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Movimientos de migración, emigración e inmigración


    1. Definiciones
    2. Migración y globalización
    3. Movimientos migratorios dentro de América Latina y el Caribe
    4. Inmigración y Emigración en Chile
    5. Derechos de los inmigrantes en Chile
    6. Discriminación
    7. Observaciones generales
    8. Bibliografía

    Introducción:

    La presente investigación acerca de los movimientos de migración, emigración e inmigración, intenta dar un esbozo general de las principales características de estos fenómenos.

    El tratamiento de los conceptos se realiza primeramente en forma aislada para luego dar inicio a una perspectiva histórica de los movimientos migratorios en un contexto determinado, en América Latina y el Caribe y con especial atención en Chile, llegando a la situación actual en que estos se encuentran, considerando los datos que se han podido recopilar de diversas fuentes.

    El tema central del estudio se encamina a, con los antecedentes entregados, hacer un análisis en cuanto a las consecuencias e implicancias de este fenómeno en las sociedades y en las personas, pues sabemos que, quienes emigran no son cifras, sino personas que merecen respeto y una vida con dignidad.

    Definiciones

    Migración

    Esta palabra a la vez designa un desplazamiento de una persona producido por un cambio de residencia, y el fenómeno caracterizado por este tipo de acontecimiento. Para entender el concepto es necesario precisar la noción de residencia. Se hace referencia a la residencia principal, de carácter privado de la persona, excluyendo los desplazamientos cotidianos vinculados al ejercicio de una profesión, de carácter turístico, etc. Por otra parte, el estado de desplazamiento casi permanente en que se hallan ciertas personas (nómades, marinos, etc.) no permite que ese les incluya en los estudios de migraciones.

    Tipos de migración

    Migración de retorno o repatriación

    Migración que devuelve a un migrante a su lugar de partida.

    Migración estacional

    Migración de periodicidad anual, motivada generalmente por las condiciones del empleo de la persona. Esta expresión, ya consagrada, es impropia en la medida en que el fenómeno que designa no va acompañado de un cambio de residencia habitual de la persona.

    Migración externa

    Para un territorio dado, migración entre dos lugares, uno de los cuales está situado dentro del territorio y el otro del exterior.

    El territorio puede ser de definición variada; corrientemente se tratará de un país o de las diversas unidades administrativas de ese país. Según el sentido en que tiene lugar la migración se hablará de emigración o inmigración.

    Migración interna

    Para un territorio dado, migración entre dos lugares situados en el territorio.

    Migración internacional

    Es pues una forma de migración externa cuyas manifestaciones dependen de manifestaciones más o menos liberales en materia de partida y acogida. Por otra parte, aquí los motivos no son solo de orden económico (búsqueda de un empleo, de un mejor nivel de vida), sino también de orden político. Finalmente, al lado de movimientos individuales existen movimientos de masas, causados por ejemplo por trastornos políticos, descolonización, y a veces, toman la forma de desplazamientos autoritarios, como con ocasión de cambios de fronteras entre estados.

    Emigración

    Para un territorio dado esta palabra designa, a la vez, la migración de una persona desde este territorio hacia el exterior, y el fenómeno caracterizado por este tipo de acontecimiento

    Inmigración

    Para un territorio dado esta palabra designa, a la vez, la migración de una persona desde el exterior hacia este territorio, y el fenómeno caracterizado por este tipo de acontecimiento

    Migración y globalización

    La relación entre migración y globalización ha sido parte constitutiva del proceso de modernización y ha desempeñado un papel central en el desarrollo del capitalismo moderno. Su aporte más visible ha sido el abastecimiento constante de mano de obra barata y especializada.

    Las instancias de poder económico y político han encontrado diversas formas para incorporar dicha dimensión, desde el sistema esclavista instaurado en el nuevo mundo, hasta la migración indocumentada del mundo de hoy, pasando por los programas de trabajadores huéspedes que se implementan en muchos países industrializados y los actuales sistemas de selectividad migratoria, sustentados en la captación de los mejores estudiantes y los recursos humanos calificados en sectores clave para las economías desarrolladas.

