (idealista). Y lo rectificaban diciendo que son las cosas las que nos dan las ideas (materialista) y éstas cambian porque las cosas se transforman (dialéctica)
Marx y Engels afirmaban que lo más obvio, consecuente, racional es que si usted asume una concepción filosófica materialista, su actitud de método sea dialéctica. Afirmaron que el materialismo dialéctico está contenido dentro de la naturaleza, dentro del humano y su proceso social; y a esto lo llamaron materialismo histórico. Fue algo así como descubrir los diez mandamientos; pero no siempre cumplimos con ellos. Marx y Engels en muchas de sus afirmaciones no son absolutamente materialistas dialécticos; sin embargo ellos obligaban a serlo. Sólo conciben dos respuestas totalmente opuestas, contradictorias e irreconciliables.
Para hacer irreconciliables estas dos grandes tendencias filosóficas, presentan el materialismo dialéctico como una respuesta científica y el idealismo mecanicista-metafísico como la respuesta no científica; y afirmaban que el idealismo nace de las concepciones limitadas del hombre, de su ignorancia; mientras el materialismo permite superarlas.
Explicaban, que los inconsecuentes son aquellos que adoptan una concepción filosófica con un método contrapuesto, así: los idealistas cuya actitud de método es dialéctica (Hegel, por ejemplo), y los materialistas cuya manera de conocer la realidad es mecanicista-metafísico.
A los científicos que cumplían con "todas" las características de una concepción filosófica materialista y la actitud metodológica dialéctica; pero que cometían el error, según Marx y Engels, de creer en Dios, se les calificaba de "materialistas vergonzantes". ¡Qué vergüenza ser científico y creer en Dios! Según ellos.
Insistían que para ser consecuentes debían abandonar su creencia en Dios. Ciencia y Dios se oponen absolutamente para los marxistas. A los hombres de ciencia que no creían en Dios se les alentaba y felicitaba llamándolos materialista conscientes y consecuentes.
Pasteur y Branly dos grandes científicos materialistas que según Marx cometían el error de creer en Dios, eran tildados de inconsecuentes, vergonzantes; porque para ser consecuente, repito, estaban obligados a no creer en Dios. Porque en su esquema filosófico tienen la pregunta sobre Dios. Recuerde lo resaltado con letra cursiva y subrayado para llamar la atención de la negación de la existencia de Dios dentro de la actitud de método dialéctico.
Descartes, materialista, afirmaba que los animales eran máquinas de carne y hueso; el mismo Descartes, pero idealista, sostenía que el hombre piensa porque tiene alma; él era materialista inconsecuente y vergonzante para Marx y Engels.
A los jóvenes los seducían afirmándoles que "la convicción de toda la juventud culta" es ser materialista consecuente, es decir, no creer en Dios.
La evolución del pensamiento filosófico ha demostrado que nadie puede ser "consecuente" por siempre y del todo. Nadie puede ser absolutamente materialista dialéctico, porque para el materialismo dialéctico nada es absoluto. No hay garantía de que una verdad lo sea por siempre. De acuerdo a las circunstancias materiales de vida, al momento histórico que le correspondió vivir a Marx y a Engels, sus teorías tenían correlación dialéctica con la realidad histórica. Marx y Engels no fueron materialistas dialécticos de manera integral, en mi libro El ABC de la Filosofía lo sustento con muchos argumentos. Advierto que su obra conjunta es grande; pero como producto de cualquier humano son falibles. Después de ellos se han logrado excelentes descubrimientos científicos que influyen en la actualización de las conexiones neuronales de los humanos suficientes para concebir una nueva concepción filosófica.
Aclaro que me parece inobjetable el materialismo dialéctico hasta cuando da respuesta a la pregunta número 10, pero invito a que revisemos, lo que he subrayado con letra cursiva en las respuestas de la actitud metodológica sobre la creencia o no en Dios y nos preguntemos: ¿En siglos pasados y en el presente, qué tanto le afecta al científico en el laboratorio, su posición frente a Dios?
Para poder dar respuesta a esta última pregunta reflexionemos un poco sobre la relación entre la ciencia, la filosofía y la religión.
Relación ciencia y religión
Cuando el humano (hombre o mujer) de ciencia entra al laboratorio y encuentra moléculas de hidrógeno y de oxígeno y las combina en la proporción adecuada (dos y una: H2O) y bajo las condiciones de temperatura precisas, siempre obtendrá agua, no importa para nada si cree o no en Dios.
La creencia o no-en Dios en nada afecta el método, la forma o la manera como se llega al conocimiento.
