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Nietzsche: Estado y política (página 2)


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F. Nietzsche, respecto a las formas de Estado pregona una animadversión hacia el Estado democrático (y con ello elimina toda posibilidad de darle validez o reconocimiento a la igualdad y a las mayorías) y el Estado socialista. En cierta forma es la ratificación de que las formas del Estado válidas y duraderas son las que provienen de la fuerza, de la imposición: del más fuerte, "Este es el Estado democrático, justificado por la voluntad popular. Nietzsche se indigna contra la democracia, que impone el dominio de la ley, es decir, lo impersonal, lo uniforme. Nietzsche ve en la democracia una prolongación secularizada del cristianismo: es una forma de los débiles para someter a los fuertes, por eso los plebeyos han impuesto la ley del número.

El Estado democrático se inclina hacia el socialismo, que es el final del proceso de uniformización y masificación. La hostilidad de Nietzsche hacia el socialismo no es por respecto a los propietarios; él desprecia al burgués satisfecho. Predice que, como los hombres ya no tienen religión, al final el Estado socialista tendrá que recurrir al terror."

"El dominio de las bajas formas de vida a expensas de las formas superiores es, según Nietzsche, el significado de la democracia. Democracia es mediocridad. No hay diferencia importante entre democracia y socialismo. Tanto la una como el otro predican el igualitarismo y ambos son los auténticos herederos del cristianismo y de su moral de esclavos. El cristianismo allana el camino al igualitarismo al sostener que todos los hombres son iguales en aspectos decisivos: tienen en Dios un padre común; y todos son pecadores."

Además piensa Nietzsche que el Estado -todos- son formas de degradar a los hombres, en tanto, éstos sin estar capacitados, ni saber dirigir los destinos colectivos realizan actos de gobierno y de presión que son aceptados por los gobernantes de turno. Es lo que ocurre con la muy reconocida en otras esferas políticas: la opinión publica "Todos los estados modernos ceden ante la opinión publica; Nietzsche equipara la opinión pública con la pereza privada. El gobierno de la opinión pública es el gobierno de la pereza y la molicie, que engendran la conformidad. Las sociedades modernas son, todas ellas, sociedades de masas que no solo moldean a todos los hombres dándoles una sola forma, sino una forma degradada. El periódico matutino reemplaza a la plegaria matutina. La época se enorgullece de su pacifismo: la verdad es que los hombres ya no creen en nada con fe bastante para luchar por ello"

Igualmente, va a rechazar todo lo que tiene que ver con las tendencias o corrientes políticas tradicionales: la izquierda y la derecha. De la primera sostiene que es un síntoma de crisis total y agravación de ella. De la segunda o del conservadurismo siglo XIX, la va a rechazar: porque fue muy condescendiente con los sectores democráticos, ej. Bismarck concedió el sufragio universal y una vasta legislación de beneficencia – el rey ya no era rey, era siervo-; porque reconoce el nacionalismo, del que Nietzsche piensa que es anacrónico; porque depende de la decrepita clase noble antigua; y porque es aliado del cristianismo.

En este orden de ideas, Nietzsche entiende como algo necesario y fatal que destruyan todos los valores y los ídolos decadentes de occidente entre ellos el Estado: es una necesidad inaplazable "La única salida es la destrucción del Estado, que será la obra de los espíritus libres. Estos espíritus libres tienen que empezar su rebelión reconquistando su libertad en medio de la sociedad del rebaño con todas las consecuencias, entre otras la soledad. Son espíritus aristocráticos con voluntad de poder, con coraje para intensificar el yo, para ser fieles a la vida. El amor a la vida no es amor a la larga vida. El héroe corre sin saber si llegará a la meta. Vive peligrosamente. Es lo dionisiaco: aceptar la vida de la desmesura. De estos espíritus libres, "bestias rubias" que no temen imponerse por la violencia, surgirá el superhombre, el ser soberano que, puesto más allá del bien y del mal, destruye los valores decadentes y exalta la grandeza de los valores que él crea. Estamos ante una nueva civilización basada sobre la voluntad de poder. Esta nueva civilización triunfará cuando la masa de los mediocres acepte que el mundo ha de estar dirigido por los superhombres . Es aceptación que es sumisión, por tanto no se va a conseguir por medios pacíficos."