    La primera fase de la globalización (desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX) fue un período de liberalización e integración comercial, basado en una intensa movilidad de capital y mano de obra. Durante ese período, en Europa se produjeron importantes movimientos migratorios tanto hacia ultramar como dentro del continente. Parte de los emigrantes buscaron en los Estados Unidos y América Latina un destino para escapar del proceso de proletarización, otros migraron del campo a la ciudad o se dirigieron hacia las principales economías europeas como mano de obra de reemplazo.

    En ese período, la región recibió un importante contingente de inmigrantes europeos, provenientes en su mayoría del sur del continente. Su llegada se explica por un conjunto de factores, entre los que resaltan las motivaciones de los europeos para emigrar al nuevo mundo en busca de tierras y nuevas oportunidades, o bien, por el objetivo de los gobiernos de la época de atraer mano de obra y colonos para poblar los territorios. Si bien la incorporación de inmigrantes europeos fue más considerable en Argentina, Uruguay y el sur del Brasil, también llegaron a todos los demás países de la región, incluido el Caribe.

    El período delimitado por las dos guerras mundiales y la depresión de 1930 se caracterizó por un retroceso en los procesos de liberalización e integración comercial que venían observándose desde mediados del siglo XIX, así como por una marcada elevación de los niveles de proteccionismo de las economías. El fin de la segunda guerra mundial marca el inicio de una nueva etapa de la globalización. Entre 1945 y 1971 hay un período de transición que termina con la crisis del petróleo; luego, desde 1970 en adelante, se gestan las bases del actual escenario cuyos rasgos principales son grandes tensiones entre migración y globalización, un agitado contexto de restricciones, confusiones e incertidumbres y un dinamismo sin precedentes de la movilidad.

    En los últimos años, un aspecto fundamental de la dinámica de las migraciones en América Latina y el Caribe ha sido la estrecha relación entre los inmigrantes y las sociedades de origen y destino: la movilidad presenta características particulares, debido a una historia de afinidades culturales, vínculos comerciales y permeabilidad de muchas regiones fronterizas, que hicieron prácticamente invisibles los movimientos en los nacientes estados naciones.

    Se puede señalar que desde la segunda mitad del siglo XX tres grandes patrones han dominado las tendencias migratorias. El primero de ellos corresponde a la inmigración de ultramar, originada principalmente en el viejo mundo. Hacia el 2000 su total acumulado descendió a 1.9 millones, que corresponde a un 41% de los inmigrantes. El segundo resulta del intercambio de personas entre los propios países de la región. Finalmente, el tercer patrón es el de la emigración hacia el exterior de América Latina y el Caribe, cuya creciente intensidad ha ido acompañada de la diversificación y ampliación de destinos y de la incorporación de la totalidad de los países en los desplazamientos. Estos patrones coexisten, aunque la importancia cuantitativa del primero ha ido decreciendo con el transcurso del tiempo

    Movimientos migratorios dentro de América Latina y el Caribe

    Cifras generales

    Según los datos censales sobre totales migratorios acumulados de que dispone el CELADE – División de Población de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en los últimos años el número de migrantes latinoamericanos y caribeños ha experimentado un incremento considerable, habiendo pasado de un total estimado de más de 21 millones de personas en el 2000 a casi 25 millones hacia el 2005. Esto quiere decir que constituyen una proporción superior al 13% de los migrantes internacionales en el mundo.

    Es importante mencionar que muchos países latinoamericanos tienen más de medio millón de nacionales en el exterior y varias naciones caribeñas tienen más de un 20% de su población en el exterior.

    Migración externa

    Estados Unidos es el destino preferente de la mayoría de los emigrantes de la región, y a la fecha alberga a 18 millones, más de la mitad del total de personas que ha emigrado a ese país. Junto con sus descendientes nacidos en Estados Unidos, los latinoamericanos y caribeños constituyen la minoría más numerosa del país.

    La comunidad "latina" es un grupo heterogéneo tanto en términos sociales como económicos, con grandes diferencias de origen nacional y étnico, distribución territorial, grado de indocumentación, integración social, inserción laboral y nivel de organización. Lo que tienen en común sus integrantes son los fuertes lazos que mantienen con los países de origen. Prácticamente la mitad de los latinoamericanos y caribeños vive como indocumentados en los Estados Unidos.