Todo el mundo ante la ciencia tiene los mismos derechos, no importa si cree o no cree en Dios, basta que pueda y quiera investigar.
La ciencia, indiscutiblemente, contribuye al progreso de la humanidad, no importa si el científico cree o no en Dios; lo que sí importa, y mucho, es el progreso material y espiritual de los humanos si sumamos recursos materiales e intelectuales de los religiosos y científicos.
La realidad se impone, ella es, independientemente de la capacidad del humano para explicarla. Sea o no sea creación de Dios, ahí está para ser investigada, con la capacidad limitada o amplia de la humanidad; y obviamente se amplía si los líderes de todas las religiones deciden invertir también en la investigación científica.
Dios no deja de existir porque el humano sea incapaz de demostrar su existencia, así como existen planetas que no ha podido identificar aún. La inexistencia de prueba científica de que Dios existe no prueba la inexistencia de ÉL.
Aunque usted, particularmente, desconozca la medida de la luz (voltios) no lo autoriza para que niegue su existencia. Desconocer la unidad de medida del espíritu no nos debe llevar a concluir que no existe, porque nos hace mecanicista, es decir, antidialéctico.
Las cosas se transforman en su contrario independientemente de que aceptemos que fueron creadas o pensemos que son resultado de la evolución. Nada se destruye todo se transforma en movimiento perenne, aceptémoslo o no y es independiente de quien lo crea.
Saber que la naturaleza y los fenómenos sociales, evolucionan, se crean a sí mismos de modo infinito a partir de sus contradicciones, es independiente de cualquier creencia religiosa. Le recuerdo que la aplicación del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos de la vida en sociedad, al estudio de la historia de la sociedad humana se le conoce como materialismo histórico.
Hoy en pleno siglo XXI es fácil comprender que el método, la forma o la manera de explicar la existencia del mundo, de la naturaleza y del humano no tienen nada que ver con que sea creación de Dios o producto de la evolución.
Dios y la evolución existen independientemente de nuestra capacidad científica de demostrar su existencia; independientemente de cuál sea la concepción filosófica del humano. Antes de Charles Robert Darwin (1809-1882) la evolución venía en proceso, se estaba dando, sólo necesitaba que alguien se interesara por descubrirla y plantearla en términos más concluyentes.
La ciencia aporta verdades a la filosofía y le quita supersticiones a la religión. La ciencia nos permite demostrar por la observación y la experimentación la realidad objetiva de algunas cosas del mundo, más no todas. Lamentablemente algunas organizaciones religiosas con mucho poder político y económico han estado luchando en contra de la ciencia, en contra de todo lo que conduzca al descubrimiento de verdades científicas que invalidan afirmaciones religiosas.
La ciencia se vale de extrapolaciones de pequeños descubrimientos que requieren de una buena dosis de fe para volverse intelectualmente aceptable, un tanto sucede con la fe requerida para aceptar afirmaciones religiosas. El punto de vista religioso está basado en axiomas no demostrados y no comprobables, igual que la ciencia está lejos de demostrar y comprobarlo todo.
Todo lo que no sea medible no existe para la ciencia; por lo tanto la ciencia no está en capacidad de dar respuestas a todas las preguntas, su alcance es bastante limitado. Disciplinas como la historia, la sociología, no se pueden someter completamente al método científico, pero ellas son realidades para la humanidad. En cambio en disciplinas más susceptibles de comprobación experimental como la química, la física y la biología ha logrado grandes avances.
Pretender negar la existencia de lo que no podemos comprobar mediante la ciencia es creer que podemos tener la verdad absoluta; y la misma ciencia ha verificado que lo que antes se daba como verdad ella ha demostrado la equivocación.
Desde el siglo XVI se cree que la ciencia es atea y que necesariamente los científicos deben serlo también; porque siempre se relacionó la religión como sinónimo de ignorancia y como respuesta no científica a las preguntas filosóficas. Hoy iniciando el siglo XXI, cuando la ignorancia es menor por el avance de la ciencia, contrario a lo que se creía cuando los materialistas dialécticos estaban en todo su apogeo, la fe en Dios crece.; dejando al descubierto que la creencia en Dios no es obstáculo para investigar la realidad y obtener buenos resultados; pero sí se avanza menos con la separación del humano de fe de los de ciencia.
El hecho de que la civilización humana ha avanzado científica y culturalmente en grado sumo y aún así la fe en Dios crece, pone en duda de que la creencia de los humanos primitivos en Él, sea sólo el resultado del poco desarrollo de la ciencia.