Contrasta esta posición con la propuesta griega de Platón de considerar como el hombre ideal, al filosofo: al sabio que se prepara exclusivamente para gobernar. Es la mezcla de la naturaleza de los hombres de oro, con la preparación necesaria para dirigir la ciudad. De igual forma pensaba Sócrates. No va a ser la fuerza del hombre, sino la naturaleza y la sabiduría del gobernante "Conviene que "el filósofo sea rey o que el rey, sea filósofo". De este modo se instaura tanto contra la tradición del guerrero aristócrata, descendiente de héroes, como contra la cultura del rétor demócrata, hijo de la palabra, un orden nuevo basado en una estricta bipartición: los dominantes, seleccionados en función de su Saber, que detentan todos los poderes, y los otros, los dominados, cuya única función es permanecer en el lugar que les ha sido asignado y obedecer" . Considero que la sabiduría o la virtud Platónica recae sobre el gobernante y la sabiduría o virtud Nietzscheana recae sobre el Hombre en si. " La educación moderna ya no moldea a individuos auténticos, sino que produce especialistas. La corrupción de la educación produce por fuerza una corrupción del nivel general del gusto. De esto es síntoma la baja de nivel del estilo literario. La gente deja de hablar bien y de escribir bien pues la excelencia, como tal, puede ser rechazada"

3. La Voluntad de Poder

Para entender a cabalidad el Pensamiento Político de Nietzsche y a la vez su propuesta considero indispensable presentar, así sea sumariamente la teoría o doctrina de la voluntad de poder:

"Nietzsche sostiene que la voluntad de poder es la característica fundamental de toda realidad. Esta doctrina de la voluntad de poder es una doctrina filosófica enteramente nueva. En Así hablaba Zaratustra y en Más allá del bien y del mal, la presentación de la doctrina va aunada a un rechazo de todas las doctrinas filosóficas anteriores, pues éstas comparten la creencia en una verdad objetiva; tal creencia es, según Nietzsche, simple prejuicio. Los filósofos han hablado de una voluntad poder y han supuesto que hay una verdad que puede descubrirse mediante el pensamiento. En realidad, según Nietzsche, todo lo que han hecho ha sido tratar inconscientemente de imponer su interpretación al mundo. El pensamiento o la razón de los filósofos es inseparable de la personalidad del filosofo. La voluntad de verdad sólo es una forma de algo más básico: un deseo de superarlo y de dominarlo todo, la voluntad de poder.

En Así hablaba Zaratustra, la expresión más completa de la doctrina de la voluntad de poder aparece en el discurso de Zaratustra sobre "Superarse a sí mismo". Zaratustra ha observado los seres vivos y ha descubierto que donde hay vida hay obediencia. Pero la obediencia a algo, está en relación con el mando. Y este mando no debe buscarse fuera de la vida. El afán de superar, de mandar, de dominar, no es simple característica de la vida sino el meollo mismo de la vida….