    Simultáneamente, se observa una ampliación y diversificación de los países de destino. Los factores de expulsión, la demanda de trabajadores especializados y la aparición de redes sociales (que en algunos casos se suman a los vínculos históricos) explican que en los años noventa y los primeros cinco años del presente siglo hayan ido aumentado las corrientes de latinoamericanos hacia Europa (sobre todo a España), Japón y Canadá. Alrededor de 2000, un total estimado de cerca de 3 millones de latinoamericanos y caribeños había abandonado la región y residía en distintos países fuera de Estados Unidos. España es el segundo destino de la emigración regional y en 2004 reunía a 1,2 millones de personas, contingente que sigue creciendo y representa casi la mitad de los extranjeros que han ingresado a ese país desde el año 2000.

    Migración interna

    Se observa además la vigencia de la migración intrarregional, que conserva algunos de sus rasgos tradicionales —dado que los principales países de destino siguen siendo Argentina, Costa Rica y la República Bolivariana de Venezuela— y simultáneamente ha registrado cambios, pues hay países que combinan su condición de receptores con la de emisores, de tránsito y retorno; tal es el caso de varios Estados insulares del Caribe, México, los países del Istmo Centroamericano y algunos del Cono Sur.

    A comienzos del actual decenio, los migrantes intrarregionales sumaban cerca de 3 millones de personas, que se desplazaban fundamentalmente entre países fronterizos o cercanos, lo que coincide con las iniciativas destinadas a facilitar la movilidad en el ámbito de la Comunidad del Caribe (CARICOM), el Mercosur y la Comunidad Andina. En Centroamérica los avances han sido más lentos, aunque también hay interés por reducir las restricciones a la movilidad dentro de esa subregión.

    Mujer y Migración Internacional

    La migración internacional en América Latina y el Caribe tiene un sello que la distingue de la de otras regiones: la creciente participación de las mujeres y su mayoría porcentual en numerosos flujos, sobre todo en los más recientes. Las tendencias de la participación femenina conllevan alteraciones cualitativas en los significados y consecuencias de la migración internacional.

    Estas tendencias se identifican en varias corrientes intrarregionales, en las de sudamericanos hacia los Estados Unidos y Canadá y, especialmente, en las dirigidas a Europa. La composición de los flujos según género tiene una estrecha relación con el grado de complementariedad entre los mercados de trabajo de los países, la demanda laboral en actividades de servicios, los efectos de las redes y las modalidades de la reunificación familiar.

    La migración intrarregional en América Latina y el Caribe presenta, además de la feminización de los flujos, una mayor concentración en zonas urbanas, un aumento de la migración de personal calificado entre países y una menor incidencia de carencias habitacionales entre los inmigrantes nacidos en la región en comparación con los nacionales de los países de destino.

    Pero tal vez lo más llamativo sea el alto porcentaje de migrantes ocupadas como trabajadoras del hogar (27%), lo que significa que se está generando un mercado transnacional de mano de obra constituido por redes de mujeres que prestan servicios de trabajo doméstico y desempeñan otras ocupaciones que muestran que el mercado de trabajo, para suplir su demanda de mano de obra flexible y barata, hace uso de identidades laborales construidas a partir de las relaciones de género.

    Inmigración y Emigración en Chile

    Inmigración en Chile

    El Censo de 2002 da cuenta del aumento de la presencia de inmigrantes en Chile. De acuerdo a este, en Chile existen 195.320 extranjeros residentes, de los cuales 50.448 son argentinos, 39.084 peruanos, 11.649 bolivianos y 9.762 españoles. Estas cifras reflejan el gran aumento que ha experimentado la inmigración en Chile, a lo largo de los últimos años. De hecho, el flujo migratorio ha incrementado en un 75% desde 1992 al 2002 solamente.

    Junto al acrecentamiento de la inmigración, se advierte un aumento femenino de la misma. El caso de los inmigrantes peruanos es muestra clara de dicho fenómeno, pues un 63% corresponde a mujeres.

    A su vez, del total de inmigrantes en el país, se estima que unos 15.000 son irregulares. De este modo, el porcentaje de irregularidad migratoria es bajo en relación con el total de inmigrantes en el país. Debe tenerse presente que la condición de irregularidad acarrea situaciones tales como el no respeto de los derechos básicos de estas personas.

    Si bien existe una presencia significativa de personas inmigrantes en Chile, no se cuenta con una legislación que regule de manera íntegra su situación. En efecto, la normativa existente se limita al Decreto Ley 1.094, del año 1975, al Reglamento de Extranjería (Decreto Supremo 597 de 1984) y al Decreto Supremo 5.142 de 1960.