Oponerse a la ignorancia abrazando a la ciencia no nos exige, no requiere desconocer la existencia de Dios. Es falso creer que la ciencia nos aleja de Dios, el humano es quien ha rechazado a Dios en su prepotencia por lo científico.
"Toda la naturaleza nos grita que Dios existe; si no existiera habría que inventarlo" vociferaba Voltaire (1694-1778) el más célebre enciclopedista del siglo de las luces (siglo XVIII).
Carl Sagan, científico de renombre internacional, antes de morir en diciembre de 1996, afirmaba: "La ciencia no sólo es compatible con la espiritualidad sino que es una fuente de espiritualidad profunda. La idea de que la ciencia y la espiritualidad se excluyen mutuamente de algún modo presta un flaco servicio a ambas".
Parece que nuestro gran científico también soñaba con la unión de la ciencia y la religión, porque separar la ciencia de la espiritualidad es un gravísimo error; ya que la explicación de todo cuanto existe, es una síntesis de la visión científica y espiritual del universo.
Fe es aceptar algo como verdadero así no podamos demostrarlo. Esta definición constituye una oposición a lo científico; por lo tanto debemos replantear su significado. La ciencia y la religión buscan una primera causa; entonces, qué mejor que trabajar juntas.
Lo que no le gusta a la gente es que la ciencia, muchas veces, desafía creencias arraigadas, le contraría su sentido común, le desbarata sus doctrinas, le desmonta la perfección de los humanos como creación divina; y, ante todo les daña el negocio a los que se lucran con la ignorancia de las mayorías. Durante mucho tiempo se creyó que los esclavos lo eran por naturaleza y por decreto divino para justificar las grandes utilidades obtenidas con su comercio; sin embargo al acabarse la compra y venta de esclavos, la humanidad encontró otras actividades mercantiles. Yo garantizo que los líderes de todas las organizaciones religiosas no quedarán en la miseria por acoger y promulgar una nueva concepción filosófica y teológica planteada en este ensayo; y muy por el contrario anticipo que al contribuir a la felicidad y convivencia pacífica de la humanidad todos saldremos ganando.
El humano se debe valer de la ciencia para descubrir las maravillas de todo lo creado; no es un creador; y debe deleitarse con los libros sagrados de todas las religiones para conocer al Creador. Nos guste o no, necesitamos de la ciencia para salir de la ignorancia; y de la religión para satisfacer necesidades espirituales.
Dios y ciencia son dos conjugaciones de un mismo verbo: construir. Dios y ciencia son dos factores necesarios para el progreso de la humanidad. La evolución es la aplicación de toda la sabiduría científica de Dios. La ciencia necesita de la revelación divina y Dios se apoya en la ciencia para mostrar su grandeza.
El religioso no debe oponerse a la investigación científica; el científico no debe desechar los recursos espirituales. Adquirir conocimientos meramente intelectuales sin una visión espiritual lleva a la desesperanza, al pesimismo, al pánico; es un conocimiento finito. El realismo netamente físico de la presente Era, es una etapa del proceso evolutivo de la humanidad que debemos trascender cuanto antes.
El religioso que no concibe que los humanos fuimos creados por Dios dentro de un proceso evolutivo con la misma fórmula con la que creo a todos los seres vivos de la Tierra, ignorando toda la evidencia científica actual, se molesta cuando los científicos afirman que: "El humano es un estado de la materia, una forma de vida, una clase de animal y una especie del orden de los primates, parecido en alguna forma cercano o distante a todo lo que es vida y de hecho a todo lo que es materia" (Biólogo Dr. George Gaviord Simpson).
Desconocer al Padre Espiritual como nuestro Creador, hace que el proceso de investigación en la ciencia sea una experiencia limitada en recursos humanos y financieros. El religioso que rechaza los logros de la ciencia está limitando su visión de la obra divina. La ciencia y la religión unida nos permitirán gozar de milagros científicos. El ocuparnos exclusivamente de cosas materiales nos ha hecho seres vacíos de fe y sin esperanzas. Nuestro mayor problema, en el presente siglo, no es la escasez de recursos materiales, sino que estamos demasiados ocupados en su consecución; que nunca tenemos tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.
Un trabajo científico y religioso concomitante amplía el horizonte material y espiritual de la humanidad.
Negar la existencia de planetas aún desconocidos por el humano es igual que negar la existencia de Dios, aún en proceso de verificación científica. La investigación científica esta empeñada en un largo proceso que a la postre nos ayudará a comprender la obra del Ser Supremo.