La doctrina de la voluntad de poder difiere de doctrinas anteriores no sólo en su contenido sino en su modo. Nietzsche cree que no puede haber un conocimiento objetivo de la realidad, sino solo perspectivas de realidad. Por ello, a veces no sólo reconoce sino asevera que la doctrina de la voluntad de poder es una interpretación perspectivista de la realidad, caracterizándola como una hipótesis que hay que poner a prueba. Considera que su propia filosofía y la filosofía del futuro, de la cual su filosofía es un preludio, es un experimento, un intento que también es una tentación. Aun si puede haber solo perspectivas de la realidad, también puede haber perspectivas más o menos generales. La perspectiva de Nietzsche es la más alta jamás alcanzada porque encarna las visiones de todas las perspectivas anteriores, y porque es la primera perspectiva consciente de la ley de perspectividad. De manera similar, la teoría de la voluntad del poder expuesta por Nietzsche representa la primera conciencia de la voluntad de poder; la filosofía de Nietzsche es la primera interpretación creadora de la creatividad; Nietzsche ha alcanzado una cúspide en que no hay diferencia entre creación y contemplación. Pero esto aún significa que por fin se ha alcanzado cierto tipo de finalidad. Nietzsche se ve obligado a la vez a afirmar y a negar la verdad objetiva de la doctrina de la voluntad de poder; de algún modo, la doctrina de la voluntad de poder debe ser a la vez un atisbo de la verdad de las cosas y creación del si mismo único y creado por Nietzsche. Los argumentos en que plantea la voluntad de poder en Mas Allá del bien y del mal también son los pensamientos más privados de Nietzsche. Así hablaba Zaratustra es, como lo indica su subtitulo, "Un libro para todos y para nadie". Es al mismo tiempo una nueva Biblia para toda la humanidad y la expresión más personal de Nietzsche. Nietzsche sólo puede insinuar a los demás lo que piensa. Si acaso, puede exigir que otros se vuelvan egos auténticos y creadores. Zaratustra no desea tener discípulos. La enseñanzas de Nietzsche es un llamado creador a la creatividad, y sólo hombres creadores pueden comprenderlo.

Existe una segunda dificultad. ¿Cuáles son los límites de la voluntad de poder? ¿Es posible superarlo todo, entonces el hombre acabará por superar hasta las condiciones de desigualdad que, según Nietzsche, son indispensables para la elevación del hombre. Por último, los hombres se volverán epígonos; no quedará nada que superar. Nietzsche cree en una sociedad jerárquica, en la superioridad de los hombres sobre las mujeres y en la necesidad de sufrimiento. Pero si la voluntad de poder es todo, y si todo es posible en principio, ¿por qué no deben ser ni serán abolidas la diferencia entre los sexos o las diferencias de categoría entre los hombres? La filosofía política no tiene que enfrentarse a estos problemas porque se guía por la naturaleza. Mas para Nietzsche el hombre no tiene una naturaleza determinada. Puede haber naturaleza en el sentido del mundo exterior, pero esta naturaleza no tiene ningún valor y consiste en datos sin ningún significado. No es posible vivir de acuerdo con la naturaleza porque la naturaleza no dicta un curso de acción. Para Nietzsche la naturaleza es un problema, pero no puede prescindir de cierto concepto de naturaleza y de un principio natural de gobernar y ser gobernado, que garantizará toda jerarquía"

4. La Gran Política

"¿Que es la Gran política? La preparación del mundo para el advenimiento del superhombre: la creación de unos valores y unas formas de vivir que hagan posible el superhombre….La gran obra de arte política de los filósofos-artistas politeístas, herederos consecuentes y jubilosos de la muerte de Dios…es el "yo soy" de los dioses griegos (no el "tu debes" de Kant y los cristianos, ni el "yo quiero" del héroe)" . "La "gran política" nietzscheana no se dirige a una movilización militar de la cultura, sino al dinamismo más extremo de las propias fuerzas. Aunque se trate de una autoexigencia individual, su movimiento coincide con el pathos griego. El filósofo antiguo no se complace solidariamente con los placeres sociales más vulgares y llega a convertirse en enemigo del pueblo para salvarlo. El cometido de los hombres que preparan el futuro es autolegislador y creador de un mundo insólito. Pero la transmutación de valores, emprendida por los filósofos-artistas, encierra un aristocratismo alejado de la imposición colectiva del sacrificio: Signos de aristocracia: no pensar nunca en rebajar nuestros deberes a deberes de todo el mundo; no querer ceder, no querer compartir la propia responsabilidad; contar entre los deberes propios los privilegios propios y su ejercicio (M.B.M., 1, IX, 272) (T.V, p 227)."