    Esto resulta particularmente grave, si tenemos en consideración que la inmigración, lejos de ser un fenómeno que esté disminuyendo en Chile, va claramente en aumento. Más aún, se proyecta que los flujos migratorios, especialmente de algunos de nuestros países vecinos, podrían incrementarse.

    El DL 1.094 regula el ingreso, residencia, permanencia definitiva, egreso, reingreso, expulsión y control de los extranjeros a Chile. Sin embargo, no reconoce la realidad de los inmigrantes económicos, que constituyen una importante porción de los inmigrantes que llegan a Chile actualmente, especialmente tratándose de personas de origen peruano, boliviano y ecuatoriano. Es más, el DL en cuestión prohíbe la entrada al país de aquellas personas que no tengan o no puedan ejercer su profesión u oficio, o carezcan de recursos que les permitan vivir en Chile sin constituir carga social. Así, la normativa chilena solamente reconoce como "residente" a los sujetos a contrato, estudiante, temporario, con asilo político o refugiado.

    Aun en los casos que la misma ley reconoce, la aplicación efectiva de la norma muchas veces queda sujeta, en la práctica, al criterio discrecional del funcionario de la policía de migraciones que esté llevando el trámite de ingreso en los puestos fronterizos.

    Emigración en Chile

    La emigración en Chile es un fenómeno interesante, ya que se calcula que cerca del 6% de la población chilena vive en el exterior del país. La magnitud de esa cifra hizo que la prensa, e incluso un representante del gobierno (el ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Walker), calificara a los emigrantes chilenos como la «XIV Región de Chile»

    De la cifra de chilenos que residen en el exterior, se estima que 487.174 nacieron en Chile y 370.607 son hijos al menos de un progenitor nacido dentro de nuestras fronteras. De ellos, el 50,1% vive en Argentina, el 13,3% en Estados Unidos y el 4,9% los hace en Suecia. Sin embargo y, pese a lo que se ha pensando estimando como una barrera para aprobar el derecho a voto –actualmente en trámite- en estudio determinó que entre las principales motivaciones que tuvieron los compatriotas se encuentran: razones económicas (40,1%), motivos familiares (30,8%) y sólo un 12,1% lo hizo por causas políticas.

    Dentro de la minoría de chilenos que emigraron por razones políticas, la mayoría lo hizo a raíz de un periodo de la historia reciente de Chile, el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. A partir de ese momento, varios chilenos que tenían intereses políticos contrarios al régimen militar de Augusto Pinochet comenzaron a dejar el país por miedo a represalias, además el mismo gobierno exilió a muchos detractores.

    Así comenzaron a emigrar a los países vecinos, que acogieron a mucha gente. Los países europeos recibieron un número no determinado pero muy importante en cantidad de estas personas y muchas también con el estatus de refugiados políticos. En Suecia había más de 25.000 chilenos refugiados políticos, y en los años 80 para vigilarlos, la diplomacia del gobierno militar envió como Cónsul General en Estocolmo a un general militar proveniente de la DINA. Australia también alberga más de 23.400 inmigrantes chilenos, más sus descendientes.

    Los chilenos que emigraron, lo hicieron fundamentalmente a la Argentina (de los 857.781 chilenos en el exterior, allí viven entre nacidos en Chile e hijos de chilenos que optaron por la nacionalidad 430.000), además de Estados Unidos y Europa donde por lo general emigran por razones económicas.

    Derechos de los inmigrantes en Chile

    Derecho al Trabajo

    La inmigración en Chile se caracteriza en la actualidad por estar fuertemente influenciada por la variante laboral. Las condiciones a las que se ven enfrentadas estas personas al llegar a Chile, sin embargo, suelen atentar contra sus derechos humanos. Así, tratándose del plano laboral, se ha advertido que la apertura de las fronteras a la libre circulación de capital y productos no se ha acompañado de la libre circulación de trabajadores.

    De hecho, se estima que los mayores abusos a los que se ven enfrentados los migrantes se dan en el plano laboral. En el caso específico de los migrantes peruanos, resulta interesante advertir que, no obstante poseer un nivel educacional bastante elevado, las condiciones laborales a las que se ven enfrentados siguen siendo muy precarias.