El hecho de que sentimientos humanos como la humildad, el orgullo, etc. no puedan ser medidos por la ciencia no significa que no existan. La revelación divina no existe para la ciencia y muchos científicos alejan los recursos de inversión de los humanos de fe al afirmar que los profetas que han dado origen a varias religiones son sicóticos auto-convencidos. El bien y el mal (imposibles de medir) no existen para la ciencia. Los científicos no creen en las revelaciones y apariciones de ángeles; no creen en los milagros. Desde el punto de vista estético la belleza y la fealdad es real y significativa; pero carece de significado para la ciencia, porque no la puede medir. Pero indudablemente existen humanos humildes y orgullosos, buenos y malos, bellos y feos, ateos y creyentes, profetas y perseguidores de profetas, etc.
Si hoy es para el humano desconocida la constitución del espíritu, no indica que éste no existe, porque a diario sentimos que somos materia y espíritu. Ni Marx ni Engels lo negaron. Negaron la existencia de Dios, pero nunca negaron la existencia del espíritu como parte constitutiva del humano, aunque le dieron otras connotaciones. Durante milenios desconocimos la constitución del átomo, y ello no produjo su inexistencia.
Lo que más le disgusta a un científico de Dios, es que Dios no se deja observar y se mofan diciendo que si Dios existe, entonces, se esconde muy bien. Al no poderlo observar, Dios se constituye en un objeto de investigación no comprobable, no verificable, no científico, y por lo tanto inexistente. Existen miles de millones de galaxias que el humano no conoce; pero de que existen, existen; y él en la limitación que le ofrece el método científico decide que sólo existe, para la ciencia, todo aquello que es evidenciado por la experimentación.
El científico especula mientras construye sus hipótesis que posteriormente comprueba mediante la experimentación. El religioso especula con sus creencias que posteriormente se traducen en experiencia personal sublime de comunicación espiritual con la central espiritual evolutiva de su mente.
No todos los humanos son científicos ni han tenido experiencia personales con Dios; pero la realidad es que sí hay muchos científicos que confirman las bondades de la devoción religiosa; como también hay muchos humanos de fe que se benefician de los logros de la ciencia. Dios es una realidad profunda dentro de la mente y del alma humana. Él está dentro de nuestro cerebro como un Orientador Divino del Pensamiento que nos proporciona armonía de mente y satisfacción de espíritu. El cerebro es la mediación cósmica entre la materia y el espíritu. Es decir que mediante el cerebro los Orientadores de Pensamiento Divinos se personalizan, y es lo que conocemos como dones divinos e inspiración divina.
El cerebro humano ha sido el medio material para hacer contacto con el mundo espiritual. Las ondas de comunicación son nuestros pensamientos que vienen elevándose conforme evoluciona el cuerpo receptor. La sintonía se mejora con nuestra voluntad de comunicación con el espíritu de verdad. Esto es algo que podemos lograr individualmente. No es cierto que el único conducto para llegar a Dios sean los líderes religiosos.
La existencia en el pasado y en el presente de científicos sabios, humildes y devotos creyentes en Dios, demuestra que su creencia no es obstáculo para obtener acertados resultados científicos. Lo invito a reflexionar sobre el por qué debemos mover la creencia en Dios del esquema filosófico planteado y por tanto ubicarlo por fuera de cualquier concepción que el humano asuma frente a la explicación de la realidad. Subrayo que Dios está por fuera de la capacidad pensante del humano. Dios puede o no puede existir, investiguemos o no investiguemos, pensemos o no pensemos, filosofemos o no.
La filosofía, la ciencia y la espiritualidad religiosa para los humanos debe ser una misma disciplina estudiada desde diferentes puntos de vista. La filosofía y la religión le ha venido diciendo a la humanidad que cada humano crea su propia realidad; y esta afirmación viene siendo comprobada conforme avanza la neurociencia de la conducta humana; precisamente el libro VIVAMOS AMPM-Manual de Funciones Cerebrales nos enseña cómo dar mayor y mejor uso al cerebro para crear una realidad más favorable individual y colectivamente.
Cuando la ciencia sea capaz de crear otro humano a partir de la nada, estaremos frente a la prueba contundente de que el espíritu no tiene posibilidades de existir fuera de la materia. Dije a partir de la nada, porque todo lo que los humanos hacemos no es más que cumplir con la ley universal de la materia: nada se crea, nada se destruye, sólo se transforma. Los humanos no creamos, ni siquiera el más simple de los átomos, sólo descubrimos y transformamos. Cuando usted está frente a un computador o frente a un televisor o frente al más sofisticado aparato electrónico está frente a la sumatoria de muchos descubrimientos que transforma unos objetos en otros de mayor elaboración.