La materialización de la gran política -aspecto positivo- se va a lograr en Nietzsche por un proceso de selección y un adiestramiento experimental de la humanidad. El primero es el rechazo o la aceptación de la doctrina del eterno retorno. El segundo, "es un medio de enorme acumulación de fuerzas de la humanidad, de tal suerte que las generaciones ulteriores puedan proseguir sobre la base del trabajo de las precedentes y crecer a partir de éstas, no solamente de forma exterior, sino interior, orgánica, en lo que tienen de más fuerte…En todo caso, del tenor general de este adiestramiento experimental da idea un significativo fragmento de la Gaya Ciencia: Tendencias principales: 1. Difundir el amor a la vida, a la vida propia en todas las formas. Todo lo que imagine un individuo deberá valer para los demás, inaugurándose en este punto una nueva y gran tolerancia, por mucho que contraríe nuestros gustos, si el individuo realmente aumenta su propia vida. 2. Unirse para combatirlo todo y a todos los que traten de hacer sospechoso el valor de la vida: contra los tenebrosos, los descontentos y los melancólicos. ¡Prohibir su propagación! Pero nuestra enemistad debe ser un medio para aumentar nuestra alegría. ¡Reír, bromear, destruir sin amargura! Ésta es nuestra guerra sin cuartel."

De igual pensamiento es el Profesor Fernando Prieto, "La implantación de la nueva cultura es la tarea de la gran política. Hasta ahora la política ha estado basada en los nacionalismos: es la pequeña política. Las naciones han tenido un papel en la historia; pero ya no lo tienen, porque las naciones son formas inferiores de vida de los pueblos. Hay que superar los nacionalismos. Estas afirmaciones no están pensadas en abstracto sino en el contexto europeo. Nietzsche proclama que hay que superar el sistema de los pequeños estados europeos y realizar la unidad de Europa. Tiene muy clara la idea de una Europa unida con una moneda común. ¿Cómo se llega a la unidad? ¿ violenta o pacíficamente? ¿por conquista o por consentimiento libre? La respuesta es clara: por conquista. El ejemplo a seguir es Napoleón: el nacimiento de Europa se hará a través de terribles guerras". En la actualidad la búsqueda de la unidad es una obsesión de todos los países europeos; saben que en términos de dominación política y/o económica es una necesidad prioritaria; sin embargo los métodos que invocan hoy son los del consenso, a través de una Constitución Política Europea o a través de un gran acuerdo político europeo que descanse en la unidad de intereses económicos, sociales y culturales.

5. El Superhombre

En términos políticos no se puede considerar que la propuesta política de Nietzsche tenga un contenido de originalidad o que sea una novedad en el marco teórico de las ideas políticas. Su teoría del Superhombre en términos de que debe existir el hombre ideal para direccionar el destino de los hombres comunes, ya había sido abordada cuatro siglos antes por Don Nicolás Maquiavelo en su obra "el Principie": Y dicho hombre ideal es César Borgia. La diferencia entre ambos modelos o ideales se va ha fundamentar en el contenido moral de ambos; el hombre maquiavélico va a ser un pragmático y el nietzscheano va a ser un virtuoso "Así pues hay en Nietzsche una alabanza de la lucha por la vida que no puede ser reducida a términos darwinistas, sino que es un verdadero eco de los escritos de Maquiavelo, para quien la guerra y la vida política eran manifestaciones de la virtú o fuerza vital del hombre extraordinario. Éste pertenece a una casta o "raza" -que Nietzsche jamás identificó con pueblo o nación alguno- de gentes selectas, los cuales por superioridad moral y biológica, tienden a formar la elite de la sociedad" .

El carácter específico del superhombre tiene que ver con la fuerza y ésta con lo bélico. El Superhombre de Nietzsche es un hombre de guerra. Los principios que sitúan a un combate en lo alto de una jerarquía política son así expresados por Nietzsche:

(…) Mi praxis bélica puede resumirse en cuatro principios. Primero: yo solo ataco cosas que triunfan, en ocasiones, espero hasta que lo consiguen. Segundo: yo sólo ataco cosas cuando no voy a encontrar aliados, cuando estoy solo, cuando me comprometo exclusivamente a mí mismo…No he dado nunca un paso en público que no me comprometiese: éste es mi criterio del justo obrar. Tercero: yo no ataco jamás a personas; me sirvo de la persona tan sólo como de una poderosa lente de aumento con la cual se puede hacer visible una situación de peligro general, pero que se escapa, que resulta poco aprehensible (…) Cuarto: yo sólo ataco cosas cuando está excluida cualquier disputa personal, cuando está ausente todo trasfondo de experiencias penosas (…). Yo mismo, adversario de rigueur (de rigor) del cristianismo, estoy lejos de guardar rencor al individuo por algo que es la fatalidad de milenio (Por qué soy tan sabio, E. H., 7) (T. VI, pp. 274-275)."