    En efecto, una encuesta realizada a 408 migrantes peruanos en Chile revela que el 94% ha terminado estudios secundarios, y un 42% ha seguido estudiando. Sin embargo, los migrantes peruanos suelen desempeñarse en aquellos ámbitos de menor calificación, peor remuneración y mayores niveles de riesgo.

    Por regla general, los trabajadores migrantes carecen de contrato laboral en Chile. El Reglamento de Extranjería establece un conjunto de requisitos para obtener una visa sujeta a contrato, los cuales resultan bastante gravosos. De esta manera, el empleador se ve obligado, entre otras cosas, a comprometerse a pagarle al empleado migrante y a su familia un pasaje de regreso a su país o al que acuerden las partes. Los abusos de que son objeto los trabajadores migrantes son particularmente graves en caso de ser indocumentados, pues se ven expuestos a prácticas abusivas, tales como los bajos sueldos y las extensas jornadas de trabajo.

    Al respecto, se ha advertido que los derechos laborales de los inmigrantes no se podrán menoscabar, ni aun en caso de irregularidad migratoria. Consecuentemente, el Gobierno se ha propuesto "Fomentar la regularización de los trabajadores migrantes que se encuentran indocumentados, así como también promover la regularidad de los trabajadores migrantes que manifiesten intenciones de residir en Chile".

    Por otra parte, cabe advertir que, según hemos visto, la mayoría de los migrantes peruanos en Chile son mujeres. Al respecto, puede concluirse que una de las razones de esto es el incremento de la demanda de trabajadoras en el servicio doméstico puertas adentro, demanda que está siendo satisfecha por migrantes que son, principalmente, peruanas. Estas mujeres, sin embargo, a menudo deben lidiar con condiciones laborales precarias, donde la violación de sus derechos es una cuestión cotidiana.

    Al respecto, un informe de la Organización Internacional del Trabajo da cuenta que el 38,88% de las empleadas domésticas encuestadas declaran trabajar 6 días a la semana, con un mínimo de 12 horas diarias. Un caso paradigmático es el caso de Ruth Fanny Alcántara, inmigrante peruana de 35 años. Ella trabajó por un año como empleada doméstica de una capitán de Carabineros, tiempo tras el cual fue despedida. Al serlo, fue sacada a empujones a la calle por un grupo de carabineros de la 33 Comisaría de Ñuñoa. En virtud de esto, la afectada presentó, con el patrocinio de la Clínica de Acciones de Interés Público y Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales, una demanda por despido injustificado, el 25 de mayo de 2004. Esta demanda se encuentra aún pendiente de resolución.

    Derecho a la salud

    Según lo dispuesto en el artículo 2º de la Ley 18.469, los servicios de salud no podrán negar atención a quienes la requieran, ni condicionarla al pago previo de aranceles o tarifas fijados a este afecto. A su vez, la política migratoria de Chile no contempla limitación alguna en lo que se refiere a la atención de ciudadanos extranjeros. En el caso específico de las mujeres embarazadas, se ha suscrito el Convenio de la Mujer Embarazada, entre el Ministerio del Interior y el Ministerio de Salud, conforme al cual podrán acceder a controles de salud aun aquellas mujeres que se encuentren en condición de residencia irregular.

    En los hechos, sin embargo, la llamada atención universal está lejos de ser una realidad. En efecto, un diagnóstico realizado a una muestra de 145 personas –33 familias– en las que existían 64 niños y niñas, residentes principalmente en las comunas de Independencia y Recoleta, da cuenta que la mayoría de los niños y niñas inmigrantes no se encuentran inscritos en los consultorios de salud, ascendiendo a 73,4% el total no inscrito, y a nada más que 26,6% el total inscrito. Tratándose de los padres, la situación es algo mejor, alcanzando un 54,5% el total de inscritos, y 45,5% el total de no inscritos.

    El bajo nivel de inscripción obedece a que el 52,5% de las niñas y niños tienen problemas de irregularidad legal, tales como tener la visa vencida, en trámite o haber ingresado de manera irregular a Chile. Al encontrarse en situación de irregularidad, estas personas no tienen la posibilidad de obtener un RUT, que constituye el requisito básico para poder inscribirse en los consultorios de salud. Este requisito, sin embargo, lleva a que se haga caso omiso del hecho de que, aun a falta de documentación, los migrantes siguen siendo seres humanos, titulares de derechos, incluido, desde luego, el derecho a acceder a la salud.