Relación filosofía y religión
Tanto la religión como la filosofía pretenden explicar la esencia del universo, la sustancia última de la materia y del espíritu, y en medio de las distintas disciplinas del saber está el humano como sujeto y objeto de investigación. Tanto los postulados religiosos como los filosóficos son obra de la razón. Mediante la devoción expresamos la creencia en el más allá; mediante la filosofía nos esforzamos en explicar lo que está más allá de nuestros sentidos. En filosofía se expresan pensamientos especulativos tanto como en las religiones.
El combate entre la luz y las tinieblas de la religión es similar al de la sabiduría y la ignorancia de la filosofía y de la ciencia. El filósofo debe descender de las alturas especulativas, para merecer subir alto espiritualmente.
Teología y filosofía en la antigüedad caminaron juntas y aún continúan agarraditas de las manos. Mediante la filosofía se nos promete sabiduría; mediante el temor a Dios también se nos promete sabiduría. Las religiones nos enseñan a admirar la sabiduría divina en la naturaleza; la filosofía en el intento de explicarnos la naturaleza nos hace sabios. Si vemos sabiduría divina en la creación de animales y plantas cuanta mayor sabiduría debemos ver en la creación de los humanos, como resultado de un proceso evolutivo.
El Espíritu Universal del que tanto hablan los filósofos en nada se diferencia de si es divino o no. A Dios debemos conocerlo en espíritu dicen los religiosos. La filosofía mediante la actividad del espíritu nos acerca al conocimiento de la naturaleza, del hombre y por qué no de Dios. El filósofo es un devoto del espíritu que se materializa cuando piensa. La llamada razón sujeta a equivocaciones en nada debe oponerse a la fe.
Lo misterioso en las religiones es todo aquello que no es conocido por la ciencia; para la filosofía y la ciencia quedan muchas preguntas sin responder también. Mediante el filosofar debemos estar en capacidad de comprender la religión, mediante la teología debemos capacitarnos para conciliarnos con los filósofos.
Exigir que elijamos entre Dios y la ciencia, porque el idealismo no puede sostenerse sin Dios y Dios no puede existir sin el idealismo, es una forma mecanicista de los materialistas, es una manera de parcializar la explicación de la realidad, es ser inconsecuente filosóficamente hablando. Los inconsecuentes son Marx y Engels porque creen que no nos podemos servir de la ciencia si creemos en Dios.
La filosofía nos debe servir para reforzar la fe en Dios no para separarnos de Él. Es una pérdida de tiempo para los idealistas pretender demostrar la existencia de Dios; tanto como lo es para los materialista esforzarse por demostrar su inexistencia.
Ahora bien, a la luz de las anteriores reflexiones…
¿Es posible una tercera concepción filosófica?
Si Dios existe independientemente de la capacidad conceptual y filosófica del humano, nos indica que podemos sacar a Dios del esquema filosófico planteado hasta ahora y en nada lo afecta porque, repito, independiente de la capacidad del humano para filosofar Dios existe o no existe, da igual como ejercicio intelectual y para la actividad investigativa. Fe y razón es un todo constitutivo del humano, recordemos que el materialismo dialéctico concibe la realidad en su totalidad. Y la realidad es que existen humanos de fe y humanos de razón.
Una cosa es la 'totalidad para nosotros' es decir todo aquello que podemos conocer los humanos; y otra cosa es 'la totalidad en si'. En 'la totalidad en si' se halla todo, lo que podemos explicar y lo que no podemos explicar, incluyendo a Dios. No debemos excluir a Dios de la totalidad en sí, independiente de nuestra totalidad. En el materialismo dialéctico predomina la "totalidad en sí", y al excluir cualquier posibilidad de existencia de algo estamos siendo antidialéctico, en términos filosóficos somos inconsecuentes al hacerlo. En estos términos Marx y Engels fueron antidialécticos al negar a Dios. Dios forma parte de la totalidad en sí, independiente de la "totalidad para nosotros" El conocimiento racional no debe ni puede suplantar la fe. Lo desconocido hoy no necesariamente es inconocible siempre. La historia de la ciencia nos ha demostrado que incesantemente estamos conociendo lo inconocible. Los filósofos, científicos y religiosos por separado reducen la capacidad de explicar la realidad total.