Lo expresado no quiere decir más que Nietzsche es un critico de lo que se conoce como los Estados Nacionales, es decir unidades políticas identificadas y diferenciadas unas de otras, y que a la vez expresa una negación de la existencia de Estados diferentes o pluralidad de Estados. Igualmente en Nietzsche existe una negación de los nacionalismos "El Superhombre dominará la tierra, pero sería erróneo imaginar este dominio como un control gubernamental en él sentido estatista habitual, pues lo que se trata de producir es… una raza de señores, cuya tarea no se agotase en gobernar; sino una raza que tuviese su propia esfera de vida, un excedente de fuerza para la belleza, el coraje, la cultura, refinamientos hasta en lo que hay de más espiritual; una raza afirmativa que pudiera concederse todo gran lujo…lo bastante poderosa para no necesitar ni la tiranía del imperativo de virtud, ni el ahorro, ni la pedantería, más allá del bien y del mal: formando un invernadero de plantas raras y singulares"

En este sentido una de las criticas mas radicales que Nietzsche va a hacer a la modernidad y con ello al mercado como renglón esencial de este tipo de sociedad es el de hombre de éxito: modelo perfecto de lo moderno. Lo que prima o sirve como marco de referencia para la colectividad va a ser el reconocimiento que los comunes hagan de otro miembro o semejante "Una falsa cualidad imbuye a la sociedad. El éxito en el mercado es símbolo de dignidad. Y para triunfar hay que ser actor: lo opuesto al ego auténtico". La virtud desaparece como meta de cualificación de la sociedad, "…la cultura occidental como una cultura en crisis. En efecto, cree Nietzsche, ésta está dominada por la vulgaridad; su héroe, el empresario capitalista, no posee la verdadera virtud maquiavélica, sino que es un vulgar explotador, incapaz de toda generosidad y de la magnanimidad del hombre superior. Es así cómo Nietzsche -sobre todo al final de su vida- da parcialmente la razón a Marx y comprende que hay mucho de auténtico en la rebelión del socialismo contra el mundo moderno. Perdura, sin embargo, su crítica contra la regimentación que él cree ser parte de una sociedad homogénea, impersonal y decadente"

La posición nietzscheana acerca de lo económico –capitalismo– no solo se reduce a lo planteado arriba. En él hay una critica de mucho más fondo, se introduce en la lucha de clases y los bemoles que ésta representa "Una lectura de Nietzsche como fiero disolvente de la moral burguesa le sustrae de la interpretación filonazi. Pero sería engañoso asociar sus escritos a causa alguna. La acción política de Nietzsche no posee teleología, desposeida de causa es voluntad inmediata y presente de realización del "hombre completo" en el mundo (Bataille, Georges, 1972). Nietzsche no admite la humillación de las fuerzas individuales a la forma económica del maquinismo. Pero tampoco es el desenmascarador de la cosificación del trabajador. En un sintomático fragmento -Aurora, 206-, Nietzsche analiza la "cuestión obrera" desde supuestos escasamente sindicalistas. A la esclavitud de la máquinas no se escapa con mejoras salariales: el despilfarro de fuerzas interiores por la acumulación exterior requiere un antídoto más radical que la esperanza de clase. Nietzsche arenga a los trabajadores de Europa a disponerse para afrontar la muerte o emigrar, antes que permanecer esclavos de las fábricas, del Estado o del partido revolucionario…"