    De estos niños, un 15%, estando enfermo, concurrió al consultorio de salud pública, en el cual se les negó la requerida atención médica. Tratándose específicamente de inmigrantes peruanos, la Organización Internacional del Trabajo ha informado que de 408 encuestados, el 46% dice no tener acceso a prestaciones de salud. Tal es el caso del nacional peruano Luis Pimental Román, quien, encontrándose en Chile con visa de turista al día, sufrió un accidente de bus, producto de lo cual se le diagnosticó un hígado con filtración grasa y ruptura de la pared abdominal. El

    Centro de Referencia de Salud Cordillera le negó la atención de salud, aduciendo que no se le prestaba atención médica a nadie que no poseyera carné de identidad y agregando, además, que se le había instado a regular su situación34. Ante esta situación, el afectado interpuso un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones, el que fue acogido.

    La situación de los migrantes que se encuentran en estado de regularidad tampoco resulta muy alentador. Ello dice relación con el hecho de que suelen no contar con contratos de trabajo, cuestión que les impide acceder tanto al sistema de ISAPRES como a FONASA. Ante esta realidad, suelen intentar obtener una Tarjeta de Indigencia, la cual es otorgada por las Municipalidades a aquellas personas de condición económica de pobreza o extrema pobreza, que cuenten, además, con carné de identidad. Pero en las Municipalidades, los migrantes suelen verse expuestos a situaciones de discriminación con base en su nacionalidad o etnia35.

    Derecho a la educación

    El año 2003, el Ministerio de Educación, junto al Departamento de Extranjería y Migración, la Secretaría General de Gobierno y el Consulado peruano, firmó un acuerdo estableciendo que todas las niñas y niños inmigrantes tienen derecho a matricularse en los establecimientos educacionales de Chile en forma provisoria, en caso de no contar con los certificados de estudio debidamente visados36. Dicho derecho no se circunscribe únicamente a los hijos de inmigrantes peruanos, sino que el Estado le garantiza a todos los hijos de extranjeros el acceso a la educación, cualquiera sea la condición migratoria de sus padres.

    El ejercicio de este derecho, sin embargo, en la práctica ha estado lejos de ser una realidad. Ello se debe, en gran medida, al desconocimiento que existe del mismo por los mismos funcionarios responsables de velar por su implementación, sin mencionar a las personas inmigrantes a quienes pretende beneficiar.

    Si bien el acuerdo establece la posibilidad de obtener matrículas provisorias, no hace referencia alguna a la subvención, lo cual ha dado lugar a rechazos de matrícula por parte de los establecimientos municipales y subvencionados. En el caso de que niños y niñas inmigrantes logren, efectivamente, matricularse en algún colegio, cabe señalar que, estando dentro del mismo, suelen ser objeto de discriminación tanto por parte de sus profesores como de sus pares. Así, una niña peruana de 11 años relata que la profesora"dice que los peruanos somos sucios, flojos y malcriados"

    Al respecto, una encuesta realizada por la UNICEF da cuenta de que casi la mitad de los encuestados (46%) cree que una o más nacionalidades son inferiores a la chilena, dándose los mayores prejuicios tratándose de peruanos, bolivianos y argentinos. Esta discriminación resulta particularmente grave, en tanto que ha sido identificada como el principal motivo de deserción escolar entre las niñas y niños inmigrantes.

    Discriminación

    Las violaciones a los derechos de los inmigrantes a los que hemos hecho referencia se ven agravadas, cuando no motivadas, por la cultura de la discriminación que impera en Chile.

    Tratándose, en particular, de inmigrantes de origen peruano, boliviano y ecuatoriano, esta discriminación es patente y se manifiesta en los distintos ámbitos del quehacer cotidiano. En educación, el campo laboral, el trato policial, los servicios de salud; en la calle, en la micro, en las bromas que se cuentan en la televisión; todos son espacios que, lejos de constituir una cultura de acogida, manifiestan una y otra vez la xenofobia de una parte importante de los chilenos.