El conocimiento es siempre conocimiento para alguien, pensado por alguien, en la conciencia de alguien; no podemos imaginar un conocimiento sin sujeto humano, existe un conocimiento del mundo, de la naturaleza y del humano para nosotros, no importa si creemos o no en Dios.
San Agustín (354-430 d. de C.) dice que de Dios no podemos dar conceptos positivos pues en todos nos quedamos cortos con nuestro entendimiento limitado. Dios es el que es. Su esencia es su existencia, su ser es su existir, o sea que es desde siempre. Y de ahí su frase: "La verdad es lo que es"
Mucho después en la Edad media, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino (1225-1274) nos insiste al respecto: "Fe y razón están en armonía, cada una tiene su propio dominio. A la fe le corresponde lo sobrenatural y a la razón lo natural; entre ellas no puede haber conflicto porque las dos fueron otorgadas por Dios al Hombre. El hombre no puede explicarlo todo racionalmente pues hay muchas verdades de fe que permanecen en la región del misterio"
Los ateos afirman que la idea de Dios es el producto de las condiciones sociales y culturales objetivas del humano y que la modificación de estas condiciones debe modificar sus ideas. Indudablemente esto es así, siempre y cuando tengamos mente abierta para aceptar los cambios.
Hasta aquí usted estará de acuerdo conmigo de que perfectamente podemos ser materialista dialéctico, si sacamos a Dios del esquema que vienen planteando algunos filósofos y dar respuestas a los literales AB y a las nueve primeras preguntas del literal C. De igual manera ya no tendremos necesidad de hablar de mecanicista-metafísico, sino simplemente actitud de método mecanicista, porque lo metafísico nos lleva necesariamente a Dios (recuerde lo subrayado) y si lo sacamos, nos queda sobrando el término metafísico. En consecuencia, podemos hablar de actitud de método mecanicista sin el parche metafísico.
Cuando lea mi libro SEMILLAS DE PAZ-Filosofía para todos (próximo a editarse) y repase nuevamente las respuestas del ABC de la filosofía excluyendo del literal C la pregunta 10 verá que no se alteran para nada.
Esta es una invitación cordial para que pensemos que ha llegado la hora de plantear una tercera concepción filosófica. El desarrollo de la ciencia y del pensamiento humano ya hace posible concebirla.
Les recuerdo cuáles son las dos primeras: la Concepción Filosófica Materialista que de manera consecuente asume una actitud de método dialéctico, que también se le conoce como la concepción científica, la respuesta científica, que exige la negación de Dios; la segunda es la Concepción Filosófica Idealista que consecuentemente asume una actitud de método mecanicista (sin el parche metafísico). Dos respuestas opuestas, contradictorias e irreconciliables por ahora.
Si una tercera concepción filosófica asume el método científico, la respuesta científica, el materialismo dialéctico, sin negar la existencia de Dios, por las razones suficientes expuestas ya, la podemos bautizar como la Concepción Científica y Espiritual.
En mi libro sobre filosofía la desarrollo de manera amplia. Antes de adelantarles cómo podría concebirse esta nueva concepción, permítame reflexionar sobre su justificación.
¿Es necesaria una tercera concepción filosófica?
No soy jefe de ningún grupo religioso como para que se crea que hago proselitismo; me preocupa el daño que ha hecho y seguirá haciendo el esquema actual de filosofía que mantiene en guerra a los humanos de fe con los de ciencia; y como consecuencia de dicho esquema; el rechazo a Dios induce a que muchos humanos de fe poderosos económica y políticamente rechacen la ciencia, y se entronice la ignorancia para las mayorías.
Por ello quiero insistir que el materialismo y el idealismo como está planteado hicieron indeseables la ciencia, el estudio y el conocimiento para los humanos de fe, que constituyen un altísimo porcentaje de la población mundial. ¿Ha visto a un pastor de iglesia multimillonario interesado en la investigación científica y en la formación filosófica de la humanidad? ¿Cuánto invierten los jefes de las diferentes religiones del mundo en investigaciones científicas? Casi nada, ¿verdad?
Los recursos monetarios y humanos que administran los jefes de grupos religiosos son grandes, sería muy provechoso para la felicidad de los humanos que destinaran un significativo porcentaje de sus presupuestos para apoyar a neurocientíficos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos, médicos y a todos los profesionales de la salud que se dediquen a hacer investigaciones en el campo de la genética y la neurociencia, que le permitan conocer mejor la conformación genética y el funcionamiento del cerebro del humano para comprender y mejorar su conducta que le proporcionen felicidad y lo alejen de la guerra.