Identificar el Superhombre en su verdadera dimensión surge como una necesidad para entender la propuesta política de Nietzsche. "No es posible describir completamente al superhombre como tipo, pues será, ante todo, un sí mismo autentico. Un ser individual y universal en si mismo. Construirá su propia vida y se daría sus propias leyes, les recomienda que sean egos auténticos, que busquen la soledad, que huyan de la vida pública, rechazar los modos establecidos de conducta y de pensamiento, a rechazar la responsabilidad política, a despreciar la mezquindad de la política cotidiana y a abstenerse de los deberes ordinarios del ciudadano. Con este carácter individualista radical del hombre, se pregunta si el superhombre puede ser gobernante, "El concepto que Nietzsche tiene del superhombre es, por ello, necesariamente vago y ambiguo. Ni siquiera es seguro que el superhombre será un gobernante. Nietzsche si habla del gobierno planetario de una nueva nobleza que tiene Nietzsche. Otras veces habla de la coexistencia de los últimos hombres y de superhombres: Los últimos hombres vivirán en comunidades que parecerán hormigueros y los superhombres recorrerán la Tierra, pero los superhombres no gobernarán a los últimos hombres y tratarán de evitar todo contacto con ellos." Para algunos doctrinantes, Niezstche propone una solución apolítica a la crisis total de la modernidad: Se pasa de la fuerza racionalizada e institucionalizada, a la fuerza individualizada y cualificada por la naturaleza y pureza del hombre. Desaparece el ser social y aparece el hombre como hombre, como individuo.

6. El Nihilismo

El nihilismo, como cualquier concepción de pensamiento, o teoría de las ideas ha tenido una evolución diversa y múltiple; tanto en lo cronológico, como en lo geográfico:

Se tiene que quién primero utiliza el término nihilismo fue en los finales del siglo XIX, en alemanía, el pensador F.H. Jacobi, que en carta a Fichte lo utiliza para indicar el carácter del idealismo como negación de Dios y absolutismo del mundo. Otros que igualmente lo utilizaron: Baader, E.T.A. Hoffmann, H. von Kleist y especialmente Jean Paul, cuyo Discurso del Cristo muerto (1797) ha sido catalogado como "alegoría del nihilismo".

Hegel habla de un "nihilismo" logico para indicar el carácter dialéctico de la lógica.

"Nietzsche considera el nihilismo como una característica de toda la historia de la cultura occidental, al menos a partir de Sócrates. Esta cultura se ha esforzado en contraponer a la fluidez de la vida y a su caos estructuras y valores estables, los cuales sin embargo han resultado ser ficciones, hasta el punto que, como escribe Nietzsche, "Dios ha muerto"….Según Nietzsche, es necesario abandonar la posición de un nihilismo pasivo y reactivo ( que considera la pérdida de Dios como una pérdida irremediable) y optar por el nihilismo activo, el del hombre que asume conscientemente sobre si mismo la responsabilidad de crear valores y leyes". "El nihilismo es una protesta contra el enfoque del último hombre. La formula del nihilismo es: nada es verdad, todo es permitido. Dado que todas las aspiraciones y todos los ideales han perdido su significado, los hombres no pueden consagrarse a una causa: no tienen ningún futuro que desear. Los nihilistas desearán la nada antes que desistir de desear. Los ideales ascéticos del cristianismo, siendo una negativa de la vida pueden verse como una forma inconsciente de nihilismo. Además, el nihilismo es consecuencia necesaria de la ciencia moderna que destruye la validez de los valores. Nietzsche piensa a veces en el nihilismo como en el futuro inevitable de Europa; otras veces, el mismo se llama nihilista. El creador de valores nuevos debe ser destructor de valores viejos."

Posterior a la postura de Nietzsche, otros pensadores han utilizado el nihilismo de diversas maneras:

Martin Heidegger, el nihilismo activo de Nietzsche, hace parte del nihilismo en general como historia de la disolución (u "olvido") del ser, del cual el pensamiento debe procurar sustraerse.

Ernst Jünger no acepta el nihilismo pesimista, pregona el nihilismo como una condición que va junto con la instauración de la más radical racionalización técnico-científica de la existencia.

Carl Schmitt. Su decisionismo se fundamenta en que en la modernidad, la legitimidad ya no se soporta en las estructuras metafísicas estables.

"Sin embargo, sigue estando viva en la cultura actual una concepción "negativa" del nihilismo, el cual en el plano político, según algunos autores, encontraría su expresión en el nazismo como política de poder y fin en sí mismo. Otro sentido no "afirmativo" del nihilismo, que sin embargo no tiene ningún rasgo nazi, puede encontrarse en la obra de Albert Camus, según el cual el reconocimiento de la absurdidad de los valores metafísicos tradicionales abre el camino a una ética fundada en valores mínimos de respecto a la vida y de solidaridad humana elemental."