    Cuando se habla de inmigrantes, las imágenes que priman son las de "ilegales", "gente de escasos recursos" y de ser los culpables de los índices de cesantía. Así, tratándose específicamente de inmigrantes peruanos, se ha revelado que la xenofobia hacia ellos es mayoritaria en Santiago, con un 53%, en tanto que en Iquique alcanza el 46% y en Temuco el 41%.

    Actualmente no existe una política nacional que se haga cargo de la xenofobia, cuestión que se encuentra en clara contradicción al rol que el mismo Gobierno ha dicho que debe ejercer, en orden a "facilitar la integración armoniosa de los extranjeros que legalmente residan en Chile a la comunidad nacional, promoviendo para este efecto la igualdad de trato en materia laboral, seguridad social, derechos culturales, y libertades individuales".

    Las actitudes discriminatorias de los chilenos frente a los inmigrantes ponen de manifiesto la necesidad de diseñar una política estatal armónica y garantista para enfrentar el tema de las migraciones, que no se limite a establecer los requisitos que se exigen para el ingreso y permanencia de extranjeros al país, sino que contemple, además, el conjunto de garantías de los que son titulares estas personas.

    Un caso emblemático en materia de discriminación contra personas inmigrantes que ocurrió en 2004 y que llamó la atención de las autoridades fue el que afectó a una niña ecuatoriana de 15 años en su colegio de la ciudad de Antofagasta. Ella llegó desde Ecuador con su madre por motivos familiares y se matriculó en el colegio Mario Bahamonde, donde fue objeto de bromas y burlas por parte de sus compañeros de curso. La niña, al sentirse discriminada por su acento y color de piel, decidió irse a su país, sin siquiera decirle a su madre, intentando salir desde Arica. Sin embargo, como no contaba con la documentación necesaria, fue enviada a Antofagasta.

    Cuando esta noticia se hizo pública, el Ministro de Educación, Sergio Bitar, se mostró preocupado por la situación, entregándole público respaldo a la niña y a su madre; por lo pronto la Corporación Municipal de Desarrollo le ofreció a la niña atención sicológica y la inserción a un programa de integración y nivelación escolar.

    Junto con lo anterior, así como sobre la base de entrevistas sostenidas con el Vicecónsul de Bolivia en Chile y funcionarios del Consulado de Perú, es posible sostener que las personas que llegan a Chile para encontrar mejores situaciones laborales que en sus países, por lo general no recurren a los tribunales para hacer valer sus derechos, toda vez que no los ven como instancias accesibles y eficaces para superar las prácticas discriminatorias.

    Observaciones generales

    Los migrantes constituyen un grupo particularmente vulnerable, como hemos podido ver, sus derechos no sólo como trabajadores sino también como seres humanos son sistemáticamente violados. Esta situación se debe a que se encuentran fuera de sus países de origen, esto trae consigo una serie de dificultades debidas, en algunos casos, a la diferencia de idioma, costumbres y cultura, así como obstáculos económicos y sociales para el retorno de migrantes indocumentados o en situación irregular, lo contribuye a empeorar la situación de los migrantes.

    En base a todo lo que se ha expuesto, caemos en lo obvio, es urgente eliminar la discriminación racial contra los migrantes en aspectos fundamentales como el empleo, los servicios sociales, incluidos los de educación y salud, así como en el acceso a la justicia, y que el trato que se les da debe ajustarse a los instrumentos internacionales de derechos humanos, sin racismo, discriminación racial, xenofobia ni formas de intolerancia.

    Sin embargo esto se torna una utopía "gracias" a la influencia de los medios de comunicación, que se encargan de difundir imágenes falsas que promueven en la conciencia colectiva la instalación de estereotipos negativos de grupos y personas vulnerables, en este caso, de los migrantes y refugiados. Esto ha motivado la difusión de sentimientos racistas y xenófobos entre el público haciendo de estos grupos blanco de discriminación, hostilidad e incluso violencia. Como lo que sucedió en nuestro país con una familia camerunés.

    Las reacciones de los chilenos ante la inmigración que recibe nuestro país son diversas y muy similares a las de otros países receptores de inmigración. Para ciertos grupos, el crecimiento en el número de inmigrantes representa una "invasión" que quita el campo laboral a los ciudadanos y critican la política "permisiva" del Gobierno. Sin embargo, existen otros grupos que consideran beneficiosa la inmigración como forma de diversificación del país. Plantean además que la inmigración es un proceso demográfico natural del ser humano y que también los chilenos han emigrado por diversas razones a lo largo de la historia. Ya sean partidarios o contrarios a la inmigración a Chile, los chilenos nos encontramos en constante debate sobre el tema, generando, como ya se ha dicho actitudes xenófobas.