Desgraciadamente, muchos como Guillermo de Ockam (1300-1349), perteneciente a la orden de los franciscanos propició la separación de los humanos de fe de los de ciencia con las siguientes afirmaciones: "Dios es voluntad pura: fe y razón están separadas y por lo tanto, no hay relación entre ellas; las verdades de fe no son racionales. La teología es una ciencia revelada, Dios no es ente de razón" Esta forma de pensar era comprensible en el año 1349, ¿Pero en el 2006?
Observen todo el daño que nos hace un error de concepción planteado por siglos. Algunos filósofos y científicos al rechazar a Dios, hacen que los humanos de fe rechacen la ciencia y por ello con desprecio afirman: Los científicos creen que lo que ellos pueden probar es todo lo que existe.
Este rechazo se hace evidente en la Biblia, cuando dice: "Pero la ciencia hincha; sólo la caridad edifica. Si alguno cree saber algo, aún no sabe lo que conviene saber – I Cor 8, 1-2. Y lo que conviene saber, según los religiosos, está única y exclusivamente en su respectivo libro sagrado, por lo tanto no invierten un solo peso en la investigación científica ni en la formación filosófica de sus feligreses.
Richard Feynman, destacado físico, premio Nóbel decía: "La misma emoción, el mismo temor reverencial, el mismo misterio, regresan una y otra vez cuando examinamos un problema en toda su profundidad. A medida que adquirimos más conocimientos aparece un misterio más profundo y maravilloso que lo atrae a uno a mayores profundidades aún. Sin dejarse preocupar nunca por que la respuesta resulte una desilusión, sino con placer y confianza, removemos cada nueva piedra para encontrarnos con una novedad inesperada que nos lleva a interrogantes y misterios aún más maravillosos". ¡Ciertamente, una gran aventura!" OH hermano, qué palabras de humildad las de este físico, premio Nóbel.
Cuando el hombre asuma una tercera concepción filosófica y consecuentemente concilie los beneficios de la ciencia con los de la creencia en Dios, construiremos un mundo mejor.
Son muchos los pasajes de la Biblia que dejan en evidencia dicha separación. Hay una pelea casada en la Biblia entre los humanos de fe contra los filósofo y los científicos. En Sab. 13, 9 nos dice: porque si pueden alcanzar tanta ciencia y son capaces de investigar el universo, ¿cómo no conocen más fácilmente al creador de él?
Y ¿Qué tal el siguiente? "En efecto, lo cognoscible de Dios es manifiesto entre ellos, pues Dios se lo manifestó; porque desde la creación del mundo lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son conocidos mediante las criaturas. De modo que no tienen disculpas, son inexcusables; por cuanto conociendo a Dios, no le glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Al contrario, se entontecieron en sus razonamientos y su insensato corazón se convirtió en tinieblas. Creyéndose sabios, se hicieron necios". Rom 1, 18-22. Subrayo: "se entontecieron en sus razonamientos y su insensato corazón se convirtió en tinieblas. Creyéndose sabios, se hicieron necios"; para que veamos como la Biblia llama insensatos, tontos y necios a los filósofos en sus razonamientos.
Amigo lector, vaya pensando qué hacer con todos los versículos de varios libros sagrados que incrementan el antagonismo entre los humanos.
La triste realidad es que piedras van y vienen de cada sector; por eso quiero destacar el tono conciliador del rey Salomón cuando dice: "Dios de los padres y señor de la misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas. Y en tu sabiduría formaste al hombre para que dominase sobre tus criaturas, y para regir el mundo con santidad y justicia, y para administrar justicia con rectitud de corazón. Porque inseguros son los pensamientos de los mortales, y nuestros cálculos muy aventurados. Pues si apenas adivinamos lo que en la tierra sucede y con trabajo hallamos lo que está en nuestras manos ¿quién rastreará lo que sucede en el cielo? ¿Quién conoció tu consejo si tú no le diste la sabiduría y enviaste de lo alto tu espíritu santo? Así es como se han enderezado los caminos de los que moran sobre la tierra, y los hombres supieron lo que te es grato, y por la sabiduría fueron salvos".- Sab 9, 1-3, 14-18
Sabiduría que se verá incrementada si unimos los recursos de filósofos, científicos y religiosos; porque en verdad la sabiduría llega a todo aquel que con humildad y devoción la pide.