En Rusia el término, a partir de 1860 se utiliza cuando la opinión conservadora y moderada llama "nihilistas" a los negadores del orden vigente y de los valores tradicionales. Presentó diferentes manifestaciones históricas o tendencias (como la denominada el grupo la Organización), todas terminaron en el proceso revolucionario bolchevique. "Más allá de sus vicisitudes históricas y políticas, que habían de agotarse en breve tiempo, el mérito del nihilismo fue recoger a mediados del siglo XIX el carácter radical que asumiría el proceso revolucionario en Rusia y de intuir la impracticabilidad en ese país de una alternativa liberal progresista…"

7. Nietzsche, Marx y Fascismo

"Podemos resumir como sigue la relación del marxismo con la filosofía política de Nietzsche: el ámbito marxista de la libertad que ha de lograrse mediante la revolución es, para Nietzsche, el ámbito del hombre último, la absoluta degradación del hombre. Nietzsche pensó más profunda, más filosóficamente que Marx acerca de lo que seguiría a la revolución.

Si Marx está inseparablemente relacionado con el desarrollo del comunismo, debe reconocerse que Nietzsche está ligado al surgimiento del fascismo del siglo XX. La relación del fascismo con Nietzsche nos recuerda la relación de la Revolución francesa con Rousseau. El problema de la conexión de Nietzsche con el fascismo no se resuelve, desdichadamente, afirmando, como suelen hacerlo muchos interpretes de Nietzsche, que éste no fue fascista, que fue critico violento del nacionalismo alemán y que habría aborrecido a Hitler. Todo esto es sin duda cierto, y decirlo muestra el absurdo de hacer una burda identificación de la doctrina de Nietzsche con las atrocidades de Hitler. Nietzsche fue un hombre con una noble visión del futuro del Hombre. Su propia delicadeza, integridad y valor brillan a través de sus escritos. También estuvo libre del burdo racismo que sería elemento importante del fascismo, y no tuvo más que desprecio al antisemitismo político. Pero queda en pie el hecho de que en varias formas, Nietzsche influyó sobre el fascismo. Acaso el fascismo abusara de las palabras de Nietzsche, pero es singularmente fácil abusar de tales palabras. Nietzsche fue un extremista, y nadie tuvo más talento que él para hacer que una opinión extrema pareciese atractiva, presentándola con gran audacia y elocuencia. Un hombre que aconseja a los hombres vivir peligrosamente, debe esperar que hombres peligrosos, como Mussolini, sigan su consejo; un hombre que enseña que una buena guerra justifica toda causa debe esperar que se abuse de su enseñanza que, a medias, había sido presentada en broma, pero sólo en broma, pero solo a medias. Nietzsche elogia la crueldad y condena la piedad, sin reflexionar lo suficiente en si realmente debe recomendarse al hombre ser más cruel de lo que él es, o sobre cuál será el efecto de semejante idea sobre hombres crueles. Nietzsche no fue racista, pero sus escritos abundan en reflexiones sobre la raza y en las posibilidades de un rejuvenecimiento biológico del hombre. Nietzsche no solo no propone ni enseña la prudencia y la responsabilidad pública; las calumnias. Por último, hay que repetir que Nietzsche es el inventor de un ateísmo de la derecha política.

Toda exposición de la filosofía política de Nietzsche no solo debe revelar las profundas ambigüedades sino también señalar las graves consecuencias de esa doctrina política. Sin embargo, ni la revelación de ambigüedad, ni una demostración de sus graves consecuencias constituye una refutación. Y aun si pudiésemos demostrar que Nietzsche estaba en el error, tendríamos que reflexionar sobre lo que el propio Nietzsche escribió acerca de Schopenhauer: "(…) los errores de los grandes hombres son venerables porque rinden más fruto que las verdades de los hombres pequeños (…)"

 

 

Autor:

Pedro Luis Pemberthy López

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