    La constante rivalidad entre Chile y Perú más el aumento explosivo de los inmigrantes peruanos ha producido un resurgimiento de la xenofobia en contra de éstos.

    Los inmigrantes peruanos, llamados despectivamente como cholos, son motivo de continuas burlas e insultos por parte de diversos grupos e incluso en más de alguna oportunidad han sido atacados violentamente por grupos neonazis.

    En este punto volvemos al tema de los medios de comunicación, quienes se han encargado de mostrar el peor lado de los inmigrantes provenientes de los países vecinos, es decir, difundir estereotipos negativos que generan sentimientos de rechazo hacia ellos, lo que gatilla la discriminación, subestimación y hostilidad. Lo anterior no es menor, ya que todos caemos en este juego, muchas veces no en forma conciente, lo que es aún peor, ya que nos hacemos acreedores de un doble discurso, donde por una lado reprochamos la discriminación y apoyamos los derechos humanos; y por otro, ejercemos la discriminación sin darnos cuenta y tal vez no en forma agresiva, pero si en sutilezas como utilizar apodos peyorativos para nombrar a los inmigrantes o considerarlos de una menor categoría.

    Al igual que en el caso de los peruanos, la mayoría de los inmigrantes de origen boliviano sufren en diversas oportunidades de xenofobia por parte de los chilenos. Lo que se ha acrecentado luego de los conflictos de mar con el país vecino.

    Sin embargo, nos atrevemos a decir que nuestro país ejerce una discriminación selectiva, ya que nuestra reacción (al menos la del común de las personas) ante inmigrantes europeos o norteamericanos, con esa fisonomía que tanto llama nuestra atención hasta el punto de subestimarnos a nosotros mismos, es considerablemente distinta a la que tenemos con los inmigrantes de los países vecinos.

    La necesidad de buscar soluciones a este problema es evidente. Es aquí donde entran jugar conceptos que debemos comprender y considerar aplicar. Como el multiculturalismo que incentiva la diversidad cultural en una sociedad multiétnica, acentuando oficialmente el respeto mutuo y la tolerancia a las diferencias culturales dentro de las fronteras nacionales.

    Debemos entender que la diversidad cultural es un hecho positivo, que mejora y enriquece a los países, ya que cuando se logra una buena convivencia entre culturas diferentes aumenta el desarrollo cultural de sus ciudadanos.

    Para lograr una buena convivencia con los inmigrantes es necesario desarrollar la habilidad de ser un buen comunicador intercultural, siendo capaces de interactuar con la otra cultura, dejando fuera los prejuicios, desarrollando la empatía. Esto esta cargado de mucho idealismo, pero la idea es que esto pase de ser una buena intención.

    Es imposible abordar conceptos como los de migración, emigración e inmigración sin entrar en temas como la discriminación, xenofobia o multiculturalidad, comunicación intercultural, por nombrar algunos. Esto para lograr una comprensión cabal del tema contextualizándolo en una realidad o contexto que nos permite entender los conceptos en forma dinámica y clara.

    Bibliografía

    Diccionarios

    • Presta, Ronald: Diccionario de demografía. Ediciones OIKOS-TAN.SA. Barcelona, España. 1987.
    • Pratt Fairchild, Henry: Diccionario de sociología. Editorial Fondo de cultura económica. 1979.

    Artículos de Internet

    • CEPAL : "Migración internacional, derechos humanos y desarrollo en América latina y el Caribe", en: www.acnur.org/biblioteca/pdf/4089.pdf
    • González, Felipe: "Derechos humanos de las personas inmigrantes" en www.udp.cl/derecho/noticias/informe/derechos_inm.pdf
    • "Radiografía a los Chilenos en el Mundo" artículo en http://www.chile.com/tpl/articulo/detalle/ver.tpl?cod_articulo=68730

    Otras fuentes de Internet

     

    Paula Castillo Torres

    Chile

    Estudiante de Pedagogía en Lenguaje, 3er año Fecha trabajo: abril de 2006