"Vanos son por naturaleza todos los hombres que carecen del conocimiento de Dios, y por los bienes que disfrutan no alcanzan a conocer al que es la fuente de ellos, y por la consideración de las obras no conocieron al artífice" – Sab 13, 1
"Porque el espíritu del señor llena la tierra, y Él que todo lo abarca, tiene la ciencia de todo" -Sab 1,7 Leyó bien: tiene la ciencia de todo, y yo agrego: Dios es el científico de científicos, el filósofo de filósofos y con toda seguridad no es sectarista religioso, porque envía profetas para cada continente y cultura.
Porque Dios nos da la ciencia verdadera de las cosas, y el conocer la constitución del universo y la fuerza de los elementos; y la facultad de pensar a los hombres – Sab 7, 17. Nos dio un cerebro que nos permite concebir a Dios, filosofar y realizar investigaciones científicas.
"Si lo que se desea en el mundo es la riqueza, ¿acaso hay riqueza más grande que la sabiduría, que todo lo realiza?" -Sab 8, 5
Reitero con estas reflexiones, mi invitación para que recorramos caminos de reflexión filosófica, teológica e investigación científica que nos permitan conocer al humano entre la paz y la guerra, entre la construcción y la destrucción, entre la vida y la muerte; sin negar a Dios, sin desechar su valiosa inspiración.
A propósito de Marx, me gusta cuando afirma que no se trata sólo de explicar el mundo, cuando en realidad de lo que se trata es de transformarlo y qué mejor que hacerlo con la ayuda de Dios y la ciencia mi ilustre Marx y todos sus amigos marxistas.
¿Qué hacer con los versículos antagónicos existente en los libros sagrados de las tres religiones con más feligreses en el mundo? La respuesta la sugiero en la segunda parte de este ensayo.
Es importante identificar una ideología, una concepción lo más homogénea posible que nos permita avanzar hacia una sociedad justa, que necesariamente no nos conduzca a la guerra so pretexto de la paz.
Veamos un pequeño adelanto de lo que significa una nueva concepción filosófica. Si desea leerla completa la encontrará en mi libro SEMILLAS DE PAZ-Filosofía para todos, cuando sea editado. El debate ha estado y continúa abierto.
Tercera concepción filosófica: Concepción Científica y Espiritual
Antes de Karl Marx (1818-1883) y Frederick Engels (1820-1895) que fueron amigos y colegas de concepción; se imponía el materialismo alemán con Ludwig Feuerbach (1804-1872); materialismo inglés con John Locke (1632-1704) y Diderot (1713-1784) el materialismo francés con René Descartes(1596-1650), y la dialéctica del alemán Guillermo Federico Hegel (1770-1831) y Heráclito de Efeso (544-484 a. de C.) lo que faltaba por hacer era vincular en matrimonio lo uno con la otra, y efectivamente lo hicieron Marx y Engels desarrollando el materialismo dialéctico, que une la concepción filosófica materialista con la actitud metodológica dialéctica vigente hasta nuestros días, en lo esencial; y complementariamente unieron la concepción filosófica idealista con la actitud de método mecanicista-metafísico en todas sus exposiciones; aunque no lo hicieron de la manera esquematizada y sencilla como yo la he querido presentar. En otras palabras, Marx y Engels toman los conceptos básicos, fundamentales del materialismo de Feuerbach y otros, su médula racional y lo mismo hicieron con la dialéctica de Hegel y la desarrollaron integrando el materialismo dialéctico.
Igualmente yo invito a que tomemos la médula racional del materialismo dialéctico de ellos (Marx y Engels) desechando lo que racionalmente consideremos que es el momento de desechar, sin dejar de reconocer por supuesto la grandeza de su obra; y mejorarlo en una concepción filosófica mediadora que he sugerido llamarla Concepción Científica y Espiritual, y de esta forma estaremos siendo más dialéctico, más totalizante, por que el sujeto que filosofa es materia y es espíritu.
Esta tercera concepción lleva implícita la trilogía del progreso material y espiritual de la humanidad: Unión de filósofos, científicos y religiosos; que podemos resumir así:
Fe en la ciencia y en la espiritualidad.
Reconocimiento del poder de la fe, de la razón y de la experiencia científica, sin ser excluyente, para la obtención del objetivo 1A de la humanidad: convivir felices y en paz.
Defensa del ejercicio del libre albedrío tanto en los asuntos terrenales como divinos, siempre pensando en el objetivo 1A de la humanidad.
Posibilita la alianza trina: Dios, humano y ciencia para la consecución del objetivo 1A de la humanidad. Para que sea práctica y efectiva esta trinidad es necesaria la previa conciliación de todas las religiones en torno a un solo Libro Sagrado Universal que facilite una nueva concepción teológica unificada, idea que se desarrolla en la segunda parte del presente capítulo.
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